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La villa Savoye Hasta aqui, en sus diversas construcciones, Le Corbusier ha de- bido adaptarse al entorno existente. El terreno de la villa Savoye se halla situado en pleno campo, en la cima de una colina de suave pendiente. Desde alli se divisa un espléndido panorama sobre el valle del Sena. Todo lo que habia sido mencionado o expresado en las obras precedentes lo encontramos en Poissy con una nitidez que revela un cardcter proximo a lo definitivo.” 77. Cf. Ocuvre complete 1929-1934, pp. 22-31, y Précissions..., pp. 136 ss. Pri- mera interpretacion de S. Grepion, Cahiers d’Art, n.° 4, 1930, pp. 205-215. Durante la Segunda Guerra Mundial, la villa sirvié de depdsito de forraje. Se encontraba en muy mal estado cuando André Malraux la declaré monumento histérico. Si bien fue restaurada, hay que decir que el marco fue totalmente transformado por la pre- sencia del liceo de Poissy. 113 La casa forma un prisma sobre una planta cuadrada. Estd le- vantada por un sistema de pilotis. La planta baja esta reservada a todo lo que es movimiento y circulacién. La Ilegada y la partida de los huéspedes se efectiian en ella al abrigo del cuerpo del edifi- cio. Lo redondeado de la planta baja, que incluye recepcién, gara- jes y habitaciones de servicio, ha sido calculado segtin el minimo radio de direccién de un automévil. Es interesante notar que unas decenas mis tarde, para construir las grandes estaciones de auto- buses en los Estados Unidos, se reinventara esta curva de acceso y salida para los grandes vehiculos. La forma en que el problema de la circulacién fue resuelto en la villa Savoye es la mejor demostracién de la teorfa de Le Corbu- sier, que quiere que la planta baja quede reservada al movimiento y los pisos a las actividades estdticas.” En la villa Savoye se acce- de al piso por una rampa de dos tramos. Los espacios habitables ocupan dos flancos del «corps du logis». Alrededor de la tercera parte de la superficie del piso es terraza abierta, limitada por las paredes exteriores. La vista se extiende a lo lejos a través del encua- dramiento de las ventanas alargadas. Después la rampa continua su ascenso a cielo abierto hacia el solario. La construccién, de he- cho, no esta orientada hacia el paisaje: se abre hacia el cielo como el patio de una casa mediterranea. Las pantallas del solario, en parte rectas, en parte curvas, poseen, en el plano, contornos que evocan los vasos, botellas y botijos de los cuadros de la misma época. Esas formas se inscriben aqui en una calma helénica. Seran uti- lizadas nuevamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero impregnadas entonces de una violencia plastica que linda con el tumulto. Basta comparar el techo de la villa Savoye con la Unité @habitation de Marsella. Mas tarde atin, se trazaran formas pare- cidas, torcidas como las peladuras de un fruto. Surgird entonces Ronchamp, pero también la sala de reuniones del Millowners Buil- ding, donde el enchapado de madera, dispuesto al sesgo sobre los muros oblicuos, creard un espacio vertiginoso. E incluso el pabe- ll6n Phillips (1958), donde el angulo derecho sera totalmente elimi- nado, adoptando la arquitectura la forma de una tienda de campafia. 78. Cf. Précisions, p. 50. 114 La rampa El elemento mas caracteristico de Poissy es la rampa., Gracias aella, la subida hacia la terraza se convierte en una ascension cere- monial. Encontraremos nuevamente este motivo, pero con una fi- nalidad ceremonial pura, en el monumento a las victimas de la se- cesion del Pendjab, en Chandigarh. ;Dénde se origina este motivo? Los grandes castillos construidos desde el Renacimiento poseen escaleras a cielo abierto, a veces allanadas para permitir el paso de caballos y carruajes. No deja por eso de ser evidente que la rampa, forma de comunicacion entre diferentes niveles (que a veces se en- cuentra en Suiza como acceso a la granja), caracteristica de la ar- quitectura militar, es bastante excepcional en los palacios residen- ciales. En contrapartida, este motivo que Le Corbusier introduce a gran escala en Chandigarh posee una rica tradicidn en la India. En ciertos palacios, mas que una concesién para el paso de los ca- ballos y coches, la rampa se convierte en un lugar de c6modo pa- seo entre dos planos diferentes.” En la Europa de los afios veinte, la inspiracién es mas inmedia- ta: el transito rodado, con sus pistas en forma de puentes, de ram- pas y de lazos. Le Corbusier da un ejemplo notorio en Vers une architecture: el autédromo del tejado de la fabrica Fiat de Turin.® En el mismo Paris, amplias rampas de acceso para los taxis se han convertido en un elemento principal de la desaparecida estacion de Montparnasse, como de la de Lyon. Parece que velocidad y transi- to rodado —tan esenciales en los planes de urbanismo— ejercen en el arquitecto tal fascinacién que llega a imaginar la circulacién interior de la casa segtin el modelo de la ciudad moderna, con sus pistas y sus rampas para el trafico motorizado. Unos treinta afios mas tarde la tendencia no hara mas que acen- tuarse. En el Carpenter Center for Visual Arts, Le Corbusier adop- tard las formas propias del ingeniero de Caminos y Puertos. Como una pista de coches, la rampa se extiende desde Quincy Street ha- cia Prescott Street (calles que limitan el centro), trazando en el es- pacio una «S» audaz, que atraviesa la construccién como un tunel. Mas que emitir una hipotesis acerca de los antecedentes de la 79. Por ejemplo, las rampas interior y exterior del palacio del marajé de Am- bar, cerca de Jaipur (siglos xvi y xvi). 80. P. 142. 115 Esbozos que muestran los accesos de la villa Savoye (Poissy) y su adaptacién a una colonia de villas. rampa en el arte del ingeniero, es necesario interrogarse acerca de la funcién plastica y espacial que le asigna Le Corbusier. En sus recuerdos de los Estados Unidos, evoca las rampas de la Central Station de Nueva York, con lo que se mezcla de improvi- so una reminiscencia de Marsella: «O bel escalier d’honneur, grand honneur a puissance cubique de la Gare Saint-Charles & Marseille —Charlot montant au ciel!»*! «La escalera de honor de cubica po- tencia» de la villa Savoye transforma de golpe la «maquina para vivir» en un instrumento noble: todo desplazamiento se convierte en una marcha solemne. Es la rampa, en efecto, la que introduce el movimiento en la arquitectura. Evidencia, como decia Giedion, que es «imposible cap- tar el conjunto de la villa Savoye desde un solo punto de mira. Res- ponde a la concepcién espacio-tiempo». Definida antes por Schmarsow, Riegl y otros, como un criterio esencial de la percep- cidn del espacio, el tiempo se convierte aqui en un factor esencial de la composicién arquitecténica. Le Corbusier confirma esta tesis. No se refiere, como tan a me- nudo se ha hecho con posterioridad, al cubismo, sino a la arquitec- tura drabe tal como la conocerd en Africa del Norte. Proclama sin ambigiiedad su oposicién al barroco, a sus ejes y puntos fijos: «C'est en marchant, en se déplacant que I’on voit se développer les ordon- nances de l’architecture.»® Al igual que en la villa La Roche, de- fine claramente lo que ha querido crear: «une promenade architec- turale».® 81. Quand les cathédrales étaient blanches, p. 90. En 1930-1931, en el curso de un viaje por Europa, Ch. Chaplin recibié una delirante acogida por parte de la mu- chedumbre en numerosas ciudades. Quizés Le Corbusier se encontraba entre la mul- titud de Marsella. 82. Raum, Zeit, Architektur, op. cit., p. 331. 83. Oeuvre complete 1929-1934, p. 24. 84, Cf. Oeuvre complete 1910-1929, p. 60. 85. Oeuvre complete 1929-1934, p. 24. u7

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