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Capitulo 3 Sobre la llamada “violencia de género” GENERO Y SEXO Por desgracia, la violencia contra las mujeres esta a la orden del dia y, si bien no es nueva, cabe considerarla desde la perspectiva de ciertas caracteristicas de esta época. La expresin usual se emplea fundamentalmente en rela- cién con la que el hombre ejerce hacia la mujer peroeno i . Asi, muchas veces, encontramos indiferenciados estos términos, o bien usos en los que el vocablo “género” sustituye el término “sexo”. En efecto, el término “género” aparece en la denomina- cién de la Comisién Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboracién de Sanciones de la Violencia de Géne- ro (CONSAVIG).! __1.La comisién fue creada con el objetivo de implementar en con- Junto con organismos nacionales, provinciales y municipales y organi- {CIA EN EL SIGLO XX Ne “amok LOCURA ¥ VIOLENCIA EN ES Desde el psicoandlisis, no podemos homologar géner, con sexo y, al referirnos a este tipo de violencia, ditems Genero, ya.que esterUleTORnorreeubresel SERB. Es que la, rigjér. Hay una estrecha vinculacién entre el culeweaisnn, y las toriasede"yéneray que plantean que la orientacién sexual de una persona y su identidad 0 género son el pro- ducto de una construccién social y que, por Io tanto, los lugares que se ocupan no dependen de un dato biol6iv sino de la funcién que se desempefia. A partir de la inclusi6n del género en la lectura de la realidad, se reservé el término “sexo” para designar is diferencias anatémicas y fisiolégicas entre machos y hem bras, y “género, para denominar Ia elaboracién de valorss y roles impuesto por la cultura sobre la diferencia sexu: ‘Asi, por ejemplo, se dice que 1 HiGjePqWCpuueeeenels teorias es el producto de una construccién social espa fica de lo femenino y que ladominaciénesexist?traba: en el interior de las disciplinas supuestamente.cientiticis poderes nada determinante hay en la condicién biolégi- ca femenina. Tal desconocimiento de la anatomia en pos de un funcionalismo abre un debate entre un conservadu- rismo reaccionario que entroniza la naturaleza y un fun zaciones sociales las tareas vinculadas con la elaboracién de sanconss aia violencia de géneroestablecidas por la Ley 26485 de “Proteccse integral para prevenir, sancionar y erradicar Ia violencia contra ls ‘mujeres en todos los mbitos que desarrollen sus relacionesinterpers” | nals, en sus diferentes tipos y modalidades. | SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO" SI cionalismo “optimista”? en el que losquesimportasson:las: funciones’y nowquienlas*oeupe, fundado en el culturalismo Sa Pero Tacan no redujo"al padre'auna*funei6n; la herencia paterna? exce- de el nombre y es su pecado, término que tomo de Kier- kegaard en el momento en que abandono el optimismo hegeliano, porque el"pecado el FestomNosubsumibleen Ivdialéctica y objeta la ilusion de un universal: que pudiese reabsorber lo'singular. Para el psicoanilisis, elheuerpotiene una dimension real que lo hace éxtimo al yo, el sexo jams puede identificarse com lo-que*pereibe laconciencia.* La afirmacién freudiana “la anatomia es el destino”, que fue tantas veces criticada, merece una adecuada atencién. ¢Cémo pudo el creador del psicoandlisis -aquel que consider6 la importancia de las identificaciones en la conformacién de la sexualidad como lo que hace que el sexo no sea un dato primero— hacer suya la sentencia de Napoleon tan repudiada por los estudios de género? Muchos psicoanalistas dirdn que ello responderfa a los resabios biologicistas en el pensamiento de Freud, que Lacan habria superado. Sin embargo, la intervencién de Lacan dirigida a un transexual psicético no va en la linea de la elisibn de la anatomia: _ Sr. Primeau: Tenia la impresién de que mi sexo se iba enco- giendo, y de que me iba a convertir en una mujer. 2. Cottet, S., “El padre pulverizado”, Virtualia, Revista digital de la Escuela de la Orientacién Lacaniana, V(15), julio-agosto, 2006. 3. Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis, Buenos Aires, Paidés, 2005, p. 42. 4. Por ello el psicoandlisis cuestiona el punto de la Ley de Identi- dad de Género en el que se homologa‘el'sexo:con lo “autopercibido”. como destino? las formulas de la sexuaci6n indic puede inscribirse del lado masculino 0 del lado femenin® Paradiso, 1986, p. ENCIA EN EL SIGLO XI OL! vii anor, LOCURA Y 52 . . e me iba a convey), Dr. Lacan: st ‘a la impresion de a4 . imeau: Tent Sr. Primeatt 1. un transexual al? 7 Dr. Lacan: (Un Oa sufrir una mutacion desde el punt, Pri : ecir, Sr. Primeau: Es . de vista sexu o qué quiere decir? (Ha tenido la SeNsaciéy Dr. Lacan: iY es > i i n una mujer: _ de que iba a convertirse © Se atitedyane macs Sr. Primeau: Si. Tenia determina i imi de sexo, y tenfa esa impresién angustiante de orca ex usp amen ‘o al mismo tiempo la voluntad de saber que aaa y i intentar entrar en el mundo de una mujer, en ; psi a le una mujer, y en la expresi6n intelectual, psicoldgica, de ung mujer. Dr. Lacan: Usted esperé... Es, con todo, una especie de espe. ranza. Sr. Primeau: Era una esperanza y una experiencia. Dr. Lacan: Es una experiencia... de que, no obstante, usted tiene un 6rgano masculino. ¢Sio no? Sr. Primeau: Si.5 EI psicoandlisis demostré con Freud la existencia del il y se afané por con- siderar la homosexualidad®como un destino posible, as como el de la heterosexualidad. éLa anatomia, entonces, Quizds con esto quiso decir que, pesent i Gversas orientaciones'sexuales, pese a-la-constiniiciéit objeto sexual quemo:puede-afirmarse*convoryandath En cuanto a Lacan, cot 6 que todo ser que habla 5. Lacan, J., “Una Psicosis lacaniana”, en EJ Analiticén, Barcelo™ 30. SOBRE LA LLAMADA "VIOLENCIA DE GENERO’ 53 En el masculino encontramos la funcién falica como uni- versalidad, mientras que en el femenino, aquello que la veta como no todo. Dice Lacan que “a todo ser que habla, sea cual fuere [...], le esté permitido inscribirse”. :Es que el “ser que habla” precede a la inscripcién? En este sen- tido, nunca sera lo mismo una mujer que se inscribe del lado hombre que un hombre que se inscribe en ese sitio, como tampoco ser4 lo mismo un hombre inscripto del lado femenino que una mujer.® Cabe también mencionar que, en su ultima ensefian- za, Lacan plantea que en materia de histeria masculina el hombre es superior a una mujer.’ Si se habla de histeria femenina y de histeria masculina, en lugar de histeria a secas, es porque las diferencias sexuales no se suprimen: no sera lo mismo la histeria en las mujeres que en los hombres. LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES. Y EL SINTOMA SOCIAL Tanto Freud como Lacan aludieron a las manifesta- ciones sociales de su época, Freudssevrefiriévarla “angus=» ‘tia’social” y Lacan al “sintoma’social”. La guerra atraves6 la vida del creador del psicoanilisis, dejando su impron- ta también en su escritura. En su célebre trabajo “Psico- logia de las masas y anilisis del yo” describe el fenémeno de masas que se encuentra en la base de la conformacién 6. Debo esta atinada observacién a Fabian Schejtman. 7. Lacan, J., “Joyce, el sintoma II”, Uno por Uno. Revista Mundial de Psicoandlisis, n° 45, 1997, p. 13. e AMOR, LOCURA ¥ VIOLENCIA EN EL SIGLO XX! in de estas formaciong, de los grupos sociales.¥ La cohesion d ney proviene de una i i integran, cuywebasereposamensqucstodosellosveonypr, » De manera que losstjetoseidentificamenteeshSTVOR, en tanto toleselly, tienen identico ideal Wel yo enearnadorenequien dirige g grupd; esos lazos otorgan fuerzas a estas formaciones y la preservan de su disolucion. Freud dice que cuando declina la figura del lider tambié, caen las identificaciones de los integrantes y este quicbre , lugar al panico, ya que al desaparecer los lazos reciprocos s libera una gran angustia desencadenada por sentimientos de indefensi6n: “Lo caracteriza el hecho de que ya no se pres oidos a orden alguna del jefe, y cada uno cuida por sf sin miramiento por los otros. Los lazos reciprocos han cesadoy se libera una angustia enorme, sin sentido”.? : Lovsocialestasfubicado" COMO FECULAOr, como ainer, tiguador, y perie. En esta época, la actualidad de la “angustia social’ puede pensarse a la luz de esas coordenadas# 1a CaileUeles habra que pensar que el ideal solo esté representado por el conductor: bien puede encarnarlo una idea capaz de nuclear a un conjunto. El*desfallecimientordeslawutorida! actual corre paralelo a 1a ausencia Ue ideas rectory Ep de orientar, Deviene entonces un estadorde tiaginieitieien larottra dé Los TAZ68 Ue a Tos sujetormiper en el que 8. Freud, S., “Psicologia de las masas y anélisis del yo", en Oh completas, t. XVIII, Buenos Aires, Amorrortu, 1976. 9. Ibid, p. 91. SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO} 55 tivas GHteUOs. Es decir que EPEliZFONGssolorel.que émerge de afueray sino €) Que'ticne porcausaimpulsos.des: Lacan aludi al sfntoma social y dijo de él: “Solo hay un sintoma social, cada individuo es realmente un proletario, es decir, no posee ningtin discurso con el que hacer vinculo social, dicho de otro modo, semblante”.!° Tal sintoma guarda una estrecha relacin con la violen- cia, ya que estavaumentavallidondesfaltala"palabra. Ya en 1954 Lacan esboz6 tal definicién bajo la forma de una pre- gunta: “:No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allf, incluso sin que se la provoque?”.!! Luego, en 1958, plante6 esta relacién en forma contun- dente, al decir de la violencia: “No es la palabra; incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relacién interhumana es 0 Ia violencia o la palabra”.!? Notablemente, Lacan vincula este sintoma con el capi- talismo, ya que ser/proletario se liga con no poseer ningtin® discurso con el que hacer 1az6: Ser un proletario equivale a valer en el mercado exclusivamente como valor de cambio, lefiniti | anal elintercambio. Interesar, en suma, como una moneda que atin esté en circulacién, lograr estima por ese precio, obte=_ ner buena cotizacién por la-taza‘de beneficios. Para Lacan no es solo proletario aquel clasicamente considerado como 10. Lacan, J. “La tercera”, ob. cit., p. 86. 11. Lacan, J., “Introduccién al comentario de Jean Hyppolite...”, en Excritos 1, Buenos Aires, Siglo XI, 1985. 12. Lacan, J., El seminario, libro 5: Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidés, 1999, p. 468. ST 6 AMOR. LOCURA Y VIOLENCIA EN EL SIGLO XX! tal, sino cada individuo y no cada sujeto. Esta afirmacion s¢ comprende si pensamos que ' stim. o. Ya en la primera parte de El capital, Marx muestra que la relacion entre los hombres mismos adopta “la forma fantasmagorica de una relacin entre cosas”.!} Tal insercién anulaslascapacidadediseursiny, la que posibilita los lazos; entonces, las relaciGAcs EHC Ips ‘hombres estarénndeterminadas*por los lugares "que octpen ‘er el intercamibio. La caidaedeldiseursommorsignaenets. tra contemporancidad y tal descenso tiene estrecha vitieu- lacién con la-violeneias “Si el discurso del amo constituye el lecho, la estructura, el punto fuerte en torno del cual se ordenan varias civilizaciones, es porque el*F€SOrte ES Illy pese-a todo, deeunorden distinto qué la'vielencia”’.!+ De este modo, vemos que aquello"que* Lacanconsitle- ra como sintoma® social"se*corresponde" con lorque Trend lama“angustia*social”, en el sentido de que ambos*eun- ciernen a la ruptura*del"lazovsocial.'5 Pero también se imponen las diferencias. En Freud, tal quiebre estaria producido por la pérdida del lider: en la medida en que él favoreceria las identificaciones reciprocas, su disolucién deja a la intemperie a los sujetos. En Lacan, esa ii@lusion ° 13. Marx, K., “Mercancia y dinero”, ob. cit., p. 103. 14. Lacan, J., De un discurso que no fuera del semblante, ob. cit. 15. Como muy bien oplica Marcelo Marotta, eab@uistinguinsin- ya que eleprinicro"es“asocial”, mientras s. Dicho de otra manera, el “sintoma social” destraye lo “social”. Véa: Maro a, M., “Violencia: ¢sintoma social de la época?”, en P. Sawicke y B. Stillo (comps.), Relaciones violentas: entre el amor y la tragedia, Buenos Aires, Grama, 2014, que a - SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO” 57 envel' mercado como proletario la que hace que las rela- eiones’se encuentren determinadas por los valores de cam- ‘bio, por lo que sesasemejansaslasemercanesassque —podria- mos agregar— sondesechadasiorbicnsewuelvensobsoletasy Muchas veces Lserepteretevenerenineanpanismnccnntiog bolsade@ bastra, como en tantos casos de femicidio. Freud anticipa el desfallecimientosdeldiseursovamo y Lacan ubica el discursoveapitalista, tomando susrelevo. Asi, lawviolencia"salvaj@ guarda una estrecha relaci6n con elseapitalisii6'Salvaje, pero también ele“salvajism6” se vin- cula con un:tiporespecialdewviolencia que atraviesa*nues- wOs"Uiasy tal como desarrollé en Violencia-s.!7 Nadie podria dudar acerca de que wiode"los"sifitomasemisedestacados delmmundoactial"es la violencia. Se incrementa cada vez mas, prolifera, se multiplica, bulle en el aire que respira- mos, y aun sin realizarse, esta presente como una ame- naza que tifie nuestra existencia. Su poder omnimodo se manifiesta no solo en las terribles tragedias cotidianas que, por lo repetidas, ya parecen moneda corriente, sino en la . Todo gesto puede llevar su germen; los otros se transforman en ene- migos potenciales. Parafraseando a Heidegger, podriamos hablar de “el’mundo como violencia”, porque quizas esta sea la . Pero vayamos ahora a lo més especifico de las relaciones consti- tuidas bajo su égida. 16. Morao, M., “Violencia contra el cuerpo de una mujer y la era del consumo masificado”, en P. Sawicke y B. Stillo (comps.), Relaciones violentas: entre el amor y la tragedia, ob. cit. 17. Ons, S., ob. cit. yas anne pounn tl 6 PAL TIANA yAvor / th ool" i jidad, lo norable dela violene,, ; Fi eg fosneniins € ANE & / varon contr’ el f gy tae Femina como neren en pie de igus, | 7 cH con el hombre, ante en ; diversas enferas & ” Mn a XX, las difere Jasta el siglo fay ana ; ete. entre hombres y mujeres servian para justi vr Jerechos civiens, politicos, laboral, y sus ¢ no paridad en 0 ; ¢ luchande = ahora, que se abogi ¥ 8€ sigue lu »=por lo mene 7 ‘cidentales avanzados por esa igualdad, se os los paises occid i 1, Se est syammente ine : Jaderamente INEdHG y rere), anatoniicas, price) Hoy) ‘ ' Porsicig nes tanto progresistas como conservadoras en este sistem, . ‘ina capitalista promueven una homogencizacon de los sujers A i c tendiente at . i6 My | Lo homogéncoslo idénticn nollevan -como creeria el sen- ! tido comtin- arkrarnionfa, sino que generaneUnrwunienr, de tensidwagresiva y violenciaenslosevineulos. Ya en 1950, Lacan advierte, en su ensayo sobre criminologia: En una civilizacién en la que el ideal individualista ha sido elevado a un grado de afirmacién hasta ese momento des en . | conocido, los individuos*resulvansvenc a | equivalentés. Ahora bien, la nocion fundamental de la agre- sividad correlativa a toda la identificacién alienante perm B. sae Francisco, M., “La violencia contra la mujer”, en P Savi yB. Stillo (comps.), Relaciones violentas: entre el amor y la tragedia, b-< a SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO! 59 te advertir que en los fenémenos de alienacién social debe haber [...] un limite en el que las tensiones agresivas unifor- madas se deben precipitar en puntos donde la masa se rompe y polariza.!” Es uno de los primeros descubrimientos de Lacan: la no pertenece bajo este sesgo'a un régimen patriarcal, sino asw/oeaso, es decir, a la declinaeioidel/pade. No hay que olvidar que el vocablo “autoridad” (auctoritas) provie- ne del verbo aigeve, que significa Saumentar”. En este pri- mer significado, se considera que los"que*tiener”autoridad Kacen cumplir, confirman 0 Sancionan una linea de accién En La*nocién*devautoridiad, dice Alexandre Kojéve: “Si para hacer salir a alguien de mi habitacién, debo emplear la fuerza, debo cambiar mi propio comportamiento para realizar el acto en cuestin y de esa manera demuestro que no tengo autoridad”.?° La autoridad, entonces, excluye'la*fuerza y exceptiala violencia, pero arr ECPSEP PECTIC, debe tener una Causa, una justificacion, ‘una razon de'ser. Y esta no 19. Lacan, J. (en colaboracién con M. Cenac), “Introduccién te6- rica a las funciones del psicoandlisis en criminologia”, comunicacin presentada en la XIII Conferencia de Psicoanalistas de Lengua Fran- cesa, 29 de mayo de 1950, p. 15; disponible en , tiltima consulta: 09/09/2015. 20. Kojéve, A., La nocién de autoridad, Buenos Aires, Nueva Visi6n, 2004. © AMOR LOCURA Y IOLENCIA EN EL SIGLO XX! 1 argumento esgrimido por este filésofo nos leva a con, cluir que el aumentorde-violeneis-en larépocaaetilyy eoetaineo con ly declinacidnrdeehrautoridad. La primers acrecienta a medida que la segunda se debilita: ‘Solve, -dorun sistema deautoridatse-desmoroneorurintiisy Desal describe que, cuando la violencia de ETA eastig- baa Espafa, un policia encargado de dar proteccién por orden judicial a mujeres amenazadas por sus parejas con- fesaba que su labor le causaba mucha més ansiedad que l de ocuparse de la custodia de personas amenazadas por el terrorismo.?? Basaba su llamativa observacién en el hecho de que estas»ileinascumplianrajatablarwont0U0mos protocolos de Seguridad que Se Tes indicabapmientrasque ‘muchas mujeres escapaban de su guardaespaldas para man- _tener encuentros clandestinos con aquelloshombrevwlas: que los jueces habian aplicado una orden de alejamienea: Hace unos afios, una jueza se vio enfrentada a un pro- blema ético: una mujer le pidié permiso para casarse con Su agresor, encarcelado por acciones violentas dirigidas hacia ella misma. La jueza se lo negé y esa mujer la acusi de no respetar la libertad de eleccién2? En nuestro pais, 21. Weber, M, Historia eanimice general, México, FCE, 1978 22. Dessal, G., "Ti eres la que me seguirs" en P. Sawicke yB.Si- Mo (comps), Relaciones velenta: entre el amor yl tragedia ob. ct 23, De Francisco, M,, ob ct. da SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO' 61 fue famoso el caso del hombre que maté a una de las her- manas gemelas y la otra se casé con él cuando estaba en la carcel. {Por qué tantas mujeres persisten de este modo al lado del golpeador? lwsingularidad; por ello, cuando Lacan se refiere al sinto- ma social dice: “todo"individdo"es*unproletatio” y en ese “todo” permanéce indistinto-varéney"mujer. Considero, por lo tanto, quewalgunas iiujeres *tratan de*suplir lavsin- gularidad faltante bajo"la formarde:ser“tnicas™ para ly'ya que“él hombre vidlento "las" entronizacomio irreemplaza- bblesy"EXCEPCIOTSIES, “TISUSTIEOHOTES. Gustavo Dessal ubica el “Tu eres la que me seguir” como esa»vozsirresistible y letal.con-que’el hombre encarna al'supery6 més feroz, 4 Es la raz6n por la que existen casos de “vuelta atrds” luego de que estas mujeres hacen la denuncia, debido a la atraceién" hacia esos par= tenaires que le Otorgan sentido-a*su'vida, hacia quienes ¢Cémo entender tal necesidad de ser tinica aun al precio de morir? Es que la'igualdad es un'caro reto a la'singulari- dad?5 y cuando la mujer no puede encontrarla, el “ser tnica aro nae LA VIOLENCIA “VIRIL” En una nota aparecida en el diario La Nacién, Sergio Sinay sostiene que‘el paradigmarde:la-masculinidad sigue 24. Dessal, G., ob. cit. 25. Para un estudio acerca del amor y de la singularidad, véase Are- nas, G,, La flecha de Eros, Buenos Aires, Grama, 2012. e snion LOCURA ¥ VIOLENCIA EN EL SIGLO XX! sigue pese alas apriencias, debajo-deosropaje em nasculinidad ms ligerayposmoderna, vestid porting, Supetticialessinconsistentes como la metrosestelitin|, | ‘ibersexualidad o la vitalsesualidad.26 Entre los diversos ejemplos que se cuentan en el an culo, podemos citar Ios de la violencia juvenil en yy unos jovenes entrenados en boxeo exhiben las marcas su “coraje viril” cometiendo asesinatos, las barras brava que alardean agresividad y aguante como signos de at butos de macho, la cruda vigencia de las guerras pautats por los hombres y sus cédigos, los negocios encaracls con estrategias bélicas, los autos conducidos cual balas files, tc. Podriamos agregar otros, como la violencia contra ls mujeres y toda aquella que se ejerce como demostracién de “poder”. 2Cémo se concilian tales observaciones con la ment. da caida de la virilidad, anunciada por los discursos wn- temporineos? Al respecto, cabe sefialar que no fue solo el psicoanalisis el que sefialé tal descenso, sino que, ae- mis de la sociologia, fue"la"HIOSO tial que™porWoUI Georg Hegel” preanuncié la progresivaUeovirilizaiinddl mundo, En correspondencia con Kojéve, Lacan acenti desvirilizacién’epocal'y Miller? afirma que la idea del de censo viril, incluso su desaparicién del mundo contempr rineo, no es pensable sin el declive del padre. -Vanrente 26, Sinay,S.,“Nadar entre peces machos”, La Nacin, 22/005 Aisponible también como “El costo de nadar entre peces mach’ ‘ewww .redsstémica.com.ar>,tltima consulta: 09/09/2015. 27. Kojeve, A, “Frangoise Sagan: El iltimo mundo nuevo", Des™ tes 14,1996, pp. 124-131. gat Milles JA "Buenos dis sabia’, Referens, Cain, SOBRE LA LLAMADA “VIOLENCIA DE GENERO 63 madre.’ El infante es presa de una eleceiéneforzada: debe optar entre el enlace libidinal con la madre y el interés narcisista por conservar’suepene y lavamenaza’de castra- ciémmhaceque Venza este Wltimie "poder. En una suerte de disyunci6n entre “la bolsa o la vida”, el pequefio aprende que optar por la bolsa, que representa el incesto, impli- ca perder la vida (cabe recordar que Lacan habla del falo real en términos de turgencia vital). La masculinidad esta, pues, necesariamente marcada*por*el"padre, bajo la forma de esa amenaza que no es otra que la de la instauracion de land ‘én loi lque algeNe perder 1 mente. Dijimos que la virilidad se afirma como consecuencia de una délimitacion operada por el padre, pero debemos agre- gar que él triunfo del pene sobreel incesto Hevartambién el sesgo de algo que trasciende al pene mismo, en el que sé prefigura la paternidad futura del ahora nifio. Es que el pene, para Freud, debe su investidura narcisista‘extraordi- yencia'de la especie; entonces: “se puede concebir la catds- trofe del complejo de Edipo —el extrafiamiento del incesto, la instituci6n de la conciencia moral y de la moral misma— como un triunfo de la generaci6n sobre el individuo”.3° 29. Freud, S., “El sepultamiento del complejo de Edipo”, en Obras completas, t. XIX, Buenos Aires, Amorrortu, 1990, p. 76. 30. Freud, S., “Algunas consecuencias psiquicas de la diferencia YIOLENCIA EN EL SIGLO XX! Y idn indica la ace, to en la procreacion acenty,, que paraddjicamente exce(, al de un orden que lo tray, Yo inter : } de un icio, entonces, Pag, mismo al serv) sirilidadsquesllevaslasimnprogyj | ; de una se trata ag de eqrunarguerreestrascendanci, ing” Wy . . arcisista wa realmente una existencia doble, en oy, — fin para si mismo y eslabén dentro de una cadena de a | tributario contra su voluntad 0, al menos, sin que edie esty El tiene a la sexualidad por uno de sus propésitos, Mientras | que otra consideracion Jo muestra como mero apéndice de g plasma germinal, a cuya disposicion pone sus fuerzas 3 cambig de un premio de placer; es el portador mortal de una Sustancig -quizas inmortal, como un mayorazgo no es sino el derecho. habiente temporario de una institucién que lo sobrevive., [, | separacién de las pulsiones sexuales respecto de las yoicas no hari sino reflear esta doble funcién del individuo.! . | El individuo lle Lo masculino atina esa dualidad, portando la semilla de ‘una institucién que lo"sobrevive”. :Més alld de la fecun- dacién de un hijo, | ha sido padre? Padre de la patria, padre de una doctrina, | padre de un movimiento, padre de una formula, padre, en fin, de una idea. Lacan considera la castracién como un hecho Ue eseuc- tura que dependeé dé la incidencia def significante’arel anatémica entre los sexos”, en Obras completas, t. XIX, Buenos Air Amorrortu, 1996, p. 275. ets. 31. Freud, S., “Introduccién del narcisismo”, en Obras comple® t. XIV, Buenos Aires, Amorrortu, 1976, p. 76. 65 RO” yyoueNcia DE GENE MADA “VIOLE! go are LA LA rutor, empero ellono” | padre es swage . Las enunciaciones del vivientes © rece SU an, Jo indican: ‘Seminario 17asi I [...]. El padre, € - » 32 Se init exons s, que core USCUO TAO” el qUe : el padreeragenede . Perea de Sigmiicaiee FEC 7 cinerea sya en los tor. Los : — : comienzos de su ensefianza, Lacan delimité la importan- cia del decir fundante y luego en “Subversion del sujeto dicho primero decreta, expres, a manera de adagio: “Lo legisla, aforiza, es oréculo, confiere al otro real su oscura autoridad”. ; Se ccpara aide conjuntorytrazaorreal debpadirevet- el r. Si esa siti autoridad conferida tiene algo de oscuro es porque nunca _ podré ser asimilada al registro transitivo de lo fraterno; si- e ‘Si en las fér- mulas de la sexuacién Lacan consideré el mito de Totem y tabti y no tanto el edipico, es porque se trata de un mito que, al mostrar el fracaso del crimen perfecto, ilustra en esa falla la real extimidad del padre. En el Seminario 20, 32. Lacan, J., El semi . : Aires Bids, 1992p epi elena sehr t ares, . Lacan, J, “S _ Betta 9 eTION del sujet y dialéetien del deseo”, en AMOR, LOCURA Y VIOLENCIA EN EL SIGLO XX! con las formulas de la sexuaci6n, el padre real halla su loca. lizacién especifica a nivel de la excepcion que posibilita |g constitucion del todo.3+ Ast, eMhombre se inscribe mediantemaefaneiGi aie, gracias aun finite en La existenent de una ys que nic 7 tuncion, y cllo no es otra cosa que la function paternity La castracién, como operacion real, se ubica en torno a ese “Ago QueUieeno Wa tunciow Talia”, que comporta para el hombre la “posibilidad de que goce del cuerpo dela mujer en otras palabras, dU que hagwclaimer”.3> El padre, entonces, ifStaurasuneuniversosmasculinamle no se cierra en si mismo, ya que la existeneiade excep cidn, que niega la esencia falica, abre en ese Universe fa apertura haciaunamujer’Tanto Freud como Lacan pen- saron la posicién masculina en términos de unasc@itity por ello, en el saber popular, “Caballer6 es quien cCleun lugar a una mujer. Si nos remitimos al texto “Introduccién del narcisismo”, comprenderemos que Lacan formalizé aquello que Freud afirma cuando establece que elepleie amor de objeto segun el tipo de apuntalamiento esvearit- teristico del hombre: “Exhibe esa Ilamativa sobrestimacion sexual que sin duda proviene del narcisismo originario del nifio y, asi, corresponde ala transferenciade@Gsenaesis- mo sobre el objeto sexual”.36 El “empobrecimiento libidinal del yo en beneficio.del objeto” supone en Freud la opéracion)ypaternar que, al conmover el narcisismo originario, da lugar a queyestese desplace al objeto. Notese la correspondencia: lo que en 34. Lacan, J., El seminario, libro 20: Aun, ob. cit., pp. 95-98. 35. Ibid., p. 88. 36. Freud, S., “Introduccién del narcisismo”, ob. cit., pp. 85-86.

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