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Entaba cansado y tenia hambre, Dias entesos haba caminado el altiplano deslerto, des- pojsdo, sin verni una sola casa ni un solo arbol bajo la lo- ‘ima inconsistemte que sin embargo calaba hasta los huesos ‘Ala vista de San Sebastin lane un suspiro de alivio. El pueblo —si podia llamarse pueblo a aquella aglome- racion de setccientas u ochocientas chozas ¥ unas teiata casas de verdad crtaba enclavada en el comlenzo mimo de la pendicnte, de unos die kilémetros de largo, que baa. ‘ba del altplano al paso, Un torcuoso camino de titra bat- a que serpenteaba a duras penas entre las moles grami- ns, salvaba por un puente de pledra el torrente nacido del slaciar que habia al pie de los tres altisimos picos que do- ‘minaban el alkplano entero, entraba en la ade iba a mo- fir, convertido en plaza, a dos, tres kilometros ms ariba, ‘delanta de un palacio do hormigén en cuva Fachoda unr ‘alo de enormes letras ros decia COMPANIA MINERA, 8A. El hombre avivo el pas. Lego a la plaza antes de-que las campanas de Ia iglesia dieran las doce. Pregurte porel ez. Le sefalaron un palacio de dos plantas, el palacio del Gobierno, El ucz le reels de mala gana. En chant spo el porque de la vista, envi al hombre a casa del abogado. Elabogado vivia plaza por medio, en un palacete de dos pisos, poticado, con un patio delicoso labogado le escucho, le pldié unas Matin. urmié en un establo, medio muerio de hambre, ater, pe, y le dior ° Al cuarto dia quiso calentasse el cuerpo en la iglesia CConfiaba en halla quien le era algo gu levatse al buiche. Siquiera unas hojas de coca. ‘Los Padres no recogian a los caminantes; no les gusta: ‘ban. Pars exo estaba la fonda, Tampoco daban lioxna, por aque eran pobres; ademas, enian sus pobres. Naturalmente, no podian desatenderlos para favorecer a un desconocido. YY cquién les aseguraba que el desconocldo fuese un buen Cuando cerré Te iglesia, el hombre se apoyé en el muro para mejor defonderse dol viento helado. Sélo entonces ro ‘par6 en otro hombre acuclilado, eneuelto en una manta su la Tenia junta as un montdn de piedrecita, y enfrente, 2 ‘unos euantos pasos, una lata de conservas abolada y he: rrumbrosa, Lo mire pars enterarse qué cisblos padi hacer alguien con unes guljares y una lata vaca. De promo el ‘otro hubld diciendale: ~cOieros trae ti? El forasteroabrié unos ojos como platos, —2Ouieres trae? —reptio el dela manta, No le respondio, Aquél habria bebido, seguro, Tal ver fuera mejor largarse. Iba a moverse evan cl otto cose canto, a6 la mano, te. ‘Clingetang [a pedreilla habia aid dentro de la lata Nye! I de Is manta tind sin dos veces dos guijerros mas cayeron en el reciente, iA sala hacer aquell! "Quieres rar? —invitd nuevamente el lansador: erat —iSiémtatel —se aparié un poco, ofreciéndole un pedazo de manta, El desconosido se sents, —Ten, ten —ofecioel de los guijaroa— Tra hhambre did asin, cog el gujarro que Te dabon, y Crea ser un trader excelente, pero fall por mas de un palo. —Prucba otra vee —le animé ol otro. ‘Lo miro caraa cara. iQué ojos! Pero épor que llevaba wna cinta roa, una vinch, alrededor de la cabera? Que ridiula esla gente, pens6. Cozi otra piedreciay tr Siempre aun palmo de la lata, Sin esperar aque I nara, orn wes, y tm y ‘clingclang! ‘Secchd a reir, “Wer? iTe has salido con la tuyat Buena. Tiremos mis, Curioto: ahora, el hombre de Ia vineha roja rara vex acertabs, Jugaron un rato, El desconocido se sentia menos eansa ao Se pusoen pe Gracias amigo —dio. No le prepunt si era india. Eso se vein Aunque ats ojos eran muy vivos: tanto, que moles: ‘aban, “Wa te vas? —aio el de la vnc, —Ptoy busca un sito donde dormir. Todavia he de ‘quedarme en San Sebastin, Mucho tempo? No lo sé La sabe el abogadea —ienes hambre, ne? —el hombre de Ia vincha roja sonresn sia ils ido donde dota 14a? zen 6 “La que vende bollos. el horn No. Doda Ida es buena, =No, EI forastero incling la cabeza, y murmuré—: ‘Tengo poco dinero, y me lo guardo para volver. Si es que vuelve —agreg6, més para si que para el otc. n —Tengo un amigo aqui cerquita —ri6 el hombre de la vinchs—, un amigo. Lo llaman el Francés fs bueno, muy ‘bueno, daabes? Vea verle. Te dara de comer eDonvle est ese Francés? nll el de la vincha sed con la mano una casa pe ‘quota y graciosa al final de la calle donde vivia cl wbuga, EL hombre fue Volvié a los dice minutos Sus ojos evitaban mirar i lata del hombre dela vincha roja Le daba vergienza ‘Le dabe vexgienra tener hambre yno tener nada, no hi ber conseguide nada, El hombre de la vincha comenzd s araiar la tierra com la ‘mano, 1, de pronto, sin motiva,rlendo atin copio wn uk farro yo tins ala at ‘clingclang! —2Nada?—pregumts lotro le enten6 Ins manos, Vaciss ~ZLe has dicho? =Le die. Hasta le he dicho gue me enviabas td, e! hom bre de ls vincha roa. He hecho mal? ‘Mal? No, eNoTevo, acaso, una vincha roa? Pues busno. Cuande le he dicho eso se ha reido, el Frances. Me ha dicho que sin duda 10 tendrias algo pars dare, “cab, 5 Me ha dicho que me muerds las ulas y que me coma tu vincha El hombre se eché a or. ‘Mira, el Franeés tiene tanta cosas de comer que le da verglienza darias.Por eso no te ba dado naa. Por vergien 2a Flay que quitarle la vergenza, no te parece... Vuelve a vetle ydile que el hombje de Ia vincha roja se ha equivecs lo. El Frances respeta la ley, ésabs? Dile que el hombre de la vincha roja iba de parte del abogador que el abogado aulere cochinillo ytorillas. Urgent, dil. Y si ves que aan relenza, th repicle sa excelencia el abogado, para wt excelencia el abomado, 2 EE desconceldo fe otra vee, Cuando regres6, se qued6 miranda de hito en hito at hombre de Is ata Que, 1 ha dail algo? Si. Le e dicho lo que me has dicho Me fa mirado, He tepetide: su excclencia el sboxade. Mira: dos cochinllos de Indias y este montdn de tortillas, Come. El otro no se abalanaé sobre la came asada. Cosid un pe Tizco, un pellizco del tamaso de una na, y se le levé a la boca. Lo chupaba,saboredndalo. —Come —rio el compatero, arojand otro canto den: tro dela lata, Fl otro bujé Ia cabeza y de un mordisco arrancs medio lomo del cockinill. Comis sin levanta la vista del sacle, Ausente, completamente ausente Pero por dentro le hervian los pensamlentos. ‘Come s pudiers oirlos el vecina le hizo una pregunta Un hermano épuede pedite alge a su hermmanee Claro que si —respondi el hembre, sin dejar de mas- Peale algo a un hermano, ces vergiienza? Na. —Pues come en pas, hermano, El otro le ofecis el segundo cachinll. El hombre de la vincha roja separé un muslo, rechazando el resto, Y un ‘muslo de cochnillo de Indias no es mayor gue un mefigue —Yo siempre como — 6 con toda la boca. lotro, entonces, se apoderé del resto del asado y lod \oré rapidamente. Con el ultimo bocado, record las tort as. Abri el envoorio y las ofrecid al compantero antes de Servirse él. Ede la vcha roja cogio una y empezd a co. merla: Era dulce; sabia bien El perro se habia acereado. Los mirabe, inmvi Solo la boca se le movia aprisa apriss, yun hillo de sli va.comenzaba a salcsele porn cortada, 6 El ne dela vc lo in Lo Reon mo fl pet bs codes sete cle pope pees eee eens eee isola longus. Nadie le pe Sequedé expectant ‘Alngreo hoes deta vnc melisb eno lr veliriry acd dow tes torn Hl yer las dover en un Sanamen El desconovido,enretanto, se daa pis en dar cuenta belles reteany in nl becies ec om piiendee cuenta de ago! export. El hombre sonrib comprendi el significado de aqua mirada, acaidando el cogote de pero, murmur Se ikemos iain soto rec l forse Kenel tetr os dena aflyete aig mio ex plc ys Dea cnt Yo eta 98 vera ipo bares costes atalicb ies Pa fpr hich su eccleci c ser ur te acon po Fister Ce oe ent dae rove Touc poi bace toh vee a canto ne era. tomb eatin hei ia cos x sae Sobre an cboate ab fo cceoe mien ait aves eal pens ae Sisemered me ra -repié~ “Dand pte dr con Sh ome ut homtre quella wn cha ro Bs eres do 80 ol aleguino eabn coma aver ett que dar ln cian ~ Grete dsaet hh da de omer ye hecho compat Fees iba i seins doe gaia eae cotnecrl erie

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