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cscritos Histéricos HX > LIBRIS EI Perro Gris ESCRITOS HISTORICOS INTRODUCCION Hl titulo de bros historicos que damos 2 varios pos de libros del Antiguo Testamento pudiera muulucimos a pensar que se trata de crénicas 0 ana- les historicos en el sentido cientifico de la palabra ro NO es ast. La historia biblica no es una cr6nica narraci6n neutral de los hechos, sino més bien ra Jectura confesional de los acontecimientos, cha desde la fe en Dios por autores creyentes, ‘que quieren compartir con sus lectores esa misma {c. Bs una historia sagrada. los historiadores biblicos von te6logos que descubren en la vida una cuarta climension: la referencia de las cosas y de los acon- tecimientos a Dios. Todo viene de Dios, todo esti uiado por él, todo camina hacia él ‘Ala hora de leer los libros historicos no hay que ppreguntarse tanto por los hechos mismos y sus cit- ‘cunstancias de tiempo, lugar y modo, cuanto por la intenci6n teol6gica del autor. Los que nosotros llamamos libros hist6ricos, en lu lista de los libros de la Biblia hebrea reciben el nombre de Profetas anteriores. Es, sin duda, un titu- lo mas apropiado. Realmente, los libros hist6ricos son la lectura profética de la historia, es decir, una ppresentacién de la historia como marco dentro del ‘cual se realiza el plan divino. 1. Importancia del género histrico EI Dios de la Biblia no es el Zeus lejano del ‘Olimpo ni la causa primera de la filosofia, sino el compafiero cercano de viaje que acompaiia al hombre en su camino histérico, compartiendo con i gozos y penas, tristezas y alegrias. 1a revelacion biblica e8 esencialmente hist6rica Dios se da a conocer por medio de la palabra que comunica a sus siervos los profetas, pero se revela sobre todo a través de sus intervenciones en la his- toria de la salvaci6n. El credo israelita no es un catélogo de dogmas doctrinales abstractos, sino tuna secuencia de intervenciones salvificas de Dios en la historia. La Biblia fundamenta la teologta, la ley y la ética, no en principios y consideraciones filoséficas de cardcter especulativo, sino en Ia histo- ria, La revelacion biblica es una revelacién encarna- da en Ia historia, Por e50 el Dios de la Biblia no'es un Dios c6smico ni metafisico, a cuyo conocimien- to se llega por via de especulaci6n, sino un Dios que se acerca y salva al hombre desde dentro, desde el seno de la historia ‘As{ se entiende por qué los libros hist6ricos son Jos mas numerosos del Antiguo Testamento. Los podemos agrupar en los cuatro cuerpos 0 bloques siguientes * Historia deuteronomista: Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel y.1 y 2 Reyes. ‘+ Historia cronéstica: 1 y 2 Crénicas, Esdras y Nehemias. * Historia de los Macabeos: 1 y 2 Macabeos. + Historias ejemplares. Tobias, Judit, Ester y Rut. ‘Ademas de estos cuatro grupos o bloques histo- riogréficos, el género histGrico tiene amplia cabida cen el Pentateuco, en los libros proféticos, en los sa- pienciales y en los poéticos. 2. Historia deuteronomista Los seis libros que van de Josué al segundo de Jos Reyes, forman una sola obra, escrita por uno o varios autores pertenecientes a una escuela teol6gi- a llamada deuteronomista, porque en ella nacié el Deuteronomio. Es posible que en un principio el propio Deuteronomio formara parte de esta historia, en la que desempefiaba el papel de introduccién: De hecho, tanto el contenido como la forma litera- tia de la Historia deuteronomista se hallan fuerte- mente influenciados por la teologia y el estilo del Deuteronomio. Un canto a la justcia divina Escrita durante el destierro, por lo menos en su Ultima edici6n (hacia el 550 a. C.), la historia deute- ronomista ha sido compuesta para explicar los tré- ‘gicos acontecimientos que estaba viviendo el pue- blo (destruccién de Jerusalén y del templo, depor- tacién del rey y del pueblo). Todos éstos hechos herfan profundamente la conciencia de Israel y planteaban problemas de orden religioso, politico y social, No era Jerusalén Ja ciudad santa € inviolable? ;No habia prometido Dios a David una dinastia etema? ;No les habia pro- metido la tierra bajo juramento? Los actuales acon- tecimientos parecfan desmentir todas estas prome- sas. El desencanto y la desesperanza se estaban apoderando de los israelitas. En el pueblo empeza- ban a ofrse voces que acusaban a Dios de no cum- pilir su palabra. La historia deuteronomista ha sido escrita para responder a todos estos interrogantes. El autor po- dia haber formulado su respuesta en términos con- cretos y ditectos, pero ha preferido recurrr ala his- toria, Puesto que se trataba, entre otras cosas, de explicar por qué el pueblo se veia arrojado de la patria que el Sefior le habia prometido y otorgado, ¢l deuteronomista se remonta en su examen hist6ri- co hasta las visperas de la entrada en Canaén, para ver en qué condiciones los israelitas habian recibi- do la tierra “Br restitatio ‘hndl de examen sera él siguiente: Dios otorgé la tierra a Israel, no en términos incon- jonales y absolutos, sino bajo la condicion de cumplir las clausulas de la alianza. Dt 30 1520 colo- cal pueblo ante la alternativa de la vida o la muer- te: vida feliz y bendicién en la tierra, siel pueblo observa la ley; muerte, destierto y maldici6n, si la quebranta. Segtin el examen hist6rico llevado a cabo por la historia deuteronomista, la conducta de Israel des- de Ia entrada en la tierra hasta el destierro ha sido una cadena creciente de infidelidades y pecados ‘Consiguientemente, la destrucci6n de Jerusalén y el destierro no son més que la conclusién légica de las premisas puestas por el pueblo, Israel no puede ‘acusar a Dios de incumplir su palabra. Han sido los pecados de los israelitas, tanto de los reyes como del pueblo, los que han conducido a la nacion a este fatal desenlace. En el fondo, la historia deuterono- mista es un canto a la justicia divina. Es el reconoci- miento de las palabras del salmista cuando dice: Dios es justo cuando habla e irreprochable cuando juzga Sal 51 6). Llamamiento a la conversion y a la esperanza El deuteronomista no se ha limitado a explicar por qué el pueblo se halla desterrado. Hubiera sido demasiado negativo. No basta con explicar el pasa- do, es necesario dar respuesta al presente y proyec- tar esperanza hacia el porvenir. Los profetas siem- pre han procedido asi. Asi Jo ha hecho también el autor deuteronomista. Segtin el deuteronomista, la historia es una secuencia hecha de pecado-castigo- cconversién-salvacion (véase por ejemplo el libro de Jos Jueces). EI autor y sus lectores se encontraban, en el destierro cumpliendo el castigo, 0 sea, en el segundo tiempo de la secuencia. Lo légico era exhortar a la conversi6n (tercer tiempo), con el fin de alcanzar el cuarto momento, es decir, la salva- ci6n. El deuteronomista se ha ajustado a dicha logi- ca, como Jo demuestran los sucesivos llamamientos ala conversi6n tan frecuentes en su obra (Dt 4 2931; 30 1-10; 1 Sm 7 5; 1 Re 833364653; 2 Re 17 13, 3.25) 1a historia deuteronomista se refiere al pasado en cuanto trata de explicar la destnuccién de Jerusa- lén y el destierto, pero encierra también un mensa- je para el presente, porque constituye un llama- ‘miento a la conversion. ;Abrigaba también alguna 214 esperanza para el futuro? Si, en la historia deutero- nomista, al lado de la palabra de condenacién (Dt 28 1548) se lee también una promesa de salvacion (2Sm 7). Mientras no se apague la “limpara de Da~ vid", es decir, mientras haya un sucesor que ocupe su trono (1 Re 11 36; 154), y no se acabe la descen- dencia del gran rey (2 Re 8 15), nada hay irremedia- blemente perdido. Ni siquiera el destierro de Babi- lonia consiguié borrar esa esperanza. La historia deuteronomista se cierra con la buena noticia de la liberacion y rehabilitacién del rey Joaquin, que es “la puerta abierta a'la esperanza (2 Re 25 2730). Tres grandes etapas ‘Ala hora de analizar el pasado, el autor deute- ronomista lo ha dividido en tres grandes etapas; ue vienen sefialadas por discursos y reflexiones teolbgicas, elaboradas y redactadas por el propio deuteronomista con el fin de articular y estructurar Ja obra dentro de un todo bien ordenado. Primera etapa: La conquista (libro de Josué). Esté encuadrada por dos discursos: el primero en Jos 119 y el segundo en Jos 23 6:16. Colocados al principio y al final de! libro de Josue, estos dos dis- ‘cursos delimitan el tiempo de la conquista, y Vienen a ser como e! comentario teol6gico de la misma. Segunda etapa: Los Jueces (libro de los Jueces y 1 Sm 1-12). Lo mismo que ocurria con la conquista, también la etapa de los Jueces esta delimitada por dos textos redaccionales propios del deuteronomis- ta: El primero, de caricter narrativo (Jue 2 63 9), sive de introducci6n; el segundo, en forma de dis- ‘curso (1 Sm 12), relaciona el perfodo de los jueces con el nacimiento de la monarquia. Tercera etapa: La monarquia (libros de Sa- ‘uel y Reyes). 1 Sm 12 sefala la transici6n entre los jueces y la monarquia y constituye, a su vez, una evaluacién de la institucién monarquica. La época mondrquica abarca dos periods. El primero corres- ponde a la monarquia unida (David-Salom6n). El segundo es la historia paralela de los reinos dividi- ddos hasta la caida del reino del Norte, y después la historia del reino del Sur. Dos clases de materiales En la historia deuteronomista se distinguen dos clases de materiales: a) Las tradiciones antiguas que el autor 0 autores ceuteronomistas tuvieron 2 su dis- posicién a modo de fuentes; y b) Las partes redac- Cionales elaboradas por el propio autor 0 autores deuteronomistas. Entre las fuentes preexistentes figuran relatos, lstas de personal y memorias oficia- les, procedentes de los archivos de la corte; mate- tial hist6rico no oficial, que contiene tradiciones populares, explicaciones etiol6gicas, narraciones Epicas y relatos proféticos

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