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Nueva Visién = Coxeccton CLaves: ‘ i Dirigida por Hugo Vezzetti Elsa Dorlin SEXO, GENERO Y SEXUALIDADES INTRODUCCION ALA TEORIA FEMINISTA Ediciones Nueva Visién Buenos Aires Dorin, Elsa ‘Séx0, géneroy sexualidades. introduccién ala teoria feminista = 1# ed. - Buenos Alres: Nueva Visién, 2008 128 p. 20x13 cm. (Claves) ISBN 978-950-602-593-9 Traduecion de Vietor Goldstein 1. Sexologia I. Goldstein, Victor, trad. HI. Titulo. coo 6126 “titulo del original en francés: Sexe, genre et sexualitée, Introduction la théorie féministe © Presses Universitaires de France, 2008 ISBN 978-950-602-599-9 ‘Traduccion de Vietor Goldstein ‘Toda reproduccisn total o parcial de esta LA FORBHBOPIA ia repros pa ATER ORS obra por cualquier gistema ~incluyendo et MAAR BELN _ folocopiado~ que no haya sido expresamen- : te autorizada por el editor constituye una infraceign a 1o¢ derechos del autor y sera teprimida con penas de hasta seis aftos de prisidn (are. 62 delaley 11,723 yart. 172 del Eedigo Penal © 2009 por Bdiciones Nueva Vision SAIC. Tucumsn 9748, (1189) Buenos Aires, Republica Argentina, Queda hecho el depésito que ‘mares a ley 11,728, Impreao on la Argentina/ Printed in Argentina, Este libro recibié el apoyo del Equipo “Philosophies contem- poraines” (Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne)y del ANR- 07-JCJC-0073-01 “Biosex”. Todo mi agradecimiento también para mis primoros lectores: Pierre-Frangois Moreau, por supuesto, pero también Hélene Rouch, Erie Fassin, Michel ‘Tort, Marfa Puig dela Bellacasa, Grégoire Chamayov y Cécile Chaignot. INTRODUCCION ‘Nose nace mujer: llega una aserlo.Ningin destino biolbgica,fisieo 9 economica define Ja figura que reviste en el seno de la socie- dad la hembrahumane: lacivilizacién en su ‘conjunto es quien elabora ese producto in- termedioentreel machoy elcastradoal que se califiea como femenino. Soto le media- ign de wn ajeno puede constituir a wn indi- vviduo en Otro. Suwon pF BeAUvoIn’ Por lo general, el sexo designa tres cosas: el gevo biolégico, tal y como nos es asignado en el nacimiento —sexo varén 0 hembra—, el rol o el eomportamiento sexuales que supuesta- mente le corresponden —el género, provisionalmente defin do como los atributos de lo femenino y lo masculino— que la socializaci6n y la educacién diferenciadas de Jos individuos producen y reproducen; por tiltimo, la sexualidad, es decir, el hecho de tener una sexualidad, de “tener” o “hacer” sexo. ‘Las teorfas feministas se vinculan con la problematizacion de estas tres dimensiones, de estas tres acepeiones mezcladas del sexo. Trabajan a la vez sobre las distinciones histérica- mente establecidas entre el sexo, cl género y 1a sexualidad y us relaciones. ;Se trata de una rélacién decausalidad, ena que el sexo biolégico determina él género y 1a sexuali- ad? {De una relacién de simultaneidad no coercitiva entre el sexo bioldgico, por un lado, y la identidad sexual (de géneroy de sexualidad), por el otro? Se trata de una relacion de normalizacién? La heterosexualidad reproduetiva, en cuanto organizacién social dominante de la sexualidad, jes la norma legal, social, pero también médica, desde cuyo punto de vista pueden ser examinadas, hasta impugnadas, las categorias tanto de sexo como de género? Las teorias feministas, pues, no se vinculan solamente con la delimitacisn teérica y préc- ‘Simone de Beauvoir, Le deualéme seve I, Pais, Gallimard, 1949, pa. ‘296. tha traduction del fiagmento pertonece a Pablo Palant, BE segundy sews, Buenos Aires, Edieioner Siglo XX, 11, eapitolo primero, 2987.1 9 tica entre lo que serfa “natural” y “cultural” 0 “social” entre el S883, é] génerd las sexualidades, sino con los prineipios, log postulados o las implicaciones, ideolégicas, politicas, episte- molégicas, de osta delimitacion, Este volumen esta dedicado precisamente al conjunto de esos debates Hasta el momento, al lado de las investigaciones filoséficas ehistoricas sobrela sexualidad, iniciadas porMichel Foucault, podian encontrarse por lo menos dos grandes tipos de contri buciones sobre la cuestisn del sexoy dela filosofia: 0 trabajos relativos a las mujeres, a la “diferencia de los sexos”,’ all “diferondo de los sexos",' como filosofemas, trabajos que principalmente se consagraron al lugar de las mujeres, al lugar que se daba alas mujeres oa lo femenino en el eonjunto filosofico o psicoanalitico;o trabajos que-seinteresaron en lafilo- sofia de las mujeresy, mas ampliamente, a las filosofias dela vualdad de los sexos” en una perspectiva de historia de la filosofia.® Mas especificamente, el presente volumen se dedica a las teorias feministas tal como se desarrollaron en estos iltimos euarenta aos y, més particularmente, a las filosofias femi- , nistas. Las teorfas feministas seran definidas como un saber indigosiablemente ligado con un movimiento politica que | prablematiza, sobre todo desde un punto de vista epistemolé- |gico ingdito, la #élacién.que fodo saber mantiene con una Luce Inigaray, Speculum de Vautre femme, Paris, Minuit, 2874; Michele Le Banutt) Létude et le rouet, Paris, Le Sevil, 1989; Sarah Kofman, Le respect des fenimen, Paris, Galilee, 1989; L'enigme de fa forme, Pasis, La Livre de Poche, 1904; F’ Collin, . Pisier, E. Vavikas, Les ‘emis de Platon & Derride, Pat's, Plon, 2000. (Hay versign capanola de: Bsppscula cela otra mujer, Madrid, Ediciones Akal, 2007, El enigma de le Inujor: Con Froud 9 eontna Frou, Barcelona, Editorial Gedisa, 1982.| “Genevieve Praiste, La difference dee eaves, Parts, mur, 1996. (Hay sereign eapanslo: La diferencia de Toe remem Buenos Aires, Editorial ‘Manaatial, 2003.1 ""Prangoise Collin, Le différend dee sexes, Parts, Pleine Feux, 2000, lUtay versién eapantola: “El diferendo do log sexos. Las teortas eantempo- raineas” en Travesioe 8 jlaualdad, equidad, poridad? Buenos Aires, CECYM, 1999), ® Michdle Le Delt, Le veve cu savoir, Paris, Aubier, 1988; Blsa Dorlin, Livvidence de Vigerté' dew vexes. Une philowophie oublise de xi sitet, Parte, l-Hormatton, 2000; Michel Kail, Simane de Beauvoir philowophe, Paris, vor, 2006, 10 posicién de_poder, o_refuerza, invierte 0 modifica. Fate volumen privilegia un conjunto de textos angléfono que, por su compromiso en los debates filoséficos contempordneos y su extremada riqueza, esta a gran distan- cia del desarrollo todavia embrionario de las problematicas feministas en la filosofia francesa. Esencialmentese apoyaen las obras del feminismo marxista, de la epistemologia o dela ética ferninistas, dela historiay dela filosofia feministadelas ciencias, del black feminism, del feminismo llamado “posmo- derno” y de la teoria queer. No obstante, reinscribe también ‘elconjunto de tales probleméticas en un didlogo permanente tanto con el feminismo materialista “a la franeesa” como con Jos trabajos feministas francéfonos en ciencias humanas, sociales y politicas. Por wltimo, cantidad de trabajos aqui presentados estan inspirados por lo que del otro lado del ‘Atlantico se llama la french theory (Foucault, Deleuze, Derri- da) y el french feminisin (Irigaray, Cixous, Kristeva). Esta liltima expresién es particularmente problematica® en la medida en que, aeaso con excepeién de Luce Irigaray, esas tres referencias ocupan un lugar muy descentrado en el pensamiento feminista francés. Porlo tanto, este volumen es. también el efecto de procesos de traducciGn y retraduccién cultural de los conceptos mayores del pensamiento feminista allende el Atléntico. No habremos de hacer aquf una presentacién exhaustiva de las tematicas de ese saber feminista contemporéneo, mas o menos institucionalizado, eegtin las tradiciones disciplina- rias, universitarias, 0 més ampliamente intelectuales. El punto de vista adopiado es tan dependiente de una postura filoséfica como de una posicién en el seno del pensamiento y elmovimiento feministas actuales, Por tanto, se trata de un recorrido posible por las. teorias feministas, que debe ser comprendido a la vez como un homenaje a la historia del pensamiento y el movimiento de las mujeres y como una contribucién a la emergencia de un cuestionamiento filos co ferinista, © Veare Cynthia Kraus, “Anglo-american feminism made in France: vine et critique de la reprisentation”, Les Cahiers diz genre, n° 28, 2005 a EPISTEMOLOGIAS FEMINISTAS Necesitamos ol poder de las teorfaseriticas modernas sobre Ia manera en que se for- ‘man las significaciones y los cuerpos, no para negar signifieaciones y euerpos, sino para vivir en signilfeaciones v cusrpos que tengan una oportunidad en el futuro. owwa Haraway? Lo PERSONAL ES PoLitica “Lo personal es politico” es el eslogan emblematico de los diversas movimientos de liberacién de las mujeres, nacidos fen los afios sesenta, y para quienes El segundo sexo de ‘Simone de Beauvoir constituye la referencia obligada. Tam- bién sefiala la emergencia de una produccién intelectual pluridisciplinaria, de una reflexién critica, que no dejé de desarrollarse, de diversificarse —y de institucionalizarse— en el curso de estos tiltimos cuarenta aios, desde entonces en el seno, 0 al Indo, del pensamiento 0 el movimiento de las mujeres. He empleado el término de “feminismo” sin definir- lo, y es tiempo de hacerlo. Por feminigmo entiendo esa, ptradicién de pensamiento, y por ‘consiguiente los movimien-) | toshistéricos, que, por lomenos desde el sigloxvi, plantearon, || seguin diversas légicas demostrativas la igualdad de los hom bres y las mujeres, acorralando los prejuicios relatives a la| |inferioridad de las mujeres o denuneiando la ignominiade sw’ condicisn, “Lo pergonal es politico” sigue siendo el emblema de ese saber feminista, y remite, por un lado, a un trabajo de historizacién de’ una relacién de poder y, por el otro, a un trabajo de concientizacién de este ultimo, Donne Haraway, Manifeste cyborg et autres essaiv, L, Allard y otros (ed, Paris, Exils, 2007, pag. 119. [ay version espaol: Manifizea para ras, Valencia, Bpistome, 1995.1 qa Bl saber feminista designa todo un trabajo histérico, efee- tuado desde multiples tradiciones disciplinarias (historia, sociologia, literatura, ciencia politica, filosofia, ciencias biomédicas, ete.); trabajo de cuestionamiento de lo que hasta entonces se'mantenfa por lo comun fuera de lo politico: los roles de sexo, la personalidad, la organizacién familar, las tareas domésticas, la sexualidad, el cuerpo. Se trata de un trabajo de historizacién y, por lo tanto, de politizacién del espacio privado, de lo intimo, de la indivi- Qualidad; en el sentido de que vuelve a introducir lo politico, es decir, relaciones de poder ¥ por tanto conflicto, alli donde uno se atenia a las normas naturales o morales, ‘a la materia de los cuerpos, a las estructuras psiquicas 0 culturales, a las opciones individuales. Es un trabajo que, al recuperar las tensiones, las crisis, las resistencias loca- lizadas sepultadas, a través de la historia de las mujeres, del género o de las sexualidades, hizo posible un pensa- miento de la historicidad de una relacién de poder conside- rada ahistoriea (“en todas partes y siempre las mujeres fuerony son dominadas”). Este trabajo también permitié 1a emergeneia de un pensamiento critico sobre la borradura, elencubrimiento ¢ el acondicionamiento de las conflictivi- dades y las resistencias por y en saberes hegeménicos. Ast, el saber feminista se vinculé con “contenidos histéricos", en la medida en que “snicamente los contenidos historicos pueden permitir encontrar laescisidn de los enfrentamien- tos y las luchas que los acondicionamientos funcionales 0 las organizaciones sistematicas tienen por objeto, justa- mente, ocultar”.® Ass, este saber permitié captar la histo cidad de la “diferencia sexual”, como las prerrogativas sociales y culturales que se desprenden de ello, la normati- vidad de la heterosexualidad reproductiva, como la de su forma juridica moderna —la familia patriareal—, vinculdn- dose con la génesis y el desarrollo de los dispositivos de naturalizacién y de normalizacién de la divisién sexual del trabajo, de la socializacién de los cuerpos, dela interioriza- “Michel Fouceule, "Uf fout dfencdre fa société’, Parts, Gallimard / Le Seuily 197, pag. 8 [Flay version eapafola: Hay quae defender la sociedad: tains del College de France (1975-1976), Madsid, Ediciones Akal, 2003.) 4 cion delas jerarquias de género, desde sus_puntos de impugnacién: las luchas_y los saberes.de las mujeres. El saber feminista es también una memoxiadeloscambates. Ast, el saber feminista se apoya en todo un conjunto de saberes locales, de saberes diferenciales y oposicionales, descalificados, considerados como incapaces deunanimidad”™ 0 “no conceptuales”,? que tienen que ver con la reapropia- (én de si: de su cuerpo, de su identidad. Se trata aqui de un do de conocimiento.de_si,-comin-a-numerosos-movi- [mientos sociales, que consiste en politizar_la.exnetiencia \ individual-en-transformarlo personal en palitico. En otros términos, este trabajo de concientizacién hace que el destino cotidiano de cada mujer, Ia supuesta “condicién femenina”, es reconocida como una experiencia de la opre- sién donde yo me reconozco a mf misma como “sujato de la opresién’.*” Ademés, la vivencia singular de las mujeres puede ser resignificada como una vivencia colectivamente compartida: lo cual funda por partida doble la posibilidad misma de la rebelién, en los niveles individual y colectivo —"lo que es resistible no es inevitable"—."" Esta transfor- macign de la conciencia de si de las mujeres, a partir del euestionamieata del. devenir “mujor”—al-que~eada—una estaba sometida prodvja.un_snjeto,.‘las.mujeres”, ave, es ‘a identidad politica. En particular, fue posible por la produccién de saberes sobre, por y para las mujeres, que inventaron otros lenguajes, adoptaron diversas formas, pero de los cuales los dos principales son los grupos de conciencia y las “experticias ealvajea". Los grupos de con- sncia, que concretamente se organizaron como grupos de fntercambio no mixtos, consisten en dgapsicologizar y desindiyidualizar la vivencia de las mujeres, para recono- cerencada una de esas vivencias individuales las miltiples expresiones de una condicién éocial e histérica comin. Desde los afios setenta, esos grupos de conciencia fueron * bid, pag. 9 ‘ Nieole-Claude Mathieu, Liareatomie politique, Paris, 1991, pag. 219. 2uChristine Delphy, L’ennemi principal, 1, Pavis, Syllepse, 1998, pag. 272, [Hay versién espafiola: Por ton feminiaino materialisa el enemige principal y ofroe textos, Baveslons, Leal, 1085.1 ots Femmes, 18 particularmente determinantes para definir, identificar y luchar contra las multiples formas de violencia hechas alas mujeres, hasta entonces inexpresables 0 invisibles y, en cierto modo, legitimadas por la distincién filosdfica, y efectivamente legal, entre la esfera publica y la esfera privada. Las experticias salvaies.consisten.en. producir ‘objeto y sujeto de conocimiento, en conver- to informado de sf mismo. Ellas vienen a impugnar el saber dominante que toma por objeto a las mujeres, objetivan sus cuerpos, sus palabras 0 sus expe- rieneias. Al saltarse el saber dominante, y mas particular~ mente ginecolégico 0 sexoldgico, las mujeres. produjeron saberes sobre su sexualidad y su salud, se reapropiaron desu propio cuerpo, inventando o experimentando técnicas tanto de placer como de cuidado."*Los grupos de conciencia, aligual que las experticias salvajes, fueron tanto més necesarios cuanto que “la inferioridad social de las mujeres se refwerza yse complica debido a quela mujer no tiene acceso al lenguaje sino mediante sistemas de representaciones “masculinos” que la desapropian de su relacién consigo misma y con las otras mujeres”." Esos saberes feministas," pues, no produ- cen solamente un nuevo saber sobre las mujeres, a su vez descalifican el “conocimiento verdadero”, perturban laecono- mia del saber mismo y la distincién entre sujeto y objeto de conocimiento. Como lo recalea Luce Irigaray a propésito de to-do discurso sobre las mujeres, “el desafio no es elaborar tuna nueva teorfa cuyo sujeto u objeto seria la mujer, sino descomponer la misma maquinaria te6rica, suspender su pretensién a la produccién de una verdad y de un sentido demasiado univacos”."* © La tietorien tucha por ol aborto Hbre es al respeeto paradigmstica, En Francia, «} mavimiento de liberscfon de las mujeres ¥ el Grape Informacion Salud (01s), coleetivo de médicos que se ered en 1972 sobre ‘41 modelo del Grupo Informacién Prisiones (ei), se inielan en ol método fe aborto. por aspiracién liamado “mstedo Karman", mucho menos traumdtico que el método por curetaje. "Lee Irigaray, Ce sexe gun's ext pas tn, Paris, Minuit, 1977, pig. 1, {Hay version expatiola: Eve Sexn que no ex uno, Madrid, Sates, 1982,) Michel Pouestlt il fant défendre fe socield”, ob. cit. pag. 8 "6 Loe Irigaray, Ce sexe qui niin ext paw un, ob. eit, pa. 75 16 Elcuestionamiento de Irigaray, y mas ampliamente del saber feminista, debe ser comprendido aqui como un cues: tionamiento primero y ante todo politico. Se trata de un euestionamiento politico en el sentido en que el pensa- miento feminista prioritariamente se alz6 precisamente contra los “efectos de poder propio de um discurso conside- rado como cientifico”.' Aqui se trata de los efectos de poder de los discursos médicos, psicoanaliticos, pero también filoséficos, histéricos 0 antropolégicos totalizadores, domi nantes, sobre el cuerpo y el habla de las mujeres ‘En este sentido, puede definirse el saber feminista como una genealogia, en el sentido de Michel Foucault. “Con relacién al proyecto de una inseripeién de los saberes en la jerarquia del poder prapie de la ciencia, la genealogia seria ‘una suerte de empresa para desligar los saberes historicos y volverios libres, es decir, capaces de oposicién y de lucha contra la coereién de un discurso tedrico unitario, formal y cientifico.”” Por eso, antes incluso de examinar el cientificis- mode los discursos dominantes, la pregunta formulada por la geneclogia feminista es: “,Qué tipos de saber quieren desve Iificar a partir del momento en que dicen ser una ciencia? {Qué sujeto que habla, qué sujeto que diseurre, qué sujeto de experiencia y de saber quieren desvalorizar a partir del momento en que dicen: yo, que sostengo este discurso, sostengo un disourso cientifico y soy un sabio?. Dp LAS EPISTEMOLOGIAS DEL PUNTO DB VISTA ALA BTICA DBL “CARE” Pue sobre este suelo genealégice propio al saber feminista, y mas generalmente a los pensamientos “minoritarios”, “meno- res”, donde se desazrollaron epistemologias feministas, ha- blando con propiedad. Estas epistemologias feministas estan “ Miche! Foucault, “Il faut defendre fa cocidt%, ob. ct, pi. 10. Shia, psa. et Vénae Gilles Deleuse, Félix Gusttans, Mille plateaus. Capitalisne ot uhizophininie, Paeis, Mineit. 1080. (Fay version espafols: Mil meseter Copitalisme enquisofionia, Valenela, Béitorial Pre-Testos, 1998.1 at estrechamente relacionadas con la filosofia marxista, que constituye su punto de partida. No obstante, es desde esta herencia y, en cierta medida, contra ella, desde donde estas, epistemologias dirigieron cierta cantidad de criticas a la Filosofia marxista proponiendo un feminismo posmarxista 0 un empirismo feminista. La critica mayor del feminismo posmarxista apunta a la ineapacidad del marxismo para pensar la especificidad de la opresién de las mujeres; 0, para decirlo de otro modo, apunta a la reduccién sistemdtica del patriarcado” en el modo de produccién capitalista. Esta incapacidad teérica y politicaes pensadaen términos marxis- tas:fundamentalmente radica en el hecho de quelas“produc- ciones intelectuales [son definidas! como el producto de relaciones sociales”.”" Estas “relaciones, sociales", empero, siempre son tam- hig “relaciones sociales de sexo”, segtin la expresién a ‘del pensamiento feminista francés de los 1s ochenta y naventa. Remiten al concepto fundamental de"divigignsesual del trabajo”. Esta division es"modulada histériea y societalimente. Sus caracteristicas son la asig- nacidn prioritaria de los hombres a la esfora productiva y ‘6 las Miijeres a la esfera reproductiva asi como, en forma simultainea, la captacién por los hombres de las funciones de fuerte valor social agregado (politicas, religiosas, milita- res, etc,)".” La divisién sexual del trabajo, pues, funciona “simultdneamente” en la esfera profesional y en la esfera doméstica, donde se asiste a “un espacio de trabajo especifico de las mujeres” que consiste en “la disponibilidad permanente ‘del tiempo de las mujeres al servicio de la familia’, a la Bl patriareado designs cominmente la autovidad do los padtes y, por consiguiente, el poder de lor hombres. Redafinido por el feminisino fmateriatista, constituye on concept. mayor del feminismo, Véase el foneuptn de “mode de preduecion familiar” o "patriareado”, Cl Delphy, Lennon! principal, Ly 1, ob. ct re Christine Delphy, Lennemd prinipat, ob. et, pag. 274, = Daniele Kergoat, “Division sexuelle du travail et rapports sociaux de sexe", sit H. Hirata ¥ otros (dit), Dictionnaire critique di fiminisme, Paris, rs, 2000, psig. 36. [Flay versidn espanola: Diccionario erica det jomincona, Madiia, Editorial Sintesis, 2002.) ominique FougeyrellasSchwebel, “Travail domestique”, en HL Hirata y otro), Dictionnarreeriique du fominisme, ob. eit. pa. 250 18 invisibilizacién de dicho trabajo como trabajo —se habla ‘entonces de las “tareas domésticas que hay que hacer” y a su explotacién. Esta divisién sexual del trabajoa todas luces es activa en el trabajo intelectual, y mas especificamente cientifico. Si Jas investigaciones feministas en sociologia de las ciencias, analizaron el bajo nuimero de mujeres en esos sectores de fuerte valor social agregado, las investigaciones feministas en filosofia de las ciencias se interesaron més particular- mente en las implicaciones epistemolégicas de semejante division. En clerta medide,exta division sexual del trabajo cidn entre lo publico yo sia” de lo cotidiano, el “mundo iaterial ondinar”™ Los sujetos de conecimiento, en su gran mayoria masculinos, tionen una representacign sesgada, parcial, de lo real Elios ignoran, descalifiean o dejan totalmente de lado lienzos enteros de lo real, que conciernen al trabajo de seproduesn Esta ausanuinde proiueiondehertamion: tir de lag condiciones eee rinoe nowaal del Gabaje, le arigascién de los hombres al trabajo de produccién y de las mujeres al trabajo dereproduccién, da cuenta del privilegio epistémi co concedido a representaciones, a una. visiGn del mundo, determinadas solamente por las condiciones materiales de. existencia de los. hombres. Ahora bien, como lo escribe BT trabajo doméstico comprende le reproduccidn, la eria de los nios, e! ccuidado.da los asgendientes y descendientes, el propio trabajo domestico ls preccapecon” del trabap domésticn,aungue este faera an poco ‘compartido. ‘Dorothy Smith, "Women’s perspective as a radical eritique of soetélogy”, 1974, eitado y traducido por Maria Puig de la Bellacasa, “Think we puis.’ Politiques féministes et construction des savoirs", tesis de Soctorado, Universidad libre de Brusolas, Facultad de filosofia y letras, 2004, pag. 191. Se trata del estudio de referencia en francés sobre estas epistomologias. Sh Vense Hilary Rose, Love, Power and Knowledge, Bloomington Indiana University Press, 1904. 19 ee Maria Puig de la Bellacasa: “Las condiciones de vida son también condiciones de vista”® No tan én conflicts con la ‘Fealidad prosaicd del mundo, pero también con el cuerpo, en cleentro del trabajo reproductive del que estan liberados, los hombres desarrollan una visién del mundo que implica la produccién de dicotomias jerarquicas (cultura/naturaleza, raz6n/euerpo, abstracto/eonereto, racional/intuitive, objet vo/subjetivo, pensar/experimentar...), yla promocidn de una postura de conocimiento desencarnada. En otras palabras, Segtin este andlisis, el ideal de neutralidad del trabajo cienti- fico es un earécter histéricamente situado, Para la filésofa Naney Hartsock, wana de las mas importantes ferinistas iaterialistas norveamericanas, la “masculinidad abstracta”™ daYHijets comnecconte concierae también a laa bloccfias ‘marxistas y explica su dificultad para pensar la opresién “espe éifica de las mujeres, ya que la divisién sexual del trabajo: Siginpre fue pensada como “natural” Ahora bien, dela misma manera en que Marx denuncié el supuesto intercambio igualitario” que se trama en el contrato de trabajo entre el capitalista y el proletario, adoptando el punto de vista de los proletarios, es decir, elucidando sus condiciones materiales Ge existencia, Hartsock tiene Ia ambicién de denunciar la supuesta postura ideal del sujeto cognoscente—inelusive del sujeto eogoscente marxista—, como una postura desencar- nada, adoptandael puntodevistadelas feministas,valedecir, sitsidndloseapantinde Ias.con: eriales deexisten- gia de las mujeres. Nancy Hartsock"* desarrolla asf el concep- to de "posicionamiento” o de “punto de vista” (standpoint). Siguichdo a Marx, ella’ prétende crear una nueva figura, un auievo personaje, entre los dramatis personae” del Capital. “La feminista”, asi, se une ai “capitalista” y al “proletario”. Su. 2% Marfa Puig de la Bellacasa, “Dhink we muse ob. eit, pig. 190 s,, Nangh Hartaoch “Phe Feminist standin Developing ‘ra aneeificaly. feminist histo z (GES Phe Fominet Standout Theory Reidel: Nueva York, Routledge, 2008, pag. 44, Ibid, pz 40. ® Kari Mars, Le Capital, Horo 1, segunda soccién, cap. VI, 1867, tra. de J. Ros, Paris, Plammarion, 1985, pSgx, 196-197. [iay versén espaol: BI capital, Bareolona, Ediciones Poli, 1997.) 20 proyecto epistemolégico consiste e: euisos eognitivos invisibilizadosy depreciados, determinados por, y elaborados desde, las condiciones materiales de exis- tencia de las mujeres; en transformar si experiencia en saber, Por lo tanto, concede un “privilegio epistemico” a ese posicionamiento feminista. Como lo subraya muy atinada- mente Maria Puig de la Bellacasa, la utilizacisn del térmi- no “feminista® por Hartsock, mas que el de “mujeres", sofiala la indole producto de exe posicionamiento; es decir, que se trata de una posicién construida a partir de una situacién padecida y no de un punto de vista femenino esencializado. La definicion es politica s légica, En consecuencia, se trata de una posicion politica, “compro- metida”. El saber producido por y desde cl posicionamiento feminis- ta constituye a la ver un recurso cognitivo y uno politico Elucida condiciones materiales oscurecidas.e ignoradas por el saber dominante. Hs a partir de las condiciones materiales de existencia de las mujeres, de su experiencia, como el standpoint feminista produce un saber que politiza la division sexual del trabajo. Por consiguiente, el saber cientifieo, tal y como de hechose efectia, aparece igualmente situado y partidario que el saber feminista, La presunta nevtralidad cientffieaes una postura politica, Como lo escribe Christine Delphy: “Que no haya un conocimiento neutro es un lugar comin. Pero desde nuestro punto de vista esto tiene un sentido muy preciso. ‘Todo conocimiento es el producto de una situacion histériea, lo aepa 0 no. Pero que lo sepa o no gonstituye una gran diferencia; si no lo sabe, si pretende ser-‘neutro”,.niegi Ia historia que pretende explicar |... Todo conocimientoque no reconoce, que no toma por premisa 1a opresién social, Ia niega, y en consecuencia la sirve objetivamente”.”* Sin embargo, la dimensién critica delasepistemologias det standpoint no agots ou proyecto. Estas epistemologias pre- tenden producir una “mejor diencia’, valorizando ciertos aspectos de la experiencia de las mujeres y eselareciendo lar posiciones/visiones de todo sujeto cognoscente. Este sports fue particularmente rico, sobre todo por lo que respecta a las ™ Christine Dolphy, Llennems principal. 1, ob. elt, pig. 277 24 cioncias biomédieas, la filosofia y las ciencias sociales. Aeste feapecto, pueden citarse los trabajos de la antropéloga fran- cena Nieole-Claude Mathiewy su ertica epistemologica de los diseursos etno-antropoldgicos. Ella demuestra ol androcen trismo de los eatudigs de campo y de las observaciones a las que les euesta trabajo reconocer a las mujeres como actrices Sociales, mediry cuantificar eu trabajo o su gasto energético, émitiendo muchas de sus actividades, naturalizando la divi- Sion sexual del trabajo, desinteresdndose de su papel activo tenlog intercambios sociales. ste androcentrismo produce a Ia vex cegueras y empatias entre investigadore(a)s y ctnologizadotals”.” Asi, el desarrollo de 1a epistemologia fominista seala cierta ruptura con las tentaciones y tentati- var de algunas feministas de contrarrestar el patriarcado “estructural” de las sociedades mediante la investigacién de sociedades matriareales: aqui el desaffo es que esos contrac- jemplos podrian invalidar la creeneia en una opresin de las Inujeres transhistorica y transversal a toda sociedad. Perola ‘ucstign de las estructuras patriareales de las sociedades es {hte todo una cuestion epletemologica: la mayoria de las Enciadades observadae y doclaradas patriareales remiten a tina metoddlogia sesgada, Ahora bien, al objetivar Ia situa- doneision generizada’ de los sujetas cognoseentes se logra tina mejor comprensién, una observacién mas rigurosa, de sus objetos ‘Otsa shastracién, de las implicaciones. benéficas de las epistomblogias del standpoint es lo que se llama la “ética del ~Zare” éi filosdfia moral contempordnea. El “care” significa el ‘ouidado, la empatia, el sentimiento moral de solicitud que fominmiente se adjudica a las mujeres y que les serian cspecifices.” Inieialmente elaborada par Cavol Gilligan, 1a fhocién de ética del care permite valorizar la experiencias rorales de las mujeres, promover cierta tipo de razonamien- 4 Nieole-Clanide Mathieu, Lisnatomie politique, ob. cit. pag, 126. Jarde en eh original. (N. del 1 Pl articulo de referencia de Cavol Gilligan se titala “In a different ice: Women's conceptions at self and of morality, Harvard Educational Review vole 7-4, 1977, page, 481-517, que dav lugar a la publieacion Gesu obra Ena Different Volee. Paschologteat Theory and Women’s Develoyrment, Cambridge, Harvard Univorsity Press, 1982, 22 rales, “contextuales-y-narratives",-por-oposicién a formales.v abstractos”.* El estudio de Gilligan se refiereala psicologia del desarrollo moral: apunta alas tesis de Lawren- ce Kohlberg, que sirven entonces de norma. Segtin Kohlberg, los individuos conocen un desarrollo moral que obedece a diferentes fases que corresponden a diferentes niveles de razonamiento moral. Laltima fase es lo que él llamala“ética delajusticia”, ala que considera como el puntode realizacién del desarrollo moral de cada individuo.” Lo que molesta a Kohl- berg es el hecho de que, segtin esta teorfa, las mujeres aparecen como bloqueadas en un nivel de desarrollo moral inferior al delos hombres. Es en esta perspectiva como emite la hipétesis de que la teoria de Kohlberg es sesgada y como ella elabora su propia teoria introduciendo la idea de una “ética del care" tipicamente femenina, que no es de menor valor que la “ética de la justicia”. Apoyandose en los resulta- dos de una encuesta de psicologia moral llevada a cabo ante adolescentes jévenes, Carol Gilligan sostiene que los varones en verdad testimonian una “ética de la justicia", fundada on principios morales abstractosy universales, mientras que las chicas muestran en mayor medida sentimientos morales que giran alrededor de la solicitud yla empatia. No obstante, a su juicio, este desarrollo sexuado de los sentimientos morales, desde las condiciones materiales de vida de los individuos, no es jerarquizable. Los sentimientos morales de las mujeres no constituyen un menor grado de moralidad, sino mas bien un recurso moral ignorado que podria renovar la filosofia prac- tica.{Mds que una sensibilidad intuitiva, el care es una verdadera ética que, lejos de estar fundada en prineipios 0 reglas predefinidas, en gran parte esta determinado por el trabajo cotidiano efectuado tradicionalmente por las mujeres en el dmabito privado y que remite a una mirfada de gestos y de afectos que tienen que ver con el euidado, la comprensién yla preocupacién por los otro Esta problematizacién de los sentimientos de lo justo y lo injusto es extremadamente =! Carol Gilligan, In a Different Voice, ob. cit, ph. 19. » Véase L. Kohiberg, The Paychology of Moral Development: The Noture and Validity of Moral Stages, Nueva York, Harper & Row, 1984. raidn espanola: Priclogta del desarrolla moral, Viseaya, Edltorial ‘de Brouwer, 2008.1 23 innovadora en la medida en que introduce otra “realidad”, otro punta de vista, en los debates filoséficos contemporaneos relativos a los juicios morales. Como ya lo expresé en otra parte, también es filoséficamente criticable, cuando cae en una forma de naturalismo moral que esencializa la disposi- cién femenina al care, mAxime cuando omite interrogar Ia divisién sexual del trabajo doméstico, entre las mismas mujeres. Sabiendo que las mujeres de las clases populares y/ oracializadasy emigrantes con prioritariamente asignadasal trabajo de reproduccién: jquién se ocupa de sus asuntos domésticos, de su vajilla, de su ropa y le permite dedicarse a sus hijos 0 4 sus parientes?" Dicho lo cual, los trabajos sobre el care inaugurados por Gilligan, tal como soran retomados por Susan Moller Okin 0 Joan Tronto en particular, permiten volver a examiner las teorfas de Ja justicia desde el punto de vista de una division sexual del trabajo que induce diferencias éticas, pero también reforzar y enriquecer tedricamente las filosofias de la justicia.** No se trata tanto de hacer un “lugar” @ la sensibilidad 0 al sentimiento femeninos en la teoria ética come de repensar los marcos mismas de la ética, desde una visién, una posicién de caring, Sin embargo, tampoco se trata de oponer Is autoridad de nuestras prac- ticas ordinarias ala teoria: “La normatividad noes negada, sino vuelta a tejer en la textura de In vida” QUE £8 LA OBsETIVIDAD EN CIBNCTA? La aplicacién de las epistemologias del posicionamientoo del punto de vista a las ciencias biomédicas constituye un giroen Ja elaboracién del proyecto epistemolégico feminista, Desde Ios afios ochenta, cuantiosos cientificos, filésofos, bidlogos 0 Véage Blea Dorlin, "Dark care: dela servitude a la sollicitudo", on S. Laugier, P. Paperman idin), Le souci des autres: dthique et politique dtu ‘care, Paris, e885, 2006, “ Vease &. Laugier, P. Paparman (dir), lar souct dex autres: eshique et politique du care, ob ct, volumen on el cual fueron traducidos algunos Siiculos de $, Moller Okin y da J. Tronto, "Sandra Laugier, “Cave et pareeption’, en S Laugier, P. Paperman (air), Le mick don aitren, ob. eft, DAE. 328, 24 socidlogas de las ciencias desarrollaron minuciosamente una eritiea de los pastulados de su propia disciplina. Inspirdndose, desarrollando o diferenciandose de las primeras forrmalacio- nes de las epistemologias del standpoint, todas eontribuyeron de diferente manera al proyecto de una “mejor ciencia”. Su punto comin es que su proyecto ge diferencia de una erftice de la ciencia, 0 mas ampliamente de la racionalidad, come slendo por definicién “falogocéntricas™," en virtud de los lacentos asencialistas de semejante posicién. Ast, trabajando alternativaments jas tantismna, de subjeti- vismo 0 de reletivism9, conjunto de dichos trabajos c on ala xeformulecién, hasta ais refundacién del concepto mismo de objetividad cientifics Seguin la fisica y ‘ildsofa de las ciencias norveamericana Evelyn Fox Keller: “A los eientifieos les gusta pensar de ellos que son los expertos supremos de lo que cons naturaleza del acto de la ciencia, vale decir, deia si de la objetividad, del fundamento de las rvivindicaciones cientificas, dei estatus de la ciencia en la sociedad, y asi. dela manera en que funciona la ciencia, Pero a todo lo largo de Jos Liltimos treinta o euarenta afios, nuestra comprension de la actividad cientifica padecié una revolucidn poco apacible L...J- En el coraz6n de esta revolucién, las ferninistas introdujeron un conjunto especffico de cuestiones referidas a ls iniluencia sobre la historia de las ciencias de las ideologias reiativas a) género, Evelyn Fox Keller se interesa muy particularmen- teen loque ella llama el “trabajo simbélico del género” ysobye todo en el papel de las motiforas generizadas en el lenguaje cientifico y la actividad cientifica misma. Estas investigacio- nes la condujeron a utilizar el concepto de género, tal como fue desarrollado por la teoria feminista, en historia y filosofia de las ciencias: pado mostrar asi como metéforas generizadas constitufan un obstdculo para la comprension de ciertos ° Véase Luce Irigaray, nero también ol ariculo de Susan Bordo, "The Caytesian mescelinieation of thought’, on J. OBarr, 8. Haeding, Sex and ‘Seiontifie Inguiry, Chicago, University of Chicago Press, 1988, una Tondicidn suBeionte pero no necesaria del intereambio sexual cquitative entre hombres y mujeres. tas condiciones mate Finlestmplican entre otras, una verdadera educacién sexual Elderecho de las mujeresa disponer dessa cuerpo sapone una politica social de igualdad. Si 6ste no es el caso, oxo derecho Belasmujeres puede siempre estar condicionado por impera- vos poblacionistas, Bsos imperatives, empero, se expresa- Fon eldsicamente en los términos de un conflicto entre "derechos de las mujeres” y “derecho a la vex de los nihos por hacer" La eleecion de las mujeres en materia de mavernidad, Ta cual compromete lo que ellas pretenden hacer eon y de su {uerpo, es ast Fegularmente cwestionado por diversas autor Gades (potiticas, militares, religiosas, morales). El desaffo 1 paola Tabet, “La grande arnaqite”, Actuel Mars, 80, 2001, pag. 189) ‘Yease también Gail Pheterson, Le prime: de la proetituton, tad. de Nix C.'Mathiow, Pavia, Lifarmatian, 2001. (Hay versidn espapola de: ET priama de fa prostitucion, Madeid, Telaca Ediciones, 2000.) w "pin Francia hay que esperar a 1992 para que sea offcialmente reconoeida la sviolacién sonyagal™ remite a la cuestién dela definicién del individue y por tanto aladelaindividualidad como soporte de derechos. Histérica- mente, la teoria feminista francesa privilegié mas esta argu- mentacién que la del individualismo posesivo: la obteneién del derecho de propiedad de las mujeres sobre ellas mismas no tiene sentido sino a condicién de que las mujeres puedan efectiva, soberanamente, reivindicarla En la teoria feminista angléfona, es mas en nombre de la “propiedad de su cuerpo” como la mayoria de los patses democraticos legalizaron el aborto. En 1971, la fildsofa Judith Jarvis Thomson publica un artfculo de referencia en la materia, dos aos antes de que la Corte suprema de los Estados Unidos emita su juicio en el caso Roe vs. Wade, sentando jurisprudencia en materia de derecho al aborto. La argumentacién lgica de Thomson se refiere especificamente alla siguiente premisa: “el feto es un ser humano”. Thomson considera que el debate sobre la viabilidad del feto participa de una argumentacién llamada de la “pendiente jabonosa”, por eso ella eacogié entablar el debate aceptando la premisa de los “pro-vida”: el feto es un ser humano a partir del momento de su concepeién. Toda persona tiene derecho ala vida, Porlo tanta, el feta tiene derecho ala vida, razonamien- to que autorizaria a los detractores del derecho al aborto a defender legitimamente su prohibicién contra el derecho de las mujeres a decidir acerca de lo que debe ocurrir con y en su cuerpo." ‘Thomson somete al lector la siguiente situacién: una maiiana, usted se despiertay se encuentra frente aun famoso violinista inconsciente, cuyo sistema de drenaje fue comuni- cado con el suyo. Le explican que a él le diagnosticaron una enfermedad renal fatal y que usted es el ainico que posee el tipo sanguineo adecuado para sulvarlo. Usted fue secuestrado ~ Judith Javis Thomson, "Une detense de Favortement", 1071, Raieans politiques, 1° 12, 2003-2004, pag 3, En el momento en que excribo este tento, Ia Covte da casncion aeaha de exmitiy wir deoreto outorisando Ta fleclazcidn det estado evil da un feto nacido sin vida, enalguiera que se la fase de su desatvoll, abriendo la via para un reeonocimiente del foto tomo "persona", contta ta definicion de la vaabilidad del foto establecida por Ia ous (y reconcelda por Fruncia en 2001): un peso superior @ 500g Sun embaraze da veintidés semanas 58 por la Sociedad de los Amigos de la Musica (sau). Eldirector Ge] hospital !o tranquiliza: “Oigame, lamentamos mucholo que le hizo la sant (...J. Pero la cosa no es grave, no durar mas que nueve meses”.°° La pregunta es: {se puede moral mente exigir de usted que acepte esta situacién? ‘Thomson encara la “posicién extrema”: el aborto es in- aceptable, ni siquiera para salvar la vida dela madre. Elhecho de haber eonectado al violinista a su rifién pone la vida de usted en peligro, Usted también tiene un derecho a la vida: {qué hacer? La respuesta comtinmente admitidaes distinguir To que constituye un “asesinato" (matar directamente al violinista para salvarse) y lo que constituye un “dejar morir” {abstenerse de impedir que usted muera). Thomson conside- ra que si usted mismo desconecta al violinista para salvar su propia vida, nose trata de un asesinato. Esto plantea simple- mente la cuesti6n de los limites del derecho a la autodefensa: toda reaccién debe serinmediatay proporcional ala amenaza efectiva (aqui, torturar al violinista seria considerado como algo que desborda los limites estrictos de la autodefensa). En cambio, la cuestién se replantea si necesitamos de una tercera persona para hacerlo. {Es moral pedirle que mate al violinista para salvarnos? Thomson, pues, elaboraotrasitua- cién: “Si Jones encontré un abrigo, abrigo que necesita para protegerse del fifo, y se lo apropié, pero Smith también necesita para protegerse del frfo, no hay ninguna imparciali- dad en decir no puedo elegirlo a usted si Smith es el propie- tario del abriga”. Ahora bien, el cuerpo de las mujeres es equivalente al abrigo de Smith. Porsonalmente puede recha- zarse el hecho de ser aquel que pone Ia mano sobre Jones, pero lajusticia puede exigir de alguien que recupere el abrigo, de Jones. Segiin Thomson, en materia de aborto se obliga a las mujeres a endosar no sélo el papel de Samaritanos minimamente decentes (lo que estipulan las legislaciones, sobre el deber de asistencia a las personas en peligro, por ejemplo), sino también el de Samaritanos extraordinarios, cosa que no se exige de los otros miembros de la sociedad. Judith ‘Thomson examina luego una nueva situacién, por Ibid, pag. 4 Ibid, pag: 1. cierto ia mas corriente en materia de derecho al aborto: fa situaciGn en que la vida de la madre no est en peligro. Hsta si- tuacion plantea la cuestién del “derecho a la vida”. “Estoy gravemente enfermo, y la nica cosa que me puede salvar la vida es que Henry Fonda toque mi frente afiebrada con su mano calmante|...]. Yono tengo ningtin derecho de pedir que Henry Fonda toque mi frente afiebrada con su mano calman- te. Seria adorable de su parte [...}. Pero yo no tengo ningtin derecho que me autorice a exigir de un individuo que haga eso para mi."" El derecho a la vida noimpliea el derecho a obligar a otto a salvarle la vida. Lo que esta en juego, pues, es el “derechos lavida",encaradonoyadeede el panto de vista delde- echo a obtener algo de otro, sino desde el punto de vista del derecho a no ser muerto por cualquiera. Pero el derecho a la vida constituye para Thomson “el test de la aceptabilidad de una teorfa de los derechos, [Bila] pretende simplemente que tener un derecho a la vida no gerantiza de ninguna manera, niiun derecho a obtener el uso del cuerpo de otra persona ni un derecho a utilizar de manera continua el cuerpo de atra Persona, incluso en el caso en que se lo necesite para segui> viviendo”. La cuestién puede ser formulada de otra modo. Privar aalguien de algo quele vermitirfe vivir, ;noes privaric de algo a lo que tiene derecho y en consecuencic tretario de ‘manera injusta? Larespuesia de Thomson consisteen distin guir el derecho a is vida como el derecho a no ser muerto y el derecho a no ser muerto de manera injusta. “No basta de ninguna manera con mostrar que et feto es una persona y con recordar que todas las personas tienen un derecho a la vida, también deben demostrarnos que matar el feto viola su derecho a Ia vida, en otros términos, que el aborto mata de manera injusta. Pero ges esto lo que ocurre?™ Hay que preguntarse entonces si el feto fue invitado por la snujer, lo que suscita la cuestién de laresponsabilidad delas mu- eres. Si la existencia del feto es el resultado de un acto voluntario emprendido con todo conocimiento de los riesgos de embarazo, {no es la mujer responsable del feto, y no esta © Ibid, pag. 19. ® Judith Jarvis Thomson, “Une défense de ag. 21 Tia, pag. 24 6 wortement’, ob, eft este skier en tod au derecho de egg ela preserve vida? Esta argumentacon roaceaciertacantidnd deca: dnencuants la defnilon nema dela renponteiidad.Dos ilstraciones-Silahabitecion esta malventiaday yoabrela ventana para sist, san indron aprovecba a ert seria absurdo decir: ?)Ah! Ahora puede quedarse! Ella le dio matinar relotivamente 62. trabajo, distinta de su soporte/praductor en cuanto puede ser medida en ‘cantidades'(de tiempo, de dinero, detareas) Jo que es acaparado, sino su origen: la méquina-de-la- fuerza-de-trabajo.™™ ple comprender Ja analogia entre servidum- Ysexaje’ a menos que se analice la opresién de las mujeres no s6lo como una explotacién dé Ta Fuerza de trabajo sino éomo una apropiacién del cuerpo.en su totali- dad; apropiacién del cuerpo en su totalidad de una mujer no solamente por un solo hombre (el padre, el maride o el compaiiero), sino realmente por todos los hombres, com- prendidos como.tclase-dominante”. La opresién de las inujeres se caracteriza principalmente por su apropiacién sexual colectiva 0 individualizada. Esta apropiacién es regida, no solamente por las formas legales de conyugali- dad, cuya forma histérica es el matrimonio, sino también por las reglas morales dela conyugalidad. Betas valon cierto ethos femenino en Ja relacién amorosa y/o sexual, que implica los valores de disponibilidad, de pasividad, de fidelidad, etc., que se pueden deducir en particular de las formas de reprobacién, hasta de represién, que provocan el no respeto de tales valores. La apropiacién de las mujeres, pues, consiste en ese uso sexual individualizado y/o colec- tivo de las mujeres. “Toda mujer no apropiada oficialmente por contrato que reserve su uso a un solo hombre, es decir, toda mujer no casada 0 que actiie sola (cireulando, consu- miendo, ete.) es objeto de un concurso que. devela la naturaleza colectiva de la apropiacién de las mujeres [...] Para invertir de la mejor manera posible su derecho comin de propiedad, los hombres ponen en juego entre ellos las prelaciones de clase, de prestigio, y: también de fuerza fisica. (...] El concurso entre los individuos de la clase de sexo dominante para tomar (0 recuperar, o apravechar...) toda mujer ‘disponible’, es decir, automdticamente toda mujer cuya individualidad material no esta oficial u oficio- C™oese Guitowsin, Sas, rae et proigne di poustr, Pats, CBs nine 1908 ne 10 Gorvage, cufacage et wxnge on ol ariginal. E}eoncepto de Colette Cuitauit ts mia sonovo en u lenguofe ovigial IN dal T 63 | | i | samente clausurada, expresa que el conjunto de los hom- bres dispone de cada una de las mujeres.” Asf, puede hablarse de una fenomenologia —invisible para quien jamés fue interpelado como “mujer’— del uso licito, colectivoy opresivo del cuerpo delas mujeres, que determina sus movimientos, sus gestos, sus percepciones, sus reflejos, sus posturas, sus trayectos, su andar, sus adornos, sus emocio- hes, para convertirlas on cuerpos constantemente “eazados". Esta depredacién constante, sociolégicamente diferenciada sogtin las relaciones de poder en presencia, participa delo que Namaremos, en una perspectiva un poco diferente de la de Guillaumin, Ia fenomenologta de la dominacién, y euyas modalidades de subversion seran conceptualizadas en el Lltimo capitulo de esta obra. Por lo que respecta al andlisis materialista de dicha situaci6n, en términos de opresién y-de apropiacién, éste supone una. solucién.politica:.elseparatismo lesbiano, euyos dos textos de referencia son “On ne nait pas femme" (1980) y Lat pensée straight (1978-1980) de Monique Wittig. Si hay una salida posible al sistema de opresién hetero: sexista, que garantiza la perennidad de la relacién de apropiacidn de las mujeres y de su trabajo, hay que buscar- laenel lesbianismo, porquel ‘Lesbiana’ es el tinico concep- to que conozco que esta més allé de las categorias de sexo (mujer y hombre) porque el sujeto designado (lesbiana) no 9 utia mujer, ni econdmica, ni politica, ni ideolégicamen- te" ef 8i “mujer” y "hombre? na-gxiaten como términos, esencids, aislados.de-la-relacién-queno-sdlelostélacionan antagénica sino.que_los.constituyen,entonces ‘abandoniar ésa relacion—la heterosexualidad reproductiva obligatorfa—es escapar almisma tiempo a.esa alternativa y autocoristituirse como sujeto, finalmente aligerado de to- icas oprimentes de sexo. En este sentido, Monique Wittig éompara a las lesbianas con los esclavos cimarrones, huyendo del racismo plantocratico y thd, pai. 42, 'o Boni Varikas, por To que a ella respects, utiliza la expresién de onomenologia de 1a humillacisn” (Ler rebute du monde, Piguros ds pari, Paris, Stock, 2007, pag. 58). Wittig, La pensde sais, ob et pA. 63. 66 su nea de color, en un fuera de la opresién donde ol Tenguaje mismo mediante el cual debo re-ponsarme ¥ re- devirme queda por inventar. No obstante, hay un problema en el separatismo lesbiano witkigiano, quese puede zanjar segdn dos puntosde vista. En primer lugar, el postulado seguin el cual, en una sociedad Iesbiana, no hay ya opresion de sexo—cosa que Wittig teats de ilustear en su obra literaria al corparizar una erética no felogocéntrica--,-™ supone que existe un lugar fuera de la opresion, La desaparicion dela opresion de sexo, empero, no Gmplica ia desaparicion de la opresion a secos, vale decir, Telaciones de clase, de color, o incluso de vexualidad; salvo que se edmita que puede haber una sexualidad sin poder © fuera del poder. Dela misma manera que la supresi6a de las tlases en el pensamiento marxista no tranquilizaba a las fe- ininiatas en cuanto al fin del patriaeado, Ia supresién de los Eoxos en el separatismo lesbiano no ranja la cuestién de las opresiones que, como modalidades historicas y discursivas Moet nune, estructura el heterosexismo (y a ia inversay En segundo lugar, ese postulado remite al estatus del sujeto 1SRiano'en Wittig. Como lo subraya Judith Butler, en la utopia separaticta de Wittig, el swjeto emerge mediante un eto do autodetorminacion que se calca sobre la definieion formal, cartesiana, del sujeto —la del cogito, forma universal poutra, vacia de autodeterminacién, que se autointerpela—, ¥ Rlmiatno tiempo cosifiea el ideal del sujeta dominante mode ho, deacuerdocon cierta mctafisiea dela eustancia”."™ Ahora bien, para acceder a este ideal del sujeto, no basta solamente com salir de la heterosexualidad, Si semejante condicion es ecesatia, no os sin embargo suficiente para gran mimero de Tesbianas’ zqué ocurre, par ejemplo, con las mujeres raciali~ Eadaa que, porel juegode las opresiones multiples, nunca son oprimides solamente por el sistema heterosexista? Para la Mopofa Maria Lugones, ol separatismo, tal como es emuncia- 1 Véase Dominique Bourgue, Serine lauerdie, Paris, LHarmattan, 2006; Catherine Bearnot, Lerilure de Monigue Wittig, Pavis, LHarmat- ‘mn, 2003, PSadith Butler, Trouble darn te genre, 1990, ured. de C. Kraus, Pov Ln Déeauvorte, 2005. pag. 88, 65 do por una parte del pensamiento feminista, idealiza sujetos femeninos, supuestamente homogéneos, unificados alrede- dor de una'sola identidad, haciendo caso omisa de los sujetos fragmentados, de los sujetos fronterizos a las identidades plurales, cuyo paradigma es la figura de la “mestiza”. En nombre de qué identidad debo yo separarme? gMujer, lesbia- na, chicana,§°angléfona/hispanéfona, india, emigrante? {Qué jerarquia establecer entre las dominaciones de género, de $sexualidad, de color, declase, denacionalidad, de relacion? En ‘otvas palabras, el separatismo jes uns estrategia eficaz frente ‘aun sistema que testimonia la intromision de las relaciones de dominacién, frente a la *hidra de la opresion”?™ \ Chicana desiqua eomdumente & las mexicanas-norteamevicanas. ° Youre Cherie Moraga, Glove Anesldu (dit), This Bridgecalled My Back: Writina by Radical Wonen of Colar, San Praneises, Aunt Lute Press, 1981 66 EL SUJETO POLITICO DEL FEMINISMO Jamésse podria demolerlacasadelamocon lag herramiontas del amo. ‘Aupne Lonps'# “Spxo”, “Raza” ¥ “oLASB”: COMO PENSAR LA DOMINACION? Las primeras conceptualizaciones de la relacién entre ol sexismo y el racismo, en el seno del pensamiento feminista, pueden ser definidas como anélisis analégicos entre el “sexo” yla“raza”. Para pensar el “sexo” (en el sentido de bicategori- ‘ncn soul pandas oavinauecningvrat 1Sgiea delos individuos que distingue radical- ‘machos/hembras) conio. jolitica y¥ no Tatura, algunos trabajos feminist aus enalven inate- (ilizaron Jas evtbicas cldsieas de la categoria de edefiniralas mujeres,nocomoungruponatural, sinocémounaé ligada.*" E} conjunto de}os argumentos desarrollades por la comuni idad cientifica en la posterioridad inmediata de la Segunda Guerra Mundial, lmpagnando la pertinensia de un concepto de.“razas hu ‘prioritariamente explotado par ranaléy camente la pertinencia.de.un.cancepto de “sexo” (y.no de 0 Audre Lorde, Sister Outsider, trad. de M. Calico y otros, Ginebra, adalat, 1072 Galina, 203 y suelo eT pleasant loga Evelyne Pepre y de la bisloga Joelle Wells, "Saxo cocial et sexe wo. Hurtig y otvor, Sexe et genre, ob. cit. vo, Le nacismie devent la science, Paris, Gallimard” Unesco, 1960, (Hay versign eapanola: BI racismo ante a elancie moderna, Vizcaya, Liber, st) 67 | i, tan enrol hombres ae mueres. A patil sets ela raza" no eorrpande, en a especie humana, a ningtna realidad definible de manera objetiva’,'" se converte ent una cateoria ideoldgica, producida en y por una relacién de domina- cién historiable, una categoria que oculta los prosedimientos de ‘acialzacionde las desgvaldadessociales-Delamiamasacose la ptiesta”a prueba de la gorizacion por Sexo", porlos & ‘Biblogos y Tos Hldésotos de Tas Ciencias ‘conteMporaniéas, permite —rrF—™r—C—CsSC=siCsiC#“SC)C‘R | selacran aeabtnsnnaon." ocbetaneesenarimmraioreoten lizacién de las categorias de sexo y.de raza dejé.en suspenso la cuestign central del entrelszamiento de Jas relaciones que las producsn, presuponiendoimplictamonte quelaesren nice cién dé Ta categoria de sexo remitia a la dominacién de las snares nena el desnoturalieacion cela tego yaua remitia la domination de los hombres sheeos judios”, “arabes”... : - "En el pengamisnto feminista angléfono, las intelectuales afroamericanas elaboraron tun modelo para pensar el sexo, la raza y la clase o, mas exactamente, para pensar la dificultad .—Lrt—<“—~—s—s—sSSOSSsSP nest Se trata de un modelo que uno podria Hamar “geom ttieo’, que pretende ponsar Ia interaescién de las telacierce de dominacion. Asi, Kinberie Wiliams Crenshaw renee al concepta de “inderseecionalidad '™ Bn partioslar Gia ont emo la “interseccionalidad” es inherente a toda relacién de Albert Jacquard, “Bologie et théories des “elites, Le Genre rainy né 1, 1981, pag. 38, fe Gs Vee la notable sxposcin do Cynthia Kraut “La biatégereaton an socaaprouve dela scene's en B. Garden 1 Ley, Eons te naturel, ob. cit, fla ""étse Deborah I. King, Mulia eopardy, multiple cos ‘The content ofa black fomisiat Storm, wet 108 "i Kimberle W. Grenaiam, "Gartographics des marge: Sterseston alte poltigue de Fiensts ce violentes conte es foneoes de oslo 18m Les Cahiers cu gene "99,2008. Paratansopiectan tl sins tins de neransonatdnd lacey del avin on eee meu Christine Delph. "Antinosieme ov aitinacome’ Us tase shee ine Nouewlen Questions fominiaen, WL 2008 68 individuos), es desir, Ja | dominacién: es una estructura de la dominacién misma, que impide o debilita las tentativas de resistencia. En otros ‘términos, Ia estructura interseccional de la dominacion deja 8 toda movilizacién en une situacion aporética que tiene efectos destructores y desestructurantes sobre los movimien- tos sociales. Parailustrar este punto, Kimberlé W. Crenshaw trabajé sobre la violencia doméstica y, mas particularmente, sobre el aislamiento de las mujeres golpeadas afroamerica- nas, que la experiencia cruzada del sexismoyelracismatorna doblemente invisible, ininteligible. Bste aislamientoes ala vez el efecto de una ausencia de herramientas tedricas para tomprender su posieidn en la interseccidn de varias relacio- nes de poder, pero también el de uns ausencia de recursos politicos, de herramientas précticas, comunes a varias Iu- chas; jo6mo luchar juntas contra la articulacién del sexismo ¥ del racismo sin aniquilarse? Esta situacién resulté de las ids problematicas en 1982, cuando aparecié El color piirpur ra, Lanovela de Alice Walker, al poner en escena a una mujer negra, Clelia, golpeada por su compafiero negro, suscit6 una violenta polémica. Bra casi imposible para los partidarios de la lucha contra el sexismo insistir en el fendmeno masivo de la violencia conyugal sin mantener, al mismo tiempo, el este- reotipo racista de la propensi6n a la violencia de los hombres negros; a la inversa, era casi imposible para los partidarios de la lucha contra el racismo denunciar la reiteracion del mito racista del Negro violento, sin alentar latendencia sexista, de no ser a la negacién, por lo menos a la eufemizacién de la violencia hecha a las mujeres.!" ‘No obstante, el concepto de interseccionalidad plantea la cuestidn del sujeto politico, Bl sujeto politico se define por la po- Siciéa que ocupa en el instante ¢ en relaciones-de poder dindmicas y complejas, mas que por una identidad definidade tuna vez por todas, en un “sistema cerrado de diferencias’. En el caso de las mujeres, su identidad politica es siempre “contingente y precaria, sélo provisionalmente fijada en lé interseecién de esas posiciones de sujetos y dependiente de 1 Una versidm eontemporsinen de semejante contlito os of caso Clarence ‘Thomas ef Anita Hill, Bric Farsin, "Pos Le juge "Thomas, la Cour aupréme ot la societs amarienine” las formas especificas de identificaciones”."* Ast, a intersec- ‘ionalidad, como metateoria dea dominacién, no debe reem- plazar una conceptualizacién de Ia dominacidn que haga un Sitio la historicidad y ala hibridez de las relaciones de poder constitutivas de los sujetas politicos. El concepto de “interseceianalidad”, pues, es un concepto metodologico, Permite experimentar, diagnosticar, las episte- riologias de la dominacién come las estrategias de resistencia tllas se desprenden; aunque jamas defina positiva- arene tna politica de lucha y de impugnacién. Por eso, en los limites que son los suyos, resulté particularmente til para superar una conceptualizacién “matemética” de la doriina- ciéii, muy’ prégnante en la teoxia feminista contempordnea. Eh esta conceptualizacién “matematica”, la doble, hasta la triple opresién, que las mujeres experimentan, supondria gue cada xelacién_de.deminacién se afiada a la otra. Por Gjemiplo, todas las mujeres padecen el séxismo, pero algunas de fllas padecen el sexismo y una opresién de clase, algunas el sexismo y el racismo, otras el sexismo y la lesbofobia, o incluso acumulan el conjunto de tales dominaciones, Como lo mostré la filésofa Elizabeth V. Spelman, este andlisis presen- tacuantinsasdificultades porque aisla cada relacién de domi- hacion y define aielacién de manera acumulativa, aritmé: fica. Bn tal perspectiva, una vez erradicado el racismo, por @jemplo, las mujeres negras “ya no tendrian més que” sopor~ tar el sexismo. Ahora bien, es sabido que las mujeres racia lizadas no padecen una opresidn racista —que compartirian con los hombres racializados—, ademas de una opresién sexista —que compartirfan con las mujeres “a secas”, 0 sea, “plancas"—." Este anélisis, que Spelman califica de “aditi- i de la clase, del “sexo” y de la “raza” sigue siendo fotalmente insatisfactorio para comprender las modalidades hhistéricas de la dominacién. Chantal Mouife, “Quelques remarques au eujet dune politique (oministe®, Actuel Mars, n° 80, 2001, pag. ie Yease loa Dorlin, “Les Blanchisseuses: la société plantoevatique antlteiae laboratoive de a femivité moderne”, on FL Rouch y otros (it), Ee comps, entre sexe et genre, Parfs, Lliarmattan, 2008, Be Blicabeth V_ Spolman, Duewential Women, Boston, Boneon Press, 1988, pag 14 0 Elandlisis aditivo dela dominacién define el sexismocomo la tinica relacion de poder transversal a todas las mujeros, cnalesquiera que sean su clase, ou sexualidad, su color, su elacién, ete, y que plantea la lucha contra el sexismo camo tuna lucha priovitaria porloque respectaalas otras relaciones dedominacién, El sexismoesentonces plantendo como sn de- hominador comin que garantiza las condiciones de posibili- dad de emergencia de una identidad politica compartida. Es por tanto esta experiencia comtin del sexismo Ja que permite la sonstitucién y Ia-sahgsign del sujeto politico del propio ieminignio—*Nosotras, las majeres"—, amenazadode desin- egracin si uno fuera a diferenciar a ultranza alas mujeres segiin Ins maltiplos relaciones de poder que padecen. Pero si todas las mujeres realmente hacen la experiencia del sexis- mo, a pesar de esta com idad de la experiencia, no “idéntica” del sexismo,-a-tal poder que estructuran el sexis- srotas de efactuaciony-por las mujeres. En los Estados Unidos, por éjemiplo, las mujeres afraamhericanas historica- mente fueron victimas de esterilizaciones forzadas 0 abusi- vas, mientras que las mujeresblancas” padecian embarazos no deseados a repoticin y se veian arrinconadas a realizar abortos clandestinos. Asi, estas dos modalidades diferentes del sexismo, estrechamente ligadas con las politicas eugé cas llevadas a cabo en los siglos xIx y xx, generaron experien- cias separadas que tuvieron consecuencias sobrelaagendade los movimientos feministas norteamericanos 0 europeos.'** Es sobre todo a partir de esta erftiea como se puede captar el aporte mayor del black feminism en el seno de la teoria feminista, eT cual apunta a.esa tendencia, del feminismo a xdplegarse implicitamente sobre una comprensién de la do- minacién que tomarhrsituactén de algunas mujeres por 1a hay sin embargo exper Véase Angola Davis, Femmes, race et classe, 1981, trad. de D. ‘Taffin, Paris, Dos Femmes, 1982, page. 255-278, [Hay version espado- las Mujeres, race'y clase, Madrid, Ediciones Akal, 2005.) “E>Vease Harel Corby, “Femme blanche, eeaute!, 1982, en B. Dorlin ed), Black Feminism: anthologie du férinisme ajrieainsamsricain 1975.2000), Paris, U'Hiarmattan, 2008, toda las mujeres alidad universal de su sometimiento, Esto modo. de pensamiento Fefuerza una aeons ja-historicidad de la dominacién, ‘reduciéndola_a_unmodelo.de.oposiciones binarias (hombre/ mujer, mascalino/femenino, fuerza/debilidad, produccion/re- produccién, publico/privado, razdn/sentimiento, etc.), por un. lado, y_pensando las dominaciones de manera acumulativa, “aditiva” (sexismo- raciamo + clase, ete.), por elotro. La palitica foiminista remite a partir de entonces aun sujeto autocentrade sobreuna experiencia particular que tiendea absolutizar y, por consiguiente, ella renaturaliza la relacién de género. En adelante, todo ocurre como si fuera el género —las relaciones entre algunos hombres y algunas mujeres y los atributos socialmente construidos de lo femenino y fo masculi- zno—lo que representara el papel inicialmente observado por el “sexo”. En otros términos, el género cumple perfectamente sclo la funcin de invisibilizacién de las relaciones de poder, es decir, sii nanoatizacton; eristalizando, mas alla de las sociedades, jas clases y los siglo, un solo modo de relacién jerarquica entre los sexos, eétable y previsible. “Se ensefia a los hombres y las milje*es B VEF a los hombres como independientes, capaces y dotadas de poder; se ensenia a los hombres y las mujeres a ver ‘2 Jas mujeres como dependientes, imitadas en su capacidad y pasivas.” Pero ja quién se enseiia a ver alos hombres negros.co- ‘mo “independientes, eapaces y datades de pode”, quién les en- ‘sefia eso? {Se ensefia eso a los hombres negros? JA las mujeres negras? A los homabres blancos? ;A las mujeres blancas? De la misma manera, ja quign se ensefia a ver alas mujeres negras como “dependientes, limitadas en su eapacidad y pasivas"? “Si este estereotipo es tan pregnante, ;por qué entonces las mujo- res negras tuvieron que defenderse contra las imagenes de la matriareay dela puta?”°En esta perspectiva,clandlisisaditivo dela dominacitn debe proseribirse, porque induce y mantiene Sina forma de ‘solipsismo blancs" on Ta teor’a feminista hegemdnica, ala que le cuésta trabajo pensar que las mujeres % Elizabeth V. Spelman, Insssential Women, ob. it, pig. 116, La teaduccidn ea this, ‘e"Adrionne Rich, “Disloyal to cviliention: Feminism, eneismn, grnepho- bia’, on On Lies, Secrets and Silence: Selected Prose 1986-1978, Nueva 2 “planeas” de las clases medias estn sin duda alguna involuera- das por el racismoylaelacién de elase, ast como las mujeres de color s/o pertenecientes a las clases populares. Mas bien, hay que pensar esas relaciones en su intrusidn, en su “cosustancia~ lidad"™ 0 incluso desde su genoalogia comin, EV blanco es un ‘Cold, un marcador de “raza”. En otras palabras, la experiencia de la dominacién de las mujeres wasp (white anglo-saxon protestant) dela clase media ejemplifica tantoel cruzamiento de Jas categorias de “sexo”, de “clase” y de “raza”, como la de las mujeres de color. Sin embargo, lo ejemplifica introduciendo la euestion de las relaciones de deminacién entre las propias “Seguin bel hooks, una de las figuras intslectuales del black feminisin, e} hecho de aislar el sexismo de las otras relaciones e poder que lo estructuran impone una representacién de las mujeres como “vietimas”. En otros términos, esto genera una conciencia de si defarmada a la que le cuesta trabajo pensar posiciones de poder donde nadie se representa exclusivamente como blanco del poder sino siempre también comorelevo deste liltimo, Es el concepto mismo de sororidad.lo-que entonces se vuelve problematico, “A partir del momento en que las ferninis- tas ge definfan como una asociscién de ‘victimas’, no estaban obligadas a confrontarse con la complejidad de su propia expe- riencia.”™ Aaf, Ia solidaridad entre todas las mujeres est gravada por el peso histérico de la participacién mas o menos activadealgunas mujeres en las politicasracistas y colonialistas. Beta categoria de victima, ademas, produce un problemamayor. Retomar una categoria ideol6giea de la “naturaleza fomenina”, ‘que piensa a las mujeres como “victimas” pasivas de su condi- ‘cidn, es negarles todo poder para actuar, inclusive en la historia de st propia liberacién.™ ‘York, Norton, 1979. (Hay versidn expaola: Sobre mentiras, scrofa » bilencios, Barcelona, Tearia, 1983.1 OS Danigle Kergoat, "La rapport social de-sexe™ Actuch 2001, "bell nok, "La sorevitd ou Ia solidarits politique entre les femmes" 1986, en E. Dovlin (ed., Black Feminism: anthologic atu fominisme ofticainamirigon (1975-2000), ob. oe : "jell nooka, La eovovité os Ta eolidneits politique entre les femmes ob. a. £3, BE 30, a EL GENERO Y EL COLOR DEL INPERIO Bajo la expresion de “ciudadana paradgjica”, Joan W. Scott desarrollé lo que constittiye 1a tensidn mayor de las politi¢as feministas, peromasampliamenteidentitarias, Excluidasde los, derechos politicos en nombre de su “naturaleza”, las mujeres se encuentran en la situacién paradéjica de reivindicar esos derechos en nombre de esa misma “naturaleza’”, convirtiendo las cualidades pretendidamente “femeninas” en recursos politicos: moralidad, dulzura, empatia, sentido de lo concre- to....La trampa es que aquello por lo cual yo soy estigmatiza- do, identificado, constituye el alfa y el omega de mi identidad politica, el recurso mayor demi liberacién. Cuando Condoreet, defiende la inclusién de las mujeres en el ideal revoluciona- rio de los derechos del hombre, critica el prejuicio sein el cual la “naturaleza femenina”, y muy particularmente la maternidad, constituiria un obstdeula en el ejercicio de la razén, necesario para las funciones ciudadanas."® Pero precisa menteen nombre deesta “naturaleza femenina’,a partir de fines del siglo xv1, como estardn constantemente tentadas Jas politicas feministas de reivindicar la ciudadanfa. Come lo eseribe Scott a propésito de Olympe de Gouges, redactora en 1791 de la Declaracidn de los derechos de la mujer y de la ciudadana: "No se trataba de atestiguar que las mujeres eran semejantes a los hombres para hacerlas acceder a la calidad de ciudadano, sinoderefutar la amalgama dominantedel ciudada- no aetivo y dela masculinidad, de tornar la diferencia sexual no pertinente en politica y, al mismo tiempo, asociar a las mujeres —explicitamente como mujeres— a la nocién de sujeto ‘active’. Pero. puesto que el ciudadano activo ya era definido como un individuo varén, jedmo podfa ella defender la causa de las, mujeres? La aparente contradiccién —entre no pertinencia y pertinencia dela diferencia sexual, entreigualdady diferencia— se hallaba en el corazén del proyecto feminista de convertir alas mujeres en sujetos politicos”. “* Vane Klssabeth Bainter (ed.), Condorvet, Prudhomme, Guyomar: parvles @honrmes, Paris, 1, 1989, SIM Soan W. Seats, a elésinune paradasnt, 1996, Parts, Albin Michel, 1998, pag. 56. "4 La norma de feminidad que tendré derecho de ciudadanta, ideal definido por y en la dominacién, est indisolublemente ligado con una norma dominante de la feminidad. A fines del siglo xvmt y a todo lo largo del x1x, esa norma dominante de la feminidad corresponde a un ideal de género, de clase y de color, al que estaban casi exclusivamente sometidas las mujeres blaneas; nobles 0: burguesas. Esta norma de la feminidad excluye por lo tanto de su definicidn a las mujeres que, a despecho de su sexo, no pueden ser comprendidas en tuna ciudadania pensada sobre el modelo de una complemen- tariedad natural, de un comereio refinado entre los sexos. En otros términos, si las mujeres acceden ala ciudadania, no puede tratarse de fodas las mugeres, porque no todas fueron ‘stigniatizadas-y-oprim aS SOR SSR UN “hoa de feminidad. Masui, Wrezelaaidn de la"naturaleza femenina”, Berisada como pasiva, dulce, sensible y maternal, constituys otramodalidad histérica de dominacién, particularmente por Jo que respecta a las mujeres esclavas, indigenas, pero también a las prostitutas alas obreras, Por consiguiente, sslo Jas mujeres que particinan.de manera legitima.en.Ja.repro- auecién de 1a clase de los ciudadanos pueden tencrla preten- a6 jarnar-esa norma-de-fominidad dominante. Slo “aguellas que gozan de los beneficios sociales y siimbotiees de la maternidad son admitidas. Una de dos, o.las mujeres son excluidas dela ciudadania,o alganas mujeres.sanexcluides dela feminidad. ‘qué esta aqui en juego es el rebajamiento del ideal republicasto en la forma historica de la nacisn, en el Contexto de la Francia colonial. Como la ciudadania os exclusiva (en su definicién primera es no aélo relative al Sufragio censitario, sino que est absolutamente reservada s ios hombres bres), inevitablemente restituye un dere- tho de la sangre sobre el territorio de sa imperio. La familia moderna representa entonces, més que nunca, un nadode reproduecion della estructura social. Vesta familia Eeblanguea, en los dos sentidos del término:es"blanea”, en Ta medida en que una linea de color delimita poblaciones bres, siudadanas, 9 poblaciones sometidas, indigenas; pero tambien es moralmente superior frente a la exotiza- ey ee ae i cidn de los matriarcados' o patriarcadas"™ de las poblacio- nes colonizadas. La figura del ciudadano se encarna en él “buen padre de familia’, el que se convierte en un modelo de gobierno que, siendo el tinico que dispane de los derechos civicos, goza legitimamente del conjuntode la autoridad—pa- terna y conyugal— favorable a la paz de los matrimonios ‘metropolitanos, al comercio, a los sexos en buena armonfa. El ciudadano de 1789 se convierte on el sujeto legal del Cédigo civil de 1804. Los primeros movimientos feministas, en Enropa o en las Américas, no dejarsn de romperse bajo esa aporia diferencialista que induce al sometimiento: aquello por lo éual las mujeres blaneas fueron sometidas la “natu- raleza femenina"— constituye aquello en cuyo nombre ellas se convertiran en sujetos politicos madres, esposas, hijas de ciudadanos—. Esta aporia diferencialista es intrinseca- mente una aporia nacionalista, hasta racista, La genealogia del _sujeto politico del feminismo, pues, esta estrechamente ligada con una definicién “ela feminidad” Cuaiidocl feminismo historico promovié una norma dominante de la feminidad, esencialmente centrada en la funcidn maternal y los beneficios simbélicos y sociales que le estiin acordados, se convirti6 en el instrumento de una politica nacionalista—cuya punta de lanza fue el familiarismo—, inclusive en el marco de los proyectos colonialesomasampliamente imperialistas modernos. Virginia. ‘Woolfhabiacaptadoperfectamente este desafio, para elfeminis- mo, de prevenirse de toda intimidad con el nacionalismo, planteando el sujeto politico del feminismo como por definicién refractario a toda instrumentalizacién en el marco de una definicidn de Ia identidad nacional: ‘I... Como mujer, yo no tengo pafs. Como mujer, yo no deseo ninguin pais. Mi propio pais, siendo mujer, es el mundo entero”. En el siglo xrx, el caso de los Estados Unidos es particular- ‘st Véase Elsa Dorlin, “Les Blanchisseuses: le société plantocratique ‘antillaise, laboratoire de la feminite moderne", ob- "La estructura patriarcal barbara delaa sociedades arabes es un topo de In Iteratura colonial desde medindos del siglo xn, que estigmatiaa Ia ferespetunsidad y Ia sumisién de las mujeres, "Virginia Wool, Trovs Guinées, 1998, rad. de V. Forrester, Pari, Des Femmes, 1977, pag. 205, (Hay veraidn eapatsia. Tres Guineas, Barcel 3 Biitorial Lumen, 298), 76 Tr mente revelador de asta tonsidn, en el mismo momento en Guclas mujeres, los iejs eselavos reivindican sus derechos Geicos. A fines de los altos 1860, si cuntidad de axociaciones ocidicroa llevar a eabo una sola y misma campana por el Sutragio de los negrosy de las tnueres, esta estrategia es Shuy tupidamentetmpognada por una parte delos aboicionis tas Ina feministes, {Como aceptar que las madres de los ladadanos "fe lavaza angiosajona”, sega lo términos dela lider fominista Bizabeth C. Stanton, sean relegados més abajo que los negros, antiguos esclavos, oquo losinmigrantes {RinJses resin desmbarcedos? Lav sociaciones fois azo dengarrany se dividen en torno ala cuestign pervorsa Gea precminencia"Tegtima” do laa mujeres, madres, Mish Seaposas “blancas™, sobre los negros,y por coneiguionte sobre Testers negra’ exlayendo sty Lnnamente a ents titimas de lacotogoria smujerer. Ya.eh 1861, en el corse de Una de lag primeras conforenciae aboticioniatas,en las cuales te formaron las primeras asocincionesfeministas, Sojourner Truths ex eoclava, militante abolicioniatayforinista, habla Mobids a a tribune para intorpelar a la asistencia en estos Serminos:*Cree que entre los nogros del Sur ylasmmugores del Norte cue habla todos dens derechos, tos hombres blancos nay pronto se van a meter en ua borenjonal (.) jMlrense (Migen ti brasoln (Jo podta trabajar tanto como cualquier Nombre, cuendo bia trabolo 9 soportas también o stig, ne'cay aa mujer? Pave cinco hijo, ya cai todos les vi ven Boas eaclaven 7 cuends loraba toda la pena de una madre, Stadio me ofa, fuera do Jess, cy no oy una raujer” GENERO YPOSCOLONIALISNO ; isn foriciona La expresion contemporiinea de semejante ten : UBaSeinente onla dancin entre las mujeres oceidentales" v k Woman an Fenn, se Citado por ball hooks, n't Fu Women: Black Wome vm Boston Sth na Pres. 1961, pag 10, ln trader eo a, Vetus Eetutth Glove Ha, Bete Bel Site Basta Sah Al the Wart seins ol the Bigohe are Men hur some of Us are Brave, Noova Yar, Feminist Press, 1962 7 Hiberadas, reconacidas como las iguales de los hombres, y las mujeres “no occidentales” —inclusive las que viven en “Occi- dente"—, consideradas victimas de un patriarcado barba- ro,""" Aqui, la norma de la feminidad, que funciona en cierto discurso de la igualdad de los sexos, permite mantener dich igualdad en los limites estrechos de una complementariedad simbélica, social o politiea de los sexos.(En cierta medida, la igualdad—asidefinida—reemplaza la maternidad, enelseno de lag retéricas neo-imperialistas. La visién de la mujer/ madre, promovida en los discursos colonialistas modernos, se tragice, en los diseursos imperalistas contempordneos, por una visién de la mujer/feminists. Bn Ia pura tradiciGn de las cruzadas del cjército francés en Argelia, a fines del siglo xix, para “civilizar” a los “Arabes” que secuestraban y violaban a Sus mujeres y sus hijas, se asiste a nuevas cruzadas, en nombre de un “choque de civilizaciones”, que se apropiade las, luchas feministas transformandolas en una fase objetiva del progrese histérica, testimoniando el avance o el atraso de tal ocual cultura en la Modernidad. La culturalizacién, hasta la racializacién, de la “igualdad de los sexos”, nuevo valor de Huropac del “Occidente”, interviene entonces en un conflicto “ce civilizaciones” que estigmatiza, en nombre de la irrespe- ‘de los derechos de las mujeres”, paises 0 continen- tes del “Sur” o de “Oriente” se retoma el argumento de bell hooks, desarrollado mas affiba, se comprueba quel discurso victimario funciona aqui a pleno bajo una forma renovada:en. adelante, las vietimas del sexiemo son necesariamente las, mujeres de “alla”, cosa que tiene la doble ventaja de invisibi- liaar, como formas residuales, el sexismo de “aqui” —inclusi- ve en sus expresiones més institucionalizadas—-, e imponer ‘un modelo glabal de “liberacién de las mujeres" a todos los movimientos feministas locales, aquio en otra parte. Modelo de liheracién que instituyen las feministas de los paises industrializados més poderosos como una vanguardiaesclare- cida del feminismo, legitimando queellas hablan “en nombre” de las mujeres del “Sur” (inclusive el Sur que se reconstituye en cl interior mismo de los pafses del Norte), demasiado 4 Véase Chandra T, Mohanty, “Under wastern eyes: Feminist sche Jacchip and colonial discourses", Feminist Review, n° 50, 1988, 18 sometidas al patriareado para tomar la palabra, paraclaborar su propia liberacién, Gayatri Chakravorty Spivalchabla ast de tuna “violencia epistémica”™™ que instituye los pensamientos y movimientos feministas “subalternos” como protofeminis- mos. Asf, el conjunto de las criticas, principalmente desarro- lladas por las intelectuales hindties que unen la teoria femi nista y los estudios subalternos, permitié renovar la proble- matic del sujeto politico del ferninismo, planteando el proble- ma de su necesaria descolonizacién. ‘Segiin Linda Alcoff, si el pensamiento y el movimiento feministas lograron deconstruir o trascender de manera critica la categoria esencialista “La Mujer", la posicion a partir de la cual luchaban Ios movimientos feministas, “Nosotras, las mujeres”, también encontré sus limites: “En la actualidad, el dilema con el que se ven confrontadas las tedricas feministas es que nuestra propia autodefinicion esta fundada en un concepto (‘las mujeres] que debemos Geconstruir y desesencializar en todos sus aspectos”."** Frente a esta difieultad, una parte de las fildsofas feminis- tas trataron de retrabajar los procesos complejos de iden- tificacién y de desidentificacién de los grupos alterizados en general y del feminismo en particular. El debate en el seno de la teoria feminista contemporanea no ha culminado: el de- safio es siempre la produceién de una conceptualidad de la Subjetivacién politiea y de su relacién con las modali-dades de sometimiento, En otras palabras, de los procesos hists- ricamente determinados por los cuales los individuos y los grupos dominados se forjan una identidad politica a partir Ge la cual luchan y se afirman como sujetos de su propia liberacién. ‘En su obrade referencia, “Am I That Name?", Denise Riley * Véase Gayatri Chakravorty Spivak, “Les subalternes peuvent-alles prendre le parole, 1988, traducido torpemente en francés por “Les SGbaltermes peuvoniila parler?” (B) adjetivo subalterne es neutro on Gaucée, Respectivamente, “Las subaltornas pueden tomar la palabra J sPueden hablar los subalternos?” (N. del T)], en Mamadou Diouf (ir, Litetoriographie indienne en dsbat, Colonéaltsme, nationalisme et soci tes ponteolontales, Parts, Karthala/Sephis, 1999, 2eifinaa Alco, “Cultural Feminiem vorsus Post-Structuralism, ‘The sdeotity Crlas in Feminist Theory", Signe, vol. 19, 0°3, 1988, pa. 408. La traduccion e= mia 79 examina, desde las formaciones discursivas histéricas, los multiples conflictos de interpretacién de la categoria “muje- res”. Riley habla de las “temporalidades histéricas” de la categoria “mujeres”; multiples temporalidades de la designa- ign, que son perceptibles a escala individual: para cualquier mujer, el hecho de designarse, de plantearse o decirse “mu- Jer’, nunca es un acto continuo y jams quiere decir exacta- mentelamisma cosa, “;Acasose puede habitartotalmente un género sin el menor grado de horror? {Cémo es posible ser ‘una mujer’ una y otra vez, hacer de esa categoria su morada definitiva sin suftir claustrofobia?”™ Para Riley, el fominis- mo debe tomar debida nota dela inestabilidad constitutiva de su sujeto fundador, habida cuenta del hecho de que este iiltimo esta estrechamente ligado con una genealogia del sometimiento: “To be, or not f0 be, ‘a woman". El sujeto politico del feminismo, pues, debe ser comprendide como una [ categoria fluctuante, volétil ¢ intrinsecamente erratica. No | Puede definirse.a prior, sino ariesgo dereproducir yreiterar ‘exclusiones. Retomando los andlisis de Denise Riley, pero también de las intelectuales chicanas, Judith Butler critica el concepto de “esencialigmo estratégico”'"' desarrollado por Gayatri Spi- valk. Existe una tension, por un lado, entre la teorfa posmo- derna(y poscolonial) que tiende a deconstruirtodaidentidad, y Ja politica contemporanea, por el otro, tal como se hace en un mundo globalizado, que mas que munea hace sobrellevar a las identidades esencializadas un conflicto permanente Comunidades vs. Naciones, Oceidente us. Oriente, Norte vs Sur... Por eso, segiin Spivak, el pensamiento posmoderno debe producir un esfuerzo de traduccion politica desweritiea, de abf la nocién de “esencialismo estratégico”: “Nosotras, las mitjeres® 0 “Nosotras, las mujeres del Tercer Mundo”, cons- tituye un modo de interpelacién politica eficaz, como una condicién de posibilidad efectiva de constitueién de los movi- mientos. Esta nocién es otra critica posible del universalismo ' Denise Riley, “Are J That Name?", Minespotis, University of Min- eaote Press, 1988, pig. 8. La traducién ex mito, “wba, pig. 123 ™ Gayatri Spivak, Zn other Words: Eesaya in Cuttural Politics, Nueva ‘York, Methven, 1887, ps. 205. 80 hegeménico.** No sbstante, incluso Hmitada a un uso cstrategico, Judith Butler considera que In categoria poll flea meujeres™ no puede ser fundadra. "Pace el sujet, ser | eeééeése-€sssesesesee doshacerse de la cucstion de fa construcsion y el ajuste politico de los propios sjetoe, porque es importante recor- a Lrt—~—~—~—r—CCLzSCidiC exclusion, en dei, através de ln croaitn nun dombita de cujetos sin autoridad, de presujetos, de Hguras de byeccion, de poblaciones fuera de nuestra vista." Sel Sujeto del Femioisme -"Nosotras, las mujeres" ve deter- fina por encima de os movinaientosy las tuchas, definin- Jose domo ou undamento osu condicion de emergencia 9 dle movilizacion, nocesariamente supone tne determine: Gon nogativa-~cova que "nosotras” no ea: ayer las mujeres | és Smigranteny cus descendiontes o lag vdel Sur” La osofia polltca del feminiomo, pues, debe resolverse & producit — @@@+«4&£§sSEFsESEeseseseseseseseseG Galente, aceptar el confticto entre os feminismes. El ‘Nowotresdelforeinismone debe contrat en un antagoris- tno entre Nosotras/Blee, sino en verdad reflezionando las ——Lrti“—~™—S—S—Ss‘