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JAVIER MURILLO DE LA ROCHA Bourvia y CuILe: UNA VECINDAD FRACTURADA SeSeSSHSSHHSeeeeseeseeseeoveerveserr"r"*e”**”” a¢ a a) bee ie ero eo pao ee ie ® eed -. & ee ree ee ee oe ae Sd ee L-® @ oo REFLEXION INICIAL una suerte de sino laberintico sobre el pro- blema maritimo boliviano, Desde hace 125 afios que transcurren desde Ia Guerra del Pacifico y 100 del Tratado de Paz, Bolivia vive. geograficamente enclaustrada. En ese lapso, de més de un siglo, se han intentado, sin éxito, muchisimas tratativas con el propésito de poner fin al encierro boliviano, mientras que los dems conflictos regionales han ido resolviéndose progresivamente. : La integracién regional tenfa el desafio de inaugurar el nuevo milenio con una agenda liberada de las controversias histéricas. Los esfuerzos realizadlos por algunos pafses permiticron que, hacia fines de la centuria pasada, quedaran superadas las disputas territoriales en cl Ambito regional, algunas de la cuales provocaron, incluso, guerras internacionales. No pud6;'lainéntablemente, cumplirse jticl reto sustentado en un ideal integrador, porque, mas alla de 1a in sobre la validez’formal de los tratados, sigue per- diente la demanda boliviana referida a su reintegracién maritima. n originada en el siglo XIX tuvo que transferirse, i comprensiblemente, a laagenda de Ia era que comienza, Se han escrito miles de textos, de variada amplitud y profundi- dad, con todos los enfoques y proptestas imaginables para encon- trar la clave que permita superar tan intrincada cuestién interna- nial. Las hibliotecas de Bolivia, Chile y Pert, y aun de otras wciones, se Gncuentian abarrotadas de esté vatioso matetint: Re- sultaria iluso, entoncts, pretender que todavia sea posible aportar con enfoques novedosos o Aspectos no revelados. ‘Aun asi, hay percepciones distintas y maneras diferentes de or denar los datos e interpretar las experiencias. Siempre se puede IRowavia y Cnt UMA VEEINHAW FRAC TURAIA recuperar aspectos esenciiles, que han podido perderse, til vez, en la profusién de tantos volimencs publicitdos. De otro kado, po- dea resultar itil también insistir en cl andlisis cle las causas que obstaculizaron cl camino de la solucidn papa cf enclaustramicnte boliviano, identificando, al mismo ticmipd, los clementos y cit- cunstancias que, en determinados momentos, permiticron avan- ces sighificativos. Ello posibilitara peyseverar dlescle una perspecti- va mys clara, que enfatice en el contenido realista de las ini para apartarlas de las utopias, y evita MAY se sera cl sentido principal de estas Iineas, sin perder de vista que la solucin de las controversias territoriales ja elresultt- do de la yenialidad de los planteamientos, porque viclacl, cen esta materia —que se invoca tanto—, no reemplixza a la vol tad politica, que se nutre de intereses concretos, y ex dispensable para poner: fina los diferendos, Lo anterior, vale decir la falta de esa voluntad politica, no ats buible a Bolivia, se muestra recurrentemente como una de las constantes en el proceso diplomatico referido a las negociaciones para terminar con el enclaustramiento maritimo boliviano. Alli re- side el vector que permitiré encontrar la salidaa ese porfiado labe- rinto. El factor insustituible. Su basqueda s6lo concluird cuando se haya satisfecho la indeclinable demanda boliviana. Ese es un he- cho comprobado. Entonces, y no antes, se dejara de escribir sobre el retorno de Bolivia al mar. {3 Cabe destacar una precisién de enorme relevaneia: no son los ‘pueblos los que determinan las vias de la confrontacién. La res- > ponsabilidad es de los gobiernos y sus dirigentes, de quicnes to- man las decisiones y-se. equivocan, con frecuencia, generando ‘comportamientos colectivos que nada tienen que ver con la voca- |» + eién espontinea de las gentes que viven a uno y otro lado de las fronteras, y-que, en la mayorfa de los casos, estén siempre dispucs- tas a entenderse ya colaborar con el vecino. En consecuencia, la permanente referencia a Bolivia y Chile, en este texto, se hace jocsasalvedad. «: i 102 BAne BrAsTA? POOH OVE YUKU UYUHDS sy PABA LA LMAO OL LLL LLLLALELALELELEERLE EOP ROLLE PEPE | ee) we ew > koe ee eo ee a) es we eo ee ee ‘ & ‘ be & b ¢POR QUE FUIMOS ENCLAUSTRADOS? 1904-2004 Retrospectiva 1 Ens ticiimente comprensible que bolivianos y chilenos manten- gan posiciones diametralmente opuestas respecto del Tratadd suscrito el 20 de octubre de 1904: Visiones distintas y encontra- das. Para unos significé el ctimplase de la derrota, el despojo y et enclaustramiento. Una suerte de tikase con ropaje juridico, qué el vencido debia aceptar sin posibilidad de resistencia, Para los vencedores representé Ia anexién de nuevos y extensos terri= torios, los medios y recursos para potenciarse, y el espacio vital que los liberarfa de los temores que tanto atormentaban a Diego Portales. . i Ese momento aciago para Bolivia y de regocijo para Chile, colo: * cé Ia barrera que ha impedido, en los tiltimos cien aiios, una rela- cin solicaria y cooperativa entre ambos paises. ¥, mientras siga in- célume, anulari cualquier intento por cambiar las cosas. No ¢s una percepeién pesimista o exageradamente subjetiva. Es, lamen- tablemente, tin dato hist6rico incontestable. Cémo se pueden - modificar estas circunstancias adversas? Tal es Ia interrogante que no ha podido contestarse en esos cien afios. : Quizai sea menos dificil hallar la respuesta, si tratamos de com- prender mejor Ia naturaleza y magnitud de Tos obstaculos que im- piden alcanyar In reconciliacign, Pero. toslo.aniilisis debg tener UP , punto de partida, un elemento que sea el referente, la brijjula que seiiale y ordene el proceso. Su biisqueda, nos sugiere otra pregun- ta insoslayable: ¢Le interesd a Chile la reconciliacin con Bolivia? . vexsi, pero en qué férminos. Si son los mismos que empujaron a este pais a desembartar stis tropas en el litoral boliviano, como 103 Douay ocurrié cl 14 de febrero de 1879, tales condiciones seri inaceptables para Bolivia. Pero no es serio ni constructivo comenzar con preconceptos. Veamos, brevemente, lo que nos dice ¢ pasudo a aves de los cpi- sodios mis relevantes, y qué se desprende de Ia interpretacién de Jos mismosy de las necesarias reflexiones. Para ello, la relacién cronolégica de los antecedents no es lo fundamental, aunque inevitable, cn la medida en que sin ella no se pucden identificas, con nitidez, aquellos momentos en que pir do avanzarse en procura de superar la secucla del «casus belli», originada por el conflicto iniciado en 1879, para separarlos d ‘tapas criticas y, de este modo, tener una visién mas precisa de lo que sigue obstruyendo la oportunidad de que dos naciones hagan desu vecindad geografica un espacio de integracisn. Esta forma de abordar el tema resulta esencial, porque los pro- blemas y conflictos se resuelven cuando cambia la mentalidad que impulsé las decisiones que los originaron; lo cual no significa, ob- viamente, que consideraciones dle caricter moral 0 fundadas en la Justicia, se coloquen por encima de los intereses dc los paises. Tal cosa, sencillamente, no ocurre en materia internacional. Pero, en , es perfectamente posible que tales intereses puc patibilizarse de distinta manera: en un marco de benclicios reci- procos:y no bajo la légica de hacer que unos subordinen a los otros. Las pugnas hegeménicas han hecho y siguen haciendo mu- cho daiioa las relacionesjentre los Estados. siempre : 1904 El Tratado suscrito el 20 de octubre de 1904 estaba destinado a reflejar, en sit espiritu y contenido, los objetives que Ilevaron a Chile a desatar la Hamada Guerra del Pacifico, a consolidar sus re- -sultados. “Su meta principal era anexar definitivamente los tervitorios conquistados, Establecer los nueyos limites, esto es, scfialar los es pacios hasta donde se extenderfa el poder soberano del vencedor, a quien, por lo visto, no le interesaba asegurar las condiciones que promovieran hacia adelante una relacién de vecindad normal con eevee ev euwE ae een ee nen eee eee eee eennee.eeseoeeeecanceceneeae Pee ree ewe Jove Monni.o oe La Roca Bolivia. Ello explica el hecho de que, a pesar de Hamarse tratado de pazy amistad, sus cldusulas no traducen el concepto de vincula- cién fronteriza o de la biisqueda de una relacién cooperativa. No hay prescripciones en su texto encaminadas a promover y alentar el intercambio entre las respectivas’poblaciones. El criteriofes marcadamente delimitatorio, restrictivo y excluyente. Sus térm nos tienen un efecto de tapiado que, finalmente, colocaron las ba- rreras de separaci6n entre los pueblos boliviano y chileno, que hasta hoy no han podido removerse. . ‘ El Tratado de 1904 es, en realidad, la tiltima etapa de un proce- 80 que se inicia, por lo menos 70 aiios antes, Chile nace a la vida republicana con un territorio que le restilta reducido en espacio para la proyeccién de sus aspiraciones y, ade- mas, aprisionado entre el Océano Pacifico y Ia Cordillera de.los Andes. Es una franja angosta, con una anchuira maxima de no mas de 430 kilémetros. El polo antértico al sures una zona ignota cuya ocupacién plena sera costosa y dificil. Los recursos naturales que Chile requiere para financiar su crecimiento econémico de mane- ra sostenible se encuentran al norte, pero mis allé de Copiap6,'¢s decir, mis alld de sus limites. Paralelamente, peccibe como una sc- ria amenaza para su seguridad externa e interna la posibilidad de un creciente desarrollo de sus vecinos, especialmente de Argenti- na y Pert. Sus objetivos prioritarios, que revisten carécter de ur gencia, sc orientan, en consecuencia, a superar esos factores que Te son adversos. Pata ello recurrira a'todos los medios. ive Chile se siente vulnerable geografica, econémica y politica: mente. Necesita, con urgencia, aclarar sus fronteras con la Argen: Una en el extremo sur del Continente. Su produccién minera é insuficiente. En el sector agropecuario no puede competir cori sv vecino, cuyo crecimiento y poderfo'se incrementan acelerada mente. Al propio tiempo, observa con enorme recelo la. posibili dad de que las afinidades histéricas, culturales y ancestrales entr( Bolivia y Péri, pudieran reflejarse en sicuerdos politicos. Esos te mores alcanzan su nivel maximo entre 1836 y 1837. a Aquellos aii6s, el estidiéra y Mariscal boliviano Andiés de Santi Cruz logra, al fin, concretir la Confederacién Perti-Boliviana,-in terpretando viejos anhelos secularmente enraizados en ambas na ciones. A pesar de que se trataba de un propésito de integracién 105 Uouavta ¥ Gas Ura eecanats HAC TUNAD A concebido en el lenguaje y el espfritu de la época, y que Santa Cruz mostré siempre grandes consideracianes hacia Chile, este pais vio en la Confederacién uu peligro y yn obsticulo para st avances hacia el norte, hacia donde se encpntraban fos grandes depésitos de fertilizantes naturales (yuuno y salitre), ef bo azufre, la plata y el cobre: los recursos para levantar sun nomfa y asegurar su prosperidad. Desde ese mismo instante, destruir Ia Confederacién se con- vierte para La Moneda en una razén de Estado. El Almirante Ma- nuel Blanco Encalada, a quien se encomienda la campaiia militar, recibe directamente de Portales las instrucciones para ese objeti vo. Los términos no pueden ser mils claros: «a posicién de Chite— dice et documento— frente a la Confederacién Peruano ~ Boliviase es in- sostenible. No jruede ser olerada ni por el pueblo ni por el gobierno porque ello equivaldria a su suicidio, No podemos mirar sin inquiatud y les mayor alarma, la existencia de dos pudblos confederados, 9 que a lu large, por le comunidad de origen, lengua, hdbitos, religién, ideas, costumbres, forma- rén como es natural un sélo nticleo. Unidos estos dos estadas sertin siempre és que Chile en todo orden de cuestiones circunstancias».Y dicha carta sentencia sin ambages: «La Confederacién debe desaparecer para siem- pre jamds det escenario de América, (..)ésta debe ser su méxima ahora, y Gjalé fuera lade Chile para siempre». | Blanco Encalada es vencido en Paucarpata, y Santa Cruz, cn un gesto que algunos historiadores interpretan como expresién del sincero aprecio que sentia por el pueblo de Chile, antes de dar el _golpe de gracia a un ejército que venia derrotado, prefirié suscri bir un tratado de paz, que no evit6, por supuesto, que dos aiios més tarde, en 1839, el General Manuel Bulnes destruyera, sin con- templaciones, ala Confederacién. Se cumplié asf el desideratum de Portales, quien habia muer- to, en junio de 1837, a manos de oficiales insurrectos. Sus desig- nios, empero, perdurarfan en el tiempo, bajo la consigna «divide ctimpera», Los depésitos de guano y salitre, que se descubren en el litoral Doliviano, adquieren un valor incalculable, Las cansaclas tlerras le ‘Europa producen ¢osechas cada vez muds escasas. Todaviai no se hi bian inventado los abonos artificiales, cosa que ocurriria, gracias a jos alemanes, después de la primera guerra mundial. a8 4 SRV VOHVUVUVOVEVDOYHYYD * mAARADARAAR eee an te nee nen eevee ereeee ses TET TELE Tee Javiex Munto neta Roots Contempordneamente se inicia la penetracién pacifica. «La pe- netrackiin del desierto nortino se habia iniciado en 1846, cuando wna com- paria chilena empezé a explotar el guano en Mejillones. Hacia mediados dela década de 1860 comenzé en Antofagasta la explotacién del salitre, y ‘mn los aiios siguientes, se descubrié el mineral de plata en Caracoles», «li {as actividades atrajeron a ta provincia boliviana de Antofagasta fuertes inversiones tun considerable fu de poblacién, de manera que, hacia fr nes dela década de 1870, aquelta regiGn estaba poblada en su mayoria por chilenos y habia desarrollado una importante actividad econémica. Por otra parte, la iniciativa chilena también se habia extendido, aunque en ‘menor grado, hacia las salitreras de la provincia peruana de ‘Tarapacé.» Es en esta época en que aparecen los filibusteros transnaciona. les, quienes comienzan el hibil juego de hacer parecer sus inte- Feses mercantilistas como inseparables de los intereses nacionales! John Thomas North fue, sin duda, el mas conspicuo de todos. Es evidente que en el llamado ciclo econémico basado en Ia explota- cién y comercializacién de la plata, el cobre y el trigo, tales opera" ciones estaban en manos de chilenos, mientras que «en el caso del salitte, tas paserom casi enteramente a ser propiedad de capitales extran- Jers —principalmente ingleses— primordialmente concentraitos baja el Control del monopotio organizado por North. Portiltimo, la importancia dé {a industria salitrera y la vastedad de su red de mercades, transportes ¢ in- fereses financieros, la convirtieron en un gran negocio internacional. ‘En forno a éi se movian los intereses econémicos y diplomaticas de Inglat Francia, Alemania y los Estados Unidas, como queda claramente demas: trado en la Guerra del Pacifico y en la Guerra Civil de 1891»2 Estos avances en direccién norte, principalmente hacia el de- sierto de Atacama y Antofagasta en territorio boliviano, y Tarapacht bajo soberani peruana, aumentaban en intensidad en Ia misma medida en que declinaba la economia chilena. El ciclo de Ia «eco- noma port iniciado en 1831, estaba, en efecto, llegando a su fin, «dlecayé y entré en crisis en la década de 1870s...) «los pilares de Inexpansitn econémica —colm, plaiay tr ‘avage mixin, inieiaron tom la crisis ile es de deterionam S : ELEstaclo chileno estaba quedindose sin recursos. El panorama era desolador para su econdmia si se tiene en cuenta que «el precio del trigo en el mercado internacional entré en ven largo periodo depmesivo, 107 ota y Ces UNA VECINDAD FHAGTURADA & ¢€ € € consecuencia de la compelencia com nuevas z0ns de cultivo més producti- e cas: Argentina, Estados Unides, Australia, Ucrania, Canada. Estas se i “fueron. incorporando a la ‘tconomia mundial como consecucncia de los & ‘grandes adelantos téenicos en Ia agriculture y los (ransportes terrestres € aesritimos. Algo similar ocurris con el cobre, que vepresentaba més de la . mar las exportaciones, 9 cuyas precios cajran vertcalmenté partir viel maximo alcanzado on 18724 CZ iiss intereses coludidos de especuladores extranjeres Y de los Ps seguidores de Portales, con Ia activa cipacién del capital «| ‘rensnacional, decidieron, en consecuencia, busca ntievas fuen- nas ul norte, cn cl Nor € tes de recursos. Pero habia que obtenerlos te Grande, Sélo que sc hacia indispensable sortear unl icultad, ec tmenorme escollo: las fronteras de Chile legaban hasta celvalle de ‘Capiaps, y las riquezas estaban en el desierto de Atacarmls terri toro Loliviand, y en la provincia de Tarapacé, en suclo del Peri. dido entre 1840 y 1874, se producen ‘En el perfodo compren dos episodios que revelan las intenciones chilenas de apoderarse de la riqueza salitrera y de los yacimientos mineralgicos descu- biertos en territorio boliviano. El gobierno de Santiago contaba con informes veraces que di ban cuenta de los fabulosos depésitos naturales de guan® que exis- Tian en Atacama. De manera que, en 1842, con el fin de gener . Man Serie de confusiones respecto de los derechos sobre dicha re- gidn, hace aprobar una ley incorporando al dominio del Estado, sin més trdinite, las guanéras de Coquimbo'«del desierto de Auica- «Sin im los reclamos diplomaticos de Bolivia, respondié 1a Mone- da que «estudiaria el asunto a fin de obtener la modificacién pedi- “ia. Se entendia de tal respuesta que el gobierno estaa dispuesto aa gestionar ante el Congreso una ley rectificatoria. «Pero al ario si- aquiente, en 1843, en lugar de cumplir su afrecimiento, dispuso la creacién xeeta provincia de Atacama, con la ostensible finalidad de introducir una confusién con el Atacama bolivianon > P| segundo acto en el escenario expoliatorio tiene lugar en _- 1886, Bolivia vivia por entonees una de las épocas mis dramiticas ide ou, historia. Sometida por un temible personaje, Mariano Mel- * garejo, estaba expuesta a Jos peores descalabros. Este soldado tos- Pewee UTHHBVYVYYHYE , AABBAKA Voveeeee ae Go y atrabiliario era capaz de cualquicr tropelia. De un cardcter > inestable; era propenso a cometer los mayores desatinos. Sin em- tia end ent co ee HHHHLAHHHOHMHHHHHEOOOKEETEOCERCECECEEEEES a lat ae Javiex Aunn.9 0& ta Rociia ere dl Dargo, se somctia obsccuentemente a Ia lisonja y los halagos. Ese rasgo de su caricter se explica por la necesidad que siente de ser reconocido por la sociedad que lo rechaza. Chile comienza, sin demora, a explotar y obtener ventajas de las debilidades del tira- no. Se lo designa General del Bjército de Chile y se encomienda al nuevo plenipotenciario en La Paz, Aniceto Vergara Albano, para que le entregue personalmente el uniforme. El diplomatico cum- plea cabalidad su misién, eficientemente secundado por su secre- x Walker Martinez, quien se gana Ia total confianza y patia de Melgarejo, al punto de que ¢s nombrado su Edecén honorario. Mas tarde el propio Vergara Albano seria designado tro de Hacienda de Bolivia (quien se siente impedido de ejercer) y luego su plenipotenciario en Santiago. Semejantes des- propésitos dan Ia medida de los desvarfos de Melgarejo, «Mientras crefamos adquirir un. aliado itil en el gobierno de Bolivia —omentabe el escritor y diplomético chileno Ramén Sotemayor Valide— nos echibamos encima el odio de todo el pueblo boliviano que, al menos con apariencia de razén, nos creta cémplives de st infortunio, al vernos prodi- gar nuestros aplausos al gobierno de diciembrer.® S ‘La expresion de gratitud de Melgarejo a tales halagos le cuestaa Bolivia Ia pérdida de cuatro grados geograficos, que es la conse- cuencia del Tratado de Limites firmado cl 10 de agosto de 1866. ‘Como bien subrayaba Jaime Mendoza, citado por el ilustre diplo- mitico ¢ historiador boliviano Jorge Escobari Cusicanqui: «Zn et fondo, Chile por medio de este Tratado habia avanzado cuatro grados ge0- ‘gréficos desde su limite tradicional en Copiaps, 0 sea desde et 27° al 23°; puesto que aunque se hubiese acordado el paratela 24° como linea divisoria ‘entre las las paises, la mancomunidad pactada en el articulo 2 dek Tratado daba yaa Chile una semisoberania hasta el 23%, toda vex que Bolivia no po- dia liacer la explotacién le minerales, ni mangjar su aduana, ni disponer de ese tertitovio sin la intervenci6n de Chile. En cuanto a la participacion de Bolivia hasta el paralelo 25° (en dicha explotacién) era simplemente nomi- nal; no habia productos dle cuenta para explotar en esa zona. Las verdade- Lore nas riqueaas estadeen.en el gradoi23*...»,:alil negocio era-prara Chilees: El tratado de 1874, buscado con afin por la diplomacia bolivia- na, en procura de modificar, asf sea en parte, los términos del instru mento suscrito en 1866, si bien, menos desventajoso, s6lo consiguio confirmar cl paralelo 24° como el limite internacional entre los f ee \ eeueiad — Seebius PCCP RA RAe we Ae ee ee 2eeu wre re beeseises SSSSCSCSCSCSESSCESVTesesesTeerVvseeserservserersesereee” eee woe LUNA VECINDRD HHAGTURADA Bouwa yo dos paises. Bolivia estaba consciente de su debilidad para seguir frenando las presiones sobre su territorio eqstero y pens6 que la cesidn de tres grados geograficos saciaria la geofagia que la acosa- ba desde el sur de su frontera, Un lustro mas jarde supo que habia estado profundamente equivocada. " ‘Un aiio antes, en 1873, y ante los empujes cada ver mas aucaces de Chile hacia el norte, Bolivia y Pert suscriben un Tratado de ‘Alianza Defensiva con el fin de «garantizar mutuainente ste indepan- ldencia, ste soberaniay la integridad de sus territarios nsspectioo decisién por supuesto que alarma enormente a La Moneda, a pe sar de que se trataba, en efecto, de un pacto cminentemente de- + fensivo. Los avances no eran de norte a sur, sino a la invers: otras palabras, no hay hecho alguno, ningdn antecedente his co que registre actos o presiones desde Tarapaci o Antofagastt, ¥ que:hubieran intentado trasponer los limites de Copiapé, y, por otra parte, el pacto sélo podia activarse ante un flagrante acto cle * agresi6n y no antes. La histpria lo ha demostrado. “Es mis, el Presidente del Peri, Manuel Pardo, desestimé la “compra de dos blindados,” desaltuciando 1a gestién previsora adoptada por el gobierno de Balta, pensando que el dislogo per- mitirfa alejar cualquier peligro, especialmente, luego del Tratado de Ifmites suscrito por Bolivia en 1874, y el efecto disuasivo de la ‘controversia territorial de Chile con la Argentina. El Mandatario peruano llegé.a decir «mis dos blindados son Bolivia y Argentina». Fatal error de calculo.s* % - 7 : =“ Contemporéneamente, como se ha visto, Chile, gobernada por el Presidente Anibal Pinto, enfrentaba una crisis econémica cada vermis aguda, la misma que, de acuerdo con las crénicas de Ia época se habia originado en Ia tiltima fase de la gesti6n de Erréza- ‘plz Zaviartu,-agravada por la depresién mundial que s¢ inicié en * 1873 y que afecté severamenté a Chile en 1876. «Se produjo escasex 2" del circulante, a causa de la baja del precio del cobre y det trig, y de la fuer- te exportacién de la moneda de oro y plata, que los enypresarios se vieron obligadas a hacer para pagar sus compromisos en Europa. Por otra parte, ad pats siujié-un inicio de art Uuiviso (1877), cont inundaciones que des- truyeron las cosechas, corlaron los caaninos y las vias féreas. Ademds, en inayo se produjo tn lerremolo frente a las costas reruanas, que fects tam- bién a los puerios chilenos det norton.” 110 se e & e « e e e e & e © © © © © © © «© © © © © © © © € © © © © © € € © « € € © € «@ e @ « « Javina Munnto 91a Roca EI Presidente Pinto Garmendia se lamentaba en sus apuntes personales: «La sitwacién econdmica del pais es muy mala y la perspecti- vaes de empeoramiento no de mejoria, La cosecha ha sido pésimay el precio del cobre en Europa baja como nunca. Un aiio malo sobre una sitwaci muy delicada ya no puede dejar de producir fuertes influencias. Si algiin descubrimiento minero 0 alguna otra novedad por el estilo no vienen a me- jorar la situacién, ta crisis qrte de aitos se estd sintiendo se agravard.«gEn qué pensaba el Presidente Anibal Pinto ® Segiin Ia misma fuente consultada; el Presidente Pinto tenia buenas razones para escribir de manera tan pesimista a fines de 1878. Pero «gen qué pensaba el Presidente cuando escribid?: si algiin des- cubrimiento minero 0 alguna otra novedad por el estilo no vienen a mejo- rar la situaciOn, la crisis que de aitos se esté sintiendo se agravard. gPen- saba en el yacimiento de salitre en las inniediationes de Taltal, en territorio chileno, como el descubrimiento que le permitiria al pais mantener su cone- xiéin externa y sortear las desafios planteados por la crisis? gO pensaba en los yacimientos de Antofagasta, tan bien conocidas por su cercano Prancis- co Puelma? 40 en los de Tarapacé? en’ donde otros cercanos a é! —Blas Cuewas, Roberto y Tomas Délano, Rafael Larrain, José Gabriel Palma y Jo- sé Manuel Balmaceda— habian realizado inversiones a comienzos de la década de 1870». La'respuesta est mas que clara. El alivio a las tribulaciones del Mandatario chileno y los recursos para recuperar la quebrantada economia de su pais, estaban al norte del paralelo 24°. Esa «algu- na otra novédad por el estilo» era, sin duda, la guerra de conquis- ta. Yasf fue. teria el estallido dela Guerra del Pacifica lo qnee permitiria la recupe- racitin econtimicn, al demandar et gército en campaita insumos alimenti- cis y mannficcturas. «A partir de 1879 la anexién a Chile de los territorios de Terapacé Antofagasta permitié que el gobierno tuviera un ingreso fiscal ascendente por el cobro de derechos de exportacién del salitre, lo que produjo wna hol- iguva econimica sin precedentes hacia el final del mandato de Pinto» ° Chile sabe que né puede esperar masy acelérastis pines: Pero + sabe también que primero debe solucionar cl diferendo con la Ar- gentina sobre el territorio de la Patagonia. Se empefia, a marchas forzadas, en este prépésito, y zanja temporalmente el problema nte un acuerdo pata someter la controversia al arbitraje = 7” e = _ e av Cina: Una vn Pena a o . * e internacional. Haba Hegado la hora. Dos meses miis tarde se produ- ov cela ocupacién armada del litoral bolivigno, ¢| 14 de febrero de 1879. a : Desde hacfa algtin tiempo los estrjuegay de Santiago estiaban a 4 < tratando de encontar algan justificatiyo para invadir Antolagasta, . b e pero no les resultaba facil, aunque, en tiltinto término, la. falta de | eu oe un pretexto, por absurdlo que fuera —como de hecho lo fue el del oe e impuesto de los diez centavos por quintal de salitre exportado—, o> ae € no habsia sido dbice para que se perpetrara la agresion. En esc na e afin se pensd, incluso, que podria servir a ese fin ka circunstanc! ae F de que Antofagasta y otras localidades del litoral boliviano cont a © ran con poblaciones conformiadas 1 i nite por ciudada- a= a e nos chilenos, cuyos derechos se «debia proteger»; aunque valya la - e precisién de que eran, precisamente, estos ciudadanos los que oem 7 € plotaban y exportaban ilegalmente los nitratos y minerales dle la wee F e zona, sin que tuvieran control ni queja alguna de malos tratos por a é parte de las autoridades bolivianas. Apunta, al respecto; cl destaca- : ok do periodista chileno Juan Carlos Medina, en su articulo «La Ver- A ie © dad en el Problema de la Mediterrancidad de Bolivia»: «Dicen que a- pw € el territorio era tan chileno que alli habia un 93 por ciento de ellos y sola- ae e mente un 2 por ciento de bolivianos. Es cierto, pero para ese infimo dos por i: th € ciento habia un destacamento uniformadoy flameaba una bandera que no a= ie e era la chilena, A nadie se le hubiera ocurrido pensar de que Alemania re- ee . 3 clamara para si el lerritorio de Osorno'y Valdivia en el sur de Chile, por et 4 € hecho de queen el siglo pasado, en ta segunda mitad, habia allé solamente « alemanes» 1° % . a € El hecho es que una empresa privada (Compania de Salitres y a € Ferrocarril de Antofagasta),venfa explotando las salitreras de Ata- x € cama, al amparo de una de las cldusulas del Tratado de 1874, por he p= a cual Bolivia «se comprometia a no elevar durante 25 aiios los oe ; impuestos a personas, industrias y capitales chilenos». Mediante_ fs < ley de noviembre de 1878, a tiempo de aprobar los privilegios de de € que gozaba la citada Compaiifa, el gobierno boliviano, luego de o « llegar a un acuerdo transaccional con aquélla, fjaba, como con- b e trapartida, un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre ex | e portado. «Como se ve—subraya el historiador y tratadlista José Luis: Roca, en un ensayo reciente— el impuesto no era para todas las com- 8s paitias chilenas 0 extranjeras, que las habia muchas, sino para la mds po- | am ‘erosa de elas con la cual el Bstado boliviano tenia suscrito, directamente, | le? \ de IL t LAURER Reae a ee ee eee | aoe “iy st eeeeuud FRPP RRR RRR Ree aa & Joview Muntiio ora Roca convenios privilegiadas como ser el page, por parte de la empresa, de sél0 .. 40 bolivianos anuales por'estaca de caliche en explotacién. En su momen- to, la compaitia afectala acept6y formé esas condiciones, pero tego reluis6 camplir to acordadom. Se trataba, obviamente, en el peor de los casos, de un litigio en- tre la compaiifa y el Estado bolivinno, que debia sustancinrse por Ja via judicial ordinaria, conforme a los preceptos del derecho in- terna ue La indicada empresa no sdlo se negé a pagar el impuesto y se resistié a los requerimientos legales, sino que, sorpresivamente, invocé la proteccién de Chile, y su gerente (Jorge Hicks) «se mfigié en el acortzado Esmeralda de la armada chilena», que con sospechosa oportunidad se encontraba en el puerto de Antofagasta." El exiguo impuesto de los 10 centavos sirvi6 de causal, y se invo~ 6 como legitima raz6n para desatar una guerra internacional. No ‘a, por suppuesto, proporcién alguna entre la causa y el efecto. Porque, el mévil era otro muy distinto. Tanto es asi que Chile, an- tes de los seis meses de haber ocupade cl Litoral boliviano, decre- . puesto de 40 centavos por enda quintal de salitre expor- tado por tal territorio.!? \ oa Un gravamen miserable de 10 centavos era causa para decretar tuna guerra si lo establecia Bolivia; pero,'en cambio, un cobro de cuatro veces mas-era perfectamente legitimo sf lo hacia Chile.“ Bolivia debe afrontar In contienda”précticamente inerme.:El Pert no est inucho mejor pertrechado. Cumple su palabra empe- finda en el pacto defensivo, aunque tal decisién produce opinio- hes encontradas en Lima, Lo hace, es cierto, porque hay un trata~ dio con Bolivia, pero, porque sabg también, que Tarapacd esti en la mira y porque seguia vigente cl desiderdtum de Portales que destruyé ta Confederacién Peruano-Boliviana, como parte de un objetivo geopolitico de primacia en el Pacifico Sur, doncle buscar ba, ademis, reafirmar st predominio comercial y asegurar 2 Val- iso tuna posicién de privilegio en dicho comercio. registro histérico. El détalle de las acciones ‘bélicas no entra en la Teanitica de este texto, La detrota era inevitable. Et historiador chi- Jeno Benjamin Vicufia Mackenna describe muy bien Ia situacion del cjército alindo, de la que dice: «Su personal lomado en conjunto, Los ineidentes de wha contieridaltth desigual fortnian paite del” Ibouavia ¥ iit: UNA YEEANDAD PeAEKADA como ontidad militar era digno de respeto; pero a diferencia del de Chile, no tenfa armas, ni municiones, ni viveres, ni dinero, ni movilidad, ni relira- da, Tarapacd era una tumba. Estratégicamente hablando eva. apuil un dirctoperdide porque no tenia basede operaciones, ni ineas deanna iin, ni i escaper. * Chile, ademas, no estaba solo. Entre 1860 y 1870, Gran Bretaia le concedié_préstamos por cientos de miles de libras. Los in- tereses del capital transnacional —ya se dijo—se dicron m ra consubstanciarse con los del pats. « Todas los meses tn es la armada brildénica patrullaba la costa. fohn North, Uamado 11 Rey det Salitre tenia, obviamente, particular interés en colaborar con el ejévcito chi- leno en la ocupacion de Antofagasta ¢ Iquique.!> Las consecuencias de a derrota son mucho mas duras, en. dad terribles, para la Nacién boliviana. Los antiguos aliados acuer- dan, por separado, los términos de la paz. No tienen otra salida. © .#!Lo hace primero el Pert con la cesién a perpetuidad de la pro- * vineia de Tarapacé, lo cual se estipula en el Tratado de Ancén, sus- + crito en 1883. Respecto de las provincias de Tacna y Arica, se ap! zala solucién definitiva hasta que un plebiscito, decida cl destino de ambas provincias, cuyo verificativo debfa realizarse a los diez aiios desde la ratificacién del citado instrumento. Tal plebiscito ja- més tuvo lugar, y esta cuesti6n fue resuelta, en 1929. Tanto el Tra- tado de Ancén, como.el de 1929, tuvieron consecuencias funests ‘para Bolivia, «*: En abril de 1884, Bolivia no tiene més remedio que aceptar los términos del Pacto de ‘Tregua, que suscribe con Chile. La Paz esta amenazada desde Puno, Aqui comienza el triste historial del su- puesto libre consentimiento para aceptar los acuerdos que se su- cederan en las siguientes etapas. Lo refleja nitidamente cl escritor y diplomatico Walter Montenegro en su obra Oportunidades prerdi- das: efit litoral era boliviano y Chile lo sabe. También sabe que el Pacto de ‘Tregua y ef Tratado de.1904, fueron documentos suscritos por Bolivia en su condicién de pais vencido, obligado a aceplar las condiciones del vence- dor....»,, «Ya diclé sentencia definitiva en esta materia, el jefe Galo Breno, ‘que derroté é los"Yoinanas et ano 390 a." de JC»: «Hey de los vencidos», «La condiciin de los vencidos no ha variado». A partir de la ocupacién de los territorios conquistados y la consi- guiente explotaci6n de los reciirsos en ellos existentes, Ja economia lax aoe eeu VevvuBoL AAa Reed Enon RASA aT Javisu Mumine ne ca Roca chilena se recupera ripidamente. Los datos son elocuentes, y pro- vienen integramente dle fuentes oficiales chilenas, recogidos en Un siglo de histori: econémica de Chile, 1830-1930, de los investigado- res Carmen Cariola Sutter y Osvaldo Sunkel, trabajos que se publi- caron en 1982, con los auspicios del Instituto de Cooperacion Tbe- ana, * ican tales estudios que el «segundo ciclo de expansién y crisis comenzé a ines dle la décadta de 1860, con la explotacién tll salitre en el Norte Grande, y adquirié todo su empuje desde 1879 a vate de la Guerre del Pacifico, que incorporé definitivamente ata economia chilena la fabu- losa riquesa sclitrera, La procuccién del salitre regiré la economia del pats hasta la década de 1920, en que los primeros sintomas de decadencia anliciparon su crisis definitiva, que se desencadenaria conjuntamente con la gran depresion de 1930». ¥ continiia el andlisis subrayando que «después de la Guerra con Espatia se experiments un notable auge econdmico y financiero derivailo del reprunte de las exportaciones agricolas del comienzo de la explotacién, por mineros chilenos, del salitre de Antofa- asta en 1866 y los yacimientos de plata de,Caracoles en 1870, ambos en lervitorio boliviano». f iguiendo la informacién contenida en el citado ensayo: «Ales- tallar la guerra, gobernantes y politicos, banqueros y economistas creyeron que se les venia encima ta peor catdstrofe de la historia patria. Muy por el contrario, los negocios mejoraron répidamente; la economia nacional, en vex de drprimisse, entrd en un periodo de vigorosa expansion, hasta el pun- ‘0 de enfrentar los gastos de guerrra sin empréstitos externos y absorber 28 ‘millones de pesos de pepel moneda en tres atios, sin que se abatieran los cambios internacionales ni la moneda se depreciase en el interior en la mé- dida que todos tenfan», : # igtin remate més preciso para cerrar esté capitulo, que una de las conclusiones del indicsdo trabajo de investigacion, que no ha sido claborado por bolivianos. Dice a la letra: «Por consiguéente, Ja Guerra del Pacifico, en ta que Chile conquisté las provincias'de Tarapa- cay Antofagasta, no silo significé la adquisicion de un vasto territorio con diversifienda riqneza mineral y pesquera —buena parte dela cual ng Se ex: plotaria hasta muchas décadas después— sino que le entregé una indus- tria salitrera floreciente én la fase de gran expansién de sus mercados.* «La adquisicién de esta riqueza en plena prroduccién gravité enormernente en todos los aspectés de la vida chilena, tanto a corto como a largo plazo». 115 BBouivia ¥ CHILE: UNA VECINDAD FHACTURADA «Los responsables de dicha investigacién se ve que examinaron prolijay minuciosamente los documentos ofjciales de la época. De cellos surge la evidencia, reiterada en cada texto consultado, que la guerra habia sido provocada para apoderarse de la «riqueza fabur Tosa» existente en territorio bajo la indiscutida soberanfa bolivia na. Chile se habfa apropiado del futuro de prosperidad que le co- rrespondia a Bolivia, + Desde el momento mismo en que se produce la ocupaci livia pasa a ser un pais enclaustrado. Y, por lo tanto, de le. Se puede consentir libremente desde el encierro? En de Ia libertad reside la facultad para elegir, sin que ella esté sujetaa ningtin otro poder. gSe puede sostencr, en consecuen- cia, que Bolivia estaba en capacidad de escoger su destino cuando firmé cl Pacto de Tregua y el Tratado de 1904? La légica mas sim- ple exime de la necesidad de apelar a los argumentos elaborados. Es categérica: ambos documentos fueron impuestos en las condi- _ ciones mas duras. Jams un pafs podria aceptar él despojo de su li- ‘reer Ia libertad para consentir en perderla es el contra- "sentido mas grosero. .. Por lo demas, al gobierno de Santiago no le inquictaba en lo ‘mas _m{nimo mostrar sus intenciones y su impaciencia por lograr que se firmara el Pacto de Tregua. En carta dirigida por el Presi- dente Domingo Santa Marfa al Coronel Almeida, quicn se encon- traba a cargo de la guarnici6n acantonada en Puno, le dice: « Tene- ‘nos la puerta abierta para imponer nuestra voluntad en La Pax a fin de obligar a Bolivia que tome el camino de la razén.y dela derrota, con garai- Has y verlajas completas a nuestro favor».14 Gon esas ventajas completas, y bajo las mismas presiones, veinte ‘aiios més tarde, se impone el ‘Tratado de Pazy Amistad. ‘Ante la justificada resistencia de Bolivia de someterse a un trata- ‘do que le significard su encierro geogréfico, La Moneda intensifi- “ca sus acciones para doblegar la voluntad del gobierno boliviano. “~* Gomo parte de esa ofensiva acredita ante el gobierno de La Paz, a ‘Abraham Kéning, quien’ trafa instrucciones para intimidar a las turaleza tosca y arrogante. le el comienzo de sus funciones hizo gala de una suerte de siutotidades bolivianas; papel que ejercié:con truicién.dada.six na-. CwHoeEEOS boas e e e e e e e e e e e © e e e e e € € € ¢ e © é AALAGCATEEEELERATET aaah a a we LS & be ke hin ee bey nk T weve 2 se _Javiee Muni.o ne La Rocts fama— que dirigié al Canciller boliviano de la época, en la cual, deja constancia, por escrito, que, efectivamenté, su pais desaté una guerra de conquista con el objetivo de apropiarse de territo- rios y riquezas ajenos, Pero aun mis, cree pertinente enrostrar al vencido que el precio de su derrota fe priva también de cualquier reclamo para evitar Ia condena de un enclaustramiento definitivo. En notaailtimatum fechada el 13 de agosto de 1900, sostenfa Ko- ning con descnfado que «Ln cumplimiento de instrucciones de mi go- bierno y partiendo de los antecedentes aceptados por ambos paises de que et ‘antiguo liloral boliviano es y serdi siempre de Chile (propone a continue cién las bases leoninas del futuro arreglo arreglo). «Es un error muy esprarcido y que se repite diariamente en la jrensa y en la calle, la opinion dle (que Bolivia tiene derecho dle exigir un pruerto en compensacién dese litoral No hiay tal cosa. Chile ha ocupado el litoral y se ha apoderado de é con el ‘mismo titulo con que Alemania anexé alimperio la Alsacia y la Lorena, con el misina titulo con que los Estados Unidos de la América del Norte, han to- mado Puerto Rico» ¥ continuaba: «Nuestros derechos nacen dela victoria 1a ley suprema de las naciones». «Que el Litoral es rico y vale maichos mil nes, eso ya lo sabiamas. Lo guardaremos porque vale; que si nada vatlieré, no habria interés en su conservacién.».«Terminada la gutrrer, la nacién venerdora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados. Bolivia fue vencida, no tenia con qué pagary entregé su litoral. ». «lista en: nega es inilefinida, por tiempo indefinido; asi lo dice el Pacto de Tregua: fue una entregaabsoluta, incondicional, perpetua.». «En consecuencia, Chile no le debe nada, no esta obligada a nada, mucho menos a la concesion (a Bolivia) de una zona de terreno y un puerto», . En realidad, Bolivia en mas de veinté aiios de ocupacién de su litoral, habia pagado ya en demasfa los costos de la guerra, y hoy: mnisino los sigue pagando. Chile, durante més de dos clécaclas, se beneficié con Ia explotacién de los reci:rsos existentes en ese in; menso territorio: el guano de Mejillones, el salitre de Atacama, la plata de Caracoles y el cobre de Chuquicamata. Las recaandaciones . eran percibidas integramente por el crario chileno. Pero, nada se- + 4a siificiente, porque, al parecer, €! objetivo geopolitico era otro: tener un vecino aisladd, vulnerable y dependiente. ae? Ese objetivo se traduice plénamente en las cldusulas «lel Tratado suscrito hace cien afios. Bolivia se ve obligada a entregmr todo su lix toral (400 kilémetros ‘de costa) y wn irimenso territorio (mas de 17 OLIVIA ¥ CHULA: UNA VENA FRAGTURADS 150 mil kilémetros cuadradlos). Pero, Jo que cs mais grave, al cerce- namiento en extensién debe sumarse la pévdida cualitativa, la de su soberanfa maritima, © Acambio, Bolivia recibe, en dos pagos, I: cién de 300 mil libras esterlinas, un ferrocarril de Arica a La Paz, y un régimen de libre trinsito, cuya vigencia y amplitud responde a Jn caprichosa voluntad del vecino pais. Cabe recordar que en ple- na Guerra del Chaco, precisamente cuando mas ni tba Boli- via de los pertrechos bélicos para su defensa, Chile decidié cerrar el paso por su territorio para el citado material. Con esa actitud, que no sc Ja puede calificar s6lo de inamistosa, colocé a Bolivia, en un momento decisivo de la contienda, inerme frente a los avances Paraguayos, toda vez que las importciones paraguayas de arma mento sc realizaban por la Argentina; de modo que la supucsta Reutralidad de Chile, adoptada’‘en 1933, afectaba tinicamente al Estado boliviano. Fue otra forma de agresién gratuita ¢ indirecta, Por fortuna estaban habilitados los puertos pertuanos para romper ese inesperado cerco desde la frontera oeste. Asi sc van sumando a lo largo.de la historia, ino 4 uno, los motivos que justifican la des- confianzay el resentimiento, /,,Guando las autoridades de Chile invocan la validez del Tratado, * Apoyan sus argumentos, obviamente, en el aspecto formul del cits, do instrumento. Se lo suscribié y luego fue ratificado, es cierto, a Pesar de la valiente oposicién de un grupo de parlamentarios bol vianos. Sin embargo, una cosa es Ia expresin formal del consenti- imicnto, y otra, muy distinta, la libertad de la volunntad para poner. Ja de manifiesto, como fuente legitima de las obligaciones que emanen del mismo; circunstancia ausente tanto en el Pacto de ‘Tregua como en el Tratado de 1904. Pero mas alli de las disquisiciones filos6ficas sobre lo formal y 10 Etico, lo justo 0 Io injusto, esté el sentido visionario de quienes negocian un acuerdo de paz. Hay metas,en el tiempo, que deben asegurarse con inteligencia y previsi6n. Son las que determinaran sihabré entendimiento o enemistad, solidatidad y cooperacién, o recelos y desconfianza. El fulgor de los triynfos miljtares de, fines , lo XIX obaubila la mentalidad de la dirigencia chilena. Le permite ver tnicamente el horizonte de sus nuevos limites, vale decis, el espacio fisico ganado y las posibilidades que se le abrian con holgura, su desarrollo futuro, para algjar los 1 ‘ 4 ‘ 4 ‘ ‘ ‘ ‘ 4 4 ‘ é ‘ a 4 ee cB ds tks FUT TTT TUT UU T TTT UU Ue TUT UU UU Javitn Mumns.o oe ta Rocita temores cle un pais rodeado de naciones tal vez mis fuertes. Le im- pide ver los limites intangibles, que son los que, a la larga, determi- nan el verdadero sentido de Ia victoria, sea militar 0 politica. Co- mo dice Stilman: «Pareciera que los deseos dle pocler'y hegemonia sisperan con ereces In prracupacién por asegurarse un marco de respeto mutuo y de: servollo eqquilibradon. A veces los paises se vuelven victimas dle sus propias victorias. Se dir, seguramente, que no existe amistad entre las naciones; sélo intereses. Admitiendo la validez de ese argumente, cierta: mente frfo, no hay que perder de vista que es més facil entrelazar esos intereses cuando los factores de una relacién internacional son menos divergentes, cuando hay un mejor clima de entendi- miento que posibilite ampliar las coincidencias, los espacios de la interdependencia cooperativa. Hay metas comunes y elementos de complementariedad entre las naciones. Hay también ideales y criterios convergentes, De ese material estan hechos los intereses, lo cual no clescarta, no puede descartar, que los espacios integra- dores propicien relaciones estables de las que se despfendan be- neficios reciprocos. Tanto mis importante es lo anterior tratindo- se de paises vecinos, cuyos vinculos, por ese hecho, adquicren una intensiclad especial. houivan¥ Gaus UNA WEAN PRACTUKADA Retrospectiva Il No se trata aqui de hacer un repaso exhaustivo de todas kas ne- gociaciones emprendidas con Ia Repaiblica de Chile, ni de los Compromisos asumides por este pals gneaninados a solucionar el enclgustramiento boliviano, ni de los antecedentes histévicos y ju - Hidicos que sustentan la demanda boliviana. La extensién de este trabajo no lo permitirfa, ¥, ademas, In IntenciOn es OE mostras, + en aintesis, las constantes en el comportamicnto politico de kus rrtes involucradas. gin embargo, por razones de método, es preciso sios datos previos, para evitar vacfos que harfan muy d cil la apro~ piada comprensién de este largo y complejo proceso diplomatico. Si bien los titulos histéricos de Bolivia sobre la costa del Paciti- _ “feo son incuestionables, €s insoslayable hacer una muy breve refe- . “yeneia al respecto, porque resultaria muy largo ¢ innecesatio det lar la inmensa documentacién probatoria. } Por otro lado, a los sucesivos gobiernos de Chile, a partir de 1879, jamés les habfa preocupado este asunto- Sus titulos nacian via, la ley suprema de las naciones», de acuerdo con Ia ‘n_escrita del plenipotenciario Koning, ya ncia, necesidad de buscar “jactanciosa declarac + Smencionada, No tenfan, en consecuy riingdin otro justificativo. ‘in embargo, la diplomacia chilena toma conciencia de que 10 +. favorece al prestigio de cualquier nacién con ambiciones de lide- i ol gazgo, el que s¢ le recuctde en Jos foros internacionales el haber ©. Fs 4 provocado una guerra de expoliacion y ‘encerrado, de por vida, & .!'o-run pafs vecino, Consiguientemente, comienza a busear, con afin, “ argumentos y claboradas interpretaciones qe taten de probar © gue los territorios anexados por el Tratado de 1904 fueron siem- pre de Chile. Esta ansiedad se manifiesta con un retraso de aproxi- madamente ocho décadas. ‘Se recurre a prestigiosos historiadores ¢ intelectuales, chive los quese destaca Jaime Eyzaguirre, quien difunde el resultado de sus investigaciones a través de su obra Chile y Bolivia exquenst de un pro- ces0 diplomélico, publicado en abri dé 9682 HAN Su innegable talento, que raya cn cl ilusionismo investigativo, no alcanza para hacer mella a la contundencia de realidades y 120 i ik i ok va ovae si annaanaese reer ETT Ty TRAD AUGR bbus ae eee ee me meahAhAAReTHHhOAARAAGAAAs OO e eee T eee UU Uae eee eee eee eee e eee eee ee ee ees Javiek Murn.o oe 1a Roca documentos, que estin inscritos en la historia desde siempre. Le sale al paso el joven historiador boliviano Juan Siles Guevara con un ensayo critico en el que desmenuza y demucle sistematica- mente Ia arquitectura argumental de Eyzaguirre, de quien dice que «ha escrito un libro claro, con el estilo elegante y distingwido que le es tan caracteristico. Mas no ha hecho una obra histérica, Ha hecho, con cier- Jo rtraso, literatura de limites». Sélo como ejemplo. Eyzaguirre se empefia en tratar de probar que cl «Reino de Chile limitaba con el Perti», pero sin mencionar que «toda la Audiencia de Charcas es parte integrante del Reino del Peri, para la cual los gedgrafos y carlégrafos Jorge Jian y Antonio de Ulloa esta- blecen tos siguientes limites: La jurisdiccién de esta (se refieren a Charcas) empiea por Ia parte norte en Vilcanota, perteneciente a la provincia de Lamp del obispado del Cuzco y llega hasta Buenos Aires por la parte sur, poor el oriente hasta el Brasil, sirviéndoles de término el meridtiano de la de- amarcacién; y por et occidente aleanza en parte hasta la costa del Mar del Sur, como sucede por Atacama, cuya provincia le pertenece...»." Serfa insulso tratar de aiiadir algo nuevo al enorme material producido sobre esta materia, de uno y otro lado. En consonancia, empero, con Ia intencién de estas lineas, destacada en Ja reflexién. inicial, cabe subrayar ciertos aspectos que se desprenden, algunos del sentido comin, y otros de la documentacién originada en las propias autoricades ¢ instituciones chilenas. Respecto de las constituciones chilenas.de 1822, 1823, 1828 y 1888, se ha pretendido interpretar el vocablo «hasta» como inclu- sivo de Atacama. Se entiende, sin embargo, para no alterar tam- Dién cl diccionario de la lengua que « hasta» se usa para expresar el término (Jugar) del cual no se pasa con relacién al espacio, el tiempo y ft cantidad.» De lo contrario el lenguaje podria resultar de una clasticidad demasiado conveniente para quienes se empe- fien en mover fronteras. Dice, al respecto, el historiador Escobari Cusicanqui que tales textos constitucionales establecen a la letra «que el territorio de Chile'se extiende desde et Cabo de Hornos-hasta el de- sievto de Atacama». ¥ aiiadle que «segiin el mismo razonamienta.no 36 Po, dria negar tampoco quie junto con el despoblado de Atacama perlenece tam- bign a Chile todta tea Cordillera de los Andes y el mar Pacifico entero... La tesis de que Ia guerra se hizo para recuperar territorios re- sulta igual de absurda, porque, de Jo.contrario, cabria suponer 121 ouia YC UNA VEEaMDAW FHAURAI que Chile invocaba también derechos sobre Jas provincias de Tara- pac, Tacna y Arica, que, hasta donde sabgmos, fucron siempre peruanas, las que, como consecuen na, fueron incorporadas a la soberani ‘Oro antecedente, donde s¢ fija Auicama norte, esta dado por el Primer Tratado de Amistad Comercio y Navega- cidn, suscrito y ratificado por Chile, entre 1833 y 1834. Chile propuso comprarle a Bol! é ity) ef tio comprendido entre los paralclos 24” y 23°. La compra la adquisicién’ de un bien que pertencce a otro. Es el micnto de los tftulos que con legitimidad ostenta quien ti pacidad para transferir el objeto de la compraventa. -. Hay mas! en 1866,'1872 (Protocolo CorralLindsay) y 1874 se suscriben tratados de limites (que fijan cl paralclo 24"), cnten- diéndose que ningtin pafs'podria concretar acuerdos delimitato- rios con otro Estado sobre territorios que los considera propios. ‘Adicionalmente, el Protocolo de 9 de diciembre de 1895, dice én su articulo 12, que, «la cesién definitiva del Litoral de Bolivia en fi vor de Chile, quedaria sin efecto si Chile no entregase a Bolivia, dentro del lérmino de dos artos, el puerto en la costa del Pacifico de que hable el ‘Trata- do de transferenciar. Este fue uno de los compromisos mas signi tivos por parte de Chile para resolver el problema maritimo bol viano. En tal virtud’se'lo detallara mis adelante. Nétese que el ‘Tratado habla claramente «del Liloral de Bolivian. » El plenipotenciario Kéning, en la antes refer tum, de’agosto de 1900, aunque torpemente, dej crita, como ya se dijo, «de que el antigua litaral boliviano es y sera siem- pre de Chile» y se jacta luego de que su pats «se ha apoderado deh. +» En fin, comio ejemplos, son mas que suficientes. Bolivia tuvo ace eso soberano al Pacifico: Su demanda de recuperar su condicién de pais costero es indeclinable, La clave para qué ello ocurra resi- de en la voluntad politica de las partes llamadas a viabilizarla. ‘El segundo dato esencial reside en los tratados de Chile y Peré, suscritos en 1883 y 1929, porque ellos condicionan, como se vera, Jasuerte: de: todas ‘las-negociaciones.. emprendidas después ‘de 1895, que es el punto de partida del itinerario histérico en la biis- queda de la solucién. “El Perd restablecié las relaciones de paz con la Repti ica de era er cra ere ae ere ere e}e eye cj} es ee el Ene cn ee 2? ee ee coe ec? ca ec? goo AAADA AAA DARA DDRARARAGMABA MEM AE EEE TETETRERARALAM LM SLL LO OD OOD OOOO Jocine Mumuso ne ta Roca Chile, mediante el Tratado de Ancén, suscrito en 1883, con la ce~ sién a perpetuidad de la provincia de Trapaci. Respecto de Tac- nay Arica se determiné que un plebiscito, decidiria el destino de ambas provincias, cuyo verificativo debfa realizarse a los diez aiios dle la ratificacién del Tratado de paz. En vista de que tal plebiscito jams tuvo Ingar, el 3 de junio de 1929 ambos Estados definieron mediante Tratado que Tacna quedara bajo la soberania peruana y Arica se incorporara a la de Chile. Pero, ademas, se pacta un pro- tocolo secreto, por el cual «Los gobiernos det Perit y Chite no podrén, sin previo acucrilo entre ellos, ceder a una tercera potencia la tolalidad 0 parte de os tervitorios que, en conformidad al tratado de esta misma fecha, quedan bajo su respectiva soberanta, ni podrén, sin ese requisito, cons- Iruiy, a través de ellas, nuevas lineas férreas internacionales». Con el Tratado de Ancén y el de Lima, se colocé, lo que s¢ ha ca- lificado como el «doble cerrojo» para mantener a Bolivia enclaus- trada. A partir de la transferencia de Tarapaca a Chile, Bolivia no podtra recuperar una salida soberana al Océano Pacifico por su anti guo litoral, porque ello supondria dividir en dos el territorio chile- no. A partir del Protocolo Adicional al Tratado de Lima (Ia clausula secreta) se coloca un obsticulo adicional, porque para hacerlo pot ¢x territorios del Perti, se tropezara con la oposicién de este paisa cualquier solucién que interrumpa la «unidad socioeconémica» en tre Tacna y Arica, objetivo al que, el Pert condicioné su consenti- miento, como se veri mas adelante, en tespiicsta 41k consulta que recibid con ocasién de las negociaciones emprendidas cn 1975. . A 7B aiios dle ese lamentable episodio, todavia cuesta creer él obsesivo empeiio por encerrara Bolivi Nadie gané con Ia clausula secreta, ni Chile ni Perii; pero sf se lied inmensamente a Bolivia. Chile acepté una situaci6n de en Arica porque no tiene el monopolio del pocter, que es la esencia de Ia facuiltad soberana, para decidir, sin pedir permiso, sobre ese teritoro, La unidad socioeconémica que invo- ‘ic mayor signilicaci6n’ pritctica y polftica aire tein pols ae ional ‘eri la'zonia. +" Son las equivocaciénes que no deben repetirse, que generan abismales distanciamientos entre pueblos vecinos, dignos cle ha- ber confiado sus destinos a gbbernantes con una mentalidad més abierta y mejor vision de futuro. : 198 ves r 1895 +» En Jos tiltimos 125 afios se hian producidg infinidad de negoci: ciones encaminadas a resolver el problema maritimo boliviano. El momento mas importante, no cabe duda, tuvo lugar en 1895, con Ja firma de tres watados principales: el de Paz y Amistad, de ‘Trans- ferencia de Territorios y un tercero con disposiciones re} rias para el comercio bilateral. » Por el primero, Chile se aseguraba el dominio péxpetuo del te- sritorio comprendido en el Pacto de Tregua y por el de Transl rencia de Territorios se comprometia a ceder a Boliv ca, si adquiriese soberania permanente sobre dichias provincias, condicién que emanaba del Pacto de Tregua’suscrito con Peri. Y si tal condicién no se cumplia, «se conspromete a ceder a Bolivia (arti- culo 4 del Tratads) la Caleta Vitor, hasta la quebrada de Camarones otra andloga». , ‘+ Tales tratativas eran vistas por el Perd como un acto inamistoso. Lo exprés6 muy claramente algunos aiios mas tarde con motivo de Ia proposicion del Secretario de Estado norteamericano, Frank B. Kellog, en 1926, que se basaba en similar transferencia, Torre Tagle (Cancillerfa peruana) f1j6 doctrina, al respecto, al declarar, catego- ricamente «que no puede aceplar la casién, propuesta de los leritorios de _Tacnay Arica a nadie, ni por compra ni de otro medio, porque el Peni, que ‘viens defendiendo, mds de cuarenta aitos, sus derechos sobre ag puede convertinlos en mercancta sujeta a precio, por grande que éste sea». Es “pertinente destacar, al'propio tiempo, que no descarta «la inlerna- cionalizacién parcial 0 completa de las provincias, dando gratuilamente un callején a Bolivia hasta la playa en esta una ensenada en condiciones (que permitan convertirla en un puerto grande, comodo y seguro». Es una ‘delas constantes de la diplomacia peruana, ‘Si bien, por Ia magnitud de su contenido, el concretado en “1895, fue el mas importante de los compromisos asumidos por Chile} fue también ‘el nias éonfusos'No se hia podido, hasta-la-fe= cha, a pesar de las acuciosas investigaciones sobre la materia, de- sen.tafat, dos aspectos fundamentales. El primero referido a las verdaderas causas para que fracasara una gestién de tanta trascen- RAAEMDNARABRAE A AAEEARAARAAMARHABANAKHHABRABRAAHHRALHALALAD TUT TTT aU U eeu JAviex Muniito ne La Rocita dencia, El segundo tiene que ver con las razones que impulsaron al gobierno de Santiago para pactar una solucién de esa magni- tud, que nunca més se repetiria. Con relacién a las causas del fra- caso hay muchas hipétesis, ninguna verdaderamente satisfactoria. Pareceria, por un lado, que las autoridades.bolivianas temfan de- satar Ia enemistad del Peri, que siempre alenté 1a aspiracién de recuperar las «provincias cautivas»: lo cual origins tal carga de du- das en los poderes ejecutivo y legislativo bolivianos, que optaron por dilatar el proceso mediante el pedido de reiteradas ratificacio- nes por parte de Chile sobre su decisin de cumplir lo pactado. No seria extraiio, asimismo, que intereses de politica interna influ- yeran para ese funesto resultado, y que, como anota Walter Mon- tenegro, los liberales, en su afin implacable de combatir al Presi- dente conservador Mariano Baptista, en cuya, gestién se concluyeron estos convenios, hubieran hecho victimas de su ém- bate «también los tratados suscrilos con Chilen. Quienes se oponsan al arreglo, de manera itracional, llegaron) incluso, a poner en duda la utilidad prictica de Arica y dela Caleta Vitor. Es cierto que, frente alo que se perderfa, un inmenso terri- torio costero, la compensacién ofrecida parecia insignificante. Pa ra ser objetivos, hay que juzgar los hechos desde la perspectiva de la época. ms tis : Siempre Ilamé laatencién, no obstante, que se hicieran dos ins- trumentos separaclos, cuando lo légico habria sido que se incluye- ra en el mismo Tratado de Paz, también las estipulaciones sobre transferencia de territorios. Ello engendré el temor de que, como el desiacado historiador y diplomatico boliviano, Roberto 11 Calvo, «Chile las habia eoncebido ast para dar validez ano y dejar sin efecto al btro, es deciz, para adquirir titulo legal de propiedad so- bree litoral boliviano por el Tratado de Paz y Amistad y no cumplirel dela crsiin de Tacnay Arica». i : Frente a este argumento surge la interrogante: gAcaso, enton- ces, no tenfa ya Chile ¢l suficiente poder ¢ influencia para impo- ner los térintinos dé un ‘Tratade como'el Ue'1904? Vale decir, anc- xarse todo cl litoral dcupatlo sin darle nada a Bolivia, como finalmente ocurrid. Se ve coma cosa ta absutda que todo se dejara sin efecto por la simple circunstancia dé que no se ratificaran des protocolos, que oLivia ¥ ClILe: UNA veraNAD PeaCcrURADA eran de-contenido marginal, y que se hubicra acordado «que la fal- a de la respectiva aprobacién en alguno de estos conuenios anulard la to- talidad de nuestros Tratados con Chilo», explicuci6n que aparece, de manera igualmente vaga, en un infornie del plenipotenciario boli- viano Heriberto Guiiérrez. Lo mis probable es que fue una combinacidn de estos factores la que, finalmente, determiné el fracaso de la gesti6n. Falls, como cn otras, cle menor relevancia, que se hicicron cn cl futuro, cl sen tido de la oportunidad, Otra de las cous En lo concers hile acepts, cntonces, la cesién a Bolivia de ‘Tucna y Arica, 0 nue tratados, cs, igualmente, muy dificil encontrar explicaciones con- cluyentes, teniendo en cuenta que ello no se volveria a presentar, ya que a rafz de la propuesta Kellog, en 1926, se mantuvo el crite- rio, pero sin que se formalizara ningtin instrumento. ‘Veamos las circunstancias por descarte. Hs evidente, que las re- laciones chileno-argentinas atravesaban momentos de tension, pe- ro no mostraban, como en otras épocas, niveles de conflicto que pudieran haber influido de manera tan decisiva en el inimo de Chile, para obligarlo a las indicadas concesiones. Ticne, quizé, mas sustento pensar que en aquel momento, Chile ‘consideraba que convenfa mas asus intereses y seguridad colocar a Bolivia en el medio transfiriéndole territorios sobre los que cl Pert ___Proclamaba propésitos de reivindicacién, lo cual habria generado, ademés, un distanciamiento de por vida entre Bolivia y Perti, algo que siempre persiguié el gobierno de La Moneda, desde los iem- ! pos de la Confederacién: A’esa tendencia obedecié, sin duda, la cldusula secreta del Protocolo ‘Adicional de 1929. A partir de ese * Rcuerdo la negativa para qué Bolivia pudiera recuperar un acceso soberano al Pacifico no era responsabilidad exclusiva de Chile, Ge- neraba un elemento dle friccién sin tener que ceder nada. } Acerca de lo dicho, no hay razones tampoco, para desestimar que una parte importante de la dirigencia chilena, alentaba la ne- cesidad de dara Bolivia una salida al mar, porque, como escribia el estadista Domingo Santa Marfa, un afio después de la guerra, «No olvidemos que no podemos ahogar a Bolivia, privada de Antofagasta y de todo eb litoral que antes posefa hasta el Loa, debemas proporcionarle por al- guna parle un opuesto suyo, una puerta de calle, que le permite entrar al jente al segundo clemento, el por q | ua Rann AAO AREA REE BDRER ER AO OEE OREOOELODE | == a) = = = = = = = = = = = 49 A = ed = = =8 == = =2 : a & & e€ © i Javiex Muenito oe 14 Roca interior sin zozobra, sin pedir venia». Un poco después, en 1892, cl ex Vicepresidente Luis Barros Borgofia, sostenfa que «dejando Bolivia de ser tina nacién mediterrénea, cesa la causa de sus inquietudes y deva- ‘neos, desaparece aquel motivo de alarma y de fermento que le hacian hus- car sin descanso esa condicién de su nacionalidad; en posesion de un tervi- forio maritimo, satisfechas ya sus aspiraciones, habré de hallarse en ‘aptitud de concurrir con Chile al afianzamiento de la situacién creada y com ello a la pax y a ta tranguilidad de esta parte del continenter. A mis de cien aiios de estas declaraciones existen, por fortuna, similares corrientes de opinién en el pais trasandino. Hoy se mira con ojos de incredulidad lo que se tenia en las ma- nos y se dlejé escapar. Nunca mas se legarfa a suscribir tratados de este contenido, ni de ningtin otro. Las negociaciones posteriores a 1895 se caracteri- zarin por wn endurecimiento progresivo de la posici6n chilena, y Ja reduccién sistematica de las dimensiones del eventual acceso de Bolivia al Pacifico. Pero, ademis, agrandando las compensaciones exigidas en relacién inversamente proporcional con el tamaiio de Ja solucidn; mientras més pequefia ésta, mayor Ia compensaci EI motivo es obvio, ya que con el Tratado de 1904, Chile obtuvo, sin sacrificar nada, todo lo que buscaba, En 1920 Bolivia intenté, ante la Liga de las Naciones, una de- amanda.orientada.a obtener la revisi6n del Tratado de 1904, y poco después lo hizo bilateralmente, a través de la llamada misién Jai- mes Freyre. La respuesta de la Liga era previsible y se fundé en el principio de que «la revisién de los tratadas es de la sola competencia de os Estactos contratantes». En resumen, la revisién puede darse tini- mente con el acuerdo de las partes, y eso es asi. En'el caso espe- cifico se tropieza con un obstaculo insalvable. Si Chile aceptase la revisién del Tratado como via para solucionar el problema, estarfa admitiendo la posibilidad de darle a Bolivia un acceso soberand por su antiguo Litoral, lo cual supondria la sélucién de contini _dagdelterriterio.chilgng. Algo poco. menos que,imposible. Esta. ¢s una posicién irreductible. ; En consecuencia, tédas lag futuras tratativas, cuya relacién se desarrolla seguidamente, se entraron en la parte'norte de Arica, al surde la linea de la concordia, actual limite internacional chile- no-peruano, Bouvia y Cie: Una vacinnan rxacrUKADA Cabe subrayar que en todas las épgcas de la historia republica- na de Bolivia, desde hace 125 aiios, estuvo presente el wenta de stt reintegracién maritima, Fs cierto que los plinteamientos variaron en intensidad y que, en algunas ctapas s¢ le dio mn: queen otras. Ello debiclo a las urgencias y circuristancias de la politica na- cional, sacudida, con frecuencia, por cambios y confrontaciones, pero jamas ha sido utilizado para distracr la atencién de los pro- blemuas internos, como se sosticne en Chil En til sentido, es comprensible que durante el periodo de la Guerra del Chico, no se haya hecho ninguna gestién: Terminado _ elconilicta, y tan pronto se restablecié ka normalidad, lo que Hews + todavia algunos aios, se reiniciaron las ini is para retomar cl tema maritimo. 1950 Las mencionadas acciones condujeron, en 1950, a un momen- to extraordinariamente interesante, Cuatro aiios antes habia asu- mido la Presidencia de Chile Gabriel Gonzalez Videla. Se traté de un acontecimiento auspicioso por el cmpelid’ personal que el Mandatario chileno puso en procura de buscar 1a arreglo definitivo con Bolivia. Ello explica Ia amplia recepti de su gobierno a los planteamientos de la diplomacia bo! excelentemente gjecutados por el distinguido Embajador Alberto Ostria Gutiérrez, Luego de un perfodo bastante dificil, de avances y retrocesos, de filtraciones periodisticas y algunas indiscreciones de los actores "principales de este complejo trimite diplomitico, se pudo, final. mente, en junio de 1950, intercambiar las notas diplomnticas (no Reversales, que tienen otro cardcter), cuya trascendencia explica el Embajador Ostria Gutiérrez, en el informe que dirigié a ka Cancilleria, en los siguientes términos: «Se ha obtenido en esa res- puesta (se reftere a la nota de Chile) lo que interesaba a nuestro pats y el gobierno chileno.declara ahora oficiaimente duie aninado da-iis espititu fraternal hacia Bolivia esta Wano a entrar formalmente en una negocia- cién directa destinada a buscar la férmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia soberana al Octano Pacifico, y a Chile oblener | tea as eee & € © € € « © & < « € © © © € « € € & \aARAMA MARAE REAR EEA RAERAR AERA Isvire Muniz ne 1a Rocita las compensneiones que mo tengan carticler territorial y que consultenefec- tivamente sus inleveses», a De todas las actuaciones del Mandatario chileno se inflere que, cfectivamente, tenia especial interés en resolver el problema mari. fimo. Buscaba, a cambio, ascgurar para su pats significativas venta Jas, que se obtendrian «de las caidas de agua del altiplano ra promo. ert transformaciin y al desarrollo acondmico y agricola de las provincias del norte de Chile, del sur del Peni y parte importante del territorio bolivia- no...» algo que prematuramente y en un exceso de entusiasmo trasmitié al Presidente Truman de los Estados Unidos, obviamen- te para comprometer su respaldo politico y financiero, teniendo en cuenta la magnitud del proyecto.’En oportunidad de un en- cuentro de Cancilleres de la regién, en Washington, con total falta de tino diplomitico, Truman revelé lo que le habfa comentado’ Gonzalez Videla sobre Ia «la ulilizacién de las aguas de aquellos altos legos ubicadas entre Bolivia y Pert para hacer un uergel en la costa occi- dental de Sudamérica para Chiley Peri, y, en compensaciér dar a Bolivia un frerto maritima en et Pacifico».8 Este incidente intensificé Ia ola de eriticas que se ya se habia de- «lo en los tres paises involudrados, centrada en Io que se cal ¢6 de inadmisible intromisién norteamericana. Queda claro, en consecnencia, que si bien no se comprometiana- dla cn las Notas ce 1950, estaba en la mente y planes de los negocia- dores chilenos, que las compensaciones no podfan ser otras que las agtas dle los lagos Titicaca, Poopé y Coipasa, y que de haber avanza- do la gestion, este asunto habria sido planteado formalmente. Lo anterior se confirma por boca del propio Presidente Gonz&: Tez Videla, en Ia declaracién que emitié €l 29 de marzo cle 1951, en Ia que, cutre muchos otros conceptos vinculados al tema de las aguas dice: «Yo sé que las aguas del Altiplano sélo esperan el imprlso que las haga fecunidas y permita transformar en riqueza y abundancia to que ‘hoy es sila desierto estéril. Se abve delante dt nosotros una nucoa era de drosperidad no solo para Chile, sino para Bolivia y el. Pent.» ¥ prosigue: “Para Chile, el iprodechtimiento’de lei fueraée Wulroeléctrica’éle tos Lagos del Altiplano, no sélo nox da ta posibitidad de irrigar las dridas tierras de {a esforzada zona del norte, dé proporcionar energia abundante al cobre 3 -alsalitre, disminuyendo sus cosios de produccién, sino que.es el fundarien- to indispensable para cred la industria pesada...».\7 Nowsvia y Cite: una VECINDAD PeAErURAWA Se atribuye, con un cierto grado de superficialidad, que las ne- gociaciones se desplomaron por la revelacion del supuesto plan ya negociado, difundido por la revista Lrcifla, incluyendo una rie de datos, la mayorfa de los cuales ¢staban ims en el plano de ha especulacién que de las realidades. Sirvieron, sin embargo, para se desataran reacciones desmedidas en contra de la negocia- cidn, algunas de las cuales rayaron en la irraci ud. Pero, de io tanto repetirse estas versiones, adquicren Ia categoria de verde des absolutas. Se ha sostenido, incluso, que fue una fileracién: concertada. ¢Quién quervia hacerlo? Si fueron las autoridades chilenas, el ob- Jetivo tendefa que haber sido lanzar un globo de ensayo para me- dir la intensidad de las reacciones en les tres paises, antes de dar los pasos siguientes, pero en ninytin caso para hacer fracasar k negociaciones, Si fue una indiscrecién funcionari dos cataclismicos, Resumiendo lo esencial, mis alld de lo episédico: el Presidente Gonzilez Videla y su Canciller, Walker Martinez, consideraban, al parecer, que su gestin debia acometer las siguientes metas: Resol- ver el problema maritimo boliviano, lo mis Iejos posible del cente- nario de la Guerra del Pacifico, para despejar el peligro de que el Perd pudiera materializar sus proclamas reivindicatorias, previstas para tal aniversario. Obtener ventajas cxtraordinarias a costa de Jas aguas del altiplano que, en el caso dc! lago Titicaca, estan bajo, un xégimen de-condominio indivisible con el Perti. Lograr, con se proyecto, un amplio apoyo de la opinién publica, especial- mente de las zonas directamente ben¢ficiadas, en el norte de Chi- Ie, las que, frecuentemente, se quejan de la indiferencia de Santia- go. ste era, sin duda, un elemento fundamental. Llama Ja atencién, sin embargo, que la perspicaz diplomacia chilena hubiera pasado por alto factores que desahuciaban de co- mienzo las perspectivas de la negociacién. ¥ no solamente por las eacciones adversas de las opiniones piiblicas. En verdad, contra- tiaba toda l6gica pretender que el Perd estuviera dispuesto a car Su consentimiento paraviabllizar unarreglorqnelechabriasignific cado renunciar a una parte del voliimen de las aguas del Titicaca, con los consiguientes dlaiios ecolégicos para la region, y el abando- no del principio de la unidad socioeconéiica entre Tacna y Arica, tuyo resultae 130 ate IVLDLGAELELARELECCL ERE ERE AHA EAHA ORE EEC TCT eet SdVasssagaeds WY ees s eee e eee ue eae e esau ede e esau sde Javire Mumni9 ves Roots que invocaba con tanto ahinco, pasible de ser interrumpida por el corredor boliviano. Su negativa estaba mas que garantizada.--: Lo corrobora el comunicado difundido el de 31 de marzo de 1951, mediante el cual el gobierno de Lima hace constar que el status territorial de la frontera entre el Perti y Chile esta determi- nado por el Tratado de 1929 y su Protocolo complementario, y ninguna modificaci6n o alteracin puede hacerse sin la participa- cidn y asentiiniento del Pert. «Bstablece, asimismo, que las aguas del Jago Titicaca pertenecen en condominio indivisible al Parti y Bolivia y su disposicién y utilizacién compete, exclusivamente, a estos dos paises». Mientras miis se analiza el tema, surgen nuevas interrogantes. ePretendia Ia diplomacia chilena reacciones en los tres paises que rechazaran de plano la btisqueda de una solucién, para evitar asf que Bolivia insisticra en su demanda? gPretendia que se afirmara el criterio de las compensaciones territoriales? A esta altura puede pensarse que hubo de todo un poco. La prensa reacciona violentamente. El Comercio de Lima edi- torializa sobre el tema, con expresiones desbocadas. El patrafo guiente permite apreciar el grado de virulencia que domina el lenguaje: «Se equivocan, pues, quienes han creido que al ‘perder parte de nuestro tervitorio, en virtud de los infaustos tratados de 1883 y 1929, per- dimos también ta memoria. Por fortuna, el alma nacional que se salvé en- fonces, se conserva hoy vibrante y Tacna y Arica 'y Tarapacd, vive. como sina ama sagrada en el recuerdo y en el corazin de todo peruano», En Bolivia se apostrofa al Embajador Ostria, quien hace Jas co- rrespondientes explicaciones piiblicas, subrayando que lo tinico «uc se comprometié fue fa voluntad de Chile de ingresar en nego- ciaciones encaminadas a resolver el enclaustramiento boliviano, sin compensaciones territoriales y que no se ka comprometiclo «ni una gota de agua nian grano de arena» Es el fin de la gestién. Las exigencias en materia de comipensn- ciones quedan «in pectore» y habrfan sido imposibles de cumplir. El Pert muestra sin ambages su. posicién contraria a los términos dle ki negociacién, que Chile, defiende cada vez con mayor tibicra: "© 1951 y'1952 son aos de intensa turbulencia social en Bolivia. Luego cle cruentos enfrentmientos que se producen el 9 de abril de 1952, asume Ia Presitlencia el estadista Victor Paz Estenssoro, It der del Movimiento Nacionalista Revolucionario. De inmediato 137 Mousa GUILE Ua vReARDAR FRAGHUKAD can profundos cambios en las estructur ‘is: la nacignalizaci6n de las minas, It entre otras. La consigna del nuevo r6- imencs: adopta medidas que signifi ras socio-ccondmicas de! pai reforma agrariay educativa, gimen és enterrar todo lo hecho, buenp 0 malo, por los re oil servicio de Ia oligarquia minero feudal», para util guaje de la época, que da una idea del ambiente de confrontacién era Gue vive la ciudadanfa. Las Notas de 1950 corren esa suerte, a Paz Estenssoro adopta und politica pragmitica, Su prioridad es ey consolidar las reformas internas y buscar unvalivio cn ‘el campo gra ccondmico. Es asf que alienta un acercamiento con Chile, concer- ee fando programas de cooperacién ditigidos a mitigar los efectos del encierro geografico, sin plantear el tema de fonclo. Se suscribe c= ten 1955 el Tratado de ComplementaciGn Econémica, y st Proto- e® colo Complementario, que posibilité la construccién y operacion ee del oleoducto Sicasica-Arica, que sigue vigente. . ‘Se producen encuentros cntre los Presidentes Pau ¢ Ibaties del ee Campo, en los que intercambian entusiastas discursos de «sincera oc® confraternidad despajaia de recelos y menguados objetivose, frases que ce corresponden al Mandatario boliviano, quien nunca pudo expli- 4 car‘satis(actoriamente a qué menguados objetivos se referia. La ec contestacin del Presidente Ibafiez no fue menos elocuente al de- ee cir que «América no tiene nada que perdery si mucho que esperar de una —@ ‘Bolivia y Chile engrandecidas y hermanados ror un amplio intercambio de e - re ‘sus riquezas naturales». Huubo prolijo cuidado de no tocar la deman- da boliviana, north. . El idilio no iba a durar mucho, porque mientras Paz ¢ Ibiiiez del Campo se abrazaban en Arica, no clejaban de trabajar, contra: rreloj, Jos ingenieros que tenfan au cargo las obras para el desvio y ls delrio internacional Lauca. Después se entenderia el por qué, de pronto, en 1961, un Me- morindum de la Embajada de Chile recoge lo que el diplomatico ‘¢ historiador Walter Montenegro califica de #los restos de las No- tas del 50», ofreciendo estudiar, en gestiones directas con Bolivia, Ja posibilidad de satisfacer las aspiraciones de ésta, y los intereses evGhile. jos a niecceecal Ciena eines a Las obras para desviar el xfo Lauca estaban casi listas. Const guientemente|se pretendia con el citadlo offecimiento amostiguar Tos efectos de esta nueva agresién. Los firmes reclamos bolivianos, MAHHHRHHRAREMOGCFOEEECEELEEELEESL & é « ‘ ‘ « 132 SSS SS VO VV VEw VU VeVuUVuVwVVVVVVVVwweVVVVwVVVeVVVVeVVYY “aque fue ebuntecedenité ma Javier Mun OF LA Reena ante la inminencia de dicho desvfo, junto con recordar el compro- miso del Ayuda Memoria del 61, merecicron una respuesta muy al estilo del seior Kéning, del afio 1900: °° * 1) Chile no esperar el asentimiento del gobierno de Bolivia para desviar hacia su territorio las aguas del rio Lauca; 2) Chile no realizar negociaciones directas con Bolivia para tratar el problema portuario, porque tiene Ia certeza de que ese problema no existe. El Presidente Alessandri —segtini afirma el ciplomitico y tratadista Escobari Cusicanqui—, «et 14 de abril de 1962, como tin homenaje al Dia de las Américas y ha: ciendo uso de aquel derecho suyo de disponer de lo ajeno, en el. mo- ‘mento que considere oporiuno, ordend la apertura cle las compuerias 2) 8e lev6 las aguas del rfo Lauca». La respuesta de Bolivia fue romper sus relaciones dijplomaticas con Chile y retirarse temporalmente del Consejo de Ia OFA, que se desentendié del problema. 1975 Trece aiios mas tarde, Bolivia y Chile reanudaban sus relaciones iplomiticas. La decisién fue tomada por los Presidentes de facto, General Hugo Banzer Sudrez y General Augusto Pinochet Ugarte, al culminar el encuentro que celebraron, el 8 de febrero de 1975; en fa localidad fronterizade Charaiia; * ' EJ articulo cuarto de Ja Declaracién que emitieron los Manda- tarios explica los fundamentos de su determinacién , esto ¢s, abrit cl dislogo «para buscar formulas de solucién a los asientos vitales que ambos paises confiontan, como el relativo a ta situacién ele mediterranei- dad que afecta a Balivia...». Explica también cl motivo de la ruptura, tres aiios después, Las expresiones reproducen el lenguajé con el que Bolivia obtuvo el respaldo para la causa maritima por parte de Jos mandatarios que suscribieron la Declaracion de_Ayacucho!? y is SGlido para Tos futiiros ~apoyos obt dlos en el imbito bilateral y en las instancias multilaterales.”__ Es muy cierto que él retorno al mar constituyé un a dle Ias metas prioritarias que el Présidente Banzer se traz6 al asumir el gobier- no. El primer paso fuc el apoyo obtenido en la citadaa Declaracion DouMiA ¥ Giiue: UA VEEINNAD FRAGTURADA de Ayacucho. Luego, en. lo interno, 1a llanjada Consulta de Los Gien, en Cochabamba, y el establecimiento de la Comision Mariti- fia, a la que se le encomend6,claborar un gstudio sobre las alter- nativas para resolver el centenario problema del enclaustramicnto Boliviano. Las anteriores iniciativas tuvicron lugar en 1974; de nae sacién ni precipitaciones. Por el contra- Flo, todo cl proceso jiiiciadg, en, Charaiia obedecié a una prolija planificacién politico-diplomatica. © La Embajada’ en Santiago fue confiada a Guillermo Guti Vea Murgufa, un prestigioso hombre piblico, periodista y exitoso empresario mincro. Su misién no estuvo exenta de tropiezos, i comprensiones y, por supuesto, criticas desaprensivas. Este ha do, invariablemente, el destino de los negociadores bolivianos que actuaron en tan delicada materia, Jo cual se explica por ta gnorme carga emotiva que conlleva. ¥, por qué no decirlo, tam- bién por los mezquinos intereses de la politica interna. ‘Gutiérrez Vea Murgia, hombre afable y cultivado, tuvo que ha- bérsclas con el Canciller Patricio Carvajal, un personaje enigmati- co y adusto, impertérrito, que reprimia'todas sus emocioncs. Ha- bia un marcado contraste de personalidades, que, desde cl comicnzo, dificulté el didlogo. Sin embargo, tener a.un Almirante como el principal interlocu- tor representaba una ventaja: se estaba tratando con el represen- tante del sector mas conservador e intolerante. De modo que cural- quier avance significaba haber vencida la linea mas dura que siempré enfrentaron las negociaciones maritimas. “EL Almirante Canciller; desde un principio, traté de aplacar el éxitusiasmo del Embajador de Bolivia. Su intencién cra, obviamen- “te; reducir las expéctativas a su minima expresi6n. Es asf que pro- puso una aproximaci6n gradual al objetivo que planteaba Bolivia, "a través de la concesién de una zona auténoma con facilidades portuarias ampliadas, argumentando que habia que preparar l ambiente, para que Chile se vaya acostumbrando ala presencia de Bolivia en el Pacifico. ; =. Como era légico, la diplomacia boliviana rechaz6 de plano di- cho planteamiento, a tiempo de reiterar que Ja forma de llevar a la practica el comprcmiso del articulo cuarto de la Declaraci6n de Charafia, no podia ser otra que mediante una salida soberana al Pacifico. € ©e “ ©] ¢ € ~ e = El Canciller Adridzola, hombre delicado pero firme, le recordé « @ Carvajal que la guerra y las riquezas de Atacama ya habjan com- « pénsado suficientemente a Chile. « Sin levantar las manos/a pesar de las dificultades y criticas inter- « nas, el Presidente Hugo Banzer exigié la reunién tripartita al mis alto nivel, la Unica realizada en la historia de este proceso diplo- ‘ anatico. El encuentro tuvo lugar el 8 de septiembre de 1977, en ta § sede de Ja Embajada chilenia en Washington, donde los mandata- . ios de Bolivia, Chile y Perd asistian para présenciar la firma de los € ‘Tratados sobre el Canal de Pana: « Luego de aproximadamente veinte minutos, el autor de estas q notas fue llamado a presencia de los Presicentes. E] General Ban. zer le encomendé la redaceién de un comunicado, el mismo que § una vez concluido, obviando proyectos, fue directamente firmado « Por el Presidente de Bolivia y luego por los Generales Pinochet y € Morales Bermmiidez, - | erry ES ee Baan agn y a. % | nae 4 RUB woe ee AP VHQ aga a 4 \ El texto destaca que «los Mandatarios se eunieron Para considerar ~ lauattha de las negosiagiones encamninadas a solucionar ol problema de Ua mediterrancidad de Bolivia» y que «como 1 cordial cons? sructivo andlisis que ealizaron, y confirmando la voluntad de didlogo que 0s anima, acordaron instruir a sits respectivas Cancillerias que, conforme 142 wwewwewweweewee~wewewwerewe-wevevewerew-wvwwevevvw weer ern Javtex Munro oF 1a Roca este propisito, eontintien los esfuerzos ovientados al togro de wna soluciéin dl citado problema, que corresponda al deseo de cooperacién, amistad y jax que los inspivan». Esta reunién tripartita, al mas alto nivel, ha si- do la tinica que registra la historia diplomatica para considerar es- pecificamente el tema maritimo. Dias mas tarde, los Cancilleres, reunidos en Nueva York, donde asistian a la Asamblea General de las Naciones Unidas, resolvieron designar representantes especiales para continuar el didlogo. «No se anuncid en ese momento los nombres de los tres designadas, sin embargo, posteriormente trascendié que el jurista Julio Philippi representanta a Chi- te, el Embajador Luis Marchand al Perit y el Subsecretario Javier Murillo a Bolivia, Estos representantes especiales nunca legaron a reunirse a La razén era muy simple. No habia nada que tratar ni forma al- guna de avanaar, sin el acuerdo previo, La evaluacion de la Canci- Heria boliviana era correcta. Lo mas probable es que se hubiera planteado abandonar el tema de Ia soberanfa para hablar nueva- menie de zonas auténomas especiales y facilidades portuarias am- plindas. En fin, medidas paliativas para adormecer In démanda maritima y desvirtuar el proceso mediante instancias dilatorias. Habria sido un retroceso inaceptable. En una carta que le dirigié el Presidente Banzer asu par de Chi- le puntualiza, entre otros conceptos: «No obstante, me pregunto en (qué marco de froyecciones verdaderamente trascenilentes se realizaria di- cha temea? gAcaso una evaluacién de todo to actuado no nos Uevaria a re conocer los mismos obstdiculas que hay enfrentamos? Fl establecimniento de Jas nuroas condiciones que se requieren para proseguir gestiones que pre dan levarnos al logra del objetiva que nos fejamos en el encuentro de Cha rita, na esti en-manos de Bolivian” + oa La respuesta de Pinochet en la parte pertinente sefiala: «Parecie- ra desprenderse dean prirrafo de la carta de Vuestra Excelencia un cargo ‘peera Chile qne estima indispensable desvanacer: Es efectivo que mi Gobier- ‘no descarté el referido planteamiento formulado por considerar que incidia en cuestiones ajenas ala consulta propia de sw soberania, Sino realiz6 ges- Tiones posteriores, tempoco txeun conocimiento de alguna iniciativa de Belk sie en este sentido...» Chile, sin embarjgd, siguié exigiendo a Bolivia una definicién sobre el vale decir él canje, pero-sin sancar los titulos que Te permitieran transferir el territorio, mediante Ta obtencién del | Bouvia ¥ CniLt# UNA VEEANMAD PAAGTUKADA consentimiento del Pert. Es mids, segtin se glesprence de la res puesta de Pinochet, considers que no le correspondia hacer nada masal respecto, pretendiendo, incluso, transferir esa responsabili- dad a Bolivia que es victima pero no parte del Protocolo del 29, cl mismo que obliga y da derechos, como todo convenio, sélo a los Estados que lo concertaron y suscribieron. Chile tuvo que admitir que no tenia facultades para transferir el territorio objeto dle la ne- gociacién. Sea como fuere, el «doble cerrojo» del 29 funcion: perfeccién. “El dia 16 de marzo de 1975 el Presidente Banzer pacho al Subsccretario General de Relaciones Exteriores, Marcelo Terceros, y al Subsecretario de Politica Exterior, Javier Murillo de lwRocha. La reuni6n s¢ realizé a las once de la maiiana. El Presi- lente mostraba cierta ansiedad en su expresidn, aunque, como era'sy costumbre, siempre cortés y sereno. Dijo, en sintesis, que se eneontraba contrariado por el curso que habian tomadlo lis nego- ciaciones con Chile. Expres6 su frustracin porque se habia des- Virtuado el fin conereto y primordial dei didlogo restablecido en Charaiia vinculado directamente con el objetivo de retorno sobe- Fano al mar. Sus palabras denoiaban decepcién. Seguidamente, tomé un pequeio papel de anotaciones y dijo: «Anotani en esle par fet los nombres de las inicas tres personas que saben de la decisién que es fey adoptando, Hugo Banzer, Marcelo Terceros y Javier Murillon, «Los “tiiembres det gabinele ministerial nolo saben», eéte decidlido que hi loge do el niomento de terminar con un.proceso que ya no tiene perspectivas», «Reanudamos el didlogo con’ Chile para volver al mar», ali didlogo ha perdido su razén de serv. «No queda otro canino entonces que rompar nua- vamente las relaciones», aLes pido que con la mayor reserva redlacten los documentos y lomen las previsiones del caso». Era obvio que no éramos tres los que conociamos de-la decisién, sino cuatro, porque, sin duda, el Canciller lo sabia desde la noche anterioi: ~ Lo mismo que la propuesta de 1975, el documento de la ruptue ra le correspondi6 redactar al responsable de estas lineas. AJ dia si- guiente, se Ie entregé al Encargado de Negocios de Chile, la nota comunicando la.decisi6n de interrumpir.lasrelaciones diplomati. - cas, después dé sdlo tres afios desde la reapertura de las mismas. Alascinco de la tarde del dia 17 de marzo de 1978, se dio lectu- nie elSaldn de Actos de la Cancilleria, del comunicado oficial, el 144 ee re yy" ae a ! SESE S 6é6 Javier Munir nx ta Racin cual, cn sus partes salientes, justifica la determinacién adoptada El punto quinto subraya que «recientes'gestiones cumplidas a iniciati- va de Bolivia (gestin del agente confidencial Embajador Willy Vai- Bas) dan (a evidencia de que el gobierno de Chile ha abandonado el com- jromiso esencial que explica histéricamente la reapertura del didlogo, el misma que, se justificd pror ta decisién de ponerto al servicio fundamental de nuestro relorno soberano al mar, quediando asi, totalmente desvirtuada su veczin dle sern, «lin efecto, ln gestién confidencial, lejos de encontrar la reeeplividad requerida para identificar nuevos factores que dieran. frroyec- cién efictioa a ta instancia de los Representantes Especiales, confirms posi- cionts y conceplos muy desalentadores, como el que Chile, al margen de mantener inmodificables todas sus exigencias no habia hecho y considera- ba que no debia hacer ningtin esfuerzo destinada a buscar el acuerdo pre- vio con el Peri. Ello, obviamente, tal como se analizé en las declaraciones del 14 de febrero pasado, imposibilita impulsar negociaciones con perspec dfvas reales de culminarlas en la prtictican, . ePor qué fracasé la negociacién mas importante emprendida en el siglo XX? Sélo es posible alcanzar acuerdos y resolver problemas cuando fa voluntac comprometida con esos objetivos es lo suficientemen- te sélida como para vencer las dificultades y allanar los camninos, cuando esa voluntad es mas grande que los factores que condicio- nan el arreglo. La voluntad de las partes es la tinica fuerza capaz de remover los obstaculos que pudieran existir. Esh'Voluntad: no ha estado presente en ninguna de las oportunidades en que fue posible alcanzar Ia solucién para el centenario problema que afec- ta Bolivia, pero que no es tinicamente de Bolivi Un papel decisivo juega la concicncia publica, qtie no esti bien informada en ninguno de los tres paises. La dirigencia politica y los lideres ce opinién forman parte de ella y, salvo muy contadas excepciones, tampoco han mostrado Ia éuficiente madur rivanriables- cont facilidad a los gobiernos de los tres cs, la mayoria cle lis veces apelando a Jos arranques emociona- les antes que a las razohes bien fundadas. Chile, por lo visto, consi- dera una derrota satisfacer fa demanda boliviana, El Perti, una » ga propuesta era flexible y negociable, Se realiz6, por pune! ¥ [Bouivia v Cinta: UNA VECINDAD eaaerumana guerte de claudicacién que ese objetivo se cympls por SH 2 ten Soe Bolivia se rebela ante la posibiligad dg que sea uns echia franja costera Ja que compense el, enprme terior que perdid hace 125 aiios. . TEs preciso vencer esas barreras emocionales. Cuando se puc~ dan remover esos limites, que estdn en la mente, se podriin mo ficar los que separan alas naciones. De eualquicr manera, sc ratificé el compromiso de Chile de transierir a Bolivia un territorio soberano al norte de Asica, La Condicién, al parecer, inamovible cs fa de un Wrueque; fe ‘torial. Gon la consulta al Pert, se pudo constatar la posicion de este pais, on rasta entonces habia estado en el terreno de kas hipstesis. Pa a pile el acuerdo previo previsto en la consulta es, simple y Hanae mente, la conformidad o el rechazo sobre la eventual cesi6n terr torial. Para el Perd es un entendimiento formal al que debe Hlegarse luego de un proceso de negociaciones. Para el Peri, por Io unenos hasta 1975, mantener Ia unidad socioeconémiica entre ‘Tacnay Arica es un elemento fundarhental. El Peré levanté el veto en funcién del principio, aunque no en la extension geogrilica para aleanzar el Océano Pacifico. Acepté la construcci6n de wn piserto soberano de Bolivia. Propuso que todo el mat territorial porrespondiente al area de soberania compartida pertencies © cralvaenente a Bolivia, No exigié compensaciones, y decl é& € BER Pare ae ee ed Rg 4. HARARE’ 1 LS sae A. Seen, una reunién tripartita al.més alto nivel, en la que los Prusidentes de Chile y Perd, al concertar acciones encaminadas 2 et? Gromgar a Bolivia una salida soberana al Pacifico, admitieron dur 4 coors vo se cumpla esajmeta, hay una cuestion pendiente de ee soluci6n. pa 1, Hloy, a.casi tres décadas de Charafia, aon Josadversarios mésen- » gtd are jel Prosidente Banzer, reconocen que nunca antes, cn él a4 siglo pasado, Bolivia estuvo més cerca del mat. ¢ 4 A € sl se aenpepsetn SEBIN 6 tin 1986 el Presidente Paz Estenssoro declaré que se requeria et siinenfoque fresco del problema.» Palabras més o palabras menos en! 4 { 146 ee ee el ee es PPP PEP ELI LITE Dbbbansansnsdy Jovtex Muniito neta Roots reproduce lo que dijera en Arica 32 aiios antes, poniendo el énla- sis en Ia privilegiada complementariedad que existe entre las eco- nomias de Bolivia y Chile. Goincido plenamente con la apreciacién del diplomitico y ex Vicecanciller, Fernando Messmer, cuxindo sosticne que «no se ad- ievte en las palabras del Presidente Paz Estenssoro, la intencién de iniciar sun proceso cle negociacién para tratar ef centencerio problema mevitimo. It expresin enfoque fiesco, junto a referencias a'ld complementariedad de la economia chilena con la nuestra, més parece orientada a fortalecer las rela- ciones econdmicas y comerciales con ese pais, y no a buscar una solucién para que Bolivia obtenga una salida sobzrana al Océano Pacificon.24 No obstante, el Canciller Guillermo Bedregal interpreta de dis: tinta manera Ia expresion citada, y promueve una serie de contac: (os con su similar chileno en procura de concretar un didlogo que tenga por objetivo abordar el temade fondo. nalmente, se produce In reunién en Montevideo (abril de 1987). EI Canciller boliviano hace entrega al de Chile de dos Me- moranda, el primero, con un contenido muy similar a Ia propucs tade 1975 y, el segundo, con tres alternativas de enclaves. La respuesta de Chile signific6 un retraces inconcebible, La Declaracin que emitid el 6 de junio sefiala que después de una aintensa elapa de aniilisis, consullas y pormenarizada informacién y den- Ino del espivitu dle seriedady franquexa que caracteriza a la politica exterior chilena, la Cancilleria tiene el deber de manifesta que no resulta admisible part Chiteel fondo de ta alnatida projruesta boliviana en sus dos allernati- ‘vas, como es que la concesién de lerritorio chileno soberieno sea a través de un conredar al norte de Arica o de enclaves a lo largo de su litorals. Esa in- sélita respuesta enterré de una manera agraviante todos los com- promisos anteriores. Dice Fernando Messmer y me adscribo al criterio: «Opiniones se- vias y aulovizadas sobre la materia coinciden en seftalar que este fallido in~ lento dle negociacién two como precado, li precipitacién y el excesivo enter siasmo con que la Cancilleria botiviana evs adelante las gestiones». Aun ndmitiende Luvalidex cle-esti-conclusion, ecGmo'es posibléque cl Canciller del Valle hubiera permitido que las cosas legaran tan le- jos, al punto de recibir formaimente un planteamicnto, sin cono- ‘cer, cle antemano, el grado de fesistencias que se iban a manifestar? Iouviny Cuts UNA wectNingn PRAETURADA Retrospective {U Ene de agosto de 1997, esta ver. comg Presitente Con asume ¢l Mando de Ia Nacién, el General Hugo Banizer ‘Han pasado 26 aiios desde que iniciarg su primer gobierno. En las tiltimas dos décadas, como fundador y lider de un partido de cen- tro, se hubfa convertido en un puntal de la democra El Presidente Banzer, ficl asus convicciones, cdecidié reponer el tema del enclaustramiento boliviano en las agesicias multilateral y bilateral. Sabia que las condiciones eran totalmente-distintas a 1975. Aquel aiio, Chile era gobernado, con puiie de hierre, por quien acumulaba un enorme poder y autoridad politicos. Banzer entendia perfectamente bien que las legitimas vias de la democra cia sefialaban caminos diferentes. Eran otros ticmpos. Adcmis, para cualquier planteamiento, en 1975 sc contaba con el auspicio- so antecedente de las Notas del 50, micnitras que, la fallida gestion de 1987, no podia ser peor fundamento. De.cualquier manera, el Presidente boliviane decidié despertar nuevameate, en toda su intensidad, el interés de la comunidad re- gional y mundial sobre la cuestién maritima. Resolvié plantear la demanda boliviana en los foros internacionales. El lenguaje y el tono estaban orientados, sin embargo, a la apertura del dislogo. Determin6, también, que fuera el Canciller el principal vocero de Jademanda maritima. En noviembre de 1997 se produjo el primer contacto entre los Cancilleres, a iniciativa del Ministro Insulza. Tuvo lugar en el marco de la Cumbre Iberoamericana, celebrada en Margarita, ‘Venezuela. La reunién fue tensa, El Canciller de Chile comenzd por proponer que se continuara con el procedimiento que, a su juicio, habia dado interesantes resultados. Se estaba refiriendo a una serie de reuniones que se produjeron entre representantes confidenciales, quienes habjan intercambiado algunas «notas personales», en las que, se replanteaba la insistente tesis chilena dg las zonas econdémicasy de un régimen spl de facilidades Qahaeeaag agen = > Portuarias.. peas : a I Ganciller de Bolivia le dijo, con franqueza, a su colega chile no, que no crefa en los agentes confidenciales que mangjaron el = tema de forma casi subrepticia. Que, asu juicio, la responsabilidad 2 2 ee » 148 x ao JAvieR Muntito oF 1a Roc cra directamente de los Cancilleres y que ella no podfa ser deriva- daa nadie en asunto tan trascendental. Que Bolivia necesitaba trarar ¢l tema de fondo y no las cuestiones derivadas y qite ésa’era In definicién del nuevo gobierno. Que no habia encontrado avan- ces sino graves retrocesos en las relaciones bilaterales, que sélo, mostraban signos de discrepancia, Le pregunt6 al Canciller Insul- ¢Qué se puede rescatar en las actuales circunstancias en bene- ficio de mostrar una Perspectiva positiva en Ia relacién bilalteral? En apoyo de esta afirmacién, le recordé que, desde 1962, seguia compensacién alguna el tema del desvio de las aguas del rio Lauca, que Chile no habia mostrado decisién de remover las mi. Bas lerrestres cle Ia frontera (més de medio millén) y que, en esas condiciones, era incongruente hablar de-integracién: vecinal, Que desde. hacia casi cien aiios, Chile utilizaba, en sui exchisivo beneficio, los manantiales del Silala, que habjan sido artificial mente desviados hacia su territorio; que las condiciones cle aco- pio y exportacién de minerales por Antofagasta sufcian. trabas inauditas; que Chile seguia con el proceso de privatizacién dle los Puertos que utiliza Bolivia, transfiriendo a empresas concesiona rias la administracién de obligaciones emergentes de un Tratado de Paz y Limiites, Que, finalmente, nada se habfa hecho para ate- nuar el enorme desequilibrio en la balanza comercial, con grave Perjuicio para Boli gt A Fue, para el Ministro Insulzi, una soupresa descubrir, que la agenda negativa tenia cada vez mas temas.25 vt Con motivo de Ia Asamblea General de a OFA, en jun io del aiio siguiente, ¢l Canciller holiviano expuso extensamente Jos funda- mentos politicos y econémicos de la demanda de su pars. Sostuvo en las partes salientes que «la persistencia del enclaustramiento bolivia norm el covazéin det Continente es, sin dua, un obstéculo parca la. confor macién dle un gran espacio econdmico mgional. Es un fieno al proceso, una realidad injusta que le quita coherencia préctica y principiesta. Afecta, gm cansceuencia, alempeno con que estamos trabajando en proct tra tle irle- krarnos». Miadié que ajurito'a los incuestionables derechos pice la respal- dan, estén las exigencias del desterrollo boliviano en igualidad de condicio- nes con las otros prreblos hermanos del Continenten. El Canciller bolivianto desiacé que «diversas estudios, coano el de la Junta de Comercia y Desarvolto le tas Naciones Unidas, o los te orienta- HHouviAY Citas UNA WECINDAD FHAL=THHADA ron las doliberaciones de la Gomisidn del Aguerda de Cartagenc, he pro- Dado que ta posicién medilerrdnea es un escollo para el crecimiento ecant- ‘ico 9 socials, Enteegd, adicionalmente, para consideracién de la ‘Asamblea Gencral de la OEA, la sintesis de un documento basal en un ensayo del conocido profesor de Harvard, Jefrey Sachs, en el que se demuestra como resuliado de un anilisis de rigor cientt- fico, que los paises sin acceso ai mar pierden anualmente en sus sas de crecimiento un porcentije equivalente al 0,7% del produc: to, especificamente como efecto de est situacion. Ese quiere dec que si Bolivi: hhubiera mantenido Ia conexién soberana con el Pa- cifico, sus niveles de produccién y sus tasas de crecitiniento brian sido sensiblemente superiores a los que tuvo. Se desprende del citado anillisis que log costos del cnclausiramicnto boliviano ascienden, cada diezaiios, a4 mil millones de délares. Esto permi- te medir Ia pérdida del PIB boliviano durante 125 afos de encic- rro, sin tomar en cuenta, los,recursos explotados por Chile en el tertitorio que incorporé asu soberanfa a partir dela guerra. Refiriéndose a los apoyos en el marco del sistema interamerica- no, el Canciller boliviano subray6 que «estamos prevcupados por la posibilidad de queesta inslancia (la OFA) pierda la fuerza cov la que se la sslablecié originalmente y se convierla en una actuacién ritual, en la que los actores se limitan a representar et papel que el guidn les seitala, Uno frt- ra planiear su demanda, e otro para insistir en que no existe ning pro- blema pendiente. Dentro do ese marco no queda para los demas, sino o ex- presar su interés por los esfuerzos que las partes hayan hecho-o estén ‘haciendo en procura de solucionar las dificultades que confrontan,; como si fuéramas ajenos a las preocupaciones det Sistema Interamericano». «EI Ministro boliviano cerré su intervencién proponiendo a Chi- le «ahora, en el marco solenine de esta Asdinblea bajo cl auspicio det Sistema Inleramericano, iniciemos, cuanto antes un proceso de reflaxién comin acerca del futuro de anibos jrueblos, en todas las dimensiones de la integra- cién binacional y hemisférica, para la solucién definitiva de los problemas _que hemas heedado del pasado, ¥ det mas inyportante de todos, dela rin- legracién maritima de Bolivia. No somos responsables de ese pasado, pero st sums responsables tel privente y ef futuro::¥ motendriamias excusts‘ valida, si seguimos lranéfiriendo nuestros conflictos @ las generaciones det maftana. + Lisa mjlexién tiene que ser integral, sin prejuicios ni preconceptos, que permite superar lodas los obstéculos de orden politico, histérico y juridico, que fre- (AOA OROEE a6 no nn na0n4064664 Jovten Munn. neta Roca nan la complementaciin de nuestras economias y sociedades. Ese andlisis no debiera limitarse a identifica los problemas, sino, especialmente, a dis- cuir la manera de resolvertos». Se produjo, por supuesto, la réplica y la diiplica consiguiente. La primera insistiendo, como siempre, en que rio hay nada pen= diente entre ambas naciones, ya que todo fue resuelto libre y satis- factoriamente por un Tratado, que es intangible. La segunda, re- cordando las condiciones en-que fue firmado y sus consecuencias > e » » 2 para Bolivia, 9 s » * pes En lasiguiente Asamblea, celebrada en — , se repitid el ritual; pero, en la noche, a invitacién del Canciller Insulza, se pro- dyjo la segunda reunién entre los Ministros de Relaciones riores, en Ia sede de la Embajada de Colombia. Se desarrollé en un ambiente mils distendido. No se produjeron las recriminacio- nes muuias que tuvieron lugar en ¢l encuentro de Margarita. Ha- o bia pasado mas de un ajio. En un tono conciliador el Canciller de 9 Chile ofrecis hacerle legar a su colega boliviano unas notas, que ~o el mismo redactaria, con ideas sobre las que se podria, tal vez, ini- ciar una nueva etapa. ao Las notas, empero, munca Hegaron. El Canciller Insulza pasé a » SB ocupar otra cartera ministerial. Se hizo cargo del Despacho de Re- laciones Exteriores, un hombre joven, de estirpe diplomatica, Juan Gabriel Valdés, hijo del ex Canciller y Senador Gabriel Val- yew ‘ és, destacado hombre pitblico que siempre mostré uria.actitud chop positiva hacia Bolivia. Se estaba abriendo, efectivamente, una nue- va perspectiva, : os Lo dificil para recomponer una relacién normal con Chile es vk que no se trata solamente de olvidar los agravios del pasado, sind by de mod 1s realidades del presente para abrir Ins puertas de un futuro distinto. ee kee bee Se produjeron dos reunitnes de anilisis y reflexion entre los Cancilleres, en Rio de faneirb y La Habana, que culminaron en la coincidencia de que, al. comebar un nuevo siglo, habfa que buscar también nuevas formas para testablecer el diélogo entre Bolivia y Botivia ¥ Guns: UA VEEINOAD FRAGTIRADA Chile, encaminado a resolver todos Ilys problemas que confron- tan, politicos y cconémicos, con la tiniga coydicion de que sea sin exclusiones. Este compromiso fue adoptado y recogiqo en un Comunicado Conjunto (Murillo-Valdés) luego de dos segiones de wabajo que celebraron en Algarbe, Portugal, el 22 de febrero de 2000. El Co- municado destaca que «los Cancilleres resoluieron conformar wna agen- da de trabajo que incorpore sin exclusion alguna, las cuestiones esenciales de la relacién bilateral, con el espiritu de contribuir al establecimiento de un clima de covifianza que debe presidir el didlogo». Se pone de relicve, asi- mismo, «que en la ocasién abordaron con una clara voluntad coustructi- vay con el fin seiialado precedentemente, todos los temas cle interés funda- mental para anbos paises, sin exclusiones». El documento de Algarbe enfatiza también en que «el desarrollo de este didlogo estaré encaminado a superar las diferencias que lan inpe- dido une plena integracién entre Bolivia y Chile, con el firme propésito de buscar y alcanzar soluciones a las cuestiones que afectan a sus relaciones politicas y econémicas». Después dc trece afios (1987) se sientan las bases para una rea~ pertura del didlogo en términos que corresponden a una vision distinta. Se acuerda conformar una agenda comin para incluit en ella tédos los asuntos de interés fundamental, lo cual, incorpo- ra, obviamente —aunque no se lo diga explicitamente— el tema del may, ya que no hay otro mas importante en las relaciones de Bolivia y Chile. Asi se1o mencioné en la reunién de Alga:be, y los cancilleres coincidieron en que no podia existir una agen min para ambos paises que excluyera este vital asunto. Se decide, ademis, conferir al indicado didlogo, sin exclusiones, un conteni- ‘do trascendente: solucionar las cuestiones que afectan a las rela- ciones politicas y econémicas boliviano-chilenas, con el fin de.al- canzar una piena integraci6n binacional. Estaban contemplados, sin duda, todos los elementos para avizorar una perspectiva mis amplia. Quienes estén familiarizados con el trémite de las negociacio- nesy lenguaje diplomaticos saben que se ha dicho yacordado mu- cho mis de lo que figura en las declaraciones ptiblicas. En efeéto, el contenido del planteamiento boliviano en Algarbe, coordinado con ¢l Cénsul General ent Santiago, Gustavo Fernandez 4 PVP HII OKHUSLERBS met 4+ vuewee i AAVRHVHAMHAIVSRDAH|DDHADHD A o © ] © ] < e e © © eS e © © a 2 8 208 O.0.6.66.4644444 6448. F. _Javten Mumttz.0 DE tA Roca consistié en agrupar los temas en tres médulos, en los que deberia avanzarse simultineamente. EI primer'médulo para analizar conjuntamente la forma de sa- tisfacer In demanda boliviana de un acceso soberano al Océano Pacifico. Se propuso cambiar el método, teniendo en cuenta que, en el pasado, no habfa funcionado el procedimiento de presentar una propuesta y ésperar la respuesta positiva o negativa de Chile. La solucién debiera buscarse de manera conjunta, mediante un curso de accién que se estableciera de comin acuerdo. EI segundo médulo para abordar diversos problemas de la agenda bilateral, entre los que se mencionaron los desequilibrios y asimetrias en Ios flujos comerciales, proteccionismo, otras res- tricciones y actualizacin de los acuerdos comerciales. Desmante- lamiento de las minas terrestres en Ia frontera. Medidas unilatei les que afectan al régimen de libre transito, privatizacién de puertos, compensacién a Bolivia por el uso indebido de las aguas manantiales ubicadas en el departamento de Potosi (Silala). El tercer médulo destinado a la consideracién de un programa de desarrollo trinacional, que incluya al norte de Chile, el sur del Perit y el occidente de Bolivia, con Ia finalidad de restablecer las condiciones, bloqueadas por los efectos de la guerra de 1879, para que esa regién de alrededor de 800 mil kilémetros cundrados de superficie aproveche sus ventajas competitivas, su propio merca’ do, y mejore, sustancialmente, los niveles de vida de mas de 6 mi- lones de persénas. La ejecucién de obras de infraestructura fisica se constitufa en Ia base sobre la cual se reconstruiria ese inmenso espacio econémico, para conectarse con los grandes merendos del Atlintico. : El mandato del Presidente Frei estaba préximo a concluir, por Jo que se hacfa necesario quic Ins nuevas autoridades chilenas rat ficaran el compromiso de Algarbe. Filo ocurrié en Ia reunién de los Presidentes Banzer y Lagos, quienes, al concluir su encuentro, que tuvo Ingar en Brasilia, emiticron un Comunicado, difundido cl Ide septiembre de.2000, reafirmanda «la disposiciin we sus 0+ biernos de realizar un didlogo sobre todos los temas de sw relacién bilateral, ‘sin exclusiomes, con el propésito.de generar un clima de confianza recipro- (1, que permita profundizar las telaciones mattuas sobre la tase lel marco y posiciones que suslentan ambos paises». Los Mandatarios «decidieron, 153 Iho y Cas Urs vrennnan HAC EUIRAHA ‘asimismo, convocar a los ministras responseblas de descerralta econsinic, infiraestructuray energia delos respectivos paises, con el objeto de examinar las posibitidades y mecanismos para poner en prdctica un programa ale in- legracién-y desarrollo, al que se invitaria pusteriormente a participer a otros paises y onganismas interesados en su jecucién». Los elementos que se desprenden de esta instancia son de kt mds grande importancia. Mas alld de reiterar cl compromiso de Algarbe, sc inicia un programa de acercamiento progresivo, con un claro espititu integracionista. ¥ esto es asi, porque cuando se afirma que en Ia evolucién del proceso se invitaria a participar a otros paises, debe cntenderse que el Perit seria el primero en ser invitado. . La iniciativa contenfa, ademfs, un mensaje y un [in politico: despejar cualquier susceptibilidad de! Perti ¢ incorporarlo como parte activa del proyectado espacio trinacional, del que no pod estar ausente por razones fundadas en [a historia, la ycogralia, ka economia y la cultura. La plena participaciéu peruana en este em- prendimiento tendria que reflejarse, en una ctapa ulterior, a ua vés'de su palabra decisiva para viabilizar un acceso soberano de Bolivia al mar por el norte de Arica. iz, Para dar contenido practico a este conjunto de coincidencias, se trabajé, con un grupo de especialistas y autoridades nacior les y regionales, en el disefio de una estrategia orientada hacia el Pacifico.?6 ee A. El primer paso fue determinar el-espacio geografico que.con- templaria el proyecto. Se estableci6, preliminarmente, como se di- jo,un area de 878 mil kilémetros cuadrados de superficie, de los ‘cuales 369 mil corresponderfan a Bolivia (La Paz, Oruro, Potosi, Pando), 185 mil a Chile (Primera y Segunda regiones) y 324 mil al Perii (Apurimac, Arequipa, Cusco, Madre de Dios, Moquegua, Pu- no, Tacna.) Se inicid, simulténeamente, la tarea de identificar, por sectores, cl potencial que, en conjunto, serfa posible movilizar en la zona de integracion. Ello inclufa’ recursos minerales, hidricos, energéti- cos, agropectiariés, turfsitéos, condiciones de Ta infrastructure y comunicaciones. 5 La conclusién, en sintesis, fue que se podria contar con una _cantidad apreciable de recursos y ventajas competitivas; lo mismo 1 4 412 (Pe Ree eee eee ee 4 4 AQAAQAHRADRASABA 1 c e é evi ° ADDS vuvae wutbs Sovvuv DRAVMADPABRAS b fe a Seweeesud Josten Monit nea Roots en cuanto a las perspectivas para incrementar el intercambio co- mercial, con proyecciones hacia los grandes mercados regionales. La gran deficiencia residia, sin embargo, en la precaria ¢ insufi- ciente infraestructura fisica, por lo cual, el. ésfuerzo concertado tendria que fijar en este campo una de sus prioridades basicas. Era obvio que, de acuerdo con Ia estrategia concebida por la Cancilleria de La Paz, la participacién de Bolivia en el polo de de- sarrollo trinacional debia medirse en su proyecci6n estratégica. No se trataba solamente de una posibilidad mas para impulsar el crecimiento nacional: tenia que valorarse en términos de su efecti- va reintegracin maritima y de su papel de pafs articulador de os grandes sistemas geogrificos de Sudamérica. Habfa, adicional- mente, una relacién vectorial en este plan. Sélo se consolidaria, politica y econémicamente, si permitfa construir el espacio fisicoa través del cual Bolivia romperia su enclaustramiento geografico. Pero aqui no se agotaba cl planteamiento, porque junto con el acceso propio de Bolivia al Pacifico, se abriria, simultéieamente, el acceso eficiente de Chile y Pert al Atlintico, al enorme merca- do del Brasil y al vasto intercambio que promoveria este corredor interocesnico. Se estaba buscando asf que los intereses de los tres paises coincidieran, finalmente, en el mismo tiempo histérico. Esa cra—y sigue siendo vilida— Ia concepcién esencial. Los Mandatarios Banzer y Lagos, desmintiendo predicciones de que no se entendérfan, por sus diferencias de formacién y ten- dencias ideolégicas, establecieron, de inmediato, una Muida co- municacién personal, de mutuo respeto y consideraciones, como resultado de la cual acordaron evaluar periédicamente el avance del didlogo sin exelusiones en succsivos encuentros, aprovechan- do Ia intensa agenda de actuaciones multilaterales. Se tuvo que lamentar, sin embargo, la ausencia del Canciller Juan Gabriel Valdés, quien habia alentado personalmente Ia aper~ tura de este complejo intento de franquear las puertas para un acereamiento entre los dos pat . . A principios de'2000 s¢ Feail a Santa ‘Cruz de | reunién a nivel ministerial que posibilité un primer examen del programa de integracién, acordado en Brasilia. Luego, se producirfan do’ nuevos encuentros entre los Manda- tarios Banzer y Lagos, cl tiltimo en Québec, Canadii, donde se le jorra, wna ) ‘bouivin ¥ Gus: UNA VeeINDAD eHAGTUNADA recordé al Presidente de Chile, que era indispensable ingresar cn lisis del médulo politico, para cyniplir con cl método adop- tado en Algarbe, a si on las tres dreas que se habfan definido..” Corrfa el mes dy abril de 2001. Se avecina- ban penosos acontecimientos que repercutirfan hondamente ¢] proceso iniciado en Algarbe. AHAAARIAAIRAAID ; = y wD ea? eee Be DD Bew eo ee D es ae ¥ ee ee ee kp he & be e & & ee ees e6eGee b&w Javien Munitio ve La Rocita Retrospectiva lV Con tn salud grave e irremisiblemente comprometida, el Presi- dente Banzer tuvo que abandonar el gobierno el 6 de agosto de 2001. Asumié Ia Primera Magistratura dela Naci6n el joven y.ta- , lentoso Vicepresidente, Jorge Quiroga Ramirez. wt En su mensaje de posesi6n declaré que gobernaria dos aiios, no porque pretendia prorrogarse en el poder, sino porque, consciente lel escaso tiempo de su mandato constitucional, redoblaria los'és- fuerzos con el propésito de cumplir un programa disefiado para un, periodo mvs largo. Dijo al respecto: «Trabajaremes doce horas diarias durante por lo menos 330 dias, descansanilo uno que otro domingo y algtin Jferiauto, Esto suma 4.000 horas, que hacen dos aiios de dedicacién en el tien ipa de wno. Dos arios de trabajo en un aio de gestién». En verdad, s6lo le quedaban, en cl mejor de los casos, diez meses titiles. Hacia finales de 2001 y principios del 2002 se confirms la not cia de que las reservas probadas y probables de gas natural existen- tes en Bolivia Hegaban a 53 trillones de pies ctibicos “(TCF). Los compromisos de provisién del energético con Brasil y Argentina, a 20 aiios, mas el consumo interno, que es muy reducido, dejaban todavia un saldo de aproximadamente 41 (TCF). Con ello, el pais se convertfa en una potencia gasifera en América del Sur. En consecuencia, se hizo perentoria la brisqueda y concrecién de nuevos mercados. La oportunidad se presenta en la costa ocste de Estados Unidos, y se conforma el consorcio transnacional Paci fic LNG para el desarrollo del proyecto, cnyas dimensiones reque- rian de una enorme capacidad en inversién y tecnologia. Algiin tiempo después, el consorcio firmé un compromiso con In empre- sa Sempra Energy, la cual tomaba a su cargo la distribucién comer- cial del cnergético en el mercado de California. No se trataba de una operacién sencilla ni técnica ni financiera- mente, pero, en ese momento, muy pocos se daban cuenta de que el principal escollo iba a situarse cn el plano politico internacio- nal, Era condicién. previa definiy.cl, ugar en la costa-del.Pacifico donde se construiria In planta de licuefaccién y el tendido hasta alli de un gasoducto de wi longitud considerable. Sometido al proceso dle regasificacién eti México, el gas seria transferido poste- mente al mercads de cohsumo.

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