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Indice I PARTE, ESTUDIO PRELIMINAR “Musica y doctrina en la Araucania: el caso del Chilidtigt (1777) del jesuita Bernardo Havestadt” 1. Contexto histérico 1.1 Espaiia misionera .. 1.2 Evangelizacién en América surandina durante el siglo XVI obispados y concilios 1.3 La conquista espiritual de Chile 14 Las misiones jesuitas en Chile ...... Repertorios misionales 2.1 Contingente y marco .. Fa 22 Algunas fuentes del siglo XVI al XVIII: Oré, Valdivia y Febrés, 3. Havestadt, misionero en Ia Araucania en el siglo XVIII 3.1 De Colonia ala Arancania 3.2. Misionero en Santa Fe: el paisaje y sus pobladore 3.3 Mision circular trasandina 3.4 Objetivos y resultados del viaje misional . 3.5 El Chiliddigt: del retiro a la expulsién .. 4, El Chiliddiga y su repertorio musical 4.1 Descripcién, propésitos y contenidos de Ia obra. 19 4.2 Descripcion de las fuentes de texto y miisica .. 19 4.3 Descripcién y andlisis del corpus en Faces ee 20 5. Havestadt y el mapudiingiin: los textos del cancionero 5.1 Valoracién del mapudiingrin 5.2 Los textos de las canciones 8 Traducci6n de algunos textos 5.4 Indicaciones sobre pronunciacién 19 Canciones misionales en mapudiingiin... 6. Consideraciones finales 6.1 Relevancia de la fuente. 6.2 Sustrato musical del cancionero 6.3. -Repertorio real o idealizado? 6.4 Proyecciones investigativas del tema 6.5 Medios sonoros posibles: voces ¢ instrumentos 7. Bibliografia ... 37 IL PARTE EDICION MUSICAL A. Procedimiento editorial a) Del texto b) De la mtisica B. Repertorio 1. Quifie Dios 2. Dios i vorm 3. Cume que che iii 4. Vill dgu mo... 5. Ufchigepe .. 6. a 8 9 Quifie Dios Duamtumn Ventenlu Duamtumn vill 10. A Seftor Dios . Hueda que che 16. Santo Angel em . 17. Cad biirenieve . 18. Acui .. 19, Vau mlei vau I PARTE Estudio preliminar Musica y doctrina en la Araucania: el caso del Chilidtigi (1777) del jesuita Bernardo Havestadt 1. CONTEXTO HISTORICO LA Esparia mis Eldescubrimiento de América por Col6n para la Corona de los Reyes Catélicos, en 1492, produjo un cambio notable en su rol de cruzados cristianos. Ni la Espaiia medieval ni la del siglo en que llev6 a cabo la reunificacién de su territorio cat6lico, fue misionera. Hasta entonces, tal empresa fue levada a cabo por medio de la guerra y la expulsi6n', El descu- brimiento del Nuevo Mundo enfrenté a la Corona catélica, por tanto, a una empresa espiritual inédita: la de convertir sin violencia, torndndose de combatiente a misionera. La propia Iglesia, a través de la aceptacién del patronato real en la evangelizacién americana, vino a ofrecer a Espaiia la oportunidad hist6rica al conferirle, en 1493, por bula papal, el derecho exclusivo para evangelizar el Nuevo Mundo. Otra, de 1501, le concede los diezmos; por iiltimo, la bula de 1508, establece el patronato universal del Nuevo Mundo. Gon esto, los Reyes Catélicos obtienen la facultad de establecer los obis- pados y parroquias, fijar sus limites territoriales, e intervenir directamente en el nom- bramiento de las autoridades eclesidsticas indianas, asi como de religiosos y misioneros. De tal manera, junto a la responsabilidad civil y administrativa, la Corona espafiola asume también la responsabilidad de la tarea evangelizadora, que mantiene a sus costas, cupiéndole al papado apoyar y orientar esta gesta mas en lo espiritual que en lo temporal. mera 1.2 Evangelizacién en América surandina durante el siglo XVI: obispados y concilios Hasta 1546 los obispados indianos fueron todos sufrag:neos del de Sevilla, pero a partir de esta fecha la Iglesia americana se independiza constituyendo tres provincias eclesias- ticas que fueron los arzobispados de Santo Domingo, México y Lima. Todas las didcesis, sudamericanas pasaron a depender entonces de este tiltimo®. 'Me refiero a mahometanos yjudios. A los primeros se les venci6 sin jamas convert; alos tkimos simmple- mente s¢ les dio a escoger entre abrazar el cristianismo o abandonar Espaiia. Cft, Antonio Ybot Leén (1954: 1, X, 347). 4A] arzobispado de Lima pertenecieron en una primera insta del Oro (Panama), Leén (Nicaragua) y Popayin (Colombia). Posteriormente se erigié el obispado del Rio del Plata, en Asuncién del Paraguay en 1547; el de Charcas en 1552; de Santiago en 1561 y La Imperial en 1563, ambos en Chile. En 1564, con la creacién de la nueva provincia eclesidstica de Santa Fe en los territorios de Nueva Granada (Colombia), Popayan, pass a depender de ella separdndose de Lima ia las iglesias del Cuzco, Quito, Castilla 19 Canciones misionales en mapudiingtin. En estos nuevos territorios apostélicos indianos, instaurados a fines del siglo XVI, se aplicaron las prescripciones especificas sobre la enscfianza de la doctrina emanadas del Concilio de Trento (1545-1563), cuyos decretos se publicaron en Lima en octubre de 1565, siendo recogidos en el I1y III Concilio Limense (1567 y 1582-1583)*, Precisamente los primeros libros publicados en Sudamérica fueron derivados de los acuerdos y edictos de este tiltimo concilio convocado por Santo Toribio de Mogrovejo. En 1584 aparece la Dostrina Cristiana y Catecismo para instruccién de los Indios; en 1585 el Confesionario para los curas de Indios y en 1586 el Arte y vocabulario en la Lengua general del Peri. La cruzada cristiana espaiiola en América, asf sostenida, desarrollé entonces una nueva forma pues- ta en practica por la actividad misional a la que se aplicaron con fervor, desde un co- mienzo, los religiosos de las diversas 6rdenes que llegaron a estas latitudes. Dentro de ella, el uso de la mtisica legé a ser un clemento central de la actividad misionera, junto a Ja utilizacién de las lenguas vernaculas indianas. Ambas, en su con- junto, constimyeron el principal mecanismo de aculturacién entre los naturales del Nuevo Mundo, una de cuyas herencias mds notables se observa atin en nuestros dias a través de las arraigadas y variadas manifestaciones de religiosidad popular en aquellos territorios de colonizacién hispanica, desde México hasta Chile. La relacién entre los resultados evangelizadores y la presencia de altas culturas indi- genas ya fue advertida, a fines del siglo XVP, por el p. José de Acosta (1539-1600) cuan- do apunta que: [...] asi en el Pird como en la Nueva Espafia [México], al tiempo que entraron los cristianos, habian Hegado aquellos reinos a lo sumo, y estaban en la cumbre de su pujanza, pues los ingas posefan en el Pirti desde el reino de Chile hasta pasado el de Quito, que son mil leguas [...] yen México Motezuma imperaba desde el mar Océano del Norte, hasta el mar del Sur, [...] y asi como la ley de Cristo vino, cuando la monarquia de Roma habia legado 2 su cumbre, asi tambien fué en la Indias Occidentales [...]. Y atin hay aqui un particular not ble: que como iban los sefiores de México y del Cuzco, conquistando tierras, iban también introduciendo su lengua, porque aunque hubo y hay muy gran diversidad de lenguas particulares y propias, pero la lengua cortesana del Cuz- co coms y corre hoy dia mas de mil leguas, y la de México debe correr poco ‘menos. Lo cual, para facilitar la predicacin en tiempo en que los predicadores no reciben el don de lenguas, como antiguamente, no ha importade poco, sino muy mucho [...}* “En relacim a este tema, éanse las obras de F, Mateos (1947) y Primitivo Tineo (1990). “Todos ellos publicados por el impresor Antonio Ricardo, quien antes de ejercer en Lima estuvo estable- ‘ido a partir de 1570 en México, La siguiente obra que continus el propésito de las anteriores fue el Symbolo ‘athoico indiana, de fray Luis GerSnimo de Oré, en 1598, en el que se encuentran algunos capitulos con detalladas prescripciones del uso de la mtsica en el adoctrinamiento de los indios. "Historia natural y moral de las nias, México, Fondo de Cultura Bconsmica, 1940 (Sevilla, 1590), *Obna cada, Libro Séptimo, cap. 28 “Y ime, Dela disposicién que la Divina Providencia orden en indias para 1a entrada de la religién cristiana en ella’, pp. 595-596. Esta misma idea, de las altas culturas como paradigm del proceso de evangelizacién en América, desarrolla R. Stevenson en su Music im Asee& Inca Tertor, University ‘of California Press, 1976 (1968). 10 nales en mapudiingiin... 1.3 La conquista espiritual de Chile Estos incas © ingas, que menciona Acosta, extendieron el influjo de su imperio hasta el rio Maule, en Chile central, adonde habjan llegado la década anterior al descubrimien- to del continente; desde alli hacia el sur establece el dominio el pueblo mapuche, quic- nes opondrian una resistencia notable, no solo a la invasién inca, sino que también al espafol. Tal confrontacién alcanzaria el caracter de verdadera epopeya y marcaria el estilo de conquista y colonizacién en este nuevo reino La capitania y posterior Reino de Chile, cuyas costas australes avista Magallanes en 1520 y su territorio norte y central descubre Almagro en 1536, fue dependiente a lo largo de toda la colonia del Virreinato del Pera. Extendia entonces su territorio entre el desierto de Copiap6 y el archipiélago de Chiloé albergando a una diversidad de pucblos yculturas entre los que destacan, como he sefialado, por su cohesion y resistencia a todo tipo de dominio fordneo, el pueblo mapuche. En enero de 1540 el obispo del Cuzco, fray Vicente de Valverde, despedia a Pedro de Valdivia y sus huestes en solemne ceremonia en la iglesia catedral cuzqueia. El futuro conquistador de Chile, puso en manos de este obispo el doble voto hecho a la sagrada advocacion de Maria de dedicarle el primer templo que levantara en los nuevos territo- rios y de poner por patrono de la primera ciudad, al apéstol Santiago, que también lo era del Cuzco. Valverde “les dio enseguida su bendicién y nombré al presbitero Rodrigo Gonzalez Marmolejo capellan castrense y cura vicario de la futura ciudad de Santiago. Concluida la ceremonia religiosa, se puso en marcha el ejército”. A Gonzilez Marmolejo Je acompafiaron ademas otros dos religiosos, que fueron Juan Lobo y Diego Pérez. Estos primeros eclesiasticos dependian juridicamente del Obispo del Cuzco y en tal condicién bendicen al aio siguiente la fundacién de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo. En 1548 llegan al pais los mercedarios, que ya habian acompaiiado a Almagro anteriormen- te, los franciscanos en 1553, y los dominicos en 1557, entonces, en 1561, el Papa Pio IV erige la didcesis obispal de Santiago y tres afos més tarde la de La Imperial, ambas sufragdneas de la de Lima. En la siguiente década, nuevas ciudades son creadas en el centro y sur del territorio, contandose con las de La Serena, Concepcién, Angol, Impe- rial, Villarrica, Osorno y Castro, y, a pesar de la escasa poblacién y pobreza del reino, se habfan fundado ya 21 conventos. Los jesuitas arriban en 1593 y los agustinos dos afios mas tarde. El principal objetivo de este alto ntimero de religiosos fue uno: llevar la pala- bra de Cristo a los indigenas locales, y, aunque también asistian espiritualmente a espa- fioles y mestizos, ya cristianos, el interés y el esfuerzo de ellos esta puesto en el indigena aconvertir. Tal voluntad misional marcard todos los procesos culturales en el nuevo pai durante los siglos XVI XVIII y constituye, a mi juicio, el principal agente de aculturacién hasta el advenimiento del movimiento independentista, en las primeras décadas del siguiente. Drescente Errainuriz, Los origenes de la Iglesia Chilena, 1540-1603. 1873: 51. "De ellos, neve eran de franciscanos, cinco de dominicos, seis de mercedarios y uno de monjas clarisas. av 19 Canciones misionales en mapudvingtin... 14 Las misiones jesuitas en Chile Los religiosos de la Compajiia de Jestis, aunque establecidos tardiamente como hemos visto, dan un fuerte impulso a la labor misionera estableciendo dos areas que fueron de la Araucania y de Chiloé. Desde entonces y hasta su expulsin decretada por Carlos Ill, en 1767, estas dos zonas veran desarrollar la labor evangélica entre los naturales, a través de misiones establecidas en los respectivos territorios. La historia en Chile de “la Com- paiiia”, como se le Ilamé vulgarmente en América, esta ligada a la de las provincias 0 viceprovincias respectiva del area sudamericana. Entre 1605 y 1625 forms parte de la célebre Provincia del Paraguay, junto a ella, Tucuman y Buenos Aires; desde esta tiltima fecha hasta 1688 es viceprovincia dependiente de la del Pera, y desde entonces, Chile fue provincia jesuita independiente’. Sin embargo, la “cosecha espiritual” entre mapuches y huilliches (también veliches) tuvo resultados bien distintos. Estos tiltimos, afincados principalmente en el archipiéla- go de Chiloé fueron més receptivos a las ensefianzas misioneras, incorporando répida- mente a sus propias creencias el cristianismo occidental. Como evidencia de tal proceso es posible advertir en la religiosidad popular chilota esta impronta que caracteriza la idiosincrasia de su poblaci6n, traducida en instituciones y devociones perfectamente vigentes hasta hoy. Los mapuches, por el contrario, fueron refractarios a las fe y practica catolica", manteniendo un sistema de creencias y cosmovision, y constituyen hasta la actualidad una de sus caracteristicas mas notables. Esto, a pesar que en una y otra drea los misioneros jesuitas aplicaron sus mejores esfuerzos catequisticos a través de la prédi- ca en sus propias lenguas y la prictica musical, principalmente del canto. 2. REPERTORIOS MISIONALES EN CHILE, 2.1 Contingente y marco El contingente misionero jesuita desde el establecimiento hasta la expulsién de la Com- paiifa habfa sido reclutado en sus diversas provincias europeas, partiendo por la de Es- paiia, la franco-flamenca, la de Italia y de Bavaria, Alemania, en el ultimo periodo. Tal variedad de origenes al servicio de un mismo propésito permite observar metodologias comunes o generales y diferencias individuales, particulares. Las primeras estan deter minadas por los edictos y prescripciones papales y sinodales en relacién a métodos y contenidos catequisticos, que en el caso del area referida, fueron enunciadas ya en el TIT Concilio Limense de 1583, como he sefialado antes. Las tiltimas, lo estan por la forma- *La historia de la Compaiifa de Jestis en Chile ha tenido numerosos escritores, destacando entre ellos los padres A. de Ovalle, D. de Rosales, F. Enrich y W. Hanish. “El padre jesuita José Cardiel escribia en 1748 en su Diario del viaje y misién al Rio Sauce “pero al fin [los Thelches = Telelches] son como tos araucanos de Chile sus vecinos y comerciantes, a quienes en més de cien ait de sudores ‘apastiticas na han podido los Pades de Chile reducists a pueblo nia vida cristiana, aunque gustan mucho de tener Padves camsigo”. Citado por G. Furlong (1938: 43} 12 19 Canciones misionales en mapudkingti cin y experiencia musical especifica de los individuos misioneros, quienes, aparte de la ensenianza y practica musical recibida y aplicada en sus casas de formaciones, son porta- dores de una herencia musical emanada de su propia cultura. 22 Algunas fuentes del sigl XVI al XVII: Oré, Valdivia y Febrés Reviso a continuacién el repertorio prescrito y utilizado en doctrinas y misiones del area surandina durante los siglos XVI, XVII y XVIII que he podido encontrar en una primera aproximacién. El franciscano fray Luis Jerénimo de Oré"", menciona los siguientes himnos utiliza- dos durante la segunda mitad del siglo XVI Te Deum Laudamus Te ergo quae sumus Miserere nostri domine, miserere nostri Christi fli Det Sacriis solemnis Antifona del tiempo de Nuestra Seiiora Las Cuatro oraciones [Padre Nuestro, Credo, Salve y Bendito] en el cuarto tono El esuita espaiiol Luis de Valdivia"®, a comienzos del siglo XVII, menciona la funcién de algunas “coplas para cantar después de la doctrina” indicando el incipiten mapudiingiin, de la siguiente manera: ANS. iesu Xpo [A nuestro Sefior Jesucristo] Jesus Pellebichi A nuestra Seifiora, para despedirse en acabando la doctrina Virgen santa Dios ni Rugue De los mandamientos Dios (Peni) no ayuabimi De la confesién Dios ta peme duamalu Andrés Febrés", otro misionero jesuita de origen ibérico, lista para mediados del siglo XVIII el siguiente repertorio latino y castellano: El Bendito, al tono de las misiones del Paraguay A nuestra Sefiora, por el tono “Omni die dic Mariae” Acto de caridad y contricion, al tono “O anima par coelo spiritus” Acto de Contricion y Atricion, por el tono “Horrenda mors, tremenda mors & ¢.” Al Nitio Dios recién nacido, en la noche buena por el tono “Véante mis ojos ke? Al sagrado Corazén de Jestis, por el tono “O cor divinissim & c. u otro semejante” A Maria santa madre de la Luz, por los mismos tonos [anteriores] "Op. cit. cap. XIILy XIV. Véase mi articulo “Et Symbol Catholico Indianode Fray Luis Geronimo Oré (Lima, 1598): sintesis € interpretaciOn de aspectos miisicossloctrinales” en. Revonancias, Insttnto de Miisica de la Universidad Cat6lica de Chile, I, 1997 (en edicién). Una versién en portugués con el titulo de Miisica edoctrina ‘no Simbolo Catelico Indiano (Lima, 1598) de Luis Jerénimo de Oré (1554-1630), traducida, adaptada y anotada por el musicélogo Paulo Castagna, se incluye en ARTEunesp, Sao Paulo, vol. 13 (en edicién), "Arte, vocabulario y confesionario de la lengua de Chile, Lima, 1606, "Arte de ta lengua general del eyno de Chile, Liem, 1768. 13 19 Canciones misionales en mapuddngyin. Al glorioso patriarca S. Joseph, el Hymno Te Joseph celebrent & c. por el tono de Mi, bi, mi, fa, re & c.” ‘A San Juan Bautista los himnos “Ut queant, Antra deserti y O nimis felix & ¢. por el tono y metro de El Atractivo & c.” Al grande pauriarca san Ignacio de Loyola, la marcha “Fundador sois, San Igna- cio & c.” Al nuevo taumaturgo San Francisco Xavier, por [el tono de] “La Amable” A San Luis Gonzaga, por el tono de “Quondam simpliculi” u otro semejante Debemos tener presente que los anteriores son himnarios y cancioneros catequisticos jesuiticos, con excepcién del primero cuyo autor, Oré, era franciscano. Es factible, por tanto, que en obras y documentos similares realizados por religiosos de otras érdenes que misionaron en el area, se encuentren similitudes y diferencias, cuyo andlisis compa- rativo, de alto valor para el conocimiento del repertorio misional en el 4rea, escapan a los propésitos de esta edicin"’, En Ia otra banda, el historiador jesuita argentino C. Leonhardt, menciona citando a diversos cronistas y memorialistas de las misiones del Paraguay durante los siglos XVIy XVII, los siguientes himnos latinos: Jesus dulcis memoria Miserere Lauda Sion salvatorum Quantum potes, tantum aube Sacris, solemnis Por tiltimo tenemos la obra que es objeto de la presente edici6n. Sobre su autor, su contexto histérico, sus caracteristicas musicales y liricas me extiendo a continuacién. 3. HAVESTADT, MISIONERO EN LA ARUCANIA EN EL SIGLO XVIII 3.1 De Colonia a ta Araucania Bernardo de Havestadt Hosfelman nacié en Colonia, Alemania, en 1714", hijo de Fede- rico Guillermo e Isabel. Ingres6 a la Compaiiia de Jestis el 20 de octubre de 1732 legan- doa desempefiarse como maestro de filosofia en Miinster en 1744, aunque en marzo de ese mismo afio aparece como defensor en un evento académico pablico que trataba de aspectos referidos a la fisica. “Otra trea pendiente al especto, es la ubicaciGn de las melodia o tonos correspondientes a las obras mencionadas, cuestion que esperamos abordar en futuras Investigaciones "Za misica ye tata en ltiempo de los antiguas esuitas de la Provincia del Paraguay, Buenos Aires, AMOrrort, 1924, La eita de estos himnos se encuentran en las paginas 25, 27 y 30. "].T, Medina en su Biliografiahispano chilena (1899:57) da como fecha de nacimiento el ato 1717. 14 19 Canciones misionales en mapudiingtin. A pesar que sus tareas académicas y religiosas las realiz con notable aprovecha- miento, Havestadt deseaba pasar como misionero al Nuevo Mundo. Tal anhelo se vio realizado en 1746, cuando el procurador de los jesuitas en Chile, el padre Carlos Haymhausen”, viaja a Europa a reclutar misioneros y hermanos coadjutores. Le encuentra en el colegio de Horstmann, Westfalia, y entusiasmado emprende via- je pasando por Colonia, Amsterdam y Lisboa, adonde llega el 22 de agosto de ese atio permaneciendo alli alrededor de siete meses. El 14 de marzo de 1747 zarpa con destino a América y llega el 14 de julio a Rio de Janeiro, de donde prosigue el 17 de octubre para Buenos Aires desembarcando el 4 de noviembre. Realiza alli su profesién de cuarto voto el 2 de febrero de 1748 y sdlo cuatro dias ms tarde emprende el viaje hacia Chile, atravesando la pampa y la Cordillera de los Andes en un viaje de cuarenta y un das, para llegar a Santiago a mediados de marzo de ese mismo aio". Poco més tarde es enviado a Concepcion y enseguida a su destino final: la misién de Santa Fe. Alli tuvo como compaiifa a su coterréneo el padre Xavier Wolfwissen, quien durante dos meses le instruy6 en la lengua mapuche, siendo el tinico maestro que Havestadt reconoce. 3.2. Misionero en Santa Fe: el paisaje y sus pobladores La misién de Santa Fe, instaurada en 1646, se encontraba en pleno corazén de la Araucania, verde y Huviosa, al oeste de Los Angeles y no lejos del rio Biobio, que atravie- sa la zona dividiéndola en dos areas de morfologia diferenciada. Alnorte de este cauce, el territorio presenta la clisica division geogrifica caracteri- zada por un valle central, de origen torrencial, franqueado al este por las cordilleras de los Andes y al oeste por la de la Costa, o de Nahuelbuta. Al sur, los Andes se separan en dos cadenas longitudinales de diferente altura, y el valle central, ahora de origen glacial, alberga numerosos rios, lagos y lomajes poblados de bosques y dominados por una im- ponente cadena volcdnica, al este, que se va haciendo mas numerosa conforme avanza hacia el sur. Este sistema, conocido en la actualidad como el Cordén de Fuego del Pact fico, presenta a menudo erupciones en cadena como las que observé Havestadt en 1750 y 1765 y que grafica en su mapa y diario. Este fue el territorio de los mapuches, pueblo que en el periodo prehispanico alcan- 26 a ocupar un territorio comprendido desde el valle de Illapel, por el norte y el arch piélago de Chiloé por el sur. A pesar de la extensi6n de esta area, étnica y lingiiisti- camente constituian una misma unidad cultural dividida, caracterizada y denominada "Este jesuita, también de origen aleman, habria estado emparentado con las cortes alemanas y pormigue sas de la época. Su gestidn se orienté al reclutamiento no sélo de misioneros, sino que principalmente a reunir artesanos y técnicos especializactos seleccionados entre los hermanos legos que la orden tenfa en Alemania. La actividad que tal contingente desplegara en Chile produjo progresos en todos los ambitos de la industria yla produccisn inéditas a la fecha, Al regresar a Chile, en 1748, trajo consigo un cargamento de elementos despa- chados en Augusta y Lisboa que incluyé herramientas, libros ¢ instrumentos musicales. "*Segiin estos datos, Havestadt habria iniciado su travesta el 6 de febrero y llegé el 15 de marzo, Medina, op. cit, p. 58, da como fecha de legada el 5 de marzo, pero evidentemente se trata de un error tipografico. "Algunos autores, como el historiador F. Frias Valenzuela (1993: 63), considera falsa ka nocidn de consi- derarlos un solo pueblo, atendiendo sélo a la caracteristica del idioma comin. 15 19 Canciones misionales en mapuc singe localmente de acuerdo asu habitaty dispersion geografica. Asi encontramosa los picunches al norte, huilliches al sur, pehuenches y puelches al este y lafquenches al oeste. Hacia fines del siglo XV y pocos afios antes del descubrimiento de América, los mapuches habian detenido la invasi6n incésica poniendo como limite norte de su terri- torio el rio Maule. Sin embargo, a comienzos del siglo siguiente, su territorio central estaba marcado por los cauces del Biobio y del Toltén y fue aquel pais que los espafioles denominaron La Araucania, escenario de las epopeyas entre naturales y conquistadores, universalizado por Ercilla en su poema La Araucana (Madrid, 1569)”. Los habitantes de esta area, entre otras caracteristicas, eran sedentarios con una agricultura y ganaderia basicas; a pesar de ello cambiaban con facilidad de residencia en busca de mejores condiciones. Practicaban, ademés, Ia poligamia y eran en extremo bravios, siendo la situacién de guerra la més importante raz6n para constituir alianzas entre familias y clanes, las que de ordinario constituian como unidad social preferente. Poseedores de una compleja cosmovision y un rico idioma —el mapudungun’', consti- tuian, como hoy, un pueblo de fuerte identidad que pondrian a prueba los mejores esfuerzos de conquistadores y misioneros. En este escenario, pues, en la referida misi6n de Santa Fe, Havestadt tomé contacto con el mapuche y aprendié su lengua a la perfecci6n. Tres aiios después de su arribo, en 1751, emprende su primer gran viaje catequistico. 3.3. Mision circular trasandina La caravana la formaban seis caballos, una yegua y 25 mulas, servidos por cuatro indios y probablemente otro misionero que le acompanaba y que, desgraciadamente, Havestadt no identifica. E] periplo se realiz6 en dos etapas, por tierras al sury al norte del Biobio®. En la primera, entre el 30 de octubre y el I de enero de 1752, visitaron diversas parciali- dades de caciques que habitaban las riveras fluviales entre el Biobio y el Allipén, llegan- do hasta las proximidades del volcén Villarrica. Luego de cuatro semanas en la mision de origen, emprenden la segunda etapa el 29 de enero. En esta segunda parte se dirigen hacia el este, cruzando la cordillera junto a la laguna y voledn de La Laja o Antuco, probablemente por el paso de Trapa-Trapa. E15 de febrero ya habjan traspuesto el rio Neuquén, en territorio argentino, para dirigirse hacia el norte. A mediados de mes se hallaban cn Malalhue para volver a cruzar hacia Chile poco después, por la naciente del 1fo Maule, es decir por el paso actualmente conocido como del Pehuenche. Intentando Alonso de Excilla (1583-1594) formaba parte del séquito de don Garcia Hurtado de Mendoza y Manrique, gobernador de Chile entre 1557 y 1561, participando activamente de campafias y batallas. “Havestadt, en cl prdlogo a su obra sefiala con entusiasmo “Teniendo alguna noticia, 6 4 lo menos habiendo corvido la Gramitica de las Lenguas Alemana, Latina, Griega, Hebrdica, Espaiola, Francesa, Haliana, Flamengo, Ingle sa, Portuguesa, 9 lade las indas de el reyno de Chile f...] la que me parece (salvo meliore) a mas faci, elegante y copiosa es la de los incullas indios de Chile’, op. cit. p. 887, también citado por]. T. Medina, op. cit. p. 56. Por su parte Rosales sefiala que "cada cosa tiene regularmente wn solo nombre ¥ cada accién un solo verbo con que significarse; com todo es por usar de voces de muchas silabas sale el lenguaje sonoro y armoniaso”, citado por H. Godoy (1982: 77) Uma muy buena traducci6n y version de este viaje, realizada por Mauro Matthei ©.S.B. se incluye en el libro de Sergio Villalobos Las pelenches en la vida fronteriza (1989: 83-91). 16 19 Canciones misionales en mapudingtin dirigirse a Chillin, pierden el rumbo, alcanzando, sin embargo, el 15 de marzo a la estancia de Longavi para legar, al punto de partida en la misién de Santa Fe, el dia 26 de marzo, después de haber recorrido durante dos meses seiscientas cuarenta y nueve le- guas, segtin sus propios calculos. EL trayecto realizado en jornadas diarias en que avanzaban, a pie 0 montado, de dos a cuatro leguas, estuvo repleto de visicitudes, anécdotas y detalles de gran interés para el cabal entendimiento de la voluntad misionera materializada en logros y esfuer70s fisicos y animicos que atin hoy, nos parecen dificiles de comprender. Entre sus vituallas se en- contraba junto a Ia galleta, el tabaco para su pipa. Su equipaje, en el que no falté el Upico poncho mapuche con el que aparece ataviado en el grabado del mapa de su viaje ya referido, incluia ademas un ingenioso altar portatil que Ie hizo célebre en toda la provincia y fue descrito en los siguientes términos: [...] no era tan solo una mesa con sus respectivas velas y Cruz sino que se com ponfa ademas de una tienda de Campaiia o toldo que sitviese de Capilla. Como el objeto del dicho toldo era para resguardar el altar, consistia tan solo en tma especie de sombrilla grande con laderas de tela o lona que Hegaban hasta el suelo, quedando abierta la parte por donde habrian de oir la Misa los fieles®, Entre otros detalles, ya en territorio pehuenche, nos cuenta que éstos hablaban un idio- ma distinto del mapuche que le hizo necesitar de intérprete en mas de alguna oportuni: dad. Encontr6 entre ellos, formando parte de sus huestes, a algunos renegados espaiio- les procedentes de Mendoza. Describe una mala situacién para sus propésitos evangélicos el encontrar a cierta parcialidad, préxima al rio Neuquén, en un cahuin, que define como borrachera colectiva. En esa oportunidad, incluso, recibi6 un fuerte golpe en la cabeza al no percaterse que un joven pehuenche hijo del cacique del lugar, le demanda- a, desde sus espaldas, por vino. Su sombrero, que sostienc en su mano derecha en el grabado, le salvé de mayor dato, puesto que al sacarselo para cerciorarse de la gravedad de su lesién, no presentaba herida, con lo que los indios impresionados, no le volvieron a molestar. Mas adelante y a manos de pehueches que rechazaron su ministerio, debe incluso ceder su mula con parte de su carga y suftir el engaiio de sus circunstanciales guias, extraviando el camino de regreso. 3.4 Objetivos y resultados del viaje misional 2Cual era el propésito que le hizo soportar contrariedades ¢ inconvenientes a tal extre- mo? En general, le movia obviamente el propésito de Mevar la palabra de Cristo a gentes y territorios donde jamas se habia oido ésta, pero en particular su empeao estaba puesto en tratar de administrar los sacramentos, especialmente el del bautismo y matrimonio”. Tal objetivo lo encontramos repetido en numerosos testimonios de misioneros jesuitas en forma casi obsesiva, y s6lo en la primera parte del viaje resehado, Havestadt anota “Guillermo Furlong (1938: 98). Otras descripciones y reproducciones en la portadilla y en p. 295. *'Sobre este tema véase Rolf Foerster, Jesuitas mapuches 1593-1767, especialmente los capitulos I: 1.1 y Vi 61 y 62. 17 19 Canciones misionales en mapudtinggin. haber bautizado a 2.130 niftos, ademas de haber unido en matrimonio catélico a 800 indios. Respecto de este asunto, se puede constatar que en un comienzo, en el periodo de instalacién (1593-1605), los jesuitas en Chile bautizaban masivamente a los indigenas mapuches. En el periodo de la consolidacion y especialmente mientras Chile formé parte de la Provincia Jesuitica del Paraguay (1605-1625), su Provincial, el padre Diego Torres, discriminé sobre las condiciones en que debia aplicarse este sacramento, impar- tiendo especificas indicaciones a sus misioneros. Mas tarde, y hasta en tiempos de Havestadt, pareceria haberse vuelto a la practica de bautizar sin formar en la religion. En otras palabras, los jesuitas preferenciaban el valor del rito bautismal, por sobre el de la comprensi6n del dogma. Este procedimiento fue criticado por los franciscanos que, después de la expulsion jesuita en 1767, se hicieron cargo de sus misiones en el area, constatando el magro resultado obtenido, del que dan cuenta en el documento titulado “Misiones existentes en el reino de Chile al tiempo de extrafiamiento de los PP jesuitas” incluido en su Infor ‘me Cronolégico elaborado por el Colegio de Chillén, en 1789°. Ota muestra del alto valor simbélico que los jesuitas, como Havestadt, le asignaban al signo externo, lo encontramos en el uso y ereccién de cruces y utilizacién de una parafernalia ritual como la reflejada en el transporte de un altar de campaiia como el que se describe més arriba. En el viaje evangélico descrito, el paso sacramental del misio- nero fue sefialado, s6lo en la primera etapa, a manera de hito divino, por la instalacién de 30 grandes cruces de madera. Esta primera mision circular en territorio pehuenche, segtin el historiador de la Compaiiia Francisco Enrich, permitié abrir “el camino 4 otros misioneros que repitie- ron esta expedicién con mejor resultado, y dispuso algiin tanto los dnimos de los barba- ros pehuenches 4 recibirlos y acatar su doctrina™, 3.5 EL Chilidvigii: del retiro a la expulsion Hasta 1756 Havestadt continué su labor misional en territorios araucanos cuando por problemas de salud debid retirarse al Colegio de San Pablo, en Santiago, Alli, se dedicd a dar forma a su Chilidtigti que habria comenzado a esbozar luego de su primera incur si n entre los pehuenches. Esta labor, laboriosa y paciente, la concluyé en 1765. Dos afios més tarde sobreviene la expulsién de la orden, y en julio de 1768 fue desembarcado, junto con los demas miembros de la orden, en Lima. Allf su obra fue incautada y milagrosamente recuperada por su autor. Al mes siguiente sigue su travesia pasando por Panama, en donde en un trayecto fluvial, naufraga salvando una vez més su manuscrito. Desde alli, pasando por Cartagena y La Habana, llega a Cédiz ya en 1769. De Espaiia vuelve a partir en septiembre de 1770 pasando por Génova y Florencia para ser recibido, finalmente, en su tierra natal por sus familiares, probablemente al aio siguiente. Este documento, incluido en la obra de Claudio Gay Historia fisica y politica de Chile, Documentas. (Pacis, 1846) es citado por Foerster, obra citada, p. 267. Tomo Il, p. 214, 18 19 Canciones misionales en mapudiingiin... Alli, completa las diferentes partes de su obra, firmando en octubre de 171 la dedi- catoria final. En marzo de 1775, en Colonia, obtiene la licencia para su publicacion yen los siguientes dos afios, el anciano y casi ciego ex misionero en la Araucania, se aboca a reunir Jos fondos para ello, apelando incluso a la bondad de un antiguo condiscipulo. En 1777 publica finalmente en Westfalia, su opera omnia titulada Chilidsigii sive tractatus Linguae Chilensis en tres tomos y siete partes. Cuatro aiios mas tarde, el 21 de enero de 1781, Havestadt fallece en Minster, 4, EL CHILIDUGU Y SU REPERTORIO MUSICAL 4.1 Descripcién, propésitos y contenidas de la obra El trabajo de Havestadt es en esencia una obra para la ensefianza y aprendizaje de la lengua mapuche —mapudiingiin—, con el doble propésito de facilitar la labor de adoctrinamiento en las misiones de Arauco y darla a conocer al mundo europeo occi- dental. Asi se desprende de lo declarado por su autor en la dedicatoria, cuando, explicando su motivacién, sefiala que la hizo “...no con otro fin, sino que me sirviesse de Red para coger por medio de ella las almas"® y en el prélogo, cuando alaba este idioma afirmando que “...si Uegara este Arte & manos de los Guriosos de Europa; seria factible, que algunos embelecados la aprendieran solo por el gusto de hablar y escrivir en ella...” Consta de siete partes distribuidas en tres tomos. En la primera se aboca a la gramaé- tica mapuche; la segunda traduce al mapudiingvin una obra latina: el Indiculus Universalis del jesuita padre Francisco Pomey. La tercera parte es el catecismo, en prosa y verso, también en mapuche; las partes cuarta y quinta son respectivamente un diccionario mapuche y latino. La sexta parte esté constituida por las melodias adaptadas para el catecismo en verso de la tercera y, finalmente, Ia séptima contiene su diario de viaje y mapa. 4.2 Descripcién de las fuentes de texto y miisica Segiin lo anterior, los dos elementos —texto y melodfa— que forman las canciones in- cluidas por Havestadt en su obra, se encuentran separadas. En el primer tomo —Pars Tertia— titulado Catechismus in prosa 8 versu, aparece el capitulo X, dedicado al catecis- Pp, 886 “*p. 887, En la “Advertencia” de la pagina 890, Havestadt reitera este doble propésite cuando escribe: "EE ‘motivo verdadero y tinico porque he escrito este lib, es el que va expressado en mi Dedicatoria al Divinissimo Nombre de Jess: {para que sirviese de red para coger por medio de ellas, a las almas] y prague los Ewropeeos se queden ‘assombrads..." 19 19 Canciones misionales en mapudtingiin. mo en verso™. Estos, numerados del 650 al 675, constituyen los textos de las canciones, Las melodias, con su bajo continuo sin cifrar, originalmente fueron concebidas en el tercer tomo, Pars Sexta, que leva por titulo Notae Musicae ad canendum in Clavichordio" cantiones Parts tertiae én. 650 ad n. 676". Sin embargo, una nota al pie de esa pagina titular, da cuenta que para comodidad de su uso se han puesto las notas al final de la obra, en forma separada. Los versos numerados del catecismo, que constituyen el texto de cada cancién, van precedidos por el correspondiente titulo, y, bajo éste o a pie de pagina, se indica el tono melodia en el que tradicionalmente se cantaban. Sin embargo, Havestadt decide —no sé si con propésitos didacticos o simple nostalgia— aplicar otras melodias. 4.3. Desoripcién y andlisis del corpus En el prologo en castellano antes citado, se lee: “En la Tercera Parte, que es la Doctrina Christiana, trate solo aquellos Assuntos, que me parecieron precisamente necessarios para gente inculta: afiadiendo al fin y puestos en solfa varios Cantares sobre las mejores melodfas que se cantan en las Iglesias de mi Amada Provincia del Rhin Inferior, y especialmente en Colonia Agripina mi Estimada Patria” En resumen, tenemos los siguientes tres niveles de datos: i ii, iti, Los textos en mapudiingtin (catecismo en verso). Los nombres latinos de los tonos tradicionales (con las que se cantaba el catecismo). Las melodias para los textos en mapudiingiin (de origen aleman) A continuacién listamos los textos numerados, su incipit, su prescripcién de uso y tono tradicional extraidos de la Pars Tertia, anotando el ntimero de la cancin cuando posee partitura, en la Pars Sexta. we 650. 651 652, 653, ineipit prescripcién de uso / tono N® cancion Vill pu Che sin especificacin sin partitura Quine Dios in Missa ad Gredo / Vervum supernum prodiens cancién N"1 Dios ni Voun ad Gloria / Creator alie siderum cancién N"2 Crime que Che Ai in Missa defuntorum / Jesu mae delicae cancién NE Ragi Missa sin especificacién / © Koska Lux Poloniae sin partitura Dios Chao. Pater Noster /Jesu dulcis memoria sin partitura Vill dgu mo Quandoque per annum, Decalogus / O Deus ego amo te cancién N° Ufchigepe aad Sstae Hostia elevationem” / Sono Paraquayensi cane Quine Dios ad Credo in festis solemnioribus* / Sonus militaris cancién N° 6 pp. 582 a 599, "En el indice de la obra, asf como en Ia pagina titular, anterior a la 893, se prescribe el uso del érgano. “La inclusién del N° 676 es sin duda un error, por cuanto los textos referidos s6lo Tegan hasta el 675. SAgregado en el tercer tomo, p. 889. “También aparece la indicacién “Ad Ssmam Eucharistiam & simul de Immaculata BVM, Goneeptione”, **También aparece la indicaci6n "Scitu necessaria necessitate medi: Quia DEUS est, & Credentibus in se Remunerator est” 20 19 Canciones misionales en mapudiingyin N prescripeiin de uso / tono N* cancion 659, Varié Actus Chavitatis / Sonus Prussianus sin partitura 6592, Duamntumn vill sin especificacién / Cur mundus militat ‘cancion N" 7 660. Ventenlu Actus Gontritionis / Joannes magna Lux Bohemize™ cancion N*8. 661, Duamtumn vill Actus Charitatis, Contritionis / Sonus militaris austriacus” cancién N'9 662. AScnor Dios Idem [anterior] / © Anima par caclo Spiritus cancién Ne 10 663. Keal mapa Actus Contrittionis & Atritionis / Horrenda mors sin partitura 664. Hueraque che Alius / Sonus Austriacus canci6n N° 11 665, Jesus Pellebichi Cantio R. P. Ludivici Baldivia [sic] de puero Jesulo sin partitura ‘Ayugimi®* (wer 659) cancién NP 12 665b, Jesus cad De Ssino, Jesti Nomine / Rhatgeberi cancién N° 13 666, Ufehiceimi Reyna Salve Regina / Salve regina caelitum sin partitura 667. Aidbige Dios sin especificacién / Omni die die Mariae cancién N° 14 668. Mari mari ‘Quine dam San Coze mo fsic] / Xaveri rumpe moras! cancion N° 15 669, Santo Angel ‘Ad Sanctum Angelum Gustodem / Defensor noster aspice!® ——_cancién N° 16 670. Jesu Chriseu Pie Jesu Domine dona eis requiem. Ad memento def. sin partitara G71, Cad Barenyeve—_Aliter [otra con la funcién anterior] /$.Joanne Nepomuc. _cancién N° 17 672. Lihnen mo Modus mane surgendi & bona Intentione / Sonus Hispanus sin partitura 673. Acuita Cantanda in Adventu Principis, Episcopi, RP. Provincialis cancign N° 18 674, no existe no existe sin partitura 675. Vau miei In Comitiis Generalibus seu Hueupin cancién N°19 De la confrontacién y revisién de estos datos se advierten algunas confusiones y errores junto a aspectos notables, no siempre evidentes, que intentaré aclarar a continuaciéi La cantidad de versos entre los ntimeros 650 a 675" es en principio de veintiséis itemes. A éstos se suman tres que utilizan mimeros reiterados (659a, 665a y 665a), totalizan- do veintinueve. En este universo aparece un verso originalmente sin numerar (659a), uno repetido (659=665a) y uno inexistente (674), resultando veintiséis reales, otra vez, De éstos, el primero (650) es una invocaci6n inicial, a manera de introduccién, Entre los veinticinco restantes se nombran catorce himnos latinos de origen eclesitico, algunos de ellos pertenecientes al antiguo repertorio gregoriano y otros més recientes provenientes de iglesias locales: “Este texto, quie aparece entre cl 659 y el 660, no aparece numerado; sin embargo, la partitura con este incipit eva el N# 659. He optado entonces por anotarlo como 659a, “A continuacion de la especificacién de la melodia, también aparece la indicacién “Pragenesis clara fax Beclesiae”, *"Luego de esta ultima palabra, se lee: “Eugeni & c.” “Este incipit no aparece en el texto, pero la partitura que sigue con la eifra 665a lo leva por titulo. Como se observa la voz Ayuéinies una variante grifica de Aiivani que aparece en el 659, por consiguiente utilize ese texto sin melodia para esta melodia sin texto, Le sigue la indlieaci6n "ad Indias i “"Le sigue la indicacién “ad sanctus, ter. "La portada de la Sexta Parsauncia, tal como se escribe antes, la mi 650 a 676, uno més de los numerados en los versos de la Pays Tetia ica para los versos entre los niimeros 2 19 Canciones misionales en mapudiingiin. 1. Verbum supernum prodiens (651) 2 Creator alme siderum (652) 3. Jesu mae delicae (653) 4. O Koska lux Poloniae (654) 5. Jesu dulcis memoria (655) 6. O Deus ego amo te (656) 7. Joanes magna Luz Bohemiae (660) 8 O anima par coclo Spiritus (662) 9. Horrenda mors, tremenda mors (668) 10. Salve Regina caelitum (666) 11. Omni die dic Mariae (667) 12, Xaveri rumpe moras, ad Indias i (668) 13. Defensor noster aspice (669) 14, S. Joanne Nepomue. (671) Junto a los anteriores, se mencionan seis himnos de probable origen civil y/o militar del ‘area germadnica y uno ibérico, que son los siguientes: 1. Sonus militaris (658) 2. Sonus Prussianus (659) 3. Curmundus milicat (659a) 4. Sonus militaris austriacus (661) 5. Sonus Austriae (664) 6. Rhatgeberi (665b) 7. Sonus Hispanus (672) Dos himnos se relacionan con situaciones de recepcién y reunion de personajes nota- bles: 1. Cantanda in Adventu Principis, Episcopi, RP. Provincialis® (673) 2 In Comitiis Generalibus seu Hueupin®™ (675) Finalmente, se consignan dos piezas que tuvieron un rol histérico en nuestra area, la una por su dispersi6n, la otra por su antigiiedad. 1. Sono Paraquayensi (657) 2. Cantio RP. Ludivici Baldivia (665) El tono del Paraguay referia la melodia, seguramente compuesta por algiin miisico mi- sionero, empleada y popularizada en las célebres misiones de la provincia jesuita homénima. Creo que esto ¢s asi por cuanto el cancionero ¢ himnario misional identifi- cado es bastante preciso en el origen de cada melodia, y ésta que mencionamos siempre fue conocida con este nombre “del Paraguay”, como Febrés también lo indica en el repertorio incluido en su obra que revisé con anterioridad. En determinado momento, durante la primera mitad del siglo XVII, pertenecieron a esta provincia, extensas zonas de lo que hoy son Paraguay, Bolivia, Argentina y Chile, hasta Chiloé, ;ntata para la recepci6n de principes, obispos y padres provinciales", : “Para reuniones generales 0 Hueupin {en mapudiingsin)”. 22 nciones misionales en mapudtingtin. La otra pieza es la cancién dedicada al Niiio Jestis, compuesta por el célebre padre Luis de Valdivia, probablemente alrededor del aio 1600, por cuanto este jesuita llega por primera vez a Chile con el primer contingente misionero en 1598 y la publicaci6n que la incluye data de 1606. Al momento de ser citada por Havestadt, por tanto, estas coplas tienen una antigiiedad de mas de un siglo y medio, siendo posible que se trate de la misma cancién que Febrés, un par de aftos antes, menciona con idéntica tematica y denominacién espafiola —“Veante mis ojos & c.”"—. Si asi fuese, tendriamos la misma pieza en tres fuentes distintas que cubrirfan un periodo de, al menos, 170 aiios. Compa- rando el incipit de las coplas en la obra de Valdivia, Febrés y Havestadt tenemos una analogia notable que sustenta la idea anterior. Veémosla: Valdivia (1606:15) Febrés(1775:215) Havestadt (1777591) Tefus pellebichi JJefus pelleviehi JESUS Pellebichi, ij ra hi duam Pi tai duam pitniduam, Tefus pellebichi Jefus ayiwvichi JESUS pellebichi, Veula fi layam: ‘Ni cime layam deuma ni lam, Cabe hacer notar que los objetivos y condiciones del presente trabajo de investigacion y edicién no han contemplado la elucidacién de todo este repertorio mencionado (Iati- no, germanico, ibérico y americano) cuestién que seria de gran importancia para la determinacién del himnario misional jesuita en el area de esa época. Especial interés reviste esta tarea en relaci6n a estas dos tiltimas melodias por su posible génesis en terri- torio sudamericano. Es evidente que durante el proceso de impresién o copisteria musical de esta sexta parte de la obra, se olvid6 incluir las melodias de varios versos que promete el titulo, El més evidente de estos errores corresponde a la omisién de la pagina $ en que debieron haber aparecido las melodias de los versos 654 y 655 que hubieran sido las canciones 4 y 5, respectivamente. Esto puede tener la siguiente explicacién: las paginas de esta sexta parte —Notae Musicae...— poseen una numeracién —independiente y diferente del texto anterior, que termina en la 952— que va de 1 a 8 puestas alternadamente en los extremos dere- cho ¢ izquierdo de cada pagina. La pagina 1 va en el titulo o portada de esta parte, nego en la 2van las canciones 1, 2y3 correspondientes a los textos 651, 652 y 653 (ver laminas N 1 y 2). Luego falta la tercera pagina’, que debiera haber encabezado la cancién 4. En este punto el tipdgrafo o el copista, confunde el ntimero de la cancién con el niime- ro de la pagina 4, que es la que pone entonces; enseguida habiendo sido esta la tercera pagina, vuelve a poner otra pagina 4. Asi, en estas 8 paginas encontramos dos numera- das con el 4 y ninguna con el 3. Para las otras omisiones no existe ninguna razén tan evidente como la anterior, por lo que sigo revisando en general. Volviendo a las 19 canciones transcritas, se puede observar que ninguna de ellas excede a los 20 compases de extensién, siendo la mas breve de slo 8. En cuanto a las tonalida- Al respecto es verosimil que Febrés siendo coterrinco de Valdivia, pudo reconocer la melodia y singularizarla. En al caso habria que buscar “el tono” de ese titulo entre el cancionero espatiol del siglo XVI. “En realidad, en la esquina superior derecha, se observa un signo que al trasluz puede interpretarse como 3; no obstante, el tinico mtimero claro en posicién de ntimero de pagina es el 4 23 19 Canciones misionales en mapudiingtin 22 Cntio dn. 688 Dante CHILIDIULSIL Pars feta Notce Musicce ad canendum _ tt Clavichordio Cantiones Parks terkie an 650 usque adn. Pi 676. Lamina 1. Portadilla de la sexta parte cuyo titulo en la- Lamina 2 Reproduccién facsimilar de la pagina {in especifica Notas musicales para tocar en clavicondig _N* 2, en elextremo superior inquierdo, de la sex- (clevectn) tas canciones de la pare tercera dela N* 650 a la parte, que contiene las tres primeras eancio- 676, en el indice de la obra, sin embargo, se prescribe el nes. Se aprecia el uso de allave de do en I* linea uso del Srgano. para la woz del canto y el bajo sin citrat des, se observa un predominio de los tonos mayores, principalmente Fa y Sol. La indicadora de compas mas recurrida es de 2/4, 4/4 y 3/4 seguida de 6/8 y 3/8. El dmbito de las melodias —la mas extendida de 11° y la mas estrecha de 5*— se enmarca principalmente dentro de la 8°, y, aunque todas son denominadas canciones (cantio ), se pueden distinguir cuatro tipos: i, Canciones “populares”: caracterizadas por su ritmo prosédico y regular, pulso cons- tante y movido —en 3/8 6 6/8—, predominio de intervals por grado conjunto con estructura de frases binarias. Presentan estos rasgos las canciones N™ 1, 2,5, Ly 19. ii, Canciones tipo “coral”: de caracter mas solemne y reposado, de pulso moderado y ritmo regular, con frases cortas terminadas en pausas indicadas por un valor largo, un calderén 0 un silencio, de tesitura e intervalica cGmoda y apta para el canto congregacional como las canciones N 8, 4, 8, 14, 15 y 16. . Canciones “instrumentales”: caracterizadas por su tesitura mas amplia con intervalica en base a arpegios y escalas, su variedad riumica y pulso mas movido. Dentro de este grupo se encuentran las canciones N 6, 7 y 18. iv. Canciones del tipo “aire”: presentan una extensién un poco mayor que el resto uti- lizando imitaci6n y repeticiones de elementos melédicos. Tal es el caso de las can- ciones N% 9, 10, 12 y 17. Dentro de este grupo incluyo también a la N° 13 que cons- tituye el tinico caso de aria da capo, cuya segunda seccién cambia incluso de tonalidad. 24 19 Canciones misionales en mapudtingtin. ' “eB Tp pP ' atone PoE BUR pie P Sok iL ee eee | a ah FE | = as s { ee aie wl g° aii = : ee care POR ce apci6n— separa el tertitorio anterior del a abajo, se obscrva probablemente al propio Havestadt, de ponchoy som fero en mano y frente aél, ala derecha, su célebre altar pr 19 Canciones misionales en mapudkingsin, HAVESTADT Y EL MAPUDUNGUN: LOS TEXTOS DEL CANCIONERO 5.1 Valoracién delmapuddingtin A su Iegada a Chile, en 1748, el padre Havestadt dominaba una decena de idiomas, habiendo corrido la Gramética de lenguas latinas, germénicas y anglosajonas (ver nota a pie N° 21). Segiin su propio testimonio, el tinico maestro que tuvo de la lengua mapuche fue el citado misionero Xavier Wolfwissen, quien en la Mision de Santa Fe y por espacio de dos meses le instruyé en ella. Luego, y con su amplio bagaje lingitistico anterior, se abocs a la lengua nativa hasta llegar a dominarla. Sin duda que en este proceso se sirvi6 de la obra de Valdivia que ya he citado, anterior en siglo y medio a la suya, puesto que é1 mismo sefiala en su obra que “En el Arte segui el Orden de los Capitulos del R. P. Luis de Baldivia, quien fue el primero y hasta ahora el tinico cuyo Arte anda impreso™®, Este dato evidencia, ademas, que su trabajo fue anterior al de Febrés, aunque éste lo publica doce afios antes que Havestadt”. Con cuanta profundidad lleg6 a dominar el mapudiingtin y el pensamiento mapuche lo demuestra la adaptacién del catecismo y oraciones que hemos alcanzado a traducir parcialmente. Por cuanto el mapudingiin es una lengua que no pose escritura, al escribirlo se producen resultados disimiles dependiendo del idioma y fonética de quien lo anote. Tal cuesti6n debemos tenerla en cuenta para considerar la forma en que los textos mapuches fueron Ievados a la imprenta en Alemania y por un tipégrafo de habla alemana, Incluyo a continuacién los textos de las 19 canciones incluidas en esta edicién tal como aparecen —versificacién, ortografia, signos de puntuaciones y expresiones— en la obra de Havestadt. En el texto de las canciones, sin embargo, algunos grafemas han sido corregidos de acuerdo a lo anterior, asi como también algunos errores tipograficos evidentes. De la contrastacién de ambas podra el interesado observar tales sustituciones, 5.2 Los textos de las canciones Invocacién inicial Vill pu Che aletitumn Dios ni dgu, Dios ni piel: Quine pinque mo mugeltumn, Inaitumn cai ta ni glamel. Cancién NI i 2 3 Quine Dios gei vill pepilvoe, _Pillan, anti Dios getai, Quinelu Dios, mai Dios Chao, Vill mapu Toquiquelu cai: Talea, armco, ctiyen no cai: Dios ni votm Dios gei cai: Vill dgu ta vei quimvoe, Dios ni elel, Dios ni vemel; Dios gei cai Espiritu santo; Vill mapu mo mlelu cai. Vill che ni cme mogeam wei. Hnelu ctila Dios gelai. ip. 888, “AI parecer Febrés habria incluso utilizado la obra de Havestadt para componer la propia. La misma ‘opinién sostiene W. Hanisch (1972: 236 y 1974: 98), 26 19 Canciones misionales en mapudkingtin. Cancion N® 2 1 2. 3 Dios ni Vou JESU Christo ‘Ta Virgen Santa Maria JESU Christo Graz meu lai Mupin Dios, mupin Che gei, San Joseph egu pinombui, Ta ni anca, ni Chegen mai: Virgen Maria ni pue mo Huelu Tva pelai ni anca; Ta ni pili pepi lala, ‘Chegetui inchin mo tei, Dios ni gracia mo conibui. _Ta ni Diosgen tvei no cai. 4 Giilan anti mo mogetulu Pratulai Huenu mapu cam? Avle mapu tva ramtupaialt Vill pu Che ta ni huerilcan. Cancién N® 3 1 2 3 time que che ni anca lale, Huera que Che nianca lale, Ta pu Che ni pllti egn Huenu mapu mo ni pitti pra: Ta ni pllit ktal mo pouai: Cahuellu vemgelu laquelai: Veimo vachi mapu able rume, __Canchu rume veimo gimale, _Lale rume ta ni anca egn, Moll antit mo tepeai. Vill anti mo ptegeai Afle mapu tva mogetuai. Cancion N° 4 1 2 3 Vill dgu mo iod aidabimi Coilla dgu jurapraquilmi; Vill pu Apo ni toque! Dios ni venten ciimegen, Christo voraquilmi rume; Ciime duam mo opulbige; Vill cullin mo iod raquiabimi ——-Missamen mo choviquilmi, Ta mi Chao cai ta ni piel Mu Vuta ta ni Apogen. Domingo Fiesta anti gele. _- Mandagelmi; Vembige. 4 5. Quine che rume tidequilmi, Huera dgu ta huenen; Huelu mi caine airiaimi Huera cai ta golliman; Nuaquechi rume mogequilmi; Munaquechi ilmn, piidimn, Quine mn, lan ciitu pinomaimi. Vei mo gelai ta huerilean Cancion N* 5 Ufchigepe santissimo Sacramento Altar mo mlelu: Virgen Santa Maria cai Dios ta ni santa Nuque, une ta ni Chegen mo ciitu, huerilcan quimnolu. Amen JE- SUS, MARIA, JOSEPH! Cancién N° 6 1 2, Quine Dios gei vill pepilvoe, Duamtummn veula pu peni em Vill mapu Toquiquelu, Chumin cimeleaquei Vill dgu ta vei quimvoe, Raquibin ta Dios, aitibin ta Dios Vill mapu mo mlelu; Opuln ni pibiel Culliquebilu ta came que che A came quimquelu Huenu mapu meu, Vill ciime que che! Hueracabilu ktal mapu mo Quimnolu, renmalu Pu Huerilcaluchi che. Vill huerilcahuchi che. 2a 19 Canciones misionales en mapudiingdin... Canci6n N° 7 Duamtumn vill pu che Dios ni et Dios ni aidigen, Ni venten vutagen, Ni quine Diosgen! Ni venten vutagen, Dios ni aitigen, Dios ni cimegen, Duamtumn vill pu che. negen, Cancién N° 8 Yentenlu ta Dios ni ctimegen! Ventenlu ta Dios ni Apogen! Chumgelu mai inche Vei vemgenobule, Eapilan? Deuma afetiduamquen, Perdonaiaen piquen, Anni Dios em! Cancién N° 9 Duamtumn Vill pu che Dios ni ctimegen, Dios ni temogen, Ni venten Apogen, Quine Diosgen! Vill duamtumbilu tvei, ‘Tva ta mn pibiel: Veicu tdequebin Vill ca ni huerin Ani Dios em! Cancién N° 10 i e A Senor Dios tidequebin Huenu vemvoe, Vill ta ni pinque mo, Ta tue vernvoe Villchi huera dgu mo Montulvoe! Vill ta ni huerin: Ta mi cdimegen, Dios ema! Ta mi Vitagen Chao ema! Ta mi Diosgen ni vla Perdon nillaciu: Villchi dgu mo cacha Huerileahuelaian lod aiteimil Une laian. Cancion N* 11 Huera que che ktal mo pouai; Huenu mapu_mo rume pralaiai; Huelu ni huerin iod tidequebin, Huericalu ni Dios em illedieabin. 28 Cancién N® 12 Aideimi ta senor Dios:l: Aldiin hme geimi, Aldai mi Temogen, Ventengenlu mi Quineluchi Diosgen. Cancién N° 13 nt 2. JESUS cad crime uid Vei vill ni mogen mo, In Montulvoe ni iat Vei ni lan anti: mo, Ufchiqueeimi, Vill ni piuque mo, Pramlqueeimi Ni aidielehi di sl: Opuetchi ni win mo Pituabin: Cancién N° 14 1 2 Aitbige Dios ni Nuque Villchi Christianoche; Duamtubipe, quintubipe Vill anti ta mi piuque. Ta in dugunmaeteu, Cancion N* 15 1 Mari mari vill pieimu A san Joseph! Vill piuque mo mtmeimu: san Joseph dugunmamoinca 8 Dios ni Nuque ni Virgen Pinom Pequelu in Huerileaknon, Cancion N* 16 Santo Angel em ni Quintunieteu! Vill anti quintunmaiaen! Vill ni mogen mo toquinmaiaen! Ta ni pouam Dios ni mapu meu. Cancién N* 17 Cad Buirenyeve sefior Jesu Christo em! Mu Cutanyeve inchin ta in Chao em! Pewu cutantulgei, petu hueralei Tain pulalu em! 29 Venten cir me vachi Nuque Inchin Birreniemaeteu, Huenu meu, Dios ni age meu 19 Canciones misionales en mapudingtin, JESUS cad cit me niti, In Montulvoe ni ii di, ifchiqueeimi, Niaidelchi uiti! 8 Huerilcauyebulmi, mumbige Huerilcan mo tipaiam; Dios meu, ta mi chao meu Ca mita unotuam. 2 Algin pepilqueimi, Vill Dios mo dituqueimi: 4. Game mogeam, cime laiam ‘Vei mtn piquei ta in duam: Canci6n N* 18 1 2. 3. Acui tain Mapu mo ‘Vachi Reyno ni Apo (pu Patiru ni Apo) ‘Veimo tepequein, ‘Tva Camaricu em! Gime Chao cime apo em! Aldiin tepequein, Ciime piuque niepei Inchin ta in Chao wei ‘Veimo tepequein & c. Vill piuque mo piquein: Viva, viva, viva Ni Excellence Ni Illustrisima! Ni Reverencia! Vill piuque mo piquein Viva, viva, viva Ni Excellencia! Mi cupan mo thiuiin & c. Acui ta in ruca mo mo & « Ni cupan mo tain Doi mia pituin: Viva, viva, viva Excellencia! Ni Mustrisima! Ni Reverencia! Cancién N* 19 a 2 3. ‘Van miei, vau mlei pu Mapu Che; Veimo ado yavulumn Venten yaviin Ulmen! Ta in pu peni em! Mlei cai pi Huinca Che, Gele; ciime entumn Quimgei ni Conagen: Vill ta mn duguquen: Mei senor Presidente, Rey venten quintuquelu Aldiin ita Apo no cam? ‘Tamn aldin cimelen, Pu Patiru mlei huente, Gecai aculquel Anil ta ni duam. Patiin, iquen, ptem. Vemgei vemgei deuma vente: Abi ta Hueupin; Chumtn Rey ta venteni Dios duamtubin! Dios Rey ni Rey no cam ve? Dios Re[y] Apo mtn! Gelai Rey; Dios elunobile Gen, temn, mogequen. 5.3. Traduccién de algunos textos La traducci6n completa de los textos excedia los objetivos y plazos con que fue plantea- do el presente proyecto. Sin embargo, y a fin de tener una idea de sus contenidos, fure- ron traducidos algunos de ellos, labor en que conté con la valiosa colaboracién de Gabino Curihuentro Coliqueo, natural de Huillfo, comuna de Freire, en la IX Regién y actual- mente radicado en la localidad de Compu, comuna de Quellén, Chiloé. Este catecismo en verso —tal cual se encontraba en la fuente—fue leido, traducido y comentado por Curihuentro en una sola sesin, que fue grabada y posteriormente transcrita®. A partir de ella realicé la version que incluyo enseguida, aclarando que ésta no pretende ser la tinica ni la mejor versién. Por el contrario, seria deseable que especia- La reunign se realizé a fines de febrero de 1997 en Ia oficina ‘el campanario”— del cacique de la Vutahuillimapu Chilhué, don Carlos Lincomsn, quien estuvo presente en ella y me dio las facilidades para realizar la reunién y grabacién. También estuvo el misico ancuditano Gabriel Goddou, director del Coro de Nifios de la Comunidad Huilliche, quien establecié el contacto. A todos ellos mis sinceros agradecimientos. 30 19 Canciones misionales en mapudiingiin. listas del area realizaran la aduccién del catecismo en verso y prosa a fin de permitir el estudio de diferentes aspectos relacionados con el mundo simbélico y cosmovisién mapuche al que Havestadt intent6 dirigirse con su traduccién y adaptacién de los pre- ceptos catélicos, como asimismo observar el grado de conocimiento que éste tenia del idioma idiosincrasia mapuches. Algunos aspectos sobresalientes a este respecto, lo constituyen los siguientes: — elconcepto de “pecado” no existiria en el mapudiingtin de la época, siendo siempre reemplazado por el de “desobediencia”, consiguientemente la invocacién castella- na de “no me dejes caer en tentacién” es vertida como mirame diez veces para no tener ganas de desobedecer, — cuando el misionero trata de dara entender la distinta calidad de existir espiritual del ser humano, contrasta cuando una persona muere, no es como cuando muere un caballo, — en los mandamientos, y demostrando cierta flexibilidad y tolerancia hacia las cos- tumbres mapuches, utiliza la forma es malo robar, ¢s malo embriagarse; medirse en el comer 1y beber, asi no constituye desobediencia, Invocaci6n inicial Escuche toda la gente, la palabra de Dios, lo que Dios dice: os que viven de un solo corazén sigan todos, pues, su consejo. Cancién N* 1 “Quine Dios” 1 Es un solo Dios el que todo lo sabe, Es Elel sefior de toda la tierra Es el que conoce todas las cosas Porque El esta disperso en toda la Tierra 5 Porque existe s6lo un Dios, que es Padre y el hijo de Dios es el mismo Dios, porque Dios es el Espfritu Santo, pero no son tres dioses. Cancién N® 2 “Dios L Jesuctisto, el hijo de Dios, Dios de la verdad, la verdad hecha hombre, Que se encamé en la Virgen Maria, yse hizo hombre por la salvacién de todos nosotros, Votm” 3 Jesucristo murié en la eruz por haberse convertido en hombre, pero su espiritu no pudo mori porque El era el mismo Di 31 2 No existe el dios del volcan ni del sol, ni del trueno, ni Ta Tava, ni de la luna, Dios los puso, Dios los creé, para el bienestar de toda la gente. 2 La Virgen Santa Marfa tuvo a San José como esposo, pero éste no le tocé porque fue concebido por la gracia de Dios. 4 Resucité al tercer dia, subié a los cielos y.cuando la tierra se acabe El vendra a preguntar por los que desobedecieron. 19 Canciones misionales en mapudiingiin. Cancién N® 3 1 Toda persona buena que muera su espiritu subira al cielo, por eso, aunque la tierra acabe todos se levantaran ese dia. “Cume que che” 8. ‘Cuando una persona muere ho €s como cuando muere un caballo, y cuando llegue el juicio eterno, el espiritu del hombre resucitara. Cancién N* 5 “Ufchigepe” Santifiquese al santisimo Sacramento que esté sobre el Altar. Ya la Santa Virgen Marfa, la Santa Madre de Dios, que fue Ja primera persona en la tierra que no supo aria, José. de desobediencia. Amén, Jesi Cancién N® 6 “Quine Dios” is Existe un solo Dios por todas partes, ¢s el sefior de toda la tierra, es el que conoce todas las cosas, es el que esta por toda la tierra, es el que recompensa con el cielo a las personas buenas, y con el infierno a los que desobedecen. Canci6n N° 7 “Duamtumn”" Reconozcan todas las personas que Dios es lo mejor, que Dios es alegri que es lo mas grande, que es un solo Dios que es lo mas grande, que Dios es alegria, que Dios es lo mejor, reconozcan todas las personas. Obsérvese que el centro de esta oracién lo constituye la frase “que es un sole Dios". Hacia los cuatro versos anteriores y posteriores se avanza 0 retrocede en espejo, 32 2 Toda persona mala que muera su espiritu se ir al fuego eterno; por mas que alli lore, alli se quemard por el resto de los dias. 2 Recapaciten, estimados hermanos, todo lo malo que habéis hecho: “Reconozco al Sefior, me agrada el Sefior, me lleno con lo que dice; El reconoce a todas las personas de buen corazén”, ndo el primer verso igual al timo, 19 Canciones misionales en mapudiingtin Cancién N° 8 “Ventenlu” Si Dios es lo mejor, Si Dios es lo maximo, aPor qué entonces yo no lo acepto como el Salvador? Muchas veces me entristezco yle digoa mi que me perdone Cancién N° 9 “Duamtumn vill” Reconozean todas las personas que Dios es lo mejor, que Dios es el que sana, que es el gran creador, que ¢s un solo Dios. Es el que se preocupa de todos, esto es lo que nos dice, por eso deben repudiar todo lo que va en contra de Dios. Cancion N° 11 “Huera que che” Las personas malas se irén al infierno no podrn subir a los cielos Por eso repudio mucho la desobediencia, por desobedecer he humillado ami Dios. Cancién N° 16 “Santo angel em” Santo Angel es el que me busca todos los dias por toda mi vida para llegar a la tierra del Sefior Cancién N* 18 “Acui*” 1 Llegé a esta tierra, a.este reino pleno, por eso hemos despertado, lo decimos de todo coraz6i iviva, viva, viva, sut Excelencia! por haber venido, que hemos dicho que viene Dios, viva, su Excelencia, 2 Nuestro padre tiene buen corazén por eso hemos despertado, lo deeimos de todo coraz iviva, viva, viva, su Hustrisma! por haber venido porque hemos dicho que viene Dios, Viva, viva, viva su Tustrisima, EL texto original de esta cancidn de bienvenida a diversos personajes civiles 0 eclesisticos, en su prime a estrofa, incluye varias posibilidades dependiendo del visitante. Mi traduccién dedica cada estrofa a uno de Tos tres aludidos: principe (u otra autoridad real), obispo y padre provincial. Al final del texto, ya manera de opcidn dependiendo del lugar en el que se recibiera, se incluye la formula *Lleg6 a esta casa...". 19 Canciones misionales en mapudkingiin 3. Esta ceremonia al buen Padre, por eso hemos despertado, Jo decimos de todo corazén: iviva, viva, viva su Reverencia! por haber venido, porque hemos dicho que viene Dios, Viva, viva, viva, su Reverencia. 5.4 Indicaciones sobre pronunciacién Como he sefialado anteriormente, cuando me he referido a la condicién agrafa del ‘mapudiingiin y a las variantes en su escritura —segtin la formacién lingitistica y fonética de quien escucha y anota los textos— es imprescindible considerar criticamente este punto especialmente para la instancia de su interpretaci6n musical (cantar). Dos aspec- tos surgen de tal observacién: el nimero de silabas implicadas y su pronunciacién. Las siguientes indicaciones —que no pretenden ser mas que una sugerencia pun- tual para estos textos— surgen de la sesién de trabajo con Curihuentro antes menciona- da, de la que se desprende que, generalmente: La letra ¢ y gu se pronuncia como h. La letra v se promuncia como f La letra d se pronuncia como = La letra w se pronuncia como ii y otras veces como o. Los acentos —diversos ¢ inconsistentes— que presenta la letra u (“, *, y 9) como asimismo el tipo cursivo (w) son intentos de Havestadt por singularizar diversos tipos de pronunciacion derivadas de i. La sinalefa o¢ se pronuncia como wi La silaba hue se pronuncia como wue La silaba inicial comenzada con ¢ se pronuncia como tx”. A los grafemas compuestos por dos consonantes como mn, rm, gl, ml y otras se le interpone la vocal ti La silaba ni y ne casi siempre son iii y fie. Algunos ejemplos Escritura Pronunciacién Invocaci6n inicial Vill pu Che allctitumn Fill pu che allktitumiin Dios ni dgu, Dios ni piel: Dios ai zugu, Dios iii piel; Quine piuque mo mugeluu Quire piuke mo mogeltumin, Inaitumn cai ta ni glamel. inaituaimiin kai ta ni gillamel. "Este fonema se asemeja notablemente Ja promunciaci vulgar chilena de la combinacién ti, 34 19 Canciones misionales en mapudkingtin. Cancién N* 1 1 Quine Dios gei pepilvoe Quite Dios gei pepilfui Vill mapu Toquiquelu cai fill mapu tokikelu kai Vill dgu ta vei quimvoe, fill dugu ta fei kimfui Vill mapu mo mlelu cai, fill mapu mo milelu kai & Pillan, anti Dios gelai, Pillan, antit, Dios gelai, Talea, armeo, ciiyen no cai: twalkan, ariumko, kiiyen no kai: Dios ni elel, Dios ni vem Vill che ni ciime mogeam wei Dios iii elel, Dios iii femel,; fill che ni kiime mogeam tifei Cancion N* 3 3 Ta pu Che ni pili egn Ta pu che fi pill egiin Cahuellu vemgelu laquelai: Kawellu femgelu lakelai: Lale rume ta ni anca egn, Tale riime ta fi anka egtin Afle mapu tva mogetuai. afle mapu tifa mogetuai 6. CONSIDERACIONES FINALES 6.1 Relevancia de la fuente El corpus musical contenido en el Chiliciigti de Havestadt constituye el tinico repertorio conocido hasta la fecha de la actividad misional jesuita en Chile, conservado tanto en sus componentes textuales —las letras— como musicales —notas, acompafiamiento ar- ménico, instrumento. Representa, por tanto, 1m claro e interesante ejemplo de la modalidad doctrinaia a uavés de la misica que la Compaiiia desplegé en nuestro territorio y de la que hasta ahora s6lo habiamos tenido escasas referencias, aportadas por la historiografia musical primero y la musicologia hist6rica después", Los dictémenes del IIT Concilio Limense (1582-1588) establecieron, entre otras, la idea de poner la doctrina en lenguas y enseharla a los naturales a través de la misica. El presente repertorio representa una continuidad de tal edicto y prictica, por cuanto se wata en realidad de la ensefianza del catecismo cantado. En el caso presente la lengua es el mapudiingiin o mapuche y la mésica de origen aleman de la primera mitad del siglo XVIII. ™Me reliero a las obras de E. Pereira Salas (1941) yS, Claro y J. Urrutia Blondel (1973). 35 19 Canciones misionales en mapuckingtin. 6.2. Sustrato musical del cancionero A este respecto, recordemos que Havestadt declara que corresponden a las mejores melodfas que se cantaban en las iglesias de la zona del Rhin infetior y de Colonia, zona eminentemente catdlica. Surge entonces la preguni i presentes en la miisica religiosa catélica de esa regidn a mediados del siglo XVIII? Desgraciadamente esta interrogante sobrepasa los limites de nuestro trabajo; sin embargo, llegado el momento de determinar estas influencias, habra que considerar el desarrollo de la musica alemana, partiendo por la propuesta de Martin Lutero en la primera mitad del siglo XVI, en la que el coral constituyé un elemento fundante de todo este repertorio religioso. Durante el siguiente siglo, y entre otros compositores del géne- 10, encontraremos desde M. Praetorius, hasta Buxtehude, pasando por Schiitz y Scheidt, yen el comienzos del siguiente siglo aR. Keise y el austriaco J.J. Fux. Al momento en que Havestadt parte para América, Alemania conocia el trabajo maduro de J. Bach, GF Haendel, G. Ph, Telemann; a su regreso el de Ch. W. Gluck, J. Haydn y W. A. Mozart. 6.3. :Repertorio real o idealizado? Oua cuestién es si nuestro misionero hizo la adaptaci6n de estas melodias a los textos mapuches durante los veinte afios que vivi6é en Chile 0 en los diez aiios que siguieron a su regreso. Me inclino a pensar lo primero basado en los siguientes hechos: primero, el libro, por todos los datos revisados, estuvo terminado un par de aiios antes del extraiia- lento jesuita, esto es en 1765; en segundo lugar sus referencias a la procedencia de las melodias de “mi Amada Provincia del Rhin” y “mi Estimada Patria” denotan una ahioran- za s6lo explicable en ausencia de ella. Si fue asi equé memoria pudo quedar de ellas entre sus evangelizados? o esélo en su imaginacién los mapuches cantaron su repertorio tan primorosamente escogido? Qui 2s su utopia miisico-dectrinal fue un proyecto nunca realizado, impedido por su retiro forzoso al Colegio San Pablo en Santiago, por motivos de salud, y finalmente la expuk sién de la Compaiia de Jestis. 6.4. Proyecciones investigativas del tema La cuestion relativa a las practicas musicales misionales durante el Barroco en nuestro territorio por parte de jesuitas, franciscanos y otras 6rdenes, es un tema al que nuestra investigacién musical recién se asoma. La musicologia hist6rica nacional cuando ha abor- dado la miisica colonial de caracter religioso se ha remitido al estudio y transcripcién de Jos repertorios catedralicios que, aunque importantes, presentan una menor relevancia social en la formacién de rasgos identitarios. Dentro de este Ambito, la miisica misional presenta un gran impacto social por cuanto se aplica y sistematiza tempranamente, te- niendo como receptores principales a los componentes de las diversas etnias locales a lo largo de nuestro territorio, Esta metodologia misional se mantuvo ininterrumpida través de siglos originando las numerosas manifestaciones de religiosidad popular vigen- tes hasta hoy. En ellas, a la misica le cabe un importante rol simbélico y social, de tal manera que es posible asignarle al estudio de la mtisica misional, una notable relevancia 36 19 Canciones misionales en mapudingtin. dentro de los estudios culturales de nuestra sociedad actual. De lo anterior se desprende que la investigacién de este t6pico puede aportar importantes antecedentes para el estu- dio no sélo histérico del periodo referido, sino también para la cabal contextualizacion de las actuales manifestaciones de religiosidad popular vigentes hasta hoy a Io largo del territorio nacional. 6.5. Medios sonoros posibles: voces e instrumentos, Finalmente, quiero recalcar que este proyecto surgié de un propésito eminentemente practico desde el campo de la interpretacion, cual fue la necesidad de encontrar fuentes de nuestro pasado musical y convertirla en sonidos. Llegado a este punto, es necesario tener presente que el medio sonoro especifico para este cancionero es la voz y el acompaiiamiento arménico. En cuanto a la primera, serfan pertinentes tanto cl canto congregacional como también de solistas, en ambos casos adecuados a adultos o nifios. El acompaiamiento prescrito, como se ha visto, co- rresponde al bajo continuo realizado por drgano o clavecin, ‘Una moderna interpretacién de este repertorio, sin embargo, no deberfa observar con rigidez tales especificaciones, toda vez. que se encuentra debidamente documenta- do el uso, en la practica musical jesuita barroca en el érea sudamericana, de una gran variedad de instrumentos musicales, entre los que se encuentran, entre otros, el violin, el violoncello, la viola da gamba, la guitarra barroca, el latid, el fagot, la trompeta, el oboe, la flanta dulce y traversa, amén de instrumentos de percusién tanto membranéfonos como idiéfonos. A todos ellos el intérprete puede echar mano con discrecién y buen gusto, en la seguridad que en pueblos de indios, doctrinas, reducciones, misiones, casas de formacién y escuelas jesuitas americanas de los siglos XVII y XVII mas de alguna vez se intentaron tales combinaciones vocales ¢ instrumentales*, i BIBLIOGRAFIA Acosta, José de. Historia natural y moral de las Indias, México, Fondo de Cultura Econémica, 1940 (Sevilla, 1590). Claro, Samuel y Jorge Urrutia Blondel. Historia de la misica en Chile, Santiago, Orbe, 1973. Enrich, Federico. Historia de la Compa de Jessen Chile, Barcelona, Imprenta de Francisco Rosal, 2vols., 1891. Consiltese por ejemplo la lista de instrumentos musicales y de tutheria incluidos en la relacién de los, pueblos y misiones y sus inventarios, que proporciona Francisco Curt Lange en su articulo “El extraftamiento de la Compania de Jestis del Rio de Ia Plata", en RMCh, 1986, 165: 4-58, Lo mismo, aunque en menor cuantia, nos daa conocer Isidoro Vasquez de Acua, en su Costurabresrligiasas de Chilody su raigambre hispana, Santiago, Centro de Estudios Antropol6gicos de la Universidad de Chile, 1956. A partir de la pagina 72, copia los wentarios de haberes de la Compaata de Jestis conservados en el Archivo Nacional 37 19 Canciones misionales en mapudingiin. Exrizuriz, Crescente. Los origenes de la Iglesia Chilena. 1540-1603, Santiago, Imprenta del Correo, 1873. Febrés, Andrés. Arie de la lengua general del reyno de Chile, Lima, 1765. Foerster, Roll. Jesuitas y mapuches 1593-1767, Santiago, Editorial Universitaria, 1996, fas Valenzuela, Francisco. Manual de historia de Chile, Santiago, Zig-Zag, 10* ed., 1993. Furlong, Guillermo. Entre los pampas de Buenas Aires, Buenos Aires, 1938. Gay, Claudio, Historia fisica y politica de Chile. Documentos, Paris, 1846. Godoy, Hernan. La cultura chilena, Santiago, Editorial Universitaria, 1982, Havestadt, Bernardo de. Chilidtigi sive tractatus Linguae Chilensis, Westfalia, 3 vols., 1777, Edicién facsimilar: Julio Platzmann, Leipzig, 1883, Hanisch, Walter. Historia de la Compartia de Jestis en Chile (1593-1955), Buenos Aires, Editorial Fran- cisco de Aguirre S.A., 1974 Lange, Francisco Curt. El extraiamiento de la Compaitia de Jestis del Rio de la Plata (1767). [Primera Parte]. RMCh, XL/165 (enero-junio, 1986), pp. 4-58. —— Blextrafiamiento de la Compaiiia de jesis det Rio de la Plata (1767). [Segunda Parte]. RMCh, XLV/176 (julio-diciembre, 1991), pp. 57-96. Lemmon, Alfred E, “Jesuit chroniclers and historians of Colonial Spanish America: Sourees for the Ethnomusicologist”. Inter-American Music Review, Robert Stevenson ed., Vol. X, N° 2, 1989, pp. 119-199, Leonhardt, Carlos. La mtisica y el teatro en el tiempo de ls antiguas jesuitas de la Provincia det Paraguay, Buenos Aires, Amorrortu, 192: Mateo, F. Los das concitios limenses de Jevinimo de Loayza, Madrid, Ediciones Jura, 1947, Medina, José Toribio, Bibliografia hispano chilena (1523-1817), Santiago, Fondo Historico y Biblio- grifico José Toribio Medina, edicién facsimilar, 1924 (1899), Oré, Fray Luis Gerénimo de. Symbolo catholico indiano, Lima, Antonio Ricardo, impresor, 1598. Ovalle, Alonso de. Historica relacién del Reino de Chile, Roma Francisco Cauallo, 1646. Edicién mo- derna: Santiago, Instituto de Literatura Chilena, 1969. Pereira Salas, Eugenio, Los origenes del arte musical en Chile, Santiago, Editorial Universitaria, 1951. Ricardo, Antonio (imp.). Doctrina cristiana y catecismo prara instruccién de los Indios, Lima, 1584 Conjessionario para los curas de Indios, Lima, 1385. Arte y vocabulario en la lengua general det Peri, Lima, 1586. Rondén, Victor. “El Symbolo Catholico Indiano de Fray Luis Geronimo de Oré (Lima, 1598): sintesis ¢ interpretaci6n de aspectos imtisico-doctrinales”, Resonancias, Instituto de Musica de la Universidad Catélica de Chile, I, 1997, en prensa. Rosales, Diego de. Historia General del Reyno de Chile, Flandes Indiano, Valparaiso, 3 vols., 1877-1878, Stevenson, Robert. Music in Aztec & Inca Territory, Berkeley, Los Angeles, University of California Press, 1976. Tineo, Primitivo. Los concilios limenses en la evangelizacién latinoamericana, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra S.A., 1990. Vasquez de Acuiia, Isidoro, Costumbres religiosas de Chiloéy su raigambre hispana, Santiago, Centro de Estudios Antropolégicos de la Universidad de Chile, 1956. Valdivia, Luis de. Arte, vocabulario y confesionario de la lengua de Chile, Lima, Francisco del Canto, impresor, 1606. Edici6n facsimilar: Julio Plazmann, Leipzig, 1887. Villalobos, Sergio. Los pehuenches en la vida fronteriza, Santiago, Ediciones, Universidad Catolica de Chile, 1989, Ybot Leén, Antonio. La Iglesia y los eclesidsticos esparioles en la empresa de Indias, Barcelona, Salvat, Tomo I, 1954. 38 19 Canciones misionales en mapueiingiin II PARTE Edici6n musical 19; \ciones mi jonales en mapudiingin. A PROCEDIMIENTO EDITORIAL, a) Del texto Se han corregido en los titulos y textos de las canciones, los errores tipograficos mas evidentes de los originales, que pueden ser letras y/o signos de puntuacién y exclama- cién. Tales diferencias pueden observarse, como he dicho, comparando ambas fuentes. Asimismo, toda vez que en el original se indicaba “& c.” (etcétera) he desarrollado todas las estrofas. El guién (-) inmediatamente después de una silaba indica que la palabra sigue. Cuan- do el mismo signo aparece separado de la sflaba y bajo la nota, indica que el fonema se extiende hasta ella, La unién de dos silabas —generalmente sinalefas— en una sola nota se indican con un guién bajo entre ambas (ejemplo: ta_in) b) Dela misica He conservado las indicaciones métricas y figuraciones ritmicas del original, sin embar- go la clave de Do en primera linea de la parte del canto original, la he reemplazado por Ia de Sol en segunda linea; igualmente se han eliminado en las armaduras las alteracio- nes redundantes. He agregado a la linea del bajo una sencilla y simple sugerencia del posible cifrado, atendiendo a los aspectos arménicos y estilisticos que me han parecido pertinentes para Ia época y tipo de repertorio. Este cifrado no ha sido desarrollado con el propésito expreso de inducir al acompaiiante a elaborar —idealmente sin escribirlo— su propia realizacion” He corregido evidentes errores ritmnicos, melédicos y de armaduras; otras alteracio- nes al original slo responden a mi propio criterio estético y se sefalan a continuaci6n. Cancién N° 2 c. 12, solen el bajo: una 8* més alto en el original Cancién N° 3 . 8, sol en el bajo: una 8* més alto en el original. c. 12, faen el bajo: una 8 més alto en el original. Cancién N° 4 ¢. 8, tiltima nota en ambas voces: blanca en el original. Cancién N° 5 c.4,en el canto: la-sobfa-fa en el original. c. 16, tiltima nota en el canto, fren el original Como objetivo secundario este material puede servir de ejerc continuo, toda vez que las armonfas son clementales. io para el aprendizaje y practica del bajo 41 19 Canciones misionales en mapudkingtin Cancion N° 6 ¢. 8, en el canto: si en ritmo de una corchea en el original ¢. 18, en el canto: sol en ritmo de una corchea en el original. Cancion N° 7 c. 5, en el canto: primer tiempo en ritmo de corchea-semicorchea-corchea. Cancién N° 8 ¢. 16, en el canto: tiltimo tiempo mi en el original €. 19, en el canto: tiltimo tiempo do# en el original Cancion N° 9 ¢. 6, en el bajo: las dos notas una 8* mas alto en el original ©. 9, en el canto: far# en ritmo de negra en el original, ©. 16, en el bajo: las dos notas uma 8 mas alto en el original. Cancion N® 10 ©. 11, ambas voces: timo tiempo blanca en el original Cancién N° 11 .8, ambas voces: tiltima nota, negra con punto en el original Cancién N° 12 4, en el bajo: fa: una 8* més alto en el original, .6, en el bajo: si Lemol una 8* mas alto en el ori c. 8, en el canto: cuarta corchea do en el ori Cancion N° 13 Armadura con si bemol y mi bemol en el original, sugiriendo las restantes alteraciones ocasio- nales, el tono de mi bemol menor —lo que implicaria seis bemoles—, pero con numerosos icos y arménicos. He cons ado las notas en su ubieacién original reempla- zando la armadura por la del tono de mi menor y, en la segunda parte, por la de si menor Cancion N® 14 ¢. 16, en el canto: tiltima now en ritmo de Cancién N® 15 €. 1, ambas voces: he agregado los silencios correspondientes a los tres primeros tiempos. Zen el cant ¢.8,ambas voces: blanca en el original; he agregado ademas el silencio de negra. -gra en el original. los primeros tiempos en ritmo de negras, Cancion N* 16 Armadura con si bemol y la bemok las alteraciones ocasionales sugiere la tonalidad de fa menor, por tanto, he agregado las otras dos alteraciones de mi bemol y re beml. ©. 11, en el bajo: re hemo! en el original Cancion N* 18, €. 20, ambas voces: figura de blanca en el original 42 19 Canciones misionales en mapudtingsin B. REPERTORIO. Quifie Dios Cancién 1 Chiliddgi, 1777 Es 43 Dios fii votm Cancién 2 Chilidigh, 177 ° &] me 44 Cume que che iti Canciin 3 Chiliddgd, 1777 Vill dgu mo Cancion 4 Chilidagi, 1777 ey seeds ees Baaane | NF EsEE TS Bao bB yaad. fl wisiaaa it : naked’ [hile fede de Ul cated TL oat ope. Mi ae oy sgeZa faced 4a. ey 4 7] | 8a eeg » get fil Bera ae ee Lesa r WB akES i 2ebke Mildeeed Will sdaae ageas ii) Hi aie Hii. z nesaes |e 22 alls 24 ae gs [Wile eeu 568838 ea ltl. a ada |i Bese - 2 & a aokas |p cea hae aww OTE. fal is) 3 2 Kw Fw 46 Chilidtigd,177 Quiiie Dios Cancion 6 ma- pu mo Pu ca Turchi| che. ren- ma- in Vill| hue- rik ca- Iu-chi| oe, 48 Duamtumn (Canciéa7 Chilidigd, 177 Dees aaullpe -che Dios| fi--- ci--me- gen, Dios = — gen, Du- | am-tu- men vill pu che. 49 Ventenlu Cancién 8 Chilidugu,1777 16] Duamtumn vill Cancién 9 Chilidigi1777 A Seiior Dios Cancién 10 Chilidtga,1777 & Montu- vo - |e! Te- mi - - mo, Vill chihueda d- | gu mo- Vill te 52 Hueda que Che (Cenciéa 11 Chilidigi,1777 ome i He | eit rin tod 2 a a so & de gets He S = bk S Doren Gil cil oo bin pia S SSS Se See 5 = 5 Chilidiga, 177 Jesus cad Cancién 13 Chilidisgi,1777 Ria del chile 4 Py DC. al Fine gx Aitbige Cancién 14 i mari Mari Cancion 15 Chitidigi1777 eed tm, que ik mi, Nu que ni Vir gen Pi- nom Jaw iam Cad Birenieve Cancién 17 Chilidtgs,1777 Cad Bireniev Cancién 17 Chilidtgt,1777 59 Acui Cancion 18 Chilidigé,1777 60 Vau miei Vau Cancién 19 Chilidigd,1777 Vor, 1. Vau |mlci, Vau miei, pu | Ma-- pu Che Vent tom ya-wen Ub 2. Vei-|mo a do - | Ye - vu lum Ta lin - pu pe- fi 3. Vem-| gei Vem- gei deu-| maven-teni A-| bi - ta Hue eu bel cps! 6 — 6 ow te, AL [din vita A- po qe - Ta [mn ak den ob ce = ve? Dios|Re y As - po Ge-| la i Rey e Iu-no 61

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