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HU VD aN Lear BL La reforma agraria en Espana Manuel Pérez Yruela historia® INFORMACION Y REVISTAS, S. A Barcolona: Pasco do San Gorvasio, 8, ontresuelo. (08021 Barcolona. Teléfono 418 47 79. PRESIDENTE: Juan Tomas de Salas iT x DIRECTOR GENERAL: José Luis Samaranch, TTT NS eee DIRECTOR; David Solar PUBLICIDAD MADRID: Par Torja SUBDIRECTOR: Javier Viaba, |MPRIME: MELSA CCOORDINACION; Asuncén Domenech DISTAIBLYE: SGEL. Pollgono Indust. Averida Va REDACCION: abel Velcéte, José Maria Solé Marto doparra, sin. 28000 Aleabendas (Madi). y Ava Busteo Dopésito foal: M. 41.536, — 1986, SECRETARIA DE REDACCION: Marie-Loup Sougez. CONFECCION: Guillermo Liorente FOTOGRAFIA: Juan Manuel Salabert ON ona CARTOGRAFIA: Julio Gil Pecharromén, patrocinio Es una publicaciin del GRUPO 16, cultural dela REDACCION ¥ ADMINISTRACION: Madrid: Hermanos Garcia Noblejas, 41, 6” 28037 Madkid, Teléfonos Junta de Andaluofa CUADERNOS 201, Fellpell. © 202. Altamira. © 203. La Commonwealth. © 204. 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La Reforma en la II Repdblica La época franquista La Reforma Agraria andaluza de 1984 Bibliografia ..... ei Textos . 2 3t Lull 23 3 La Reforma Agraria en Espafa Manuel Pérez Yruela Instituto de Estudios Sociales Avanzados CSIC Los antecedentes de la Reforma Agraria en Es- pafia se encuentran en las caracteristicas de ; - la estructura social y econémica de la agricultura. Esta estructura se ha ido configurando a lo largo de la historia, acumulandose en ella un conjunto de problemas que, en determinadas coyunturas hist6- ricas y politicas, han hecho aflorar la Reforma Agra- ria como una reivindicacién social 0 una forma de resolver todos o parte de ellos. El problema mas importante que puede citarse en el caso espajiol, como en otros muchos casos, es el de la concentracién de la propiedad de la tierra, el del predominio de los latifundios en una parte bastante extensa de la geografia agraria es- Pafola (Andalucia, sobre todo la occidental, Extre- madura y Castilla la Nueva). No obstante, este pro- blema no hubiera bastado por si solo, Hay que re- lacionarlo con otros dos, para comprender la me- dida en la que ha podido originarse la necesidad de una Reforma Agraria. En primer lugar hay que relacionarlo con el hecho de que la concentracién de la propiedad en Espaiia ha coexistido tradicio- nalmente con la presencia en las mismas zonas de un néimero elevado de jornaleros 0 campesinos sin tierra, que no tenian acceso a la propiedad de la misma, Se trata, pues, de una situacion en la que se evi- dencia que el recurso econémico mas importante en una sociedad agraria, que es la tierra, est muy desigualmente distribuido entre quienes, por fuer- za, han de vivir de él. Esto es lo que en otro lugar he denominado la dimensién sociolégica del con- cepto de latifundio. La concentracién de la pro- piedad se convierte en problema social cuando se hace en detrimento de otras personas que se ven privadas de acceder a este bien. A partir de esta situacién es l6gico suponer que puedan plantearse peticiones de reparto de la tierra y, en suma, la cuestiOn de la propiedad de la tierra se convierta en un problema central de este tipo de estructuras agrarias. En segundo lugar hay que relacionarlo con la le- gitimidad que los protagonistas confieren a tal tipo de estructura. Esta es una cuestion compleja en la que se entrecruzan varios aspectos. Los jomaleros y muy pequefios campesinos, que son quienes han ‘demandado en Espana la Reforma Agraria, han ex- resado en muchas ocasiones sus dudas sobre la legitimidad del proceso de apropiacién de la tierra que ha dado lugar al latifundio. Al mismo tiempo, han manifestado reiteradamente sus criticas al mai Cultivo de las grandes explotaciones, al desaprove- chamiento de los recursos naturales y a la despreo- cupaci6n y absentismo de los propietarios respec- toa sus fincas. Los jornaleros, y muchas personas ALA REFORMA AGRARIA EN ESPAGIA caneeniracion de la propiadad en Espafa ha cooxistido sechsonahronte cota poser fen las mismas Mpa ace cease « catpestos sh baa me p0 lenian acceso a fa propiedad de la misma. En la ustracion, recogida de algarrobas en ‘Mallorca, siglo xa (por J. Nadal) preocupadas por estas cuestiones, han querido ver en el latifundio el origen de todos los males que les alligian: desempleo, bajos salarios, analfabetismo, pobreza Muchos de los problemas anteriores, sin duda, se pueden explicar por la existencia de latifundios, por la estructura social que generan y por la for- ma en que han sido explotadas esas fincas. Los monocultivos producen inevitablemente desem- pleo estacional y la orientacién extensiva de la produccién genera menos empleo que [a intensi- va. La concentracion de la propiedad impone unas relaciones sociales de dependencia, que agudizan los sentimientos de explotacion y priva- cidn relativa de los menos privilegiados, La gran propiedad propicia casi inevitablemente un cierto despilfarro de recursos y un interés menor por sa- car provecho de todo lo que sea susceptible de tener ulilidad econdmica, Ello contrasta con la mentalidad de los pobres, obligados a aprove- char los recursos hasta limites casi inimaginables, que no pueden entender que existan recursos Oviosos, por nimios que sean Por otra parte, no es menos cierto que esos pro- bblemas tenian otras causas también, El escaso de- sarrollo de otros sectores econdmicos que no po- dian, por ello, absorber el excedente de fuerza de trabajo de la agrioultura. O a las crisis econdmicas que afectaban a los precios de los productos agra~ tios y, por tanto, a los salarios, En ocasiones se de- bia a'las malas cosechas producto de sequias y otras contrariedades climatolégicas, Con independencia de esto, todas las criticas sobre el latitundio han servido para retorzar la po- sicion que los grupos afectados por ef desigual reparto de la propiedad han mantenido en su lu- cha por resolver los problemas derivados de la misma. Han venido a hacer mas compleja la tra- ma de argumentaciones empleadas para abordar la solucién de la cuestiOn originaria: la excesiva concentracién de la propiedad y sus perversos efectos sociales. Frente a los problemas anteriores ha habido tam- bién otros que han servido para contrapesar o fre- nar la reivindicacion de la Reforma Agraria, Junto a los mas obvios, como son la reiterada resistencia de los propietarios a aceptar las criticas antes es- bozadias y, por tanto, a aceptar la necesidad de la reforma, ha habido otros. Entre ellos cabe citar el hecho de que la cantidad de tierra disponible en las zones de latifundio no haya sido capaz de po- der crear explotaciones de tamafo suficiente para todos los jomaleros y completar las de los peque- fios propidtarios. No menos importante ha sido el de la escasez de recursos para dolar a estas nue- vas explotaciones del capital necesario para que funcionasen con eficacia. O el de la escasa forma- ccién técnica de los futuros beneficiarios de la refor- ma para ejercer de empresarios agricolas, Todo sto no tenia por qué haber sido obstaculo para un Boyecto polfico de Reforma Aeraia, pues ei mas minimo conocimiento del tema hacia ver que eran inevitables, aunque, tal vez, no completamente irre- solubles. Han servido para hacer mas compleja la 6/LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA trama de argumentaciones que se han esgrimicio para oponerse a la Reforma Agraria, en las coyun- turas en que pareci6 que podria convertirse en rea- lidad. En definitive, la Reforma Agraria en Espafa se plantea en torno a un conjunto de cuestiones eco- némicas y sociales entrelazadas, en el centro de las cuales se encuentra la gran propiedad 0 el la- tifundio. La formacién historica de los latifundios obedece a procesos complejos no suficientemente aclarados todavia. Hasta ahora se venia admitien- do que su origen se encontraba principalmente en el reparto de tierras que siguié a la reconquista del tercio sur de la peninsula. Reparto que habria fija- do la estructura de la propiedad que, con pocas modificaciones, ha llegado hasta la actualidad, ex- ceptuando los cambios ce titularidad, que no del tamafo de las fineas, producidos durante la desa- mortizacion. Como ha puesto de manifiesto recien- temente A. M. Bernal, el proceso ha sido bastante mas complejo. Los latifuncios se han ido forman- do mas que por aquella razn, por compras de tierras, establecimientos de sefiorios o la simple usurpaoion de tierras realengas, comunales 0 mos- trencas. Posteriormente, contribuyeron también a ello las ventas de tierras también realengas 0 comu- nales. La cuestin social En fases sucesivas, diversos grupos sociales e inslituciones como la iglesia fueron acaparando la propiedad de la tierra disponible en delrimento pre- cisamente de campesinos y jornaleros, que, con el paso del tiempo, veian cada vez mas reducidas sus posibilidades de subsisti usufructuando baldios y comunales. En 1797, segin datos del Diccionario de Hacienda de Canga Argtelles, habla en Espa- fia cerca de ochocientos mil jomaleras, medio mi- llén de arrendatarios y casi trescientos mil propie- tarios. En e| sur de Espafia los trabajadores del campo representaban las tres cuartas partes de la poblacion activa masculina. En cuanto a la concen- Iracién de la propiedad, en Andalucfa 4.320 propie- tarios con mas de 250 hectéreas, tenian algo mas del 50 por 100 de la superficie catastrada; los otros 281.361 propietarios, con menos de 250 hectareas, tenian el resto, A parti de esta situacién estructural, la reivindi- eacion social de la Reforma Agraria fue adquirien- do cada vez mas fuerza entre los jomaleros. En su lucha por mejorar las precarias condiciones de vida en la que tradicionalmente habian vivido, la demanda de la Reforma Agraria fue adquiriendo progresivamente importancia junto a otras reivin- dicaciones. Las luchas campesinas por la propie- dad de la tierra han existido desde hace bastante tiempo y han tenido diversos motivos. Se conocen movimientos de protesta por la venta de baldios durante los siglos xvi y xvi. También sabemos de protestas populares por las sentencias dictadas a favor de la nobleza en los pleitos de sefiorio. |gual- mente ha habido revueltas por algunas de las ven- Eecenas agrarias en Castila, siglo xx Arriba, siega de! wigo mediante hoz ‘abajo, la tila (grabados de La llustracién Espanola y Americana) las de tierras llevadas a cabo durante la desamorti- zacion, Desde finales del xix, los jornaleros comienzan a organizarse sindicalmente. A partir de este mo- menio, la Reforma Agraria, el reparlo, va a pasar a formar parte sistematicamente de las reivindica- clones de estas organizaciones. En sucesivos pe- riodos de contlictividad social, los trabajadores plantearan esta demanda junto a otras como el in- cremento de los salarios, la eliminacién del desta- jo 0 la limitacion a la contratacion de forasteros. dentro de cada término municipal. El reparto de la tierra lo consideraban como una reivindicacién de mayor alcance, que sabian no era facil conseguir. Tampoco habla mucha unanimidad respecto a lo que significaba exactamente el separto. Ademas de una demanda concreta, constituia un referente en el que se proyectaban las ansias de solucion de los problemas que secularmente les hablan atormentado. Estos movimientos de protesta tuvieron su mo- mento culminante hacia 1917, en el llamado trie- nio bolchevista. En esos afios las huelgas masivas que los jormnaleros protagonizaron en las campifias andaluzas conmovieron al pais y atrajeron la aten- cién de la opinién puiblica, de politicos y estudio- ‘sos sobre la cuestién social agraria en Andalucia. La idea de que la desigualdad social de las comu- nidades rurales del sur era un potencial de conflic- tos de efectos imprevisibles, y de que habia que encontrar alguin tipo de solucién a ello, empezo a abrirse camino. Durante el primer tercio de siglo se hicieron algunos intentos, todos ellos fallidos, de proponer alguna solucién al problema. Mien- tras llegaban las soluciones la medida mas co- munmente empleada para resolver los conflictos fue la represion practicada por la guardia civil y por €l ejercito. En 1903 se cre6 el Instituto de Reformas Socia- les, que en el mismo afio convocé un concurso pa- trocinado por el Rey sobre el Problema Agrario del Sur de Espafia, que gané Celedonio Rodriganiez ‘con una memoria de la que se incluye un fragmen- to en el documento numero 1. En 1907 se cred la Junta para la Colonizacién y Repoblacién del Pais. Tenia por objetivo asentar campesinos en las tierras, comunales que a tal efecto quisieran ceder gratui- tamente los ayuntamientos, sin prever en ningun momento la expropiacion de fincas. Con estas me- didas era previsible que se podria hacer muy poco para resolver el problema de los jomaleros. En 1911 Canalejas presento un proyecto a las Cortes en el que se contemplaba la posibilidad de que la Junta para la Colonizacién pudiera comprar tierras y pu- dieran expropiarse por causa de interés general aquellas que hubieren sido regadas con obras fi- nanciadas por el Estado. Se introduce aqui un criterio de expropiacién que posteriormente seria recogido por la ley de la | Republica e incluso por la legislacién franquista sobre reforma de estructuras agrarias. Este pro- yecto nunca llegé a aprobarse. Santiago Alba pre- sent6 otro proyecto en 1916 con una orientacion totalmente diferente. Se trataba de una reforma [LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA fiscal que gravaba las fincas riisticas con sobre- tasa en funcién del incremento de valor que hu- bieran experimentado por obras no realizadas por sus propietarios. Se estaba refiriendo a las obras de riego financiadas por el Estado. De esta forma se obligaba a los propietarios a vender las fincas sino querian pagar el impuesto. Se completaba esta medida con otras dos. En una se gravaba las propiedades rusticas y urbanas en funcién de su renta imponible, a partir de 30.000 pesetas. En otra se gravaba las fincas risticas que no eslu- vieran roturadas. También preveia para estos ca- Braceros agricolas delenidos durante una de las revuellas agrarias andaluzas del illo fercio de! siglo xx, las puertas e la cércel de Jere? (de La lustracién Espanola y Americana, jluminado por E. Onlega) sos la expropiacién. Se trataba de un proyecto muy radical, demasiado sutil y adelantado a la sensibilidad de su tiempo sobre el problema agra- rio. Tampoco lleg6 a aprobarse. Finalmente, Lizarraga present6 en 1921 un pro- yecto muy ambicioso en el que ademas de pre- ver expropiaciones de tierras incultas o deficien- temente cultivadas, de tierras en zonas de rega- dio financiadas por el Estado y —como innova- cidn importante— de las fincas que excedieran de 500 hectaras dentro de un solo municipio. Se in- troducia por fin la posibilidad de expropiar segin limites superficiales. Todos estos criterios de ex- propiacion, tan trabajosamente incorporados a los diversos proyectos, no encontrarfan, sin em- bargo, acogida en el sistema politico y, por tanto, cauces practicos de aplicacion hasta la instaura- cién de la Il Republica, LUA REFORMA RGRARIA EN ESPANA/O La Reforma en la I Republica PPARA.os campesinos del sur de Espa, ol ad- venimiento de la Il Repiblica abrié las puer- las a la esperanza. Aunque en las elecciones mu- ricipales del 12 de abril de 1931, que provocaron la caida de la Monarquifa, la abstencién {ue alta en las zonas rurales y el apoyo a los republicanos no fue mayoritario, es dificil suponer que aquellas gentes no percibieran que el cambio que se inicia- ba en ol sistema politico espanol pudiera ser el co- mienzo del fin de tantos afios de opresion y mise- fia, En cualquier caso, el Gobierno provisional no dudé en reconocer la importancia dal problema, y en su declaracién del dia 18 de abril dio muestras de que tal esperanza podia tener fundamento. En el punto 5.° de la declaracion se afirmaba: E/ Go- bierno provisional declara que la propiedad priva- da queda garantizada por la ley; én consecuencia, no podré ser expropiada sino por causa de util dad publica y previa la indemnizaciin correspon- dente. Mas este gobierno, sensible al abandono absoluto en que ha vivide la inmensa masa can- pesina, al desinterés de que ha sido objeto la eco- ‘nomia agraria del pais y a la incongruencia del de- recho que la ordena con los princjpios que inspi- ran y deben inspirar las legislaciones actuales, adopta como norma de su actuacién el reconoci- mianio de que el Derecho agrario debe responder a fa funcién social de la tierra. En el mismo senti- do la Constitucién de diciembre de 1931 dice en al aticulo 44: ... La propiedad de toda clase de bienes podrd ser objeto de expropiacién forzosa por causa de utlidad social mediante adecuada in- demnizacién, a menos que disponga otra cosa una ley aprobada por los votos de lé mayorla ab- soluta de las Cortes, Lo anterior pone de manifiesto que la Republica inlroducia en su concepcién del derecho de pro- pledad las limitaciones que pudieran justiicarse por la funcién social de la misma, apartandose de la concepcién estrictamente liberal de aquél, prin- cipio que volveré a emplearse en 1984 en la Refor- ma Agraria de Andalucia. La garantia de indemni- Zacién en caso de expropiacion que también reco- noce, habria de significar no pocos obstéculos eco- némicos para la realizacién de la Reforma Agraria, como se veré mas adelante, pese a la puerta que abre el titimo parrafo del articulo de la Constitucion antes citado para evitar las indemnizaciones. Todo esto no fue suficiente para que la ley que regulase la teforma fuera aprobada con cierta celeridad por las Cortes. Hasta septiembre de 1932 no lo fue y, como tantas veces se ha dicho, tal vez hubiera tar- dado mas de no ser porque la sublevacion de San- jurjo en el mes de agosto del mismo afto alent a los republicans de la necesidad de afianzar el nue- vo régimen contando con el apoyo de los campe- sinos y, por tanto, de acelerar la aprobacién de di- cha ley. No obstante, e! Gobierno provisional apro- 10/LA REFORM AGRARIA EN ESPANA bd en sus primeros meses de actuacién vatios de- cretos con el objetivo de paliar algunos problemas de los jornaleros y pequefios campesinos que, en cierta medida, constituyen un preémbulo de la Re- forma Agraria El ministto de Trabajo, Francisco Largo Caballe- 0, aprob6 el 28 de abril el de términos municipa- Jes, Por é! tendrian preferencia en la contratacion los abrefos del témino municipal en que estuvie- ssen las fincas objeto de las labores y, ademas, se- rian contratados por el orden en que estuviesen ins- critos en las listas correspondientes. Se queria im- padir con ello la entrada de trabajadores forasteros Que hicieran de esquiroles en caso de contlicto, 0 se ofreciesen por menor salario impidiendo el curn- piimiento de las bases acordadas en las negocia- ciones. También se queria evitar que los propieta- Tios pudieran discriminar a determinados trabaja~ dores de un pueblo por cualquier motivo, Esta nor- ma permitia a los sindicatos un cierto contro} sobre el mercado de trabajo local Su aplicacién estuvo rodeada de gran cantidad de conlictos e inconvenientes, hasta el punto que fue modificado varias veoes llegéndose a unit va- rios municipios y hasta provincias enteras en deter- minadas épocas de labores agricolas en las que tradicionalmente habla mucha movilidad geogréi- ca entre los trabajadores (siega y recoleccién de aceituna, sobre todo). Los trabajadores de térmi- nos municipales de poca extension, pero muy po- blados, se oponian a él porque limitaba sus posi- bilidades de trabajo. Igual sucedia entre los de las tierras calmas que iban en invierno a recoger acei- tuna alas de olivar. O entre los de la sierra, que ba- jaban a segar a las campinas. Los propietarios adu- fan que con la limitaciOn impuesta por esta norma no podian seleccionar a los mejores trabajadores, © @ aquellos a los que conocian y contrataban habi- tualmente. E| mismo ministerio aprobé el 7 de mayo el De- greto por el que se oreaban los Jurados Mixlos de Trabajo Rural, Propiedad Rustica e Industrias Agri- colas, Se trataba de reinstaurar unos érganos de egociacién que habian existido durante la dicta- dura de Primo de Rivera en los que se negociatyan y aprobaban las bases que regulaban los salarios de los trabajadores agricolas, las rentas y otras condiciones de los arrendamientos y los salerios de jos trabajadores de las industrias agrarias. Estos comités existian a nive! local o comarcal, provincial y nacional. Estaban integrados por igual nimero de trabajadores que de empresatios, presididos por un representante del ministerio. La actuacion de los jurados mixtos fue importante, ya que contribuye- ron a la elevacién de los salarios y a la mejora de las condiciones de trabajo Los empresarios les acusaron de tomar decisio- nes casi siempre favorabies a las peticiones de los lrabajadores, utilizando el voto dal representante del ministerio para dirimir los empates. La actua- Ci6n de los jurados enfrento en numerosas ocasio- nes a los dos sindicatos mayoritarios de jomale- ros de la CNT y Federacion de Trabajadores de la era de la UST. Los primeros negaban legit: dad a la actuacién de los jurados, no querian par- ticipar en ellos, rechazaban sus acuetdos y pro- movian huelgas cuando se habian producido los pactos. Los Jurados mixtos acordaron en muchas ocasiones autorizar e| destajo en las bases y su- primiro limitar la aplicacidn det propio decreto, co- as a las que se oponia la CNT. Con frecuencia te- nian que resolver quejas planteadas por los traba- jadores ante e| ncumplmiento po os paoncs de s bases de trabajo acordadas. Durante el bianio conservador perdieron su influencia, Finalmente, el Ministerio de Trabajo aprobé el 1 de julio un De- creto fijando en ocho horas la jornada de trabajo en el campo. Dado Io extendido del trabajo a des- tajo en algunas de las faenas agricolas mas im- portantes, su eficacia real qued6 reducida. El 12 de julio se extendié a los trabajadores agricolas, por otro Decreto, la proteccidn por accidentes de trabajo. EI Ministerio de Economia Nacional aprobo el 7 de mayo el Decteto de Intensificacion de Cultivos, ‘Seleccién de naranjas para la expartacién en una iocalidad Valenciana en fos afios Wreinta (AGA, Seccién Cultura) conocido también como de laboreo forzoso. Con se preiendia impecir que los propiatarios aban- onasen el cultivo de las fincas, alarma que cun- did ante la salida de los pueblos de algunos pro- pietarios, temerosos frente a la situacion creada con la proclamacion de la Répoblica y las especu- laciones que cortfan sobre la Reforma Agraria. No menos cierto debid ser el temor a la confictividadl social y al dificl entendimiento entre clases dentro de las comunidades rurales, Paralelamente se su- primieron los alojamientos, con los cuales en épo- cas de paro y penuria por malas cosechas 0 incle- mencias climatologicas prolongadas que impedian @l trabajo, 10s propietarios eran obligados a dar ‘ooupacién a determinado némero de jomnaleros en funcién del tamafo de sus explotaciones, a los que ‘ocupaban en tareas de mantenimiento, limpiaza u olras similares, Este decreto no tuvo efectos apre~ lables, aunque los trabajadores exigieron su cum- plimiento y consiguieron en ocasiones que se con- {rataran més jornales. Por su parte el Ministerio de Justicia aprobé un Decreto el 29 de abril por el que se garantizaba la prérroga de los contratos de arrendamiento a los arrendatarios que pagaran menos de 1.500 pese- tas de renta. Esta norma se complet6 con otras que también garantizaban la prérroga, pero autorizaban LUA REFORMA AGRARIA EN ESPATIAMNY la revision de las rentas. Con todo ello se queria impedir que se produjera un desahucio masivo de pequefios arrendatarios ante el temor de los arren- dadores de verse afectados por la Reforma Agra- ria por no ser cultivadores directos. Parece que este Decreto consiguié razonablemente su objetivo. El 19 de mayo se aprobé otro por el que se concedia preferencia a las sociedades obreras en los aren- damientos colectivos. El umbral del cambio Todas estas normas no consiguieron alterar sus- tantivamente las relaciones sociales ni los contlic- tos en las zonas rurales del sur. No eran mas que paliativos que, aunque produjeron algunos efectos positivos, no podian sustituir a la tan esperada Re- forma Agraria. De abril a diciembre de 1931 hubo numerosos contflictos motivados por los proble- mas derivados del paro estacional. La situacion era particularmente grave, porque 1930 habia sido un afio de muy baja produccién de aceituna, lo que habia limitado los jornales de la recogida, que eran una de las fuentes de ingresos mas impor- tantes de los jornaleros andaluces. El afio agricola de 1931 también fue malo por la sequia. Se habia acumulado una larga temporada de desempleo y penurias, como en tantas otras ocasiones habia sucedido antes. Solo en una provincia como Cor- doba, representativa de la zona de latifundio, hubo en esos meses unas setenta huelgas, ademas de otros conflictos. A ello hay que afadir los origina- dos por el enfrentamiento entre sindicatos, ya ci- tado, y la tension que se vivia por los intentos per- manentes del Ministro del Interior por contener la conflictividad, El proyecto de Reforma Agraria iba a desarrollar- se con lentitud. La mayor parte de las fuerzas po- iticas republicanas compartia la necesidad de ile- var a cabo una Reforma Agraria. Pero entre ellas habia muchas diferencias respecto al contenido y alcance que la reforma debiera tener. La coalicién que sostenia al Gobierno Provisional era muy hete- rogénea, y las diferencias entre ellos se pusieron pronto de manifiesto al intentar llegar a un acuerdo sobre el Proyecto de Reforma Agraria. Estas dificul- tades, junto a la oposicién sistematica de los repre- sentantes en el Parlamento de los intereses de los propietarios agrarios y a la multiplicidad de proble- mas politicos, econémicos y sociales que se super- pusieron durante los primeros afios para levantar el Nuevo orden politico, pueden explicar en términos generales los problemas y avatares a que se vio so- metida la Reforma Agraria durante los afos que duré la Reptblica. El primer paso que se dio fue la creacién de la llamada Comisién Técnica Agraria por un Deore- to del Ministerio de Justicia, Femando de los Rios, el dia 21 de mayo de 1931. Formaron parte de ella, ademas de Felipe Sanchez Roman como pre- sidente, treinta y dos miembros entre los que ha- bia ingenieros agrénomos y de montes, juristas, economistas, profesores, agricultores y trabaja- {2/LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA lequiesda, visién sattica de Azafa (Gracia y Justicia, febrero de 1932). Amiba, el ministo de Agricultura, Marcelino Domingo, ‘camina por un campo de granadas (sata de Gracia y Justicia, junio, 1932). Abajo, gréfico sobre la produccién agratia 1929-35 dores de la tierra. Entre todos ellos acabaron sien- do portavoces Felipe Sanchez Roman, Pascual Carrién, agrénomo, y Antonio Flores de Lemus, economista. Los dos tltimos defensores de la Re- forma Agraria desde antes de la Republica. Tam- bién formaban parte de la comisién agraristas tan conocidos como Diaz del Moral 0 Bernaldo de Quirds. Elaboraron un proyecto que se caracteri- zaba por la sencillez y la rapidez con que podria aplicarse. Tuvieron en cuenta que la unica forma de conseguir esto era impidiendo que la aplica- cion de la reforma se viese enredada en vericue- tos juridicos y administrativos y que el Estado pu- diese hacer frente a él con los recursos econémi- cos disponibles. Problemas ambos que han abor- tado muchas reformas cuando no se han resuel- to adecuadamente. El proyecto, presentado al gobiemo en julio de 1931, se oriento a distribuir las tierras de todos los latifundios sin llegar a expropiarlas. Para ello pro- ponia la ocupacién temporal por tiempo indetermi- nado, es decir, una expropiacién del uso y no de lanuda propiedad, como mas tarde se ha propues- to en la Reforma Agraria de Andalucia de 1984. Ello evitaba los enormes costes de la expropiacion con indemnizacién y los largos trémites necesarios para ello. Se ocuparia de cada propietario la superficie que excediera de 300 hectareas 0 de las que le su- pusieran un liquido imponible de mas de 10.000 pesetas. Se utllizaba estrictamente el criterio de la extension, sin distinguir si una finca estaba bien o mal explotada o si estaba 0 no arrendada por mu- cho tiempo. Este exceso se calculaba contando to- das las tierras que un propietario tuviese en Espa- fia. Estas tierras se explotarian en régimen indivi- dual 0 colectivo, segdn decidieran las comunida- des de campesinos. Los beneficiarios de la reforma no serian propie- tarios de las tierras ocupadas, sino colonos tutela- dos por el Instituto de Reforma Agraria, que propo- nian se crease para llevarla a cabo. Para pagar los, gastos originados por la instalacion de los colonos se crearia un impuesto progresivo sobre grandes fincas que deber‘an pagar, sin excepcién, todos los terratenientes que tuviesen mds de 10.000 pesetas de liquido imponible. El proyecto se aplicaria por Decreto en Andalucia, Extremadura, Ciudad Real y Toledo, previendo el_asentamiento de 60.000 a 75,000 colonos por aiio. EI proyecto de la Comisién Técnica encontré una fuerte oposicién. Hubo muchos miembros de la propia comision que no estaban de acuerdo con él, quedando al final como defensores los que se erigieron en porlavoces. El Gobierno provisional tampoco lo consider6 viable. El sector de centro- derecha de la coalici6n lo ¢alificd de demasiado radical. Los socialistas se opusieron a él porque crefan que la ocupacién temporal era un titulo de no 100 0 INDICES DE PRODUCCION AGRARIA, 1929-1935 (Base 1929 = 100) — covates om Leguminosas _ Tete yuboe Atos tates — ow \ 1920900 taat toe toan toes pa establidad juricia y cualquier gobierno pos- terior contrario a la reform podria facilmente ter- minar con las ocupaciones y devover las fincas a sus duefios. Ellos propusieron a la Comision que se expropiasen, no que se ocupasen, las fincas muy grandes, las que no esuvieren cultvadas, las que hubieran estado arrendadas durante cierto tiempo y las que pudiendo haber sido regadas no lo estuvieran. También pidieron que el numero de asentamientos por afo fuera de 150.000. Propo- nfan un proyecto tal vez mas radical, pero menos Viable atin que el de la Comisién, por los costes que implicaba para el Estado. Los propietarios des- ataron todas sus fuerzas contra el proyecto y amenazaron con celebrar en Madrid una gran asamblea para presionar al gobierno para que no se aprobase. EI proyecto de la Comisién Técnica tenia, sin UA REFORMA AGRARIA EN ESPANA 13 duda, un contenido realmente revolucionatio y asf han coincidido en calificarlo muchos estudiosos del tema. Se ha dicho que este proyecto, de haberse aplicado, habria colmado razonablemente las rei- vindicaciones de los trabajadores y habria alterado susiantivamente la estructura social agraria espa- ola. Desde luego habria terminaco con el latitun- dio, Muchos de los confictos sociales posteriores ‘ocurridos por el desencanto de los trabajadores ante una reforma que no llegaba nunca podrfan ha- berse evitado. No obstante, hay que decir también que el proyecto tenfa lagunas técnicas importantes. De haberse aplicado hubiera sido dificil evitar un grado apreciable de desorganizacién en la produc- Gion agraria, como de hecho ha ccurrido en otras experiencias similares, pues no es facil convertir en agricultores en tan poco tiempo a tantos trabajado- res que no tenian experiencia, Pero la Republica no era revolucioneria, pese a las declaraciones de mu- chos de sus lideres, y el proyecto de la Comisién acabé siendo desestimado por e! Gobierno prov sional en su totalidad Retrasos y replanteamientos El segundo intento de resolver la cuestion de la Reforma Agraria se produjo con el proyecto que Al- cala Zamora presenta las Cortes o 25 de agos- to. Este proyecto moaiticaba el de la Comisién Téc- nica en lo relativo a las tierras expropiables. Podrian ser expropiadas las tierras regables que no lo hu- bieran sido, las arrendadas sistematicamente y las, propiedades de la nobleza procedentes de los se- Rorlos, Quedaban exceptuados los cultivadores di- recios —los que trabajasen su explotacién perso- nalmente 0 quienes dirigieran la explotacion— que lo hiciesen dentro del buen uso y costumbre de la- brador. Las indemnizaciones serian por al valor de mercado de las fincas, excepto para la nobleza a la que se le educa esta cand entre un 30y un 60 por 100, en funcién de la renta total que tu- vieran. En él sé legitimaban las expropiaoiones por el abandono, absentismo o deficiente utlizacin de los recursos (Jas regables que no lo estaban), Es decir, por el criterio de la funcién social de la pro- piedad. A ello se aftadian las tierras de la nobleza, que se converiia en una especie de chivo expiato- rio de la reforma El proyecto pasé a la Comisién Parlamentaria de Reforma Agraria que, dominada por socialistas y republicanos de izquierda, lo enmendaron hasta hacerlo muy parecido al de la Comision Técnica, € incluso més radical al proponer expropiaciones en luger de ocupaciones, pero casi con la misma ex tensién que aquella propuso. Al dictamien de la co- misién parlamentaria presentaron votos particula- res Diaz del Moral —de la Agrupacion al Servicio de la Repiibica— y Diego Hidalgo —del Partido Re- dical— en los que trataban, con distintas argumen- taciones y propuestas de reconducit las expropie- ciones hacia las fincas que estuviesen mal o defi- cientemente cullivadas, incluso ampliando la con- cepcion que de ello se encantraba en el proyecto +447 LA REFORMA RGRARIA EN ESPANA original, librando de ellas a los agricultores que cul- tivaran normaimente sus expiotaciones. La verdad es que en los debates no argumenta- ban demasiado sobre la forma de apreciar que una finca estuviese deficientemente cultivada ni sobre la superficie que seria potencialmente expropiable aplicando sus criterios de expropiacion. Estas Ccuestiones técnicas de enorme importancia no eran tenidas en cuenta, lo mismo que las olras a las que nos referimos al hablar del proyecto de la Comision Técnica, El debate polltico estaba ahora centrado, por parle de los grupos moderados y conservado- res, en procurar que las expropiaciones no atecta- sen a la mayor parte de los agricultores, una vez que se habia eliminado la amertaza de la expropia- ion generalizada y sin discriminacién de todos los lalitundios que propuso la Comision Técnica y ha- bla recogido la comision parlamentaria. Azafia con- cluyé que el proyecto reelaborado por la comision parlamenlaria no iba a tener el apoyo suficiente en ia camara y opté por retirarlo y anunciar un nuevo proyecto para enero de 1932. | tercer proyecto lo presenté el Ministro de Agri- cultura, Marcelino Domingo. Generalmente ha sido calificado como un documento complejo, hasta farragoso, que pretendla coneiliar muchas de las propuestas habidas en los anteriores, haciendo Concesiones importantes @ unos y otros y procu- rando que los cultivaciores directos se viefan afec- tags por las expropiaciones de una forme, mode. rada, EI mismo Domingo, en su intervencién ante la cémara el 15 de junio para dar fin al debate de totalidad sobre el proyecto, resalié que el proyecto tenia tres finalidades: remediar el paro campesino, redistribuir la tierra y racionalizar la economia agra- ria, La redistribucién —dijo— la contempla el pro- yecto en virtud de dos razones: el origen de la pro- piedad y el uso que se haga de ella. Por la primera insistié en la expropiacién de las tierras de sefiorio y en la recuperacién de los bie- nes comunales. Por la segunda aludié a las expio- taciones mal 0 deficientemente cultivadas. La ex- propiacién de fincas mayores de cierto tamafio la juslific6 por la misma razon. En ellas, dados los me- dios tan costosos que hatian falta para cultvarlas, era previsible que lo estuvieran deficientemente. Si en algin caso no fuera asi, el proyecto prevé la ex- cepcidn. No hablaba, pues, de la eliminacién de los latiundios ni de la transformacion de la estructura social de la sociedad rural, necesidad que tantas veces los politicos republicanos habian recalcado. Hablaba de una reforma que al final se iba pare- ciendo cada vez mas a una mezcta de reforma tre- dicional y técnica, basada en el principio del cum- plimiento de la funcién social de ia propiedad de la tierra. No obstante, el proyecto tenia capacidad para producir esas transformaciones, pero sus de- fensores querian hacer ver que se trataba en el fon- do de un proyecto moderado, nada revolucionario. El proyecto habia entrado en las Cortes a finales de marzo de 1932, casi cuatro meses después de lo prometido. La comisiin acabé su dictamen a principios de abril y los debates comenzaron el dia 10 de mayo, Durante los debates la minoria agra- ROMANONES.—Ahi tenéis mil doscientas fanegas de regadio para sembrar. EL AMIGO.—Pero... cesta usted loco, conde? — ae i ar? Pues el que siembra, coge. ROMANONES.—No, hombre, no; zho has oido que es para sembr aue stemora, cope. Sita de Gracia y Justicia (soptiombre, 1931) conta la relorma agraria ria practiod una estrategia obstruccionista, presen- tando cada uno de sus miembros de forma incivi- dual gran cantidad de enmiendas sobre aspectos muchas veces nimios. La lentitud de los debates debe sor exasporanie. En el mes de agosto sdlo se hablan aprobado cuatto de las veintiuna bases que tenia el proyecto, ninguna de ellas demasiado importante, a excepcién de la primera, que se re- feria a la retroactividad de la ley hasta el dia 14 de abril de 1931, fecha en que proclamé la Repaiblica Es decir, que a los eiectos de la reforma se ten- drfan por no constituidas las situaciones juridicas articulares relativas a la propiedad rustica creadas voluntariamente desde esa fecha. Se trataba de im- pact con elo que las cvisiones, danaciones y ena- Jenaciones de fincas que se hubleran hecho con ja intencion de no ser afecladas por la reforma tuvie- ran validez. Después de la rebelion de Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932, los debates se aglizaron concluyendo el 9 de septiembre. Con mative de este acontecimiento, en agosto se aprobé una nor- ma expropiando a una parte de la nobleza que se supone ayudé a Sanjurjo E! proyecto no tue modificado de forma sustan- tiva, Se introdujeron algunas excepciones para la apiicacion de la retroactividad (se exceptuaban las, situaciones creadas, por ejemplo, con el Banco Hi- potecario o el Crédito Agricola, entre otras). Tam- bién algunas excepciones a ‘las calegorias de tierras expropiables. Al final de los debates el gru- po de Accion Republicana, el de Azafia, introdujo tuna modificacién por la que se expropiarian sin in- demnizacion las tierras de la extinguida Grandeza de Espafia. La complejidad de la ley aprobada se debe, primero, a la gran cantided de categorias de tierras expropiables que figuraban en la base 5.* segundo, al procedimiento de calculo de las indem- nizaciones previstas en la base 8°, tercero, al pro- cedimiento a seguir para los asentamientos; cuar- to, @ la complicacién que introducian los recursos revistos en la base 1.*, por los que los propieta- Tios podien reclamar sobre su inclusién en el Re- gisio de la Propiedad Expropiabie ante las Juntas rovinciales y, después, ante el Instituto de Refor- ma Agraria (IRA), La ley segtin la base 2.° se aplicaria en todo el territorio de Ta Repitblca y a los efectos de asenta- mientos de campesinos sdlo en Andalucia, Extre- madura, Albacete, Ciudad Real, Toledo y Sa- lamanoa. Lo primero complicé innecesaria- mente su aplicacién, ya que el problema esta- ba en el sur sobre todo, pero el IRA luvo que desplegar su aparato administrativo en todo el territorio. En cuanto a las tierras expropia- LA REFORMA KGRARIA EN ESPARANS bles, los limites superficiales eran bastante ge- nerosos en'relacién con los que proponia la Co- misién Técnica. La fijacion exacta de los limites la debian hacer las Juntas Provinciales de Reforma Agraria, Aigunas de las categorias, como la de las fincas arrendadas mas de doce afos o las distan- tes menos de dos kilémetros de los pueblos, plan- tearon también problemas innecesarios, pues afec- taron en muchas zonas de Esparia a pequefios pro- pietarios o arrendatarios, que, naturalmente, se convirtieron en detractores de la reforma. Se crea- ba el Registro de la Propiedad Expropiable, a car- go de los registradores de la propiedad, al que los afectados por alguna de las Categorias de la base 5.° debian enviar los datos correspondientes a sus fincas atectadas. Podian hacer constar las dudas que tuvieran sobre su inclusion en el Registro y re- lamar, como se dijo antes, ante las Juntas Provin- ciales. Las indemnizaciones se harlan parte en metélico y parte en titulos de una Deuda especial amortiza- ble en cincuenta afios, con una rentablidad del 5 por 100 anual. La valoracién de las fincas se haria capitalizando determinados tipos el valor del I- quido imponible de las mismas. La proporcién en- tte efectivo y titulos de la deuda variaba en funcién Gel liquido imponible. El célculo era relativamente complejo. No serian indemnizados ni los bienes de saforio ni los de la extinguida Grandeza. Teniendo en cuenta que el presupuesto previsto en la ley para el IRA era de 50 millones de pesetas, podia reverse que las expropiaciones no podrian ser muchas. No obstante, la base 9.* autorizaba a la ‘ocupacién temporal de las fincas incluidas en el Registro, antes de ser expropiadas, mediante el pago de una renta. Esto podia rebajar inicialmente los costes de la reforma. Hacia a guerra También era compleja la lista de posibles desti- nos de las lierras expropiadas que incluia hasta dove posibilidades, Ades del destino obvio del asentamiento de campesinos o sociedades obre- ras, se inclulan otras como la creacion de grandes fincas de tipo industrializado que serfan levadas por el IRA 0 la concesién temporal a Ayuntamien- tos, comparias 0 empresas que fueran a transfor- marlas y mejorarlas. En las destinadas a los cam- esinos no se especificaba el titulo con el que se aria, pulendo parse por la concesién o la pro- piedad Para asignarlas, las Juntas Provinciales ela- orarian el censo de campesinos clasificéndolo en obreros agricolas y ganaderos, sociedades obre- ras legalmente constituidas y pequerios propieta- rios y arrendatarios. Tendrian preferencia en los se- ‘canos las sociedades de obreros que fueran a ex- plotarlos colectivamente. Si la ley era compleja su aplicacién Io fue atin mas. El IRA, responsable de su aplicacion, se or- ganizo de forma que los procedimientos adminis irativos serian lentos y las decisiones de sus 6rga- 416/LA FEFORMA AGRARIA EN ESPANA nos colegiados, de composicién numerosa, po- drian serlo aun mas. En poco mas de un afio se or- ganizé tres veces. El nimero de asentamientos bajo la Ley de Reforma Agraria habia sido al final de 1933 de unos cuatro mil campesinos. Afiadien- do la cifra de los que lo fueron en las tierras expro- piadas a los que colaboraron con el levantamiento de Sanjurjo podria situarse el total entre siete u ‘ocho mil asentados. No han podido reconstruirse con precision estas ciftas por ausencia de fuentes suficientes. En cualquier caso se trata de un nime- ro muy alejado de las previsiones hechas por la Co- mision Técnica o de los 20.000 asentamientos de que hablé Marcelino Domingo ante las Cortes. Durante el bienio conservador tanto la legislacion previa a publicacion de la Ley de Reforma Agraria como la propia ley experimentaron retrocesos im- portantes. Los decretos de la primavera y verano del 31 dejaron practicamente de aplicarse, dero- gandose el de férminos municjpales. En cuanto a la ley se mantuvo practicamente inalterada hasta que en agosto de 1935 se publicé la Ley de Refor- ma de la Reforma Agraria. Mientras tanto, se toma- ron algunas medidas mas bien favorables a la orientacion de la Ley de 1932, con excepcién de la amnistia decretada, a propuesta de Gil Robles, en abril de 1934, a los expropiados por la sublevacin de Sanjurjo, que no tuo demasiada importancia, ya que se exceptuaban de la amnistia las tierras alectadas por la base 5." de la Ley, que eran la ma- yoria. En el tema de los asentamientos de yunte- Tos, que, utiizando la Ley de Intensificacion de Cul- tivos, se habian producido en Extremadura sobre todo durante el primer bienio por decision de! go- bemador, se intent6 devolver las tierras a sus pro- pietarios.’ Sin embargo, la propuesta no llegd a ‘aprobarse y se prorrogaron los mismos hasta la pri- mavera de 1935. Durante 1934, siendo ministro de ‘Agricultura Cirilo de! Rio, se asentaron unos seis mil jomaleros mas. Giménez Fernandez, que fue ministro de Agricul- tura desde septiembre del 34 hasta abril de! 35, reorienté la reforma por un decreto de enero del 35, En 61 se suspendian las expropiaciones definitivas durante ese afio, se daba preferencia en los asen- tamientos a los pequefios arrendalarios porque te- rian mas experiencia y medios para ser agriculto- res que los trabajadores y se fijaba en 10.000 el nd- mero de asentamientos. En realidad no se trataba de paralizar la aplicacién de la ley, sino de hacerla més realista, con excepcion de la dudosa preferen- cia concedida a los arrendatarios. Pero este pro- blema, el de la cualficacién de los beneficiarios de la reforma, habia preocupado sinceramente a algu- nos politicos conservadores moderados que no se ‘oponian a la reforma, sino a algunas aspectos téo- nicos de ella. La paralizacién de la ley de 1932 se produjo con la ya citada de reforma de la reforma aprobada el 1 de agosto de 1935 sobre un proyecto presenta- do por él Ministro de Agricultura, Nicasio Velayos y Velayos. En ella se extinguia el Registro de la Pro- piedad Expropiable, con lo cual perdia todo su va- lor ta base 5." de la ley del 32. Se derogaba tam- Carte! editado por el Ministero de Agricutura en el que se ufiiza como propaganda el Decreto de Expropiacién de la Tierta ‘del minisro comunista Vicente Uribe, de 7 de ‘octubre de 1936 bién el sistema de valoracién e indemnizaciones de Ja base 8. permitiendo que los propietarios pudie- ‘sen negoclar caso por caso con el IRA el valor de sus fincas y formas de indemnizacién. Se limitaba a 50 millones como maximo el presupuesto del IRA, Citra que hasta entonces habia sido tjada como mi- nima. El proyecto pasé por la Cémara con mucha rapidez y sin apenas oposicién, ya que los socia- listas tras la revolucién de octubre del 34 habian perdido su capacidad de accién en el Parlamento la derecha se habia crecido en la nueva situacién, Entre marzo y julio de 1936 la Reforma Agraria se activo con el Gobierno del Frente Popular. Ruiz Funes, desde el Ministerio de Agricultura repuso las DEFIENDE CON LAS ARMAS AL GOBIERNO QUE TE DIO LA TIERRA DEL DECRETO 7 OCTUBRE 1986 EL MINISTRO DE AGRICULTURA: VICENTE URIBE GALDEANO categorias de tierras expropiables de 1932, reba- iando ligeramente los limites superficiales y revita- 26 el IRA, Se quintuplicé la superficie cedida a los campesinos en comparacion al periodo 1931-33. Pero la sublevacién militar de julio impidié que f- nalmente la Reforma Agraria de la Il Republica pu- diera aplicarse. La lentitud con que la reforma se aplic6 durante toda la Repiblica, lairitacién de los trabajadores ante ello y la paralizacion a que se vio sometida durante el bienio conservador, contribu- yeron a raccalzar las posiciones polticas y @ que los conflictos sociales desestabilizaran a un regi- men cuya llegada reavivd tantas esperanzas cinco ajios antes. LAREFORNA AGRARIA EN ESPANA/IT La época franquista Dvrente el franquismo no puede hablarse de la existencia de una poltica de Reforma Agra- tia en el sentido tradicional antes definico, Al con- trario, lo primero que hizo fue, como tantas veces se ha dicho, una contrarreforma. Una de las prime- fas medidas del gobierno que Franco constituyé en 1938, en plena guerra civil, tue la de devolver in- mediatamente a sus propietarios las escasas fin- cas expropiadas por él Instituto de Reforma Agra- Tia en aplicacién de la Ley de Reforma Agraria de la Repiblica. Se iniciaba as la andadura franquis- ta con una muestra inequivoca de que entre sus Planes no figuraba nada que pudiera significar la mas minima continuidad con el proyecto de refor- ma republicano. Por otra parte, ia ausencia de li- bertades poiticas y sindicales impidié que durante este periodo pudiera plantearse abiertamente la rei- vindicacion social de la Reforma Agraria. Los problemas estructurales y sociales de la agri- cultura espafiola no iban a desaparecer porque Franco se negase a reconocerlos en toda su exten- sién. A la larga, el franguismo tendrfa que enfren- tarse con algunos de ellos y ofrecer soluciones que, @s0 si, siempre estuvieron condicionadas por la ideologia y las alianzas de clase en que se susten- taba la dictadura. Durante el franquismo se practi- 6, pues, una determinada politica de reforma de estructuras agrarias, que, aunque nada tuvo que ver con la nocién de Reforma Agraria tradicional, sus meniores intentaron hacerla pasar por tal. Se lleg6 a titular como Ley de Reforma y Desarrollo ‘Agratio el texto legal promulgado en 1973, que re- fundfa y sistematizaba, sin anadir innovaciones im- porlanies, todas las normas que habian ido apare- ciendo desde 1939 relacionadas con la politica de reforma de estructuras. En 1971 se cred el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario ((RYDA), en el que se fusionaban los organismos hasta en- lonces encargados de elecuat cichas policas (et Instituto Nacional de Colonizacién y el Servicio Na- cional de Concentracion Parcelaria y Ordenacion Rural) Pese ala terminologia utilizada, las reformas que tras ella se escondian no sirvieron para resolver los problemas estructuralas y sociales que sdlo una auténtica Reforma Agraria podria haber intentado resolver. En realidad se trato de una politica de es- tructuras que, como veremos en este apartado, no alteré la distribucién de la propiedad de la tierra, aunque si introdujo mejoras en otros aspectos como la ampliacién de la superficie regada o la concentracién parcelaria. No obstante, la agricultu- ra espafiola experimenté transformaciones muy im- portantes durante el franquismo que, en parte, se debieron a otras medidas de politica agraria (pol tica de precios, de extension agraria, de apoyo a la mecanizacién, entre otras) y al desarrollo de otfos sectores de la economia espafiola, Durante 1O/LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA esta etapa se introdujeron reformas dirigidas al in- cremento de la productividad, ja mejora del nivel tecnolégico y la modernizacién de la agricultura. Estos cambios contribuyeron a que la agricultu- ra espafola desempefiara mejor su papel respec- toal Conjunto de la economia espajiola. Para la so- ciedad rural, sin embargo, significaron soportar im- portantes costes sociales derivados de la emigra- cidn y la desorganizacion social que conlleva entre quienes abandonaron las zonas rurales. Los que se quedaron tuvieron que seguir soportando los pro- blemas endémicos del desempleo estacional, la escasa proteccién social y la dependencia de los propietatios en las zonas de latifundio. En las de mi- nifundio, los pequefios propietarios se empobrecie- fon progresivamente, porque sus explotaciones eran de tamafo insuficiente para generar las ren- tas adecuadas a medida que la agricultura iba de- pendiendo cada vez mAs del mercado y de otros sectores de la economia. Todos estos problemas fueron el resultado de una politica agraria mas Preocupada por los problemas técnicos y de mo- demizacién de la agricultura que por los problemas sociales y estructurales, pese a las declaraciones de inlenciones de los responsables politicos de la misma que, con mal disimulada demagogia, pre- tendian hacer creer lo contrario. La politica de reforma de estructuras del franquis- mo comienza en 1939 con la Ley de Colonizacién de Grandes Zonas, germen de las actuaciones del Instituto Nacional de Colonizacién, que durante mu- chos afios se dedicaria a ejecutar los proyectos tecnicos de puesta en riego gtandes zonas sus ceptibles de serlo mediante el mejor aprovecha- miento y regulacién de los recursos hidricos. Se queria abordar con ello el problema histGrico de la agricultura espafola ya citado, sobre el que se ha- bia comenzado a trabajar durante la | Republica di- sefando un plan de aprovechamiento de estos re- Cursos en el que iuvo una intervencién destacada él ingeniero Lorenzo Pardo. Sucesivamente se fue- Ton promulgando otras leyes que completaron la anterior ¢ introdujeron otras medidas de pretendi- da orientacién social. En 1946 se dict la Ley so- bre expropiacion de fincas rusticas por causa de i terés social y otra sobre colonizaciones de interés local, que ampliaba las facultades de intervencién del Estado en los proyectos de puesta en riego en relaci6n a la de 1939, En 1949 se regulé por ley la distribucién de la propiedad en las zonas regables que, como se ex- pondrd mas adelante, fue la medida tendente a re- partir tierra entre jornaleros © muy pequefios pro- pietarios de las zonas puestas en riego por el Es- lado. En 1953 se promulgé una ley sobre fincas mejorables, modificada en 1962 y refundida en la de 1971 sobre comarcas y fincas mejorables. Con ellas se pretendia obligar a los propietarios de fin- cas risticas a realizar planes de mejora para inten- sificar el cultivo e incrementar la oferta de empleo en aquellas explotaciones que pudiera demostrar- se estaban incultas 0 deficientemente cultivadas. En 1962 se promulgé el texto refundido de la Ley de Concentracién Parcelaria, que se habia iniciado en 1955, y en 1968 la Ley de Ordenacién Rural. To- das estas normas y otras fueron refundidas en el texto de la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario (LRYDA) de 1973. Los verdaderos ganadores La poltica de colonizacién pretende, segun la LRYDA, la transformacién econémico-social, por razones de interés nacional, de grandes zonas, me- diante la realizacién de las obras que requiera el mejor aprovechamiento de las tierras y las aguas, y la creacion de nuevas explotaciones. A través de ella, el Estado ha realizado inversiones muy impor- fantes en obras publicas, para transtormar en re- gadio grandes superticies, La mayor parte del cos- ie de estos proyectos se ha financiado con fondos publics, apartando sdlo comparativamente pe- ‘quefias Cantidades, los empresarios agricolas be~ Neficiarios de tan importantes mejoras para sus ex- plotaciones, Entre 1950 y 1986 se han puesto en fiego por estas actuaciones un millon de hecté- reas en toda Espafia. En las zonas de: latitundio como Extremadura o Andalucia estas actuaciones Silo de Medina de Riaseco, Valladolid, ‘rigido on los arios cincuenta han beneficiado, sobre todo, a los grandes propie- tarios. Las normas que regulan estas actuaciones pre- vén el reparto de ciertas cantidades de la tierra puesta en riego entre jomaleros 0 muy pequenios propietarios o arrendatarios. Estas tierras proceden de las denominadas en la ley tierras en exceso. Se trata de las superficies que exceden a los limites maximos (establecidos en el decreto que fijael Plan General de actuacién en la,zona) que se autoriza a los propietarios a reservar para ellos una vez pro- ducida la transformacidn en tiego. Estas tierras en ‘exceso son expropiadas, indemnizando a los pro- pietarios por su valor segtin los precios de merca- do de la zona para las tierras de secano. Y, poste- riormente, repartidas entre los beneficiarios citados antes. Los beneficiarios han de pagar por las tierras concedidas su precio a lo largo de unos veinte afios y obligarse a no enajenarlas, divicirlas y al- canzar cierta orientaci6n e intensidad de cultivos en ellas, La cantidad de tierra asi repartida ha sido de entre unas seis a ocho hectareas por exploiacién, cantidad en muchos casos insuficiente para man- tener una explotacién familiar. Esta modalidad de reparto de tierras no ha tenido practicamente efec- tos en la modificacién de la estructura de la pro- piedad de las zonas de lalitundio. Por ejemplo, has- ia 1963, de todas las tierras puestas en riego por | Instituto Nacional de Colonizacién, el 72 por 100 quedé en manos de los propietarios, el 15 por 100 LAREFORNA AGRARIA EN ESPANIA/19 en manos del Instituto y el 13 por 100 fue repartido entre colonos. Unas 225.000 hectareas se habian repartido entre unos 45.000 colonos. Hacia 1970, casi una década més tarde, se ha- bian instalado 18.000 colonos més. En Andalucia, hasta 1982, las actuaciones de colonizacién habian puesto en riego 206.728 hectéreas. De ellas, 70.087 fueron expropiadas y repartidas entre unos 20.000 colonos, con una media de 5,5 hectéreas Por explotacisn. Todo esto da una idea de lo ge- nerosos que fueron los planes de actuacién con Tos ropielarios en la fjaci6n de los limites de las tierras a reservar para ellos y del escaso uso que se hizo de la legislacion para realizar una redistribucion de la propiedad en las zonas regadas con inversiones piblicas, Por otra parte, la transformacién en regadio de las grandes expiotaciones no redundé a la larga en una intensiticacién de la produccién. Los empresa- rigs cultivaron en regadio basicamente los mismos cultivos extensivos que en secano. Por ello no au- ment6 la oferta de empleo en la agricultura ni las inversiones indujeron la creacién de mayor riqueza en la agricultura, Se puede afirmar que esta poltt- a de reforma de estructuras fue un fracaso técni- £0, social y econémico, desde el punto de vista de los intereses generales. La poltica de concentracién parcelaria perseguia entregar a cada propietario una explotacién equi- valente a la que tenia antes de realizarse la con- centraci6n, compuesta de una sola o del menor nd- mero de parcelas posibles. La concentracién par- celaria se aplic6 sobre todo en la mitad norte de la peninsula, donde el problema del minitundio y de la excesiva parcelacién de las explotaciones cons- titula y constituye un grave obstéculo estructural para la racionalizacién, modemizacién y viabilidad de las explotaciones. Esta politica ha conseguido Teducir el ntimero de parcelas de cada explotacién, ero no ha conseguido aumentar el tamafio de las explotaciones. Ha sido el abandono de tierras por parte de los pequefios propietarios de Castilla y Leén sobre todo, que emigraron a partir. de los se- senta, lo que ha permitido que se reduzca el nd- mero de las explotaciones y se aumente algo el ta- mafio medio de las mismas. Entre 1954 y 1985 se concentré una superficie de 5,6 millones de hecté- reas. El numero de parcelas se redujo de 16.54 mi- llones a 2,21 millones. Se redujo casi en ocho ve- ces el nimero de parcelas que existian antes de la concentracién La ordenacién de explotaciones tenia por objeti- vo la constitucién de explotaciones de dimensiones suficientes y caracteristicas adecuadas en orden a su estructura, capitalizacién y organizacién empre- sarial, Para ello se prevelan ayudas econémicas para la constitucion de cooperativas u otras formas asociativas de explotacién en comun de la tierra, Los planes comarcales de mejora pretendian orde- nar las producciones y poner a disposicién de es- tas comarcas beneficios y auxilios especiales para intensificar la produccién. Su aplicacion se preveia en zonas de economia deprimida, caracterizadas por existir en ellas defectos de infraesiructura eco- 20/LA REFORMA AGRARIA EN ESPAUA némica, social o técnica que impidan o dificulten la mejor utiizacién de los recursos. Podia obligarse los propietarios a realizar planes de mejora forzo- sa, adaptados al plan comarcal, en sus explotacio- nes, bajo la amenaza de expropiacién caso de no hacerlo, Los plazos, garantias y oportunidades que la ley concedia a los propietarios antes de llegar a la expropiacion hacian dificil una aplicacién eficaz de esta medida. Con independencia de los planes de mejora vinculados a la declaracién de comarcas mejora- bles, ef ministro de Agricultura podia declarar me- jorable una explotacién manifiestamente mejorable Por estar inculta 0 deficientemente cultivada. siempre que la deficiencia no sea justificable por ra- zones de inhraestructura. Esto podia aplicarse a ex- plotaciones de mas de 50 hectéreas en regadio, mas de 200 en secano o mas de 300 en otros apro- vechamientos. Esta posibilidad contemplada en la LRYDA es la que daria origen a la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables de 1979, acordada en los Pactos de la Moncloa. También podia el gobier- no mediante decreto dectarar el interés social de ka expropiacién de una finea para la resoluci6n de un problema social de cardcter no circunstancial. Eran tantas las excepciones previstas en la ley que f4- cilmente podia eludirse su aplicacion. Ninguna de estas medidas tuvo, como se ha di cho, efectos importantes sobre los problemas so- ciales y estructurales de la agricultura espanola, A través de algunas de ellas llegaron al campo ayu- das econémicas y técnicas. Aunque destinadas a todos, pudieron aprovecharlas mas los agricultores mejor situados para hacer frente a las amortizacio- nes de los créditos subvencionados a las inver- siones complementarias necesarias para adaptar sus explotaciones a las nuevas exigencias de la agricultura. Ni los pequerios agricultores, ni los jor- naleros del sur se pudieron beneficiar de ellas. Contradicciones e inoperancia Puede parecer sorprendente que el franquismno se dotara de un ordenamiento juridico-agrario tan amplio y con tantas posibilidades aparentes de transformacion de la estructura agraria que en la practica no fuera utiizado. Esta contradiccién pue- de explicarse, entre otras, por dos razones, Prime- To, porque el franquismo no podia traicionar los in- tereses de la clase terrateniente que tanto ayud6 al triunfo y consolidacién de la sublevacién militar. Por ello hubiera sido impensable una politica de expropiaciones 0 sanciones a los latifundistas. Como al mismo tiempo el franquismo quiso legiti- marse mediante una fachada populista y de preo- cupacién por los problemas sociales, se vio forza- do a demostrar sus intenciones respecto a ello uli- El ranquismo se roded de una amplisina paralernalia jurica en el lema agrario, que el régimen so encargé de convert en ‘completamente estéri, Idealizacion de Franco y su victoria (por Reque Merwvia, Archivo Historico Mili, Madd) Escenas agrarias en la Espaia de los afos cincuenta-sesenta ‘Ariba, recogida oe 'a aceluna en un pueblo dol Maesirazgo: ‘abajo, selecoion de naranjas para Ia exportacién ACA RABSA- nee a ey is PoAe be PN ae Te ee am om LAA AAORS] lizando la estrategia de prometer lo que nunca ha- bria de cumplirse. Estrategia que empled sin pu- dor en éste y atros muchos problemas politicos y sociales. ‘Segundo, porque una poliiica de reforma de es- tructuras que se hubiese orientado hacia la solu- cién de los problemas sociales de las zonas de la- titundio hubiera chocado con el conjunto de la po- litica econmica y con el papel que se reservaba a la agricultura dentro de ella. A partir del Informe del Banco Internacional de Reconstruccion y Fomento sobre EI Desarrollo Econémico de Esparia, publi- cado en 1962, a la agricultura se le atribuyé el pa- pel de ser suministradora de alimentos y de fuerza de trabajo a olros sectores de la economia. Asi, por ejemplo, la Ley del | Plan de Desarrollo, de 1963, prevé que ... a actuaci6n del Estado en el sector agrario, dentro de los objetivos senalados en el Plan de Desarrollo, se dirigité a: a) Elevar la pro- ductivided del campo para contribuir al abasieci- miento nacional, el desarrollo econémico y social y Ja mejora de la belanza de pagos. b) Mejorar el ni- vel y las condiciones de vida del campo para al- canzar gradualmente el de los demas sectores. c) Faciltar fa transferencia de agricultores a los sec- tores industrial y de servicios, de manera que se re- duzean al minimo tos sacrificios impuestos por el proceso, Para conseguir estos objetivos se contemplaba todo tipo de medidas, aunque las que tuvieron mas importancia fueron la politica de precios para estimular los cambios en los cultivos, la de exten- sin agraria para ayudar a mejorar el nivel técnico de la agricutura y la de colonizacién, ya citada, para aumeniar la superficie de riego. El aumento de la mecanizacion y de la productividad del tra- bajo se encargé de expulsar del campo a todo el excedente de fuerza de trabajo, que pasd a engro- sar el proletariado industrial de las zonas urbanas @ industrializadas. Lejos de conseguirse el objeti- vo de reducir al minimo los sacrificios impuestos por el proceso, fue una experiencia traumatica que no cont6 con el més minimo apoyo para mitigar sus efectos. El segundo y tercer plan de desarrollo recogian objetivos similares, insistiendo mas en la necesidad de adapter les producciones agrarias a las nuevas demandas de una sociedad que empezaba 2 cam- biar sus necesidades y hdbitos alimenticios y en la mejora de ia capacitacion técnica de los agriculto- res, En definitiva, durante el franquismo la politica agraria se preocupé fundamentalmente de estimu- lar alos agricultores a incrementar la productividad mecanizando y tecniticando sus explotaciones y cambiar sus orientaciones productivas mediante los incentivos de la politica de precios. La legislacién sobre reforma de estructuras de- sarrollada durante el franquismo continda vigente. Durante la transici6n demooraiica algunas partidos insistieron en la necesidad de redactar una nueva Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, con objeto de adecuarla a las necesidades de modernizacién, atencién a los problemas sociales y adaptacién al nuevo marco consiitucional, que la agricultura re- queria, Todos los partidos estuvieron de acuerdo en allo y el compromiso de hacerlo figuré en los Pactos de la Moncloa de 1977. Sin embargo, ol par- tido en el gobierno, la UCD, no cumplié el compro- miso. En su lugar aprobo la Ley de Fincas Mani- fiestamente Mejorables (LMM) en 1979. Con ella se pretendid hacer mas elicaz la legistacion ya ci- tada sobre este tema. En primer lugar se precisa- Ton mas los supuestos a los que la Ley seria apli- cable. En segundo lugar se agilizaron los trémites, se redujeron los plazos para liegar a la expropia- ccién y se inlrodujo la figura de expropiacién de uso, que permitfa pagar un canon a los expropiados en lugar del valor de la finca, disminuyendo asi los costes de aplicacién de la Ley. La aplicacién de esta Ley fampoco fue muy in- tensa, Aunque se visitaron gran nlimero de fincas para indagar si cumplian con los niveles de pro- ducoién y empleo previstos en la Ley, el numero de expedientes iniciados sdlo alcanz6 el 33 por 100 del nimero de visitas, unas 636 fincas. De estos, €1 80 por 100 fue sobreseldo y tan s6lo a 36 fincas se les incod el expediente del plan de mejora. Nin- una llegé a ser expropiada ni, consecuentemen- te, adjudicada a trabajadores agricolas. Este se- undo fracaso en los planes de relorma de esiruc- turas agrarias orientados a hacer cumplir la funcion social de la propiedad de la tierra y redistribuir, aun- que limidamente, la. propiedad constituiria el tras- fondo politico y juridico sobre el que volveria a sur- git en los ochenta le reivindicacién de la Reforma Agraria en Andalucia. La Reforma Agraria andaluza de 1984 A restauracién democratica en Espafia reavive el inlerés por viejas reivindicaciones sociales que se hablan mantenido forzosamente en silencio durante los cuarenta afios de dictadura. Salvando las importantes diferencias de contexto social, po- litica y econémico de ambos cambios, al comien- 20 de /a transicién democratica ocurrid algo similar a lo ocurrido al proclamarse la Reptiblica. Renacio la esperanza de que muchas desigualdades, injus- ticias histéricas y problemas sociales iban a encon- trar el marco adecuado de expresion y solucién Pareoia haber llegado el momento de aprobar las asignaturas pendientes. Los problemas sociales del sur de Espara, la si- tuaci6n de ios jomaleros, en suma la Reforma agra- ria, no podia ser una excepcién en esta etapa de efervescencia. Esto se not6, a partir de 1976, en la publicacion de investigaciones histéricas sobre la conflictvidad campesina, los sindicatos, el latitun- dio, la |! Repdblica y otros temas de historia social y econémica, que adquirieron en aquel momento Un protagonismo relevante entre las preocupacio- nes de historiadores, polit6logos y sociélogos. En 1980 el Ayuntamiento de su ciudad natal, Bujalan- ce, organiz6 un homenaje a Juan Diaz del Moral bajo ei lema de inspirador de la Reforma Agraria, en el que se dieron cita, ademas de la mayoria del vecindario del pueblo, estudiosos del tema de Es- pafa y otros paises, que debalieron en conferen- clas y mesas redondas las agitaciones campesinas de las que el homenajeado dejara testimonio y and- lisis tan valioso. Homenaje al que, por cierto, asis- tio el entonces presidente de la Junta de Andalu- ofa, Retael Escuredo, que aos mas tarde impulsa- ria la Ley de Reforma Agraria de la Comunidad An- daluza. También se noté en la publicacién de los prime- ros trabajos en los que se abordaban no ya aspec- tos hist6ricos, sino la posibilidad y las caracteristi- cas de una Reforma Agraria en Andalucia en la ac- tualidad. Los partidos politicos de izquierda se plantearon igualmente en sus comisiones agrarias y en sus propuestas de programas la Reforma Agraria. Tal vez fueron los sindicatos, con poca implan- taci6n todavia en aquellos momentos entre los tra- bajadores agricolas, los que menos protagonismo pdblico tuvieron en el comienzo de este debate, ‘aunque entre los trabajadores el tema volvia a ser motivo de rememoracién y discusién. Este debate se caracterizé, sin embargo, por el tono cauteloso y la falla de precision sobre qué tipo de reforma seria la mas conveniente en ese mo- mento. A ello contribuian varias causas. Lo delica- do de la situacién politica aconsejaba prudencia a la hora de abrir nuevos fréntes de actuacién que, ‘superpuestos a los demas problemas de la transi- ion, la hicieran mas dificil. Sin duda, la propuesta de una Reforma Agraria tradicional orientada a pro- ducir una redistribuci6n importante de la propiedad de la tierra, hubiera encontrado resistencias serias en muchos sectores sociales y politicos. Con inde- pendencia de las razones que pudieran esgrimirse para proponer un proyecto de estas caracteristicas, siempre podia caber la duda de qué efectos poli cos tendria resucitar un fantasma del pasado so- bre el que, ademds, gravitaba el recuerdo de una experiencia trdgica. Ningiin partido, excepto el comunista, se definio por esia opoion y aun éste lo hizo con matices e in- Rovaciones importantes para adaptarlo a las con- diciones presentes. La situacién de la agricultura y de la sociedad ru- ral era muy diferente de la que se encontré la Re- publica. En términos generales y quitando las ex- ‘cepciones que pudieran encontrarse, la agricultura UL REFORMA AGRARIA EN ESPARLA/23 andaluza se habla modemnizado y con el conjunto de la agricultura espafiola satisfacia razonablemen- te las demandas que proyectaba sobre ella el con- junto de la sociedad. La emigracién habia aliviado la presi6n demogréfica sobre la tierra. Los trabaja- dores sin tierra sabian que podian obtener, incluso en mejores condiciones, sus medios de subsisten- cia en otros sectores de la economia. El crecimien- to general de la economia y el descenso por la emi- gyacion de la demanda de empleo en el campo ha- ‘a contfibuido a la elevacion de los salarios y a una mejora relativa de las condiciones de vida, in- cluida la extension de la proteccién social a los jor- naleros. Por otra parte, existfa una conciencia generali- zada de que la agricultura se enfrentaba con pro- blemas importantes relacionados con la mejora de la calidad de las producciones, la existencia de ex- cedentes en algunos productos, la comercializa- cin, el desarrollo de la agroindustria, la depen- dencia tecnoldgica y la apertura a los mercados de la CEE, entré otros. Por ultimo, la agricultura no podia considerarse como principal motor del de- sarrollo ni de generacion de riqueza y empleo, en una sociedad relativamente industrializada y de- sarrollada, definitivamente integrada en el modo de produccién capitalista. Estas caracteristicas de la estructura agraria y de sus relaciones con el res- to del sistema econdmico, tanto nacional como in- ternacional, arrojaban razonables dudas sobre la oportunidad social, econdmica y técnica de una Reforma Agraria de corte exclusivamente tradicio- 24/LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA nal, al tiempo que sugerfa la necesidad de, en su caso, abordarla teniendo en cuenta también los probiemas anteriores. Un nuevo marco de referencia La agricultura y la sociedad rural tenian mucho menos peso social, econémico y poltico del que tu- veton res décadas rs, Entre 1950 y 1980 la po blacién activa agraria en Espafia habla pasado de 5,2 millones de personas a 1,8 millones. En térmi- nos relatvos signed un descenso del 48.5 al 14.4 por 100. La poblacién activa agraria en Andalucia es més alta que la media nacional. En 1986 la for- maban alrededor de 430.000 personas, que repre- sentaban un 21 por 100 de la poblacién activa to- tal. La contribucién de la agricultura al producto in- terior bruto nacional habla bajado entre 1960 y 1986 del 22,7 al 6,2 por 100. En Andalucia es ma- yor, alrededor del 12 por 100, lo cual pone de ma- nifiesto que la importancia relativa de la agricultura en la region es ain apreciable. Conseouentemen- te, la clase terrateniente habia perdido en gran par- te'la influencia social y poltica que antafo tuo, si bien no puede desdefiarse el que atin mantiene a nivel local en las zonas de latifundio, Todo ello ha repercutido en que ios problemas agratios y de la sociedad rural hayan perdido im- portancia relativa en el contexto social y en compa- facién con otros problemas de no menor importan- cia como la crisis econémica, el desempleo, la re- lzquierd, empleo de maquinaria agricola anvicuada con Fabia pops cB ore apkehira pre, ebssadey trove Goo, eprtoloss on ga conversi6n industrial o la consolidacion del Estado democratico, entre otros. Pese a todo lo anterior existian razones para que la reivindicacién social de la Reforma Agraria se mantuviera con intensidad. En primer lugar, como parte de una reivindicacién histérica ain presente en la conciencia colectiva, basada en la conviocién cde que gran parte de los problemas endémicos de la region tienen su origen en la concentracion de la propiedad de la tierra y en su repercusién en la es- tructura social y econdmica de la misma. Es razo- nable pensar que la economia y la sociedad anda- luzas hubieran sido bastantes diferentes, con me- nos problemas que los que ha soportado y sopor- ta, de haber existido una aistribucién de la propie- dad de la tierra més equilibrada y préxima al mo- delo de agricultura familiar que existe en otras re- giones y paises, No puede olvidarse que en Espa- fia y otros paises, las areas donde ha predomina- do la gran propiedad, en cualquiera de sus moda- lidades de haciendas, plantaciones 0 latifundios, siempre han estado asociadas a problemas de subdesartollo, pobreza, retraso cultural, escision confliciva de la comunidad y fuerte dependencia de la minoria propietaria En segundo lugar, porque la concentracién de la propiedad de la tierra no ha sufrido variaciones sig- Tificativas y la orientacién productiva predominante continda siendo hacia los cultivos extensivos e in- dustriales allamente mecanizados que generan poco empleo, en vez de hacia cultivos intensivos (hortalizas y frutas). Seguin datos del Censo Agra- tio de 1982, las explotaciones andaluzas con mas de 300 hecléreas de superficie agricola util repre- sentaban s6lo el 1 por ciento del total de explota- ciones. Sin embargo, ocupaban el 50 por 100 de toda la superficie agricola de la regidn. Mil trescien- tas noventa y cinco explotaciones de Cadiz, Cér- doba y Sevilla con mas de 300 hectareas de super- ficie labrada ocupaban el 35 por 100 de toda la su- Perficie labrada en esas provincias. En cuanto a los cultivos, en Andalucia, segtin la misma fuente, los cultivos industriales y los cereales representaban el 90 por 100 de los cultivos en explotaciones de re- gadio con mas de 50 hectéreas. Las hortalizas y frutas s6lo el 5 por 100. En la Rioja estas cifras eran, respectivamente el 30 y el §7 por 100. En la Ribera navarra el 35 y el 42 por 100. En tercer lugar, porque el problema social de los jomaleros continda teniendo importancia. En Anda- lucia existen todavia entre 250.000 y 300.000 jorna- leros, la mayor parte de los cuales vive con la in- certidumbre del desempleo, los problemas de la emigracion temporera y el recurso al subsidio de desempleo agratio casi permanente, que tiene una dimension a fodas luces lacerante y, desde luego, impide que se desarrollen entre ellos los efectos beneficiosos de la Inlegracien estable y digna en el mercado de trabajo. Problema que se ha visto agravado a partir de la mitad de los setenta con el LA REFORMA AGRARIA EN ESPANA/25 retorno de los emigrantes que perdieron sus em- pleos por la orisis econdmica y por el cietre de las oportunidades para encontrar empleo fuera del seetor agraro. Es cierto que los trabajadores sin tierra han visto mejorar sus condiciones de vida en los tltimos quince afios gracias al subsidio de desempleo agrario que puaden recibir durante seis meses al aifo, la exiensién y mejora de las pensiones, la co- bertura igual que en otras ramas de la asistencia sanitaria'y la mejora de las posibilddades de esoo- larizacion para los hijos y otras ayudas. Nada o muy poco de esto tenian al comienzo de los setenta Pero hay que seguirse preguntando si el problema estructural de estos trabajadores se va a resolver indefinidamente a través de la protecci6n social o, por el contrario, tendrd otras soluciones. En este sentido, la Reforma Agraria volvia a plantearse ‘como une posibilidad de incrementar el empleo en la agricultura y resolver parte de los problemas en- démicos anies citados. Todo lo anterior, junto a las limitaciones impues- tas por el reparto de competencias entre el Estado y las comunidades auténomas, constituye el telén de fond sobre cl que se abordo poftica y uric mente la Reforma Agraria en Andaluofa, Los parti dos de izquierda —Partido Comunista de Andalu- cla (PCA), Partido Socialista de Andalucia (PSA) y Partido Socialista Obrero Espanol (PSOE)— estu- vieron de acuerdo en incluir una referencia a la Re- forma Agraria en el Estatuto de Autonoméa, con la que finalmente estuvieron de acuerdo todos los Grupos politicos excepto el PSA, que la consider insuficiente, Asi, el articulo 12.11 del Estatuto atri- buye competencias al gobierno andaluz en materia de reforma agraria, entendida como a transforma- cién, mademizacion y desarrollo de las estructuras agrarias y como instrumento de una politica de cre- cimiento, pleno empleo y correccion de los dese- quilibrios territoriales. Se trata de una referencia genérica y ambigua dentro de la cual habria de conoretarse fa normati- va especffica, que recoge la preacupacion por que la Reforma Agraria fuera algo mas que un mero re- parto de la tierra. Asunto éste al que ni siquiera hace una referencia directa, De cualquier forma, este articulo del Estatuto junto a otros del mismo y algunos mandatos de la Constitucion de 1978 —re- lacionados con la promocion del leno empleo, la reduccién de las desigualdades entre los espano- les y el reconocimiento de la funcién social de la propiedad de la tietra— permitian al ejecutivo an- daluz lagistar sobre la materia. Tanto el PCA como el PSOE incluyeron la Reforma Agraria en sus pro- ‘gramas politicos para las elecciones regionales de 1982, las primeras tras la aprobacion del Estatuto de Autonomia. La limitacion mas importante para elaborar una Ley de Reforma Agraria la constitula la reserva constitucional exclusiva a favor del Estado de la competencia en materia de legisiacion civil. Se- giin ello la comunidad andaluza no puede legis- Jar sobre propiedad privada ni sobre expropiacio- nes. En consecuencia, la Ley de Reforma Agraria 26/LA REFORWA AGRARIA En ESPAIA tendria que cefirse basicamente al desarrollo y aplicacién de la legislacion estatal en esta mate- fia, es decir, de las leyes de Reforma y Desarrollo Agratio y de Fincas Manifiestamente Mejorables. Esto impedia que se pudiera hacer una Reforma ‘Agraria orientada hacia una redistribucién impor- tante de la propiedad de la tierra. Sin embargo, si podria legislar en otros aspectos de la ordenacién de la agricultura Una ley de compromiso Con todos estos antecedentes, la Ley que con- cibid el partido que gané las elecciones, el PSOE, fue un compromiso entre todos los condicionan- tes y limitaciones anteriores. Los principios inspi- radores de la ley son, segin consta en el parrafo 7 de la exposicin de motivos, lograr el cumpli- miento de la funci6n social de la propiedad de la tierra, impulsar el restablecimiento y desarrollo de exploiaciones agrarias rentables social y econd- micamente, y contribuir a solucionar graves pro- blemas sociales que aquejan al campo de Anda- jucta. Esto se enmarca en un contexto mas am- plio, segin se recoge en el pérrafo 4 de dicha ex- posicién de motivos: Una Ley de Reforma Agraria que, como ésta, afecta a la estructura productiva, debe enmarcarse en un conjunto mas amplio de medidas y de acciones en el ambito de la comer- cializacién agraria, industrializacion agraria, finan- ciacién, formacién protesional y desarrollo coope- rativista. La ley se aplicaria sucesivamente por co- marcas, en las que podrian practicarse expropia- ciones por incumplimiento de la tuncién social de la propiedad, destinando las tierras asi adquiridas a asentar trabajadores. La participacién de las partes alectadas por la reforma, trabajadores y propietarios se canalizaba a través de las Juntas Provinciales de Reforma Agraria. Todo ello se de- sartolla mas adelante. EI Grupo Andalucista se opuso a la aprobacion de la Ley, porque consideraba que el Estatuto de Autonomia no incluia competencias suficientes como para hacer una reforma agraria. Debe en- tenderse que se referian a una reforma de corte tradicional. Sin embargo, no esta claro que este grupo estuviera comprometido con una reforma de este tipo, por lo que su posicion no es facil de entender. El grupo comunista presenté un proyec- to de ley alternativo que denominaron Reforma Agraria Integral, y presentaba diferencias respec- to al del partido en el gobierno. Susiituia el prin- cipio de la funcién social por el de utilidad publi- ca, para facilitar las expropiaciones. Ampliaba la participacion de los trabajadores y empresarios en la realizacién de la reforma a través de comi- siones comarcales y locales de Reforma Agraria, para aumentar la legitimidad del proyecto. Propo- nia declarar la Reforma Agraria en toda la region al mismo tiempo. Finalmente en las enmiendas pavciales al pro- yecto socialista propuso que el Parlamento anda- luz pidiera a las Cortes Generales tomaran aque-

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