You are on page 1of 18
ar Pertanian MME ABURRO CON LOS CANDIDATOS CORA Mee N a OU ULE ea De 4 OT He) 4 . Nota de tapa. I. Mama, ;,cudndo nos vamos?!, por Juan José Salinas. Il, Desde la cércel: polerniza Roberto Felicett ILL Ley Omnibus: Como aprendia amar ami enemigo, por Luis Salinas. Patria Financiera I. A esta lechuguita nole falta nada, por Alfredo Zaiat. 22. Polémicas. Los intocables, por Carlos Abalo. ‘25. The Posta Post. 29. Apocalipticas. La Tercera Gran Guerray el Cuarto Mundo, por Bernard ‘Nietschmann. ‘32. Territorios. Ex Regimiento 7 de La Plata. Cuartelalojamiento, por Ed- gardo Loguercio y Pablo Lépez. 37. Suplemento Especial, El peronismo como vendaval erético. Escriben Juan José Salinas, Néstor Perlongher, Horacio Gonzilez, Dalmiro Séenz yN.P. Alves. 48. Tiempos Modernos]. La ideologia soft, por Francois Bernard Huyghe. 52. Tiempos Modernos I. Después de la Bienal: Ni psicobolches ni posmo- dernos, por Jorge Warley y Rolando Grafia. 54, Mitos, John Lennon: Su majestad saténica, por Albert Goldman. 56. Rayos & Centollas. Cine. Jonathan Demme: Corman, la mafia ylos Talking Heads, por Hu- ber Niogret. 62. Miisica. Rock uruguayo: Los Primos, por Gustavo Escanlar, 66. México I, Espaldas mojadas. La vida en la frontera, por Jeffrey Desoto. 69. México II. Burdeles. Los corridos de Adelita. 74, Cuento. La fuerza humana, por Rubem Fonseca. 82. Humor. Manifiesto, por Dwaine Tinsley. Rolando Grats, Ola Viglen, Jorge Ware. Jee de Arte: Eduardo Rey. Diagramacin: Julieta Uliovshy, Sabina Monza. Coren: Ral ‘Mico, Fotografie: Miguel Marea, Cras, Publica y Administra: David Baus, Jan Pablo Dicvaky,Redasncoperatva: Alvaro Abs, Eduardo ‘Alive, Homero Alina Thevene, Eduardo Beri, Eduardo Blaustein, Martin Capa, Avie Dead, Jorge Dao, Andrea Fra Alberto Fra, Wale’ Goobar, Pata Grinberg, Mareo Heliol, Hernin Inver, Jorge Lanat, Ricardo Ragendorer, Gul Seaver, van Joe Salinas, Las Salis, Adriana She. til, Osvaldo Soriano, EesoTiffenber, ivina Walger, Gerardo Yonal, Marcel locogwianda. Publica ‘mer: Gustavo Earle, ery Desoto, Ruben Fonseca, Mariano Gamboa chico de ap), Dalmico Stent, Néstor Peongher, Dane Frolic, Alfredo 2a ‘BernardNitschman, Edgardo Longueci, Pablo Lépez Jorge Varas, Beto Preuss, Horacio Gonzle, NP. Ales, Francois aye, Albert Goldman, Duayne Tinsley, Néstor Correa, Huber Niogre!, Carls Abal, Nancy Pazos. Dieta de tape: Edusrdo Rey Fote de tpa: Dae Jurjoy Eduard Rey. Service peridiat- ‘os: Altetcom /Alasi/ Fempres/ It. Coresponsales Chile: Patricia Moscoso, Suva: Chistian Kup, Suia Juan Gasparini El Pore, et ela pot la Cooperative Periodistas independienes Lids, Pte, Per 1218, 6°28 tl: 3-842 1038) Bens Airs, Argentina, Rito Nacional dela Propiedad It etal 145.212, Prohibidasureproducibn pari ool. Derechos rexrvados Fotocomposkléa eto peliculas: Artes Gras apices SAIC, Lavazdén 83) te 91-7132/278/0691, Capital Federal. etocompoin titular: iso, Sarita 128, Capital Fedral, Impresn npresions Gras Tabare SAIC, 200315, Capital Federal: 921-461/4062.Disbuidre Ino: SADYE, Belgrano 38S, 9", Capital Federal, Distbuidor en Capt Jun Gémct, Vie {or Martinez 1606, Capital Feral. Losartclsfrmados slo ean a opin de us autre ynonecsariamente ade a revista, E1Porteno, Abril 1989, 3 TPH ~~. go ; { % it~ EL PERONISMO COMO VENDAVAL EROTICO aos te - IGUAL =LONGEVIDADE P 05 GRANDES LIOERES , ‘MUNDIAIS. SO En 1971 José Lopez Rega convenci6 a Perén de prestar su imagen para ‘un t6nico reconstituyente que haban fabricado susamigos macumbei- ros de Brasil, con el argumento de que era una manera id6nea de recaudar fondos para el movimiento. ElPert6nico, tal su nombre, se vendi6 muy poco tiempo: cuando Perén vi6 el folleto répidamente se desvincul6 det patrocinio, EI Brujo le decéa a todo el mundo que el t6nico era afrodi- sfaco y que, respaldado por su mote de ElPotro y laleyenda de su viti- lidad, se bana lear de plata En realidad, lo que L6pez Rega quiso apro- vecharno eranuevo: desde su origen el peronismo desat6 un vendaval depasiones. Ezciza, los Montoncros, la-gloriosa-jotapé, cl 17 de oc- tubre, la Resistencia, ctc., son hitos de un modo de hacer politica que poco tiene que ver con el modelo racional y muy (pero muy) charlado al que son propensos os radicales. Sinembargo, y desde que el peronis- ‘mo existe, sus pasiones privadas alimentaron también a favor ¥en con- tra) ls opiniones de los argentinos. Por cierto, aquella historia del co- ronel viudo que se casa con una actriz de radioteatro contra el frunci- do cefto de sus camaradas de armas no esti exenta de una fuerie épica ‘erotica de la que tampoco carecen os escindalos pueblerinos de Iahhoy modosa Zulema Yoma de Menem cuando, por ejemplo, recién div ‘ciada prest6 la mismisima residencia del gobernador para que el com sario Garcia Rey (ex Triple A)hiciera su descargo yse exhibjera entra: ‘fablemente unido a la primera dama local, - erPen, Abt 9,3 {QUE QUEDO DEL SEX-APPEAL DEL POTRO? 38, E1Porieno, Abril 1989 La figura de Juan Domingo Pet6n aparece rodeada desde sus inicios politicos por un viento de leyenda que lo muestra arrasando con sus bajos instintos a Gina Lollobrigida, el campe6n debox Archie Moore y varias chicas de la UES, entre otrosmiles, Unasexua- lidad desbocada, multidireccional y exhuberante que ha alimentado buena parte del mito, O: cas, aotra parte/ Viva el macho de Eva Duar- ein José Mara Rosa, acaso el histriador mis pararecoplarlosorigenes del peronismo, <ésta fuel consigna unificadora del flamante movimiento al anachecer del 17 de octubre de 1945 Elperonismoatinno habla sido bautizado yelcoronel que ledaria nombre no habia accedido por su parte al caritoso apodo de Poco, Eva Duarte, cuyo protagonismo aque dia, fue casi nulo (a despecho de us exegeta) ni siquiera podia sofiar con la multtudinaria familiaridad del Evita. “Tampoco los participantes de la manifestacion (anarome= aa noserpo al roteofremte a Crea yalahericided de ienes atravesarona nado un Riachuelo muy poluidopero Suovivo)potansoporeriohocelequereakaraename motia popular a través de os aos. Lanzada en aquel tour g0z0s0 por el Barrio Nore, la mut- titud se entretuvo en escamecercon su canto jodén alasque luego seran seBioras gordas. Para ellonada mejor que enal- tecer unaunidn de hecho, no bendecida por Dios pola )us- tica Los desharrapadios que atin no seidentiicaban como des- ‘amisados nihabianrecibidoelapododegrasitas;n0se equi- ‘ocaron al poner de relieve el carozo de o que la sociedad bien no podia digeri deaquel corone de sonrisagardeliana Se podiatolerarque no fuera aliadéfilo, puesalfin y alcabo hablano pocos gemansilos entre os cuellosblancos. Se po dia soportar también su populismo: lo absolutamenteintole rableerasulaison con ese actriz de poca monta (ode mucha, seginy de qué hablase), temperamental y mucho més joven quel Por entonces(y como ahora, pues en esta materia no se ha avanzado un pice) la mayoria de os miltarestena latedio- Sa costumbre de dejar los cuarteles Gnicamente para hacer ‘manitas con las vecinasdel lugar o acostarse con alguna pu: pila enelprostibulo, quesiempre creclacomo un hongo junto 2 todas as guarniciones. Pasaban pues de lamonotonia eos Cocresy caquisalaslucesrojasde osquilombos yala penum- bradeloszaguanes, vueta del perro mediante, singuecas sedieran cuenta, seencontraban casadoscon aiguna joven ddemediana posicién,caslivariablementede os pueblos que leshabfan tocado en suerte como subtenientesotenientes. Casarse mastarde no estaba bien visto. Sien algosedesta cb el general Cari de sus pares esen ser soltero, Hace po os aos, un militar simplemente no podia ascender acoronel siconservaba ese estado civil, propio de impuberes,célibes (Siempre rartos para us compaferos),putaneros oadleros. Para qué hablar sel pobre hombre e habia separado. Paralosjévenesmilicosque ontraian nupciasioimportan oo w ~~ tera quesusconsortestuviesen una minimaeducacibny, de ser posible, un peculio odote. La desposada debia ser virgen, aunque se podia cerrarlos ojos ala evidenciasiera muy bo- rita y sus primeros escarceos no fabian sido clamorosos Cuando menos ia candidata debia ser maestrao haber termi nado el secundario; lo que era subsidiario —e incluso sospechoso— era que la desposable tuviera una experiencia propia de vida y albergase por ello la sombra de algin pen- Samiento auténomo. Perén no paticipaba de estos esquematismos.Criado ena Patagonia a pelo de cimarrén, habia sido muy feliz con su pri- mera esposa, Aurelia Tizdn;y luegode enviudarmanteniaen su casaa una ninfula de quince aos cuando conocié a Eva. ‘Queun coronel comparta su ulin con una Lolitay noo ocul- te, esimpensable aun hoy a menos que se trate de su hija Esque Perén eraun gran fresco. Yentren decalificariocon cespanolismos, también un pasota. Elhechode vivircon lani- fa, el ‘qué dirén” sela rai floja Lo queno se la tena floja era la nia, con la.que manten(a una relacién paterno-filial, sf, pero también atodas ces incestuosa. Por éstay por otras mil razones para Ehvira, mitia abuela falangsta Pern no era més que un amoral. Desde su punto de vista, razones noe fataban, Menosmal ue al irrumpiren su vida, Eva le puso a Perdn la condicién de quese deshiciese dela niNa.Y que Perén, muerto por Eva, accedi Rober Potash y otros estudiosos del periododan acabada cuenta de lasinntimeras presiones ques desataron sobre el Coronel para que sealejase dela actriz. El ofcio era poren: toncessinénimo, sinode prosttucién propiamentedicha, si de cierto amateurismo marrén, de una vida ligera decascos, prédiga en lanzamiento de pantufas. Particularmente eran los companeros dearmasde Perén los ‘mas atdnitos por el desparpajo con que éste exhibfa a Eva y sus pronunciados escotes en los lugares piblicos. Casados ‘con mujeres-abjeto, aunque no porlo general objetossexua- Jes sino mas bien cosas parlantes,en los mejores cas0s matro- nas protferas, la mayorfacambiaba anticipadamenteelcaqui prusiano pore verdedela envidiaquellesproducfaque uno delossuyos se beneficiara semejante beldad y no pagaselas Cuando porfin legaron junto al resto de la bella gentea la conclusién de quela relacin era masque un affaire y no se Cortariafacilmente, comenzaron a presionar para queal me- noslacoyunda, —susurrabanlaslenguasmésfilosas—fuera bendecida por ia Santa Iglesia Catélica, ‘Como juan y Eva les hicieron caso, nconsolables cual ga- taFlora, comenzaron a conspirat para que eseparasen. Ale- gaban haber corroborade de buena fuente que Evita no era ‘mas que una putilla:,Acaso no habia actrces consagradas co- mol. que aseguraban quese habia acosado con el zarSa- muel Yankelevich con el nico objeto de conseguirun papel en un radioteatro? Siseenteré de os chismes (comoes de suponer, yaqueeeran vox populi)Perén nolesdio la menorimportancia, Habiaes cogido una mujer, noun icono. Alfin decuentas,siuna mu- jer es etupenda, es estopido pretender que a los 26 afios llegue intocada a nuestrosbrazos. Esto dara por otra partera- zones para sospechar de su equilibrio emocional. Las pesiones y maledicenciasfueron impotentes. Peron no sélo se quedé con Eva sino que en los momentésde peligro, ‘como en aquellosclas previosal 17 de octubre, seaferréaella como un ndufragoaun tablén. Desde Martin Garcia leescr bid una sangrante carta de amor, quiz4 un poco paternal la ttataba de “chinita querida”) pero indudablemente pasional, prometiéndole no volverse a meter poltica y marcharcon ella hacia alain pago lejano donde pudieran ser elices, ses ue zafaba della prisién No fueasiyquizd Eva haya tenido no poco que ver con lo ‘que sucedié después. Locierto es que lasdiatribas contra la parejanosélo se evelaron inatiles, sino quelograron difun- dir aun demanera oblicua, la base que lasconsiui, lomis- mo que sedujoa la mayoria de los argentinos la pasion Elperonismo introdujo no una sino un yendaval de pasio- nes. entrees, en prime ugar, Ipamarosa, Una cortespon- denciaentreel varén dominantey una hembraen mutacién, ddominantetambignen muchos aspectos peroque,talcomo, lo anhelaba el tango, aceptaba someterse dnicamente por Fstaspasiones minaron laestructurade la cléscafamlliaex- tensa primero yenseguida dela nuclear, haciendo que, dos écadas despues, se desplomase y dispregase en todas asdi- recciones y sentidos. Frente al distanciamient yas pretensionesdeasepsiaque sedisfazaban de reinamiento fente al panico por incurrr en cursilerias propias de'la bella gente, el peronistmo impuls6 ln fardio romanticismo que elev6 a la cima la fuerza de los sentimientos. Sentimientos que—como dice Manvel Puig— ppueblan el inconsciente desarrollandosu discurso con ellen uaje del folletin. Deese mismo olletin del que parecia emerger Eva. De Los Toldos, de una unidn non sancta, delas pensiones abarrota: das del centro, dela radionovela y del cine de los teléfonos blancos. Perén yEvafueron una pareja de bidgrafo. Unaver- sidn, tan criolla como el Juan Moreira, del cuento de la Ce. ricienta, pero queexhalaba vitalidad y sexo en cuatasqueno se compadecian con la exangiie e hipécrita normalidad de la €poca. Si Yrigoyen fue soktero, amante de mujeres oscuras ysumo sacerdotelaico de sus correligionarios, Perdneligid a osten- tacién de su éxito y plenitud encarnados en Eva. Si muchos + aos después Salvador Allende compartia su vida intima ‘con su secretaria, manteniendo cerca asulegitima, Horten- sia Buss s6lo para las ceremonias ofciales(ejemplo que con- ditfa ego en latitudes mas proximas) Perén, con singular desparpajo, evité cualquier doblez reuniendo ala queriday la esposa en una misma persona yenalteciendo como pocos ‘el amor epicireo y pagano, ni laico ni eligioso. Por una vez, losargentinos nosadelantabamos, y mucho, al puritanismo norteamericano. Sélo en un pais de cusque- ros un candidato joven y pintén como Gary Hart se ve obi 8gado a retirarse de la carrera presidencial por haber pasado tna noche con una modelo, ‘Semejantes revelaciones, dignas de la revista jHola! slo podrfan haber provocado una sonrisa cancheraeen elcoronel de sonrisa gardeliana, Sin poderlo digeri, los 3s persistieron décadas en ta- V he [= rea, digna de Sisifo, deintentar desacreditarlomediante infi- nitos bulos atinentes a su sexualidad, en gran parte Ccontradictorios entre siAralz de su clamorosa relacién con "Nelly Ribas, una estudiante dea UES, loacusaron de estupro, delito horrendo silos hay para las clases medias, peroqueen el medio rural en losconventillos nadie sabea cienciacier- tadequése rata: donde el hacinamiento ola promiscuidad en el sentido lato de la imposibilidad de higiene— vuelve inatil cualquier hipacresfa; donde es imposible disimular un flatointempestivo,ningin hombrele pide documentos ni ve- fifica la edad de una seftorita que esta dispuestaaretozarcon 4ly —a ojo de buen cubero— en edad de merecer. ‘Afosdespués, yamuerta Eva, los contreras desparramaron rumoresacerca del presunto entendimiento sexual de Perén ‘con Archie Moore, campeén mundial de boxy, paraméses- ‘arnio, negro. Como nadie podia quitarle su virlidad, se bus ‘¢6 adosarle un costado femenino, tachandolo de bisexual, Para entonces Perén ya era El Potro y esos dardos que apun- taban a describir su sexualidad como desbocada, multidirec- ional y exhuberante lograron con creces su objetivo.. acrecentando el mito. Es que, aun en el caso de que laslenguas viperinas hubie- sen tenido raz6n, tal como aseguran los manfloros “para ser ‘maricén en Argentina se precisa ser muy macho”. ‘Adujeron también los gorilas que Perén gustaba esconder billetes de mil pesos (de los de entonces, toda una fortuna) en la bragueta para que deal los extrajesenlas chicasdela UES; ue en los vestuarios de éstas en Olivos habia una pared de vidrio que permitia que el general se refocilase con sus des: rnudeces; que mediante un ardid(regalindole previamente un ‘vestido especial) logré fotografiar ala jovencisima Gina Lo- llobrigida en bombacha y corpino, y otras muchas perlas s- calipticas, (Ss Lacataratade chismorreicalubricidad apenas podia enmas: ccararla reprimida condicién de sushacedores y propalantes, ‘aumentando masy mésla adhesiéna un lider que, ene! peor {delos casos, materalizaba las ravesuras que en suefios la ma~ yoria de los hombres suele permitirse. Y llegé la gloriosa “Sin bombacha y sin calzén, todas somos de Perén’” gri- taban bliciosas as chicas de a jotapé en los primerosseten- ta., dejando sentada su pertenencia a la generacién que adopté masivamente los tampax y Las técnicas sexuales de ‘Master & Johnson. Paraellasy sus compafieros (cas siempre de parecida edad yfiliacin poltca la parvade chismesyy pre- tendidos chascarrilos a costa del peronismo, del conductor Yysus parejas, eran el summun de lo kistch, Algo intrinseca- mente gracioso por lo ridiculo. No era éste, por cierto, el modo de pensar de muchos so- brevivientes del naufragio del’55, Ellos se tomaron muy en serio las admonicionesclericales, lasexcomuniones y difama- Ciones. Cuando Perén se enfrenté alclero, introdujo el divor io yjhorrorlegaliz6 la prostitucién mediante allamadaley de profilaxis, muchos ya habfan abandonado el barco.. ‘Don Antonio.Cafiero, por ejemplo. De Don Vicente Sadi —que se opuso al divorcio aunque lo habia propuesto en 1973-- mejor nodecirnada: el inico gobierno quelo metio preso fue el del general, queademas{e intervinola provincia luego lo vituperden su correspondencia con John William Cooke. Estas pacaterfastuvieron su exponente més patético en a rama femenina que sobrevivié ava, Aterrorizadas orl chs: te obvio de que lasintegrantes dela rama no podian ser sino rameras, una bandada de cacattias pretextaba vinud en todas partes mientras cada ejemplar competia con el resto en ser tuna caricatura de “la (primera) sefiora’,supliendo lo que na- tura no les habia prodigado, ni Salamanca prestado, con re- voque, rouge, rimmel y colorete como para asustar a un mandril. Perén volviéa ser un gran transgresor cuando se encapri ch6con “una pobre chica que encontré en Panaméalaque ino se le pueden confiar grandes cosas’”, como dijo en una entrevista en sus primeros aos de Madrid. Pero nunca segun- das partes fueron buenas: la chica en cuestién, rojanadena- cimiento y abandonada por su troupe en el istmo, era bailarina, aunque répidamente se convirtié en copera para las lenguis bfidas. Las rameras surieron mucho por perder las esperanzas de serlas escogidas y un poguito por los reno- \vados vituperios hacia las mujeres peronistas, pero nada por fas nulas capacidades de Isabel para otra cosa que para levan- tar la patita, como el tiempo vendria ademostrar.Esmés, mu- cchas Se pusieron a imitarla En deeadencia con su conductor, del espiritu original del peronismo s6lo participan hoy, curiosamente, jovenes que rnoloconacieran. El peronismo ysuerdtica han devenido un hecho cultural. Hasta Adelina de Viola promueve los ‘bom- bos liberales” aceptael divorcio y promueve la no penaliza cidn de las prostitutas, asf como sonrie complacidassile dicen {ques una especiede “Evita liberal”. Muchos viejos peronis- tasen cambio han perdidotantoel humor comola madre de laconcejala, que dejé desaludarla durantemasdeun mes por no haber rechazado de plano la comparacién. ‘Casies posible afirmarque, en esteterreno, Adelina resul- ‘amas peronista que Irma Roy. Cuando nohace mucho lmel- dda Marcos calificda Eva Per6n de puta’, dof Ima serasg6 las vestiduras. Eva, de reacciones més viscerales, le hubiera, respondido que, con semejante marido, cualquiera entende- ria que Imelda es frigida. 1 jy “GO, £1 Porteno, Abril 1989 a 4 eZ tes, rie ten que de pre pte “tor A V4 — EVITA VIVE El cuento Evita vive (en cada hotel organizado), de Néstor Perlongher, tavo que esperar més de una década para que a extinta Cerdos & Peces se decidieraapubli- Carlo, Su titulo hace referenci.a la consigna del Movi- :miento de Inquilinos Peronistas de los aiios setenta, cuan- do soplaban aires bien distntos. Hoy El Ported lo in- cluye en este suplemento, mientras ragga Ald para que a Perlongher y a estos redactores no les suceda lo que a { Salman Rushdie 1; —Conocfa Evitaen un hotel de bajo, hace ya tantos fies! Yovivie, bueno, vivia, estaba con un marinero negro que me habia levantado yirando por el puerto. Esa noche, recuerdo, era verano, febrero quizés, hacia mucho calor. Yotrabajaba, {en un bar nocturno,atendiendo la caja hasta las tres de la ma- ana, Pero esa noche justo me peleé, con la Lelé, ay la Lelé, ‘una marica envidiosa que me querfasacartodos los tipos. Es. tabamos agarréndonos delas mechas detras del mostrador y Justo aparecié el pardn: "Tres dias de suspensién, por bochin. ‘chera’”. Qué me importaba, rapidito me volv{ parala pieza, abro...ymela encuentro aella, con el negro. Claro, enel pri: ‘mer momento me indigné, ademas venia engranada de pe- earme con a otraycasimeletiro encimasin mirarlasiquiera, pero el negro —dulcisimo— me dirigié unamirada toda sen: sual y me dijo algo asf como: “Venite que para vos también alcanza”. Bueno, en realidad, no mentia, conelnegroerayo laqueabandonaba por cansancio, peroen el primer momen. 40, qué sé yo, lo celos,el hogar, la cosa que ledije: “Bueno, std bien, pero ésta squién es?” El negro se mordié un labio Porque vio que yohabia entradoen|asofocacion, yami, en ‘esa época, cuando me venta una rabietaera terrible —ahora notanto, estoy, nosé, més armoniosa—. Pero en esetiempo eralo que podia decirse una maricamala, de temer.Ellame:

You might also like