que no babfames previsto, La mayoria acabantos dicien:
doz «Jamaspensé que haria esto, 0 viviria aquf, pero aqui
estoy,y todo marcha bien.»
Podemos llegar a esa rendicién wiilizando la vi
simbélica,a fin de considerar la vida solamente como un
viaje espirisual. Todos hemos conocido a personas que se
han recupcralodecircunstancias terribles, y hanatribai-
do el hechoa haber dejado las cosas en manos de fo Di-
vino. ¥ todas esas personas han compartido la experien-
cia de decir alo Divino: «Nose hage mit voluntad, sino la
Tuya» Siesa oraciones lotinico quesenecesita, 2por qué
le tenemos tanto miedo?
Nos aterra la idea de que reconocer bh voluntad divi-
tay, por lo tanto, rendir nuestra voluntad a una voluntad
superior, nos va n alejar de todo lo que nos proporciona
agrado 0 comodidad fistes. Asi pues, nuestra yohuntad se
resiste ala onentacidn divina ln invitamos a entrar, pero
nos esforzamos en obstaculizarla totalmente. Una y otra
vez-veo en mis seminariosa personas que se enfrentan a
esedilema; deseanorientacién intuitiva, pero tienen mie-
do deloque les dirs esa vor
“Tengamos presente que nuestra v
fsica y nuestro
camino espiritual son una misma cosa. Disfrutar de la
vida fisiea es un objesivo tan espiritual como dl de lograr
uncuerpo fisicosano. Am)as cosas son una consecuencia
ide seguir fa orientacion dlivina al hacer elecciones sobre
cémo vivir-y de actuar movidos por ls fe y Ia confianza.
Rendirse-a kx antoridad divina significa liberarse de las
ilusiones fisieas, no de los placeres y comodidades de la
vid fisiea
Las energiés del quinto chakra nos gufan hacia esa
rendlicidn. Le sefiré de Jésed transfiereal quinto chakra la
cnergia divina de la geandeza mediante el amor, que nos
orienta a ser lo muis amorosos posible en todas las cir-
cunstancias, A veces, el mayor acto deamor es abstener-
nos de juzgara otra persona o a nosotros mismos. Una y
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ora vee se nosrecuerda que juzgar o criticar esun evror
spiritual, Desarcollar la cisciplina de la voluntad nos
permite albstenemos de pensar ¢ expresir pensamitentos
neqativos acerca de otraspersonasy de nosotrosmismos.
No juzgando, logramos a sabidurfay veneemos nuestros
temores. Lasefird de Gueburé nos ensefia a liberames de
la necesidad de saber per qué las cosas ocurren como
ocurren ya confiar en que, seacual fuere ese motivo, for-
‘ma pare de un designio espiritual superior,
Marnie, de enarenta y cuatro afios, es sanadora, una
sanadora anténticamente ungida, que empezs sa trabajo
después de una «noche oseura del alma» de siete aos,
durante la eval tuvo que sanarse ella sola. A fos treinta
afios trabajaba de asistenta social en Bscacia, Hevaba una
vida active, tenla muchasamistades y disfrutaba enorme-
mente con su tratajo, Deprontole comenzaronunosdo-
lores que, segiin le dijeron, sno eran diagnosticables>.
Mes tras mes, los dolores fueron en aumento. Unas
veves era dolor de espalda, otras, en las piernas, y otras,
terribles migeaiias. Finalmente el dolorla abligé a pedir
una excedencia en el trabajo. Estuvo casi dos afios yendo
ide un especialist a otro, pero ninguno consiguié expli-
care ese dolor exGnico y la ocasional pérdida de equili
brio, nirecerarle ningiin tratamiento eficar,
‘Marnie fe cayendo en una depresion cada ver mis
profunda, Sus amigos le recomendaron que recurriera a
terapeutas altemativos, en los que ella no habia ereido ja-
mis. Un dia fue a visitarla una amiga cargada de ibrossi
bre tratamientos alternatives, entre los cualesestahan les
ceseritos de Sai Baba, un maestro espiritual que vivia en kt
India, Elle ley6 los libros, pero rechaz6 ls ideas, conside-
rindolas cosas que «s6lo mentes sectarias pueden creer.
Seis meses de dolores la obligaron a retractarse de
ests palabras, y viajé a la India para tratar de conseguir
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