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INMUNIDAD INNATA

(algunas partes de este capitulo solo se entenderán bien cuando se haya visto la inmunidad adaptativa)
Contenido:
1. Introducción
2. Componentes del sistema inmunitario innato
A) Barreras de defensa
B) Células fagocitarias

- Reclutamiento de fagocitos a la zona de infección


- Reconocimiento de los microorganismos por los fagocitos.
- Fagocitosis de microorganismos
- Muerte intracelular de los microorganismos fagocitados
C) Células NK
D) El sistema del complemento
E) Citocinas
F) Otros factores

- Mediadores enzimáticos
- Mediadores lipídicos
3. Acción integrada de la respuesta inmune innata: la inflamación
4. Papel de la inmunidad innata en la estimulación de las respuestas inmunitarias adaptativas

1. INTRODUCCIÓN
La inmunidad innata es la primera línea de defensa contra las infecciones y es nuestro mecanismo de de-
fensa filogenéticamente más antiguo. Está presente incluso en los insectos y en las plantas. La otra rama de
la inmunidad, la adaptativa (o adquirida), se ha desarrollado posteriormente para complementar a la inmuni-
dad innata en nuestra defensa contra las infecciones. En realidad ambos tipos de respuestas se potencian
mutuamente. La inmunidad innata elimina a la mayoría de los gérmenes que nos atacan. Cuando la inmuni-
dad innata es incapaz por si sola de erradicar las infecciones se desencadena la respuesta inmune adapta-
tiva.
La respuesta inmune adaptativa es capaz de perfeccionarse en el tiempo y hacer respuestas cada vez más
eficaces en encuentros sucesivos con el mismo germen. A este fenómeno se llama memoria inmunológica.
La respuesta inmune innata no posee memoria inmunológica y en encuentros sucesivos con el mismo ger-
men siempre pone en marcha una respuesta inmune estereotipada que “no recuerda” los encuentros pre-
vios.
Clásicamente se ha llamado a la respuesta innata “inespecífica” y a la adaptativa “específica”. Hoy se sabe
que la respuesta innata discrimina mejor lo propio de lo extraño que la adaptativa como lo demuestra el
hecho de que no se conozcan enfermedades causadas por reacciones innatas contra lo propio. Por el con-
trario, las enfermedades autoinmunes son reacciones adaptativas contra lo propio.
La inmunidad adaptativa se desarrolla en los días o semanas que siguen al contacto con el agente infeccio-
sos, por el contrario, la inmunidad innata se encuentra siempre lista y actúa ya en los primeros minutos que
siguen a la infección.
Las respuestas innatas y adaptativas funcionan de forma coordinada y comparten muchos elementos. Por
ejemplo, los macrófagos son células fagocitarias típicas de la respuesta innata pero también presentan antí-
genos a los linfocitos T en la respuesta adaptativa. De esta forma la respuesta innata “avisa” para que se
ponga en marcha la respuesta adaptativa. Igualmente, los linfocitos T activados estimulan a los macrófagos
para que se libren de microorganismos cuando estos infectan su sistema vacuolar.
La respuesta inmunitaria innata, al igual que la respuesta inmunitaria adaptativa, puede dividirse en las fa-
ses de reconocimiento, activación y efectora.

2. COMPONENTES DEL SISTEMA INMUNITARIO INNATO


El sistema inmunitario innato esta formado por:
A) Barreras de defensa (fig. 1).
Las barreras de defensa son consideradas por
algunos como parte del sistema inmune. Esto es
en parte erróneo porque la secuencia de aconte-
cimientos en toda reacción inmune es agresión
por agente extraño Æ reacción inmune para eli-
minarlo. Las barreras de defensa no montas re-
acciones inmunes, simplemente están ahí e im-
piden la entrada de los gérmenes.
• La piel representa una barrera mecánica a la entra-
da de gérmenes. Además la secreción sebácea y el
sudor ejercen un fenómeno de arrastre mecánico de
gérmenes e impiden su proliferación por poseer pH
ácido.
• Las superficies mucosas del intestino y respiratorio
además de representar una barrera mecánica están
tapizadas de moco que engloba a los gérmenes
hasta que son expulsados con la secreción o eliminados por alguno de estos mecanismos:
- La extrema acidez del estómago destruye a la mayoría de los gérmenes.
- Existen microorganismos saprofitos intestinales que compiten con los patógenos en el uso de nu-
trientes y por los receptores que usarían para invadir al organismo.
- El intestino produce péptidos antibacterianos de amplio espectro llamados criptocidinas.
- Los epitelios producen otros péptidos antibacterianos de amplio espectro llamados defensinas. Tie-
nen 29-34 aminoácidos y se encuentran también en los gránulos de los neutrófilos.
- El epitelio intestinal (y la piel) posee linfocitos T intra epiteliales en su mayoría con receptor γ/δ y lin-
focitos B de la clase B-1 (CD5+). Estrictamente hablando estos linfocitos pertenecen a la inmunidad
adaptativa pero poseen una variabilidad en sus receptores muy inferior a los linfocitos T α/β y a los
linfocitos tipo B-2 de forma que parecen representar una primera línea de defensa contra microor-
ganismos a los que reconocen con poca especificidad, lo que les permite abarcar un gran espectro
antibacteriano. Para abundar en el enigma de estas células los linfocitos T γ/δ reconocen antígenos
presentados por CD1 en vez de por moléculas HLA. CD1 es una molécula no polimórfica, codificada
fuera de la región HLA y que acepta en su gruta de presentación a glicolípidos bacterianos.
• Las lágrimas y la saliva, además de ejercer un fenómeno de arrastre mecánico de gérmenes, contienen
lisozima, una enzima con actividad antibacteriana.
• El semen posee un antibiótico de amplio espectro denominado espermina.
• La ferritina es una proteína secuestradora de hierro. Este, a su vez, es un metabolito importante para los
microorganismos. La ferritina ejerce un papel antimicrobiano al privar de hierro a los microorganismos.
B) Células fagocitarias.
Son células con capacidad fagocitaria importante por un lado los neutrófilos y por otro una constelación de
células distribuidas por todo el organismo que proceden de los monocitos sanguíneos y que en conjunto
constituyen el llamado sistema fagocítico mononuclear (fig. 2).
La célula más importante de este sistema es el ma-
crófago. Neutrófilos y monocitos se forman en la mé-
dula ósea y derivan de una célula precursora común.
Los neutrófilos, gracias al aspecto polimorfo de su
núcleo, se llaman también leucocitos polimorfonuclea-
res. Los gránulos más abundantes en su citoplasma,
los específicos, no se tiñen ni por colorantes básicos
como la hematoxilina ni colorantes ácidos como la
eosina por lo que se les llama neutros. A esto se debe
el nombre “neutrófilo”. Estos gránulos contienen en-
zimas como la lisozima, colagenasa y elastasa. Los
gránulos menos abundantes, llamados azurófilos, son
lisosomas que contienen enzimas y otras sustancias
antimicrobianas.
Los neutrófilos son las células más abundantes de la
serie blanca. Un adulto produce al día más de
100.000 millones y tienen una vida media de tan solo
6 horas. Si en este periodo no son requeridos a un
foco inflamatorio experimentan apoptosis y los restos son fagocitados por macrófagos del hígado o del ba-
zo.
Los monocitos son los precursores sanguíneos de las células del sistema mononuclear fagocítico (SMF).
Entre estas células se encuentran: la microglía de cerebro, los osteoclastos del hueso, las células de Küpf-
fer del hígado, los histiocitos del tejido conectivo, los fagocitos del mesangio renal, las células A de las sino-
viales y los macrógafos que están presentes en los ganglios de todo el organismo, en los alveolos pulmona-
res, en el bazo, en las serosas, etc. Con esta distribución las células del SMF se encuentran situadas estra-
tégicamente en las puertas de entrada de los gérmenes (intestino, pulmones) y en las vías de paso de gér-
menes (ganglios linfáticos, hígado, bazo, etc.).
Los monocitos sanguíneos tienen una vida más larga que los neutrófilos, además, pueden abandonar la
circulación para convertirse en células fagocitarias en la variedad de localizaciones indicada más arriba.
Una vez en los tejidos estas células pueden dividirse en la zona de infección. Su larga vida y la capacidad
de multiplicarse hace los macrófagos la célula más importante en las fases tardías de la respuesta inmune
innata.

El término genérico “fagocitos” se usa para referirse indistintamente a los neutrófilos o a cualquiera de las
células derivadas de los monocitos, sobre todo a los macrófagos.

La respuesta de los fagocitos a la infección se puede dividir en varios estadios:

a) reclutamiento de fagocitos a la zona de infección


b) reconocimiento de los micro-organismos por los fagocitos
c) ingestión de los microorganismos (fagocitosis)
d) muerte intracelular de los microorganismos

En su conjunto la respuesta a la infección provoca una serie de síntomas y signos que de forma conjunta
reciben el nombre de inflamación. La inflamación es uno del procesos biológicos más complejos y puede
desencadenarse también en ausencia de infección. En ella participan los fagocitos, varias citocinas, produc-
tos del sistema del complemento y de la coagulación sanguínea, entre otros.

a) Reclutamiento de fagocitos a la zona de infección (fig. 3).

Los neutrófilos y monocitos normalmente circulan en la sangre sin extravasarse a los tejidos. Sin embargo
cuando se establece un foco de infección abandonan los vasos sanguíneos para acudir al foco infeccioso.
Este fenómeno es inducido por el propio proceso infeccioso en el que se liberan quimiotrayentes para estas
células y se producen cambios funcionales en las moléculas de adhesión de los vasos sanguíneos a los que
se anclan los fagocitos de forma creciente a medida que progresan por los vasos hasta que finalmente los
abandonan para entrar en los tejidos infectados.
Tras la llegada de los gérmenes los macrófagos residentes en el tejido infectado inician inmediatamente el
proceso de fagocitosis y secretan citocinas (IL-1, TNF y quimiocinas). La IL-1 y el TNF hace que los las célu-
las endoteliales de la vénulas postcapilares expresen varias moléculas de adhesión, entre ellas la selectina
E. Los fagocitos poseen ligandos para estas selectinas pero la unión es de baja afinidad por lo que las unio-
nes se sueltan fácilmente por la fuerza de la corriente sanguínea. Estas uniones y roturas sucesivas hacen
que los fagocitos “rueden” sobre la superficie endotelial arrastrados por la corriente sanguínea.

La IL-1 y el TNF también inducen en el endote-


lio la expresión de ligandos para las integrinas
presentes en los fagocitos. Estos ligandos son
VCAM-1 (ligando de la integrina VLA-4) e
ICAM-1 (ligando para las integrinas LFA-1 y
Mac-1). Los fagocitos en reposo expresan
estas integrinas en un estado de baja afinidad.
Mientras tanto las quimiocinas liberadas en el
foco de infección se van concentrando sobre
los aminoglicanos de heparan sulfato de las
células endoteliales. Esta alta concentración
local de quimiocinas activa a los fagocitos que
van rodando sobre el endotelio y como conse-
cuencia cambian sus integrinas VLA-4 y LFA-1
al estado de alta afinidad. Los fagocitos se
unen así fuertemente al endotelio y dejan de
rodar, se reorganiza su citoesqueleto, se de-
forman y se adhieren al endotelio. La acción
de las quimiocinas sobre los fagocitos hace
que estos emigren hacia el lugar en el que las
quimiocinas están más concentradas, el foco
de infección.

b) Reconocimiento de los microorganis-


mos por los fagocitos.

Existen varios tipos de receptores en los fago-


citos mediante los cuales se une a los mi-
croorganismos. Cuando el fagocito recibe por
su receptor la señal de haber reconocido a un
germen se pone en marcha el proceso de fa-
gocitosis. Las señales recibidas por otros re-
ceptores activan a los fagocitos a producir
citocinas y sustancias microbicidas. Estos son
los receptores mejor caracterizados en los
fagotitos (fig. 4):

¾ Receptor de manosa / fucosa.


Es una lectina que se encuentra en los macrófagos y reconoce restos de manosa o fucosa en las glico-
proteínas y los glicolípidos bacterianos (en los mamíferos estas moléculas llevan en los extremos ácido
siálico o N-acetilgalactosamina). Su función es poner en marcha la fagocitosis.

¾ Receptor “scavenger” (recogedor de basura o carroñero).


Originalmente este receptor fue descrito como reconocedor de lipoproteínas de baja densidad (LDL) oxi-
dadas o acetiladas y que a causa de esto no pueden interactuar con sus receptores naturales. Hoy se
sabe que además de esto el receptor scavenger de los macrófagos puede reconocer a varios tipos de
microorganismos y disparar los mecanismos de fagocitosis. Estos receptores reconocen en los gérme-
nes polímeros aniónicos y otras moléculas no bien identificadas. En el huésped normal reconocen es-
tructuras que han perdido su protección de ácido siálico, por ejemplo glóbulos rojos viejos. Existen al
menos 6 receptores scavenger distintos.
¾ Receptores para factores del complemento:

ƒ CR1 (receptor de complemento tipo 1,


CD35).
Esta presente en fagocitos y otras célu-
las. Reconoce a microorganismos opso-
nizados por C3b y C4b, disparando el
mecanismo de fagocitosis y activando los
mecanismos de muerte intracelular.

ƒ CR2 (receptor de complemento tipo 2,


CD21). Reconoce a productos de degra-
dación de C3b. Por no encontrarse en los
fagocitos no juega ningún papel en la in-
munidad innata.

ƒ CR3 (receptor de complemento tipo 3,


Mac-1, CD11b/CD18).
Es una integrina presente en los macró-
fagos por la que puede reconocer a mi-
crobios opsonizados por C3bi (un deriva-
do inactivo del factor del complemento
C3b).

ƒ CR4 (receptor del complemento tipo 4,


CD11c/CD18, gp150/95).
Es una integrina que encuentra en los fa-
gocitos y en las células NK. Reconoce a
microorganismos opsonizados por C3bi y
dispara en ellos el mecanismo de fagoci-
tosis.

ƒ Receptor para C1q.

Además de a su ligando natural, el primer


factor del complemento o C1q, este re-
ceptor puede reconocer a dos proteínas
séricas.

◊ La llamada lectina fijadora de manosa


o MBL1. La MBL es un hexámero formado por 6 unidades idénticas. Cada unidad posee una zona
globular tipo colágeno unida por un cuello a una lectina calcio dependiente. De colágeno y lectina
viene el término colectina, familia a la que pertenece esta molécula.

La MBL se une por el extremo lectina a residuos de manosa y fucosa presentes en las glicoproteí-
nas y glicolípidos bacterianos y por el extremo globular al receptor para C1q. Por lo tanto la MBL
primero opsoniza a las bacteria y posteriormente “la arrastra” hasta los fagocitos para poner el mar-
cha el mecanismo de fagocitosis que acabará destruyendo a la bacteria.

◊ La proteína C reactiva. Se descubrió y recibe su nombre por la propiedad que tiene para unirse a
proteínas de la cápsula del pneumococo. Pertenece a la familia de las pentraxinas por poseer cin-

1
MBL, Mannose-Binding Lectin
co subunidades globulares idénticas. Se une por un lado a fosfolipidos bacterianos como la fosfo-
rilcolina y por otro a C1q. De esta forma hace de puente entre las bacterias y el receptor para C1q
de los fagocitos, lo que pone en marcha la fagocitosis bacteriana. También puede poner en mar-
cha la fagoctosis uniéndose directamente a los receptores Fcγ y activar la vía clásica del comple-
mento uniéndose directamente a C1q.

La concentración sérica de proteína C reactiva aumenta en la fase aguda de muchas infecciones


por lo que se llama también reactante de fase aguda.

¾ Receptores tipo Toll.

Son homólogos a una proteína de la drosophila llamada Toll, a lo que deben su nombre. Hasta ahora se
han descrito en los mamíferos más de una decena de receptores tipo Toll. En el reconocimiento puede
participar un solo receptor (Toll-9 reconoce a CpG) pero en otros casos actúan como homodímeros (por
ejemplo, Toll-2/Toll-2) o heterodímeros (por ejemplo, Toll-2/Toll-6). En los dímeros en unos casos la aso-
ciación mejora la especificidad por el
ligando y en otros uno de los recepto-
Tabla 1. Algunos receptores tipo Toll, sus ligandos y los
res aporta la especificidad y otro
gérmenes que los expresan.
transmite la señal al fagocito. La aso-
ciación de receptores permite recono-
Receptor Ligandos Gérmenes
cer a más microorganismos de los que
se podrían reconocer si estos recepto- Toll-2 Lipoproteínas Bacterias
res actuasen siempre en solitario. Peptodiglicano Bacterias Gram +
Zymosan Hongos
Estos receptores están presentes en LPS (Lipopolisacárido) Bacterias Gram -
los fagocitos y otros muchos tipos de GPI anchor Tripanosomas
células. La tabla 1 recoge los factores Lipoarabinomanan Micobacterias
que pueden reconocer los receptores Fosfatidilinositol dimanosido Micobacterias
tipo Toll mejor caracterizados. Toll-3 RNA de doble hebra (dsRNA)* Virus
La especificidad de los receptores tipo Toll-4 LPS Bacterias Gram -
Toll está influenciada por proteínas in- HSP60 Clamidia
tracelulares que actúan como adapta- Toll-5 Flagelina Bacterias
dores para los mismos. Se han descri- Toll-9 DNA con secuencias CpG Bacterias
to varias de estas moléculas adapta- (citosina-fósforo-guanina) Protozoos
doras. El hecho de que un mismo re-
ceptor Toll pueda asociarse con varias * HSP60: Heat shock protein, proteína del golpe de calor
combinaciones de moléculas adapta-
doras amplía la especificidad de estos
receptores.
Cuando estos receptores reconocen sus ligandos en los gérmenes
estimulan en los fagocitos la producción de sustancias microbicidas
y de citocinas.
Uno de los receptores tipo Toll mejor conocido es el Toll-4 que ex-
ponemos como ejemplo (fig. 5).
Su ligando, el LPS de las bacterias Gram -, es captado por un pro-
teína fijadora de LPS presente en la sangre y líquidos biológicos
(LBP)(2). Este complejo LPS-LBP facilita la unión de LPS a su li-
gando en los fagocitos, CD14, liberándose entonces LPS. El com-
plejo CD14-LPS se asocia al receptor Toll-4 junto con una proteína
accesoria extracelular llamada MD2. Esta unión hace que el recep-
tor transmita la señal al interior de la célula lo que pondrá en mar-
cha una serie de eventos que culminarán con la activación del fac-
tor nuclear NFκB que induce transcripción de varios genes para producir citocinas (TNF-α, IL-1 e IL-12) y
activar la producción de intermediarios de oxigeno reactivo, lo que producirá la muerte del microorganis-

(2)
LBP: LPS-binding protein.
mo (que habrá sido previamente fagocitado por la señalización de otros receptores del fagocito). Otros
receptores Toll pueden activar un factor nuclear diferente, el AP-1.

¾ Receptores con 7 fragmentos transmembrana en hélice α (también llamados receptores acoplados


a la proteína G).

Se han descrito más de 10 tipos de estos receptores “serpenteantes” a través de la membrana y se les
denomina C-C si poseen dos cisteínas contiguas o C-X-C si las dos cisteínas están separadas por otros
aminoácidos (representados por la X).
Estos receptores reconocen a productos típicos de los microorganismos y a algunos mediadores que son
producidos durante la infección y estimulan la migración de los fagocitos a la zona de infección y la pro-
ducción de sustancias microbicidas por el estallido respiratorio. Entre sus ligandos se encuentran:
- Quimiocinas, como la IL-8.
- Péptidos iniciados con N-formilmetionina que solo se encuentra en los microorganismos y en las
mitocondrias.
- Factores del complemento, como C5a
- Mediadores lipídicos de la inflamación, como el factor activador de plaquetas, la prostaglandina
E y el leucotrieno B4.

Estos receptores se encuentran en fagocitos, basófilos, eosinófilos, linfocitos T, y otras células pero no
todos están presentes en todas estas células. Cada célula posee un patrón de receptores típico. Ade-
más, el número y tipo de receptores puede variar dentro de una misma célula dependiendo de su estado
funcional. Esto, junto con el hecho de que cada receptor puede responder a una o varias de las 50 qui-
miocinas descritas da una idea de la versatilidad de este sistema.

¾ Receptores para citocinas.

El más importante es el receptor para IFN-γ(3), la citocina con mayor capacidad de estimulación de ma-
crófagos.
El IFN-γ es producido por las células NK en las respuestas inmunes innatas y por los linfocitos T activa-
dos en las respuestas adquiridas.

¾ Receptores para la fracción Fc de las Inmunoglobulinas.

Los fagocitos poseen receptores en su membrana tres tipos de receptores para reconocer por el extremo
Fc a las inmunoglobulinas IgG1 e IgG3 (FcγRI, FcγRIIA y FcγRIIIB) y un receptor para reconocer a IgA
(FcαR).
Cuando estos receptores reconocen a su inmunoglobulina unida a su antígeno disparan el mecanismo
de fagocitosis y la activación de los mecanismos de muerte intracelular del fagocito. Es de notar que este
mecanismo de muerte requiere el concurso de inmunoglobulinas por lo que sólo actúan cuando ha exis-
tido una respuesta inmune adquirida humoral previa. Por este motivo no se le puede considerar en la in-
munidad innata.

c) Fagocitosis de microorganismos (fig.6).

Una vez que los fagocitos mediante sus receptores han reconocido y fajado a los microorganismos se pone
en marcha primero un mecanismo de interiorización de dichos microorganismos a su sistema vacuolar lla-
mado fagocitosis. este es un proceso dependiente del citoesqueleto aún mal comprendido y que básicamen-
te consiste en crear dos protrusiones de la membrana hasta que el microorganismo queda totalmente ro-
deado. En ese momento se sueldan por un lado la membrana plasmática y por otro la membrana que rodea
al microorganismo. De esta forma el microorganismo queda secuestrado en una vacuola, llamada fagoso-
ma. En esta vacuola la membrana queda en la orientación inversa a la que tenía inicialmente en la mem-
brana plasmática (la cara externa queda hacia dentro). Posteriormente los fagosomas se fusionan con liso-

(3)
IFN-γ: Interferón gamma
somas presentes en el citoplasma de los fagocitos formando fagolisosomas en los que se llevará a cabo la
destrucción del microorganismo.

Algunos péptidos generados durante la digestión de las proteínas del microorganismo serán “cargados” en
las moléculas HLA de clase II, transportados a superficie y presentados a los linfocitos T CD4+, con lo que
se iniciará la respuesta inmune adaptativa contra el
germen.

d) Muerte intracelular de los microorganismos fa-


gocitados
Los fagocitos ponen en marcha tres mecanismos de
muerte durante la fagocitosis:
ƒ Enzimas proteolíticos. Al formarse el fagolisosoma
entran en contacto el germen y los enzimas conte-
nidos en los fagosomas lo que conduce a su diges-
tión. El más importante de estos enzimas es la elas-
tasa, una serin-proteasa de amplio espectro.
ƒ Conversión del oxígeno molecular en intermediarios
reactivos de oxígeno, que son agentes altamente
oxidantes que destruyen a los gérmenes. El proceso
en su conjunto recibe el nombre d estallido respira-
torio. El sistema más importante de generación de
radicales libres es la oxidasa fagocitaria. Esta es
una enzima que está dispersa en muchas unidades
en los fagocitos en reposo pero en los fagocitos ac-
tivados estos fragmentos se ensamblan para formar
la enzima funcional, sobre todo al recibir estímulos
de los receptores de IFN-γ y del tipo Toll. La enzima
convierte el oxigeno molecular en intermediarios re-
activos como los radicales superóxido, actuando de
cofactor el NADPH. Este superóxido es transforma-
do enzimaticamente en peroxido de hidrogeno que
es usado por la enzima mieloperoxidasa para con-
vertir los halogenuros inactivos en ácidos hipohalo-
genosos, que son tóxicos para las bacterias. La
granulomatosis crónica es causada por un defecto
hereditario de uno de los componentes de la oxida-
sa fagocitaria lo que disminuye la eficiencia del es-
tallido respiratorio.
ƒ Producción de intermediarios reactivos de nitróge-
no, sobre todo oxido nítrico. El proceso es iniciado
por una enzima llamada sintasa de oxido nítrico in-
ducible (iNOS)(4). iNOS es una enzima citoplasmáti-
ca del macrófago que solamente se expresa en ma-
crófagos estimulados por LPS y otros productos mi-
crobianos que se unen a los receptores tipo Toll,
sobre todo si al mismo tiempo actúa el IFN-γ. iNOS
cataliza la conversión de arginina en citrulina y en este proceso se libera oxido nítrico. El oxido nítrico
puede combinarse con peroxido de hidrógeno o superóxido, generados por la oxidasa fagocitaria, dando
radicales de peroxinitritos que son altamente reactivos y tóxicos para los microorganismos.
La activación sostenida de los fagocitos puede hacer que se liberen enzimas lisosómicos y derivados reacti-
vos de oxigeno y nitrógeno al medio extracelular. Estos tres componentes no distinguen entre microorga-
nismos y células del huésped pudiendo llegar a ocasionar daños en los tejidos que rodean a la infección.

(4)
iNOS, inducible nitric oxide syntase
Las graves lesiones que se ocasionan en infecciones crónicas causadas por micobacterias, como la tuber-
culosis y la lepra, son en parte causadas por este mecanismo.
C) Células NK(5) (fig. 7)
Las células asesinas naturales son linfocitos que tienen por misión
destruir a células infectadas por virus, células (infectadas o no) que
han perdido la expresión de moléculas HLA de clase I, macrófagos
infectados y células opsonizadas por anticuerpos. Los anticuerpos
son el resultado de reacciones inmunes adquiridas de tipo humoral.
Por este motivo las células NK participan tanto en la inmunidad
innata como en la adquirida.
En el pasado las células NK han recibido distintos nombres que
ilustran el desconocimiento que ha habido sobre ellas hasta hace
relativamente poco tiempo. Atendiendo solo al aspecto granular de
su citoplasma y a su tamaño se les llamó “leucocitos granulares
grandes”. Descubiertas las dos poblaciones de linfocitos (T y B) se
les llamó “tercera población”. Por carecer de los marcadores de
superficie típicos de los linfocitos B (Inmunoglobulinas) y de los
linfocitos T (receptor T) se les llamó “células no T no B” y también
“población nula”. Su nombre actual asesinas “naturales” indica el
hecho de que, a diferencia de los linfocitos T, no necesitan estimu-
lación previa para actuar.
Las células NK proceden de la médula ósea y se encuentran fun-
damentalmente en la sangre y en el bazo.

Reconocimiento de sus dianas por las células NK

a) Muerte modula da por HLA (fig. 8).


Las moléculas HLA de clase I presen-
tan péptidos propios y extraños pro-
cedentes de la degradación de pro-
teínas extrañas generadas en la pro-
pia célula y los presentan a los linfoci-
tos T CD8+. Cuando los linfocitos T
reconocen péptidos extraños carga-
dos en la molécula HLA de clase I
propia se transforman en linfocitos T
citotóxicos que atacan y destruyen a
la célula que hizo la presentación.
Existen mecanismos de tolerancia pa-
ra que no se produzca esta respuesta
cuando el péptido presentado es pro-
pio. Cuando un virus infecta a una cé-
lula, el virus inserta su material gené-
tico en el de la célula y sintetizan sus
propias proteínas usando la maquina-
ria bioquímica de la célula a la que in-
fectan. Péptidos de estas proteínas
son los que, presentados por las moléculas HLA de clase I, alertan al sistema inmune de la infección.
Esto explica por qué todas las células han de expresar moléculas HLA de clase I.
Muchos virus han desarrollado estrategias para bloquear la presentación de antígenos lo que hace ne-
cesario un mecanismo alternativo para destruir a células infectadas por estos virus. Esta es precisamen-
te una de las funciones de las células NK.

(5)
NK, natural killer, asesinas naturales.
De esta forma las células NK representan una vía rápida de ataque contra los virus y bacterias intracelu-
lares, sirviendo de compás de espera hasta que se desarrolle la respuesta inmune adquirida, mucho
más lenta aunque más específica.

Algunos tumores, sobre todo de origen hematopoyético, expresan niveles bajos de moléculas HLA de
clase I por lo que pueden ser atacados por las células NK.

b) Muerte modulada por citocinas (fig. 9). La IL-12 y la IL-15 son producidas por los macrófagos y otras
células y ambas poseen actividad sobre
las células NK. La IL-12 aumenta la ca-
pacidad citolítica NK y la liberación de
IFN-γ y la IL-15 induce la proliferación
de NK. El INF-γ estimula la capacidad lí-
tica de los macrófagos. La presencia de

macrófagos infectados dispara así un mecanismo en el que las


células NK ayudan a los macrófagos a librarse de la infección.

c) Muerte modulada por anticuerpos. El Fenómeno ADCC6


(Fig. 10). Las células NK poseen un receptor de superficie que
se une con baja afinidad a la región constante de la IgG1 e IgG3
siempre que esta se haya unido previamente a su antígeno en
la superficie de una célula. Este receptor, llamado FcγRIIIA,
posee una cadena α (CD16) con afinidad por IgG1 e IgG3 y dos
cadenas más pequeñas (γγ, ξξ o γξ) encargadas de transmitir la
señal al interior de la célula NK. Esto dispara su mecanismo de
muerte mediado por gránulos que termina destruyendo a la
célula marcada por los anticuerpos. Los gránulos de las células
NK, como los de los linfocitos T citotóxicos, contienen una
proteína llamada perforina que se polimeriza sobre la célula
atacada creando poros en su membrana. Por estos poros
penetran enzimas llamada granzimas, también liberados de los
gránulos, que inducen la apoptosis. Células infectadas por virus
o bacterias que ya han inducido una respuesta de anticuerpos
pueden ser atacadas de esta forma y destruidas por las células
NK.

Los eosinófilos poseen un receptor (FcεRI) con alta afinidad para la región constante de la IgE. La IgE se
produce fundamentalmente en reacciones inmunes alérgicas o dirigidas contra parásitos. Por ejemplo, pa-
rásitos helmintos, que son demasiado grandes para ser fagocitados pueden ser destruidos por una proteína
liberada de los gránulos de los eosinófilos cuando estos se acoplan a la IgE previamente unida al helminto.

Los fenómenos ADCC disparadas por los anticuerpos en las células NK y en los eosinófilos son buenos
ejemplos de hasta qué punto la respuesta inmune innata y la adquirida están imbricadas. Estas dos células,
típicas de la respuesta inmune innata necesitan, para llevar a cabo el fenómeno ADCC, del concurso de los
anticuerpos, generados en la respuesta inmune adquirida.

6
ADCC, Antibody-Dependent Cell-Mediated Cytotoxicity, citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos.
D) El sistema del complemento.
El sistema del complemento es un mecanismo humoral de defensa formado por varias proteínas plasmáti-
cas. Fue descrito por Jules Bordet que observó que cuando a una mezcla de bacterias y anticuerpo antibac-
terias se le agregaba suero fresco se producía la lisis bacteriana pero la lisis no se producía si el suero era
previamente calentado a 56ºC. Estas proteínas o “factores” son sintetizadas en su mayoría en el hígado y
su activación es inhibida por proteínas reguladoras presentes en las células normales del huésped y ausen-
tes en los gérmenes.
Existen tres vías del complemento. La descrita por Bordet se llama “vía clásica” requiere el concurso de los
anticuerpos. Posteriormente se ha descrito otra vía que es filogenéticamente más antigua pero por ser des-
crita después que la clásica se llama “vía alterna”. Esta vía alterna no requiere el concurso de los anticuer-
pos. De hecho es posible que represente un sistema ancestral de defensa anterior al desarrollo de los anti-
cuerpos. Por último existe la “vía de la lectina” que idéntica a la vía clásica con la diferencia de que el papel
de los anticuerpos es suplido por lectinas que, como los anticuerpos, hacen de nexo de unión entre los
gérmenes y el sistema del complemento.
Los factores del complemento, salvo algunas
excepciones, se nombran con una C seguida
de un número (C1, C2, C3...). El orden de su
descubrimiento no siempre coincide con el
orden en que actúan en las vías del comple-
mento. Esto unido, a que las distintas vías
tampoco se descubrieron en orden a su anti-
güedad filogenética hacen de esta sistema un
mecanismo de defensa aparentemente com-
plejo. En su descarga hay que afirmar que es
muy eficiente.
En este capítulo de inmunidad innata sólo se
describe la vía alterna del complemento. La
vía clásica requiere el concurso de anticuer-
pos que son productos generados en las res-
puestas inmunes adquiridas. La vía de las
lectinas es idéntica a la vía clásica con la
diferencia de que el papel de los anticuerpos
es suplido por lectinas plasmáticas.

Vía alterna del complemento (figs. 11, 12 y


13)
En condiciones normales el factor C3 sérico
es lentamente hidrolizado en dos componen-
tes, uno mayor, C3b, y otro más pequeño,
C3a. La hidrólisis la llevan a cabo enzimas
séricas del tipo serin-esterasas. En ausencia
de gérmenes el C3b es neutralizado por el
factor H y se hidroliza a una forma inactiva
C3bi . Sin embargo cuando en la escena aparecen bacterias se establece una unión covalente entre el C3b
y radicales presentes en las proteínas y polisacáridos del la pared bacteriana. Sobre el conjunto C3b-
bacteria se acopla el factor B con lo que se evita la unió del factor H y el catabolismo de C3b.
Sobre el factor C3b B actúa una serin-esterasa sérica llamada factor D, que escinde enzimáticamente al
factor B en dos fragmentos, uno mayor llamado Bb y otro más pequeño, Ba.
El complejo C3b Bb es una enzima que escinde nuevas moléculas de C3 en C3b y C3a. La acción es limi-
tada porque C3b Bb tiene una vida media de solo 1 minuto pero cuando se acopla sobre él la properdina lo
estabiliza y el complejo C3b Bb P alarga su vida media a 5 minutos. En estas condiciones se generan canti-
dades importantes de C3b y cientos a miles de moléculas de C3b se une a la superficie de la bacteria que
queda así opsonizada por C3b. El término opsonización significa “preparación para la comida”, una expre-
sión muy definitoria. Los fagocitos poseen receptores para C3b por lo que cuando un fagocito reconoce al
C3b que rodea a la bacteria se dispara su mecanismo de fagocitosis que concluirá con a ingestión y diges-
tión de la bacteria. Un solo fagocito puede fagocita a muchas bacterias por lo que este es un mecanismo
muy eficiente y probablemente el más importante de los mecanismos inmunes innatos para luchar contra las
bacterias.
No obstante existe un mecanismo de seguridad para terminar con las bacterias que puedan escapar a la
fagocitosis medada por C3b que acabamos de
describir:
Sobre el complejo C3b Bb puede acoplarse un
segundo fragmento C3b formando el complejo
llamado C3b Bb 3b, que puede escindir al si-
guiente factor de complemento en esta vía, el
C5. Este queda dividido en una fragmento gran-
de, C5b y otro más pequeño, C5a. C5b se une a
la superficie bacteriana. De nuevo cientos o
miles de fragmentos C5b ocupan la superficie
de la bacteria. Sobre cada fragmento C5b se
acoplan sucesivamente un factor C6, un factor
C7, un factor C8 y hasta 18 factores C9. Los
factores C9 forman sobre la superficie de la
bacteria una estructura tubular transmembrana
con un orifico central por el que se intercambian
agua, sales e iones provocando la muerte bac-
teriana por desequilibrios osmóticos y eléctricos.
El conjunto de moléculas C5b, C6, C7, C8 y C9
forma el llamado complejo de ataque a la mem-
brana.
Toda la serie de acontecimientos descritos tiene
lugar en segundos por lo que la vía alterna del
complemento es un mecanismo de defensa de
la inmunidad innata muy efectivo en la lucha
contra las infecciones.
A lo largo de la descripción hemos dejado atrás
dos pequeños fragmentos muy importantes
desde el punto de vista biológico, las llamadas
anafilotoxinas C3a y C5a.
Estas anafilotoxinas por su pequeño tamaño y
solubilidad pueden difundir desde el foco de
infección y llevar a cabo su función biológica
localmente y a distancia. La anafilotoxina más potente es la C5a. C3a es 20 veces menos potente. Existe
otra anafilotoxina, C4a, que se genera en la vía clásica del complemento y la vía de las lectinas, que es
2500 veces menos potente que C5a.
El receptor mejor caracterizado, el de C5a, es del tipo “7 segmentos transmembrana en hélice α”. Se
encuentra en fagocitos, eosinófilos, basófilos, células cebadas, células endoteliales, músculo liso, células
epiteliales y astrocitos. La dispersión de este receptor explica la amplia acción biológica de las anafilotoxi-
nas.
Las anafilotoxinas activan a las células cebadas (y a los neutrófilos) induciendo su degranulación lo que
libera sustancias vasoactivas del tipo de la histamina y los síntomas típicos de la anafilaxia, de donde deriva
el nombre de anafilotoxinas.
En los neutrófilos aumentan su movilidad y la
adhesión al endotelio, estimulan el estallido
respiratorio y la producción de intermediarios
reactivos del oxígeno.
Actuando sobre las células endoteliales aumen-
tan la permeabilidad vascular y la expresión de
selectina P, que sirve de ancla para la extrava-
sación de los neutrófilos.
Volveremos sobre esto cuando integremos
todos los elementos de la respuesta inmune
innata en uno de los procesos biológicos más
complejos, la inflamación.

E) Citocinas

Las citocinas de la inmunidad son producidas


por fundamentalmente por macrófagos, neutrófi-
los y células NK aunque también colaboran
células endoteliales y células epiteliales, como
los queratinocitos. En la inmunidad innata las
citoquinas actúan de mensajeros químicos entre
las células inflamatorias y entre éstas y las célu-
las del endotelio vascular. De esta forma au-
mentan la producción de fagocitos, los reclutan
a la zona de infección y los activan para eliminar
a los gérmenes. Por último, aumentan la sínte-
sis de citocinas que potencian las respuestas
antimicrobianas.
Entre las citocinas que participan en la inmunidad innata se encuentran:

- IFN-α y el IFN-β, que controlan las infecciones virales.


- IL-1, TNF y las quimiocinas, que median la inflamación local.
- IL- 15 e IL-12. que estimulan la proliferación y la actividad de las células NK.
- IFN-γ, especialmente el derivado de las células NK, que activa los macrófagos.
- IL-10 y TGF-β, que limitan la inflamación local.
- IL-6, que aumentan la producción de neutrófilos en la médula ósea y la síntesis de diversas proteínas
relacionadas con la defensa del huésped, como la proteína C reactiva.

F) Otros factores
Mediadores enzimáticos (fig. 14)
Aparte del sistema del complemento, ya mencionado, el plasma contiene tres cascadas que dan lugar a
mediadores de la inflamación, el sistema de la coagulación, el sistema de la kinina y sistema fibrinolítico
o de la plasmita.
- El sistema de la coagulación se inicia con la activación del factor de Hageman por el endotelio vascu-
lar dañado. Esto pone en marcha una cascada de reacciones que culmina con la polimerización del fi-
brinógeno en largas moléculas de fibrina que forman un coágulo y amurallan los gérmenes, evitando
así su difusión fuera del foco de infección.
- Sistema de la kinina es una cascada enzimática que se inicia por la acción del factor de Hageman ac-
tivado sobre un precursor de la kalikreína llamado prokalikreína. La kalikreína escinde al kininógeno
en bradikinina que es un péptido básico
que actúa como potente mediador in-
flamatorio. Además de las acciones bio-
lógicas mostradas en la figura 14, la
bradikinina escinde C5 en C5b y C5a.
C5a, la anafilotoxina más potente, indu-
ce la degranulación de las células ce-
badas, liberando éstas de sus gránulos
varios mediadores de la inflamación.
- El sistema fibrinolítico se inicia por la
conversión del factor de Hageman acti-
vado del plasminógeno en plasmina.
Esta actúa sobre los coágulos despoli-
merizando la fibrina. Los fibrinopéptidos
generados actúan como mediadores de
la inflamación y activando la vía clásica
del complemento.

Mediadores lipídicos (fig 15).


En algunas células (monocitos, macrófa-
gos, neutrófilos y células cebadas) cuando
su membrana se ve alterada por el proce-
so inflamatorio los fosfolípidos son conver-
tidos por la enzima fosfolipasa en ácido
araquidónico y la forma liso de del factor
activador de plaquetas (liso-PAF).

El ácido araquidónico, siguiendo dos vías


enzimáticas alternativas da lugar a trom-
boxano, prostaglandinas y leucotrienos.
Todas estas sustancias son importantes
mediadores de la inflamación.
Los monocitos y macrófagos producen
prostaglandinas E2 (PGE2) y F2 (PGF2).
Los neutrófilos producen PGE2 y las célu-
las cebadas PGD2.
Los leucotrienos son producidos por mo-
nocitos, macrófagos y células cebadas.
Los leucotrienos C4, D4 y E4 fueron lla-
mados de forma conjunta “sustancia de
reacción lenta de anafilaxia” o SRS-A7

3. ACCIÓN INTEGRADA DEL SISTEMA


INMUNE INNATO: LA INFLAMACIÓN.
La inflamación es el conjunto de signos y
síntomas que siguen a una variedad de agre-
siones físicas, químicas o infecciosas.

7
SRS-A: Slow Reacting Substance of Anaphylaxis.
La inflamación fue descrita por Celsus en el año 10 a.c. como “rubor et tumor cum calore et dolore” (enroje-
cimiento, hinchazón, calor y dolor). En el año 129 d.c. Galeno le agregó a esta definición “functio laesa”
(alteración de la función). Hoy, casi 2000 años más tarde, esta definición es aún impecable pero sólo esta-
mos comenzando a comprender los mecanismos por los que se lleva a cabo el proceso inflamatorio.
La inflamación es un mecanismo de defensa muy complejo. Puede ser local o general y aguda o crónica. Un
golpe o una infección localizada pueden poner en marcha mecanismos inflamatorios locales agudos muy
parecidos externamente pero el sentido finalista es muy distinto. Mientras que la inflamación traumática
tenderá a restaurar la integridad de los tejidos dañados, la inflamación infecciosa tenderá inicialmente a
eliminar la infección y luego a restaurar la integridad de los tejidos dañados por la infección.
En este capítulo describiremos superficialmente la inflamación aguda de origen infeccioso.
Cuando los gérmenes anidan en un tejido (por una herida, obstrucción de una glándula sebácea, etc.) ocu-
rren dos fenómenos que inician inmediatamente la lucha contra la infección y desencadenan el proceso
inflamatorio:
a) Los fagocitos residentes, mediante sus receptores de superficie, reconocen a los gérmenes, inician el
proceso de fagocitosis y producen citocinas como IL-1, TNF, quimiocinas, IL-12 e IL-15.
b) Se activa la vía alterna del complemento.

La IL-1 y el TNF llevan a cabo dos funciones. Por un lado hacen que los las células endoteliales expresen
varias moléculas de adhesión, entre ellas la selectina E y por otro inducen la expresión de ligandos para las
integrinas fagocitarias. Mientras tanto, las quimiocinas se van concentrando sobre los aminoglicanos de
heparan sulfato de las células endoteliales. Esto activa a los fagocitos que cambian sus integrinas al estado
de alta afinidad. Por el efecto combinado de estas tres citocinas los fagocitos, que en condiciones normales
ruedan sobre el endotelio, se adhieren fuertemente a él y al final abandonan el vaso sanguíneo por diapé-
desis para llegar así a los tejidos infectados en ayuda de los fagocitos residentes. Este movimiento lo hacen
hacia el lugar en el que las quimiocinas están más concentradas, el foco de infección.

La IL-15 induce la proliferación de las células NK y la IL-12 hace que éstas produzcan IFN-γ. Este IFN-γ
estimula la capacidad lítica de los macrófagos. Tenemos así en el foco de infección no solo más fagocitos
sino además con su capacidad fagocitosis y sus mecanismos de muerte estimulados.

Como consecuencia de la activación de la vía alterna del complemento ocurren tres fenómenos. Primero,
los gérmenes opsonizados pro C3b serán reconocidos, fagocitados y destruidos por los fagocitos. Segundo,
gérmenes que no sucumban por este mecanismo lo harán tras formarse en su superficie cientos o miles de
complejos de ataque a la membrana. Tercero, se liberan las anafilotoxinas C3a y C5a, que tienen importan-
tes funciones biológicas:

- Actuando sobre el endotelio aumentan la expresión de selectina P y la permeabilidad vascular, lo que


facilita la llegada de líquido desde la sangre (y explica la hinchazón, “tumor”), la extravasación de fagoci-
tos y la llegada de más factores del complemento.

- Producen contracción del músculo liso en las vénulas postcapilares, lo cual aumenta el contenido de san-
gre de los vasos (enrojecimiento, “rubor”).

- En los neutrófilos aumentan su movilidad y la adhesión al endotelio, estimulan el estallido respiratorio y la


producción de intermediarios reactivos del oxígeno.

- El aumento del contenido de sangre en la zona, junto con el aumento de la actividad metabólica de los
fagocitos aumenta la temperatura local (calor, “calore”).

- Las activan a las células cebadas y a los neutrófilos induciendo su degranulación lo que libera sustancias
vasoactivas del tipo de la histamina y se producen los síntomas típicos de la anafilaxia (de donde deriva el
nombre de anafilotoxinas). Las propias sustancias vasoactivas de las células cebadas ejercen funciones
muy parecidas a las anafilotoxinas.

- La distensión del tejido, junto con el efecto químico de los productos de degranulación de los fagocitos,
estimula las terminaciones nerviosas lo que explica el dolor (“dolore”).
Durante la inflamación se activa el sistema de la coagulación. La fibrina amuralla a los gérmenes en el lugar
de infección e impide su difusión a otras zonas del organismo.

El sistema de la coagulación pone en marcha otros dos sistemas, el de las kininas y el sistema fibrinolítico,
ambos con importantes funciones inflamatorias.

Por último, la inestabilidad que sufre la membrana de ciertas células inmunes hace que sus fosfolípidos
sean atacados por la fosfolipasa, dado lugar a tromboxano, prostaglandinas, leucotrienos y factor activador
de plaquetas (PAF8). Todos ellos son mediadores de la inflamación y sus funciones biológicas, junto con el
resto de factores descritos, explican no solo los mecanismos intrínsecos del proceso inflamatorio sino tam-
bién sus signos y síntomas

4. PAPEL DE LA INMUNIDAD INNATA EN LA ESTIMULACIÓN DE LAS RESPUESTAS INMUNITA-


RIAS ADAPTATIVAS
La inmunidad innata no solo monta una respuesta prácticamente inmediata contra la infección sino que,
además, avisa y ayuda al sistema inmune adaptativo de la presencia de los gérmenes para que éste monte
una respuesta adaptativa.
Las células que llevan a cabo las respuestas adaptativas son los linfo-
citos T y los B y ambos necesitan dos señales para activarse. La pri-
mera señal procede del germen, la segunda del sistema inmune inna-
to.
a) Inmunidad mediada por células T:
Los linfocitos T son incapaces de reconocer gérmenes íntegros e in-
cluso moléculas completas de esos gérmenes. Sólo pueden reconocer
pequeños fragmentos de proteínas cuando le son presentadas “por las
vías diplomáticas”, es decir, por las moléculas HLA de clase II de célu-
las presentadoras de antígenos como el macrófago (una célula típica
de la respuesta inmune innata). De esta forma el germen libera la
primera señal a los linfocitos T. Las célula presentadora además pro-
porciona la segunda señal de dos formas: por un lado inducen la ex-
presión de coestimuladores (B7.1 y B7.2) y por otro libera citocinas,
sobre todo IL-12, que estimula a los linfocitos T en reposo para dife-
renciarse a linfocitos Th1 (fig 16).

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PAF: Platelet Activating Factor.
b) Inmunidad mediada por células B (fig 17):
Los linfocitos B pueden reconocer pequeños fragmentos de molécu-
las de gérmenes siempre que tales moléculas se encuentren en la
superficie del germen accesibles a los receptores de los linfocitos B,
los anticuerpos. Este reconocimiento libera al linfocito B la primera
señal. La segunda señal mejor definida para los linfocitos B es el
factor C3d del complemento que se acopla al receptor 2 del com-
plemento presente en estos linfocitos. C3d es un producto generado
durante la degradación de C3. De nuevo la segunda señal procede
de un sistema típico de la inmunidad innata, la vía alterna del com-
plemento. Tras recibir las dos señales los linfocitos B proliferan y se
diferencian a células plasmáticas productoras de anticuerpos.
Esta labor de la inmunidad innata en la estimulación de la inmuni-
dad adaptativa es el fundamento del uso de los adyuvantes. Son
adyuvantes potentes el LPS y los lisados de micobacterias. Estos
productos hacen que los fagocitos liberen IL-12 y aumentan en ellos
la expresión de los coestimuladores B7.1 y B7.2. En definitiva, los
fagocitos responden como lo hacen ante la infección pero en au-
sencia de gérmenes y de esta forma liberan de manera efectiva la
segunda señal. Cuando se inyecta un antígeno proteico junto con
adyuvantes el antígeno libera la primera señal y los adyuvantes
inducen los elementos necesarios para que se produzca la segunda
señal con lo que la respuesta adaptativa se comporta como si fuera
precedida de una respuesta innata. Los lisados de micobacterias y
el LPS son excelentes adyuvantes pero inducen respuestas inflama-
torias importantes. Por este motivo solamente se usan en experi-
mentación. En la práctica clínica algunas vacunas se administran
con adyuvantes pero diseñados para minimizar los efectos inflama-
torios indeseables.

Antonio Alonso
Agosto 2003

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