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La Religién Olmeca: una interpretacién preliminar* Richard A. Diehl Introduccion ide Ia iniciaci6n de las investigaciones Olmecas hace casi cincuenta afios, los antropélogos han querido esclarecer las creencias y précticas religiosas reflejadas por los restos ‘arqueol6gicos. Desgraciadamente se sabe poco sobre la religién de esta cultura tan “misteriosa” y muchas de las reconstrucciones que se han publicado se asemejan més a la ciencia-ficeién que a la Ciencia. Mi intento en esta obra, por preliminar e incompleta que sea, es de resumir los datos arqueolégicos y artisticos sobre el tema y presentar un esquema bisico de los principales componentes de la religion olmeca, El valor de mi presentacién no descansa en las pocas verdades comprobadas que contenga, sino en la formulacién de un marco de investigacién, un esqueleto intelectual descarnado, que en el futuro se pueda llenar con nuevos datos. * Nota: Hate artioulo es una version modifcada del original ‘publicado’ en ingléa bajo el titulo *Olmec Religion” en The Encyclopedia of Religion, tomo XI, por Macmillan Publishing ‘Company, New York. 166 Al principio hay que preguntarse: {Qué es la religién? Hay muchas definiciones, pero para los propésitos de este trabajo, se le puede definir ‘como el fenémeno humano que se concentra en las creencias sobre la existencia de espiritus no humanos. Siguiendo las ideas del antropdlogo Anthony F.C. Wallace (1956:52-101), cualquier religién contiene ciertos componentes bésicos 0 clases minimas de fenémeno incluyendo: (1) creencias acerca de lo sobrenatural, (2) personal, (3) instituciones de culto y (4) ritos o rituales. Los olmecas arqueolégicos ocupaban Ia lla- nura tropical del sur de Veracruz y la franja occi- dental de Tabasco durante el periodo 1300-600 a. C., Como muchos pueblos en otras partes de Me- soamérica durante la misma época, los olmecas vivian en aldeas, sombraban el mafz_y otras plat tas, y practicaban la alfareria. Sin embargo, exi ten diferencias notables entre ellos y sus vecinos, sobre todo en el grado de desarrollo de sus insti- tuciones sociales y politicas. Las indicaciones ar- ‘queolégicas de su avanzado grado de desarrollo incluyen la presencia de pueblos relativamente grandes con templos y otros edificios especializ dos, y una tradicién artistica muy distinta, ex- presada en grandes monumentos de piedra, va- sijas y figurillas de ceramica, y pequetios objetos hechos de piedras semi-preciosas como jadeita y serpentina. No hay evidencia confirmada de que los ol- mecas emplearan un sistema de escritura, to- dos los datos sobre ellos vienen de excavacio- nes arqueolégicas. Las excavaciones en San Lo- renzo Tenochtitlan, La Venta, Tres Zapotes y Laguna de los Cerros han revelado datos muy importantes sobre la cronologia, los monumen- tos, la arquitectura, la cerémica, la subsisten- cia'y otros aspectos de la Cultura Olmeca. Sin embargo, sabemos muy poco sobre su religion Bernal, 1969:97-105; Coe, 1968:111-115; Furst, 1968; Heizer, 1960; Wicke, 1971), Abundan las especulaciones y reconstrucciones teoréticas (cf. Luckert, 1976), pero hay pocos datos concretos sobre el tema. Obviamente es muy dificil recons- truir una religion contando solamente arqueoldgicos, pero la arquitectura, I y los artefactos pequefios nos ayudan a formular algunas ideas sobre sus creencias y costumbres religiosas. Elestudio de la religion olmeca Nuestras ideas sobre las religiones indigenas de las grandes civilizaciones mesoamericanas estén basadas en tres clases de datos: la arqueologia, la etnohistoria y la etnografia. En el caso de los olmecas, como en muchos otros, los datos arqueolégicos no tienen sentido sin referencia ‘a otra clase de informacién. Es decir, hay que interpretarlos segin lo que sabemos sobre otras culturas mesoamericanas mejor documentadas en las fuentes histéricas, y en los estudios etnograficos de sociedades indigenas. Los vestigios arqueoldgicos incluyendo montf- culos, esculturas y artefactos, los interpretamos segiin las fuentes histéricas que describen las religiones Azteca y Maya en el siglo dieciséis, y los estudios etnograficos de grupos indigenas ‘contempordneos en las partes aisladas de México y otras regiones tropicales de América Latina. Hay una idea o hipétesis fundamental que forma la base de todos los estudios de este tipo, lo que podemos llamar ‘La Hipéte: Continuidad’. La resumié sucintamente David Joralemon (1976:58-59) cuando dijo: thay un sistema de religiin bésico que todos lon pueblos Ineeoamericanos tenlan en comin, Eate sistema se formaria mucho antes de recibir expreaién monumental en el arte (Olmeca y sobreviviria mucho tiempo después de la Conquista Expafola de 1oe grandes centroe religionon y poltcor de lat ‘Américas. El enfoque primordial de casi todos los estudios publicados sobre la religién olmeca es el anlisis iconografico de las representaciones art{sticas para identificar los dioses principales. Casi todos los investigadores aceptan Ia continuidad entre la religién olmeca y las de la época de la Con- 167 quista como un hecho comprobado. Sin embargo, hay criticas legitimas de esta postura intelectual; por ejemplo, George Kubler (1961, 1972) ha sugerido que los significados de muchos simbolos y motivos pudieron haber cambiado durante los tres mil afios que separan a los Olmecas de los Aztecas. Casi todos los estudios de este tipo proponen a Ia religién azteca como el modelo para hacer comparaciones, propuesta que presenta ciertos riesgos. La poblacién azteca aleanzaba un niimero en los millones (Sanders, 1970) mientras las sociedades olmecas solamente contaban con unos cuantos miles (Diehl, 1973; Drucker, 1961; Heizer, 1960); indudablemente tal disparidad se reflejaba en la complejidad de las instituciones sociales y politicas, y también puede indicar diferencias fundamentales en las creencias y las instituciones religiosas de las dos sociedades. Sin embargo, estamos forzados a utilizar comparaciones de este tipo hasta que los arquedlogos descubran una metodologia 0 clave de interpretacién que nos sirva mejor que las analogias etnograficas e histéricas. Hasta entonces debemos emplear esas analogias de una manera racional y cuidadosa. Las caractertsticas de la religién olmeca El patrén fundamental de las creencias olmecas parece ser la adoracidn de ciertos dioses superio- res 0 fuerzas sobrenaturales que controlaban el universo y sostenian la estructura sociopoliti del mundo humano. La interacein humana con ellos requeria rituales que se celebraban en los templos u otros lugares santificados. Los funcio- narios religiosos ocupaban sus puestos por razon de sus calificaciones personales o su rango social. El sistema de creencias inclufa un panteén de doidades, una cosmologia que explicaba y estruc- turaba el universo, y una coleccidn de actividades yrrituales que expresaban esa cosmologia. Ahora vamos a examinar cada uno de estos tres aspec- tos de la religién olmeca. 168 Los dioses olmecas No hay acuerdo sobre las caracteristicas de los dioses olmecas. Algunos estudiosos los identifi- ean como anilogos de los dioses aztecas, pero otros insisten en que los olmecas veneran fuer- zas naturales generalizadas en lugar de dioses que eran seres sobrenaturales con distintas per- sonalidades y tareas. La mayoria de los investi- gadores afirman que los olmecas si tenfan dio- ses en el sentido comtn de la palabra, pero no estén de acuerdo sobre sus identificaciones es: peeificas. Por ejemplo, el dios que algunos nom- bran ‘El Dragén Olmeca’ ha sido clasificado como ‘hombre jaguar’ que combina rasgos humanos y felinos, un caimén, un sapo, y thasta un manati o vaca marina!. La confusién se debe a la natura- leza del estilo artistico y el contenido del arte ol- ‘meca, Como observa Joralemon, las representa- ciones olmecas frecuentemente son de “seres que biolégicamente son imposibles”, cosas que exis- ten en la mente humana, no en el mundo de la naturaleza (Joralemon, 1976:33). Las investigaciones basicas sobre el panteén ‘olmeca son las de Michael D. Coe y su diseipulo Peter D. Joralemon. Basdndose en los estu- dios anteriores de Coe (1968, 1973), Joralemon (1971) inicialmente identificé diez divinidades (Dioses I al X). En una publicacién més reciente, redujo el ntimero a seis que forman tres pare- jas bivalentes (1976). Los dioses se presentan fn el arte como seres compuestos de elemen- tos humanos, felinos, reptiles y de plumados en una multiplicidad de combinaciones. La pareja més comin esta formada por el Dragén Olmeca Wios 1) y el Pajaro-Monstruo Olmeca (Dios II). Segiin Joralemon, el Dragén Olmeca es un co- codrilo con atributos de éguila, jaguar, hombre y serpiente, significa la tierra, el agua, el fuego Yy la fertilidad agricola, Puede ser el dios patron ide los caciques o la nobleza. Joralemon piensa que representa una forma antigua de los di mexicas Xiuhtecuhtli, Huehueteotl, Tonacatecu- htli, Quetzalcoatl, y la deidad maya Itzamné. El Péjaro-Monstruo es un pajaro reptorial, quizé un Aguila, con rasgos mamiferos y serpentinos; el mismo autor cree que estaba ligado con el maiz, la fertilidad agricola, el cielo, y las sustancias psicotrépicas. Sus deidades II y IV forman otra pareja relacionada con la agricultura y fertilidad. Las mazoreas de maiz que brotan de una hendedura en la cabeza del Dios II sugieren que es la forma ancestral de Centeotl y otros dioses aztecas del mafz. El Dios IV parece ser un nifio 0 enano, Joralemon lo considera como una forma ancestral de los tlalocs y los chacs del siglo dieciséis. Los Dioses VI y VIII forman la tercera pareja de Joralemon; ei Dios VI es una deidad de la primavera, simboliza la vegetacién renacida en una forma semejante al Xipe Totec, el Dios VIII es el dios de la muerte, el Mictlantecuhtli, y estd representado por una mandibula humana descarnada. Obviamente queda mucho que aprender sobre el pantéon olmeca; sin embargo, es evidente Ia importancia de los dioses de Ia agricultura y la fertilidad, y no nos sorprende esto, pues la agri- cultura era la base econémica de las sociedades olmecas, Esta es la primera indicacién clara de tales conceptos religiosos en Mesoamérica y ro- presenta una contribucién importantisima de los olmecas a la cultura Mesoamericana. Sacerdotes y otros funcionarios religiosos Las grandes civilizaciones urbanas mesoameri- canas sostenfan burocracias religiosas bien defi- nidas y ampliamente desarrolladas que inclufan sacerdotes de varios grados, ayudantes, mts cos, danzantes y otros especialistas. No hay e dencia de grupos tan grandes o bien organiz dos entre los olmecas y se supone que el tama modesto de los grupos olmecas impedia el cre- cimiento de grandes organizaciones sacerdota- les como tenian los aztecas. Entonces, si que- 169 remos buscar una analogia etnografica que nos sirva de comparacién, debemos considerar las relativamente pequefias sociedades mayas del norte de Yueat4n en el sigio dieciséis. Segun Eric J, Thompson (1970), eada sociedad maya tenia ‘unos cuantos sacerdotes profesionales de tiempo completo, Casi siempre eran nobles o parientes de los caciques y representaban la religion de la jerarquia oficial. A voces los lideres politicos también eran sacerdotes y las dos funciones se concentraban en las mismas manos. Asimismo, habfa funcionarios menores, ayudantes, y otras personas quienes participaban en los rituales de vez en cuando. Ademés, existfan chamanes qui nes operaban fuera de la organizacién “oficial” y veces, hasta en contra de ella, Aunque la evidencia no es muy clara, parece que las organizaciones religiosas olmecas eran semejantes a las de los mayas. Se supone que habia un néimero limitado de sacerdotes “profe- sionales” quienes intentaban mantener un mo- nopolio sobre Ia sabiduria esotérica y la comuni- cacién directa con el mundo sobrenatural; ellos seguramente pertenecian al grupo dominante de la sociedad. Al mismo tiempo hay indicios que existia el chamanismo; segiin el antropélogo Pe- ter T. Furst (1968), muchas piezas olmecas re- presentan un concepto de la transformacién cha- ‘manistiea; é1 interpreta muchas de las escenas fantdsticas en el arte olmeca, como representa- ciones de chamanes transformandose a sus na- guales jaguares, Si esta interpretacién tiene vali- dez, hay que preguntarse si tales individuos eran Jos sacerdotes de la jerarquia oficial, o no. No se ber de soguro, pero la frecuencia de las Tepresentaciones chamanisticas en los centros ceremoniales donde seguramente vivian los sa- cerdotes, sugiere que éstos y los chamanes eran los mismos individuos. Cosmotogta La ausencia de fuentes escritas hace sumamente dificil reconstruir la cosmologia olmeca y las 170 ereencias sobre sus origenes, pero los restos arqueolégicos nos dan dos pistas interesantes. La primera es la ‘Hipétesis Stirling’. Matthew W. Stirling (1965) erefa que el Monumento 1 de Rio Chiquito y el Monumento 3 de Potrero ‘Nuevo describen gréficamente la e6pula de un jaguar con una hembra humana, que producia los hombres-jaguares, una raza divina de seres humano-felinos que aparecen con tanta frecuen- cia en el arte olmeca. Desgraciadamente ambos monumentos estén muy mutilados y no se pue- den deseifrar las escenas originales con mucha confianza. La otra clave para la eosmologia olmeca existe en las numerosas representaciones de personas emergiendo, sentadas, de cuevas y nichos. Varios monumentos encontrados en La Venta y en San Lorenzo representan escenas de este tipo y mu- chas de ellas estan asociadas con el Dragén Ol- meca. Seguin David Grove (1973) estas escenas reflejan la creencia comin de Mesoamérica so- bre la llegada de grupos humanos, o de sus dio- ses, a la superficie del mundo, por medio de cue- vas y cavernas; las cuevas simbolizaban puertas entre el mundo subterréneo de lo sobrenatural y Ja vida cotidiana del mundo superficial. Ademas de los monumentos de piedra del 4rea metropo- litana olmeca, existon pinturas estilisticamente olmecas en las hondas cuevas de Oxtotitlan, Gue- rrero, y Juxtlahuaca, Morelos, con las mismas representaciones (Gay, 1967; Grove, 1970). Las escenas olmecas parecen ser las manifestaciones més antiguas de esta idea e indican no solamente Ja antigiedad de la creencia, sino también una contribucién fundamental para la religién me- soamericana, Las ceremonias y los rituales El ritual es el aspecto de la religién olmeca que menos comprendemos. Los sitios contienen monticulos que parecen ser basamentos para templos, pero faltan pruebas de sus funciones verdaderas; también hay pequefios objetos que seguramente servian para propésitos ritual pero las danzas, fiestas, rogaciones y cantos ya no existen; hasta el calendario que determinaba Ja ronda ritual ha desaparecido, Suponemos que los monticulos grandes de tierra soportaban chozas de bajareque techados con palma que servian como templos y centros de celebraciones. Es logico pensar que los idolos e imagenes del culto mas sagrados, se alojaban dentro de los templos y que alli se reunfa la élite de la sociedad para participar en los ritos més importantes; las plazas abiertas que rodeaban los monticulos eran lugares mas apropiados para ceremonias péblicas en que participaba toda la gente, pero no hay evidencia arqueolégica de que realmente funcionaban asi. Las investigaciones arqueolégicas en La Venta y San Lorenzo han revelado edificios y construc- ciones que seguramente tenfan funciones religio- sas 0 rituales; por ejemplo, hay las gigantescas lo- mas artificiales de tierra que salen a los lados de Ia elevacién natural en que se encuentra San Lo- renzo. Segtin Michael D. Coe (1968:79; Coe and intento de crear una imagen en forma de pajaro, semejante a cons- truceiones més chicas y més tardias de la cul- tura Hopewell en los E.U.A. Las lagunas o de- presiones artificiales que abundan en la super- ficie de San Lorenzo quizé sirvieron como fuen- tes de tierra para la construccién de monticulos, pero después tuvieron otras funciones; sus pare- des y fondos estaban forrados con tierras espe- ciales y drenajes extraordinarios, compuestos de centenares de canales y tapas labradas en piedra voleénica, drenaban el excedente de agua. Es po- sible que estas lagunas proporcionaran agua més o menos potable durante la sequia, pero hay nantiales cercanos que proveen agua més fresca y salubre durante todo el afio. La increfble in- versién de mano de obra en los drenajes y el sim- bolismo acuético de los monumentos asociados con el tinico sistema que se ha investigado en forma detallada, sugieren que los drenajes tenian funciones rituales. Coe piensa que funcionaban como bafios rituales parecidos a los de la India; ‘Terrence Stocker (et. al.; 1980) cree que servian como corrales acuaticos para caimanes sagrados. No se sabe cual era su funcién verdadera pero e: ‘obvio que no podian servir para dos funciones al mismo tiempo. Parece que los olmecas tenian un juego de pe- lota semejante a los juegos rituales de las cul- turas mesoamericanas mds tardias. Hay figuri- las olmecas que representan hombres vestidos como jugadores de pelota y algunos de ellos Hle- van lo que parece ser pelotas en la mano. El con- junto arquitecténico conocido como ‘Central Co- urt’ de San Lorenzo es un complejo rectangular de monticulos de tierra que Coe interpreta como una cancha aunque faltan banquetas y anillos Algunos autores consideran a las cabezas colo- sales como representaciones de jugadores, aun- que mas bien parecen ser retratos de reyes 0 ca- ciques. En tiempos mas tardios el juego de pe- Jota tenia aspectos tanto seculares como rituales, pero no sabemos cual era su funcién entre los ol- mecas. im La frecuente colocacién de ofrendas de ob- jetos valiogos era otra actividad ritual amplia- ‘mente documentada en La Venta, Algunas ofren- das contienen apenas uno 0 dos objetos, pero otras incluyen cantidades enormes de materia- les; las ofrendas chicas consisten en figurillas de piedra, hachas votivas, vasijas de cerémica y or- namentos personales como collaresy orejeras. La famosa Ofrenda 4 de La Venta representa lo que parece ser un momento de la vida cotidiana, las 16 figurillas y seis hachitas de jadefta forman una escena en la que cuatro personas caminan en- frente de un rey o sacerdote olmeca y su comi- tiva. Las mAs inexplicables son las cuatro Ofren- das Masivas de La Venta (Drucker, Heizer and ‘Squier, 1959): grandes fosas con paredes casi rec- tas fueron exeavadas hasta una profundidad de varios metros en e] subsuelo, luego se llenaron con toneladas de lajas de serpentina verde depo- sitadas en una arcilla especial, finalmente se ta- paron con mosaicos de bloques bien labrados for- mando masacarones del Dragén Olmeca. Como muchos otros elementos arquitecténicos de La ‘Venta, las ofrendas masivas ocupan una posicién simétrica bilateral con respecto al eje central el sitio. Es posible que todas las ofrendas sub- terrdneas de La Venta formaran un cuadro colo- sal que expresara un concepto cosmol6gico, pero nos faltan demasiados fragmentos del rompeca- bozas para delinearlo, Tanto los artefactos como los edificios y ofren- das proveen datos sobre las actividades ritua- Figurillas antropomérficas y zoomérficas, mascaras, hachas, ‘cucharas’, ‘punzones’, y otros objetos miscelneos, decorados a veces con simbo- los y motivos sobrenaturales, constituyen un conjunto de implentos rituales; muchos de ellos tn hechos de jadeita, serpentina, malaquita y otras piedras verde-azules, cuyo color, obvii mente, tenia algun significado muy especial. No se sabe con seguridad eudles funciones tenian es- tos implementos, pero abundan sugerencias so- 172 bre su uso; por ejemplo, algunos piensan que los punzones servian para sacar sangre en ritos de autosacrificio y que las cucharas eran usadas para administrar sustancias alucinantes. Otros objetos que seguramente funcionaban en contextos rituales son magnificos espejos e6ncavos hechos de magnetita, ilmenita y hema- tita; algunos de ellos estan tan bien hechos que sirven para prender fuego y proyectar imagenes ala manera de cémara-licida sobre superficies planas (Carlson, 1981). Quizé el objeto més in- teresante hecho de mineral metélico es una ba- rraacanalada de hematita magnética encontrada en San Lorenzo; segiin el astrénomo John Carl- son (1975) pudiera haber servido como brijula; flotandola sobre madera ligera en una jfcara con agua, se apunta hacia el norte magnético. Como no hay evidencia de que los olmecas navegaran lejos de la tierra, parece probable que sirviera en alguna funcién ritual y no en una utilitaria. Conclusiones y Sugerencias Esta breve resefia no intenta examinar todos los datos y posibles interpretaciones de la religién ol- meca sino sdlo presentar una visién panorémica del tema; en ella he indicado no solamente lo que sabemos sino también lo que no sabemos, Sin embargo, para el avance de nuestros cono- cimientos sobre la religién olmeca se requieren otras investigaciones que las del tipo que esta- mos acostumbrados; para realmente comprender el fenémeno, tendremos que hacer dos cosas: 1, Formular nuevos marcos conceptuales y metodolégicos para el estudio de las religiones prehistéricas, y 2. Conseguir nuevos y mejores datos sobre el ‘caso especifico de los olmecas. En cuanto al segundo punto, los datos que tenemos y que forman la base de este ensayo, fueron recuperados para muchos otros fines, perono ineluian el estudio de la religién. En el fu- turo habré que hacer excavaciones en todos los lugares donde los olmecas practicaban activida- des y rituales de indole religiosa; abundan lu- gares de este tipo en cualquier sitio olmeca, in- cluyendo yacimientos de monumentos, templos, plazas, entierros y casas domésticas, y la meta de tales excavaciones debe ser datos sobre el uso ri- tual del espacio arquitecténico, de monumentos, y de objetos rituales, Atin més importante que las excavaciones, te- nemos que disefiar una metodologia rigurosa y cientificamente aceptable para interpretar los datos. No es suficiente seguir basando las inter- pretaciones en las correlaciones etno-histéricas y etnogréfieas que hemos usado hasta ahora; hay ‘que buscar una manera de ponerlas a prueba con datos independientes. No haciéndolo asi, nunca podremos confiar en nuestras ideas, ideas que realmente son hipétesis y no hechos comproba- dos; hay que buscar pruebas independientes de los hechos histéricos, basadas completamente en los restos arqueoldgicos. La tarea seré suma- mente dificil, pero no imposible. Hay algunos ejemplos de tales intentos en la arqueologia du- rante los tltimos veinte afios (Flannery, 1976; Kubler, 1973) y su éxito provoca el optimismo. Lo que faltan son ideas y trabajo; los Mesoame- ricanistas son muy trabajadores y tienen repu- tacién de ser pensadores con mucha originalidad, as{ que si alguien se dedica al problema de la Re- ligién Olmeca, hay la esperanza de que pronto tengamos soluciones al asunto. Department of Anthropology Univeraity of Alabama ‘Tuscaloes, Alabama, USA. 173 Bibliogratia Bernal, Ignacio. 1969 The Otmac World. 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