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ati ui t i . GOBIERNO Y FORMA DE GOBIERNO: 2 PROBLEMAS ACTUALES # Mawve Anco Reves 2 Nagin 3 Taba Coun Gikinte de Dosca Coreseed Bs Samet Ree, sees aq 4 SUMARIO; 5 TL teneotcneh =I La MOMMOE PAU 4 omvo rscnsnnicr 1. Lar prevtnestmtbaconae a a pat al: pramentrin seins 9 pre z mmevltimo sheidncnas 3: Polancraine} Pender { own Boy) Apronmuc y dna cave pa } tentang) prescenclowey WY El techay cep el presidencialismo; c) La emulacin presidencialista en ol par Jamentarimo europen. 4. Parlamento y democrcia a) Demo- craciay contzol del poder; b) Parlamenso y partides. Obser. vaciones criticas; ©) La necesidad de «parlamencaizar» cl régimen purlamentari; d) El control parlamentario del Go: biemo. Problemas de perspective. Los sdesechos» de contcl 5. La relacién entre los poderes del Estado, Poders politico! 3 ‘poder jursdicional: a) Relaciones ente los juecesy el legisla dor; b) Relaciones ence los jueces y el Gobierno. 1. Itropvecion’ A diferencia de la forma de Estado, modo de estar atsibuido el po- der constinuyente, la forma de gobierno hace referencia a la forma de scar organizado el poder consticuido. La primera alude al Estado-co- smunidad, y por ello intenta explicar las relaciones entre el pueblo y el poder politico tanto desde la dimensién personal (autocracia y demo- ite 27 nd Paa2.ue eyes } SIS 6 2005 Coleccién: Eseudios Consti: a pet E! Gobierno Disecron, Francisco Rusio Liowewre Problemas constitucionales MANUEL ARAGON REYES ANGEL 1, GOMEZ MONTORO Coordinadares MANUEL ARAGON REYES JUAN JOSi SOLOZABAL BCHAVARAIA PATRICIA RODRIGUEZ-PATRON JUAN M* BILBAO UBILLOS FERNANDO REY MARTINEZ ISABEL M. GIMENEZ SANCHEZ ANTONIO CIDONCHA MARTIN. FRANCISCO Mt. RUIZ-RI ANGEL J, GOMEZ MONTORO 1A GONZALEZ ALONSO CESAR AGUADO RENEDO ANTONIO LOPEZ CASTILLO SCOOHOCHOSHOSHSOHOHOHCHOHOSEHHOHOOOSO : i e e e e e e e e e e e e e e “e@ e e e e e @ e e e e e e e e MANUEL ARGON AYES crads) como deade la err (Esa single y Enado compyete) contrae al lamado Estado-aparato, esto es, a las institu: Ta segunda se dos "es ones pabliess que forman al conjure de los poderesconsidos, Gxplicando el modo ea que e sects Las formas de gobierno de Estado demecritico pe modelos: formas presidencial, paraenai,mi (0 Foors rma de Estado sn Espati Cen eiEimico (are 2 CE). La forna de gobierno es la parlaments- Ce res (ars. 13, 36, 62,6489 9 108115 CE, principalmen- fe) Bn rdacon, pes, con Ia forma de gobiesno, qc ol obj de Te trabajo, hay que decir que se trata, puss, de un sistema parlamen eri Gabiec ha Se gon dela confianza del Palamentoy card] que la Jefatura del Estado la ostenta un Rey, que, como todo Rey * Jaslentario, earece de poderes progios. De abi que el eatudio de ta Patlamgy gobiemo haya de abarsir, de us lado, el examen de lo que terfpala significa la Monarquia pacamentara y, de otto, la indaga Clon de qué tipo de parlamentarisma es el propio del ordenamiento espaiial TL La Monanguta PaRLaManTARA narquta pailamentaria, on d Derecho extranjero, ha sido el on ne ina evlucion ists, Tal evolucon se produce en el uno Unido mediante un lrg procso qa nace op I Edad edi diol Meme pn oblemo bien equlibrado pare transcrmarse finaimente durante los Hosa y Xen una Monarguapacaevtara, cornodando ia Monar ae primero, con el Hberaismo y, dsp, con la democracia’, Ea ls Su Pevfas de Earopa continen‘al evoluciéa no arranca de tan le- “Tie cit aM, Azacen, voces Toma de Exadony Forma de gobierno coh iptneerh omeyBl de Eo Contino Can, Mad Tos ies 7 19-36, expen 2001, Bi er napa deae, 4 Stace, La Monaraua parameatae ce eae 3° dea Consacon (ps 6586) 7 «Moai pci oa ery sancin de las loves, pigs. 92°58. ambos en Dos Bscudios sobre la Mo. man alamentans on la Conitzacion spatots, Civitas, Madsid, 1990. A Je er Fae cantcnen cables pesos asics doctnals SS acon con dey y Tas poesades legis y dpe gee en ea exports, por elo, 90 YO & TID since ia i a A a ase ot seus e ath Ra ee aa REE jos, sino del siglo x0, a partir de la Yamada «Monarquia constivicio- ral» o dual, que ird evolutionando (a veces con algin cxmbio en el ex to constitucional, por ejemplo en Suecia o Dinamarca, en otros cxzos sin alterar la letra de las constituciones, por eferplo en Belgica u Ho- Tanda) hasta converse en la actial Monazquéa paramentazia’. El resultado de esa evolucidn es el mismo: el Rey ya no es sobera ro, que lo es el pueblo, el Rey no legisla, sino el Pasamento, ef Rey no sobierna, sino el jecutivo, que sélo ha de gozar de la confianza parls- mentaria, Pero esas caracteristicas no se derivan jinicamente de la Constitucién (que en muchos paises ain conserva el texto de la vieja Monarguia dual, en la que el Rey comparte con e! Parlarento la po testad legislative y la relacién de confianza con el cjecutivo}, sino de la costumbre, que alli ha producido mutaciones constsucionales claras y doctrinalmente aceptadast Respecto de la potestad legislatva, es pacifico que en el Reino Uni do el monarca ya ha perdido la capacidad de vetar las leyes® y lo mis. mo ocurre en Bélgica, como es aczptedo undnimemente por la doctsi-_ na y refrendado per la prictica‘, He acudido a dos ejemplos, pero la ‘misma conclusion es general en las Monerquias pariamentarias. Lo que ocurre es que, alli, el texto constitucional (desmentido por la prictica constitucional, o meior dicho, mutado por esa prictica) sucle seguir tribuyendo la potestad legislativa al Rey con el Paslamento. Por lo que se refiere al poder ejecutivo, la evalucién tambié sido clara: en todos los paises citados el gobierno no ha de gozar de la confianza del Rey, sino del Parlamento, y tiene atrituida, en exclusiva, la funcién de gobemnar. «El Rey reina, pero no gobiema», es la frase ‘s6pica que condensa esta situacién, Y el poder judicial lo ejercen en ‘exclusiva los jueces y tibunales, sin que el Rey tenga ninguna potestad jurisdiccional 2 El ildimo veto a una ley se produjo por la Reina Aon en 1707, frente a la Ley sobre ln milicia excocesa "Recuérdese la sicuacén product en 1990 en Beigics con motivo de la ley espenalizadora del aborto, que el Rey Balduino aleyando una especie de obje- ‘n de conciencia no quetia sancionar, pero que la prtica consttucionl le im. pediaveta, con lo cual hubo de acudise a ura formula ne del todo corcect, de [nhabilacion regia durante 35 horas para que en logar del Rey Ia iny la santo. nase el Gobierno. Me remito, para mis detalle, a mi trabajo «Macarquia parla smentaria y sancion de las lyese, ya Gtado, paps. 98.93. 29 ee MANUEL ARAGON REYES ‘Abora bien, los actos mas relevantes de los poderes legislative y cie- cutivo los ha de firmar el Rey, pero esa firma es un acto debido, nece: sitado, ademis, para su validez, del refrendo ministerial En Espafia, la interrupeién de la Monarquia no permitié esa évbla cién producida en las otras Monarquias europeas. Y cuando, después de casi medio siglo, volvis a restaurase la Monarqule se regulé a &ta, en 1978, mediante una Constitucién moderna, que definfa ala Mona shui como parlamentaria y que venia a pooer.en la letra de sus precep-... tos lo que ese tipo de Monarquia era, no en los textos constitucionales de off0s paises europeos, sino en la practica constitucional que los ha: bia tzansformado. El Rey aparece en nuestra actual Constitucién como simboto de la tunidad y permanencia del Estado, pero sin ejercer los poderes consti- tuidos, de tal manera que la potestad legislativa del Estado se atcibuye 1 las Corres Generales, el poder ejecutivo al Gobiemo y el poder juci- ‘Gal al conjunto de jueces y tribunales. Aungue, es0 si, el Rey, sin os- tentar e:0s poderes, tiene relaciones con todos ellos. Una relacién pu- ramente simbélica con la justicia (que se adriin sonibie det Rey) y una relacion juridica con el Gobierno (aparte de presentar can. didato a Presidente del Gebiemo y nombrar al que resulte elegido por el Congreso, expide todos los Decretos aprobados por el Consejo de Ministros) y con el poder legislativo (sanciona, promulga y ordena la publicacién de las leyes). Pero tales intervenciones no se confunden oa los poderes respecto de los cuales se ejezcen: pot expedir los De- teretos el Rey no pasa a gobernar y por sancionar las leyes el Rey no pasa a legisla. La persona del Rey es inviolable y no esta sujeta a res- ponsabilidad, Serd siempre responsable de los actos del Rey la autor dad que los refrende. Fs claro, pues, que en nuestra Constitucién, la potestad legisltiva del End coresponde as Cores Generales, como expres at. 66 CE y que de esa potestad el Rey no participa. El Rey participa en una fase posicror al qercite de a porestad lpiativa, que velizan is Cor tes aprobando ua proyecto o propesicién de ley y convirtiéndclo en ¥ esa fase posterior es la de la integracién de la ley en el orden: rien del Estado, donde la intervenciSn del Rey no es libre sino obi sada. Las Cortes chacen» la ley, pero esa ley no «naces a la vida del Derecho hasta que no se publica, con la consiguiente entrada en vigot Pero, para poder publicarse, primero ha de ser sanciorada y prom! gad por el Rey. ” # ‘GORERNO Y FORA DE GOMERNO,PROALENLAS ACTUALES Que los actos del Rey en relacién con la potestad legisariva de las Cortes Generales sean actos debidos no vacia de contenido, en absole: to, ala figura del Rey en nuestro ordenamiento, De ua lado, porque respecto de otras funciones del Estado el Rey tiene mayor capscidad de {por gjemplo, y no es tinico, en la propuesta de candidato a residence del Gobierno), ademas de la importantsima funcién polit ca que de la auciortes del Rey se puede desprender en nuestzo sistema stata, asi como de la capacidad, innegable, de integracién social y po- Tisica que Ja Corona desempefia, De otro lado, porque incluso en el ejercicio de sus competencias sobre la ley aprobada por las Cortes Generales, la actuacion del Rey es indispensable: sin la fiema del Rey no hay ley. Lo que ocurre es que el Rey esta obligado a firmar. Y esa actividad regia ordenada por la Constitucién en sus arts, 62a) y 91 es dde una extraordinaria relevancia, como ya se ha visto, relevancia que n0 se piesde, de ninguna manera, por la condicién de obligatoria de aquc- Us actividad, condicién que es precisamente uno de los presupuestos fen que se basa la Monarquia parlamentaria en general, pero mas espe: cificamente nuestra Monarguia parlamentaria democratica, ea la que la Constivucién defa bien claro que la potestad legislativa del Estado co- responde exactamente a las Cortes Generales. Nuestro Estado es de- mocritico, como se le define en el art. 1.1 de la Constitucién, entre ‘otras razones porque la ley emana de la representacién popular, Y por lo que se refiere al poder ejecutivo éste pertenece en exclusi- va al Gobiemo (art. 97 CE), euyo Presidente, a propuesta del Rey, es clegido por el Congreso de los Diputados (art. 99 CE), que puede re: vocarlo al retirarle la confianza (arts. 113 114 y 115 CE). Es cierto que todas las decisiones del Consejo de Ministcos han de adoptar la forma de Decreto y que todos los Decretos han de scr expedidos por el Rey, pero esa actuacién regia, como la de sancionar las leyes, se cjerceri iante actos debidos, que serin refrendados (igual que los ios en relacin con el poder legislativo), cazeciendo de validez Sin dicho refrendo (art. 5633 CE). La Monarquia parlamentaria es una forma juridica que no se en- tiende correctamente si no se comprende también, como expresa la Constituciéa, que ¢s forma politica (art. 13 CE), es decir, forma en la que el Monarca no tiene poderes jusidicos de libre eercicio,(Galvo los sefalados en el arc. 65 CE: distribucin del Presupuesto de la Familia y Casa del Rey y nombramiento de los miembros civiles y militares de ta), sico competencias de elercicio obligatorio, pero donde esa mer: ma de poder del Rey se complementa con sus capacidades de influen- SPOOHOSHSHOOSHSOSHHOHHOHSHSHHOHSOSHOOEOES MANUEL ARAGON REYES cia politica, con sus funciones clisicas de «animar, advertis y ser con- Sa.EGee tl como con las cepachades gos deplige la Corona, como institucign de cardcter simbdlico y representativo, aparte de ser un 6. ‘gano del Estado’. Un érgano que tiene menos poder que la Jefarura del Estado en una repiblica, pero mayor peso y significecién como Jefatu- 1a del Estado en una Monarquia : En una Monarquia parlamentara, el principio mondsquico no pue- de ser nunca una restriccién uw obsticulo al principio democritico. De ahi que nuestro Estado no deje de ser democritico porque sca un Rei tno, Sobre esas bases hay que interpretac siempre auestra Monarauia parlamentaria. Por ello quiero terminar este epigrafe transeribicado los rafos finales de mi trabajo «Monarquia parlamentaria y sancién de fas leyeso!, Alli decia que «Debajo de los monarquismos mal entenci- dos, de las tesis que defienden la pertinencia (incluso la necesidad) de tun Rey con poderes, me parece que se encuentra la vieja idea de que la Monarquia es incompatible con le democracia. Mostrar que esa idea ce: false, postular que la Monarquia parlamentaria no supone invali- dar ol principio democritico,cesaltar la completa armonia entre demo= cracia y Monarquia que se ha conseguido con la Monarquia parla- smentaria, sostener que esa armonia, esa compatiblidad, son posibles en Espata porque caben en el texto de la Constitucién me parece que os el mejor servicio que a la Monarquia espaiiola puede, y debe, bacer- fe. Monarquia gue por sus capacidades de integraciGn nacional revul- ta, en mi opinién, un bien sumamente apteciable para la organizacion de la vida pablica y para la convivencia, en paz y en progreso, de los espanoles. * Precisamente por su valor, a nuestra Monazquia conviene preservar la. Los partidos se turnan en cl poder, el Rey permanece, los gobernan tes se desgastan, el Rey dura, los politicos triunfan o fracasan, el Rey To han emtendido aef muy bien, entre otros, L, SAnciisz AEST, en Signi- ficado y poderes de la Corona tn el proyecto consttucionals, ene libco colect 10 Eundios sobre ef Proyecto de Consitwctn, CEC, Madeid, 1978, y ML JEN De Pance, en cuanto 2 la Monargula, paramentaria ex Derecho comzarado, en Lar Monergilas earopees en el Borie espaol, Madeid, 1966 tarasiéa en hanto a la Monarquia parlamentata eapaila, en «El estatuto del ey en Espa fn ls Monargulas europea, ex el libro colecivo La Corona le Monargats Dperlamentaria en fg Consttucén de 1978, comp. P. Lucas Verbo,, Universidad Eramplorense, Madrid, 1983, También me remit « i trabajo «La Monarguia par. famentara (comentario al ar, 1.3" de a Consteutén)s, ci, pags. 15-56. "Cit, pags 126-127 4 ac is Sane CGoMEERNO Y FORA DE GOREERO, PROBLEMS ACTUALES cexté fuera de la contienda politica, al margen de premios o castigos. Y elo es ast porque no ejerce el poder. ¥ abi reside, precisamente, el me- jor seguro para que se cumpla la caracteritica més genuina de la Mo- natquia: la continuidad. En una sociedad de hombres libres la conti nuidad de la Monarqufa se hace posible reinando y no gobemando. La forma tradicional, histtica, de acceso hereditario a la Jefatur del Estado se mantiene en nuestros dias en algunos paises civilizados precisamente porque allila Monarquia no'se ha politizado. Le neutra- lidad y la prudencia y no el decisionismo activista son, pues, os soste- res de la Monarquia en democtacia, los pilares en que sc asienta, fir smemente, el Rey parlamentario. Hacer que el Derecho ampare esa concepcidn de la Monarquia me parece que es, simplemente, apostar de modo decisive por su supervivencian TL Et Gowan Pasanentano Las previsiones constitucionales a La transicién politica espafiola instauré una democracia que, como cualquiera de las que existen en el mundo, se articula, primordialmen fe, a taves de la representacion. La democracia consiitucional es, pot principio, democracia representativa, sin que el caso de Suiza, tan pe- cculiag, venga a desmentir por completo esta afirmacién, Por ello las for. tas de participacién directa de los ciudadanos en el ejercicio del po- dex, previstas en nuestra Constitucién 0 en ottus Constituciones préximas (por ejemplo, la francesa © Ia italiana) mediante la figura del referendum, se presentan como ua complemento, pero n0 como una sustitucién, de la participacién indirecta a través de representantes li bremente elegidos. Mas sin, en términos juridicos, tales vias de partici- pacién dizecta han de considerarse como excepciones (y pot lo mismo lncerpretables resticcivamente) frente ala regla general de la democra- cia representativa, De abi que en los Estados democriticos ef Parlamento constituya la pices fundamental de la organizacisn politica, hasta el punto de dar su nombre al modelo actual de democracia representativa, La democtacia parlementaria es, pues, la forma comin del Estado consticuciona! democrético de avestro tiempo. Y ello es asi incluso en los sistemas presidenciales, donde el poder ejecutivo también es producto de la cleccién popular, pero donde el Parlamento sigue siendo, constinucio- MANUEL ARAGON REYES salmente, ef minimo poder del Estado al estale atribuida la cxpacidad de adopts rode las leyes, las decisiones politicas més im- ae unas Sin embargo, ao cabe duds de que, al menos en tela, la Porras Deslamento aparece acrecontada en Jos Iamados sistemas aricce, en los Estados con forma parlamentaria de go- jondo, a difezencia de los sistemas presidenciales, la Cmara ooTT nico poder que recibe la inmediata legtimacién pop Ieee. en el iatema parlamentaro, el Ejecutivo ha de gozar de He eer seen dela Camara, que aparece ai no sclo como la institucién erent de hacer las lees, sino también como la insitucion de a que crea Gopiemo, al que controls hasta el punto de poderlo derribar mesure un vote Soo stoma, consecuencia de la doble open ‘iGaocraciay la Morarquia. El Estado democritico, en una Re: drow 1 Mora fe qbiem preter oa saeittlaa: el Estado democritico, en una Monarqufa, dificilmente sa ar otra forma de gobierno distinta de la parlamentaria, Abo- Paws teatro de la forma pa:lamentaria de gobierno caben diversas ve aliddes, sequin la manera especifica en que se regulen las relacio- aaa S Legisativo y o! Ejecutvo, Nuestra Constitucién opté por ae ee g de palamentarismo wwacionalizadon mediante el establec- ae ee Seremninades reglas que, de un lado, favoreces la estabilidad Jubernamertal y, de 020, cealzan notoriamente la figura del Presiden Be ET Goblsena’ Si acudimos a una terminologia bien conocida puede OSE Bopatia el sistema parlamentario no es de «Gabinete>, ho de sCanclier 0 de Primer Ministron. : je la forma de gobiemo esté muy clara en el texto rece, incluso, su propia definicibn (una «Monar- 3}, asi como la declaracién de que el Parla See earn imairuciga dizccamence representativa de los ciudadanos (as Cores Generales epee espa at G64) 14 la gue 20m ural del Ejecutivo («controlaa la accién del Gobier- Sue COPE F Gedune una sere de dspostivesente los que desta cena invenidura paclamentaria del Presidente (art 2) la votacién de sae Tan, 11D) 9 la mocién de censura (ar. 113% como contrapar= cones ante dl Gobierno puede proporer al Rey le disoluciin fas Cézeazas (at 115). Be CE scans bss, yen gener Gobierss, ia oe . (an 92.2 CE) o la facultad de interponer el recurso de inconstitucio 3 nalidad (art. 162.1.a) CE), i 2. La prictice politica: parlamentarsero apresidencicl» y parla ¥ smo apresidencialista» . i sa clasica del parlamentarismo, segin Is cual el Sobier. Lined mn poaeus del que recibe su_ sma al 3 Sea cede ee ras permanentemente de su gestion, como si fue- q Shia eet imi ks | Temieonnorenetares | “ince el ene 2 or una B apa on use a ie os LP | etry ios paslamentariosindividuales, son, por lo ge- font ei peers ea evil de as Clara La Giilina de pa secho que sea el Gobierno el que dirija a sa clin de ot reall lain Se ruben ba tr punto de gu apoio dive ue en a acadad ol Baca ‘cus el cori leglavo del Gobiero, Por tod ell, l posi Tren onfe una mocion parlamentaria de censura es bastante remo- Sen oe rey ema ho oe EER Goa procamaciSn retorica que una regla efectva. uaa ee arose pare el satema clectoral de Lntsceradasy bloqueadas (gue os al espaiol por obra de [a Ley Electoral) potent edie rr coe sno eles par 5, or le mismo, a coe de Eisen Patrons. Les Relamentos d= ls Cars coniby ean la deperdencia de es paranentaiosrespecto de sus cores fondentes Grupos, de al ane que Son ls poravores 0 presen. oie ee lw tees ders (0 inpuloes) de es acide tes Conaiae La nueva forma de a responsabilidad pelea ade an esrucrra jerdrquica 5 ben ta a eae train {eso a Paranento, Esa erurr, ahora en un buen nie de ein ee orogens een dl poamenta individual «su jefe de grupo, la de és Sordi oe a ido. lider Como elder del pace ae Sontag sade ae aw vex el resides dl Gobiemo, fe ccupa la ‘Repu dl poder «Henin wbordinads el Gcberg el pari ye Garpo Parlamentario, esto es, a él esti subordinada la volunrad del jeutvo y del Leyslativ. : 3 4 : 4 i a 4 # 1 ‘GOBIERNO Y FORMA DE GOMIERNO,PROMLENAS ACTUALES Esta situacién no parece, en modo alguno, una perversicn del sis- tema, sino su normal consecuencia si aiadimos, ademis de los fuores . ¥2 aludidos, la realidad de unas elecciones parlamentarias, como las es Paiiolas, que, por obra de una propaganda en la que predomin sobre todo Ia imagen, se manifestan més como elecciones plebisctaras que como elecciones representativas, es decir, como clectiones no tanto ¢ diputados o senadores cuanto a Presidente de Gobierno. Los aspiran tesa parlamentarios que componen las lista electorales quedan en muy segundo plano, puede decirse incluso que se difumninan, méxime evan, ola relacisn de los aspirantes con la circunscripcién en la que se pte. sentan 0 no existe o juega muy escaso papel. Celebradas la clecciones ¥ consttuidas las nuevas Camaras, los parlamentarios continvan virtaal- mente en el ancnimato: la suerte de] Gobierno, las leyes que se dicten, Jos Presupuestos que se aprucben, no van « depender ni de sus discur, sos ni de sus decisiones, sino de los jefes de sus respectivos grupos po. Iiticos, que seréa los que acten en los debates parlamentarios y los que Jes impartan instrucciones para votar de una w otra manera, Abiora bien, la difuminacién de los parlamentarios individuales no tendria por qué conduct, necesariamente, «la difuminacion del Pasly. mento; sélo levaria a un Parlamento oficialmente numeroso, pero vis tualmente reducido: un Parlamento de jefes de grupo, es deciz un Par. lamento de «poctavoces». Ocurre, sin embargo, que la forma en gus estin organizados en auestro pais los debates pazlamentarios contsiba. Y£,4 que incluso ese Parlamento reducido continin difuminads, De wn lado, el Presidente del Gobiemo, que si se somets (por fin, dese hace sélo varios afcs) habitualmente a las preguntas de los paslamentarios (a Jas lamadas esesioncs de controls en el Congreso de los Diputs- dos) no interviene con asiduidad, al margen de estas ocasiones de control, en los debates ordinarios, reserviadose, generalmente, para les srandes ocasiones. De otzo, los debates se celebran con muy escasa ¥ vacidad: los miembros del Gobierno y los portavoces de los Grupos ‘ocupan, sucesivamence, la tarima de otadores y leen (muy poces vac ‘Amprovisan) sus discursos preparados. Por iltimo, los problemas poli ticos importantes no siempre son tratados, de inmediat>, en el Pat mento, con el consiguiente desprestigio de éste. A todo ello ha de aia dirse la tendencia a «consensuar» las grandes decisiones (e incluso las ‘que han de revestir forma de ley) con los amados «protagonistas 30, Gales», utlzindose a las Cémaras como érganos de mera ratification de lo ya acordado fuera de ellas. Es cierto que el Parlamento espafiol taba, Y que es una imagen SOHOKSOHSHOSSHSHSHHOOTCOHHSHHOHOSEHOOEROES eecvccccncons e e e e e e e e e e e e e e e e e e Mastin ARAGON FEES ‘uy poco fidedigna de la actividad parlamentaria la qué a veces se pro- rae con geasin de una eventual sesiGn en que apazezcan vacos Ia piPoaia de ls escaios, Se presentan infnidad de peeguncas¢ interpe- Seen oe preparan proposiciones de ley (aungue muchas no’ prospe" wayne hacen 7 discuten enmiendas a los proyectos de Jey pre for dl Gobierso, lay un continuo laborar en Ponencias y Comision Be Sas areas desempefan un gran papel los parlamentaros individua- les. Peo elo tescende may poco ala opinon publica, que slo be del Congreso del Senado fas indgenes qe ternien out Plens Yoo politan ser de otra manera, ya que a los chidadancs, mis gue las Zaesubpes téenieas, lo que les interesan son los ausénsicos problemas cares ex low due, por su propia naturalea, dcbicran tracarse dl Pleno de la Ci ac vide democritcn de un pals que svele ser Ienado por otras instrucio Tet Gppeciaimente por los medios de comunicacién y por la judicata Te Novce tata, en modo alguno, de que estos nucros protagoristss Eagan invadir campos que no son Suyos, Una sociedad democritea ne puede exis sin uta prensa bre, se deca hace yu ms de un sii Bop podstamos anadin, nt sin una radio y una television bres. Un Es tr Pie Dourerhe no fo ee tal sin contol jursdiecional. El problema Eirge cundo el contol social y el contol jurisdicclonal del poder han Se eettuis, casi enteramente al control parlamentario, Ex exe caso los ‘Sfudidanos denen muy poco que gusar y la democraciaparlamentaria OSCAR wig embracing de sma porlamentaia de gobierno Ao tiene consecuencias negatvas, néce- a eee gue en Fealdad To que supone ela tanstornacién del Sistema, que de patlamentario habria pasado a ser presidencialista, Sroducléddose una especie de mutacisn constitucional mediante ls Pret cn cambiar la leva de la Constituci6n y por obra de la prictica fica, tendrfamos en Espafia uaa forma de gobierao mas préxima a Ide ls Beads Unido de Arras a del Reino Unido (axe siempre ha sido el mod jonarguia pelamentara). npr i dente del Gobierno dsr, gual ue el aoetéame ricano, de una legitimacién democritica dicecta, pucs al fin y al cabo huestris elecciones, formalmente parlamentacias, son realmente presi encaitas, Que no responds, defacto, an Presidente as i «se» Go- temo, y equ aparece otra analogia con el modelo norteamericano) ne af Parlamento es lo que ocurze en el modelo presidencialista, y ello 40 ‘GOBIERNO Y FORMA DE COMIEENO, PROBLEMS ACTUALES no significa que ese modelo no sea democrético: al fin y al cabo, el Pre sidente responde ante el pueblo, que lo elige. Que el Presidente compa ~ rezca poco ante el Parlamento, también seria normal: en Estados Uni- dos sélo va a la Cémara para'pronunciar el discurso anual «sobre el estado de la Unign> (aqui, y otra vez surge la anslogia, ya esté importa dda la figura; el debate «sobre al estado de la Nacién»). Incluso los dos ‘grandes partidos nacionsles parecen haber importado instituciones del presidencialismo (poco coherentes con un sistema parlamenterio), Asi cl actual Presidente del Gobierno (lider del Partido Popula:) ha optado por la limitacién de mandatos, asegurando que sélo estaré un maximo de dos periodos (como el Presidente de los Estados Unidos) en la Presi- dencia del Gobiemo (algtin Presidente autonémico, de! mismo partido, Je a seguido en la linea). De otca parte, el Partido Socialista acopx6 en las dkimas clecciones el sistems de «primarias» (como en los Estados Unidos) para la eleccién de su eandidato a la Presidencia del Gobiesno. ‘Ahora bien, un diagnéstico asi seria sumamente engafioso. En pri mer lugar por los impedimentos «constitucionales» con que topezstis, ‘ya que sistema presidendial y Monarquia son dificles de conjuntar. Un Presidente del Gobierno elegido tenderia, por ls fuerza de las coses, a desplazar excesivamente al Jefe del Estado, que tiene unas funciones constitucionalmente establecidas y cuyo encaie. con un Ejecutivo de tipo de democracia sin, sencillamente, Sine forma de gobierno 1, tomado ¢1 parlamnentarismo como 0 fie fans pues, Jelyenero democraca parlamentaca) Ia iden- ree eee cer correcta, puesto que el regimen presidencialista pus. {eat tun democrsco como el parlaentario, reisamente por eto lio rela amativo que en la poles europen de entreguerras los _lSfemres del palasentarsmo free als anidemocaca relcen est ifcna cal sin excepciones, desde la excsvs Spc el ries lumentsio desentenc:éndose de la solucén presidencaista, Aunque sae Sorados ejemplos de autores extranjeros, sobre todo elo frusen no ace (ra fa pa encom une so arucfciea de exa activud politi e intelectual: «Noso FeSESLS Manel Asn) somos repuonosy todos oa mor 2 te prfuncamente pulamentaios, pero yo, personalmente (me es pormatido hablar asf) 90 soy més que pada so dentro dela Repé Bis ne coneibo una Repablica que no lo fuese» Leones de et xcsin dl predenismo pats mio, arena dela demceracia paslamesteria a la forza parlamenta ec ey ratads, De una pare ls Desa expeicn aoe erage perronales fuerte (ecesaismom eo el primero y Se- we ie Poperie francis, jefaturas del Estado basadas en el «principio Be anaes en Alemania, entre otros ejemplos) habian creado en Fanaa in reesto comprenible ante cualquier forma de «presidencia Eien ect etc pele Penendas conteraporiness del fascismo, las apelaciones formuladas Dore veneers cn mop ass wea dela aceién de gobierno mediante la ocupe let Se nies See Thombre fuer oun acaelo>, 5 por un wcirujano de hierro», “Civas comptetas, Omi, Mésico, 165-68, Hpi. 704 4 L idee (GOBTERNO ¥ FORMA DE GOB:ERNO,PROSLEMAS ACTUALES tuado por encima del Parlamento, oel recuerdo de alguna reciente dic- tadura militar (como en Espaia). “A todo ello se sumaba una concepcién europea de la democracia basadren la unidad de la representacién politica, esto es, en el mono- polio parlamentario de la legitimidad popular, que admitia muy dificil mente una dualidad de representacién capaz de operat independiente- mente en el legislativo y en al ejecurivo; y juato a exe impedimento tcérico se encontraba un obsticulo de naturaleea prictica: la excasa tra- dicién europea de un sistema de aequilibrios» entre poderes del Esta- do y entre poderes «politicos» y poderes «sociales» que es consustan- cial con la democracia norteamericana, como ya habia sefalado con sagacidad Tocqueville. No es de extrafar entonees Ia exclusién de la solucién presidencialista en le TH Repiblica frencesa, en la Repiblica de Weimar o en la TI Reptblica espatila y la consiguiente identifica: cig, por Ia teorfa juridica y politica de la democracia, dominante en Europa de aquel tiempo, entz= democracta y forma parlamentaria de gobierno. ‘La Gobierencia de esta postuca guedaba démostrada justamente por ta actitud que se adoptaba en el carmpo contraro: la apuesta a favor del presidencilismo realizada desde frente antiparlamentario no se ba- saba en Ja propuesta de un presidencislismo democritico. sino antide- mocritico, esto es, dictatorial, como el propugnado en Alemania como remedio a la crisis del sistema de Weimar y teorizado, principalmente, por Carl Schmitt. Para unos (los defensores del parlamentarismo) y para otros (los afectos al antiperlamentarismo) estaba claro que la s0- lucién presidencial resultaba en Europa (a diferencia de lo que ocurcia cn los Estados Unidos de América) una solucién poco conciliable con Ta democracia. ‘Al margen de esta equiparacién, podria decisse que coyuntural y bbien comprensible, entre democracia parlamentaria y forma patlamen- taria de gobierno, Ia otra, y sustancial, equiperacién entre la demo- cracia y la democracia parlamentaria (esto es, entre la democtacia y el parlamentarismo como forma de Estado) a la que nos referiamos al co- mienzo de este epfgrafe queda perfectamente expuesta en la.certera afirmacidn de Kelsen: «Aunque la democracia y el parlamentarismo no ton términos idénticos, no cabe dudar en serio —puesto que la de mocracia directa no es posible en el Estado moderne— que el pasia- 3 rence y valor de la democrats, 1920, cho por la ediciéa espacla, Arie, Bareclona, 1977, pig. 50 z 45 MANE ARAGON EES saris es la Gnica forma real en que puede plasmarse [siden de piciree oe Tenses aa Sa parlamentarsmo es, a la vez, el fallo sobre la democracian ‘ Y asi fue en cl panorama europeo d= aquellos afos: donde triunfs el ancparlamentarismo te instal6 la dictadura (de derechas 0 de iz aul) y donde se conser (o rear) depos & Spservando su forma parlamentariay, ademas, en el doble se ft puslamentara de Estado y forma parlamertaria de gobiero, Es idetfeacion europeooceidenal de It demecrai' cor Lefora pace ment de gobierno pong eo In aos egies con I ie cexcepeién asta los aos setenta),relativa y que por elo tam- xcept i coalmenre dele rela general dela uiparcié, del Senipesdencaamo fncts de a V Repl, que spor sips, tuna democracia parlamentaria, pero que slo posee algumos rasgos ir fous parlamentatia de gobierno, En los dimos decenios, en el pa norama de Europa ocddental, se sumaria también Pornugal a esta so- én semipresidencial. ©) La emulacién presidencialista en el parlamentarismo europeo ‘omo antes se dijo, ste es un fenémeno reciense, que no tiene ee que ver con la tentacién: ean an no feat cde entruerra. Ahora no se trata de separa Gicseri) e eto ‘tented de bartenrse en els como Bema de Eyado, tampoco de abandonar la forma patamentaia de gobierno instalando drectamente un régimen presidencialsa, ni de ex- ‘tender el semipresidencialismo (que en otras. latitudes se intenta, asi en Wdtisa Sene coonitaiona enentina, pero que en Europa oct dental gue reducido como experiencia a ls casos francs y portugu Sin que las polémicas surgidas en Talia en Jos Gkimos afos hayan or fintdo nada ea la préctic). El supuesto al que nos estamos refrieado ‘es, sencillamente, ef que se produce cuando se mantiencn — ins exter dela forma plantaris de gbiero (aunque en slg os pales con is rforas decades del lama epalanenarxn r= cionalizado») pero se introduce una prictica politica presidencialista, ndose de un petlamentarsmo de canciller © de primer misistso a [oc pousta denominarse, como antes ya vimos, un paslamentarismo sprsidenca 45 (GOBIERNO Y FORMA DE GOBIERNO, PROBLEMS ACTEALES Como consecuencia de una diversided de factores (algo que més ards ya se apunt6), entre los que se cuenten la excesiva buroesa de los partidos, el aumento de la dimensiéa personalista en la po cl papel fundamental que en ella desempefian los medios de « cacién de masas, el tipo de propaganda electoral que todo ello comp. ta, la multiplicacién de las tareas del poder piblico (ue siompre set: ducen en ua fortalecimiento del poder ejecutivo), ¢ inckiso la peculiar forma de gobiemo de la Unién Europea (que otorga un protagonis: muy destacado 4 los poderes ejecutivos nacionales), sc ha ido generan- do en Europa una forma de gobierno que, sin transformaciéa sustan. cial de las estructuras de la forma paclamentara, ha dejado en muy se undo plano a las cémaras y otorgado la primacia indiscutible no ya al Gobiemo, sino @ la persona que lo ditige (canciles, primer ministro, presidente del consejo, presidente de! Gobiemo, en sus distintas deno. ‘minaciones). Abora bien, ante esa «presidencializacién» del régimen paslar: tio cabe formular determinadas observaciones™. La primera esté refe ‘da exclusivamente a los paises con Monarquia parlamentariay consis- ‘te (como también se apunt6 més atrés) en poner de manitiesto!a compatibiidad entre el «presidencialismos y la Monarquia. Un prim intro, 0 en cl caso de Expaia un presidente del Gobierno, poli ‘mente

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