EL-TRASFONDO
ESPIRITUAL
DE-LAS-FIESTAS
CRISTIANAS7
NAVIDAD
Llegamos ahora a la iiltima fiesta del afio, la fiesta
invernal o la fiesta de Navidad. Es la fiesta que tiene un
atractivo verdaderamente universal, tanto para los nifios
como para los adultos, y aunque se haya comercializa-
do hasta tal punto que su significado casi ha desapare-
cido, existen todavia costumbres y tradiciones antiguas
suficientes como para despertar en nosotros un sentir del
verdadero espiritu de la Navidad.
Quisiera describir una de estas costumbres que toda-
via estaba vigente en la regién austriaca de Tirol al co-
mienzo del siglo veinte. A lo largo de las semanas de Ad-
viento, las tres semanas anteriores a la Navidad, en cada
hogar se colocaba una cunita con un mufiequito dentro
en el mejor cuarto de la casa y alrededor de la cuna se
colocaban ramas de pino. Desde el primer dia de Advien-
to, ese cuarto no se usaba para ningiin otro propésito,
7CHARLES KOVACS
era la habitacién del nifio divino. Durante las semanas
que permanecia este simbolo del nifio divino en el hogar,
no se permitian insultos ni palabras injuriosas, ni discu-
siones, ni polémicas acaloradas de ningiin tipo, incluso
levantar la voz se consideraba totalmente inadecuado.
Cuando alguien, adulto o nifio, pasaba delante del cuar-
to con la cuna, pisaban de puntillas para no molestar al
nifio divino.
Ni falta hace que os cuente que el comportamiento
habitual de los campesinos de las alturas de los Alpes
austriacos normalmente no era ni delicado, ni apacible,
ni cortés. Eran ~y seguramente siguen siendo- muy ru-
dos. Pero durante ese tiempo, su respeto y veneracion ha-
cia el nifio divino transformaba sus vidas acercandose al
espiritu verdadero de la Navidad més que la gente sofis-
ticada de la ciudad de Viena. No es sorprendente que una
de las canciones navidefias mas bellas: “Noche de paz”,
la compuso un maestro de uno de aquellos pueblos de las.
montafias.
Sin embargo, la gente que celebraba la festividad del
nifio divino con tan profundo sentimiento se habria sor-
prendido mucho si le hubiera dicho que tal festividad ya
se celebraba mucho, mucho antes del nacimiento de Je-
stis, aproximadamente hace unos cuatro mil afios en el
antiguo Egipto. Alli el momento de nuestra fiesta de Na-
vidad se celebraba como la fiesta de Horus, el hijo de Isis
y Osiris. En esa €poca una estatua del nifio Horus, que
jamas se ensefiaba en ninguna otra ocasién, se exponia
en el templo y se adoraba en un ritual de mucha venera-
cién. La costumbre austriaca que describi antes es como
78NAVIDAD
un eco tenue de la gran festividad de Horus en Egipto, la
festividad del nifio divino.
Consideramos la Navidad como la conmemoraci6n
del nacimiento de Jestis, que por supuesto lo es. Sin em-
bargo hay un sentido mas profundo en esta fiesta, un sen-
tido conocido y comprendido mucho antes de que na-
ciera Jestis. Incluso seria correcto decir que Jess nacié
en este momento particular del afio, inmediatamente des-
pués del solsticio de invierno, como la confirmacién de
aquel sentido antiguo que de esta manera qued6 unido a
la tradicién navidefia.
éCual es el sentido de una fiesta invernal que honra
y venera la santidad de un nifio pequefio, de un bebé?
Desde un punto de vista fisico, el ser humano en ningin
momento es mAs indefenso, mds carente de toda facultad
humana, que en los primeros meses y afios después del
nacimiento. Como entidad fisica el bebé dificilmente se
considera objeto de veneraci6n, no obstante, cualquier
persona que tenga un minimo de sensibilidad, no puede
dejar de experimentar algo misterioso y maravilloso en
cada recién nacido, algo que no se puede sentir en la pre-
sencia del adulto o incluso en la del nifio mayor.
La experiencia de esta cualidad misteriosa que ema-
na del nifio pequefio fue lo que inspiré a Wordsworth su
Oda, ‘Indicaciones de inmortalidad’:
No en completo olvido,
ni en total desnudez,
arrastrando nubes de gloria, venimos
de Dios quien nuestro hogar es.
79CHARLES KOVACS
“Arrastrando nubes de gloria” es la manera en que el
poeta describe el misterio del nifio pequefio. Aun mas ex-
plicitas son las palabras de Jestis: “Si no os volvéis como
nifios, nunca entraréis en el reino del cielo”. (Mat.18:3).
EI filésofo griego Herdclito escribié (sin comentarios ni
explicaciones) quinientos aifios antes de Cristo: “El reino
pertenece al nifio. El nifio es el sefior del reino”.
A través de siglos y milenios se ha llegado a la com-
prension de que hay algo “divino” en el nifio pequefio,
algo que el adulto ha perdido y que ha de encontrar de
nuevo para ser digno del “Reino de los Cielos”, del mun-
do espiritual. ¢Qué es lo que los sacerdotes de Egipto,
el fildsofo griego, el poeta y los campesinos austriacos
vieron en el nifio pequefio? En otras palabras, ¢qué es lo
que realmente celebramos en Navidad?
Para responder a esta pregunta tenemos que llegar a
la comprension del rol del ser humano en el mundo, de
su papel y misién. Mientras aceptemos el punto de vista
de la ciencia materialista de que la tierra es un plane-
ta mintsculo insignificante en un vasto universo, que la
vida en la tierra surgié al azar de una combinaci6n for-
tuita de circunstancias, que el ser humano es el resultado
de mutaciones aleatorias del proceso vital y que no hay
ni sentido ni propésito en nuestra existencia, mientras
creemos en este mito absurdo de nuestro tiempo, ser4
imposible llegar a la comprensién del misterio del niiio
divino, del misterio de la Navidad. La verdad espiritual
que se conocia en los templos de los misterios de la an-
tigitedad, la verdad que debe ser conocida de forma ge-
neral en nuestros tiempos si queremos que haya un desa-
D
a
SS os
TCE Ne eee Se eS oeNAVIDAD
rrollo verdadero para la humanidad, es todo lo contrario
de ese mito absurdo.
Rudolf Steiner puso esa verdad en palabras de la si-
guiente forma: “El ser humano en la tierra tiene todo
tipo de religiones, pero todas las religiones tienen una
cosa en comun: el ser humano admira a seres superio-
res, los dioses, y los venera. Pero estos seres superiores,
los dioses, también tienen una religién: también admiran
algo con asombro y reverencia. ¢Cual es la religion de
los dioses? Qué es lo que veneran los dioses? Es el ser
humano. El ser humano es la religién de los dioses”.
2Qué queria decir Rudolf Steiner con esta extrafia
declaracién que casi suena a blasfemia? No significa que
los seres superiores, que son muy superiores a nosotros
en sabiduria y poder, nos admiren con reverencia a tioa
mf o a cualquier alma humana. Lo que admiran los dio-
ses es al ser humano ideal, la humanidad ideal perfecta
hacia la que aspiran todas las almas, lo sepan 0 no, la
perfecci6n humana que solo podemos esperar alcanzar
al final, justo al final de nuestra evolucién completa. Esta
idea es tan maravillosa que incluso los dioses se asom-
bran ante ella.
En aras de este supremo fin, en aras del ser humano
perfecto, todo el universo y todo lo que hay en élha llegado
a existir, en aras de ese ser humano perfecto al final de los
tiempos se ha creado todo el mundo. En Bhagavad Gita,
el libro santo de los hindies, al héroe Arjuna se le concede
una vision de este ideal y se siente abrumado por ello.
Cada alma humana est en peregrinacién hacia esta
meta lejana, hacia este ideal de la perfecci6n humana.
81CHARLES KOVACS
No obstante hubo un momento en la evolucién de la
humanidad en que existia el peligro de que las almas
se desviaran del camino hacia el ser humano perfecto y
perdiesen toda conexi6n con la finalidad verdadera de
la evolucién. Fue en este momento cuando Cristo entré
en el mundo fisico y vivid en un cuerpo humano, para
mantener a la humanidad en el camino correcto hacia
el ideal, la religion de los dioses. Asi Cristo se ha unido
con este gran ideal de la humanidad, con el ser humano
perfecto. Esta en unin con el ideal al que aspiran todas
las almas humanas.
Para acercarse a este ideal, el ser humano debe ad-
quirir tres facultades durante su vida terrenal. Estas fa-
cultades distinguen al hombre de los animales y lo ele-
van por encima de ellos: el andar erguido, el hablar y el
pensar.
Estas son las facultades que cada nifio normal ad-
quiere, parece ser, de forma totalmente natural en los
primeros tres afios de su vida. Pero solo aparentemente
sucede de forma totalmente natural. En verdad cada vez
que un nifio pequefio da sus primeros pasos inseguros,
cada vez que un nifio pronuncia sus primeras palabras,
cada vez que un nifio hace sus primeras preguntas asi
poniendo de manifiesto que piensa, es un milagro, por-
que sucede a través de la intervencién de fuerzas divinas.
Cada vez que un nifio comienza su vida terrenal hay
fuerzas sobrenaturales presentes en los primeros tres
afios de su vida. Estas fuerzas sobrenaturales, espiritua-
les, hacen posible que el organismo fisico del nitio pueda
desarrollar el andar erguido, el habla y el pensamiento.
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Estas fuerzas sobrenaturales que dan al nifio sus princi-
pales cualidades humanas, que convierten al nifio en ser
humano en la tierra, son las fuerzas del ser humano per-
fecto en unién con el Espiritu de Cristo.
Lo que esta presente en cada nifio al comienzo de
su vida terrenal también es el ideal de perfeccién de la
humanidad, ideal que solo alcanzaremos al final de nues-
tra evoluci6n. A esto se referia Herdclito cuando hablo
del nifio como “el sefior del reino”. Los tres reyes magos
quienes llegan a Belén a rendir homenaje al nifio son re-
presentantes de la misma sabiduria que existia en Herd-
clito.
Las fuerzas espirituales que rodean al nifio pequefio
y que le otorgan las habilidades de andar erguido, hablar
y pensar, solamente estan presentes y activas en los pri-
meros tres afios de vida; después se retiran. Alrededor del
momento en que el nifio llega a ser capaz de usar el pro-
nombre en primera persona singular, “yo”, estos poderes
se retiran. En la presente etapa de la evoluci6n humana
no deben obrar més alld del momento en el que se des-
pierta la primera chispa de conciencia del Yo.
Sin embargo esta retirada no significa que desaparez-
can en la nada o que cesen de existir. Se quedan en no-
sotros, pero escondidas en las profundidades del incons-
ciente. Est4n presentes pero fuera del alcance de nuestra
conciencia despierta.
Aun asi, hay ocasiones en las que un ligero reflejo de
estas fuerzas sale a la superficie. Cuando de adultos nos
encontramos ante un bebé y sentimos algo del asombro,
del misterio en esa pequefia criatura, entonces el niiio
83CHARLES KOVACS
oculto en nosotros responde al nifio delante de nosotros,
lo profundo llama a lo profundo, lo semejante responde
a lo semejante. Todas las leyendas navidefias verdaderas,
todos los villancicos verdaderos, todas las costumbres
verdaderas de Navidad (como la que describi), han surgi-
do de las vivencias del misterio del nifio pequefio.
Aun hay otra manera en que las fuerzas de la nifiez
entran en nuestra vida mas tarde, en nuestra vida adulta,
pero en ese momento ya estan cambiadas y transforma-
das, no reconocemos de dénde vienen. En todas las oca-
siones en que somos creativos recurrimos a la creatividad
que dormita en cada alma humana, la creatividad que
nos convierte en seres erguidos, hablantes, pensantes al
comienzo de la vida, la creatividad que es el ultimo desti-
no de la humanidad.
Hay muchas maneras de ser creativo: desde com-
poner una sinfonia hasta escribir una carta sincera a un
amigo, desde confeccionar juguetes hasta convertir un
campo 4rido en un jardin, desde la fundacién del movi-
miento de los Camphill del Dr. Konig hasta Madre Teresa
de Calcuta, desde las pinturas de Miguel Angel en la Ca-
pilla Sixtina hasta crear un calendario de Adviento para
nifios. La creatividad es posible en todos los niveles y
Ambitos de la vida. Pero donde sea y como se manifieste,
ser4 nueva, fresca y viva, como lo es un bebé. Por esto la
festividad navidefia es, en verdad, la fiesta de la creativi-
dad humana, de lo que es creativo en cada uno de noso-
tros, de lo que es el nifio en cada uno de nosotros.
Hubo un mistico aleman del siglo diecisiete conoci-
do como Angelus Silesius quien presentaba sus profun-
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das percepciones en forma de poemas cortitos. Rudolf
Steiner tenia en gran estima estos pequefios poemas. A
menudo citaba especialmente uno de estos versos de An-
gelus Silesius:
Si Cristo naciese mil veces de nuevo,
A menos que naciese en ti, su nacimiento
habria sido en vano.
EI verso es un llamamiento a las fuerzas creativas en
nosotros como la respuesta auténtica, verdadera, al es-
piritu creativo nacido en Belén. EI nifio divino de Belén
invoca al nifio en nosotros. A eso se referia Angelus Sile-
sius, y eso es lo que los sacerdotes de Egipto celebraban
en la festividad de Horus.
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