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EN CARNE VIVA Asuso SEXUAL INFANTOJUVENIL Susana Toporosi a nuestra sociedad. N que este acto produce en los nitfo los obligan a participar en acti puede permanecer indiferente s por parte de adultos que © puede comprendet y que dades sexuales g da, dejandolos/as “en carne viva Una psicoanalista con muchos afios de experiencia clini brinda herramientas indispen: ‘traumatizan s m les para profesionales di (médicos, trabajadores sociales, psicdlogy dos, socidlo ampo de la Salud enfermeros, etc.), docentes, abo a para cualquicra que esté interesado oyu i de datos ¢ intervenciones permite tener un panorama actualizado sobre esta cuestign, del libro, Traumatismo ante el abuso sexual, aporta herra- mientas en el terreno del diagnéstico y el tratamiento del abuso sexual. La au: 0s, antropélogos, etc. Taml en la temética; con un lenguaje cl La primera p: tora brinda i imentos diagnésticos para mostrar la marca que ha quedado enel psiquismo, al modo de un hallazgo fisico después de un episodio de viola cidn. Y en cuanto al tratamiento, sostiene que la posibilidad de procesamiento del psiquismo individual depende de que desde las instituciones de la sociedad se registry se condene a quien provocé el padecimienco y sus eémplices. La incervencién es sobre todo en comprender y atender el sufrimiento, a partir del traumatismo que provoca el abuso sexual. La segunda parte, Conductas sexuales abusivas, aborda la clinica con adolescentes productores de acciones sexuales contra nifios y nifias. Un terreno de apuesta aun trabajo psicoanalitico lescentes. Por todo esto, Susana Toporosi sostiene ‘la esperanza de que a pesar del modo en que el abuso sexual o el incesto arrasan la subjetividad, los nifios, nilfias y adolescentes que fueron abusados sexualmente, puedan recuperar st condicién de sujetos en la medida en que tengan la posibilidad de ser sosteni- dos y acompafiados por alguien de su entorno familiar o social que les crea, los separe y condene al abusador, y un tratamiento psicolégico que los aparte de un destino de victimizacién.” Como dice Juan Carlos Volnovich en el prélogo, la autora “supo enfrentar el horror de una de las pricticas més aberrantes de la condicién humana para, f- nalmente, construir est edificio conceptual ‘en carne viva que, de aqui en més, ha de convertirse en referencia obligada para quienes aborden el tema.” emia eee En Carne Viv ori, ‘Abuso Sexual Infantojuvenil (S0N-978967-40252- EDITORIAL olva3s74lo25210 Coleccién Psicoandlisis, Sociedad y Cultura EN CARNE VIVA ABUSO SEXUAL INFANTOJUVENIL Coleccién Psicoandlisis, Sociedad y Cultura Eyes ara SRS g za aE EES SERS az ggg vee EES InrropuccION Este libro esté escrito desde fa indignacién y la esperanza. Indignacién que se transforma en un posicionamiento politico de demuncia al modo brutal con que en su mayorfa varones criadas en nuestra sociedad capitalista y patriarcal- isrumpen con su sexnalidad, usada como cjercicio de poder dominante, en el cuerpo, el psiquismo y Iz emocio- nalidad de nitfias, nifios y adolescentes, provocando una alteracién para siempre de su propio experienciar sexual, con otros efectos persistentes y devastadores en toda su vicla emocional ‘Algo totalmente inesperado sucede para esas nifias, nifios o adoles- centes, que los desborda en su capacidad de encontrarle un sentido y de frenatlo. Los desordena, y los obliga a crear defensas extremas que les pueden anestesiar el placer por la vida en su conjunco y, en muchos casos, Ia convierten en una tortura constante. ;Cémo se sigue viviendo con esa presidn en la cabeza y esas sensaciones extrafias en el cuerpo? sa incromisign salvaje, aunque sca perperrada a veoes de modo sutil, introduce un cortocircuito por causa del cual nunca més habré para esa nia, nifo o adolescente un juego exploratosio libre, una curiosidad abier- ‘a, una sensibilidad marcada por el propio ritmo para ir probando y descu- briendo. Un despojo ala ilusién y ala libertad para jugar en el terreno de la sexualidad, garaites absolutes de una subjetividad que crezca de un modo saludable, que habré que trabajar para recuperar. ‘Ta mayoria de las victimas de violencia sexual son de género femenino y ‘menores de edad, El entorno en el que se produce el abuso con mayor previ- lencia ese familia, y los victimazios son en su gran mayoria varones adultos ‘aunque hay alguns casos de mujeres con partcipacin activa o complicidad. El abuso sexual sobre niios, nifias y adolescences, despierta en el propio sujeto, abusado un sentimicnto de culpebilidad por cdmo las propias pulsiones son convocadas y puestas en juego. Es gomo sila propia pulsién del nifio o la nifa fuera expropiada y usada por el adulto para su satisfac- cién. A parti de alli sobreviene inevitablemente la culpa por la sensacién de paricipacidn subjetiva que este movimiento de haber sido expropiada le confiere, Las nifias confunden sus fantasias edipicas (muchas de cllas expresan deseos incestuosos), Hevadas a ser actuadas por la seduccién del A 15 adulto, con haber provocado al adulto. Si en algiin momento realizan juegos de seduccidn con él, necesitardn encontratse con la interdiccién que marque la prohibicin cultural del incesto. Si ese adult ¢s el padre, pero Ja protege y por el contrario desde su propia indiscriminacién y perver- sion la induce a acruar esas Fantasias, la deja definitivamente huérfana y librada a una angustia que va més alld de lo que una nifia puede soportar. El cuerpo registra un goce que se contraponc a lo que el Yo de la nifia siente. Las pulsiones imponen sensaciones que para el Yo constituyen algo muchas veces repulsivo, excesivo, desestructurante, traumdtico, compro- metiendo la relacién consigo misma y con los otros. El contacto emocional con sus propios impulsos suele quedar profun- damente alterado. Pero ademis todo esto suele suceder en un contexto familiar de desmentida, en el cual por diversas razones ottos adultos na lo ven, 0 n0 lo detectan, o no lo pueden pensar; y en un marco social que ejerce su propia complicidad marcada por los estigmas patriarcales que teniegan los abusos de poder de los varones adultos, sobre todo si tienen algiin otro atributo social que les da atin mas poder, como el dinero. Lo quecomplejiza ain més esta stuacién es que con la llegada ala puber- tady el advenimienco de nuevas pulsiones genitales, quello sucedido en la infancia vuelve a la carga revitalizado por los nuevos sentides genitales que adquiere, retornando muchas veces con verdadera furia auto-culpabilizante. Los efectos mss habituales se expresin en la inhibicién para el juego sexual yal placer en la adolescencia, por lo cual lo que pudiera ser un encuentso ‘con otro u otra se transforma en una entiega del propio cuerpo anestesiado, Quien quisiera recorrer el mundo subjetivo de un aduleo que relata en literatura testimonial los efectos trauméticos de un abuso en Ia infancia y el lugar que tuvo la miisica en su batalla conta la propia pulsién de muerce, puede encontrarlo en Instrumental: memorias de misica, medicina y lacuna libro autobiogrifico de James Rhodes, pianista britinico actual, publicado en 2015. Por qué hoy un libro sobre lo traumético del abuso sexual? Escribir hoy sobre la clinica del abuso sexual de nifios, niftas y adoles- centes es poner la temitica en el contexto de las luchas que se dan en nuestra sociedad para lograr visibilizar y darle una entidad a los efectos destructivos de los abusos de poder a sociedad argentina fue hace pocos afios atravesada en su historia por el traumatismo del terrorismo de estado que operd aductiindose de los cuerpos, los psiquismos y sobre el conjunto de la sociedad secuestran- 16 Seeger ese eeea ede eee eee ees eeeeeee de eee eeeaeg er eeaeseeeE| do, torturando, desapareciendo, matando y apropidndose de nifios con la impunidad que le otorgaba el poder politico y econémico. Los abusos sexuales suceden en una sociedad marcada por esta histori Hacer justicia fue y sigue siendo un laborioso trabajo de la militancia poli- tica, en manos de organizaciones sociales, organismos de derechos huma- nos, pattidos politicos, etc., con una fuerte resistencia de algunos sectores que representan el poder econémico, politico, judicial y eclesidstico, Macho es lo que se necesita avanzar en el reconocimiento de las diver sas formas en que las crueldades se incrustan y se desarrollan en las insti- cuciones de la sociedad capitalista y patriarcal bajo el amparo de distinzas formas de impunidad, Una de esas instituciones es la familia, la que, dadas las condiciones de dependencia de los nifios con los adultos criadores, y d poder que ésta les confiere 2 los mismos, puede transformarse en un terreno de alta vulnerabilidad en que el poder se cransforme en dominio, Hoy nos encontramos atin ante grandes dificultades en la posibilidad de acercar e integar los aportes de las distintas miradas, sobre todo las de la justicia y las que puede aportar el psicoanalisis, para lograr la proveccibn de nifios, nifias 0 adolescentes que suftieron un abuso sexual De hecho sucede tepetidamenee que frente a un niiho 0 nifia pequefios {que no pueden relatar lo sucedido durante la Cémara Gesell, el abusador, que muchas veces es el padre, es ripidamente sobreseido en ef juzgado penal y comienza a insistic con la revinculacién en el jurgado civil, aunque nifo o nif padezca enormemente al igual que su madre, cuando hay efectos evidentes del abuso suftido. También nos encontramos con nifios ‘que pudiendo hablar y relatar no fueron escuchados cuando se celebré el juicio oral, como ocurrié con 34 nifios de un jardin de infantes de Mar del Plata, a partir de denuncias realizadas en el aio 2002 a un profesor de mnasia de una escuela religiosa y un sacerdote directivo de la misma. ros fueron absueltos y, en cambio, sc les abrié una causa a las psicdlogas {que intervinieron. Distintas caras de un problema que necesita del encuen- 110, didlogo y puesta al dia no sélo interdisciplinaria, sino también inter- sectorial, lo cual se estd intentando ya en algunos imbitos y consticuye algo promisorio en la medida de que no se retroceds en materia de derechos, Cuando hablo de esperanza, me refiero a la expectativa que tengo de aportar algunas ideas para la transformacién de las condiciones actuales. En la primera parte del libro intento aportar en el terreno del diag- néstico y el tratamiento, aunque no se trate de una patologia, sabiendo que la posibilidad de procesamiento del psiquismo individual depender& enotmemente de que desde las insticuciones de la sociedad se registre y se A 7 condene 2 quien provocé el padecimiento y sus cémplices. Invervenimos sobre todo en comprendet y atender el suftimiento, a partir del erauma- tismo que provoca el abuso sexual. Si bien no se trata de una especialidad, tenemos que considerar que cl conocimiento sobre como queda afectado el aparato psiquico después de un traumatismo, y cuales son los modos de intervencién clinica con el nifio y con su ambiente para aliviar ese padcci- rmiento, constituyen un terreno de problemas que reclama especificidades. Una de las cuestiones principales radica en que durante el primer tiem- po posterior al traumatismo, el nifio o la nifia suelen relatar con angustia lo vivido, pero al poco tiempo el aparato psiquico necesita implementar defensas para poder seguir viviendo, Mecanismos de represién mediante, el afecto rompe el enlace con las representaciones y éstas desaparecen de la conciencia. Esa nifa violentads no recuerda nada de lo que pas6 y n0 puede contatlo, Pero generalmence intervienen mecanismos més extremos atin, de disociacién y de escisidn del Yo. Sila entrevista en Cémara Gesell o las pericias logan cuando esas defen- sas se organizaron, el nifioo la nifia muchas veces no podrén natrar lo suce- dido porque no Jo recucrdan, Ese es el terreno en que la justicia penal avan- za para sostener que el abuso no sucedié y absolver al abusador,abriéndole camino a la llamada revinculacién del aifio con el abusador, sobre todo cuando éste es el padre. Por todo esto es fundamental tener herramientas precises para reconocer la presencia de lo traumsitico, sus formas de irrup- . los otros modos no verbales de expresi6n, sus modos de permanencia silenciosa, los modos encripcados de transmitirse por generaciones, para detectatlos y poder interveni protegiendo a los nifios, nias y adolescentes y aliviando su suftimiento. Hablamos de una situacién taumatogénica en la cual no suele haber testigos y que suele transcueric en la esfera del interior dela familia y la casa, terrenos que durante muchos afios se pensaron como privados, cn los cuales no tenia injerencia el Estado, y quien tenia el poder para decidir, hacer y deshacer, era el pater familias. En ese marco de relaciones de dominio hay {que encuadrar al abuso sexual hacia nifios, nifias y adolescentes. Hoy, en un ‘nuevo marco legal, el Estado esté llamado a intervenir y debe comprome- terse, Fl Estado somos también nosotros, los que necesitamos estar capaci- tados para detectar y saber como intervenir del mejor modo posible. Pero con eso no alcanza. También es nuestra responsabilidad denun- que se hayan disuelto equipos de atencién, programas que ofrecian sostén y acompaiiamiento a victimas, que no se repongan nombramientos de profesionales cuando los que estaban se jubilan, Las largas lstas de espera 18 delos lugares de atencién puiblicos que transforman un espacio que necesi- taser alojador en expulsivo, las politicas de recortes de recursos en salud, y proponernos también revisar las estrategias de atencién ya que necesitamos ser creatives. Fl psicoanalisis puede circular por diversos dispositivos que no es sélo el de la terapia individual. Entre las particularidades de este teereno de intervenciones csté la consideraci6n de la ética del analista cuando trabaja en situaciones de alto sufrimiento, y que implica siempre una toma de posicién a partir de obmo senombralo que sucede, cémo se le cree al sujeto 0 sujetos que estén pade- ciendo, cémo se dispone a acompafar las denuncias pertinentes, no sélo en el sentido de la denuncia judicial. Es &te un terreno de intervenciones que deja las claras la perspectiva sesgada que tienen algunos psicoandliss ue trabajan con Ia idea de “neutralidad” del analista o que consideran que deben ocuparse de la fantasia y, por lo tanco, no les incumbe los efectos de Ja “tealidad excerion”. Respecto de la neutralidad, es la justicia la que teabaja con la idea de ‘mantener una mirada imparcial y ecudnime. Con respecto a la mirada de los psicoanalistas nos preguncamos cémo podriamos ejercer nuestro trabajo desconociendo o dejando afuera nuestros propios afecios compro- metidos, aquellas marcas de nuestra historia que nos determinan o sin tener una empatia con el sufrimiento de nuestros pacientes. Necesitamos conocer nuestros propios sentimientos no para dejatlos afuera, sino para discriminar lo nuestro de lo que corresponde al nifio, nia 0 adolescente, sin juzgarlo por esa diferencia, ‘Sin abandonar la abstinencia, el analista trabajando en. situaciones de alto atropello a los derechos de la infancia y la adolescencia necesitara ser creative al maximo en los modos de encontrar cuéndo hablar, cudn- do esperar, cSmo escuchar-ver-registrar mucho mus allé de las palabras de un relato, sabiendo que la subjetividad es corporal y que trabaja con la contratransferencia como brijula y herramienta fundamental para guiar sus mods y el “tempo” para sus intervenciones. Este libro esta escrito a partir del procesamiento de mi propio trabajo dlinico y de supervisién a otros tetapeutas, de mi prictica clinica junto a pediatras, psiquiatras, wabajadoras sociales, ginecdlogas y psicopedagogas, en el marco de la clinica con nifios, nifias y adolescentes que sufrieron raumatismos sexuales. La perspectiva que me permite lk clinica, al poder trabajar con los adolescentes y sus familias, me ha dado la posibilidad de calibrar el nivel de traumatismo que se puede generar a partir de un abuso sexual que no \ 19 es registrado por ningiin adulto del entorno del nifio permitiendo que sus efectos se instalen por afos. Efectos a largo plazo, incluso intergene- racionales, cuando no pudo set relatado ni hubo la oportunidad de una consulta y un tratamiento para su procesamiento en la generacién ante- rior, Es asi como podremos encontrar detris del padecimiento de varias hijas adolescentes que no pueden separarse de sus padres, un abuso sexual vivido por su madre en la infancia y nunca relatado, que la insta a retener a las hijas frente al temor a un peligro proyectado en el mundo del afuera familia, por ejemplo. 'En [a segunda parte del libro abordo la clinica con adolescentes que son ellos productores de acciones sexuales contra nifios y nifias. Un terreno de apuesta al trabajo psicoanalitico que habilite un destino que no sea el de la perversin para esos adolescentes y que no los coagule en una identidad de abusadores y violentadores. Un trabajo que apunte ala construccién de responsabilidad sobre sus actos, en una etapa en que atin el psiquismo est ‘en constitucié Es necesatio conocer las diferencias entre a sexualidad infantil y la adul- «a, entre los juegos sexuales infantile y las conductas scxuales abusivas. Los ‘cambios que se han producido en nuestra cultura con el avance del consu- ‘mismo en el capitalismo mundializado y las nuevas tecnologias, determi- nan transformaciones en las subjetividades. Estas se expresan, entre otros fenémenos, con la apaticién de pricticas sexuales en los nifios, descargas repetitivas frente a lo que les resulta excesivo ¢ imposible de metabolizar. "También es importante reflexionar sobre los caminos en la constitu-

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