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fer tec UNA CARTA (De Lord Philipp Chandos a Sir Francis Bacon) Hugo von Hofmannsthal Seguida desis respuestas de: Tose Lu1s Paso Sreran HEeTMANS Cupvent Rosser Esperanza Love2 PARADA Huco Murica ‘AstuHaM GRAGERA youn ensayo de JuaN Navanno BALDEWEG con prélogo de CuavDio Macns traduccion e introduccion de Jose Munoz MiLLanes. PRE-TEXTOS {a reproduccibn tora o parca de este bro, no autorzad por los etre, iol derechos reservados. Culler utliracon de er prevamente solcitads, Primera eiion: mayo de 2008 icin original en lengua alemsans in Brief Disenocublerta:Pre-Tetos (S.G.E) © dea tradecion de “La eeeumbre dels sgnos”: César Pala © de a raducidn de “Un inferno tauoliea alo Grande 1 dela traducidn de “Habla por hablar: Manuel Arranz © dels seis respuestes: José Lis Pardo, Stefan Hertmans, Clément Rose, "speranza Loper Parad, Hog Mpc y Abraham Gregete ‘© de “La herrambre de ls signoe" Claudio Magri (del ensayo: Juan NavaroBaldeveg © deta introduccin y de a tradueciin de Una cata: ke Mufoe Milnes (dela presente edie: ‘as-TEOs, 208 {ais Santingel, 10 46005 Valencia wpe txts com MRE HSM REED 4S Ise 978-84.8191-894-6 Devos usc: 812-2008 IMPRENTA KADMOS INDICE INTRODUCCION, José Mufioz Millanes LA HERRUMBRE DE L0S SIGNOS, Claudio Magris ‘UNA CARTA, ‘SEIS RESPUESTAS espe LONDRES, A §DE NOVIEMBRE DE 1603, José Luis Pardo. [UN INRERNO TAUTOLOGICO. ‘SOBRE BL SILENCIO DE LORD CHANDOS, ‘Stefan Hertmans HIBLAR POR HABLAR, Clement Rosset REDUCTORES DE LENGUATE, Esperanza Léper Parada Nosce 1 1suM. DE 1A PALABRA QUE CALLA AL SILENCIO QUE NOMBRA, Hugo Mujica... 6 ng 139 161 189 19 UN PIE EN cADA MUNDO, ‘Abraham Gragera os Y UN ENSAYO. FRENHOFER ¥ Lonb CHANDOS, Juan Navarro Baldeweg a INTRODUCCION Jose Munoz MILLANES ‘Todo lo vivido tiene un extraoy terrible sabor, como de agua salobre: muerte y vida mezelados. Hugo von HorMavnstia, Libr de fos amigos 1 F19 de septiembre de 1902, pocos dfas antes de la pu- blicacién de Una carta (de Lord Chandos), Hofmannsthal indica a su amigo Leopold von Andrian que bien podria leerla, no como una obra enteramente de ficcién (“este tra~ bajo, que no es de caracter poético, resulta inseparable delo personal”), sino como una confesién, como una carta es- rita por él, pero que “tii hubieras encontrado en el escri- torio de una tercera persona” El imaginario redactor de la carta habla de sf como de ‘unyo irreconocible (“Apenas s¢ yo si atin soy el mismo...”). ‘Victima de una alteracién imprevista, esté desbordado, fuera de si, en una situacién limite. Se exptesa, por lo tanto, con esfuerzo, sin autoridad, en un texto que lo excede, ya que ‘margen de toda mediacién dialégica, de toda donacién in- tencional. Hofmannsthal insistié en que el marco isabelino de la ‘obra no responde a una simple evasi6n esteticista a la ma- nera de los retratos imaginarios de Walter Pater, sino que (como también subray6 a Andrian el 16 de enero de 1903) ‘mis bien se trata de “percibir lo ajeno y lejano como estre- chamente emparentado’, ya que el contenido proviene de {l sentido se le impone irreflexivamente: irrumpiendo al ) 16_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL “una honda vivencia propia, de una experiencia vivide” Para dar ctienta de su propio extraftamiento el escritor adopta Ja voz de un desconocido (en el prélogo a Alexis Marguerite Yourcenar observa que todo relato en primera persona es el retrato de una vor y Valéry afirma que “el yo es la palabra asociada a la voz. Es como el sentido della vor misma’). Pero no se trata dela voz de un desconocido a él dirigida, sino de ‘una voz espiada que irrumpe desde la distancia insalvable de la tercera persona. -Elescritor intenta captar lo extremo de su enajenacién interceptando las palabras de un soliloquio inventado: de hecho Una carta puede considerarse un auténtico mon6- Jogo dramético de Hofmannsthal, pues, como sefiala An- tonio Tabucchi en Autobiografias ajenas, “el remitente de ‘una carta, al escribir a otra persona, se interpela a simismo tambiéx" ~ Hofmannsthal hace que Lord Chandos cacribe a Sir Francis Bacon a fin de procurarse una mascara necesaria. A fin de escuchar en la confesién desorientada del otro (y ara que nosotros también lo oigamos) lo que él mismo no acierta a expresar: el desconcierto ante la crisis cue esta atravesando: “(..) miincomprensible énimo”; “unagrave y profunda disonancia animica en la que, atormentado, he perdido, no s6lo todo el resplandor de mi intuicién interna, sino también la claridad del pensar” (carta a Stefan George del 27 de julio de 1902). IwTRODUECION / JOSE MUNOZ MILLANES 17 0 ‘al descubrirse tardiamente la “Viena de Wittgenstein” fuera del mundo getménico, no siempre se tuvieron en cuenta las conesxiones de Una carta con su tradicin cultu- Sil Sin embargo en 1903, poco después de su aparici6n, (Gustav Landauer Ia relacionaba con el gran objetivo que Shiller marc6 alos poetas en una carta a Korner del 28 de febrero de 1793: dar forma pistica al mundo mediante las.) palabras, Pues Una cata se sit de leno en el planteamiento =e las contflictivas relaciones entre el escritor y la realidad. ‘Una preocupacién recurrente en literatura alemana @par- tir del silo Xvi y cuya formulacién més aguda se encuen- tra (alrededor de 1795) en lo escritos de Hblderin reunidos por Remo Bodei con el titulo de Sobre lo trgico. Fl término “‘traigico” alude a la contradiccién de que el poeta se proponga expresar lo inexpresable, su antitess: la naturaleza. Aquello mismo que lo limita y de lo que esta fatalmente escindido en su condici6n de sujeto, Holderlin se distancia de la solucién adoptada por la mayoria de las. concepciones de lo trégico: resolver la tension reduciendo ‘o subordinando uno de los dos extremos en pugna (la di- ferencia delo real) ala unidad del “orgulloso yo", como, por ‘sn voluntad asimilativa, se lo lleg6 a denominar entonces a “Remo Bodei ha sefalado que, en un primer momento, Holderlin opt6 por una solucién conciliadora, La natur leza no es expresable en cuanto unidad puesta por la con~ 14 UWA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL ciencia. Pero si en cuanto unidad manifiesta de las fuerzas intrinseca la naturaleza se aproxima maximamente al hom- ( formativas dela naturaleza (lo orgénico). Porsu plasticidad bre, Al determinar la energfa del todo, individudndolo, sus formas se destacan, ofteciéndose ala intuicion. Por eso Hof- ‘mannsthal, més tarde, en el Libro de los amigos, afirmaré que “Jo plistico no surge de la mirada, sino de la identificacién”, La multiplicidad se expresa en un orden espenténeo y dinémico que intensifica la percepcion humana, colmén- dola de un sentido més alto, no aftadido, En la carta a Edgar Karg von Bebenburg del 18 de julio de 1895 Hofmannsthal escribe: “Me gustarfa sentir poderosamente el ser de todas Jas cosas y, zambullido en el ser, la verdadera sigrificacién. profunda, Porque el universo entero esté leno de signifi- «cacién, es el sentido convertido en forma (...) En todas par- tes, en todas las innuumerables cosas de la vida, en cada una de elas, se expresa de modo incomparable algo que no Puede captarse en palabras, pero que habla a nuestra alma. Y asi el mundo entero es una palabra de lo inaprehensible dirigida a nuestra alma o una palabra de nuestra alma di- Tigida a s{ misma” “Lo que en la presentacién poética se lama ‘plistico; es decir la auténtica puesta en forma, tiene sus raices en la jus- ticia’, subraya Hofmannsthal, también en el Libro de los ami- g0s. Pues el lenguaje silencioso de la plasticidad netural, de Jas formas vivas, puede a su vez expresarse en una forma que 1e haga justicia: ni estereotipada, ni rigida. Una forma que, segtin Lord Chandos, “s6lo puede presentirse més alld del recinto de los malabarismos ret6ricos’, INTRODUCCION { JOSE MUNOZ MILLANES 19, ‘A tal noci6n de “forma justa” alude una vez mas Lord Chandos (con resonancias goethianas y hasta pitagéricas) ‘cuando, antes de la crisis, se sentia duefio confiado “de esa profinda, verdadera, intima forma (..) dela cual nada se_ puede decir sino que ordena la materia penetréndola, su- blimandola y generando poesia y verdad a un tiempo; un. contrapunt de aera eteras ago magnifico como as ica y el algebra’ ‘ ir ee carta a Béhlendorff del 4 de diciembre de 1804, tan inteligentemente comentada por Szondi, Hél- derlin pretende superar el clasicismo anquilosado de la Ale~ ‘mania de su tiempo, restableciendo una relaci6n viva con la realidad. ¥ es significativo que a este fin proponga recupe- ar la “sobriedad junénica” o plasticidad y concrecién de Ta forma, segiin él una caracteristica occidental, opuesta al. patetismo sacro” oriental, tipico de los griegos.) oLine! tuitiva y “justa"(es decit, supuestamente ticulacién natural de la realidad), la noci6n. de lo plistico, tan arraigada en la tradicién germénica, aseguraba a Hof- ‘mannsthal una comunicacién lo més inmediata posible ‘entre el poeta y la multiplicidad del mundo... a ero, ademas, en la figura de Lord Chandos esta unién ‘se sellaba recurriendo a un rasgo caracteristico de la epis- ‘temologfa de la época ficticia de a carta, tal como la expone Foucault al principio de Las palabras y las cosas. poeta accede a la pluralidad del todo individuado es- mnténeamente en la semejanza de las formas vivas, pero 20_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL ademés debe descifrarlas: debe descubrir en cada una de ellas una marca o signatura, Una sefial de una segunda se- ‘mejanca secreta que, al relacionarlas entre si, las pecfeccione: indique su pertenencia reciproca, su respectiva cbsorcién en el todo: “(..) en aquel tiempo, en una especie de em- briaguez continua, todo lo existente se me presentaba como una gran unidad (..) En todo sentfa a la naturalzza(...) y en toda la naturaleza me sentfa ami mismo (...) Lo uno era como lo otro (..) e igual sucedia, a derecha c izquierda, con la extensién total de la vida’, En esta compenetracién entre el poeta y el mundo se transparenta la correspondencia entre micro y macrocos- ‘mos, invocada también por Foucault en su andlisisdel saber analégico renacentista, Lord Chandos se sentia siempre yen. todas partes en el centro por saber descifrar el libro del mundo: por ser el punto donde se descubre la clave de las semejanzas que suturan en unidad la dispersién del todo: “Por doquier me encontraba dentro del centro, nunca cai cen la cuenta del cardcter aparente de nada. O bien, intuia que todo era semejanza y cada criatura lave de las otras, y ‘me sentfa capaz de aprisionarlas una.a una enla cabeza y de las dems abrir tantas como ella pudiese”. Se trataba de una “oculta filosofia” que s6lo godia co- municarse enigméticamente en la alegoresis mediante los mitos paganos: “Las fabulas y los relatos miticos que nos han, legado los antiguos y en los que pintores y escultores en- cuentran un placer infinito y desenfadado, yo queria des- cifrarlos como los jeroglificos de una secreta sabiduria INTROBUGCTON / JOSE MUNOZ MILLANES 21 inagotable cuyo aliento me parecia a veces detectar como detris de un velo” [in sus Afimidades vienesas Josep Casals ha relacionado esta concepcidn de la poesia como expresién del todo la- tente con las teorias de Lou Andreas-Salomé, quien ha- cia 1920 afirmé que lo radicalmente otto (el “uno primor~ dial” o Ur-Eine, al que, segrin Nietzsche al principio de ET nacimiento de la tragedia, s6lo se accede gracias a la em- briaguez dionistaca) se manifiesta de modo excepcional en Jainspiracién, Pues para Lou Andreas-Salomeé el instante de Ja cteaci6n poética constituye una reminiscencia de la inti- rmidad narcisista del nino con el mundo: en ella se regresa ‘momenténeamente a ese estadio de fusi6n con el todo que es anterior al fatal escindirse de lo externo y lo interno, del ‘objeto y el sujeto, y que se encuentra al margen del princi- pio de individuacion, (Bn el marco historicista de Una carta, Hofimannsthal concibe esta revelacién del todo como un desciframiento, Pero en su confusa teorfa de la “pre-existencia” la explica, ‘asemejanza de Lou Andreas-Salomé, en cuanto regresi6n a ‘un oscuro contacto inmemorial.) De ahi que, como sefiala Hermann Broch en su extraor-\ dinario estudio “Hofmannsthal su tempo’, Una carta mar- que el fin de su fase de poeta lirico, ya que responde a una crisis expresiva; a la pérdida de Ia iusi6n de compenetrarse con el mundo en esos instantes en que se intensifica gra~ tuitamente la experiencia ordinaria. Una crisis evocada en tuna carta del autor (del 14 de diciembre de 1902) a Stefan 22 UWA CARTA / HUGO VON MOFMANNSTHAL_ George: “Fueron semanas de la mas increible pardlisi in- terior (..) en que perdi la capacidad de componer poestas, ni siquiera cortas, Fueron dias de la peor angustia”, m1 En Una carta el presunto hablante se traiciona al seguir aso a paso el desmoronamiento de su identidad: el pro- greso de su aniquilacién, victima de fuerzas que losuperan, Ya este conflicto desigual entre la victima y el agresor se debe el cardcter de la epistola, entre patologico y violento. El punto de partida es una inercia espiritual que reduce al silencio a Lord Chandos: “(...) la Parélisis espiritual [die ‘geistige Starrnis] en la que os parezco sumido”. Lord Chandos corresponderia asf a la figura, tan carac- teristica de la época en que esté fechada la carta, del prin- cipe o aristécrata melancélico, en virtud de sus. inclinaciones intelectuales. Pero esta inercia melancélica no essimplementeestatica, sino que esta atravesada por una tensién dolorosa, La agre- sién de un mundo hostil a la expresion interrumpe la ca~ rrera literaria de Lord Chandos. Pero Por otra >arte lo impulsa a desahogarse, en la carta, del vértigo de sentirse perdido en la crisis, suspendido en un estado de excepci6n, Pues en Una carta el caricter excesivo del mundo ao se li- ita a dejar fuera de juego a Lord Chandos en el silencio INTRODUCCION / JOSE MUNOZ MILLANES 23, absoluto: lo empuja, ademés, a exponer su desequilibrio enum tono entrecortado, Lord Chandos esta desgarrado por la indecisién que lo. ‘mantiene en vilo entre dos maneras contrapuestas de tratar con el mundo. Esté escindido entre una invitacién a per- dderse en él, aasumir el riesgo de un cambio radical, por una parte, y una reaccién defensiva encaminada a perdurar_ frente a él, por otra. Al sentirse alterado, oscila entre la ex- trafeza y la nostalgia de si mismo. Vv Lord Chandos comienza a desestabilizarse cuando, de. forma imprevista, lo supuestamente mAs pr6sximo y acce- sible (el propio cuerpo) se le antoja absolutamente impe- netrable: “Mi espfritu me obligaba aver (..) tal como una “ez habia yo visto en una lente de aumento una zona de la piel de mi mefiique semejante a una llanura con surcos y Biber ‘Huergo, en Temas de arte, su extraordinaria antologia de ensayos de José Moreno Villa, incluye un texto titulado “El pavor en lo plastico” donde se habla del aspecto siniestro de ciertos animales, para concluir con una afir- macién en la que parece resonar Una carta, que Moreno Villa, dada su formacién germénica, bien pudo conocer: “Pero los valores plésticos del pavorsiguen ab, en ellos, yal contemplarlos con alma limpia volvemos a sentir lo pavo~ 24_UNA CARTA/ HUGO VON HOPMANNSTHAL rosa que ¢s la naturaleza, Muchas cosas de ella no nos in- funden pavor porque no las vemos en detalle. Con lupas, "hasta nuestra piel nos puede dar miedo”. Y precisamente ‘Agnes Varda, en su documental Les glaneurs et la glaneuse, al filmarse una mano con la otra, dice entrar en el horror, ya que obtiene un peculiar autorretrato: lega a verse como un animal, ademés, desconocido. Lord Chandos se siente amenazado al no reconocerse en tun cuerpo atravesado por fuerzas extrafias, que escapan a sucontrol: “(..) de igual modo que no seria capaz de preci- sar los movimientos internos de mis visceras o las inte- rrupciones en el curso de mi sangre", Pues, como Nietzsche sefiala repetidamente (en “Sobre verdad y mentira en sen- tido extramoral’, por ejemplo), la-opacidad del propio ‘cuerpo hace caer al orgulloso sujeto en Ja cuenta desu fra- silidad, de su carécter vulnerable, Lo desengatia de su falsa seguridad de sondmbulo: de a ilusién de que la cenciencia (un sostén tan precario como la espalda de un animal peli- ‘gr0s0) sirve de defensa contra las fuerzas pulsionales, con- tra lo instintivo dominante: “En realidad, jque sabe el hombre de si mismo? Seria capaz de percibirse as! mismo, aunque sélo fuese por una vez, como si estuviese tendido en una vitrina iluminada? zAcaso no le oculta la naturaleza la ‘mayor parte de las cosas, incluso su propio cuerpo, de modo que, al margen della circunvoluciones de sus intestinos, del rapido flujo de su circulacion sanguinea, de las complejas vibraciones de sus fibras, quede desterrado y enredado en tuna conciencia soberbia e ilusa? Ella ha tirado la lieve, jay INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 25, dele funesta curiosidad que pudiese mirar hacia fuera tra- és de una hendidura del cuarto dela conciencia y vislum- base entonces que el hombre descansa sobre lacrueldad, la ”. E mundo indefinido y desbordante que, en til- tima instancia, se remonta al “Apeiron” de Anaximandro y ‘que, segtin Remo Bodei (en Hélderlin: la filosoflc y lo tré- ‘gico), reaparece en lo “a6rgico” holderliniana: “Lo abrgi- €o es lo universal, lo ilimitado (...) esta privade de toda forma, es el Proteo de la naturaleza que todas las asume”, “Fuerza que divide (...) potencia infinita y pénica de la na- turaleza que se sustrae a cualquier organizacién impuesta orla conciencia y la actividad formativa humane”, lo a6r- gico “engendra lo numinoso, el terror pénico an‘e el cual Jo orpanico retrocede espantado; esl infinito ante el cual nos sentimos perdidos y atraidos ala vez.” ‘Tanto lo sublime como lo siniestro aterran porque en ellos el sujeto se siente atacado: se atisba la otredad anterior INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 29 la forma yal lenguaje con los que el hombre se ha defen fido del exceso de lo real (Freud afirma que lo siniestro es algo con lo que se ha estado en contacto pero que resulta ex- frafio e impresiona negativamente cuando regresa después jesu epresi6n). dere al mismo tempo lo sublime yo, siniesteo atraen porque, como dice Kant del primero, procuran el “ensan- ‘hamiento de la imaginacion en sf misma”, Se trata de un, perderse para ganar; ambos desafian a emanciparse de las Petecones de la identidad protectora para abrirse instin- tivamente alo imperceptible, a lo irreconocible, a lo irre- ductiblea unidad: “Me parece entonices que mi cuerpo est hhecho de meras cifras que todo me lo abren. O que podria- mos acceder una nueva relacién intuitiva con todo lo exis tente si empezésemos a pensar con el corazén’. v En Una carta hay trabajo de duclo: el apego nostélgico {que absorbe y fija los afectos en el objeto perdido, en este "caso una relacién afortunada con las palabras: “Y de Salus- tio fuia en m{ en aquellos dias feces y llenos de vida, como de catios irrestaiables, el conocimiento de la forma”. Pero el desintegrarse de la forma ante la mirada, que apunta a la superacién de aquélla, Hega a afectar también allenguaje: “(..) las palabras abstractas (..) se me desmi- gajaban en la boca igual que hongos podridos” 30_UWA cARTA/ HUGO ¥ NHOEMANNSTHAL Pues, al contagiarse de materialidad cabtica, el lenguaje deja de Funcionar como un diafragma entre los cuerpos ye} sentido: “Deja de haber frontera entre las cosas las pro- Posiciones precisamente porque la superticie de los cuerpos ha dejado de existt. El primer aspecto del cuerpo esquizo- frénico es una especie de cuerpo-colador: Freud subrayaba, esta aptitud del esquizofrénico para captar la superficie y Ja piel como atravesada por una infinidad de agujeritos” Y¥ también en Ligica del sentido Deleuze sigue afirmando Yauelpara el esquizofrénico, “toda palabraes fisica,afecta in. * mediatamente al cuerpo (...) pierde su sentido, estalla en pedazos, se descompone en silabas, letras, en consonantes sobre todo, que actian directamente sobre el cuerpo, lo pe- \_netran y mortifican (...) como alimentos venenosos” Asha Lord Chandos el significante en su conerecién fisica se le in- dependiza del sentido, volvigndosele visibley agresivo: “Las Palabras flotaban libres a mi alrededor: se coagulaban en ‘ojos que me miraban fijamente y a los que yo debo devol- ver la misma mirada fija’. Y cuando quiso reprender a su hija “los conceptos que me aflufan a la boca adcuirieron dc golpe una coloracién tan tornasolada y se rebosaron entre si de tal modo que, tirando como mejor pude del resto de la frase, como si no me encontrara bien, y hasta cca la cara pélida y una fuerte sensacién de opresi6n en la frente, dejé sola ala nifia, cerré de golpe la puerta a mis espaldas,y sélo ‘cuando estuve a caballo galopando en el pastizal desierto empecé a reponerme’, \___Lairrupci6n de la multiplicidad indefinida en el campo perceptivo disocia hasta la indiferencia reciproca las pala- INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 31 Ja realidad. No anula las palabras, sino que las enfren- pra realidad en cuanto insuficientes,exponiendo suinca- Fe idad para expresarla: “En este fracaso de la superficie”, sta ‘Deleuze, “la palabra entera pierde su sentido. Con- en quiz cierto poder de designacion, pero experimentado “gomno vacio; cierto poder de manifestacién que se vive como indiferentes cierta significacién que se siente fala”. Seqin Walter Benjamin, en la melancoli I relacién na- aly teat con el objeto quds en suspen, A para Lord Chandos el lenguaje, paralizado ante el exceso de mundo, deja de producir sentido: “(..)he perdido del todo fa facultad de pensar o de hablar coherentemente de cual qier cosa, Y al revelar su propia pobreza expresiva, queda merle ante ooo min quo bon bee sngos que, desechados, rodean al pensativo en las repre- rion: elses dela mlancola. Pus, como observa Freud, eu la melancolia Ia sombra del objeto abando- nado rece sobre el yo. El descrédito de as palabras aleanza “tambien a su usuario, que se sient igualmente inti, em- pujindolo al desinterés aa renuncia, al silencio: “Las pala~ bras (..) son torbellinos que me dan vértigo al contem- plaros, que giran sin cesar y a través de los cuales se arriba acto”. er gs eration bre peo wa xia del ea "guaj el aspecto més lamativo ycomentado de Una carta Elsilenciocomunicativo ycreador permite Lord Chandos concentrarse mejor enlareflexi6n en torno alas limitaio~ nes expresivas dela palabras. Favorece el tipico rumiar del utames 99 INTARODUCCION | JOSE MUSOZ MILLANES 35 melancélico: la obsesiva fj su objeto, juud demoledora y critica, depuradora, Tratan | de aa _ zandolas, falsas presuposiciones muy arraiga = aon que el conocimiento progrese. ; as ,andose a Nietzsche, en el Novum Organum Fran- avr denomina “idolos” aestas nociones err6neas que, coat no merecen la adhesi6n ciega del género humano, ert oan loe grupos sales oa distnts escuela ‘Los {dolos son supersticiones que hay que one Pi we ence rn pruion emprcaene rar para e jacién muda en la inutilidad de VI Recién publicada Una carta, Hofmannsthal lo siguiente: lefdo como el primer eco po Yal pensarlo he sentido un: Fritz Mauthner escribié, a “Acabo de leer su carta, Lahe tio de mi Critica del lenguaje, - rin alegria mis profunda quela | iid que “toe al Hofmann juvenil (su breve ensayo “Filosofia de lo metaférico”, por: — esde sath i criticas de Mauthner y, en ltima inst ec aneMasioninas admirabe: siNies- sche que en la década de 1870 rastrea la genealogia del os guaje ens escrito Sobre verdad y mentin en. sentido extramoral, asi como en los fragmentos reunidos bajo el ti- tulle de El libro del filésofo. Hofmannsthal coincide con ambos filésofos al conce- bir el lenguaje entropicamente. Segiin é, las palabras son ‘méximamente fieles ala realidad cuando la expresan me- { tuicion, para utilizar su terminologia). En as palabras abstractas, al ser uilizadas e combina. Aon. le Impresién sensible tiende a borrarse igual que la figura de ls monedas, lo que también sucede er lac Pala. bras concretas cuando se ls emplea como fetches despla- zadas dela sensacién que las produyjo, Pero, aun en el mejor de los casos, las palabras concre- palon metamente aproximativas, no agotan la realidad, dele Br0seria de los sentidos, a la innata tendencia del sujeto a la abstraccién, ya que el efecto simplificador de tales palabras reposa, come seniala Bacon, “en ang apre- ciacion dela naturaleza demasiado ligera ‘incompleta’: “E] spiritu humano por naturaleza es inclinado a las abstrac. (audio. Es preferible fraccionar la naturalea que istraee, 1 Corum Organ, I, 51.760). ¥ en un apun de tooo Hofmannsthal escribir: “La falta de finura dela palabes Spaduce al empobrecimiento de la imagen del mundo, Ee “so- brenatural”y “divina’, a pesar dela estricta materialidad que Iaprovoce. Slo que ahora el exceso de lo real no lo abruma como una proliferacion incontrolada de detalles hostiles a la forma y al lenguaje, sino como una invalidacién mo- menténea dela intencionalidad. Lord Chandos se sien:e an- Bustiosamente débil frente a las cosas: destinatario de un gesto que ellas le dirigen desde su fondo insondable, un re de la novela homénima de Jacobsen, hasta el atolondra- mento en que concluye la pardbola de Adrian Leverkthn, el doctor Fausto de Thomas Mann, ola nostalgia que ex. perimenta, en el poema de Benn, el Homo sapiens -harto de "HL: Hofmannsthal, Bn Bri opt p46 [p £21, PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_79 larazén humanista~ por la posicién horizontal y fetal y por Labrazo disgregador del agua primordial. Casi siempre son figuras de artistas, o sea, de maestros, de inteligencia, de sensibilidad y de palabra, que quieren de- sembarazarse de sus dones: artistas son Niels Lyhne, Adrian Leverktihn, Lord Chandos. Se exalta la autosupresin en una autoafirmacién paradéjica, como en un fragmento que es- cribié Nietzsche entre la primavera y el verano de 1888, ppocos meses antes de su colapso psfquico, en que el autor de Mas alld del bien y del mal niega todo sentido al futuro yalo posible y esta absorto como si contemplara una su- perficie lisa ¢ inmévil, que no encrespa ningtin deseo ni proyecto. ‘La negacién arremete sobre todo contra las palabras, que hienden esa lisa extensién del inconsciente como el estilo del escriba romano hendia la tablilla de cera. El individuo, al experimentar el malestar hist6rico, reacciona de forma negativa contra cualquier dimensién social y se camufla en el oscuro vortice de la vida. Lord Chandos suefta con “es- pacios abiertos”” y los busca en los territories ajenos al len- gta, el cual, ademas de mediar y de articular la monotonia informe de la vida, descompone, como a través de una re- jilla, esa superficie inmévil de la que hablaba Nietzsche, Ast ‘como el hipocondriaco niega su cuerpo y el psicético el tiempo y el espacio, asi el reaccionario niega la sociedad. Lord Chandos busca bien ¢s verdad que en una exposicion "HE. Hofinannstha, Ein Bri op. p. 467 [p. 128]. 60_UNA CARTA/ HUGO Vow HOFMANNS ‘muy circunspecta, pues no hay que olvidar que el auter de lacarta es un escritor austriaco irénico y aristocrético—una vida que no esté encadenada a forma alguna, es decir, ain. guna convencién social. Reniega dela mediacién de laspa- labras,reacias a toca negacién indiferenciada y que apa-tan al individuo del murmullo insondable de la vida para im. onerle una forma, un orden y una jerarquia, Las anteriores obras de Lord Chandos, que menciona en ‘su carta, son “Nuevo Paris’, “Suefio de Dafne" y “Epitala- mio”: “(.. dramas pastoriles ebrios de palabras esplendo- rosas"! como él las define, cuya sintaxis era una “trame de petiodos latinos, cuyo esbozo mental y cuya construcciéa”2 se comparan con los edificios de Palladio y Sansovino sur- giendo de las aguas. El clasicismo de Lord Chandos, cor su ‘melancélicay sinuosa arquitectura verbal, presupone la va- lider absoluta de los signos por encima de la pluralidad de los tiempos y de los espacios; se basaba, dirfa Borges, en “la ‘reencia de que una vez fraguada una imagen, ésta consti- tuye un bien pablico”? A Lord Chandos el repertorio de la ret6rica clisica le ofrecia un cédigo supratemporal que ga- rantizaba que el mundo era inteligible y comunicable por encima de cualquier metamorfosis de las cosas, un lenguaje ue en apariencia se correspondia con la estructura universal dela razén y que podia decir atodo el mundo, por siemp-e, que la aurora tiene dedos de rosa, "HL. Hofinannsthal, x Bri, opct p46 (p 121]. 2 bide, p46} (p. 122] sa egg ara ee een Dein, Aare Ble to PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_81 Pero Lord Chandos ha descubierto la ThasGiinseial de este sistema de signos. Sus elegantes composiciones clasicas Jas encuentra extras, porque la ret6rica le resulta inca- paz de “penetrar en el interior de as cosas”* Asi, en sus pro- yectos literarios, que quedarén inconclusos, empieza a perseguir otra individuacién de la forma, esa “profunda, ‘yerdadera, intima forma que s6lo puede presentirse mas alld del recinto de los malabarismos retéricos, de la cual nada se puede decir sino que ordena la materia penetrandola, su- blimandola y generando poesia y verdad a un tiempo; un contrapunto de fuerzaseternas, algo magnifico como la ma- sica y el Algebra’? La musica y el élgebra captan, pitagori- camente, el ritmo secreto del mundo, que el poeta, con- vertido en instrumento receptivo de los “caftos” de la vida, sélo puede escuchar. La forma es asimismo Aujhebung (sie hebt es auf) de la materia, constituye su superaci6n y su eli- sn a yetorica, vida y forma se escinden; el significante la palabra ya no logra evocar el sentido de las cosas ni os fantasmas dela mente; la obra terminada nunca guarda correspondencia con esa afioranza de forma que habia im- ‘pulsado al escritor a componer la obra. Al igual que para ‘Wittgenstein o para Fritz Mauthner, para Lord Chandos hay uuna verdad iitima irreductible a la expresién: tiene, pues, ‘que resignarse a hablar no de la vida, sino slo de su inca~ pacidad de enunciarla, "Hi: Hofimannsthal, Biv Sif opt p. 462 [p. 122. 2 Tide, p 462 Ip. 123) 42 UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL Unas décadas ms tarde, en un poema sobre el tigre, Bor- Bes buscard en vano, mis all de las palabras, al otto tigre, al que esti en el bosque y no en el verso, Lord Chandos, pen. sando en los mitos clasicos, los siente “como los jerog ifi- os de una secreta sabidurfa inagotable cuyo aliento me parecia a veces detectar como detrés de un velo"! Subya- cen a las palabras, de forma oculta, otras palabras secreias, ‘que yelan el sentido de las primeras; Saussure habla de ara. sgramas, Starobinski de mots sous les mors? En el anageama, la palabra sustituye a otras palabras, que aquélla encubre, Jos signos no evocan las cosas ni su aura, sino que remi: 42 otros signos, que no dejan ver la vida. Lord Chandos emplea palabras vagas y ambiguas: com- Paraciones imprecisas, imagenes fluctuantes (detectar, aliento, el insistente “como” ). Se diria que s6lo la alusién o laperifrasis pueden remitir alo que se halla més allé del ko~ rizonte de lo enunciable; los signos ya no son tales, en la ‘igurosa acepcién del término. En una carta a Edgar Kerg von Bebenburg, fechada el 18 de junio de 1895, Hof- ‘mannsthal escribe que “el dlgebra’, o sea, el sistema de sig- ‘nos; no tiene ninguna relacién con el ser: en esta dlgebra todo significa y nada es, pero se desconoce qué significan sos signos. Los fenémenos de la vida son, se muestran, son. "HE. Hofinannsthal Bs Brio. ct p46 [p.123). 1, Starobinsi, Le parole soto le parse. Gh anagraroni di Ferdinand de ‘Susur trad it. de G, Cardona, Il Melange, Génova, 1982 (Trad. es. dete ‘ares as palabras bj spas, La wort dos nagrimas de Fernand de Saussure, Gea, Barcelona, 1996) HL. Hofimannsthaly HE. Kary Bebenburg, Brigiech ng, VM. Gilbert, Frankfurt del Meno, 1968, pp. 81-82. (Ira, exp. de Marciano Vila- nueva, nterambioeptolar,Pe-Tesos, 2008) PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS #3 sansitivos y se conforman simplemente con set. El len- hoe quiere ser transitivo, precisa de un complemento ob- jeto, tiene que representar ysignificar algo, algo que, segiin Lord Chandos, sin embargo no consigue captar, que se le cescapa. Las palabras, escribe Hofmannsthal, son un mundo ‘mismo y no enuncian la vida. Tord Chundoe persigue la epifanta de a vida, pero sufre cl fracaso de la representaciOn Linguistica. Para él, la crisis de la lengua no cs una infraccién liberadora, como lo sera muchos escritores posteriores, que versn en la elimi- rnacién de las reglas del discurso la emancipacin de la es- avitud social, reproducida y organizada en la gramatica y en a sintaxis dominantes. A Lord Chandos el desmorona- miento del lenguaje le produce angustia, no complacencia. Lord Chandos da un giro al significado de_ ie imagenes lésicas, que eran tenidas como patrimonio colectivo y uni- Foie aprovechable por una civilizacién. A las fan- tasticas figuras grlegas —sirenas y driadas, Narciso y Protev, Perseo y Acten—ya no las ve como el supremo triunfo de la forma sobre el magma de lo indiferenciado, sino como tuna seduccién demontaca de lo informe y como un sinies- tro reclamo sensual para disolverse en el caos: “(...) como en el agua el ciervo acosado, asi anhelaba yo adentrarme en aquellos desnudos cucrpos resplandecientes (..): ra desaparecer en ellos"! Mientras para el clascismo, sehala Ladislao Mittner, la estatua griega constitufa el triunfo de "HE, Hofimannsthal, Ein Bri opcit p 483 [p. 123. 21. Miter, Ambivlenze romantic, D’Anna, Mesina-Floencia, 1954 pp. 186-157 VON HOEMANNSTHAL j2 forma sobre la materia informe del insondable mar he. \énico, Lord Chandos pretende hacer el camino inverso.¢ través del cuerpo perfecto de Anadiémena quiere aleanyay eldemonfaco fondo indiferenciado del agua, fuente primera del proceso de individuacién ya la ver estadio que antecede a cualquier individuacion, a cualquier forma, a cualquier Vida. La seduccién que procede dela estatua blanca esa in. vitaciOn a dejarla atrés para borrarse en el “muto tene. broso’ como él escribe, en el que aquiélla se recorta; adulacion implicita en cada sentido es la tentacién de con. {tadecirlo, para ast desvanecerse en el fluir de lo embrional \ydelo potencial. Cuando Ia cultura del siglo xx comienza a citar los per- files puros de las imagenes clisicas, por norma lo hace con final de 2001: una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick !a compostura silenciosa de la esilizacion es la pucrta que introduce en el océano de lo eterno y de lo informe: para el hombre del siglo xx parece insinuarse, de manera inevi. table, la silueta ambigua del maniqui; los mismos dioses, ara Lord Chandos, son estatuas sin ojos. Como recuerda ‘Tarot, Bacon, en uno de sus didlogos, define la materia como el dominio de Proteo, esto es, dela metamorfosis: tras suencarnacién en el mérmol helénico la materia presiona | 8. Hofmannsthal, Ei Brig op cits. 463 fp. 123, jak Tarot Huge von Hofmannsthl, Dascissformen snd dicterische ‘Stn, Niemeyer, Tabings, 1979, pp. 368-37, PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS 65 ia, para transmutarse en otras figuras y en otros — Tord (Chandos quiere estimularse por medio de esta forma clésica, para encontrar asf el elemento preverbal, in- ado. So a ‘que comprende la disparidad entre el lenguaje ylavida, Lord Chandos no declara con orgullo como hace Ja poética de una serie de movimientos de vanguardia, laau- tosuficiencia del signo; tampoco espera encontrar la esen- cia perdida, a diferencia de muchos artistas de la Nerven- Kunst vienes,s decir de aquel arte sensitiv delos nevios al que se adhiri6, en el cambio de siglo, el movimiento li- teravio de a Joven Viena neste relato Hofinannsthal se" jado de su vibi mnismo, pare ebeyeniereredeataeranianien Ponet la fracturada unidad del individuo ya jerarquta psi- colégica que lo funda. Sin embargo, Lord Chandos vive en Ja nostalgia del sentido de a vida y de una palabra que lo ‘pueda enunciar, aunque sabe que es incapaz de hallara; qui- siera encontrar, para los fenémenos en desaparicién, una esencia no fugaz, pero no para inmovilizarla en un signo ‘muerto y convencional del lenguaje general ni tampoco para sbandonarla alo indiferenciado, : Wid lard Chances ets no el silencio o la insignifi- ‘cancia de la realidad, sino la simulténea multiplicidad de sus —» ‘voces; Ia intensa y enervante epifanfa quello asalta por todas partes. El luir dela vida se apodera hasta tal punto de él que seextravia completamente en los objetos, en una revelacién del Todo que destruye la unidad de su ser en una estreme- 88 UWA CARTA/ HUGO VON HOPMANNSTHAL cedora mudanza de emociones. Lo abruma el descubri-. miento de la identidad universal, el valor absoluto y por ende Ja equivalencia de todas las cosas: en “todo lo: existente” en |g belleza yen la locura, en los gestos de bondad y en los crt. ‘menes, en la cultura y en la animalidad~ siente “una gran unidad”, siente a “la naturaleza”! ¢ ‘intuye que todas las es- eranzas tienen el mismo valor y que cada una de ellas ‘6 afecta con pareja intensidad, Ninguna apariencia es falaz, todo es “semejanza” y “cada criatura llave de Jas otras”? Esta incesante correlacién analégica precipita a Lord. Chandos hacia una “especi ‘continua’? ce ‘Trunkenheit. Se trata de una inversién de la Starrnis inicial: > elentorpecedor letargo se convierte en exaltacién dionisfe- a, tan presta como receptiva a la violenta epifania de les cosas, falta de todo raciocinio y de voluntad, En su carta, Lord Chandos subraya en efecto su incapacidad de mani- festar su voluntad o, lo que eslo mismo, de querer algo con decision. El poeta que ha perdido el dominio de los signas ‘no esté en condiciones de proponerse proyecto alguno, sino tan sélo de esperar a que le llegue, como en una urna mis- tica, una iluminacién que ya no puede suscitar ni retenen Cada objeto adopta una dimensién mistica, un valor ab- soluto; en lugar dela trivilidad indiferenciada del mundo que prolifera en la literatura de la isis, en la cual todas Tas cosas y todos los fenémenos se confunden en lo mismo "Hy, Hofimannsthal, Bin Bri op, cit 464 [p. 124). 2 biden 464 lp 125). ° idem, p 463 fp. 124), PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_87 .e son igualmente insignificantes, en la Carta sobre- ee vpuminose¢infinita presencia derealidades abso Jutas: como en el universo magico y animista, cada objeto y’cada instante revelan un sentido supremo, por lo cual no pueden ser ordenados o generalizados. ' i "Torless, el protagonista de la novela que Musil escribié en 1906, también se percata de la “segunda vida de las cosas, secretay huidiza’, de “una vida que no se expresa con pa- labras y que, sin embargo, es mi vida" los objets tienen tna esistencia subyacente, una esencia indescriptible ¢in- tensa que no se deja asir por la racionalidad dics a renunca de Lord Chandos a trata consti di soluci6n del sujeto como principio ordenador de la ende, la crisis del sujeto podtco. 7M jofmannstal hace hincapi en la discreinarstoeré- tica, en Ia reserva seiorial de esta despedida del escritor de Ja palabra. En otro de sus relatos, la Carta del iiltimo nal tarin, la sombra y el silencio se aceptan con serena cautel En la cultura austriaca, el modelo de la integra unidad in- > dividual es el aristocratico, no el burgués. A diferencia de | otras culturas de Occidente, los austriacos no juzgan la ci- vilizacién burguesa como una forma avanzada y unitaria Queue socavada por lcrssno como una forma que nera desorden y empobrecimiento, que hace més plana la | ‘vida y disgrega la totalidad. En Austria no hay una primera generacién de los Buddenbrook, una generacién burguesa intacta y positiva. El individuo de la crisis no es el burgués 7 Musi, Die Verwirangen des Ziling Tres, op itp. 137 (p05 de ln tad traduccion epatela) $8_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL en declive, sino el aristécrata, agredido por la destrucciéa burguesa de los valores verticales y absolutos, por la supre- sién burguesa de la trascendencia barroca Las cosas y los sucesos, despojados del sentido alegs- rico que les traslada valores trascendentes en el plano his t6rico, se reducen a una inmediatez absoluta. La ética aristocrética se cristaliza en una forma vacia y presenta $1 realidad reducida a lo esencial alrededor de un centro que brilla por su ausencia: la inexistente Accién Paralela de ‘Musil, el palco vacio del emperador, del que habla Broch, Quando ademés la teducci6n esencial se desborda, el indi- vviduo es arrollado por la marea inconexa de la vida, queda a merced de las cosas bajas' y de las pulsiones libres de toda jerarquia. Los objetos cotidianos se tornan espectrales y éenigméticos, pues, como sefiala Luksics* una clase social que se siente desbancada, transfiere de manera inconsciente su insegutidad histérico-politica al plano de la existencia in- ‘mediata y concreta: toda la vida, entonces, es vivida com ‘un misterio por la incapacidad de comprender la propia cri- Atrapado por las cosas y dominado por su hipersensi- bilidad (Hoppe),’ Lord Chandos se ve sumido en una si- multaneidad de fenémenos dispersivos, que no permite "HL Broch, Benner woud Handle, en Goummele Werks, bess. % ‘Arendt, Bd. 7, Esays I, Zirich, 1955.4. 2 Chic G Luks, "Tora del omanzo ad. de V- Messanaen Canine 1eforme. Teoria del romance Sugar Mili, 1972. (Tad esp. de Manuel Sacrsth, lata y las forma, Tetria dea revel, Gril, Barcelona, 1985, *M. Hoppe, Liteatextum. Magie und Mystik im Fralwerk H. Hofmannsthal de Grayes, Besa, 198, p. 1972 ae I PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS 69 ningtin juicio y desprecia la c6pula, la predicacién del ser, en una enardecida acumulacion de fenémenos (Kobel). Es como si ala tercera persona del ser se le designara cada yer menos, el predicado verbal ya no afirma nada del sujeto. ‘Cualquier fragmento, por minimo que sea, cobra un valor absoluto;entre los atributos de existencia, desaparecen todas las jerarqutas y todos los fenémenos reivindican la coinci- dencia entre vida y esencia que antes slo era propia de Dios. Este absoluto omnipresente se hace insostenible para la in- teligencia, que, incapaz de mediatlo y de captarlo en sus reflejos parciales ~recordemos que Fausto vislumbraba la totalidad de la vida en el arcoiris- tiene que fijarlo direc- tamente. De ese modo se pierde cualquier significado pre- iso, porque quedan suprimidas todas las distinciones entre Jos fenémenos, el conjunto de los cuales es elevado a una sa- cralidad suprema, que no sabe nada de relaciones y cone- xiones con las otras realidades. Asf, el mundo se convierte en una vertiginosa copresencia de cimas sin valles ni pasos que las unan, un torbellino de instantes excepcionales que ‘no conocen pausas ni intermedios normales. Cada ele- ‘mento, inconexo y radicalizado, se alinea al lado de todos Jos otros en la simultaneidad del Nebeneinander, en una yux- taposicién desorganizada o en una combinacién contra- dictoria, como si el mundo fuese un oximoron inmenso y maltiple. ‘No hay criterio que permita una seleccién en el dmbito de lo milltiple, esa selecei6n que exige el gran estilo, por TE. Kobel tw Hofman de Gruyter, Belin, 1970, p. 164, 90 UNA CARTA | HUGO VON HOFMANNSTHAL cuanto no hay nada casual o accidental que quepa elimi- nar 0 subordinar a algo més importante. Por otra parte, [a presencia de una sacralidad inefable en cada cosa impide asimismo el nietzscheano placer de dominar y de imponer orden en la agitacién de los elementos, esto es, desautoriza al gran estilo como fuerza y técnica constructiva. ___Tampoco la religi6n, fundamento de la civilizacién me- tafisico-feudal, ofrece una respuesta segura a Lord Chan- dos, porque ahora no le parece sino una “sublime alegoria’! es decir, una metéfora continua, que no capta ninguna ver- dad sino que daa todas las palabras un sentido inadecuado y pasa de un término a otro, hasta el infinito. Lord Chandcs_ | vive en esa carencia de fondo que, para Heidegger, caracte- tiza al Ser sobre todo en la época de su olvido. Su realidad Y su persona estan constituidas por categorfas débiles por excelencia, que impiden cualquier forma de unidad y eli- minan la verdad o la disimulan tras tenues y engafiosos ras- tros, como en los cuentos de Kafka. Sin embargo, Lord Chandos no vive esta ontologie débi, este declive y anulacién del sujeto, como una participacion liberadora en el fluir de la vida, sino como una pérdida ot- sesiva de sf mismo; no como una pietas armoniosa, sino ‘como una agresi6n insoportable. Privado de las categories, fuertes que lo constituyen, el sujeto no se acomoda ala vida, ‘sino que vive en desarmonja consigo mismo. Incapaz de ol- vidar cualquier experiencia habida y de dejar atrés cualquier instante de lo que ha vivido, la conciencia de Lord Chandcs Hy Hotmannstal Bia Brie op cit, p64 [p 125) a ,OLOGO | CLAUDIO MA se dilata incesantemente, con lo que rompe sus coordena- das espacio-temporales y fija todas sus experiencias en el ejede la simultaneidad, en una ininterrumpida copresencia de todas las cosas que no es capaz de encarar. ‘Asi como en la identidad que Lord Chandos percibe cada criatura es “lave de as otras’ as cada signo desaparece, por- que lo es en la medida en que “teemplaza a otra cosa” (U. co), a otra cosa concreta y determinada, que excluye a todo lo demas. Lord Chandos se halla en el centro de un pro- ceso de estimulo-respuesta; para él han dejado de existir sig- nos con un valor especifico convencional y sustitutivo, lo ‘inico que hay son estimulos que lo sorprenden y atormen- tan, Un signo comunica un aspecto dela vida porque lo reem- plaza, por convencidn, de forma precisa: sabemos que la palabra “perro” designa al perro y que cuando el disco de un seméforo esté en rojo no se puede cruzar la calle porque, por convencién, no pueden reemplazar a otras cosas 0 a otras comunicaciones: si pudieran referirse a todo, a cada animal y a cada conducta en la calle, no enunciarian nada, ya no serian signos. En cambio, el estimulo sorprende, provoca una reaccién compulsiva, intensa pero inconsciente. H bombardeo de es- ‘irnulos al que el hipersensible Lord Chandos est sometido ‘es tan multiforme que provoca reacciones sulfuradas y no da lugar a respuestas unfvocas. La psique de Lord Chandos se convierte en una especie de célula fotocléctrica, que, sin 7U, Boo, Se, le, Mili, 1973, p. 28. (Ita, esp de Franclico Sera Signo, Labor, Barcelona, 1980) hhacer ninguna selecci6n, registra todos los estimulos lumi- ‘nosos, cuya importancia no calibra y cuyo significado tam- poco capta. |, Lacerisis del signo pasa a ser sobre todo crisis del sujets, ya incapaz de situarse como centro jerarquico de la frase, como punto a partit del cual enfocar y organizar el mundo, ‘Todos los objetos se ven sin distancia y se colocan en primer plano: quedan asi rotas as relaciones y las referencias entre las cosas, y la multiplicacién de los absolutos equivale a su insignificancia: “Mi espiritu me obligaba a ver cuanto se pre- sentaba (...) en una inguietante cercania: tal como una vez habia yo visto en una lente de aumento una zona de la piel de mi meftique semejante a una lanura con surcos y hoyos..."! La falta de distancia climina la diferencia entre el monte y uno de sus granos de tierra, ambos gigantescos o min:- ‘mos, ambos, sobre todo, desprovistos de forma y de sus- tancia: “No consegufa captarlos ya con la mirada simpli- ficadora de la costumbre” La arbitraria asuncién de una perspectiva es lo tinico que permite, en el infinito bull del mundo, recortar perfiles y objetos de las realidades ficti- He. +, MorpargoTagliabue, Santen opts pp: 5:14 100_UNA CARTA / HUGO VON HOPMANNSTHAL plenitud y la totalidad de un sentido unitario y global; el signo no se remite a la cosa o a la imagen mental, s6lo hay coincidencia entre la cosa y su signo. En efecto, Lord Chandos conoce y reconoce cada uno de los objetos globalmente, sin atribuirlos a ninguna clase: “Una regadera, un rastrillo abandonado en el campo, un perro al sol, un cementerio pobre, un tullido, una pequefia ‘granja (...) una rata, un escarabajo, un manzano atrofiado, unas rodadas de carro que serpentean en Ja colina, una pie- dra cubierta de musgo llegan a importarme més que la més bella y generosa amante en la més feliz de las noches”! Asi pues, las cosas importan, significan, més alld dela palabra: a Lord Chandos todo se le parece como “algo”? todo esta cargado de sentido, con tal de que se sepa “pensar con el ‘coraz6n'’ es decir, con todo el ser inmediato y no con el len- guaje, Hofmannsthal se niega a incluir la seméntica en la lingifstica y a establecer una equivalencia entre significado y significado lingiiistico. Como ha notado Ziolkowski,‘ Lord Chandos vive la epi- fania nitida y pura del objeto en el sentido joyceano: el ob- jeto, sin la fugacidad del tiempo, esta inmovil, y aparece "Ly Hofnannsthal, Eis Bri op. it, pp. 46,469 [pp 129, 131), La cur siva xn 2 Bide, p-469 (p22) ° ier. “T Ziolowsi, “James Joye Epiphani und die Uberwindung der emp richen Welt in der modernen deutschen Pros en Deutsche Vertlaheche, flit. wis. u Geissgc, 35 Jahre, 196, HeR 4, pp 5-616. prowogo ‘ntegro dentro de sus limites trazados con claridad, armo- nnioso en su imagen equilibrada, luminoso en su esencia. Elestilo, apunta Wolfram Mauser, abandona toda riqueza ‘metaforica para concentrarse en la esencialidad de adjeti- ‘vos desnudos, que enuncien s6lo la cualidad del objeto. Aqui Ja epifania, como en el Stephen hero de Joyce, es puro y ab- soluto presente, iluminacién repentina, independiente de cualquier contexto. Lord Chandos habla de algo que se le “anuncia’, de “una oleada desbordante de vida més alta” que llena la vida cotidiana “como se colma una vasija’* Lo ‘que se colma de sentido son las manifestaciones inmediatas ¢ intraducibles de la vida: un feo perrllo, un gato que trepa flexible entre las macetas de flores, un fuego de pastores, el chirriar del sltimo grillo, el agua bruna de una regadera olvidada bajo un nogal yen la que un escarabajo nada como siestuviese en un lago. Estas epifantas son “mudas’, llegan del fondo del silen- io, y Lord Chandos no puede hablar ~porque la semiolo- gfa-verbal desarticularia la unidad de lo vivido-, como tampoco puede “precisar los movimientos internos de mis visceras o ls interrupciones en el curso de mi sangre”* sin desgarrar el sentido de su identidad. Chandos, que ha sido yy sigue siendo un escritor, esto es, un hombre que vive por "YW. Mauser, “Desens, umitlbare Sprache und Gebardensprache’ en ‘Huo von Hofoannstbal, a... Bauer, armstat, 1968, p30 ys. ° Hx Hofmanasthal Bin Brie op city p 467 (p 129 > hides, p409 (p13. “biden, p $70 {p32 102 UNA CANTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL y parala palabra, trata de atajarla crisis, de reaccionar con- trala entropia del sentido que causa el lenguaje. Para ello se refugia en la dignidad del discurso ciceroniano, en la ma- jestuosa construccién de la ratio clésica: no recurre ala fan- tasfa sublime de Platén, demasiado afin a aquel torbellin ‘que lo amenaza, sino a Séneca ya Cicerdn, ala armonfa de conceptos definidos y ordenados de dos maestros ilustres y solemnes de retérica y de razén, Ahora bien, es imposible abordar la perfeccién de esos conceptos, por cuanto se trata de un mundo aparte y reco- gido en s{ mismo, sin el menor nexo con la vida y con las ‘cosas: “(..) yefa alzarse ante mi sus combinaciones mara- villosas como majestuosas fuentes que juegan con pelotas de oro, Podia darles la vuelta y ver cOmo jugaban entre sf pero tenian que ver s6lo las unas con las otras, ylo més pro- fundo, lo personal de mi pensamiento, quedaba excluido de su danza anular”* sneca y Cicer6n lo lleva a descubrir que la literatura no tiene nada que ver con la vida, debido a lo cual le sobreviene “un sent tico, Para él la propia linealidad del significante, la dimen- sién temporal de la palabra que precisamente se articula ‘en el tiempo, pierde su dimensién unitaria y tiende a es- cindirse en los sonidos aislados. Incluso el acto fisico de ha- “hide, p 466 Ip 128, * Iden, timiento de temerosa soledad”, que lo empuja a buscar refugio en los “espacios abiertos”? del territorio no lingais- PROLOGO / CLAUDIO MAGRIS_105 blar se convierte en una articulacién fonadora atdua y se- riamente tocada, que causa pequefias distonfas neuro-ve- getativas: malestar, palider, jaqueca. Unos afios més tarde, en “Los colores’, un fragmento de Las cartas al regreso (1907), Hofmannsthal invertiré el proceso de a epifania. Al hombre que regres a Europa, las cosas -la jofaina en la cémoda, el movimiento en la calle le parecen desprovistas de realidad, signos de si mismas: ‘como sila jofaina que esté en la cémoda ocupara el puesto de la jofaina verdadera, supliera la esencia de la jofaina. El hombre ivela epifania del objeto al descubrirlo en los cua~ dros de Van Gogh vive a experiencia de a presentaciGn se- smantica ante una obra de art, es decir, ante una orga- ‘neamente su unidad.y su totalided. Aun at, lo que Hof- ‘mannsthal pretende en “Los colores” es ante todo denunciar gozar de forma directa y personal del objeto, que ha perdido su sentido por haber sido abandonado a un mecanismo and- nimo. La epifania del objeto fruto de la contemplacién de los cuadros de Van Gogh tampoco esté libre del mal euro- "Hy. Hofimannsthal, Die Breeds Zarickgelehrien, en Gsammle Werks, pct Bd. 7. p 552 (Trad. ep, de Marciano Vilaneva Salas "Cara a egr- ‘0° en Fists grigosyottessueios, Castro, Valladolid, 1998, p. 127.) peo: mientras en los cuadros de los maestros de la Anti siledad la esencia de las cosas tenfa una aureola serena y apa- ible, parece que ahora no hay otro modo de adentrarse en ella que con la misma violencia con la cual la propia esen- cia arremete contra el espectador de los cuadros de Van Gogh. Ast, no es casual que, en “Los colores’, la tinica pre~ sentacién seméntica y explicita sea la experiencia del vuelo de las garzas (el cegador blanco y azul de sus alas y del cielo) vivida por el sant6n hindu, con un éxtasis tan intenso que a los ojos europeos (racionalistas y colonialistas presun- ‘tu0s05) del clérigo inglés no es sino una crisis neurdtica, y como tal la desprecia. Los espacios libres, situados fuera de las verjas del len- {guaje, son un territorio écrata hacia el cual la individualidad se asoma con fascinacién, pero donde aquélla se disgrega, ‘experimentando y al tiempo poniendo en marcha el declive de la funcién organizativa del Ego (W. Jens).! Con el ato- ‘alanosicMacilaliemamapegsiddonfapecsimenteis ‘les vieneses del finde sicle leyeron con fervor) familiariz6 a los escritores con la nocién de la pluralidad del yo. Lalectuta de The Dissociation of a Personality (1906), cé- lebre obra del psiquiatra norteamericano Morton Prince, inspira a Hofmannsthal el desarrollo del tema de la pers nalidad mélkiple en su novela inconclusa Andreas o los uni- dos (1912-1913, con aiiadidos posteriores), donde dos per- "GW. Jens, "Der Mensch und die Dings, en Huo von Hofmann, ona. PROLOGO | DIO MAGRIS 105 sonalidades distintas y opuestas surgen alternativamente ‘en la misma mujer. En el binomio esquizofrenia-poesia, su- ‘brayado por Wunberg, la segunda esla que se adentra~por ‘norma, con enorme profundidaden los senderos dela pri- mera, Mientras el psicoandlisis ~el de Freud, sobre todo— sondea la multiplicidad psiquica para dotarla de una uni- dad nueva, la literatura acentia la fractura y la dispersion de la identidad individual. Musil ofrece uno de los mayo- res ejemplos con los “casos limite” ' de Moosberg y Clarisse, momentos extremos de la disociacién del viejo individuo, Lord Chandos es un mistico que sin embargo siente, como él mismo declara, que “este peculiar hechizo me aban- dona’? percibe el mundo y su propia conciencia como un Dullir de unidades minimas, de étomos inconexos. Muchos poetas de aquellos afios interpretan en clave mistica los prin- cipios del empirismo, asi como los de la nueva psicologia, ‘es decir, descubren la copresencia en el mismo sujeto- de niicleos distintos y separados que tienden a hacer del indi viduo una pluralidad. En cambio, en otros casos la perso- nalidad plural parece consecuencia de la separacién de algunos elementos del nucleo central o de una marcada dis- persion centrifuga. Es Tk Mas, Der Man oe Figenschafin, en Gesmmalte Werk, hg A. ris Bd, Reinbek 1978, p. 242 (Trad exp de Jost Maria Sent hombres tito, 2 vole Seb Bara, Barcelona, 2002) * Hw. Hofmannsthl, Ea Bre op. it, p68 |p. 1321 106_UNA CATA / HUGO VON HOFMANNSTHAL Dios en el mar, en el ciclo 0 en el estiércol), no hay més que tuna diferencia de lenguaje, Tanto el mistico como el empirista son pasivos ante el mundo, reciben una revelacién en la que no pueden inter- venir. Lord Chandos no tiene ningtin poder para suscitar epifanias: cuando, semanas més tarde, vuelve a pasar cerca del nogal donde habia tenido la revelacién, sélo se atreve a ‘irarlo de reojo y pasa de largo, para no abuyentar la es- tela de lo maravilloso que atin flota a su alrededor y que a la postre serd disipada por la hybris de la voluntad, como es disipada y desarticulada en el relato, en su traduccién @ Palabras. Ahora bien, a Lord Chandos esa incapacidad _En vez de experimentar “compasién” —lo que entrafia- ria una relaci6n clara y peculiar, un juicio— por las ratas que 1 mismo habia mandado envenenar cuando las oye agoni- zar en la vaqueria, lo ia “participacién’, una identificacién sensiti icoldgi im iva y psicoldgica, Asf, se transvasa en todos los fendmenos, siente que en él alpitan y se estremecen el hedor, los chillidos, el furor y las convulsiones de aquellas ratas, lo atraen las vigas mohosas "HL y Hofmannsthal in Bri op itp 468 (pp. 1304131 PROLOGO | CLAUDIO MAGKIS_107 y casi podridas; su amor por las cosas se vuelve tan enig- miético como el afecto de Craso, el antiguo orador romano, por su obtusa murena domesticada. Como revela el re- cuerdo de esta anécdota, el repertorio de la cultura clisica s6lo le oftece comparaciones para la tragedia subhumana (la destruccién de Alba Longa, el incendio de Cartago y ‘Niobe para establecer semejanzas con la masacre de las ratas) co claves de un misterio sordo. Entonces en él “todo supura, late y hierve (..) siento como si yo mismo entrase en fer~ ‘mentaci6n, lanzase burbujas, bulliera y centellease. Todo es una especie de pensar febril, pero un pensar cuya materia es més inmediata, més fluida y mas incandescente que las pa- labras”! Se trata de una fiebre que a Lord Chandos le impide dis- ‘inguir entre percepcisn y proyeccién, entre interioridad y exterioridad, como se aprecia en la histérica “escritura au- tmnética” (Ladislao Mittner)? de su cuento La manzana de oro. Lord Chandos sélo sabe protegerse de esa fiebre con apatia,indiferencia y silencio, retirandose y aceptando acis- tocriticamente la muerte, a la manera de los protagonistas de otr0s dos relatos suyos, Fl cuento de la noche 672 ¢ His- toria de uno de caballeria (1904). En cambio, en Andreas Hofmannsthal procura encon- trar la palabra transparente y clara como circunlocucién de las cosas oscuras, como filtro puro del rio de lo pro- "Hc Hofmannsthal ix Brig op cits p47 [p14]. 2. Mite, Stra del eteraturs deca Dl reais ala sperimentaie. pe ina Tur, 1971, tomo Tp. 989. 108_UNA CAATA / HUGO VON HOFMANNSTHAL fundo, como transcripcién nitida y consciente de las ma- ratias inarticuladas del inconsciente, es decir, como verdad. En Andreas se enfrenta con la escisién para vencerla en un plano no psicoldgico, sino espiritual y religioso. El viaje que hace Andreas de Viena a Venecia, a través de ls Alpes, un espejo, brillante y transparente, en el que se conju- ¢gan las realidades externa ¢ interna y se restafian las heri- das de la personalidad; es un circulo magico que aspira a representar simbélicamente todas las posibilidades de lo real y todas las dimensiones del tiempo. Todo, en el viaje de Andreas, significa. Cada apariencia es portadora de un sentido que la ilumina y trasciende: lo profundo habla en la superficie clara de las cosas, la naturaleza y la vida son ‘un libro que cuenta la verdad, el agua transparente de los arroyos de montatta es el eros del protagonista, que en su pureza original fluye entre los bosques y puede convertirse con la fuerza apacible que mueve Ios molinos de la granja 0 sea, inelinarse por el amor de Romana, la muchacha lu- ‘minosa~o ensombrecerse en las estancadas y ambiguas la- sgunas de Venecia, La novela, interrumpida e inconclusa, offece una serie de esboz0s 0 desarrollos potenciales, que el lector puede ela- borar a su antojo, mezcléndolos como una baraja y com- poniendo varias historias posibles: la totalidad de la vida siempre es provisional, nunca se detiene, continuamente nnace y se renuieva otra vez desde el principio. El lenguaje es esa baraja, ese conjunto de apuntes y de proyectos del que Ja novela, como la vida, surge y se forma sin pausa. PROLOGO ) CLAUDIO MAGRIS_109 Por otra parte, esta unidad, que no excluye lo multiple, no puede predicarse ni teorizarse: el caballero de Malta, ‘maestro de perfeccion mistica y filos6fica, perece porque su conocimiento pleno coarta la vida, que, pesea ser en si total y-simulténea, s6lo puede vivirse en la gracia del instante y del limite, en Ia concrecién de la forma individual, lo que ‘Andreas consigue en su atolondrada ligereza, mientras que elcaballero de Malta se jacta de ser duefio del conocimiento simulténeo y total de la existencia, afirma que contempla y pose ef infinito. Sila vida es toda la baraja, el buen jugador juega con las aque le han tocado y con el abanico, amplio pero limitado, de sus combinaciones; no con todas las combinaciones que serfan mateméticamente posibles con todas las cartas de la bara aon palabra absoluta, que quiere expresar directamente la totalidad ya verdad, fracasa, como le ocurre @la muy pro- funda y sin embargo estéril palabra del caballero de Malta. En Ia abundante obra de Hofimannsthal, con todo, no fal- ‘tan ejemplos en los que la palabra deviene puro ormamento, significante auténomo y ostentoso, decoracién que suple la falta de sentido. Lord Chandos renuncia a este signo vacto, para perseguir “una lengua de cuyas palabras ni siquiera una sola me es conocida; una lengua en la que las cosas mudas me hablan y en la que quizé un dia en la tumba tendré que rendir cuentas a un juez desconocido”' El hecho de no po- "Ti. Hofannsthal, By Brig opt p72 [p 138) 10 UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL seer esta lengua conduce a la privacién de cualquier otro signo lingaistico de valor y de verdad, hace que todo sea os- tentacién y vanidad, exhibicién narcisista y alarde impi- ico: la palabra se vuelve “indecente”,' como afirma el protagonista de una de las mejores comedias de Hof- mannsthal, El hombre dificil (1920), un aristécrata desen- gafiado que en la Camara alta no pronuncia palabra. Este silencio guarda relacién con la prevencién con que se toma cualquier intento de ordenar sistematicamente la vida, “Mi lado débil”, dice Hans Karl, el hombre: il, “re- side en que casi nunca sé distinguir lo crucial” perplejo ante la complejidad de lo real, con sobrada inteligencia para comprender los distintos motivos de todos los contendien- tes, y por eso mismo incapaz de inclinarse a favor de una u otra de las facciones, fascinado por el instante pero reacio a suspenderlo en una postura definitiva, el personaje prin- cipal de esta comedia tardia de Hofmannsthal es un héroe de la indecisi6n y la discrecién, de la cortesia y la evasiva. Hans Karl, vienés que ha sobrevivido a la decadencia del Imperio habsburgués (la comedia, ambientada en el perfodo de entreguerras, fue terminada en 1918 ~aunque el primer manuscrito data de varios afios atras—y estrenada en 1921), vive con conciencia melancélica y disimulada la desapari- cién de su mundo y de su civilizacién. Miembro de la C4- 2H.» Hofimannthl, Der Sverige en Gesamte Werke, op. ct, Bd 4 ‘Dromen Lusspiee,p. 437; trad, it de G. Bemporad, [uamo dif, con una rota de G. Bemporsd, Mili, 1978, p. 137. ° hier, 398, PROLOGO / CLAUDIO MAGRIS_111 mara alta (el Senado) porque le corresponde por derecho hereditario, en las sesiones se mantiene en un silencio im- penitente, pues para él no hay palabra que no sea “inde- cente” y que no se base en que “nos sobrevaloramos de ‘manera indecente”! A lo que mAs e opone es a pronunciar ‘un discurso sobre la reconciliacién de los pueblos y sobre la convivencia de las naciones, convencido de que si se hace hincapié en la politica se incurre en falsedad e indecencia, lo que sélo causa confusiones calamitosas. Hombre de mediana edad, no joven pero tampoco ma- duro, a Hans Karl -al que la vida y el amor atin cautivan y es un gran seductor involuntario buscado y amado por las mujeres-le cuesta tan poco tomar como dejar yes propenso al distanciamiento y ala renuncia. Veterano de experiencias de guerra atroces y que nunca ha contado, guarda en su fuero interno la sobrecogedora leccién que ha aprendido, mientras, apartado pero siempre afable y exquisito, sigue in- terviniendo en la educada sociedad vienesa, con sus intri- gas, sus convencionalismos y sus formalidades. La comedia se desarrolla en dos planos paralelos: por un lado, el de una interioridad frégil y profunda, pero paidica- ‘mente contenida, y, por otro, el de una superficie amable de ‘tramas risuefias, equvocos leves y juegos tiernos y mali- a- ‘mos tan bien habituados a caminar sin miedo. La otra cara de ese desarreglo es el lado positive de vuestras vivencias, SBIS RESPUESTAS | JOSE LUIS PARDO 153 aquello donde os ha permitido penetrar ese estado de desinimo que ha cundido en vuestro bien declarado talento para as letras. Pucsla enfermedad es a menudo, con su do- Joroso expediente, una iniciaci6n en wna senda que, de no ser por ella, permaneceria vedada a nuestros pasos. Todo el universo del lenguaje, en el cual vos aspirabais con buen motivo a ser poderoso, se funde de pronto ante vuestros ojos, paraliza vuestra noble habilidad y sella vuestros labios co vacia vuestra boca de sentido, aunque siga profiriendo so- nidos. Todo lo que hemos aprendido, lo que nos fue trans- ferido con el mayor empefio y la més extremada disciplina, se ha convertido hoy en un pesado fardo de ilusiones y ¢s- pejismos que, como dice nuestro comtin amigo Francis Bacon, nos impide avanzar en las tareas que el presente nos impone y se acumula en nuestras bibliotecas como material ind. ero exe iets es, al mismo tiempo, una apertura a aquel ‘0 universo mudo e insensato que a vos parece situaros, somo en un sueRo, al otro ado de la batrera infranquesble con que la palabra y las razones nos apartaron del éter de Jo que no tiene nombre, donde ls bestias, lo vegetal, lo ani- ‘al, y hasta el residuo material de Io que ha salido de las ‘manos del hombre, viven inmersos como el pez en el agua de la que toma su alimento y su aliento de vida. Lo uno, mi amigo, es consecuencia inseparable de lo otro: en el mo- ‘mento en que nos perdemos para el lenguaje, esa marea vis- cosa dela que atin podemos ver rodeado el cuerpo del recién nacido en su primer minuto de angustia nos gana para su Eee eseeeegeeeeeceg eee veces veeeeve vee ven ee Teee tego CECE ERTECRTEEELECE \s4_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL infinita causa sin propésito, como seguramente sucede ‘cuando nos sumimos en el dormir profundo y quiz4 tam- bien, sino es blasfemia pensarlo de este modo, en ese dor- sir definitivo al que ya no espera alba alguna en este mundo, Nuestro admirado Bacon, a cuyo ilustre padre ture el honor de tratar en otro tiempo y a quien conozco desde sus lozanos dias de estudiante en el Colegio de la Trinidad, no ha dejado desde entonces pasar un solo dia sin hurtar el poco tiempo que sus magistraturas y oficios parlamen- tarios le dejan libre para dedicarlo a la labor interminable de ordenar este caos que vos sentis a vuestra manera y yo a Ja mia, imaginando para ello toda suerte de herramientas del saber y s6lo interrumpidas por interludios poéticos que sen- tencian un porvenir inaccesible. De nuevo aqui descenfio demi juicio y temo que haya sidv trastocado por mi fala de vigor, pero al reparar tanto en los unos como en los otros. ‘me siento como esas veces en que un razonamiento se agota y descubre su esterilidad del mismo modo que vos perdis- teis el habla ante vuestra hija cuando querfais censurer su ‘mentirijilla;en esas ocasiones, la mente gira sobre sf misma como una peonza hasta matearse y perder el equilibtio, ylo ‘que en ese estado vislumbra como entre la niebla no dijere ‘gran cosa de vuestro episodio de las ratas, en cuya elecci6n sigo adivinando la inconfundible perspicacia del gran hom- bre de letras que vos estabais destinado a ser, pues en defi- nitiva apunta al modo en que aquellos venenos que man- SEIS RESPUESTAS / JOSE LUIS PARDO. 157 damos esparcir para proteger nuestras despensas acabarén por emponzofiar muestros suefios y por paralizar nuestras acciones. Como vos en vuestras artebatos campestres, todos estamos entregados a ese caudal de vida que hermana las, piedras recubiertas de musgo con lo sobrenatural, a eseamor ‘universal en cuya corriente incontenible se desvanece en znada todo lo que alguna vez fue algo. : Es verdad, como decis en vuestra carta, que no ¢s “com- pasion” un nombre del todo adecuado para describir la 5 ‘oceénica conmocién que os invade en vuestros transportes. Pero, en tanto no encontremos otro preferble, y s6lo para nuestro comtin entendimiento, podemos denominarlo ast. Conformea este uso se dirfa, amigo mio, que nuestro espi- rita adolece de un exceso de compasi6n, pues este senti- ‘miento también esté amenazado de desmesura cuando impregna aquellas cosas de las cuales, mas que compade- cermus, hemos de defendernos. ;Os habéis preguntada, mi Lord, por qué vuestros accesos tienen lugar siempre en es- cenatios rasticos, es decir, en aquellos donde estamos ale~ jados de la compafia delos hombres? ;No seré ello un aviso de que se nos esta imponiendo, como un extrafio dogma, la atroz suposicién de que las bestias y los campos son para nosotros mejor séquito que nuestros semejantes y mejor te- sidencia que nuestros hogarest No ha de ponernos todo esto en guardia a propésito del arriesgado olvido en que es- tamos cayendo acerca de a diferencia que existe entre ver- ter la sangre de los hombres y la de los animales, pues la primera tiega generosamente nuestros campos de batalla y dae ar Cortes como antafio lo hacia lade ls resesleva- das al sacrifcio? Toda nuestra sensibilidad e nferma de Sstemal queavos 0s haapartado de las letras y que hace que den cgtmucvan como en una pesadilla los achaques de los " Parisitos (y hasta los piegues causadsalos te. jidos por nuestros movimientos durante el suefio) mientras ae Fumos perdiendo todo miramiento para el dolor al. ‘que condenamos alos hombres de bien convertidos an resas de rumores, confabulaciones y enredos, Por todo lo anterior, mi querido Philipp, tengo que atri- buir a cierta exageracin acerca de lag ropiedades del es- pritu (una exageracién propia de la retorica inmoderada aque sepals con nuestro Bacon y con el insigns poeta 'G0,no podemos prescindir de él, Pi siguiera vos podéis hacerlo para decir, conno ders eqs tan bellasy veraces palabras, la maneraen que echticcn falta su valor. Cada vez que alguno de los hombres de ahora se str- sole ca ttactiva hip6tess, abandon en la mis cruel soledad a quienes atin Seguimos hablando con palabrasy es- memups nectsitados de a sociedad con aquellos que Po: na- ‘ralezaestn destinados a ser nuestros amigos SEIS RESPUESTAS | }OS8 LUIS PARDO 139 i con el res- Por eso quiero terminar mi carta, mi ar en pnd 0 ruego de que, en algo eimai a quienes alguna Pe veron en vos la noble contestura que ¥ a Sain y dela (que emana su actual tribulacién, sanende Jas mort en soleded ni condenéis See igo del alma, ea condi. per, aig sal eee es de este deseo nemo a rnacen incluso Haar - tanto me alienta, de donde etna be sede intranigentes linens con que esta carta ae Ter vues confide, y qu es dese mismo a der vuestra ae lamada que 0s hage : we er aero serio conta admirainy repeo jueda a vu ee WAS. UN INFIERNO TAUTOLOGICO SOBRE FL SILENCIO DE LORD CHANDOS STerAN HERTMANS Y de Salustio fluia en mi en aquellos dias felices y Me~ ‘nos de vida, como de cafos irrestafables, el conocimiento dela forma, de esa profunda, verdadera, intima forma que ‘lo puede presentirse més alla del recinto de los malaba- rismos retéricos, de la cual nada se puede decir sino que ordena la materia penetréndola, sublimndola y generando, poesia y verdad a un tiempo; un contrapunto de fuerzas cternas, algo magnifico come la miisicay el dlgebra. Este era mi proyecto favorito. Pero iquién es el hombre para pensar en proyectos! Estimado Lord Chandos: Cito de tu carta a Sir Francis Bacon que, hasta hoy tanta fama ha aleanzado, aunque desde luego bien sé que no fue ‘otro sino tu negro Hugo von Hofmannsthal quien la escri- bid. Sin embargo, con los afios has llegado a convertirte en tun icono que periédicamente nos alarma con su supuesto radicalismo, Esta carta, en la que como joven poeta expli- cas a tu mentor y amigo las razones por las que ya no vol- veris a escribir nunca més, ha adquirido un gran valor simbélico para la literatura moderna que vino después de ‘tu época, No voy entrar en la carga autobiogréfica que tiene la carta para tu propio negro (en realidad, él describe algo quehoy en dia llamariamos un bloqueo de excritor), sino que intentaré esbozar lo que tienes que decitnos a la luz de la ccuestién que aqui nos ocupa: jes cierto que el habla y la es- critura nos distraen de la experiencia real y profunda de la vida? Por lo visto, td consideras que sf “porque las pala- bras abstractas, de las cuales la lengua por ley natural debe le4_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL hacer uso para sacar ala lz del dia juicios de cualquier clase, se me desmigajaban en la boca igual que hongos podridos”* Describes cmo te has lanzado en pos del éxtasis sin pala bras de la existencia, como te llamaba la atencién la vacui- dad de las nociones abstractas, cémo fueron decepcionan- dote sucesivamente las lecturas de Plat6n, Séneca y Cicer6n, ( ‘como querfas aprender a sentir Ia inmediata presencia de lo infinito, como persegutas la revelacién, lejos de la engjena- i6n que nos provocan las palabras. Escribes ~y tus iriige- znes me parecen fabulosas— que preferfas la visién de una hoguera de pastores en la noche a la del cielo estrellado, el chirriar del ltimo grillo al majestuoso tronar del érgano. so significa que te percatabas de la capacidad que posefa el lenguaje para apartar a las personas de la experiencia més rofunda y sencilla, algo que a la vez es muy dificil experi- ‘mentar. El lenguaje es, en tu opini6n, sélo una barrera que impide el conocimiento de esta experiencia verdaders. Lo ‘que sofiabas en tus inicios como eseritor era poder verba- lizar lo innombrable; lo que comprendiste més tarde fue ‘que, justo por esa aspiracién, lo tinico que quedaba era la averbalidad. sConstituye, por tanto, un auténtico obstaculo esa ex- periencia “verdadera” o, por el contrario, puede ayudar- ‘nos a comprender que la experiencia verdadera es una fic- cién de quienes emplean el lenguaje? ;Nos ayuda, as{ pues, 8 aproximarnos a otra verdad para tino deseada? jLa vieja yacuciante cuestién de la utilidad y la verdad de la litera- "Hix Hofinannsthl, Ua carta, p26 de esta edn. SEIS RESPUESTAS | STEFAN HERTMANS 165 en la vida, que una y otra vex se nos plantea a los es a gue tend arma era naib Prove cadorat Te planteo estas preguntas desde una coyuntura temporal para ti inconcebible en la que infinidad de tor~ ‘mentas verbales sobre arte y ética empiezan a parecerse otra vyeza los t6picos tradicionales acerca de literatura y realidad. Nosotros aqui, en tu lejana posteridad, lo llamamos la de- construccién de la deconstruccién; confio en aclararte lo «que quiero decir con semejante expresién tan horrorosa, Para neohumanistas como la filésofa norteamericana Mar- tha Nussbaum esta claro: Ia literatura se lee para conseguir ‘un asidero sobre la propia vida emocional. La emoci6n es- ‘tética es una forma de accién cognitiva que, en su opinion, sirve para crear cosmovisiones. Con ello resuelve, de f vez por todas, la tradici6n modernista que planteaba que los textos literarins debian abordarse como obras de arte au- sénomas; porque en el arte moderno tardfo la moral bur- guesa de Nussbaum a menudo no pega ni con cola, ‘También td, mi titubeante alférez de fragata, te planteas esa cuesti6n, pero legas a una respuesta radicalmente opuesta si realmente se quiere comprender lo que es a vida, lo pi ‘mero y mis importante que hay que hacer es dejar de des- cribirla, Sin embargo, tu respuesta no es una despedida real de Ia literatura: tu carta se considera, casi siempre a rega- fiadientes, el disparo de salida de la escritura moderna. El TM. Nussbaum, Upheavals of Thought: The Inetigence of Emorians ‘Camirige Universi Press 2002. 165 UNA GARTA / HUGO VON HoRMANNSTHA éscritor, en la época en que vivo, ya no es una perscna que teme verse enajenada por la escritura, es alguien que expe- imenta al méximo esa enajenacién tan temida po: tiy la depura, sacando de ella otra realidad; vive en un tiempo donde todo se ha convertido en produccién y consumo ~mera enajenacién, como vaticinaba el filésofo Karl Marx-, ¥ quiere comprender lo que le lleva por esta produccién ver- bal que le otorga una identidad que él mismo ya nunca odré controlar del todo. Asi pues, ya no escribimes por- ue la escritura pueda reportarnos consuelo, sino porque ‘queremos comprender el desconsuelos a fin de cuentas, Jo que constituye nuestra tinica salvacién. Tu miedc no es el nuestro; tu fascinacién por la fuerza funesta del lenguaje, sin embargo, sigue siendo atin mayor. Para citar a uno solo delos grandes en las generaciones que te sucedieron, el de- sabrido irlandés Samuel Beckett: “I can’t go on, 'll go on”, Beto explica cémo tw idea Ina constituldo un punto de par- tida para nuestro enfoque y cémo hemos intentado escapar a eba sirena fatidica del silencio total, El conflicto de conciencia que te atenaza, en realided, no tiene nada que ver con la negacién del valor della literatura ara la vida humana de seres civilizados; por el contrario, esté relacionado con tu inicial fe excesiva en el valor de las cexperiencias y el deseo, vinculado a esa fe, de fijar las =xpe- riencias mediante la escritura. Porque tit (como hombre de principios del siglo xx que se disfrazaba de personaje del siglo xvn) eras muy consciente de lo escurridiza que ‘SEIS RESPUESTAS | STEFAN UERTMANS 167 puede Ilegara ser la experiencia mas profunda Sea ‘Sisible para alguien con una capacidad de percepcién muy fina porque sufrias sin ambages, de una manera casi fisica, «dolor existencial que va emparejado con esta idea, nop das vivir por mas tiempo pensando en la anotacién oP riencias. Pues la escritura s6lo te distanciaba de aquello ripe habias estado buscando: la esencia de ls vivencias Toque comenzé como una esperanza en la intensidad = finitiva, terminé en la idea de la sustitucién, el Sri! su lugar aparecié una suerte de epifania, de fugaz fel ie dad plena, incluso de conciencia de un orden ssprion cribes, pues, a Prancis Bacon: “Desde entonces evo una cexistencia que a vos, me temo, os costard trabajo ates der: tan vacia de espfritu y pensamiento fluye (.) y i ‘que no escasean los momentos alegres y vivificantes estos momentos, por lo vist, no te resulta fei ontarnos algo més: “Pues es algo absolutamente papas aa mismo tiempo dificilmente nombrable lo que en tales: entos se me anuncia”! en palabras de nuestra interpretacién de care (ue qui te horrorzarin, quis te consoara, quiz har {que te partieras de risa, es dificil juzgarlo) esto ere tra cosa que una confirmacion deo que ya sabfamos is palabras y el mundo no estén conectados entre si. El = suaje es para algunos pensadore escritores una cestion de uso y compromiso, nade mis. Las experiencia en lo seal” son de otro orden y, a menudo, dan la impresion "AL. Hofmannathal, Una crt, p. 129 de esta ec N66 UNA CARTA | HUGO VON HOFMANNSTHAL_ ser més intensas y directas y escapar al poder del lenguaje, ‘Mis atin: el lenguaje a veces ni siquiera puede reproducir la complejidad de la experiencia. Entonces es el mismo len- guajeel que crea una complejidad muy distinta que, con fre- cuencia, ya no tiene nada que ver con lo que seguimos Hamando, de manera coloquial y demasiado irreflexiva, rea- lidad. Llegas a decir incluso que la callada contemplacién de una regadera, de un rastrllo abandonado en el campo, de luna pequetia granja es capaz de convertirse en un “recipiente de mi revelacién’, precisamente porque renuncias ¢ cual- quier intento de transvasar esta percepcién al lenguaje, Pero ‘olvidas que la vivencia de cosas tales como la revelacién slo puede alcanzarse gracias al lenguaje. Porque el lenguaje no conecta con la experiencia real, sino que crea una experiencia propia igual de radicel. Eso también sirve para lo que sentimos como experiencias “au- (énticas”: Lo que prolifera en el fondo ms profunde de la experiencia es a menudo demasiado complejo, demesiado jinmediato para las herramientas de la gramatica y la sinta- xis, Ademés, los conceptos més esencialistas, como apuntas con raz6n, nos parecen demasiado abstractos para lo que experimentamos: verdad, eternidad, incluso la palabra “rea- idad” es demasiado abstracta para la experiencia, y lo ‘mismo ocurre con la propia palabra “experiencia”, Asthasta ‘marearnos. La enajenacién que surge de esto vuelve aafec- tar también a eso real: en la fuerza volitil e irreal dal len- {uaje sentimos lo inaprensible de la experiencia... esta idea desconcertante conforma quiz4 la experiencia més impor- SEIS RESPUBSTAS / STEFAN HERTMANS 169 tante en nuestra vida actual. ¥ asi, la enajenacién del len- sguaje se convierte en una experiencia humana auténtica y profunda, la clase de experiencias que persegutas cuando aallabas. ies : Porque no son sélo los juicios abstractos, tampoco pensamiento sensorial permite una somera descripei6n den- tro del lenguaje y mediante el mismo. Si nombramos una impresi6n, nunca podremos expresar el conjunto abstracto dentro del cual opera sensorialmente el propio Lenguaje Hegel lo formulaba ya de forma muy clara: “(..) como lo universal es lo verdadero de la certeza sensible y el lenguaje solo expresa esto verdadero de la certeza sensible [es de- cir s6lo expresa lo universal, resulta que noes de ninguna ‘manera posible poder decir alguna vez algin ser sensible en ‘que estemos pensando, que estemos suponiendo, que este- mos queriendo decir (meinen) (pues lo que estamos que~ riendo decir no es lo universal que decimos, sino el esto, que, yo, es un “universal’]"* - TLosexperimentos modernists tales como el monélogo interior ~del que te has librado, aunque te acercaste a l en tu carta, siendo también culpable de las artimatias que em- con él- han intentado en vano aproximarse mas a fies de asociaciones y sentimientos. Dilatado al mé- sximo en la escritura de James Joyce, comprimido al minimo en la de Samuel Beckett y Paul Celan, una y otra vez lo que ‘mis dolia era la distancia entre lo que veiamos en el texto TG. WE Hegel, Fenomeoloia dl esprit edicin traduccion de Man Jiménez Redondo, Pre-Tetas, Valens, 2006, p. 200 120 UNA CARTA / 11UGO VON HOFMANNSTHAL y lo que debfamos imaginarnos en ¢! mundo “fuera? del texto. Sin este puente referencial, sin esta capacidad deima- sginaci6n, el propio texto no aparece en ningéin lugar como experiencia. Sélo se convertia en una experiencia lectora Porque nosotros, como lectores, proyectébamos en el texto znuestras imagenes relacionadas con tus experiencias lma- das “reales” y, de esa manera, lo haciamos “imaginable” No son sélo nuestras experiencias a menudo complejas po:que {a lengua las anima ¢ intensifica, sino que nuestro propio Jenguajelesafiade también un divertimento estratégico: 20r- ‘que larisa de quienes rien se aviva por todo lo que toma con- ciencia dentro del contexto de lo cémico, empezando a vibrar allf toda una red de dobles sentidos. La experiencia de la “risa floja” no es otra cosa que el empezar a dar wuel- tas en torno a uno mismo como un torbellino con la :dea de que estamos siendo presa de la risa; esa risa entonces deja de ser esponténea, es secuestrada por su reverberacién en un cerebro que dispone de un lenguaje para expresar ‘esa experiencia y que rie por la existencia de algo tan ab- surdo como la risa. Lo mismo ocurre con el llanto, el ena- moramiento, el miedo: a un determinado nivel, podemos hablar rotundamente de una apariencia platénica de laex- periencia, que precisamente intensifica esa experiencia, Al igual que esa experiencia, todo es sélo apariencia y 250 mismo vuelve a ser a su vez s6lo apariencia, pues ya cono- ‘cemos condenadamente bien las sensaciones que prodce "Me remit al notriopoema de Velinis Chibi; "Ran sus, redo. SEIS RESPUESTAS { STEFAN HERTMANS 171 ‘una experiencia real. Con el enguaje realmente no nos acer- camos mds, sino que creamos una réplica de esa misma ex- periencia que semeja auténtica, confundida por los esptritus ingenuos con la realidad pura, aislada del lenguaje. Apa~ riencia de la apariencia: squé otra cosa podemos hacer si exi- gimos algo tan dificil como verdad y realidad dentro del texto? La rotacién de la experiencia vigorosa en torno a sf smnisma dentro del lenguaje y mediante el lenguaje en reali- dad lleva ya implicita la contradiccién de tu confianza en tuna experiencia “pura” (aunque aqui, a primera vista, pa- ezca que te doy la razén). : i Ta nterpretacién de textos es, desde esa perspectiva, un temo golpetco continuo de experiencia pasada que, amodo de albéndigas, va envolvigndose en capas cada vez més ¢s- pesas de lenguaje, Por eso un texto, como una red de signos, puede evocar una complejidad aislada muy distinta que no se corresponde sin més con Jo que se denominarfa una ex- periencia en la realidad, sino que puede convertirse en otra experiencia desgarradora y tangible para el lector. Eso ia ‘a algunos tedricos a afirmar que todas esas impresiones fi- rnamente ajustadas que adquirimos al leer un texto confor- ‘man un mundo en sf: un texto “auténomo”: Pero es evidente {quetun texto nunca puede ser literalmente auténomo, siem- pre contiene una referencia a lo que por fuerza nos ima~ ginamos con una acciGn determinada, un personaje de~ terminado o incluso con una hilera de palabras colocadas tunas detrés de otras. Es el problema dela llamada mimesis co imitacin, ya planteada en profundidad por Platon y mol- deada con una estructura més correcta por Arist6teles. Fi- ON HOPMANNSTHAL loséficamente hablando, es absurdo afirmar que un texto podria ser “cerrado”; los referentes remiten siempre a un mundo fuera del texto para convertirse en referente, pero no lo hacen de manera unfvoca, constante o previsible; el vinculo con el mundo que debe hacer comprensible el texto es incesantemente inestable. El hermetismo del texto es s6lo apariencia. Por lo visto, es justo este problema de la relacién nunca estable entre lenguaje y experiencia lo que te atormenta: pa- rece imposible establecer un vinculo sencillo y tranquiliza- dor entre texto y mundo, Por una parte, el texto se encuentra plagado de recuerdos de experiencias fisicas; por otra, nues- tra experiencia siempre se ha caracterizado por el hecho de ‘que enseguida pasamos a pensar sobre ella utilizando e' len- ‘guaje ¥, por tanto, la coloteamos con mayor intensidad de aque podria legar a tenet jamds a llamada experiencia “au- téntica” de, digamos, el gato de mi casa. Por eso mnisino el dolor es mucho peor para el animal humano, més doloroso que para el gato doméstico: la conciencia en el lenguaje hace casi siempre imposible una experiencia “auténtica’ inme- diata y real, pero extiende su conciencia dolorosamente hasta grupos obsesivos y trascendentales. También por es0 podria afirmarse que la experiencia “auténtica” s6lo existe ara quien tiene ideas platGnicas de reflexionar sobre elim- acto de la experiencia, Ab esté tu suefio roméntico de la ‘experiencia esponténea, intensa o “natural”, mi querido Lord. Asi pues, quien escribe est creando una distancia entre ély sus experiencias, una distancia que, debido a tedos SEIS RESPUESTAS | STBEAN HERTMANS 173 sasintentos por acercarse alo “rea, no hace més que agran- arse, Cuanto mis esribe, tanto més se alej dl origenso- jiado. Ya con la primera frase se ve atrapado en esa trampa! Pero precisamente este sentirse atrapado en la trampa con- forma su experiencia més esencial como persona. Porlo demés, ta intensa eats ees bis porde- irlo 1odo debe quedar “muda” para poder exis-

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