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’, en un marco de «alegalidad» y un clima de lucha por la vida,
‘en las que se aventuran lo menos posible, donde dominan las milicias
© las sociedades privadas de seguridad’, donde triunfan el contrabando
y la economia informal con, en ocasiones, islotes «iitiles» en tomo a
‘una mina o una plantaci6n que financian el poder local, su clientela, sus
® Una inclinacié contra la cual se esfuerzan en luchar los Billetes d'Afrique
‘et d’ailleurs, editado con pasién por Frangois-Xavier Verschave, Carta mensual de
Ja asociacién Survie, 57, avenue du Maine, 75014 Paris.
© Bechir Ben Yahmed, «ll faut boycotter les va-t-en-guerre», Jeune Afrique,
16 de febrero de 1999.
? Serge Michailov, director de operaciones para Africa central en el Banco
Mundial, durante un cologuio sobre «La nueva politica africana de Francia», en la
Asambiea Nacional, el 25 de noviembre de 1998.
* Air France, como otras compalifas extranjeras, ha firmado un contrato con
‘una sociedad privada encargada de asumir la seguridad de sus escalas africanas,
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La deriva del continente africano
guerras, Los recursos mineros sobre todo, los diamantes~ han sido el
nervio de los conflicts en Angola, en la Repablica Democritica del
Congo, en Liberia y en Sierra Leona. En otras partes eran el marfil (An-
gola, Mozambique) o la droga (Ruanda)...
De nuevo, en el continente, cuando el Estado ~atenazado por la
deuda y las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional
(FMD no paga los salarios de los funcionarios y abandona escuelas,
hospitales, transportes, «la guerra es una alternativa a una economia
de paz que ya no alimenta: el kalachnikov es el mejor medio de pro-
duccién»’. Los marginados por el éxodo rural, los jévenes «sin oficio»
de los barrios, son la carne de cafiGn de las guerras civiles. Muchos son
nifios-soldados iniciados muy pronto en el horror, a veces enrolados a
la fuerza como en el Ejército de Resistencia del Seftor, en el norte de
Uganda: «Un crimen que no tiene nombre, que consume a genera-
ciones enteras» ®,
Tras la derrota de sus ejércitos o milicias, estos jévenes «antiguos
combatientes», a menudo abandonados a s{ mismos, se convierten en
xcortadores de carretera, salteadores de viajeros (como en el rally
Granada-Dakar, en enero pasado) 0 asesinos de turistas (como en el
parque natural de Bwindi, en Uganda, a principios de marzo). Es sig-
nificativo que el mercenariado —tradicionalmente franco-belga, y luego
alimentado por los pafses del Este europeo- se esté africanizando: es-
capados de los golpes, o las guerras civiles, en Gambia, Liberia, Sierra
‘Leona; antiguos soldados de las Fuerzas Armadas ruandesas y de la Le-
gi6n isldmica de Libia, ex combatientes de los frentes del Chad o tua-
regs, offecen sus servicios, especialmente en el Congo, antiguo Zaire...
La otra Africa esté emergiendo, adornada con los logros del «buen
gobierno» (expresién acufiada por el Banco Mundial) cortejada por los
inversores: mirados con lupa por los afro-optimistas, algunos «polos de
desarrollo bien dirigidos y asegurados» " que —como Costa de Marfil,
Uganda, Botsuana— intentan combinar estabilidad politica, Estado de
derecho, cuadro mactoeconémico viable, abandono de las «mentalida-
* Stephen Smith, «L’ Afrique aux Afticains...en armes», Libération, 29 de no-
viembre de 1998.
°° Informe de L’Autre Afrique, 10/de febrero de 1999.
"Antoine Glaser, La lettre du continent, enero de 1999.
251Arica subsahariana: balance y resultados de una descolonizacién.
des administrativas» y apoyo del sector privado, reformas econémicas
yy sociales erigidas en mascarén de proa; y aspiran a constituirse en po-
los regionales de crecimiento,
Y entre estas dos Africas, una ciénaga:de patses en los que eli Es
tado es todavia una realidad pero que podrian terminar cayendo en el
caos a causa de la sobrecarga demografica, de la degradacién acelera-
da del medio ambiente y de la ausencia de esperanza de mejora de las
condiciones de vida para sus habitantes.
En su informe sobre las causas de los conflictos y la promociGn de
tuna paz y un desarrollo duraderos en Africa, el secretario general
de la ONU, Kofi Annan, destaca el papel de los traficantes de armas y de
determinados intereses extranjeros, pero insiste en «el papel que algu-
nos gobiernos africanos desempefan para apoyar, incluso fomentar.
conflictos entre sus vecinos» y destaca también que la treintena de gue-
rras que han tenido lugar en el continente desde 1970 han sido en su
mayoria internas, aunque hayan causado més de la mitad de las victi-
mas de conflictos en el mundo entero, asi como mas de ocho millones
de refugiados 0 desplazados.
Las causas de estos enfrentamientos son miiltiples: excesiva cen-
tralizacién del poder politico y econémico, que engendra corrupcién y
nepotismo; rechazo, por parte de algunos dirigentes, a rendir cuentas y
aceptar la alternancia politica, en particular en los paises del Ambito
«franc6fono» "; desprecio hacia las minorias 0, por el contrario, mo-
nopolizacién del poder por grupos particulares (Ctnicos, regionales, mi-
litares, etc.), y ausencia de sistemas de representaciGn eficaces; coope-
racién insuficiente entre una parte y otra de fronteras que separan
antificialmente a una misma comunidad; disputas sobre trazados terri
toriales heredados de la colonizacién, por el acceso al mar, al petroleo
© a otros yacimientos de materias primas; exceso de algunos presu-
puestos militares, dificultades de regreso a la vida civil para los ex-
"2 Informe presentado al Consejo de Seguridad el 16 de abril de 1998.
Entre los numerosos paises econ problemas»: Guinea, Yibuti, Repsblica
Centroafricana, Chad, Togo, Nigeria, Camenin ¢ incluso Costa de Marfil, donde el
poder actual intenta descartar de la carrera presidencial, en el ao 2000, al antiguo
primer ministro Alassane Uatiara, esgrimiendo un articulo a medida afiadido & ta
Constitucién.
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La deriva del continente africano
‘combatientes, insuficiencia de control de ta circulacién de armas li-
geras...
Sin embargo, hay que desconfiar de la «ilusién dptica», se lamen-
tan algunos observadores. Una cuarentena de Estados de los cincuenta
y tres, y amplias regiones en el interior de los paises en conflicto, viven
en paz. «Es ésta Africa que trabaja la que cuenta», incluso aunque sub-
istan algunas zonas dudosas, pero «de escasa importancia, que afec~
tan a poca gente, son combatidas y, por tanto, estén en vias de resolu-
cidns
La crisis en el Congo «democritico», la hambruna en el sur de So-
‘malia, la captura de esclavos en Sudan, los estragos de la corrupcién,
los tréficos de diamantes o marfil, la miseria casi general de los siste-
mas de educacién y salud, los costes de la pandemia de sida", el hun-
dimiento de los recursos de las materias primas (en su mayoria, en el
minimo historico, incluido el petréleo), el descenso continuado de Ia
ayuda piblica al desarrollo ", la mds débil movilizacién de Organiza
ciones no Gubernamentales y de desarrollo, etc., no deben «enmasca-
rar la renovacién africana» ".
Porque una docena de pafses han experimentado en estos iiltimos
afios un indice de crecimiento de al menos el 5 por 100, y la renta por
hhabitante ha progresado netamente, entre 1995 y 1997, en més de trein-
ta de los cincuenta y tres Estados del continente. A la cabeza del palma-
és, Surdfrica, con mas de 100,000 millones de délares de producto in-
terior bruto, a pesar de una reciente ralentizaci6n; la vitalidad de las,
‘economias norteafricanas (incluido Egipto), algunos «milagros» (como
isla Mauricio 0 Tiinez) y paises eficientes: Botsuana, Uganda, Ghana.
Bechie Ben Yahmed, Jeune Afrique, 7 de febrero de 1998.
' Cera de dos tercios de las personas infectadas en el mundo viven en el
Africa negra. En 1998, el sida mats a dos millones de aricanos, de ells una cuar-
‘a pane eran nos.
*© El comité de ayuda al desarrollo de a Organizacién de Cooperacién y De-
sarrolio Econémicos (OCDE) sefiala que los pafses del G-7, los ms ricos y los
principales contribuyentes, han disminuido su ayoda en un 30 por 100 desde 1992.
En Francia, segin el inforine de Yves Tavernier, la ayuda pblica bilateral esté cn
aida libre: 24.000 millones de francos en 1994, 16.000 millones en 1998
"Ahmed Uld Abdal secretario ejecutivo de la Coalicién Mundial para
Area, Liération, 29 de enero de 1999.
253Africa subsahariana: balance y resultados de una descolonizacién...
Ha surgido una nueva generacién de cuadros y empresarios africa-
nos, en Ifnea con la mundializacién, Ia telefonfa, Internet, la lengua in-
lesa, que a veces son antiguos politicos o sindicalistas reconvertidos,
‘como Cyril Ramaphosa en Suréfrica #. La integraci6n regional ha pro-
gresado al oeste, al sur, al este. Los socios se diversifican con la entra-
da en escena de Estados Unidos y Japén, mientras que las relaciones
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