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HISTORIAS DE MUJERES / 3 we Escritora Yy En Espaia Mary Wollstonecraft es pricticamente una desconocida, y sin embargo es una de las grandes figuras del mundo moderno. Enel Pensadora, smbito anglosajén Mary ha sido minimizada y ridiculizada durante siglo y medio, y hoy, pesar de que la nueva hstoriografia ha rescata- @ULOTO de _ do su memoria, Ia gente la recuerda sobre. todo como la madre de Mary Shelly, la autora de Frankenstein ENSAYOS COMO —Sermejanteignorancia resulta asombrosateniendo en cuenta no ya sypif Slo sus méritos, sino su fascinacibn como personaje. Estamos ha- ‘Vindicacion ‘tando de una mujer del siglo XVIN que fue capaz de establecerse como escrtora profesional e independiente en Londres (algo rarisimo de los derechos area poca). Publ cunte, novelas y ensayon uno de cls, in. jap’ dicacén de los derechos de la mujer (1792), estabecié las bases del de Ua mesier; tinsmo modeo y emis « Mary Wolaonesraftcn er Mary 4sfamosa de Europ de su tempo. Se march sola a Pars a mitad dea revoluci y vivié alli (0 seria mejor decir sobrevivi6, porque casi Wollstonecraft ‘dos su amigos fueron gullotinados) los angustiosos aos del Te- rror. Ademés tuvo una hija natural con un aventurero norteamerica- practicd el ney luego otra (la que se convertria en Mary Shelley) con el esritor |. briténico William Godwin, con quien acabé casindose. Seminismo Mary era una demécrata radical, una perfecta hija de su tiempo, de ese siglo XVIII fulgurante yestrepitaso. Reformadores como ella M PlENO habia muchos: hombres que luchaban por el sufragio universal, por F 4s derechos individuales, por la libertad, conceptos todos ellos que Siglo XVIII. hoy nos parecen bisicos ¢ indiscutibles y que entonces resultaban re- Volucionarios. Pero cuando estos caballeros progresistasreclamaban l voto para todos, ese todas slo se refera a los hombres; cuando hablaban de derechos inividuales, silo contemplatan los derechos EL PAIS 107 odo le fue muy dificil: intentar educarse. > prejucio provocaba hasta en las mejores cabeza. Por eemplo, el flésofo Locke, defensor dela libertad natural del homie, sostenia ue ni los animales ni las mujeres partcipaban de esta libertad, sino ue tenian que estar subordinados al varén. Rousseau deia que “una mujer sabia es un castigo par suesposo, sus hijs, para todo el mun- do”. ¥ Kant, que “el estudio laboriosoy las arduasreflexiones nclu- soen el caso de que una mujer tenga éxito al respect, destrozan os msitos propios de su sexo” Silos mas billantese innovadores pensadores de la época lega- tan a decir unas majaderias tan enormes, es de suponer que el am tient general debia de resulta asfixiante para aquellas mujeres que, como Mary Wollstonecraft, estaban dotadas de una aguda intligen- cia y del inconformismo y el coraj sufciente como para adverti la flagrant injustcia sexista en la que se vivia. Pero nadie, o casi nadie, le presaba atencin. Eran pocas las mujeres que pensaban asi (entre elas a espaola Josefa Amar y Borbon, que publcé en 1786 su Dis- cars en defensa de! talento de as mujeres), y muy pocos los hombres. Porgue también hubo hombres en esta lucha, varons rigurosos yho- nests que supieronlevar hast ef final sus analisis revolucionarios. Como Condoret, l admirable fildsofo francés. Cémo llega una a converse en una pionera,asalirse de a con- fortable nrmaidad de su tempo y a sostener posiciones tan avanza- das que resutan marginals y peligrosas? Pues no por una temprana y clara voacinhistérca, supongo, sino de una manera més humana y prosica por un ir desizindose, poco a poco, por el camino de lo intelectualmenteinadmisible y de la diferencia. En la vida sélo hay os cosas en verdad irreversibles: a muerte yel conocimiento, Lo que se sabe no se puede dejar de saber, la inocencia no se pierde dos veces, Mary fue sabiendo lo que ea injusto ytuva que ir actuando en conse- cuca Nacié en Londres en 1759, hija de un tejedor que dilapidé una buena herenca por su aficién alos caballosy al alcohol: resulta sor- prendente constatar el gran niimero de escrtores que han atravesado ns infancia por alin episodio de decadencia econdmica y socal, Denia, Mary tuvo que defender a menudo a su madre de las palizas 4 padre borracho: pero esto no debié de sere origen de su feminis- ‘mo porque se trataba de algo sumamentc habitual enlaépoca. Supon- 20 qu infurian mis su hambre de conocimientosy suintelgenca: como era una chica, Mary s6loassté brevemente a una mala escuela de barrio en donde apenas si aprendi a ler y esrbir, mientras que su torpe hermano Ned recibi6 una instruccién completa en un buen colegio, Este temprano agravio comparativo tuvo que arder en el cora- z2in de Mary como una prueba evidente de a injustcia social, por- aque Wollstonecraft insite una y otra vez en sus escrtos en el dere- cho de las nasa ser educadas, asi como en la indefensién que las mujeres padecfan por la falta de empleos para ells. Y es que una chica decente de clase media solo podia ser niira-insitutriz, dama de compaiia 0 maestra (pero maestra para sefioritas, en un nivel fnfimo de la ensefanza) Tres oficos tristes y dificiles que Mary desempei6 desde los 18 afios hasta los 29 (después vivid de sus e- critos), intentando mantenerse a si misma y asus hermanas y ron- dando siempre la catistrofe econémica. Eso si no se rindié en su afin de saber: porque una de las novedades de a época consist en ueloslibros eran por fin muy fciles de obtener y muy baratos. De 108 EL PAIS ‘modo que, aunque a las mujeres se las mantuviera apartadas de la educacién, ya no se les podia privar del conocimiento: el mundo a través dela letra impresa. Y asi se cultivé Mary Wollstonecraft, de una manera autodidacta. ientras tanto, el siglo XVIII enterraba la an- tigua estructura feudal de un mundo jerar- uizado eintocable, emanado desde siempre 1 para siempre dela cabeza de Dios, y hacia parecer el concepto de individualismo tal y ‘como lo entendemos ahora. En la Inglaterra ‘de Mary los cambios eran vertiginosos. Las cjecuciones dejaron de ser publicas, por «ejemplo, y aparecieron en Londres los pr- ‘eros restaurantes con mesas separadas en vez de los habituales tableros corridos en EA donde todo el mundo comia en revoltllo. Boswell, el bidgrafo del pensador inglés Samuel Johnson, se quejaba de semejante innovacion: “Esta manera de cenar, o mis bien de ser cebado (...)s bien conocida por muchos como particularmente anti- social, porque cada persona comie en Su propia mesa y no se obliga de hablarcon nadie”, ¥ es que el mundo medieval habia sido abigarrado Y promiscuo: se comia en piblico, compartiendo mesa con los desco- nocidos: se moria en piblico, en las ejemplarizantesejecuciones; se ormia en piblico, porque en las posadas alojaban a 10 personas en cada cuarto, En el siglo XVIII, en cambio, comenzé la extrema sole- dad de la vida moderna. Pero tambign aparecieron los beneficios del individualismo: los derechos humanos, el impulso democratic. ‘Ademas ls jerarquias sociales evolucionaban répidamente. Ahora yao se necesitaba ser poderoso de nacimiento: tus propios méritos te podian llevar ala cima. Las clases medias mejoraban y ascendian, y esto cre6 una atmésfera de optimismo de la que tal vez naciera la teoria dela perfectibilidad, que consistia en creer que la humanidad se perfeccionaba progresivamente de manera imparable. Los entusiastas reformadores de la época creian en esto pies juntillasy pensaban que todos los males humanos, el hambre, a violencia, las guerra, incluso Jas enfermedades y la muerte, acabarian siendo vencidos algin dia Las frontera del mundo se habian caido y todo pareca estar al alean- ce de la mano del hombre. ¥ lo que hizo Wollstonecraft fue reivind- car que la mano de la mujer también tenia derecho a toda esa gloria. {La evolucién personal de Mary fue lentay dolorosa. Al principio se unié a los Disidentes, un grupo demécrata pero no feminista, y antes de escribir la Vindicacién de los derechos de la mujer que le hizo famosa, publicé otro panfleto politico titulado Vindicac de los de- rechos del hombre, en apoyo de ls ideales dela Revolucién Francesa yen contra de los ataques de los reaccionarios ngless, especialmente de Edmund Burke. Llegé al feminismo, pues, por pura aplicacion de la razén: porque la libertad era para todos o no era para nadie, como decia Condorcet. No tengo espacio aqui para explicar los elevados costes que Mary tuvo que pagar por su vida: Ia incomprensién, la polémica, la censura social. Todo le fue muy dificil: educarse, ser inde- peendiente, encontrar el modo de ganarse la vida decentemente, amar, incluso escribir. Ser {nica bordea la locura. No es de extraar que fuera una mujer crispada y melancélica ‘Su corazén era tan caliente como el plomo liquido y sus pasio- > mder, ser independiente, amar, incluso escribir “Mary Wollstonecraft La escritora y ensayista sent6 en 1792 las bases del fentinisma moderno. urante siglo y medio consiguieron enterrarla en un estereotipo: era una loca, una inmoral, una feminista > nes podian resultar devastadoras; pero, como habia sido una sefio- rita de su época educada en el puitanismo imperante, durante mucho tempo consderé que! sexo era algo sucio, de manera que us prime- rosamores fueron ensofiaciones platnicas. Hasta que alos 33 aios se fuesola ala Francia revolucionaria, probablemente ain virgen y lena de ansas de vida. Wollstonecraft leg6 a Paris finales de diciembre de 1792. En ene- rode 1793 el rey Luis XVI fue gullotinado; en septiembre empez6 el Terror, Durante el embeleso de las primeros ios dela revolucién, un buen puiiado de mujeres ereyeron que la Declaracin de los Derechos del Hombre también hablaba de ellas. Hubo cierto debate social, se crearonclubes de mujeres por todas partes, se publicaron manifistos. Pero la dictadura de Robespierre acabé con todo este florecimiento democritico y humanist, ww 1 la soberbia biografia de Wollstonecraft hecha "por Claire Tomalin resulta ficil advertir cémo __ aque tiempo en Pariseselclimax de una vida y de una época, porque laexistencia de Mary esta pro- fundamente unida alos avatares desu siglo. Yas, Wollstonecraft elbera en Francia de su iltimos Prejuicios y, profundamente enamorada, se echa || _p sttlos brazos de un aventurero norteamericano de © |) 39 aiios, Gilbert Imlay, guapo, alegre y vividor, | uno de esos personajes mudables y ligeros que © og sen oer en os momentos istics tub lentos. Con él descubre Mary el fuego de la carne yenseguida se queda embarazada. Huyendo del Terror se refugia en Neuillyy vive alli tres meses de Tuna de mel y amor perfecto, mientras en Paris se prohiben los clubes, de mujeres ruedan las cabezas de sus amigos. La feminista Olympe de Gouge y Manon Roland son guillotinadas (la segunda, al subir al cadalso, dit la famosa frase: “Libertad, cuntos crimenes se cometen, en tu nombre"), y Condoreet, condenado a muerte por Robespierre, Sigueescrbiendo sobre los derechos dela mujer escondido en un mise- 10 piso hasta que, descubierto y deteido, prefiere envenenarse en su primera noche de cércel. Mary sue con todo esto pero los brazos de Inlay son demasiado dulces:en medio de la sangre y del horror ella es feliz Pasea su embarazo por los campos de Neuilly y recorr,soltaria y dichosa, el abandonado palacio de Verslls (salones polvorientos, funtasmales) mientras el mundo se desploma en torno suyo. Elamor de Imlay, sin embargo, fue tan breve e insustancial como correspondia a su cardcter, de modo que cuando Mary dio aluzél ya s habia cansado: se marché a Inglaterra y se puso a vivir con una actiz.Entonces la pasin despechada de Wollstonecraft adquiré di- mensiones enfermizas: le siguié a Londres, lellor6 le reclam6,intentd suicidarse dos veces, una con laudano y otra arrojéndose al Tamess “Me torturas”, le lega a decir Imlay: y ciertamente la obsesién de Mary por él resulta agobiante, Pero hay que tener en cuenta lo que Sinfcaba por entonces el paso que Mary habia dado: ahora era una perdida, El destino de las mujeres era duro y estrecho. Hablando de Fanny, su hija recién nacida, Mary escribié desde Suecia: “Me angus- ta pensar en la oprimida y dependiente condicion de su sexo”. Cum- plitado ls miedos de su madre, Fanny se sucidaria 22 afios después bebiendo léudano, 110 EL PAIS Pero estamos llegando ya al sibito final. Con el tiempo, el dolor y Ja vergiienza producidos por el abandono de Imlay fueron remitiendo alos 37 afios Mary comenz6 una relacién amorosa con su amigo William Godwin, escritor y demécrata como ella. Pronto queda de ‘nuevo embarazada y se casan, aunque siguen viviendo en pisos sepa- rados. A finales de agosto de 1797 nace la futura autora de Frankens- tein; 10 dias mas tarde, devorada por la infecién, muere Mary Woll- stonecraft. Tenia 38 afios. ‘Tras su fallecimiento, Godwin, ciego de pena, publicd toda su obra, ‘ncluyendo las cartas a Imlay. £1 pensaba rendir asi un homenaje @ su ‘mujer, pero en el mundo soplaban ya vientos reaccionaros y los conser- vadores aprovecharon la iregularidad de la vida de Mary (su intentos de suicidio, sus relaciones sexuales pecaninosas) para acabar con su me- ‘moria. Se la demoniz6 yriiculz6,desvrtuando el sentido de sus traba- os. Durante siglo y medio consigueron enteraria en un conveniente ‘stereotipo circular: era una loca, una desgraciada, tna inmoral, una fe- rminista; las feministas eran inmorales, deseraciads, locas. ‘Al morir, Mary estaba trabajando en su segunda novela, Maria 0 los males dela mujer, en ta que contaba la historia aterradora de una ‘mujer a quien su marido habia encerrado en un manicomio para li- brarse de ella (una situacin al parecer bastante comin en la Inglate- rade esa poca Ia mujer casada era una propiedad del esposo y care- cia de todo derecho). La novela empieza haciendo una referencia pe- yorativa alas novelas géticas tan de moda entonces: el horror de esos castillos lenos de fantasmas, dice, no es nada comparado al horror de Ja “mansin de desesperanza” en la que la protagonista se encuentra; al horror, enfin, dela vide misma. Irénicamente, apenas veinteaiios rs tarde su hija Mary iba a escribir una novela gética como las que a ella tanto Ie irvtaban: pero una novela muy bella, ese Frankenstein en cuyo dotiente monstruo algunos han querido ver el emblema de las mujeres sojuzgadas. “He de respetar al hombre cuando me despre- cia?”, dice el monstruo: “Por doquier veo felicidad, de la que estoy itrevocablemente excluido”. Es el mismo sentimiento de exclusion de Ja vida (la imposibiidad de tener una existencia plena) que experimen- taban las mujeres de! siglo XIX, atrapadas por la convencionalidad y los prejuicios. Tendrian que pasar 100 aflos para que los europeos admitieran a las mujeres en sus universidades, y el voto femenino no se conquisté hasta bien entrado el siglo XX (en Espaia, durante la Repiiblica; en Francia, en 1945). El conmovedor monstruo de Mary Shelley s6lo quiere un trato humano e igualitario: pero nadie le en- tiende y acaba mutiendo en la infnita soledad polar, inmolado en su propia pira. Como Mary Wollstonecraft, ardiendo de razbn y de pe- sién en un mar de incomprensién y hilo.

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