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haya de ser controlado”. No es como el Imperio, gobernado por Tiberio descle Roma, ni como la tetrarquia de Galilea, regida por Antipas desde Tiberiades, ni como la religién judia, vigilada desde el templo de Jerusa- 1én por las elites sacerdotales. El reino de Dios se va gestando allf donde ocurren cosas buenas para los pobres. La pasién por el reino de Dios Nadie duda de esta informacién que nos proporcionan las fuentes: Jestis, «fue caminando de pueblo en pueblo y de aldea en aldea proclamando y anunciando la buena noticia del reino de Dios» "!. Sin temor a equivo- carnos, podemos decir que la causa a la que Jestis dedica en adelante su tiempo, sus fuerzas y su vida entera es lo que él llama el «reino de Dios». Es, sin duda, el nticieo central de su predicacién, su conviccién mas pro- funda, la pasién que anima toda su actividad. Todo lo que dice y hace estd al servicio del reino de Dios. Todo adquiere su unidad, su verdadero significado y su fuerza apasionante desde esa realidad. El reino de Dios es la lave para captar el sentido que Jestis da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver realizado en Galilea, en el pueblo de Israel y, en definitiva, en todos los pueblos ®. Lo dicen todas las fuentes. Jestis no ensefia en Galilea una doctrina religiosa para que sus oyentes la aprendan bien. Anuncia un aconteci- miento para que aquellas gentes lo acojan con goz0 y con fe. Nadie ve en él a un maestro dedicado a explicar las tradiciones religiosas de Is- rael, Se encuentran con un profeta apasionado por una vida més digna para todos, que busca con todas sus fuerzas que Dios sea acogido y que su reinado de justicia y misericordia se vaya extendiendo con alegria. Su objetivo no es perfeccionar la religién judia, sino contribuir a que se implante cuanto antes el tan aftorado reino de Dios y, con él, la vida, la justicia y la paz. ste aspecto es sugerido por Theissen, Crossan y otros autores, que subrayan ta di- -mensién itinerante de Jestis. © Lucas 8.1 ® Aunque pueda sorprender a mas de uno, Jestis solo hablé del «reino de Dios», no de la ciglesian, El-reino de Dios aparece 120 veces en los evangelios sindpticos; la iglesia solo dos ‘veces (Mateo 16,18 18,17), y obviamente no es un término empleado por Jest. 98 ; alegria. aque se vida, la Jestis no se dedica tampoco a exponer a aquellos campesinos nue- vas normas y leyes morales. Les anuncia una noticia: «Dios ya esté aqui buscando una vida més dichosa para todos. Hemos de cambiar nuestra mirada y nuestro coraz6n». Su objetivo no es proporcionar a aquellos vecinos un cédigo moral més perfecto, sino ayudarles a intuir c6mo es y cémo acttia Dios, y cémo va a ser el mundo y Ia vida si todos actdan ‘como él, Eso es lo que les quiere comunicar con su palabra y con su vida entera. Jestis habla constantemente del «reino de Dios», pero nunca explica directamente en qué consiste. De alguna manera, aquellas gentes barrun- tan de qué les esta hablando, pues conocen que su venida es la esperanza que sostiene al pueblo, Jestis, sin embargo, les sorprenderd cuando vaya explicando cémo llega este reino, para quiénes va a resultar una buena noticia o cémo se ha de acoger su fuerza salvadora. Lo que Jestis trans- mite tiene algo de nuevo y fascinante para aquellas gentes. Es lo mejor que podian ofr. ;Cémo pudo Jess entusiasmar a aquellas gentes hablén- doles del «reino de Dios»? ;Qué captaban detrés de esa metéfora? {Por qué le sentian a Dios como buena noticia? Un anhelo que venia de lejos El reino de Dios no era una especulacién de Jesis, sino un simbolo bien conocido, que recogia las aspiraciones y expectativas més hondas de Is- rael. Una esperanza que Jestis encontré en el corazén de su pueblo y que supo recrear desde su propia experiencia de Dios, déndole un horizonte nuevo y sorprendente. No era el tinico simbolo ni siquiera el mas central de Israel, pero habia ido adquiriendo gran fuerza para cuando Jestis em- pez6 a utilizarlo. Sin embargo, Ia expresién literal «reino de Dios» era re- ciente y de uso poco frecuente®. Fue Jestis quien decidié usarla de forma regular y constante. No encontré otra expresién mejor para comunicar aquello en lo que él creia. © La expresién ureino de Dios» apenas aparece en el Antiguo Testamento. De ordinario se dice que Dios e¢ «rey» (mélek) 0 que Dios «evina» (malik). Los evangelios setalan que Jestis ‘emplea la expresién «reino de Dios» (baslea tou theou) Es la traduccién de la forma aramea aque Jess wilizé: matkutd di ‘eat 99 Desde nifio habia aprendido a creer en Dios como creador de los cie- los y de la tierra, soberano absoluto sobre todos los dioses y sefior de to- dos los pueblos. Israel se sentfa seguro y confiado. Todo estaba en manos de Dios. Su reinado era absoluto, universal e inquebrantable. El pueblo expresaba su fe cantando con jibilo a Dios como rey: «Decid a los genti- les: Yahvé es rey. El orbe esta seguro, no vacila; él gobierna a los pueblos rectamente» Ese Dios grande, sefior de todos los pueblos, es rey de Israel de una manera muy especial. El los ha sacado de la esclavitud de Egipto y los ha conducido a través del desierto hasta la tierra prometida. El pucblo lo sentia como su «liberador, su «pastor» y su «padre», pues habia experi- mentado su amor protector y sus cuidados. Al comienzo no le llamaban «rey», Pero, cuando se establecié la monarquia e Israel tuvo, como otros pueblos, su propio rey, se sintié la necesidad de recordar que el vinico rey de Israel era Dios. Por tanto, el rey que gobernara a su pueblo solo podia hacerlo en su nombre y obedeciendo a su voluntad. Los reyes no respondieron a las esperanzas puestas en ellos. Dios ha- bfa liberado a Israel de la esclavitud de Egipto para crear un pueblo libre de toda opresién y esclavitud. Les habia regalado aquella tierra para que Ja compartieran como hermanos. Israel seria diferente a otros pueblos: no habria esclavos entre ellos; no se abusaria de los huérfanos ni de las viu- das; se tendria compasién de los extranjeros. Sin embargo, y a pesar de la denuncia de los profetas, el favoritismo de los reyes hacia los poderosos, la explotacién de los pobres a manos de los ricos y los abusos e injusticias de todo género levaron a Israel al desastre. El resultado fue el destierro a Babilonia. Para Israel fue una experiencia tragica, dificil de entender. El pueblo estaba de nuevo bajo la opresion de un rey extranjero, despojado del de- recho a su tierra, sin rey, sin templo ni instituciones propias, sometido a una humillante esclavitud. Donde estaba Dios, el rey de Israel? Los profetas no cayeron en la desesperanza: Dios restaurarfa a aquel pueblo humillado y de nuevo lo liberarfa de la esclavitud. Este es el mensaje * Coincidiendo con la fiesta del afio nuevo se celebraba en el templo de Jerusalén una Titurgia de entronizacién de Yahvé como rey. Todavia podemos leer una pequefla coleccién, de salmos (53-99) que se cantaban sobre todo en esta fiesta. Probablemente Jests los conoci yy los canté en alguna ocasién. 100 i de las viu- apesar dela poderosos, e injusticias el destierro de un profeta del siglo vi a. C Dios contintia amando a su pueblo y le ofrece una vez mas su perdén. Sacard a Israel de la cautividad, el pueblo viviré un nuevo «éxodo», las tribus dispersadas volverén a reunirse y todos podran disfrutar en paz de la tierra prometida. Jestis conocia, y tal vez evocaba, mientras recorria las montafias de Galilea, el mensaje leno de fuerza y belleza de este profeta que gritaba asf el final del destierro: ‘Qué hermosos son sobre Jos montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia salvacién, que dice a Sién: “Ya reina tu Dios”»*, Algunos grupos de desterrados volvieron efectivamente a su tierra y el templo fue reconstruido, pero aquellas promesas maravillosas no se cumplieron. Las tribus segufan dispersas. Se volvia a las antiguas preva- ricaciones e injusticias. La verdadera paz parecia imposible, pues ya se cernia en el horizonte la sombra amenazadora de Alejandro Magno. Sin embargo, los diltimos profetas segufan alentando al pueblo. Malaquias se atrevia a poner en boca de Yahvé esta alentadora noticia: «Mirad, yo envio mi mensajero a preparar el camino delante de mi»'®, Jestis, como muchos de sus contemporaneos, vivia de esta fe. Cuando ofan hablar de la venida de Dios, una doble esperanza se despertaba en su corazén: Dios librara pronto a Israel de la opresién de las potencias extranjeras, y esta- bleceré en su pucblo la justicia, la paz y la dignidad. En medio de un pueblo en ardiente espera La situacién de Israel se hizo todavia mas desesperada con la invasi6n de Alejandro Magno primero y de las legiones romanas después. Ningtin profeta se atrevia ahora a alzar su voz. Israel parecia abocado a la des- aparicién. Es entonces precisamente cuando se pudo ofr una vez mas el grito angustiado de este pueblo oprimido por medio de unos escritores sorprendentes que lograron mantener viva la esperanza ardiente de Is- © Isaias 52,7. Este gran profeta anénimo escribe hacia el final del destierro (en torno al afio 550 a, C,) Io que hoy se llama el «Libro de la consolacion», un escrito que se encuentra ‘actualmente en Isafas 40-5. “Malaqusas 3,1. Malaquias es considerado el ultimo de los profetas. racl”, La situacin era tan desconcertante que resultaba para todos un enigma indescifrable. Dénde est4 Dios? Es necesario que él mismo re- vele sus designios secretos y asegure a su pueblo que sigue controlando Ia historia. Solo estos escritores que han conocido los planes profundos de Dios por medio de suefios y visiones pueden arrojar algo de luz sobre Ja situacién que vive el pueblo. El mensaje de estos visionarias es terrorffico y, al mismo tiempo, ¢s- peranzador. El mundo esté corrompido por el mal. La creacién entera esté contaminada. Se va a entablar un combate violento y definitivo entre las fuerzas del mal y las del bien, entre el poder de la luz y el de las tinie- blas, Dios se verd obligado a destruir este mundo por medio de una ca- tstrofe eésmica para crear «unos nuevos cielos y una nueva tierra». Esta era tenebrosa de desconcierto que vive el pueblo cesaré para dar paso a otra nueva de paz y bendicién™. ‘Sin duda, Jestis conocfa el libro de Daniel, el escrito apocaliptico més popular, aparecido durante la brutal persecucién de Antioco IV Epsfanes (168-164 a. C). La opresién desbordaba ya todo lo imaginable. El poder del mal era superior a todas las fuerzas humanas. Segtin Daniel, los rei- nos opresores son bestias salvajes que destruyen al pueblo de Dios. Pero después de tanta opresién vendré un reino humano. Dios quitard el po- der a los reinos opresores y se lo entregaré a Israel”. Es dificil, sin embargo, que Jess y los campesinos de Galilea conocieran con detalle el contenido de estos escritos apocalipticos, pues solo circulaban Se les llama escritores apocalipticos porque comunican al pueblo Ia «revelaciérm apokalypsis) que dicen haber reaibido de Dios, Esta literatura surge con fuerza a comienzos ddl sigh a. Cy no desaparece hasta después del rd. C. Uno de los escrios apocalipticos fds famonos es elIibro de Daniel, que logr6 ser integrado en la Biblia. Los demés se llaman libros «apéerfos» (apoifi), es deci, libros que quedan fuera del canon de las Escituras bt- bhheae. Entre los més conocidos estan: Ios libros de Hena, al libro de los Jubieas, los Salmas de Sclamén, la Asuncién de Moists, 10s Testaments de los Doce Patriarcas, os Ordculos de ia Sibi. Bran libros bien conocidos en la cominidad de Qumrén, y algunos de ellos fueron escritos probablemente en aquel «monasterion °S La mayorla de los estudiosos piensan que los eseritos apocalipticos arunician una in~ tervencidn final de Dios que destruird este mundo actual y concreto para sustituirlo por «otro mundo» que queda ya fuera de la historia Sin embargo, esté creciendo el némero de autores {Que consieran que el lenguaje y la imagineria apocalfptica apuntan en realidad a una tran- Hormacidn de este mundo conereto, comenzando por la transformaciGn hist6rica de Israel! (Wright, Horsley, Vidal). © Daniel 7. 102 enambientes cultos como el «monasterio» de Qumran. Sipudieron conocer, sin embargo, dos oraciones que se recitaban ya en tiempo de Jestis. La ple- garia llamada Qaddish, escrita en arameo, se rezaba en piblico en las sina- ‘gogas durante la liturgia de los sébados y dias de fiesta. En ella se pedia asi: ‘Que su Nombre grande sea ensalzado y santificado en el mundo que é/ha creado segtin su voluntad. Que su Reino irrumpa en vuestra vida ¥ en vuestros dias, en los dfas de toda la casa de Israel, pronto y sin demora... Que una paz abundante llegada del cielo asf como la vida ven- gan pronto sobre nosotros y sobre todo Israel... Que aquel que ha hecho Ja paz en las alturas la extienda sobre nosotros y sobre todo Israel”. ‘También era conocida la oraci6n de las Dieciocho bendiciones, que reci- taban todos los dias los varones al salir y al ponerse el sol. En una de ellas, se le grita asf a Dios: «Aleja de nosotros el sufrimiento y la afliccién y sé ti nuestro tinico Rey». Jestis pudo haber conocido también los Ilamados Salmos de Salomén, esctitos por un grupo de fariseos desde lo més hondo de su profunda cri- sis, cuando el general Pompeyo entr6 en Jerusalén el aito 63 a. C. y pro- fané el templo. Estos piadosos judios expresan su confianza en la pronta intervencién de Dios, verdadero rey de Israel, que establecera su reino eterno por medio del Mesias, de la familia de David. Es conmovedora la afirmaci6n de fe con la que comienzan y terminan el salmo 17: aunque Jas legiones romanas han ocupado la tierra prometida, ellos gritan asi: Este resur +108 misioneros cristianos, pero, segiin bastantes exegetas, la a array, Schlosser, Meier). recogen el ‘seguramente de Jestis (Beasley ‘que estas palabras (Lucas 17,21 lapécrifo} de Tomas Dios se ha acercadon, provies Hay un consenso gener en consider pensamiento auténtico de Jess. También el E rent eino del Pade se ha extendido sobre la terra y la gente no lo ve» (13). 104 bavertfos y bla, como presente? ests tan que hacen los escritores visionarios. No hay que pensar en una Ilegada visible, espectacular o césmica del reino de Dios. Hay que aprender a captar su presencia y su seftorfo de otra manera, porque «el reino de Dios ya est entre vosotros». No siempre se han entendido bien estas palabras. A veces se han tra~ ducido de manera errénea: «El reino de Dios esté dentro de vosotros»®. Esto ha levado, por desgracia, a desfigurar el pensamiento de Jestis re- duciendo el reino de Dios a algo privado y espiritual que se produce en lo fntimo de una persona cuando se abre a la accién de Dios. Jestis no piensa en esto cuando habla a los campesinos de Galilea. Trata mas bien de convencer a todos de que la llegada de Dios para imponer su justicia no es una intervencién terrible y espectacular, sino una fuerza liberadora, humilde pero eficaz, que est ahi, en medio de la vida, al alcance de to- dos los que la acojan con fe. Para Jestis, este mundo no es algo perverso, sometido sin remedio al poder del mal hasta que Iegue la intervencién final de Dios, como de- cfan los escritos apocalipticos. Junto a la fuerza destructora y terrible del mal podemos captar ahora mismo la fuerza salvadora de Dios, que esta ya conduciendo la vida a su liberacién definitiva. El Eoangelio {apécrifol de Toms atribuye a Jestis estas palabras: «El reino de Dios est dentro y fuera de vosotros», Es verdad. La acogida del reino de Dios comienza en el interior de las personas en forma de fe en Jestis, pero se realiza en Ia vida de los pucblos en Ia medida en que el mal va siendo vencido por la justicia salvadora de Dios. La seguridad de Jesiis es desconcertante. Estén viviendo un momento privilegiado: aquellos pobres campesinos de Galilea estén experimen- tando la salvacién en la que habjan sofiado tanto sus antepasados. En Jos Salmos de Salomén, tan populares en los grupos fariseos del tiempo de Jestis, se podian leer frases como esta: «Felices los que vivan en aquellos dias y puedan ver los bienes que el Seftor prepara para la generaci6n ® Aunque la expresidn griega eutos hymin puede significar también «dentro de voso~ tos», los investigadores modemnos traducen hoy de forma general: «Bl reino de Dios esta ‘entre vosotrase, putes, para Jesds, ese reino no es una realidad intima y espiritual, sino una transformacidn que abarca la totalidad de la vida y de las personas. > Eoangelio [apderfo] de Toms 3. Este dicho esté recogido en un contexto donde se ad vierten influencias gadsticas. Sin embargo, segiin algunos autores, recoge el estilo y el pensa~ imiento de Jess. 105, venidera»”, Jestis felicita a sus seguidores porque estan experimentando junto a él lo que tantos personajes grandes de Israel esperaron, pero nunca Hlegaron a conocer: «;Dichosos los ojos que ven los que vosotros veist Por- que yo 0s digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros pero no lo oyeronm™. veis, pero no lo vieron, y oft lo que vosotros 0 La mejor noticia La llegada de Dios es algo bueno. Ast piensa Jestis: Dios se acerca porque es bueno, y es bueno para nosotros que Dios se acerque. No viene a «de fender» sus derechos y a tomar cuentas a quienes no cumplen sus man- datos. No llega para imponer su «dominio religioso». De hecho, Jess no pide a los campesinos que cumplan mejor su obligacién de pagar los diezmos y primicias, no se dirige a los sacerdotes para que observen con més pureza los sacrificios de expiacién en el templo, no anima a los es- cribas a que hagan cumplir la ley del sabado y demés prescripciones con més fidelidad, El reino de Dios es otra cosa. Lo que le preocupa a Dios es liberar a las gentes de cuanto las deshumaniza y les hace suftir. El mensaje de Jestis impresion6 desde el principio. Aquella manera de hablar de Dios provocaba entusiasmo en los sectores mas sencillos e ignorantes de Galilea. Era lo que necesitaban of: Dios se preocupa de ellos®, El reino de Dios que Jestis proclama responde a lo que mas desean: vivir con dignidad. Todas las fuentes apuntan hacia un hecho del que es dificil dudar: Jest se siente portador de una buena noticia y, de hecho, su mensaje genera una alegria grande entre aquellos campesinos pobres y humillados, gentes sin prestigio ni seguridad material, a los que tampoco desde el templo se les ofrecia una esperanza. Salmo de Salomén 186. Los Ordeulos de I Sibi pora es- crito ent ol 150-120 a, C, decfa: «Feliz el hombre ola mujer que viva en aquel tiempo» 3,37 °» Estas palabras estén recogidas en la fuente Q (Lucas 10,23-24 / / Mateo 13,16-17) Segin muchos autores su contenido refleja fundamentalmente el pensarniento de Jess. Hay fhe dicho en el que Jess afirma que después de Juan ha llegado ya la realidad nueva del srino de Dios «Le ley y los profetas legan hasta Juan; desde ahi comienza a anunciarse le fuera noticia delreino de Dios» (Lucas 16,16 // Mateo 11,12-19), pero es dificil reconstruit st forma original y aficmar su posible autenticidad © (at fuentes cristianas presentan constantemente y de diversas mnaneras el mensaje ¢ iggelion, es decir, cbuena notice un escrito apocaliptico de la di Jestis y st actuacién como eu 106 tando romunca veis! Por- vosotros rons, preocupa Jo que mas hecho det ticia y, de jampesinos | alos que la idspora es- empon (3,371) ateo 13,16-17) de Jens. Hay Los escritores apocalipticos describfan de manera sombria la situa- cién que se vivia en Israel. El mal lo invade todo. Todo esté sometido a Satén. Todos los males, sufrimientos y desgracias estin personalizados en él. Esta vision mitica no era una ingenuidad. Aquellos visionarios sa- bian muy bien que la maldad nace del corazén de cada individuo, pero constataban cémo toma luego cuerpo en la sociedad, las leyes y las cos- tumbres, para terminar corrompiendo todo. No es solo Herodes el impfo, ni la familia sacerdotal de Anas la corrupta. No son solo los grandes te- rratenientes los opresores, ni los recaudadores los tinicos malvados. Hay «algo» més. El Imperio de Roma esclavizando a los pueblos, el funciona- miento interesado del templo, la explotacién de los campesinos exprimi- dos por toda clase de tributos ¢ impuestos, la interpretacién interesada de la ley por parte de algunos escribas: todo parece estar alimentado y dirigido por el poder misterioso del mal, La maldad est ahi, més all4 de la actuaci6n de cada uno; todos la absorben del entomo social y religioso como una fuerza saténica que los condiciona, los somete y deshumaniza. En este ambiente apocaliptico, Jestis anuncia que Dios ha comenzado yaa invadir el reino de Satdn y a destruir su poder. Ha empezado ya el ‘combate decisivo. Dios viene a destruir no a las personas, sino el mal que esta en la raiz de todo, envileciendo la vida entera. Jestis habla conven- cido: «Yo he visto a Satands caer del cielo como un rayon. Estas palabras son, tal vez, eco de una experiencia que marcé de manera decisiva su vida. Jestis ve que el mal empieza a ser derrotado. Se esta haciendo realidad lo que se esperaba en algunos ambientes: «Entonces apareceré el reinado de Dios sobre sus criaturas, sonar la hora final del diablo y con 4 desapareceré la tristeza». El enemigo a combatir es Satén, nadie més. Dios no viene a destruir a los romanos ni a aniquilar a los pecadores. Llega a liberar a todos del poder tiltimo del mal. Esta batalla entre Dios y las fuerzas del mal por controlar el mundo no es un «combate mitico», sino un enfrentamiento real y concreto que se produce constantemente en la historia humana. El reino de Dios se abre camino alli donde los enfer- mos son rescatados del sufrimiento, los endemoniados se ven liberados ® Este dicho, recogido en Lucas 10,18, es considerado como original de Jesds. Bastan- tes autores piensan que Jess esté hablando de una experiencia personal (Stegemann, Ho- enbach, Otto, Theissen/ Merz, Merklein), 3 Ascensn de Moisés 10,1. desu tormento y los pobres recuperan su dignidad. Dios es el «anti-mal>: busca «destruir» todo lo que hace dafio al ser humano®. Por eso Jestis no habla ya de la «ira de Dios», como el Bautista, sino de su «compasién». Dios no viene como juez airado, sino como padre de ct ordesbordante. La gente lo escucha asombrada, pues todos se estaban preparando para recibirlo como juez terrible. Ast lo declan los escritos Fal tiempo: «Se levantard de su trono con indignacién y célera», «se ve” gard de todos sus enemigos», chard desaparecer de Ia Uerra 4 los que Bare sncendido su ira», «ninguno de los malvados se salvard el da del juieio de la ira», Jestis, por el contrario, busca la destruccion de Satén, imbolo del mal, pero no la de los paganos ni los pecadores. No se pone rumen de parte del pueblo judio y en contra de los pucblos paganes: eino de Dios no va a consistir en una victoria de Jsrael que destruya para siempre a los gentiles. No se pone tampoco de parte de los justes y £9 Contra de los pecadores: el reino de Dios no va a consistir en una victoria los santos para hacer pagar a los mas sts pecados. Se pone a favor de tos que sufren y en contra del mal, pues el reino de Dios consiste en bbe- we aModos de aquello que les impide vivir de manera digna y dichosa. SiDios viene a «reinar», no es para manifestar su poderfo por encima de todos, sino para manifestar su bondad y hacerla efectiva. Fs curioso Sbservar cémo Jestis, que habla constantemente del «reino de Dios», no llama a Dios «rey», sino «padre» ¥, Su reinado no es para imponerse 2 nadie por la fuerza, sino para introducir en Ia vida su misericordia y Tlesarfe creacién entera de su compasion, Esta misericordia, acogida de manera responsable por todos, es la que puede destruir a Satin, per csnifieaciOn de ese mundo host que trabaja contra Dios y contra el ser humano™. sein Marcos 124, los esptitus malignos que atormentan aloo possdos nerepan ast aesis:wgHTas venido a destruimnos?n. erent come el Primer libro de Henac, la Ascension de Mists 0Yos Salas de Salomén. 7 Tos pocos textos que hablan de Dios como «rey» son secundarion ose encuentran enise el matesal especial proveniente de Mateo (6,35; 1823; 22.2; 5.4). a etacs en sus pardbolas la ecompasign> como el rasgo principal de Dios (cts 511dh; Mateo 381838, 291-16) Por otra parte, seg ls evangelos la scompasicey oP Gee caracesiza su comportamiento ante ls que sufren (Marcos Al 65: Mae 9,36; 14.14; Besa on.d Lucas 713) Se emplea siempre un verbo may expresvo, splanizont, ve S01 aaa tie que Jt (a Dios) le stiemblan ls entrahasy al ver aa gene sulrend, 108 stos yen a victoria favor de jeen libe- {De dénde brota en Jestis esta manera de entender el «reino de Dios»? No es esto, ciertamente, lo que se ensefiaba los sabados en la sinagoga, ni lo que se respiraba en la liturgia del templo. Al parecer, Jestis comunica su propia experiencia de Dios, no lo que se venfa repi- tiendo en todas partes de manera convencional. Sin duda podia encon- trar el rostro de un Dios compasivo en la mejor tradicién de los oran- tes de Israel. As{ se le experimenta a Dios en un conocido salmo: «El Sefior es un Dios misericordioso y clemente, lento a la célera y rico en amor y fidelidad» *, Sin embargo, Jestis no cita las Escrituras para con- vencer a la gente de la compasién de Dios. La intuye contemplando la naturaleza, e invita a aquellos campesinos a descubrir que la creacién entera esté Ilena de su bondad. fil «hace salir el sol sobre buenos y ma- los, y hace lover sobre justos e injustos»”. Dios no se reserva su amor solo para los judios ni bendice solo a los que viven obedeciendo la ley. Tiene también compasién de los gentiles y pecadores. Esta actuacién de Dios, que tanto escandalizaba a los sectores més fandticos, a Jestis le conmueve. No es que Dios sea injusto 0 que reaccione con indiferencia ante el mal. Lo que sucede es que no quiere ver sufrir a nadie. Por eso su bondad no tiene Ifmites, ni siquiera con los malos. Este es el Dios que esté Ilegando. Dios, amigo de la vida Nadie lo pone en duda. Jestis entusiasm6 a_ Jos campesinos de Galilea™. El reino de Dios, tal como él lo presentaba, tenia que ser algo muy sencillo, al alcance de aquellas gentes. Algo muy concreto y bueno que entendian % Salmo 86,15. El enguaje que emplea fests para hablar de Dios sugiere el contenicio de Jos tres términos hebreos que aparecen en este salmo: «anisericordioso» (rah) indica wna sccompasi¢nn que nace de las entrafas y conmueve a toda la persona; «clemente» (harmin) ex presa un amor gratuito, incondicional, desbordante; «amor fie)» (hésed) habla de la idelidad Se Dias a su amor por el pueblo. ® Mateo 545. El evangelista Lucas recoge de otra manora el pensamiento de Jests: Dios sues bueno con los desagradecidos y los perversos» (6,35). Se considera que este dicho de Je- sis, proveniente de la fuente Q, expresa la conwiecién de Jest. A pesardelo que se ha dicho sobre a llamada «crisis galilea» (Dodd, Mussner, Schille- beeckx),e] entusiasmo de los campesinos de Galilea por Jestis no parece que decayera nunca (Aguirre, Sobrino), hasta los mas ignorantes: lo primero para Jestis es la vida de la gente, no la religin. Al ofrle hablar y, sobre todo, al verle curar a los enfermos, liberar de su mal a los endemoniados y defender a los més despreciados, tienen la impresién de que Dios se interesa realmente por su vida y no tanto por cuestiones «religiosas» que a ellos se les escapan. El reino de Dios responde a sus aspiraciones mas hondas. Los campesinos galileos captan en él algo nuevo y original: Jestis pro- clama la salvaci6n de Dios curando. Anuncia su reino poniendo en mar- cha un proceso de sanaci6n tanto individual como social. Su intencién de fondo es clara: curar, aliviar el sufrimiento, restaurar la vida®. No cura de manera arbitraria 0 por puro sensacionalismo. Tampoco para probar su mensaje o reafirmar su autoridad. Cura «movido por la compasin», para que los enfermos, abatidos y desquiciados experimenten que Dios quiere para todos una vida mas sana. Asf entiende su actividad curadora «Si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, entonces es que ha lle- gado a vosotros el reino de Dios». Seguin un antiguo relato cristiano, cuando los discfpulos del Bautista Je preguntan: «Eres ti el que tenfa que venir?», Jestis se limita a exponer Jo que esta ocurriendo: «Id y contad a Juan lo que ofs y veis: los ciegos yen y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la buena noticia; y dichoso el que no se escandalice por mi causa». Jesiis entiende que es Dios quien estd actuando con poder y misericordia, curando a los enfermos y defen- diendo la vida de los desgraciadas. Esto es lo que esté sucediendo, aun- ‘que vaya en contra de las previsiones del Bautista y de otros muchos. No se estén cumpliendo las amenazas anunciadas por los escritores apoca- ® El evangelio de Juan pone en boca de Jestis una frase que resume bien el recuerdo que ‘quedé de Jess: «Yo he venido para que tengan vida, y vida abundante» (10,10) ‘© Estas palabras estén consignadas en la fuente Q (Lucas 11,20 / Mateo 12,28) y reco- gen la conviccién de Jesis. Lucas dice que Jess expulsa los demonios «por el dedo de Dios» Segiin Mateo, lo hace «par el Espiritu de Dios». La expresion de Lucas se acerca més al len- _guaje vivo y concreto de Jest. “1 Mateo 11,4-6 y Lucas 7,22-23 copian literalmente esta respuesta de Jestis tal como la ‘encuentran en la fuente Q, Bastantes investigadores piensan que se trata de una elaboraé de la comunidad cristiana para mostrar que en Jestis se cumplen las profectas de Isai. Sin embargo, Meier, Scobie, Wink y otros presentan indicios convincentes de que este material recoge de manera auténtica la conwiccisn de Jestis: el tiempo de salvacion profetizado por Isains ya estd aqui, 110 gente, no que Dios Jd curadora: que ha lle- idel Bautista jaa exponer los ciegos jos oyen, los ly dichoso el § Dios quien 1228) y rec0- edo de Dios» rea masa len jg tal como fa lipticos, sino lo prometido por el profeta Isafas, que anunciaba la venida de Dios para liberar y curar a su pueblo®. Segtin los evangelistas, Jestis despide a los enfermos y pecadores con este saludo: «Vete en paz»®, disfruta de la vida. Jestis les desea lo mejor: salud integral, bienestar completo, una convivencia dichosa en la far lia y en la aldea, una vida lena de las bendiciones de Dios. El término hebreo shalom 0 «paz» indica la felicidad més completa; lo més opuesto a una vida indigna, desdichada, maltratada por la enfermedad 0 la po- breza. Siguiendo la tradicién de los grandes profetas, Jests entiende el reino de Dios como un reino de vida y de paz. Su Dios es «amigo de la vidar, Jestis solo Hlevé a cabo un pufiado de curaciones. Por las aldeas de Ga- lilea y Judea quedaron otros muchos ciegos, leprosos y endemoniados cufriendo sin remedio su mal. Solo una pequefia parte experiment6 su fuerza curadora. Nunca pensé Jestis en los «milagros» como una férmula mégica para suprimir el sufrimiento en el mundo, sino como un signo para indicar la direcci6n en la que hay que actuar para acoger e introducir el reino de Dios en Ia vida humana, Por eso Jestis no piensa solo en las curaciones de personas enfermas. Toda su actuacién est encaminada a ‘generar una sociedad més saludable: su rebeldia frente a comportamien- tos patol6gicos de raiz religiosa como el legalismo, el rigorismo o el culto vacio de justicia; su esfuerzo por crear una convivencia més justa y soli- datia; su ofrecimiento de perdén a gentes hundidas en la culpabilidad; su acogida a los maltratados por la vida o la sociedad; su emperio en liberar a todos del miedo y la inseguridad para vivir desde la confianza absoluta en Dios“, Curar, liberar del mal, sacar del abatimiento, sanear la religi6n, construit una sociedad mas amable, constituyen caminos para acoger ¥ promover el reino de Dios. Son los caminos que recorrera Jesis. © Isafas 355-6; 61,1 © Mazcos 5,34; Leas 7,50; 848. No es posible saber si era una costumbre de Jestis 0 si se trata do una expresién puesta en sus labios por la comunidad cristiana, En cualquier caso, ost see recordaba a Jess (Dunn). “ Posiblemente,Jestis no Hegé a conocer esta bella definicin de Dios que se puede leer ‘enellibro de la Sabiduria (11,26), obra escrta en Alejandiria entre los aitos 100 y 50 a. C. © Cuando Jesés conta su misién a sus seguidores, les encomienda invariablemente dos tareas: «anunciar que ol reino ests cerca» y «eurar 2 los enfermos», Segxin Marcos, ests justificd su acogida a los pecadores con este refrain popular: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos» (2,17). 1 ‘Tienen suerte los pobres Jestis no excluye a nadie. A todos anuncia la buena noticia de Dios, pero esta noticia no puede ser escuchada por todos de la misma manera. To- dos pueden entrar en su reino, pero no todos de la misma manera, pues Ja misericordia de Dios esté urgiendo antes que nada a que se haga ju ticia a los més pobres y humillados. Por eso la venida de Dios es una suerte para los que viven explotados, mientras se convierte en amenaza para los causantes de esa explotacién. Jesds declara de manera rotunda que el reino de Dios es para los po- bres. Tiene ante sus ojos a aquellas gentes que viven humilladas en sus aldeas, sin poder defenderse de los poderosos terratenientes; conoce bien el hambre de aquellos nifios desnutridos; ha visto Ilorar de rabia e im- potencia a aquellos campesinos cuando los recaudadores se llevan hacia Séforis o Tiberiades lo mejor de sus cosechas. Son ellos los que necesitan escuchar antes que nadie la noticia del reino: «Dichosos los que no te- néis nada, porque es vuestro el reino de Dios; dichosos los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados; dichosos los que ahora Ilordis, porque reiréisn 7, Jestis los declara dichosos, incluso en medio de esa situaci6n injusta que padecen, no porque pronto seran ricos como Jos grandes pro- pietarios de aquellas tierras, sino porque Dios esta ya viniendo para su- primir la miseria, terminar con el hambre y hacer aflorar la sonrisa en sus labios. £] se alegra ya desde ahora con ellos. No les invita a la re- signacién, sino a la esperanza. No quiere que se hagan falsas ilusiones, sino que recuperen su dignidad. Todos tienen que saber que Dios es el defensor de los pobres. Ellos son sus preferidos. Si su reinado es acogido, todo cambiara para bien de los tiltimos. Esta es la fe de Jestis, su pasion y su lucha. Jestis no habla de la «pobreza» en abstracto, sino de aquellos pobres con los que 61 trata mientras recorre las aldeas. Familias que sobreviven malamente, ger’ ~ Juchan por no perder sus tierras y su honor, nifios amenazados sre y la enfermedad, prostitutas y mendigos des- alizado en que estas res bienaventuranzas, dirigida tuladas por Jests, 11), que las ha ¢ #08 y los que Horan, han sido 45 auténtica que la de Mateo ilusiones, Dios es el acogido, su pasion los pobres, breviven, preciados por todos, enfermos y endemoniados a los que se les niega el minimo de dignidad, leprosos marginados por la sociedad y la religi6n. ‘Aldeas enteras que viven bajo la opresién de las elites urbanas, sufriendo el desprecio y la humillacion. Hombres y mujeres sin posibilidades de un futuro mejor. Por qué el reino de Dios va a constituir una buena noticia para estos pobres? :Por qué van a ser ellos los privilegiados? 2s que Dios no es neutral? :Es que no ama a todos por igual? Si Jestis hubiera dicho que el reino de Dios legaba para hacer felices a los justos, hubiera tenido su légica y todos le habrian entendido, pero que Dios esté a favor de los pobres, sin tener en cuenta su comportamiento moral, resulta es- candaloso, {Es que los pobres son mejores que los demés, para merecer un trato privilegiado dentro del reino de Dios? Jestis nunca alabé a los pobres por sus virtudes o cualidades. Proba- blemente aquellos campesinos no eran mejores que los poderosos que los oprimian; también ellos abusaban de otros mas débiles y exigian el pago de las deudas sin compasién alguna. Al proclamar las bienaventuranzas, Jestis no dice que los pobres son buenos o virtuosos, sino que estén su- friendo injustamente. Si Dios se pone de su parte, no es porque se lo me- rezcan, sino porque lo necesitan. Dios, Padre misericordioso de todos, no puede reinar sino haciendo ante todo justicia a los que nadie se la hace. Esto es lo que despierta una alegria grande en Jestis: ;Dios defiende a los que nadie defiende! Esta fe de Jestis se arraigaba en una larga tradici6n. Lo que el pueblo de Israel esperaba siempre de sus reyes era que supieran defender a los pobres y desvalidos. Un buen rey se debe preocupar de su proteccién, no porque sean mejores ciudadanos que los demas, sino simplemente por- que necesitan ser protegidos. La justicia del rey no consiste en ser «im- parcial» con todos, sino en hacer justicia a favor de los que son oprimidos injustamente. Lo dice con claridad un salmo que presentaba el ideal de un buen rey: «Defender a los humildes del pueblo, salvaré a la gente pobre y aplastaré al opresor... Libraré al pobre que suplica, al desdichado ©. y al que nadie ampara. Se apiadaré del débil y del pobre. Salvaré la vida e los pobres, la rescatard de la opresin y la violencia. Su sangre seré ~ ciosa ante sus ojos» **. La conclusién de Jestis es clara. Si algdn rey 99 724.12-14. Este salmo, dedicado a Salomén, ofrece la vision que se tiene en Is- Seal sabe hacer justicia a los pobres, ese es Dios, el «amante de la justiciar®. No se deja engafiar por el culto que se le ofrece en el templo. De nada sirven los sacrificios, los ayunos y las peregrinaciones a Jerusalén. Para Dios, lo primero es hacer justicia a los pobres. Probablemente Jestis recit6 mas de una vez un salmo que proclama asi a Dios: «f!] hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, libera a los condenados... el Seftor protege al in migrante, sostiene a la viuda y al huérfano» Si hubiera conocido esta bella oracién del libro de Judit, habrfa gozado: . Hay que contener la agresividad ante el que te humilla golpedndote el rostro: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra». Hay que dar con generosidad a los necesitados que viven mendigando ayuda por las al- deas: «Da a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames». Hay que comprender incluso al que, urgido por la necesidad, se leva tu manto; tal vez necesita también tu tunica: «Al que te quite el manto, no le niegues la ttinica». Hay que tener un coraz6n grande con los més po- Fuente Q (Lucas 12,22.31 // Mateo 625.39) El néicleo de esta enseflanza proviene de Jest bros. Hay que parecerse a Dios: «Sed compasivos como yuesifo Padre es, compasivor. $i los campesinos de estas aldeas viven ast 2 nadie le faltaré pan ni vestido". ‘Una fuente de conflicos y disputas dolorosas era el fartiasma de las deudae, Todos trataban de evitar a toda costa caer en Ta espiral del en- . La expresidn es nueva y descubre su de- seo més intimo: Padre, ven a reinar. La injusticia y el sufrimiento siguen presentes en todas partes. Nadie logrard extirparlos definitivamente de la tierra. Revela tu fuerza salvadora de manera plena. Solo ti puedes mbiar las cosas de una vez por todas, manifestindote como Padre de todos y transformando la vida para siempre. El reino de Dios est4 ya aqui, pero solo como una «semilla» que se est sembrando en el mundo; un dfa se podré recoger la «cosecha» final El reino de Dios esta irrumpiendo en la vida como una porcién de «leva- dura»; Dios har que un dia esa levadura lo transforme todo. La fuerza salvadora de Dios esté ya actuando secretamente en el mundo, pero es todavia como un «tesoro escondido» que muchos no logran descubrir; un dia todos lo podrén disfrutar. Jestis no duda de este final bueno y liberador. A pesar de todas las resistencias y fracasos que se puedan pro- ducir, Dios hard realidad esa utopfa tan vieja como el corazén humano: la desaparicién del mal, de la injusticia y de la muerte®. 7Cudndo llegaré este final? Jestis no se preocupa de fechas ni calenda- rios; no hace célculos, al estilo de los escritores apocalipticos; no concreta plazos ni especula sobre perfodos 0 edades sucesivas. Probablemente, como la mayoria de sus contempordneos, también Jestis lo intufa como « Enel Apocalipsis, esrito probablemente hacia el afo 95 bajo la persecucién del empe rador Domiciano, ef autor constela a los perseguidos con esta fe sembrada por Jestis: aquel dia, «Dios enjugaré toda légrima de sus ojos, y no habra muerte ni lanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habra pasado» (21,4) edicado por Jests in © La mayoria de los investigadores piensa que el reino de Dio: Cluye dos grandes momentos: su gestacidn histGrica y su consumacién al final de ella (Mier Sanders, Theissen/Mezz, Meyer, Allison, Beasley-Murray, Perrin..). Recientement autores han avanzado diferentes hip6tesis aflrmando que, al anunciar el reino de Di esld pensando en una stenovacidn de esta vida», aqut y ahora, sin ningén otro horizonte de consumacign escatologica. Este «teinado histérico de Dios» es entendlido como «reino sa piendial» (Mack), «reino de revolucin social» (Horsley), eeino de experiencia del Espiritu» 'g), «reino de Dios sin intermediarios» o Brokerlers Kingdom (Crossan), «reino de acept «ign de la Tord» (Vertes) El principal argumento contra estas nuevas hipétesis acerca del sinado de Dios es que Jess parte de la visién apocaliptica del Bautista y da origen a comu- ar. BS ‘ades cristianas que viven en la expectativa de «nuevos cielos y nueva tie ‘car que, en medio de estas dos realidades, Jesds predique un seino de Dios solo para esta sia, sin expectativa escatolagica 120 }, hazte res- lla que se cha» final de «leva- ». La fuerza do, pero es descubrir; | | \ algo préximo e inminente. Hay que vivir en alerta porque el reino puede venir en cualquier momento. Sin embargo, Jestis ignora cudndo puede lle- gar, y lo reconoce humildemente: «De aquel dia y de aquella hora, nadie sabe nada, ni los angeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre» iat Jestis mantiene su confianza en el reino definitivo de Dios y la reafirma con fuerza en la cena en que se despide de sus discfpulos horas antes de ser crucificado. Es la tiltima de aquellas comidas festivas que, con tanto 'g020, ha celebrado por los pueblos simbolizando el banquete definitive en el reino de Dios, ;Cuénto habia disfrutado «anticipando» la fiesta final en la que Dios compartiré su mesa con los pobres y los hambrientos, los pecadores y los impuros, incluso con paganos extrafios a Israel! Esta era su tiltima comida festiva en este mundo. Jestis se sienta a la mesa sabiendo que Israel no ha escuchado su mensaje. Su muerte esta préxima, pero en su coraz6n apenado sigue ardiendo la esperanza. El reino de Dios vendré. Dios acabara triunfando, y con él triunfaré también él mismo, a pesar de su fracaso y de su muerte. Dios llevaré a plenitud su reino y haré que Jest se siente en el banguete final a beber un «vino nuevo». Esta es su in- destructible esperanza: «Ein verdad os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta ese dfa en que lo beba nuevo en el reino de Dios». BIBLIOGRAFIA 1. Para un tratamiento general del reino de Dios Pewrun, Norman, The Kingdom of God in the Teaching of Jesus. Londres, SCM Press, 51975. ~ Jesus and the Language of the Kingdom, Filadelfia, Fortress Press, 1976. © Marcos 13,32. Estas palabras zecogen sustancialmente una afirmacién de Jess. Nin- fn cristiano se habria atrevido a inventar un dicho en el que Jestis apareciera ignorando la ‘mas importante de todas las fechas. Parace que Jests espetaba la venida inminente del reine efinitivo de Dios, pero nunea lo situé dentro de un plazo conereto de tiempo (Meier, Thei sen/Merz, Jeremias, Bullman, etc). "Marcos 14,25. La gran mayorfa de los investigadores afirma la autenticidad de este dicho de Jess (Schlosser, Meier, Theissen /Merz, Pesch, Merklein, Léon-Dufour..)

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