BIBLIOTECA MEXI. UENSE DEL BICENTENARIO
HISTORIA
GENERAL
ILUSTRADA
DEL ESTADO
DE MEXICO
2
ae Cede od ae.
COLECCION MAYOR
DO DE MEXICO: PATRIMONIO DE UN PUEBLOLa HISTORIOGRAFIA
DE TRADICION INDIGENA
MIGUEL PASTRANA FLORES
Los hstoriadoresy pintores pintaban con historias vivas
_y matices cone pincel desu curosidad, con vives colores, las
widasy las bazartas de estos calerososcaballerosy store,
para ques fama volase, con laclaridad del ol, por todas las
Frif Diego Durin
irropucci6n
FE: un t6pico comin entre los historiadores profe-
nales reconocer que el término historia posee
dos sentidos fundamentales,ya que, por una parte, se
refiere al pasado, a lo ya acontecido, al devenir de
pueblos, instituciones sociales y personas; y, por otra
parte, se refiere alo que se sabe acerca del pasado, ala
forma de conocimiento que se tiene del devenir hu-
mano y a la narracién del mismo. En general, los es-
pecialistas reservan para el primer sentido la palabra
distoria,en tanto que para el segundo sentido se suele
utilizar la‘palabra bistoriografia, entendida como el
conjunto de obras histéricas que narran un cierto t6-
pico o tema del pasado humano, at la bisoriagrafia
dk la Conquista de México se refiere al conjunto de
obras histéricas que narran y explican la historia de la
Conquista de México en su sentido de pasado, de-
venir y proceso, En el caso que nos ocupa, por histo-
riografia de tradicién indigena debe entenderse toda
Ja produccién histérica desarrollada por indigenas
6 elaborada con base en sus tradiciones.
Para considerar una determinada obra como his
toriogrifica, ésta debe poseer ciertas caracteristicas,
centre las que pueden sefialarse que la obra manifieste
una clara voluntad de historia, esto es, que la obra
refiera, con plena intencionalidad de hacerlo, aconte-
cimientos y personajes anteriores al tiempo en que
ésta se expresa. Ademis, es necesario que se refieran
asuntos humanos, que se trate de acontecimientos,
acciones y hechos realizados fundamentalmente por
seres humanos, ya sean gobernantes o guerreros ¢ in
cluso pueblos enteros; ello, por supuesto, no excluye
la relacién con lo divino, dependiendo del contexto
global de la cosmovisidn de los pueblos que articulan
ese discurso.
‘También es necesario que exista una ilacidn de esos
asuntos y no se trate de pasajes 0 acontecimientos ais-
lados, sino de narraciones que concatenen los acon-
tecimicntos y los personajes; dicha ilacién puede scr
cronolégica, geogrifica, biogrifica o temitica. Ademis,
es necesario que se trate de procesos que pertenezean
al pasado, esto es, que se narren procesos cerrados,
concluidos al momento de la elaboracién del discursoBy
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historico; aunque pueden ~y deben- tener vinculos
Y continuidades signficativas con el presente desde el
cul se hace el discuss.
Asimismo, la obra debe plantear un cierto tipo de
interpretacién; en otras palabras, que exsta una mane
rade entender las cosas dentro de un marco general de
ideas que permita entender el sentido de los hechos
narrados, es decir, que dé I explcacion o razén de ser
de los acontecimientos. El discursohistoriognfcotie~
‘ne una expresién propia, con una estructura que orga~
niza su contenido y un estilo particular. La expresién
sla forma en que la obra ordena, declara y refiere los
asuntos y personajes del pasado.
En principio, lo las obras que reinan estas ca~
racteristicas pueden ser consideradas historiogréficas
en sentido estricto, pero es justo seiialar que existen
‘otras obras que, sin reunir todas as caractersticas se-
fialadas,presentan varias de ellas, ademas de que sus
contenidos se acercan a lo historiogrifico y tienen
indudable interés hist6rico, Para estas obras puede
aplicarse el concepto propuesto por Alvaro Matute
de producién parabistoringnifica, ya que “contiene ele-
mentos historiogrificos, pero no todos los requeri=
dos". Es conveniente agregar esta categoria, pues
como dice el propio Matute, “de excepciones esti
llena le historia de la historiografia’ (Matute, 2005:
2,23); de no hacerlo, se dejarian de lado materiales
del més alto valor. Un buen ejemplo al respecto son
Jas Cartas de relacién de Fernando Cortés las cules,
si bien en principio son una serie de cartas privadas
Airigidas al rey de Espaita para justificar Iegalmente
sus acciones militares y politcas, eseritas entre ls ac~
ciones que narra y sin pretensiones de constituirse en
1a erica de una campafa que estaba en curso, sin
duda son indispensables en toda historia de la histo~
riografta de la Conquista de México.
‘Ademis, al emprender el andlisis de las obras his-
toriogrificas, hay que tener presentes las palabras de
Edmundo O'Gorman, quien afirmé que “[..] ya no
¢s posible ignorar que un libro, un texto, una fuente,
viene a ser Ia respuesta de una voluntad, la que, a su
ver, descansa en una serie indefinida de supuestos. Es
ppor esto que tn libro dice mucho més de lo que pue~
da deducitse por medio de un andlisisfragmentario”
(O'Gorman, 1979: 166-167). Dicho en otras palabras,
1a obra historiogrifica esti sujeta a los procesos de
comprensién y explicacién histérica, al igual que
‘cualquier otto hecho histérico, Por esto es posible ha-
blar de una historia de la historiografia, cuyo propé-
sito es narrary explicar el porqué de las diversas formas
de relato histérico. Al estudio particular de una obra
historiogrifica se Je conoce como andlisis bistorio-
rfc. La perspectiva del andlisis historiogrifico per-
mite comprender las obras en su totalidad orginica
como objetos de estudio y no sdlo como fuentes de las
cuales obtener informacién.
A lo largo del tiempo y en diversas culturas han
‘existido distintas formas de contar el pasado. La més
usual en nuestro contexto es Ia historiografiaeserita,
¢s deci, los libros de historia pero es necesario reco-
‘nocer que antes de la presencia dela escritura mismaRIOGRAFIA DETRADICION INDIGENA
_y acompaitindola por mucho tiempo-, ha existido
th tradieién oral en forma de relatos perfectamente