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© Lee el siguiente texto y responde las preguntas 1 a 7. Icaro y Dédalo D. sdalo era famoso por su talento en el arte de construir. Junto a su joven hijo [caro habia llegado a la isla de Creta. Alli construy6, por orden del rey Minos, el famoso laberinto, tan engafioso con sus innumerables pasadizos y vueltas, que todos los que entraban se extraviaban y no. podfan hallar la salida. Cuando estuvo terminado el laberinto, Dédalo quiso dejar la isla y volver a su patria con su hijo, pero Minos habia decidido retenerlo. No podia desperdiciar su talento y los encerré a ambos en una alta torre frente al mar. Dédalo detestaba Creta y sentia nostalgia de su tierra natal, pero el mar le cerraba la huida. Otros se habrian desalentado, pero no Dédalo. Desde su alta torre observo las aves que volaban sobre las olas. —Minos me obstruye los caminos de la tierra y del mar —dijo—, pero no gobierna el aire. Nos iremos por alli. Sin perder tiempo se puso ala tarea y fabricé dos pares de alas, uno para él y otro para Icaro. Junto muchas plumas y las dispuso en orden, empezando desde la mas pequefia, seguida de una més larga. Luego unid las del medio con hilo y las mas pequefias con cera y las doblé en una suave curva, como las alas de un pdjaro. Mientras trabajaba, el joven [caro estaba junto a él y cazaba risuefio las plumas que la brisa hacia bailar en el aire. Una vez terminadas las alas, Dédalo se las sujet alos hombros y logré elevarse batiéndolas en el aire. Luego prepard las alas para [caro. —Recuerda, [caro —e dijo—: debes volar a una altura moderada. Si vuelas demasiado bajo, la humedad hard pesadas las plumas, y si vuelas demasiado alto, el sol derretird la cera y tus alas se despedazarén. Debes permanecer cerca de mi.

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