You are on page 1of 74
Rea M yoy Josefina Fernandez Caoees “Be Eas > ae totale propio situacion de la oleae temic Most] LS ~ Ediciones Madres en la Argentina Peery) La gesta del nombre propio Informe sobre la situacidn de la comunidad travesti en la Argentina Coordinadoras Lohana Berkins y Josefina Fernandez ia Ediciones Madres de Plaza de Mayo Berkins, Lohana La gesta del nombre propio : informe sobre la situacién de la comunidad travesti en la Argentina / Lohana Berkins y Josefina Femdndez. - 2a ed. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires : Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2013. 144 p. ; 21x15 em. ISBN 978-987-1231-72-0 1. Derechos Humanos. 2. Estudios de Genero. I. Fernandez, Josefina TI Titulo CDD 305.4 Fecha de catalogacién: 23/07/2013 La gesta del nombre propio Informe sobre la situacién de la comunidad travesti en la Argentina Coordinadoras: Lohana Berkins y Josefina Fernandez Coordinacién editorial: Emilio Ruchansky Diagramacion: Andrés Belaustegui Disefio de tapa: Estudio Soma Fotografia de tapa: Viviana D’ Amelia Correceién: Maria Gabriela Ini Disefto general: Uriel Martinez Elias Direccién editorial: Belén Dezzi 1° edicién, diciembre de 2005 2* edicidn de 1000 ejemplares, agosto de 2013 Inpreso en Argentina Tdiviones Mads de Plaza de Mayo Hipélito Yrigoyen 1432 CP 1089 —Citadad Anténoma de Buenos Aires Tel 58 11-4383 4188 E-mail: editorial@madres.org Web: worwimadres.orz no se permit larsroduccin parcial oft aloacenamient, el algae, I srnsfraoctn de se ro, en uals forego por seer ea cleconicee meéndo, sedate acpi. dgtalizacn ove msds, sn el pera eave y serie de fos litores Su infacein ett ponnda por las eyes 11723 y 25.6 Indice Del derecho y del revés por Lohana Berkins Prélogo por Diana Maffia La gesta del nombre propio Variaciones trans por Mauro Cabral ‘Travestismo y violencia policial. Cada 100 de nosotras, 86 hemos padecido algun tipo de violencia policial por Josefina Fernandez Carta a Nadia Echazu por Marlene Wayar La imagen del cuerpo. Una aproximacion a las representaciones y practicas en el cuidado y la atencin de la salud por Maria Alicia Gutiérrez Los cuerpos de la universalidad. Educacién y travestismo/transexualismo por Renata Hiller Anexo grafico por Ana Mallimaci y Aluminé Moreno Bibliografia Asociaciones Los/as autores/as a3 37 39 67 0: 93 11s 131 133 141 Del derecho y del revés “Si en nuestro pais, el bien comitn respecto del ejercicio de la sexualidad, esta conformado exclusivamente por hetero- sexuales y mondgamos, es preferible pertenecer al club del ‘mal’ en cuyo ‘infierno’, infieles, swingeros, homosexuales, travestis y transexuales con su diversidad, acuhan cotidia- namente la esencia de un Estado constitucional de derecho en donde «.. del derecho y del revés uno sélo es lo que es anda siempre con lo puesto...” Andrés Gil Dominguez, Derechos fundamentales de travestis y transexuales, bien comin y Estado constitucional de derecho Este libro es el resultado de una investigacién sobre la situa- cién de las travestis, transexuales y transgéneros en la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, Mar del Plata y en localidades del Conurbano Bonaerense. Bajo la coordinacién de la Asociacién de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT), ac- tivistas travestis, transexuales, transgéneros, feministas y mu- jeres del campo académico participaron en este proyecto. La seleccién de este grupo no fue casual, responde a la vocacién de nuestra organizacién de romper las fronteras que separan academia de activismo. La investigacién se desarrollé en el curso del aiio 2005 y cont con el apoyo econémico de ASTRAEA Foundation y el asesoramiento técnico del Grupo Feminista Aji de Pollo; sin estos importantes aportes, la tarea nos hubiera resultado mu- cho mas compleja. Esta investigacién tuvo como antecedente el trabajo realizado desde la Defensoria del Pueblo de la Ciu- dad de Buenos Aires, Adjuntia en Derechos Humanos, cuando ésta estaba a cargo de la Dra, Diana Maffia. Como entonces, el objetivo de ALITT fue dar cuenta de la situacion de vida del las travestis, transexuales y transgéneros que residen en la Ciu- dad Autonoma de Buenos Aires y localidades de la provincia de Buenos Aires, del duro itinerario que atravesamos quienes adoptamos una identidad contraria a la esperada socialmente, pero también de la fuerza con que asumimos la lucha por nues- tros derechos. Los resultados de la investigacion muestran la exclusion que afecta a nuestro colectivo, Ja dificultad de acceder a la con- dicién de ciudadania, los problemas en el campo de la salud, la educacién, la violencia policial, sexual y doméstica. Condi- cionadas a conseguir nuestro sustento a través de la prostitu- cidn, tinico medio de subsistencia, nos vemos sometidas a una serie de indignas situaciones que nos colocan en una extrema vulnerabilidad, despojandonos de nuestra condicién humana. Modificaciones del cuerpo para atender no sélo a nuestros de- seos sino a la demanda de la clientela, exposicion sistematica a situaciones violentas en las dificiles negociaciones para evitar el contagio del SIDA y otras enfermedades de transmision sexual, persecucién y violencia policial a diario para negociar el “diez- mo” correspondiente a la institucién estatal que, haciendo uso de la violencia “legitima’, arrasa con cualquier respeto minimo a la dignidad. Hemos intentado, no obstante, que cada uno de me estos padecimientos muestre la otra cara: la pelea cotidiana por remover los estereotipos que pesan sobre nosotras y acceder al ejercicio pleno de la ciudadania. Estamos convencidas de que el conocimiento se construye a partir del didlogo entre personas situadas de manera diversa en el entramado social y que la riqueza de esta produccién co- lectiva deviene del aporte de distintas perspectivas acerca de las relaciones sociales y sus consecuencias. Por consiguiente, en el proceso de elaboracién de esta investigacion intentamos incor- porar la mayor variedad de voces posible y asegurar, en todas las etapas, la participacién de personas travestis, transexuales y transgénero y sus organizaciones. ; Agradecemos en especial, la dedicacién y la creatividad de las compaiieras travestis, transexuales y transgénero que participaron de la aplicacién del cuestionario. Ellas no sélo cumplieron sus tareas con eficiencia y compromiso, sino que colaboraron activamente para solucionar los inconve- nientes que se presentaban al momento de probar los ins- trumentos de recoleccién de datos en el trabajo de campo. Asimismo, queremos agradecer a las compafieras que nos ofrecieron su tiempo para ser encuestadas y entrevistadas, compartiendo sus experiencias y muchas veces unos ricos mates con nosotras. Un conjunto de organizaciones de defensa de los derechos de las travestis, transexuales y transgéneros colaboraron con la realizacion de la encuesta. En Ciudad de Buenos Aires, la Aso- ciacion de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) y Futuro Transgenérico. En el conurbano bonaerense, el Movi- miento Antidiscriminacién de Liberacién (MAL). En la ciudad de Mar del Plata, la Asociacién por la Igualdad de los Derechos (APID). Alejandra Sarda nos acompaié generosamente en el disefio del cuestionario. La participacién de las personas y los colectivos mencio- nados incidié tanto en el desarrollo como en las posibilidades futuras de esta investigacion. Consideramos que las potenciali- dades emancipatorias del conocimiento se vinculan tanto con las condiciones de produccién del mismo como con los usos que se pueden hacer de él. En este sentido, los contenidos de esta investigacién constituyen una herramienta colectiva para aquellas y aquellos que estén involucradas/os en la lucha contra las opresiones y contra todos los fundamentalismos. Vale consignar que esta investigacién muestra s6lo una par- te del amplio universo de la comunidad travesti, transexual y transgénero; asimismo, reconocemos la ausencia en la misma de la realidad de los travestis, hombres trans e intersex. Con estos limites, esperamos que el libro sirva como una herramienta para la construccién de la ciudadania travesti, transexual y transgé- nero y, al mismo tiempo, como un insumo para la elaboraci6n de politicas publicas sensibles a la realidad de nuestros grupos, para la ampliacién de conceptos tales como el de derechos hu- manos y, en suma, como un aporte orientado a promover la ple- na participacidn en una sociedad realmente democratica. Para terminar, aun cuando hemos escogido utilizar las deno- minaciones travesti, transexual y transgénero, respetamos cual- quier otra denominacién asumida por nuestra comunidad. Lohana Berkins Prélogo Entre la presunta objetividad cientifica y el activismo, hay un terreno fértil de modos de indagar que constituyen en si mismos intervenciones sociales que interpelan las relaciones de poder dominantes. Tanto por parte de los sujetos que interrogan y por parte de los que, a través de su testimonio, son legitimados como productores de verdad, como a través de las preguntas aparente- mente intimas que estallan en valor politico y las aparentemente triviales que abren dimensiones pocas veces resignificadas, des- de identidades invisibles a la investigacién social candnica. Alleer estas paginas, me siento involucrada con cifras y con historias. En parte, porque durante mi gestion como Defensora del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos Aires tuve la opor- tunidad de contar, en el drea de Derechos Humanos, con los saberes y la persistencia en la demanda de ciudadania de mu- chas travestis. Con Lohana Berkins y el equipo de trabajo de la Adjuntia hicimos una encuesta exploratoria, un antecedente modesto y circunscrito a la Ciudad Autonoma de Buenos Ai- res, pero que sin embargo nos permitié vislumbrar algunos de los datos que hoy nos hablan desde la encuesta mas amplia y ajustada técnicamente, y por eso mas confiable, que vertebra este libro. Estos resultados le ponen cifras al dafio irreparable de la discriminacién, del sufrimiento innecesario, de las ba- rreras absurdas para el ejercicio de los derechos elementales que se levantan para algunos sujetos por el mero hecho de su identidad sexual. La intolerancia y la agresividad contra las travestis, la hu- millacién yla marginacién son la respuesta reluctante al revisar la construccién de todas las sexualidades; entonces aparecen el temor a la interpelacion de aquello que se cree un destino bioldgico, la prepotencia del dogma impuesto por la ciencia, el derecho y la religion que trasladan su poder a la politica. Las travestis, desde la primera e intima conviccion de su ‘identi- dad, comienzan la carrera de obstaculos para la conservacion de sus derechos. Visto en la extensidn de los ultimos aiios, creo que se ha avanzado mucho en el reconocimiento de algunos de estos de- rechos; pero no es menos cierto que, en algunos casos, quienes lucharon por ellos, como Nadia Echazti, ya no estan para ejer- cerlos. Fue por Nadia que conseguimos que en el documen- to de las travestis figurara su foto real, y no aquélla en la que les exigian “parecer varones”. Hoy, otras compafieras siguen reclamando esos derechos. Asi, gracias al trabajo de Lohana Berkins hemos conseguido el acceso a subsidios de vivienda y también una resolucién de la Secretaria de Educacién para que, en todas las escuelas de la ciudad, se llame a las travestis con un nombre acorde a su identidad. Ménica Leén, por ci- tar otro ejemplo, ha logrado destrabar los servicios de agua potable en el Hotel Gondolin, donde muchas travestis hacen una experiencia de legitimacién de su vivienda (uno de los gravisimos problemas con los que comunmente tropiezan). Se podrian citar muchos casos, porque cada paso fue dado con ellas arriesgando muchas veces su seguridad, como cuando trazamos un mapa de conflicto y corrupcién policial en las comisarias de la ciudad. 10 Desde el momento en que saltaron a la escena publica, en ocasion de discutirse el cédigo contravencional, hasta la cons- truccién ciudadana que las compromete con muchos otros pro- blemas sociales que exceden sus demandas por la identidad, las travestis se han forjado a si mismas y le han puesto nombre a experiencias humanas que solo ellas pueden nombrar en pri- mera persona, Como trabajadora de los derechos humanos, como feminista, como compafera de quienes han puesto su saber y su sensibilidad en este libro, es para mi un orgullo ha- ber sido invitada a sumarme con este breve prdlogo al sdlido trabajo con el que se fortalecen los cimientos de la conciencia igualitaria, de las libertades pendientes, de un mundo mds hu- mano que sin ellas no seria posible. Diana Maffia ah La gesta del nombre propio Durante este trabajo se relevaron 420 nombres de amigas fallecidas, siendo el SIDA la principal causa de muerte (el 62%). En segundo lugar, 17% de los casos, el asesinato es el motivo del deceso. El resto de las causas de muerte men-cionadas incluyen accidentes de transito, suicidio, cdncer, cirrosis, sobredosis, diabetes, abandono de persona y comnplicaciones derivadas de procedimientos de inyec- ci6n de siliconas. Respecto de la edad de las amigas 0 cono- cidas fallecidas, el 35% murié cuando tenia entre 22 y 31 atios y el 34% entre los 32 y 41 afios. ; PTT Ton eeueoeme seen OT cateeael Marlene Wayar, activista de Futuro Transgenérico, en la Marcha del Orgullo GLTTTBI de 2004, performance “travesti piquetera’, “0002 ap ojunf SaAen Se] Bp ule e| ap UgIDDa)= e] ap esa Y e] BJUEINP Se}SIANDY. An{np ap euodag e7 ejabuy sefoy aL euney evajen, aibuy Ueda eIAe|4 Aesiog inbuig 4O}S3N 27 SeLy BjaeW opeBjaq pubu; PS05 OBNH JO1DIA 27 eoaqay saquoy eeyy eT edayny eT Juinbeysoy ejadseyy de] RULBIOW CURIAIA, ozuue) eueueyW 4Jeqorsy eyd0g ET oneig eLayen, 1UDIM 27] eda1OW) eueIAIA, ejawed euljabior nzeydy elpen, euney uoueyw eoueig ByUeJaIS aunayey edBUNW eT 2DUIND e7 euuiges SsuD eyanbnjadg 27 AIA, apjow eunsnby euey e7 euel|y e: IW ofewig euelpy enuny eines e}sandua e] a}uesNp sepeuolsuaU seyanui sysanel seiauedwoD “sauoeziueBio SeMUSIp op sysaAey SeISIANDE Bp UOIUNSY liste OSaq AUDA 27 eT evajen ese) e1ogag ouSOW 27 eIpNe|D Pjauqey eunsuD eyey euages e] ayer eipuelajy eipney eipues eyroroyy 27 QL ap ounbes eaipuy Pues ap iqueg euLesoy e7 eysaue, sen] ej eineg eyuesns ie aie qt anaue, 27 euojed e] eIPUeS ouey e7 essayeq ejaiueq esaqopio> e7 Ne] eueneg O18, 27 esaqopio> e7 ULE efaand e7 9. SsuD opuod e7 e1aely eoyebuy zayuag nin] seuy Apu eAesije> euSOYy 2u0a7 27 WLIW ap Apuam, euusapay esauey esaqopio) 27 euluelsy OSIDIEN 1Ua, ojnBuy eueiai, ol|Boanuog esauen, znup euog e7 euanbeys e7 euln eyJ241Sg 27 euapey eipnes, stijaD eYLOW ADUPN ap PULIgos e7 S922) OJ04 e7 euensad e7 Yyeiogag unsawey e7 ZIG 950 27 1Aog 27 espuelayy eume|si697 e| Ua o1po ap sauawuy ogy) jap Us BaL105 ualed A (OnLy) euaNqeipald eseueA ‘(¥LIO) NZeY>3 eIPeN "(YHD) “1002 ap o1unf ‘euariog equasaud e| a1uesNp (VLLIy ap exopepuny) nj61D 4es9> epualg eye) jAUeD Bae epalo HPIA eUILeW sappay ayes) Wy oulnby euy eualne e7 Aqep, ese ezopuay ap ZeIg eWjan1eW. eziquy eueLeyW, SOQO|EIIIA 1U9,, BqLe|D ZN] E7 QUOWEY a}]9s15 Zaumew AjayD sayy eulD PUY e7 a1eIP7 esIN] epewnyy uaiey e1oged essaue/, ePIA epue|oA saje1oy uasey, epuewiay Inzy ap aljasiD, eUO|D eUa107 eyneg HAY eye saquow Asdi) P127d Jap JEW eLeIeN ouaquoy ej: ung ejauqes, opseyjen eyesoy oz4e> euaiere/y pjauwueg yupne eiBan e7 eulue, dabuis esogaq nang ey uoreA Ipjolag Auo> suidog Aiew e] assejeqieg evauny Auuey eyeqey Ppuen aijasi9 apiquin ejaa1ey Souq] aqule, e7 elpne|> ‘sejeinyind sepepianze uez||201 95 jaloy [= Ua alUauUtenioy ‘snsanen sod g66| apsop openstuupe 59 K opeiadnoas any oulsiuy [3 sepeojdxe uere sisaneu se] aPUOP ‘U}OPUON |a1O} Ja Ua ePeUIOI 0104 0107 27 eupues red epuem, aD Asieq e7 eyaueD e7 asor ede, e7 Apaly eyqUAD, ualey ejaouew jawed eo eyeuay unweyw sobing eD1UQW eD1UQI9A, euanBbenues e7 ejaiued JeaUP IIA, YDEL, 2YSeS Jayjuuey eqey) e7 elpne|> eke, eIDIN eIsI e1]ag ap asiueq weySulyny ap Z OW weybulyny ap euljebior enpeg eHeW eqyueney ey epeiado e7 erissar PURIGWIO/OD e7 ene] ewuies ei6an 27 euaTiy> PF eJUejaIsy BIN eT 'y e[azeW sin) Z &7] euand eaipuy ouebn7 ap ayjasi oue6n] ap eled Zouyue|y PU2OT PpaeIW, eyan e7 eyoued 27 pjasq es6aN eT eueig ogeg eyes ap er2uNW e7 aqueg es6aN 27 2 Due) eulueld, Aosa7 essauepn, oe euesns, “£007 @P ISL.LIN9 O|INBUO jap eyrueW {nseAel jabuy, s>UEWOLJed ns ajUeINp (uozeiaq!7 ap jeloy}119) o]UA!WIACW) 71LW o1@xanbid oyUa!WIAOW Jap se oerey esueW, zayjuag esoy eouelg ojaso eja2eW opre6p3 €7 81405 eIyjUAD sO1D &7 SEW. eunbiwuoy 27] ewueYyor Za|PZUOD eII2D oase> e7 zanByipoy euesns SaU0ZPIOD 82UO 1 oyany e7 eban ejauew epada er1u9W JaquieD epueuia4 eueW jouez eipne|> yptjapanoy ejaavew. 1o7 4Inz auawa|> e7 er1SSeF PB eqied SISOWAN zapueula ese eziejed eaipuy ZapueUsa, eSeW) eualo7 wpn7e7 inbon e7 1925 unuy e7 owed ap eye eyne ey ezueue) eueor nun e7 1g) eed 1 pA IAIJOg 7 eapUelaly ezOpUay) BYI0d CF 2B e OyUNf eke audLeW ‘ouoques eul|o1e> ja07 uy epesado 27 Ud) eT ejapevoy e7 eueneg 1929 21 oaany} e7 oy 6107 euezueW 2} iypauog e7 ene} eqjenbey e7 Ospad e7 7 e7 eipne| Asdig) &7 2907 oDUeAIA eUID, oysew e7 eae ejanueyw nysuay eune>, “LOOT oue (ssuosen ap eles ua) ziun ) ZIUNW Jeydso} |@ Us epeusayU! HIA ap e1opetiod Nsaney eisUedWIOD eUNe eUSIA LIT ap ASIAN. euue) esayiserg 27 JUOW Bes, jor ednge7 Rjenuew eipne|>. eosow e7 EON eT ofy ap se; ap el/eIeN epueuia4 $9J0|4 BJO] 298d ET eueinljog &7 eaupuy. essaue/, Aanqey RjaqeW o1apeW ap eipne|) opjeaso e7 BOW pjawedg ors eupuelaly inbag e213nD Aunyey euuges souefedeyueds3 27 eIAe}4 eyew er1UQI2A, JOp|idinD euss07 euefoly 27 sedaiquoD AyeD &7 oawoy ejs7eW eulew 2007 e7 eupuelaly ea1D euaso7 Apued puue) e7 euan6enues 27 eye) ebay joe), mld 7 eapues jun e7 sejzey eul nm eipnel), sefoy espues, oysuaW 27 eyep uewwzny eulWiOY eqne aeyjease> eurige4 ede] 0007 @P 181.1115 o1!NBI9 jap eUyD.eW e| aqueINp epeLo} o104 sajenxasueNy & soutu ap soypaiap so} iod ewse}s1 ‘seraueduso> seno e oun “'bz}) U9e7 e>1UOW) e 11s! jas, aplan eT oupad e7 eursnby Raney BIAR 4 ejebuy eoupuy ejawed eulue, well\y esadUld auljeyper Apuam eurje6ior eqebiew iqueg eueuey RURAIIS eyey eT yupne dajuysny eYe> eyses ujuey ues ap EIU ulUeW UeS ap eIURJEIS ouebn) ap ejatueg ouebn7 ap ese ouebn7 ap easpuy sau 1pIsH uasey, gnu anes SPUIU yeas, IAI, uew/Arew IAA jwoy e1IDe8D epuljesoy uosnBie4 eULey ejauew, sor eeW eyansy sapinoy pjaiueg esojocIW, Way ayse]9D, “uopeaiiqnd ese eed 1 iy 4od epezijeau eysanoue 2] 8p Uo}perIDede> ap osin> [a aqueINp TIN Bp UPkeDes eURI A’LLITW ap e12191285 ‘Ipleyi eEULLON| eAenbnip e7 eine uosiy idig espuelaly euen¢ anaue, a|1es!D exenbrun eusIOW 250 21 eyjauiqey eooly eja7eW ezie] Aan eyon> euyasor euenel eueay ap aind epeing Aputy uo, erequeg 2Ua107 Ayey eau eyes ulead eT An{ng ap euly 27 epueuiay palpuy euevew auBbojnog ap epuljesoy ABU ejaiueg enludla/, sixaly 27 ugionjos e7 euein] e7 oye) EF ypuaig suayeW TN sis} eyjeuy eed e168N 27 Bjorke) oyjesag eljny euezuey eT ones eupuelayy euey eUa!OT eunbaig ey seyeyw ey ZoBsy PLeD eueieg SEUAIJ AAS! eUley] esuew Aajaso7 euen| Phew ugjary nol ey oe 8661 @P IALLLTD oj!nBuo jap eyriew e] S1UEIN “eIE/d [ap Je Bp sajenxasuen < snsanen seystanre seiouedo>, 130 ai vA eupey Rjauqes Zapueuiay eueW, eaipuy eipne|> ByIDaD oqaueg eipues ejoue> Apuay, e1yyuAa Aap 27 BIaDWeW euewindn] e7 ejaveW. Aon) e]NYIW ezieje5 eaipuy euLiey, essay eipues euewinony ouay eq esiny iyped e7 eueiges IqjoD ueWL ooeniag &7 WpneID muLeyeuney euopesey equipues 2] eueleg e7 euldig 27 eyey eAenBnuip 27 eae, euas07 Activista durante la Marcha de Orgullo GLTTT#!: Variaciones trans imera: un correo electrénico. sEscrito por quién? Por cual- era. El correo dice que he muerto. Imagino muertes posibles. disparo, venido quién sabe de dénde. Un asalto. El desper- de una enfermedad subita y letal. El cable pelado del seca- pas. ;Un rayo! “Mauro Cabral murié partido por un rayo”. O ‘agantado por el carozo de una aceituna negra o por la tapita nea de una lapicera Bic. Como sea. Escribo el comunicado y envio al mundo. Y entonces soy libre. No tengo nombre, ni isoria, Abro la puerta, salgo a la calle. Camino entre la gente. Segunda: me emparedo, vivo en los limites de las paredes mi casa. No atiendo ni el timbre ni el teléfono. Mi hermano niega cuando otros llaman. El mundo me olvida. Me quedo dole vuelta a mis papeles, a las fotos que pueda rescatar, El po se detiene, y luego comienza a marchar de nuevo, hacia ‘s. Me encuentro con el fantasma amable de mi abuela en atio, regando las plantas. Presiento a mi abuelo jugando al drez detrés de una puerta que nunca mas abro. Los dolores iguos se van borrando, desvaidos; y del pasado sélo quedan nes deshaciéndose, como los residuos de un sueno. ‘Tercera: desaparezco. Desaparezco por completo. Me voy tarde, sin llevarme nada. Simplemente me voy. No le cuen- nadie, no dejo ni una nota sobre la mesa avisando cuando Ivo. Todas las cosas, toda la gente, todas las palabras quedan siempre suspendidas en la ultima vez que las rocé o me ro- 37 zaron. Ultima vez del patio, tiltima vez de los perros, tiltima vez de mi hermano: tiltima vez de todo, y después de eso, nada. Otra vida. En otra parte. Un dia, leyendo las necroldgicas me entero de que por fin me he muerto, atrapado en una casa que converti durante afios en mi refugio y mi tumba. Respiro aliviado, mientras pienso cémo quitarme otra vez de encima el infierno tripartito. Las miradas de los otros. Las palabras de los otros. Y mi cuerpo. Mauro Cabral 38 Travestismo y violencia poli Cada 100 de nosotras, 86 hemos padecido algun tipo de violencia policial Entonces, entraron cuatro de ellos y me sacaron al patio y se sumé uno que me agarré del cabello y del cuello, ala vez que otros me tomaron de ambas piernas y las abrian con fuerza J las apretaban con sus rodillas en mis muslos contra el piso. Mientras, otro me torcia los dedos de mi mano derecha yun quinto me torcta el otro brazo; yo gritaba desesperada, sobre todo porque tenfa mucho miedo y mucha bronca. Luego me pusieron boca abajo y con las manos atrds me pusieron un chaleco de fuerza y me pegaron en el estomago y la verdad es que no se qué mds me pas6, Entre los insultos y las ame- nazas alcancé a escuchar los gritos de unos vecinos que se acercaron a la comisaria alertados por los ruidos. Nadia Echaztt Buenos Aires, 11 de enero de 1997 que se exhibieren en la via publica con ropas del sexo contrario Estado y los edictos policiales lravestismo organizado en Argentina comienza a manifes- se publicamente en los aftos 90, El argumento central de su ibilidad es la lucha por la derogacién de los Edictos Policiales la Ciudad Auténoma de Buenos Aires, principal herramien- del Estado para reprimir disidentes peligrosas/os. _ Creados en los albores del Estado-Nacién, los edictos fun- nan como un instrumento que delega en la policia, provincial 39 © federal, la tarea de reprimir actos no previstos por el Codigo Penal de la Nacién. Los edictos no forman parte del derecho penal sino del derecho administrativo. Existentes atin en varias provincias del pais, estas figuras, claramente anticonstituciona- les, son aplicadas por las fuerzas policiales sobre lo que todavia se conoce con el nombre de contravenciones. Dos de ellas ata- fen directamente a las travestis, sancionadas ambas en el afio 1949: el Articulo 2° F, a través del cual seran reprimidos “los que se exhibieren en la via publica con ropas del sexo contrario” y el Articulo 2° H, a través del que seran también reprimidas “las personas de uno u otro sexo que ptiblicamente incitaren 0 se ofreciesen al acto carnal” A través de los edictos, la policia tie- ne la facultad de actuar como juez en primera instancia; puede detener y apresar a las/os contraventoras/es por determinados periodos de tiempo.’ Como lo seftala Josefina Ferndndez en su libro Cuerpos Desobedientes. Travestismo ¢ Identidad de Género (Edbasa, 2004) cabe recordar que son tres los sistemas de reglamen- tacidn del comercio sexual en el mundo: prohimbicionista, reglamentarista y abolicionista, El primero prohibe cualquier forma de ejercicio de Ia prostitucidn y es considerado el mis restrictivo. El reglamentarista limita la préctica prostibular a sitios cerrados 0 zonas especiales; el tiltimo veda la explotacién ajena sin penalizar el ejercicio independiente (Raquel Osborne, 1989), La oferta y demanda de sexo fue discutida en el pais por morali- zadores, politicos y clérigos desde mediados del siglo XIX. Las primeras normas surgieron en 1875, y se extendieton hasta 1935, cuando se permitieron los prostibulos y se comenzd a someter a las prostitutas a controles periédicos para evitar que los varones contrajeran enfermedades, En 1875, el Consejo Deliberante portefto vot6 la primera ordenanza en la aque las prostitutas eran definidas como “mujeres que vendian favores sexuales a més de un hombre”, En 1936, se derogaron las reglamentaciones de la prostitucién y se sancioné la Ley 12.331, conocida como Ley de Profilaxis. Esta normativa es de caricter abolicionista Poco después, on 1949, una convencién de las Naciones Unidas se pronuncié por la repre sidn de la trata de personas y de la explotacion de la prostituctén ajena. Esta convencién fue estimada progresista porque consagré a nivel mundial el sistema abolicionista y fue ratificada por el Decreto Ley 11.925 en la dictadura de Aramburu, Este tiltimo firmé, en. 1954, el decreto ley que establecié los 23 edictos policiales que rigieron hasta 1998 en la Ciuidad de Buenos Aires. Dos afios después, durante la presidencia de Arturo Frondizi, el Congreso ratified esa ley y la policia federal comenzé a aplicarla (Donna Guy, 1991). Ebriedad, escindalo ~-que incluia la figura “vestit prendas del sexo contrario”—, vagan- cia, mendicidad, des6rdenes y prostitucién podian ser castigados con 30 dias de arresto. 40 ances, fundamentalmente, para la derogacién de los Ja Ciudad Autonoma de Buenos Aires, que las traves- exuales comienzan a organizarse. Detras de esta lucha 8 las expresiones organizativas mds destacadas eet le, Un grupo entendiéd que la organizacién debia girar a la reivindicaci6n del ejercicio de la prostitucion yala eucion de la misma. Otro grupo vio en la prostitucién ‘alternativa ocasional a ser abandonada gradualmente. le se accediera a otras fuentes de ingresos. Por tiltimo, nes situaron en el centro de la movilizacién, la lucha econocimiento estatal y social de la identidad travesti y ial, En cualquier caso, como se sefiald, los intereses de 5 expresiones confluyeron en la derogacién de los edic- Hino expresién de la discriminacién, segregacién y margi- On del colectivo. : bien estos edictos fueron derogados en la Ciudad de Bue- dres en el afio 1998, en ocasién del otorgamiento de su Momia’, en la provincia de Buenos Aires, otro de los espa- de los que se ocupa este informe, siguen vigentes en la Ley }1. Bn efecto, en el Capitulo III (que lleva por titulo “Contra loralidad Publica y las Buenas Costumbres”), el Articulo 66 ld que sera sancionado con pena de multa del cincuenta }) al cien (100) por ciento del haber mensual del agente de se- fidad (Agrupamiento Comando) de la Policia de la provincia Buenos Aires y con arresto de treinta (30) a sesenta (60) dias, su caso clausura por el mismo término a quien, con éhimo a ciudad de Buenos Aires, capital de la Republica Argentina, carecié, hasta el aflo 1997, ‘uutonomia de gobierno, Es en ese afio, cuando el Congreso Nacional aprueba una Ley Icional que reglamenta dicha autonomia, establecida en la Reforma constitucional # M1. A partir de ese momento, los ciudadanos eligen por voto directo al Jefe de Gobier. io de la ciudad y a un cu gisla py scat ierpo propio de legisladores que reemplazan al antiguo Consejo 44 de lucro, promoviere 0 facilitare la corrupcién 0 prostitucion de mayores de edad, sin distincién del sexo y aunque mediare el consentimiento de éstos. Asimismo, el mismo Codigo Contravencional destaca en el mismo capitulo, Articulo 68, que ser penado con una multa de entre el quince (15) y el cuarenta (40) por ciento del haber mensual del agente de seguridad (Agrupamiento Comando) de la Policia de la provincia de Buenos Aires, y arresto de cinco (5) a treinta (30) dias, la prostituta o el homosexual que se ofre- ciere puiblicamente, dando ocasién de escandalo 0 molestando o produjere escandalo en la casa que habitare. Por su parte, el Articulo 69 indica, una vez mas, que sera sancionado con multa del veinte (20) al sesenta (60) por ciento del haber mensual del agente de seguridad (Agrupamiento Comando) de la Policia de la provincia de Buenos Aires y arresto de diez (10) a treinta (30) dias, el propietario o encargado del hotel o casa de alojamien- to o establecimiento comercial, cuando en sus dependencias se produjere escandalo con motivo del ejercicio de la prostitucion © por actitudes o practicas viciosas de homosexuales. Como sino fuera suficiente con estos articulos, la misma ley, en su Capitulo VII titulado “Contra la Fe Publica’, contiene el Articulo 92 que prevé una multa para quien, en la vida diaria, se vista y haga pasar como persona de sexo contrario. Dicha multa varia entre el veinte (20) y el sesenta (60) por ciento del haber mensual del agente de seguridad (Agrupamiento Comando) de la Policia de la provincia de Buenos Aires, y clausura, en caso de que se utilizare comercio 0 local para la infraccién, de diez (10) a sesenta (60) dias. Aunque hay importantes diferencias entre aquellos lugares en que los edictos han desaparecido y aquellos en los que se mantienen, la identidad travesti y transexual sigue siendo cri- minalizada y el abuso policial es moneda corriente. 42 Nos van a llevar hasta en el supermercado El Estado y el Codigo de Convivencia Urbana Instituto Nacional contra la Discriminacién Ministerio del Interior MEN: 0147 Fecha de Denuncia: 27/11/00 Niimero de Denuncia: 0147 Apellido y Nombres: Interviene: Ne de Documento y Tipo: Edad: Profesién: Travesti Direcei bsealidaas Provincia: OP: TE: Denunciado: personal de seguridad ferroviaria Ambito de Discriminacién: Estacién Lomas de Zamora Catisax pee ee Apellido y Nombre y Localidad: Provincia: cP. es ane Descripcién: El dia domingo 19 del corriente y siendo aproximadamente las 19 hs., y en la oficina expendedora de boletos, y después de haber adquirido los mismos, es abordada por una persona de sexo masculino que se en contraba dentro de la misma compatiia de la boleteria di- ciéndole cosas como “;cudnto cobras por tus servicios?”, a Jo que la denunciante le dice que no ejerciala prostitucién que estaba en compariia de su marido, que se encontraba comprando cosas y que se dirigian a su domicilio. La de- nunciante se retira de la boleterta y se dirige hacia los an- denes, a esto el denunciado sale de la misma haciendo un rodeo y se pone frente a ella diciéndole “que si no cobraba le hiciera un servicio de onda en un departamento que él tenia en las cercantas”, en eso llega su pareja y ee 43 “squé pasa?”, alo que éste responde quién era él, “soy el marido” y el denunciado dice “seguro que vos sos el fiolo y aeste travesti me lo voy a levantar”, a lo que la pareja responde “ella no se prostituye, a ella la mantengo yo, ten- go comprobantes laborales”, la denunciante pide a su pa- reja que se tranquilice y se retira. El denunciado los sigue ¥y se identifica como de la policia de Lomas 11, diciéndole que a ella se la lleva detenida por travesti, la denunciante le solicita le muestre la credencial a lo que se niega. La denunciante le solicita a su pareja que busque un policia uniformado, este se retira y el denunciado, aprovechando la situacién, comienza a agredirlo verbalmente exhibien- do un arma en su cinturén y diciendo cosas como “yo soy un policia y vos sos un travesti y no tenés derecho a nada y te voy a llevar preso y voy a hacer con vos lo que yo quiera”. Después de eso se retira diciendo que va a llamar aun mévil y no regresé mas. Firma: Como se sefialara en el apartado anterior, en lugar de los edictos, se sancioné en la Ciudad de Buenos Aires, el Codigo Contravencional de la Ciudad, mediante Ley N°10 (BOCBA n° 405, 15/03/98). Este cambio implicé la eliminacion de figuras tales como “la prostitucion” y “llevar prendas del sexo contra- rio” y la desaparicién de las detenciones preventivas en materia contravencional. La policia se conviertié en un auxiliar de la justicia y las decisiones quedaron, en adelante, en manos de un sistema democratico de fiscales que, de manera rotativa, actian las 24 horas del dia al servicio de la comunidad. Un ejemplo que ilustra el rapido impacto que tuvo la aplicacién del Codigo de Convivencia Urbana fue la disminucién abrupta del ntmero de actas. Con el antiguo sistema, se producian unos 3000 arrestos mensuales, la mayor parte obedecia a figuras que desaparecie- 44 ron con la nueva normativa. Una vez aplicada ésta, la policia labré slo 367 actas, la mitad de las cuales fueron archivadas 0 desestimadas por la Justicia Contravencional, debido a que no encuadraban en ninguna de las prohibiciones del Cédigo de Convivencia Urbana. En aquellas que dieron lugar a proce- Samientos, todos/as los/as afectados/as tuvieron, por primera vez, derecho a defenderse a diferencia de la situacién anterior, ee la policia podia aplicar arrestos de hasta 30 dias, en i ag de los casos sin que las personas implicadas pudie- Esta situacion, sin embargo, no duré demasiado tiempo. Los Sectores mas conservadores de la sociedad impugnaron el huevo sistema, sobre todo en lo referido a la oferta de sexo en la calle que el nuevo cédigo ya no reprimia, por estimar no sélo que era demasiado permisivo sino que debilitaba el poder de la policfa. Las presiones fueron continuas y; finalmente, en el mes de julio del mismo afio 1998, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires modificé el Codigo en cuestién con la aprobacién de la Ley N*42 (BOCBA ne 488, 17/7/98 y la introduccién del : i Articulo 71. Ley de Reformas del Cédigo Contravencional Articulo 71 - Alteraciéna la tranquilidad publica Causar alteraciones a la tranquilidad ptiblica frente a vi- viendas, establecimientos educativos 0 templos, 0 en su Proximidad, con motivo u ocasién del ejercicio de la pros- titucién y como resultado de su concentracién, de ruidos 0 perturbacién del transito de personas 0 vehiculos, 0 con hostigamiento 0 exhibiéndose en ropa interior o desnudo/a. Se dard intervencidn al Ministerio Puiblico Fiscal cuando corresponda aplicar el articulo 19° de la Ley 12, 45 En adelante, se toleraria la prostitucién callejera, pero de manera reglamentada. En otros términos, si bien no se prohi- bid la oferta de sexo en la calle, ésta fue limitada por medio de figuras como ruidos molestos y alteracién al orden publico. Seguin el mencionado articulo, prostitutas y travestis no podran alterar la tranquilidad publica frente a casas, templos y escuelas. Se considerard que hay alteracién a la tranquilidad cuando las personas que ejercen la prostitucién provoquen ruidos, pertur- ben el transito de personas o vehiculos 0 cuando trabajen y se concentren en un mismo lugar. La modificacion que introdujo el Articulo 71 no habilité a la policia para detener a quienes lo violaran, los efectivos debian, por el contrario, dar aviso al fis- cal responsable de impartir las instrucciones del caso. Con fre- cuencia, como es facil suponer, ello no ocurria, En el lugar del aviso al fiscal, la policia comenzo a exigir una coima’. Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires Act N° 1774/98 Apellido y Nombes: G.A.O. DNE Fecha de Nacimiento: Domicilio: CP: TE Sr. Defensor: al regresar a mi casa del barrio de Congreso, donde ejerzo la prostitucion, un agente de la policia que es- taba en la esquina de Cochabamba y Luis Sdenz Pena se acercé a mi domicilio - vivo en la esquina de Cochabamba ¥y San José ~ y me dijo que ejercia la prostitucion en mi casa ‘y me pidié $50 para no hacerme la vida imposible. Como no le di, tocé ~ a las cinco de la mafiana — el portero eléctrico de +3 Se denomina ‘coima’ al dinero que la policia obliga a pagar, en este caso a las personas den situacion de prostitucidn, a cambio de no labrar el acta contravencional. 46 ee los vecinos preguntando “sacé vive una travesti?” (Yo : ae estado y cerrado la puerta). Pido la intervencién de la Defensoria del Pueblo. Me amenazé con hacerme la vida imposible hasta que abandone la jurisdiccién de ellos Firma: : ec “i ae 1999 con un Cédigo de Convivencia Ur- - ee oy a prostitucién contintia despenalizada pero ee a el titulo de “alteracion a la tranquilidad F. +A causa. de Ja concentracién de personas en situacién : apr cerca de viviendas, templos 0 escuelas. El ciclo E pee termina cuando Carlos Menem, entonces Presiden- ee la Nacién, firma el decreto 150/99 en marzo del mismo ae Some Legislatura portefia prohfbe el ejercicio Peiiccaa sa les de Buenos Aires, mediante la Ley N° won rae : 08/03/99), que sustituyd el texto del Arti- ec ne Seas ALTERACION DE LA TRANQUILI- . Ofre ara si Servicios sexuales en Poesia Sa Glea aa ea travestis y clientes que sean descubiertos ofre- ete : ee para si © para otras personas servicios Peis Dae publicos, podran ser castigados con ees entre trabajos comunitarios y multas. Estas Bo yon uae Bee jueces y varian entre un minimo de ee cane le $500 por dia de sancién. Vale aclarar que . asignado a las multas supera al exigido por la policia pconcept “ coima; por tudimentario que sea el calculo ra- Gional que se haga, sera preferible la coima al pago de la mult ljudicada por el Estado, : eee la prostitucién es regresar a aquel momento en Be los edictos vigentes, travestismo y ejercicio de la cion eran una sola cosa. Las travestis, en situacién de 47 prostitucién o no, seran detenidas por la policia 0, a riesgo de ello, deberan recurrir al pago ilegal de dinero. Esta situacién conduce a algunas organizaciones de traves- tis, conjuntamente con otros grupos y personas independientes, a la presentacién de un habeas corpus preventivo. En el mismo, se sefiala lo siguiente: Buenos Aires, 28 de abril de 1999 Presentamos un habeas corpus preventivo porque’ desde la reforma al Articulo 71 del Cédigo Contrayencional de la Ciudad de Buenos Aires, mujeres, hombres y travestis que ejercemos la prostitucién, padecemos ue sélo ame- nazas contra nuestra libertad ambulatoria sino tarnbiées ilegitimas restricciones al mencionado derecho, eect das por distintas comisiones policiales pertenectentes a diversas reparticiones. El accionar de la prevencion se materializa con sistemdticas amenazas de aprehension bajo el pretexto de la citada nore. sin causa alguna que justifique su aplicacion. Es decir, por el s6lo hecho de individualizarnos en la via ptiblica, ejerciendo las li- bertades constitucionales de las que somos titulares, los funcionarios policiales aprovechan la ocasién para inti- ‘midarnos manifestando, por los mas variados métodos, las discrecionales facultades que dicen poseer y que de hecho ejercen. Por la estigmatizacion causada por tantos arios de represion policial durante la vigencia de los dero- gados edictos policiales, muchas/os de nosotras/os somos facilmente identificables para la prevencién, facilitando la tarea de los mismos a la hora de realizar las amenazas de las que somos victimas. En definitiva, y a oe efectos de realizar una descripcion genérica de las acciones des- plegadas por el personal policial, caben mencionar entre otras: amenazas contra nuestra libertad ambulatoria, 48 integridad fisica e inclusive contra nuestra vida; persecu- ciones; lesiones; privaciones ilegitimas de libertad; y hasta pedidos de nuestra recaudacién para evitar las acciones anieriormente mencionadas. Con las arbitrarias amena- zas y detenciones se viola en forma atroz, ademas de las garantias constitucionales del debido proceso, numerosos derechos y libertades contenidos en la Constitucién Na- cional como en la de la Ciudad de Buenos Aires, asi como en los tratados con jerarquia constitucional que rigen en nuestro derecho, a saber: derecho a la libre circulacion, seguridad personal, principio de reserva y de legalidad, derecho a la no discriminacién por orientacién sexual, derechos sexuales, derecho a la dignidad, integridad per- sonal y derecho al trabajo. Nos protegen de pobres, de cartoneros, de prostitutas, de travestis Las reformas del afio 2004* En el ato 2004, volveran a introducirse més modificaciones al Cédigo de Convivencia Urbana de la Ciudad Auténoma de juenos Aires como la aprobacién de la Ley N°1472 (BOCBA ° 2055, 28/10/04). Estas modificaciones incorporan al ambito ntravencional local, figuras propias del Cédigo Penal Nacio- al. La gravedad de estos cambios reside en que, precisamente, trata de figuras que, aunque ya estan reglamentadas por el ‘digo Penal, se encuentran en el Cédigo de Conyivencia. Esta la principal razén por la que muchas organizaciones de tra- ‘stis y transexuales y organizaciones sociales diversas, desco- cen la reforma del Cédigo. lara la claboracién de este apartado se utilizé material proveniente del debate publico se hiciera en ocasién de las reformas que se introdujeron en el Cdigo de Convivencia na en el ao 2004, Se utilizaron, fandamentalmente, las intervenciones de las docto- ‘Margarita Bellotti y Marta Fontenla. 49 Lejos de garantizar la proteccién de todas/os las/os habitan- tes de la Ciudad frente a los avances cada vez mas avasalladores de los poderes del Estado sobre sus derechos, especialmente a partir de las tiltimas dictaduras terroristas, las reformas del ano 2004 parecen introducirse especificamente para la defensa de algunos grupos. Se trata de un cambio que atropella los dere- chos que la Constitucién de la Ciudad garantiza a los sectores mas desprotegidos: los y las pobres y, especialmente, las muje- res y travestis y transexuales en situa cién de prostitucién. La represién del ejercicio individual de la prostitucién, tanto en la version del afio 1999 como en las reformas pro- puestas en 2004, contraviene la Convencién para la Repre- sidn de la Trata de Personas y Explotacion de la Prostitucion Ajena, aprobada por las Naciones Unidas en 1949, de la que Argentina es pais signatario®. En el mismo sentido, la Con- yencion de Naciones Unidas de 1979, también ratificada por nuestro pais e incorporada a la Constitucién, se pronuncia a favor de eliminar toda forma de discriminacién contra las mujeres. Por otra parte, el actual Cédigo y las reformas del aio 2004 violan el principio de igualdad y no-discrimina- cion, tanto la igualdad formal -igualdad ante la ley- como la igualdad material y sustancial, que exige la accién del Estado para compensar, en alguna medida, desigualdades sociales, econémicas, sexuales y culturales, y posibilitar el ejercicio de los derechos garantizados. Con referencia a la Ciudad Auténoma de Buenos Aires, las normas existentes sobre la “oferta de sexo en la via pu- blica” violan los Articulos 38 y 39 de la Constitucién de la 5 Esta Convencin establece que no se puede reglamentar la prostitucién ni sancionar su ejercicio individual. Por su parte, las partes firmantes del tratado se comprometen a cast- gar a toda persona que explote la prostitucin ajena o mantenga una casa de prostitucién 0 intervenga en el tréfico de personas. 50 Ciudad. Dichos articulos establecen, para personas adultas el Primero y para nifias y nifos el segundo, la obligacién de la Ciudad de amparar a las victimas de la explotacién sexual —no de perseguirlas—, de brindar servicios de atencién adoptar medidas para perseguir su trafico. Todos estos ee tivos no son cumplidos y, en lugar de ellos, se ofrece repre- sion. Estas propuestas de reformas normativas transgreden los articulos 11 y 12 de la Constitucién de la Ciudad, que conde- nan la discriminacion y garantizan el derecho a la identidad. Lo mismo sucede con el Articulo 13, que consagra la garantla le la libertad y prohibe toda norma que implique, expresa o ticitamente, peligrosidad sin delito, cualquier inanifestacton. de lerecho penal de autor o sancién de acciones que no afecten derechos individuales ni colectivos. Asimismo, las reformas vulneran por accién y omisién el rticulo 17 de la Constitucién de la Ciudad, que establece que Ja Ciudad desarrolla politicas sociales coordinadas para aa las condiciones de pobreza y exclusién mediante recursos ‘supuestarios, técnicos y humanos” y “asiste a las personas in necesidades basicas insatisfechas....”. Nuestro pais ha consagrado el sistema abolicionista. Sin SS oe la época de los tristemente célebres edictos po- Bcc perseguido a las mujeres y travestis que ejercen la La médula de las reformas propuestas responden a cuatro eptos claves: criminalizacion de la pobreza; criminaliza- de las diferencias sociales, sexuales, culturales de orienta- sexual y de identidad; criminalizacién de las ae explota- no de los explotadores—; y criminalizacién de la protesta , En lugar de garantizar los derechos al trabajo, a la salud ducacién, a la seguridad social y a la vivienda; en suma, 4 51 una vida digna, se reprime a las personas en situacién de po- breza. aS Son precisamente las personas en estado de prostitucién que ejercen su actividad en la via publica, las mas pobres entre quienes se encuentran en esa situacion. Titulo IIL. Proteccién del Uso del Espacio Publico 0 Privado, Capitulo II. Uso del Espacio Piiblico y Privado “Articulo 81 - Oferta y demanda de sexo en los espacios publicos. Quien ofrece o demanda en forma ostensible servicios de caracter sexual en los espacios ptiblicos no autorizados o fuera de las condiciones en que fuera autorizada la ac- tividad, es sancionado/a con uno (1) a cinco (5) dias de trabajo de utilidad publica o multa de doscientos ($ 200) a cuatrocientos ($ 400) pesos. En ninguin caso procede la contravencién en base a apariencia, vestimenta o modales. En las contravenciones referidas en el parrafo precedente, la autoridad preventora sdlo puede proceder al inicio de actuaciones por decision de un representante del Ministe- rio Publico Fiscal. Puesto que este articulo no fue reglamentado, se establecio una disposicién transitoria a través de les cual, hasta tanto se aprobara la autorizacion referida en el articulo 81, nose Eines tia la oferta y demanda ostensible de servicios de cardcter ee en espacios publicos cercanos a viviendas, SE educativos o templos 0 en sus adyacencias. Se considera “adya- cencias” a una distancia menor de doscientos (200) metros de as localizaciones descriptas anteriormente. En las contraven- 52 ciones referidas en el parrafo precedente, la autoridad preven- tora sdlo podra proceder al inicio de actuaciones por decision de un representante del Ministerio Publico Fiscal y “en ningun caso procede la contravencién en base a apariencia, vestimenta o modales”. El repudio a la aprobacién de estas reformas no se hizo es- perar. Diversas organizaciones de travestis, transexuales, femi- nistas, de mujeres en situacién de prostitucién, de vendedoras/ es ambulantes, de derechos humanos y del 4mbito social en ge- neral convocaron a una movilizaci6n frente a la sede de la Legis- latura de la Ciudad de Buenos Aires. La protesta fue reprimida por la policia y fueron detenidas y encarceladas 15 personas, to- das activistas. Dos de ellas, Marcela Managua y Carmen Infran, eran mujeres en situacién de prostitucién que pertenecen a la Asociacion de Mujeres Meretrices Argentinas de la Ciudad de Buenos Aries (AMMAR-Capital). Otro de los detenidos fue un activista gay, Jorge Nievas. Con la caratula “Privacién ilegitima de la libertad’, estas personas contintian hoy encarceladas*, El dia laboral siguiente a esta movilizacién, se le negé el in- reso a la legislatura portefia a una activista travesti que traba- ja alli. El agente de seguridad que se encontraba en la puerta le acceso al lugar, refirié que se le habia ordenado no permitir ingreso de dicha empleada. Con Ne de Actuacién 4367/04, a afectada realizé la denuncia pertinente ante la Direccién de sistencia a la Victima de la Subsecretaria de Derechos Huma- os de la Ciudad de Buenos Aires y a la Defensor{a del Pueblo le la Ciudad de Buenos Aires. La resolucién posterior a esta de- luncia fue recibida el dia 28 de julio del mismo afio (2004); en La movilizacién se realiz6 el dia 16 de julio de 2004. A la fecha de esta segunda edicion dos los detenidos durante esta protesta recuperaron la libertad. [N. del E.] 53 ella se seftalaba que el motivo por el que el Vicepresidente 1° de la Legislatura de la Ciudad de Buenos prohibié el acceso ala de- nunciante era que “en la Legislatura habia un clima de nervio- sismo porque se reanudaba la sesién luego de los incidentes del viernes pasado durante los cuales el personal de la institucion y, en especial, el de seguridad, habian afrontado los embates ex- ternos de la violencia. A fin de aportar a la tranquilidad interna y habida cuenta de que la denunciante podria tener en el dia de la fecha algtin enfrentamiento no deseado, se estimaba preferi- ble protegerla y proteger la tranquilidad interna justificando su ausencia y que no ingresara por esa vez a su lugar de trabajo, el que se respetaria sin objeciones (fs2)” (Resolucién n° 3598/04, Defensorfa del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires). Una vez més, portar identidad travesti es, en la perspectiva de algunos representantes del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, sindnimo de criminalidad. ;Por qué quiere el legislador proteger ala empleada de la legislatura? Por qué a ella? Es cier- to que en la movilizacién posterior a las ultimas modificaciones introducidas al Codigo de Convivencia habia organizaciones de travestis; pero también las habia de compaiieras en prostitu- cién, de vendedoras/es ambulantes, de feministas, de organis- mos de derechos humanos, de estudiantes secundarios y uni- yersitarios, entre otras muchas mas. ;Por qué queria proteger a esta empleada? La tinica razén posible era que ella es travesti y, por lo tanto, responsable de los “embates externos de violencia” que afectaron a los/as otros/as empleados/as de la legislatura, los/as que no son travestis, no importa si son estudiantes, inte- grantes de organismos de derechos humanos 0 feministas. Pero para agravar ms aun las cosas, el mismo legislador se compro- metia a respetar el lugar de trabajo de la empleada; esto es, a no despedirla, pese a los “embates externos de violencia” que, 54 subrepticiamente, le adjudicaba por ser travesti, éPor qué, sino por esta razon, deberia el legislador ‘dl prometer respet - gar de trabajo? oe Tienen menos que perder El acta, la coima, la resistencia a la autoridad, los delitos menores Como ocurrio antes con la derogacién de los edictos, las reformas del aio 2004 empeoraron atin mas las cosas en 18 ue a violencia policial se refiere. Como en tiempos de los dictos Policiales, la autoridad de aplicacién del Codigo Couttatelicte: nal sigue siendo, de hecho, la policia. Segtin la letra de la ley, la autoridad preventora sdlo puede proceder al inicio de ie Ciones por decision de un representante del Ministerio Publico Fiscal. Si bien el sentido de esta restriccién parece haber sido limitar las facultades de la policia e impedir que la contraven- cién devenga en dinero que engorde la caja de policias corrup- Bs, esta disposicién no consigue su cometido, Una A eria no permitir que la policia actue en los casos de oferta o manda de sexo en la via publica ni avise al fiscal sobre la su- asta contravencion. En su lugar, serian los fiscales quienes berian recorrer las calles y, constando el desarrollo de la ac- idad prohibida, dispusieran el inicio de las actuaciones. Sin bargo, esta alternativa no puede llevarse a cabo: los fiscales estan en condiciones de sustituir a la policia. La actual es- ctura y la cantidad de trabajo que tienen los fiscales hacen posible pensar que caminen las calles y controlen la oferta y anda de sexo ilegal en la ciudad. Si bien la policia no picas lar de oficio las actuaciones cuando constata la existencia de ntravencidn, ocurre que la policia procede a “anoticiar” al 55 fiscal quien, al ser informado, ordenaré el labrado del acta con- travencional. Corresponde preguntarse: 3de qué sirve entonces la prevision legal? La policia podra seguir utilizando esta con- travencién como “caja recaudadora’; la wnica diferencia es que en lugar de “amenazar” al oferente o al demandante de sexo con labrar el acta, le advertird que “llamar al fiscal’, con la obvia aclaracion de que éste “ordenaré el labrado del acta”. A continuacién pueden describirse las situaciones mas comunes, habitualmente relatadas por las travestis que se en- frentan con la policia en la calle. La policia intercepta en la calle a una travesti/transexual y, segin su arbitraria consideracion, son dos los escenarios posibles: 1- La policia labra el acta que la travesti o transexual firma y luego se aleja del lugar. 2- La policia no labra el acta y, en su lugar, propone a la tra~ vesti o transexual una “coima” Dos son las posibles respuestas a esta peticidn: La coima es conseguida y la policia se aleja del lu- gar o la coima no es conseguida y la policia inculpa a la travesti © transexual por delitos tales como resistencia a la autoridad, desacato u otro tipo de delitos menores que, no obstante, impli- can encarcelamiento. En la actualidad, hay aproximadamente 30 travestis encar- celadas por delitos tales como robo de una escasa cantidad de dinero o tenencia de droga, sin juicio. Como resultado del proceso organizativo, poco a poco las travestis y transexuales comienzan a asumir una actitud de re- sistencia al pago de la coima a la que obliga la policia. Esta es una de las razones por las que, segtin manifestaron algunos fun- cionarios de la Defensorfa del Pueblo de la Nacién Argentina 56 en entrevistas individuales, la mayor parte de las actas que se labran en la calle y que estan vinculadas al ejercicio de la pros- titucién pertenecen a travestis y transexuales, Pero también, los mismos funcionarios revelan que las mujeres en situacién de Prostitucién eligen el camino de la coima en virtud de, al me- nos, dos razones. Por un lado, algunas de ellas trabajan bajo el gobierno de un proxeneta que, ante la posibilidad de perder por un tiempo los ingresos de su mujer, prefiere coimear ala policia. La segunda razon est vinculada al hecho de que, en términos comparativos, las mujeres en prostitucién cuentan con una fa- milia de la que, habitualmente, son sostenes ya la que, ademas, se le oculta la situacion de prostitucion en la que se encuentran. Esto las conduce a resolver el problema por el camino que resul- ta, de alguna manera, el mds sencillo 0 menos perjudicial para elas. Si no pagan la coima, corren el riesgo de que sus familias descubran” la tarea que realizan cuando llegue la citacién a sus casas 0 no puedan proporcionar a sus familiares los recursos de Supervivencia necesarios. Esta situacion no es compartida por Jas travestis, quienes, en palabras de tales funcionarios, “carecen le familia, no tienen hijos a quienes mantener y por ser su vida astante mas dura que la de mujeres en prostitucién... tienen lenos que perder” y, podria agregarse, pueden por tanto asu- ir aquello por lo que sus organizaciones vienen trabajando: © coimear a la policfa, pelear por derechos. Claro que esto trae s consecuencias, el acoso policial es una de ellas. Pero aun en aquellos casos en los que el camino seguido por policia es el que dicta la ley, la arbitrariedad y la violencia no jaran de estar presentes. En efecto, una vez labrada el acta, la esti o transexual “contraventora” sera citada en su domicilio ticular. Ahora bien, dado que, precisamente como resultado la discriminacién social que padecen travestis y transexua- 57 les, estas suelen mudarse continuamente de las pensiones y ho- teles en los que residen, cuando llega la citacion, ellas ya rae hospedan alli. Por otro lado, incluso cuando la residencia decla- rada sea la misma, puesto que la policia ambiental, responsable de llevar la notificacién, pregunta por el nombre de DNI de la compafiera, nombre que sus cohabitantes no conocen, se la da como desconocida. : Como resultado de ello, la denuncia original termina en un pedido de captura por el que debe pagarse una ee ae ta, que dificilmente pueda ser abonada por las denunciadas. a que comenz6 siendo una simple contravenci6n, termina con e! titulo de “delito”. En la Ciudad de Buenos Aires, a los 14 dias del mes de abril del afio 2000 concurre don Horacio Nicolas Tor, quien acredita su identidad con el DNI N° 13.071.614 y aclara que prefiere ser llamado Carla, con domiclita en Jufré XXX quien manifesté: “Hace uno veinte dias un remisero que habitualmente trae chicas de la provincia, y que me cono- ce, me ofrecié acercarme a su domicilio —estaba a ocho cuadras— lo que acepté. En Gurruchaga y Cabrera se nos cruz6 un falcon gris plateado o verde, bajando uno de los ocupantes que se identificd como policia %, dijo que me ba- jara y me pidié los papeles. Se me acereé por la se ila y me dijo ‘borrate’. Podria identificarlo a dicho oficial. Posteriormente me enteré de que, a cambio de no labrarle un acta de contravencién al remisero, que es cusade mpele a que no me la labré a mi y, en realidad, no fable motivo alguno para labrarla porque no se estaba cometiendo nin- guna infraccién— le exigid dinero y obtuvo $30. El domin- go 9 de abril de 2000 cuando comienzo a subir a una ca- mioneta cuatro por cuatro en Gorriti y Oro veo que sobre 58 Gorriti, casi Cabrera, estaba el oficial antes mencionado con una chica a la que habia labrado un acta —el falcon habia ido a perseguir a otras chicas. Cuando me ve, deja ala chica y comienza a correr hacia donde estaba yo, En- tonces me bajo de la camioneta y le digo al muchacho que se vaya y se fue. El oficial llega furioso y mi dice estds de viva, lo dejaste ir’. Le dije ‘si me tenés que hacer un acta, hacémela, yo no te la voy a firmar’. El me hizo un acta que me negué a firmar. Entonces, me dijo ‘te voy a pegar un tiro en la cabeza, total sos un travesti, quién te va a pagar. Borrate ya’. Le dije ‘no te emperrés conmigo porque se te escapé el de la camioneta yo no tengo la culpa. Anda a trabajar, a vos te estén pagando un sueldo. EL fiscal me dijo que vos unicamente me tenés que hacer un acta, no tenés que amenazarme ni venir a pegarme’, a lo que respondié ‘A mi el fiscal me chupa la pija’. Luego paré testigos para el acta y yo me fui. Ayer 13 de abril, aproximadamente a las 1:30 hs. de la ma- drugada, me encontraba con otras tres chicas en Cabrera y Thames, cuando llegé un patrullero en el que se encon- traba el mismo oficial, ahora de uniforme, junto con otros dos policias. Se bajé del patrullero y me dijo: “Te dije que en mi zona no te queria ver. Te voy a liquidar’. Entonces empecé a caminar y me tomé del brazo izquierdo dejan- dome el moretén que exhibo. Le dije ‘a mi no me agarrés, si tenés que hacer algo haceme un acta’. Segui caminando ¥ lo vi desenfundar el revolver y me dijo ‘parate ahi o te disparo’, ante lo cual me dio panico por su cara desafora- da y corri, crucé Cérdoba, él también con el arma en la mano y corri otras cuatro cuadras y me logré alcanzar en Jufré al 600 —cerca de mi casa—, me pegé una patada en las piernas para que me cayera y me puso el revolver en la cabeza. Le dije dispard, si me querés matar, matame’ y 59 respondio diciendo ‘te voy a procesar, te dije que conmigo no te metieras’. Me llev caminando por Jufré hasta el 600 insultandome y agrediéndome, alli vi una puerta con luz y empecé a golpearla pidiendo auxilio, diciendo que me estaba pegando un policia y que era vecina suya. Salié un hombre con un revélver en la mano y una cachiporra de policta al que el oficial le dijo que me llevaba detenida. El hombre le explicé que habia escuchado gritos de auxi- lio de una senora y el oficial le dijo: ‘No es una senora, sino un puto’. Cuando intenté hablar con el centran me dijo ‘estds incomunicada y te estoy Procesando’, alo que le dije que ‘por qué voy a estar incomunicada si me tenés que hacer un acta’ y me manoteo el celular aunque no lo- gro sacdrmelo, Siguié hablando con el sefior y le pidié que llamara a un patrullero, que finalmente vino. Delante de los dems policias y del vecino, le dije que no lo iba a de- nunciar por coimero. ‘Vos te emperrds conmigo porque no te dejé coimear al de la camioneta’. Me dijo que hiciera la denuncia que él me iba a denunciar por falsas calumnias, ‘a ver a quién le creer’. Finalmente, me llevé a la Seccional 25 donde me labraron un acta por violacién de domicilio —yo no entré al domicilio, pedia auxilio desde la puer- ta— y resistencia y atentado a la autoridad (interviene el Juzgado Correccional a cargo del Dr. Eduardo Etcha- rran, Secretaria n° 25). Los comparteros de la Seccional le dijeron: “Te dijimos que no traigas a nadie, que tenés que hacer actas, nada mds’. Entonces se fue. Mi amiga contadora Marina Hernandez (a la que logré llamar por el celular, quien vive en Paseo Colén XXX) le pregunto al Principal Mufio quién era el oficial y él le dijo que no se lo iba a decir. He radicado denuncia penal por cohecho y por amenazas con intervencion del Juzgado Correccional n° 6 sito en Lavalle 1638”. 60 También en los hospitales, la escuela, la calle El 91.4% de las travestis y transexuales encuestadas para este estudio fue victima de algun tipo de violencia a lo largo de su vida; no se registran diferencias destacadas por edad, La situa- cién de violencia mas mencionada —se solicité un maximo de tres situaciones posibles— fueron las burlas/insultos, seguidas por agresiones fisicas, discriminacién y, en cuarto lugar, el abu- so sexual. Las burlas 0 insultos, en general, consisten en desca- lificar la identidad travesti mediante el uso de apelativos tales como “trabuco’, “travesafio”, “trava” o el uso del masculino para lamar a la agredida. Si bien la comisaria es el sitio en el que, en primer grado, las travestis y transexuales recibieron algtin tipo de violencia (casi el 70% de las entrevistadas lo afirman), la calle es otro de los lugares destacados en lo que a violencia se refiere. EI 85.8% de las encuestadas afirmé haber recibido agresio- nes por parte de la policia. Conforme aumenta la edad de las encuestadas, aumenta la proporcidn de victimas de abusos poli- ciales. El tipo de abuso policial mas mencionado es la detencién ilegal, seguida por los golpes perpetrados por personal policial y la exigencia de coimas. Mientras el aio 1998 se configuraba como un escenario en el que la lucha del colectivo travesti hab{a podido separar traves- tismo de prostitucién, identificando a ésta como resultado de la discriminacién y exclusion social de las que son victimas en razon de su identidad, la posibilidad de que el comercio sexual vuelva a ser penalizado en el aio 1999, es valorada por las mismas orga- nizaciones como aquello que soldara nuevamente, al menos en la practica policial, identidad travesti y prostitucién. Las travestis seran detenidas aun cuando no estén trabajando en la calle. Si la prostitucién volvia a ser una figura punitiva, entonces, aunque de manera encubierta, el travestismo mismo seria penalizado. 61 La policia sigue reprimiendo, las travestis seguimos organizandonos Los primeros registros disponibles de denuncias datan del afio 1995, cuando atin existian en la ciudad de Buenos Aires los Edictos Policiales. Una de las principales tareas de las organi- zaciones travestis/transexuales fue animar y acompaiar a las compaiieras travestis a denunciar distintos tipos de abusos; asi encontraron una manera de comenzar la lucha contra la discri- minaci6n, la segregacién y el maltrato. Un total de 200 denuncias anuales integran el archivo de ALITT en el perfodo 1995-98, el 92% refieren a situaciones de abuso y violencia policial (1% del total de las situaciones de vio- lencia). En su mayoria, se trata de un tipo de denuncia en la que no se consigna la identidad travesti. En efecto, la denunciante se presenta con el nombre que porta en el Documento Nacional de Identidad, no existiendo pista alguna sobre su identidad de género. Por entonces, el esfuerzo mas importante estaba puesto en convencer a las companeras travestis de denunciar, vencer el miedo a la policia, hacer conocer los ambitos judiciales donde debia hacerse la denuncia, etc. A partir del afio 1998, el impacto organizativo comienza a verse, Se registra un total de 300 denuncias anuales y ya no es sdlo la policia la acusada; se suman, entre otras, Ja discrimi- naci6n en la escuela, en el hospital, la situacién de desempleo, etc, Todo esto indica que las travestis empiezan a representarse como sujetas de derecho, de derecho al trabajo, a la salud, a la educacién, en fin, a una vida digna. Un dato importante es que, a diferencia del periodo antes referido, las denuncias consignan, casi en su mayorfa, el nom- bre femenino de la denunciante. 62 En la Ciudad de Buenos Aires, a los veinticinco dias del mes de julio de 1998, siendo las dos y veinticinco horas, comparece una persona quien dice llamarse (nombre mas- culino), con domicilio en Independencia XXX de Capital Federal, quien manifiesta: que le avisaron a su domicilio el viernes 24-07-98, que a la madrugada Maria, quien se llama (nombre masculino), fue ferozmente golpeada y detenida en la comisaria N°50, que llamé a la comisaria después de las 19:00 hs. y le comunican que se encontraba detenida y que era por atentado y resistencia a la autori- dad, sin agregar mds datos. La persona que informa de la detencién manifiesta que se la querian llevar de la calle y como se resistié le pegaron en la via ptiblica. Que a las 00:30 hs. fueron a su domicilio y no la encontraron, como ast tampoco en la zona donde trabaja y también sus amis- tades desconocen su paradero, No teniendo nada mds que agregar se da por cerrado el acto. Firma de la Secretaria Letrada Fiscalia de Camara I uando la autoridad fiscal no permite que se consigne el nom- re femenino, entonces, seré el texto mismo de la denuncia juien dé cuenta de que el abuso que se denuncia fue cometido ‘ontra una travesti. Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires _ Fecha: 26/11/99 Actuacién N° 3547/99 APELLIDO Y NOMBRES: Gonzdlez, Gustavo Marcelo DNI N° 20.059.690 Fecha de Nacimiento: 09/04/68 63 Domicilio: Ottawa 4150 José C. Paz (CP) 1665 TE 02320-442270 Sra Defensora: Denuncio que el dia 17 de noviembre de 1999 el abogado de oficio de este tribunal, al cual me asig- naron tuvo un pacto con el fiscal a condenarme que du- rante 4 meses no podia aparecer en la zona de Chacarita, ni ejerciendo la prostitucién ni caminando por las calles, porque si no me daria dias de arresto. En motivo de lo cual quiero apelar es que me de mejores explicaciones, porque no lo entiendo a esto, y porque no quiero que se juzgue por dicha condicién. Firma del presentante/denunciante Se deja constancia que la participacién de esta Defenso- ria del Pueblo no reemplaza las acciones o recursos que puedan corresponder en via administrativa o judicial, ni suspende los plazos para su interposicién. Recepciond Firma Aclaracion FM Es precisamente el texto “dicha condicién” el que advierte sobre la identidad travesti de la denunciante. Resulta por demas obvio que se trata de un sector parti- cularmente criminalizado y perseguido por el sistema punitivo y sus agentes, pero también es destacable la resistencia que el mismo viene haciendo frente a tanta violencia y discrimina- cién. En confrontacién con un orden socio-sexual, las travestis/ transexuales han conseguido organizarse y responder contra los multiples abusos provenientes de las agencias del Estado. En el camino han aprendido a reconocer sus derechos y defenderlos y se han aliado con otros grupos y organismos entendiendo que. si efectivamente el pacto social de la modernidad es un pacto de exclusién, entonces, la tinica respuesta a él es la alianza de las/ os excluidos. Josefina Fernandez 65 Carta a Nadia Echazu Nadia: Esta es mi carta publica para despedirme de vos, como nos despedimos las travas, sin lagrimas, porque no nos da*; sabemos a qué nos atenemos, que lo tinico positivo es lo vi- vido (por eso lo vivimos contra viento y marea), lo que sem- 1 Nadia Echazt fue una activista travesti que luché en ATA (Asociacién de Travestis Argentinas), fund6 OTTRA (Organizaci6n de Travestis y Transexuales Argentinas), Nacié en Salta un 15 de septiembre, recorrié mucho el pais, vivid veinte afios en Cérdoba desde donde se dirigié a Buenos Aires para radicarse definitivamente en Ta Ciudad Autonoma de Buenos Aires. Alli luch6 por la eliminacién de todo tipo de control policial del Estado sobre la transgeneridad y sobre las sujetos en estado de prostituci6n, reivindicando esta actividad como una alternativa viable y dignifican- te. De entre los logros obtenidos junto a los movimientos TTTLGBI y feminista, se pueden mencionar las reformas a la Carta Magna de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires —que incluye que la opcién sexual no sea causal de discriminacién—; los en cuentros nacionales GLITTB de Rosario, Salta, Cordoba y la Ciudad Autonoma de Buenos Aires; las primeras doce Marchas del Orgullo GLTTTR, Recibié el premio NEXO por su activismo. Nadia Echazti_es un referente insoslayable de la lucha por la libertad sexual y de géneros en la Republica Argentina, Ha colaborado desde su colectivo con el creci- miento democratico del pais. Fallecié el dia domingo 18 de julio de 2004. * Porque no nos nace hacerlo asi. 67 bramos y lo que obsequiamos. Pienso en tus ojos y los mios cuando me dijiste “qué lindo que viniste”, como si hubiera ca- bido otra posibilidad, nos comunicamos en el Gnico momento de hospital que tuvimos para nosotras a solas, ni el enfermero se atrevié a interrumpirnos en nuestra “jlegalidad”. Eso nos basté. Luego, ya sabemos, vino el ruido de mucha gente dema- siado superficial para nosotras dos. De lo aprendido a tw lado, que es mucho, aunque yo te criticara a veces y otras no, me queda solo una deuda (creo): aclararle al mundo “conocido” que no te llore porque fue tu decisién; desaparecer primero de lo publico para organizar tu muerte, cosa que hiciste de todos modos mal ;porque no organizaste un carajo! Y eso, te cuento, me enojd. No organizaste el silencio necesario para cerrar cuentas con los tuyos, que como todos los “nuestros” creen que pueden, en base a no sé qué mandato, aduefarse de nosotras después de la traicion, el olvido, la indolencia y el tiempo de ausencias insalvables. Creen que pueden arrebatar nuestros cuerpos como botin de guerra y llevarselos ocultos entre las ropas para venerarlos a oscuras, yo te honro igual a Ja luz del dia y sin tu cuerpo secuestrado. Yo te extra, te ex- trafiaré siempre, pero te festejo por conocerte, porque lograste evitar el patetismo al que temias (al que tememos). Te fuiste en tu sano juicio, antes de lo que todo el mundo se va, cansada de que te nieguen el futuro... Quienes no saben ni una pizca de esto no entienden de suicidios sanos, de muertes buscadas, del descanso anhelado. Me comprometo a intentar aduefarnos de nosotras, plan- tearnos objetivos desde la infancia hasta la vejez; para que otras Nadias vivamos sin pensar en la muerte, siempre, como lo ha- cfas vos, sin pensar en planes de mortajas si no en muchas otras 68 ie despertando, pensando en todo lo que vamos a hacer el dia de hoy. Un beso enorme, sin l4grimas culposas. Yo, Marlene Wayar’ (La unica garza del rio Suquia en el Rio de la eee Pree on Co-fundadora de OPTRA y co-fundadora de Asociacién Gondolin, Coordinadora Ge- neral de Futuro Transgénerico y Ase: ‘ans °s¢ a si i eee Sa y Asesora en Géneros y Diversidad Sexual del Diputado ** A orillas del rio Suquia se fund6 la ciudad de Cérdoba, en Argentina. 69 La imagen del cuerpo Una aproximacién a las representaciones y practicas en el cuidado y la atencién de la salud Desde hace varios afios, las organizaciones de travestis se Preguntan sobre las posibilidades colectivas para acceder a una atencién apropiada de salud en la ciudad y la provin- cia de Buenos Aires. El foco esté puesto en las condiciones estructurales —considerando especialmente las prdcticas cotidianas del sistema de salud ptiblica y las condiciones de vida del colectivo travesti, transexual y transgenérico— como una alternativa a aquellos andlisis que se concentran en las dimensiones individuales del fendmeno —que con frecuencia reproducen estereotipos y prejuicios— y analizan las barreras que limitan el ejercicio del derecho a Ia salud como consecuencias de atributos y caracteristicas propias de las travestis, transexuales y transgenéricas. | concepto de salud integral propuesto hace algunos afios por Organizacién Mundial de la Salud desafié la idea de salud como ausencia de enfermedad, y establecié una interesante re- mulacién que pone el acento en las condiciones de vida de is personas y las comunidades. Entonces, la enfermedad pasd ser entendida no sdlo como un desequilibrio biolégico sino a acionarse con el concepto de salud, de vida digna y de bien- far. 71 Las definiciones de salud y enfermedad anteriormente men- cionadas implican que los individuos y/o grupos acceden a una vida saludable en tanto satisfacen sus necesidades, identifican sus deseos y aspiraciones, cuentan con las Seer eveed rias para incidir sobre sus condiciones de vida indy uales y colectivas y tienen posibilidades de llevar adelante sus Eee . tos de vida. Estar saludable constituye un proceso que al se toda la vida de las personas y que se define de acuerdo a dife- rentes valores culturales y distintas subjetividades. Si se toman en cuenta las posibilidades que tiene la coms nidad travesti, transexual y transgenérica de llevar adelante una vida saludable en ciudad y provincia de Buenos aires es meee sario considerar dos registros: por un lado, el sistema ae de salud con sus posibilidades y limitaciones y por el otro, ‘ lucha por el respeto de derechos que son sistematicamente vul- Estado. : nee ica la mirada estaré puesta tanto en el sistema de salud de la Ciudad Auténoma de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y Mar del Plata —las tres zonas relevadas a esta investigacién— como en la movilizacién de la one travesti, transexual y transgenérica para exigir su derec| oala salud en un contexto marcado por la desigualdad social. Llamame por mi nombre La discriminaci6n en las instituciones de salud El anilisis de las instituciones de salud debe dar cuenta de la gran crisis econdmica que afecté en los Ultimos afios a a tro pais y especialmente de la reestructuracion ide a lo ei la década del ’90, que llevé a la descentralizacién de sistema de salud. La salud no es considerada un bien social sino una 72 mercancia que se adquiere a través de mecanismos de merca- do. Esto afecta particularmente a las travestis, como ciudadanas y consumidoras de segunda. Resulta necesario sefalar que la defensa del derecho a la salud no se limita s6lo a los servicios Publicos; se extiende tam- bién a los prestadores Privados que reproducen la inequidad en la materia, proporcionando aesta comunidad una atencién de menor calidad y, a menudo, de poblacién. La violencia institucional Ylas discriminaciones de género atraviesan las practicas de las Instituciones hospitalarias tanto publicas como privadas. Las travestis son especialmente afecta- das por estos modos de operar. Entre las barreras mis significativas de los servicios publi- cos de salud (hospitales y centros barriales de atencién de la salud) que mencionan las compafieras travestis, se encuentran las dificultades burocraticas, por ejemplo, las dificultades para obtener turnos de atencién debido a la mala organizacién de los hospitales al respecto, Tambien sefalan como un obstaculo, la espera el dia de la consulta, que puede extenderse por va- tias horas en salas de espera alestadas, sin asientos suficientes y desde horas tempranas de la madrugada. Estas dos barreras afectan de manera diferente a los 8tupos sociales que dependen exclusivamente de la red asistencial publica para la atencion de su salud, que son tratadas cobrandole mas que a otros grupos En el caso de las travestis, hay obstaculos adicionales que se vinculan con la falta de respeto y las discriminaciones habitua- les por parte del personal de salud, tanto administrativos/as y trabajadores/as sociales como médicos/as y enfermeros/as, El respeto a la intimidad y laconfidencialidad son conside- raciones dificilmente atendidas en el sistema de salud publica. 73 Lo que ocurre a las travestis es que los prejuicios del personal de salud producen un maltrato sistematico hacia ellas. En general, los/las trabajadores/as de la salud no reparan en ladignidad que, como personas, tienen las travestis. Tanto en las consultas como en las internaciones, la atencién que reciben se topa frecuentemente con prejuicios que impiden abordar ade- cuadamente sus necesidades. Las compafieras travestis refieren ocasiones en las que médicos/as 0 enfermeros/as se han negado a atenderlas por su condicién de travestis. Asimismo, las orga- nizaciones han intervenido para asegurar la atencion apropiada de la salud de compaieras a las que se ha negado o demorado el tratamiento adecuado de diversas afecciones. A las deficiencias generales que afectan al sistema de salud publica, a menudo se superponen la discriminacién y el aban- dono, por lo que las travestis son afectadas por su identidad de género y por su condicién de pobreza: Andrea era una travesti de Matanza (provincia de Buenos Aires). El dia miércoles sufrié una descompensacion por lo que fue trasladada al Hospital de La Matanza del km. 32. Ingresa al hospital a las 23 hs. con una afeccién en el intes- tino. Desde el momento en que llegé al hospital, ella y los miembros de su familia fueron muy maltratados y discri- minados. El médico que la atendié dijo que no necesitaba intervencién quirtirgica en el momento, pero ella se sentia tremendamente mal. Discutid fuertemente con el médico por lo que éste manifestd que si no estaba conforme con la atencién, tenia las puertas abiertas para ir a otro hospital. Ante toda esta situacién de abandono y maltrato, Andrea decide, el dia jueves a las 22 hs., irse con sonda y suero en un colectivo hasta el Hospital Santojanni, de la Ciudad de Bue- 74 nos Aires. Ingres6 al hospital casi sin pulso y en grave estado. Los médicos decidieron operarla el viernes entre las 7:15 hs. ¥ylas 10 hs. de la mafiana. Desgraciadamente pierde la vida. El jefe del Hospital Santojanni denuncia al Hospital de La Matanza por mala praxis y abandono de persona. Como si se tratara de una burla, los restos de la compatiera fueron re- tenidos hasta hoy lunes 21 a la tarde porque supuestamente se perdieron los papeles; si no fuera por compafieras y fami- liares que se acercaron a la morgue y presionaron en la co- misaria, iba a ser cremada porque figuraba como NN . Una vez mds este Estado de mierda, segregacionista y asesino se cobra la vida de una compafera travesti, de una persona pobre, que sdlo reclamé hasta tiltimo momento ser asistida meédicamente, derecho que supuestamente esté garantizado en “nuestra querida” Constitucién.! Se ha sefalado que las travestis, como grupo de poblacién, estan inmersas en relaciones de subordinacién y desigualdad que condicionan sus posibilidades colectivas de acceso a una vida digna, saludable y gratificante. La discriminacion y segre- gacién de las que son objeto hace que el cuidado dela propia sa- lud dificilmente sea una prioridad en un dia a dia que las mar- gina de la vida econémica, politica y cultural de las sociedades en que viven. Tanto el dolor y la indignacién que produce no ser Ila- madas por el nombre con que eligen ser reconocidas, como la experiencia de compartir salas de espera, o de internacién, donde son burladas 0 maltratadas a causa de su identidad tra- 1 Denuncia difundida por correo electrénico en marzo de 2005 por activistas de la Aso- ciacién Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Atgentina, 75 vesti resultan una razon adicional para concurrir tardiamente a las instituciones de salud. Asi lo menciona un testimonio recogido por Barreda y sus colaboradores: “Odio cuando te atiende un empleado en la ventanilla (que te estan viendo) y te dice con el nombre de varén, ;acaso no ve que estoy vestida de mujer?”? Como ya se mencioné, las practicas institucionales discri- minatorias del sistema de salud publica y las condiciones de vulnerabilidad que afectan a la poblacion travesti inciden en la © tendencia a demorar la consulta de salud. En general, las inte- racciones entre las compafieras travestis y las instituciones es- tatales estan atravesadas por la desvalorizacion continua de la identidad travesti, No resulta extrafio, en consecuencia, que las travestis tiendan a recurrir al sistema puiblico de atencion de la salud cuando sus condiciones de vida estan seriamente afec- tadas por severas dolencias. La atencién de la salud, entonces, tiene lugar mayormente en condiciones apremiantes que difi- cultan el tratamiento y/o la recuperacién. En laencuesta que se realiz6 durante el afio 2005, se observa que casi la mitad (45%) de las compaiieras entrevistadas men- ciona no controlar regularmente su estado de salud. Entre las que han respondido negativamente, la discriminacién (33.1%), seguida por el miedo a los controles (22.9%) y la falta de tiempo (17.8%) son algunos de los motivos a los que aluden para expli- car la falta de cuidado de su propio bienestar. Entre las menores de 21 afios, aumentan las menciones al miedo (47.6%) y entre las mayores de 31, toman importancia la vagancia, la apatia o el simple “no tengo ganas”. 2. En Barreda V, Alarcén G., Isnardi V. (2003) “Prevencion y travestismo, género, cuerpo ¢ identidad” en Infosida (Buenos Aires, Ato 3, N° 3, octubre). 76 Vamos a la calle y alli nos curamos Subjetividad y salud Como dijéramos previamente, la salud es un proceso que se construye en estrecha interrelacién con las condiciones de la vida cotidiana. Es decir, las condiciones materiales de subsis- tencia, el acceso al sistema de salud, la violencia, el acceso a la educacién, el acceso a la justicia, entre otros. La criminalizacién de la identidad travesti y la estigmati- zacién que acompafia el ejercicio de la prostitucidn callejera, coloca al colectivo en una posicién muy vulnerable respec- to de la exposicién a la violencia de todo tipo: las enferme- dades asociadas con la pobreza, la dificultad para incorporar practicas preventivas de cuidado de la salud, la alta incidencia de contagio de VIH/SIDA y otras infecciones de transmision sexual (ITS). En palabras de doctor Yparaguirre, médico de la Unidad de VIH/SIDA del Hospital Mufiz de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, “ ... Las condiciones de vida, el no estar bien alimentadas, el ser victimas de agresién y violencia policial incide en sus condiciones generales de salud’* Tal como menciona este testimonio, es relevante consi- derar algunas caracteristicas que hacen a las condiciones en que vive el travestismo como grupo social y que impacta en sus posibilidades de ejercer el derecho a la salud. Las travestis como grupo se caracterizan por estar marginadas del ingreso a empleos de calidad. El ejercicio de la prostitucién calleje- ra es la mas importante fuente de ingreso para el 79.1% de las compafieras encuestadas. Aquellas compafieras que reportan 3 Entrevista realizada durante el mes de julio del 2005. 77 otros trabajos también se encuentran en el mercado informal, sin reconocimiento de ningtin derecho laboral, en ocupaciones ja calificacién y remuneraci6n. i ee fog educacidn, a pesar del deterioro de las instituciones educativas publicas y de las condiciones labora- les en los tiltimos afios en la Argentina, atin sigue wvigente la relacién que se establece entre el nivel de conacimientos:y Si grado formal alcanzado, con la mayor 0 menor posibilida de acceder al mercado laboral. Por otro lado, el mayor acceso al conocimiento se vincula con una mayor capacidad para el cuidado de la salud, una mas clara identificacion de los riesgos y mas autonomia para tomar decisiones informadas. En rela- cion al colectivo travesti, la amplia mayoria no ha concluido el ciclo secundario de educacién formal y cuenta con muchos menos afios de escolaridad que el resto de la poblacién de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. Por otro lado, las compa- fieras refieren la existencia de prejuicios y un gran fnOr ala discriminacién como obstaculos para incorporarse al sistema educativo (Ver capitulo sobre educacion). Todo ello penjudica las posibilidades colectivas para ejercitar un msiou cuidado de la salud y también limita la capacidad para eludir los Chieti los burocraticos y tomar las decisiones necesarias para incor- porarse al sistema de salud. Las condiciones habitacionales son, a menudo, muy pre- carias y en muchos casos existen dificultades de acceso a ser- vicios basicos. En la Ciudad Auténoma de Buenos Aires, las compaiieras travestis residen mayoritariamente en hoteles oO pensiones (59.6%), donde deben compartir el bafio y la cocina y no cuentan con servicio de calefaccion provisto por al hotel. En el Gran Buenos Aires, las compafieras tienden a vivir en 78 casas antes que en hoteles: el 51.2% manifesté vivir en su pro- pia vivienda y el 28.4% en vivienda alquilada. Lo mismo Pasa en Mar del Plata, donde el 53.7% dijo residir en una vivienda alquilada y el 22% en vivienda propia. Sin embargo, al ser con- sultadas estas ultimas acerca de las condiciones de sus vivien- das, respondieron, con frecuencia, que eran precarias (porque no contaban con algun servicio o por el tipo de materiales con que estaban construidas), Las travestis transitan un ambiente social donde la discri- minacion y la travestofobia son registros permanentes de los espacios en los que se desenvuelven. Una caracteristica que di- ferencia al travestismo de otros grupos oprimidos es que mu- chas veces no encuentran contencién en sus familias, ya que muchos/as de sus familiares se cuentan entre las personas que no respetan su identidad. A menudo, las representaciones sociales asocian al traves- tismo con una ruptura del orden establecido y de las normas morales de la convivencia. Como se ha dicho en el capitulo so- bre violencia, esta sancién social se expresa a través de las agre- siones de particulares y de funcionarios/as del Estado (especial- mente de los/las agentes de policia). También las condiciones del trabajo callejero implican, con frecuencia, la exposicién a ambientes hostiles que inciden en el tipo de complicaciones de salud de las compaiieras travestis. Juegan en contra —por men- cionar algunos factores— las condiciones climaticas, la violen- cia social y el abuso policial. La hostilidad del sistema publico de salud produce la bus- queda de estrategias alternativas de atencién de la salud. Las compafieras con frecuencia recurren a médicos/as particulares con quienes han establecido relaciones de confianza, pero en. los consultorios particulares no se poseen quir6fanos ni condi- 79 ciones suficientes cuando hay que intervenir por algtin acto de violencia. Diana Sacayan se refirié a esta cuestién durante una entre- vista a mediados de julio de este afio: “No van al hospital por- que saben que interviene la policia. En ese caso se van ala calle y ven cémo se pueden curar. También tenemos relacion con un médico el cual si atiende casos no sélo de violencia callejera sino que también casos de abusos sexuales en los cuales no se queria denunciar’”. Una consideracién aparte merecen las intervenciones de transformacidn del propio cuerpo que caracterizan la experien- cia como travestis. Por un lado, la desvalorizacién social de su identidad, la expulsion del sistema de salud y del mercado de empleo formal inciden en las posibilidades de acceder a pro- fesionales e instituciones confiables para la realizacién de las distintas intervenciones (inyeccién de siliconas, implantes de protesis, cirugias, tratamientos hormonales). El 87.7% del total de las compaferas travestis consultadas han modificado su cuerpo sin registrarse diferencias por edad y localidad de residencia. Entre ellas, el 82.2% se inyecté siliconas, el 66.3% realiz6 tratamientos hormonales y el 31.8% se implan- t6 protesis, La mayoria se realizd mds de una modificacion. La cantidad de modificaciones no aumenta con la edad, las jovenes se realizaron en promedio la misma cantidad de modificacio- nes que las mayores. Es necesario tener en cuenta los Ambitos en los que las mo- dificaciones de sus cuerpos tienen lugar. El 97.7% de las compa- fieras que se inyectaron siliconas y el 92.9% de las que realiza- ron un tratamiento hormonal sefialan que estas intervenciones se realizaron en un domicilio particular. En el caso del implan- te de protesis, el 35.7% refiere que concurrié a un consultorio 80 particular y el 59.5% a una clinica privada. En estos casos, con mucha frecuencia, no existen condiciones adecuadas de asep- Sia, no hay internacién ni control posterior de la intervencién Y tampoco se obtiene un recibo por el pago. El ejercicio de la prostitucién incide en las modificaciones corporales, ya que hay atributos fisicos que son valorados por los clientes. De esta manera, la construccion de sus cuerpos esta atravesada por la tensién entre los propios deseos y los condi- cionantes del consumo prostibular. Los sistemas de salud de la ciudad y la provincia de Bue- nos Aires no cuentan con profesionales ni programas que con- sideren las necesidades de atencién de la salud, que derivan de las intervenciones corporales practicadas por las travestis. Mas bien, la atencién de complicaciones derivadas de estas inter- venciones estan signadas por el prejuicio acerca de la superfi- cialidad de estas modificaciones y no por el debido respeto a la identidad. Este contexto da cuenta de la tensién que produce vivir en un entorno que sistematicamente esta juzgando y sancionando las acciones de las travestis. La continua hostilidad social re- quiere invertir mucha energia en las estrategias de superviven- cia y también tiene un impacto significativo en la subjetividad, a través de la travestofobia internalizada. Estas condiciones de vida se vinculan con las dificultades para llevar adelante practicas efectivas de cuidado. Con frecuen- cia, la precariedad en que viven las travestis afecta la atencién a las manifestaciones corporales que indican un desequilibrio en el estado de salud. Las travestis son una poblacion vulnerable en relacién con su salud por razones sociales, politicas y econé- micas; y ademas, por el impacto de estos condicionamientos en sus subjetividades, 81 La posibilidad de sortear las barreras institucionales, com- prender los requisitos necesarios para acceder al sistema de sa- lud publica —y a las politicas sociales en general— y modificar practicas institucionales excluyentes tienen estrecha relacion con la capacidad de asociarse a otros/as en igual o similar situa- cion, En este sentido, la movilizacién del colectivo travesti para luchar por el pleno reconocimiento de sus derechos es de vital importancia. Las organizaciones han ejercido una fuerte pre- sién en algunos espacios institucionales de salud y han acom- paiiado las demandas individuales de muchas compaferas. Diana Sacayan, activista del Movimiento Antidiscrimina- torio de Liberacién (MAL), reflexiona —en la entrevista citada anteriormente— sobre su propia experiencia de reclamos al sis- tema de salud y la importancia de la organizacién colectiva: Mas que con mi acto individual tiene que ver con Ia actitud de denunciar. Y a su vez, esto también se relaciona con un montén de actitudes individuales que se fueron visualizando a través de las denuncias de las compafieras travestis. Y esto también tiene que ver con la lucha que viene desarrollando el Movimiento GLTTB en todos los espacios institucionales. O sea, la injerencia politica que ha tenido en los iltimos tiem- pos el Movimiento GLTTB en la Ciudad Auténoma, porque esto no me pasé en la provincia de Buenos Aires. Nosotras tenemos una organizacién que se dedica a las cuestiones de violencia sobre todo las que estén relacionadas con cuestio- nes genéricas y con diversidades sexuales, pero nos relacio- namos muchisimo con grupos y organizaciones 0 individuos que tengan que ver con la lucha por el reconocimiento de las identidades de género y el reconocimiento de los derechos para las diversidades de las minorias sexuales. 82 La comunidad t i i . Winey ravesti frente ala epidemia de Respecto de la epidemia de VIH-SIDA, log pro; 5 tatales atin no reconocen las particularidades eee ee tidad travesti. En primer lugar, las travestis estan a ee das en las estadisticas oficiales, que las registran co; aes a partir del nombre que figura en su Document Re ae Identidad. En consecuencia, es imposible acceder ea e confiables acerca de la cantidad de compatieras selene han ingresado al sistema ptiblico de salud por ¢ aan ae das con el VIH-SIDA. Sens Por otra parte, las instituciones oficiales (nacional ; pranacionales) responsables del disefio de los Prograi a ae cha contra la epidemia y gran parte de las Gate ee gubernamentales que trabajan con proyectos en la eae reconocen las particularidades de esta Sidnnine ae i tinataria de politicas de prevencién y asistencia, En aS las subsume a otros grupos sociales bajo la Ghee By iS que tienen sexo con hombres’, definicién que es resi: ti fe reconocida por el colectivo de las compaiieras traye: A ee Enel drea de salud de la Ciudad Autonoma de Bee oe existe una unidad especial para tratamiento de VIH/SID! oe Hospital Mujiiz. Alli se atienden todos/as los/as inf Ho Ef que llegan a la consulta sin importar su condicién a ae su opcidn sexual, La presencia de travestis generd aaa terrogantes al equipo médico, obligandolo a teen me sarse no solo en lo referente a sus conductas ae ais sexualidad. Esto ha provocado muchas situaciones - eae para las travestis ya que se encontraban en un eee cularmente vulnerable, a causa de su estado de nde ie 83 El Dr. Yparaguirre relaté durante una entrevista la historia de la unidad en relacién a la aparicién de pacientes travestis: Alrededor de 1994, aparecen los primeros casos de traves- tis, y produce una gran conmocion en el equipo de salud. La primer controversia es sobre dénde deberian ser inter- nados. Nunca se les preguntaba a ellas donde querian ir. Alli comienza una primer situaci6n de conflicto porque no querian ir a la sala de varones porque eran abusados por pacientes, familiares de enfermos o por los propios enfer- meros. Llegaban en estado casi terminal, muy comprome- tida toda su salud. Muy mal estado general y con trastor- nos neuropsiquidtricos importantes. Esto es un aspecto que afecta la enfermedad en estado terminal pero también por las condiciones de vida, muy mal alimentadas, victimas de agresién y violencia policial. Otro dato importante res- pecto del estado general era que ya eran mds grandes, iban entre 30 y 40 aitos, por lo tanto tenian un organismo na- turalmente mds deteriorado, Con una situacién muy com- plicada por su propia actividad. Eran épocas de estadias hospitalarias muy prolongadas, gran conmocién en todo el hospital, y recién en ese momento se vio la necesidad de incorporar al equipo psicdlogos y psiquiatras. Se armé un verdadero equipo de salud mental con dos lineas de trabajo: por un lado, con las travestis, pero por otro, con el equipo de salud por el deterioro que producia la relacién directa con situaciones terminales en todos los pacientes no importara su sexo 0 género. Se realizé una investigacién con el equipo médico y se detecté lo que se llama el Sindrome de Borneo dado que los médicos empezaban a no dormir, estar muy estresada, tremendamente ansiosa y muy interrogada en 84 la practica su propia sexualidad. Se comienza a articular una organizacién de ayuda dentro del hospital con la con- cepcién de que detrds de una persona enferma existia un problema social importante. Esto era més fuerte con las fravestis porque eran muy abandonadas. Los pacientes ho- mosexuales y heterosexuales eran mds contenidos. En el caso de las travestis no respondia la familia incluso con el fallecimiento, habia cuerpos que ni siquiera eran recla- mados. En el hospital Mufiiz el equipo de trabajo se hace efectivamente transdisciplinario, se conforma una “cultu- ra Muniz’, donde se transita de una fuerte discriminacién inicial de los médicos (“putos de mierda‘) a comentarios sobre que tenfan “unos lomos espectaculares que ninguna mujer podria tener”, lo que muestra la interpelacion a la Propia sexualidad. Actualmente el equipo de enfermeria es muy profesional, sumamente comprometido y abnegado. Fue un largo aprendizaje. Lo importante fue que en esos tiempos (alrededor de 1995) las travestis se estaban empe- zando a organizar para la lucha de sus derechos. El caso mencionado registra la incidencia de la lucha por los derechos en el sistema de salud publica en la Ciudad Aut6- noma de Buenos Aires, en el que un largo y trabajoso proceso llevé a los/las integrantes de la institucién a reflexionar acerca de la “calidad de la atencidn” brindada a las travestis. Sin em- bargo, como se vera més adelante, las tensiones estan lejos de resolverse totalmente. Una queja ante la Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires fue llevada adelante por Diana Sacayan (activista), por actitudes de maltrato y discrimina- cidn en la Guardia General del propio Hospital Muiiz. 85 Silencios publicos, muertes privadas: el impacto de las relaciones no protegidas La negociacién de la utilizacion del preservativo en las rela- ciones sexuales supone un tiempo y una dedicacién extra en el ejercicio de la prostitucién. Es necesario tener en cuenta al- gunas cuestiones: en primer lugar, las posibilidades de tomar decisiones autonomas de las travestis, consideradas individual- mente en el contexto de una marcada inequidad social. Con mucha frecuencia la iniciativa respecto de la proteccién en las relaciones sexuales queda en manos de las travestis y descansa en su poder de convencimiento o de realizar estrategias diver- sas en relacién con los clientes. En relacién al VIH-SIDA, el cuidado de las travestis no se limita a las situaciones de ejercicio de la prostitucién; también atraviesa sus relaciones de pareja. La exposicién a la infeccién de VIH tiene lugar en el contexto de relaciones intimas, en las que los términos de los acuerdos acerca del uso del preservativo estan signados por cuestiones afectivas, valores culturales relacionados con el amor romanti- co y la autoestima de los/las participantes. El uso de preservativo esté muy asociado (desde la apari- cién del VIH-SIDA) a la idea de estar previniendo el riesgo de la muerte, frente a una situacién —el ejercicio de la sexuali- dad— que se asocia con el placer y la vida. En sucesivos talleres informativos se ha observado que las compaiieras travestis cuentan con mucha informacion acerca de la prevencién de VIH-SIDA y otras infecciones de transmi- sién sexual, Como ya se ha mencionado, las posibilidades de tomar decisiones informadas y Ievarlas adelante no son una cuestion solamente de acceso a la informacion sino de recursos colectivos. Cabe evaluar la efectividad de las actividades pre- 86 ventivas en un contexto de desvalorizacién social y precarias condiciones de vida. Cuando a la discriminacién de la propia identidad travesti —Por parte de la sociedad en general y de las instituciones de salud en particular— se suma el estigma vinculado con la infec- cién por VIH-SIDA, muchas compaiieras travestis deciden no seguir los tratamientos, aunque estén formalmente disponibles © solicitan tratamiento en forma tardia. Este fendmeno tal oe se vincule con la falta de expectativas respecto del futuro en una sociedad hostil y con la relacion entre instituci6n hospitalaria y malos tratos. Diana Sacaydn comenté al respecto que “sabiendo © presumiendo, también de manera prejuiciosa, las compafie- ras, de que bueno, ya esta. Por ahi alguna vez fueron [al hospi- tal] y les dijeron que si, que tenian HIV y bueno, se dejan nae Yo conozco muchas compaiieras, que las veo. Y ya no hay caso de recomendarles que vayan. No, se dejan morir”. f En base al listado de travestis fallecidas en los ultimos 5 anos, referido por las encuestadas, en el 62% de los eee se menciona al SIDA como causa del fallecimiento. Cabe destacar que la incidencia de los fallecimientos a causa del SIDA es aun mas alarmante considerando que en nuestro pais el tratamiento esta formalmente disponible de manera gratuita. rs Seren insiste: la declaracién de Diana acayan frente a un acto discriminatorio hospitales publicos aoe Denuncia 1: Hospital Muiiz, Ciudad de Buenos Aires Existieron dos episodios: uno en el Hospital Muniz (de la Ciudad de Buenos Aires) y otro en el Hospital Paroissien, 87 de La Matanza, provincia de Buenos Aires. El del Muniz ocurrid hace como dos aitos y medio atrds y el del Parois- sien haran cuatro o cinco meses. Fui a hacer una consulta por Consultorios Externos del Servicio de Neumonologia en el Hospital Mufiiz, para que me dieran el tratamiento profildctico de la tuberculosis, recomendado por mi mé- dica. Como la médica no se encontraba en el hospital, me atienden en otro consultorio. Bueno, yo entro al consulto- rio, le comento mds 0 menos cudl es el tratamiento que yo vengo a hacerme por recomendacién de mi médica. Entro al consultorio, estdbamos hablando lo mds bien, yo le digo: “Mi caso es asi. La doctora ya lo viene estudiando”. Y el chico agarra y me dice: “Bueno, estd bien. sNombre...”. Co- mienza a tomarme todos los datos. Y le digo: “Mi nombre de DNI es tal, pero si no te es mucha molestia me podrias Hamar por mi apellido”. O sea que ni siquiera le dije que me Hamara por mi nombre genérico. Y el tipo sigue hablando y me dice: “Bueno, tu caso ya mds 0 menos lo sé, segut el tratamiento y venite dentro de tanto y tanto tiempo”. Y me dice: “Bueno macho, estd bien”. En esos términos me habla. Y cuando yo le digo: “Disculpame, recién te acabo de decir que te voy a pedir que no me llamés por mi nombre, que nada mds me lamés por mi apellido, por favor respeta- me. Porque yo por mds que presuma que vos sos semejante marica —asi se lo dije— no te estoy diciendo mariquita, maricota ni nada. Te digo doctor. Asi que por favor a vos te pido que me lames por mi apellido”. Y entonces me dice: “Bueno mird, si no te gusta como te atiendo, andé y que te atiendan en otro lado porque yo no te voy a atender”. Y entonces le digo: “No, vos me tenés que atender. No es que no me gusta, Te estoy reclamando que no me discrimines por ser travesti’. Y el tipo me dice: “;Vos qué te pensds?”. 88 Y ahi yo empecé a gritarle al tipo y el tipo se histeriqued y mandé a lamar gente para que me saquen del consulto- rio. Y ahi vino una asistente social que fue quien salid de testigo por una denuncia que yo hice al Hospital Muniz en la Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. La Defensoria del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires se expide con unas recomendaciones para el hospital diciendo que es necesario que tengan un perfeccionamiento a través de cursos en el drea de cuestiones de género. La denuncia la hice a todos los médicos desde el director del Hospital. Yo me segui atendiendo en el hospital y hubo una asistente social que se porto muy bien, o sea que hay gente dentro del hospital que tiene voluntad. Lo que si, la queja y el re- clamo nuestro es con respecto al trato institucional hacia la comunidad travesti. Como sucede también en muchos otros casos, personas inmigrantes. Después de la denuncia no tuve problemas, al contrario se cuidaban mucho mds. Denuncia 2: Hospital Paroissien, La Matanza, provincia de Buenos Aires Trabajando en la calle tuve una situacién de agresién fisica. Hubo intervencién de la policta y fui a la Sala de Primeros Auxilios del Hospital Maria Ferrer. La policia no me llevé sino que fue un taxista que tuvo buena voluntad porque viéndome herida me llev6 y no me quiso cobrar nada. Al llegar a la Sala, los médicos no me querian tocar por te- ner una herida. Incluso médicos que tenian puestos guantes. Pero ellos presumian de forma prejuiciosa y discriminatoria que yo por ser travesti tenia que estar infectada con HIV. Bueno, este fue el primer acto agresivo y violento de parte de la institucién médica. Luego me trasladan a otro hospital en 89 una ambulancia porque yo armé un escandalo. Me dejaron en una camilla y se estaban comunicando con la ambulancia, pero no de la manera que tendria que ha- ber sido porque yo estaba con una herida. Entonces, yo atin consciente empiezo a reclamar. Empecé a gritar: “jQue me even, que me leven, que me lleven!”. Si ahi no tenian qui- r6fano que me llevaran a otro hospital. Entonces ahi me lle- van al Hospital Paroissien de la provincia de Buenos Aires, donde también me llevaron sin ningun tipo de informe sobre cudl era mi situacion. Por eso la intervencién quirtirgica se retrasé como una hora, porque tuvieron que hablar con el médico de la sala de primeros auxilios. Los médicos de la guardia del Paroissien se comunicaron con los médicos del Hospital Ferrer para que dieran el informe de como habia sido la cosa. Entre tanto estuve en un pasillo cuarenta minutos, una hora, esperando a que se decidan a llevarme al quirofano. Cuando me llevan y lo primero que la doctora hace es pronunciar el nombre correspondiente a mi DNI y me dice: “Bueno tal, quedate tranquilo que ya te vamos a operar”. Bueno, a esto yo respondo y le digo que por favor me llame por mi apellido, que mi nombre era Diana pero que si le molestaba mucho, que me Ilamara por mi apellido. La doctora no se acordaba de mi nombre, pero al final comenta mi hermana que cuan- do terminé la operacién me cacheteaban para que reaccio- nara y me decia: “Despertate Déborah”. También me sentt violentada cuando tenia que entrar al quiréfano y las chicas me lamaban por mi nombre de DNI. Pero no era una agresion tan fuerte como la que sufri por el médico del Hospital Muftiz, que no me queria atender por ser travesti. Me parecié mucho mas duro. Me marcé mds a 90 mi porque ahi senti una violencia ejercida desde una nor mativa. En cambio en el Paroissien senti que era por igno- rancia que lo hacian. Una vez operada fui trasladada a wna sala de varones, solicité traslado a otro hospital porque me di cuenta de que ahi faltaban insumos, porque habia con- flicto y estaban de paro, alli habia otro problema no por mi condicion travesti solamente. Finalmente no me trasladaron y me dieron el alta porque ya estaba muy bien. A los dos dias, intervino la Secretaria de Derechos Humanos de la Nacién porque se comunicaron distintas organizaciones, una a la cual yo pertenezco (Mo- vimiento Antidiscriminatorio de Liberacién) y otras con las cuales nosotros trabajamos como ALITT y el Area de Estu- dios Queer. Estos dos casos de denuncia realizados por la misma perso- na muestran diferencias. En el Caso del Hospital Muniz la en- trevistada considera que se hizo ejercicio de la violencia institu- cional y de una actitud discriminatoria adrede del médico. En el caso del Hospital Paroissien, la entrevistada refiere que si bien hubo discriminacion, considera que los médicos hicieron es- fuerzos por cumplir con su pedido (llamandola por su nombre una vez que lo requirid) y que operé mas el desconocimiento que la mala intencién. Por otro lado, hay una referencia expli- cita en el testimonio a la clara percepcién de que se trataba de multiples subordinaciones y discriminaciones: género y condi- cidn de clase. Las travestis estén atravesadas por desigualdades relacionadas con la desvalorizacién social de su identidad de género como por la desigualdad entre clases sociales. Maria Alicia Gutiérrez 91

You might also like