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DEL ESTADO ROMANO A LOS REINOS GERMANICOS. EN TORNO A LAS BASES MATERIALES DEL PODER DEL ESTADO EN LA ANTIGUEDAD TARDIA Y LA ALTA EDAD MEDIA ‘ Josep M. Salrach + — f Universidad de Barcelona \ El estudio de los documentos de la Marca Hispénica (escrituras de venta, actas de jui- cios, preceptos carolingios, dotaciones de iglesias) y de los condados catalanes (querimo- rniae, inventarios, contratos agrarios) plantea una serie de problemas de interpretacién y de valoracién de cambios y continuidades de situaciones sociales que el historiador slo puede resolver con ayuda del método mas genuinamente histgrico, es decir, mirando hacia atrés, a la Espafia visigoda y al Imperio romano, Creo que esto es sufjeiente para justificar que un historiador, que siempre ha trabajado sobre la Catalufia carolingia,y feudal, aqui se interese por los siglos precedentes. fe es De hecho, por mi parte, hay més que un interés general. Hay la presuncién (basada en una lectura personal y ciertamente parcial de las fuentes) de que elementos sustantivos, estructurales, del sistema social vigente a fines del primer milenio hundian sus raices en estratos de época bajoimperial. Por elementos sustantivos entendemos algunos de relativos ala organizaci6n, mantenimiento y reproduccién del poder, en particular la fiscalidad (in- gresos del Estado, gasto pablico, gestién de las finanzas piiblicas), pero también del ejérci- to, la administracién de justicia ¢ incluso el lugar de Ia Iglesia-instituci6n en el sistema; y de elativos a la esfera de la produccién (propiedad de los medios de produccién, formas de sustracci6n, relaciones de produccién)'. Visto desde el otro lado del tiempo es como si los romanos, al menos los de los siglos III y TV, hubieran lanzado hacia el futuro unas Ifneas por las que la humanidad entonces conocida habria de andar durante seiscientos o setecien- tos afios, pudigndose reconocer a si misma, es decir, en sus origenes. Propongo, pues, no ceder a la tentacién de considerar el siglo V como el siglo de la gran ruptura (social y politica), propiciada por la instalacién de los germanos en Occidente y por la divisi6n de la Pars Occidentalis en reinos. Mas bien sugiero considerar el perfodo com- A prendido entre el siglo III_y el siglo IX en términos de evolucién social lenta. Si hubo un of ute interés resulta mas explicito y justficado en mi trabajo “Entre "Estat antici el feudal. Mutacions socials { dinimica politico-militar a 'Occident carolingi i als comtats catalans”, en Symposium internacional sobre els ort- gens de Catalunya (Segles VII-XD), 1, Barcelona, 1991, pp. 191-252. Agradezco al profesor Guy Bois las orienta ciones bibliogréficas para la preparacion de esta ponencia del III Congreso de Estudios Medievales de Lesn. 97 acelerén rapido, seguido de una ruptura social (la revolucién feudal), ello quiz4 serfa un fenémeno posterior, del siglo X 0 XP. De hecho, el tema de la continuidad y evolucién de las estructuras sociales y politicas de la Antigtiedad Tardia y la Alta Edad Media no es nuevo. Sobre él investigaron y reflexiona. ron muchos historiadores, algunos tan importantes y de horizontes ideolégicos tan diversos como Alfons Dopsch, Mare Bloch y Claudio Sanchez Albornoz! De Don Claudio baste citar aqui, por la proximidad con el tema que nos ocupa, su Ruina y extincidn del Municipio romano, El gobierno de las ciudades en Espaiia del siglo V al X, El “tributum quadrigessi male”. Supervivencias fiscales en Galicia y Los libertos en el reino asturleonés. Actual mente hay individualidades y escuelas que siguen pensando la historia de la Alta Edad Media en términos de continuidad o al menos de lenta evolucién. Pierre Bonnassic ha investigado sobre el estatuto de los servi y los castigos corporales que se les infligian duran- te la época germédnica para concluir que en Occidente se produjo una larga supervivencia y una tardia extinciGn del régimen esclavista’. Estudiando las estructuras territoriales y menta- les, el patrimonio cultural, la organizacién familiar y la antroponimia de la aristocracia laica y eclesidstica de Auvernia, Christian Lauranson-Rosaz. se interroga sobre el posible fin del mundo antiguo para esta regién en el siglo VIII o IX‘, Con la visual puesta en el sistema social como una totalidad coherente de estructuras (relaciones de produccién, estructura de clases, mercado, relacién campo-ciudad, crecimitnto), y combinando Ia investigacién con las propuestas tedricas, Guy Bois sostiene que el paso d& sistema antiguo al feudal se pro- dujo en el Méconnais y probablemente en todo Qvcidente en el siglo X°. Se trata de ejem- * Cualquiera que sea la valoracién que a cada uno le merezca, la nocién de revolucién feudal o de ruptura social e implantacidn del feudalismo por referencia a las transformaciones acaecidas en Occidente en los siglos X yy XLes ya en cierto sentido una conquista historiogréfica, La visién det proceso, con la visual puesta en la aisto: cracia, hay que atribuirla a G, DUBY, La sociéré aux Xle et XUle sidcles dans fa région maconnaise, Patis, 1953, {que asi se distanciaba de las propuestas més continuistas de Mare Bloch. Pero fue P. BONNASSIE, La Catalogne dds milieu de Xe a la fin du Xle sidcle. Croissance et mutation d'une société, 2 tomos, Toulouse, 1975 y 1976, {quien dio una explicacién més global del fendmeno al analizar paralelamente y de manera interrelacionada la evo: lucién del campesinado y la evolucién de la aristocracia, Con las diferencias sociales y temporales propias de la zona estudiada, entiendo que se trata de Ia misma transformacién diagnosticada por J.M. MINGUEZ, "Ruptura social € implantacién del feudalismo en el noroeste peninsular (siglos VIU-X), Studia Historica. Historia ‘Medieval, Il (1985). “Pp. BONNASSIE, “Survie et extinction du régime esclavagiste dans I’Occident du haut moyen age (IV-XI 8)", Cahiers de Civilisation Médiévale, XXVIII (1985), Este estudio, que no pretendia tanto demostrar que en la ‘Alta Edad Media haba una modalidad de produccién esclavista, como que existia un amplio sector social discrimi ado por las leyes y relegado a una consideracién y trato inftahumanos, ha forzado a los estudiosos del periodo a tomar partido, como se vio en las “Dixiémes Journées Internationales d’ Histoire” del Centro Cultural de la Abadia, de Flaran el 9, 10 11 de setiembre de 1988. Véase La croissance agricole du haut Moyen Age (Flaran, 10, 1988), Auch, 1990. + CH, LAURANSON-ROSAZ, L’Auvergne et ses marges (Velay, Gévaudan) du Ville au Xle sidele. La fin du ‘monde antique?, Le Puy-en-Velay, 1987. »G. BOIS, La mutation de l'an mil. Lournand, village maconnais, de VAntiquité au féodalisme, Paris, 1989 (raduccién espaiiola: Lr revolucién del aio mil, Barcelona, Critica, 1991). Este libro, renovador, rupturista y polé ico, como su Crise du féodatisme, ha suscitado adhesiones entusiastas y eriticas feroces. De su importancia da ‘cuenta el hecho de que la revista Médiévales, de la Universidad de Paris VII, le haya dedicado un nimero mono: 98 plos de individualidades en los que la interpretacién de:las sociedades ultomedievales en términos de continuidad o de lenta evolucién no procede, ni mucho menos, de una visién conservadora de la historia, sino cientifica, LA TESIS FISCALISTA, : Existe también un ejemplo de escuela o grupo de historiadores, que identificaremos con Ja expresién de partidarios de la tesis fiscalista, segdn los cuales el sistema de finanzs piblicas (impuestos, gastos y métodos de gestidn) creado por los romanos se mantuvo vir~ tualmente intacto durante el periodo germénico, hasta la época carolingia, entre otras ‘nes porque los reyes germdnicos eran demasiado débiles para crear un nuevo sistema fiscal pero suficientemente fuertes como para preservar y hacer funcionar, con ayuda de agentes publicos y possessores romanos, el que encontraron sobr eno. Desde hace unos vein- te afios las investigaciones sobre la administacién de la res publica durante la Antigtiedad ‘Tardia y la muy Alta Edad Media son dominadas por los trabajos de Walter Goffart, a quien hoy podemos considerar como el historiador mas s6lido y representativo de esta tendencia’. Para los seguidores de la historiograffa francesa, los nombres més conocidos del grupo son Elisabeth Magnou-Nortier, de la Universidad de Lillet, y Jean Durliat, de la Universidad de Toulouse-Le Mirail, quien acaba de publicar lo que podriam®s denominar primera sintesis de los logros de la escuela’. La nmina de historiadorep préximgs'a los citados, por intereses ¥ puntos de vista, es muy larga y cubre casi todos los paises europeos occidentales: mencio- hemos, entre otros, a F. Burdeau, J.M. Carrié, A. Cérati, A. Chastagnol, D. Claude, A. Gui- Hou, J. Gascou y K.F. Weer’. En el estudio de los polipticos, los historiadores fiscalistas aZo- grifico (el 21, de 1991) con comentarios, articulos y entrevistas a cargo de un grupo de conocidos historiadores (P. Bonnassie, M. Boutin, R. Fossier, Y. Morimoto, A. Verhulst, Ch. Wickham, ete) "W. Goffart, “From Roman Taxation to Medieval Seigneurie: Three Notes", Speculum, 47 (1972y; Idem, Caput and cotonate: towards a History of Late Roman Taxation, Toronto, 1974; Idem, Romans and Barbarians: the Techniques of Accommodation (418-548), Princeton, 1980; Icem, “Merovingian Polyptychs. Reflections on two recent Publications”, Francia, 9 (1982), y Idem, “Old and new in merovingian taxation”, Past and Present, 96 (1982), pp. 3-20. aire los numerosos estudios de esta historiadora relatives al tema que nos ocupa podemos citar “La terre, la tente et le pouvoir dans les pays de Languedoc pendant le haut moyen Age”, Francia, 9 (1981), pp. 79-115; 10 (1982), pp. 21-66; y 12 (1984), pp. 53-118; “Etude sur le privilége d'immunité”, Revue Mabillon, 60 (1984), pp. 465-512; “Les pagenses, notables et fermiers du fise durant le haut moyen ge”, Revue belge de philologie et d'his- wire, 65 (1987), pp. 237-256; “La gestion publique en Neustrie. Les moyens et les hommes”, La Neustrie. Les ays au nord de la Loire de 650 a 950, 1, Sigmaringen, 1989, pp. 271-320, y “Servus-servitium: une enquete & poursuivee”, Media in Francia, Recueil de Mélanges offerts & K.P. Weer, Paris, 1989, pp. 269-284, "J, DURLIAT, Les finances publiques de Diocletien aux Carolingiens (284-889), Sigmaringen, Jan Thotbec- ke, 1990. Durliat es autor de numerosos trabajos de investigacién sobre contabilidad piblica, administracin reli- giosa, Africa bizantina, Iglesia merovingia, finanzas municipales, polipticas, moneda, precios, impuestos, etc., todos relativos a la Antigiiedad Tardia y la Alta Edad Media, Véanse las referencias bibliogrificas correspondien- tesa Les finances, pp. 343-344, ” Véanse algunos trabajos de estos autores en la relacién bibliogrifica publicada por DURLIAT, Les finances, pp. 338-357. 99 entran en contacto y didlogo critico con Jos “domanialistas”, particularmente con J.P. Dev- roey, MJ. Tits-Dieuaide, P. Toubert y A. Verhulst. Y todos, claro estd, beben en la tradi cién de G. Humbert, el primer y Gnico autor de un gran trabajo de conjunto sobre las finan- zas piblicas del Imperio romano", de A.H.M. Jones, A. Déléage, Ch. E. Perrin, F. Lot y F, Ganshof, que investigaron sobre las rentas e impuestos personales, territoriales y comercia- les de la Antigiiedad Tardia y la Alta Edad Media" En principio, el profano podria pensar que se trata de una tendencia historiogré ginal, encerrada sobre si misma y limitada a aspectos muy especializados de historia institu cional y politico-fiscal, sin gran trascendencia para la historia social y con escasa capacidad de proporcionar claves explicativas del proceso hist6rico. Pero no hace falta leer muchos trabajos de estos historiadores para percatarse de que Ia realidad es muy distinta. Coinci- diendo objetivamente con la visién de Ia economia antigua de Moses 1, Finley, para quien, en el sistema o sociedad antigua, el Estado era una instancia politica hipertrofiada, que intervenia y encorsetaba la vida social y econémica”, las investigaciones de los fiscalistas algunos ideolgicamente muy distantes de Finley- tienden a destacar la presencia genera lizada de canales fiscales en la geografia y el tejido social de Occidente, Ja realida no necesariamente asfixiante del impuesto y la implicacién de toda la clase dirigent __gestién de las finanzas piiblicas durante los siglos IIL-IX. emeinnals TIX. a mar- © Sobre el célebre potiptico del abad Irminon, Durliat ha egito, por éjemplo, que “ne regle (.) que les rap- ports publics de percepteur & contribuable et non des rapports de propriétaire & fermier (..", y ha afadido que es un “regisire de l"imp0t public persu sous diverses formes par le monastére qui fait en quelque sort figure de sous. traitant” (DURLIAT, Le polyptyque d'Irminon et "impat pour 'armée", Bibliotheque de l'Ecole des Chartes, 141, 1983, pp. 199-200). Las crticas a esta vision fiscalista de los poliptcos han sido formuladas por J. P. DEVROEY, “Polypiyques et fiscalité a 'époque carolingienne: une nouvelle approche?”, Revue belge de philologie et d'histo ze, 63 (1985), pp. 783-794, De los citados historiadores del régimen dominical, véase Jean-Pierre DEVROEY, "Les premiers polyptyques rémois, Vile-IXe siécles”, en Le grand domaine aux époques mérovingienne et carolin ‘gienne, ed. A. VERHULST, Gante, 1985, pp. 78-97: M. J. TITS-DIEUAIDE, “Grands domaines, grands et petites, exploitaions en Gaule mérovingienne. Remarques et suggestions”, en Le grand domaine, pp. 23-50; P. TOU- BERT, “L'falie rurale aux Vile-Ville sigcles. Essai de typologie domaniale”, en Problemi dell “Occidente nel secolo Vill, Settimane di studio del centro italiano de studi sullalto medioevo, 20), Espoleto, 1973, pp. 95-1325 y A. VERHULST, “La genase du systéme domanial classique en France au haut moyen age”, en Agricoliua ¢ ‘mondo rurale in Occidentenell'alto medioevo (Settimane di studio, 13), Espoteto, 1966, pp. 135-160. " G. HUMBERT, Essai sur les finances et fa comptabilité publique chez les Romains, 2 omos, Paris, 1886. © ALHM, JONES, “Over-axation and the Decline of the Roman Empire”, Antiquity, 33, 1959; Idem, The Later Roman Empire, Oxford, 1964; A. DELEAGE, La capitation du Bas-Empire, Macon, 1945; Ch-Bd. PERRIN, Recherches sur la seigneurie en Lorraine d’apres les plus anciens censiers, Paris, 1935; F. LOT, “De 'étendue et de la valeur du caput fiscal sous le Bas-Empire”, Revue historique de droit francaise et étranger, serie, 4 (1925), pp. 5-60 y 177-192; ldem, L'impot foncier er la capitation personnelle sous le Bas-Empire et & époque franque, Paris, 1928: Idem, Nouvelles recherches sur Mimpot foncier et la capitation personnelle sous le Bas-Empire, Pais, 1955, y F. GANSHOF, “Les bureaux du tonlieu de Marseille et de Fos. Contribution & 'histoi re des institutions financitres de la monarchie franque”, en Etudes historiques & la mémoire de Noel Didier, Pars, 1960, pp. 125-133; Idem, “A propos du tonlieu sous les Merovingiens”, en Studi in onore di Amintore Faafn,l Mildn, 1962, pp. 293-315; Idem, “A propos du tonlieu & I'époque carolingienne”, en La cit nell'alto medivevo {Sttimane di studio, 6), Expoleto, 1958, pp. 485-508, y Idem, "La tractoria. Contribution & étude des origines du Aroit de gite", Revue d'histoire de droit, 8 (1927), pp. 69-91 "MLL FINLEY, L économie antique, Patis, 1975, pp. 68-76. 100 Al cabo, lgs investigaciones eruditas, precisas, lexicogréficas y cuantitativas, de los his- toriadores de la escuela fiscalista conducen a pensar que quizds las Sociedades europeas de Cccidente, hasta el umbral del afio mil, estuvieron estructuradas de acuerdo con to que podrfamos denominar un sistema social antiguo en el que la modalidad dominante de pro- duccién o explotaci6n del trabajo seria la tributaria Preocupaciones tedricas al margen, los fiscalistas rompen con Ia tradicién académi las Edades y se sitvian a caballo del Mundo antiguo y del medieval. Sacan asf provecho de la historiada de la larga duracién y de la historia comparada. En su empefo por descubrir la Continuidad de las estructuras antiguas, destacan las concomitancias de base entre los rein romanogermanicos y de estos con el mundo bizantino, Su investigacién equivale a un buceo én las fuentes de cada perfodo que analizan criticamente a fin de descubrir el significado cambiante de palabras (como fundus, villa, pagus, colonus, servus, possessor, desriptio) que puedan proporcionar una imagen del sistema fiscal". Observan como cada periodo tiene sus propias fuentes: c6digos legislativos, en el Bajo Imperio; documentos de la practica cotidia na, crOnicas, hagiograffa y leyes nacionales, en época germénica, y polipticos y cartularios, en tiempos del Imperio carolingio. Ello tiene sus inconvenientes (el vocabulario del legista- dor es muy distinto del vocabulario del cronista) pero, segtin los fiscalitas, la diversidad de fuentes tiene la inmensa ventaja de ofrecer visiones diferentes y complementarias de una misma realidad, El Codigo Teodosiano, por ejemplof informa sobre el engranaje y las nor- mas de funcionamiento del sistema fiscal; la Historia francérum de Gregorio de Tours se extiende sobre problemas précticos a que se enfrentgban autogidades y contribuyentes en tomo al impuesto, y los polipticos carolingios son, segtin estos investigadores, auténticos registros fiscales o catastros esencialmente iguales a los libri descriptionum que desde el Bajo Imperio posefan la administracién central, las administraciones locales y los recauda- dores para conocer la capacidad contributiva o el montante del impuesto de cada contribu- yente"’. Naturalmente, la tesis fiscalista ha de tener sus oponentes. Por un lado se opone a los que consideran que el mundo fue feudal desde las invasiones germédnicas 0 desde antes. Aqui‘ las diferencias esenciales giran en torno al colonato que los fiscalistas no consideran una forma de dependencia privada entre potentes y campesinos, generadora de rentas que puedan calificarse de protofeudales, sino simplemente una forma de dependencia fiscal centre personas libres, en el marco de una estructura estatal que desde muy antiguo funciona- a nos privadas", Por otro lado los ade MAGNOU-NORTIER, “La gestion publique en Neustrie in La Neustrie, pp. 273-285. El apartado de este estudio que citamos se titula “Villa, Locus, Praedium, Possessio, Res. Etude Lexicographique”. DURLIAT, Les finances, pp. 1-10, A causa de los limites cronol6gicos sefialados por los organizadores del Congreso (del siglo IV al VIII), no vamos a tratar en esta ponencia el tema de Ia sociedad y el Estado en época carolingia. Sobre los polipticos carolingios y la interpretacién que de ellos hacen los fiscalistas, véase supra n. 10. ' Sobre el colonato véanse los trabajos de J. KOLENDO, Le colonat en Afrique sous le Haut-Empire, Pa 1976, y D. VERA, “Forme e funcioni della rendita fondiaria nella tarda antichita", en Societa romana e impero. tardoantico J. Istiuzioni, ceti, economie, Roma-Bati, 1986, pp. 367-447, especialmente las pp. 367-370 con las referencias bibliogréficas pertinentes. DURLIAT, Les finances, pp. 85-93. 101 fiscalistas entran en contradiccién con los partidarios de Ia superyivencia del esclavismo. De acuerdo con Domenico Vera y muchos otros, creen en una esclavitud doméstica pero no rural 0 masiva ya desde el Bajo Imperio, y asimilan los servi a una categoria de coloni, fun damentalmente sometidos a tributacién piblica”. Por tltimo discrepan de los “domanialis-_ tas en el hecho fundamental de que no consideran las villae como grandes dominios, propie- dad de un dominus que percibe rentas y servicios de los tenentes de los mansi, si mientos 0 demarcaciones fiscales donde los contribuyentes, juridicamente libres pero eco- n6micamente dependientes, estén adscritos, en el sentido de registrados, en unidades fisca- Jes Tamadas mansi, bajo la responsabilidad de un dominus, que es un sefior privado a quien el Estado ha delegado competencias en materia de recaudacién y gestion de fondos puiblicos” ~~ A quien no conozca los trabajos de estos historiadores lo dicho le parecerd sorprendente y quizé poco creible. No obstante, entiendo que la tesis fiscalista es una linea de investiga- cién que hay que conocer. En este sentido, la lectura del reciente libro de Durliat puede ser una buena introduccién. La exposicin que sigue consistiré en un somero andlisis de las bases materiales del poder del Estado en la Antigtiedad Tardfa y la Alta Edad Media a la luz de esta investiga- cin "La tess de la prvivencia del esclavismo, que prte de trabajo péstumo de M. BLOCH, “Comment ct por oi fintesclavage antique? Annales ESC, 1947, pp. 30-43 y 161-170, iene actualment su formulacién mis Sélida en la investipacin de Bonnassccitada en lan 3. El propio LM. MINGUEZ, que en “Antecedents y pr- tneras manfestciones del feadalismo atuleonés” (en En torno al feudalism hispanic, 1 Congreso de Estudios Medievales, Avila, 1980, pp. 87-120) considera que “la pervivencia del sistema esclavista durant 1s silos IX y X en la sociedad asturleonesa es dificil de acetar, parece admitr su existencia en el periodo inmediatamente anterior cuando dice que “la rupture social que se esti realizando [en estos sigs... supone el completo desmante Tamiento dels Sistemas eslavsay tribal” (p. 92). A mesto entender el tabsjo de C. SANCHEZ ALBORNOZ, “Los libets en el reno asurleonés”, Revista Portuguesa de Historia, 4 (1949), pp. 9-45 (weeditado en Vieios y huevos estudio sobre las insttuciones medievales espaiolas, Madrid, 1976, I pp. 327-363) conten tstimonios indretony taros de este desmantlaento, Sobre la esclavitud antigua véase el abajo de Vera citado en la nota anterior. Para la 6poca germénica, H. NEHLSEN, Skavenrecht zwischen Antke und Mitelaler. Germanis ‘hes und rimisches Recht inden germanischen Recltsafcechnangen 4. Ostgten, Wesgoten, Franken, Lango- barden.Gistingen-Frankurt Zc, 1972 ™ Vease, por ejemplo, el trabajo de MAGNOU-NORTIER, “La gestion publique”, donde leemos que “pases si, praedium villa, locus, fcelas,accompagnés de leurs toponymes, envont & des dist Fiscaux et la masse fiscale quis produsent, et non des domains, grands ou pais” (p. 281); y el de DURLIAT, “Le manse dans le polyptyque d'rminon: nouvel esa histoire quantiatve”, en La Neusire. Les pays au nord de a Loire de 650 8530, Colloque historique interiational ed. H. ATSMA, Sigmaringen, 1989, 1 pp. 467-503, donde se conluye que est manifeste que le manse n'est pas mal adapté aun rélités économiques et administrative de Mépoqueearo- lingiene. Cette untéabsraitea une valeur fiscale proponionnelle& sa valeur 6conomique et consitue un cadre tout ait approprié pour asseoir impo, au moins dans les campagnes”(. 502), Para Dat ampoco Ia villa es un domino biparito, con reserva y tenencias sino una unidad fiscal: “on regroupe des teres sur lesqulles on ala responsabilité de percevoir imei autour dane ete don... Pabbé (est) propria pour former le out organique dela vila classique” (DURLIAT, "Du caput antique manse médigval”, Pallas, 2, 1982, p. 72). 102 EL BAJO IMPERIO Las cuestiones fundamentales que los historiadores se plantean hacen referencia a la presi6n fiscal. Como es bien sabido, Salviano presenta un panorama critico, y nadie duda del coste de la corte imperial, las nuevas capitales y el ejército, pero la historiografia actual (Martin, Lepelley, Vittinghoff, Chastagnol) encuentra testimonios de “prosperidad” lo cual parece indicar que la presin fiscal no tuvo consecuencias tan draméticas. Es posible, pien- san algunos, que mas que un incremento de la tasa de sustraccidn se diera un mayor control sobre los contribuyentes y una gestién més racional de los recursos. En cuanto a los cuaria- les hay opiniones totalmente opuestas, repartidas entre quienes les contemplan empobreci- dos, victimas de las responsabilidades fiscales impuestas por un Estado autocratico, y quie- nes constatan indicios de prosperidad y creen descubrir a unos curiales mimados por el poder central que los consideraba como pilares de su nueva politica fiscal. Los problemas se extienden a la circulacién de los recursos ptiblicos, es decir, su distribucién entre las admi- nistraciones locales y Ia administracién central, y la identidad de los hombres comprometi- dos en su gestién, ;Adolecia el Estado romano de hipertrofia burocrética, como general- mente se cree?” Los ingresos piiblicos 4 Durante el Alto Imperio, todas las tierras pagaban ef tributum soli y todos los hombres, menos los ciudadanos romanos, el fributum capitis, y parece que esta dualidad impositiva se mantuyo en el Bajo Imperio a pesar de los edictos y constituciones que extendian la ciuda- danfa romana a todos los hombres libres del Imperio, En este sentido, la reforma de Diocle- ciano (297), tal como narra con precisién y dramatismo un texto posterior de Lactancio, habria consistido esencialmente en una revisién y actualizaci6n general y exhaustiva del catastro”, Los peraequatores y censitores, a las Grdenes de los gobernadores de las provin- ™ De hecho, ¢s opinién generalizada entre los historiadores que, superada Ia llamada crisis del siglo Il, el siglo IV, después de las reformas de Diocleciano, fue un perfodo de estabilidad econdmica ¢ incluso de relativa prosperidad. Las discordancias se rfieren al peso de los impuestos, el papel de fos curiales y la burocratizacién det Imperio, fenémenos sobre los que DURLIAT (Les finances, pp. 1-3) mantiene opiniones que muchos deberan con siderar provocadoras, aunque, a decir verdad, ya F, LOT, La fin du Monde Antique et le début duu Moyen Age, Paris, 1968 (primera ed. 1927), decia que “On ne peut affirmer ni que les imp6ts aient &1€ excessifs, ni que les ‘épenses aient é extravagantes” (p. 102). Lot se pregunta “Dépenses. Etaientelles exagérées?”. Constata que Constantino amaba los fastos y que, como Diocleciano, realizé muchas construceiones, pero concluye: “Il n'y a mn sous ce regne qui dépasse ou atteigne méme les prodigaltés de ses prédécesseurs des I I et III sigcles meme. Seulement I'Empire est appauvri” (p. 104-105). “He aqui lo que es una calarnidad piiblica y sumerge al mundo entero en un duelo comin: el censo (census) mpuesto en su conjunto a las provincias y a las ciudades. Los encuestadores (censitores), extendidos por todas partes, lo trastornan todo: era la imagen del tumulto y de Ia horrorosa cautividad, Se media los campos mojén a ‘mojén, se contaban las cepas y los érboles, se registraban los animales de toda especie, se anotaba individualmente el nombre de fos hombres (hominum capita) en la ciudad, se agrupaba Ta poblacidn de la urbe y del campo (in evi 103 jas y de los magistrados de Jas ciudades, valoraron cl capital inmueble de cada uno, midiendo 1a8 superficies de las tierras, clasificandolas por categorfas, segiin la riqueza del suelo y el tipo de cultivo, estimando la productividad de los pastos y contando las cahezas de ganado. El objetivo final era la estimacién del valor del capital immueble 0 materia imponible de cada contribuyente, a fin de que el Estado pudiera repartir de modo equitati- vo el peso de sus necesidades presupuestarias, necesidades, por otra parte, cambiantes den- tro de unos limites. Es por ello que la descriptio o inventario, realizada por los censitores y registrada en los libri censuales, libri descriptionum o polytici, no contenia ni una rela cién de bienes por contribuyente ni una estimacién del montante del impuesto a satisfacer por cada cual. Contenfa tinicamente una reduccién del valor de las tierras, pastos y gana- do de cada cual a unidades fiscales de calculo, unidades abstractas, validas para todo el Imperio denominadas juga —jugum, en singular y también, segiin las regiones, sortes, millena, zygon, kleros y centuria. Un jugum era probablemente el equivalente fiscal de una explotacién campesina media con un par de bueyes y, en la Galia, unas 10 ha. de tierras de labor. En este sentido, el ntimero de juga de cada contribuyente (calculado mediante las operaciones de cuenta y reduccién denominadas jugatio) es un indice de su capacidad con- tibutiva™. Los agentes del poder central, trabajando en el marco de las provincias y de las ciuda- des, tomaban declaracién a los contribuyentes puestd que, como deca Lactancio, “los hom- bres tenfan que pagar por su vida”. Nos referimos al impuesto personal que gravaba la tota- lidad de la poblacién adulta”. Los jévenes pagaban ‘appartir de. ina determinada edad (quiza doce afios) y los viejos dejaban de hacerlo a su tiempo (quiz cincuenta y cinco afios), pero Jos hombres tarifaban el doble que las mujeres. Aqui, como en el caso del capital immueble, la materia imponible (las personas libres no indigentes) era reducida a unidades abstractas de célculo denomnado capita: un hombre valfa o pagaba por un caput (palabra que se utili- za también en el sentido de contribuyente) y una mujer por medio caput; y el cdlculo de tatibus urbanae ae rusticae plebes adunaiae)... Se obligaba a comparecer a enfermos e impedidos, se apreciaba la edad de cada uno, afiadiendo aos a los nfios, quitandoselos a los viejos.. Se pagaba por cabeza, se pagaba por la vida” (LACTANCE, De la mort des persécuteurs, ed. y trad. J. MOREAU, Paris, 1954, I, p. 23). Fragmento repro. dducido por F. LOT, La fin du Monde Antique, p. 102, y DURLIAT, Les finances, pp. 14-15. » Bn el oélebre Panegirico VIII del rétor Eumene dedicado al emperador Constantino en 312 se dice en refe- rencia a la ciudad de Autun y a sus habitantes: “posefamos las tierras que habfan sido inventariadas y estibamos sujetos a a férmula comin del censo en Ia Galia” (agros qui descript fuerant haberemus et Gallicani census com- ‘muni formula teneremur) (Panégyriques latins, ed. E. GALLETIER, Paris, 1949-1955, Il, p. 76). El Panegético, junto con el Cédigo Teodosiano, sirve de base a DURLIAT, Les finances, pp. 15-21, que lo traduce y comenta (pp. 304-309). En toda la cuestiOn relativa a los impuestos personal y territorial durante el Bajo Imperio el texto de Durliat es tributario de las investigaciones de GOFFARTT, Capur, (supra n. 6); A CHASTAGNOL, “L'impét payé par les soldats au IVe sitele”, en Armées et fiscalité dans le monde antique, Paris, 1977, pp- 279-301; A. CERATI, Caractere annonaire et assiette de U'impét fonciere au Bas-Empire, Paris, 1975, y DELEAGE, La capitation (oupra n. 12). Véease también F. LOT, “De 'étendue et de la valeur du caput”, supra n. 12 si, segan las leyes, toda una ciudad o provincia estaba sometida a capitacién y podia ser eximida de ella por la autoridad: per universam diocesim Thraciarum sublato in perpetuum humanae capitationis censu (Corpus luriscWvilis 1. Codex lustinianus, ed. P. KROGER, Berlin, 1915, 11, 52, 1 -393-). DURLIAT, Les finances, p. 23, 1.87. 104 capita debidos por una unidad familiar era una operacién que se llamaba capitatio humana, expresién que, segin Goffart, también tenia el sentido de sujeci6n al impuesto”, A pesar de las protestas que la percepci6n de este impuesto suscitaba, parece que su montante eta débil, equivalente como promedio maximo a una veinteava parte (5%) del montante global de! impuesto de cada familia campesina, segtin célculos de Durliat. En los registros fiscales, como muestran los estudios de Déléage, Goffart y Cérati, las declaracio- nes individuales se yuxtaponen a las anotaciones sobre el valor de las tierras™. Juga y capita eran pues unidades fiscales en base a las cuales se calculaba cada afio el montante del impuesto (territorial y personal) debido por cada contribuyente, Para el fisco, aunque el importante era el impuesto territorial (jugatio), lo decisivo es que reposaba sobre las espaldas de un contribuyente (de un caput), de ahi que a veces se utilice la palabra capi- tatio, caput 0 capita para designar al conjunto™, Incluso parece probable que, conociendo la relacién de equivalencia entre caput y jugum, los agentes fiscales acabaran simplificando los céleulos y reduciendo a una sola unidad de cuenta (capita o juga) el valor contributivo total de una familia, una demarcacién fiscal 0 una ciudad”. Al respecto, el texto més ilustra- tivo es el citado Panegirico redactado en el afio 312 por el ret6rico Eumene al emperador Constantino que habia concedido desgravaciones fiscales a la ciudad de Autun”” Puesto que el 80% de la riqueza nacional debia proceder de la tierra, dice Durliat, asi también los recursos piiblicos, Pero las ciudades, donde debia vivir entre el 10 y el 20% de Ja poblacién total, también eran gravadas; sus habitantes erarfcensados y sometidos a capi- tacién. Los senadores habjan de prestar declaracién sqpre sus personas y bienes en la ofici- na del Conde de las Liberalidades y satisfacer un impuesto anual denominado collatio gle- balis, cuyo montante dependia de la fortuna de cada cual. También, presionados por el pre fecto del pretorio, los senadores votaban un “obsequio” (aurum oblaticum), de hecho un subsidio extraordinario, en favor del emperador con motivo de su llegada al trono o por las. quinquennalia, De modo semejante, los curiales ofrecfan al emperador un “obsequio” (aurum coronarium) con motivo de acontecimientos politicos y militares importantes. Las ciudades organizaban también la recaudacién del impuesto llamado collatio lustralis, como la lustralis collatio 0 chrysargyre que gravaba las actividades productivas no agricolas, para Jo cual se utilizaba la infraestructura de las corporaciones". ® DURLIAT, Les finances, pp. 21-25; GOFFART, Caput, pp. 42-43, Segsin F, Lot, “Au cours du IV sigcle, la population urbaine, au moins en Orient, fut affranchie de la capitation personnelle. Mais celle-ci se maintint & la campagne. Elle frappaité la téte le petit propritaire foncier (non curiale) et surtout fe colon, encore libre en théo- tation se transmettra au Moyen Age” (LOT, La fin du Monde Antique, p. 103), * Véase supra n. 21, y DURLIAT, Les finances, p. 23 (“On peut... estimer gu’une famille de petits paysans propritaires versait entre 2 et 5% de son impOt au titre de la capitacio humaine), ® Jugorum sive capitum sive quo alio nomine muncupantur (Codex Theodosianus 1. Theodosiani libri XVI... ed. Th. MOMMSEN y PM. MEYER, Berlin, 1905, 11, 20, 6 -430-). DURLIAT, Les finances, p. 26, . 104, ® DURLIAT, Les finances, pp. 26-30. ” Véase supra n. 21 * DURLIAT, Les finances, pp. 30-33, y JONES, The Later, pp. 430-432. A la collatio glebalis se refiere un texto del Codex lustinianus (12, 2, 2) que recoge una disposicign de Marciano (450-455) aboliendo este tributo en 105 En todo el Imperio se percibfan impuestos sobre el trifico de personas y bienes. Lat recaudacién se efectuaba en tas aduanas w oficinas situadas en*los Ifmites exteriores del Imperio, las provincias, los términos municipales, las puertas de las ciudades y los merca- dos®. El Estado posefa también tierras y otros bienes puiblicos, que proporcionaban ingresos diversos, o bien porque eran explotados directamente o bien porque eran cedidos en arren- damiento, Estos bienes estaban repartidos entre los bienes a disposicién directa del sobera no, denominados de la res privata, bienes de los Templos (paganos) y de Tas Iglesias (cris- tianos) y bienes de las ciudades. Naturalmente, cada instancia tenfa su responsable, pero el conde de la res privata ejercfa una especie de tutela sobre el conjunto, Estas atribuciones y la clasificacién efectuada se explican por el hecho de que la mayor parte de los bienes de los Templos y de las Iglesias eran bienes pablicos asignados al culto mediante dotaciones revocables. También los bienes de las ciudades podian ser confiscados por el poder central en funcién de sus necesidades™. El gasto piiblico La sustraccién fiscal absorbfa, segtin calculos ¢le Durliat, alrededor del 20% de la pro- duccién. Y, claro esté, una punci6n de tal magnitud ha deguponer un gasto comparable. En Iineas generales, el gasto ptiblico del Bajo Imperip puede agruparse en tres capftulos: el coste de las administraciones municipales, la admifisracion ental (gastos civiles y milit res) y el culto”. Los gastos municipales eran enormes y de muy distinta naturaleza. Efectivamente, las ciudades, generalmente capitales de ferritoria muy extensos, financiaban las obras piiblicas (trabajos de construceién y mantenimiento de murallas, infraestructura viaria, canalizacio- nes, bafios termales, graneros municipales, etc.), los espectéculos (en teatros y anfiteatros), Oriente (Glebam vel follem sive septem solidorum functionem sive quamlibet eiusmiodi collationem... ubemus abo Teri), texto del que queremos destacar el uso de la palabra fuctio como sin6nimo de collati, es deci, tibuto piblico, El vocablo es usado todavia con ese mismo sentido en los preceptos otorgados los siglos IX y X por los monarcas carolingios para particulares ¢ instituciones de Ia Marca Hispinica: R. D'ABADAL, Catalunya carolin sia. Els diplomes carolingis a Catalunya, 2 vols., Barcelona, 1926-1952. El tema ha sido mejor estudiado para la parte oriental o bizantina del Imperio que para 1a occidental: A. ANTONIADIS BIBICOU, Recherches sur les dowanes & Byzance, Paris, 1963; DURLIAT, “Faxes sur entrée des rmarchandises dans la cité de Carales-Cagliari a ’époque byzantine (582-602)", Dumbarton Oaks Papers, 36 (1982), pp. I-14; . DURLIAT y A. GUILLOU, “Le tarif d° Abydos, Bulletin de Correspondance hellenique, 108 (1984), pp, 581-598, y DURLIAT, Les finances, pp. 34-35. Véase también LOT, La fin duu Monde Antique, p. 103 y 447 quien advierte que aurum coronarium y chrysargyre eran impuestos percibidos ya en el Egipto de los Ligid » F, BURDEAU, “Le ius perpetuum et le régime fiscal des res privatac ct des fonds patrimoniaux”, Jura, 23 (1972), pp. 1-25; Idem, “L’administration des fonds patrimoniaux et emphytéotiques au Bas-Empire romai Revue internationale des droits de l’Antiquité, 20 (1973), pp. 285-310; M. KAPLAN, Les Propriétés de la couron- ine et de 'Exlise dans lempire byzantin (V-VI sidcle),Pasis, 1976, y JONES, The Latter, pp. 412-417. Citados por DURLIAT, Les finances, pp. 35-37 " DURLIAT, Les finances, pp. 37-38. 106 las distribuciones gratuitas de alimentos, la venta de trigo a precig, publico 0 rebajado en periodos de carestia, los servicios municipales de educacién, etc. Para cubrir todos estos gastos y pagar a los funcionarios o trabajadores municipales correspondientes eran neces rios grandes ingresos. Aunque la ciudad tenia recursos propios (magistraturas pagadas, ren- tas de tierras municipales) y los potentados practicaban el evergetismo, es muy dudoso que estas fuentes de financiacién jugaran un papel muy relevante en las'finanzas municipales”. Como indica el titulo De vectigalibus et commissis del Cédigo Teodosiano, la partida de ingresos més importante procedia del presupuesto del Estado, que asignaba un tercio de sus recursos a las ciudades. De todo el impuesto recaudado en los territorios de las ciudades del Imperio, éstas tenfan derecho a quedarse con un tercio para satisfacer sus necesidades y debian liberar los dos tercios restantes a a administracién central”. ;Qué hacia el Estado con ellos? Segtin diversos estudios, otro tercio de los ingresos del Estado aproximadamente debia asignarse al mantenimiento del Ejército (reclutamiento, equipamiento, alojamiento, manu- tencién, transporte, soldadas). En ningtin caso los militares puncionaban directamente a los, Wermediarios: mediante contribuyentes sino que obtenfan los recursos necesarios por pagos a su favor que efectuaban los recaudadores, mediante el aprovisionamiento en alma- ‘cenes piiblicos, ete. En funcién de las necesidades militares de cada provincia se creaban circunscripciones, Hamadas capitula, para el reclutanfento de Jas tropas y para desviar una parte del impuesto general (el aurum tironicum) hacia el findhciamiento del Ejército. Limi- tanei, ripenses y comitatenses residian en casemnas, cpntaban con graneros para aprovi narse a lo largo de las rutas y percibian soldadas a cuenta del aurum tironicum, Durliat no ‘A. CHASTAGNOL, La préfecture urbaine a Rome sous le Bas- Empire, Paris, 1960; Idem, Le Sénat romain sous le regne d’Odoacre, Bonn, 1966; J. GASCOU, “Les grands domaines, la cité et I'Etat en Egypte byzantine”, Travaux et Mémoires, 9 (1985), pp. 1-90; C. LEPELLEY, Les cités de l'Afrique romaine au Bas- Empire, 2 vols.. Paris, 1979-1981; P. VEYNE, “Les alimenta de Trajan”, en Les empereurs romains d'Espagne, Paris, 1965, pp. 163-179, y P. PETIT, Libanius et la vie municipate & Antioche au IV sidcle, Paris, 1955. Citados por DURLIAT. Les finances, pp. 38-45. » Ex reditibus rei publicae omniumque ritulorum ad singulas quasque pertinentium civitates duae partes torius pensionis ad largitiones nostras perveniant, ertia probabilibus civitatum deputetur expensis (Codex Theodosianus 4, 13,7 -374.). Si admitimos, como propone DURLIAT (Les finances, p. 43), que reditus rei publicae son “las ren tas piblicas tecaudadas en el término de Ia ciudad”, y que pensio, como dice J.F. NIERMEYER (Mediae Latinita- tis Lexicon Minus, Leiden, 1976, p. 784), tiene el sentido de “impuesto”, podremos aceptar que el Cédigo Teodo- siano parece indicar una distribucién de recursos a base de 1/3 para las ciudades y 2/3 para ta administracign c tral. JM. CARRIE, “L’esercito: trasformazioni funzionali ed economic locali”, en Societét romana ¢ impero tar- doantico . Istituzioni, cet, economie, Rowa-Bari, 1986, pp. 449-488; JONES, Later, pp. 125-126, 459-460 y 607- 686; D. VAN BERCHEM, “L’annone militaire dans Vempire romain au Ill sigcle”, Mémoires de la Société natio rnale des Antiquaires de France, Serie 8, 10 (1931), pp. 117-202; Idem, L'armée de Dioclétien et la réforme cons: tantinienne, Paris, 1952, y Idem, “L’annone militaire est-elle un mythe?”, en Armées et fiscalité das te monde ‘antique, Paris, 1977, pp. 331-336. Citados por DURLIAT, Les finances, pp. 46-48, ' Una ley del Codigo Tendosiano indica que las provincias se ocupaban del equipamiento del ejército entre _gundo ropa o dinero segtin una tara o cantidad establecida por cada 20 0 30 juga o capita: Provinciae Thraciarwn per viginti iuga seu capita conferant vestem; Scthia et Moesia tn trigintaiugis seu capitibus interim annua solutio ne dependant... (Codex Theodosianus 7, 6, 3 -377-). La cita procede de DURLIAT, Les finances, p. 25,1. 95. Si 107 cree en Ia existencia de campesinos soldados establecidos en tierras del Estado”. Y estas ideas serian extensibles a los barbaros incorporados al Imperio. Los r&clutados como merce- narios percibirfan sus soldadas; los pueblos enteros, que pasaban el limes pero eran venci dos o contenidos, podfan ser establecidos en tierras piiblicas o abandonadas, y como los citt- dadanos del Imperio serian sometidos a reclutamiento y tributacién, y los pueblos germiéini- cos, que entraban como vencedores y consegufan un foedus del Imperio, no obtentan tierras propiamente dichas sino la parte del impusto (aproximadamente un tercio) reservada al Ejército en las regiones o provincias donde eran acantonados y cuya defensa garantizaban”” En cuanto a los gastos civiles de la administracién central, Durliat distingue fundamen- talmente cuatro partidas: el mantenimiento de las grandes capitales del Imperio (Roma, Constantinopla, Milén, Ravena), que en gran parte vivian de la munificencia imperial; la ayuda a muchas otras ciudades, sobre todo cuando atravesaban dificultades; el pago de los salarios de los grandes funcionarios, y el financiamiento de diversos servicios piblicos. De todas estas partidas la que més Hama la atencién es la de los salarios de los grandes funcio- harios que probablemente habfan de pagar con su dinero a sus propios colaboradores”. De estos funcionarios, unos residian en la corte y otros en las capitales de las prefecturas del pretorio, las didcesis y las provincias. A partir de célculos efectuados por Jones, que atribu- yen a la Galia una cifra de funcionarios no superior a los tres mit”, uno puede dudar de la supuesta hipertrofia burocratica del Imperio, pero, pllesto que por otro lado -como se ha ‘sto el Estado era omnipresente en la vida social y econ6nilca, uno debe preguntarse por la identidad de los gestores de Ia autoridad publica ygsys recursos. Pero, antes de abordar esta cuestidn, conviene hablar del culto, que absorbe una parte muy importante del presu- puesto. La tesis de Durliat es que las Iglesias y el Estado son realidades moderadamente auténo- s pero no separables. En la medida en que el cristianismo sustituy6 al paganismo como m ‘como se ha explicado més arriba juga y capita eran unidades fiscales wilizadas para el célculo y percepcién de los ’ impuestos, es obvio que esta ley es una prucba entre otras de que Jos gastos del ejército eran financiados con los mpuestos. *Famnais ils (los limizanel y 10s ripenses) n'ont &€ établis sur des teres de I'Etat et n'ont di le service mili- taite en guise de fermage. Les seules lois qui font probléme n’impliquent pas que les limizane’ aient été des pay- sans soldats. Ces deux catégories de militaies touchent des soldes” (DURLIAT, Les finances, p. 47). F. Lot soste- nia una opinién diferente: "Aux frontigres les soldas... obtiennent des fonds de terres... ils les font exploiter pas des esclaves ou des colons” (LOT, La fin duu Monde Antique, p. 116) ™ La visidn renovadora sobre las modalidades de asentamiento de los germanos en el Imperio es la de GOF FART, Romans and Barbarians (supra n. 6), que cabe completar con E, DEMOUGEOT, *Modalités detablisse mont des fédérés barbares de Gratien & Théodose”, Mélanges d'histoire ancienne offets @ W. Seston, Paris, 1974, pp. 143-160, y K.F. WERNER, Les origines, Paris, 1984, autores citados por DURLIAT, Les finances, pp. 48-49. ™ CHASTAGNOL, La prefecture (supra n. 32); G. DAGRON, Naissance d'une capitate. Constantinople et ses insttucions de 330 @ 451, Paris, 1974; G. DOWNEY, A History of Antioch in Syria from Seleucus to the Arab Conquest, Princeton, 1961, y JONES, Later, passim. Citados por DURLIAT, Les finances, pp. 49-52, * Se pueden calcular en la Galia unos 400 funcionarios para ta prefectura del pretori, unos 600 para las dos didcesis, unos 1.700 para las diecisiete provincias y algunos centenares més para los servicios personales del pre fecto, los vicarios y los gobernadores, hasta un total aproximado de algo menos de 3.000 funcionarios segiin JONES, Later, pp. 592-594, y DURLIAT, Les finances, pp. 51,n. 116. 108 | | religién de Estado, como marco ideolégico global, también hered6 sus funciones ideoldgi- cas ¢ institucionales, y obtuvo, en contrapartida, las asignaciones présupuestarias 0 dotacio- nes (tierras © impuestos sobre tierras) correspondientes al mantenimiento del culto. Desde este punto de vista, los bienes de la Iglesia, aunque gestionados aut6nomamente, no son separables 0 distintos de los bienes de! Estado”. Los prelados de la Antigitedad Tardia asi parece que lo entendfan y, del mismo modo que aceptaron de hecho las transferencias de bienes o rentas de los Templos (paganos) a las Iglesias (cristianas), efectuadas por el poder piblico cuando cambié la religidn oficial del Estado, asf también ellos y los prelados alto- medievales no cuestionaron seriamente el derecho del monarca a modificar, cuando era necesario, el presupuesto del Estado en detrimento de las Iglesias. Nos referimos, claro esté, a lo que comunmente se llaman confiscaciones de bienes eclesidsticos, procedimiento al que recurrié el emperador Juliano, cuando la segunda mitad del siglo IV quiso restablecer el paganismo, y los carolingios cuando en el siglo VIII construyeron su Estado": No es necesario insistir aquf en la interpenetracién entre la Iglesia y el Estado en aquella época, pero si recordar algunas funciones y prerrogativas. El emperador cristiano, que con- sideraba la Iglesia como un servicio piblico y las iglesias como edificios pablicos, se sabia con derecho a llevar la direccién administrativa de la instituci6n, a pilotar la nave cristiana y a imponerse como arbitro en las querellas concilires. Nadie, ni tan siquiera Eusebio, ‘Agustin, Atanasio, Juan Criséstomo y Gelasio (aunque algpnos criticaran las relaciones establecidas entre la Iglesia y el Estado, y atribuyeran a la Iglesia una misi6n superior para a cual reivindicaban mayor autonomfa), cuestion6 séiamente tl papel tutelar del empera- dor sobre la Iglesia, Pero la inserciGn del cristianismo, como religién oficial, en la méquina general de Ia administracién imperial, tenfa sus ventajas. Los obispos, considerados servido- “Les biens des temples sont... des biens publics affectés au cule. D&s le lendemain de la conversion de Constantin, les prineipes d'una intgration de I Eglise dans Etat romain étaient poss... La direction administra ve de 'Bgliserevient au souveran; es eglises sont des batiments publics... L’empereur considérait 'Eglise comme le nouveau service public de l'idéologie impériale..". Frases como estas definen muy claramente la vision de DURLIAT, Les finances, pp. 52-55, sobre la relacin Iglesia-Estado en la Antigiedad Tardia y la Alta Edad Media, que es tributaria de K. VOIGHT, Staat und Kirche von Konstantin dem Grossen bis zum Ende der Karol _gerceit, Stutigat, 1936. Pero de hecho, F. Lot ya habia esrito que con la politica rligiosa de Constantino “'Egl se chrétienne devient.. a premizre institution de I'Etat” (LOT, La fin du Monde Antique, p. 57). Siglos despus, el papel de jefe supremo (al menos en los aspoctos civiles) de la Iglesia que desempefiaron los emperadores romans 4 partir de Constantino, es todavia el mismo de Carlomagno y sus sucesores eomo bien muestran fos preceptos de inmunidad y confirmacidn de bienes otorgados por los soberanos carolingios para las instituciones ecesisticas de Ja Marca Hispdnica: ABADAL, Catalunya carolingia (supra n. 28). 4" Las leyes reconocian que el emperador disponia de los bienes de Ios templos como de otros bienes pablicos (del Patrimonio, de ls ciudades, ete): In his possessionibus quae vlut de patrimoniali vel rei publicae aut templo: rum aut cuiuslibet huiusmodi tal iure substractae a nostra iberaltate poscuntur (Codex Theodosianus, 10, 10, 24 -40S-). DURLIAT, Les finances, . 53, n. 124. Sobee la Iglesia primitivay sus recursos, véase J. GAUDEMET, L’Bglise dans lempire romain (IV-V siécle), Paris, 1958; A.M. JONES, “Church Finances inthe fifth and sixt Centuries", The Jownal of Theological Studies, 11 (1960), pp. 84-94; M. KAPLAN, Les propriiés de la couronne et de l’Eglise dans Vempire byzantin (V-VI siete), Paris, 1976; E. LESNE, Histoire de la proprieté ecclésiastique en France, 6 vols, Lille, 1910-1943, y E. WIPSZYCKA, Les ressources et les activités économiques des Eglises en Egypte du IV au VIII siéle, Brusclas, 1972, Citados por DURLIAT, Les finances, p. 52 109 res del Estado, ascendieron, de hecho, a la dignidad de magistrados, jefes de la administra cién local, con competencias especialmente en materia de justicia y fisealidad. Ast se com- prende la incorporacién de la nobleza imperial a las filas de la Iglesia, y la consideracién del clero en general como un cuerpo de funcionarios con derecho a desgravaciones fiscal Los recursos de la Iglesia de! Bajo Imperio eran de origen divetso, pero, sein Durliat, en contra del parecer de Gaudemet, los procedentes de la caridad privada apenas cuentan al lado de los bienes y rentas del Estado asignados al culto por el emperador y sus colabora- dores. Aunque en apariencia el emperador efectuara donaciones piadosas como lo harfa un individuo privado, de hecho, el emperador era el Jefe del Estado y, bajo ningtin concep- to puede ser considerado de otro modo. Estos bienes y rentas del Estado asignados al cul- to procedian de dotaciones efectuadas sobre recursos de la res privata y las tierras muni: cipales, de las confiscaciones efectuadas a los templos paganos, de subsidios entegados por el responsable del Tesoro en las provincias, de una tasa especifica percibida en las ciudades para el clero, ete. Se comprende que Casiodoro advirtiera de la necesidad de mitar el ntimero de clérigos a fin de no agotar los recursos de las ciudades. Y atin mé se comprende a Justiniano cuando escribe que “es débil la diferencia entre el Sacerdocio y el Imperio, del mismo modo que es débil la diferencia entre los bienes sagrados y los bienes que pertenecen a las colectividades y el Hstado, puesto que es la generosidad del poder imperial la que proporciona a las muy santas Iglésias Ia totalidad de sus recur- sos” f ‘ Ente las fuentes para el estdio de las relacones entre la Iglesia y el Estado en el siglo IV destacan los seritos de Fuseio de Cesare, sobre todo su Historia eclesdstica Histoire ecclésiastique, ed. y tad. G. BARDY, 4 vols, Paris, 1952-1967). Sobre los jerarca dela Iglesia en fa Antigiedad Tardiay sus relaciones con el poder imperil, véase D. DE DRECKER y G. DUPUIS-MASAY, “L'épiscopat de Pempereur Constantin", Byzantion, 50 (1980), pp, 118-157; M. HEINZELMANN, “Gallische Prosopographie", Franca, 10 (1982), pp. 531-718; J.P SOANNOU. La legislation impériale ela chrstanisation de empire romain (311-476), Roma, 1972, y L ORTIZ DE URBINA, “Nieée et Constantinople", Pais, 1963. Citados por DURLIAT, Les finances, pp. 56-57. Paciano abispo de Barcelona (h, 380) y esritor, pre de Dextro, prefecto del pretorio, aunque ss origenes no son bien onocidos, por si formacién ha de ser un ejemplo de esta nobleza provincial que ocup los cargos eclesistios de mayor responsabilidad (L. RUBIO, San Paciano, Obras, Barcelona, 1958) ® DURLIAT, Les finances, pp. 58-63. Las fuentes de la época, entre las cuales el Cédigo Teodosiano y ta His toriatriparita de Casiodoro, informan sobre confiscaciones de bienes de ls tempos paganos en provecho dk res private y dotaciones de las Iglesias con bienes de ta res privatay de las ciudades. Cuando uno le las actas de fundacién y dotacién de monasteriose iglesias por los condeseataanes en el siglo X (véase, por ejemplo, nuestro trabajo “El comie-bisbe Mrs Bonfill Vata de consagraci de Ripoll de Many 977°, en Miscel.nia Aramon i Serra, 1V, 1984, pp. 303-318) puede pensar que las relaciones entre Ia Iglesia y el poder evil funcionaban todavia 2 fines del primer mmileno tal como fueron establcidas en el siglo IV. Es la misma imagen de un conde dirigiendo fos trabajos de construccin de ua iglesia, que Ammiano Marcelino presenta ya como coricte en el siglo IV (Res Gestae, 22, 11; ed. W. SEYFARTH, Leipzig, 1972). “ CASIODORO, Historia ecelesiastcatripartta, ed. W. JACOB y R, HANSLIK, Viena 1952, 1, 9. Dura precisa “Le clrgé cheétien encassa sans doute, dans toutes les cites, le produit d'une taxe autefos afectée au pagansme e dont on suit la trace du IV aa VIII sgcle av moins” (Les finances . 60) “Corpus iris civilis It. Novella, ed. R. SCHOLL y W. KROLL, Berlin, 1912 7,2-535-.Tomamos la cita de DURLIAT, Les finances, p58 110 La gestién de las finanzas , Uno de los temas mas interesante: piblicas. Si, como decfamos més arriba, el impuesto puede representar una sustraceién del orden del 20% sobre la produccién global, uno no tiene més remedio que preguntarse por la getiGn de este volumen de riqueza. {Quién la recaudaba? ,Quién la Bastaba? {A quién bene ficiaba? Goffart todavia defiende una cierta concepcién evergética de la vida municipal, es decir, ta idea que el ejercicio de las magistraturas era un deber civico gratuito, Contra esta visién han reaccionado Chastagnol y Durliat entre otros. Para éste, en la figura de cualquier perso- nna que desempefiara una funcién piblica en la administracién local, confluian deberes y derechos. El principal de los deberes era la satisfaccién del impuesto, que podia efectuarse en moneda, en producto 0 en forma de servicios. Servir al Estado en un cargo o funcién determinada podta ser, pues, una forma de cumplir con los deberes de todo contribuyente. Pero cuando este servicio excedia de lo debido se ha de suponer que 1a persona que lo desempeiiaba tenfa derecho a una remuneraci6n- Las palabras claves para comprender esta idea son las de possessor, que habitualmente se traduce por propietario y, generalmente, por gran propietario, y possessio o fundus, que para muchos tiene el sentido de propiedad 0, mas Dich, de gran propiedad, El andlisis minu- cioso de los textos dé naturaleza fiscal y administrativa, y"el hecho constatado hasta la saciedad ~y hasta el siglo X- de que habfa pequeftaf propiedades dentro de las supuestas grandes propiedades, ha Hevado a los partidarios de la tesis fiscalista a defender una inter~ pretacién radicalmente distinta de estos vocablos. El possessor, también llamado, segan los textos, patronus y dominus, podia tener pequefias 0 grandes propiedades 0 no tenerlas, y podia tener 0 no tener campesinos dependientes, a titulo de sefior privado, pero lo més importante y definitivo de su identidad, segin los fiscalistas, es que siempre se trataba de un individuo privado que habia recibido (por cesiGn directa, herencia 0 compra) una delega- cién de autoridad piblica que le permitia y obligaba, de hecho, a actuar como oficial fiscal y arvendador del impuesto. El conjunto de tierras, y cultivadores, sobre os que el possessor ejercfa sus derechos eminentes, de naturaleza fiscal, era Ia possessio o fundus (a veces a- mada también ferra o ager), cuya traduccién més precisa, a tenor de la fuente y su contexto, habrfa de ser por tanto, la de asentamiento fiscal o base de percepcidn fiscal”. Las funciones ¢ intrigantes de este perfodo es el de las finanzas ® GOFFART, Capur pp. 22-30; A. CHASTAGNOL, Lalbwn municipal de Timgad, Bonn, 1978, p. 90. y DURLIAT, Les finances, p- 65. * Toda esta cuestin sobre el sentido fiscal de palabras como possessor y possessio constituye la base de la tesi fiscalista, que Durliat (Les finances, pp. 65-69) fundamenta sobre todo en la Tectura del Cédigo Teodosiano, del que propone una meditacidn que abarque los titulos,reflejo de la interpretatio de los juistas del siglo V, y los texiractos de fa ley que estos anuncian compardndolos entre sf. Tnscripciones del tipo Virius Nepos professus est praedia sesterium CCCX milium: accipere debet sestetiu XXV milia et obligare fundum Planianum quem pro- fessus est sestertim XIV milium et fundum Suigianum quem professus est sestertium XX milium (Corpus inserip- tionum fatinarum 1, 1147), donde professus est parece significar el acto de efectuar un dectaracién fiscal que obliga a actuar (accipere debe et obliare) y donde -segsin Durtiat= fundus designa un asentamiento fiscal, consti- mi del possessor consistian esencialmente en mantener actualizado, cl catastro del fundus, con- trolar, en el sentido de registrar, la movilidad de las tierras y lof hombres, en la medida en que eran materia imponible, recoger los impuestos y efectuar a cuenta de ellos los pagos que la administracién central y local le asignaba*, Naturalmente, si se quiere, se puede decir que el possessor poseia el fundus (de possidere) 0 tenia la propiedad eminente del fundus, que podia fragmentar, vender, donar o dejar en herencia, pero siempre habré que distinguir entre esta propiedad eminente del possessor, que se circunscribfa a los derechos fiscales, sin posibilidad de inmiscuirse en la produccién y en los derechos reales de las tierras, y la pro- piedad real de la tierra que pertenecfa a los rustici, es decir, a los pequefios propietarios de las tierras del fundus”. El funcionamiento de la méquina fiscal era simple en apariencia, La administracién cen- tral elaboraba el presupuesto donde constaban en lineas generales las grandes partidas del gasto publico, y por tanto, las necesidades de ingresos del Estado. De acuerdo con estas necesidades y en consonancia con las posibilidades que los libros centrales del catastro indi- caban, la administracién central repartia la carga global entre las provincias, indicando, segtin sus cAlculos, el baremo del impuesto por jugwm o por caput. El gobernador de la pro- — ' tuyen también fuentes privilegiadas por los historiadores de la fiscalidadgromana. La cuestidn lexicogréfica (el ané- lisis y reinterpretaci6n del sentido téenico de determinadas palabras) nos parece la aportaci6n més interesante, pero seguramente también més discutible, de estos historiadores. Eafsu favor tengo que decir que al menos algunos pre- supuestos de la escuela tendrfan que considerarse a Ta luz de fa rica documentacién catalana de los siglos IX y X donde la pervivencia de elementos fiscales mas © menos antiguos me parece més que probable y donde las villae lo son todo menos dominios ;Podrlamos suponer que son asentamientos fiscales o férmulas de encuadramiento fiscal de las poblaciones a la vez que aldeas, en el sentido de lugar de residencia de una comunidad? Durliat y Magnou- Nortier sostienen, efectivamente, que las villae altomedievales sustituyeron a las possessiones y fundi antiguos en su funcién fiscal, y Bonnassie, quien a priori supongo que no comparte la visiGn tan marcadamente continuista de estos historiadores, también piensa en las villae, mas como marco de ejercicio de los derechos publicos y lugar de residencia de comunidades de campesinos alodiarios que como dominios de poderosos (BONNASSIE, La Cata logne, |, pp. 215-219). El titulo Ne colonus inscio domino suum alienet peculium vel litem inferatcivilem (Codex Theodosianus, 5, 19), segin a interpretacién de Durlat,indicaria que el campesino propietario (colonus) puede disponer libremente de sus bienes (peculium) con la nica condicién de prevenir al delegado de la autoridad pablica (possessor 0 domi rus) de las transacciones que efectie a fin de que este pueda mantener actualizado el catastro. El objetivo final, laro esta, es que los possessores © domini, actuando como oficiales fiscales o arrendadores del impuesto, recojan Jos impuestos debidos por los habitantes de los fundi o agri de su responsabilidad: Omnes pro his agris quos poss: dent publicas pensitationes agnoscant (Idem 11, 3,3 -363>), “EL titulo de la ley anterior (Sine censu vel religuis fundum comparari non posse) indicaria, siempre segiin Durliat, que los possessores podfan comprar y vender los fundi entre ellos, pero que el objeto real de la transaceién «eran los derechos pablicos (censwm), y que ningtin possessor pexlfa vender su possessio 0 fundus en tanto no hubie: ra arreglado cuentas con el fisco (DURLIAT, Les finances, p. 68 y 0.21). A destacar el sentido global de impuesto de la palabra censum, en este texto de la Antigiedad Tardia, proximo al valor de contribucién piblica que todavia reviste en los documentos catalanes de los siglos IX y X, y de comienzos det XI, como acertadamente ha seitelado BONNASSIE, La Catalogne, I, p. 156-160, valor que nosotros incluso creemios poder raster en el inventario de las rentas y dominios de Ramén Berenguer IV efectuado en 1151-1152. Véase la edicién de este inventario en Th. | BISSON, Fiscal Accounts of Catalonia under the early count-kings (1151-1213), Berkeley-Los Angeles-Lon- don, 1984, pp. 3-29, y nuestro estudio La renia feudal en Cataluita en el siglo XI: estudio de las honores, censos, tusos y dominios de la Casa de Barcelona en prensa- 112 g i \ | i | i f | i \ ' vincia hacia lo propio con sus ciudades y éstas, dirigidas por sus cyriales y secundadas por exactores y curatores, repercutian el montante del impuesto que fes habia correspondido sobre los possessores. Por su parte, estos distribufan la carga entre sus contribuyentes. A partir de este punto, y en fechas conocidas, se procedia a la recaudacién y a la exigencia de los servicios debidos por los contribuyentes, que efectuaba cada possessor en su fundus. Los possessores de los amplisimos términas de cada ciudad estaban divididos en grupos y operaban a las ordenes de los magistrados quienes les indicaban los pagos o prestaciones que debian efectuar y a quien, hasta cubrir la totalidad del impuesto debido. La ciudad era, por tanto, la célula politica de base y el interlocutor necesario entre la administracién cen- tral y el contribuyente. Era a su nivel donde, segiin el presupuesto general del Estado, se organizaba el cobro de los impuestos y, se efectuaban los pagos debidos (munera), unos a cuenta de Ia administracién central -a la que también se transferfan fondos directamente~ y otros de la local. De este modo, a cuenta del impuesto, se reclutaban tropas, se adquirian caballos y equipo militar, se alojaban funcionarios durante sus desplazamientos, se efectua- ban transportes piiblicos, se llenaban los almacenes piiblicos de grano (sitona), etc® Creo que ahora ya se puede comprender que la gran maquina fiscal del Imperio pudiera marchar con pocos funcionarios, bastaba que en todas partes hubiera individuos privados, los possessores, dispuestos a actuar como si fueran arrendadores de los impuestos y pagado- res por cuenta del Estado. El sistema ofrecfa la ventdja de descargar de salarios la nomina estatal y, acercando los acreedores o beneficiarios a los recaifdadores —pagos directos— evi- taba el problema de las transferencias lejanas del dineyp y del producto de los impuestos. La tinica condicién es que todo el Imperio estuviera, a efectos fiscales, dividido en fundi o pos- sessiones, y ast debia ser, con la particularidad de que los habia de muy distinto tamaio y contenido: fundi compactos, identificados con los términos de una aldea, vicus 0 locus; Jfundi de tamatio inferior a un caserfo; fundi formados por unidades fiscales dispersas; fundi integrados por tierras privadas (fuundi iuris privatiy; fundi formados por tierras de la res pri- vata; fundi dados a la Iglesia, etc. Cuando el fundus era pequefio el possessor recaudaba directamente el impuesto; cuando era grande, contrataba a actores 0 conductores que se Segtin Durliat, la méquina del Estado funcionaba merced a “'affectation directe, dans la mesure du possible, d'une recette # une dépense, pour éviter au maximum les transports de fonds ou de produits” (Les finances, p. 69) En este sentido el vocablo munera, que generalmente se traduce por cargos o funciones piblicas, indicaria con mis precisién las dos atribuciones o misiones de los possessores 0 agentes fiscales en las possessiones y patrimonia (Gierras péblicas): cobrar los impuestos y pagar a los acreedores, beneficiarios © funcionarios det Estado, Asi una expresiGn del tipo Patrimoniorum sunt munera quae sumptibus patrimonii et damnis administrantis expediuntur (Corpus iuris civilis.. Institutiones. Digesta, ed. P. KRUGER y Th, MOMMSEN, Berlin, 1877, 50, 4, 18 par. 18) indicarfa que los pagos de los patrimonios deben efectuarse a sus expensas y bajo la responsabilidad de quien los ‘administra, Me parece que la visiGn de la ciudad como ente fiscal drenador de los recursos del campo circundante, {que se desprende de la lectura de Dusliat, no es ajena a las viejas preguntas de Max Weber sobre las ciudades anti- ‘guas como centros de consumo (no de produccién) y al modo como estas ciudades pagaban lo que tomaban del campo. Estas cuestiones, que estimularon el andlisishistérico de FINLEY (L'economie antique, pp. 165-199), han sido retomadas por BOIS (La mutation, pp, 126-132), que destaca la primacia politica de la ciudad antigua por ‘oposicién a la econdmica de la ciudad feudal. Aungue interesante por los interrogantes que suscita y las claves que ddesvela, Durliat parece mantenerse voluntariamente ajeno a estos problemas teéricos, ocupaban de4a recaudacién, Los contratos que vinculaban a estos conductores con los pos- sessores debian ser contratos de locatio-conductio como los que la Iglesia hacia con los administradores de sus tierras, pero con la particularidad de que se arrendaban los impu tos, no las tierras. Por otra parte casi no hace falta decir que los magistrados municipales procedian de las filas de estos potentiores posssessores* Si, como creen los fiscalistas, el fundus era una base de recauidacién, el hecho de que fuera objeto de venta, herencia y donacién presupone que la tarea del possessor debia ser lucrativa, Parece que habia varias modalidades de remuneracién. La més comtin debfa ser la percepcién de una comisién por cada operacién fiscal efectuada. Durante los siglos IV y V se utiliz6 el sistema del interpretium consistente en recaudar producto (trigo, vino, cerdos) a tun precio inferior al precio publico o a la media del mercado y entregar este mismo produc- to al beneficiario o acreedor del Estado a un precio superior, respetando siempre determina- dos limites (moderata taxatio). Al parecer, durante el siglo VI se utilizé un sistema par ddo; en lugar de modificar el precio del producto objeto de recaudacién, se modifies el valor de la unidad de cuenta utilizada: la libra de oro (72 sueldos de cuenta, pero 73'S reales en el momento de la recaudacién y 70 0 72 reales en el acto de pagar) y el modio de trigo (16 sextarios de cuenta, pero 18 reales en el momento de la recaudaci6n y 14 0 16 en el acto de pagar), En las diferencias se encontraban las ganancias de todos los que se ocupaban de ges~ tionar los recursos ptiblicos procedentes del impuesfo. Ganancias por recaudar, concentrar, almacenar, convertir (dinero en producto y a Ja inversa), trahsportar y pagar. Los transpor- tistas, por ejemplo, tenfan derecho a quedarse con fing parte del producto o del valor det producto transportado, y los responsables de los almacenes los Hlenaban con grano medido con modios legales o tarifado a precio de cosecha y lo vendian a modios rebajados o a pre~ mds elevado cuando llegaban los meses de soldadura” De todo lo dicho se deduce que el impuesto era exigible en moneda, producto y servi- cios. Para sus célculos el Estado se servia de la moneda, Con ella elaboraba el presupuesto y expresaba sus necesidades y lo que esperaba de la tributacién de provincias y ciudades. En ci > Al gobernador de fa provincia correspondta velar por el reparto equitativo de cargos en el marco de la ciudad _Praeses provinciae provideat munera et honores in civitatibus aequaliter per vices secundum aetates et dignita tes (Digesta 50, 4, 3, 15)- y por el exacto cumplimiento de las misiones encomendadas a possessares y exactores, alos que la ley amenaza con dutas penas en caso de cometer malversacién: direptorum quadrupli poena ex eorum potrimonio eruatur (Codex Theodosianus, 11,7, 20 -412-). Textos citados por DURLIAT, Les finances, pp. 70-74. "El Cédigo Teodosiano, el Corpus inscriptionum latinarum, el Edictum de pretis y el Liber tegum novella ‘rum divi Valentiniani constitayen las fuentes principales sobre las que Durliat (Les finances, pp. 75-78) basa su investigacién sobre la gestién del impuesto, Para el perfodo inmediatamente posterior contamas con las epistolas de Gregorio e1 Grande (590-604) que proporcionan datos precisos sobre la modalidad de comision que pereibfan Jos responsables de Jos grancros eclesiésticos que presumiblemente se ocupaban de percibir el impuesto péblico por cuenta det Estado: Valde autem iniustum et iniquum esse perspeximus, uta rusticis ecclesiae de sextariaticis liquid accipiatur, ut ad maiorem modium dare compellantur, quam in horreis eclesiae infertur. Unde praesenti ‘admonitioni praecipimus, ut plus quam decem et octo sextariorum modium nunquam a rusticis ecclesiae framenta debeant aceipi (Gregorii | papae registrum epistolarum, ed. E. EWALD y LM. HARTMANN, Berlin, 1887 1889, 1, 42). Bl pontifice constata que se cometen abusos consistentes en tomar de los rustici mis de lo que la ley permitfa como tasa 0 comisién (la (asa lamada sextariaticum consistente en 2 sextarios por modio) y manda que el ‘mosio no sea valorado en més de 18 sextarivs (la equivalencia al uso eran 16), 4 9 la préctica habfa que combinar las necesidades del Estado con las posibilidades de los con. tribuyentes y las preferencias de beneficiarios y acreedores. De ‘ahi que se mantuvieran aquellas tres formas de pagar el impuesto. En cuanto a los servicios prestados a cuenta del impuesto, alcanzaban a las distintas categorias sociales y era de muy distinta significacién: Jas magistraturas municipales, la gestién del impuesto por los possessores y la realizacién de trabajos manuales (operae) por los humiliores, por ejemplo, el cultivo de tierras de la res privata. Magistrados y possessores sacaban provecho personal y directo del servicio, hasta el punto que se puede sospechar que era su principal fuente de ingresos. No era este el caso de los simples contribuyentes. Para ellos, puesto que podian satisfacer el impuesto de tres maneras distintas, eran necesarias tarifas de reconversién 0 equivalencia, siempre sobre 1a base de unas unidades fiscales del mismo valor para todo el Imperio (2 sueldos por jugum). Y siempre, claro esta, sobre la base de unos precios piiblicos también vélidos para todo el Imperio. De este modo se buscaba evitar los abusos, los fraudes y los agravios comparati vos. Cada cual pagaria lo debido, bien fuera en dinero, en producto 0 en trabajo, y siempre en funcién de sus posibilidades contributivas”. Teéricamente, el Estado expresaba sus necesidades en dinero, es decir, en moneda de cuenta que por coemptio se transformaba en los productos y servicios que precisaba, En la practica, la coemptio, para muchas regiones y ciudades era permanente, es decir, que el impuesto se expresaba habitualmente en producto y‘servicio y por tanto, para los calculos, era necesario proceder hacia atrés, con la adaeratio o retro Zoemptio, para traducir el valor del impuesto en dinero*. fo Esta es, ya bastante esbozada, una imagen de! Estado antiguo, fundamentalmente la ima- gen que nos ofrece la tesis fiscalista. Se trata de un Estado fuertemente centralizado en una ” El célebre Edicto de Diocleciano sobre los precios dea ser una pieza esencial de este sistema econémico- fiscal, global y coherente. El legislador justifica su edicto por los abusos de los especuladores (depraedatores rei publicae) que extorsionan y ni si quiera se conforman con vender las mercancias a un precio cuatro u ocho veces superior al debido de modo que el lenguaje carece de palabras para expresar lo que hacen (pretia venalium rerum non quadruplo aut octuplo, sed ita extorquere, ut nomina aestimationis et facti explicari humanae linguae ratio rion possit). Puesto que los salarios de los funcionarios, particularmente de los militares, costeados con los impues tos recaudados, eran los mismos de un extremo a otro del Imperio, también tenian que serlo los precios. El objetivo dl edicto fue pues el de fijar una tarifa oficial universal a fin de garantizar el poder de compra, evitar que el solda do sea privado de su estipendio (denique interdum distractione unius rei donativo militem stipendioque privari) y contencr la avaricia con los limites impuestos por una ley moderadora: avaritia, quae velut campis quadam iminen: sitate diffusisteneri non poterat, statti nostri finibus vel moderaturae legis terminis stringeretur (M. GIACCHE. RO, Edictum Diocletian’ et collegarum de pretiis rerum venalium .1. Edictum, Génova, 1974). DURLIAT, Les finances, pp. 78-81 y 299. “Una novella de Valentiniano II, dictada et 445, puede ilustrar estas pricticas. Conocedor de tas dificultades con que tropiezan los provinciales cuando deben hacer llegar al ejército los alimentos entregados a cuenta del impuesto, el emperador dispone que en el futuro la contribucién se pague en moneda, Se trata de una adaeratio. Valentiniano establece para ello una equivalencia particular: mientras el precio plblico oficial era de 30 modios de ‘igo, 200 libras de came y 150 sextarios de vino por | sueldo, en adelante los militares recibirin 40 modios, 270 libras y 200 sextarios por | sueldo. La explicacién del incremento esté en los gastos de transporte, Antes os milita- res recibfan los alimentos donde los consumfan ocupéndase del transporte los propios contribuyentes. Ahora debe- rin ser los militares quienes vayan a recogerlos directamente al productor contribuyente, El incremento de Ia anno- ‘net militar equivalia, pues, a una comisién por los gastos de transporte: Has autem militares annonas cum provin 5 1 1 triple dimensién: todo el poder est4 personificado en la figura qlel monarca; las grandes decisiones politicas y econémicas que afectan a la vida de todas 1a8 gentes del Imperio (pre- supuesto, precios piblicos, legislacién, defensa) se toman en la corte donde reside la admi- nistracién central, y, sobre todo, el centro puede hacer sentir su poder directamente sobre cualquier ciudadano del Imperio. En la préctica habfa muchos eslabones intermedios, unos subordinados a los otros, aunque la Iglesia era relativamente aut6homa en la gestin de sus finanzas, y el sistema de delegaciones permanentes de autoridad publica en sefiores priva- dos (possessores, domini) dificultaba la centralizacién de cuentas. Merced a estas delega- ciones, las filas de la burocracia eran reducidas pero no los métodos. A efectos fiscales, en cada nivel (administracién central, provincial y local) y en la oficina del possessor habja libri descriptionum, polyptici y brevia donde constaban las capacidades tributarias del nivel inferior y registros donde se anotaban las entradas y salidas, se extendfan recibos de las can- tidades ingresadas, y se archivaban recibos de los pagos efectuados”. ‘Asi, inevitablemente, se llega al nivel inferior, el del contribuyente, base de todo el si tema. Historiadores como Vera, Gascou, Saumagne, Goffart, Eibach y Langhammer opinan que hay lazos entre el colonato y Ia fiscalidad, entre coloni y fundi. Gascou habla de renta~ impuesto puesto que considera que el colonus paga a la vez un impuesto y una renta priva- da: Fibach estima que el colonus puede ser propietario o arrendatario, y que, cuando es pro- pietario, s6lo est4 sujeto a obligaciones fiscales, ¥ Vera se lamenta de que las leyes slo contemplen el aspecto fiscal del colonato, mientras que, para Goffart, éstos son los tinicos aspectos a considerar. Durliat es del mismo parecerf'si el fundus era una base de percepién fiscal, viene a decir, el colonus tenia que ser, pura y simplemente, un contribuyente. Se apoya para afirmarlo en el Cédigo Teodasiano y en el Justinianeo donde se lee que los colo- ni son “libres respecto de aquellos a quienes no estén sujetos por el impuesto™. iales pro longingui diffcultateitineris in aederatione persolverint, unius annonae adaeratio quattuor per annum ‘olidis aestimetur. Ne vero necessitatis accasione in expeditione militi consttutio carioris cuiquam vendere liceat, previa necessariarum rerum sub hoc modo, quo annonam adaeravimus iubemus inferri id est tritici ad singulos tmodios quadragina et carnis ducenta septuaginta, vini sexarios italicos ducentos (Liber legum novellarum divi Valentiniani 13, 3-4 -445-, en Codex Theodosianus .II. Leges novellae ad Theodosianum pertinentes, ed. Th. MOMMSEN y P.M. MEYER, Berlin, 1905). DURLIAT, Les finances, p. 293-294. ‘EI Cédigo Teodosiano, que contiene referencias al uso de los polyptic, es la fuente principal para toda esta ‘cuestidn, De su lectura se deduce, segiin Durliat (Les finances, pp. 82-84), que los possessores se servian de los polypricio inventaris para calcular la deuda con el fisco, Anualmente Ia administraciGn central, sabedora de sus hecesidades y posibilidades, hacia pablico cl coeficiente tibutario que los possessores debian multiplicar por la ccapacidad contributiva de sus administrados reflejada en tos polyptici. Bl resultado de la operacién era el montante ide su deuda con el fisco. Ademds del libro de Durliat, para todas estas cuestiones es aconsejable leer a CERATI, Caractere (véase supra n. 21); LEPELLEY, Les cités (véase supra n. 32); S. MAZZARINO, Aspetti sociali del ‘quarto secolo, Roma, 1951, y L. RUGGINI, Economia e sociera nell” “alia annonaria”, Milan, 1961 “ Liberi sunt quibus eos tributa subjectos non faciunt (Codex Theodosianus 5, 19, 2, y Codex Tustinianus 11, 50, 2), D. EIBACH, Untersuchungen zum spatantiken Kolonat in der kaiserlichen Geserzgebung, Colonia, 1977: GASCOU, “Les grands domaines” (véase supra n. 32); GOFFART, Caput (véase supra n. 6); W, LANGHAM. MER, “Kolonat”, en Handwérterbuch der deutschen Rechts-geschichte, vol. 2, pp. 945-952; CH. SAUMAGNE, “Du tole de }""origo” et du “census” dans la formation du colonat romain”, Byzantion, 12 (1957), pp. 487-581, y VERA, “Forme e funzioni" (véase supra n, 16). Citados por DURLIAT, Les finances, p. 85-86. 116 Segiin su interpretacién de las fuentes, los coloni eran campesinos libres y plenamente propietarios que residfan y estaban registrados en un fundus dorde posefan su peculium (casa y tierras) y que, ademas, podian poser terrae en otros fundi, Evidentemente, el impuesto personal 0 caput lo satisfacfan donde residéan, pero el territorial lo dividian, segdin los juga, entre los possessores en cuyos fundi posefan tierras. A partir de ahi uno compren- de fécilmente los controles. El hecho de nacer, residir y poseer tierras en uno u otro fundus implica estar adscrito, es decir, registrado en él y pagar el impuesto a un determinado pos- sessor”, Y éste, que tiene un catastro donde constan los hombres y bienes que le satisfacen el impuesto, no puede admitir mengua alguna de la materia imponible. Las leyes, que bus- can salvaguardar los derechos del Estado, le apoyan en ello, y penalizan duramente los coloni fugitivos y aquellos que les ayudan, {Diremos que el contribuyente es libre frente a todos menos frente al Estado? Diremos que el colonus es un hombre juridicamente libre y econémicamente dependiente del impuesto, de modo que, si quiere vender la tierra y cam- biar de residencia, puede hacerlo a condici6n de avisar al possessor para que éste verifique que el colonus no tenga deudas con el fisco, bore su nombre del catastto y ponga en su lugar el del nuevo propietario contribuyente™, Por lo mismo se comprende que el legislador contemplara la posibilidad de matrimonios entre personas de distintos fundi, y se ocupara de seftalar el destino fiscal de su descendencia: seguir los vinculos del padre o de la madre. A pesar de esta dependencia no hay que confundir al colonus con el esclavo, y hay que interpretar el Cédigo Teodosiano y el Justinianeo cuando diven de los coloni que, “aunque aparecen como libres por su condicién, no obstanty se les tighe por esclavos de la tierra donde han nacido™, y cuando definen los coloni adscripti como “los colonos adscritos a un censo que aparecen sometidos 4 una cierta servidumbre con respecto a aquellos a quienes estan vinculados por las prestaciones anuales y el deber de su condicién”™. Estas frases, a menudo utilizadas para mostrar la aproximaci6n entre la condicién del colono y la del escla- vo, solo indicarfan, a tenor de lo que se ha dicho hasta aqui, que el colonus, hombre libre por definicién, tiene obligaciones fiscales por su persona y por la tierra en que vive y traba- ja. Estas obligaciones suponen, por una parte, estar adscrito forzosamente a un censo, es decir, registrado en el poliptico o inventario de los bienes y personas de los contribuyentes de cada fundus, y, por otra parte, estar obligado, por su condicién de contribuyente, a pres- Los coloni, por la “condicién” que deriva de su origen o nacimiento en un fundus estaban obligados a satis- facer en él las cargas pablicas 6 impuestos (pesonal y territorial) cada aio: annuis functionibus er debito condito nis obnoxii (Codex Theodosianus 5, 19, 2 -398-; DURLIAT, Les finances, p. 86, n. 171). Sobre el uso tardio de ta palabra functiones con valor fiscal véase supra n. 28 ® Véase supra n. 48, Licet conditione videantur ingenui, servi tamen terrae ipsius cui nati sunt aestimantur (Codex lustinianus 11, 52, 1-393-), Este texto, utilizado a veees para provar la tendencia ya en el siglo TV a la fusidn de la co del colono y del esclavo, es interpretado por los fiscalistas de modo muy distinto. Segin DURLIAT (Les finances, p. 86), a ley se promulg6 para los colonos de la didcesis de Tracia que estaban exentos de la capitacién personal, ppero no de la sujecién a la tierra, en el sentido de registrados en el catastro del fundus y obligados a satisfacer et ipuesto territorial (ugatio tantum terrena solvatur), que es lo que el legislador habria querido precisar con ta lexpresién servi terrae cui nati sunt. © Véase supra n. 57 M7 tar el servitiu, en el sentido de las cargas fiscales debidas anualmente al recaudador o pos: sessor responsable de la recaudacién'', Es més, el propio Cédigo Teodosiano dice del colo- ‘nus que huye y rehusa cumplir con sus obligaciones tributarias, que seré condenado a vol- ver a su lugar de origen y pagar los impuestos atrasados: “a fin de que por mérito de ta con- dena servil sea obligado a cumplir los servicios que son propios de los libres”. Asf, final- mente, se comprende que Justiniano diga que los kélonoi son los que habitan en las aldeas y cultivan los campos donde han nacido, es decir, que son simplemente campesinos". Y Dur- Jiat afiade, “a menos de imaginar -1o cual es estrictamente inadmisible~ que todo el Imperio s6lo era cultivado por arrendatarios, hay que renunciar definitivamente a la idea que el colo- nus fuera otra cosa que un campesino propietario, que paga su impuesto por medio de una persona privada investida de una funeién public: LOS REINOS ROMANO-GERMANICOS El Imperio romano desaparecié y su lugar fue ocupado por unas monarqufas de origen germénico. Los recién Hegados probablemente conocfan las instituciones del mundo roma- no, y en todo caso pronto se darian cuenta de las ventajas que podian extraer de su continui- dad, para lo cual resultaba necesaria 1a colaboracién con la clase dirigente autéctona. La hipétesis es, por tanto, la continuidad del Estado antiguo, y de su sistema administrativo, en unos marcos espaciales més reducidos. El problema consist en armonizar e interpretar la fuentes, Para los siglos III al V disponemos de leyef y, c6digos legislativos, que nos infor- man del vocabulatio fiscal y de las normas de funcionamiento del sistema. Es informacién técnica y parcial. ;Cémo reaccionaban los hombres ante el impuesto o el incremento de la presi6n tributaria? ,Cual era la actitud del poder central en caso de resistencia? {Cudl la de los poderes intermedios? Las fuentes del Bajo Imperio apenas dicen nada de ello. Hay que © Segin esta interpretacién, el servitium no seria el trabajo u obligacién propia del servus 0 del esclavo sino el “servicio” u obligacién paiblica de cada ciudadano, es decir, e} conjunto de obligaciones fiscales que cada uno debe segin su fortuna y estatuto social, Al respecto es interesante destacar que en la Marca Hispsnica, en una fecha tan tardia como el aio 874, el abogado fiscal (assertor vel mandatarius ad causas fiscales requirendas), actwanclo en nombre del conde Mir6 y sirvigndose como prueba de un brevis 0 inventario redactado en poca del conde Sunifre- do, difunto, hizo comparecer delante del tribunal condal reunido en la iglesia de San Satumnino de Vernet, en el Conflent, a un tal Lorenzo de quien pretendié que reconociera su presunta condicién de servus fiscal y Ia consi guiente sujecién al servitium: Audite me cum isto Laurentio quatiter servus fiscalis debet esse ex nascendo de parentes de abios suos, cum fratres vel paventes suos, et servicium fecerunt domno Suniefredo Comite genitore seniore meo ad parte fiscali per praeceptum quod praecellentissimus Rex Karolus fecit donno Suniefredo (P. DE MARCA, Marca Hispanica sive limes Hispanicus, Paris, 1688, cols. 796-797) © Ur officia quae liberis congruunt merito servilis condemnationis compeliantur inplere (Codex Theodosianus 5, 17, 1 -332-). DURLIAT (Les finances, p. 90 n. 212) destaca que EIBACH (véase supra n. 56) “a excellemment rmontté que Te fait d'etre traité comme un esclave nimpliquait pas que le colon fit esclave. Il insiste sur le fait {qu'on ne voit, dans cette loi ct dans celles du méme genre, que la dépendance fiscale”. De hecho, en la interpreta- tio de esta ley se le: ipse vero qui noluit esse quod natus est, in servitium redigatur. En este contexto el servitium seria el munus del cotono. © Corpus iurs civilis IL Novellae 162, 2 (539). “ DURLIAT, Les finances, p89 118, ie as tous el esperar a poca germénica para completar el dossier. Disponemos para,los siglos VI y VIL de los primeros documentos de archivo, leyes nacionales, relatos hagiogréficos y crénicas, Informaciones diversas, de fuentes distintas, que probablemente iluminan aspectos descono- cidos de una misma realidad. Los ingresos piiblicos La hipétesis es que los reyes germédnicos, seguramente, no tuvieron que legislar en mate- ria fiscal, al menos ampliamente, porque disponian de los cdigos romanos, que siguieron en vigor. En cambio, es evidente que tuvieron que proceder a actualizaciones y revisiones de los viejos catastros, ¢ incluso, probablemente, a nuevas catastraciones®. Gregorio de Tours proporciona preciosa informacién al respecto. Explica, por ejemplo, que el merovin- gio Chilperico | mandé efectuar una revisi6n catastral del reino: Chilpericus rex descriptio- nes novas et gravis in omne regno suo fieri jussit*, Del comtexto se deduce que las descrip- siempre por el deseo de la administracién central de tones se efectuaban siempre 0 cas incrementar los ingresos y, por tanto, la presién tributaria. El marco de referencia segufa siendo la ciudad, ahora ya con el obispo como jefe de 1a administracién local, en la Galia, mais 0 menos flanqueado por condes que deben ser Ips responsables de los pagi 0 territorios, que van emergiendo como subdivisiones, al principio, y altgrnativa, al fin, de las ciudades. La operacién se efectuaria por regiones, ciudades, villae y fundi. Y el resultado, como se deduce de la lectura de Gregorio de Tours, serfan finos libr# descriptionum 0 catastro de cada ciudad de los que se entregaria una réplica a la administracién central a fin de que ésta, en el futuro, pudiera reclamar a cada ciudad lo debido. La reina esposa de Chilperico I se los hizo mostrar: jussit libros exhibere qui de civitatibus suis per Marcum venerant®, EI historiador de los francos narra también las revueltas populares y discrepancias en raz6n del impuesto que a veces se producfan entre condes y obispos, y entre las administra- ciones locales y la central, Esta, como deciamos, disponfa de una descriptio exhaustiva del reino, y en base a ella efectuaba sus célculos de ingresos y gastos. Pero a veces, los obispos, conocedores de las dificultades que atravesaban los contribuyentes de sus ciudades, pedian "© A las actualizaciones y revisiones de los eatastros se refiere la Lex Visigothorum cuando establece de los servi eristianos que recuperen 0 obtengan la libertad que sean “anotados en los registras piblicos y censados con ‘una justaestimacién segtin su peculio” (Leges Visigorhorum, ed, K. ZEUMER, Hanover y Leipzig, 1902, 12, 2, 13). Gregori episcopi Turonensis libri historiarum decem, ed. B. KRUSCH y W. LEWISON, Hanover, 1937- 1951, 5, 28. Sobre la labor de los descriptores, véase MAGNOU-NORTIER, “La gestiGn publique”, pp. 280-281 Gregoriéepiscopi Turonensis 5, 34. "© Este fue el caso de Limoges donde la tentativa de Chilperico I de enviar al refrendario Marco para proceder ‘una nueva catastracién que condujera a un incremento de los impuestos se sald6 con un fracaso. El pueblo se amoting, intent6 dar muerte al refrendario, que se salv6 por la intercesivin de! obispo Ferreolo, y quem los regis- twos: Lemovicinus quoque populus, cum se cernerit tall fasci gravari, congregatus in Kalendas Martias Marcum ‘que refrendarium, qui haec agere iussus fuerat, inerficere volut; et fecisset utique, nisi eum episcopus Ferreolus ab inminente discrimine liberasset. Arepris quoque libris descriptionum, incendio mulitudo coiuncta cremavit (dem 5, 28) 119 una revisién parcial del catastro, o simplemente encabezaban Ia oposiciGn a las tentativas de Ja administracién central de incrementar los impuestos. Como cortesponde a la personalidad religiosa de Gregorio de Tours y de los autores de las hagiografias, estos enfrentamientos se resolvian de manera milagrosa y favorable a la opcin defendida por los prelados cuya figu- ra quedaba asf realzada. El proyecto de Chilperico I de imponer una nueva catastracién € incrementar los impuestos, que provocé revueltas populares, no pudo materializarse. Al parecer fue la propia reina, forzada por las circunstancias (fundamentalmente Ja presién popular y de la jerarquia eclesidstica) quien persuadié al rey para que mandara quemar las nuevas descriptiones, de modo que Chilperico T tuvo que conformarse con el impuesto que ya cobraba su padre Clotario: sufficiat fisco nostro quod suffict patri regique Chlotario”. La Vita Sulpicii contiene informaciones del mismo tenor. No hay duda que el censum de que habla la Vita Sulpicit (rex... praecepit populum illum de ipso censu relevari) es el impuesto, que probablemente todavia se percibia en sus dos modalidades, Ia territorial y la personal”. Respecto a la modalidad més importante, la te- w= Bn ese eélebre pasaje Gregorio de Tours explica que en el afo S80 una epdemia de desemetaafects a casi toda la Gala (desentercius morbus paene Gallas tras praeoccupavit). Después de descrbir los sintomas (cum vei febris renumque nimius dolor caput grave vl cervis), historiador precisa que Ta enfermedad empez6 en posto afectando pariularmente a los nits (Et quidem primum haec injrmetas & mense Augusto iit, pare ev adeliscentes ariputlectogue subegi) El propio monarcacay6 enfeino ya él siguieron en la enfermedad sus thos jos Uaitur in his dcbus Chilpeieus rex graviteraegrotaip. Quo convgiscent, ius eas ianior..cegrtare oepit, Quem in exiremis videntis baptism abluerunt. Quo pariimper melas agente, fratereius senior nomen Chlodobertus ab hoe morbo correptur). La teina Fredegunda lo interpet6 como un castigo divino por la coca Sesmedida dl toy que scaparaha ain cuando Tos almaccnes reals estaban Henos (Numguid non exundabant ppramptuaria ving? Numguid non horreareplebantur framento? Numauid non erant thesauri rferti aro, argent fapidibuspraceass, monibus vel religulsimperilibus ortamentis?) La nica sluci6n para aplcar lira divina seria quotat los nuevos catstosy satisfacerse con ef nivel de tribuacién anterior para ello la reina se hizo pre venta tos nuevos libros catastrales de las ciudades que habia confecionado el refrendatio Marco y propuso al rey gue los destuyera como as zo, comprometiéndose adem ano efectuar ninguna nueva catastracin: “Nunc si Place, vente: incendamus omnes diseriptionisiniquas,suficiague fico nostro, quod sufict pati regique Cho- winio" Hace effata regina, pugnis verberans pects, insit libros exhibere, qui de civitatbus sus per Marcunt vencrant proicetosquein ign, iterum ad rege conversa: “Quid tu", inguid, "moraris? Fac quod vidis a me fei vaca dulce nates perms, vel poenam perpetuam evadanus”. Tune rex, conpunctus corde, tradelt omnes libros dscriprionum igne: confiagratusaue, misit qu futuras prokibirentdscrptionis Idem 5, 34) ita Sulpiii (BML. 1927-7928), ed. B. KRUSCH, Hanover-Leipzig, 1902 pp. 364-380 (MGH SRM 4), C. 6 Citado por DURLIAT, Les finances, p- 101. in las fuentes visigodas hay numerosas referencias al censum como tribute heeal. Véase, por ejemplo, la ley promulgada por Recesvinto en el Vill Conia de Toledo (653) donde en pute se deshino la obra del monafca predecesor, Chindasvino, a quien se acs6 de enrguesimiento indebido © vrvremento abitrarie de 1s impuestos: Quum igittr praecedentium serie temporum inmoderatior aviditas prin jum seve prona diffunderet in spoliis populorun, et augeret rei propriae censum aerunia flebils subiectorun. Tor deertos de este conilio vinculan indeclinablemente la percepcién del censum ala autoridad cereal (Nom ramet a ilon aut populorum adventus aut rerum poterat concurrere census nisi exttissentglorie sublimati vrumanibus?) a quien se debe satisfacer el tibuto de grado o por fuerza: Omnia certe tri plebis membra subiecia ‘hum ad principal capat relevant adtenum debiae visions obtutur, ab illo negotiorum prospectatremediam eu ‘mode grotum modo debitum inrogantcensum.(Conciios Visgético, ed. J. VIVES, Barcelon- Madrid, 1963, pp 790.293). E jrisconsulto Ulpiano yaa pricipios del siglo I denominaba censum o forma censualis al aseata~ nica tentoial del impuesto (Digest, ed. Th, MOMMSEN, Berlin, 1868, $0, 15,4. Sobre el vocabulrio fiscal deta Alta Edad Media, véase MAGNOU-NORTIER, “La gestion oblique”, pp: 286-288 120 FS rritorial llamada en algunas fuentes sributum, muchos historiadores creen que se produ- jo una reduccién de la puncién. Asf oponen a un Imperio romano poderoso y opresor, unos reinos germénicos demasiado débiles para mantener la misma tasa de sustracciGn”: Las fuentes, al menos en apariencia, les dan la raz6n. Mientras en época bajoimperial, se- gtin cflculos de Duraliat, el impuesto debja devorar alrededor del 20% de la produccién, la mayor parte a titulo de impuesto territorial, en tiempos de los reinos romano-germéni- cos, las fuentes parecen sugerir una detraccién del orden de un 10%. A diferencia de la época romana, en época germénica parece que en teoria no se gravaba el capital immue- ble (los juga) con una tasa constante, sino la produccién, es decir, la renta anual, lo cual podria ser un cambio importante, que nos aproximaria a las modalidades impositivas pos- teriores. En teoria, el actor 0 decimator, es decir, el agente fiscal, deberia contar cada aio los animales de cada rebaiio y Hevarse uno de cada diez (pascuarium); contar los modios de la cosecha de grano y recaudar tres de cada treinta (agrarium), segiin la “Ley de los bavaros” (De XXX modiis III donet), etc”. Esto, repetimos, en teoria. En la practica, a a hora de elaborar o revisar el catastro, el descriptor, que debfa conocer la cosecha me- dia por unidad de tierra, debfa aplicar este célculo a la superficie de cada contribuyente, para obtener una media te6rica de su cosecha anual, y a partir de ella y del baremo esta- blecido por la ley, precisar el montante del impuesto debido por cada uno”. Mas 0 me- nos, este podia ser el procedimiento para pasar de um impuesto proporcional a la cosecha Y, por tanto, variable cada afio y dificil de controlar, a un #npuesto fijo en producto que permitfa su conversion en dinero, Por otra parte, sapiendo el, fendimiento fiscal por uni- dad de tierra, pudo mantenerse también para los céléufos del impuesto el sistema romano de los juga o sortes y capita, eslabén necesario para llegar al mansus fiscal de la época carolingia, Por otra parte, en cuanto a la tasa de sustraccién impositiva, es posible que las ” LOT, La fin du Monde Antique, p. 376 y CH. WICKHAM, “The other transition from the Ancient World to Feudalism”, Past and Present, 103, 1984, pp. 18-22, por ejemplo, opinan que la percepcién del impuesto teritorial debi6 ser irregular y de valor irisorio, y que el personal tropez6 con dificultades insolubles. ™ Lex Baiwariorum, ed, E, VON SCHWIND, Hanover, 1926 (MG H Leyes 5,2), 1, 13. Para adjudicar al pas; ‘uarium (puesto en el mismo plano que el agrarium y por tanto considerado como wna modalidad del impuesto territorial) el valor de un impuesto que gravaba el 10% de la riqueza ganadera, DURLIAT (Les finances, pp. 102- 106,n. 35 y 70) aduce como prueba el titulo 5 del libro 8 de la Lex Visigothorum dedicado al “pastoreo de los cer: dos y la denuncia de animales errantes” donde se lee, por ejemplo, que "Quien encuentre unos cerdos en su bosque cn la época de las bellotas, que tome det pastor alguna prenda como garantia y avise al duefio del pastor 0 a sus parientes para que, si esté conforme, deje pastar los cerdas en su bosque hasta Ia época de tos diezmos": Qui por- cos in silva sua tempore glandis invenerit, primum custodi aliquid velus pigneris tollatindicium et domino pastoris vel parentibus mandet, ut, si convenerit, usgue ad tempus decimarum porcos in silva sua permitiat (Leges Visigo- thorum 8, 5, 1). ELtitulo 5 contiene muchas referencias a este diezmo de los pastos o pascuarium pero, a decir ver- dad, de su Tectura no nos parece que se deduzca con seguridad que se trate de un impuesto y no de una modalidad de renta entre particulares, aunque bien podria pensarse que los que lieven sus ganados a pastar a un bosque ajeno ddeben pagar a su duefio el diezmo del ganado porque él deberd, a su vez, pagarlo al fisc. ™ En Ja Galia merovingia, en el 579, por ejemplo, se estimaba que el possessor debia tibutar una émfora de vino por cada arpende de viia: Starutum enim fuerar, ut possessor de propria terra unam anforam vini per aripen: nem redderit (Gregori episcopi Turonensis 5, 28). En este caso la detracei6n debe ser inferior al 10% de la cose~ cha, quiza de un 6'6%, Véase los eflculos de DURLIAT, Les finances, p. 105 n. 57 121 fuentes de €poca germénica nos oculten parte de la verdad, y que e} montante se aproxi- me -opind Durliat- al 20% de la produccién, como en época femana, y no al 10% como parecen indicar™, Hasta la época carolingia el impuesto personal fue conocido con el nombre de caput y de capitatio humana, y con otros nombres. Sobre él han trabajado, entre otros, historiadores como Waitz, Dahn y Lot’. A él se refiere Gregorio de Tours cuando explica que se cobraba indebidamente a pobres, enfermos, huérfanos y viudas™. Y a él también se refiere el Edicto de Pitres del 864 cuando pone condiciones al acceso a las filas de la Iglesia de los hombres de los dominios reales sometidos al impuesto personal y territorial: Ut illi Franci, qui cen- sum de suo capite vel de suis rebus ad partem regiam debent, sine nostra licentia ad casam Dei vel ad alterios cuiscumque servitium se non tradant”. Como ya decian las fuentes romanas, todo el mundo debfa pagar por su vida, por el mero hecho de existir. Todos, roma- nos o germanos (menos los pobres, impedidos o exentos), estaban sometidos a la capitatio humana, pero no por ello dejaban de ser hombres juridicamente libres. Si por algun privile- gio un hombre estaba exento del impuesto o quizé de alguna modalidad de! impuesto, no por ello era juridicamente més libre que otto no exento, aunque sé lo era econémicamente — ‘ ™ DURLIAT (Les finances, pp, 105-107) wae ate fn épace ermine manent la dvsin de impuesto en tes partes, como en la Anigdedad Tardia: un tercio para f aainistracin loca, es decir, las ciud- des drigidas por sus obspos (de ah que también se le lame tei dels Iglesias) un terco para la administracion ental yun ero para el ejerito gestionado por los cones, Lx pfestacgn stad en a nota anterior de nan anf ram vini per aripennem evaluada en un 6'6% correspondesia al tercio de la adminisracién central con Yo que la interidad del impuest teritorial para las vias serfa del orden del 20% de la produccin. En Gregorio de Tours evra haber alguna referencia a sta division tripaita; Cotacharius rex indiera, ut omnes ecesae regni st teriam partem fracum fiscodissolverent (Gregor episcopi Turonenss 4, 2 -véae infra n.109-). En cualquier caso del lectura dels fuentes se exe una doble contadictoriaopinién: por un lado abundan las quejas contra Ia pravosiad del fisco, lo val puede ser una procba de que se mantwo fa tsa desustracc, peo por oo parece gue el poder tavo que cedr a menudo, renunciar a incrementar los impuestos,desgrvary condonardeudas fs ie lo eval puede ser una procba del retroceso de los impuestos (véase por ejemplo, Hem 10, 7). Magnou-Norier calcula la sustraccin fiscal en un 10% de la produccin, y proporcioa interesante informcin sobre el manso como unidad fiscal de fijacion del impuestotetoral en sus dstints modalidades:prestaiones en producto fis 6 proporcionales- en dinero y en trabajo La gestion publique”, pp. 286 y 289-297). * F: DAHN, “Zam merowingischen Finanzrecht", en Germanist Abhandungen um 70. Geburstog Konrad von Maurer, Gitingen. 1893 pp. 359-363; LOT, L’npot wease supra n. 12)y G. WAITZ, Deutsche Verfs sungsgeschicht, Been, 1876-1896 vo. 2 pp. 264-268 Ctados por DURLIAT, Les finances . 108 ™ Childeberthus vero rex dscriptores in Petavo, ivitante Maroveo epscopo, tusstabire, id est Floren um migrem domus regiae et Romalfum pala sui comitem, ut sclicet populis censun, quem tempore paris reddidert, fata rtione novatar.redderedeberet Mul enim ex hs defunct fuerant,e ob oe vids fans (qe oc debilbus ribui ponds insiderat.. (Gregori epscopi Turomenvs9, 30) * Capitaleriaregum Francorum I ei A. BORETIUS y V. KRAUSE, Hanover, 1897 n° 273 C. 28. Como sefala DURLIAT (Les finances, p. 109 n. 96), aunque eta ley solo se refiere alos habitanes de los dominios rea tes, tion cl interés de diferencia entre elimpuesto personaly elteitoril, Este ator sosiene que “Les souress wisgotiques et ostogothiques ne parlent pas de a apttion” (dem p. 108 , 84 ) pero es posible que alti tum capitis se refer, quzd de modo indreto, el canon Vill del Concilio Il de Toledo ($89) donde el rey Recare- do se compromete ano alienar los cérgos del isco los cuales “pagando e ibuto personal habrén de cuidar reg Tarmeate todo el tiempo desu vida ala iglesia de Dios ala que han sido aibuids”: sed rediito capitis ui triuto ccclesiae Del cui sunt eligi, usque dum viount regulaiter adninisirent (Conclios Vsigtices,p. 127). 122 Se trataba simplemente de un hombre exento, es decir, ingenuo™. Asf podemos decir que, desde el punto de vista econdmico-fiscal, se oponfan ingenuidad ¥ servidumbre, es decir, ingenuus y servus (en el sentido de hombre sometido al servitium 0 carga fiscal), como, desde el punto de vista juridico, se oponfan libertad y esclavitud, Cuando Gregorio de Tours escribe multos de Francis qui tempore Childeberti regis seniores ingenui fuerant, publico tributo subegit no sugiere ninguna reduccién de la ingenuidad a la-esclavitud sino, simple. mente, a la tributaci6n paiblica” En segundo orden de recursos piblicos, después del impuesto, venian las rentas de los dominios del Estado: rentas de las minas, las salinas y, sobre todo, las tierras ptiblicas. Las fuentes francas, visigodas, ostrogodas y lombardas se refieren a ellas con las palabras fiscus y patrimonium. En Espaiia, como muestra la epistola De fisco Barcinonensi, el responsa- ble del fisco en la administracién central era el conde del Patrimonio que escogia a los numerarii, generalmente obispos, quienes trataban de cuestiones fiscales con los obispos, jefes 0 corresponsables de la administracién local en las provincias". Las tierras piblicas y ™ DURLIAT, Les finances, p, 109. Cabe suponer gue pricticamente todos los hombres en circunstancias nor- ‘males estaban obligados al impuesto personal y lo satsfacfan entry otras razones porque no era especialmente gra ‘yoso. El mayor nimero de exenciones debia corresponder al impiesto territorial (a veces Hamado sriburun). que cra el més duro de soportar. Para un uso generalizado entre los visigodo# de la voz tributwn, en el sentido de impuesto seguramente global (teritorial y personal) que gravaba yanto los particulates como los siervos fiscales, ‘yéanse los ednones del Concilio XII de Toledo (683) donde constf que las deddas fiscales han aleanzado tal mag- nitud que resultan impagables (Nam quid iam de tributorum fiscalium exactionibus referam quorum redhibitiones tants debitorum quurmulis increverunt, ut si exigi pentus iubeanaur et status subruat funditus populorum et frag imine conlisionis eorum ultimum terra sentiat propriae prolapsionis excidium?), y donde parece haber una prueba de que se percibfa el impuesto territorial especificamente y de que este era cl mas gravoso. Nos referimos al pasaje en-el que el monarca se refiete a las tierras confiseadas por deudasfiscales y alos frutos que de ella recogieron los exactores a cuenta de ributun: Terras vero et vineas, quae pro eodem tributo quicumque supradictorum curam publicam agencium vobis privais vel fiscalibus populis abstult vel accept, fruges aridas vel liuidas exinde in practertis annis unusquisque exactor collegit in ratione ipsius tribut, hoc sibiimputet et rerrasipsas vel vineas vobis de quorum iure abstliae sunt resttuere non differat (Concilios Visigdtcos, pp. 413 y 431) ™ Gregori episcopi Turonensis 7, 15. Bl texto seguramente indica que muchos francos, que no saisfacfan el impuest teritoral, fueron obligados a pagarlo por as tierras que posefan. Naturalmente, puesto que se trataba de tun tributo gravoso, debi6 concitar los adios de los afectados por esta medida: Franci vero eum Parthenium in odio iagno haberent, pro eo quod eis tributa antedicti regis tempore (Pheadobertus) inflexisset, eum persequi coepe: runt (Idem 3, 36 s lee en otro pasaje del mismo autor. * Como sefiala DURLIAT (Les finances, p. 111 n. 109) las palabras fiscus y patrimonium aparecen con fe cuencia en la Lex Visigothorum para designar los dominios del Estado. Nosotros aiairiamas que la vor. patrino- srium aparece con frecuencia en las actas de los Concilios de Toledo desde que en et If Conctio (589) se estipulo gue los acrores fscalium patrimoniorum debian asistir a estas asambleas (Conclios Visigticos, pp. 131 y 135). El ‘cumplimiento de esta norma se puede apreciar por la asistencia de los comites Patrimoniorum a los Conciios VItL 1X, XII y XVI segin consta en las lstas de asistentes (Idem pp. 289, 307, 434 y 521). Sobre fos primeros resulta dos de una investigaciGn del fiscum en la Galia merovingia y carolingia, véase J. BARBIER, “Aspects du fise en Neustrie (VIX siteles)", en La Neustre.. I pp. 129-142. Ident. 54. La epistola va drigida al numerario Artemio y a los otros obispos que han sido designados por Escipién, conde del Patrimonio, para que se ocupen de la recaudacién fiscal en Barcelona. El documento precisa ‘que os obispos de la provincia Tarraconense dan su conformidad al cobro del impuesto cuya forma y comisibn precisan: pro unio madlia canonico ad populum exigere debeatis, hc est siliquas VII, er pro laboribus vestris sil 123 sus rentas, controladas muy directamente por los monareas y sus-préximos colaboradores, procedian en gran parte de las tierras de la res privata del Bajo Imperio, més las confisca- los reyes germénicos pagaban una parte de los servicios de sus colaboradores y de la Se trataba, diriamos, de asignaciones a cuenta del presupuesto (de hecho, el valor signaciones y reasig- naciones, es decir, confiscaciones para quitar, hoy diriamos, recursos de una partida presu- puestaria y asignarlos a otra partida. También los propios beneficiarios de tierras fiscales procedian a ventas o intercambios entre ellos en funcién, seguramente, de su deseo de con centrar recursos y facilitar el control. Es decir, las tierras ptiblicas formaban una massa enorme y constante de bienes que circulaban pero siempre entre las manos de las personae publicae™. Forzados por la coyuntura politica y el poder del clero, los merovingios hicieron muchas “donaciones” (en realidad, asignaciones) de ticrras fiscales a la Iglesia, de lo cual se quejaba Chilperico cuando, segiin Gregorio de Tours, deefa Ecce pauper remansit fiscus noster, ecce divitiae nostrae ad ecclesias sunt traslate“. La idea de la pobreza del fisco Iglesia”. de una tierra es el de la renta que proporciona). Por ello se producfan ‘quar et pro inesitabils darn vel interpreta specieram silquas IM, quae faciun in uno silquas XIN. Para Jn imerpretacién de este texto véase L.A. GARCIA MORENO, “Algunos aspectosfiscales de la Peninsula Iria durant el siglo VI", Hispania Antiqua, 1 (1970), pp. 244-253, Las acts de los Conciios de Toledo contienen numerosas refrengas a a confseacién de bienes de taido- res einfratores que pasaban a engrsar el ficum, es decig ls dominios fiscales (ConcilosVisigticos, pp. 291 403,416,440, 500 y 535). Sore a aplicaién pricey td dela Lex Visigothorum en un caso de concen mnasiva de biens a nefandisintransgressores que dieon muerte aun conde afain en el 957 y la posterior zacién de los bienesconfscades para dovar& ta Iglesia, véase nesta trabajo “El come Guifré de Besa la revoltade 957", en Amics de Besa, Assemblea d'Bstudis del seu comiar, 1973, pp. 330 Para ouo ejemplo tae dio del pago de servicios premio de fdeidad por parte de un monarca un colaborader, ease el precept de Catios et Calo al conde Sunifedo, ef ao 843, por el que el monarcadabaal conde diversas ila de ona? dl Roselli, Conflenty Urgely todos los mancipa del Conflent (ABADAL, Catalunya carling, Il. pp. 232-334) Los mancipia podsfan ser ls Servi de ambos sexos,eslavos en el sentido clisico 0 diversas eategoras de depen. diente (NIERMEYER, Medie Latta, p. 63) pertenecientes a isco enc caso presente. 0, como quiee Di Tia, “non pas ds esclaves ov des fermiers, mais ls paysans dont la seule dépendance est scale a égard de ma. tres qui ont uniguement fe droit de lever Vimpot” (Les finances, p. 110). Sobre los mancipiay el uso del vocsblo seri para indicar simplemente los contbayentessometidos al servitium o las opera seria, es deci. a pogo del impuestoenjomadas de abajo, ease MAGNOU-NORTTER. “La gestion publique” pp. 297-306. Vase tam bign el ejemplo citado de un juicio del ato 874 sobre el servtiom de un serws fiscals de la Marea Hispnica supra 1.61 * Siglos mis tad, hacia el ato ml, os bienesfiscales en Catala son todavia de una extensinexcepcional “IL faut. voir sans doute dan les fiss catalans une survivance de ancien domaine public du Bas-Empire romain soigneusement conseré par Padmiistation du royaume de Tolede” dice BONNASSIE, La Catalog, I. P.152 Sobre as alienaciones de bienes del fisco en provecho de a Flesiay los magnates a fines de siglo X en Cataua y las tansacciones que con estos bienesefectuaba os fees del conde, que algunos documentos tlaman personae publica, ease Idem pp. 145-188 y 209-214 * La eta procede del paaje en el que el obispo de Tours nara el asesnato de Chilperico, a quien erica di damente (Chlperieus, Nero nostri tempts et Herodis), al parecer porque la politica del monarea merovingia fue poco favorable a os interes del cero, Segin Gregorio de Tous, Dlasfemaba contiamente conta os stcendotes (Sacerdotes Domini asiduae blasphemabat) y nada le era mis odioxo que 1s iglesias (nllum plus odio quam éclesiashabens), peo el obispo no pede citar comuncaros la tazbn politica, de Estad, qe mova te) er 0. Su fico se empobrecia~decta Chilperico- mientras las viquezas dela Iglesia no paraban de cree, y 124 | seguramente es una exageracién que habrfa de servir de justificante a medidas de confisca- cidn, Pero es cierto que la asignacién de recursos de la administragi6n central a institucio- nes e individuos poderosos Hevaba a la creacién de fuerzas alternativas como duques, con- des u obispos independientes*’. Aunque quiz4, en aquella fase histérica, esto no significaba desaparicién del poder piiblico sino fraccionamiento (surgian nuevos detentores de este poder), en la préctica, el proceso reducfa los marcos de accién politica y econdmica, debili- taba la autoridad y la fuerza militar que debja respaldarla, modificaba la relaci6n entre el campo y la ciudad, oxidaba los canales fiscales, dificultaba la accién de la justicia y restaba eficacia al valor normativo de los cédigos. Asf se podrfa concluir que el advenimiento de Jos carolingios con sus confiscaciones de bienes eclesidsticos y el ensanchamiento de fron- teras fue algo asf como una tentativa de restauracién o reforzamiento del Estado tradicional, en el sentido de superacién de aquel estadio de fraccionamiento del poder ptblico, que afec~ 16 también a la Italia lombarda y amenazé a la Espafta visigoda™. En tercer lugar, después de los impuestos del campesinado y las tierras de fisco, venfan los tributos satisfechos por los artesanos y los impuestos mercantiles. Los artesanos, todavia en la tradicién del Bajo Imperio, efectuaban su capitacién en forma de trabajos y productos ‘manufacturados, con los que se contribufa al equipamiento del ejército y de otros servidores del Estado”, Las fuentes se refieren con més frecuencia a los impuestos del comercio que reciben distintos nombres: cispetaticum, pontaticumt portaticum, pulveraticum, ripaticum, rotaticum, solutaticum y, sobre todo, teloneum, que parecétindicar el impuesto mercantil por antonomasia™. El teloneum era percibido, en moneda o producto, en el marco de la ciu- dando testimonio del proceso de desacurnulaci6n de poder central y acumulacién de poder local que se vivia, aa dla "Nadie reina més que los obispos. Nuestra autoridad ha muertoy ha sido transferda a los obispos de las ciuda- dds” (null penitus nisi sol episcopi regnant: periet honor noster et rranslatus est ad episcopus civitatum), Pero es posible que al pronuneiar estas palabras Chilperico exagerara buscando leitimar medidas contra el enriquecimien to del clero como la anulacién de testamentos en favor de las iglesias (Hacc agens adsiduae testamenta, quae in eclesias conscripta evant, plerumque disrupt) que tom6, segtn parece (Gregori episcopi Turonensis 6,46). Sobre la aparicin de poderes locales, casi reales, en el reino merovingio véase, como ejemplo, M. ROU- CHE, L’Aquitaine des Wisigoths aux Arabes (418-781): naissance d'une région, Paris, 1979; R. KAISER, “Royauté et pouvoir épiscopal au Nord de la Gaule (VILIX sigeles)”, La Neustre.. 1, pp. 143-159, y, en general, DURLIAT, Les finances, pp. 112-114. A nuestro entender todo esto forma parte del proceso de desestructuracin del sistema antiguo y estructura- cin del feudal, la “otra” transicin. La tess fiscalista aporta claves importantes para su conocimiento, aunque esto no sea el propésito de la investigacién de Durliat, empefiado en demostrar las continuidades, y que quiz4 por ello ‘minusvalora -nos parece los fenémenos de ruptura o transformacién. Al final no podré evitar un sentimiento de insatisfacein: “Au moment de fermer ce live, le lecteur partage cetainement le sentiment de auteur: celui d'une certaineinsatisfaction” (DURLIAT, Les finances, p. 285). Sobre la restauraciGn de la autoridad con los carolingios, aque desmantelaron las “replicas episcopales” y, a base de reasignaciones del presupuesto (redisribuciones de bienes y derechos fiscales) buscaron un nuevo equilibrio entre los poderes de obispos y condes, véase KAISER, “Royauté et pouvoir épiscopal”, pp. 152-159, ® Todavia en wna fecha tan tardia como 1151-1152, en los dominios pirenaicos del conde de Barcelona, algu- nas familias pagaban su censum en forma de productos manufacturados. Véase al respecto la edicién de Bisson y estro trabajo citados en lan. 49. Los autores de referencia sobre este tema, citados por DURLIAT (Les finances, pp. 115-120), son R. DOE- HAERD, Le haut moyen dge occidental, Paris, 1971 (rad. esp. Occidente durante la alta Edad! Media, Barcelona, 125 dad 0 del pagus bajo las érdenes del conde o del obispo, por mediacién de personas espe- cializadas: telonarii, judices, curam publica agentes 0 actores'regii. El sistema de recau- dacién era semejante al del impuesto directo, En cada ciudad 0 pagus habja un telonarius, que era un vir illustris, es decir, un magistrado responsable del servicio”. A sus érdenes tra- bajaba otro relonarius, que, como el possessor, era una persona privada, que habfa arrenda- do (0 quiz también heredado 0 comprado) la oficina de los felonei. Con la ayuda de junio- res contratados al efecto, este telonarius procedia a las recaudaciones, conversi moneda y producto y almacenaje en los cellaria piblicos, para después, a las érdenes del telonarius responsable, pagar las cantidades correspondientes a los beneficiarios designados por la administracién central: el conde y el obispo en los preceptos carolingios para Catalu- fia”. Finalmente quedan las multas impuestas por los tribunales de justicia y los ingresos derivados de la acufiacién monetaria con un control mayor © menor de la administracién central sobre las cecas de cada reino. La Galia ofrece, en este sentido, un ejemplo de lo que podriamos lamar descentralizacién: multiplicacién de cecas, acufiacién de piezas con el nombre de los monerarii y derechos de instituciones y particulares sobre la fabricacién de moneda. Todo ello se ha interpretado como el triunfo de la acuiiacién privada, el monedaje pre-feudal”. Pero los propios Grierson y Blackburn son conscientes, sefiala Durliat, de la contradiccién entre la aparente ausencia de autoriad pibjica sobre la moneda de la Gali merovingia y el hecho de que algtin poder coordinador tuvo que haber para poder claborar las reformas monetarias y fijar el peso y la ley de If piezas acufiadas en la misma época en cecas distintas y sometidas a distinta autoridad, puesto que los estudios numisméticos demuestran que se trata de piezas del mismo valor intrinseco. La propuesta explicativa de Durliat nace de su propia interpretacién del sistemas fiscal”. En las ciudades habia moneta- ri, que eran funcionarios pablicos, magistrados locales responsables de la ceca, a cuyas 6rdenes trabajaban los orfebres especializados. Como con otras fuentes de recursos del Estado, la administracién central debié empezar por asignar la totalidad o parte de los ingre- 1974); F. GANSHOF (véase supra n. 12 diversos trabajos sobre el reloneum), y L. LEVILLAIN, “Etudes sur abbaye de Saint-Denis a 'époque mérovingienne”, Bibliotheque de lEcole des Chartes, 82 (1921), pp. 5-116; 86 (1925), pp. 5-99; 87 (1926), pp. 20-97 y 245-346; 91 (1930), pp. 5-65 y 264-300. En la Espaita visigoda el relonarius, ademas de recaudar los impuestos comerciales, administrabajusticia en causas de cardcter mercantil segsin leyes especificas: Cunt transmarini negotiatores inter se causam habent, nullus de sedibus nostris eos audire presumat; nisi sanummodo suis legibus audiantur aput telonavios suos (Leges Visi- sgothorum 11, 3,2) * ABADAL., Catalunya carolingia, I, passim (véanse sobre todo los preceptos para las sedes episcopales) Los jumiores, actores y agentes, que aparecen en las fuentes de esta época en relacién con la percepeién de dere: chos fiscales, serfan arrendadores de los impuestos como indica una carta de caueién (Exemplar de censibus de ago Arduno) del aio 721 (Actus pontificum Cenomannis in urbe degentium, ed. G. BUSSON y A. LEDRU, Le Mans, 1901, pp. 240-242) estudiada por MAGNOU-NORTIER, “La gestion publique”, pp. 300-303, ™P. GRIERSON y M. BLACKBURN, Medieval European Coinage .. The Early Middle Ages (Sth-10th cen- turies), Cambridge, 1986, y, para el periodo siguiente, J. LAFAURIE, “Numismatique. Des Carolingiens aux Capétiens”, Cahiers de Civilisation médiévale, 13 (1970), pp. 117-137 * DURLIAT, Les finances, pp. 117-120. 126 3 1 4 i sos de cada ceca a uno 0 unos beneficiarios o acreedores, a menudo el obispo y conde del lugar, como sugieren, para el perfodo siguiente, los preceptos cardlingios para Catalufia”, De modo que el monetarius correspondiente deberia periédicamente liquidarles los beneti- cios a que tuvieran derecho, De aqui es fécil explicar que, por el sistema de las delegaciones de autoridad, la monarquia merovingia acabara colocando sus monetarii bajo la autoridad directa de los beneficiarios, sin renunciar por ello a una autoridad superior, aunque mas di tante sobre cada ceca" En cuanto a las multas, la “Ley de los bévaros” informa sobre una modalidad de distri- bucién que no sabemos si era general o estrictamente nacional. Entre los bavaros, el juez que habfa dictado sentencia percibia como emolumento una novena parte de la multa, El resto era repartido a mitades entre la victima y el Estado. Con su parte, e! Estado procedia a una divisién en dos tercios, que iban a la administracién central o tesoro real, y un tercio, que ingresaba la administracién local o tesoro pablico del condado, ciudad 0 pagus”. El gasto piblico Hoy parece que ya no es posible discutir la supervivencia de! sistema fiscal de origen romano hasta al menos el siglo VII. La cuestién es elf volumen de recursos que este sistema era capaz de movilizar. Si las fuentes se estudian desde el funto de vista de ta fiscalidad, sera facil descubrir ~viene a decir Durliat~ que muchgs transacgiones consideradas privadas tenfan en realidad cardcter piblico. Asi se podri restituir al Estado su lugar en la vida eco- némica y social, De paso se constataré que los reyes germénicos no podian vivir de lo suyo: sin los ingresos pablicos nunca habrfan podido hacer frente a tantos gastos piiblicos. ;Cua- les? La primera partida del gasto piblico ~el clero a parte era la del ejército, un ejército compuesto, més tarde © més temprano, por gente de origen germénico y romano”. Un ejer- cito que, como muestra el estudio de Bachrach sobre la organizacién militar de los merovin- © Vase supra n, 9. % Al parecer los monarcas visigodos mantuvieron un control mas directo sobre las cecas de su reino y el valor intrinseco de las piezas circulantes como indican las leyes sobre falsificaciones de metal del titulo 6 de la Lex Visi gothorum donde se lee, por ejemplo, que el sueldo de oro de peso fntegro y el tremis son de obligada circulaci6n: Solidum aureum integri ponderis, culuscumque monete sit, si adulterinus non fuerit, mullus ausus sit recusare.. ta quoque eri et de sremisse servandum (Leges Visigothorum 1, 6, 5). Sobre la moneda visigoda, véase X. BARRAL, La circulation des monnais sueves et visiothiques, Munich, 1976 ™ DURLIAT, Les finances, pp. 120-121. Al parecer, entre los visigodos, se extendié la mala costumbre de que ls jueves se quedaran con un tervio de las multas u otros ingresos derivados de la accidn de la justicia, aunque ka ley fijaba en veinte sueldos como maximo a cantidad que cada jucz podia cobrar por “causa juzgada y legitima- ‘mente deliberada” (Leges Visigorhorum 2, 1,24) “ La célebre ley de Ervigio sobre “los que no se presentan a ejérito en el dia seftalado, en el lugar y momento establecidos, o bien que desertan, y qué parte de los siervos de cada uno han de marchar en ki misma expedicién” 1 hace distincién entre godos y romanos: decreto speciali decernimus, uf, quisquis ille est, sive sit dux sive comes digue gardingus, seu sit Gothus sive Romanus (Leges Visigorhorum 9, 2 tins, estaba formado por militares de carrera (los antrustiones) dirigidos por poderosos (Ios leudes), que a menudo residfan en la corte, Estos militares fcrmaban esencialmente tropas de caballerfa mas 0 menos acantonadas en los pagi y puestas bajo las ordenes de los con- des”, Debfan ser soldados 2 sueldo del fisco, pagados por los recaudadores 0 agentes res- ponsables del fisco, hasta un tercio de los ingresos totales del Estado, dinero que algunos debfan invertir en Ja adquisici6n de tierras". Agentes de la administracién central, como el comes stabuli, y local, como los obispos, comites civitates y annonarii, se encargaban de proveer a las necesidades de estas tropas (salarios, medios de transporte, alojamiento, apro- visionamiento, equipamiento, etc.) siempre a cuenta del impuesto”. En principio, no se efectuaban reclutamientos masivos de hombres, pero, en circunstancias excepcionales, podia exigirse a los militares convocados (duques, condes, gardingos, siervos fiscales) que acudieran con una décima parte de sus servi armados, segiin la Ley de los visigodos. El Estado se haria cargo de su manutencién", Sobre el papel, no parece haber, pues, podero- 7B, 8, BACHRACH, Merovingian Miliary Organization 481-751, Minneapolis, 1972; para la organizacin militar de los osttogoos véase H. WOLFRAM, History ofthe Goths, Berkley-Los Angles-Londres, 1987, y para una vision general dela cuestn en el Occidente germnic, DURLIAT, Les finances, pp. 122-128 “En una célebre carta, Casiodor indica al prefect del petorio que ls tertiae (se supone el trcio del impuesto destino al ejtcito ostogdo) que los habitanks de Catalin pagaban cada alo, en adelante ya no se Buen como tals sino englobedis en el montante del impuest. Yaiade, como jusicacién, que, cumplendo el possessor con su deber para con el ico, no le importa saber a qué title efectia los pagos: Praecelsa magniicen- fia ua quod a Cataliensibus inferchatur generetertiarumf facat ann singuis in tributaria summa perso (Quid enim interest quo nomine possessor inferat, dummodo sine inminutione quod debetur exslvat? (Magni ‘Aurel Cassodari Variarum librt XI e8. 3, FRIDH, Turbout, 1973, 1, 14). Cao por DURLIAT, Les finan: Ces, p. 123 n- 8 El texto podria indir que el impuesto es el mismo para el conjunto de ls ciudades pero que en funcign de las necesidades del ejrcito, seg donde se encuentren los efetvos, los gastos militares el ercio dela reeaudacidn global) podran ser transferios a determinadas ciudades. De un texto de Gregorio de Tous se deduce también que los responsbles de la administraciGny del ercito, como el comes stabuli Sunegisilo elrefrenda rius Galomagno, plan recibir en pago de servicios eras del isco, es decir, renlas deters scales como sala Fo, que pdian sels retiradas por dsposicion del monara: At vero Sunnegisius et Gallomagnas, privat a rebut {uas.a fico meruerant, in exilioretruduntur (Gregori episcopi Turonensis 9,38). * Gregorio de Tous proporcionainformacién de la cual se puede deduct queen la Glia merovingia cones y diuques mandaban ls opas euyaorganizaciony recutamiento se efectunba por territorioscentados en cudades y oganizados en provincas: Berafus vero du cum Toroncs, PectavisAndecavisqu atque Namnetcs ad termi rum Bitoricum vent. Desiderius ero et Bladastis cum oni exerci provintiae commissa ab aia parte Betori Cum vatlon (Gregori episcopi Turanensis 6,31), Los obspos, como responsables de a adminisacin ens ce dades, también debian jugar algn papel en la organizacién y mantenimento de! ecto. Ast cuando Gondovaldo, hij del rey Clear, desembares en Marseila para hacerse con el poder, el obispo de Ia ciudad le procurs caballo, Guid porué ello formaba pate de ss funcones: nde at ferunt, post muta tempora a quodam imitaus, 1! ve retin Gals, Massila adupulsus, a Theodoroepiscopo suscepts et. Ab eadem etiam accepts aequitibus, Mum nolo duciconiunctus es (Idem 6,24). Ente lo vsigodos comespondia el suminist0 del ercito en as cides al ames cvtatsyalannonarin © dispensatorannone; peo el lexslador prevey la posibldad de que esos agen tes fataran asu cometido, hecho que los soldados deberin denuncar al conde de su ecto: Quod si contigei wt dquerelam deponant (LegesVisigothorum 9, 2,6) Decretospecali decernimus, ut, quisqis ile est, sive sit dx sive comes atque gardingus, seu st Gothus cst in exerctum progressurs, decinan partem servorum suorum secum in expeditione belica dacturus accedat (idem 9.2, 8) 128

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