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UOC MMT TNYKO: EY DECONSTRUIR | PLARCHIVO: LAHISTORIA, LA HUELLA, LA CENIZA RICARDO NAVA MURCIA || a NIVERSTDAD IBEROAMERICANA a ie DEPARTAMENTO DE-HISHORIA Ricardo Nava Murcia DECONSTRUIR EL ARCHIVO La historia, la huella, la ceniza UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, ‘UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MEXICO [BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO [Lc] CD 947 N39.2015 [Dewey] 027.N39,2015 ‘Nava Murcia, Ricardo. ‘Deconstruirelarchivo : a historia, la buell, la ceniza | Ricardo Nava Marcia. México: Universidad Iberoamericana, 2015.~ 167 p.;23 em. — (El oficio de la historia). ~ 1881: 978-607-417-326-0 1. Archivos ~ Filosofia, 2. Historia — Filosofia. 3. Historia ~ Fuentes. I Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Filosofia I. T. Diseio dela porta: Ana Elena Péiet y bn © 2015 Miguel Ricardo Nava Murcia b. ©2015 Universidad Iberoamericana, ac. Prol. Pasco de la Reforma 880 Col. Lomas de Santa Fe e cP 01219 México, Dr publicagibero.mx Primera edicién: 2015 san: 978-607-417-326-0 ‘Todos los derechos reservados. Cualquier reproduccién hecha sin consentimiento del editor se considera ilicita. El infractor se hard acteedor alas sanciones establecidas en ls lyes sobre la materia. Si desea reproducir contenido de la presente obra esriba a: publica@ibero.mx, en cl asunco anoce el 1s8x que corcesponda y deje el contenido en blanco. Impreso y hecho en México Impreso por Oak Editorial, S.A. de C. V. Cerra de Veracruz 110,302. ‘Col, Jesis del Monte, Huixquilucan, Estado de Mésico. Se terminé de Imprimirel 5 de octubre de 2015. Fl trae fue de quinientos ejemplates. A Norma, Daniel y Cynthia DE UN CONCEPTO (Orne forma de decir que el archivo, como imprsn,exrituns, prétss 0 téenicahipomnémica en general, no solamente eset Inger de abnacenamientayconeroacin de wn contenido archi able pasado que exisiria de odes modes sin aly como ain se eee que fue 0 que abn side. No, la estructura del archive archivante determina asimismo da extructura del contenido archivable en ou sutgir mismo y on relcién com el porveni. Laarchivacin produce, tanto come registra, el aconteimiento. Jncquus Dunmpa, Mal de archivo deconstruccién asume la insaturabilidad del contexto como algo no inable ni anticipable del sentido, es decir la posibilidad de leer fuera exto y en miltiples contextos que no sean solamente los histéricos, afecta el trabajo del historiador cuando su tarea es precisamente poner texto textos y acontecimientos? Esta cuestién me ha llevado, reitero, wear una nueva pregunta: zqué aportaria la deconstruccién al oficio reto de la historia? Si bien este trabajo ha construido su limite en la im- ilidad de dar una respuesta al problema del contexto, que instaura liseminacién al interior del oficio de la historia, propone a cambio una a la pregunta de qué puede ofrecer la deconstrucci6n al oficio de istoria los historiadores podemos enriquecer nuestro oficio desde una te- 2 un presupuesto hay en a deonstrucién del concep de archivo, esque sun ncepoarhivad en a palabra archivo (Deda, Mal de archi... pct. 98) @ el concepto de archivo otorga ciertos indicadores respecto de la memoria, la +huella, el testimonio, el tratamiento de los acontecimientos, el borrado de Jas buellas y nuestra relacién con el pasado, aplicables a la historia cultural. Para Derrida, el concepto de archivo esté resquebrajado;22 en donde todo concepto funciona dislocandose siempre, dado que nunca hace uno consigo mismo. “Lo mismo pasa con la tesis que propone y dispone los conceptos, Ia historia de los conceptos, su formacién tanto como su archivacién” 22> Este planteamiento permite realizar una distincién con lo que la historia conceptual ha venido trabajando desde la segunda mitad del siglo xx,226 dado que la deconstruccién del concepto de archivo no es una mera historia del concepto, sino que difiere de la historia conceptual en el modo de tratamiento precisamente de los conceptos. La historia conceptual es un método con una teorfa especifica que ha constituido una herramienta impor- tante para la historia social, pues ofrece al historiador instrumentos de andli respecto al uso de conceptos histéricos, al mostrar los cambios semanticos que algunos de ellos han suftido en distintas épocas. ee pabie que la historia social tenga claro el uso de conceptos como democracia, justicia 0 modernidad, entre otros, para explicar procesos y acontecimientos histéricos sociales. La historia conceptual parte de que los conceptos se basan en sistemas sociopoliticos mas complejos que su concepcidn en comunidades lingiiisti- cas determinadas.””” “La historia conceptual es en primer lugar un método especifico para la critica de las fuentes, que atiende al uso de los términos relevances social o politicamente y que analiza especialmente las expresiones centrales que tienen un contenido social o politico’ 2 La historia conceptual busca traduci los significados pasados de las palabras a nuestra comprensién actual;?” fil ala hetmenéutica, busca ac- tualizar los desde los distintos contextos que los han posibilitado. Aqui el contexco constituye, en tanto saturable, Ia condicién de posibilidad desu comprensién en la época actual. Para Kosellec, la funcién semantica de un concepto no es deducible solamente de los hechos sociales y politicos a los 24 bide p92. 25 fdom 2+ La Beriffigechichte historia concepeual) surge en l siglo xvm, pero slo a mediados del siglo xx adguiere su extarto filosico, en particular con Gadamer y Kowelleck Jos Luis Vllcatasy Faustino Oncia, “Introduccion Reinhart Kosllecky Hane-Georg Gada, Historia y hermeneutic . 9). 2” Reinhart Koselleck, “Historia concepral e historia social’, en Futuro pasado. op. cit, p. 106. 2 idem, p. 2 idem, 313. oa ———<— ‘que sc refiere sino, incluso, un factor de ellos.” Saturabilidad del contexto ‘en el que se entienden los conceptos, pues para Koselleck: “Con cada concep- to se establecen determinados horizontes” que hacen posible proporcionar ‘conocimientos que desde un andlisis objetivo no serian posibles. La historia ‘conceptual es la convergencia entre concepto c historia.”! De aqui se deriva, por tanto, el hecho de que opera desde una hermenéutica que distribuye el sentido desde un contexto saturable y total del cual depende toda posible significacién para un horizonte actual, Por el contrario, la deconstruccién de los.conceptos —como en este caso el de archivo— arte de de que todo concepto histérico funciona dislocin- dose asi mismo, pues nunca es idéntico a Eid latient ocurre con la historia Tos concepéos en cuanto a su constitucién y luego a su archivacién. La de- construccién, al intervenir ticticamente en los textos, los signos alas hwellas, perturba la unicidad aparente que produce efeccosce estabilidad del sentido, {asea en su sucesién hist6ri eee ree Der sta gece dec caceibe eee er peice al asumir que ciertamente lo es; en efecto, hace un gran consumo de los conceptos que produce, asi como de los que sc heredan. Sin embargo, ad- verte que s6lo lo es hasta el punto en que cierta escritura pensante excede el dominio conceptual. A partir de ello, intenta pensar el limite del concepto, hhasta padecer, como bien afirma, la experiencia de este exceso. El concepto amorosamente debe dejarse exceder, Se trata de un éatasis del concepto: se To goza hasta el desborde.23? q Alabordar un concepto histérico, como el de archivo, la deconstruccién. se agota en mostrar los cambios semdnticos: disloca y divide, y multiplica sistema binario y metafisico en el que un concepto constituye su funcién 'y ley. Si bien acepta que los concepts se basan en sistemas sociopoliticos complejos, asume que éstos no se agotan, no se identifican plenamente ni son "un mero factor de ellos, Lo que la deconstruccién muestra al trabajar sobre el ‘concepto de archivo es qileéste no serfel resultado de una mera convergencia Se a oe aa “Ge muerte que afecta sla memoria, fos documentos y a escrivura de la historia. 2 fhe, po 318. > 21 dem 29" Jacques Dera y Elisabeth Roudinesco, “Escoger su herenca" en ¥ mariana gu, ps a ws 2 DECONSTRUIR EL ARCHIVO b ‘Sin ny archivo sn cmsiqnacin onan nar exerir que ’ segue a psibilidad dea memarizacin, del epic de 1 reproduacin 0 del reimprein, ntnes, acordemones ‘ambien de quel epeiiinmioma, le igi dela epetiion Sige sind, ein Freud, indsciable del pun de muerte, Por tama, de la destruc. Contecuenca en aqullo mime ‘ue peiteycondiiona la archivacion, munca enconrarees ada mds gue lo que exone a la desrucion yen verdad i damenac cn lt drain, ieoduiends a pit bide F plo arcbiolice oy el corazin del monument Exel cnn + ‘mis del de memoria Elarcivs aba sempre ya pio contr s om} Lt pun de mere noe principio. Incl emenaca eda principalida.tde primacie arcntce, i: todo deco de archive, Eo lo que ms tarde Hemarense i smal de archivo . Jacaves Dienios Mal de archivo En Ellibro de las ilusiones*** Auster narra una historia que siia el comienzo Jo que esta escritura convoca a tratar, y al mismo tiempo a archivar: el thal de archivo en el doble gesto parad6jico que lo constituye como posibilidad Ja memoria y el olvido: destruitse par pres No es bueno contar el final ge una novela, sobre todo cuando no ha o Ieida por aquel a quien se le recomienda su lectura. Sin embargo en este caso, narrar el final, 0 al menos una parte sustancial, se debe a que lo “que quiero introdtcir respecto al archivo no podrfa comprenderse de otra 2% Paul Auster, El iro de las tlasioner manera. Y es que Auster, de algin modo, muestra el mal de archivo en su doble consistencia: en la relacin arcaica de destrurse para preservarse.?™ ‘La novela narra la historia de un escritor y profesor de liveratura de la ‘Universidad de Vermont, quien pierde a su esposa y sus dos hijos en un acci- ‘dente aéreo, Sumido en la depresién y el alcohol, un dia, sentado en su sillén, con su copa de whisky a un lado y el control remoto cn la mano, cambiando dde canal, se detiene a mirar una pelicula del cine mudo que se transmitia en ese momento. Y, por primera ver después de seis meses de vivir aislado, sin hacer nada y sumido en esa depresién que s6lo el duelo puede causar, la fescena de esa pelicula lo hace ret. El causante de ese milagro, aquel que lo saca de si mismo es el actor Hector Mann, uno de os ilkimos representantes, ccbmicos y exitosos del cine mudo, quien desaparccié misteriosamente desde Tos afios veinte del siglo pasado sin dejar ningin rastro ni haber encontrado ‘nunca el cuerpo o algiin indicio de su desaparicién. A partir de ese momento, el profesor David Zimmer decide ocupar su tiempo investigando sobre las peliculas y la vida de este actor mitico,y escibiendo un libro que, al publi- arse, desencadenard una serie de acontecimientos que constituyen las partes mis sobrecogedoras de la rama. “Ties meses después de la publicacién del libro, el profesor recibe una carta que lo viene a cambiar todo, Una mujer que afirma ser la esposa de Hector Mann, lo invita a que vaya a verlos, a ella ya su marido, a un pucblo llamado Tierra del Sucfio, en Nuevo México. Como es de esperarse, el pro- fesor Zimmer nu cice en la carta y exige pruebas, hasta que nna joven mujer se presenta en su casa, y a punta de pistola lo persuade para ir a encontrarse ‘con Mann y su esposa Laficcién de Auster es colocaral personaje como escritor de la historia, La novela consta de varias historias dentro de la historia central de Mann. ‘Antes de desaparecer, el gran actor eémico del cine mudo, de origen argenti- to, oven, genio, brillante, enigmatico y creativo, produce una pelicula cuya historia ficicia se vuelve su propia historia. La pelicula Don Nadie narra la trama de un hombre a quien un mal amigo le convence para beber wna poci6n aque lo hace desaparecer, volviéndolo invisible, para quedarse con su forcuna Y propiedades. La historia de Mann se anticipa en esta otra historia, pues por una serie de eventos entre su prometida y tuna nueva novia con quien {quiere casas, la prometda es asesinada por la nueva novia, lo que hace que 234 Beribo araica porque, como se ver, tanto esta palabra como la de archivo iene ‘como rai a palabra arkhé, que refiere paradéjic de destruccién para preservacién por su oxigen, ley yeonsignacién. ts acaicoen el sentido de que est constiaido fs origen, mandato consignacin. Este mismo gest ‘Mann se vuelva cémplice al enterratla y desaparecer todo rastro de ella. El actor tiene que hui, desaparecer para siempre de la tierra. A partir de ese ‘momento, Mann recotre varias ciudades, y asume una especie de penitencia por su papel en la muerte de esa mujer. ; Un dia, Mann salva a Frieda de un atraco bancario, pero recibe impac- tos de bala en uno de los pulmones. La familia de esta chica, con una buena fortuna econémica, lo acoge por el gesto. Mann y Frieda terminan enamo- rndose y casindose, y deciden residir en un rancho en Tierra del Suefo. Sin ‘embargo, Mann no es tan afortunado y sigue cargando su penitencia, Después de que Mann y Frieda tienen un hijo, el nifio muere a causa dl piquete de una abeja, lo cual sume en una inmensa depresién a Mann. Frieda, para rescatarlo, le oftece tna alternativa para la inmensa tristeza: fl- ‘mar nuevamente peliculas. Pero, a diferencia de lo que se esperarfa, la idea de "volver a hacer peliculas consiste en que no serdn vendidas ni distribuidas, sino ‘mantenidas en secreto. Se filmarin por puro placer. La razén evidente és que tnadie debe saber que Mann sigue vivo, debido a la posibilidad de que pueda ser culpado porel crimen. Se trata de peliculas filmadas para que nadie las vea niconozca. Permanecerin en archivo y deberdn ser destruidas ala muerte de ‘Mann. Ambos se hacen de personal de confianza —entre quienes estén los ppadres dela chica que a punta de pistola va pore profesor Zimmer— y logran filmar bastantes peliculas. Frieda y Mann se encargan de todo: pre-produccién, pproduccién, pos-produccién. ‘Alma Grund, la joven que va por el profesor Zimmer, fue quien tuvo Ia idea de contactarlo, después de habetle insistido mucho a Frieda, quien protege a Mann que esté al borde dela muerte. Alma ha estado escribiendo Ta biografia de Mann. En la multiplicidad de historias que se tejen alrededor de la trama, cabe sefialar que Zimmer y Alma se enamoran durante los ocho dias que pasan desde que salen hacia Nuevo México, y hasta que el profesor regresa a su casa. Lo que me interesa destacar de la historia es que las peliculas son ar- _chivadas, que Alma estéescribiendo la biografia de Mann y Zimmer escribié ‘un gran libro sobre éste. El contexto que rodea estas tres acciones se sitita en cl acto de Frieda al respecto, y en la agonia de Mann, Frieda ha hecho des [propia vida el mantenerse como arconte.”* Custodia la ley de una herencia: 2°" sentido de vatchivon, su sélo sentido, le viene de arkhefon griego: en primer Iga, una casa, un domicilio, una dirccn, la residencia de los magistrados superiors os arcontes, los que mandaban, A los ciudadanos que ostentabany signifiaban de este modo el poder politico se les reconoci el derecho de hacer o de represenar I ley, (..) Los arcontes fon ante rodo sus guardianes, No slo aseguran la seguridad fsica del depsic del soporte cy ‘Aicanoo Mave Muncn dlestrui as peliculas una vez muerto Mann. Si ha aceptado la visita del Pro: fesor Zimmer es por persuasin del mismo Mann, Cuando el profesor Zimmer llega al rancho, logra por fin su encuentro gon Mann, quien lo recibe en cama y bastante delicado. Fste da muestra da descr romper la promesa de que sus peliculas sean destruidas, pues felines bhaquerido que el profesor venga a conocerlo para que, al menos dl, experto ca.sus pelicula, pueda ver las nuevas y hacer algo para un nuevo libre, une ¥ez que llegue a. mucrte. Uno de los momentos de climax se encuentra en «ste momento: Mann muere esa misma noche. Deinmediato, Frieda pone manos ala obra pata destruir todas las pe- Heulas, borrar toda huelaoeastro que pueda permitrlatransmisiSo, Expulsa al profesor de todo el ritual de entierro de Mann, asl como de la destnaccion dels peliculas, los negatives y studios, ls escenografiay los vestuaion y . Zimmer se mantuvo alojado en la casa de Alma, la cual se encontraba en el mismo rancho, pues sélo podia pari al dia siguiente, Nada mie faz testigo de la destruccin del archivo desde la ventana, y a parti del olor todo el material sinttico dels peliculas. Sin embargo, cuvola suerte de ver tuna de-esas peliculas nuevas de Mann: La vida interior de Martin Fre, Auster > sin tata primeramente del archivo de os ?[.] En qué se converte archivo cuando se inside en plene cuerpo lamade propie? Po empl, sein una crcun- cis, literal Figured?” 29 Dersa, Mal de archivo. op. ct, hojasultaencartada ene iro, wo ELMAL DE ARCHIVO EN LA ESCRTURA DEA HISTORIA ‘Una pregunta ha sido insistente en el transcurso de mi propia escritura. Ha venido con recurrencia, planteada por los mismos cuestionamientos y problemas que se han escrito alo largo de estas paginas. Estas marcas, que Guedarin impresas después de haber estado virtualmente en mi Netbook, constituyen ya en acto tn archivo. Se consumen mientras tecleo, su impresién sseré huella, resto, en una palabra, ceniza, una difunta ceniza. ‘La pregunta es ;cémo leer el libro Mal de archivo. Una impresiin liana? Esta obra de Jacques Derrida fue una conferencia que, al parecer, ‘hablé del archivo, archivando, y dejando el archivo imprescindible para la deconstruccién del concepto mismo de archivo. ¢Cémo leerlo sin caer en el puro comentario, sin volverlo al origen, sin consignarlo, renunciando al ‘mandato de la competencia hermenéutica para conservar dicho archivo sobre el archivo? Uno de los hilos conductores de la lectura que quiero proponer al interior de la teotia de Ia historia es la nocién de resto, entendido como hhuella, quizé, y, por qué no, como ceniza) ,Dénde esté? Es la interrogante que seduct y aviva este pensamiento, pregunta que Derrida levanta en La difianta ‘eniza® Abi, habla de la desaparici6n, pero de una que conserva y ala vez pierde su huella; es ceniza. “[...] la ceniza: aquello que conserva para ya no onservarsiquera, consagrando al resto ala disipacin, y ya no es nadie que haya desaparecido dejando abt ceniza, solamente su nombre pero ilegible La frase “hay ahi centza” recorre mi lectura del libro sobre el mal de archivo ‘La lectura que propongo seri sesgada, tematica y parcial. Sila intencién ‘no es comentar de manera simple, repitiendo y reproduciendo lo que vendria aser para Derrida unas cuantastesis, més bien hip6tess arriesgadas, entonces conviene mostrar algunos aspectos que toca y estructuran el libro. Parece que la tarea de renunciar al comentario se hace dificil. Sin embargo, mileceura quiere ‘ser una que pase por mostrar la estructura historiogréfica, ahi donde parece algo accesorio 0 unos cuantos desafios mandados alos historiadores. Esta estructura historiogrifica etd explicita en ciertas frases y comentarios del mismo Derrida, pero habri que hacer la nota de que esd inscrita y archivada de tal manera que no es ni plenamente presente ni ausente. Las lineas, hilos 0 tejidos de esta lec- ‘tra tienen que ver con los aspectos funcionales del concepto de archivo y sus implicaciones para los historiadores. Hay que pasar por los bordes del texto, sus derivas, momentos de contradiccién, limites e impases. Es, quiz, poner 260 Derrida, La difota conic. 0p it, P19 28 Jide, p21. a Elcémo enfrentarde un modo nuevo la problematica del archivo es el ‘envio que Jacques Derrida hace a los historiadores, tanto en los modosen que se constituye como el espacio fisico que resguarda los documentos, pasando por su institucionalidad arcéntica que ejerce su poder de custodia y autoridad hermenéutica legitimadora, hasta los modos en que el historiador, desde un ‘conjunto de operaciones especificas, se relaciona con éste. Las preguntas ‘que envia tienen una pertinencia relevante y de actualidad, en tanto el autor sefala, en principio, la interrogante por la necesidad de reelaborar hoy un ‘eoncepto de archivo, para continuar con al menos tres aspectos esenciales: 1) los archivos del mal, esto es, las huellas de acontecimientos que son borrados, destruidos y manipulados en nombre de un poder que los deniega o autoriza; en una palabra, los reprime; 2) los modos de tratamiento de los archivos, en tanto sus soportes técnicos, érdenes clasificatorios, y el poder de retencién e fnterpretacién; 3) la cuestién de la autoridad, principio arcéntico esencial, quién autorizay qué relaciones se tejen entre ls dstintas huellas dispuestas en todo archivo, Estos tres aspectos esenciales pueden ser tratados como envios ala historiografia, en tanto urgencia de responder a ellos y explicar cémo se constiruye la escritura de la historia en los modos en que se relaciona con el archivo. Este apartado tiene como objetivo realizar una reflexién acerca de las consecuencias historiograficas que una deconstruccién del concepto de archivo pone en curso a partir de los nuevos soportes de archivacié modos de tratamiento y el mal que la constitye, en tanta su condici de posibilidad misma: destruirse para preservarse. ;Hlasta dénde es posible pensar histéricamence el archivo? Es la pregunta que gira en torno a estas teflexiones, las cuales se sitian en un lugar especifico: la escritura de la his- toria. Es partir de este campo desde donde se interroga al concepto mismo dde archivo, a partir de una lectura desde la préctica historiogréfica de Mal de archivo. Una impresion freudiana2® Por lo que, en este apartado, se va ‘@ sustentar que esta deconstruccién en curso inaugura una posibilidad de pensar histéricamente el archivo. Las problemiéticas planteadas y enviadas por este filésofo francés tie- nen, en el campo ya sefialado desde donde se abordan, un desplazamiento: del problema del modo en que el historiador se relaciona con las fuentes, al ‘modo en que puede relacionarse con el archivo; del documento y su inter- pretaci6n al archivo y su teorizacién. Derrida plantea un problema anterior a toda discusién sobre la memgria, el tiempo y la construccién de la validez del discurso histérico. 22 Derrida, Mal de archived. op. ct Para Derrida, la condicién de posibilidad para construir una teorfa del archivo, que revolucione de manera potencial su problematic, se encuentraen la teoria del psicoandlisis. Todas las metaforas ideadas pot Freud para construir ‘una imagen titi para pensar el aparato ps{quico (impresién, huella, escritura, bloc magico, prétesis, entre otras) hacen posible una teoria del archivo no reductiblea una teoria de la memoria. Una de as tesis propuestas por Derrida ‘esque un mal radical habita al archivo, actia en el conjunco de operaciones de custodia, conservacién e interpretacién y en los modos en que se mant tuna relacidn con éste, es decis, en los modos en que se establece una relacién con cl tiempo, la memoria y el olvido. Se trata de una pubsién de archivo, de consérvalo todo, registrar cada detalle, no permitir que ningin testimonio, documento y monumento se pierdan; ¢s una pasién social por guardar y conservar todo rastro, resto, huella, de evitar que el tiempo se extravie. Esta pulsion de archivo es lo que en realidad Derrida llama mal de archivo. La pa- radoja constituyente de éste es que, al mismo tiempo que hay esta pasidn por conservatlo todo, no puede haber deseo de archivo sin la finitud radical de la posibilidad de un olvido, sin la amenaza de una pulsién de muerte, agresién y destruccién; el archivo mismo esté habitado desde su interior por sa pulsién de muerte pensada por el psicoandlisis, que es al mismo tiempo Ja més conservadora: cl archivo se da muerte para conservarse.” La lectura que hace Derrida de Freud permite darle una complejidad al modo en que los historiadores establecen una relacién con los archivos, al mostra ls pro- Dleniticas vou cl desafio de los elisicos y nuevos soportes de archivacidn, «on lo que un archivo borra para preservase, com el secreto y la ceniza. Es laescritura de la historia, desde estas impresiones, la que se constituye como tuna ceniza, que hace su propia combustién al enviar la memoria y el olvido hacia la promesa sin promesa de un por-venir, pues el archivo no serd reduc- tible ala memoria sino a aquello que hereda como por-venir, Esnecesario hacer un rodeo para comprender emo opera ticticamente esta deconstruccién en curso del archivo, como primera escena que viene a dar el tono y a explictar el modo de tratamiento de las relaciones entre de- construccién, psicoandlisis e historia. ESCRITURAY MUERTE: HALA UNA DISEMINACION DEL ARCHIVO Para comprender mejor la deconstruccién que realiza Derrida sobre el archivo, cs necesario reiterar algunos modos de operacién que ha planteado como deconstruccién, pero enfocados ala del archivo. La deconstruccién permite 2 thidem, 9.27. tuna reflexidn sobre el archivo a partir de la comprensidn de la escritura, los soportes materiales, cl papel, las méquinas procesadoras de texto, lo virtual y la comunicacién. Hay que recordar el planteo base de Derrida, el cual sostiene que la escritura estéatravesada por la muerte y la ausencia, lo que afecta la nocién que se tenga sobre el concepto de archivo, pues no puede ser identificado con la memoria de manera simple, sino con la muerte, el pporvenir, las huellas y el borrado. Pero, para Derrida, de ningin modo se trata de una negatividad metafisca que diera prioridad a la vor y presencia viva como posibilidades dela comunicacién y archivacién. Se trata de asumir quella escritura es muerte y ausencia como condicién de posibilidad de poder decir algo, que sélo se constituye en restos diseminales de sentidos diferen- ales (no plenos ni univocos) constituidos por la materialidad de marcas, de huellas sin fondo y sin fin. El archivo, por tanto, seré comprendido como cl lugar de una exterioridad, de unos soportes sobre los cuales se inscriben ¢ ‘mprimen las huellas, ademés de estar habitado por una pulsién de muerte, pot un trabajo de destruccién que realiza el archivo sobre si mismo para, paradéjicamente, preservarse Para Derrida, la escritura es una marca material que existe de forma independiente al autor, de su momento de inscripeién y produccién. No es. _elférmaco, en tanto veneno, suplemento de la-voz, transcripeién del habla, ‘mera representacién de las ideas, sino un indecidible (Ja légica del ni/ni) que tiene la propiedad de repetirse en la alteridad; que la escritura se activa como iterabilidad* En consccucncia, toda marca es descifrabe, scan cuales scans Jas intenciones del emisor, incluso aunque ese desciframiento no constituya nada de la original intencién comunicativa. Las marcas dicen algo, pero no comunican, en cl sentido de una comunicacién total y transparente que ppetmita consensos y acuerdos: las palabras se escapan y no se tiene garantia de su sentido. Nadie es duefio del sentido de sus palabras. La iterabilidad instaura lo miltiple y la diferencia. Si toda marca cs repetible en ausencia de emisor y destinatario originarios, las consecuencias que desprende Derrida se sittian en que todo trazo, toda marca, puede ser sacado de su contexto de emision y produccién, e injertado en otro ajeno, extrafio,diferencal, Es lo que se lama “a posbilidad de la ctacionaldaa slo que se produce como posibles sentidos no dependen de concextos saturables, sino de diseminaciones que se constituyen como restos de lenguaje que no son apropiables en una unidad de sentido, sino que estallan indefinidamente. Para proiunizaten a caracterica de itetabilda anode tod sem deesctara como de lengua (nchyendo a o,f acqus Der en Margene del fli p. 347-872. 3. “Firma, acontecimiento, context", w eens ——— Esta escritura, que es muerte, solo se materializa en papel y en las de muerte, de agresién y destruccién habita en silencio al archivo: empuja maquinas, se inscribe sobre soporte, se archiva y borra, dejando huellas, al blvido, a la amnesia y aniquilacién de la memoria. Ademés, desliza una incluso del borrado; por tanto, es este papel-maquina-archivo cl lugar donde orradura radical, no reductible a la memoria o al recuerdo, a saber: la con- se juega el enguaje, el signo, la muerte, la representacién y el modo en que signacién, el dispositive documental o monumental como hypémnema; como circula la informacién, la tradici6n y el porvenin, sin ninguna garantia de la tun suplemento en el sentido de recurso mnemotécnico. "Ya que el archivo, si transmisin de un sentido. cesta palabra o esta figura se estabilizan en alguna significacién, no sera jamés La iterabilidad esté activa en toda inscripcién , por lo mismo, en el Jamemoria nila anamnesisen su experiencia espontinea, viva interior. Bien soporte que la vehiculiza. Este es el sentido de la nocién de huella que iden- all contrario: el archivo tiene lugar en (el) lugar del desfallecimiento originatio tifica el trabajo de la deconstruccién: hay memoria, iterabilidad y muerte a yestructural de dicha memoria’. Es importante, y éste ser el sefialamien- partir de que hay inscripcién de la huellas mientras que la puesta'en acto to que hace Derrida, mantener la distinci6n entre memoria (mnéme) 0 re~ de un archivo se constituye a partir de la huella ¢ inscripcién en miiltiples euerdo (andmnesi),y el acto de recordar (hypémnema); pues todo archivo es soportesiterables. hhipomnémico. En otras palabras, es uplemento mnemotécnico de la memo- ria, aquello que realiza el acto de recordar, por tanto de conservar, pero que, LOESPECTRAL DE 10s SOPORTES LAS TECMICAS DE ARCHVACON en tanto suplemento, busca compensar una falta. El archivo mnemotécnico NLA ESCRTURADELAMSTORA Jucha contra el olvido, asi como la escritura busca hacer presente la vor ahi donde no estd. En consecuencia, el archivo se constituye como materialidad, Laescritura de la historia mantiene una relaci6n permanente con el archivo. hhuella e inscripcién; prétesis de la memoria que busca exorcizar la muerte. ‘Sus operaciones técnicas pueden ser explicadas y comprendidas con las mets- “No hay archivo sin un lugar de consignacién, sin una técnica de foras freudianas que tematizan el inconsciente. Oncoldgicamente, la historia, ‘repeticién y sin una cierta exterioridad. Ningin archivo sin afuera”2"” La tha mantenido una relacién estrecha con el psicoanalisis, por lo comin no ‘paradoja que envia Derrida se inscribe en que no hay archivo sin consig- reconocida, pero mostrada de manera incisiva por Michel de Certeau: dos ‘hacién en algiin lugar exterior, pues éte es el que asegura la posibilidad de ‘modos distintos de distribuir el espacio de la memoria, al pensar de manera ‘memorizacién, repeticin, reproduccién y re-impresién. No hay archivo sin distinea las relaciones entre presente y pasado. En psitoanilisis, el pasado “iterabilidad de la huella en todo acto de inseripeidn. En consecuencia, esta siempre regresa disfrazado, inquietando la conciencia como retorno de lo ‘égica dela repeticién es, desde el pensamiento freudiano, indisociable de la rechazado. En la historiografia se da més bien una ruptura entre el presente >pulsién de muerte, de destruccidn. En el corazén del documento, el monu- ryel pasado, resultado de las relaciones de saber (aparato técnico y conceptual ‘mento, la huella, se introduce de antemano el olvido, lo que Derrida llama de una ciencia) y poder (museos, archivos y bibliotecas). En psicoandlisis, la To archivolitico: “El archivo trabaja siempre y @ priori contra s{ mismo” 2 relacién con el pasado es el reconocimiento de uno en el otro, mientras que Los historiadores trabajamos con documentos. Marrou lo sefialé con para la historiografia, la relacién pone uno al lado de otro. Estas dos estrategias tuna analogia singular: “La historia se hace con documentos, lo mismo que del tiempo, afirma De Certeau, se enfrentan pero sobre un teritorio de pre- el motor de explosién funciona con gasolina’.2® Més adelante mostraba guntas andlogas, como aquélla que se interroga por cémo construir un relato {que los documentos no siempre se conservan como los historiadores desearian. que comprenda las diferencias 0 asegure las continuidades; o bien aqueélla que Los silencios del pasado quedan en la sombra por falta de documentacién. se cuestiona cémo volver lo otro sus condiciones de produccién. Ahora bien, Su radical positivismo incluso lo llevé a afirmar que un genio maligno inter- para este autor, es en este territorio configurado por preocupaciones andlogas viene con frecuencia para privar a los historiadores, como por placer, de las donde el reencuentro de ambas disciplinas ofrece algo a la historiografia.*> noticias que se buscan. Este comentario no es otra cosa mas que la sospecha Una primera figura del archivo es la que envia Derrida: la violencia del archivo en su acto archivador. El archivo es instituyente y conservador. nila ale 96 Desde Freud, y con Freud, el flésofo muestra la manera en que una pulsi 20 idem 28 idem, 20. ; © Michel de Ceteau,“Pricoanlsie historia, en Hira ypcoendiss pp. 24-25 2 Henri. Marrou, El conocimienta hire, pp. 52-72. a we de que algo incognoscible trabaja contra la prictica del historiador, contra la posibilidad de la preservacién de un archivo, y que impide poder transmitir Ja memoria. Marrou no supo que ese genio maligno no es otra cosa més que esa pulsién de muerte, agresién y destruccién que habita el atchivo, que al ‘mismo tiempo lo hace posible. ‘Los documentos son, en efecto, una de esas formas en las que el archivo se hace presente: soporte material, exterioridad, multiples técnicas de ret y trazos de sucesos, planes, leyes y descripciones. Pero estos documentos que conservan los suefios, las expectativas y pricticas de mundos que no volverin, en las que una sociedad configuraba sus imaginarios y “realidades”, terminan, ya sea con o sin intencién, consignados en un lugar; ese domicilio, esa casa en la que reunidos y distribuidos en tn nuevo espacio y tiempo les permite configurarse como archivo. El acontecimiento se testimonia, por tanto, en un afuera. El archivo se teje protéticamente; imprime, marca sobre la superficie de una exterioridad, reservada en un espacio, institucién arcéntica llamada archivo. El historiador no sera otra cosa que ese mismo poder arcéntico y autorizado por una sociedad para mostrarle en el presente un pasado cargado. de ausencias. Pero es este archivo el que opera contra si mismo por adelantado, y borra sus huellas en el crazo de otras. ;Cuzl es, por tanto, el mal de archivo que habita nuestros archivos como lugares que consigan los documentos, autori- zados ¢ interpretados por el poder arcéntico? La pregunta incluye la primera respuesta, pero u modo de un quied. Es precisamence lo-mds originario del archivo (arkhé) lo que trabaja por adelantado contra si mismo, operando su propia destruccién para preservarse: el poder de consignacién (un Estado, una institucién, la universidad, las bibliotecas, el historiador, etc.), interpretacién: ycustodia es la condicién de posibilidad de la preservacin de una memoria, pero a condieién del olvido: la memoria sera la forma del olvido consignada en el poder arcéntico, en sus actos de borradura, del secreto, la repeticin y la iterabilidad. ‘Todo trabajo sobre el archivo deberfa recordar lo que Derrida envia para pensar: zc6mo la actividad de esta pulsién de muerte que habita el archivo trabaja silenciosamente, y nos hurta a los historiadores el deseo de memoria yy transmisi6n? No hay posibilidad de istorizar las formas de eseitura de la historia fuera de una reflexién sobre el trabajo silencioso de la pulsién de muerte, del acto archivolitico. El acceso al pasado, si bien es imposible fuera de la historiografia (observaciones sobre observaciones del pasado), hace necesaria una reflexi6n sobre lo que las rmiltiples historiografias destruyen, borran y trazan. ;Quignes son los rooney Gee deciden sobre la puesta en edicién de un documento, manuscrito, dossier, ensayo, etc.2 {Como se juc- 0 Ldgico (el lugar, el domicilio, el espacio fisico de un archivo), lo ico (su fuerza de ley), el soporte y el sitio? ;Cémo intervienen la autoridad hermenéutica legitima, la unificacin, identifieacin y clasficacién, ‘en otras palabras, la unificacién de los signos y las huellas? 2No es elo en lo ‘que Derrida insistc¥da qué pensar cuando sefiala que una ciencia del archivo debe incluir la teoria de su instivucionalizacién?2*° La prictica del historiador no puede seguir reducida a un mero anilisis, positivista de las fuentes, pero tampoco al conjunto de competencias herme- néuticas que disponen e interpretan el pasado, lo consignan y transmiten. En. «sto; la teoria de la historia actual ha evidenciado la necesidad de un mis acd __ de estos aspectos. Sin embargo, al reflexionar sobre el concepto de archivo, Ja problemicica se ahonda y los desplazamientos llaman a pensar esta teoria, historia y ciencia del archivo, El mal de archivo se traza desde su propia cons- titucién arcéntica, archivopolitica, por nombrary enunciar lo que el archivo pperforma en sus consecuencias de reunién, interpretacin y transmisiGn. Habria que pensar que los documentos, testimonios en una grabadora, {cstigos, rabajan de manera inconsciente para borrary preservar la memoria: la repeticién de un tema histérico, las historiografis y los revisionismos lo ‘hacen en esta direccién. La historia se reproduce en los archivos, repite un pasado partirdeeso que De Certeau llama “redistibucién del espacio", gesto propio del histotiador de reunit y poner apatte. Pero, ademis, os archivos se imprimen, reproducen y repiten en los diversos sopores materiales que ppermiten y creen asegurar un pasado ahi donde éste se diluye en el poder arvéntico que establece una memoria. Derrida recuerda, a partir de estas observaciones, el trabajo del ensayo sobre Freud y la escena de la escritura;?! para trazar el horizonte de su tefle- Xidn sobre el archivo: l higar que ocupa el artefacto que Freud encuentra para representar el afuera de la memoria como una archivacién interna, el bloc migico, no deja de remitir a las relaciones entre el modelo de archivacién, la técnica, el tiempo y la muerte. Nos abre algunos retos a los historiado- rs, desde la cuestién de la técnica de los nuevos soportes de archivacién, impresién, inscripcién y reproduccién, asi como de ciftado y traduccién de ‘marcas.?>* El bloc magico representaba para Freud al inconsciente, pues le ppermitia hacer visible la cuestion de la borraduta y el resto que quedaba por debajo de la nueva superficie de inscripeién. Este bloc magico, protesis de la 2 Derida, Mal de archivo... p.cit.)pp. 11-12. 25" Jacques Dertda, “Freud yl ecena de aecreure,en La excita yl diferencia, Pos a7. 22 Derida, Mal de archivo. op ct pp 22-24 " ‘memoria, constiuye una primera representacin del concepto de archivo, pues, todo archivo que guarda una memoria siempre deja una latencia, no visible a la mirada del historiador. Habria que pensar eémo funciona el archivo, a partir de otras formas de conservacién en los nuevos dispositivos técnicos de archivacién y reproduccién y de todo tipo de prétesis de la memoria: las ‘memorias portitiles, los CD-Rom, el correo electrénico y, principalmente, el internet, Este iltimo se ha convertido en el lugar que repite iterativamente la memoria, al duplicar el archivo fisico en miitiples sistemas electrénicos de informacién, en donde un sitio te remite a otro y ése a otro, en una cadena infinita de trazos sin fin. Estas protesis no sélo conservan, sino queal mismo tiempo borran aquello que debe ser quitado por cuestiones legales o politica, pero siempre dejan un resto, una huella de algo que estuvo abi. ‘Lo que se puede inferir es que el acontecimiento nunca es, salvo en el orden del discurso dispuesto por los procesos de archivacién, consignacién, y ley. El archivo performa aquello que nombramos como acontecimicnco, pperformatividad en relacién con aquello que ya no esté, eso otro ausente que se nombra como pasado, que escapa al instante del presente y ronda a final de cuentas s6lo como espectro. Permite una cierta experiencia del tiempo al producirse en una ficcién de la palabra, esto ¢s, en una escritura. De este ‘modo, lo que se puede problematizar como deconstruccién en curso del ‘concepto de archivo es que el discurso histrico,atravesado porlos soportes y la técnica, deviene como una espectrografia, en donde aquello que lamamos Jo vieeual (la mediacidn teletecnolégica) permite una experiencia del tiempo en donde lo Real es lo que se resiste siempre a ser simbolizado, y al mismo tiempo es su condicién de posibilidad. Cémo es que, en el que hacer historiogrifico, el espacio dela memoria ¢stransformado por las nuevas tecnologfas dela comunicacién ysus continuas ‘yaceleradas mutaciones? La respuesta es que se da.a través de lo virtual y, de algin modo, también de lo inconsciente del mal de archivo. ara Derrida, el acontecimiento es transformado y performado por la técnica, por los soportes de archivacién y os distintos modos de consignaci ‘que obturan nuestra relacién con el tiempo. En Ecografias de la television. Enireviseasfilmadas, piensa el tiempo en relacién con toda palabra piblica; éstase produce artficialmente, en consecuencia, es un artefacto Si relacionoy ‘como Derrida, el acontecimiento que se da a ver en la actualidad a través de los medios de comunicacién, con el concepto de archivo, puedo afirmar que ‘son los medios y sus miiltiples formas de archivacién, consignacién, interpre- tacién, repeticién y difusién, los que téenicamente crean el acontecimiento, al producirlo, Todo acontecimiento es puesto en técnica en stu momento ac tual, ya sea para darlo a ver en su propio tiempo presente o para archivarlo w iberadamente, o sin intencién. Derrida, de manera arriesgada, dard dos sbrenombres generales al rasgo caracteristico de esta transformacién que hhace la técnica al producie y eransformar el acontecimiento: artefactualidad sactuvirtualidad.*? Ambos tienen que ver con cémo la actualidad es pro- lucida, investida e interpretada por multiples dispositivos técnicos ficticios artificiales, selectivos y determinados por poderes intereses, a los que se Iga a través de una hechura ficcional. Hay artefactualidad que opera también dentro del archivo, que por esta via produce yal acontecimiento ocurtido en cl tiempo. Esto vuelve a poner en duda la posibilidad de que existan hechos histéricos de manera independiente de quien los observa, pues cllo tiene que ‘yer no sélo con sujetos especificos (historiadores) y el acto historiogritico {el conjunco de observaciones que observan), sino con esta artefactualidad ‘presente en los medios de comunicacién y el archivo. El archivo performa con suis soportes y sus récnicas de manejo de la informacién, de los testimo- ros y las pruebas; la técnica anula el acontecimiento, pero para producitlo. Lahistoriografia esté llamada a tratar, en el simulacro, la singularidad el acontecimiento y su borrado a partir de un trabajo sobre lo reprimido en -dlarchivo, De acuerdo con estas ideas de Derrida, el mal de archivo que borta produce el acontecimiento implica un llamado a responder alo imprevisible ppor-venir, sin el cual ninguna posibilidad de memoria y hacer memoria es ible. Como el acontecimiento se borra en la memoria que lo repite, la istoriografia, en su acto de duelo imposible, podria articular una escritura la historia para no olvidar ese borrado constitutivo de la memoria. Si el mntecimiento deviene en un simulacro, puede entenderse por qué Detri- articula la nocién de espectro al hablar de éste. En varios trabajos se refiere a ello: los espectros apazecen desde que hay inscripcin o registro téenico. “Como sabemos que, una ver. tomada, una yer caprada, tal imagen podri r teproducida en nuestra ausencia, estamos ya asediados por ese fururo que ‘nuestra muerte. Nuestra desaparicién ya est allf”25* Qué significa entonces esta proliferacién de espectros o fancasmas ‘producidos por la técnica, la impresién y cualquier otro tipo de soporte? Los especiros no son sélo aquello que nos mira y cuya mirada no podemos ‘euzar; son también lo que regresa, el retorno de lo que ha pasado, el retorno oxro Jo que ler a cronologia, pues lo que ha pasado se vuelve por ellos turo. 2 Jacques Deri y Bernard Stigler, Ecorse l television. Exreviaflnadas, p35 4 Thidem, p. 14%. 2 Gf Demtida, Expects de Mars. op. ct 1% Lo que Freud pone en juego con estas improntas, para Derrida es esencial: que el archivo, como impresién, como técnica, no s6lo es un lugar de almacenamiento y’ cease ee ee. te determina la estructura del contenido archivable, en su surgit mismo én con el porvenir, pues la archivaci6m produce él acor ne ce BRT Tas nuevas técnicas archivadoras en curso deben recordar que no nen que ver eon el acto de registro y conservacién, sino con ‘misma del acontecimiento archivable, el contenido impreso mn. El archivo ejerce asi su funcién arcéntica: ser aval, pero del ‘inicamente porvenir.25? En esta accién protética de la memoria se sitia la pulbién de archivo, y-su condicién de posibilidad esté dada en el mismo soporte, como Freud la pensé com la representacién del bloc magico para el inconsciente: bajo la forma de una pulsién de destruccién, la propia pulsién de conservacién. ‘Mal de archivo implica que no hay deseo de archivo sin la posibilidad de olvidoy sin la amenaza de la pulsién de muerte. Es necesario observar, en ‘consecuencia, que la condicién de posibilidad del archivo es la de sustracrse para preservarse. La memoria es una forma de olvido, y el archivo la ejerce en tanto suplemento. Los nuevos soportes de archivacién de los actuales medios de comu- nicacién son al mismo tiempo soportes de su propia destruccién: encriptan, resguardan silenciosamente aquello que ocultan en sv propia materialidad: resguardan aqucllo que no debe ser recordado en nombre de luchar contra cl olvido. Que se piense, como afirma Derrida, por qué tantos revisionismos historiogréficos, tanta iterabilidad de acontecimientos cada ver: mis vueltos a visitar por la historiografia; canta urgencia por legjslar el internet y sus formas de registro y conservacién; la puesta en duda de un Estado que neutraliza el acontecimiento a partir del control de toda prétesis de la memoria. Archivos bibliotecas, museos, discurso hist cod dspueso psala.coninucron desinaidentidad que no se sustrae jams la idea de un retorno al origen en bre de un futuro deseado como un bien hurtado. El bloc magico viene a enfatizar, en tanto modelo técnico dela memo- ria, que todo proceso de archivacién no puede ser pensado fuera de esta triple hci la hivoria archiva por medio de ene, al exablenr y organizar {i siige ce eesionensenlibinelpbieetsr fa narrative jstoriadora. Tiempo, muerte y escritufa que Gnieamente se construyen 296 Derida, Mal de ari. p24 2% thidem, p35. ue i ari ia eee mediante e308 restos que tratan de conjurar el mal de archivo, e invisten la ‘memoria bajo una légica: la escritura de la historia. ‘No hay escritura dela historia sin soportes de archivacin, consignacién y fuerza de ley; tampoco acceso a los archivos sin poner a andar las mismas ‘operaciones que wna ver archivaron. Con todo esto, es posible observar que el archivo conserva y borra, y abre asf un cuestionamiento importanteen relacién con la certeza de la presencia o ausencia de un acontecimiento, evidenciado empiricamente en un archivo; éste, por otra parte, abre la posibilidad de pensar en archivos inconscientes, o mds propiamente virtuales. [UA PRESENCIA/AUSENCIA DEL ACONTECIMIENTO EN EL ARCHIVO Derrida establecia la posibilidad de archivos inconscientes o virtuales a partir de a nocin de impresin a cua ext inscrita en una dble probleme: supresion y represién en los nuevos modos de registro e impresién propios Bets icualilad nt fre fae ‘Uno de los sentidos de la palabra impresién envda a la historiografa tuna demanda reflexiva. La_prim« resin es escritural o tipogrifica. Tras pat S inscripeién, como afirmé Freud, en el sentido de la marca puesta sobre la superficie o el espesor de un soporte. Para Derrida, la pa- Jabra amprestin es la figura popeifica de Te imprenta € apie Con esto, abre un problema de traduccién: la imposibilidad de unir en la Iisroria dos taducciones, Verdhiingung pox “represi” (en inglés represion, ¥y “represién’ en espaol). Palabras que pertenecen a la misma familia de impression. Dertida explica que la palabra Verdniingung suprime siempre una impresién, Por otra part, la palabra Unterdrickung se raduce al inglés como supresion, y “supresién” en espafol®? La diferencia conceptual de ambas palabras implica directamente Ia estructura de la archivacidn. Esto es lo que Bone en juego Dera feet pes los soporte aul a consignacién de éstas de un sistema a otro, La represién (Verdvingung), dice Bride ea Wl de cad that? eomglent oF at ee y resultado. La supresin (Cnrerdriickung, sofocacién) opera lo que Freud lama segunda censura (represin secundaria), que afecta al aecto, es decir, quello {que jams se deja reprimir en el inconsciente sino s6lo suprimir (sofocar), 2D Mal de ie: op p33 2) Pen Vide, endure Mal ein. Una npr eadln, crs ela _ Aisa pecs pagers) | vestigate oS et pcx atl ig angie yea east dc ocak gue Bey eter 1 se desplaza a otro afecto. Aqui hay que recordar —para aclarar mejor esta Jectura de Derrida del texto freudiano— una leccién psicoanalitica: el afecto ‘st ligado a una representaci6n. La supresién ocurre en el momento.en que al displace se sofoca para encausarse a otro afecto. Una vez que el afecro se liga a otra representacién, se puede hablar del sintoma. Por outa parte, la represion es el momento en que el afecto se desiga de la representacién, yy queda en el inconsciente sin posibilidad de vuelta a la conciencia. “L..) > esencia consist [la de lo reprimido] en rechazar algo de la conciencia y nantenerlo alejado de ella’? Lo reprimido se aloja en el olvido, mientras {quel sofocado se relaciona con otra representacin, produciendo wn sinto- tha. Los problemas de esta historia de traduecién las diferencias seménticas, pero principalmente la cuestién de archivacin que estructura esta diferencia Entre ls palabras “represin” y “supresion”, sgnifican un desafio que Derrida fanza.a todo proceso de registro/archivacién, en general, yen particular alos historiadores: Cénno deeran vomat en cuenta Io arciveos 0 os historadorescisos en st Sptemologl, ens hisorogaa, en sus peracones tan comocn ss jos et Shinn ene feet rion ec epi y pen ce net ripresion, ete Ver Umuerdricung enti represion y sprenion? SL esta ora sen gens princca, ela sla se bara praconmover el anguio fritaje de todo saber histric, de toda hitoriograia incluso de toda shlerip Se trata, en consecuencia, de un desaffo que problematiza ala historio- erafia, tanto en su epistemologia como en cl modo de tratamiento de su objeto $; por extensin, a toda insticucién archvistica. Dos eonceptos impresos elas Hoja y ls eampos de este ranquilo paisaje del saber histrico se encargan de esta conmocidn; dos pensamientos: aquel que he llamado del resto, descrito parte de la nocin derridiana de la huella,y el del inconsciene feudiano. La fhuclay cl inconsciente han legado a conmover esta tranquilidad del espacio historiogrifico, desde el momento en que no permiten pensar més a certeza de una conciencia plena de si misma; por tanto, la seguridad de conservat tener y poner silvo toda memoria, asi como de recuperarla a través de las huelasy de manera segura el pasado, lo pasado, tal como fue, Porque, a partir deesto, el mal de archivo no sélo trabaja contra todo deseo de memoria, sino {que imposibilita una presencia plena de acontecimientos en el archivo y sts 30 Sigmund Feud, La pron p34 26 Dewi, Mal de ari. ts P36 M6 soportes (vestigios o documentos), que siempre estin diferidos, pospuestos. Diferidos al posponerse en multiples repeticiones, reproducciones e inscr ciones. Huellas que toda pulsién archivistica consigna; al ser reunidas las hhuellas estin puestas originariamente a la deriva. Enelarchivo, sila huella esté diferida en tanto inscripeién impresa so- bre un soporte que es otro archivo, por ejemplo el documento, entonces emo pensar lo impreso y la impronta, aquello que las huellas mismas reprimen y suprimen (sofocan)?;Ciémo afecra esta distincién el espacio historiogrifico en aque toda escritura de la historia se imprime? Desde la cuestién dela represién y supresién, Derrida anticipa lo que caracteriza uno de los didlogos en Mal ide archive: acontecimientos reprimidos, en apariencia ausentes, huellas no suprimidas en los documentos, vestigios 0 monumentos. Esteanticipo,a partir de la posibilidad de acontecimientos reprimidos yy ausentes en un archivo, ha de pensarse desde la teoria de la historia, que muestra en la actualidad que la historiografia es la recopilaci6n de un tiem- po de ausencias. Si en esta idea, que imprimié De Certeau, se percibe ya eltono de la imposibilidad de recuperar un pasado, la nocién de huella ins- ctipeién, impronta, el acto de represién y supresi6n, vienen a mostrar que el conocimiento histérico suprime, reprime y, al mismo tiempo, repite el acto ‘mismo de la supresién y represién; todo ello al momento de imprimirse y frente al deseo de memoria. La pulsién de muerte tee las impresiones, re- presiones y supresiones. Pero, zen qué cambia el archivo si se borra y preserva, ya sea por una represién o supresién? En la performatividad del acontecimiento que permite ver, Todo acontecimiento sofocado retorna diferente, como en psicoandliss, a través de un acto fallido; la historia es el retorno de lo reprimido, pero en su segunda censura, de la sofocacién. Pero aquello que se reprime, que el archivo mismo olvida, escaparfa a la mirada del historiador, aun ahi donde las huellas estin dispuestas ¢ impresas en el documento 0 texto histérico. Lo sofocado se hace sintoma, puesto que esté alojado como huella mnémica ‘en elinconsciente,transferido a otra representacién; pero lo reprimido esté desplazado, olvidado, sc sustrae a la mirada del historiador, pero actda. Lo que no se se actia. Es el acto que deja huella del borrado y el olvi- do. Sin ia puede complicarse més, en la medida en que los historiadores leamos con detalle a Freud. El historiador ha trabajado sobre lad sofocaciones propias de ls hulls del archivo, pro no sobre lo eprimido. 22 Gf. Michel de Certeau, “Lo ausente del historia’, en Historia yprcoandits, pp.31 335. Esto se clatfica en el momento en que Derrida lee a Yosef Yerushalmi, historiador estadounidense del judaismo. En su didlogo con este historiador, parte de la problemética de no poder plantear en definitiva la euestiOn de la historia del concepto, asi como el concepto mismo de archivo; su cuestiona- ‘miento interroga hasta dénde disponemos ya de un concepto de archivo, que sca uno y cuya unidad esté asegurada.2*® Paral, esta cuestién estd vuelta hacia pasado, puesal intezrogar tal disposicién y unicidad se upone una herencia ¥ garantia sellada que remiten ala memoria consignadsa ysignfican Aidelidad ala tradiciOn. Es desde este cucstionamiento que plantea una problemética yy pregunta distintas: “Al igual 0 més que una cosa del pasado, antes que ella incluso, el archivo deberia poner en tela de juicio la venida del porvenit”.2%* Por tanco, al incerrogarse por el archivo del psicoanslisis, Derrida deja algunas preguntas para los historiadores: (Como tratar los archivos histricos? 2s sufcientetratar los archivos con los métodos histéricos clisicos transmi- tidos, creyendo en la unidad del archivo? Son suficientes os procedimientos dde andlisis historiogrificos y andlisis hermenéuticos para tratarlos archivos, y os archivos-fuente, sin pasar por lo que el psicoandlisis posibilita para trarar cl olvido y la memoria? Si la escritura de la historia ha de hacer caso a esta eccién fieudiana mostrada por Derrida, resulta conveniente comprender la consistencia del didlogo con Yerushalmi, en El Moités de Freud. Judaismo terminable e interminable? ‘Como contexto de este didlogo, la cuestién del archivo para Derrida no es un agunto del pasado. Si algo dehe quedar claro.para comprender la deconstruccién en curso del concepto de archivo, es que tiene que ver con cl porvenir: “No es la cuestién de un concepto del que dispusiéramos 0 no dispusiéramos a en lo que conciere al pasado, un concepto archivable del archivo" 2% El archivo tiene relacién con el porvenir, con la promesa y ponsabilidad para el mabane. Este porveni Salado a quia, enl endo Seeepea te oporee ‘como quizd y de los filésofos del quizd. “Una ‘mesianicidad espectral trabaja el concepto de archivo y lo vincula, como la religidn, como la historia, como la ciencia misma, con una experiencia ‘muy singular de la promesa’ 2” Derrida aclara que esta mesianicidad ha de cenderse en el sentido de una promesa sin promesa, de apertura a lo impre- iblemente otto, sorpresivo, siempre por-venit; dado que la mesianicidad se 28 Dera, Mal de aries ts pp 4-42 4 ibid, p42. 25 Yonet Hay Yerushal,EI Mis de Freud Judie rerminable interminable 246 Denia Mal de archi. iP 2 fom 4quiebra en el momento en que se identifica con un nombre propio, persona, proyecto, programa o cdleulo. ere Para Derrida, el nervio del argumento que abre la reflexién medular sobre el archivo esta en el caso que argumenta este historiador del judaismo, en cl tltimo apartado de su libro, titulado “Monélogo”. Al dialogar con el ‘spectro de Freud, lo interroga sobre la judeidad del psicoanslisis, y acerca de siaceptaria, en tiltima instancia, que este saber fuera 0 no una ciencia judfa El caso que utiliza para argumentarlo, el cual interesa aqui para pensar el archivo, tiene que ver con la cuesti6n de la presencia o ausencia plena de un ‘acontecimiento conservado en el archivo, en particular en el archivo de la Biblia respecto al crimen perpetrado contra Moisés por su pueblo; la discusién desifie 0 no asesinado, En Moisésy la religién monoteista,?® Freud propuso Ia hipétesis historica de dos Moisés, uno que fue asesinado por su pueblo y ae sees ns cated AUR prometida. Ahi, Freud sostuvo que Moisés fue asesinado, lo cual es importante, a pesar de que no I sel pen hpi pac epi Wal Sado psicoanalitico, dicho acontecimiento. Yerushalmi propone a Freud que, si Moisés hubiera sido efectivamente ee e rae asesinado por su pueblo (dice por “nuestros ancestros"J,¢lasesinato no bubiera lo reprimido sino recordado, conservado en la memoria y registrado, con fo y sus de is sensible. Su argumentacién, muestra Derrida, oftece pruebas, citando alos rabinos del Midrash, en donde se puede leer que toda la Comunidad hablaba de lapidar a Moisés y Aarén, hasta que aparecié la gloria, del Sefior. “Esto nos muestra que aquellos (los israelias) lanzaban piedras ¥ que la nube [de la gloria del Serior] las interceptaba’.2” Yerushalmi, dice Derrida, quiere finalmente convencer a Freud de que si quisieron matar a Moisés,y esa intencién permanecié en la memoria yel archivo, lo importante 5 que los isracitas no lo asesinaron efectivamente, ya que no hay evidencia en el archivo que lo atestigiie. Derrida hace ver que este gesto de Yerushalmi supone certezasrespecto del archivo, como si no se pudiera [.-] econlar yarchivarlo mismo que se reprime,archivarlo reprimigndolo (ya que [a represin es una archivacin), es deci archivar de ovo modo, reprimir el archivo archivando la represén; de ore mado, por supuesto,y été es todo el problema, dis 268 Derrida, Eipectrasde Mars... ots pp. 186-196, 2 Sigmund Freud, Miss yl religion monotena 20 Dereida, Mat de archivo... op. city p. 73 (las palabras entre corchetes también son sexual tinco de los modos de archivaciin coriete,consciente, patente; de otro modo es ‘deci, sein la vas que han apa al desciframienco psicoanalitio, en verdad, al pricoandlsis mismo." ara Yerushalmi, esté caro que no hay evidencia ni archivo que testimo- nie el asesinato de Moisés. Pero Derrida lo interroga ahi donde estéatrapado cen la seguridad merafisica y la certeza objetiva dela operacion historiogréfica ‘is clisica, pues le pregunta cémo puede estar tan seguro de que el asesinaro cen cucstin no ha sido suficientemente recordadlo y archivado en la memoria {de Israel; emo puede probar la ausencia de un archivo, sino ateniéndose 1 las normas clisicas de presencia/ausencia, que asume que lo présente ts plenamente presente y lo ausente plenamente ausente, Le pregunta, 2 mismo, que si un archivo no esté actualmente presente, zerifica éste algiin contecimiento? Por ltimo, le interroga por qué no tener en cuenta archivos inconscientes ; mejor, virtuaes. Derrida asume, por otra parte, que Yerushalmi sabe que Freud tuvo como propésito analiza, en concreto, la aparente auscncia de memoria y de archivo, con toda su clase de sintomas:signos, figuras, metiforasy metonimias Que colmen virtualmente toda una documentacién de archivo alli donde el historiador ordinario no puede identificar ninguna. Con estas interrogantes, abre un nuevo modo de pensar el archivo desde Freud, y endilga a los histo- riadores y a institucidn arcéntica un nuevo modo de relacién con és. Sil asesinato no tuvo lugar més que de forma vireual, esto es, como tun haber estado a punto de tenet lugar, hace la cuestion bastante problema- tica y frdgil, Derrida afirma que lo anterior da qué pensar, pues al menos puede observarse que laintencién de matarst fue efectiva y actual, por tanto, Tlevada a término en tanto intencién: “Ha habido pasaje al cto, las piedras fueron lanzadas de hecho, continuaron siendo lanzadas mientras que s6lo la intervencién divina las interceptaba’.””? Con esto, afirma que lo que el atchivo deja ver 5 que en ningtin momento el crimen fue interrumpido por los israelitas, sino por un dios. Ademis, se pregunta qué diferencia hay fentte un asesinato y una intencién de matat, porque el inconsciente ignora la diferencia entre lo virtual y lo actual, entre la intencidn y la accién. ‘Deaqui se desprende un elemento importante para comprender hast2 dénde puede dislocarse el tratamiento que hace Yerushalmi, y hasta donde puede llegar la deconstruccién del concepto de archivo: “De todos modos ¢ inconsciente puede haber preservado —incluso si ha habido repr. 2 Didem, p72. 7 Hem ‘memoria y el archivo de la intencién de matar, del pasaje al acto de este que- rer-matar (tal y como parece evidente en las fuentes que utiliza Yerushalmi, particularmente cl midrash), ya que una represién también archiva aquello "euro archivo disimula 6 encripta”,afitma Derrida”? En opinién de Derrida, Yerushalmi insiste en concluir que Moisés no fue asesinado, porque un acontecimiento de esa naturaleza no habria sido ‘dlvidado sino recordado, pues la tradicién biblica nunca ha ocultado los ppecados més grandes del pueblo de Isracl; tendria que haber un testimonio ‘que siempre lo estaria recordando, pero, precisamente, no hay testimonio pre- sente que evidencie por completo el crimen contra Moisés. De ahi que, para Derrida, basta con leer los textos que el mismo Yerushalmi cita para ‘concluir lo contrario: que la intencién de matar ha sido efectiva y, por tanto, dl pasaje al acto; ademés, esto ha dejado un archivo guardado como en el ss incluso sila intencién criminal no se hubieraIlevado al acto, ya una represion. Se abre asi el campo problemético de la posibilidad tres cscnsinenieat coe a represién deja huella de su acto fg. en otras se borra, por el dei eae e bor imal de archivo, deja P Para Derrida, el punto a tratar no se da en torno a la discusién respecto asi Moisés fue o no asesinado por su pueblo, ya que para este fildsofo es una ccuestién indecidible. El crimen de Moisés es solo un ejemplo del modo de tratamiento que Yerushalmi hace dea historia del psicoandliss en particular, y dela historia en general. Pero, aquello de lo que no pudo percatarse es que ha sido el mismo Freud, con la invencién del psicoanalisis, quien ha hecho posible pensar el archivo de otro modo, a partir del mecanismo singular e inédito que ofrece a los historiadores; un mecanismo distinto para pensar el, y Ja memoria: el archivo. Yerushalmi evidencia un tratamiento contradictorio, paradéjico ¢ indecidible, pues ahi donde como historiador construye toda luna argumentacién histérico-cientifica respecto al psicoanalisis y Freud, en esa operacién de restitucién de Freud al judaismo cede a més que una mera ficcién, no tiene otro remedio que dialogar con un espectto, pues construye todo un monélogo ficticio con éste. Con ello, la deconstruccién que opera Derrida permite ver que toda borradura, debido al acto de aurodesteuccién, de pulsién de muerte, deja un resto, una ceniza, una huella del borrado, y abre la posibilidad de archivos inconscientes o virtuales. 2 Idem. £4 Que toda borradura deja hula del boreado, lo enuncia muy bien Mate Goldschmie en su lctura de Mal de archivo Jacques Derrida. Una introdaccén, pp. 91-95). cy

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