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Macedonio Fernandez: localizaciones criticas en la historiografia filosofica argentina Marisa Alejandra Mufioz” En este trabajo nos hemos propuesto mostrar la presencia de Macedonio Femandez en la historiografia filosGfica argentina. En principio, diremos que esta tarea se nos present6, en cierto modo, allanada de dificultades, pues se trataba, de alguna manera, de un ejercicio de rastreo en textos que historian nuestro pasado filos6fico. Sin embargo y a medida que hemos ido avanzando en este itinerario podemos decir que se nos han ido planteando interrogantes y lo que parecfa ser un tema de estudio con cietta transparencia ha resultado estar atravesado por inflexiones que nos remiten a problematicas més complejas 0, en otros casos, mas amplias. Es sin dudas, Macedonio Fernandez, un autor que provoca estos descentramientos y no sin razén, pues sus temiticas y las formas que han adoptado sus ideas se isten a clasificaciones tradicionales. De ahi que tanto literatos como I6sofos tengan dificultades para ubicarlo en sus respectivas disciplinas, Trataremos, entonces, de mostrar en nuestro anilisis la presencia del autor en la historiografia filoséfica argentina. Asimismo, es necesario precisar un marco conceptual para fa comprensidn de los modos de historiar el quehacer filosdfico en la Argentina a principios del siglo XX, teniendo presente que la filosofia comienza en esta época a perfilarse como una disciplina que se plantea objetivos ligados a cierto rigorismo, sistematicidad y especializacién, fruto del proceso de institucionalizacién que experimentan los estudios filoséficos en nuestro pais. Sin embargo y aum cuando Ja actividad filoséfica se dé articulada a las Academias, los criterios que ésta pone en circulacién no son los tinicos posibles para delimitar lo que se entiende por “textos filos6ficos”, por “filésofo" o por “ilosot Universidad Nacional de Cuyo. Area de Historia de las Ideas. 165 Lo. que. puede ser caracterizado como una tendencia.a la “profesionalizaci6n” de los intelectuales, comprende en sus inicios a las primeras décadas del siglo XX en que la filosofia en la Argentina comienza a regularse por criterios que le otorgan cieito nivel académico. En 1896 se crea en Buenos Aires fa Facultad de Filosofia y Letras. Las cdtedras comienzan a ser ocupadas por intelectuales que gozan de prestigio, éstos a su vez, desde sus cétedras ejercen, en algunos casos, funciones de magisterio de un nivel destacado. Asimismo, se crean érganos de publicacién que responden especificamente a la disciplina filoséfica. Para describir este fenémeno cultural Francisco Romero propuso la categoria de “normalizacién” filoséfica, articulada también con la de “fundadores” de la filosoffa. Con este primer término, el autor intenta mostrar el desarrollo en América de un filosofar més riguroso y define el proceso de normalidad filoséfica como “Ia filosofia concebida como comin funcién cientifica, como trabajo y no como lujo o fiesta”... “La normalidad filos6fica -nos dice-, sobreviene con el convencimiento de que la filosofia es una tarea que exige esfuerzo, aprendizaje, continuidad™. Asimismo, los fundadores, fueron definidos como “los creadores de tradiciones”, como Jos iniciadores de un movimiento de renovacién y restauracién filoséfica’ Ahora bien, ,cémo se da en la Argentina este proceso que anuncia Romero en toda América? El autor nos dice que tavo como espacio propicio la Facultad de Filosofia y Letras de Buenos Aires en la cual ya comenzaban a aparecer las primeras respuestas criticas al positivismo que hasta ese momento habfa impregnado la cultura filoséfica argentina. En el pafs son José Ingenieros y Alejandro Korn los que emprenden el estudio de la filosofia con seriedad, profundidad y cada vez.con mayor autonomia, si bien las ponderaciones de uno y otro serdn desiguales en Romero’. En suma, y en funcién de lo que nos interesa remarcat; lo que viene a plantear este autor es un quehacer filos6fico que comienza a cobrar forma a partir de la institucionalizacién de la disciplina. Asimismo, el cultivo de " Francisco Romero, Palabras a Garefa Morente, Buenos Aires, 1935, pp. 6-7. V. Sobre la filosofia en América, Buenos Aires, Editorial Raigel, 1952, » Alejandro Kora y José Ingenieros inauguran los que padriamos denominar los comionzas de nuestra historibgrafia filosdtica. Aimbos publican en Ia Revista de la Universidad de Buenos Aires trabajos que expresan una mirada a nuestro pasado con un intento de ser sistematicos. Korn en 1912 publica “Influenciasflosoficas en la evolucign nacional” ¢ Ingenieros en 1914 le sigue con “Las dieeciones filoséficas en la cultura argentina’ Asimismo, estos primeras intentos de establecer uns historiogratfa en Ia Argentina se dan deniro de fos marcos del positivisma, 166 un saber filos6fico estricto y la tarea de actualizacién respecto a la informacién filos6fica denota igualmente, en Romero, una serie de criterios que suponen una marcada inclinacién a la exigencia de “ponerse al dfa” con la filosofia europea que reviste un cardcter universal. Su planteo contiene, ademés, un academicismo que por un lado intenta poner a la filosofia y 4 la tarea filosdfica en un lugar distinguido dentro del campo cultural, pero por otro lado produce una despolitizacién de la misma abstrayéndola de las condiciones sociales en que es producido todo saber, privilegiando su reproduccién en el dmbito universitario. De este modo, la filosofia termina asimiléndose a la institucién universitaria, para concluir legitimando un tipo de saber desde una determinada préctica. Como ha observado Derrida, “la institucién no es tan sdlo muros y estructuras exteriores que rodean, protegen, garantizan 0 constrifien fa libertad... sino que es también la estructura de nuestra interpretacién” y en este sentido, el autor seffala que es necesaria su “deconstruccién”, haciendo visible las estructuras politico-institucionales que regulan las précticas y las competencias.* ‘Ahora bien, ;qué tiene que ver esto con Macedonio Fernéndez? En principio, decir que su trayectoria se construye fuera del dmbito universitatio ya contramano de este espacio, Asimismo no es posible aplicar sobre su ‘obra las condiciones que Romero enuincia para definir un quehacer filos6fico “normalizado”. Contempordneo de José Ingenieros y Alejandro Korn, Macedonio, no se aproxima a los esquemas de Romero, ni cumple con los quehaceres filoséficos tal como éste los entiende, es decir, no funda una tradicién, no le interesa “estar al dia” con la filosofia europea, no se preocupa por publicar (Io que no significa que le sea indiferente) y menos en publicaciones especializadas, no es sistemitico, no participa en congresos ni es miembro de sociedades filos6ficas, no dicta conferencias, no ocupa citedras universitarias, no le gusta llamarse filésofo, y su propuesta metafisica no obedece a lo que se entiende tradicionalmente por este saber. No seremos los primeros en polemizar con ef esquema de Romero, ni es ese nuestro propésito. En todo caso, nos interesa poner al descubiesto To que dicho esquema excluye y en este caso, no se trataré de iniciar 0 reiniciar un debate acerca de nuestra historiograffa filos6fica sino de mostrar la légica desde la cual se ha organizado la mirada historiogréfica prefiada de esquemas interpretativos no suficientemente amplios que atin hoy Jacques Derrida, «Kant El conflicta de las Facultades», en La ilosofia como instiridn. Barcelona, Ediciones Juan Granica, 1984, p. 45, 167 perviven*. Los criterios que propone Romero instituyen. trayectoriag filosdficas con alcances limitados, e incluso los fundadores. esos pensadores. que Romero vuelve “clisicos” en Ja historiograffa filos6fica argentina, padecen, de miradas sesgadas, no por ellos mismos, sino por la mirada de} critico que en su affin de normatizarlos los mutila’. Ahora bien, ;qué alcances tiene para Romero la filosofia que se relaciona no coi el trabajo metédico y cientifico, es decir, normalizado, sing con el “lujo” y la “fiesta”? Indudablemente esta caracterizacién tiene que ver con el cambio que se opera en general en torno a la figura del escritor y de la escritura que se verifica también en la disciplina filosdfica. El hecho de su institucionalizacién y la generacin de érganos especiticos para la “El resultado de nuestra bisqueda en tomo a ls presencia de Macedonio en la historiograffa argentina nos puso frente aerterios de clasiticacion que necesitarian ser fevisados y ampliados. Sélo encontramos incluido a Macedonio por Alberto ature en La filosofia argentina actual (1962). La flosofia en Argentina (2000. Diego Pré.cn su Historia del pensamiento flosofieo argentino (1969), Arturo Roig inclaye su nombre a lado de tos clésicos «fundadores» de la filosofia en América Latina en «Los “Tundadores' de la Filosofia en América Latina». Washington, OBA, 1970 yen El espiritualismo argenting ‘entre 1850y 1900, México, Cajica, 1972, lo menciona como una dela figuras de la ‘ransiciGn de positivism al idealismo. Hugo Biagini en Filosofia Americana eidemtidad, Elconflictivo caso argentino (1989) y Francisco Leocata en Las ideas flosdfieas en Argentina. Etopas historicas Ul (1993). Este imo dedica varias paginas ala filosoFia de “Macedonio Fernndez mientras que tanto Pr6 como Caturelli mencionan algunas de sus tesis pero con un desarrollo minimo; Biagini dediea tres articulos de su libro a Macedonio Fernindez y lo ubica como uno de los wantecedentes latinoamericanos mas silenciados Pero significatvos en Ia lucha contra el racionalismo y el positivism” (p. 219). Otros Panoramas globales de nuestra historiogratialilos6fica come ios de Luis Fareé Cinewenta afi de filosofia en Argentina (1958), Juan Adolfo Vazquez Antotogia filosdfica argentina del siglo XX (1965), J.C. Torchia Estrada La flosofia en la Argentina (1961), Berta, Perelstein Positivism» antiposisivismo en fa Argentina (1932), Celina Léxtora Mendova, La filosofia en fa Argentina (1981), no hacen ningin tipo de meneidn al sutor signo critco respecto a os citer utlizados por Romero: Horacio *Lanormalizacién filos6liea y el problema de la filosoffaiberoamericana ‘en la primera mitad del siglo XX", en Experiencias en ef tiempo, México, Red Uitopfa y Jitanjafora Morelia Editorial, 200i, pp. 37-66 y "Problemas metodologicos en el estudio de lahistoria de Ia Filosofia”, en Hotta wna meiodologia de la historia de las ideas (flosdficas) en América Latina, México, Universidad de Guadalajara, 1986, pp. 86-99: Raul Forne(-Betancourt “Para un balance ertico de la filosofiaiberoamericansen la Iamada etapa de los fundadores”, en Revista Curva Anuatiode Filosofia Argentina y Americana, Vol. 17, afio 2000, pp. 117-132: Aaturo Andrés Roig "La ctisis su poser generadbor de un petisar latinoamsericana' en Cuadernos de Filosofia, Buenos Aires, Nueva Epoca, niimero 40, abril de 1994, pp. 11-37 e "Interrogaciones sobre el pensamiento filosético”, en L. Zea (coordinadot), America Latina en sus ideas, México, Siglo XX1 1986, pp. 46-71 168 circulaci6n de trabajos filosdficos conlleva el ejercicio de una prictica mas especializada y en vias de alcanzar autonomfa respecto de otros campos del saber: Ya no es un lujo hacer filosofia, pues este quehacer filas6fico no etd articulado al ocio sino a una profesién con respaldo académico. Pensamos que este cambio social de la funcién del intelectual se relaciona, también, con la distincién propuesta por David Vifias segdn Ia cual es posible mostrar una transicién de los intelectuales de principios del siglo XX, época en que aparecen los escritores profesionales y se deja atras la figura del “gentleman escritor””. Sin embargo, no podemos decir que Macedonio Fernéndez sea un “gentleman escritor”, es decir, un intelectual anacrénico y ajeno a las nuevas reglas que se imponen en Ia citculacién de los bienes simbélicos. En todo caso sui desconfianza con respecto al saber erudito y @ la filosofia universitaria nos lo muestra més bien como un intelectual critico descentrado respecto de las nuevas formas institucionales. Ahora bien, atin cuando Macedonio no haya sido fildsofo “universitario”, Ia exposicién de sus lesis reviste cierto estilo filos6fico, que oscila entre una escritura ensayistica y una exposicién doctrinaria. Asimismo, si bien Macedonio Femindez no puede ser considerado un pensador sistemético desde una matriz hegeliana, su produccién no esté exenta de intentos de sistematizacidn, Por tiltimo, Macedonio Fernandez fue un pensador solitario, y coloquial que se negaba a publicar por fo mismo que no querfa pitbfico ‘Como Io ha sefialado Arturo Roig tenfa un circulo selecto de amigos que Jo segufa incondicionalmente y dentro de! cual mantenian dialogos que rememoran el estilo socriticot Una reaccién a los criterios de la historiograffa filoséfica y a las categorias propuestas por Romero, ha sido la de César Ferndndez. Moreno, quien en su prologo a Museo de la novela de la Eterna emprende uma * David Villas. Literatura argentina y realidad pottica: de Sarmiento a Cortéar, Buenos Aires, 1970, * Arturo Roig, en sus libros, ha hechos varias referencias a Macedonio Fernie sefialanido que el estudio de su pensamiento es una trea penidienteen la filosofa, Asimismo. dizemos que Roig en 1969 y Juan Teran en 1974 son los primeros que dictan ceursos en los que Mavedonio Perndindez ocupa un lugar relevante. Roig desarrolla el pensamiento de Macedonia en un Seminario “La ilasoffa argentina desde sus origenes hasta nuestros das” en el “Institut ’ctudes hispaniques et tperoamericaines” de la Universidad de Burdens y Juan Terén realiza un curso incerdseiplinario sobre e! pensamiento filoséfico de Macedonio Peméndez (Est dltimo dato lo hemos tomada de Nélida Salvador. Macedonio Fernandez, creador de a insdlito, Buenos Aires, Coreegidos 2003, p. 157) 169 ctitiea y. en cierto modo, fundamen fa importancia filoséfica de Macedonio Feimandez. Impulsado por las sugerencias de Ezequiel Martinez Estrada a quien le dedica este estudio introductorio. El autor pone en evidencia ia significacién de Ja filosoffa de Macedonio Fernandez tomindo en consideracién las condiciones que establece Salazar Bondy para fesponder acerca de la posible existencia de una filosofia en América (originalidad, autenticidad y peculiaridad) y las categorfas de Romero, y las contrasta con la obra de Macedonio Femdndez. La tarea de Fernndez Moreno se encamina, sin embargo. a cuestionar aquellas categorias de Romero y de Salazar Bondy que dejan afuera de sus esquemas a Macedonio Fernandez mas que a una critica radical de esas mismas categorias y condiciones propuestas por ambos. Fernandez Moreno desconoce que ya José Gaos en 1942, en un Articulo denominado “Caracterizacién formal y material del pensamiento hispanoamericano (Notas para una interpretacién histérico- filosdfica)", habia incorporado como filésofo a Macedonio Fernéndez valorando sus propias formas de expresién, es decir, sin intentar hacerlo entrar en moldes preconcebidos. Sin ocuparse directamente de Macedonio Fernindez sino de Carlos Astrada y realizando una mirada con intencién critica sobre los modos en que se otganizan los panoramas historiograficos en la Argentina, José Fernéndez Vega ha hecho una observacién que nos parece sumamente productiva. Nos dice que en nuestro pais, ya sea por razones politicas 0 institucionales, la narrativa ocupé el lugar de la critica cultural y gener6 hipétesis sobre la situacién intelectual que la historiografia filosGfica no se animé a formular. Esta “historia sustituta”, como la llama Fernéndez Vega, hha hecho la eritica de la filosofia que no han Nevado a cabo los propios fildsofos y propone los nombres de Macedonio Fernindez y Jorge Luis Borges como aquellos cuyas propuestas ‘no tienen paralelo en el campo de la disciplina filoséfica en sentido estricto""”. Esta observacién de Fernandez Vega, creo que puede dar lugar a que pensemos y reflexionemos sobre y desde la obra de Macedonio Fernandez en términos menos esquemiticos respecto de su produccién, es decir, sin divisiones tajantes entre textos literatios y textos filoséficos. Se trata de buscar categorias que permitan poner én dislogo a las distintas formas de expresi6n, uademos americanos, México, n" 6, novieinbre-diciembre 1942. p. 63. el {con)fin de Ia historia. Carlos Astrada entre las ideas argemtinas", Cuademos de filosofia,»* 40. abril de 1994. pp. 115-116 170 identificandé niicleos de sentido mas que de significacién. En todo caso, lo que se plantea e la imposibilidad de pensar una disciplina, la filosofica, sin ampliar registros, Por otra parte, quisiéramos también, en este trabajo, rescatar del olvido un texto de Miguel Angel Virasoro en el cual la presencia de Macedonio Fernndez, aparece, a nuestro juicio, tratado con seriedad (no “seriamente”), tratado desde una lectura atenta de sus textos, un Macedonio lefdo". El articulo de Virasoro tiene como ee el dar cuenta de la conciencia filoséfica en la Argentina entre 1930-1960. No vamos a exponer todas las tesis que estén en éste trabajo y con las que no coincidimos totalmente, pero sf diremos que su propuesta de lectura parte més bien de un filésofo con independencia de criterios més que de un historiador de a filosofia que utiliza criterios externos para clasificarla, El autor identifica cuatro grupos 6 direcciones en el pensamiento argentino en la época sefalada, entre los cuales uno hace referencia a filésofos que cuentan ya hacia 1930 con un pensamiento propio y personal, éstos son Macedonio Fernéndez y Albesto Rougés. Del primero, al que califica como una “personalidad de excepeién” y la pone al lado de Kierkegaard o Nietzsche; nos dice que “es uno de los exponentes més originales de nuestra filosofia”, que “su influencia ha sido s6lo marginal y se ha hecho sentir més en el campo de la literatura (...) En cambio -nos dice- es casi desconocido por los filésofos, porque no han sabido asimilar su problemdtica casi castica, pero que quizés pueda llegar 2 constituirse en una de fas rutas por donde la conciencia argentina deba aventurarse a la conquista de su intimidad”” A estos comentarios y propuesta de periodizacién respondié con virulencia Adolfo Carpio". Dos objeciones que tienen que ver con el tema que estamos desarrollando nos interesa destacar entre las muchas "Virasoro es uno de los pocos interigcutores de Macedonio y con el cual hubo realmente intercambio flos6fico de igual a igual. La lectura de libro No todo es vigilia aparece en la revista Sinvesis en 1929 resfiada por Virasoro y, aunque muchas caras se han extraviado, dos de las publicadas en las Obras completas (volumen Ul) de Macedonio Fernandez. revelan los intereses iasélicos que los unfan sin que por ella hubiera coincidencias en sus posiciones tedrias pues mientras Macedonio hablaba de walmismo ayoico» y con esta Categoria hacfa una ertica radical al «yo», Virasoro le decfaen una earta que

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