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“Nunca nos cansaremos de decir que Bin Laden es una cria- tura de los servicios estadounidenses. No soy tan ingenuo como para creer en la pureza ni en la grandeza, ni siquiera en una remata efieacia de estas matanzas suicidas. Pero digo que este precio atroz se paga fundamentalmente con la des- truecién minuciosa de toda racionalidad politica por parte de los daminantes de Occidente, empresa que pudo ser tan ampliamente practicable por la abundancia, particularmen: ‘tw en Francia, de las complicidades intelectuales y populares. éUstedes querian encarnizadamente liquidar hasta el recuer- do la Idea de revolucién? gDesterrar tado uso, incluso ale- gérico, de la palabra ‘obrero™? No se quejen del resultado. Aprieten los dientes'y maten a los pabres. G haganlos matar par sus amigos estadounicenses." 2Cémo puede repercutir la filosofia en Ia politica? En nada, suele decirse. Sin embargo, asegura Alain Badiau, la filosotia una y otra vez incide en ta practica, No son fas tapas de los diaries las que “deciden” la importancia de un acontecimien- ‘0, sino los fildsofos. Tal como en Circunstancias, en este vo- lumen el autor instala su mirada critica sobre los grandes prablemas del munde actual: la guerra de Irak, las relaciones entre Francia ¥ Alemania, las leyes contra el uso del vele is- lamico en Europa, entre otros 1. DELIA ~ siouiorEca ii L reartago pow! Wika chad i ae ad (Bee liscos del Zorzat ALAIN BADIOU Filosofia del presente ALAIN Bapiou Filosofia del presente 2: 20004 em (trad aera) Hause pa Falcon jane 90 997. 1007-25-9 1. ncaya Francde | ales Adyar, ba. H. Taxe CBO 24st TTRADUCOON + ALEIANORMUA FALCON Epics » Ocrawio Kuese Forosneria pe tare + Pamo Gaara 9° | Disko + Venowica Fewnaana Tiiute onciuaL: Circonstances, 2, @ Editions Lignes & Manifestes, 2004. “Guestn y Tempo”: Pore il juss, als 4, 26 de ebrere de 2003, “vacloeinfnito*: Marea, sala del consejo genera, 3 sie abel de 2003, @ Libros del Zorzal, 2005 Buenos sires, Argentina Fata obra, publicads en AR ORR EN Ne A Fora OL masse 5 poco algo mds que una nacién, Que se situatia entre la nacién y el completo derrumibe de la vieja tradicién nacio- nal. No exactamente un pais, pero lampaco algo distinto de un pals, Que no estaria globalizado, pero que tampoco estaria exactamente anti-globalizado, ni alter-globalizado, ‘Un conjunto inédite y, por lo-tanto, wn “monstruo’. Gilles Deleuze explica acertadamente que, cuando dos cusas muy diferentes, muy heterogéneas, se articulan una con la otra, se encajan una dentro de la otra, se obtiene una no- vedad radical que no és ni una ni otra, sino el monstruo, producto de las dos. Deseo ante ustedes, esta noche, que cestemos en condiciones de crear al fin, destinado al munder entero, abierto al mundo entero, el monstrue de Francia y Alemania, Un nuevo nifo también. Un nuevo nifto, porque se trataria de una cosa que deberia naturalmente educarse a s(anisma, crecer sola, criarse a sf misma, No estarin bajo la férula del pasado, del pasado de Alemania, demasiads gastado por preguntas, del pasado de Francia, agotaclo par demasiacas certezas, sino que deberia inventor su propia educacién, Somes paises vivjos, contrariamente sin duda a nuestro anfitrién de esta noche, esta Argentina que, con toda na- turalidad, sigue siendo. una figura de nino de la Historia, es decir, que adn estd inmersa, inquieta, pero sin desalien- to, en Ia infancia de Ia Historia fae viejos, pero quizi, poniéndonos juntos, reunienclo swestias altas eda des, nos eonvirtamos en el nino que ese anciano contiene. Invirtiondo el curso del tiempo, transformaremos elenerme peso histérico que nos agobia en algo inocente ¢ innova- dor. Realmente creo que esa cost inédita y nueva puede ser un nuevo nifte hist6rico, asi como puede ser un nuevo animal histérico _ ps rept ne Y, por tiltimo, un nueve amor. Un nuevo amor, porque la capacidad de una decisién de esta clase, entre pueblos que hoy en dia, en tanto pueblos, persisten en ignorarse profundamente, cn ignorarse demasiado, en una amplia indiferencia mutua, con algunas gloriasas excepciones, pero que tan sélo son excepeiones; una decisién de este tipa no puede sino crear nuevos posibles en Io referente a los vinetilos y a la amistad entre los pueblos. Es muy portante, en materia de amor de amistad, saber si se-es 0 no Ja misma casa. Vivir en la diferencia o vivir en la deci- sidn de la no-cdiforencia, Con la doeisidn de la fusién, algo se conmoverfa, Sabrfamos que somos “los mismos”, se trataria de aprender y de vivir ese elemento de lo mismo. Esto aprendizaje amoroso propondria a los dos pucblos una nueva manera de remitirse el uno al otto, Evidentemente, no es posible imaginar que ese nuevo animal, ese nuevo milio y ese nueva amor queden ence- rrados detras de una muralla, En ef fondo, se trataria cle in simple trazado sobre 1a superficie de la tierra, y pri mero sobre la superficie de Europa, Este conjunto franco- alemda con ef que suena es como uma Iinea que podria trazarse, y no como tna fortaleza que deberia consteuirse. Todo el mundo puede franquear la linea; todo el mundo, con el dedo indice de Ia vida, puede recorrerla. No obs- tante, todo el mundo también debe verla, ver su nueva existencia. Ella es una inscripeién, un trazado, el trazado de un lugar de pensamiento, Es el trazado que da cuenta, en el sentido de muyjleben, en ol sentice de “superar”, que da cuenta de nuestros desacuerdos y de nuestros acuer- dos. Que muestra lo que hay de gastado en nuestros acuerdas, de antiguo en nuestrns desacuerdos. Esta idea del trazado de una linea nueva que abarearia alos dos pueblos, a sus historias y a sus predicados con- Fosoria oe eeseane er trarios, naturalmente me hace pensar que es-como el trazo de la justicia que debemos delinear en tomo a nosotros. De hecho, en el fragmento de la ectava elegta que wste~ des acaban de escuchar, Rilke dice que el animal, una de Las figuras de lo abierto, cs “sia fin, si frontemns, sin mirada sabre sf mismo, timpido”, y respecto de lo abierto, habla de un “itis all det cfrculo’ Entonces, por supuesto, pienso en Brecht, pienso en aquella gran obra de Brecht que se Hama El eircila de siz oawedsieo, y que trata sobre la justicia, Brecht también es un poco francés. Permitanme, queridos amigos alemanes, estas anexiones sucesivas que no son sino preparatorias para nuestra fusion. Bs un poco francés en un sentido pre- ciso, es decir que si uno mira el texto Eu in jungle Ins cistdades, una de las primeras obras de Brecht, se hallan pasajes enteros de Rimbaud, pura y simplemente incorpo- adios en la freseura de la lengua alemana, como si hubie- ‘ran nacido en ella, El joven Brecht esta literalmente fasci- nado por la fi de Rimbaud. También dice, en diversas ‘oportunidades, que su ideal de escritura es a del siglo XVII francés. Por lo denrds, es una vieja idea alemana segtin la cual ese modo de escribir crea una transparencia y una vitalidad que ningtin aleman podra captar janvis. En tanto que nosotros, los franceses, pensamos que algo de la profundidad especulativa alemana nos esti vedado por siempre. En el fondo, la propuesta es intercambiar todo esto, fusionarlo. Vamos a introducir la profundidad alemana en Ia clara rapidez francesa, y vamos a introdueir la vivacidad de Ia critica francesa en Ia disciplina alemana. Entonet mediante una quimica transfiguradora, misteriosa, nues- tros dos embajadores aqui presentes ya no serdn ms que uno sélo, jy en todes los paises del mundo habra una 58 uaa BAoIOy Alianza France-alemana, Institutos Goethe-Diderot! bse ‘seu ¢] verdadero trazade europea, 0 el trazado de aquelle que Europa puede desplegar en toro de este proyecto y dle esta apertura, Sera el trazado-de un nuevo circule de tiza, abierto a la tierra entera. Lo haremos, espero, sin pro- vocaciéin, pero también sin debilidad, con un gesto espiti- tual imprescindible, Un gesto espiritual seguro pero-amis- tose, que podriamos Hamarel frazndo.en Exeropnt def efreuto de Fiza frenco-afcrit Gracias. Me Veto! 1. Amables republicanas y republicans alegaron un buen dia que se necesitaba una ley para prohibir todo velo sobre os cabellos de Jas jévenes. En la escuela, primero; en otras partes, después; en todos ladas, de ser posible, ;Qué digo, una ley? {Una ley! El presidente de Ja Repitblica era un politico tan limitado como imbatible. ‘Totalitariamente ele- gido por el 82% de los votantes -incluidos los socialistas, gente entre la cual se reclutaba una gran cantidad de los amables republican(a)os en cuestidn~, dio su visto bueno: ‘una ley, si, una Ley contra el pequeito millar de mucha- has que ponen dicho velo sobre sus cabellos. Qué pelarlas! jMusuluaews, encima! Ast fue como, una vez més, en Ia linea de la eapitulacién de Sestan, de Petain, de la guerra de Argelia, de los engaiios de Mitterand, de las leyes infames contea los obreros indocumentaslos, Francia sorprendis al mundo. Después de las tragedias, la farsa i, por fin Francia ha encontrado un problema a su medida: el velo sobre la cabeza de unas cuantas jévenes, Pademos decirlo: la decadencia de este pais ha legado a su limite, La invasién musulmana, hace tiempo diagnos- ticada por Le Pen, hoy confirmada por intelectuales inta- 1 EL diario Le Mone publied un extenso fragmenta de este texto wl ia 22/23 de tobrero de 2008: 70 eo chables, ya ene a quicn dirigirse. La Batalla de Poitiers, frente a esto, es insignificante; Charles Martel, uno més, Chirac, los socialistas, las feministas y los intelectuales de [as Luces atacados de islamofobia ganarin la batalla del velo. De Poitiers al velo, la consecuencia es buena, y el progrese considerable. 3. A causa grandiosa, argumentos nuevos. Por ejem- plot el velo debe ser proscrito porque es signo del poder de los machos (el padre, el hermano mayor) sobre estas jSvenes 6 mujeres, Por fo tanto, se excluirs a aquellas que se obstinen en Hevarlo. En suma: estas chicas o mujeres san aprimidas; entonces, seran eastigadas, Como si dijé- ramos; “esta mujer fue violada, jque la encarcelen!”, El veloes tan importante que merece una ldgica de axiomas renovados. 4, Si, por el contrario, son ellas quienes quieren llevar libremente ese maldito velo ~jrebeldes, libertinas!-, enton- ces también se las castigars, Un momento: gno es el signo de la opresién de los machos? jEI padre y el hermano mayor no tienen nada que ver con todo esto? ;De dénde vione que haya que prohibir entonces al famoso velo? Su- cede que es ostentosamente religioso. Estas picaras osten- tan su creencia. jl rincdn! 5, O bien es el padre y el hermane mayor, y entonces feministamente el velo debe ser quitado. O bien es la joven misma segiin su crvencia, y entonces laicamente tambicn debe ser arrancado. No hay velo buena, jCabeza descubierta! En todas partes! Que toe el mundo, como Fuasaria pet erst n se decia en el pasado incluso las no musulmanas lo de~ cfan-, salga “con la cabeza desnuda". 6, La Reptiblica de hoy: jabajo las sombreros! 7. Nétese bien que el padre y el hermano mayor de la joven de! velo no son simples representantes parentales. Se lo insinia a menudo, algunas veces se lo declara: ol padre es un obrero embrutecido, un pobie tipo directa- mente “Iiegado del pueblo” y empleado en las cadenas de Renault, Un arcaico. Pero estipido. El hermano mayor vende hashish. Un modemo, Pero corrompido. Barrios marginales y patibularios. Clases peligrosas. 8. La religién musulmana agrega a las taras de las demés religiones ésta, gravisima: en este pais es la religién de los pobres. 49. El velo, visto desde ese Angulo: pobres que oprimen a pobres bajo la mirada de un pobre Dios. ";Repugnante!", dice el pequefio burgués, cuyo bienestar ya slo eree en sit propia perpetuacién. 10. Uno que sabe del tema, y con quien yo discutia acerca del velo, hace ya muchos aitos, me dec ees, quertias que los cabellos sean un simbolo sexual y que, como tales, haya que ocultarlos?” Yo no quiero nada. Fero por favor, recordemos a Baudelaire: “70h, melena encrespaute hasta el cuello! jOh, bucles! jOh, perfumes enrgados de languidect n saan Bac10H jExtasis! Pam pobiine esin ache Ja aleotsa osexcra De recuerdos que deermen en esa cabellern, jQuicro agilerta cw ct aire como tut prituela! Diablo! jira fantasia ee musalinln?” II. He conocido una época en que wna mujer que sol- taba sus cabellos (jah, dulce caida impalpable sobre las hombros!) daba a conocer asf su consentimiento amarosa. jAcaso era ésa una afrenta a la laicidad? ; Una condena de Ia feminidad? Puede sor, puede ser.. 12, Imaginemos al director de un colegio secundario, seguido de una escuadra de inspectores armados de cen- timeteos, de tijeras, de Itbras de jurisprudencia: van a ve- rificar a las puertas del establecimiento si los velos, los Kia y otras sombreros son “astentosos”. zAquel velo grande come una estampilla prendido de un rodete? gEsa kip! grande como una moneda de des euros? Saspe- cheso, muy sospechaso. Bien podria ser que Jo miniscule fuera la ostentacién de lo maytisculo, Pero gqué veo? jCuidado! {Un sombrero de copa! Lamentablemente, ya Jo ha dicho Mallarmé al ser interrogado sobre el particu- Jar: “Quiet se lit puesto alga seimejante no puede sacdrseto. EL munde podrin terwinar, ef sombrero 110", Ostentacién de eternidad. 13. La laieidad. {Un principio inoxidable! El colegio se- cundario de hace tres © cuatro decenios: prohibicién de amezelar Jos sexes en una misma clase, pantalin desacon- sejado para las chieas, catequismo, capellanes. La comunién solenine: los muchachos can brazal blanco y las chicas ocul- Fuovoris oct suesnre B tas por un velo de tul, Un verdadero velo, ése si, no un simple pafuelo, 2¥ ustedes quieren que considere criminal al velo? gBste signo de defasaje, de desorden, de imbriea- ciGn temporal? {Que sea necesario excluira estas seitoritas que mezclan agradablemente el ayer con el hoy? {Por favor! Dejen que la trituradora capitalista haga lo que tiene que hacer. Sean cuales fueren las idas y vuellas, los arrepentimientos, las llegadas obreras desde lejos, ella sabri sustituir a los dioses muertos de las religiones por el gran Moloch de la mercanefa. 14. Por lo demas, zacaso no es la verdadera religidn masiva, la del comercio, ante la cual los musulmanes con- veneidos tienen el papel de minoria asestica? ;Acaso no es tun signo ostentoso de esa religién degradante lo que po- demos leer sobre los pantalones, las zapatillas, las remeras: Nike, Chevignon, Lacoste... No es atin mas mezquino ser, en la escuela, la mujersandwich de sn trust que la fiel de un Dios? Para dar en el blanco, para ver con real claridad, sabemeas lo que harfa falta: una ley contra las marcas, A trabajar, Chirac, Prohibamos sin debiliclad los ostentosos signos del Capital. 15, ,Cémo? jLa ebligacion es que vayan desnudas? EI muslo imperativamente descubierto? Igual el pein? Elombligo al aire, porley? En la pileta de una ciudad del interios, ciertas horas estaban reservadas para las mujeres, De abi las zambullidas y las risas de piadosas damas que habitualmente ustaban encerradas. EI intendente restable- cié el orden, con un sélide argumento: “El cuerpo de tas mujeres no debe ser sustraide a las miradas”, ;jCémo no! {Todas desnudas! |Ya! a ‘Aun sow 16. Que alguien me ilumine. La racionalidad republi- cana y feminista sobre lo que se muestra del cuerpo y lo que no se muestra, en diferentes lugares y en diferentes Spocas, :q it es? Que yo sepa, atin en nuestros dias, y no s6lo-en las escuelas, no se muestra Ja punta de los pechos ni el vello pubico, ni el pene, Deberfa enojarme el hecho de que estas zonas scan "sustraidas a las miradas"? ;Sos- pechar de los maridos, de los amantes, de los hermanos mayores? No hace mucho, en nuestra campitia, y atin hoy en Sicilia y en otras partes, las viudas levaban chales ne- gros, medias oscuras, mantillas, Para eso no es necesario ser la viuela dle un terrorista 17. Pero veo que la tenctencia os la obligacién de des= nudarse, Las periodistas ce Libérition acogieron favora- blemente Ia Tlegada de Ja mini, y vieron en ella el signo innegable de la imminente caida de los totalitarismos. La golondrina dle los vestidos cortos es la primavera de los derechos humanos. Cualquier cabertura excesiva del cuer- po es sospechosa, La batalla de los pechos desnucos en la playa se gané por knack out. Sélo se puede vender, sdlo se consigne vender autos, canarios enjaulados, hormigone- ras o ruleros si fos anuncian mujeres considerablemente desvesticlas. Brossens, que hace veinte afios se crefa “el pornégrafo- del fondgrafo”, hoy en dia parece mas pudi- ‘bundo que una rata de iglesia. Pero ahora hasta las ratas de sia exigen, a cual més, el derecho al casamiento homo- sexual de sus eutras 18. Hemos pasado de la consigna feminista “mi cuerpo es mio” a Ja consigna prosiifucional "mi cuerpo es de lodos", La propiedad, inmanente a la primera, condujo ( { € i « Fuosoris ort muse 1s =mala consejera~ a la segunda. De la propiedad a la su- basta, bonita consecuencia. 19, Es curiosa la rabia que yatias seftoras feministas (en Elle, por ejemplo) reservan a unas cuantas chicas con velo. ¥ es tanta esa rabia que han egado al punto de sux plicar al pobre presidente Chirac, el sovidtico del 82%, que ‘castigue en nombre de la ley, mientras que el cuerpo fe- mening prostituido esti en todas partes; la pornogralia mas humillante es universalmente vendida; los consejos. de exposicién sexual de los euerpes, prodigados a lo largo: y alo ancho de las paginas de revistas para adolescentes, 20. Unica explicacién: una chica debe mostrar lo que tiene para vender, Debe exponer su mercaderia. Debe de- mostrar que de aqui en més la circulacién de las mujeres obedece al modelo generalizado, y ne al intercambio res- tringide, ;Malditos sean los paclres y los barbudos herma nos mayores! ;Viva él mercado planetario! BL modelo top modet. 21. Creiamos haber comprendide que un derecho fe~ menino intangible es no desvestirse sino delante de aquel {0 aquella) que ha sido elegido(a) para eso. Pero no. Es imperativo comenzar a sacarse la rapa en todo momento. Quien eculte aquello que leva al mercado no es un comerciante le: 22. A propésito de barbas. Es sabido que Luc Ferry, el ministre emplumado, tenia planeade reprimir las barbas de los hermanas mayores, Preciso punto de vista iguali 16. Asam BaDI00 lario: si obligan a las chicas a mostrar sus cabellos, gpor qué no forzar a los varones a corlar sus pelos? A partir del momento en que la pilosidad es un asunto de Esta- do... el beneficio sinclical ne habria sido menor: novedo- samente jerarquizados, los Barberos de las Escuelas, los peluqueros plantados en los patios, con la crema de alei- far constantemente preparada, El "desvelo” de las chicas no promete nada tan jugoso como eso. ;Desveladores? No, realmente imposible. Una [astima. 23, Sastendremos algo bastante curiaso: la ley sobre el volo es una ley capitalista pura. Ordena que la feminidad sea expuesta, Bicho de otro modo, que In circulacién del ‘cuerpo femrenino bajo el paradigma mercantil sea obliga- toria. Al respecto, concena -atin entre las adolescentes, placa sensible del universo subjetivo entero- toda reserem, 24, Se discieme desde hace tiempo, en las peliculas y en las declaraciones de tna cineasta conocida, un verda- dero odio del erotismo, una feroz indiferencia sexual, un puritanismo de sepultuero, ‘Todo esto camuflado, como debe ser en nuestros dias, con rezumantes provocaciones. Oficianco en contra de! velo, esta cineasta decia basica- mente lo siguiente: "Pero cémo! Ahora quieren hacer del Tobulo de la oreja una nueva zona exégenal”. ,¥ por qué no, querica cineasta del sexo? jLa creacién o recreacion de una zona erégena es ~por fin~ una gran noticia para los eratémanas que somos! 25, Sucle decirse, mds @ menos en todes lados, que el “velo” constituye el intolerable simbole del control de la sexualidad femenina, ;Qué? :INo creerén que en nuestros: Fuotoria pe rast 0 dias, en nuestras sociedades, la sexualidad. femenina no est controlada? Esta ingenuidad habria hecho refr a Fou- cault, Nunea se ha prestado tanta atencitin a la sexualidad femenina, con tanta minuciosidad, con tantos consejos sa bios destinados a discriminar su buen usoy su mal uso. EL sgoce se ha convertido en tina obligacisn siniestra; y la ex- ‘posicidn universal de las partes supuestamente excitantes, ‘en un deber mis rigido que el imperativo moral kantiano, Par lo dems, hace tiempo que Lacan establecié el iso- morfismo entze el “;Gocen, mujeres!" de nuestras revistas y el imperativo “jNo gocea!” de nuestras bisabuelas, FL control comercial es mas constante, mas seguro, més ma- sivo de lo que fue el control patriarcal. La circulacicin prostitucional generalizada es mas rapida y mas confiable que las dificultosos encierros familiares, euyo escarneci- iniento (entre la comedia griega y Moliére) nos ha hecho reir durante siglos 26, En la visién némada del mundo, todos se alegran te lacirculacién y del intercambio incesante de los cuerpos; esté clara que una moneda tiene motives fundados para creerse la cosa mas Libre del mundo: es la que mas circula. 27, La madre y la puta, En ciertos paises, se hacen eyes reaectonarias a favor de la madre y en contra de la ‘pita; on otros, leyes progresistas a favor de la puta y en contra de la madre. Sin embargo, es esta alternativa la que debe ser recusada. 28. Pero no por el “ni... Ni..”, que ne hace sino per= petuar en terreno neutro (en el centro, como Bayrou?) aquello que pretende refutar, "Ni mam ni puta” suena un 78 Avan Bri00 ‘poco triste. Tampoco el “ni puta ni sometida”, que por lo deméses absurdo: una “puta” no est, en general, some- tida? ;¥ cémo! Errel pasado se las Wamaba "respetuasas". Sometidas pablicas, en stimta, En cuanto a Jas “sometidas”, qutizé no sean otra cosa que putas privadas. 29, Siempre volvemos a esto; el enemigo del pensa- miento, hoy en dia, es la propiedad, el comercio, tanto de las cosas como de las almas, y no la fe. Diremos més bien que lo que falta es la fe (politica). La “escalada de los inte- grismos” 110 es sino el espejo en que los occidentales satis~ Techs ebservan con temor los efectos dela devastacién de las concicncias que ellos mismos dirigen. Y, en particular, la ruina del pensamientn politico que intentan organizat en todas partes, ya con el pretexto de una democracia in- significant, ya utilizando gran cantidad de paracaidistas tumanitarios. En estas condiciones, la laicidad, que pre~ tende estar al servicio de los saberes, no es mas que wna regla escolar de respeto pot la competencia, de amaestra~ miento alas normas "occidentales” y de hostilidad a toda conviccion. Es la escuela del consumidor cool, del comer cio soft, del libre propietario y del vatante desengaiiado, 30. Las religiones, lan desamparadas desde la muerte de Dios que, on vez de exterminarse entre ellas, como siempre Ip han hecho por mandato de sus dlioses respeeti- vos {los cuales eran tanta nis implacables cuanto: que, trascendentalmente, eran el Mismo), debieron decidirse a ayudarse unas a otras. Al arzobispady no le gusta que se metan con la mezqutita. El iman, el pastor, el cura, mantic nen melancélicos conciliébulos. Hasta el rabino y el sacer~ dote participan de ellos. Mucho mas que en la guerra de Fuosoris bat snestute 1 las religiones y de las civilizaciones -esa fantasmagoria que disimula complots de poderes y de petrodélares-, creo en la Intemacional de los credos moribundos. 31. De ahi que, evidentemente antimusulmana, la Ley sabre el velo entristezca a todos los diputados de derecha que deben parte de sus prebendas a los electores del inte- rior. Para engaitar, inventaron que era necesario prohibir Jos signos ostentosos... jde la political jPaltaba més! Queda alguno? ;Debemos creer que planean llevar a cabo, con los tiempos que corren, atin eit lo mas profundo de pucblos oscuros, atin en las terribles periferias, un vasto operative para secuestrar hoces y martillos? Duco que los patios de recreo exhiban universalmente el espec~ téculo de estilines o de velos en los que se imprime la cara del Gran Timonel. Yo mismo, en algunas ecasiones, fui a dictar mi gran seminario pilblico con um prendeclor, a ‘veces dol gran Lenin, otras de mi querido Mao. Y bien, inadie lo notd! 32. Nunca terminard de maravillamos la trayeetoria de aquel singular feminisme que, nacido para que las mujeres sean libres, hoy sostiene que esa “libertad” es tan obligatoria que exige la exclusion de las jovenes (jy ni un solo vardnl) por el solo aspecto de su vestimenta. jSorprendente! 33. Toda La jerga socictaria sobre las “comunidades” y Ja lucha, tan metalisica como furiasa, entre “la Republica” y “los comunitarismos”, todo eso es una tonteria. Dejen que las pezsonas vivan como quieran o puedan, coman lo que acostumbran comer, even turbantes, sotanas, velos, 80. AWN Bamiou nrinis U ojotas, se fotograffen unas a otras can grandes re- verencias o hablen jergas pintorescas. Puesto que esa clase de “diferencias” no tiene el més minimo alcance universal, no se oponen al pensamiento-ati lo sostienen, Por tanto, no existen motivos para respetarlas, pero tampoco para vili- pendiarlas. Que “el Otro” ~come dicen despucs de Levinas los aficionados a la tealogfa discreta y a la moral partétil— viva de un modo levemente diferente al mio, he aqui una constatacién obvia, 34. Alosumo, la diversidad de las costumbres. yde las crveneias sera un testimonia perdurable de lo bartoco del animal humano, alge que llama nuestra atencién como lo hacen Jos Intos azules o tas ballenas, pues la fuerza multi- forme de la vida nos intriga y nos fascina. 35, En cuanto al hecho de que los animales humanos se agrupen en funcién de si origen, es una consecuencia natural ¢ inevitable de las condiciones a menudo misera- bles de su Hegada. Sélo ux primo o nuestro paisane del pucblo puede, nolens volens, acogernos en el hogar de Saint-OQuen-T’Auméne. Hay que ser muy obtuse para sor- prenderse de que el cltino vaya allf donde hay chinos. A menos que se vuelva a las directivas del partido comunista francés de hace treinta ailos: reparticién equitativa de la carga de inmigrantes entre los comunias de los barrios pe- riféricos, ya sean de derecha o de izquierda. “A los dra- bes”, decian en resumen estos camaradas intemacionalistas y proletarios, “ja los drabes nos les mandan todos a mues- tros municipios!” Fuosorin oct onsen 36. Para contener el comunitarismo y velar por Ia in- tegracién de los musulmanes, hoy en dia debemos ir mas alld de lo que pudo ir en el pasado el difunto Partido Co- munista Francés. Debemos exigir que haya, por cada con junto urbano, a lo sumo dos familias marroquies, de las cuales s6lo una debe ser numerosa, una tniew familia maliense moderada, un turco soltero yun semi-Tamull. 37. El nico problema qne coneieme a estas “diferen- cians culturales” y a estas “comunidades” no es, por cierto, su existoncia social, de habitat, de trabajo, de familia o de escuela, Pues sus nombres son vanos ali donde esta en juego una verdad, ya sea de arte, de ciencia, de amor 0, sobre todo, una verdad politica. Que mi vida de animal lu- mano esté Ilena de particularidades es la ley de las cosas; que las categorias de esta particularidad pretendan ser uni- versales, exaygerando asi la importancia atribuida al Sujeto, eso sf que es verdaderamente desastroso. Lo importante es la sepuracién ae Jos preicados, Puede hacer matemdticas con tun pantalén de montar amarillo, y puedo militar a favor de una politica que se sustraiga ala “demoeneia” electoral con trenzas rastas en la cabeza. Ni el teorema es amarillo (0 no amarillo), ni la consigna que nos retine tiene trenzas, 1 tampoco carece de trenzas. 38. Inversamente: una verdad, politica a de otro orden, se reconoee pore] hecho de que el principio del que ella constituye una instancia particular no tiene nada de particular, vale absolutamente para todo aquel que acceda a la situacién a propésito de la cual su instancia es enun- siada, De ahi que tanto los militantes politicos como quie- nes demuestran un teorema, imaginan una obra de teatro Br este RADIO ‘© viven el encantamiento de un amor, todos ellos erean un pensamiento singular, que comparten a partir de soportes corporales y mentales totalmente dispares. La particulari- dad étnica, psicelégica, religiosa, lingUistica © sexual no ingresa como tal en el proceso de una verdad, ni la obsta- culiza, Como ya decia San Pablo, antes de que lo repitiora San Justo: a partir del momento en que una verdad entra cen juego, la particularidad ya no importa 39. Que la escuela se encuentre —segtin dicen- muy amenazada por una particularidad tan insignificante coms el velo de algunas jévenes nos hace sospechar que lo que estuvo en juego no era la verdad, sino meras opinio- nies, bajas y conservadoras. {No vimes acaso a politicos © intelectuales afirmar que la escuela existe ante todo para "formar ciudadanos"? Sombrio programa, En nuestros dias, el “ciudadano” es un pequeno gozador amargo, afe- rradoa un sistema politico en el que toda apariencia de ver- dad se halla foreiuida. 40, {No estardn preocupados ademés, en las altas y bajas esferas, por el hecho de que numerosas jévenes de origen argelino, marroqui, tunecino, con sus rodetes bien apretades, su aspecto austero, consagradas al trabajo, sean, junto-con algunos chinos no menos anclados all uni verso familiar, mucho mejores alumnos? En nuestros dias, para eso se necesita no pora abnegacién. Bien podria su- ceder que la Ley del soviético Chirac termine con Ia rui- dosa exclusién de algunos excelentes aprendices. 41. “Gozar sin trabas”, esa burrada sesentayochesca, sirvié para hacer funcionar al maximo Jos motores de Fuosorin oe omasentt - 83 los saberes. Cierta dosis de ascetismo voluntarie -conoce- mos la razén profunda desde Preud= no es ajena a la en- sefianza ni mucho menos a ciertos rigurosos fragmentos de verdades efectivas. De manera que un velo, después de todo, puede ser itil, Ahi donde en nuestros dias el pa- triotismo, ese alcohol fuerte de los aprendizaj esta, completamente ausente, cualquier idealismo (incluso de pacotilla) resulta bienvenido. Al menos para quien supone que la escuela es algo mas que la “formacién” del ciuda~ dano-consumidor. 42, Maximas de los anti-velos; “Perezca la escuela antes que mi laicidad”; “Mas vale una analfabeta con ca- beza descubierta que una “velada’ genial”. 43. En realidad, la Ley del velo expresa una sola cosa: el miedo, Los occidentales en general, los franceses en particular, no son mas que una suma de miedasos que tiemblan, 2A qué le temen? A los barbaros, como siem pre. Los del interior, a los “j6venes de los barrios margi- nales™; los del exterior, a los “terroristas islamicos", ;Por qué tienen miedo? Porque son culpables pero dicen ser inecentes, Culpables de haber, a partir de los aios ochenta, renegado y tratade de aniquilar teda politica de emanci- pacién, toda raz6n revolucionaria, toda afirmacién ver- dadera de algo distinto de lo que hay. Culpables de ate- rrarse a sus miserables privilegios, Culpables de no ser més que nifios viejos que juegan con lo que compran. ¥ si, “en una larga infancia se los ha hecho envejecer” ‘También le temen a todo aquello que pueda ser wn poco menos viejo que ellos. Por ejemplo, una seviorita obstinada. aa 44, Peto, sobre todo, occicentalesen general y {ranceses en particular Je tienen miedo a la muerte, Ya ni se imaginan que una idea pueda justificar que por ella se asuman Tiesgos. “Muerte cero”, ése eg su deseo més importante. Ahora bien, en todas partes constatan que millones de personas en el mundo no tienen ninguna razén para te- merle a la muerte. Y entre ellos, muchos, casi todos los dias, mucten on nombre de una idea, Para el “civilizado", sa es la fuente intima de su terror, 45. ¥'sé muy bien quo las icleas por fas cuales se acepta morir hey en dia, por lo general, no valen. demasiado. Conveneido de que todos los dioses se han retirade desde hace tiempo, lamento profundamente que hombres y muje- res jévenes despedacen sus cuerpos en espantosas masacres bbaje la flinebre invocacién de lo que desde hace tiempo ha dejado de ser: 56, asimismo, que “estos martires” temibles son instrumentades por complotadores a quienes resulta dificil distinguir de aquellos a tox que pretenden eliminar, ‘Nunea nos cansaremos de decir que Bin Laden es una cria- a de fos servicing estadounidenses. No soy tan ingentia como para creer en la pureza ni en fa grandeza, ni siquiera en una remota eficacia dé estas matanzas suicidas. 46. Pero digo que este precio atroz se paga funda mrentalmente con la destruccién minuciosa de toda racio- nalicad politica por parte de las dominantes de Occidente, empresa que pudo ser tan ampliamente practicable por fa abuncancia, particularmente en Francia, de las complici- dades intelectuales y populares. ¢Ustedes querian encar- nizadamente liquidar hasta et recuerda la Idea de revo- luciéin? {Desterrar tedo uso, incluse alegérico, de la palabra “obrero”? No se quejen del resultado, Aprieten los dientes y maten a los pobres. Q haganlos matar por sus amigos estadounidenses, 47, Uno tiene las guerras que merece. En este mundo paralizado por el miedo, los grandes bandides bombar- dean sin piedad paises exangiies. Los banclidos interme- dios practican el asesinato selectivo de aquellos que los molestan. Los bandides pequeios hacen leyes contra los velos. 48, Podra decirse que este (iltime es menos grave. Si, por cierto, lo es. Evidentemente, es menos grave. Ante cl desaparecido Tribunal de la Historia, obtendremos cir~ cunstancias atenuantes: “Especialista en peinados, no ha tenido en el asunto sino un papel menor” {Consolado? 4 TeRCcER ESBOZO DE UN MANIFIESTO DEL AFIRMACIONISMO Una versién mucho mds extensa, y con un espiritw diferente, de «este texto iabia sido provamciadi en 2001 en Verein, en ef anarco ‘tel coloquio "La cuestién del arte en el tercer milenio", organiza- «lo por el GERMS, bujo ia direecidn de Ciro Bruni, Una variante ain unis extensa, y escrita en un estilo mds bien orientacto al sar- ensino, fue pubticnda en 2002 por las ediciones del GERMS, en las ctas det cotoqaio en euestién, titudaces Utopia 3. La presente versidm, ants anoderada y despojada de la retdrica alel Iniperio (hoy en dia demasiado nsaciada nl best-seller de Negri), es producto eit fo eseneial dé uno intervencidn en ef Drawing Center de Nrewn ‘York, adonde fui invitndo por su directora, Catherina de Zegher, para (a pubticacién el ntiveero 22 de ta revista Lacanian In dirigida por Josefina Ayerza, niianero en ef cunl figurabet de tra duceién al inglés de mi pequemo tibro De wn desastre oscuro, publiendo.en francés en 1991 por ediciones de ['Aube. Es prrolwi- ble que haya mds versiones. Work in progress. Nuestra fuerza de resistencia y de invencidn exige que renunciemos a las delicias del margen, de la oblicuidadt, de la deconstruccién infinita, del fragmenta, de la temblo- sosa exposicidn a la mortalidad, de la finitud y del cuerpo. Debemos, y por lo tanto podemus, declarar en el arte la existencia de aquello que, para el pobre siglo que comienza, ya no existe: la construccién monumental, el proyecto, la fuerza creadora de los débiles, cl derribamiento de los poderes establecidos, Debemos oponeros a todes los que sélo quieren fina- lizar, a la cohorte de los ailtimos hombres, extenuados y ‘Avon Bae fin del arte, de la metalisica, de Ja representacién, de la imitacién, de la tras- dencia, de la obra, del espiritu, jBasta! Declatomos de ama vez por toclas ef Tin cle todos los fines, el comienzo posible de todo lo que es y de todo lo que fue y sera, La vocacién cel arte, en todas sus formas, es hacerse huevamente cargo, a contrapelo de su actual dective hacia In multiplicidad inconsistente, de la energia inmoral, des- medida y—si tiene éxito~ profundamente inhumana de la armacisn, Volvames a declarar los derechos attisticos que La in- humana verdad tiene sobre la humanidad. Volvamos a aceptar que cea verdad (0 belleza, es lo mismo) nos es- tremezen, en vez dle gobernar de Ia manera més exacta posible las modas menores de nuestra expresiGn. La cuesticn es afirmar. Por eso éste es el esboze de un manifiesto del afirmacionismo. Ef dominio del formalisme romantica Proponge llamar “posmodema” —zper qué no? a toda representacion de la produecién artistica que se realiza bajo el signo de la exposicién espectacular de los deseos, de las fantasias y de los terrores. Bajo el signo de una abo- licién de lo universal. Bajo el signo de la exposicisn total de los particularismos. Bajo el signe de la igualdad histé- tica de los medios formales. Si, asi es: se puede Hamar “posmedemo” a lo queda cuenta de sin eaprichoso ¢ ilimitado dominio de la parti- cularidad. Existen dos tipos de particularidades: la comu- nitaria, étnica, lingitistica, religéosa, sexual, y asi sucesiva- mente; y la biografica, el Yo camo aquelle que cree poder C ¢ c fi fe Fuosoria bea onesie 89 y deber “expresarse”, Postulo que los productas posmo- dernos representan la itltima forma del sometimiento del arte a la particularidad, Distinguiremos entonces, si se quiere, las productos étnicos y comunitarios, incluyendo su suib-rama sexual, y los productos yoicas. Los productos més buscades por los gourmets del co- mercio sern aquellos que combinen habilmente las dos variedades: en un marco étnico y sexual reconocible, son producto sin embargo del mas hicico de los yoisutos No denunciemos a nadie, cada uno reconocerd lo suyo. Entonces, he aqui nuestro diagnéstico: desde un punto de vista histérico un poco mas extenso, se dir& que los productos posmedernos, ligados a la idea del valor expresive del cuerpo, y para los cuales la postura y el geslo se imponen sobre la consistencia, son la forma mate- rial de un puro y simple retomo al romanticismo, Esta cuestién es de maxima importancia para noso- tres, En medio de la inmensa cantidad de referencias que: exige, y que los afirmacionistas futuros reunirén y editas Fin, se me permitira aislar narcisisticamonte uno de mis textos. En el primer capitulo de un libro intitulado Pe- quefia manual de inestéticn, yo proponia la distineién, con respecto.a la relacién entre arte y filosofia, de tres dispo- sitivos esenciales, Uno, que denaminaba “didactico”, pretende =a la manera platéniea, o estalinista~someter la actividad artistica al imperative externo de la [dea. El se+ gundo, al que llamaba “clisico, instala el arte bajo ta regla natural de las formas agradables y le confiere -a la manera de Aristoteles o de Luis XIV— una ud practica, de templanza de Jas pasiones, mas que una misin de verdad. Finalmente, el tercero, el “romantice”, ve por el contrario en lo artistico la tinica forma libre del descenso de la Idea infinita en lo sensible y, por tanto, pide que la filosoffa se prosteene ante el arte ~a la manera de Heideg- ger y de cierios fascismos-. ‘Yo sostensa que el siglo XX no habia realmente inno- vado en cuanto a este anudamiento decisivo del gesto material y de Ia idealidad; que no habfa propuesto ver- daderamente una figura del arte como pensamiento ine dependiente, He aqui el texto: “Las wanguandins no fircrodt ards que In brisqiieda desespe~ radi ¢ inestable de wn esquemm medindor, de un esquemn diddc- tico-romuiutico. Enna diihictiews por su deseo de poacr firral arte, por da denuneia de su candcter alignadee inmuténtico, Rouedn| ens, por sit convieciéit de que el arte debi renacer en la inme= dint come absoiitte, cone conciencia integral de sus propias operaciones, como verdad inmediataniente legible de sf mismun Considerndas come propuesta de us esquenn didfctico-romén- lico, Ins sanguendias ernie antes que reda anticlasicas”. Conelufa un poce despuds: “En sinun, la situacisn global es Ia siguiente: saturncidn de los tres esquremns heredados ~se trata, entonces, del didactis- ino, del clasicismo y del romanticisme-, clausuen de cual- qtier efecto derionda ilel tinico esquema intenindo en este siglo, ure de hecho cra tr esqucmin siartética, el dickéetica-romtatica’ Estoy convencido de que el “nosotros” futuro, el de los afirmacionistas de este principio de sigle, no se senti- rd tentado de volver sobre este juicio. A partir de él, di- bujasa los contornos de su propia y definitiva afirmacién en las artes. Por supuesto, los afirmacionistas defenderdn La tota- lidad de ta proeuccién artistica contemporénea contra Fosotla os presse a Jos actuales ataques reaccionarios. Despreciaremas a todos los que intenten utilizar debilidades tedricas provie sorias para imponer la restauracién de la herencia conven- cional y grandilocuente, 9 peor atin. Pero no escuestion de engafarse sobre el problema que tenemos entre manos: el dominio, en las artes, de todas las figuras de la expre~ sividad yoica 0 comunitaria no es sino un didactismo romintico degradado, una suerte de vanguardismo sin vanguardia. En cierto mode, va a la par del convenciona~ mo renaciente. El convencionalismo propone un vio~ lento.afecto teenologizado y un decorativisme imponente, -y domina e! cine holly woodense, asi como ciertos sectores de la arquitectura o del pintarrajo multimedistica, Pero los artistas del circuito posmodemo sélo le eponen un pobre anticlasicismo, euyo tinice recurso es el enuinciado de Spi- noza: “No sabenos todo lo que puede unt cuerpo". Con este magro vidtico, muchos dé ellos (guia mayorfa?) ain bus- can en una particularidad paroxistica, étnica 0 yoica, el modo de afirmar a un mismo tiempo la ruina de la con- cepeidn elisica del arte y la afirmacién absolutizada de la expresin stibjetiva, privada © publica, Ahora bien, el mio- tive de la expresién, sean cuales fueren sus modalidades, satura el gesto artistico de un romanticisme euyas tinicas ‘variantes conocidas son el romanticism finebre y el 10- manticismo ludico, sogiin se hable del melancélico fin de Io humano.o se pretenda andar de fiesta y pasarla estupende. No es posible comprender lo que nos oprime y quicre desesperamos si no volvemos infatigablemente sobre lo siguiente: nuestro mundo no es en absoluto el mundo de la democracia, sinto el del conservadurismo imperial bajo la fraseologta demoeratica. {Qué decir del mundo de hoy? Una potencia solitaria, cuyo ejército aterroriza por st solo al planeta entero, dicta unm Baotou su ley'a la circulacién de los eapitales y de las imagenes y en todas partes dictamina, con Ia violencia mas extrema, cual es el Deber y el Derecho de cada uno. Detrds de él corren criades y rivales: europeos, rusos, chines... Aunque algunas veces estén en desacuerde en cuanto a los medias, no cesan de confirmar su acuerdo en cuanto al contenido. Porque no tienen otra idea del mundo para hacer valer, _Aduelia que, bajo el nombre impuesto do “terraris- mo”, se opone con més violencia a esta hegemonia del ‘Occidente brutal, cuyo omamente espiritual es la “demo- cracia”, on realidad forma parte orgénica de este tltimo. Algunos criminales nihilistas mataron al azar a miles de habitantos de Nueva York, Este crimen masivo es eviden- femente un avatar de Ja patologia contempordinea. Es la fria puesta en escena de un motivo trillado: el levanta- miento del birbaro inspirade contra el imperial satisfe- cho, El ejército estacounidense y los "terroristas” vuclven a tepresentar la vieja y sangrienta eseena histérica de la civilizaci6n todeada por salvajes Ahora bien, nos basta con recordar a Roma para saber que una potencia solitaria que, a sus propios ajos, enear- na fa civilizacion dispane al arte en dos direcciones. Por um lado, una suerte de ruidosa celebracién de su propio poderio, una embriaguez representativa mérbida y repe- titiva, propuesta al puebla como opie para mantenerlo en li pasividad. Son los jueges del circe, cuyo estricto equi- valente nos proponen hoy en dia el deporte profesional y la industria cultural, ya sea musical o-filmica, Esta clase de entretenimiento trabaja al por mayor. Al nimero de supli- ciados y de gladiadores de las palestras corresponde hoy el comercio de los deportistas dopadas y de los colosales presupuestos mediaticas, Este es el arte convencianal, que convierte al fiinebre poderio del Imperio en el material de Farin 06. maser ks juegos y ficciones cada vez mas alegdrieas y pomposas. EL héroe natural de ese arte es el Asesino, el serial killer tortu- rador. En suma, el gladiador perverso- En la otra direccién, una magra sofisticacion, ella misma trabajaca por una suerte de exceso formalista, in- tenta opener a la masividad y pomposidad el discerni- miento suntuose y la perversidad sutil de pueden, sin suftir demasiado porella, aspirara retirarse de la eiseulacién general. Este arte es rominticamente som- brio, entuneia la impotencia y ol tetraimiento como delecta- cidn nihilista. A menuda invoca grandes bosques, meves elernas, cuerpos ablandados por alguna sabidurla nativa oriental. Pero este arte es tan crepuscular come el arte convencional ¥ grandilocuente, del mismo modo que las boeinas del circo se acoplan a Jos epigramas deliciosamen- te obscenos del Marcial, incluso como la retérica res- plandeciente de los generales sv acopla a fa predicacidn ascética de los cristianes de Jas catacumbuas, La desolacién multiforme de sectores enteros del arte: contemporineo proviene del hecho de que tiene wna si- metcia latal con el arte eanvencional del comercio masive de imagenes, un formalisina ronaiutica. Formalisme, porque una sola idea formal, un solo gesto o-un solo artesanado mortifero se consideran come soportes de la diferencia con la serie comercial. Romantico, porque en cada caso se retoma, aunque en un anonimato creciente, el motivo de la expresisn insolita, dle la puesta en escena ~supuestamente sublime y singu- Jar, de las particularidades étnicas @ yoieas, Romantico, porque la energfa del cuerpo se propone como salvadora frente a la desencarnacién conceptual, Y ast retornan —pero esta vez sin milagro~, en el teclio de los gestos exae- fos, ya el eneadenamiento del arte al discurso redentor, ya ersonas que oa ‘Aus BAoIOU el arte como exposicién sufriente y radiante de la Came, el arte como instalacién carnal de la finitud A decir verdad, el formalismo roméntico ha sido desde siempre la orientaci6n aztistica apropiada para las dominaciones establecidas y agonizantes. Asi es nuestro tiempo: el de una doctrina (liberalismo econémico y elec toralismo politico) tinica y multiforme que por primera vez integra a la cuasi-totalidad de la especie Iumana en la distribucion de su fortuna y de su dominacién. Si, nuestro liempo es ef de la doctrina tinica y el del consenso que se constituye en tora a ella bajo el extraiio nombre de “de- mocracia”. Ahora bien, cualquier dostrina nica de esta clase cs una docttina desesperada, ttihilista, porque no propone a la multiplicidad humana mas que la absurda perpetuacisn de su orden absceno. Ademis, la subjetivi= dad artistica que induce no es sino la del nihilismo y Ia de esa absceniciad. Se trata de formalizar la sublime desespe- ranza del cuerpo entregado al goce de lo Unico. Lenin ya observaba que, en los periodes en que la actividad polt- tica critica y revolucionaria es muy débil, Ja triste arro- gancia de Jos imperialismos produce una combinacién de misticismo y de pomegrafia; aquelle que, bajo la forma del vitalismo romantico formal, nes ocurre hey en dia: tenemos el sexo universal, y tenemos la sabiduria oriental Una pomografia tibetana, eso cumpliria el anhelo-de este siglo que tarda tanto en inventarse-un nacimicnto. Afirmar el gran siglo XX Desde hace un tientpo, ciertos artistas piensan que la des- truccién empeeinada del esquema romantico y de todo su aparato naturalista y vitalista es el imperative del mo- mento, Los afirmacionistas reivindican Ja singularidad de una genealogia critica. En todas las artes, durante el sigla XX, grandes artistas intentaron desbaratar el dominio de la expresividad romantica y dotar al arte de su necesaria “Jrialdnd, en el sentide mismo en que Mallarmé reclamaba, pata la Idea poética, que ésta sobreviniera fria de olvido y de obsolescencia, como una Constelacién, Estos artistas, a menudo aislacos, han compuesto lentamente configura- ciones que hoy en dia apenas son legibles, Mantuvieron la yoluntad de un arte-pensamiento que no toleraba ni la finitud, ni la carne, ni la redencitin. Un arte tan alérgico a a hipnosis del ascurantisme come a la estupidez pomo- grifica de las performances festivas. Un arte que no sea el de Buda, ni el de un deseo trabado entre la feria y Ia mor- gue. Un arte efectivamente exento de romanticisme, Un arte que pudiera equivaler a lo que el poeta Alvaro de Campos, ¢] heterdnimo ce Fernando Pessoa, llamaba una “matemitica del ser” Bl arte del siglo XX, el mais inquieto y verdadero, in- tenté poner ex evidencia, como también decia Alvaro de Campos, que “el binomio de Newton e3 Inn lello come la Venus de Milo”. Esto significa: intents apoderarse de Jo real con el mismw rigor impersonal de las matemiticas. Pode- mos nombrar a algunos héroes de esta tentativa, constante- mente opticstes a Jos sucesivos neo-romanticismos, como el de los surrealistas-y, peor atin, ale los sitwacionistas, por no mencionat a Jos corporeistas y vitalistas ¢ontemporaneos, La lista —nog limitaremos a los desapanecidas~ es arbitraria; no hace mas que indiear la aparente ausencia ste contomo de aquello que traza, en el cielo muerto del siglo, nuestra constelacidn. La constelacién afiemativa, Bstin los grandes afirmacionistas, los mejores, por no haber sabido que To eran: aquellos que clesplegaron solos,

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