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SEGUNDA PARTE Las Relaciones Internacionales y el Problema de ios Signos 7. Bs dificil ponerse de acuerdo sobre los criterios que per- iiten definir las relaciones internacionales tanto como sobre los términos mas apropiados para designarlas. Estos tltimos aos se han consagrado numerosas obras a las distinciones ‘que convendria establecer entre relaciones internacionales”, “relaciones exteriores””, y_“‘relaciones transnacionales””, enive “politica extranjera”, “politica exterior”, y “politica internacional”, entre ‘‘asuntos extranjeros”” y “asuntos in. ternacionales'*” De dichos conceptos més nos llaman la aten- cin su parentesco que sus diferencias, aunque los teéricos les hayan querido dar varios matices. Con ello, lo nico real es ‘que ese debate ha dificultado esbozar una tipotogia de los fe- ‘nmenos internacionales. ‘Lo que nos interesa mas que el problema de la denomina- ion es el de la especificidad de las relaciones internacionales. Hay algunos elementos que nos autorizan a admitir en el plan tebtico, la autonomia de este campo de analisis, Esta autonomia no se ha ido sino dibujando progresivamente, tan- toa partir de una practica marcada por una cierta unidad, co- imo por la enseltanza tradicional universitaria que la ha ido es- tableciendo, Esta evolucion, consagrada en 10s paises anglo- sajones y en la Union Sovietica, tanto en el campo de la inves- tigacion como de la dovencia, comienza mas tarde en otros paises europeos y aiin mas tarde en nuestros medios. Las analogias frecuentes y a veces la identidad del objeto estu- diado, de los problemas planteados y de los mecanismos ima- ginados para resolverlos, han conducido al acercamiento de esas ramas de la historia, del derecho, de la ciencia economica ¥y de la sociologia que tratan aspectos internacionales de los problemas de su competencia, para instituirlos en campo y ‘objeto de estudio independiente, a saber, las relaciones inter- nacionales. Con la ventaja de que hoy en dia se abordan co- 5s mo un todo esos acercamientos sectoriales que tiempo atts las diferentes disciplinas acotaron, Este cambio de actitud, manifiesto desde el fin de la guerra, result de una actitud pragmatica que solamente paulatinamente ha tenido su correspondencia en el plano conceptual. No podemos escapar en esta ocasion de una revi sion, aunque sea muy somera, de los problemas tebricos que plantea una definicion de las relaciones internacionales.' Los criterios para esta definiciOn varian abviamente segtin los te6ricos. Marcel Merle que ha sido muy licido en sinteti- zar las grandes corrientes, la resume en tres. La primera, sur- ge de la naturaleza misma de las relaciones internacionales, caractetizadas, para ciertos autores, por la anarquia y la ley de Ia jungla, contrariamente segin afirman, a la vida politica jerma de los estados en donde la autoridad prohibe el desor- den. Esta teoria fue formulada por primera vez por Hobbes que oponia “el estado de naturaleza" que regian las rela- clones entre las repablicas, al “estado de sociedad” que regulan las relaciones internas como consecuencia de un *‘contrato so- ial” celebrado entre los sGbditos y el soberano. La herencia de Hobbes es inmensa y va de Locke & Raymond Aron y H. Kisi ger pasando por Rousseau, Kant, Hegel, Bergson y otro. Otro criterio invocado a veces, no esta basado en el caric- ter propio de dichas relaciones, sino en la calidad misma de los actores entre los que dichas relaciones internacionales in- tervienen. El término “actor” en la teoria de las ralaciones internacionales califica a las entidades politicas, econdmicas, sociales, culturales, tales como el Estado, el pattido politico, la organizacion internacional, etc. Definir las relaciones in ternacionales se resumiria pues, para aquellos que apoyan es- te criterio en enumerar esos actores. El tercer criterio esta fundado en el trazo politico y juiaivo del espacio en donde se despliegan las relaciones interna- cionales y en donde se mueven los actores. Se entienden en es- te sentido las relaciones internacionales como el conjunto de "Gyr, Cedenas Elrduy, “El cami hacia toa cde ls Relaciones ner racionlee", Revit shen de Clee Petey, Val. XVk, mf, 19h, FCP y S, UNAM México, Un trabajo mi recente, on la ima dees Vitor Ut y Rovcndo Cassa, “ba eoluion des eines Iran cone dieping lenin desde la Segunda Gases Mui”, 20 El aco ‘Semifca de as retcomesinerocint 56 ls iansaciont of que arava farmers o ue sender a asp hs ontras, Nea Rosetta ie Ws reclons internals pte sr defintay nen mins dy ont quer ncaa sn nm de 1 romers qu os racine debra Cau de ets does preset ero nimero de vena de comenents th a dl Sido de tae les roprsona an modelo éconporcnients capa dear cuenta tau nv atts de un gan nme tctors ss Tages no sompr ello menor Dich te no toma en cosieracon sino ox periods eteson y de Confiio no tome en es ninguna dels srs organizacion y de distension internacionales. Ademas la oposi- cine eben or or concpas un orden ro Yide tn acsorde inermaconal caigun La shen ti demaesa que uncer rato de den lncomnad inernconal pede existiy gba sons ee tte poles terior det etadon donde podeos dervarstplstnente gure! odcnsriopropioy soa Shady haar lcs intros En tego gn, coeo qu eta a dtncon del objeto dea uta de mca do ores eee por su patel tere de pone ein hr saya Si ene eens intmasony en partir s evades ue cael as dels lumos dsr seat mulpcnoen imo han auerado su ipertan comoas ras nuevos apren hee pods mpiesas asm tesa poceroxs qu ox miso: Fxadon" dt de na defo fndada saben ce ete ent ner dumbres eps, como onecsa de dsnaerdo que ext ene es ccs sobre et conept msm de so Sere aba dels ena suscep ees econo nei es rte, funda abe xen de ast tase egramon emis sst, Lis dines ibid por Maral Nes er “ramsccone” Evigue Ruiz Gata, fa era de Carer Los onsnainats fav superna pe mo, Magi, 198. 7 “flujos” entre lo que “‘atraviesa las fronteras” y ‘lo que tiende a traspasarlas’, son particularmente interesantes y aqui nos vamos a valer de los elementos de la semitica® para poder justificar esta posicion tomando en cuenta la distincion que so da entre comunicacion y significacin, por un lado y entre los hechos de comunicacion y las manifestaciones signi- ficativas efectivamente percibidas por el otro, de aquéllos que no lo son. Este criterio tiene la ventaja de tomar en cuenta “el fend~ meno fundamental que constituye la division del mundo en es- tados, puesto que hace precisamente de la existencia de esos estados, materializada en el terreno por el trazado de las fron- teras, la condicidn necesaria y suficiente para que una rela- xperenca historic lo confirma, Bata queun er Sind Se contiuya en tad para qu tones co a antigua metropol se convieran de intemas en inernaciona- tes, Por el contrario, en cl caso de una fusion de estados, se Asiotta a una desinternacionalizaion de sus relaciones. Es pues la fontera el “core o trazo politica yjurdic del espa Go To que ere el hecho internacional 8, Esta definicion tiene, a nuestro parecer, la doble ventaja de no imitar arbitrariamente el numero de los actores de las relaciones internacionales y de no simplificar la complejidad de su posicion, Complejidad debida a la existencia de dos es- ccenarios, un escenario internacional y un escenario interior, sobre los que esos actores se desenvuelven las mas de las veces en forma simulténea, Dos escenatios con plataformas conti- guas, de tal suerte que Io que pasa en una es percibida y tiene repercusiones en la otra. Es por lo que el texto 0 gesto del a tor, aunque esté destinado al escenatio interior, toma un lor significativo visto del otro escenario, siéste tiene una cic ta importancia, Es el caso de una reforma constitucional o de tun cambio de gobierno y desde luego mayormente si se trata de una revolucion o de un golpe de estado. En la medida en {que un regimen politico es un modelo, aun si no es presenta. i) ‘3 8 do como tal, tiene necesariamente valor significative para los demas, . Hay hechos internos como la revolucion cultural en China que sacude las estructuras establecidas, hechos que formal- ‘mente dependen del orden interno, pero percibidios en los de- mais paises socialists y en el resto del mundo como cargados de una significacion internacional, La presencia o la ausen- cia de un determinado ‘‘halcon’” en el gobierno de tal 0 cual estado no son solamente fendmenos internos sino que toman valor significativo en el plano internacional. Como posicion extrema y de una manera tebrica, se podria llegar a decir que ‘no hay limite entre las dos escenas y que todo hecho de orden interno tiene o puede tener repercusiones internacionales y vi- ceversa, Esto es una forma diferente de expresar lo que dicho con mayor simplicidad y contundencia constituye la unidad dialéctica de la politica. Sin embargo, aitn con esta asevera- cin contundente, el hecho de la frontera constituye la divi- sion del campo de estudio de dos disciplinas politicas, porque el hecho de la frontera plantea el problema de la calidad del fenomeno de autoridad o de poder en donde esti concentrada la division gnoseologica de nuestra disciplina.” Este simple recordatorio de definiciones y criterios basta para mostrar que los terminos mismos, utilizados para califi- car las relaciones internacionales, son inapropiados. Las ra- zones de esta inadecuacion son de orden bistorico y semanti 0. Cuando Bentham forjé la palabra “internacional” hacia 1780, para designar las relaciones enire estados soberanos, no podia adivinar la amplitud que el sentido de este término iba ‘tener en todo el mundo en el futuro. Ampliacion que se de- be, no solamente al niimero cada vez mayor de actores y a la complejidad creciente del complejo relacional internacional, sino tambien a la malformacion original de la misma palabra. Malformacion doble que proviene en primer lugar de la ambiguedad que rodea al concepto de “nacion” a que hace referencia la palabra “internacional” y sobre el cual no ha cxistido comiin acuerdo. Ciertos paises que realizaron su uni- 2 sobre ea custo, ef. Fenando Fle Piel, "Conasiminoy ealdad en Relaciones Icernatlonls" em eu ico des Relaciones Pere res cit PB. OS Y 9 dad dentro del marco de un estado han tenido siempre la ten- dencia a asimilar la nacion a este estado, En otros, por el con- trario, como Alemania, pais muy a menudo dividido en el curso de su historia es mas bien a la comunidad cultural (kul- turnation) que se refiere la idea de nacion. Los términos mis- mos de Votkerrecht y de Welthandel muestran bastante que no es con referencia a la nacion que esta conceptualizada la vida internacional. Existen otros paises, por el contrario, en donde la nocion de estado es mas real, al nivel local que al nivel federal, y en donde la idea de gobierno cuenta por el contrario mas. Nos referimos a los Estados Unidos. En cuanto a la Union So- no se refiere solamente al concepto de nacion sino también al de estado, asi como a los de pueblo y nacionali- dad. ¥ qué decir dle los paises mis jOvenes surgidos de la des- colonizacion, rodeados de fronteras recientes y artificiales y compuestos de numerosas etnias, para los cuales la palabra “nacion’” no tiene sentido y el estado 0 mejor dicho, el go- bierno, es la énica realidad frente a las fuerzas tribales, étni- cas y religiosas. La segunda causa de distorsi6n de la palabra “internacional” es su prefijo, escogido para designar rela- ciones “entre” en tanto que se trata de relaciones “a través", de relaciones “que trascienden’” Ios limites que separan a los estados. Este termino, sin embargo, bastante mal forjado en su origen y acufiado para designar un tipo muy preciso de re- laciones, se aplico progresivamente a relaciones cada vez mas diversificadas. No es sorprendente por consiguiente, que ya no se adapte al sentido primitivo y que haya producido va- guedad esta extension semantica. Es lamentable esta impreci- sion terminolbgica, pero el ertor ya no es reparable. Cuando una palabra se lanza después de ser acuada, no se le puede recuperar mas, En lo que aliora nos concierne, nos atendremos al criterio del traspasamiento de la Frontera”. Esta definicion es la mas operativa posible, a condicion de obtener de ella las méximas cconsecuencias, a saber, que todo fenomeno se convierte en internacional desde el momento mismo en que este traspaso 2 Gyr ana ily Pedro Gonler 0, Exrtinay Prsectin dees eros <1 Reco Intros cnemporn, Tas pea FCP 8, o ‘ocurre o simplemente puede ocurtir. La frontera es en suma la realidad a través de la cual se organizan las relaciones inter nacionales. 9. En términos semibticos, se diria que es el signo de donde derivan por contraste u oposicion, todos los otros signos utili- zados en las relaciones internacionales.* Podriamos decir que los clasicos de la ciencia politica 0 la corriente tradicionalista de las relaciones internacionales tu- vieron una intuicién genial al pereibir que al interior del esta- do se daba un determinado orden de las cosas, diferente al or- den que la sociedad internacional conoce, Donde no atinaron fue en la siguiente deduccion al decir: a diferente medio corresponde diferente fendmeno politico como objeto de co- nocimiento, y por consiguiente, la exigencia de una ciencia propia, esto quiere decir, de una ciencia con método propio, exclusive, por lo tanto, la teoria del estado y la ciencia politica posterior son ciencias que no tienen nada que ver en anto que tales con el estudio de la realidad intemacional. Nosotros recuperamos, repito, la primera parte del enun- ciado afiadiendo que el fenomeno del poder que cruza hori- zontal el estado y trasciende las fronteras del mismo hacia et mbito de la sociedad internacional es nice e indiviso, pero siendo la naturaleza del medio social en donde se mueve ese fendmeno del poder, diferente, a la naturaleza del medio en donde se mueve fuera del estado, hay un cambio no solo ‘cuantitativo, dimensional sino cualitativo con manifesta- ciones y repercusiones propias, que hace que la disciplina de las relaciones internacionales posea con la ciencia politica, unidad de objeto de conocimiento, similitud de método pero diferente campo de observacion y diferentes conclusiones.. Estamos a punto de caer en una tentacion, la de arrojar una mirada diferente para calificar ese aspecto internacional, sa ““internacionalidad”, pero eso es materia para la semioti- ca de las relaciones internacionales. No lo haremos, por salir de los propdsitos de este ensayo. ‘Anadiremos solamente que, asi como el objeto de la ciencia de la literatura no es la literatura propiamente dicha, sino la 2 Of Alla Rey, Tove du sine eo sen, Kichek, Pai, 1973 % Gf. Umber Exo. espeiaente p31 38.9 99 ot literalidad, es decir, to que hace de una obra dada una obra literaria, asi el objeto de una semiotica de las relaciones interna- cionales, no sera estuliarlas desde un punto de vista cuantitati- vo, evaluat los recursos econbmicos o la capacidad militar de tal cual pais, medir las relaciones de fuerza. Estas tareas son el resorte propiamente dicho de otras disciplinas, de las ciencias econdmicas y politicas y de la sociologia de las relaciones inter- nacionales. La semitica veria con una mirada diferente este fenomeno, noestudiatia aquello sobre locual seasoman lasrela- ciones internacionales, sino como suceden las cosas, de qué ma- nera un actor adquiere esta “internacionalidad” y lo que resulta en sus contactos con los otros actores: como un fenomeno social “internacionalizado” y las consecuencias que eso tiene; como se organizan el espacio y el tiempo sobre la escena internacional; segitn cuales esquemas los actores consicleran la organizacion de Ja comunidad internacional; cuales son los objetivos.perse- uidos por los actores y los procesos puestos en marcha para al- canzarlos. En una palabra, la semidtica se esfuerza por des- cubrir como **funcionan” las relaciones internacionales, porque es en ese funcionamiento en donde se encuentra la marca de su “internacionalidad”. Cierro con estas notas para demostrar que la discusion te6- rica es interminable, que no hay posiciones fijas para siempre, que el conocimiento siempre se esta poniendo en du ‘da y que lo mas valioso de la especulacion cientifica es su rela \ividad. Cuando se piensa que ya se ha avanzado un buen trecho en la discusion sobre una ciencia respecto a las demas cciencias sociales, surge algo nuevo, un nuevo enfoque, en este ‘caso la semibtica que es la ciencia de los signos y asi empieza ‘de nuevo la discusion; desde otro angulo, Esaes la grandeza y la miseria de las ciencias sociales Hector Cuadra a

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