You are on page 1of 267
"BOTANICA OCULTA ‘usu wiaas PARACELSO A POR ; _ Ropoiro Putz © dela presente edicién del 2006: Editorial MAXTOR Fray Luis de Leén, 20 47002 Valladolid 983 090 110 pedidos@maxtor.es www.imaxtor.es LS.B.N. 84-9761-275-2 depésito legal: VA-572-2006 PARACELSO (Fexree Avrroto Tzorrasto BompasTo on Hosenurm) nres de dar principio a nuestro peque- fio tratado de Botdnica Oculta, o sea el estudig de las plantas magicas, basado en las teorfas del gran Paracenso, del di- vino Paracenso, como le llaman muchos, séanos permitido trazar, aunque sea a gran- des rasgos, la figura colosal del alquimista famoso, del célebre médico revolucionario. Este hombre genial, una de las figuras més preeminentes que surgieron en los al- bores del Renacimiento, vid la luz en Ein- siedeln (*) el dia 10 de noviembre de 1498, (*) Binsiedeln, (Nuestra Sefiora de los Eremitas.) Villa de Suiza situsda en el fondo de un hermoso valle. En elle se fabrican rosarios y otros objetos relisioeos. Hay una cé- lebre abadfa de benedictinos, fundada en el siglo It, que visitan muchos peregrinos el 14 de septiembre. y tué bautizado con el nombre de Teofras- to, como recuerdo al pensador griego Teo- frasto Tyrtamos dé Eresos, al cual el doctor Hohenheim, padre de nuestro biograhado, admiraba profundamente. El nombre de Felipe le fué afiadido, sin duda, mas tarde, pues Jo cierto es que Pa- RACELSO no lo usé jamas; el sobrenombre de Aureolus debié asimismo aplicdrsele por sus admiradores en las postrimerfas de su vida, ya que hasta el afio 1588 no vemos que aparezca en ningtin documento relacio- nado con su personalidad. Y en cuanto al nombre famoso de Paracelsus, existe la opi- nion de que fué su padre el que se lo did cuando era todavia un muchacho, querien- do as{ demostrar que entonces era ya mas sabio que Celso, médico célebre que vivid en tiempo del Emperador Augusto, y autor de un libro de medicina mucho m4s avan- zado que los de su época. Y a partir del afio 1510 fué conocido bajo él nombre de Paracriso, y aun cuan- do muy raramente lo hubiese inclufdo en su firma, lo cierto es que los estampé en sus grandes obras filoséficas y religiosas, y asi- mismo sus discfpulos le Hamaban Paracei- so y ese nombre es el que aparecié siempre en las controversias y en los ataques inju- riosos de que fué victima. Iyvancta DE Paracetso. PARACELSO era un nifia bajite, enclenque, con -tendencia al raquitismo, por lo cual reclamaba jos més earifiosos euidados. Estos los recibfa de su propio padre, que sentia por ¢] una infinita ternura. E) doctor Hohenheim daba una importancia,extraordinaria a los efectos sa- lutfferos del-aire libre, respirado en plena Naturaleza ; por esto, cuando el muchacho hubo crecido, hizo de él su compafiero de excursiones, consiguiendo as{ robustecer su cuerpo y enriquecer su espfritu. En estas correrias fué cuando aprendié Paracerso los nombres y las virtudes de Jas hierbas y plantas curativas, asi como los diversos modos de usarlas ; conociéd los ve- nenos y sus antidotos, y asimismo el arte de preparar toda clase de pécimas. La Farmacia no se hallaba entonces, en Ruropa, reconocida oficialmente, como lo estuvo en China, en Egipto, en Judea y en Grecia, millares de afios antes de la Era Cristiana. De hecho, la primera farmacopea pertenece a Nuremberg y data de 1542, el aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 5 Jos miosotis, las plantas vulnerarias, los he- lechos y la cola de caballo. Y sobre los pa- ramos, el brezo, la-rosa de los Alpes, la ru- bia de Levante, la saxffraga, la esparceta, la pirola y toda suerte de semillas. . ee * Se desprende de Jas propias memorias de PaRacELso que su padre fué su primer maestro de latin, de botanica, de alquimia, de medicina, de cirugfa y de teologia ; mas hubo en él. otras influencias educadoras, Jas cuales el doctor Hohenheim no pudo infundirle: Estas influencias fueron debidas al espiritu inquieto de la époea, de la nueva Era que se estaba preparando, Hemos' de averiguar ahora eémo esta ma- nifestacién de su época tuvo relacién con el audaz investigador de-la Naturaleza y de la Medicina, entre Ja multitud que seguia afe- trada atm a jos métodos filoséficos y a las ereencias religiosas de la Edad Media ; he- mos de ver cémo su inteligencia vivaz com- prendié que las viejas ensefianzas estaban condenadas a desaparecer y a renovarse como todas las dems cosas. El espiritu del Renacimiento fué imdiscu- tiblemente, el que dié a PanacELso ese gran impulso hacia la induccién cientffica y al método experimental. La alianza de este es- piritu cientifico con las corrientes espiritua- les de la Reforma, con su influencia sobre el alma de los hombres, debida realmente a Lutero, nos explicaré la formacién de su personalidad, aparentemente contradictoria. Las teorfas reinantes estaban en difu- sién activa mucho antes de Lutero. Dos- cientos cincuenta afios atrds un alma solita- ria, Rogelio Bacén, tuvo la visién que ilu- miné las tinieblas acumuladas de quince siglos de ignorancia y descubrié la clave del divino tesoro de la.Naturaleza. En 1488 nacié Lutero; diez afios més tarde, Paracexso ; en 1510 vid la luz el fa- moso médico y filésofo milanés Jerénimo Cardano, y en 1517 nacié el celebérrimo ci- rujano Ambrosio Paré. Copérnico, el astré- nomo revolucionario, y Pico de Ja Mirdndo- la fueron contempordneos de esta pléyade ilustre. Todo aparecié de una vez: nueva concepcién religiosa ; nueva filosoffa ; nue- vas ciencias y una gran renovacién en el “mundo del arte. Inictact6n DE PaRacELso. PaRACELSO, de muy joven, fué enviado a la famosa es- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. BOTANICA OCULTA Tanto fué el ardor con que Paracenso emprendié sus trabajos de laboratorio, tau- ta su fuerza de observacién en los fenéme- nos que estudiaba, que muy pronto se hallé en condiciones insuperables para acometer un trabajo que se adelantabe a su siglo. Por fortuna, ademas, el clima de Karinthie favorecié en gran manera su desarrollo ffsi- co, consiguiendo disfrutar de una salud casi perfecta. Pasé luego Paracenso a Basilea, donde hizo grandes progresos en el estudio de las Ciencias Ocultas, Por aquellos tiempos era imposible dedicarse a la medicina sin cono- cer profundamente la astrologfa. La ciencia experimental estaba por nacer. Todos los conocimientos que se adquirfan en los cole- gios o conventos eran puramente dogmé- ticos : sus ensefianzas eran conservadas res- petuosamente durante muchos siglos. El misticismo y la magia convivian con las teorfas mas opuestas. Los hombres mas célebres les rendian homenaje. William Ho- witt, un médico notable, escribié las si- guientes palabras : «E] verdadero misticis- mo consiste en Ja relacién directa entre la inteligencia humana y Ja de Dios. El falso misticismo no busca la verdadera comunién entre Dios y el hombre. El espiritu absor- pido en Dios estA protegido contra todo ata- que. Law mente puesta en Dios aclara la inteligencia.» Este fué el misticismo que Paracenso se esforz6 en adquirir: la unién de su alma con el Espiritu Divino, a fin de poder con- cebir el funcionamiento de este Espiritu Universal dentro de la Naturaleza. Al salir para Basilea habia adquirido ya la pr&ctiea de las operaciones quirirgicas, ayudando a su padre en la curacidén de he- ridos. En sus Libros y Escritos de Cirugia nos cuenta que tuvo los mejores maestros en dicha ciencia, y que habia lefido y me- ditado los textos de los hombres més céle- bres presentes y pasados. Poca cosa se sabe de la estancia de Para- CELSO en Basilea, Gnicamente consta que fué en el afio 1510.:La Universidad estaba entonces en manos de:los escolastices y los pedantes de la época. Muy pronto se dié cuenta Paracsiso de que nada iba a salir ganando con las ensefianzas estipidas de aquellos doctores. «E] polvo y las cenizas respetadas por estos espfritus estériles —es- cribe—se habfan elaborado y transformado en materia importante.» ParaceLso renuncié olimpicamente a ter- ciar en la lucha con aquellos sabios, guar- dianes petrificados de la ciencia oficial. El queria la verdad y no Ja pedanteria ; el or- den y no la confusién ; el experimento cien- tifico y no el empirismo. Paraceiso, segiin propia manifestacién, habfa Jefdo las obras manuscritas de] abate Tritemio, que figuraban en la valiosa biblio- teca de su padre, y, tanto le sedujeron que decidi6 trasladarse a Wirzburg, lugar don- de permanecfa ‘el sabio abate en comunién , con sus discfpulos. Tritemio o Tritemius ; se Ilamaba asf en gracia del lugar de su nacimiento : Treiten- heim, cerea de Tréves. Su verdadero nom- bre era Juan Heindemberg. De muy joven era ya célebre por su.sabiduria ; a la edad de veintitin afios fué elegido abate de Spon- heim. En 1506 fué trasladado al convento de San Jaime, cerca de Wirzburg, donde murié en diciembre de 1516. Afirmaba que las fuerzas secretas de la Naturaleza estaban confiadas a seres espi- ritaales. Abundaban sus disefpulos y, a los

You might also like