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Golacen gis por Paix Duque Divefo de enon Sergio Ramirez Reservados todos los lexechios, De acuerdo a lo dispuesio en el art, 270 del Codigo Penal, podriin ser castigades com penas de multa y prvaciéa de libertad quienes reproduzcan o plagien, en todo o en paste, una obra literaria, anistien o cientifica, fijuca cn cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizacién, ‘Timilo original de la obra de Cheista Tairger: Diese Hoffnung, eines Tages aicht mebrattein zu desikon ‘Titulo original de la obra de Peter Birger: Das Verschovinden des Stsbjobis Para los capitulos de Chaisia Binrger ©]. B, Metzlerche Verlagsbuehhanllung, 1996 Para los capitulos de Peter Biirger © Sulirkamp Verlag Frankfurt am Main, 1998 @ Ediciones Ala, §. A., 2001 Sector Foresta, | 28760 Tres Cantos Macid - Espana Tel: 91 806 19.96 Bax: 91 804 40-28 ISBN: 84-460-1136-0 Depésito legal: M-14.417-2001 Impreso en MatexPrint, 8. L Colmenar Viejo (Madrid) Christa Biirger y Peter Burger LA DESAPARICION DEL SUJETO UNA HISTORIA DE LA SUBJETIVIDAD DE MONTAIGNE A BLANCHOT TRADUGCION: Agustin Gonzilez Ruiz “ahah NOTA PRELIMINAR A LA EDICION ESPANOLA E| presente libro es un intento de reunir bajo una tinica cubierta algo que, segin el asunto mismo, no ha confluido atin; de conectar, por tanto, algo dispar. Durante los aos en los que trabajamos en contiouo intercambio de ideas en los textos aqui publicados, se evidenci6 pronto que la historia de la subjetividad masculina habia de escribirse de manera dife- rente a la de la subjetividad femenina, De este modo surgie- ron dos libros, un discurse cientifica sobre la Historia de la subjetividad de Montaigne a Barthes y una especie de relato sobre Proyectos vitales de mujeres de cuatro siglos. El modo de exposicién distanciado de la reconstruccién filoséfica y Ia apropiacién mimética de los gestos vitales y de eseritura nos parecieron tan alejados entre si que no nos atrevimos en un principio a reunir nuestros textos, Para Ia edicién espafiola nos hemos decidido a ello, respecto de lo cual tenemos claro que obiigamos al lector a un cambio entre dos estilos de es- critura y pensamiento que no puede ser mis radical. De ca- tulo a capitulo chocan entre sf a perspectiva externa de la reconstrocci6n y la perspectiva interna de una aproximacién, literario-ensayistica. Unicamente en la consideracién final se ha intentado relacionar entre si los dos mundos, Ambos cuerpos de texto quedan diferenciados en el sindi- ce general, donde se indica la autoria de los capitulos debi- dos a Christa Burger mediante el uso de letra cursiva, siendo el resto obra de Peter Birger excepcisn de la reunificante 3 -consideraci6n final que ambos autores realizan ea ef limo capitulo. Dichos textes pemiten al menos dos lecturas dife- rentes: 0 bien el lector s¢ expone al sabresalta del cambio de actitudes estilisticas y de pensamicnto, o bien lee ki Historia de la subjetividad de Montaigne a Barthes y los Proyectos vitales de mujeres de cuatro.siglos por separado, No pretcn- demos afirmar que con ello el lector haya adquitide por lo menos tres libros, habiendo comprade solo uno; pero nos parece evidente que las experiencias resultantes de las co- frespondientes lecturas divergirin entre si sustancial y enri- quecedoramente, 6 NOTA PRELIMINAR Si se toma el discurso sobre la mnerte del sujeto no como, modismo al uso, sino como sintoma que expresa algo sobre nuestro tiempo, se ptoduce entonces un cierto clesasosiego, El marco en el que la Modemidad desde Descartes ha trazado una imagen de si misma parece tambalearse, sin que se ofezca a la vista un sustituto. Una posible respuesta a esta incertidumbre consiste en desarroliar Ia historia cel sujeto. Fsta se deja impulsar por la esperanza de que, precisamente la pérdida de la autoevidencia con la que ha partido de! su- jeto el pensamicnto desde el Discouirs de la méthode de Des- caites hasta el Sein und Zeit de Heidegger’, podria dejar trashucir algo que va mas alli de la falsa oposicién entre filé- sofos de la subjetiviclad y criticos de Ia subjetividad. La inves- tigaci6n pregunta, pues, por los avatares de la subjetividad desde Montaigne a Maurice Blanchot dejando cabida a la cuestién por la posibilidad de un afurera de este campo don- de el sujeto pueda desaparecer sin anunciaos regreso, Se intenta responder también a esta pregunta investigando al- gunas autorrepresentaciones de mujeres para ver si en ellas son detectables huellas de un proyecto alternativo de subjeti- vielad "aseiit und Zeit es una obra de flosolia de la subjettfdad, const concluyente el historiador de Ia flosofia Walter ScHUU2 (Subjeksnitar tm nachmetapbysischen Zeitator, Prulligen, Neske, 1952, p. 219) 7 No ha sido planeada una teorfa del sujeto, sino una histo- ria de la subjetividad que nos hable, y no en tiltimo lugar, de las dificultades para escribir esta historia, y logre, a su vez, iluminar Ia interdependencia entre subjetividad y écriture Del manuscrito que se utilizd como base para un curso ‘Sobre Ia historia de la subjetividads durante el semestre de verano de 1993, no se ha conservado apenas nada en la pre- sente version. Fstimulos para transformaciones sustanciales le son debidas y agradecidas a los participantes en un coloquio que tuvo lugar en Bremen, asi como a Malte Fues GBasilea), Heike Schmitz (Frankfurt), Ben Morgan (Cambridge) y sobre todo a Toni Tholen Bonn), que llam6 muestra atencién sin contemplaciones sobre puntos flojos en algunos textos y de- sarroll6 propuestas de mejora. En lo que respecta a las partes escritas por Peter Burger, este libro es el resultado de un proyecto -Subjetividad y Mo” dernidadks, promovido por la Universidad ce Bremen entre los afios 1994 y 1997 con la concesién de una licencia de in- vestigacion asi, como de medios personales y materiales, y en cuyo mareo se han originado una tesis doctoral y varias memorias de licenciatura, a las cuales se remite en parte en las notas a pie de pagina. En el proyecto colaboraron Margot Brink, Christiane Solte-Gesser y Anke Wiebersiek; ayudaron en la adquisicién de la bibliografia, asi como en la extraccién de Ia bibliograffa secundaria y en las tareas de comeccion. El manuscrito lo mecanografié Monika Hofer, el registro lo ela- boré Christiane Solte-Gresser. A todos ellos les agradecemos su ayuda I INTRODUCCION 1, CAMBIO DE PARADIGMA El sujeto ha catdo en descrédito. Desde el giro hacia la fi- losofia del lenguaje el paradigma de la filosofia del sujeto se considera obsoleto, Ciertamente hay autores que la defien- den, y en Francia ze habla incluso desde hace algiin tiempo de un setour du sujet; pero la mayoria de las corrientes filo- sdficas (filosofia analitica, estructuralismo, teoria de sistemas, incluso la teoria de la comunicaci6n) se las arreglan sin suje- to. Bl paradigma, sein se dice, se encuentra agotado. @Por qué entonces una historia de la subjetividad moder- na? En primer lugar, porque el discurso relativo al agota- miento de un paradigma no encierra argumento filosdfico al- guno. La metifora remite a procesos, o bien naturales, o bien mecénicos, pero no hist6ricos. En segundo lugar, porque la polémica entre filésofos de la subjetividad confesos y no confesos y sus opositores postestructuralistas me parece poco productiva. Baste un ejemplo: Jean-Frangois Lyotard presu- pone que slos hombres no son los seftores del lenguaje, no se sirven de él para sus propios fines, para, por ejemplo, comu- nicatse o para expresarse; no tienen otra ‘identidad” que la ° Chi las publicaciones de Luc Pesky y Alain Ravaur, del dime en es- pecial L'fre de Vindividu, Contribution a une bistoire de la subjective, aris, Gallimard, 1989. que les es atribuida por la situacion que se les cred en el uni- verso de los enunciados, En cambio, Manfred Frank defien- de con firmeza la conservacién del concepto de sujeto: «El mundo se descubre en el espacio abierta de Ia interaccion inter-individual, cuyos sujetos son seres singulares autocons- cientes dotadas cada uno de ellos con una motivacién sin- gular’. Lo que llama Ja atencién en los pasajes citados es prime- Famente la actitud desde la que se los formula: es en ambos autores la del que sabe. Lyotard sabe que los hombres no tienen ninguna identidad, y Frank que son seres singulares autoconscientes, La afirmacién de Lyotard de que los hom. bres no son sefiores del lenguaje recuerda Ia frase de Freud de que el yo no es sefior en su propia casa. Se la puede se- guir de pasada si se entiende que el hombre encuentra siem- pre el lenguaje dado de antemano y no lo puede modificar a capricho. Pero de ello no se sigue, evidentemente, lo que Lyotard supone, que el hombre no se sirva de él para sus fi- nes. Esto s6lo lo puede afirmar porque la identidad del ha- blante 1a determina mediante las oraciones que pueden de- cirse en una situacién concreta. Pues hay de hecho, dentro de los dlispositivos sociales, formulas lingtiisticas que estan s6lidamente unidas con la funcién del hablante, Cuya identi- dad fijarian solamente, sin embargo, si se entiende el con- cepto en el sentido del rol social y se lo vaca con ello se- ‘manticamente, En la medida en que Lyotard lo hace, su texto demuestra ser polémico. El enunciado de Manfred Frank no provoca en el lector contradiccién comparable. Este puede sentirse mencionado fen tanto que ser singular autoconscientes. Pero, ges cierto que «cl mundo se descubre en el espacio abierto de la inte- raccién inter-individual? {No esti siempre el mundo, en el que hacemos acto de presencia, ya al descubierto lingtlisti- eat R BO, Der Name und die anenabne, ne M. Frank eal ea), Da Frage nach dem Subjete et akan, 130), Fankt Pp. 180-191; aqui: p. 181. z ( el M, Prats, Sujet, Porson, Indu, en: Frank et al, op. cf PP. 7-28; aqui: p. 23. ae 10 camente? Y, qué quiere decir que el mundo se descubre «er af espacio abierto? La interaccién de los individuos auto- conscientes crea, ast leo yo el texto, un espacio en el que uego se descubre cl mundo, En este proceso deben desem- pefar su papel las motivaciones singulares del individu. No se les exigird entonces demasiado a los individuos? ;No se forman Jas motivaciones primeramente en un mundo ya al descubierto, en la medida en que éste me muestra lo que puedo desear? Para Lyotard lo primero es el lenguaje. Bl sujeto no es en- tonces nada més que una posicién prevista en el lenguaje que el hablante puede ocupar, Para Frank, por el contrario, al principio hay seres singulares autoconscientes (sujetos). Descle su punto de vista, el lenguaje no es mas que el medio de su interacci6n, Cada uno de los dos paradigmas convierte algo en reconocible, cada uno oculta algo. El paradigma lin- guistico insiste en que el mundo esta siempre al descubierto ya por cl lenguaje, y hace desaparecer con ello dentro del Ienguaje a los hombres que actiian, El paradigma subjetual acenttia la fuerza descubridora de mundo de la accién hu- mana y ve en el lenguaje solo un medio de la misma. Ningu- no de los dos paradigmas es correcto, ninguno falso, cada uno muestra una forma de mirar al mundo. La polémica entre los representantes de ambos paradigmas resulta de poca ayuda, pues no es resoluble en ninguno de los dos sentidos. Es, no obstante, posible buscar un pensamiento que se mue- va en ambos paradigmas (como cl de Foucault) 0 que los re- lacione entre si (como el de Lacan). Para Lacan el sujeto se constituye tanto mediante la Aija- ci6n prelingtifstica a la propia imagen reflejada en el espejo que convierte al yo en una instancia imaginaria del espejis-_ ‘mo, como mediante la entrada en el orden simbdlico que se ‘halla en el signo del padre. La meta del psicoanillisis no es” entonces ya la Fortaleza yoica (como en Freud), sino la inte- lecci6n de que el propio yo no es otra cosa que el resultado de un espejismo imaginario en personas de referencia origi- Tang Et GaGAe etre! yo Se COnebE Come negalivo, como-ct desmontaje de autoengafios, respecto de los cuales el yo puede entonces informar de si mismo como de una forma n pasada‘, La liberacién del yo imaginario esti desde luego unida a la presencia de otro yo, a la del analitico. Induce a reconocer al que se va a analizar como ese al que se le ha relatado esto, y a liberarlo de sus presiones mediante el don de la palabras, La autoridad del analitico es, sin embargo, el resultado de una «larga ascesis del sujetor que Lacan conecta con el motivo heideggeriano del -avance hacia la muerte. Con ello la disposicién al abancono del yo se desplaza hasta el centro de la teoria del sujeto, Desde luego que se trata aqui de un autoabandono del que no resurge el sujeto debilitado, sino reforzado. 2. LA MUERTE DEL SUJETO No hace todavia demasiado tiempo cuando el discurso de la muerte del sujeto parecia contener la clave para la com. prension de nuestro presente. Sin embargo, antes de que se hubiera comenzado seriamente a diluciclar el contenido sig- nificativo de la extraia formula, se perdi6 el interés en ella, y cen su lugar surgié el discurso de los nuevos medics, Esto es lamentable, pues el sujeto no deja de ser la categoria central de la Modernidad; el discurso relativo a su muerte muy bien podria ser, por tanto, expresi6n de la conciencia de hallarnos en una época de transito. Bvidentemente, el discurso de la muerte del sujeto repro- duce la expresin nietzscheana de la muerte de Dios. Esta no ¢s menos enigmatica que aquélla. A fin de cuentas la inmor. {alidad es un atributo divino. Ya en Heine se habla de la muerte de Dios (fallecido ha Dios arriba/Y abajo el diablo esta muertos}; ello quiere decir tanto como: no creemos ya en Dios; y por eso no hay tampoco mas sostén’en el mundo, Solo con Nietzsche se convierte el discurso en abismal: Dios ha muerto: pero siendo como es la especie de los hombres, quizé haya todavia durante milenios cavernas en las que se [ft el escrito temprano de J. LAcay, Fonction et champ de la parole et «du langage en psychoanalyscl1953h, en Feri, Pais, Seuil1966, pp. 237-322 led. cast: Brits, México, Siglo XX, 1966) 12 muestre su sombra, —Y nosotres~ jnosotras tenemos atin que vencer su sombral Dios ha muerto, es decir, no creemos ya cen Dios; pero el lugar que ocupé en su momento queda mar- cado. Ya.no luchanos con Dios, sino con su Sombra, con ese yacio que el dios muerto deja tras de si, En otro aforismo se di- ce de la muerte de Dios: «este sticeso monstruoso se encvetra atin de camino, Nietzsche sitia el suceso en una doble tem- poralidad. Por un lado, ha ocurrido; por el otto, sin embargo, no, en la medida en que no ha llegado atin a nosotros. ‘Si se piensa el discurso de la muerte del sujeto segiin el modelo de la sentencia de Nietzsche sobre la muerte de Dios, entonces éste se convierte también en abismal. No se tata, por lo tanto, de un suceso datable de algiin modo (por ejem- plo, um cambio de paradigms del primado del sug a del je), sino de una transformacién en curso del posicio- pee respecto de la categoria central de la Modernidad. Del mismo modo que la muerte de Dios deja algo tras de si, a saber, Ia marca del lugar en el que estaba Dios, asi deja tam- bién la muerte del sujeto una hnuclla que remite a él. Esto sig- ruficara que: también tras su muerte nos ean presente el sujeto, solo que ya no como un esquema, libre de contradic- cién, del orden de nuestra relacién con el mundo y con no- sotros mismos, sino como un esquema quebrado en si, La metéfora encerraria el requerimiento de reconocer como exa- gerada la confianza moderna en el poder del yo para apro- arse del mundo. Pan flere parigrafo final de Les Mots et les choses Fou- cault ve la desaparicion del sujeto manifiestamente de forma diferente a como Nietzsche contempla la muerte de Dios. a ‘it e elles sont appa- Si ces dispositions venaient 3 disparaftre comm a res, si par quelque événement dont nous pouvons tout au pl present la posiblité, mais dont’ nous ne connaisons pour instant encore ni Ja forme ai la promesse, elles basculatent, mre, De fblcbe Wisonscbo en: Sami Werke, Kris be Stutencnsgae i 15 Banden, ed De Col y M. Monin ol 3, Mi nich-Rerlin, drvde Gruyter, 1990, p. 467 (Aforismo 108) fed. cast: La gayer clencia, Madrid, Alc, 1986). * ibid, vol. 3,p. 481 CAforisiio 125), 3B comme le fit au tournant du xvui* sigele le sol de Ia pensée classique, alors on peut bien parier que homme seflacerit, comme 3 Ia limite de Ja mer un visage de sable” Isi estas disposiciones desaparecieraa tal como han aparecido, si ‘mediante algtin suceso, cuya posibilidad como mucho podemos resentir, pero cuya forma o promesa no conocemos atin, por el momento, si ¢stas disposiciones se balancearan, como al borde del siglo xvi el fundamento del pensamiento clasico, entonces se puede muy bien aventurar que el hombre desaparecerfa como: ala orilla del mar un rostio trazado en la arena.) También Foucault habla de un suceso (événement), pero de une hipotético. A diferencia dle Nietzsche le otorga a éste sdlo una dimensi6n temporal, el futuro. Pero, sobre todo se diferencia la imagen elegica por Foucault de la de Nietzsche Pues mientras que la sombra del dios muerto perdu atin por milenios, el hombre en Foucault desaparecerfa como una figura dibujada en la arena que borran las olas, No quedatia nada de él ninguna huella, ningtin recuerdo-, Bvidente- mente, Foucault no piensa la muerte del sujeto justo como Proceso que sc extiende mucho, que petmanece marcado. durante lapsos de tiempo irrepresentables por la presencia de lo ahora ausente, sino casi de forma jubilosa como un suceso que tendré lugar en un abrir y cerrar de ojos, De lo que en realidad habla cl texto de Foucault lo delata la palabra pro- messe, de una promesa, de un prometer. La muerte del sujeto serfa para el yo hablante la liberacién de un esquema que no Je asigna lugar alguno en el que pueda vivir. Que tras los grandes proyectos de investigacién histérica de Foucault se hallan motivos muy personales, lo confiesa éste, no sélo en la introduccién a L’'Usage des plaisirs, en Ia que fundamenta su curiosidad cientifica en el deseo de li- brarse de si mismo (se déprendre de soi-méme.)*, En esta 7M. Foucautr, Les Moss et le cboses. Une archdologie de sciences bu- ‘mains, Pais, Gallimard, 1966, p. 398 led. cast: Las palabras y las cose una arqueotogia de las ciencias bumanas, México, Siglo XI, “19971, "M. FOUCALLT, Histoire de la sexualté 2: L'Usage des plaisirs. Pati, Ga- Himard, 1984, p. 14; en lo sucesivo se cita de manera abreviaca cones UP Fed. case: Historia de la sexualidtad, México, Siglo XXI, 1993) 14 slacion el pronombre personal aparece dos veces, con ae waldrs portonondia xa Hosaa de laceeton © Quisiera ibrarse de la forma de si mismo que perebe como vinoulo a lo siemprelo-mismo, Deis se encuentra os. «Quoniam fami tne ee ne fas meus» (Agustin, Saito TOA di pipes of iat surgi un hambre,despeacs por oo atic BAG, varies vol, 197025 Agustin, San, Gonjesones’ Madrid, Akl 2000). Dos veces sequdas se i en la sentencia el deseo de Dios, un deseo q\ saa, Di rabicbe Wisenscbf Ni. 3, en Stee Wer, f ini ‘Be nce sce oly etn 1 ly anh ve weiecees eee Byam Sonne ‘beviadenerts eno: RS 29 i} see aces Feven Agustin, segtin muestra el contexto, ain no tiene, con Spee Guces0 interior. Manifiestamente Agustin traduce ln pPosicion platénica de o material e inmaterial como la de Jo interior y lo exterior. Mientras que Platon ditige laminas a las ideas, Agustin descubre que él s6lo puede aproniimans 4 Dios si lo busca en su interior: pues, sepiin reza en Perms [2 religione CKXXIX, p. 72): Noli foras ire, in te ipsum te a interiore homine habitat veritas: (ino salgas fuera, retoma, gue Taylor ) reflexividad radical. Se. diferencia del cuidacio de si de las éticas antiguas descritas por Fou- cault en que no dirige la atenciGn preferentemente ol com- Ponamiento,o actos del yo, sina al modo en que el yo se experimenta’ “Ese 00 intriozado dela ameeenia viene austin sin embargo. mediado-a través de Dios: Non ere essem, deus meus, non omnino essem, nisi eses in'me es Potius Non essem, nisi essem in te+ (Conf. WI, p. 2; Podkia ser, Dios mio, en absoluto, si Ae es mas bien ast: ‘vo no podria ser si no estuviera en ww), No sélo es Dios el Feceptor de las confesiones, es también a quien Agustin agradece la posibilidad de habla. Ya sea que Pida a Dios misericordia Para poder hablar: *Miserere, ut lo- quar (Conf. /V, p. 5); ya sea que su fe le haga posible ha- Dlar: Credo, propter quod et loquor- GN, p. ©. Solo diri- giéndose al TG de Dios le abre al yo el Propio si mismo y el mundo, pues s6lo éste abre la perspectiva ‘en la que puede presentarse la propia vida, a el cltigirse.a Dios estén contenidas dos representaciones ue se separarin en el transcurso del Posterior desarrollo: el 2paciguamiento del yo y el modo de su tealizicion. Pars nana Se, es decir, para poder decir qué ha sido de éste o de ésta Feo tiene que saber el yo fo que es en el instante de la es, ‘critura, Con otras palabras: toda autopresentacién narrativa ‘pre- del yo, Se tiene que haber Jusion del desarrollo del yo. Se te haber sapone 18 Orr psi decir, el puerto de yo para pet informar de a este apaciguamieato sucede en. sath ais a dirigida a Dios. Ella es Ja formula d penis eae ein ela no podria hablar de Salo al sin Son Aaa yo con enc dracon. Dado queen oe ido ampliamente no solo Ia fe, sino” nidad ha decrecido ampliamente no i le Moser aber en tomo ala dependend del yo dv Ae eu a der la experiencia de: abl Bene ee eee A ee tal mismo, se ha converido- Scin per esto del pensamiento én Ia Modemidad, de modo que mee SET presentable una forma ra ao eae ae ea ynstitucion del yo, Tanto mas importante bls] eosin a de esta historia de la subjetividad a eal Fe a cerciora de si mismo en la ear oe oo 36 (G, pata corregit el estrechamiento satura de ayes pieala eptivos a ot stimos en recep 5 de sa sara cl mundo diferentes de los que conoce el sujeto se en e la Modernidad. resultan a la vex proximas y leanas:. Las Confessiones no nas préximas porque aqui-nos parece descubit por primera vez ar it 108. Pro i elas nas, porgue aq un yo rea su vid, de manera que ‘Confessiones parecen preparar la autobiogr jerna; Jina, porgue to no es cena a su vez Pes, como desc BeorglMisch en su historia de Ia autobiografa, las ones * se diferencian de la autobiografia Draterior en el hecho i erda de la vida no lo verdaderamente esencial se encuen- oe Si indvidualidad y sus grads de desarolioy sino que Ja oposicién tipica de enredo en el mundo y era vid “la vida en Digs conforma el principio de or aniaciie de la historia vital’, Finalmente, se encuentra ~eso lo habra tomado ella como cumplido-, ;Ha- brd gozado la conversaci6n en la que el religioso habla de su amor! jY el escuchar es para ella a la vez una acto de piedad y de secreta autocomplaciencia! Al final de la carta ella se afirma en esta voluntad de pecado, habria dicho el viejo Ar- nauld, para obstinacién de su pasiOn: -Votre portrait triom- phe sur ma cheminée; vous étes adorée présentement en Provence et a Paris, et a la cour et a Livry- (Su retrato triunfa B

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