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Golacen gis por Paix Duque Divefo de enon Sergio Ramirez Reservados todos los lexechios, De acuerdo a lo dispuesio en el art, 270 del Codigo Penal, podriin ser castigades com penas de multa y prvaciéa de libertad quienes reproduzcan o plagien, en todo o en paste, una obra literaria, anistien o cientifica, fijuca cn cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizacién, ‘Timilo original de la obra de Cheista Tairger: Diese Hoffnung, eines Tages aicht mebrattein zu desikon ‘Titulo original de la obra de Peter Birger: Das Verschovinden des Stsbjobis Para los capitulos de Chaisia Binrger ©]. B, Metzlerche Verlagsbuehhanllung, 1996 Para los capitulos de Peter Biirger © Sulirkamp Verlag Frankfurt am Main, 1998 @ Ediciones Ala, §. A., 2001 Sector Foresta, | 28760 Tres Cantos Macid - Espana Tel: 91 806 19.96 Bax: 91 804 40-28 ISBN: 84-460-1136-0 Depésito legal: M-14.417-2001 Impreso en MatexPrint, 8. L Colmenar Viejo (Madrid) Christa Biirger y Peter Burger LA DESAPARICION DEL SUJETO UNA HISTORIA DE LA SUBJETIVIDAD DE MONTAIGNE A BLANCHOT TRADUGCION: Agustin Gonzilez Ruiz “ahah NOTA PRELIMINAR A LA EDICION ESPANOLA E| presente libro es un intento de reunir bajo una tinica cubierta algo que, segin el asunto mismo, no ha confluido atin; de conectar, por tanto, algo dispar. Durante los aos en los que trabajamos en contiouo intercambio de ideas en los textos aqui publicados, se evidenci6 pronto que la historia de la subjetividad masculina habia de escribirse de manera dife- rente a la de la subjetividad femenina, De este modo surgie- ron dos libros, un discurse cientifica sobre la Historia de la subjetividad de Montaigne a Barthes y una especie de relato sobre Proyectos vitales de mujeres de cuatro siglos. El modo de exposicién distanciado de la reconstruccién filoséfica y Ia apropiacién mimética de los gestos vitales y de eseritura nos parecieron tan alejados entre si que no nos atrevimos en un principio a reunir nuestros textos, Para Ia edicién espafiola nos hemos decidido a ello, respecto de lo cual tenemos claro que obiigamos al lector a un cambio entre dos estilos de es- critura y pensamiento que no puede ser mis radical. De ca- tulo a capitulo chocan entre sf a perspectiva externa de la reconstrocci6n y la perspectiva interna de una aproximacién, literario-ensayistica. Unicamente en la consideracién final se ha intentado relacionar entre si los dos mundos, Ambos cuerpos de texto quedan diferenciados en el sindi- ce general, donde se indica la autoria de los capitulos debi- dos a Christa Burger mediante el uso de letra cursiva, siendo el resto obra de Peter Birger excepcisn de la reunificante 3 -consideraci6n final que ambos autores realizan ea ef limo capitulo. Dichos textes pemiten al menos dos lecturas dife- rentes: 0 bien el lector s¢ expone al sabresalta del cambio de actitudes estilisticas y de pensamicnto, o bien lee ki Historia de la subjetividad de Montaigne a Barthes y los Proyectos vitales de mujeres de cuatro.siglos por separado, No pretcn- demos afirmar que con ello el lector haya adquitide por lo menos tres libros, habiendo comprade solo uno; pero nos parece evidente que las experiencias resultantes de las co- frespondientes lecturas divergirin entre si sustancial y enri- quecedoramente, 6 NOTA PRELIMINAR Si se toma el discurso sobre la mnerte del sujeto no como, modismo al uso, sino como sintoma que expresa algo sobre nuestro tiempo, se ptoduce entonces un cierto clesasosiego, El marco en el que la Modemidad desde Descartes ha trazado una imagen de si misma parece tambalearse, sin que se ofezca a la vista un sustituto. Una posible respuesta a esta incertidumbre consiste en desarroliar Ia historia cel sujeto. Fsta se deja impulsar por la esperanza de que, precisamente la pérdida de la autoevidencia con la que ha partido de! su- jeto el pensamicnto desde el Discouirs de la méthode de Des- caites hasta el Sein und Zeit de Heidegger’, podria dejar trashucir algo que va mas alli de la falsa oposicién entre filé- sofos de la subjetiviclad y criticos de Ia subjetividad. La inves- tigaci6n pregunta, pues, por los avatares de la subjetividad desde Montaigne a Maurice Blanchot dejando cabida a la cuestién por la posibilidad de un afurera de este campo don- de el sujeto pueda desaparecer sin anunciaos regreso, Se intenta responder también a esta pregunta investigando al- gunas autorrepresentaciones de mujeres para ver si en ellas son detectables huellas de un proyecto alternativo de subjeti- vielad "aseiit und Zeit es una obra de flosolia de la subjettfdad, const concluyente el historiador de Ia flosofia Walter ScHUU2 (Subjeksnitar tm nachmetapbysischen Zeitator, Prulligen, Neske, 1952, p. 219) 7 No ha sido planeada una teorfa del sujeto, sino una histo- ria de la subjetividad que nos hable, y no en tiltimo lugar, de las dificultades para escribir esta historia, y logre, a su vez, iluminar Ia interdependencia entre subjetividad y écriture Del manuscrito que se utilizd como base para un curso ‘Sobre Ia historia de la subjetividads durante el semestre de verano de 1993, no se ha conservado apenas nada en la pre- sente version. Fstimulos para transformaciones sustanciales le son debidas y agradecidas a los participantes en un coloquio que tuvo lugar en Bremen, asi como a Malte Fues GBasilea), Heike Schmitz (Frankfurt), Ben Morgan (Cambridge) y sobre todo a Toni Tholen Bonn), que llam6 muestra atencién sin contemplaciones sobre puntos flojos en algunos textos y de- sarroll6 propuestas de mejora. En lo que respecta a las partes escritas por Peter Burger, este libro es el resultado de un proyecto -Subjetividad y Mo” dernidadks, promovido por la Universidad ce Bremen entre los afios 1994 y 1997 con la concesién de una licencia de in- vestigacion asi, como de medios personales y materiales, y en cuyo mareo se han originado una tesis doctoral y varias memorias de licenciatura, a las cuales se remite en parte en las notas a pie de pagina. En el proyecto colaboraron Margot Brink, Christiane Solte-Gesser y Anke Wiebersiek; ayudaron en la adquisicién de la bibliografia, asi como en la extraccién de Ia bibliograffa secundaria y en las tareas de comeccion. El manuscrito lo mecanografié Monika Hofer, el registro lo ela- boré Christiane Solte-Gresser. A todos ellos les agradecemos su ayuda I INTRODUCCION 1, CAMBIO DE PARADIGMA El sujeto ha catdo en descrédito. Desde el giro hacia la fi- losofia del lenguaje el paradigma de la filosofia del sujeto se considera obsoleto, Ciertamente hay autores que la defien- den, y en Francia ze habla incluso desde hace algiin tiempo de un setour du sujet; pero la mayoria de las corrientes filo- sdficas (filosofia analitica, estructuralismo, teoria de sistemas, incluso la teoria de la comunicaci6n) se las arreglan sin suje- to. Bl paradigma, sein se dice, se encuentra agotado. @Por qué entonces una historia de la subjetividad moder- na? En primer lugar, porque el discurso relativo al agota- miento de un paradigma no encierra argumento filosdfico al- guno. La metifora remite a procesos, o bien naturales, o bien mecénicos, pero no hist6ricos. En segundo lugar, porque la polémica entre filésofos de la subjetividad confesos y no confesos y sus opositores postestructuralistas me parece poco productiva. Baste un ejemplo: Jean-Frangois Lyotard presu- pone que slos hombres no son los seftores del lenguaje, no se sirven de él para sus propios fines, para, por ejemplo, comu- nicatse o para expresarse; no tienen otra ‘identidad” que la ° Chi las publicaciones de Luc Pesky y Alain Ravaur, del dime en es- pecial L'fre de Vindividu, Contribution a une bistoire de la subjective, aris, Gallimard, 1989. que les es atribuida por la situacion que se les cred en el uni- verso de los enunciados, En cambio, Manfred Frank defien- de con firmeza la conservacién del concepto de sujeto: «El mundo se descubre en el espacio abierta de Ia interaccion inter-individual, cuyos sujetos son seres singulares autocons- cientes dotadas cada uno de ellos con una motivacién sin- gular’. Lo que llama Ja atencién en los pasajes citados es prime- Famente la actitud desde la que se los formula: es en ambos autores la del que sabe. Lyotard sabe que los hombres no tienen ninguna identidad, y Frank que son seres singulares autoconscientes, La afirmacién de Lyotard de que los hom. bres no son sefiores del lenguaje recuerda Ia frase de Freud de que el yo no es sefior en su propia casa. Se la puede se- guir de pasada si se entiende que el hombre encuentra siem- pre el lenguaje dado de antemano y no lo puede modificar a capricho. Pero de ello no se sigue, evidentemente, lo que Lyotard supone, que el hombre no se sirva de él para sus fi- nes. Esto s6lo lo puede afirmar porque la identidad del ha- blante 1a determina mediante las oraciones que pueden de- cirse en una situacién concreta. Pues hay de hecho, dentro de los dlispositivos sociales, formulas lingtiisticas que estan s6lidamente unidas con la funcién del hablante, Cuya identi- dad fijarian solamente, sin embargo, si se entiende el con- cepto en el sentido del rol social y se lo vaca con ello se- ‘manticamente, En la medida en que Lyotard lo hace, su texto demuestra ser polémico. El enunciado de Manfred Frank no provoca en el lector contradiccién comparable. Este puede sentirse mencionado fen tanto que ser singular autoconscientes. Pero, ges cierto que «cl mundo se descubre en el espacio abierto de la inte- raccién inter-individual? {No esti siempre el mundo, en el que hacemos acto de presencia, ya al descubierto lingtlisti- eat R BO, Der Name und die anenabne, ne M. Frank eal ea), Da Frage nach dem Subjete et akan, 130), Fankt Pp. 180-191; aqui: p. 181. z ( el M, Prats, Sujet, Porson, Indu, en: Frank et al, op. cf PP. 7-28; aqui: p. 23. ae 10 camente? Y, qué quiere decir que el mundo se descubre «er af espacio abierto? La interaccién de los individuos auto- conscientes crea, ast leo yo el texto, un espacio en el que uego se descubre cl mundo, En este proceso deben desem- pefar su papel las motivaciones singulares del individu. No se les exigird entonces demasiado a los individuos? ;No se forman Jas motivaciones primeramente en un mundo ya al descubierto, en la medida en que éste me muestra lo que puedo desear? Para Lyotard lo primero es el lenguaje. Bl sujeto no es en- tonces nada més que una posicién prevista en el lenguaje que el hablante puede ocupar, Para Frank, por el contrario, al principio hay seres singulares autoconscientes (sujetos). Descle su punto de vista, el lenguaje no es mas que el medio de su interacci6n, Cada uno de los dos paradigmas convierte algo en reconocible, cada uno oculta algo. El paradigma lin- guistico insiste en que el mundo esta siempre al descubierto ya por cl lenguaje, y hace desaparecer con ello dentro del Ienguaje a los hombres que actiian, El paradigma subjetual acenttia la fuerza descubridora de mundo de la accién hu- mana y ve en el lenguaje solo un medio de la misma. Ningu- no de los dos paradigmas es correcto, ninguno falso, cada uno muestra una forma de mirar al mundo. La polémica entre los representantes de ambos paradigmas resulta de poca ayuda, pues no es resoluble en ninguno de los dos sentidos. Es, no obstante, posible buscar un pensamiento que se mue- va en ambos paradigmas (como cl de Foucault) 0 que los re- lacione entre si (como el de Lacan). Para Lacan el sujeto se constituye tanto mediante la Aija- ci6n prelingtifstica a la propia imagen reflejada en el espejo que convierte al yo en una instancia imaginaria del espejis-_ ‘mo, como mediante la entrada en el orden simbdlico que se ‘halla en el signo del padre. La meta del psicoanillisis no es” entonces ya la Fortaleza yoica (como en Freud), sino la inte- lecci6n de que el propio yo no es otra cosa que el resultado de un espejismo imaginario en personas de referencia origi- Tang Et GaGAe etre! yo Se COnebE Come negalivo, como-ct desmontaje de autoengafios, respecto de los cuales el yo puede entonces informar de si mismo como de una forma n pasada‘, La liberacién del yo imaginario esti desde luego unida a la presencia de otro yo, a la del analitico. Induce a reconocer al que se va a analizar como ese al que se le ha relatado esto, y a liberarlo de sus presiones mediante el don de la palabras, La autoridad del analitico es, sin embargo, el resultado de una «larga ascesis del sujetor que Lacan conecta con el motivo heideggeriano del -avance hacia la muerte. Con ello la disposicién al abancono del yo se desplaza hasta el centro de la teoria del sujeto, Desde luego que se trata aqui de un autoabandono del que no resurge el sujeto debilitado, sino reforzado. 2. LA MUERTE DEL SUJETO No hace todavia demasiado tiempo cuando el discurso de la muerte del sujeto parecia contener la clave para la com. prension de nuestro presente. Sin embargo, antes de que se hubiera comenzado seriamente a diluciclar el contenido sig- nificativo de la extraia formula, se perdi6 el interés en ella, y cen su lugar surgié el discurso de los nuevos medics, Esto es lamentable, pues el sujeto no deja de ser la categoria central de la Modernidad; el discurso relativo a su muerte muy bien podria ser, por tanto, expresi6n de la conciencia de hallarnos en una época de transito. Bvidentemente, el discurso de la muerte del sujeto repro- duce la expresin nietzscheana de la muerte de Dios. Esta no ¢s menos enigmatica que aquélla. A fin de cuentas la inmor. {alidad es un atributo divino. Ya en Heine se habla de la muerte de Dios (fallecido ha Dios arriba/Y abajo el diablo esta muertos}; ello quiere decir tanto como: no creemos ya en Dios; y por eso no hay tampoco mas sostén’en el mundo, Solo con Nietzsche se convierte el discurso en abismal: Dios ha muerto: pero siendo como es la especie de los hombres, quizé haya todavia durante milenios cavernas en las que se [ft el escrito temprano de J. LAcay, Fonction et champ de la parole et «du langage en psychoanalyscl1953h, en Feri, Pais, Seuil1966, pp. 237-322 led. cast: Brits, México, Siglo XX, 1966) 12 muestre su sombra, —Y nosotres~ jnosotras tenemos atin que vencer su sombral Dios ha muerto, es decir, no creemos ya cen Dios; pero el lugar que ocupé en su momento queda mar- cado. Ya.no luchanos con Dios, sino con su Sombra, con ese yacio que el dios muerto deja tras de si, En otro aforismo se di- ce de la muerte de Dios: «este sticeso monstruoso se encvetra atin de camino, Nietzsche sitia el suceso en una doble tem- poralidad. Por un lado, ha ocurrido; por el otto, sin embargo, no, en la medida en que no ha llegado atin a nosotros. ‘Si se piensa el discurso de la muerte del sujeto segiin el modelo de la sentencia de Nietzsche sobre la muerte de Dios, entonces éste se convierte también en abismal. No se tata, por lo tanto, de un suceso datable de algiin modo (por ejem- plo, um cambio de paradigms del primado del sug a del je), sino de una transformacién en curso del posicio- pee respecto de la categoria central de la Modernidad. Del mismo modo que la muerte de Dios deja algo tras de si, a saber, Ia marca del lugar en el que estaba Dios, asi deja tam- bién la muerte del sujeto una hnuclla que remite a él. Esto sig- ruficara que: también tras su muerte nos ean presente el sujeto, solo que ya no como un esquema, libre de contradic- cién, del orden de nuestra relacién con el mundo y con no- sotros mismos, sino como un esquema quebrado en si, La metéfora encerraria el requerimiento de reconocer como exa- gerada la confianza moderna en el poder del yo para apro- arse del mundo. Pan flere parigrafo final de Les Mots et les choses Fou- cault ve la desaparicion del sujeto manifiestamente de forma diferente a como Nietzsche contempla la muerte de Dios. a ‘it e elles sont appa- Si ces dispositions venaient 3 disparaftre comm a res, si par quelque événement dont nous pouvons tout au pl present la posiblité, mais dont’ nous ne connaisons pour instant encore ni Ja forme ai la promesse, elles basculatent, mre, De fblcbe Wisonscbo en: Sami Werke, Kris be Stutencnsgae i 15 Banden, ed De Col y M. Monin ol 3, Mi nich-Rerlin, drvde Gruyter, 1990, p. 467 (Aforismo 108) fed. cast: La gayer clencia, Madrid, Alc, 1986). * ibid, vol. 3,p. 481 CAforisiio 125), 3B comme le fit au tournant du xvui* sigele le sol de Ia pensée classique, alors on peut bien parier que homme seflacerit, comme 3 Ia limite de Ja mer un visage de sable” Isi estas disposiciones desaparecieraa tal como han aparecido, si ‘mediante algtin suceso, cuya posibilidad como mucho podemos resentir, pero cuya forma o promesa no conocemos atin, por el momento, si ¢stas disposiciones se balancearan, como al borde del siglo xvi el fundamento del pensamiento clasico, entonces se puede muy bien aventurar que el hombre desaparecerfa como: ala orilla del mar un rostio trazado en la arena.) También Foucault habla de un suceso (événement), pero de une hipotético. A diferencia dle Nietzsche le otorga a éste sdlo una dimensi6n temporal, el futuro. Pero, sobre todo se diferencia la imagen elegica por Foucault de la de Nietzsche Pues mientras que la sombra del dios muerto perdu atin por milenios, el hombre en Foucault desaparecerfa como una figura dibujada en la arena que borran las olas, No quedatia nada de él ninguna huella, ningtin recuerdo-, Bvidente- mente, Foucault no piensa la muerte del sujeto justo como Proceso que sc extiende mucho, que petmanece marcado. durante lapsos de tiempo irrepresentables por la presencia de lo ahora ausente, sino casi de forma jubilosa como un suceso que tendré lugar en un abrir y cerrar de ojos, De lo que en realidad habla cl texto de Foucault lo delata la palabra pro- messe, de una promesa, de un prometer. La muerte del sujeto serfa para el yo hablante la liberacién de un esquema que no Je asigna lugar alguno en el que pueda vivir. Que tras los grandes proyectos de investigacién histérica de Foucault se hallan motivos muy personales, lo confiesa éste, no sélo en la introduccién a L’'Usage des plaisirs, en Ia que fundamenta su curiosidad cientifica en el deseo de li- brarse de si mismo (se déprendre de soi-méme.)*, En esta 7M. Foucautr, Les Moss et le cboses. Une archdologie de sciences bu- ‘mains, Pais, Gallimard, 1966, p. 398 led. cast: Las palabras y las cose una arqueotogia de las ciencias bumanas, México, Siglo XI, “19971, "M. FOUCALLT, Histoire de la sexualté 2: L'Usage des plaisirs. Pati, Ga- Himard, 1984, p. 14; en lo sucesivo se cita de manera abreviaca cones UP Fed. case: Historia de la sexualidtad, México, Siglo XXI, 1993) 14 slacion el pronombre personal aparece dos veces, con ae waldrs portonondia xa Hosaa de laceeton © Quisiera ibrarse de la forma de si mismo que perebe como vinoulo a lo siemprelo-mismo, Deis se encuentra os. «Quoniam fami tne ee ne fas meus» (Agustin, Saito TOA di pipes of iat surgi un hambre,despeacs por oo atic BAG, varies vol, 197025 Agustin, San, Gonjesones’ Madrid, Akl 2000). Dos veces sequdas se i en la sentencia el deseo de Dios, un deseo q\ saa, Di rabicbe Wisenscbf Ni. 3, en Stee Wer, f ini ‘Be nce sce oly etn 1 ly anh ve weiecees eee Byam Sonne ‘beviadenerts eno: RS 29 i} see aces Feven Agustin, segtin muestra el contexto, ain no tiene, con Spee Guces0 interior. Manifiestamente Agustin traduce ln pPosicion platénica de o material e inmaterial como la de Jo interior y lo exterior. Mientras que Platon ditige laminas a las ideas, Agustin descubre que él s6lo puede aproniimans 4 Dios si lo busca en su interior: pues, sepiin reza en Perms [2 religione CKXXIX, p. 72): Noli foras ire, in te ipsum te a interiore homine habitat veritas: (ino salgas fuera, retoma, gue Taylor ) reflexividad radical. Se. diferencia del cuidacio de si de las éticas antiguas descritas por Fou- cault en que no dirige la atenciGn preferentemente ol com- Ponamiento,o actos del yo, sina al modo en que el yo se experimenta’ “Ese 00 intriozado dela ameeenia viene austin sin embargo. mediado-a través de Dios: Non ere essem, deus meus, non omnino essem, nisi eses in'me es Potius Non essem, nisi essem in te+ (Conf. WI, p. 2; Podkia ser, Dios mio, en absoluto, si Ae es mas bien ast: ‘vo no podria ser si no estuviera en ww), No sélo es Dios el Feceptor de las confesiones, es también a quien Agustin agradece la posibilidad de habla. Ya sea que Pida a Dios misericordia Para poder hablar: *Miserere, ut lo- quar (Conf. /V, p. 5); ya sea que su fe le haga posible ha- Dlar: Credo, propter quod et loquor- GN, p. ©. Solo diri- giéndose al TG de Dios le abre al yo el Propio si mismo y el mundo, pues s6lo éste abre la perspectiva ‘en la que puede presentarse la propia vida, a el cltigirse.a Dios estén contenidas dos representaciones ue se separarin en el transcurso del Posterior desarrollo: el 2paciguamiento del yo y el modo de su tealizicion. Pars nana Se, es decir, para poder decir qué ha sido de éste o de ésta Feo tiene que saber el yo fo que es en el instante de la es, ‘critura, Con otras palabras: toda autopresentacién narrativa ‘pre- del yo, Se tiene que haber Jusion del desarrollo del yo. Se te haber sapone 18 Orr psi decir, el puerto de yo para pet informar de a este apaciguamieato sucede en. sath ais a dirigida a Dios. Ella es Ja formula d penis eae ein ela no podria hablar de Salo al sin Son Aaa yo con enc dracon. Dado queen oe ido ampliamente no solo Ia fe, sino” nidad ha decrecido ampliamente no i le Moser aber en tomo ala dependend del yo dv Ae eu a der la experiencia de: abl Bene ee eee A ee tal mismo, se ha converido- Scin per esto del pensamiento én Ia Modemidad, de modo que mee SET presentable una forma ra ao eae ae ea ynstitucion del yo, Tanto mas importante bls] eosin a de esta historia de la subjetividad a eal Fe a cerciora de si mismo en la ear oe oo 36 (G, pata corregit el estrechamiento satura de ayes pieala eptivos a ot stimos en recep 5 de sa sara cl mundo diferentes de los que conoce el sujeto se en e la Modernidad. resultan a la vex proximas y leanas:. Las Confessiones no nas préximas porque aqui-nos parece descubit por primera vez ar it 108. Pro i elas nas, porgue aq un yo rea su vid, de manera que ‘Confessiones parecen preparar la autobiogr jerna; Jina, porgue to no es cena a su vez Pes, como desc BeorglMisch en su historia de Ia autobiografa, las ones * se diferencian de la autobiografia Draterior en el hecho i erda de la vida no lo verdaderamente esencial se encuen- oe Si indvidualidad y sus grads de desarolioy sino que Ja oposicién tipica de enredo en el mundo y era vid “la vida en Digs conforma el principio de or aniaciie de la historia vital’, Finalmente, se encuentra ~eso lo habra tomado ella como cumplido-, ;Ha- brd gozado la conversaci6n en la que el religioso habla de su amor! jY el escuchar es para ella a la vez una acto de piedad y de secreta autocomplaciencia! Al final de la carta ella se afirma en esta voluntad de pecado, habria dicho el viejo Ar- nauld, para obstinacién de su pasiOn: -Votre portrait triom- phe sur ma cheminée; vous étes adorée présentement en Provence et a Paris, et a la cour et a Livry- (Su retrato triunfa B gee ea sobre mi chimenea; ahora se Ia adora en la Provenza y en Pa- ris, y en la corte y en Livry; I, p. 240; cfr. también Ill, p, 446), La pagana que es se resigna con que se le niegue la abso- luci6n, Ella misma sabe bien que su corazén no esta leno con el amor de Dios, sino por el pensamiento en la amada lejana que lo acompana todo, y la medida disciplinar eclesial sdlo la puede percibir por ello como justificada, Vous tiez, ma bonne, de la pauvre amitié. Vous trouvez qu’on lui fait trop dhonneur de la prendre pour un empéchement 2 la devotion [..J. mais je erois qu'il sulft qu'elle remplisse tout le coeur pour éie condamnable et, quoique ce puisse étre qui hous occupe de cette sorte, C'est plus qu'il n’en faut pour n’étre pas en éiat de communier Il, p. 741]. {sted se rie, mi bien, de la pobre amistad. Piensa que se le hace un honor demasiado grande teniéndola por un impedimento a la devoci6n |..J pero yo creo que basta con que llene el corazén entero para ser condenable y, sea lo que fuere eso que nos ‘ocupa de tal manera, es mas de lo necesario para no encontrar. be en situacién de comulgar.] No quiere dejar, tampoco a la hija, que le reduzcan. su amor, no quiere darle a un sentimiento el nombre de amor matemo, que es propio de un orden completamente dife- fente de éste (III, p. 837) y que ella vive como una pasion con todas las consecuencias que esto tiene para ella. La Prohibicion de la participaci6n en la celebraci6n de la euca- Fistia pascual se limita a confirmarle que este sentimiento es el verdadero contenido de su yo y Hleva todas las notas del culto (, p. 723): cuando sus pensamientos se van con la ado- rada en Ia lejania, entonces no es la Marquise de Sévigné, sino inclina huni “ura esa, un puro ser creado que se inclina humilde, ida, un puro ser pea el efecto de Ia gracia del objeto divinizado de su amor Pp. 155 y 173). Detras de la amante vuelve a aparecer siempre k Marie de Rabutin con su tendencia a la puntualizaci6n blas- fema; ‘Si hubiera llorado mis pecados tanto como he llorado Por usted [...] entonces estaria muy bien dispuesta para co- mulgar por Pascua y celebrar mi jubileos (Si jfavais autan 74 pleuré mes péchés que j'ai pleuré pour vous |. je serais teés bien disposée pour faire mes paques et mon jubilé, I, p. 200). No en nombre de Dios reiine en el Hétel Carnavalet a los de su casa, sino en nombre de Madame de Grignan y bajo su retrato (nous sommes tellement assemblés en votre nom»; I, p. 440, «notre société, qui ne subsiste qu'en vous et pour ‘vous, Car vous étes notre véritable lien, et ce joli portraits; I, p. 446). Est parodiando el texto de la misa latina Gin ipso et ‘cum ipso ct per ipsum-). Con el nombre de la ausente van uunidas para la amante madre toda Ia alegefa y toda la espe~ ranza que ella pensar puede (II, p. 450). Es el alimento espi- ritual que mantiene viva a la que aguarda y espera (Il, p. 972). La adorada esti en todo (I, p. 398) y lo ve todo, ausente siem- pre y presente por doquier (I, p. 300; p. 200). ¥ Marie de Rabu- tin resume todo lo que convierte en tinico e irrepetible a su yo amante para confirmarse en su exceso: -Pienso continuamente en usted. Se trata de lo que los clevotos llaman un pensamiento habitual; es el que habria que tener en relaci6n con Dios, si se cumpliera con el deber- Je pense continuellement a vous. Cest ce que les dévots appellent une pensée habituelle; Cest ce qu'il fandrait avoir pour Dieu, si Pon faisait son devoir; I, p. 152). Su devoci6n la alabarian incluso los devotos si, si ella no fuera la que €3 y la que quiere seguir siendo: el yo de un amor tinico or otra Gnica (Ill, p. 837). Su coraz6n es el origen de su amor ¥ del objeto de su amor. Ella se lo ha hecho todo por si misma; sin embargo, es absolutamente dependiente. Me vas a interrumpir? Hace tiempo que espero ya tu obje- ci6n que me va a recordar una Marquise de Sévigné, sus afa- nes por no causar escindalo, por adherirse a los habitos y costumbres de su época y de su medio. También he admitido yo que hay pasajes de carta en los que ella concede no per- manecer indiferente respecto de las advertencias de su con- sejero espiritual I, p. 643). Concédeme ti que esté llena de contradicciones, y entonces nos podemos preguntar qué nos revelan las contradicciones de Mme de Sévigné. Ley6 a Agustin ya Amauld, a Nicole y a Pascal e intent6 entenderse con Ma- dame de Grignan sobre sus lecturas. Seguro que se sinti6 em-. parentada con el jansenismo.en-a superficie. de-su.vida.espi- ritual. Cuando quiere salir a pasear completamente sola, 15 desea concentrarse en si misma, estar completamente sola en su habitaci6n (1, p. 310; 1, pp. 174, p. 183 y passim), entonces también he pensado yo naturalmente en Pascal y Port-Royal al hilo de esta lamativa dominante de Ia soledad. Pero tam- bién pudiera ser que su gran secreto no se lo haya revelado siquiera a la hija: que en. el fondo fuera més una mistica de satén que la hogarefia inofensiva que tanto le inquietaba a Madame de Grignan. 20 no? ;No podria tener también la so- Jedad de Marie de Rabutin su propia determinacién? A saber, Ja condicion tan deseable como necesaria de su comuni6n con la amante lejana. Una precursora, que ella no habria conocido Margarete Porete se llama y se la quemé en el 1310 en la Place de Greve por herejia reincidente... ;no traslad6 el motivo del amor en la Iejania de la lirica trovadoresca provenzal a la teologia mistica? Exageras, dirs ahora, Te pietdes por apartadas vias, mentales que te alejan.de.clla,.;Pero.esta el. culto del-amor sumo (del parfait amou?), que se prescribe literalmente-Ma- dame de Sévigné, realmente tan_alejado de la-experiencia mistica? «Me voici 3 la joie de mon cneur, toute seule dans ma chambre a vous écrire paisiblement; rien ne miest si agréable que cet état (Aqui estoy, con la alegrfa de mi coraz6n, com- pletamente sola en mi habitacion escribiéndole a usted apa- ciblemente; no hay estado que me resulte mas agradable que éste; I, p. 183). zNo suena esto un poco hereje? zQué es lo, que busca eseribiendo? Deja que lo ‘ntensificaci6n —no, seguro que no de icos en los que se siente SRR AEPUaHaS ET fe xpecear ia quay sobre ipa de la experiencia, sobre el fracaso (bella, nitida palabra —1o noto al escribirla...) de las palabras ante el sentimiento: «ll me semble que jes fais tort 2 mes sentiments, de vouloir les ex- pliquer avec des paroles (Tengo la impresi6n de que hago injusticta a mis sentimientos queriéndolos expresar con pala- bras; I, p. 170). Sin embargo, las cartas son a la vez el ali- ‘mento con el que mantiene viva al alma que aflora a la au- sente (Ill, p. 162). Pero son también -se las ensefia aqui y alla, al menos en extracto- testigos de un ser excepcional en elamor y por el arnor. 76 Yr Escucha un momento lo que narra de uno de esos otros estadoss: Voici le vrai jour de vous conter mon songe. Vous saurez, ma us chere, que vers les huit heures du matin, apres avoir songé vous la nuit sans ordre et sans mesure, il me sembla bien plus fortement qu’a lordinaire que nos étions ensemble, et que vous Gtiez si douce, si aimable et si caressante pour moi que jen étais, toute transportée de tendresse, Ft sur cela je méveille, mais triste et si oppressée diavoir perdu cette chére idée que me voila 2 soupirer et & pleurer d'une maniéte si immodérée que je fus contrainte d'appeler Marie et, avec de leau froide et de Neau de la reine de Hongrie, m’dter le reste de mon sommeil et déba- rrasser ma téte et mon coeur de horrible oppression que favais Cela me dura un bon quart d’heure, et voila tout ce que je vous en puis dite, sinon que jamais en ma vie je ne m’étais trouvée en, un tel état. Vous remarquerez, ma bonne, que voici le jour od ‘ma plume est la maitresse [M, p. 216) [Hoy es el dia oportuno para que le cuente mi suefo. Sepa, mi queridisima, que hacia las ocho de la manana, después de haber sofado con usted toda la noche sin orden ni medida, tengo la sensacién, mas intensa que de ordinario, de que estuviramos juntas, y que usted era tan dulce, tan amable y tan carifiosa conmigo que yo me encontraba fuera de mi de teraura. Y en esto que me despierto, pero tan triste y tan acongojada por ha- ber perdido tan cara ilusion, que empecé a suspirar y Hlorar de ‘una forma tan sin control que me vi obligada a llamar a Marie y, con agua fria y eau de la reine de Hongrie me quité los restos de sueio y libré mi cabeza y mi coraz6n de la horrible opresién que tenia. Esto me Hlevé un buen cuarto de hora, y es todo lo que le puedo decir al respecto, que jamais en mi vida me haba encontrado en un estado semejante. Usted habré notado, mi_ _bien, que hoy es un dia en que mi pluma es la dena] Como lees ti esto? Para.mi sun fragmento maravilloso de mistica femenina secular, aunque lames mi atencién sobre Ia secuencia Logica de k 165 sinticticas: la distribu. ‘i6n del imperfecto Ja gradacién de las in-_ tensidades del sentimiento Cbien ay fortement qu’a Vordinai-” re), Tas constr les (il me sembla; je fus contrainte d'appeler). Es una mistica de orden propio, Marie de Rabut 7 esto mo te tiéne que sorprender con el coraz6n de la mere Jeanne y la gramatica de Port-Royal. De este modo especifica tiempo y duracién de su otro estado —habla, pero cémo iba a ser de otra forma, de un suefio~ con exactitud para cerciorarse (y cerciorar a la otra) de su realidad, Luego esta la descripcién de la preparaci6n interior para el estado mistico con la confesién del exceso, de la negacién de Ja medida clasica, del método: jcémo hace de esta descrip- ci6n de su inmersién en la compafiera de amor divinizada una confesién de amor a la hija lejana! Como esta contando ‘un suefio, no necesita preocuparse en absoluto de las bien- Séances. Por eso puede actualizar su experiencia extitica en Ja misma medida como uni6n erotica con la amada lejana y como sintonia perfecta de los sentimientos. Y como en. las confesiones extaticas de muchos misti anteriores y poste- flores a ella, al arrobamiento le sigue una fase de total des- consuelo ¥ de una fecesklad forzosa de comunicscion fl. ‘0 estado se tiene que enunciar, es el sujeto escritura (la est Ja maitresse). Marie de Rabutin: :hereje y mistica? (Me gustaria que me reyeras! No quiero participar en el juego de los comentaris tas de Madame de Sevigné que no paran de cotejar y compa- Far todos los pasajes de las cartas en los que habla de su rela> corer (On para determinar el grado de su onodoxia © de su proximidad al jansenismo. Yo sigo mi rastro.. Si fuera devota, me confiesa Marie de Rabutin -y bien sa- be por tanto que no lo es- si fuera devota, entonces pondria fin a todos los rituales de autoinculpacion y estaria agradeci- da en su lugar por el don de la vida. Afiade que estos pensa- mientos -locost s6lo estin destinados para la hija, pues son tan extrafios que se la lapidaria por ellos (IM, p. 881), ;Por ue fia la idea la esperanza del perdén? que quien escribe tampoco deja nunca confusa a la = ‘mo el lugar de Dios k cupa una Widence. avanza en edad crece en ella la capacidad ara aceptar su vida como es, y a sf misma tal como es, pars 8 centregarse al -orden natural del.destino. sagrados (IU, p. 809): wPodemos entonces hacer mass, le pregunta a la ausente, sque amar y vivir amigablemente entre nuestros préjimos (Hi, p. 872). éTe suena esto demasiado quietista? Tal vez. pa- rezca més inofensivo de lo que se pretende, Hari tiempo que has notado ya que busco apuntérmela como aliada para otro pensamiento que tiene que existir, porque lo necesitamos, y para el cual sélo te puedo proponer provisionalmente el concepto de la inmanencia. Por cierto, ella no estarfa presu- miblemente én absoluto de acuerdo con ello. No le interesan nada las abstracciones. Vivirno es para ella idea alguna; ella se. saa la certeza sensible. Es célcbre por su srcalismo», ¢ inclu- so se jacta de tio espantarse ante ninguna aspereza (I, p. 311). ‘Ahora he de intentar darle un perfil concreto al concepto dela inmanencia. Tengo, ahora, una sensacién muy peculia debo preguntarme si la decisiGn valorativa, a saber, a favor dela vida que le he adscrito a Madame de Sévigné, se adecia realmente a su mundo representativo. Tentativamente quisi ra mantener esta adscripci6n, pero he de precisarla bien: Ma- rie de Rabutin no ama /a vida, sino que ama, con idofatria, la existencia singular. Vous me demandez, ma chéxe enfant, si jaime toujouss bien la vie. Je vous avoue que jy trouve des chagrins cuisants. Mais je suis encore plus dégodtée de la mor; je me touve si malheu- reuse avoir fini tout ceci par elle, ue si je pouvais etourner ‘en arriére, je ne demanderais pas mieux. Je me trouve dans un fengagement qui m’embarrasse; je suis embarquée dans la vie sans mon consentement, Il faut que jen sore; cela m/assomme (lJ mfabime dans ces pensées et etre la mot teble jue je hais plus la vie parce qu'elle my méne que par les €pines Gul ey recontrent (ais ptlons date chose Up. 458s {Usted me pregunta, mi querida nina, i sigo amando la vida. Le confieso que encuentro en ella dolores sangrantes. Pero me dis- gusta afin més la muerte; me hace tan infeliz a idea de tener ue terminar por ella con todo esto, que nada me gustaria més que volver hacia atris si pudiera. Me encuentro en un compro- miso que me incomoda; estoy embarcada en la vida sin mi con- sentimiento. Es preciso que salga de ella; eso me resulta inso- 9 portable [../Me sumerjo en estos pensamientos, y encuentro la muerte tan terrible, que odio més la vida, porque ella no me arrastra alli mas que por las espinas que Se encuentran en su camino [.. Pero hablemos de otra cosa_} La muerte es el final de la existencia surgida azarosamen- te, y nada Ia consuela de la necesidad de tener que volver a finalizar la vida en la que se ha encontrado. Ser el final cielo © infierno, la pregunta desde luego se la plantea, pero sin ir mas alld. La idea de un mAs allé sigue siendo abstracta para ella, no admite, en cualquier caso, ninguna esperanza con- crea. Pero lo que es mori, lo sabe por experiencia; la muerte Pertenece a su dia a dia, La carta, de la que he citado, la es- cribe en un,tiempo en el que co-vivencia en su casa el morir lento y fatigoso de una distinguida «fa, Entiende la represen- taci6n de una vida eterna de un modo absolutamente literal fo tener que abandonar esta vida; existir siempre. Por qué no iba yo a entenderla a ella literalmente, si admite repetidas ve- es que crey6 durante mucho tiempo —tuvo que ser de una robustez. corporal envidiable— que era inmortal (I, p. 266; II, Pp. 892)? La enfermedad la siente como una ofensa personal | ue Ie recuerda que la existencia de la criatura es de dura- cién muy limitada, -Esta bella salud, que usted ha visto tan | triunfante, ha padecido algunos ataques, por los que me he sentido humillada, como si hubiese recibido una afrenta (cette belle santé, que vous avez vue si triomphante, a regu quelques attaques dont je me suis touvée humiliée, comme , Sij'avais recu un affront, (II, p. 32). Su sia la vida se refiere por eso s6lo a la existencia indivi- *\ dual concreta que recibe su sentido de su relaci6n con otra Combien je regrette ma vie et me plains de la passer sans vous El semble qu'on en ait une autre, ol 'on réserve de se voi et de jouir de sa tendresse; et cependant, c'est notre sir, notte tout ue nous dissipons, et 'on trouve la mort {M,p. 262) [Cuainto lamento mi vida y me quejo de pasarla sin usted. Parece que tuviéramos otra, que estuviera reservada para vernos y dis rutar de la temnura reciproca; y, sin embargo, es nuestro seguro, ‘nuestro todo lo que malgastamos, y se encuentra la muerte.) 80 Para Marie de Rabutin la muerte no ya unida a la idea de_ la rascendencia; no ¢s mas que un final, Para ella, sdlo es se- gura la vida que vive y cuyo valor ella misma determina me- diante la intensidad con la que se refiere a su ti. ¥ si algo la preserva de la desesperaci6n, ese algo es la certeza de que morira antes de la querida hija y no estara por tanto nunca sin ella Gll m’est doux de penser que je ne vivrai jamais sans vous; II, p. 170). Da con ello expresién a un sentimiento que encuentra cn su profundidad: le interesa poco el culto_ amable por los muertos cuyas almas se dice que estin a nuestro alrededor, Ella necesita un consuelo asible, real, y @te lo encuentra en la representacion de (ener una gran” venltaja en afios respecto de la querida hija (Il, p. 806). No_ es esto justo la inversa de la representaci6n prectistiana se- gin Ia cual ta mus el modo en el que la existencia indi vidual pasa a la vida de la familia? La inversa de esta repre- sentacion amable de una cadena de los sexos que ha de reconciliar a los individuos con su muerte concreta. Ella no es tan facil de tanquilizar, La muerte es para ella el contenido _ de la falta de sentido. Es el enemigo de la vida, el enemigo por antonomasia que ella ha de reconocer. Pero le vuelve la espalda, desconsolada y desprotegida, para tomarse su vida en una dependencia que ella misma ha elegido, del amor a la hija lejana, No le viene a las mientes la idea de convertirse en inmortal mediante un hecho o una obra y superar asi a la muerte. Soporta la vida como una obra mortal, como soporta la tristeza que es propia de la existencia de la criatura. Pues la irisiesse de Madame de Sévigné tiene verdaderamente raices mas profundas que las del dolor de la separaci6n: «En estos bosques tengo a veces fantasfas cle una negrura tal que retor- no de ellos mas cambiada que si hubiese tenido un acceso de fiebre+ (ai quelquefois des réveries dans ces bois d'une telle noirceur que fen reviens plus changée que d'un accés de fievre; I, p. 262). Al cerciorarse, escribiendo, de la unidad de la vida y el amor, Madame de Sévigné experimenta algo para lo cual te- ‘nemos el bello concepto de fa inmanencia vital del sentido. éntiendes ahora el peculiar sentimiento del tiempo que in- tenta expresar en sus cartas? Vive como en un tiempo propio, 81 | | en un ahora que puede dilatar y encoger: Je ne comprends plus la mesure du temps depuis le jour de notre séparations (No entiendo ya la medida del tiempo tras el dia de nuestra separaci6n; Ill, p. 164). -Je ménageais les heures, jen éstais avare, javais envie de pleurer tous les soirs de les voir courir. Dans Fabsence, ce n’est plus cela; on ne s'en soucie point, on les presse méme quelquefois- (economizaba las horas, era avara con ellas, me entraban ganas de Morar todas las tardes al verlas corer. En la ausencia, ya no es lo mismo; no se preocupa una por ello, a veces se las empuja incluso; IT, p. 465). ¥ de nuevo vuelve a tener solo un enemigo que le amarga el dominio del corazin sobre el tiempo: Ia r muerte. Por eso su tiempo verdadero es también el recuerdo, es de- cir, la actualizacién de la presencia de la hija. Esta presencia Jo convient todo en instante pleno: un viaje en coche con el bello rostro de la hija frente a ella (1, p. 515) un paseo por el jardin del convento de Livry (II, p. 204). La que escribe no es con frecuencia capaz ya de separar presente de pasado. El. ahora se carga con la presencia alucinatoria de la ausente (1, . 200; también TI, p. 64: p. 186). Marie de Rabutin vive en un presente que le da su propia medida del tiempo; puede ace- lerar 0 ralentizar el decurso de las horas y los dias segtin la necesidad del recuerdo o el anhelo. Y puede citar de paso pasado y futuro, éPeto de donde, me preguntaras, de qué fuentes extrac ‘Madame de Sévigné las energfas para un mundo interior qué, en cualquier caso, tal como yo intento describirlo, no puede referirse a ninguna tradicién y no puede tener lugar alguno fen su Epoca? Me encantaria.limitarme a responderte con. el vocablo preferido de Rahel: verdure. wLa verdura, lo verde, el follaje, los arboles, resumiendo, jla verdura' se convierte aqui todos los afios en més maravillosa, mas bella, y... se ha- ce mas primigenia, mis honorable, mas locuaz, mas seria. (a Pauline Wiesel, 22 de mayo de 1810). Propio de Ia verdure es que se vivencia en comtin, La vida «correcta: —es0 significa en nucsito Tenguale que amamos [o verde: sole wivble Unitariamente con la otra en idéntica sintonia (a la misma, 18 de abril de ii sro la Offa €S siempre la ausente. Y de este modo la naturaleza se convierte en el lugar en el que el 82 anhelo puede confirmar su aparicion, pues existe una secreta sintonia entre la tristeza de la criatura taciturma y la memoria onitica del alma solitaria que busca a la otra, «Estos arboles son de una belleza y una tristeza increfbles ..J Pienso en usted. a cada instante, la echo de menos, la requiiero (II, p. 110. ‘Como en un nitido eco oigo la voz. de la posterior, de Rabel, que llama a su otto yo més feliz: Complice mfal... En todas las ocasiones pienso en usted: la Hamo a voces en el jardin, entre flores y arbustos, copas, cielo y resplandor... (Leben Schreiben, p. 131). Y de nuevo Marie de Rabutin: Pero contem- ple usted un poco la luna, esta luna que también yo contemplo;, vemos lo mismo, aunque estamos separadas cien millas la tuna de la otrae (I, p. 194). Esta es la llamada de Deméter que confirma la unidad con la primaverss, en Livy, en le expone al triunfo de la naturaleza floreciente y al rec alucinatorio de la hija hasta llegar a la pérdida de si + usted, én realidad, esto es demasiado...» (III, p. 204) "Has entendido Ya,asonde quer i paral Ys ‘déjame que lo diga asi: Ia idolatria de Marie de Rabutin dos focos, la hija y la naturaleza._A la naturaleza la china eee et tele mena ae y como lugar de su culto “por la hija. *"Wadame de Sévigné economiza con sus lagrimas cuando debe hablar del efecto de las tragedias de Racine. Pero llora cuando su hijo, que siempre anda escaso de dinero por st prodigo estilo de vida, hace talar una vieja arboleda. ‘Toutes ces dryades allligées que je vis hier, tous ces vieux syl- vvains qui ne savent plus oi se retirer, (ous ces anciens corbeaux érablis depuis deux cents ans dans Vhorreur de ces bois, ces chouettes qui, dans cette obscurité, annongaient par leurs fu- estes cris les malheurs de tous les hommes, tout cela me fit hier des plaintes qui me touchérent sensiblement Ie coeur. Et que sait-on méme si plusieurs de ces vieux ch€nes n'ont point parlé? 0, p. 95D {Todas esas driadas afligidas que vi ayer, todos esos viejos silva- nos que no saben ya adénde retirarse, todos esos cuervos que viven desde hace doscientos afios en el horror de estos bosques, 83 Ea ‘estas lechuzas que, en su oscuridad, anunciaban con sus funes- tos gritos las desgracias de todos los hombres, toxlo esto me formulé ayer quejas que me afectaron sensiblemente el corazén, eY se sabe acaso si no han hablado varios de estos viejos robles?) Los comentaristas lo saben: se trata de una spieza ret6rica escogidas, Me imagino que ella misma est sorprendida por la virulencia de su sentimiento; descubre en si una zona sensible para la que no estaba preparada, una nueva experiencia del dolor: sufre por la pérdida del paisaje. Experimenta, de un modo que le era desconocido, su dependencia de lo que ama; es evidente que ella ama esie bosquecito, su confidente desde la juventud. Tiene raz6n, tiene en si ~entonces tiene cincuenta y cuatro afios, una mujer vieja si consideras las es- peranzas cle vida de su tiempo- un resto de sinraz6n, de lo- cura que no se dej eliminar (I, p. 97). Tiene que explorar el nuevo sentimiento; busca arrancarle el propio yo, se oculta luas la insinuaci6n mitologica, Pero qué tiene ella que ver con ninfas y faunos, cuando se trata de un-dolor que la mienta a ella, a ella misma. Ahf presta ofdo a la queja de la naturaleza, que tl vez tiene su propio lenguaje, aunque la que escucha no lo entienda. solo rei ella, que su paisaje tiene in-alma y que a ésta se le ha concedido el don del dolor, ‘omo a ella. Creo que ahora podria decir por qué no se me ha ido de la cabeza desde que escuché su voz por primera vez. Es ese si natural que le dice a la vida, sin realizar ningtin intento por pensar sentido alguno para la muerte a la que ha de ir al en- cuentro. Si, dice Marie de Rabutin, puedo simplemente exis- tir, puedo vivir sin proyecto, con mi propia medida del tiem- po. No he de justi guna meta. No quiero poner en juego mi yo por mor de reconocimiento al- guno. No tengo ninguna necesidad de autorrealizaci6n, ni ‘mediante hechos ni mediante obras. Quiero existir, quiero cexistir de verdad, pero para convertirme en real, la necesito a lla, 4 mi amor. En mi dependencia de ella soy para mi real y verdadera, Este es mi credo. Con él puedo vivir, puedo sim- 84 plemente existir y simplemente dejar de ser. Pero quizé en- tonces mi voz se har audible: «Todo esti dicho, todo esta sentido, y todo esta cretdo- (Tout est dit, tout est senti, et tout est crus IIL, p. 363) BIBLOGRAFIA BURGER, Christa, Leben Schreiben. Die Klassik, die Romantike und der Ort der Frauen, Stuttgart, 1990, bE SEVIGNE, Madame, Correspondance, ed. de R. Duchéne, 3 vols., Patis, Bibliotheque de la Pléiade, 1972-1978. DESCARTES, Oeuures philosopbiques, ed. de F. Alquié, vol. I, Paris, 1963. VaRNHAGEN, Rahel, Briefiwechsel, ed. de F. Kemp, 4 vols., Munich, “1979. 85 Iv EL SUJETO EN LA ILUSTRACION: ‘VOLTAIRE Y DIDEROT 1, EL YO INENCONTRABLE: VOLTAIRE Tous est debors, tu, jus’ nous-mBine Sante Yoltaire ha dominado casi el siglo entero de la Tustracions sin embargo, la basqueda del yo, que es soporte de Ja Ilus- traci6n, se topa en él con el vacio, En sus escritos nos sale al paso s6lo el homme raisonable, como ése en el que él se introduce al comienzo de sus Lettres philosobiques. La distancia frente al Propio ‘cuerpo, en Descartes presupuesto del dominio del yo sobre si mismo, se convierte en Voltaire en objeto de un juego lngenloso. Sobre su estancla en Belin, de transcurso desafortunado, el 19 de diciembre de 1752 es- cribe al cirujano Bagieu: ‘Jay aporté @ Berlin environ une vingtaine de dents, il m’en reste a peu prés dix. J'ay aporté deux yeux, J’en ay presque perdu un. Je n’avais point aporté d'Erésipéle, et jfen ai gagné que je ménage beaucoup. Je n’ay pas lair d'un jeune homme a marier. Mais je consicére que jay vécu pres de soixante ans, que cela est fort honnéte, que Pascal, Alexandre, et Jesus Christ n'ont vécu qu'environ la moitié et que tout le monde est pas né pour aller diner a Vautre bout de Paris a quatre vingt dis huit ans comme Fontenelle. La nature a donné a ce 87 eee meee gu'on apelle mon ame, un tui des plus minses et de plus mi- sérables', Wlevé a Berlin alrededor de veinte dientes, me quedan s6lo unos diez; llevé dos ojos, uno casi lo he perdido; no llevé erisi. ela alguna, pero he recibido una que cuido mucho. No tengo cl aspecto de un joven casadero, Pero considero que he vivide: asi Sesenta afos, que esta es una edad honorable, que Pascal, Alejandro y Jesucristo no vivieron mas que alrededor de la mi tad y que no todo el mundo ha nacido para ira cenar con ‘ochenta afios al otro extremo de Paris como Fontenelle. La natu. raleza ha otorgado, a eso que se llama mi alma, un estuche de lo mas delgado y miserable] Voltaire se sésiste a aceptar como amenazas existenciales la enfermedad y la proximidad de la muerte, hace de la propia caducidad corporal un juego con ntimeros y se consuela con cl pensamiento de que con sus sesenta aftos ha vivico ya casi el doble que Pascal y Alejandro Magno, El propio cuerpo lo con- sidera s6lo como estuche para algo que a él mismo no place designar como su alma, El sujeto del ilustrada xe volatiliva Resulta palpable s6lo en el discurso ingenioso qué produce sobre s{ mismo y mediante el que se hace desaparecer Su coneepto de sujeto lo ha desarrollado Voltaire en po- lémica_con Pascal". A su imagen del hombre como un ser ontinuamente insatisfecho que necesita cel divoriscomenr? Para no enterarse del propio vacio, Voltaire le da otro valor, Lo que Pascal de miseria metafisica, le Parece a Voltaire in, del hombre. $i Pascal ‘ia- menta la incapacidad para poder vivir en el presente (le seul avenir cst notre objet), Voltaire. aprecia la disposicién hacia el futuro como fuerza impulsora de 1a accion civilizatoria: «Si los hombres fueran tan infelices de preocuparse s6lo por el 1 Velairs Correspondance, ed de Th. Bestermann. 80 vols, Genéve, Instgut et Musée Voltaire, 1953-1963, XI, p. 184, 5 Cir Vourame, terres pbitasophigues (1, ed, de R. Naves (Class. Gare Dien), Paris, 1951, pp. 141-175 (vingtcinguiéme lettre: sur les Pensées de M, Fascal; en lo sucesivo se cits abreviadamente como: L led. casts Carns iloséficas, Madkid, Alianan Editorial, 1588), 88 5 a, no se construiria, no se plantaria, Feet bats provi dt pada, a ung i fala Ge to medio de este falso placer (Z, p. 158). A la critica dePaocsl motivada religiosamente, del egoismo Gchacun tend & so Gela est contre tout ordre), le ale al paso Voliaize con el mmo argument so fot mere a a abeén ef armor pro- pio, cuyos resultados redundan luego en provecho tambit de nuestro projimo. Cela est selon tout ordre. Il est aussi impossible qu'une soci puis se former et subsister sans amour propre, ui sea im. possible de faire des enfants sans concupiscence, de songer a se nourtir sans appatt, etc. [2 p. 1521 0, no puede ce ened tod oven, Sin ames propo, nope oan ‘ni subsistir una sociedad, del mismo modo que es ane ble hacer rio si conaupsotncay almcrire sn speti 4 ién la crit la Mon- ue Voltaire rechazara también la critica de Pascal noe Cle sot projet...) se entiende por si solo: = ay wrojet que Montaigne a cu de se peindrc naivement comme fat Cp. 167). Lega al resultado de que: la disposicion del sujeto a los objetos del mundo exterior no remite ana Fencia, sino que representa la condicién de la accién confor- madora de mundo. El hombre no se ha creado para la avto- ‘contemplaci6n, sino para Ia actividad, ? et suppost se Qvesce qu'un homme gu ap sine gut ppt se #7 Non seulement je dis que ot hontai serait un i bene, ine a soo, rs eta a ce: hore ne et ‘ J contemplerati? son come, ss pieds, ses mais, sSscing send Ou sera un dit ou ber frat wage de tot cela, Rexeratl contempler sa facuté de penser? Mas ne peut contempler ete face gurenTexergant Ou il ne pensera Beno ben penser ax ss ll sont dp verte, jen composera de nowvelles ori ne peut avoir didees que da Aso Le vl conc cesar ee de se es ou de ses idées; le voila donc hors de soi, ou imbécile (L, +158 sJ. :Qut cae e hombre ese que no acta no que super mone contmpla 2 miso Yo afm no slo que exe 89 / hombre seria un imbécil, indtil para la sociedad, sino ademas que un hombre ast no puede existir: pues, zqué contemplatia’ 8u cuerpo, sus pies, sus manos, sus cinco sentidos? O seria un idiota, o bien haria uso de todo'eso.

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