You are on page 1of 45
ANTROPONIMIA ALTOARAGONESA. (NOMBRES, APODOS Y NOMBRES DE CASA EN DOS COMUNIDADES DE LA JACETANIA) Juan J, PUIADAS MUROZ Dolores Comas D'ARGEMIR [A pesar del gran interés filol6gico y antropol6gico que suscita el es- tudio de la Antroponimia, son muy escasas las referencias a este tema en los estudios sobre el Altouragén, El presente articulo pretende aunar dos ‘objetivos: por un lado, explorar tentativamente un campo de estudio inter disciplinario, y, por otro, presemtar toda una serie de materiales inéditos fruto del trabajo de campo desarrollado por los autores en la segunda mitad de los aiios setenta en los pueblas de Echo y Ans6. Nuestro interés por el tema no es nuevo y conecta directamente con trabajos anteriores referidos al ‘estudio de la casa altoaragonesa (COMAS D'ARGEMIR, 1980; COMAS D/ARGEMIR y PUJADAS, 1985) y al de otras dimensiones onomésticas re- lativas a sistemas taxonémicos (PUIADAS, 1976) Los antropénimos constituyen un sistema de denominaciones a través del cual se logra reducir la diversidad a una oracionalidad humana y social Nomibrar, denominar, es algo mis que una modalidad préctica para identi- ficar alas personas, Denominar es clasificar, es una operacién légica que ‘opera en varios sentidos: individualiza los elementos de un conjunto, esta- blece categorias entre las distintas clases de un sistema y es una forma de 360 omens "Amiga de Sera fijar significaciones. Psta idea, que LEVI-STRAUSS desarroll6 brillante- ‘mente hace ya afios en El pensamienio salvaje, obliga a considerar los sis- temas de deitominacién en su dimensién cultural, pues ésta proporciona los ccédigus que dotarin de significacién a los términos onomésticos. Esta perspectiva es la que adoptaremos en este articulo, al tratar de analizar el sistema antroponimico en el Altoaragén a través de sus distintos compo- nentes: nombres de pila, apellidos, apodos x nombres de casa. 1. EI campo de la antroponimia El estudio sistemtico de los gustos y criteios con los que una socie- dad organiza el sistema apelativo¢ idemtificador de sus miembros no resulta simplemente una cuestién interesante desde el punta de vista de la curios ‘dad filol6gica o folki6rica, sino que remite a un terrex0 mucho ms amplio ‘en el que se ven implicadas las relaciones y jerarquia: domésticas y fami Fiares, los usos y costumbres a escala local y supracomnal, el papel de la Iglesia y del Estado como modeladores o reguladores de determinadas pricticas y, en definitiva, las transformaciones que todo sistema antropo- nimico va experimentando en el contexto de los cambios estructurales més amplios de cada sociedad. Entre los griegos existia una gran riqueza antroponinica, pues la formacién del nombre era simple, nada mas posefan lo que nosotros deno- ‘minamos nombre de pila (Platn, Arist6fanes), al que podia seguir el :p6- rhino correspondiente a su lugar de origen (Protégoras de Absere, Empé ddocles de Agrigento) y, excepcionalmente algin atribute (Alejandio Mag- ‘no). Entre los romanos se dio uno de los sistemas mis sofisticados, puesto ‘que, junto al nombre de pila (pracnomen), existia un gentilicio (nomen gentilicium) y un apellido propiamente dicho (cognomen), al que todsvia Podia seguir un sobrenombre (agnovnen): Caius lulius Caesar Octavius En la etapa altomedieval, el sistema anttopontmico consist en toda Europa en un nombre de pila al que seguia un sobrenombre, referido al Oficio, actividad o rasgos fisicos o de caricter de cada persona Este sobre- nombre fue evolucionando hasta quedar fijado como término hereditario, en le que nosotros conocemos como nombre de familia 0 apellido, A partir de los siglos XIII y XIV, segin MOREU (1981; 18), empieza ‘extenderse en Cataluna y en Francia el uso de sobrenombres, precedidos 368 111 Pugs y B.Comas 'AKGtAGR, Anoponini sosragonest por la palabra alias, tras el nombre y el apellido de una persona. Er el caso de las mujeres casadas, ésas tomaban el apellido del marids y mantenfan ‘como sobrenombre su apellido de solteras. Cuando ux hombre se casita ‘con una heredera, era él quien mudaba de apellido, manteniendo el anterior ‘como sobrenombre. A pantir del siglo XVII, empieza a generalizarse en casi toda Espatia Ja duplicacin cognaticia de apellido, es decir, la adopeidn de los primeros pellidos del padre y de fa madre, como una forma eficaz de evitar las con- {usiones de identificacién derivadas del repertorio finito de apelidos (espe- cialmente ex poblaciones de elevada endogamia) y del uso repetitivo de un rnimero fimitade de nombres de pila distintos Hasta hace bien poco tempo, sin embargo, la mayor parte de ls z0- nas rurales, pesqueras 0 de montaia, con unidades de poblacién reducidas, han mantenido el uso de sobrenembres, apodos, motes o alias, ademis de © en susttucién parcial de los binomios patronimicos cognaticios. Este . Ast sucede también ‘cuando estas casas son alquiladas: casi sin excepciones se mantiene enton- ces la denominacin tradicional de Ia antigua casa. Parece como si se yene~ rara un mecanismo de refuerzo de la identidad local y de un orden patrimo- nial y familiar que los habitantes de las comunidades estudiadas se resisten ‘a abandonar! |A pesar de este esfuerzo por conservar los patrimonios onomésticos locales, son innumerables los casos de sobrenombres desaparecidos a lo largo del presente siglo. Un buen nimero de pajares, almacenes y casas

You might also like