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Rubia, sola también, tu alma
‘All en el pecho ama,
Mientras las rosas abren,
Mientras pasan los angeles,
Solos en la victoria
Serena de la gloria,
EL AMOR Y EL AMANTE
Eres amor? Pasa el fuego,
Cruza con alas el mar,
Despierta a la vida el suefo,
Da hermosura a lo real.
ares tan sélo Ia sombra?
Cubre con su résplandor
‘Tu mentira. Haz que le sombra
Venza al fuerte, al puro amor.
LAZARO
Era de madrugada,
Después de retirada la piedra con trabajo,
Porque no la materia sino el tiempo
Pesaba sobre ella,
Oyeron una vor tranquila
‘Llamandome, como un amigo lama
Cuando atrés queda alguno
Fatigado de la jornada y cae Ja sombra.
Hubo un silencio largo.
‘Asi lo cuentan ellos que lo vieron.
Yo no recuerdo sino el frio
Extrafio que brotaba
Desde Ia tierra honda, con angustia
De entresuefio, y lento iba
‘A despertar el pecho,
Donde insistié con unos golpes leves,
Avido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolia
Un dolor vivo 0 un dolor sofiado.
Era otra ver Ia vida.
Cuando abri los ojos
Fue el alba pélida quien dijo
La verdad. Porque aquellos
Rostros vidos, sobre mi estaban mudos,
Mordiendo un suefio vago inferior al milagto,
Como rebatio hosco
Que no a la voz sino a la piedra atiende,
Y el sudor de sus frentes
Of caer pesado entre la hierba,
Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
Mas no hubo allf sangre materna
Ni vientre fecundado
Que crea con dolor nueva vida doliente.
Solo anchas vendas, lienz0s amarillos
Con olor denso, desnudaban
La carne gris y fl4ecida como fruto pasado;
No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,
Sino el cuerpo de un hijo de la muerte,
El cielo rojo abria hacia Io lejos
Tras de olives y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas temblaban los cuerpos,
165Como las ramas cuando el viento sopla,
Brotando de la noche con los brazos tendidos
Para ofrecerme su propio afin estéril.
La luz me remordia
Y hundi la frente sobre el polvo
A sentir la pereza de la muerte.
Quise cerrar los ojos,
Buscar la vasta sombra,
La tiniebla primaria
Que su venero esconde bajo el mundo
Lavando de vergiienzas 1a memoria.
Cuando un alma doliente en mis entrafias
Gritd, por las oscuras galerias
Del cuerpo, agria, desencajada,
Hasta chocar contra el muro de los huesos
Y levantar mareas febriles por la sangre.
Aquel que con su mano sostenia
La limpara testigo del milagro,
Maté brusco la Hama,
Porque ya el dia estaba con nosotros.
Una ripida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos
Llenos de compasién, y hallé temblando un alma
Donde mi alma se copiaba inmensa,
Por el amor duefia del mundo.
Vi unos pies que marcaban la inde de la vida,
E] borde de una tinica incolora
Plegada, resbalando
Hasta rozar la fosa, como un ala
Cuando a subir tras de Ia luz incita.
Senti de nuevo el sueiio, la locura
Y el error de estar vivo,
Siendo carne doliente dia a dia.
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Pero él me habia Hamado
Y en mi no estaba ya sino seguirle,
Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,
Aunque todo para mi fuera extrafio y vano,
Mientras pensaba: asi debieron ellos,
Muerto yo, caminar Hevandome a la tierra,
La casa estaba lejos;
Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado habia una estrella palida.
Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.
Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,
EL agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
La palabra hermandad sonaba falsa,
Y de Ja imagen del amor quedaban
Sélo recuerdos vagos bajo el viento.
EL conocia que todo estaba muerto
En mf, que yo era un muerto
Andando entre los muertos.
Sentado a su derecha me veia
Como aquel que festejan al retorno,
La mano suya descansaba cerca
Y recliné la frente sobre ella
Con asco de mi cuerpo y de mi alma.
Asi pedi en silencio, como se pide
‘A Dios, porque su. nombre,
Més vasto que los templos, los mares, las estrellas,
Cabe en el desconsuelo del hombre que esta solo,
Fuerza para llevar la vida nuevamente.
Asi rogué, con Mgrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
167Trabajando, no por mi vida i mi espiritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el litio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Trrumpe un dia en gloria «iunfante.
IMPRESION DE DESTIERRO
Fue la pasada primavera,
Hace ahora casi un ai
En un salbn del viejo Temple, en Londres,
Con viejos muebles. Las ventanas daban,
‘Tras edificios viejos, a lo lejos,
Enue Ia hierba el gris reldmpago del rio,
Todo era gris y estaba fatigado
Tgual que el iris de una perla enferma.
Eran sefiores viejos, viejas damas,
En Jos sombreros plumas polvorientas;
Un susurro de voces alld por los rincones,
Junto @ mesas con culipanes amarillos,
Retratos de familia y teteras vactas,
La sombra que cata
Con un olor a gato,
Despertaba ruidos en cocinas.
‘Un hombre silencioso estaba
Cerca de mi. Veta
La sombra de su largo perfil algunas veces
Asomarse abstraido al borde de la taza,
Gon la misma fatiga
Del muerto que volviera
Desde Ja tumba a una fiesta mundana,
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En los labios de alguno,
‘All por los rincones
Donde los viejos juntos susurraban,
‘Densa como una ligrima cayendo,
Broté de pronto una palabra: Espafia.
Un cansancio sin nombre
Rodaba en mi cabera
Encendieron las luces. Nos marchamos.
‘Tras largas escaleras casi a oscuras
‘Me hallé luego en la calle,
Y a mi lado, al volverme,
Vi otra ver 2 aquel hombre silencioso,
Que hablé indistinto algo
Con acento extranjero,
‘Un acento de nifio en vor envejecida.
Andando me seguia
Como si fuera solo bajo un peso invisible,
Arrastrando la Tosa de su tumbas
Mas luego se detuvo.
“gEspana?’, dijo. “
Espafia ha muer
Una sibita esquina en Ia calleja.
Le vi borrarse entre la sombra hiimeda,
CEMENTERIO EN LA CIUDAD
‘Tras de la reja abierta entre los muros,
La tierra negra sin rboles ni hierba,
Con bancos de madera donde alli la tarde
Se sientan silenciosos unos viejos.
En tomo estan las casas, cerca hay tiendas,
Galles por las que juegan nilios, y los trenes
?Pasan al lado de las tumbas, Es un barrio pobre.
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