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MARIO RIORDA / OMAR RINCON editores \ COMUNICACION ea « AP ReLI » NAVE as) a eT » NATL SS vette aU ALICE ==> cau Ronda, Mario CConunicacin gubernamental en acciin: narzativas presdenciales y mitos de sgobiemo / Mario Rioeda; Omar Rine6a,- {ed ~Cludad Auténome de -Baenot Ares: Biblos, 2016 284 pps 23 x 16 em,» (Cuadernas de comunicaci6n) ISBN 978.987-691-446-8, 1. Comuneacién Politica. 1, Rincon, Omar Titulo cup 302.23 Disefio de tapa: Marisol San Jorge Realizacién de tapa: Luciano Tirabass! U. © Los autores, 2016 © Editorial Biblos, 2016 Pasaje José M. Giuffra 318, C1O64ADD Buznos Aires, {nfo edicorialbiblos com / wa ediorialbbios com Hecho el depésito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina [No se permite la reproduccién parcial 0 tol l almacenamiento, el alquile, la transi sn ola transformacin de este ibro. en cuclquier forma a poe enalquier medio. sea elec {w6nleo 0 mecénico, median forocoplas, ghalizacion w otros metodos, sin el permis previo y ezeito del edior. Su infracein ests penada por las leyes 11.723 y 25446, Esta primera edicion se terming de imprimir en Flias Porter Talleres Graticos, Plaza 1202, Buenos Aires, Repdblica Argentina, fen marzo de 2016, PERU ENTRE LAS OBSESIONES MITICASY EL METARRELATO DEL PAIS QUE QUEREMOS, Segundo Armas Castafieda* Estamos a punto de conmemorar el bicentenario de Ja inde- pendencia del Perti en 2021 y, a casi dos siglos, los peruanos no hemos sido capaces de construirnos como nacidn y no contamos con un relato unifieador de pafs, capaz de asumir no sélo las di- ferencias culturales de las cuales estamos hechos, sino, principal- mente, las desigualdades que nos caracterizan como pafs hibrido y mestizo. En los tiltimos veinticinco afios, Peri ha tenido hasta cinco presidentes si es que en esta suma contamos también al no menos importante gobiemo de transicién que lideré Valentin Paniagua Corazao (2000-2001). Todos ellos han sido gobiernos elegidos bajo las reglas de juego de la democracia representativa que, por supuesto, en nuestros paises latinoamericanos es incipiente, débil e inmadura, y que permite también la presencia de una cultura politica autoritaria y populista como la del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000). Bl primer gobierno del joven Alan Garcia Pérez (1985-1990), con sus hasta ahora controversiales politicas en torno al délar muc (mercado nico de cambio), la ley de estatizacién de la banca y la puesta en marcha de una politica econdmica que llevé al pafs una situacién de crisis econémica hiperinflacionaria profunda de 5,000%, no sélo dejé un pafs econémicamente en bancarrota, sino, sobre todo, moralmente quebrado, con su orgullo y su dig- nidad arrebatadas. * Mis agradecimientos a Edgard Lazo Rojas y a Carlas Cabezuco Moreno por sus comentarios y aportes a este articulo. as MITOLOGEAS NACIONALES EL Mito DEL “CHINO” Los fines de la década de 1980 fueron tiempos trauméticos, Menos de incertidumbre y zozobra para los peruanos, muchos de los cuales no dudaron en migrar a otras partes del mundo en busca de empleo y de una nueva vida. Los que nos quedaron tu- vimos que soportar la arremetica de la crisis encauzando nues- tras esperanzas en las nuevas ofertas politicas que se hicieron presentes en las elecciones presidenciales de 1990. Sin duda, se habia configurado un escenario politico perfecto para el na miento de 10 que los politélogos han denominado et ferwémero el mito de Fujimori Como se sabe, el peruano-japonés Alberto Fujimori se desem- pefiaba como profesor universitario que legé a presidir, incluso, la Asamblea Nacional de Rectores, desde donde salta a la arena politica con su movimiento Cambio 90 que, después de enfren- tarse en una dura batalla electoral con el Inego premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, logra derrotarlo y ser elegido, en segunda vuelta, presidente de la Reptiblica Se ha analizado extensamente el fendmeno Fujimori pero, a los efectos del presente texto, nos interesa dialogar més con las narrativas que estuvieron y estn presentes detrés de los procesos politicos; lo cierto, en este caso, es que alrededor de la figura de Fujimori se construyé el mito que queds sintetizado en el eslogan de su campaha: “Honradez, tecnologia y trabajo”. Desde nues- iro punto de vista, tres conceptos vinculantes donde la honradez emulaba al principio inca del Ama sua (no seas ladr6n), el tra- bajo respondfa a una profunda necesidad de sobrevivencia en un pais en crisis y también aludia a un segundo principio inca, el ‘Ama quella (no seas ocioso), y, por tiltimo, la tecnologia asociaba al candidat con su origen y las buenas relaciones con la bonanza japonesa y la modernidad. En ese sentido, Japén era presentado como el gran garante de la hazaiia épica del “chino” Fujimori, en ese momento al mando del gobierno peruano. No cabe duda de que en este eslogan de honestidad, tecnologia y trabajo coinci- dian y dialogaban los conceptos de tradicién y modernidad, en tanto recogfa las ilusiones y esperanzas de la gente que asumia 216 Pru, EXtRE 183 OnsEStONES MIFICAS ¥ EL METARRLLATO DEL Ys QUE QUEREAOS que en ese mito estaba escrita la f6rmula magica para salir de la pobreza en la que el pais estaba sumido. La poblacién electoral creyé en este mito que provenia de un desconocido e improvisado personaje de la politica peruana, pero que fue capaz de construir un relato politico salvador. De hecho, nuestra cultura tiene mucho de la matriz andina y una fuerte € insistente btisqueda del mito mesidnico, lo cual explica también por qué mucha gente se unis a las filas del terrorismo, asumiendo y creyendo firmemente en Sendero Luminoso como un proyecto redentor. Esto debe llevar a un analisis mas complejo sobre la cul- tura politica en Perti, a conocer mejor quién conforma la masa de electores que decide Ios procesos electorales, pues, ciertamente, como sefialaba e] antrop6logo José Marfa Arguedas, Peri es un pafs de todas las sangres, un pais de provincianos y de una fuerte presencia de la matriz cultural andina. Fujimori gobemé el pafs con este discurso y, hoy, después de més de quince afios desde que dejé el poder y no necesariamente bajo el patrocinio japonés, podemos reconocer sin mezquindades que el fujimoriso dio las medidas econémicas correctivas para combatir la hiperinflacién y lo hizo bajo los términos de la econo- mfa de mercado y la privatizacién, a las que convirtié en politicas de Estado que los gobiernos que lo sucedieron han respetado dis- ciplinadamente. Pero este modelo de crecimiento econémico no ha sido capaz de resolver las brechas o diferencias culturales ni las desigualdades sociales, que se convierten en los principales obstéculos para construirnos como nacién. Una breve evaitiacién del relato fujimorista es que, en honra- dez, el saldo es absolutamente negativo por el altisimo indice de corrupcidn, En térninos de empleo, las cifras no se han modificado sustantivamente a favor, pues la base estructural del problema sigue intacta y seguimos reclamando empleo digno. Lo cierto es que, al fi- nal de cuentas, el “ujimorismo reafirmé la existencia de una cultura politica asistencialista y populista que constituye ahora su principal base de apoyo y que representa alrededor del 30% del electorado Un acontecimiento nefasto durante el gobierno de Fujimori fue, indudablemente, la compra de la linea editorial de la llamada “pren- sa chicha”, con la cual se atacé férreamente a la oposicién y a cuan- 27 MITOLOGIAS NACIONALES to personaje se oponfa al régimen. EI develamiento de este hecho escandaloso en el que varios medios de comunicacién se pusieron al servicio del régimen autoritario de Fujimori fue el detonante més poderoso que impacté en la caida definitiva del gobierno y del mito de la honradez. que tanto pregoné durante la campana electoral. LA TRANSICION DEMOCRATICA El gobierno de Paniagua fue de transicién, tras una larga con- frontacién de las fuerzas democréticas contra el autoritarismo 0 dictadura civil fujimorista que se habfa atrincherado y perenni- zado en el poder por una década. Las fuerzas democraticas, has- tiadas por el recorte de las libertades, la destruccién de las ins- titucionalizacién y la privatizacién desmesurada, se movilizaron para luchar contra el régimen fujimorista, y todo esto desembocé en la gran marcha de los cuatro suyos' para obligar al régimen a restituir el estado de derecho y 1a democracia en el pais. Sin lugar a dudas, detrés de la figura de Paniagua estaba fuertemente arrai- gada la imagen del politico probo, y nadie puede dejar de recono- cer que el gobierno de transicién que lider6 fue simbélicamente ejemplar para la democracia y significé el fin de la ilusién o el mito fujimorista y el inicio de la busqueda de nuevas alternativas de futuro en el pais. EL MITo DEL “cHOLO™ Es previsible que en un pafs donde un gran sector de la pobla- cién no tiene representacién politica ésta se ilusione y se apasio- ne cada vez que aparece una nueva figura redentora. Eta légico, 1, Nos referimos a las marchas realizadas del 26 al 28 de julio de 2000 para denunciar el fraude que rondé la tercera eleccién consecutiva de Fujimo- ri como presidente de Pert. (El término suyo refiere a las cuatro divisiones del Imperio inca. N. de los E.) a8 Pent Eri 148 OBSESIONES MINICAS Y EL MEIARRFLATO DEL af QU QUEREMOS entonces, que después del fendmeno del “chino” llegara, conse- cuentemente, el fenémeno del “cholo”; ejercicio que implicaba buscar al “elegido” entre esa variedad multicultural y de todas las angres de la que esta hecho Pert, descartando, por supuesto, al ‘chino que ya habia tenido su oportunidad y los habia defrauda- do. Por lo menos para mf, esa transicién no fue nada sorpresiva, y ~valga la anécdota- asf lo comentamos un grupo de partici- Pantes durante la cena-foro que organizé el Instituto de Prensa y Sociedad en plena campaiia electoral para las elecciones genera- les realizadas en 2000, cuando Alejandro Toledo sélo gozaba de alrededor del 3% de la simpatia electoral. El candidato Toledo organizé un discurso muy bien estructu- ado en el cual reconocié los éxitos del gobierno fujimorista en el combate al terrorismo y el rescate de la economia, supo “vender” su apariencia fisica, evidencié sus vinculaciones internacionales Y mostré su orgullo de ser un auténtico peruano emergente y “cholo exitoso” gracias a la educacién, mito con el cual sintetiz6 el deseo de superacién de muchos compatriotas. Asi, propuso un modelo de éxito a partir de la educacién y los emprendimientos populares. El toledismo construyé una narrativa que supo anclar los set timientos y las emociones con las racionalidades de miles de pe- ruanos que ansiaban alcanzar el éxito, tal como lo habia hecho uno de los suyos (Toledo), el “cholo de Cabana” que habia sido capaz. de legar hasta Harvard. Esto sintetizaba la idea de progre- so, superacién y encuentro con la modernidad, en un momento de apertura de un nuevo siglo marcado por cambios culturales profundos, ef ange de la globalizacién y el boom de las tecnolo gfas de la informacién y la comunicacién. En Toledo es posible advertir una suerte de conflicto o desen- cuentro de identidades personales que no han llegado a conciliar- se. Por un lado, la identidad natal del “cholo de Cabana”, humil de, sumido en la extrema pobreza y muy lejos de la civilizacién occidental. Por otro, el “cholo achorado (desafiante)” chimbota- ho, irreverente con las normas sociales ante la necesidad de in- sertarse y socializarse en el mundo costefio criollo que, por lo ge- neral, es muy agresivo contra el migrante serrano. Y, por tiltimo, 219 MITOLOG 'S NACIONALES. el “cholo de Harvard”, educado, exitoso, accidentalizado. Esta suerte de conflicto de identidades lo ha caracterizado en muchas de sus acciones y comportamientos en el campo de la politica y en cierto modo también le ha permitido ganarse el afecto o el rechazo popular. Sin lugar a dudas, el gobierno de Toledo (2001-2006) fue de- mocrético y de apertura a las diferentes fuerzas politicas exis- tentes en el pafs, lo cual permitié recuperar el estado de derecho que, aunque imperiecto, permite niveles de convivencia que los gobiernos autoritarios més bien reprimen aplicando la fuerza. Ademas, diversos analistas cconémicos le atribuyen a Toledo el nérito de haber sido el gobernante que sent6 las bases del actual modelo econémico que viene aplicdndose en el pats. EL ReToRNO DE ALAN Gancia Los analistas politicos peruanos han seftalado que el primer gobierno de Alan Garcia Pérez. (1985-1990) tuvo un momento ini- ial de “luna de miel” con los grupos empresariales y un segundo ‘momento de ruptura. Esta experiencia fue tal vez una leceién aprendida por Garcia que le sirvié para gobernar en su segundo mandato presidencial (2006-2011). A pesar de su discurso popu- lista en favor de las clases menos favorecidas, la leccidn aprendi- da de “no pelearse con los empresarios” fue clarfsima durante su segundo gobierno. Alan Garcia lamé a este nuevo comportamiento politico el “cambio responsable”, al que con meridiana claridad defini en su discurso de cierre de campaiia del 1 de junio de 2006 cuando sefialé que era necesario un “cambio responsable porque nues- tra patria necesita un Estado responsable y experimentado, nues- tra patria necesita una conduccién que le permita abrirse paso entre los pafses del mundo, a la altura que tiene predestinada. Hablamos de un cambio responsable para enfrentar la demago- gia, para enfrentar la exageracién y la mentira, para enfrentar la recoleccién de odios y reclamos irracionales. Hablamos de un cambio responsable para construit, porque sabemos que hoy, tal 220 Pend EN RE LAS OSSESIONES MATCAS Y EL METARRELANO DEL INS QUE QUEREMOS vez més que nunca en la historia de Pert, hay condiciones fa- vorables en el mundo, que crece y se desarrolla a velocidades extraordinarias y nunca trillones que son billones de billones de délares, circulando el mundo para ver dénde se invierten y dénde se puede generar trabajo. Y eso depende de la capacidad de un Estado responsable, que sepa tratar con el capital como [Victor] Haya de la Torre lo sefiald, obligéndolo a respetar al obrero y al empleado, obligéndolo a respetar sus obligaciones fiscales, obli- gandiolo a respetar nuestro medio ambiente, pero contribuyendo con su tecnologia y su inversién a que el pais se desarrolle”. Mas adelante, en ese mismo discurso, afiadié: Somos un partida que ha aprendido de sus errores, so- mos un partido que ha aprendido dolorosamente de mu- chos hechos. Con la experiencia de todos esos dolores y errores en la espalda, yo les digo que no les fallaré, tengo un compromiso con Haya de la Torre, con el pueblo pobre, con la historia, con la grandeza de la patria. Aqui estoy con Ja mano extendida para todos los peruanos, Queremos un gobierno amplio y grande, que Peri aproveche la enorme ‘oportunidad que el mundo le abre, que haya empleo para todos, justicia para los més pobres y libertad para todos los peruanos. En este discurso no queda la menor duda de que hablaba de 41, de los errores de su primer gobierno, de las lecciones apren- didas, y, aunque literalmente se dirigia a los obreros y campesi- nos, entre lineas se puede advertir que se estaba dirigiendo a los empresarios diciéndoles que, ahora, él era un politico maduro, expetimentado y que sin odios ni rencores se comprometia a no volver a cometer los errores del pasado y aprovechar esta segun- da oportunidad. Y eso fue lo que ocurrié. Garcfa, incluso, més que Ollanta Humala, fue muy exigente y disciplinado con el manejo de la economia basado en el crecimiento, a pesar de que muchos eco- nomistas sefialan que el verdadero artifice del actual modelo econémico fue el gobierno de Toledo porque, como ya hemos sefialado, senté las bases. Pero, al margen de este debate, lo zai MITOLOGIAS NACIONALES cierto es que durante el segundo gobierno de Garcia la tasa pro- medio de crecimiento del psi fue de 7% anual. Se destacaron los sectores de construccién (11,9%), comercio (7,9%) y servicios (7,4%). No obstante, continuaron el empleo precario, la pobre- za y la extrema pobreza como expresién de que el crecimiento econémico en si mismo no garantizé la reduccién de la brecha de las desigualdades. En esta misma l6gica, otro hito importante del segundo gobier- no de Garcia fue expresado en su articulo periodistico “El sindro- me del perro del hortelano” (publicaco en El Comercio, Lima, 28 de octubre de 2007), un relato del pais al que aspira Alan Gareéa, basado en la inversién privada y en la explotacién desmesurada de los recursos naturales que posee el pafs para beneficiar el cre- cimiento econémico. Sefala alli Hay muchos recursos sin uso que no son transables, que no reciben inversién y que no generan trabajo. ¥ todo ello por el tabu de ideologias superadas, por ociosidad, por indolencia o por la ley del perro del hortelano que reza: “Si no lo hago yo, que no lo haga nadie”. Alberto Vergara (2015) ha sefialado que Alan Garcia “es, por definicién, un animal politico que no va a tener ningin problema en sacrificar ideologias o principios para volver al poder”. Detras, de ello hay también un discurso mitol6gico sobre Garcia, quien indudablemente se ha construido como el soberano de la retdrica Al respecto, Roxana Cobos Sénchez (2014) sefiala: “Como enun- ciador de un discurso, Garcfa, a través de Ia elocucién retérica, busca construir y brindar una reputacién de si mismo en funcién de objetos y sujetos, creencias y valores (religiGn, ideologfa, etc.) de los que echa mano en el proceso de autaconstruccién del perfil que transmite”, Sin embargo, “a pesar de que es calificado como un eximio orador, se puede decir que también es considerado como lo que Platén lamaba un pseudorgos, un falsificador, inte- resado mas en persuadir antes que en la verdad. Un simulador y adulador. Un wendedor de sebo de culebra» capaz de inventar realidades y mundos posibles que lo han levado a un segundo 222 Port EWI 148 OBSESIONTES MITICAS VEL METABRELATD DEL Ras QUE QUEREMOS gobierno pese al desastre de su primera gestién, caracterizada por una debacle econémica y un terrorismo galopante”. EL MITO OLLANTA ¥ EL RELATO DEL CRECIMIENTO CON MAYOR INCLUSION SOCIAL £1 polémico levantamiento militar de Locumba, Tacna, el 29 de octubre de 2000, encabezado por Ollanta Humala exigiendo la renuncia de Alberto Fujimori cuando el fin del régimen era mas que una muerte anunciada, constituyé un relato épico fundacio- nal del ingreso de Humala a la politica nacional. Encontramos alli una suerte de narrativa que asocia el nombre de Ollanta al de Ollantay, jefe supremo y estratega de los ejércitos del Antisuyu en el imperio de los incas. En el Pert del siglo xx, ya no es el Ollantay guerrero del im- perio incaico, sino el Ollanta comandante (R.) del Ejército de la Reptiblica de Peri, lider del nacionalismo que “busca la consoli- dacién de la Nacién Peruana sustentada en su legado histérico, con un modelo de desarrollo que integre las diferentes clases so. ciales y etnias culturales, respetando y reivindicando su pasado milenario, vinculéndolo al mundo global y proyecténdolo a un futuro de paz, desarrollo y justicia”, segtin el Estatuto del Partido Nacionalista Peruano. Las bases programaticas que establece este estatuto de consolidacién de Pert tenfan que plasmarse en el proyecto nacional de la “gran transformacién” que permitiera cambiar y desarrollar e1 pais para liberar a los sectores sociales marginados por siglos de injusticia y prepotencia de las elites que concentran el poder en el pais. Durante la primera vuelta electoral, el candidato Humala aban. deré el proyecto de la “gran transformacién”, que recogia las legi- timas aspiraciones de los sectores sociales mas olvidados del pais, pero, para asegurar su victoria en la segunda vuelta, tuvo que am. pliar su base de apoyo y sumar a las fuerzas del toledismo, que lo obligé a girar hacia el centro y enarbolar una hoja de ruta que desde todo punto de vista constitufa, aparentemente, un acuerdo Programético nacional basico y una oportunidad sobre la cual po- 23 MITOLOGIAS NACIONALES dia concretarse un pacto social de gobernabilidad para emprender algunas reformas importantes para el pais. La hoja de ruta y el mensaje de un gobierno comprometido con la inclusién social eran sefiales de que podia matcar la diferencia con los gobiernos ante- riores, cuyas agendas politicas tuvieron como prioridad el impulso de la economia de mercado y el crecimiento econdmico, pero no se preocuparon 0 Io hicieron muy poco por la redistribucién del ingreso y la inclusién social (Armas, 2014: 14-15) Progresivamente, el gobierno de Humala (2011-2016) fue re~ hunciando a sus ofertas electorales primigenias y, consecuente- mente, a las legitimas aspiraciones de los sectores que hicieron posible su victoria durante la primera vuelta, llegando al extre- mo de dejarlos decepcionados y abandonados a su suerte. Por el contrario, la falta de una base social y la casi nula existencia de su organizacién, el Partido Nacionalista Peruano, trajeron como consecuencia la presencia de un gobernante sin respaldo politico y huérfano de toda capacidad de maniobra para lidiar contra la arremetida de los poderes facticos que terminaron subordindn- dolo a las decisiones de los altos funcionarios del Ministerio de Economia y Finanzas que, sin lugar a dudas, responden mas a los intereses de los grupos financieros internacionales y a los po- deres f4cticos nacionales que a los del propio presidente de la Repitblica. El gran relato politico del gobierno de Humala es el de la inclu sin social, que se acuiié en el ema de “Incluir para crecer” y que para los grupos econémicos no significa otra cosa que que la gen- te se beneficie de las bondades del crecimiento econémico, como sila inclusién social solo se tratara de soles mas 0 de soles menos cuando, en realidad, tiene que ver més con la construccién de una nacién con ciudadanos que tienen igualdad de derechos. Por es0 es que, a pesar de que Perti ha reducido significativamente los niveles de pobreza y pobreza extrema, existe la certeza de que atin no hemos sido capaces de combatir las brechas de la desigualdad social. Otro relato interesante de la oferta electoral de la campaiia de Humala fue “la honestidad hace la diferencia”, con el cual toma- a distancia de los gobiernos anteriores a los que acusaba de que 204 Pit ENTHE 148 OBSESIONES ASTICAS Y EE METARRELATD DEL tals QUE QUuiEANOS ya habfan tenido la oportunidad de gobernar y no hab/an cumpli- do sus promesas y, por el conitrario, habfan engaftado al pueblo. Ademés, imput6 a los gobiernos anteriores de estar embarrados en actos de corrupeién, aludiendo a los casos de Comunicore y Gas de Camisea, entre otros. Para llevar a cabo el proyecto de la inclusién social, el gobier- no de Humala creé el Ministerio de Desarrollo e Inclusién Social, que tuvo la iniciativa de disefiar un interesante modelo de inclu. sién social que tiene tres columnas vertebrales: 0) En el corto plazo: alivio temporal de la poblacién en ex- trema pobreza ofteciéndole condiciones bésicas de vida (vivienda, abrigo, alimentaci6n), especialmente a las per- sonas de la tercera edad, con el objetivo de disminuir la pobreza extrema 2) En el mediano plazo: desarrollo de capacidades para gene- rar trabajo, innovacién, gestidn y organizacién, asf como acceso a servicios de infraestructura basica ¢ inclusién financiera, con el objetivo de incrementar el nimero de hogares con servicios de electricidad, agua, desagiie, tele- fonia y un ingreso aut6nomo. 3) En el largo plazo: generacién de oportunidades para la si- guiente generacién en salud bésica, nutricién y educacién bésica, con el objetivo de disminuir la desnutricién en me- ores de cinco afios y reducir la inasistencia de nifios de entre tres y cinco afios de edad a la educacién basica regular. Coincidiendo con destacados analistas politicos peruanos, podemos sefialar que si bien existen varios programas de alivio temporal para disminuir la pobreza extrema, muy poco 0 nada se ka avanzado en el desarrollo de capacidades y en la genera- cion de oportunidades. Lo cierto es que programas sociales como Cuna Més, Qali Warma, Pensién 65, Juntos, han devenido mas de lo mismo que hicieron los gobiernos anteriores; es decir, se han convertido en programas asistencialistas como expresién de propuestas populistas que sélo apuntan al corto plazo y no atacan los problemas estructurales para promover un franco proceso de 225 MITOLOGIAS NACIONALES desarrollo del pais; por el coatrario, alimentan una cultura de la resignacién y de la mendicidad que colisiona tremendamente con la construccién de una moral de productor, la construccién de ciudadania y el empoderamiento ciudadano. El discurso presidencial del 28 de julio de 2015 fue un relato contable de ntimeros de personas beneficiadas por los programas sociales, como si hablar de desarrollo se redujera a cifras y como si, en el impulso de procesos de desarrollo, los ciudadanos fueran beneficiarios del “papa Estado” y no realmente protagonistas 0 actores de sus pracesos de desarrollo. Se hablé muy poco 0 nada acerca de las estadisticas sobre los ejes centrales del modelo de inclusién social relacionados con el desarrollo de capacidades y generacién de oportunidades. Las cifras oficiales de los organismos internacionales han si tuado econémicamente a Peni como un pais de renta media-alta y en términos de desarrollo como un pais de desarrollo humano alto, Sin embargo, y aludiendo a los temas estructurales y al com: bate de la desigualdad social, podemos poner como ejemplo el ‘caso del empleo. La tasa de empleo asciende al 45,5%, el subem- pleo llega al 48% y el desempleo ascendié al 6,5%; como pode- ‘mos apreciar en estas cifras, si bien la tasa de desempleo es baja, el porcentaje de subempleo es bastante alto y se ubica por encima de la tasa de empleo. Esto explica por qué hablamos de empleo precario, pues hay una alta tasa de poblacién subempleada que equivale a casi la mitad de la poblacién econémicamente activa, que no cuenta con beneficias y seguridad social, y, obviamente, vive una situaci6n de incertidumbre bastante preocupante. A menos de un afio del final de su mandato (2016), el mito Ollanta y el relato de gobierno de la inclusién social se ha de- rrumbado, y ha decepciona¢o a la poblacién que lo eligi y que ahora lo acusa, incluso, de haberla traicionado. Los tiltimos son- deos de opinién publica dan cuenta de un nivel de aprobacién presidencial que oscila entre el 10 y el 20%. ¥ es que, siendo la corrupcién un cancer de los tiempos modernos en los que los ciu- dadanos nos enteramos con mayor rapidez de los malos manejos de los fondos piblicos, este gobierno no ha sido la excepci6n; sin duda, este factor influye negativamente también en el nivel de 226 Pend. EWTRE LAS OBsHSIONES srtcAS Y EL nETARRELATO DEL BAGS QUE QUEREMOS aprobacién presidencial. Y, aunque parezca paradéjico, los mis- mos poderes fécticos a cuyos intereses sirve mas el gobierno de Ollanta Humala son los que més contribuyen a crear su despres- tigio en la opinién publica PERG ¥ SUS OBSESIONES Mfricas Como hemos constatado a lo largu de estas paginas, los perua- nos llevamos mas de tres décadas buscando nuestros mitos (hé- Toes) y relatos politicos, pero estas btisquedas constituyen actos fallidos y, como sefiala Augusto Alvarez Rodrich (2015): Ha faltado, sin embargo, una agenda nacional con luna visi6n orientada a realmente transformar a Pert para que sea una nacién potente, con instituciones sélidas que promuevan la igualdad de oportunidades y el trato a las personas, competitiva, modemma, con infraestructura para el desarrollo, sistemas dignos de educacién y salud, con ciudadanos empoderados y optimistas frente al futuro, y donde, por supuesto, se castigue la corrupcién. El metarrelato de pais que debemos construir no debe descan- sar sobre el relato de la inclusidn social a través de programas so- ciales que no son universales; pero tampoco a través del relato del perro del hortelano que apuesta por la explotacién descomedida de los recursos naturales para beneficiar a la inversion privada; ni en el relato de la privatizacién y el crecimiento econémico que deshumaniza a las personas concibiéndolas como simples cifras estadisticas; ni en el relato abstracto de la modernidad, porque ninguno de ellos sirve como hoja de ruta de por dénde debe tran- sitar el pais en los préximos afios. Debemos buscar construir un metarrelato de pais de cara al bi- centenario de la independencia nacional que se cumple en 2021, que afirme nuestra identidad basada en la diversidad cultural y la tolerancia y que reduzca las brechas de la desigualdad; donde Jos ciudadanos, con nuestros diferentes modos de sentir, pensar y 27 MITOLOGIAS NACIONALES vivir, imaginemos a este pafs como nuestro, como propio y donde todos tenemos los mismos derechos. El futuro gobierno, la clase politica, los intelectuales y los ciu- dadanos en general tenemos la agenda planteada. Constituye un desafio y un deber abordarla generando didlogos y propuestas, si es que realmente queremos construir un pais diferente y de (para) todos los peruanos. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ‘Avvnsea Rooaics, A. (2015), “La agenda perdida”, La Repitblica, Lima, 21 de agosto. ‘Arwas, S. (2014), “La comunicacién para el desarrollo y sus nuevos de- saffos”, Comunifé, 14, enero-diciembre: 10-21 ‘Cowos Sanchez, R. 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