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Quien debe probar la deducibilidad de unos gastos es quien pretende

deducírselos como gasto. Prejudicialidad penal. Culpabilidad.


AUDIENCIA NACIONAL
Fecha: 19 de enero de 2.011.
Ponente: Sr. Navarro Sanchís
Art. 77 L.G.T. (Ley 230/1963)

Prejudicialidad penal. Análisis del auto de archivo dictado por el Juzgado de


Instrucción como consecuencia de la denuncia surgida de la AEAT. En dicha
resolución judicial no se predetermina ni la falsedad de las facturas controvertidas ni,
menos aún, que éstas documentasen servicios efectivamente prestados, a los efectos
de la deducibilidad en el ejercicio del oportuno gasto, que es lo que realmente se
controvierte en este proceso.

La sanción es improcedente pues no se motiva suficientemente la culpabilidad.

Id. Cendoj: 28079230022011100002


Órgano: Audiencia Nacional. Sala de lo Contencioso
Sede: Madrid
Sección: 2
Nº de Resolución:
Fecha de Resolución: 19/01/2011
Nº de Recurso: 4/2008
Jurisdicción: Contencioso
Ponente: FRANCISCO JOSE NAVARRO SANCHIS
Procedimiento: CONTENCIOSO
Tipo de Resolución: Sentencia
SENTENCIA

Madrid, a diecinueve de enero de dos mil once.

Vistos los autos del recurso contencioso-administrativo nº 4/08, que ante esta
Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional (Sección Segunda) ha
promovido la Procuradora Doña Adela Cano Lantero, en nombre y representación de
la entidad mercantil SP BERNER PLASTIC GROUP, S.L., frente a la Administración
General del Estado (Tribunal Económico-Administrativo Central), representada y
defendida por el Abogado del Estado. Si bien la cuantía litigiosa asciende a
177.563,48 euros. Es ponente el Iltmo. Sr. Don FRANCISCO JOSE NAVARRO
SANCHIS, quien expresa el criterio de la Sala.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Por el recurrente expresado se interpuso recurso contencioso-


administrativo, mediante escrito presentado el 4 de enero de 2008, contra la resolución
del Tribunal Económico-Administrativo Central de 25 de octubre de 2007,
desestimatoria del recurso de alzada promovido por aquél frente a la resolución del
Tribunal Económico-Administrativo Regional de Valencia de 31 de octubre de 2005,
estimatoria en parte del recurso de anulación promovido contra otra resolución anterior
del TEAR citado, de 30 de junio de 2005, en relación con el Impuesto sobre
Sociedades, ejercicios 1990 y 1995, así como frente a sus correspondientes
sanciones. Se acordó la admisión a trámite del recurso contencioso-administrativo en
virtud de providencia de 11 de enero de 2007, en la que igualmente se reclamó el
expediente administrativo.
SEGUNDO.- En el momento procesal oportuno, la parte actora formalizó la
demanda mediante escrito de 14 de julio de 2008 en el que, tras alegar los hechos y
exponer los fundamentos de derecho que estimó oportunos, terminó suplicando la
estimación del recurso, con la consiguiente anulación de la resolución del Tribunal
Económico-Administrativo Central impugnada y, literalmente expresado, "se ordene la
ejecución de la resolución dictada por el Tribunal Económico-Administrativo Regional
de la Comunidad Valenciana de fecha 30 de octubre de 1998 (páginas 196 a 200,
ambas inclusive, del expediente administrativo), declarando la procedencia de la
devolución del ingreso indebido, en la cuantía solicitada por el demandante".

TERCERO.- El Abogado del Estado contestó a la demanda mediante escrito


presentado el día 18 de septiembre de 2008, en el cual, tras alegar los hechos y los
fundamentos jurídicos que estimó aplicables, terminó suplicando la desestimación del
recurso contencioso-administrativo, por ser ajustadas a Derecho las resoluciones
impugnadas.

CUARTO.- Recibido el proceso a prueba, se practicaron las propuestas por la


parte demandante y declaradas pertinentes por la Sala, con el resultado que obra en
autos

QUINTO.- Dado traslado a las partes para la celebración del trámite de


conclusiones, fueron evacuadas mediante sendos escritos en los que se ratificaron en
sus respectivas pretensiones.

SEXTO.- La Sala señaló, por medio de providencia, la audiencia del 12 de enero


de 2011 como fecha para la votación y fallo de este recurso, día en el que,
efectivamente, se deliberó, votó y falló, lo que se llevó a cabo con el resultado que
ahora se expresa.

SÉPTIMO.- En la tramitación del presente recurso contencioso-administrativo se


han observado las prescripciones legales exigidas en la Ley reguladora de esta
Jurisdicción, incluida la del plazo para dictar sentencia.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS

PRIMERO.- Constituye el objeto de este recurso contencioso-administrativo la


resolución del Tribunal Económico-Administrativo Central de 25 de octubre de 2007,
desestimatoria del recurso de alzada promovido por aquél frente a la resolución del
Tribunal Económico-Administrativo Regional de Valencia de 31 de octubre de 2005,
estimatoria en parte del recurso de anulación contra otra resolución anterior del TEAR
de 30 de junio de 2005, en relación con el Impuesto sobre Sociedades, ejercicios 1990
y 1995, así como frente a sus correspondientes sanciones.

SEGUNDO.- Para una mejor comprensión de las cuestiones planteadas en el


presente litigio, resulte conveniente reseñar determinados datos de hecho relevantes
en relación con las vicisitudes del procedimiento de comprobación que dio lugar a las
liquidaciones debatidas y la vía económico-administrativa:

a) En fecha 12 de julio de 2001, la Inspección de los Tributos levantó a la entidad


INDUSTRIAS REUNIDAS, S.P., absorbida por la interesada, sendas actas de
disconformidad por el Impuesto sobre Sociedades, ejercicios 1990 y 1995.

La entidad había declarado en 1990 una base imponible negativa de


197.250.807 pesetas (1.185.501,23 euros). Las rectificaciones practicadas por la
Inspección respecto a 1990 se refieren a dos conceptos. Por una parte, la
improcedente deducción por inversiones en activos fijos nuevos acreditada en 1990
por basarse la deducción en las mismas inversiones que se aplicaron a la exención
por reinversión y ser ambos beneficios incompatibles. Por otra parte, se incrementa la
base imponible en 266.523.324 pesetas (1.601.837,44 euros) por haber deducido
como gasto compras por dicho importe en virtud de facturas falsas, correspondientes a
operaciones no realizadas efectivamente. Resulta de ello una base imponible
comprobada positiva en 1990 de 69.272.517 pesetas (416.336,21 euros).

En 1995, el sujeto pasivo había declarado una base imponible de cero pesetas,
consecuencia de compensar la base imponible previa declarada, de 131.525.104
pesetas (790.481,8 euros) con el mismo importe procedente de la base imponible
negativa incluida en la declaración de 1990.

En fecha 19 de septiembre de 2001 fueron dictados por el Inspector de la Oficina


Técnica de la Inspección Provincial de la Delegación de Valencia, los correspondientes
acuerdos de Iiquidación, confirmatorios de las propuestas de liquidación contenida en
las actas, resultando unas deudas a ingresar de 3.832.593 pesetas (23.034,35 euros)
y 50.325.146 euros pesetas (302.460,22 euros), comprendiendo, cada una de ellas,
cuota e intereses.

b) Contra los acuerdos anteriores, la interesada interpuso el 19 de octubre de


2001, sendas reclamaciones ante el TEAR de Valencia, que fueron registradas con el
nº 8745/2001 (Ia relativa a 1990) y 8744/2001 (Ia de 1995).

c) Por otra parte, el 19 de noviembre de 2001 se iniciaron expedientes


sancionadores por infracción tributaria grave, apreciándose para el ejercicio 1990 la
existencia de dos infracciones tributarias: por un lado, la relativa a la falta de ingreso
de parte de la deuda tributaria, por importe de 1.970.110 pesetas (11.840,6 euros) y,
por otro, la relativa a determinar improcedentemente una base imponible negativa a
compensar en la base de declaraciones futuras, por importe de 197.250.807 pesetas
(1.185.501,23 euros), y a acreditar improcedentemente un crédito de impuesto a
deducir en la cuota de declaraciones futuras por importe de 26.775.281 pesetas
(160.922,68 euros). En el caso de la primera, según el artículo 87.1 de la Ley General
Tributaria , en la redacción dada por la Ley 25/1995, la propuesta de sanción es la
mínima del 50%, graduándose 25 puntos porcentuales por la aplicación de cada uno
de los criterios de ocultación de datos y empleo de facturas falsas (art. 82.1 L.G.T .).
En el caso de la sanción relativa a determinar improcedentemente una base imponible
negativa a compensar en la base de declaraciones futuras, ascendía al 10% (art. 88.1,
primer párrafo, de la Ley 25/1995, General Tributaria ) y en el de la correspondiente a
acreditar improcedentemente un crédito de impuesto a deducir en la cuota de
declaraciones futuras, se aplicaría un 15% -artículo 88.1 LGT -.

En el ejercicio 1995 sólo se aprecia la infracción prevista en el artículo 79.a) de


la Ley General Tributaria , por dejar de ingresar parte de la deuda tributaria. Las
sanciones propuestas finalmente, ascendían a 25.711.483 pesetas (154.529,13 euros)
en 1990 y 5.200.752 pesetas (31.257,15 euros) en 1995. Los acuerdos anteriores, por
los que se iniciaban los respectivos expedientes sancionadores, se comunican a la
interesada el 21 de noviembre de 2001 y contra ello se formularon ante el TEAR de
Valencia sendas reclamaciones, registradas con los nº 10.102/2001 y 10.103/2001.

Las propuestas fueron confirmadas por acuerdos del Inspector Jefe, notificados
el 5 de febrero de 2002. Contra tales actos, el 13 de febrero de 2002 se interpusieron
ante el TEAR de Valencia las reclamaciones nº 1121/2002 y 1122/2202.
d) Puestos de manifiesto los expedientes, la interesada alegó lo que convino a
su derecho, especialmente la prescripción de la acción comprobadora de la
Administración Tributaria para determinar las deudas tributarias controvertidas y, en
relación con las facturas declaradas falsas, manifestó la contradicción en que incurre a
su entender la actuación inspectora en relación con el pronunciamiento judicial acerca
de la inexistencia de delito contra la Hacienda Pública.

e) Por Acuerdo del TEAR de Valencia de fecha 30 de junio de 2005, las


reclamaciones nº 10.102/2001 y 10.103/2001 fueron declaradas inadmisibles, mientras
que las restantes fueron desestimadas. Se ha de hacer constar también que el TEAR
en virtud de la Disposición Transitoria Cuarta de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre,
General Tributaria , calculó las sanciones en función de dicha normativa,
confirmándose las sanciones liquidadas, por no resultar aquella ley más favorables.

EI fallo fue notificado el 14 de septiembre del mismo año, frente al que se


dedujo, el 30 de septiembre de 2005, recurso de anulación, manifestando su oposición
a la consideración como falsas de las facturas e insistiendo en la prescripción de la
acción comprobadora de la Administración en cuanto al Impuesto sobre Sociedades,
ejercicio 1995. EI recurso de anulación fue estimado parcialmente el 31 de octubre de
2005, en cuanto a las reclamaciones 8744/01 y 1122/02, correspondientes a cuota,
intereses y sanción relativos al ejercicio 1995, desestimando las restantes. EI fallo fue
notificado el 22 de noviembre del mismo año.

El 22 de diciembre de 2005, se interpuso recurso de alzada ante el TEAC,


reiterando las alegaciones vertidas ante el Tribunal de instancia, exclusivamente en
relación con la falsedad de las facturas, que, en síntesis, son las siguientes:

1) El 16 de mayo de 1995 se iniciaron las actuaciones de comprobación respecto


de Industrias Reunidas, SP, S.A., por el Impuesto sobre Sociedades, ejercicios 1989 a
1993, e IVA, 2º trimestre de 1995. Por diligencia de 13 de diciembre de 1995 se
comunicó al sujeto pasivo la interrupción de las actuaciones por razón de la
tramitación de causa penal, conforme al artículo 77.6 de la Ley General Tributaria, por
el Impuesto sobre Sociedades, 1990 , emitiéndose por la Inspección, el 18 de
diciembre del mismo año, un Informe relativo a la existencia de indicios racionales de
delitos contra la Hacienda Pública imputables al Grupo SP. En dicho Informe se
declara que una de las vías utilizadas por el Grupo consistía en la deducción de
compras documentadas con facturas falsas a nombre de D. Gumersindo .

2) El 3 de abril de 2000, se recibió notificación del auto dictado por el Juez titular
del Juzgado de Instrucción nº Uno de Torrent, decretando el archivo de las
actuaciones en la causa seguida por presunto delito con la Hacienda Pública contra,
entre otros, Industrias Reunidas, S.P., S.A.

3) EI artículo 77.6 de la Ley General Tributaria establecía que la Administración


debía abstenerse de seguir el procedimiento administrativo mientras la autoridad
judicial no dictase sentencia firme o auto de sobreseimiento o archivo. En caso de que
el juez no estimara la existencia de delito, la Administración continuará el expediente
sancionador con base a los hechos que los Tribunales hayan considerado probados.

4) Sin embargo, al reiniciarse las actuaciones, la Jefatura de Inspección


consideró que el Auto Judicial no contiene mención alguna referente a la falsedad de
las facturas, insistiendo, en consecuencia, en su calificación de falsas.
5) Estos hechos producen, a entender de la interesada, indefensión, debiéndose
tener en cuenta el art. 137.2 de la Ley 30/1992 , que dispone que los hechos
declarados probados por resoluciones penales firmes vinculan a las Administraciones
Públicas respecto de los procedimientos sancionadores que susciten.

f) Mediante resolución del TEAC de 25 de octubre de 2007, aquí objeto de


impugnación, se desestimó el mencionado recurso de alzada.

TERCERO.- El presente asunto se asemeja en lo sustancial al examinado en el


recurso contencioso-administrativo nº 50/07, seguido ante la Sección 7ª de esta Sala
de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional por la misma entidad
recurrente que promueve el presente litigio, si bien en aquélla ocasión accionaba en su
condición de sucesora universal de "SPALEX, S.A." y en la presente lo hace en
calidad de sucesora de otra entidad mercantil, la arriba mencionada "INDUSTRIAS
REUNIDAS, S.P.". En cualquier caso, pese a algunas diferencias de matiz a que se
hará expresa alusión, el fundamento esencial de la demanda que ahora nos
corresponde examinar se basa en el contenido del auto de archivo de las actuaciones
penales que en su día interrumpieron el procedimiento inspector seguido en este
asunto y también en el que dio lugar a la citada sentencia. Como el procedimiento
penal es el mismo. Seguido como fue en relación con varias empresas y por diversas
facturas expedidas a éstas por un mismo proveedor, el auto de archivo también lo es y
la fundamentación jurídica de la demanda es idéntica en uno y otro caso, procede una
remisión a lo que en dicha sentencia se señaló a propósito de la falta de
determinación, en la resolución judicial del Juzgado de Instrucción, de hecho probado
alguno que, acerca de la noción de facturas falsas, privase a la Administración
tributaria de la facultad de regularización que ahora se examina. Dice así la indicada
sentencia, cuyos razonamientos jurídicos hacemos nuestros a efectos de la resolución
del presente recurso:

"SEGUNDO: En la demanda de este recurso combate la actora la resolución del


TEAC y los actos de que trae causa, razonando, en esencia, que se vulnera el art.
77.6 de la LGT , pues lo declarado por un órgano jurisdiccional penal vincula a la
Administración, que no puede volver sobre los mismos hechos, calificándolos al
margen de la calificación judicial. Entiende que la Administración considera ficticias las
compras a Gumersindo y falsas las facturas aportadas, pese que en el Auto de
sobreseimiento dictado por el órgano jurisdiccional penal no se consideran los hechos
constitutivos de delito, y que se le está causando indefensión al obligarla a defender
unos hechos que fueron considerados válidos y conformes a Derecho en el orden
penal".

"El Abogado del Estado se opone al recurso, por los motivos expuestos en el
escrito de contestación a la demanda".

"TERCERO: Así las cosas, la recurrente viene a impugnar la liquidación referida


al IS, ejercicio 1990, sobre la base de entender que, no habiendo sido apreciada la
falsedad de las facturas referidas a gastos por compras a Gumersindo , dichas
facturas se han de considerar como válidas por la Administración Tributaria, a efectos
de acreditar la certeza de dichos gastos, y considera que la postura de la
Administración vulnera el art. 77.6 de la LGT y le ocasiona indefensión".

"Planteada la litis en los anteriores términos, es preciso comenzar precisando


que, como ha declarado esta Sala en anteriores ocasiones (entre otras en la sentencia
de la Sección 2ª de 31/3/08 ), la subordinación de la Administración, en el ejercicio de
la potestad sancionadora, que es una manifestación o expresión del "ius puniendi" del
Estado, se constriñe a los hechos que se declaran probados en las resoluciones
judiciales, pero no se extiende a la aplicación del derecho sustantivo, como el propio
Tribunal Constitucional aclara".

"Así en STC nº 77/1983, de 3 de octubre , remitiéndose a jurisprudencia


constitucional anterior, señala que:

"... la S 30 enero 1981 de este Tribunal (BOE núm. 47 de 24 febrero) reconoce el


principio llamado de "non bis in idem" íntimamente unido al principio de legalidad de
las infracciones que recoge el art. 25 CE . El principio "non bis in idem " determina una
interdicción de la duplicidad de sanciones administrativas y penales respecto de unos
mismos hechos, pero conduce también a la imposibilidad de que, cuando el
ordenamiento permite una dualidad de procedimientos, y en cada uno de ellos ha de
producirse un enjuiciamiento y una calificación de unos mismos hechos, el
enjuiciamiento y la calificación que en el plano jurídico puedan producirse, se hagan
con independencia, si resultan de la aplicación de normativas diferentes, pero que no
pueda ocurrir lo mismo en lo que se refiere a la apreciación de los hechos, pues es
claro que unos mismos hechos no pueden existir y dejar de existir para los órganos del
Estado".

"Consecuencia de lo dicho, puesto en conexión con la regla de la subordinación


de la actuación sancionadora de la Administración a la actuación de los Tribunales de
justicia es que la primera, como con anterioridad se dijo, no puede actuar mientras no
lo hayan hecho los segundos y deba en todo caso respetar, cuando actúe a posteriori,
el planteamiento fáctico que aquéllos hayan realizado, pues en otro caso se produce
un ejercicio del poder punitivo que traspasa los límites del art. 25 CE y viola el derecho
del ciudadano a ser sancionado sólo en las condiciones estatuidas por dicho
precepto".

"El citado artículo 25 CE consagra y reconoce el derecho fundamental a la


legalidad en materia sancionadora, con los derechos que le son inherentes (reserva de
ley formal, irretroactividad de la ley penal, "non bis in idem"), y juega exclusivamente
en el campo sancionador, no en el ejercicio de las demás potestades administrativas
que no tengan ese carácter, como la tributaria en su vertiente de aplicación de los
tributos, siendo así que, en el caso presente, estamos ante una liquidación girada por
la Inspección y ante una subsiguiente sanción, y únicamente en relación con ésta
última entraría en juego el artículo 25.1 de la Constitución".

"Considera la actora que se ha vulnerado el art. 77.6 de la Ley General Tributaria


, cuyo último inciso dispone: "De no haberse apreciado la existencia de delito, la
Administración tributaria continuará el expediente sancionador con base en los hechos
que los Tribunales hayan considerado probados." Sin embargo, como se viene
razonando en las resoluciones de los Tribunales Económico Administrativos, la
postura de la actora parece partir de un hecho que no se ha producido, cual es que en
la jurisdicción penal haya recaído resolución que contenga un relato declarativo de
hechos probados. Efectivamente, la Inspección, en el curso de las actuaciones de
comprobación e investigación, entendió que la entidad sujeto pasivo formaba parte de
un grupo de empresas pertenecientes al mismo sector de actividad, habiéndose
documentado operaciones falsas e inexistentes, por lo que, con suspensión de las
actuaciones, dio traslado a la jurisdicción penal, al entender que podía concurrir delito
contra la Hacienda Pública. El Juzgado de Instrucción que conoció de las actuaciones
consideró que las diversas sociedades a las que afectaba la inicial imputación no
formaban un grupo de empresas, por lo que, en su caso, debían responder por
separado, estimando que no era de apreciar delito contra la Hacienda Pública, por lo
que procedió al sobreseimiento y archivo de las actuaciones, sin entrar a examinar la
validez ni la autenticidad de los documentos remitidos por la Administración tributaria
ni, en concreto, las facturas que aparecen emitidas por Gumersindo . Así pues, no
existe tal declaración de hechos probados a la que haya de someterse la
Administración tributaria ni existió un procedimiento penal por posible delito de
falsedad documental, en el que se dictase pronunciamiento alguno al respecto".

"En consecuencia, tras el archivo de las actuaciones penales, la Administración


Tributaria podía continuar las actuaciones sin sujeción a una declaración de hechos
probados que no existió, salvo en lo que se refiere a la no existencia de un grupo de
empresas, a los efectos de la apreciación de su actuación concurrente en la comisión
de delito contra la Hacienda Pública".

"Así pues no cabe apreciar la denunciada vulneración del art. 77.6 LGT , ni la
invocada indefensión de la actora al verse compelida a defenderse de unos hechos ya
valorados por la jurisdicción penal y calificados de válidos y conformes a Derecho,
según sus palabras, puesto que, como se ha dicho, no existe tal valoración, en la vía
penal, de la documentación tenida en cuenta por la Inspección en el expediente que
da lugar a las resoluciones impugnadas, ni, por tanto, declaración de la validez de las
facturas y demás documentos".

"CUARTO: Si bien lo dicho es suficiente para desestimar el presente recurso, por


cuanto el motivo examinado es el único en el que se fundamenta el recurso, una vez
despejada la posibilidad de que la Inspección reanude las actuaciones suspendidas en
su día, tras la notificación del sobreseimiento de la causa penal por delito contra la
Hacienda Pública, conviene recordar que la controversia respecto de la regularización
de la situación tributaria de la entidad recurrente, respecto del IS, ejercicio 1990, se
concreta en la exclusión, como gastos deducibles, de los importes declarados como
compras a Gumersindo , al entender la Administración y ratificarlo los tribunales
económico-administrativos, que no está acreditada la realidad de dichos gastos".

"Pues bien, es reiterado el criterio de esta Sala -conforme con la doctrina


jurisprudencial- que declara, en relación con la carga de la prueba (por todas, SAN de
4/10/01 , 26/9/06 y 8/2/07 ), que "a tenor de la doctrina del Tribunal Supremo
expresada en la STS de la Sala 3ª de 22 de enero de 2000 compete en todo caso a
cada parte la carga de probar sus pretensiones. En efecto, según la sentencia citada la
carga de la prueba es un concepto no demasiado perfilado en el proceso contencioso,
que se limita a ser tributario de la doctrina civilista nacida de los artículos 1214 y
siguientes del Código Civil . La importancia del expediente administrativo en nuestra
jurisdicción explica la falta de relevancia de este tema. La carga de la prueba,
paradójicamente, tiene interés sólo cuando hay falta o ausencia de prueba de hechos
relevantes. En ese caso, el Tribunal debe hacer la imputación lógica a la parte que
quebrantó el "onus probandi". En Derecho Tributario, la carga de la prueba tiene, por
otra parte, una referencia específica en el art. 114 de la Ley General Tributaria , que
impone a cada parte la prueba del hecho constitutivo de su pretensión, en términos
afines a las tradicionales doctrinas civilísticas".

"Por su parte, en la STS de 28 de abril de 2001 se recuerda, en relación con la


citada cuestión de la carga de la prueba, analizando el artículo 1214 del Código Civil ,
que «en nuestra STS de 31 de enero de 1981 tuvimos ocasión de afirmar que la
jurisprudencia ha matizado indiscutiblemente el rigor con que se ha venido exigiendo a
los sujetos pasivos tal probanza. En la sentencia citada indicamos que tales
imperativos requieren matizaciones y que la primera proviene de la necesidad de ir
más allá de la escueta aplicación del artículo 1214 del Código Civil , precepto que está
orientado hacia el campo del Derecho de obligaciones, debiendo ponerse el mismo en
relación, en el campo del derecho tributario, con el supuesto de hecho de la norma de
que se trate, habiéndose consolidado la doctrina uniforme y reiterada, según recuerda
entre otras la sentencia de esta Sala de 17 de marzo de 1995 , así como las que en
ella se citan, de que cada parte ha de probar el supuesto de hecho de la norma que
invoca a su favor»".

"La función que desempeña el art. 1214 del Código Civil es la de determinar para
quién se deben producir las consecuencias desfavorables cuando unos hechos
controvertidos de interés para resolver cuestiones del pleito no han quedado
suficientemente probados. Se trata de una regla cuyo alcance ha sido conformado por
la doctrina científica y jurisprudencial, y que por su carácter genérico opera solamente
en defecto de regla especial".

"En resumen, y como sea que la Administración tributaria, por medio de los
procedimientos específicos que para ello le legitiman, y particularmente el
procedimiento de las actuaciones de comprobación e investigación inspectoras, ha
formado prueba de los hechos normalmente constitutivos del nacimiento de la
obligación tributaria, la carga probatoria que se deriva del artículo 114 de la Ley
General Tributaria se desplaza hacia quien aspira a acreditar que tales hechos son
reveladores de otra relación distinta, cualesquiera sean las consecuencias tributarias
que se deriven".

Esto es, debe, ante todo, tenerse en cuenta que con arreglo al artículo 114 de la
Ley General Tributaria : "tanto en el procedimiento de gestión como en el de resolución
de reclamaciones, quien haga valer su derecho deberá probar los hechos
normalmente constitutivos del mismo"; mas también debe de tenerse en cuenta que,
con arreglo al artículo 115 de la misma Ley , "en los procedimientos tributarios serán
de aplicación las normas que sobre medios y valoración de pruebas se contienen en el
Código Civil y en la Ley de Enjuiciamiento Civil, salvo lo que se establece en los
artículos siguientes", añadiendo el art. 118.2 de la referida Ley que "para que las
presunciones no establecidas por la Ley sean admisibles como medio de prueba es
indispensable que entre el hecho demostrado y aquel que se trate de deducir haya un
enlace preciso y directo según las reglas del criterio humano". De esta forma, la
valoración de la fuerza probatoria de un documento privado debe llevarse a cabo a la
luz de lo que dispone el artículo 1227 del Código Civil para que pueda estimarse
plenamente ajustada a derecho en el procedimiento tributario; y, desde luego, la
inactividad de la parte recurrente en cuanto a probar la fehaciencia de su fecha, sólo a
ella puede perjudicar con arreglo a la doctrina contenida en la Sentencia del Tribunal
Constitucional 3/1984, de 20 de enero ".

"Este criterio es mantenido también en la Sentencia de esta Sala de fecha 5 de


diciembre de 2002 , en la que, en relación con los gastos deducibles, se dice:
"Partiendo de que los artículos 13 de la Ley y 111 del Reglamento no contienen una
relación exhaustiva de gastos deducibles, es evidente que no debe excluirse que
aparte de las que allí se enumeran existan otras partidas igualmente deducibles en
tanto que gastos necesarios para la obtención de los rendimientos, pero en virtud del
régimen de carga de la prueba establecido en el artículo 114.1 de la Ley General
Tributaria , corresponde a quien pretende la deducción acreditar no sólo la existencia
del gasto sino también su naturaleza y finalidad, o, lo que es lo mismo, la conexión
existente entre el gasto realizado y la generación de rendimientos. En tal sentido debe
recordarse que, en virtud de lo que se dispone en el citado artículo 114 de la Ley
General Tributaria , "tanto en el procedimiento de gestión como en el de resolución de
reclamaciones, quien haga valer su derecho deberá probar los hechos normalmente
constitutivos de los mismos", lo cual está relacionado con el artículo 1214 del Código
Civil , que establece la regla a efectos de determinar a quién le corresponde la carga
de la prueba en la acreditación o afirmación de hechos o derechos, y sin olvidar que
en función de lo que se determina en el artículo 57 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre , los actos administrativos tienen la presunción de validez, correspondiendo
siempre al interesado la carga de la prueba a efectos de poder desvirtuar dicha
presunción legal".

"Por ello, la carga de la prueba, conforme al art. 114 de la Ley General Tributaria
, corresponde al sujeto pasivo, quien debe acreditar la concurrencia de los requisitos
exigidos para que proceda la deducción pretendida.

Por otra parte, en relación con la deducibilidad o no de los gastos, según las
facturas presentadas y analizadas por la Inspección, procede señalar, con carácter
general, que la Ley 61/1978, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades, en
su artículo 13 , menciona, como "partidas deducibles" para determinar los
rendimientos netos, y con carácter general, a los "gastos necesarios", haciendo una
enumeración de los específicamente integrados en ese concepto general, exigiendo el
propio precepto que esos "gastos generales" deben cumplir una finalidad: la de que
hayan servido "para la obtención de aquéllos", es decir, de los rendimientos que el art.
3º.2 expresa".

"Sin embargo, para que pueda hablarse de "gasto deducible", a los efectos
fiscales, además de la "necesariedad", se requiere la concurrencia de otros requisitos:
1º, la justificación documental de la anotación contable, de conformidad al art. 37.4, del
Reglamento del Impuesto. 2º , la contabilización del gasto (según se desprende del
citado art. 37 , en su conjunto). Y 3º, su imputación a la base imponible en el ejercicio
de su procedencia, conforme al art. 88.1, del Reglamento del Impuesto ".

"El concepto de "gastos necesarios" no es cuestión pacífica. Del precepto citado,


se desprende que la "necesidad" del gasto es tendencial, en el sentido de que han de
estar orientados o dirigidos a la "obtención" de ingresos. Esta característica del "gasto
necesario" puede ser contemplada desde una doble perspectiva: primera, positiva,
como concepción económica de obtención del beneficio; criterio que sigue el citado
art. 13, de la Ley 61/78 , en el que gasto e ingreso están directamente relacionados, al
entender el gasto como un costo de los rendimientos obtenidos. Y, segunda, negativa,
como contraria a "donativo" o "liberalidad"; criterio mantenido en el art. 14.1.e), de la
Ley 43/95, de 27 de diciembre, del Impuesto sobre Sociedades , y doctrina
jurisprudencial ( TS. SS. 17 de febrero de 1987 , 20 de septiembre de 1988 , 20 de
enero de 1989 , 27 de febrero de 1989 , 14 de diciembre de 1989 , 25 de enero de
1995 , entre otras)".

"Ambos criterios no son incompatibles, sino complementarios, al contemplar la


"necesariedad del gasto" desde esa doble perspectiva. En este sentido, y siguiendo
este criterio interpretativo, se puede concluir que en el concepto de "gasto necesario"
subyace una fundamentación finalística del mismo, ligada al concepto de partida
deducible, y, por tanto, al de coste en la obtención de ingresos".

"Tal como se dice en la sentencia de esta Sala y Secc. de 30/4/07 , estos


requisitos han de estar acreditados por el sujeto pasivo en relación, precisamente, con
el ejercicio en el que pretende disfrutar de tal beneficio fiscal, de forma que si dichos
gastos se han originado en ejercicios anteriores, no cabe su imputación a un ejercicio
diferente. Por ello, para que pueda hablarse de "gasto deducible", además de la
"necesariedad", se requiere la concurrencia de otros requisitos: 1º, la justificación
documental de la anotación contable, de conformidad al art. 37.4, del Reglamento del
Impuesto. 2º , la contabilización del gasto (según se desprende del citado art. 37 , en
su conjunto). Y 3º, su imputación a la base imponible en el ejercicio de su procedencia,
conforme al art. 88.1, del Reglamento del Impuesto ; todo ello con el sustrato de la
"efectividad" de la prestación realizada, originadora del gasto".

"Estos preceptos son complementados por el Real Decreto 2402/1985, de 18 de


diciembre , en cuyo art. 8.1 dispone que cuando se trate de operaciones realizadas por
empresarios o profesionales, los "gastos necesarios" para la obtención de los ingresos
deberán justificarse mediante "factura completa".

El concepto de "factura completa" la recoge el art. 3, del Real Decreto , que


menciona los datos o requisitos que deben reunir estos documentos mercantiles. Entre
ellos, la "numeración de las facturas", el "nombre y apellidos o denominación social"
del expedidor del documento y del destinatario, "descripción de la operación y su
contraprestación total" y "lugar y fecha de su emisión".

"En el Informe ampliatorio a las Actas de la Inspección se expone


detalladamente el resultado de las actuaciones de comprobación realizadas y se
consignan datos de operaciones, fechas y cifras, destacando el hecho de que
apareciendo Gumersindo como el principal proveedor de la entidad actora, en el
ejercicio 1990 no presentó modelo de Declaración Anual de Operaciones con terceros,
apareciendo como intermediaria en las compras la entidad TECNURE, S.A., la
Inspección no pudo llegar a determinar en qué forma y con qué medios materiales,
personales y financieros ejercía Gumersindo esa supuesta actividad de suministro a
empresas, entre las que se encontraría la ahora recurrente, resultando huérfana de
acreditación la propia existencia de una estructura empresarial que respalde la
supuesta actividad económica desarrollada, en la actividad de compraventa de
plásticos, en la que se justificarían las facturas emitidas por Gumersindo , la mayoría
de ellas a Tecnure, S.A., y los numerosos movimientos de sus cuentas bancarias,
generalmente mediante cheques de importes elevados. Por otra parte, examinadas las
facturas aportadas por la interesada en justificación de los gastos declarados, los
medios de pago utilizados, los movimientos de las cuentas corrientes titularidad de
Gumersindo , se llega a la conclusión de que está de sobra justificado el criterio de la
Inspección sobre la existencia de un entramado operativo dirigido a crear la apariencia
de una actividad comercial inexistente, a fin de justificar unos gastos no reales".

"La desaparición de la contabilidad correspondiente a 1990 en un incendio, no


puede amparar la ausencia de una acreditación suficiente de la realidad de los gastos
deducidos, frente a los múltiples datos e indicios que apuntan en sentido contrario,
debidamente expuestos y razonados por la Inspección, tras una ingente labor de
investigación y comprobación, siendo inadecuadas e insuficientes, como medios de
prueba de la existencia de los gastos deducidos, unas facturas que o bien adolecen de
falta de datos esenciales, o bien no se ven respaldadas por otros documentos que
justifiquen las operaciones comerciales a que responden aquellas. Sin que, tampoco
en el presente procedimiento haya acreditado la actora la realidad de tales gastos".

CUARTO.- Todos los razonamientos expresados ampliamente en la trascrita


sentencia son trasladables íntegramente al caso enjuiciado. Aunque cabe reconocer
que la resolución judicial por la que se archivan las diligencias penales, esto es, el auto
de archivo de 4 de marzo de 2000, del Juzgado de Instrucción nº de Torrent, recaído
en las diligencias previas nº 216/96, no resulta ser un modelo de concreción y claridad
a la hora de determinar y plasmar las razones por virtud de las cuales la causa penal
se archiva, lo cierto es que no contiene indicación alguna, directa o indirecta, que
entrañe pronunciamiento, toma de postura o valoración, no ya acerca de la falsedad
de las facturas expedidas por el indicado Sr. Gumersindo , que es el ámbito a que se
contraería, en su caso, el enjuiciamiento del delito contra la Hacienda Pública que dio
lugar a la incoación de dicho procedimiento, sino sobre el hecho que en este proceso
es determinante a los efectos de la regularización llevada a cabo, que no es
exactamente si las facturas son o no falsas -adoptado el término en su noción
estrictamente penal-, sino si los servicios que se suponen prestados y documentados
a través de las facturas se prestaron efectivamente en la forma, cuantía y
circunstancias que tan lacónicamente aparecen en las citadas facturas, que es cosa
bien distinta y en la que interviene, como señala la Sección 7ª, en criterio que esta
Sala comparte plenamente, una inversión de la carga de la prueba respecto al canon
que se postula en la demanda.

En otras palabras, una vez despejada la incógnita principal acerca de la


prejudicialidad de la resolución penal -acotada a lo sumo, conforme ya hemos visto, y
dados sus términos, al ejercicio de la potestad sancionadora-, quien debe probar la
realidad de los servicios prestados es el recurrente, contradiciendo los numerosos y
sólidos indicios en contrario aportados por la inspección y que la sentencia antes
reseñada recoge en relación con las facturas giradas a SPALEX en los mismos
términos que a la sociedad que aquí recurre, en su condición de sucesora de la
entidad objeto primario de la regularización.

QUINTO.- Pues bien, el escrito de demanda no contiene una sola línea a


contradecir o a discutir tales indicios acerca de la falta de realidad de los servicios
prestados y, más aún, de la carencia absoluta de infraestructura económica del Sr.
Gumersindo para procurarlos por sí sólo, lo que dificulta la posición jurídica de la parte
recurrente, habida cuenta de que el citado emisor de las facturas, contra quien
también se dirigió el proceso penal, no pudo ser hallado en el curso de éste y no pudo,
en consecuencia, ser interrogado sobre tales extremos, sin que en este proceso se
tenga conocimiento alguno, facilitado por el recurrente, acerca de su eventual
sobrevenida aparición y su posible comparecencia como testigo para verificar la
realidad, efectividad y cuantía de las entregas de existencias acerca de las cuales la
Inspección duda razonablemente. _

A efecto de la determinación de los indicios contrarios a la credibilidad de las


facturas, el fundamento de derecho tercero de la resolución de 19 de septiembre de
2001, que contiene el acuerdo de liquidación adoptado por el Inspector de la Oficina
Técnica, pone de relieve las siguientes circunstancias, ninguna de las cuales es
comentada, refutada o desmentida en el escrito de demanda: _

"Las pruebas que determinaron la propuesta se detallan y concretan en el


informe ampliatorio al acta, al que nos remitimos en base al principio de eficiencia para
evitar repeticiones innecesarias. Baste señalar, a modo de resumen, que las
actuaciones inspectoras han puesto de manifiesto, respecto de las compras
efectuadas a Gumersindo , lo siguiente: _

- La documentación anexa a la mayoría de las facturas aportadas (cartoncillos de


Peso Público y albaranes) no permiten acreditar las existencia de la mercancía u
operación a cuyo soporte (factura) se unen con la intención de crear una apariencia de
realidad. _

- Como medio de pago figura "el de reposición". _

- En la factura no se hace mención de a quien corresponde el pago de los portes,


ni consta cargo alguno por dicho concepto. Industrias Reunidas SP preguntada por
este extremo contestó que corrían a cargo de sus proveedores. No se sabe con qué
medios Gumersindo realiza dicho transporte, como ya se ha señalado dado, además,
al elevado volumen de Kg. transportados. _
- AI requerir justificación de los saldos pendientes con Gumersindo a 01/08/90,
se contesta que se carece de duplicado de la documentación y que la reconstrucción
se realizó telefónicamente con el Sr. Gumersindo . Recordemos que el saldo asciende
a 169.866.940 pesetas. _

- EI sistema de inventario lIevado no permite la verificación de la entrada y


consumo físico de los materiales comprados. _

- Los importes de facturación no tiene una continuidad temporal relacionada con


la capacidad productiva de las empresas, lIamando la atención el hecho de que la
facturación se dispara extraordinariamente en los ejercicios 1990 y 1994, en que los
locales de Industrias Reunidas SP S.A. sufren sendos incendios, y correspondiendo la
mayor parte de dicho aumento a fechas inmediatamente anteriores a los siniestros. _

- Tampoco guardan una relación temporal los pagos efectuados a Gumersindo ,


con las facturaciones recibidas de éste. Esto origina unos saldos pendientes de pago
que, aunque alcanzan elevadísimos importes durante largos periodos de tiempo, no
producen cargo alguno por financiación o intereses por aplazamiento de los cobros. _

- En cuanto a la forma de realizar los pagos, aunque inicialmente se trata de


cheques, estos se hacen de manera que dificulten en general, la verificación del
destino final del dinero, que siempre acaba siendo "efectivo". _

- Los cheques entregados son, generalmente (al portador) por grandes importes
y cifras redondas, a veces correlativos, y siempre se cobran del banco en metálico.
Con este sistema tenemos por ejemplo, que Gumersindo "cobra" el 3/1/1991 tres
cheques correlativos por un total importe de 30.420.000 ptas. en billetes y al día
siguiente otro cheque correlativo a los anteriores, por 20.000.000 ptas". _

Pues bien, la única prueba ofrecida por la parte recurrente para desvirtuar ese
abundante cúmulo de indicios, coincidentes sustancialmente con los que fueron
valorados por la Sección 7ª de este Tribunal en la sentencia de 15 de septiembre de
2008 a la que hemos hecho mención, es una supuesta pericial aportada en el proceso,
junto a la demanda, prueba elaborada en 1997 y que en su día fue aportada al
procedimiento inspector, sin que ni en el recurso de anulación seguido ante el TEAR,
ni en el recurso de alzada que es el precedente inmediato de este recurso ni en esta
sede jurisdiccional, se haya efectuado el menor análisis o comentario acerca de sus
conclusiones, que son completamente inaceptables para la Sala, por tres razones
primordiales: a) el objeto de la prueba no se dirige tanto a demostrar la realidad y
efectividad de los servicios prestados por el Sr. Gumersindo y, en suma, de la realidad
del gasto que, por la adquisición de existencias, pretende la parte deducirse, sino a
constatar, a partir de meros documentos, la posibilidad de que se correspondan las
adquisiciones de materia prima con la salida de manufacturas, conclusiones que,
aunque conceptualmente pudieran compartirse, no habilitan a pensar cómo pudo
transportar y poner a disposición de la sociedad recurrente el tal Sr. Gumersindo , si
carecía por completo de medios materiales y personales propios, las existencias que
se dicen entregadas, en términos coincidentes con los documentados en facturas; b) la
prueba pericial es, por consiguiente, objetivamente inidónea para la acreditación de
datos de puro hecho, como son los que conciernen a la efectividad o no de las
entregas de bienes documentadas en las facturas, máxime cuando no hay una
correspondencia mínima entre los indicios apreciados por la Administración, cuya
reunión revela patentemente la vehemente sospecha de que se trataba de facturas de
complacencia, únicamente dirigidas a justificar la posibilidad de deducción del gasto en
el Impuesto sobre Sociedades, y los hechos analizados en la prueba pericial, no
concordantes con aquéllos, esto es, no dirigidos a su impugnación o discusión, que no
es objeto de glosa o comentario en la demanda, cuyo argumento central es la
imposibilidad de efectuar la liquidación por aplicación del principio ne bis in idem; c)
resulta fundamental poner de manifiesto la muy escasa credibilidad que nos inspira la
persona del perito elegido por la parte recurrente, que desvanece por completo toda
posibilidad procesal de que sus conclusiones puedan ser tenidas como prueba, habida
cuenta de que, a pesar de que la Abogacía del Estado no lo haya advertido
expresamente, consta en autos el dato de que el perito D. Serafin , figura en el
expediente formado para ventilar la reclamación económico-administrativa nº
NUM000, como miembro del Consejo de Administración de la sociedad aquí
recurrente, tal como se hace constar en la escritura de 12 de enero de 2001, de
elevación a público de un acuerdo social de cambio de órgano de administración, cese
de administrador único y nombramiento de consejeros, acompañado como documento
nº 1 al citado expediente, en cuya página 5 se menciona al indicado Sr. Serafin como
nuevo miembro del Consejo de Administración de SP Berner Plastic Group, S.L.
unipersonal y, por tanto, identificado de forma tan intensamente presuntiva con los
intereses en litigio que queda completamente inhabilitado para intervenir como perito a
favor de una de las partes procesales, lo cual se afirma sin perjuicio de considerar que
el contenido de su prueba, aun cuando hubiera sido efectuado por una persona
mínimamente independiente y ajena a los intereses en juego, tampoco sería
convincente a los fines de acreditar, ni siquiera indiciariamente, la procedencia de
deducir como gastos los pagos documentados en las reiteradas facturas. _

SEXTO.- Por lo que se refiere a la sanción impuesta, acerca de la cual no se


pronuncia la muy lacónica resolución del TEAC, podría afirmarse que, pese a que no
haya sido invocada en la demanda que, en realidad, no es un escrito procesal
excesivamente riguroso desde el punto de vista técnico jurídico, estaría caducada por
aplicación de lo dispuesto en el art. 49.2.j) del Reglamento de Inspección de los
tributos de 1986 , aplicable al caso debatido, habida cuenta de que en lo que atañe al
ejercicio regularizado y a la sanción derivada de la omisión correspondiente del deber
de ingreso de la deuda tributaria, el acta de disconformidad se incoó el 12 de julio de
2001 y, con independencia de cual fuera la fecha en que se ofrecieron o efectuaron
alegaciones al acta, lo cierto es que la liquidación se practicó, en sentido confirmatorio
de aquélla, el 19 de septiembre de 2001 y fue notificada el 1 de octubre siguiente. Por
lo tanto, cuando se iniciaron los correspondientes expedientes sancionadores, el 19 de
noviembre de 2001, habría transcurrido con creces el plazo máximo de caducidad
establecido en el meritado art. 49.2.j) RGIT , en relación con el artículo 60.4 de la
misma norma reglamentaria, con el efecto de caducidad que esta Sala ha reconocido
repetidamente por superación del indicado plazo, en criterio que ha sido respaldado
por el Tribunal Supremo, entre otras, en su sentencia de 10 de octubre de 2008 , que
no sólo ratifica el criterio anteriormente sentado, sino que lo hace en un recurso de
casación común, disipando cualquier asomo de duda que pudiera quedar respecto de
la eficacia de la anterior doctrina por el hecho de haber sido plasmada en un recurso
de casación en interés de la ley que quedaba desestimado. _

SÉPTIMO.- Además del anterior motivo invalidante de la sanción, pero que no ha


sido aducido en la demanda, la sanción infringe el principio de personalidad de la pena
-o sanción-, al haber sido impuesta a una sociedad diferente a aquélla que
supuestamente cometió la infracción, sin que a tal efecto sea admisible con la mera
traslación automática de la institución de la sucesión en la personalidad jurídica, que
no rige para las sanciones a menos que la entidad resultante de la absorción pudiera
ser imputada, a título de culpa, en la comisión de los hechos objeto de sanción. _

En suma, ni la sanción aquí impuesta motiva en lo más mínimo porqué se dirige


frente a una entidad sucesora de otra ya liquidada y disuelta, ni cuál es la razón para
no imputarla con sumisión a las reglas de la responsabilidad subjetiva y no meramente
de resultado (art. 40 LGT de 2003 ), ni tampoco se indica dónde reside la culpabilidad
del sancionado, al margen de la alusión genérica a la negligencia, que no se concreta
en cuanto a su grado de aparición, pues es bien sabido que la denominada culpa
levísima no puede servir de base a la destrucción de la presunción de inocencia y,
consiguientemente, a la fundamentación del principio culpabilístico, no siendo ocioso
reiterar el criterio constante de esta Sala respecto a la inexistencia de culpabilidad
cuando se trata de discrepancias en lo relativo a cuestiones de hecho, como aquí
sucede, lo que hace decaer, por su raíz misma, el elemento cognoscitivo de la
culpabilidad, fuera ésta dolosa o culposa, que es alternativa que la resolución tampoco
aclara. _

En definitiva, la sanción se habría impuesto por tres conceptos distintos,


representativos de tres fuentes diferentes de renta obtenida y sintéticamente gravada
en el Impuesto sobre Sociedades, sin que en la resolución sancionadora se detalle
dónde se localiza la culpabilidad en cada uno de tales elementos de composición de la
base imponible, siendo así que lo referentes a la deducción por reinversión y a la
determinación de una base negativa pendiente de compensar en ejercicios futuros no
han dado lugar a una motivación autónoma y explícita en lo referente a la culpabilidad
del interesado -al margen del hecho decisivo de que se sanciona a un sujeto de
derecho diferente a aquél que supuestamente incurrió en el ilícito administrativo
apreciado, sin razonar porqué se efectúa esa traslación meramente automática de la
responsabilidad- y, en lo que respecta a la indebida deducción de los gastos
procedentes de las facturas, tampoco se motiva la culpabilidad, que se presupone por
el hecho de tratarse de facturas falsas, lo que no es admisible sin efectuar
razonamientos complementarios. _

Por tales razones y porque, en suma, la resolución sancionadora adolece de una


invalidante falta de motivación, extendida a la culpabilidad como concepto específico y
como imputación a un sujeto distinto del que cometió en su día, teóricamente el ilícito,
sin que los sucintos términos del escrito de contestación a la demanda ostente
capacidad argumental suficiente como para hacer dudar a la Sala, procede estimar
parcialmente el recurso en cuanto a la sanción. _

OCTAVO.- De conformidad con lo establecido en el artículo 139.1 de la Ley


Jurisdiccional , no se aprecian méritos que determinen la imposición de una especial
condena en costas, por no haber actuado ninguna de las partes con temeridad o mala
fe en defensa de sus respectivas pretensiones procesales. _

EN NOMBRE DE SU MAJESTAD EL REY _

FALLAMOS_

Que estimando en parte el recurso contencioso-administrativo interpuesto por la


Procuradora Doña Adela Cano Lantero, en nombre y representación de la entidad
mercantil SP BERNER PLASTIC GROUP, S.L., contra la resolución del Tribunal
Económico-Administrativo Central de 25 de octubre de 2007, desestimatoria del
recurso de alzada promovido por aquél frente a la resolución del Tribunal Económico-
Administrativo Regional de Valencia de 31 de octubre de 2005, estimatoria en parte
del recurso de anulación promovido contra otra resolución anterior del TEAR citado, de
30 de junio de 2005, en relación con el Impuesto sobre Sociedades, ejercicios 1990,
así como frente a sus correspondientes sanciones, debemos declarar y declaramos la
nulidad de los mencionados actos administrativos, por ser disconformes con el
ordenamiento jurídico, exclusivamente en lo que se refiere a la sanción impugnada,
desestimando en lo demás el recurso, sin que proceda hacer mención especial en
relación con las costas procesales devengadas, al no haber méritos para su
imposición. _

Al notificarse la presente sentencia se hará la indicación de recursos que


previene el artículo 248.4 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de Julio del Poder Judicial .
_

Así por esta nuestra sentencia, testimonio de la cual será remitido en su


momento a la oficina de origen a los efectos legales, junto con el expediente
administrativo, en su caso, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. _

PUBLICACIÓN: _

Leída y publicada ha sido la anterior Sentencia por el Magistrado Ponente en la


misma, Ilmo. Sr. D. FRANCISCO JOSE NAVARRO SANCHIS estando celebrando
Audiencia Pública la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional;
certifico. _

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