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Nr 99-94 ENERO-ABRIL, NUMERO EXTRAORDINARIO SANTIAGO DE CHILE-1996 EL DISCERNIMIENTO PERSONAL Y COMUNITARIO TESTIMONIO N°93.94 Enero-Abril Namero Extraordinario 1986, Revista Bimestral de Vida Religiosa Publicada por la Conferencia de Religiosos y Religiosas (CONFERRE) de Chile DIRECTOR José M" Guerrero, SJ CONSEJO DE DIRECCION ¥ REDACCION José M*. Améiz, SM. ‘German Chaves, FMS, Carlos Ordofiez, SDB. Jestis Pastor, CMF. ‘MP del Carmen Pérez, SS.CC. Eduardo Pérez-Cotapos, $S.CC. Manuel Sanchez, OFM, cap. Secretaria de Direccién y Redaccién: Teresita Larrain, HCM, | DIRECCION Y ADMINISTRACION Dieciocho 146 Teléfono: 6987852 lla 9501 SANTIAGO (Chile) Impresor Pia Sociedad de San Pablo fe. Mackenna 10.777, La Florida Precio de suscripeién anual: Naciorial $ 2.000 Extranjero USA. 30 opr Santo es a big a ci de encontar blo del ona dels ae RS EE amen ii hia ial hoe gr da nll ee Indice EDITORIAL, ‘Avis a los designios de Dios esTuoI0s JOSE M". CASTILLO Er Discomimiento de Jessy nuestro cscerriminto P.QUIDO JONQUIERES, 5. Biscernimientoexpituai personal 'ASCHENBRENNER, 5 ‘tpiiual de concienca. {JOSE Mr. GUERRERO, 5. Er Discomimento Comunitar. tun pl de Ta renovacson eapiivaly apostles MARIANO MARTINEZ F CALE El Discomimiento Ecesal EXPERIENCIAS Experionia sobre dscemimiento provincia Una experiencia de dlecemimiento apostdico DOCUMENTOS La “Daliberacén de tos Primores Pacres* Texto final del Sinodo PAUTAS DE REFLEXION PERSONAL Y GRUPAL. 3 7% EDITORIAL ABRIRSE A LOS DESIGNIOS DE DIOS El discernimiento personal y comunitario es una moda, es un desa- fio pero sobre todo es una experiencia central de la espiritualidad cris- tiana. Experiencia infaltable para un progreso personal en el crecimien- to de la vida en el Espiritu y para los grupos que quieren darse un vigor evangélico nuevo y comunicarto a la Iglesia. No hay duda que cuanto ‘més penetrante sea nuestro discernimiento mayor seré nuestra audacia apostélica Es, st, una experiencia DIFICIL. Abrirse a los designios de Dios, querer lo que el Padre quiere y poner por obra.su voluntad trae mucha exigencia. Por eso no basta con hablar mucho del discernimiento para practicarlo bien y no es suficiente hacer ejercicios de discernimiento si Jfalian tas condiciones bésicas como la madurez.en la fe (Heb. 5, 11-14), lun corazén que sintoniza con el bien (Flp. 1, 9-11), una mente confor ‘mada segiin Dios, es decir, segiin la luz (Rom. 12, 1-2 y Ef. 5, 8-20) Mas allé de esto, 0 si se quiere, junto con todo ello, se necesita el caris- ‘ma del discernimiento. Para san Pablo es un don que Dios da a algu- nos hombres para el servicio de la Iglesia en el mundo. Es una experiencia POSIBLE. Son muchos los cristianos que a partir de una profunda experiencia espiritual se han entrado ellos mis- ‘mos y han llevado a diferentes grupos en proceso de discernimiento, Bs una “utopia” apasionante poner a una provincia religiosa, @ una co- munidad, a un movimiento de Iglesia en esiado de discernimiento; no ¢s otra cosa que poner en estado de buscar la voluntad de Dios. Para lo es bueno aprovecharse de las ocasiones relevantes para el discerni- ‘miento; las situaciones “artificiales” pueden llevar a una frustracién pe- ligrosa; el asunto debe afectar ¢ implicar bien desde dentro al grupo; Por supuesto tiene que ser ambiguo, exige salir de la duda; para que ‘sta experiencia se dé, hay que motivar al que la tiene que hacer; Ja voluntad de Dios se puede conocer cuando hay sensibilidad espi- ritual; cuando no faltan’determinadas condiciones sicoldgicas y espiri- tuales. Para hacerto posible es bueno aplicar una téenica pero sin olvi- dar que no se puede ideniificar con ninguna técnica, Es, en fin, una experiencia NECESARIA. Muy necesaria en este ‘momento de ta historia de la vida consagrada, de la Iglesia y det ‘mundo. Los problemas son complejos, a veces nuevos; determinadas de- cisiones traen consecuencias de largo alcance; la necesidad de recupe- ar fuerca, osadia, comunién y convicién s grande. Muchos institu- to tligiatosy comunidades saben gue en su historia los nuevos y gran ides pasos hacke adelante han ido acompafados de intensos momentos dd discernimiento. En el tiempo del postconsilio han sido también mu- hos los religiosos que han tenido en su vida cambios sustanciales en Su tarea pastoral, en su estilo de vida, su presencia, su responsabil- dada. todo elo ha podido ser asumido cuando ha mediado un serio dis- Cemimiento que ha garantizado que venta del buen espiritu. En mu- hos casos una vocacién nueva ha nacido en el seno de la vocacién que'ya se vivla. mula Ia pr eet apron erin yi rtante para que la Iglesia sea fel al Evangelio. Sostenera los que en ‘rain on un estado de discernimtento es garantizar ta sypremacta de (a aridad (1 Cor. 13). Asumir ta prictica del dscernimiento es prestar tin buen servicio a la Iglesia Por eso hemos querido ahondarla con nueva reflexin. El discer- nimiento es una experiencia espiritual que nacid, con la vida religiosa. Cuando en su historia ta ceridad ha dismuido y la ley se ha sobre- ddimensionado, se dscierne menos y con frecuencia mal, ya que falta la libertad, outo del Esprit En este momento desu histori, fa vida rel- giosa qutere hacer del discernimiento un dercicio fundamental de la Vida expiritual. Para ello se necesita mucha motivacién, compartir ex periendlas bien hechas, buscar claridad de pensamiento que fas orien- te con el aporte biblico y de la tradiciin de la Iglesia la prdctica de cada da Por eso vemos necesario hablar en este mimero de “Testimonio” del discernimiento de Jestis y de Pablo. Buenos maestros. De la expe- riencia de discernimiento de la comunidad eristiana de Juan y también de comunidades religiosas de nuestros dias. En la seceién de Documen- tos traemos a la memoria el discernimiente comunitario de los Prime- ros Padres de la Compara de Jess. Nos hemos limitado en Ia reflexién al discernimiento personal, et ds especificamente presente en la tradicidn de la vida de la Iglesia; he: ‘mos abordado el delicado y novedoso tema del discernimiento comuni tario, También hemos querido ampliar el objeto del discerimiento. Un cristiano sempre ens que exforcarsedescunrr los design de Dis Ue latesiay en el mundo y no so en su propia persona. Hay un discer. rimiento eclesial, publics, socie-pollco y caltual que practcar. Estos procetos de dscernumiento, a veces penosos logran at objetivo en a me- Ula que el que en él participa permanece ebierto al Seor cuando nos habla’ travds de fs hombres, lo signos de los tiempos y los acor- tecimientos de cada dia. Hembs inclutdo 1 texto final del Sinodo de 195, amon fu at de crn dle ot ine Sia del tiempo posiconcilar. Creemos también gue ofrececrterios e5- pirita para haver bien muchos discemnimtentas dentro de [a Telesia ESTUDIOS EL DISCERNIMIENTO DE JESUS Y NUESTRO DISCERNIMIENTO 1._ EL DISCERNIMIENTO DE JESUS 1. Una especie de paradoja Hay en la vida y en la ensefianza de Jesis una especie de paradoja —0 se quiere, una aparente contradiccién— que resulta profundamente significa va: por una parte, él fue sorprenden- temente liberal frente a la ley, las trad ciones y los habitos sociales y'religiosos de su pueblo y de su tiempo; pero, por otra parte, Jestis fue tambien extremista y radical hasta lo inconcebible en otras cosas, como se ve claramente leyendo el, sermén del monte, por poner un solo ejemplo". Evidentemente, esto quiere decir, ya de entrada, que los criterios de discernimientos que tuvo Jestis son muy distintos de los que suelen tener bastan- tes personas, sobre todo en determina dos ambientes religiosos. Me refiero aqui al caso de quienes se angustian en su conciencia porque han quebrantado una determinada norma o un ritual reli- gioso, pero a rengl6n seguido no tienen €lmenor inconveniente en hacer positi- vo daffo a otras personas. Eso es hacer * Froisr dea FacaltadTeoogea de Granada, ator 4 numerosoy arcu y varios ios de gran {sin come Sinbotor de iberad La ermation etmiso del autor y i Editorial Sigucne ests sign ‘ethan tos sion soe Selarecon © he. Bot frei Uaiberain de! homie, Ss BO José M’. CASTILLO* justamente lo mismo que hacian los le- trados y fariseos a quienes Jestis denun- iy de vosotros... que pagais el diezmo ela hierbabuena, del ani y del com! no y descuidais lo mas grave de Ia ley: la justicia, ef buen corazon y la leal- tad. iGuias ciegos!, que filtrés el mos quito y 0s tragais el camello (Ma 25, 35-24). Ahora bien, la cuestién que aqui se plantea es la siguiente: por qué fue Je- sis tan liberal en lo referente a la nor- mativa y a las tradiciones eclesidsticas, y sobre todo, por qué fue tan radical y extremista en lo que respecta a la justi- cia, el amor y la cercania a los débiles y oprimidos? Para responder a esta cuestién, va- ‘mos a empezar recordando un episodio capital en fa vida de Jesds: el bautism« que recibié de manos de Juan el Bautis ta (Mé. 5, 15-17; Me. 1, 9-15; Le. 3, 21- 22; ofr. Jn. 1, 32°35). Los estudiosos del Nuevo Testamento esian de acuerdo en gue se trata de un hecho de primera im- Portancia en la vida y el destino ulte- rior de Jestis?. Porque, segtin cuentan los evangelios, al recibir el bautismo de manos de Juan, Jests vio el cielo abier- to, vio también que el Espiritu de Dios "oso de comienza cronolgico deta vide fing aden del marco ym lave decane 4s foe vid mimo oss cr. Gonslee aus as entuclones de aus a ietacon a ions, Bl 47 1973) 158 5 venia sobre ély se quedaba con él, v es- cuché ademds la voz del Padre celes: tial, que le asignaba una misién y un destino: “Ti eres mi Hijo, a quien yo ‘quiero, mi predilecto” (Me. 4, 11). Con esas palabras, el Padre del cielo estaba diciendo a Jests que él tenia que reali: zar la tarea y la mision del “siervo do- liente”, del que habfa dicho cosas impre- sionanies el profeta Isafas (Is. 42, 15) ycuyo destino tenia que consistir en so- lidarizarse con los miserables y pecado- res, con todos los malvados de la tierra, para sufrir por ellos y en lugar de ellos, ‘ya que a eso se refiere expresamente el famoso pasaje del profeta Isaias (Is. 55, 12). 2. Opcién por la solidaridad, ‘como medio y camino para realizar su misién La cosa resulta impresionante. Pe- +o, en realidad, asf fue. Con ocasién de ‘subautismo, Jess experiment6 su voca- cidn, se dio cuenta perfectamente de la ‘tarea que el Padre del cielo le habia asig- nado, yacepts ese destino. Ahora bien, quella tarea y aquel destino comporta~ ban, de hecho, no s6lo un fin, que habia que conseguir, la saloacién y la libera- cién total de los hombres, sino ademas tun medio, es decir un camino y un pro- cedimiento, en orden a obtener ese fin. ‘Y ese medio o ese procedimiento era, ni mas ni menos, la solidaridad con todos los pecadores y esclavos de la tierra, hasta sufrir y morir con ellosy por ellos. Porlo tanto, en el bautismo, el Padredel cielo indic6 claramente a Jests, no s6lo To que tenia que hacer (salvar y liberar a los hombres), sido ademés cémo lo tenia que hacer (mediante la solidari- dad con ellos). Aqui es decisivo comprender que el medio —o si se quiere, el cdmo— de la misién de Jestis es tan importante co: ‘mo el fin mismo de esa mision. Es més. TCR Femi, Tota dln etmen 6 en cierto sentido, se puede decir que el medio es mas decisivo que el fin. Por tina razénquesecomp ideenseguida, fa saber: porque, en lo que respecta al medio 0 al como, el hombre puede ser engaftado més fécilmente que en lo to- cante al fir: mismo de la misiGn. Por eso més facil apartarse del medio que del fin, De abi la relacion tan profunda que establecen los evangelios entre el bau- tismo de Jess y las tentaciones que su- {ri6 el mismo Jess. Porque ls tentacio- nes no son sino la prolongacion del re- Tato del bautismo, como se veclaramen- te por una serie de detalles que indican Jos mismos evangelios: es el Espiritu, que se ha posado sobre Jest en el bau- tismo (Me. 1, 10 par), el quese lleva “in- rmediatamenie” a Jess al desierto (Me. 1, 12 par) precisamente para que el dia- blo lo pusiera a prueba (ME 4, 1). Ade- ms, la primera y la segunda tentacion hacen referencia dizecta al cardcter de “Hijo de Dios” (‘Si eres el Hijo de Dios.."), que ha sido proclamado en el bautismo (Mt. 4, 3.6). Es més, elevan- gelio de Lucas, que pone la genealogia después del bautismo (Le 3, 25-28), une las tentaciones con éste mediante la in- dicacin: “Jess volvié del jordén” (Le. 4) En definitiva, Zque quiere decir to- do esto? Quiere decir, ante todo, que las tentaciones de Jestsno tienen elsentido moralizante que se les ha atribuido tan- {as veces, como si Jests hubiera sido tentado de hambre (primera tentaci6n), de orgullo (segunda tentaci6n) y de am~ bicion (tercera tentacién). Los entendi- dos en esta materia estén hoy de acuer- do en que ése no es el significado de tas tentaciones?. Téngase en cuenta que el poe ec, {as tenaione de fsis'y la tenacncratena, Da nineteen mi tentador no propone a Jesiis que se aparte de su fin, es decir de su proyec- to mesidnico de salvacién (*Si eres el Hijo de Dios..”), sino que, en realidad, loque hace es ofrecerle unos medios de terminados para realizar esa salvaciGn. ‘Ahora bien, los medios que presenta Sa- tands son los medios, humanamente ha- blando, més eficaces que nadie se po- dria imaginar: posibilidad de converti hhasta la piedras en pan, el prestigio in- discutible de quien viene como llovido del cielo entre palmas de éngelesy, para colmo, todo elmundo asus pies. éQuién ni qué se resiste a un hombre que cuen: ta con tales medios? Nadie ni nada se podria resistir a un hombre asi porque, en definitiva, tendria entre sus manos el poder total y el dominio absoluto, He ahi la intuicién y el genio de Satands: salvar y liberar alos hombres, pero me- diante el poder, el prestgio y la domi- nacidn. El diablo no pretende que Jess. se aparte de su in, sino que intente lo- grar ese fin con unos medias, que son exactamente el polo opuesto de la soli- daridad, Pero Jess rechaz6 la tentacién de! poder. Porque, para Jest, no hay mas que un medio de salvacidn y iberacion: la Solidaridad hasta el extremo de lo in- concebible. Yese extremo esjustamente lacruz, donde Jests muereyfracasa, en- tte pecadores, malhechores y delin- cuentes pablicos. Aqui es importante comprender que la misma respuesta que dio Jestis al demonio: “Apartate, Sata- nds” (Mt. 4, 10) es también la que dio a Pedro cuando éste intent6 disuadirle ‘de que fuera derechamenteala cruz (Mt. 16, 23). Porque, en el fondo, lo unoves lo mismo que lo otro. A fin de euentas, 1o mismo Satands que Pedro no habian comprendido ni querian el proyecto del Padre que acept6 e hizo suo Jess. Por lo demis, no debemos imaginar ‘que las tentaciones de Jests fueron cosa de un momento malo, que pasa pronto, Nada de eso. Por lo que sugiere clar mente el evangelio de Lucas (22, 28), estas tentaciones acompafiaron a Jestis, durante toda su vida. Lo que quiere de- cir obviamente que el discernimiento, que tuvo que hacer el mismo Jestis so” bre su propia vida y sobre su destino, no fue tampoco cosa de un dfa o de un mo- mento, Como se ha dicho muy bien, el Jestis, que conocieron los primeros dis- cipulos y los primeros seguidores, no es un Jestis arquitecto del reino de Dios, {que conoce a priori todo el plano y que, ‘cual ingeniero que tiene presente el con” junto en sus més pequerios detalles, lo ejecuta al pie dela letra, El Jestis de los. apéstoles es un Jests que busca, que re- za, que se ve en Ia encrucijada de optar entre varias posibilidades, que es tenta- do y puesto a prueba, se retira al desier- to para descubrir cual es la voluntad de Dios, clabora progresivamente su pro- yecto global y pasa después a las opcio- hes concretas®. Todo ello iluminado y orientado a partir de una opcidn funda: ‘mental: la opcién por la solidaridad con todos los que no experimentan en sus vi das precisamente esa solidaridad. Y es- to, mantenido hasta el final, aun a costa de verse en situaciones extremadamen- te dificiles y en las circunstancias més desesperadas, como podremos ver més adelante, Por lo tanto, cuando nos pregunta- ‘mos por qué fue Jests tan liberal en lo referente a normativas y tradiciones cclesiasticas y por qué fue tan radical en Jo que respecta @ la justicia, el amor y la cercania a los débiles y oprimidos, la respuesta es claray se ilumina prodigio- samente a partir de lo que acabamos de indicar. El secreto de todo est en la op- cin fundamental que asumié Jesis en su bautismo y mantuvo luego en sus pruebas y tentaciones, la opci6n por la iaridad, como medio y camino para realizar su misién, Tikal ce, son IL CAMINOS DE SOLIDARIDAD. 1. La cercania de Jestis a todos los marginados ero lo que hemos visto hasta ahora resulta todavia demasiado general eim- preciso, Por eso, nos interesa descender cosas més concretas en la vida y en la actuacién de Jestis, Porque no basta con saber que Jess tom6 la opcién porla so- lidaridad. Tan importante como saber eso es conocer de qué manera fue reali- zando luego esa opeién fundamental, Ahora bien, Jo primero que se pue- de recordar, en este sentido, es la cer- cania de Jesiisa todos los marginados de quella sociedad, es decir la cercania de Jestis a todos los excluidos de la solida- ridad. La solemne proclamaci6n de las bienaventuranzas resulta elocuente por sfsolaa este respecto. Jess asegura que son ya dichosos los pobres, los que su- fren, los que lloran, los desposeidos, los. que tienen hambre y sed de justicia, los que se ven perseguidos, insultados y ca- lumniados (Mt. 5, 1-12; Le. 6, 20-25). Indudablemente, aqui afirma Jesis su cercanfa profunda y fundamental a to- dos los desgraciados y desposeidos de la tierra, a todos los que no podian ha- cervalersus derechosen este mundo, ya que ése era justamente el sentido de los obres en aquel tiempo’. En. el mismo sentido hay que leer e interpretar la afi ‘macién programética de Jests en la si nagoga de Nazaret, al aplicarse a si mis- ‘mo las palabras proféticas de Isafas: El Espiritu del Sefior esté sobre mi porque él me ha ungido ara que dé la buena noticia los pobres.. Me ha enviado para anunciar Ta libertad a los cautivos ¥ la vista a los ciegos, para poner en libertad 2 os oprimidos, para proclamar el afto de gracia fel Sefior (Le. 4, 18-19; Is. 61, 1-2). 7 Gir Seuitbecc Jess La Msi ew Vien ‘ie i6a Tambien, orem, Teolola dl muco ts ment, 38158 8 Los presos, los cautivos, los enc: denados, os que no ven y han perdido toda luz y esperanza, encuentran la so- lucién en Jess. Que es justamente lo mismo que viene a decir el mismo Jess, cen la respuesta que da a los que le pre- guntan, de parte de Juan el Bautista, si era él el que tenia que venir o si ha” bia que esperar a otro (Mé. 11, 4; Le. 7, 21), Las imagenes que ulilizan los evan- gelios, luz para los ciegos, ofdo para los sordos, alegria para los mudos, ec., son todas ellas frases antiquisimas en orien- te para designar el tiempo de salvaci6n y liberacién, tiempo en el que ya no ha- ‘bra suftimientos, ni lamento, ni dolor’ 2. Jestis no opt6 por la benefice sino por la solidaridad ero no basta con decir estas cosas. Porque todo eso se puede interpretaren el sentido de “hacer el bien’, pero man- teniendo las diferencias y las distancias. Es decir, todo esose puede entender co- mo beneficenciay nocomo solidaridad. ero Jestis no opt6 por la beneficencia, sino por la solidaridad. Porque la ben ficencia se suele compaginar y armoni- zar con las mayoresdistancias ydiferen- cias, con la dominacién de unos (losme- nos} yla dependencia de otros (los més). Por eso, con relativa frecuencia, para hacerbeneficencia, hay personase inst tuciones que pactan y se solidarizan con los dominadores y magnates, ue stelen ser los responsables de que haya gentes ‘alas que hay que ayudar mediante la be- neficencia. Pero bien sabemos que Jestis no pact6 con los magnates y dominado- res de su pueblo. Al contrari, Jestis ac {u6 de tal manera que inquieto seria mente a ese tipo de personas hastallle- 86 a irrtarlas, precisamente desde su solidaridad con los marginados y des- graciados. Toda la vida y la actuacién de Jestis es un ejemplo vivo en este sentido: su cercania a recaudadores y descrel- inp dos (Me. 2, 15; Mt. 9, 9 par; 11, 19; Le. 415, 1-2; 18, 9°14; 19, 6-7), pecadores (Me. 2, 5 par), samaritanos (Le. 10, 33- 57), endemoniados (Me. 1, 25. 54; 5, 2- 1339, 14-27 par) y leprosos (Me. 1, 40- 41; Le. 17, 13-14) expresa no s6lo sitso- fidaridad con todo el desecho deaquella sociedad, sino ademés la reaccién que ssemejante actitud desencadenaba entre las gentes “de orden” de aquel tiempo y de aquel pueblo. En este sentido, es portante notar que este tipo de compor- famientos, por parte de Jess, suscitan la reaccidn opuesta en los magnates so- Ciales o dirigentes religiosos, ya que to- do eso trae consigo la murmuracién, el aiaque personal y hasta la persecucién descarada contra Jestis, como se puede ver leyendo los pasajes citados. sto quiere decir que la actuacién de Jestis no tenia el simple sentido de “hacer el bien”, porque eso no irrita a nadie ni provoca ningtin tipo de perse- uci6n. Jestis rompia tradiciones, que- brantaba normas, echaba abajo muros de separacién. Y eso es lo que no se pi dia tolerar. Porque la sociedad y els tema establecido estan dispuestos a ha- cer todo el bien que se quiera, pero con {al que cada cual se quede en su sitio, es decir con tal que se sigan manteniendo las diferencias y las distancias que ha- ‘cen imposible la solidaridad, 3. Crear un dinamismo centre los hombres __ Pero hay mas. Porque, en sltimo {érmino, el radicalismo que muestra Je- sis en su predicacién encuentra una ex- plicacién acertada y coherente en el Proyecto por la solidaridad. Como es sabido, ha habido quienes han intenta- do explicar ese radicalismo por la idea que Jestis tenfa —segan se dice— acerca de la inminencia del reino de Dios ¢ in.

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