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VILAR, Pierre Iniciacién al vocabulario del andlisis histérico Ed. Critica, Barcelona 1980, 315 pp. INTRODUCCION Este libro de Vilar, a pesar de la modestia de su titulo, es un verdadero tratado de teoria y metodologia histéricas. En efecto, al estudiar los términos "Historia; Estructura; Coyuntura: Clases sociales; pueblos, naciones y Estados; y Capitalismo" (mas un apéndice sobre el concepto "Economia campesina"), expone una concepeién de la historia y una metodologia concreta del anilisis histérico, fundados en criterios estrictamente marxistas. Aparentemente muestra un criterio flexible, haciendo concesiones a otras teorias que han mostrado en algin punto resultados distintos de los previstos en su concepcidn histérica aprioristica; pero estas "concesiones", son mas bien formales © se refieren a aspectos coneretos, a matices, que no desencajan en absoluto de su. esquema tedrico, de su visidn global de la Historia y de su mecénica, Desde el punto de vista metodolégico, el libro no trata de probar nada, sino de aplicar la concepeién marxista de la historia, y como ésta supone una interpretacién del mundo, una filosofia del proceso histérico y de sus "causas" su método es hacer encajar odo en su concepcién mecénica del proceso histérico, colocandose en una actitud “dogmatica", aunque no lo aparente al descender a casos coneretos. Para Vilar, las "relaciones de produccién", y su corolario, la lucha de es, son cl motor de la historia, las que definen y determinan los miltiples aspectos del proceso histérico. Estos aspectos (instituciones, cultura, actitudes psicoldgicas, etc.) no son mas que expresiones de intereses de clases, subordinadas a las leyes de la dialéctica, Admite la existencia de de “eontradicciones" secundarias, temporales, transitorias, que a lo sumo, frenan o aceleran el proceso implacable del desarrollo historico, marcado de manera taxativa por la lucha de clases. Son meros accidentes, en un proceso predeterminado. Es en este limitado terreno, donde Vilar admite la accién efectiva de grupos ¢ incluso de individuos. CONTENIDO Y VALORACION DOCTRINAL 1, SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA Al enfrentamos con el término historia, Vilar sefala que la mayor dificultad para definirlo radica en que “historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de este conocimiento". La historia-conocimiento es una construccién en grado mucho mayor que una construccién de los fisicos, puesto que toda afirmacién de éstos puede experimentarse, mientras que en la historia, en el mejor de los casos (es decir, cuando existe documentacién suficiente), se puede verificar un hecho, pero nunca la interpretacién. Un fisico puede decir, en presente condicional: "si hiciera esto, sucederia aquello" y puede verificar la validez de su hipétesis. En cambio el historiador, en situacién semejante, tendria que utilizar el pasado condicional: "si se hubiera hecho esto, hubiera sucedido aquello” y, ademis, no tiene medio de probarlo. Sin embargo, si la historia quiere ser una disciplina cientifica ha de superar la fase de "constatar" hechos, que no es un ofieio enaltecedor, para "entender-explicar", "eon el fin de poder actuar". Volveremos sobre este ultimo punto, pues con la acepcién que le da Vilar, encierra una postura muy clara. Vilar, antes de abordar esta cuestién capital de si la historia puede ser una ciencia explicativa, razonada analiza una expresién que se dice con frecuencia: “la historia me juzgard...". Fidel Castro, en la defensa que hizo de si mismo ante el tribunal encargado de juzgarle por el intento de asalto al cuartel Moncada empleé una serie de alegatos que se resumian en la afirmacién: "La historia me absolvera". Esta expresién, puede encerrar dos sentidos: el principal, el de que el tribunal va a condenarme, pero el “recuerdo colectivo" que acabara conservandose de este hecho me seri favorable. Este sentido, para Vilar, corresponde a un juicio moral, que puede cambiar, pues refleja el criterio de la “historiografia dominante" en cada momento, y, por tanto, se sittia en el mismo terreno de la mera historia-tradicién o historia-recuerdo. Pero también cree Vilar que tiene otro segundo significado: "como todo juicio moral tiene implicaciones iticas que surgen a su vez de las luchas concretas, en especial de las luchas de ses"; por ello, la mayor parte de las acciones de los hombres que han desempefiado un papel importante, han originado dos corrientes histéricas ‘opuestas, adversa una, y favorable otra. Y puede ocurrir que la causa triunfante legue a eliminar toda la historiografia adversa. En efecto, escribe Vilar, la revolucién cubana triunfo y la revision del juicio actual sobre la actuacién de Castro no ha dependido tnicamente de los que escriben historia, sino también de los que la hacen. Vilar eree que "el alegato (de Castro)... consistia menos en demostrar que la rebelién de los acusados cra moralmente justa, que en demostrar que era justa politicamente, a saber en el sentido intelectual de la palabra. Frente a.un sistema sociopolitico ya absurdo, la rebelién se presentaba como "necesaria" a mas 0 menos largo plazo. Con cllo el problema se plantea en los términos de la posibilidad de una previsin inteligente de los hechos a partir de un analisi correcto de sus factores. La historia invocada no es entonces la historiografia escrita que juzga moralmente un acto o un hombre, sino la historia-materia, la historia-objeto que, con su dindmica propia, zanja un debate a la vez teérico y prictico, dando la razén con los hechos, a quien ha sido capaz del mejor andlisis "Me objetaréis que la historia asi entendida ¢s el mecanismo de los hechos sociales, no sdlo pasados, sino presentes y futuros, lo que en materia de conocimientos constituye el tema de la sociologia, y en materia de accién el tema de la politica. Pero {qué otra cosa se propone la historia que no sea, en el mejor de los casos, edificar una sociologia del pasado, y de forma frecuente —durante mucho tiempo la mas frecuente— reconstruir una politica? En ambos casos esta claro que la materia de la historia es la misma que la que tratan los socidlogos y que la que manejan los politicos, por desgracia casi siempre de manera empirica” (pp. 19-20). En esta exposicién, Vilar incurre en dos importantes errores, que nacen de su concepcién idcolégica. Es evidente que la historiografia, si no se reduce a una mera exposicién de los hechos —y aun en este caso—, sino que trata de proporcionar una interpretacién de tales hechos, puede cambiar y de hecho cambia, con el tiempo. Pero el cambio de opinién, de juicio, sobre una determinada actuacidn personal o colectiva, no es algo que se produzca siempre como parece afirmar Vilar, para quien toda opinién es un reflejo de la “historiografia dominante”, la realizada por la clase dominante en cada momento y, por tanto un cambio de "juicio moral"; pero adviértase que este adjetive en boca de Vilar no correspondé a una moral natural y cristiana, que es siempre —se cumpla 0 no— una moral objetiva, que no puede cambiar; lo que puede variar es el juicio de las personas sobre ciertos acontecimientos ya ocurridos, de acuerdo con su. peculiar manera de ver las cosas, sus intereses, sus gustos, sus convenieneias, ete. Vilar esti hablando, naturalmente, de la moral relativista propia de su ideologia marxista. Un segundo error es el de identificar la historia-materia con la historia-relato. No es evidente que toda accién concreta —en este caso la decisién de una persona importante y, por tanto, trascendental en su momento suscite necesariamente dos opiniones, favorable una y adversa la otra. Aparte de que las posturas pueden ser més numerosas y mas matizadas, Vilar, con un criterio puramente marxista, considera que la historia-ciencia no ¢s solamente un cjercicio estético, ni siquiera estrictamente cientifico en el sentido objetivo de la palabra, Para él es cientifica por su intencionalidad, su objetivo: el de la previsién de los hechos futuros en orden a la accidn. Castro —nos dice Vilar— en ese momento tenia una clara visién histérica, porque habia realizado un anilisis correcto de los factores: frente a un sistema socio-politico absurdo, la rebelién se presentaba como "necesaria" a mas o menos largo plazo, y por ello estaba seguro de que el futuro le daria la razén. Aqui Vilar, meiodolégicamente, parece considerar que la historia-ciencia es la historia-materia, porque el correcto conocimiento (0 "cientifico") de los hechos (que ya estin predeterminados y van a ocurrir) conduce, segiin Vilar, necesariamente a la accién, a tomar una postura ante los hechos. Todo estudio histérico, cientificamente claborado, aboca a la accién, ya que cl conocimiento de la realidad descubre la ineludible necesidad de actuar, conduce a una politica determinada. Es evidente que todo estudio, todo anilisis histérico, influye de alguna manera en el historiador, en cuanto le facilita una experiencia del fluir de la historia, y, por tanto, le proporciona clementos basicos para actuar en la vida Puede aceptarse la afirmacién de Aristoteles de que la historia nos proporciona la "prudeneia", que coincide m4s 0 menos con el dicho de Cicerén: “historia magistra vitae", en el sentido de que el conocimiento del pasado conduce a una mayor experiencia, a facilitar una actuacién més correcta y conveniente en casos © situaciones anlogas. En este sentido, no seria innecesario que el politico conocicra mejor la historia. Pero cosa muy distinta es lo que Vilar afirma. Para él la historiografia es un conocimiento de algo que tenia que suceder de aquella manera, y, por tanto, ese conocimiento le reafitma en sus convicciones y le ayuda para la accidn. Es el aspecto prictico de la historia marxista que descubre lo ya existente, a la vez que con su estudio favorece la accién, y la transformacién del mundo en el sentido que el marxismo propugna. El estudio de la historia para un marxista no es un ejercicio cientifico, en el sentido correcto de la palabra, sino la comprobacién o exposicién de sus tesis. Vilar resume en tres las principales cortientes dado hasta el presente: historiogrificas que se han 1) Para muchos, la materia de la historia es cualquier hecho pasado. Es la de la historia erudita 2) Para otros, la historia es el terreno de los hechos destacados, conservados por la tradicién, el recuerdo colectivo, los relatos documentales. "Conocimiento ya mas claborado (...) fundado en una eleecién de hechos que no tiene nada de cientifica, y asaltado inconscientemente por los prejuicios morales, sociales, politicos © religiosos, capaz en el mejor de los casos de proponer un placer estético a unas minorias, y, en el terreno de los acontecimientos, de hacernos revivir una incertidumbre". 3) Para un tercer grupo, finalmente, "la materia de la historia es también el conjunto de los hechos pasados, pero no sdlo de los hechos “curiosos" o "destacados", puesto que si bien se mira, los grandes rasgos de la evolucién humana han dependido sobre todo del resultado estadistico de los hechos anénimos: de aquellos cuya repeticién determina los movimientos de la poblacién, la capacidad de produccién, la aparicién de las instituciones, las luchas secretas 0 violentas entre las clases sociales —hechos de masas todos ellos que tienen su propia dinémica, entre los que no se deben eliminar pero si resituar, los hechos clisicamente Ilamados "histéricos". Este enorme conjunto es susceptible de andlisis cientifico como cualquier proceso natural a la vez que presenta unos rasgos especificos debidos a la intervencién humana. La historia- conocimiento se convierte en ciencia en la medida que descubre procedimientos de anilisis originales adecuados a esta materia particular” (pp. 26-27). Como se ve, Vilar desestima las dos primeras formas de historia, En cuanto al primer caso, puede tener, sin duda, cierta parte de razén. En cuanto la historiografia elaborada sobre la tradicin y el recuerdo colectivo, conservado en documentos, su desprecio ya no es admisible. Las fuentes documentales 0 la tradicién —que no es necesariamente escrita—, naturalmente, conservan una parte de los acontecimientos, aquellos que estiman mas destacados, sea por su importancia, mas 0 menos relativa, 0, por el alto valor que los concede, como sucede en los religiosos. No parece licito, por tanto, despreciarlos como "prejuicios", por no creer en la significacién de consideraciones superiores a las meramente existenciales. Por otra parte, el historiador que opera sobre esta base documental, recoge y destaca lo que halla de mas sobresaliente y procura, en su caso, completarlo y explicarlo. ;Supone esto una scleccién? Ciertamente, porque su tarea, que deberia recoger todos los hechos humanos, parece imposible y forzosamente ha de limitarse a los més influyentes en cada momento de dicho proceso histérico. Como se veri enseguida, la historia-ciencia que propone Vilar también supone una seleccién, y responde a un critetio, a unos valores orientativos, que utilizando su mismo lenguaje podriamos calificar igualmente de "prejuicios". Vilar se inclina a reconocer como tinicamente cientifica aquella historia que recoge los hechos anénimos, es decir los hechos bioldgicos (movimientos de poblacién), econémicos (capacidad de produccién) y las relaciones sociales (nacimiento de instituciones, luchas de clases). Su visién de la historia se basa en la dialéctica incluctable entre poblacién yr y en el an relaciones de produccién que hacen nacer las instituciones y determinar las luchas de clases. Todos estos son hechos de masas, con su propia dinamica, 0 sea con un proceso determinado ¢ inevitable. En esta concepeién, que corresponde perfectamente a un esquema marxista, se aprecia la importancia concedida al resultado estadistico, al cuantitativismo, entendido no solamente como método instrumental que puede ayudamnos a comparar y verificar hechos, sino en el sentido de que la acumulacién de una serie de hechos conduce, en el proceso histérico, a un cambio de estructuras, es decir cualitativo, Vilar esté simplemente aplicando cl cambio, cl "salto cualitativo" en virtud del peso del nimero, como ya lo expuso Lenin. Un correcto anilisis histrico demuestra, sin embargo, que aunque el nimero pueda influir en las decisiones, y, por tanto, en el cambio, éste se produce solamente si hay personas capaces de orientar, estimular o dirigir a las masas 0 a las posibilidades, hacia este cambio. Ciertamente, Vilar, no desecha los “incidentes politicos, guerras, diplomacia, rebeliones, revoluciones", pero éstos, nos dice, hay que situarlos en su sitio, verlos como meros incidentes en cl desarrollo de este proceso histérico global, determinado por los hechos de mas a su vez condicionados por fuerzas de caracter biolégico y econdmico. Detengimonos un momento en la afirmacidn de que todo este conjunto, que reconoce muy complejo, es susceptible de andlisis cientifico como cualquier proceso natural. Aqui Vilar sienta dos proposiciones una de ellas absolutamente gratuita y la otra inexacta. La primera, la posibilidad de anilisis cientifico; la segunda, la de que el proceso histérico es un proceso natural, "en la medida que descubre procedimientos de andlisis originales adecuados a esta materia" Refirigndonos a esta iltima (pues sobre la primera volveremos mis adelante) precisamos que el proceso histérico no ¢s equiparable a un proceso natural; la historia no es una ciencia natural, puesto que su dominio es el de la libertad. Esta cuestidn ha sido bien estudiada por los fildsofos historicistas alemanes de finales del siglo pasado. Lo que ocurre es que Vilar, siguiendo especialmente a Engels en su Dialéctica de la Naturaleza (1890), afirmaré la identificacién del proceso dialéctico de la historia con el de los hechos naturales, lo que se engloba dentro de una concepeién marxista, Claro que, pata curarse en salud y reconocer algo indiscutible, experimental, afiade: "No es que el hombre no intervenga, los hombres hacen su propia historia. Pero el resultado, estadistico 0 combinatorio, de sus acciones y decisiones conjugadas se les escapa y se convierte en un fenémeno objetivo" (p. 40). En definitiva, lo individual queda reducido al Ambito de la pura conciencia; su peso, en el conjunto de las determinaciones sociales, es absolutamente irrelevante, y queda asumido en el movimiento global, convirtiéndose en fendmeno objetivo. ;Puede hacerse afirmacién mas rotunda de la futilidad de la "libertad" humana? Traza a continuacién Vilar en una serie de paginas (pp. 27-42), las etapas de la historia como modo de conocimicnto. Es una breve historia de la historiografia, centrada en algunos momentos que considera claves. Sefiala como cl Humanismo del XVI proclama las exigencias cientificas de la definicién y de la prictica de la historia; cémo en Francia, la disputa hagiogrifica, a finales del XVII con Mabillén y continuada por la congregacién de Saint Maur, desarrolla la critica documental y crea la diplomitica o ciencia del documento, mientras que en Inglaterra comienza la demografia historica y la medicién cuantitativa del producto nacional con los primeros ensayos de los Iamados "aritméticos politicos" (King, Petty). Pero seré en el XVIII, en Francia, cuando la Hustracién abra nuevas perspectivas globales a la historia: Voltaire intenta buscar en la historia algo mas que acontecimientos, y, sobre todo, Condorcet en su Eshozo de un cuadro histérico de los progresos del espiritu humano, en 1794, sienta el principio de la posibilidad de un conocimiento cientifico de los hechos humanos, sociales, y de su previsibilidad. Para Vilar, Condorcet no solamente sefiala una aspiracion a la sintesis hist6rica; también abre vias para el anilisis, pues fue el primero en intentar descubrir el procedimiento matemético para estimar la representatividad de un hombre 0 de una opinién, lo que coincide con los esfuerzos de la actual matemitica sociolégica. En el siglo XIX, se realizan grandes progresos en las excavaciones y en el estudio de archivos, y ello aboca a una historia a la vez literaria ¢ ideolégica. Entre 1847 y 1867 Marx y Engels proponen, en la linea de los planteamientos del siglo XVIII, una teoria general de las sociedades en movimiento "cuya originalidad consiste en aunar, mediante la observacién y el razonamiento, 1) cl anilisis econémico, 2) el anilisis sociolégico, 3) el anilisis de las formas juridicas, politicas, religiosas, artisticas, filoséficas; en resumen, de las formas ideoldgicas a través de las cuales los hombres toman conciencia de sus conflictos y los llevan hasta el final". Engels defiende que las constataciones, al menos en el terreno de las “condiciones de produccién econdémica" deben hacerse con cl espiritu de rigor de las ciencias naturales, y cree que es posible hacerlas asi, porque como escribe en su Dialéctica de la Naturaleza (1890), "la Historia a se desarrolla hasta nuestros dias como un proceso de naturaleza". No es que el hombre no intervenga —nos dice— pues "los hombres hacen su propia historia"; pero "cl resultado estadistico 0 combinatorio, de sus acciones y decisiones conjugadas, se les escapa y se convierte en un fendmeno objetivo". Esta es, para Vilar, la verdadera historia, la "historia cientifica", como nos ha dicho paginas atras; es decir, la pura historia marxista. La accién personal, individual, no tiene sentido mas que respecto a si misma; pero el movimiento global de la historia, est determinado por los hechos de masas, con sus manifestaciones de luchas de clases, cuyo condicionamiento profundo radica en las condiciones de produccién. Vilar se pregunta si desde entonces esta “historia cientifica” ha intentado consolidarse, y responde que ciertamente hubo un hiato, pucs los discipulos de Marx fueron hombres de accién, revolucionarios, que siguieron al pie de la letra la consigna del maestro de que la obra teérica consistia, mas que en interpretar el mundo, en cambiarlo, y utilizaron el anilisis histérico para orientar su lucha reivindicativa. Asi la investigacién erudita sobre el conjunto del pasado desde 1870 a 1930 se beneficié poco de la aportacién tebrica de Marx, "sometida como estaba a la reaccién espontinea de la ideologia dominante”. La ciencia econémica se preocupa por las teorias abstractas de la utilidad marginal y del equilibrio (Walras, Pareto); la sociologia se centra en el estudio de las formas sociales (Max Weber, Durkheim), y la historia es monografia sobre "pequeftos hechos verdaderos" de caracter politico 0 econémico. Hacia 1900 se habia impuesto la historia positivista, con una separacién tajante de economia, sociologia ¢ historia politica. Sin embargo, en cl primer tercio del siglo XX, grandes obras de historiadores (Lucien Frebvre), gedgrafos (Vidal de la Blache), socidlogos (Henri Berr), y sobre todo, el equipo de los Annales dhistorie économique et sociale, intentaron la sintesis histériea, definiendo que hay una sola historia, sin compartimentos estancos, que la cicncia historica avanza mediante el plantcamiento de problemas y que existe un juego reciproco entre economias, sociedades y civilizaciones que constituye en si mismo el tema de la historia, Sobre todo, el economista francés Francois Simiand, en los afios 30, preocupado por cl anilisis de las coyunturas, ensefia a aplicar los principios de la investigacién estadistica a la historia; su diseipulo Emest Labrousse lo utilizaria para el estudio de las rentas especificas de las clases sociales, de las contradicciones derivadas de ellas, y de las consecuencias politicas de tales contradicciones en la Francia prerrevolucionaria. Asi a través de Labrousse (maestro de Pierre Vilar) la investigacién histérica se transformaba en "teoria experimental" de la historia global, volviendo a enlazar con Marx. En los iiltimos veinte afios, los grandes progresos de las ciencias sociales, gracias al célculo esiadistico y de la informatica para la utilizacién de fuentes masivas, han obligado al historiador a mantenerse en esta cortiente de progreso y a preocuparse de las ténieas de ciencias vecinas. Todo ello ha influido en una vuelta a la concepcién originaria de la historia como ciencia social, ciencia "del todo social” y no de una de sus partes, ciencia "del fondo de los problemas sociales" y no solamente de sus formas, ciencia "del tiempo" y no solamente de un momento. Como se ve, en el recorrido que nos presenta Vilar, iinicamente sefala como hitos en el avance hacia una historia cientifica, aquellos historiadores o escuelas que —indirecta o directamente enlazan o estan inspirados en la concepcién de la historia de Marx y Engels, que es la que a continuacién nos va a exponer. En efecto, para él "el objetivo de la ciencia histérica es la dindmica de las sociedades humanas, La materia histérica la constituyen los tipos de hechos que es necesario estudiar para dominar cientificamente este objeto". Estos hechos son de tres clases: 1) Hechos de masas. Masa de hombres (demografia), masa de bienes (economia), masa de pensamientos y de creencias (fendmenos de mentalidades, que son mas lentos; fendmenos de opinion, mas fugaces). 2) Hechos institucionales, mas superficiales, pero més rigidos, que tienden a fijar las relaciones humanas dentro de unos marcos (derecho civil, constituciones politicas, tratados internacionales, ctc.). Estos no son hechos cternos; est sometidos al desgaste y al ataque de las contradicciones internas, puesto que § expresién de los intereses de la clase social dominante. 3) Acontecimientos, sean personales 0 de grupos (econémicos, politicos), que toman medidas o decisiones que desencadenan acciones; movimientos de jn, que ocasionan "hechos precisos" (modificaciones en los gobiernos, la diplomacia, cambios pacificos o violentos, profiundos o superficiales). Dentro de este triple nivel de "hechos", los del primer tipo son los determinantes, aunque la historia no puede desinteresarse de los del segundo y tercer tipo, "que vinculan la vida cotidiana de los hombres a la dindmica de las sociedades de las que forman parte". El historiador debe estudiar cuando, por qué, cémo, en qué medida se modifican "debido a una continua interaccién, los elementos de las cconomias (hombres, bienes) de las sociedades (relaciones sociales, mis o menos cristalizadas en instituciones) y las civilizaciones (conjunto de las actividades mentales, intelectuales, estéticas...). El historiador distinguiré hechos de evolucién lenta (estructuras geogrificas, mentalidades religiosas, grupos lingiiisticos), ritmos espontineos (ciclos coyunturales de la economia) y simples acontecimientos, Estas distinciones de hechos justifican, segin Vilar, diversas técnicas (andlisis estructural, andlisis coyuntural, andlisis de contenido de textos...) seleccién de fuentes, etc. Pero todas estas técnicas "s6lo adquieren su sentido dentro del marco en una teoria global que permita pasar del andlisis econémico esiadistico a la "historia razonada", conquista de Marx. En otras palabras, Vilar considera que todo anilisis que no vaya dirigido a una edificacién de una historia segiin el concepto marxista, no sirve para nada. cruciales de esta Pasa a continuacién a exponer algunas de las proposiciones concepcién preconizada por Marx. 1) En los origenes de cualquier desarrollo histérico duradero se sitiia un desarrollo de las fuerzas de produccién. Esto nos Heva a estudiar, en un grapo dado, y en un tipo dado: a) el niamero de hombres y su divisiOn en sexos, edades y ocupaciones. b) las modificaciones ocurridas en las técnicas de la produccién (agricultura, industria, transportes) y, de manera especial, las de las fuerzas productivas del trabajo, que dependen de "la habilidad media de los trabajadores, del desarrollo de la ciencia y de sus aplicaciones tecnoldgicas, de las combinaciones sociales de la produccién y finalmente de las condiciones naturales" (Marx). 2) Estas fuerzas productivas entran cn funcionamiento en una sociedad que se caracteriza, de forma més profunda, por las relaciones sociales y humanas creadas alrededor de estos medios de produccién ("relaciones sociales de produceién"), Los medios de produccién que utiliza la fuerza de trabajo de los hombres son: las ticrras, instrumentos de irrigacién, bosques y terrenos de pasto, fuentes de energia, medios de transportes, fébricas, méquinas, ete Entonces las preguntas que cl historiador deberia contestar al respecto son: "{Quignes poseen estos medios de produccién? ,Quién maneja productivamente estos medios? {Quién, a través de esta doble relacién, es cl dominador y el dominado? {Quién se aprovecha, quién consume, quién acumula, quién se empobrece? {Qué relaciones (juridicas, cotidianas, morales) se han establecido centre las clases asi consideradas? {Qué conciencia tienen de estas relaciones los hombres que constituyen estas clases? {A qué contradicciones, a qué luchas, dan lugar estas relaciones? {Con qué resultados? {Estas relaciones favorecen o entorpecen (en cada momento) el desarrollo de las fuerzas productivas?". 3) Para Hegar a un conocimiento exacto de cada situacién histérica conereta es necesario “guiarse por el conocimiento tedrico del modo de produccién dominante en la época observada", 0, si se quiere, "e] conocimiento de la légica del funcionamiento social", que expresa “la totalidad de las relaciones sociales observadas en su interdependencia". Para ello conviene disponer de un modelo tedrico que exprese esa légica de funcionamiento. Vilar afiade enseguida: "es intitil decir que nunca la observacién empirica de una sociedad cn un momento de su existencia dara unos resultados absolutamente acordes con este modelo, puesto que en toda formacidn social conereta, quedan siempre secuclas de modos de produccién anteriores al modo de produccién dominante, y se insinéian ya los gérmenes de un modo de produccién futuro”, Por otra parte, los modelos tedricos, y el cambio de ellos, deben aplicarse con prudencia. "Por el hecho de que el capitalismo haya sucedido al feudalismo en Europa occidental a través de procesos clisicos conocidos, no debe inferirse que todo cl mundo deba pasar necesariamente por ctapas parecidas". Recordemos que estas matizaciones, por otra parte, habian sido ya anunciadas antcriormente por cl propio Lenin, para justificar lo que la experiencia histérica estaba desmintiendo de la teoria de Marx: que el proceso histérico condujera inchictablemente al paso del capitalismo al socialismo, y, esto, precisamente en aquellos paises en que el capitalismo estaba mas desarrollado (Inglaterra, Alemania, Francia, ete. Vilar termina este apartado dedicado a la nocién de historia, con una invitacién a la necesaria colaboracién de disciplinas diversas, mediante la utilizacién de técnicas de informacién y tratamiento de datos mas sofisticados, y se decide a formular su definicién de la historia: "el estudio de los mecanismos que vinculan la dindmica de las estructuras —es decir, las modificaciones espontineas de los hechos sociales de masas— a la sucesién de los acontecimientos —en los que intervienen los individuos y el azar, pero con una eficacia que depende siempre, a més o menos largo plazo, de la adecuacién entre estos impactos discontinuos y las tendeneias de los hechos de masas—" (p. 47) Como se ve, en esta definicién vuelve a insistir en la accién decisiva de los hechos de masas, en la que los acontecimientos, es decir las decisiones de grupos personalidades, tendran influencia, en la medida en que acepten, se den cuenta de la direccién de estas tendencias y les presten su colaboracién. La libertad individual en la historia queda, pricticamente, anulada. Creo que, con lo ya dicho, no es necesario insistir en la fragilidad de esta concepcién historiogrifica que no sale de un cuadro estrictamente marxista, Para aceptarla tendria que explicarnos Vilar la verdad de cada una de sus afirmaciones, que da por supuesta. En primer lugar, la inicial de que el modo de produecién dominante determina las relaciones sociales. Estas, es bien sabido, son muchos mas complejas que la pura relacién econémica, abarcan otros miltiples aspectos. Tampoco de ellas se deduce, necesariamente, una oposicién radical de clases, aunque pudiera engendrar diferencias de intereses. Igualmente, tendria que probarnos que las "mentalidades” y las instituciones responden a intereses de la clase dominante; la historia mis bien refleja lo contrario: la permanencia de estas “mentalidades" a pesar de los cambios en las estructuras de la produccién y de las instituciones, y cémo, por encima de las posibles contradicciones de intereses, existen valores y sentimientos que unen y estrechan a grupos o clases. Vilar entiende la historia como la ciencia que proporciona la razén de ser del mundo y del hombre. Ello aparece sumamente enfitico y presuntuoso. Aungue Ia integracién de las diversas ciencias es una realidad, puesto que responde a la unidad de la creacién, nosotros, los cristianos, creemos que solamente la Filosofia y la Teologia son aquellas disciplinas capaces de explicarnos cl origen y el movimiento del mundo y la razén del proceso humano en su conjunto. Finalmente, en el tltimo parrafo de esta parte, nos advierte: "La conquista cientifica del método asi definido esté todavia en vias de claboracién. Pero esta misma elaboracién abre la posibilidad —y es su tmica garantia— de una actividad racional del espiritu, y, por tanto, de una prictica eficaz del hombre ante la sociedad" (p. 47) {No estamos de nuevo ante la constante utopfa marxista, que pone su confianza en las inmensas posibilidades racionales del hombre? 2. LA NOCION DE ESTRUCTURA, Vilar define la historia como investigacién de los mecanismos que vinculan la succsi6n de los acontecimientos a la dindmica de las estructuras de los hechos sociales. Entonces se pregunta ,qué debe entenderse por estructura y en qué manera pueda aplicarse a la materia histérica? El estructuralismo —nos dice— es un método nuevo del anilisis cientifico, aunque en realidad no ha existido nunca un anilisis cientifico que no haya supuesto que la materia analizada tenia una estructura. El espiritu humano no puede actuar sobre las cosas mas que en la medida en que es capaz de reconstruir y expresar en un lenguaje légico cémo estin hechas dichas cosas. Si las cosas cambiaran de forma incoherente entre una observacién y otra, la ciencia no hubiera existido. Lo que parecia nuevo es la aplicacién de este método a las cieneias humanas. Habla a continuacién de los peligros que encierra una nocién de estructura en el sentido de "construccién", de edificio perfecto. Uno, residuo de una metafisica antropomérfica, es considerar que la realidad ha sido construida como una casa por un arquitecto. En esto, evidentemente tiene razén Vilar. El segundo peligro consiste en considerar que es algo acabado, armonioso: "la transformacién en "armonia" de la légica interna de una estructura social (feudal, capitalista, ete.) forma siempre parte de la idcologia de la clase dominante en esa estructura" (p. 53). Aqui Vilar aplica, de forma dogmitica, su personal concepcién de la historia. LA lingiiistica ha sido la primera, entre las ciencias humanas, en utilizar ampliamente la nocién de estructura, ya descomponiendo Ia lengua en elementos cada vez mis simples y estableciendo las leyes que rigen esas combinaciones, ya sea formalizando los “sistemas” de una lengua con caracteres distintives que se condicionan mutuamente. Las restantes ciencias humanas han seguido este ejemplo, basindose en el hecho de que las relaciones inconscientes en la psicologia y también algunos grupos de relaciones en la etnologia (estructuras del parentesco, estructuras de los mitos), obedecen a una ldgica de los signos, de la "comunicacién", que podian asimilarse a "lenguajes". Pero para Vilar, resulta abusivo asimilar del mismo modo a "Ienguajes" tanto ciertas manifestaciones sociales como las relaciones humanas que constituyen el objeto de las ciencias lamadas con razon sociales, "puesto que éstas no estudian el hombre en si mismo, sino el hombre en sociedad, y, sociedades que, a su vez no son independientes de la naturaleza; la economia, en particular, trata de la produccién, que cs una extraceién de la naturaleza, y trata del cambio y de la distribucién de los bienes una vez producidos. Y los bienes no son signos... (pp. 56-57)". ¥ "en cuanto a la historia, que debe integrar tanto el andlisis de los elementos materiales de los que depende la produccién (recursos, técnicas) como el de los elementos aptos para la representacién del pensamicnto, no puede contentarse con esquemas basados en esas representaciones" (p. 57). Algunos eindlogos y socidlogos estructuralistas, entre cllos Lévi-Strauss, distinguen entre "practicas", que son las expresiones conerctas de las actuaciones sociales y la "praxis sta, que ¢s la actuacién vital del hombre, y creen que hay entre ellas un esquema conceptual, mediador. Vilar cree que esta distineién es errénea: "el problema que se plantea a la historia no es el de las infraestructuras por un lado y el de las sobreestructuras por el otro, sino el de las relaciones estructurales entre los dos niveles diferenciados, teniendo en cuenta que cualquier esfuerzo (y hoy en dia abundan) que tienda a justificar la separacién en cl anilisis histérico, entre los diversos "niveles" de la estructur global, bajo el pretexto de la evidente autonomia relativa de estos niveles, constituye en realidad un retorno cémodo a los viejos hibitos que diferenciaban "la historia econémica", "la historia de las ideas", "Ia historia politica", "la historia del arte", etc. (p. 59) Esta claro que Vilar, con una concepcién estrictamente ortodoxa marxista, identifica plenamente "pricticas” y "praxis", partiendo del punto de vista del hombre como trabajador, que se hace en la accién. Por tanto, para él, no existe separacién entre infraestructuras y superestructuras, sino una relacion estrechisima, determinante. Por ello, para Vilar, no hay mas que una Historia, que engloba todos los aspectos humanos, y cs absolutamente arbitrario tratar de estudiar un cierto sector de fenémenos en disciplinas hist6ricas especializadas, ya que supone una ruptura de esa unidad global de la materia histérica. A esta afirmacion no podemos sino afadir que es perfectamente coherente con una vision marxista, pero la experiencia cientifica, y concretamente histérica, muestra que las interdependencias entre hechos materiales y espirituales no son “necesarias", no estén determinadas siempre en un slo sentido, ni, desde luego, estin al margen de la accién personal de los individuos. En la accién personal y colectiva los hechos materiales pueden depender —y de hecho asi sucede con més 0 menos frecuencia— de las actuaciones espirituales En la utilizacién de la nocién de estructura en el campo de la economia es donde Vilar cree se ha llegado a conelusiones que mis se acercan al pensamiento marxista, que da por supuesto es el tnico cientifico. Se han buscado “representaciones estructurales" de la economia global: "modelos" econométricos (Timbergen); "matrices" definitorias de los cireuitos econémicos (Leonticf), "contabilidades nacionales" (Euznets). Pero se ha observado también que los "movimientos" de la economia, los "ciclos" dependian de su estructura (Wagemanns, Akerman) y que el crecimiento de la economia no podia separarse de Jos cambios de estructura (Colin Clark, Rostow). Aparte de los marxistas, algunos economistas no marxistas (Joan Robinson) han destacado los vinculos de este tipo de investigacién con las indicaciones fundamentales de Marx. Los economistas presentan dos tipos de definiciones de estructuras: unas estaticas, como Francois Perroux: "proporciones y relaciones que caracterizan un conjunto cconémico", lo que invita a obscrvar cortes, es decir, a preguntarse cémo se presentan en un momento dado (en una sincronia) las proporciones y las relaciones de los diversos factores econémicos; otras de caracter dindmico, como J. Akerman: “elementos de un conjunto econémico que, durante un periodo determinado, aparecen como relativamente estables en relacién con los demas", lo que invita a comparar las curvas, cuyo grado de regularidad o estabilidad caracterizan una estructura. Vilar se pregunta: !) Si la estructura asi definida es valida para un periodo, y en este caso ¢por qué y cémo se sale de ella? 2) Si la economia esté sometida a las presiones de elementos no econdmicos {cdmo intervienen estos?. Sobre el primer punto, nos dice Vilar, los economistas slo "proporcionan indicaciones difusas y eclécticas",y sobre el segundo proponen varios sectores y niveles, y tratan de superar el aislamiento de las estructuras cconémicas, incluyéndolas deniro de "sistemas" donde lo politico, lo juridico, lo mental, etc., se combinan, Entonees, deberian incluir —nos dice— las estructuras fisieas y geogrificas; las estructuras téenicas: las estructuras demogrificas; las estructuras institucionales; las estructuras mentales, y en esie caso, concluye, "si el economista quiere suscitar a la vez todas estas cuestiones, y dado que slo puede esclarecerlas para un periodo bastante largo, su trabajo se confundiria en realidad con cl del historiador" (p. 63-64). Esta Ultima conelusién puede admitirse en el sentido de que el anilisis del funcionamiento de la economia esta muy cerca de los presupuestos cientificos de un historiador, de un socidlogo, de un psicdlogo, ete. Es también evidente que entre los hechos econémicos y otra serie de hechos de caricter politico, social, mental, etc. existen conexiones ¢ interdependencia, pero ello no quiere decir, como presupone Vilar, que estas conexiones sean siempre constantes. "Definir también las estructuras", sigue diciendo, "como lo hace Braudel, por los obsticulos (realidades bioldgicas, limites de productividad, mandamientos espirituales, ete.) que establecen para el hombre "prisiones de larga duracién’,, es volver, como Lévi-Strauss a las "pricticas", sin resaltar la "praxis" que destruye los obsticulos y abre las cérceles". "Es, también, llamar la atencién sobre la resistencia de las supervivencias (que existen, pero terminan por ser vencidas) en detrimento de las fucrzas materiales y espirituales, de la innovacién" (p. 66) Vilar, aunque puede parecer que defiende el valor superior de la innovacién, como hecho spiritual, lo que esti proponiendo es una innovacién necesaria (determinista), no producto de la libertad humana, sino de la fuerza imparable de la presidn del movimiento intrinseco de la Historia. Se pregunta también si la Iégica de algunas "précticas’, en el campo de la etnologia, puede formalizarse, matematizarse; cs decir, si dichas "pricticas pueden considerarse como hechos sustantivos, permanentes. Es posible tratar igualmente las estructuras del pensamiento que cita Braudel (el sistema cultural bajo el imperio romano, el "instrumental mental" del siglo XV, "el espacio pictérico" de los clasicos, ete.)?. Vilar, de acuerdo con la idea marxista de que dichas manifestaciones del pensamiento son expresiones de intereses de cl por tanto, cambiantes, cree que no. Una vez asentadas estas criticas, expone su teoria (marxista) sobre la aplicacién de la noci6n de estructura en la historia. Comienza afirmando que el historiador debe desconfiar de modelos que se presentan como universales y eternos (pone por ejemplo la proposicién de Malthus de que los recursos crecen cn proporcién aritmética, micntras que cl niimero de hombres en progresién geométrica, pues el hombre puede ocupar nuevos espacios ¢ inventar nuevas técnicas) y de aquellos muy complicados, tomados de la observacién empirica de un caso, que corren ¢] riesgo de no ser validos mas que para ese caso. Hay pues, que encontrar en el espacio y en el tiempo el marco legitimo del modelo estructural utilizable en historia. Entonces, afirma, sin mayores argumentos, que “hasta cl momento, el mejor marco parece ser el propuesto por Marx: la nocién de modo de produccién". Un modo de produccién es una estructura que expresa un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las relaciones, a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen por una interaccién continua: 1) las reglas que presiden la obtencién por el hombre de los productos de la naturaleza y la distribucién social de esos productos; 2) las reglas que presiden las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de agrupaciones espontineas o institucionalizadas; 3) las justificaciones intelectuales © miticas que se dan de estas relaciones, con diversos grados de conciencia y de sistematizacion, los ‘grupos que las organizan y se aprovechan de ellas, y que se imponen a los grupos subordinados" (p.67). Y concluye: "El modo de produccién es, pues, casi por definicion, una estructura y si en esta estructura hay diferentes niveles (cconémico, sociopolitico, espiritual), estos niveles son interdependientes, incluso cuando manifiestan, en tal o cual fase de su desarrollo, una cicrta tendencia a la autonomia” (p, 68). Marx elabord el esquema estructural del modo de produccién capitalista. Recientemente se han Ilevado a cabo esfuerzos (Porschnev, Kula) para elaborar de forma mis sistematica el esquema estructural del modo de produccién feudal. Para los modos de produccién mas préximos a nosotros, sélo existen, actualmente, anilisis insuficientes. "El modo de produccién socialista se ha instaurado de forma mis consciente que los otros, y por lo tanto sobre bases tedricas en principio claras; pero la experiencia muestra que una estructura global (juego de la economia-instituciones-ideologia) no se instala sino a través de largos tanteos y de luchas dificiles" (p. 168-169). La estructura, sigue diciendo Vilar, no es un esquema universal, pues son siempre varios los modos de produccién que coexisten. No son tampoco realidades etemas, 0 de muy larga duracién. En tercer lugar, no se trata de formulas que engloban a toda la realidad social, sino solamente a la realidad dominante, "la que determina, en una sociedad, los procesos decisives". Los cinco © scis modos de produccién coherentes que proporciona la Historia son estructuras que han estado o estin todavia bastante extendidas, que han durado y todavia duran. Pero la historia busca el cambio, y por tanto, ha de preocuparse ante todo por él. Segin Vilar, Marx ha demostrado que: 1) la estructura de un modo de produccién es una estructura de funcionamiento; 2) la estructura de funcionamiento, por tanto, comporta y genera contradicciones "y seguird haciéndolo mientras no se trate de un modo de produccién totalmente consciente y cientifico”. Asi, en el terreno econdmico estas contradicciones generan erisis y en el terreno social, Iuchas de clases. "... las desestructuraciones y las reestructuraciones en que consiste la historia se desencadenan a través del juego de las crisis y de las luchas de clases combinadas" (p.79), y el conocimiento histérico necesita, ademas del estudio de las estructuras, el de estas crisis luchas. Como se ve, Vilar hasta aqui no nos ha dicho mas que lo que ya habia dicho Marx, sin comprobarlo. Lo tinico que afiade son algunas precisiones: que estos "modelos de modos de produccién” no alcanzan a toda la sociedad, y que existen aspectos entre las relaciones de produccidn, que, aparentemente, pueden parecer en algin momento, auténomos. {No ¢s esto una concesién a la realidad que numerosos ¢studios concretos estén probando cada dia? Vilar nos dice también que Marx ha presentado exactamente el modelo de produccién capitalista, que otros autores tratan de precisar més exactamente el modo de produccién feudal, y, en cuanto al socialista —que est ya instaurado— admite que "a través de tanteos y de luchas dificiles’. ;No es igualmente una sién a una explicacién marxista originaria demasiado simplista?. En cuanto al sistema capitalista, Marx ciertamente hizo un anélisis agudo, pero limitado a determinados sectores; de todos modos en su observacién abundan_ las proposiciones o interpretaciones personales, que, en todo caso, han valido para un momento del capitalismo. Y cs que el sistema capitalista que conocié Marx tenia, ciertamente, principios racionales organizativos muy claros, y, ademé: primaba en él una concepcidn "economicista”, materialista de la economia, si se quiere. Pero el anilisis del capitalismo de Marx, no se ha revelado, en manera alguna, aplicable al futuro desarrollo del capitalismo, ni contiene clementos intelectuales validos para una explicacién del proceso histérico. Vilar parece curarse en salud, al afirmar que los restantes modelos estructurales, preconizados por el marxismo, pueden llegar a describirse algin dia; también deja a salvo que amplios sectores de la sociedad 0 de las manifestaciones de cada modelo no siempre encajan de manera total. ZCémo se puede, pues, compaginar una concepcién histérica tan stricta, que encierra en si misma un determinismo absoluto, con tantas salvedades y excepciones?. Definida la necesidad de analizar el desarrollo histérico, mediante modelos estructurales basados en el modo de produccién, cree Vilar que el historiador debe también tener en cuenta ottas estructuras que a veces son mas amplias y otras mis restringidas que el "modo de produccién", Tales como los elementos caracteristicos de la estructura de un pais que superan en duracién la fase de un modo conereto de produccién: las permanencias fisicas (clima, relieve), combinaciones geocconémicas cristalizadas en tradiciones, en habitos humanos (trashumancias, tipos de ciudades, ete.) pues las relaciones feudales 0 del capitalismo industrial han podido depender de algunas de esas circunstancias; la distribucién espacial de los hombres, de las comunicaciones, de los recursos factores que no son etemos, pues cada modo de produccién aprovecharé una distribucién més que otra, desarrollaré un tipo de produceién mas que otro. También, cn cada periodo historico, han de estudiarse las permanencias en cl orden temporal y en qué medida, "desde el angulo de las fuerzas productivas", los elementos que pueden favorecer o frenar el nacimiento o decadencia de un modo de produceién. Igualmente, las realidades humanas y mentales de larga duracién (grupos de tipo einogrifico, lingtistico, tribal, ete.) que han podido contribuir, por cjemplo, en la constitucién consciente de una “nacién” que intenta organizarse como esiado, tendencia histérica que aparece en el capitalismo. Lo que verdaderamente interesa al historiador es ver cémo estas permanencias facilitan o frenan —y en qué medida— el paso de una estructura a otra. Pone el ejemplo de que la solidaridad entre feudalismo y catolicismo, | protestantismo "a la vez en efecto y en factor de reforzamiento (no en sa determinante) de la instalacién del capitalismo". Aparte de que habré de explicar el exacto sentido de las expresiones "efecto" y "factor", este ejemplo muestra cudn tedrica y endeble es la concepcién histérica de Vilar. Si el protestantismo favorece la expansién del "capitalismo comercial", seria porque en aquellos medios protestantes se manifestaron actitudes de enfriamiento teligioso, pues la moral protestante, donde se mantuvo, fue rigida y severa; es decir, que no sera el protestantismo como tal el "factor", sino una actitud personal concreta. Aqui, como en otras ocasiones, el desconocimiento que Vilar manifiesta respecto del cristianismo, le impide alcanzar una explicacién satisfactoria. Admite Vilar, por las limitaciones propias, cl andlisis parcial en cl seno de un modo de produccién. "Desgraciadamente puede suceder incluso que cl historiador, por las dificultades de su oficio, se vea obligado a especializarse en un anilisis parcial; sera historiador de la economia, o sea, de las infraestructuras, historiador de la politica o de las instituciones, historiador de las ideas 0 de las representaciones —religién, arte—, o sea de las sobrestructuras. No obstante, hay que insistir en la necesidad de pensar globalmente Ia historia, a la vez en todas sus relaciones estructurales y en todos sus movimientos...” (p. 73). {Esta misma concesién realista no cs un argumento mas en contra de su visin simplificadora? Si la materia historica obedeciera a las determinaciones tan esquemiticas y precisas que Vilar preconiza, no seria necesario hacer tantos distingos. {No serdin estas excepciones (que pueden aumentar considerablemente en cuanto estudiamos los casos. coneretos, como él_—smismo__reconoce) las distintas y diversas explicaciones que los historiadores no marxistas, por no estar afectados por ningin dogmatismo previo, encontramos en la realidad histérica? 3. LA COYUNTURA Vilar define la nocién de coyuntura como "el conjunto de las condiciones, articuladas entre si, que caracterizan un momento en el movimiento global de la materia histérica. En este sentido se trata de todas las condiciones, tanto de las psicoldgicas, politicas y sociales como de las econémicas y metercoldgicas" (p. 81). La necesidad del estudio de las conyunturas deriva de que "en el seno de lo que hemos llamado Jas estructuras de una sociedad, cuyas relaciones fundamentales y cuyo principio de fancionamiento son relativamente estables, se dan cn contrapartida unos movimicntos incesantes que son resultado de este mismo funcionamicnto y que modifican en todo momento cl caricter de relaciones, la intensidad de los conflictos, las relaciones de fuerza" (p. 81). De los movimiento coyunturales, los primeramente estudiados fueron los de cariicter econémico. En el siglo XIX habia llamado la atencién a los economistas la reiteracién periddica de crisis en el sistema capitalista. A principios del XX, la idea de previsién de las crisis pasa a primer plano y se crean institutos para la observacién de los indices econémicos. "Pero la crisis mas justificadamente famosa de la historia contemporanea, la de 1929, no fue evitada y resulté decisiva para imponer en las mentes de los economistas, de los politicos y de los historiadores la idea de que el movimiento espontineo de los fenémenos econémicos —la coyuntura— era sin duda un factor histérico fundamental” Vilar aqui hace una afirmacién gratuita: la de que los movimientos econémicos son espontaneos, naturalmente muy a tono con su concepcién filoséfica, El que los observadores cconémicos no pudicran prever la crisis de 1929 no indica necesariamente que fuera espontinea: ;no pudieron intervenir otros factores extra-ccondmicos? ;no fire una deficiencia en la observacién? Historiadores actuales de la economia explican la precipitacin de la crisis en Norteamérica por la atraccion de capitales hacia Europa a consecuencia de unas condiciones especiales. Entre los afios 1950 y 1970 la intervencién calculada en le economia ha atenuado las crisis y sus efectos, y, en consecuencia, a puesto en segundo plano la preocupacién por los cielos y las crisis. Esto por cierto — es una prueba de que las crisis no son espontineas. Claro que Vilar nos dice que en los afios de 1970 parece existir otra clase de crisis. Si se refiere a la del petréleo y a los problemas de inflacién y desempleo en el mundo occidental, tampoco son espontineos en modo alguno. Vilar seftala que asi como el economista, al estudiar estas crisis, busca sus causas para prevenirlas, al historiador le interesan por sus consecuencias. El historiador marxista soviético Boris Porschnev ponia objeciones al anilisis coyuntural de Labrousse aplicado al siglo XVIII francés. Porschnev habia entendido que trataba de hacer de las crisis de subsistencias causa de las agitaciones sociales, y, en definitiva, en 1.789, de la Revolucién; y esto, para cl historiador soviético, no era correcto porque la revolucién, como todo conflicto social, nace de las contradicciones sociales, de la estructura interna de la sociedad. Pero Vilar precisa que no es eso lo quiere decir Labrousse, sino que en un momento de crisis de subsistencias, es més probable, si al mismo tiempo hay contradicciones sociales internas, que se produzca un movimiento revolucionario, Entrar aqui en la discusién de este fenémeno, nos Hevaria muy lejos. Pero digamos, en primer lugar, que Ia Revolucién francesa no es una simple contradiecién de clases, sino algo muchisimo més complejo; entre los revolucionarios los hubo de todas las clases sociales y el triunfo de las nuevas ideas no esti necesariamente ligado a una clase y a unos intereses materiales coneretos. {Cémo vincular el andlisis coyuntural, econémico, al estudio histérico? Vilar dice que hay signos ficiles de cuantificar (movimientos de precios de mercaneias, ctc.) que pueden ser signos de la coyuntura, pero hay que tener en cuenta tambign elementos de otro orden, que a veces no son cuantificables, para explicar los cambios, pues "el historiador dificilmente podré matematizar las relaciones entre un movimiento precios-salarios y las probabilidades de un movimiento social", sino tiene en cuenta esos otros fendmenos, que son precisamente aspectos de la coyuntura, Expone en seguida las diversas clases de movimientos. Primeramente los de larga duracidn. Distingue en el mundo occidental desde la Edad Media varios: 1) etapa de auge desde finales del X a comienzos de XIV. 2) etapa de decadencia desde comienzos del XIV hasta el ultimo tercio del XV. 3) etapa de auge, nuevamente desde fines del XV a las primeras décadas de] XVII. Efectivamente, a primera vista, parece haber una gran unidad en estos periodos, pero cuando se han estudiado mas a fondo, a nivel regional, se advierten sensibles diferencias, aun dentro, naturalmente, de ciertas caracteristicas generales. El propio Vilar reconoce que, en el siglo XVII, los estudios recientes estin descubriendo numerosas matizaciones generales. 4) el XVIII fuera de Europa, se presenta como una etapa de crecimiento. De un anilisis de estos petiodos largos saca algunas conclusiones. La primera, que la duracién de los periodos y la amplitud de las coyunturas comunes, se hacen cada vez mds cortas a medida que nos acereamos a nuestro tiempo. La segunda, que a medida que la observacién histérica se hace a escala mundial, las coyunturas modemas estin mas generalizadas que las antiguas Estas dos observaciones son perfectamente explicables: por la aceleracion del ritmo de vida, por la mayor integracién mundial, y por mas intensos intercambios. Intenta después deseribir las causas de las inversiones de tendencia en los perfodos de larga duracién, advirtiéndonos que "por desgracia, las explicaciones no van mas alla de lo hipotético; cuando son unilaterales (un solo factor causal propuesto) queda por explicar este factor; y, si son dialécticas 0 complejas, los modelos explicativos no siempre estin bien claborados" (p. 90-91). Evidentemente en esto tiene toda la razén. Pero jno serd que no siempre estén bien claborados porque es muy dificil —o mis bien imposible— encontrar una explicacién unica para cada caso? En efecto, hay explicaciones por inversiones de tendencias climaticas, pero en este caso, repercute en la demografia y en la economia y, por tanto, hay que estudiar estos aspectos. Previene, con razén, Vilar sobre una explicacién meramente demogrifica: dialéctica entre producto de la ticrra y ntimero de seres humanos, pues en ello juegan factores mucho més complejos, ya que el aprovechamiento del suelo y el resultado de los recursos, estén en relacién con la moneda, y, por tanto, hay que acudir también a explicaciones monetarias. "Seguramente algi dia podria reconstruirse el modelo exacto y complejo (a base de estudios) en el cual se articulan los siguientes elementos: multiplicacién de los seres humanos, ocupacién de las tierras, aprovechamiento de las mismas (incluyendo entre los factores los cambios climaticos), explicacién del crecimiento general de los precios por la alternancia de valorizaciones y desvalorizaciones de las mercancias frente a las monedas y de la moneda frente a las mercancias, influencia de este movimiento de los precios por una parte sobre la empresa de produccién y por otra sobre las posibilidades de consumo. Retengamos de momento la necesaria complejidad de toda explicacién aceptable de los movimientos largos" (p.93). Como se ve, una vez més, cuando se trata de estudios metédicos, profundos, de toda esa realidad histérica tan compleja (que lo es precisamente por la incidencia de tantos factores, y por la libertad humana, que dan lugar a multiples combinaciones y posibilidades) lo remite a un estadio futuro, gracias al progreso de la tazén y de sus aplicaciones al célculo y a la interrelacién. En cambio, no renuncia Vilar a aplicar su concepcién histérica a una visién generalizadora de las distintas ctapas por las que ha atravesado el mundo europeo: 1) el estancamiento medieval corresponde a la disolucién de un mundo —el romano— colonizador, en beneficio de unos pocos, roido por la despoblacién ¢ invadido por las tribus barbaras, y a la constitucién de una Sociedad nueva, la feudal, fundada en una ocupacién poco densa del suelo. 2) la expansién medieval, corresponde al triunfo de una nueva organizacién: mas hombres, mds repoblamientos, relaciones nuevas con oriente (CruzadAs), descubrimiento de un equilibrio politico en la jerarquia de las relaciones personales, etc. 3) la crisis de la baja Edad Media es una crisis general de dicho sistema, debido al exceso de poblacién, agotamiento de tierras, guerras, ete., hasta el momento en que la poblacién numéricamente disminuida ve mejorar sus condiciones de vida e impone su voluntad a las fuerzas feudales dominantes; pero la baja de los precios hace que resulten seductoras las expediciones a tierras lejanas, y los desérdenes invitan a tomar el poder a autoridades centrales mas clevadas (reyes); esto desemboca en el XV, en la formacién de estados-naciones-monarquias, de lo que resultaré un equilibrio nuevo, coronado por los descubrimientos geogrificos. 4) el siglo XV es el triunfo de este nuevo sistema: aumento del poder de reyes y comerciantes frente al mundo feudal todavia sélido, pero en vias de disgregacién; recuperacién demogrifica, enriquecimiento con posibilidades comerciales Iejanas; pero también debido al alza de la poblacién y de los precios, crecientes dificultades para el campesino-productor o para el artesano; hacia 1.600. este empobrecimiento de la base repercute en la cispide. 5) en el XVII vuelve a crearse una atmésfera de crisis general: guerra de los 30 Afios, decadencia econémica en el Mediterraneo; revoluciones en Inglaterra y Francia, cic. 6) El siglo XVIII viene mareado por la biisqueda de un nuevo equilibrio entre las siglo de expansién, pero también de revoluciones (de signo econémico e Inglaterra, politico en Francia). Y, concluye Vilar: "Estas observaciones menos apresuradas permitirian imaginar las fases largas de las "coyunturas" como otros tantos signos de modificacién de las estructuras: elaboracién lenta y dificil de los modos de produccién sucesivos, fases de triunfo y de equilibrio, fases de cris fases de reconstruccién en base @ mecanismos nuevos. Estas divisiones permiten a la vez confirmar y matizar nuestras divisiones histéricas habituales: antigiiedad, edad media, tiempos modetmos, tiempos contemporineos, como fases en las que sucesivamente se preparan, triunfan y entran en crisis el modo de produecién antiguo (esclavismo y colonialismo romano), el modo de produccién feudal, la transicién que representa la formacién del capital comercial y la culminacién mondrquica de la sociedad feudal dominante, y por iltimo la génesis del mundo contemporaneo: formacién del capitalismo industrial y de las relaciones sociales que le corresponden. Coyunturas y estructuras no son dos nociones extrafias entre .on dos aspectos de fenémenos comunes” (p. 95). Seria prolijo entrar a discutir esta interpretacion, pues nos llevaria a reconstruir una buena parcela de la Historia. SeRalemos, sin embargo, que lo que hace Vilar es aplicar la teoria marxista del cambio de "modos de produccién" a una serie de fases histérieas, pero describiendo solamente algunos factores 0 aspectos de ellas. Son tan numerosos estos factores que siempre es posible hallar al generalizar— una linea de estructuracién entre ellos. En el citado esquema coyuntural, Vilar, por ejemplo, no recoge factores tan decisivos, en la Edad Media y en los siglos posteriores, como los religiosos (Reforma) y los intelectuales (Escolistica, Humanismo, Racionalismo, etc.). Esos no encajan, en manera alguna (0, mejor dicho, Vilar los haria eneajar como reflejo de los cambios de produccién) en dicho esquema. Por otra parte, ,c6mo nos explica gue, a pesar de los cambios en los modos de produccién persistan muchos de estos factores (creencias religiosas, concepciones filosdficas, etc.)? En cuanto a su conclusién de que las fases largas de las coyunturas son otros tantos signos de modificacién de las estructuras, que coyunturas y estructuras son dos aspectos de un fenémeno comim, pucde ser valida en alguna manera, pero no en el sentido que le da Vilar: el de fases en la evolucién de los modos de produccién, pivote sobre el que hace caminar todo el proceso historico. Entra después a analizar los ciclos "semiseculares" ("interciclos 0 ciclos Kondratieff"), es decir aquellas fases alternativas de expansion o contraccién, cada una de las cuales de unos 25 afios, y, en su conjunto, un cielo de 50 afios, que se observan a partir del siglo XVIII, en el sistema capitalista. Estas alternancias u ondas, son bien visibles en el alza o baja de los precios nominales. Asi en 1817-1850 baja, 1851-1873 alza, 1874-1895 baja, 1896-1920 alza, Pueden variar, scgiin los paises, cn uno 0 dos afios, y en cl siglo XX no se sabe si puede situarse la caspide de la onda en 1.920 0 1929. Los economistas que los han estudiado, como Imbert 0 Kondratieff, estin en desacuerdo en cuanto a la definicién, ¢Se trata de movimiento de precios? ¢Sc trata de expansién y contraccién generales altcrnas, referentes a todos los indices econémicos? Y, cn cuanto a su interpretacién: para unos radica en cl stock o en la circulacién monetaria; para otros en movimientos espontineos de la economia, como innovaciones técnicas 0 efectos econdmicos de las guerras etc. "De hecho, no tenemos ninguna explicacién del ciclo largo, salvo si pensamos que es una resultante de los ciclos mis cortos, que quedan por explicar” (p96). Como siempre, Vilar pone ejemplos coneretos, en que efectivamente pueden hallarse relaciones entre ciertos hechos y las circunstancias econémicas. Asi la prosperidad imperial de la época de Napoleén III en Francia se corresponde con una fase de prosperidad general europea, y, por tanto, no debe imputarse a las iniciativas imperiales o al "orden"; en el periodo de la gran depresién de 1873- 1895, las leyes protectoras de Méline fueron quizé responsables del débil desarrollo agricola francés, pero son también explicables como respuesta a la depresién. Una vez mas se puede alegar que estas interpretaciones son discutibles, quizé mucho menos la segunda, ya que se trata de una decision de caricter mercantil, que, naturalmente puede corresponderse con la situacién econémica. Pero en Espaiia, por ejemplo, el periodo de 1854-1873, que deberia corresponder a un periodo econémico de alza, no es ciertamente un periodo brillante: dificilmente esto puede explicarse por una coyuntura curopea favorable. Describe después el ciclo "intradecenal" o de Juglar, que los economistas han descubierto en el siglo XIX. Vilar afiade que estos ciclos cortos existian también en las sociedades de periodos anteriores y a ellos responden las crisis comerciales y agricolas. Y, concluye, "hay que reconocer simplemente que toda la vida econémica espontinea se desarrolla segtin ciclos ondulatorios, ya sea ritmos determinados por Ia propia dialéctica de sus mecanismos (por ejemplo, el alza de precios estimula la creacién de empresas, ésta acrecienta la oferta, que rebasa la demanda y da lugar a la crisis, etc.), ya sea por el impacto de realidades exdgenas (no econémicas: malas cosechas, intervenciones politicas, cte., cuyas repercusiones sobre el conjunto de la economia dependen de la amplitud de las zonas affectadas por el hecho)... Estos movimientos de la economia, siendo a la vez causas y consecuencias, ponen de manifiesto a menudo los ritmos de la weiedad global... (p. 99). El problema para el historiador es en qué medida el conocimiento de estos movimientos le ayuda a comprender la historia global de un momento o de un pais. Y, a este respecto, Vilar insiste en una distincién tenida poco en cuenta por los economistas: 1) Ciclos y crisis de "tipo antiguo", caracteristicas de las economias de predominio agricola y con relaciones comerciales limitadas; es decir, la de la Europa anterior a la “revolucién industrial", y hoy todavia en algunos paises subdesarrollados. Las causas residen una serie de malas cosechas, y la forma del ciclo y de la crisis es: alza del precio del grano, reacciones contrapuestas del consumidor y comerciante, ete. y las consccuencias, miseria, hambre, revueltas, exigencia de tasas, necesidad de limosnas, mendicidad, vagabundeo, etc. La causa suele ser metereolégica, lo que repercute en les precios agricolas, y, a su vez en el sistema social implicado (pago de rentas, diezmo, en la moral por la reaccién anticomerciante y antiusuraria, ctc.). Este tipo de crisis es cualitativamente distinta, segtin Vilar, de las crisis del XIX en los paisi capitalistas, 2) Ciclo y crisis en el capitalismo industrial. Las causas son internas al sistema: es la contradiccién entre la Igica de la iniciativa individual y Ia Logica de los resultados globales la que trac consigo la inversién de "tendencias”. La forma de la crisis, a diferencia de las crisis antiguas de los precios agricolas, sino la caida de los precios industriales. Asimismo las consecuencias de las crisis de los siglos XIX y XX son de diferente orden, tienen manifestaciones distintas, Vilar, evidentemente, tiene razén al resaltar el interés que puede tener el estudio de estas crisis para el conocimiento global de la historia. Lo que ya es mis discutible es su periodicidad (cosa discutida por los economistas) y, sobre todo, sus causas y los efectos. Estos no son siempre determinados, como parece admitir, sino que dependen de las circunstancias histéricas concretas, y, sobre todo, de las decisiones de los individuos, que no son siempre iguales, a no ser que consideremos las reacciones bioldgicas y psicolégicas clementales. Pero pasar de este nivel a los verdaderos niveles en los que se hace la historia, significa tener que considerar otros muchos factores. Finalmente proporciona consejos para la utilizacién histérica de la nocién de coyuntura. Conviene, nos dice, analizar la coyuntura, sus efectos coneretos: "en cada caso, ;quién saca provecho, quién resulta amenazado? {E] empresatio? {El trabajador? ;El rentista? ;El productor? {El consumidor? ,Cémo varia el salario nominal? ;Y el real? ¢Cémo varia la ganancia en volumen y cémo en tasa (en relacién con el capital)? Asi, a condicién de pensarlo dentro de un tipo de estructura (modo de produccién feudal, capitalista, de transicién, ete.), el movimiento coyuntural forma parte de los anilisis del historiador” (p. 105). Esta explicacién que hace Vilar sobre la coyuntura, si fucra considerada como un elemento mas del anilisis histérico en el que confluyen tan multiples factores, y por tanto utilizada con las debidas precauciones y proporcién, podria aceptarse. Pero en la concepcién metodolégica de Vilar, en la que los modos de produceién lo definen todo, la coyuntura juega un papel determinante, como acompafiamiento de los cambios estructurales. Y aunque la experiencia histérica le obliga a admitir muchas matizaciones sobre las clases de coyunturas y sus efectos, en realidad no abandona su idea de que las coyuntur mas 0 menos influyentes, en el paso de una estructura a otra, en la desestructuracién, en la aparicién de un nuevo modo de produccién, y, por tanto, sefialan el ritmo del proceso histérico. 4, LAS CLASES SOCIALES En cl capitulo referente a las clases sociales, Vilar parte de la afirmacién de Marx: "La diferenciacién de "clases sociales” ...deriva ... de los problemas de la organizacién material de la sociedad, y por tanto, de la produccién y distribucién de los bienes materiales" (p. 109). Critica, por tanto, a aquellos historiadores y socidlogos (Mousnier, concretamente entre ellos) que admiten en determinados periodos histéricos la existencia de una "estratificacién" 0 "jerarquia" social independiente de la economia, Para Vilar la existencia de relaciones de funcién, de solidaridad y colaboracién entre las distintas “clases” es "una fibula ideoldgica justificadora, basada en una comparacién funcional" (p. 111). Por ejemplo, la divisién tripartita de la Edad Media entre "oratores","bellatores" y "laboratores" —nos dice “triunfa cuando corresponde a la realidad fundamental del funcionamiento del sistema feudal... Se trata de relaciones feudales cuya base es la produccién, y que se earacterizan por la exaccién material, feudal y eclesiastica (diezmo)" (pp. 113- 114). Vilar no nos proporciona ninguna argumentacién. Afirmar que las relaciones sociales en la época feudal estin basadas en la produccién material, es afirmar demasiado. Las relaciones feudales, tienen, naturalmente, una base econémica, pero no es ésta la que determina aquellas relaciones, ni las impone. Sino al contrario, la conveniencia social, el reconocimiento de la existencia de los oratores y los bellatores, que no son en si "clases" absolutamente necesarias, exige que haya otra clase —la de los laboratores— que los sostenga. Los vinculos entre ellas no son meramente econdmicos. El pueblo se sacrifica gustoso para sostener a los oratores. Y, con frecuencia, estos fueron también "laboratores" (monjes colonizadores en el Centro de Europa), ¢ incluso "bellatores" (6rdenes militares). Vilar mismo admite que existen contradicciones secundarias que provocan modificaciones dentro de este sistema feudal: asi, contiendas entre oratores y bellatores, que ve, en la ciispide, en la lucha entre Papado ¢ Imperio entre giielfos y gibelinos, que tratan de afirmar su superioridad absoluta eada uno por su parte; asi cn la novela caballeresca, que dedicada en principio a cantar las hazafias de los guerreros, concluye a menudo alabando la personalidad del santo. Vilar expone también que a finales de la Edad Media, hay una cierta dificultad en la clasificacién habitual de las distinciones sociales, debido a la en la ganancia, en el dinero, que tiende a despreciar a las demas. "Grosso modo se podria decir que los periodos de cquilibrio de una sociedad ticnen tendencia a una visién simple de las clases y de sus relaciones esenciales (divisién tripartita del siglo XI; bipartita de Marx en el XIX), mientras que los periodos de mutacién y de crisis tiende a complicar al maximo las divisiones de la sociedad" (p. 115- 116). ,No to esquematizar demasiado?. Tales divisiones son —no de un grupo ideolégico dominante, como afirma Vilar— sino de teorizantes, que no siempre pertenecen a la "clase" superior, que buscan reproducir —tal como la ven . de acuerdo con sus propias ideas, la estructura social de su tiempo. La prueba es que en una misma época, ha habido clasificaciones diferentes, propugnadas por diversos tratadistas. Marx, por ejemplo, analizando la sociedad exclusivamente desde la dptica del "modo de produccién", hallaba dos clases, pero en su mismo momento histérico, otros veian otras clasificaciones menos simplistas. aparicién de capas nuevas, las urbanas, cuyo medio de vida desca Pasa a continuacién Vilar a discutir la existencia de sociedades estructuradas sobre castas, érdenes y clases, defendida sobre todo por Roland Mousnicr. Vilar defiende que tales divisiones son teéricas. Asi la divisién de la sociedad de la India, originariamente, dice, era semejante a la de los pucblos Occidentales, aunque mas tarde se afladieron otras castas mas: Ia reclusién de cada oficio dentro de un grupo hereditario es una representacién mental adquitida. El aspecto religioso, en suma no es necesariamente el punto de partida de las castas, puede ser resultado. Este argumento lo basa simplemente en la terminologia que presenta Benveniste, Vocabulaire des institutions indoeuropéennes. Vilar contradice pricticamente a todos los autores que han tratado el tema. Adem: {cémo se explica que este sistema de castas conservado durante milenios pueda previvir si su base ¢s metamente cconémica, si responde a una representacion mental adquirida?. Para reforzar su tesis, Vilar aduce la tendencia esponténea de los grupos humanos a cerrarse en si mismos y a encerrar a los demas grupos, a incorporar una nocién de “pureza” a tal o cual rasgo de pertenencia (grupo éinico, religioso, profesional) y considerarlos como hereditarios. Pone cl ejemplo de la sociedad espafiola en los siglos XVI y XVII que, tras proclamar la asimilacién forzosa de judios y moros por el bautismo y la lengua, ante la imposibilidad de asimilarlos, acaba por convertirse esta diferenciacién real en representacién social fundamental: la limpieza de sangre exigida no sélo para ser noble, sino para ¢jercer en ciertas corporaciones. Este ejemplo, hay que responder a Vilar, no es nada claro. En primer lugar, porque es muy particular y en todo caso, no es impuesto por los grupos superiores, sino al contrario: es sentido mucho més vivamente por los mis bajos. Afiade que la diferenciacién de castas no tiene Gnicamente origen en la pureza religiosa o racial, sino que afecta a determinados oficios (verdugos, carniceros, cirujanos, etc.). Pero se puede objetar que estos oficios estaban vinculados a hechos psicoldgicos: eran frecuentemente desempefiados por judios, o tenian que ver con la sangre. Y, en todo caso, son ejemplos en que lo ideoldgico, lo psicolégico, en las relaciones sociales, se impone a lo econémico, tesis que no es la que defiende Vilar precisamente. Incluye también el caso de algunas clases sociales que originariamente no tenian nada de hereditarias, pero podian llegar a serlo por presién de otras que tenian interés en encerrarlas en esa condicién, como los siervos de la gleba, en Catalufia, En su origen, en el siglo X estos campesinos eran libres, pero al faltar mano de obra, los propietarios (nobles) hacen todo lo posible por retenerlos, primero de hecho, luego de derecho, y nacen los siervos de la gleba. Se ha pasado asi de una clase a una casta, La cuestién se consuma —coneluye Vilar— cuando la Iglesia prohibe admitir en su seno a estos siervos, con lo que quedan convertidos en casta. Este ejemplo, en mi opinién, no es nada significativo, porque los miembros de la glebas no son una casta marginada, sino un grupo social, como muchos otros, humilde pero no despreciado. Su exclusion de las "ordenes eclesidsticas" no significa su exclusién de la Iglesia. El sicrvo de la gleba era considerado, en el orden sobrenatural, igual al magnate. En cuanto a los "6rdenes", vocablos que se usan en los siglos XVI, XVII y XVIIL, cree que se trata simplemente de un témino medio entre una sociedad de castas, en la que un brahman, por mas respetado que sea, es apedreado si se aventura en un barrio de castas subordinadas, y una sociedad de clases en que los “desclasados", por una y los “nuevos ricos", por otra, estin simplemente "mal vistos" (p. 121). Es "ula realidad, la historia, la que dicta la suerte de los “estados", de los "6rdenes". Obviamente, decir que un orden es una realidad "psicolégica" constituye una constatacién de que el grupo social, basado en una determinada realidad original, tiene conciencia de si mismo. Pero podemos decir que es esa conciencia la que determina el orden? ... De hecho cuando la realidad se transforma, la psicologia se modifica, mucho mas que al revés" (p. 123-124). Aqui Vilar, al simplificar la cuestién muestra una aparente légica. En primer lugar seria muy dificil definir de manera univoca el término "estado" u "orden", pues su mismo significado varia con los autores coetineos. Se puede, ciertamente, admitir que cuando las realidades se transforman, es decir, cuando desaparecen determinados elementos sociales, las actitudes psicolégicas y la imagen de la sociedad puede cambiar. Pero esto no es suficiente para decir: "Personalmente, no creo que haya diferencias de naturaleza entre las sociedades de "érdenes" (¢ incluso de "castas") y las sociedades es", Sus diferencias se encuentran {inicamente en el nivel de eristalizacién juridica (o consuetudinaria 0 mistica) de las relaciones de funcién" (p. 125). En otras palabras, cree que estas diferenciaciones, en el fondo estin basadas en relaciones de produccién, en los modos de produecién econémica, que se reviste, 0 se justifica interesadamente bajo categorias sociologicas: "antes de la aparicién del capitalismo industrial, el instrumento fundamental de produecién cra la tierra, y la base de las relaciones sociales era la organizacién feudal de la propiedad; en el momento del capitalismo industrial la tierra conserva importancia, pero bajo un sistema de propiedad absoluta, y a partir de entonces los medios de produccién dominantes son el aparato industrial (comprendido los transportes, ferrocarriles, barcos, etc.) y el aparato de crédito (con los bancos, etc.), cuya propiedad o control se convierten en esenciales. Las clases se sittian en relacién con este aparato de produccién" (p. 126-127). Para Vilar no tiene demasiado sentido estudiar las clases a partir de la riqueza o del consumo, o de otras caracteristicas, porque ya estdn definidas en relacién al aparato productivo. El camino es el estudio de los mecanismos de empobrecimiento 0 enriquecimiento de una sociedad porque da por supuesto que siempre los dominantes explotan a los dominados. Esta vision simplificadora no es toda la realidad, pues las categorias sociales y sus actitudes desbordan el aparato de produccién. Para Vilar, la definicién mas exacta de clase social, es la de Lenin: "grupo de hombres, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro gracias al distinto lugar que ocupa en una estructura determinada: la economia social". Esta definicién dogmética comporta la lucha de clases en la cual reconoce Vilar niveles 0 graduaciones: los “antagonismos" fandamentalesy_ las "contradicciones" secundarias. "Los primeros rigen el funcionamicnto del modo de produccién; las segundas derivan simplemente de él y pueden esfumarse ante solidaridades mas esenciales" (p. 135). Como se ve, admite matices, contradicciones momentineas 0 secundarias, pero que nada afectan en sustancia las solidaridades de clase, que son siempre, en definitiva, determinadas por la economia. Dedica unas interesantes paginas (pp. 135-141) a clases, subelases y categorias sociales, para explicar las contradicciones secundarias. En primer lugar se refiere a las categorias socioprofesionales, y entre ellas desciende al andlisis de los gremios o corporaciones, organizados, muchas veces, a la defensiva y cerrados. Afirma que las luchas entre estas corporaciones, son luchas de clase. Aqui, cvidentemente, est exagerando, y nuevamente simplificando. Es verdad que en el XVII, hubo luchas entre maestros, por un lado, y oficiales o aprendices por otro, pero reducir esto a un conflicto entre capital-trabajo es ver s6lo un aspecto parcial. Una cosa es que se discutan intereses econémicos, otra es reconocer que esta oposicién es irremediable ¢ irreductible. En el siglo XVIII en Catalufia, como ha escrito el propio Vilar, algunos de los miembros de Io gremios, no son artesanos, sino que ticnen otras empresas y, a veces una situacion social superior a los maestros, a los que se oponen, por razones no solamente econémicas. En todo caso, no son estos artesanos los oprimidos siempre. ¢$ puede decir entonces que es solamente un conflicto capital-trabajo? Habla luego de los "cuerpos constituidos", es decir, de las tradicionales representaciones municipales 0 provinciales, 0 cuerpos vinculados por sus funciones (academias, magistraturas, universidades, ctc.). Reconoce que est cuerpos estin muchas veces divididos por querellas en clanes o actitudes personales. Pero es por "espiritu de cuerpo". De acuerdo, pero —afiadamos este espiritu de cuerpo descansa en algo mucho mis trascendente muchas veces que los intereses econémicos o materiales Admite también, que los "medios" 0 "ambientes", establecen ciertos hibitos sociales (comunidades de lenguaje, cultura, prejuicios, relaciones de parentesco, ete.) y mantienen ciertas solidaridades, que pueden influir, politicamente, en la aceptacién 0 rechazo de ciertas normas o propuestas. "La prictica religiosa también depende de los correspondientes ‘os medios” son a menudo el intermediario obligado por donde debe pa histérico de las clases" (p. 138). Como se ve, Vilar, en plena coherencia con su idcologia considera la prictica religiosa como un resultado, en ninguna manera como un factor que determine las actuaciones y actitudes personales y colectivas. No debe extrafiarnos, pues, su conclusién: "Por fundarse en los origenes de los ingresos, la divisién fundamental y antagénica sigue siendo la que se da ente trabajo y capital, Pero puede ser matizada por un estudio mas profundizado" (p. 139), ya que dentro de las clases hay diversas categorias econémicas. Para Vilar, clases son "los poseyentes activos" (empresarios 0 arrendatarios capitalistas) y "poseyentes inactivos” (rentistas de la tierra y rentistas del capital, que perciben renta, intereses 0 dividendos). Y entre los asalariados, reconoce que hay también algunos con ingresos mixtos: un pequeyio campesino propietario, un artesano, que adelantan un capital y viven en parte de su trabajo cotidiano, etc. "Las diversas combinaciones de estas "categorias" econdmicas el interior de las clases desembocan en conflictos sccundarios, aunque a veces agudos: 1) entre agricultores © indusiriales cuyos intereses no siempre coinciden (...) 2) entre importadores y exportadores (...) 3) las pequefias empresas temen su absoreién por las grandes (...) 4) los prestamistas y deudores (rentistas y empresarios) tienen intereses contrarios... En teoria, la competencia capitalista deberia imponer sobre todos estos puntos las “armonias", los “equilibrios"; pero las presiones posibles, las protecciones, las subvenciones, los efectos de las decisiones presupuestarias y monetarias convierten en realidad estos conflictos de categoria en problemas politicos, y, por ende, historicos. La historia econémico-social esta lena de estas interrelaciones entre los “grupos de presién" y debates parlamentarios o sindicales. Se trata de luchas de categorias; quedaria por tratar las luchas de clases, pero este fendémeno, que domina la historia, necesitari volumen entero" (p. 141), Es muy interesante esta matizacién de Vilar entre "luchas de categorias" y “tuchas de clases". Lo que él Hama “luchas de categorias", cfectivamente, enfrentan con frecuencia (Sobre todo en épocas recientes, en que la mentalidad econémica y los intereses materiales priman sobre otras consideraciones) a los hombres. Pero habria que afiadir que tales conflictos no se reducen a intereses econémicos, sino que incluyen otros intereses (poder, influencia, rango, etc.) y. ademas, que no siempre existen. Respecto a las "luchas de clase", como se ve, Vilar reconoce que tratarlas seria Henar un volumen entero. {No seri que tal afirmacién, la de que la historia es una sucesin de luchas de clases es imposible de probar? 5. PUEBLOS. NACIONES, ESTADOS En este capitulo pretende demostrar que las entidades estatales propiamente dichas, y en particular las "naciones", tal como se constituyen a finales del XIX y en el XX, son creacién de una clase social determinada, aunque sobre la ba naturalmente, de ciertos elementos originarios Previamente presenta una exégesis de las nociones de frontera y de guerra, muy ligadas a la existencia histérica de los grupos, para coneluir que una y otra nocién son relativas, cambiantes, Desmenuza mis ampliamente la nocién de guerra, con la intencién de demostrar que no son las luchas de grupos el fondo de la historia, sino las luchas de clases "que traducen las estructuras sociales y sus contradicciones, y por lo mismo hacen evolucionar las sociedades" (p. 149). Aunque se ve obligado a afladir: "de hecho, no hay una separacién tajante entre luchas de grupos y luchas de clases, ni entre luchas armadas y relaciones pacificas (emigraciones, comercio, etc.) puesto que la historia es la combinacién de todos estos tipos de relaciones” (p. 150). De este modo, viene a englobar las Iuchas entre grupos y pucblos, que siempre han existido, y también todo tipo de relaciones sociales, en el proceso real de la lucha de clases, que es el motor de la historia. Como se ve, una vez més, para mantener su tesis general ha de hacer concesiones a otro tipo de actividades y relaciones entre grupos, pueblos y clases, que, por cierto, nunca ha definido clara y satisfactoriamente. No cree, por ejemplo, que las huchas entre las ciudades griegas antiguas se debiera, como se ha dicho con frecuencia, a la incapacidad de abastecerse suficientemente, y, sin duda, tiene raz6n, porque no es la tnica explicacién. También, nos dice, algunos historiadorcs afirman que cn esas unidades estatales antiguas la cxistencia de la clase de guerreros se justifica por la guerra, pero "rara vez se piensa en explicar la existencia de la guerra por la presencia de clases dirigentes cuyas posibilidades de enriquecimiento estan limitadas dentro del marco en que gobiernan y que ansfan extender con las armas sus riquezas y su autoridad" (p. 151). En esta afirmacién de Vilar, hay vario presupuestos falsos. En primer lugar, la de que la motivacién de la guerra sca cl de una clase dirigente cuyas posibilidades de enriquecimiento estin limitadas a su marco "estatal". {Seria posible explicar asi las maltiples guerras que, desgraciadamente, corren al par de la historia) No nos vamos a detener en proporcionar ejemplos, pues es algo tan evidente, que no merece la pena hacerlo. En segundo lugar, aun admitiendo esa explicacién, dificilmente casa con el pensamiento nuclear de Vilar, de que la historia se mueve por la lucha de clases, es decir, que una clase sometida se levanta contra la dominante, pues en este caso conereto una clase dirigente es la que se enfrenta con otras ajenas para buscar un enriquecimiento. Vilar cree que los historiadores, en general, se equivocan al aceptar como un dato la "ciudad", el "reino", el "imperio", etc., como marcos de una "sociedad global", sin plantearse la cuestién de su existencia. Vilar insiste en este punto porque la existencia de estas entidades es resultado de “la distribucién espacial de los hombres en el momento observado, del grado de complejidad aleanzado por la organizacién social, y de la conciencia que ticnen las diversas clases, en el seno de esa organizacién, sobre las relaciones posibles entre los grupos proximos 0 lejanos, parecidos o diferentes..." (p. 151). Como se ve, lo que insintia es, en el fondo, que si se investigara sobre la existencia de estas entidades, se hallaria una cexplicacién fchaciente en huchas de clases, que, a su vez, impulsaria a las guerras. Queda, sin embargo, como una afirmacién sin comprobar, como tantas otras que cl autor realiza. Entrando en algunas causas de las guerras, primeramente trata de mostrar que no hay en la historia luchas puramenie raciales, pues el mundo no se divide en grupos de "razas", sino en multiplicidad de "culturas", "combinaciones complejas de rasgos raciales casi siempre mestizos, de conquistas técnicas mas 0 menos avanzadas, de herencias lingitisticas mas o menos diferenciadas, de esiructuras psicolégicas coherentes, pero con ldgicas internas muy diferentes (...). as divisiones raciales, lingiiisticas y culturales son realidades tangibles que, combinadas con el instinto de grupo y de desconfianza hacia lo "extranjero", constituyen factores de la division humana y son el terreno para la psicologia de guerra, Sabemos que los odios de raza y los odios de religién son todavia hoy fuentes de conflictos en el seno de sociedades muy evolucionadas, Estados Unidos o Irlanda. Pero sabemos que estos conflictos son mas complejos; el problema negro en los Estados Unidos es tan social como racial; el problema irlandés es tan etnopolitico como religioso" (pp. 152-153). Vilar, en estos dos tltimos casos, sin duda tiene razén, porque hoy en sociedades evolucionadas se entremezclan numerosos elementos en la division religiosa; pero geémo explicar los conflictos de razas, religiones y pueblos en épocas antiguas, por ejemplo, la expansién drabe con Mahoma, o la ain mas préxima oposicién entre Cristiandad e Islam en la Edad Media, y, mis concretamente todavia, el hecho de las Cruzadas (atin admitiendo, como en toda accién humana, otros ingredientes aparte de los religiosos )? En los grupos de organizacién elemental afirma que normalmente no hay guerra, porque no existe en estos grupos o tribus, una divisién del trabajo, que segiin la tesis marxista es la fuente de la divisién de clases, y, por tanto, de los conflictos propiamente dichos. En cambio, en la Grecia antigua, la guerra esti en todas partes. En este punto, habria que precisar (como ya antes se ha indicado) que su explicacién de la guerra entre ciudades griegas, esté fuera de su razonamiento-tesis. Sigue en las paginas siguientes una demostracién de que la idea de "nacién" no existe hasta el siglo XTX, y de que su proceso histérico arranca de la formacién del Estado modemo, a partir del Renacimiento. En todo este proceso, segiin Vilar, la formacién de una clase social, la burguesia, basada en cl crecimiento ccondmico, seri decisiva para ir conformando la idea de "nacién’. Indica como el Renacimiento, que estimula el cultivo de la lengua nacional; la Reforma, al acentuar las peculiaridades locales; y, sobre todo el "mercantilismo", la practica de una politica econémica nacional, favorecen la formacién del do-nacién". Es curioso que no mencione el papel de la religién para dar cohesin a la diversidad nacional de Espafia, que en los siglos XVI y XVII tiene mas repercusién que la cconomia. El siglo XVII —nos dice Vilar— una burguesfa mercantil puede asumir politicamente la responsabilidad de un estado y levantar a toda una poblacién contra un poder extranjero: es la historia de las "Provincias Unidas" o Paises Bajos protestantes, que se liberan tras una larga lucha, de la soberanfa espaiiola. Es evidente que no se trata de la primera manifestacién de un "sentimiento nacional”, que se lanza eficazmente contra un poder extranjero (cfr. Francia, guerra de los Cien Afios), pero es “la primera guerra nacional que culmina con la formacién de un estado nacional" (p. 164). Aqui habria que precisar que es una simplificacién excesiva la que Vilar hace, porque en la formacién de este sentimiento "nacional" estuyo presente también el fendmeno religioso, calvinista; y, por otra parte, la division entre las Provincias Unidas (Holanda) y las meridionales (Belgica) tuvo mucho que ver con una El fenémeno hacia la formacién del concepto de "nacién" culmina en la Revolucién Francesa. Esta hizo ercer a los campesinos que habian conquistado la “patria francesa" como un bien suyo. Aunque el sistema de gobierno implantado favorecia a una clase, la burguesia, los campesinos franceses liberados de numerosas cargas feudales y fiscales, beneficiados muchos de ellos de la redistribucién de la propiedad, asimilaron la defensa de la patria contra el enemigo con Ja de la Revolucién, la idea de "nacién" y la idea de gobiemo lidos de "Ia voluntad del pueblo". Pero en el siglo XIX, esta idea de "nacién" ligada a los principios de la Revolucién Francesa (en particular al de la "voluntad nacional" y "el derecho de los pueblos a disponer de si mismos") es una idea "progresista" que asusta a la burguesia, por ello Vilar prefiere calificarla mas bien de idea "nacionalitaria” que "nacionalista", ya que solamente esta tiltima expresaria la verdadera concepeién burguesa de la nacién. E] "nacionalitarismo" es un “nacionalismo" limitado, que apoya, dentro de ciertos limites (los que facilitan la revolucién) los avances en la liberacién de los pueblos". Asi los dirigentes liberales ingleses 0 continentales (Napoleén III) son favorables a los nacionalismos que sacuden el yugo turco, pero no se atreven a apoyar a los nacionalismos que podrian amenazar la potencia rusa, prusiana o austriaca. Puesto que la nacién se edifica sobre los intereses de una clase burguesa, el mercado nacional, seri un clemento fundamental. Hay una "vineulacién entre industria, burguesia y nacién". Reconoce que en caso de Alemania, la unidad si consiguié a través de las vietorias militares de Bismarck y de la vieja aristocraci pero afiade: "no es contradictorio. En lugar de combatirse, las dos clases dirigentes (antiguas clases feudales y nueva burguesia) se reparticron el trabajo" (p. 172) Lo mis Entre 1871-1914 la ideologia “nacionalitaria" se transforma en "nacionalismo", entendiéndose con ello una doctrina que considera la nacién como el hecho fundamental y la finalidad suprema, a cuyo interés el individuo debe subordinarse y ante el cual, en principio, deben desaparecer los intereses de grupo y los intereses de clase. "Es, en verdad, el momento en que, una vez constituidos y saturados los mereados nacionales, las rivalidades se manifiestan de pronto con mas brutalidad en el reparto comercial y colonial del mundo; es el fenémeno del imperialismo, proclamado y bautizado por los teéricos de la expansién: Chamberlain, Roosevelt, Guillermo TI, Jules Ferry, Rosa Luxemburg, Lenin" (p. 173). Ahora la derecha se vincula con el nacionalismo, que se convierte, en Francia por ejemplo, en doctrina oficial de la III Repiiblica. Toda la edueacién en la escuela piiblica esti impartida en este sentido y lo mismo la ideologia universitaria. Evidentemente aqui Vilar pisa terreno mis firme, en orden a defender su teoria. En el ambiente “economicista" del XIX, en los paises industrializados debilitada, sino perdida, la fe— la atraccién del lujo y del bienestar econémico se pone en primer término; toda la vida —la politica, por supuesto— se subordina a la economia. No es necesario insistir mucho en este "materialismo" del liberalismo capitalista. Pero lo que ocurre en un momento histérico, y en un ambiente social, gautoriza a generalizarlo a toda la historia y a todos? Este es el error del marxismo. La economia, cuando se pierden los valores cristianos, impone sus objetivos y pueden surgir verdaderas luchas de cla Después pasa a exponer —y valorar— la polémica sobre el papel del nacionalismo en el movimiento revolucionario proletario de Europa oriental, despertada entre los marxistas Rosa Luxemburg, Otto Baur y Lenin a finales del XIX y comienzos del XX, que opinan que alli tiene connotaciones diferentes que cn los paises industrializados de Occidente. Para Vilar las obras de Stalin, Como entiende Ia socialdemocracia el problema nacional (1904) y El marxismo y la cuestién nacional (1913), expresan perfectamente la realidad de que "la nacién es una categoria histérica, y es una categoria histérica de una época determinada, la del capitalismo ascendente". La cuestién nacional, en las diversas épocas, sirve intereses distintos, adquicre matices varios en funcién de la clase que los plantea y del momento que los plantea", El andlisis de Stalin para Europa central y oriental, concluye que en Austria 0 Rusia el nacionalismo también nacié con el desarrollo del capitalismo, y fue movido por la burguesia, que primero busca un mercado y después transforma su defensa en cuestién politica. En aquellos imperios sobre los. tertitorios "competidores" econdémicos, caen las restricciones de derechos electorales, de lengua, de trabas a prictica de religion, ete; pero presionada por todos los lados la burguesia de Ia nacién oprimida se pone en movimiento de forma natural, apela al pueblo ¢ invoca la idea de patria. La fuerza de este movimiento esté en funcién de la participacién en él de capas mas amplias de la nacién: proletariado y campesinado. Pero la lucha nacionalista, en realidad, es una lucha de clases burguesas entre si: la de la nacién oprimida contra la del Estado dominante. El movimiento nacionalista en Oriente desvia a los proletarios de su verdadera revolucién y emancipacién. Vilar, que considera vilido este esquema, precisa solamente que el andlisis de Stalin no tiene en cuenta que en Occidente, los sentimientos de grupos predominan todavia sobre los sentimientos de clase. Como ejemplo presenta el caso de Espafia que en los siglos XVI-XVII es uno de los primeros Estado: nacién en constituirse, y cuya entidad se afirma en la guerra de la Independencia. Pero la pérdida de las colonias y el fracaso de la revolucién politica, que facilitaron la permanencia cn cl poder a las clases aristocraticas y terratenientes, hicieron de Espafia un pais desigualmente desarrollado, donde sélo el Pais Vasco y Catalufia, con una industria segin cl modelo curopeo, mantuvieron una conciencia de nacionalidad. Los industriales textiles catalanes —como en Europa — concibieron el problema nacional como un problema de mercado. Los dirigentes de Madrid (aristécratas, generales, politicos liberales), que representaban a las clases no industriales, no entendicron cl lenguaje del "nacionalismo econémico", Fue entonces cuando Jos industriales catalanes, ante la frustracién, exaltan la solidaridad catalana contra el centralismo madrileio, poco atento a los intereses de la industria. Ello acabé creando un ambiente masivo de oposicién comin, "en el que terminaron yuxtaponiéndose las protestas de clases y las protestas de grupo. A partir de este momento puede hablarse de catalanismo popular, pequeio burgués, intelectual, campesino, y en parte (segiin el momento), obrero, Y es interesante entonces, ver a la burguesia creadora del “movimiento nacional", asustarse ante este aspecto popular de la oposicién catalanista, y buscar en Madrid, en los instrumentos del Estado, las garantias contra la eventual revolucién” (p. 195). Este esquema, aunque muy simplificador, es valido en conjunto. Expone, muy brevemente, como los problemas nacionales en cl periodo entre guerras (1918-1939) en Occidente estin mantenidos por Ia clase burguesa y por sus intereses coneretos. Rusia —nos dice— es un caso aparte, en el que la clase dominante —el proletariado— tiene en sus manos el Estado centralizado, mientras deja a las nacionalidades una amplia autonomia cultural (lengua, ensefianza, etc.), pero observa con recelo, y acude a reacciones violentas ante cualquicr sospecha de retorno a un "nacionalismo burgués" que reclamari la formacién de un Estado. Como se ve, Vilar observa con ojos de excesiva simpatia la situacién de Rusia. Porque, en primer lugar, jes el proletariado ta clase dominante, 0 el Partido? Ademis cabria preguntarse, esa autonomia cultural es realmente auténtica? Pignsese en las dificultades impuestas por la reglamentacién estatista en materia de religién, en Ucrania o en Lituania, por ejemplo. Caso algo particular es también el de los paises vencidos, donde el nacionalismo es una doctrina que predica la unidad por encima de las clases, sobre el principio de la raza (nazismo) 0 de la historia (imperio fascista) y la autarquia econémica, mientras que la lucha de clases se traslada al exterior, contra el comunismo. Después de 1929 las humillaciones nacionales, las crisis monetarias, el miedo a la proletarizacién por parte de las clases medias y campesinas, son factores que explican el relativo éxito de estas ideologias. En los paises vencedores en 1918, ficles a formas liberales del Estado, se puede observar un viraje de las relaciones entre concicncia de clase y conciencia nacional: en la primera fase, un nacionalismo orgulloso en los medios dirigentes y de cx-combatientes; después de 1934, el resurgir del patriotismo popular y antifascista, Durante la guerra de 1939-45, diversas formas de resistencia, plantearon el problema de qué clase, una vez conseguida la victoria nacional, s declararia responsable de la nacién. Y el propio Vilar responde: "Con escasas excepciones, la respuesta dependid sobre todo de la zona de influencia de las "grandes potencias" (p. 197). {No hay aqui una contradiccién clara con sus postulados tedricos? Porque parece afirmar, en definitiva, que es la fuerza la que resuelve un problema que, en principio, deberia resolver por si misma una clase ocial. Termina con una brevisima exposicién de los problemas "nacionales" después de 1945, que resume en tres puntos: | ) Las relaciones entre la URSS y los restantes paises socialistas, problema que simplemente menciona, pero al que no dedica ni una palabra. 2) La edificacién de una Europa unida que —nos dice — lleva un rumbo sorprendentemente parecido a los hechos que cimentaron el Zollverein, cn la Alemania del XIX, pero que choca con una serie de intereses en el interior de los marcos nacionales y que carece en su bases de los hechos de larga duracién —lengua, cultura, ete. que habian moldeado las comunidades nacionales. La burguesia, interesada por el mercado, busca marcos supranacionales, pero se pregunta {sobre qué infraestructura va a crearlos? 3) La liberacién de los paises colonizados, hecho nuevo. En este problema, Vilar no se decide por una interpretacidn, «Las relaciones etnias-naciones-estados-clases, se nbrican aqui de forma ain més compleja que las esbozadas anteriormente, en el caso de episodios mas clisicos. Como sucedié con la independencia de América latina, se forman estados sobre estructuras nacionales inconsistentes; a la inversa, unas luchas que han durado varias decenas de afios, como en Vietnam 0 China, han vinculado intimamente el proceso de independencia nacional con el de revolucién social, especialmente a través de la difusién del ejército y de las masas populares. Lo cual no impide que en numerosas ocasiones, y todavia hoy, el movimiento revolucionario y cl movimiento nacional dependan ain de las actitudes reciprocas (tolerancias, exclusiones, utilizaciones, etc.) de las capas muy numerosas que constituyen tanto la burguesia como el campesinado. En América Latina, aunque eventualmente hay grupos militares 0 politicos (peronismo en Argentina, gobierno de Velasco Alvarado en Peril) que enarbolan la bandera del nacionalismo, resulta cada vez mas remota la esperanza de que las "burguesias nacionales" sigan la via de las burguesias curopeas del siglo XIX" (p. 198). Cita, en apoyo de esto, la "Segunda declaracién de la Habana, 1961" en la que se afirma que la burguesia nacional en América, "aun cuando sus intereses son contradictorios con los del imperialismo yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo a la revolucién social y asustada por el clamor de las masas explotadas". Es realmente sorprendente que Vilar al tratar de explicar estos movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo, no aluda, en absoluto, a las actividades del comunismo internacional, que, bajo formas diversas, incluida la fuerza, socavan los cimientos de Ja estabilidad de aquellos paises, y conducen, a través de movimientos Ilamados "democraticos" a la revolucién social. Resulta inaceptable que Vilar, que se considera cientifico, calle en este aspecto esencial. Casi todas las revoluciones "nacionalistas" en Asia, Africa 0 América — salvo, por ejemplo, las islimicas, y esto también contradice la tesis de la lucha de clases— han sido provocadas por movimientos vinculados al comunismo intemacional De todas formas, para tratar de explicarse tantas situaciones diferentes que no parecen casar en su esquema estrictamente marxista, Vilar acude a una insimuacién de Lenin sobre la simultaneidad de las dos "tendencias historicas": una gue tiende a la creacién de estados nacionales y otra a la proliferacién de los vinculos internacionales, tendencias —nos dice— que valen tanto en el seno del socialismo como en cl scno del capitalismo. "Pero mientras la burguesia mira cada vez mas por encima de las fronteras nacionales y sacrifica con una facilidad creciente sus rivalidades imperialistas a la solidaridad imperialisia en general, las revoluciones populares, mis eficaces, son las que vinculan a la resistencia antiimperialista de los grupos nacionales; la "nacién’, la "patria", el ejército, se convierten en hechos masivos y no s6lo en instrumentos en manos de unas minorias. Parece como si nos halliramos ante un nuevo "relevo" en la disposicién a sumir las realidades nacionales de larga duracién por parte de una clase social" (p. 200) De nuevo habria que preguntarle a Vilar si realmente cree que estas revoluciones populares son espontineas, a la vista de las presiones exteriores de todo orden, ¢ incluso de la franca intervencién armada. Y, sobre todo, si la solidaridad de los "movimientos populares de liberacién" conduce a una verdadera liberacién nacional o a la opresién de un Partido. 6. EL CAPITALISMO Y SUS CONTRADICCIONES Vilar considera el Capitalismo, como lo habia definido Marx: un tipo de sociedad coherente, fundado en los mecanismos establecidos por un determinado modo de produccién. Para evitar equivocos prefiere hablar de "modo de produccién capitalista" que se sittia, en el espacio y en el tiempo, en el mundo occidental a partir de finales del siglo XVIII Por ello Marx, al tratar de definir el capital, habla de capital a sccas para distinguirlo de otro tipo de capital, designados siempre con un adjetivo ("usurario", mercantil, financicro) y que pudicron haber cxistido antes del modo de produccién capitalista, ¢ incluso haberle preparado el terreno, "pero sin haber sido jamais el niicleo decisive de esas sociedades" (p. 207). Segiin Vilar, el mérito de Marx fue, partiendo de la hipétesis de concurrencia perfecta y de las aporiaciones cientificas de los clisicos, demosirar: 1) que el equilibrio teérico y el dinamismo forzoso de una cconomia de concurrencia se realizaban s6lo a través de "crisis" que cran en el capitalismo tan naturales como los equilibrios instantineos. 2) que aceptado el inconveniente pasajero de las crisis, la aparente armonia econémica encubria una creciente contradiceién social, una divisién en dos clases antagénicas, con intereses opuestos. 3) que en tales condiciones, la igualdad juridica y la libertad de iniciativa de los agentes econémicos individuales, eran, de hecho, para una inmensa mayoria, una quimera. 4) que en ultimo témino, debido a esas crisis y contradicciones, la concurrencia perfecta conducia al capitalismo hacia su propia destruceién, a través de concentraciones de los medios (que podian llegar hasta el monopolio).. Vilar analiza, siguiendo a Marx, los principios de organizacién del sistema capitalista: el principio de libertad, el de igualdad juridica y el de propiedad, principios que tratan de mantener los intereses de la clase burguesa Evidentemente Vilar, como el marxismo, tiene toda la razén: el capitalismo es un sistema, basado en el puro egoismo individual, porque sus sustentadores son mas “'materialistas" que el propio Marx: "Marx, al que se ha atacado por haber crigido Ja economia en "iiltima instancia" del anilisis politico-social, es de hecho menos "economicista” (y no més "materialista”) que los te6ricos del capitalismo" (p. 208). "Lo que caracteriza al capitalismo es que la parte del producto no consumida por los productores directos se deduce no en virtud de un derecho tradicional o de una coaceién legalizada, sino mediante el juego espontineo de una economia libre. Este caricter "natural", no forzado, de la exaccién, es el que ha permitido decir (y creer) que esta exaccidn no existia, que la sociedad se habia liberado finalmente de los derechos, los diezmos, las tasas y las coacciones, y el ideal de los inventores de la libre economia hubiera sido incluso la casi supresién de los impuestos estatales, reduciendo al méximo posible las atribuciones del mismo estado" (p. 217). Marx entiende estrictamente como capital "un conjunto de medios de produccién eficaces y masivos, susceptibles de reproducirse y de crecer, globalmente, por su mecénica propia" y que en el sistema capitalista, “tienen como caracteristica esencial la de estar apropiados" (p. 217). Lo que define al capitalismo es esta apropiacién, resultado de la "formacién del capital” en un libre mercado, mientras lo que define al socialismo es que la "formacién del capital” esta planificada. En el sistema capitalista, entre el valor realizado por ese mercado libre y la remuneracién global de los trabajadores productivos (suma de los salarios reales y de las ventajas sociales) existe un margen, que es Ia plusvalia. Si este margen no basta o se limita tnicamente a ser suficiente para la renovacién del capital existente, no habri posibilidad de progreso y la economia se estanca. Si el margen supera este umbral (que cs cl caso normal, a pesar de las variaciones coyunturales), hay formacién de capital. Pero éste ha sido apropiado; va a parar a los propictarios previos del capital. Vilar admite que puede remunerar, con tasas modesias, el ahorro de las categorias menos proletarizadas de los trabajadores, pero la gran masa excedente ird a los "jefes de empresa", que acumularan medios de produccidn cada vez més potentes. Pero, al final del proceso, la posibilidad de los recién legados disminuye; pues la concurrencia misma trac la decadencia de la concurrencia atomistica. Su consecuencia inevitable es la lucha de clases, fenémeno que también ocurre en la pequefia empresa. Alli también existe antagonismo, conflicto de intereses, aunque el pequefio empresario esté mas en contacto con sus obreros. El obrerismo anarquizante ha salido mas bien de la pequefia empresa. Las relaciones sociales de produccién, durante todo el siglo XIX, son "relaciones de lucha" (p. 220). Nada nuevo hay en esta exposicién del mecanismo de produccién y de distribucién del sistema capitalista. Lo tinico que cabria decir es que este anilisis es tedrico, y, por tantos es una verdad parcial. 1) Porque ese capitalismo puro no se ha dado en la realidad 0 no ha entrado en todas las partes o lo ha hecho en diversas condiciones. 2) Porque las circunstancias personales —y otras— han podido determinar, y han determinado, que esas relaciones laborales no hayan sido de enfrentamiento necesariamente y no necesariamente tampoco este entrentamiento de exterminio personal y social. A veces han sido tensiones o conflictos de intereses, como es normal en las relaciones humanas, Cuando ha habido "lucha de clases" en su sentido estricto, es porque se la ha creado desde fuera, se ha atizado el odio y se ha buscado la destruccién del patron LY enel siglo XX, se pregunta Vilar? Y afirma: "Es posible que, después de todo, en el titimo cuarto de siglo, la sociedad capitalista se acerque mis al esquema anunciado por Marx (digase lo que se diga) de lo que se aproximaba a él el mundo de 1.850. Es hoy, y no hace un siglo, cuando nos encontramos, sobre todo en Estados Unidos, pero también en algunos puntos de Europa y en Japon, ante un campesino liquidado 0 en vias de estarlo, frente a poblaciones enteras dedicadas a la produccién masiva destinada a un mercado y a la obtencién de beneficios, bajo la impulsién y el control de algunos consejos de administracién, minorias infimas y anénimas" (p. 220). Vilar admite que el elevado nivel de consumo alcanzado por las masas, el gran desarrollo de los servicios y de las personas dedicados a ellos, en la oficina y en el almacén, y la existencia de élites, de cuadros, han cambiado Ia imagen de patrono y obrero luchando cara a cara, pero “el antagonismo estructural de patronos y asalariados subsiste, y subsiste, por tanto, la lucha de clases. Es verdad que ahora presenta mas el aspecto de una confrontacién organizada entre sindicatos y grupos poderosos, oscilando entre la violencia y el compromiso. Lejos han quedado los tiempos de la concurrencia atomistica. Y ya no se sabe bien cual de las dos imagenes resulta mds mitica: si la de una sociedad abierta y libre, en la que cualquier ciudadano, en cualquier momento puede elevarse hasta la eumbre, a la de la dicotomia entre un pufiado de hombres poderosos, tinicos capaces de acumular capital y de disponer de sus poderes, y una masa de hombres subordinados, condenados a sofiar con una inaccesible vida de lujo, a trabajar en la monotonia y la mediocridad, y a tener mas posibilidades, dentro del caleulo de probabilidades de la vida, de quedar brutalmente en paro que de labrarse una fortuna, De forma global —apostilla Vilar— es evidente que la segunda imagen es mas valida” (p. 221). Realmente en esta exposicién lo que Vilar Hama lucha de clases, poco o nada tiene que ver con una verdadera "lucha de clases", en el sentido que Marx dio al concepto. ,Es necesariamente "hicha de clases" el que los sindicatos procuren para sus afiliados mejores condiciones de trabajo y de remuneracién? {Se puede hablar de la sociedad actual como "un pufiado de hombres poderosos" frente a “una masa de hombres subordinados"? ;No es muchisimo mis amplio el abanico econémico-social? {EI trabajo normal del obrero o del trabajador necesariamente rutinario y mediocre? {No se ha ido mejorando cualitativa y cuantitativamente en este punto? Visto desde un prisma exclusivamente materialista, pudiera ser. Pero aun asi la visién de Vilar es absolutamente exagerada. Identifica lucha de clases con la oposicién de intereses, normal en toda vida social, y que se van corrigiendo muchas veces —y de esto no habla— con el didlogo y con una cierta intervencién del Estado. Ciertamente hay verdaderas "luchas de clases", cuando se utilizan desde fuera estos conilictos naturales. Un segundo gran apartado lo dedica Vilar a analizar el capitalismo y su relacién con el crecimiento econdmico. Reconoce que ningin modo de produccién antes del capitalismo habia conscguido un tal salto hacia adelante. Unicamente la "revolucién neolitica’, con la introduecién de la ganaderia y la agricultura, cs una ctapa cualitativamente comparable con la “revolueién industrial" promovida por el capitalismo. En el intermedio hubo innegables “erecimientos", pero se enfrentan a "crisis generales", en las que intervienen una serie de factores (demografia, tecnologia, economia, sociedad), cuyo peso es dificil de determinar, pero que en cualquier caso no se pudo dominar Ia desigualdad de las cosechas, fuente de catdstrofes y de enfrentamiento a largo plazo con un crecimiento importante de la poblacién. Cree que la "revolucién industrial”, entendida solamente en sentido de avance tecnolégico, no serfa suficiente para explicar el "capitalismo". Habria que combinarlo con una disposicién nueva en el orden mental y social. "EI modo de produceién capitalista, conjunto coherent una consccuencia mis que una "causa" (aunque se convierta en causa a su vez) de la combinacién entre las innovaciones té€nicas del siglo XVIII y la bisqueda de unos beneficios menos aleatotios que los beneficios (por aquel entonces en decadencia) del capital comercial (y colonial), considerados hasta ese momento como las. fuentes principales de la acumulacién, El nuevo beneficio se fundard a partir de ahora, no ya sobre los equilibrios momentineos de los mercados aislados y Iejanos, sino sobre el desequilibrio constante entre el valor de los objetos —mercancias producidas en masa para un mercado homogéneo—, y el valor de la fuerza de trabajo que han producido esos objetos" (p. 225). Reprocha a W.W. Rostow que al tratar de definir las “precondiciones" para el despegue de la productividad moderna, hable de "propensiones" a aceptar, por una parte, riesgos, y por otra sacrificios, "sin sefialar que cl riesgo de los empresarios es una "apuesta” que hacen los individuos, pero en el que la clase capitalista (como en el juego de la Banca) tiene la seguridad de ganar al final, mientras que el "sacrificio" de los sario para la forma ital, es un sacrificio involuntario, impuesto a toda su clase por la indigencia inicial del proletario, de la que sélo escapan algunas excepciones...” (p. 225-226). Este reproche es, en parte, legitimo, pero hay en Vilar el error de partida de no ver mas que dos "clases" en oposicién, empresario y obrero, cuando en el sistema social global ciertamente hubo una serie diversa de "clases". Se refiere después al crecimiento del capitalismo a largo plazo y en este punto considera nuestras grandes deficiencias: "El analisis de las largas series de precios, si va mas alla de las expresiones monetarias, muestra que los objetos producidos masivamente por la industria, y tanto mas cuanto mas mecanizadas estan las industrias, tienen un equivalente en disminucién constante frente a los productos menos afectados por las nuevas técnicas, y, sobre todo, frente a los "servicios" no productivos que exigen siempre el mismo tiempo de trabajo" (p. 229). Y, en consecuencia, se habla cada vez mas de aumentar la productividad, dando por supuesto que repercutiré en bien de los propios trabajadores. "En resumen, la preocupacién se basa en que el capitalismo haya orientado lo eseneial de la actividad humana hacia la obtencién de una produccién cuantitativamente maximalizada, conseguida a partir de un esfuerzo decreciente quiz por unidad de producto, pero igual como minimo, y quizé mayor, para el conjunto de los trabajadores, a cambio de un aumento de satisfacciones cualitativamente discutibles" (p. 230). Reconoce Vilar que también el socialismo pide sacrificios a los trabajadores en la fase de construccién, pero no se les piden bajo la forma angustiosa del paro Aunque el progreso técnico inserte siempre en el producto cada vez més capital y menos trabajo, no se ha de olvidar que el capital pertenece a los ya ricos. Esta afirmacién, incluso desde un punto de vista solamente econémico, es discutible. EI socialismo, como vemos hoy en Polonia, Cuba o Corea del Norte, no ha proporcionado mejoras a los trabajadores, aungue si haya conseguido, por la fuerza, rebajar diferencias, y elevar relativamente a los pobres. Pero sistema socialista o sistema de economia de mereado no son mas que un aspecto de la organizacién general de cada pais. Habria que preguntar a Vilar si cree en el valor de la libertad, y en otros, ausentes del mundo comunista. Aduce Vilar la paradoja del capitalismo que, gracias a la disminucién del "valor" de los objetos producidos en masa, a la larga deberia ser considerado como algo eficaz, y por tanto, beneficioso. Pero "el capitalismo que ha elevado el nivel de vida de masas considerables, no ha resuclto la "cuestién social" elemental de la "miseria” en el marco racial y en el marco mundial. ,Puede decirse que la miscria reina sélo alli donde no ha penetrado cl capitalismo? El capitalismo ha penetrado en todas partes... la expansién econémico-politica de los curopeos dotados de técnicas avanzadas, no ha hecho que los restantes paises del mundo adoptaran los modos de vida, ni las normas de produccién de los que pretendian “civilizarlos™ (p. 237-30). Después de 200 afios de enorme progreso en una parte limitada del globo, el modo de produc : desencadenado, sino frenado sin duda, y quiza detenido, los coabtel procesos de desarrollo, Las clases trabajadoras de los paises dependientes han sido "sobreexplotadas", puesto que han sido explotadas a la vez por sus antiguas clases dominantes y por los diversos representantes... del capital extranjero. La masa de los "excedentes" acumulados ha ido a parar a este capital extranjero” (p. 240). En los paises asidticos, africanos y americanos el capitalismo, que les ha tocado cn parte, no ha promovido su desarrollo, sino destruido cierias condiciones "compensadoras de la miseria... pero no ha asegurado ni el salto cuantitativo ni la regularidad en la produccién de los bienes necesarios” (p. 241). En resumen, al comparar capitalismo y socialismo frente al problema del crecimiento, Vilar parece inclinarse por la eficacia del ttimo. Para ello aporta los siguientes argumentos. 1) El socialismo en Rusia ha sido capaz de desencadenar un desarrollo material y, por tanto, esta caracteristica, que se creia exclusiva del capitalismo, ha desaparecido. 2) En los paises atrasados, en donde se ha plantado cl socialismo (paises balcénicos, China....) el progreso ha sido superior al de otros con modo capitalista, como la India; han conseguido mayores Exitos en su despegue. 3) Si los paises socialistas no han conseguido superar "la desigualdad de las cosechas", en los capitalistas la capacidad de utilizacién de la produccién del aparato industrial se muestra discontinua, y, por tanto, con Ia presencia dramética del paro, En el ciclo corto, en el movimiento intradecenal, en el capitalismo las crisis n un hecho normal, crisis, que, a veces, son de sobreproduccién. ";No irritante, en cualquier caso, oir hablar de sobreproduccién en un sistema cuya justificacién suprema es la produccién? De hecho, el estado permanente es el subconsumo absoluto cuando hay "subempleo", relative siempre, porque las necesidades son extensibles" (p. 247). En cuanto al ciclo medio, el de 25 afios (llamado de Kondratieff ), también lo ha experimentado el capitalismo. En el siglo XX ha podido observarse que las crisis econémicas mis duras (1929 y quiz 1976) se producen cuando coinciden una crisis ciclica clisica y un giro (hacia la baja) del movimiento Kondratieff, con acentuacién durante el curso de la crisis de contradicciones de todo tipo, que Ilevan finalmente al conflicto. Es verdad —reconoce Vilar— que después de la terrible crisis del afio 1929, en que parecié que el capitalismo iba a hundirse, ha revivido brillantemente en Estados Unidos y en los paises de Occidente, pero los socialismos soviético y curopco, la revolucién china, la descolonizacién generalizada, los desafios vietnamita y cubano representan un reto al capitalismo. Reconoce también que la agitacién social en paises avanzados no tiene la virulencia de antes, y que la lucha de clases se enmarca en una negociacin entre potentes sindicatos, obreros y patronales, los cuales presionan sobre el Estado, pero “ni las estructuras del "neocapitalismo" ni la limitacién espacial de los paises "avanzados", frente a las enormes masas de los paises socialistas y del “tercer mundo", permiten creer en un mundo sin conflicto, El modo de produccién socialista, en la actual fase de experiencias, obtiene, como sucedia en los inicios del capitalismo, unos éxitos mds cconémicos que politicos, mas cuantitativos que cualitativos. Pero ello puede ser tentador para un “tercer mundo" miserable" (p. 252). Esta afirmacién, como se ve, ¢s bastante gratuita, El socialismo, que lleva ya mas de medio siglo de experiencia en Rusia, y algunos afios en otros paises del Este de Europa, no ha conseguido los éxitos que Vilar presupone. Ha logrado Exitos aparentes en algin sector en el que ha puesto més esfuerzos, de manera dictatorial, pero, en conjunto, sus resultados a la vista estén. De vez en cuando se revelan descarnadamente la pobreza y el atraso, como en Polonia actualmente. En cuanto a los paises del "tereer mundo", los éxitos no son mas elaros. Ahi est, por no ir mas lejos, el caso de Cuba para ponerlo de manifiesto. Por otra parte en modo alguno se vislumbra un éxito politico cualitativo: la falta de libertad en los paises comunistas es un hecho evidente y sélo Ia utopia marxista mas ortodoxa permite esperar otra cosa. 7, SOBRE EL CONCEPTO DE ECONOMIA CAMPESINA Coro apéndice incluye el texto de una conferencia pronunciada en la Fundacién March, y publicada en la obra colectiva La economia agraria en la historia de Espana (Alfaguara, Madrid, 1978). Trata sobre cl "concepto de economia campesina", utilizado por vez primera por un economista ruso de los afos 1910-30, Chaidnov (caido en desgracia ante el marxismo oficial y deportado a Siberia), y recogido por el recientemente fallecido historiador-economista inglés Daniel Thomer, que lo expuso en un trabajo presentado en la Conferencia de historiadores-economistas de Aix-en-Provence en 1962, como mejor altemativa que el initil y rebasado concepto marxista de "modo de produccién", para calificar sociedades como la Rusia de los zares, India, Indonesia, China, Japon hasta 1914 0 México hasta 1930. El texto de Vilar de Vilar trata de mostrar que dicho concepto es inadecuado y acientifico. Segiin él, el concepto "economia campesina” pone su acento en lo puramente econémico y ven un modelo econémico que podria ayudar a la descripcién, a la explicacién de mecanismos parciales, pero que es muy dudoso pudiera aclarar los origenes, las crisis y el destino de una sociedad. Por el contrario, el "modo de produccién" es un concepto global, que hace de las contradicciones internas de todo sistema el principio de su dinamismo, el origen de su transformacién. Vilar critica a algunos marxistas que al enfrentarse a la realidad de la sociedad rural en Occidente en los siglos XVI-XVIII, donde todavia tiene ¢] campesino un peso importante, defiende la especialidad de dicho tipo de sociedad dentro de la sociedad global y hablan de "modo de produecién parcelario”, de "modo de produccién mercantil simple"; para Vilar éstas son incrustaciones inexactas que no encajan con el pensamiento global de Marx, aunque éste las haya utilizado en alguna parte. "La nocién de economia campesina no basta en ningin sitio, en ningiin pais, para caracter relaciones sociales en tomo a la tierra. No podrfa integrar una clara definicién de los distintos tipos de "renta del suelo" (p. 280) Es decir, Vilar no cree en una “autonomia" real, micro —o macro- econémica del hecho campesino. El concepto de "economia campesina” utilizado por Chaidnov y los agrénomos rusos de primer tercio de nuesiro siglo, de existencia de una célula familiar de mano de obra y autoconsumo "ser una organizacién agricola de alcance modal en su pais... No significa que tal izacién tenga valor de "modelo" y menos de "modo de produccién"” (p En los analisis chaianovianos —nos sigue diciendo Vilar— surge la idea de que una economia campesina puede juzgarse por las nociones de suficiencia ¢ insuficiencia, experimentadas y traducidas por los mismos sujetos econémicos. Esto las asemejaria a las "economias de antiguo régimen” o de "tipo antiguo”, anterior al siglo XIX en Occidente. Ahora bien, para cl tema de la desigualdad de cosechas, Vilar eree que los instrumentos de anilisis forjados por la escuela de Labrousse sobre "crisis de tipo antiguo" serfan més ttiles que la extensién del concepto de “economia campesina” al estudio de problemas del Tercer Mundo. Ademis, dice Vilar, existen sectores diferenciados dentro del campesinado. En efecto, en "la transicién del feudalismo al capitalismo, ya no tienen la unidad original de su clase —ésta derivaba de la sumisin y de los derechos que todo campesino debia al sefor—. La cconomia mercantil cuando penetra en la economia campesina en sus distintos niveles, determina en el seno del campesino una jerarquia significativa, subrayada periddicamente por las crisis alimenticias" (p. 286). No existe, pues "unidad’ en la sociedad "campesina" o "familiar". Después de criticar la postura de Chaidnov dentro de la historia de la revohucién socialista —aspecto que a nosotros nos interesa menos— lo que Vilar se plantea es si "para problemas histéricos del pasado, y para los problemas actuales de las masas campesinas en vias de mutacién, en la encrucijada de vestigios precapitalistas, el capitalismo imperialista y de los experimentos socialistas, es {itil no adoptar los conceptos teéricos de Chaiénoy tal como Thomer nos proponia aplicarlos, pensando que proponian un instrumento mejor de analisis que el concepto marxista de "modo de produccién" (p. 289). Vilar critica especialmente a Daniel Thorner (Economia campesina, un concepto para la historia econémica, en Annales, mayo— junio 1.964 ), en su intento de sustituir este concepto por el marxista de "modo de produccién" ‘Aduce que el primer criterio para caracterizar la economia campesina, el criterio mayoritario de la poblacién rural, no es valido en el campo socio-econémico. El segundo criterio, la inexistencia de ciudades que contengan mis del 5% de la poblacién global, cree que es otro criterio "mecdnico". En terver lugar, el criterio de inexistencia de Estado tampoco lo encuentra apropiado. Vilar admite, Gnicamente, que dicha expresién se podria aceptar como una originalidad social situada en la fase histérica entre el feudalismo y el capitalismo: "Observar la articulacién de dos modos sucesivos de produccién esencialmente en los momentos de crisis, es sin duda mAs "operacional" que la sencilla adopeién de los términos "economia campesina”... En la encrucijada de dos modos de produccién, cuando se instalan al mismo tiempo técnicas nuevas y condiciones sociales nuevas, hay que preguntarse: gquién se hace cargo de dichas técnicas nuevas? {quién se enriquece?, ;quién se empobrece?. El capitalismo se revela entonces en su propia naturaleza: llamaré al campesino rico, dotado de medios de produccién y preparado para apoderarse de los nuevos, hombre “ilustrado” "emprendedor" (si no "empresario"). El resultado, no obstante, ser la eliminacién, la pauperizacién, la proletarizacién de la masa. Para apropiarse de una técnica hacen falta medios previos" (p. 296). Como se ve, Vilar critica —con razén— un concepto socio-econdmico, que ciertamente, puede tener aspectos abstractos, tedricos; pero él sostiene, igualmente, otro concepto tedrico, el de "modo de produccién", que no constituye mas que un hilo de esa intrincada maraiia que es la sociedad. Ni aun en términos puramente econémicos, se dan en la historia los modos de produccién tal como el marxismo los describe. En cambio el concepto "economia campesina", tiene al menos cl valor de reflejar una cieria coherencia socio-cultural, no obstante sus evidentes deficiencias. La historia no es un mundo mecanico, sometido a leyes decisivas, como defiende el marxismo. Es algo cnormemente complejo a lo que hemos de sumarnos con aproximaciones, tanteos y esquemas provisionales. Pero Vilar, que cs un marxista rigido, no puede admitir la menor sombra en la concepcién marxista. Asi afirma, rotundamente, que "como instrumento de andlisis social, no existe un modo de produccién campesino (ni una "economia campesina") donde desaparecerian las distinciones y luchas de clases propias del capitalismo, del feudalismo o de sus combinaciones en la "transicién™ (p. 302). Dedica unas paginas al caso de Francia, donde la Revolucién de 1789 habria conseguido, segtin algunos, "una nacién campesina", en el que dominaba la media propiedad y no habia ricos ni pobres: entre el modelo inglés precoz, de paso al capitalismo, y el prusiano, tardio, pero potente, Francia en la necesaria liquidacién del campesino en provecho de las revoluciones industriales, seria un modelo econémicamente deficiente, pero socialmente estable. Vilar critica esta tesis, que considera afirmacién utépica y nostilgica de ciertos socidlogos, politicos o historiadores Por cierto, cuando critica a Antoine Pelletier, que esti actualmente profundizando en la nocién antigua de "bien comin", muy extendida entre los campesinos pobres del Antiguo Régimen, y trata de crigir la "comunidad campesina" anterior a la sociedad individualista. modema en otro "modo de produccién", Vilar que, naturalmente, lo niega, y considera el bien comin como una superestructura del "modo de produccién feudal", no alude para nada a su gemuina raiz cristiana. Dedica también varias paginas a los estudios del _campesinado latinoamericano para criticar a aquellos que consideran los movimientos campesinos (como Jean Meyer en su estudio sobre el movimiento de los "eristeros"), mas como degeneracién de una manera de vivir que de protestar contra un nivel de vida insuficiente, Claro que Vilar dice: "ZY por qué no las dos cosas a la vez?" (p. 304). Es posible, pero siempre habria una motivacién fundamental, le responderiamos nosotros, Es perfectamente coherente con su ideologia que Vilar no admita los calificativos de "modo de produccién colonial", "modo de produccién precolombino’, ni de un particular "feudalismo latinoamericano" ‘Termina preguntindose si li utopia de Chaidnov, de un campesinado medio, de una colectividad rural, con pequefias ciudades rodeadas de aldeas y fincas dispersas, seria realizada por el capitalismo, un capitalismo que lleva a esa vieja contradiccién hoy muy grave, entre produccién y consumo: mundo de economia campesina que padece hambre y mundo no-campesino que no sabe qué hacer con los productos de sus campos. Es, quizi, verdad. pero habria que preguntarle a Vilar sha sido capaz de resolverlo el socialismo?

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