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EVOWUCION HISTORIC DE LOS MODELOS DE CONDUCTA ANORMAL enrique EcheburGa odriozola Fac. de Filosoffa y c.e. U.PLV. JEN, introguccién La utilizacién de cualquier conjunto de procedimientos terapéuticos pa ra alterar 1a presonalidad o 1a conducta, como La psicoterapia o las técni- cas de modificacién de conducta, implica un determinado modelo © conceptua- Lizacién de la naturaleza de las conductas hunanas. £1 modelo, explfcito o impl{eito, incluye supuestos dobre las fuerzas motivacionales, los procesos que contribuyen # configuear actitudes y conductas, el grado en que diferen- tes sucesos influyen en una vida individual y el grado en que puede modifi- carse 1a influencia de tales sucesos, Adenis, el modelo determina 1a manera en que se considera 1a conduc las causas a las cuales se atribuyen 1: conductas, y los procedimientos adecuados para modificarlas (Craighead y cols. 1981), Se han elaborado pumerosos modelos para explicar le conducta (cfr. Hall y Lindzey, 1970), Excede el propésito de esta comunicacién hacer una revir si6n integra de la linea de enfoques. Me voy a centrar, en concreto, en in- dicar desde una perspectiva histérica los rodelos que han tenido mayor im- pacto en 1a conceptualizactén de 1a conducta anémala y en 1a elaboracién de procedinientos de tratamiento psicolBgico. EL modelo denonolégico Durante 1a mayor parte de 1a Antigtedad y de la Edad Media, 1a conducta 33 Evolucién de los modelos de conducta anormal Gesviada, al no sex comprendida, se atribuia a un denonio o espfritu inte- rior que posefa a los sujetos. Se concretaba asf la creencia en poderes mé- gicos 0 espirituales de signo diapSiico que gobernaban los acontecimientos y las conductas, especialmente aquellas que resultaban nocivas. #1 tratamlento para estos sujetos poseidos se relacionaba con el exor~ cisno para expulsar a los denonios. Los medios utilizados variaban desde a plegaria o ¢1 conjuro hasta el castigo y 1a tortura pasando por 1a utilize cin de los malos olores 0 de lociones anargas e incluso por las interven- chones quirfrgicas mis diversas, entre las que destacaba la trepanacién. Tales pricticas eran Llevadas a cabo por sacerdotes y brpjos, dado su frecuente contacto con el misteric y los poderes ocultos, tanto del bien co- mo del mal. Los pacientes eran segregados de 1a sociedad y su conducta des~ viada se consideraba como un signo de haber sido elegidos por los espfritus malignos. Un 1484, low padres Henry Cramer y James Sprenger publican Malleus Maleficarun, que incluye referencias importantes respecto a la influencia Aiabslica en los trastornos mentales. Durante mucho tienpo,este tratado fué considerado como una guia segura para persequir la bruje ya que identi~ ficaba brujeria y enfermedad mental, es decir, posesién diabélica (Zilbeorg, 1935). modelo biolégico-nédico El modelo demonolégico coexistié desde my temprano con un modelo hio~ Légico. Adelanténdose al enfoque moderno de 1a conducta desadaptada, hubo eatudiosos griegos, romanos y Srabes que creyeron que los trastornos y las desviaciones nentales extrenas deberian verse como fendmenos naturales y en- contrarse, por tanto, tratamientos racionales. HipScrates (450-377 a.C.), al igual que Platén (429-348 9.C.), adoptaron esta posicién. Dero estos indicios de racionalidad desaparecteron, en general, duran- te la Edad Media y comenzaron a preponderar la supersticién y las actitudes irracionales. Se propagaron las creencias en #l misticismo y en la brujeria, incluso 1a religién se vio contaminada por 1a gia y la alquimia (Bromberg, 4 Evolucién de los modelos ‘de conducta anormal, 1954). con las conpociones sociales vinculadas con el Renacimiento, decayeron algunas creencias como 1a de 1a “pos Abn diahélica". Surgié entonces la in- vestigacién humanists y 1a clent{fica y se puso de relleve el desarrollo el estudio objetivo de 1a conducta. Los nombres mis importantes, segiin Zt1- boorg (1935), en 1a revolucién psiquiftrica contra la denonologia fueron «1 Juan Luis Vives (1492-1540) y Johann Mayer (1515-1588). La conducts anormal se debfa, segin este nuevo modelo, a causas biolégicas tales cono los huno- res corporales (iipécrates) 0 el funcionaniento del cerebro, pasando de ma- nera progresiva a considerarse al sujeto que presentaba este tipo de conduc- ta, como un enfermo. EL tratamiento sustituyS el conjuro 0 #1 castigo por una serie de técnicas mis naturales y tunanitaria: hidroterapias, dietas especiales, curas de suefo, masajes, ejercicios adecuados. A partic del siglo XIE, con el avance de 1a medicina, se 11eg6 a con- siderar 1a enfermedad mental de un nodo anflogo a 1a enfermedad f{sica. Una figura importante an eate proceso de canbio de wentalidad fue Phillppe Pinel, que public6 en 1795 of Traleé Hedico-Philosophique de 1'Alienation Hentale ¥ en 1792 quité las cadenas a los pacientes det hospital vicetre, en las afveras de Paris, y Liberé tanblén a los pactentes del hospital parisino pa- ra enfermedades mentales de 1a salpetriere. ta conducta anormal se products porque existfa una enfermedad mental cuyo origen se encontraba en el mal functonamlento del cerebro. un apoyo a este modelo fue el descubrimiento de los trastornos neuro- Légicos responsables de 1a parSlisia general, que en sus Gltinas ctapas pre- sentaba sintomas caracterfaticos de enfermedades montales, como retraso in- telectual, ideas de grandera y percepcién distorsionada. Desde 1a descrip- cién inicial de 1a demancia paralftica que hizo Hastam en 1798, hasta 1a prueba conclusiva que llevaron a cabo en 1913 Noguchi y Moore de que él “Tre- ponena pallidun” responaable de la s{filis, se introducfa en el tejide ner~ vioso y producta paralisis general, una serie de investigaciones convergentes 35 Evolucién de los models de oonducta anormal fueron consolidando ef modelo de wnternedad mental de etiologia oryanic Geiesinger publica en 1845 un texto clfsico, Patologia aental y Terapéutica, cuya idea central es que las enfermedades mentales son enfermedades do} co- ebro. Este modelo se entronca con un enfoque nédico centrado, fundamentalnen- te, en el diagnéstico y en el tratamiento. Se inicia asf la era de 1a clasi- Eicacién de los pacientes mantales an las mumerosas Categorias nosolégicas que lentanente se van elaborando. Apoyindose en Griesinger (1845) y Kahlbaun (1024), Kraepelin, desde 1683 2 1927 elabora un sistema completo de clasi- ficacién de las enfermedades mentales que ha tanido una profunda influencia en 1a psiquiatria soderna, £1 modelo médico de la conducta anéaala supone, por tanto, que 1a con- ducta anbeala es resultado de una enfermedad. Como en toda enfermedad, hay lun grupo expecitico de afntomas (conductas desviadas) reunides, que consti- tuye un s{adrome, y cada grupo de s{ntomas ex resultado de una enfermedad aspect fica qu a wu ver, thene una etiologfa espacitica, ex decir, un cur- so de desarrollo. para explicar las inferencias de esta posicién y la forma corriente del modelo médico es preciso exponer brevenente los tres tipos de enfermedad que habitualnente se distinguen en medicina (Buss, 1966): a) Las enfermedades infacciosas, que se atribuyen a algo patégeno tal como una bacteria o un virus (como en el resfriado corriente). b) Las enfermedades sistémicas, que resultan de un fallo o mal funaio~ namiento de un Grgano o sistema fisiolégico: un érgano determinado puede fallar en su funciéa y causar un serio problena médico (por sieoplo, le avendies tis). clas enfermedades trauniticas, que resultan de un suceso externo como puede ser un golpe fIsico o la ingestién de una sustancia téxica: un ejemplo puede ser cualquier tipo de envenenamiento. a conceptualizacién de los tres tipos ce enefermedades se ha extendi- 0 al estudio de 1a conducta anéaala. Es en particular ¢1 sodelo de enferm 36 fvolucién de los modelos de conducta anormal dad sisténica e1 que se usa en la investigacién de 1a conducta anémala, FOr ‘ejemplo, algunos investigadores estén examinando si varias foraas de 1a con ducta anduala, como 1a eaquizofrenia, representan una ruptura en las funcio- nes corpocales, cono por ejemplo un fallo an matabolizar clertas sustancias, una carencia de enzines espectticas o una disfuncién de procesos bioqufnicos pe la misma manera s¢ ha considerado a menudo que 1a conducta neur6tica se origina en un fallo del Sistema Nervioso AutGnomo que hace que una persona se excite denasiado factimente (Eysenck y Rachman, 1965). ‘Sin eabargo, el diagnéatico de las conductas anémalas basado en este tipo de clasificaclones representa serias deficiencias: a) En este rodelo, a clertas conductas o sintomas se les clasifica co- mo enfermedades y se les dan nombres, pero entonces el nombre de 1s enferme- dad misna suele aducirse cono explicacén o causa de estos mismos s{ntonas: las etiquetas son descriptivas pero se tiende a conferiries un valor expli- cativo. Por ejemplo, se diagnostica cove esquizofs ico a un paciente retrai- do que tiene alucinactones; sin eabargo, cuando preguntanos por qué es re- traido y thene alucinaciones, se nos responde que es un esquizofrénico, En definitive, se clasifica clerta conducta cono esquizofrénica, afadiendo que La esquizofrenia es la causa de esta misma confucta, 1o que constituye une clara muestra del exror légico de la circularidad (Davison y Neale, 1980) - b) Las consecuencias social de incluix # los pacientes en una cate+ gorfa nosolégica son sfespre graves, por le discriminactén de gue pueden ser objeto y 1a pérdida de oportunidades que acarrean, y 4 veces, son irre- versibles por el efecto que pueden provocar al responder los sujetos = 14 expectativas que corresponden a la etiqueta (Goffman, 1973). ) Los defectos de clasificaci6n son abundantes, pues el diagnéstico se basa con frecuencia en el ojo clinico y los sindromas Alateibuyen en- tre categoriaa muy frecuentenente ambigtas o imprecisas. Ocurre, adenis, que hay honogeneidad de afntonas en diferentes categorfas diagndsticas y hetero- geneidad de sfntomas dentro de una misma categorfa. E} grado de acuerdo glo- mn Evolucién de los modelos de conducta anormal bal entre diferentes observadores respecto a diagnésticos individuales espe- cl ticos es demasiado bajo (Zubin, 1967). 4) ta valider del diagnéstico psiquiatrico se puede poner seriamente fen duda, ya que frecuentenente no hay correspondencia entre 1a evaluacién paicondtrica y 1a evaluaci6n clinica. ‘Todos esos argumentos plantean 1a evidencia de la escasa utilidad det ALagnatico paiquiftrico a 1a hora de descubrir 1a etiologia de la enferme- dad y de determinar el tratamiento, asf como da formular un prondstico (Kaz~ din, 1978) fernfindez Ballesteros, 1979). Independientemente de los problemas que pueda suscitar el diagnéstico besado en un sistema nosolégico eapectfico, ea cuestionsble el modelo gene- ral de enfermedad mental que defiende este acercamlento médico. Aunque no hay una relactén inequivoca entre 1a creencia en una causa orgénica de 1a conducta anormal y el uso de métodos blolégicos de tratamiento, 1a mayor par- te de los terapeutas orientados biol6gicamente aceptan este modelo de enfe: edad y utilizan técnicas terapfuticas coherentes con el mismo: quimiotera- pia, terapia electroconvulsiva, procedimientos peicoquirGrgicos... Pero ea- fe modelo de enfermedad mental no ha facilitado la definicién operacional de 1a conducta anormal ni un tratamiento efectivo de ésta. Dicho modelo pue- de ser aplicable @ algGn tipo de trastornos, quirf algunos de los incluidos dentro de la ambigta categoria de “paicosis, en 1a que es posible que se Pueda establecer la inportancia de factores bioquimicos genéticamente deter- minados (Claridge, 1981), pero no parece Gtil en el reato de las conductas anémalaa, que son, en definitiva, la inmensa mayorfa (Mayor y Labrador, 1983) Po se entiende cfmo un daterminado fErmaco pueda hacer que el sujeto olvide © deje de emitir unas conductas precisas y concretas (las conductas desad tadas) y s6lo esas, permitiendo que se mantengan el resto de sus conporta~ ientos adaptados 0, lo que es todavia mis inconcebible, que por efecto de esta téenicas, el sujeto aprenda a evar & cabo una o varias conductas que no existfan en su repertorio comportanental momentos antes de au aplicacién. 38 Bvoluciéa de los modelos de conducte anormal, #1 modelo intrapetquico © custingdico FL modelo médico sugiere que debe oxistir alyuna enfermeded subyacente 4 le cual pueden atribuirse los sfntonas, Del mimo modo el modelo que es- tablece que los sfntomas ffsicos sa daben a desSrdenes ffeicos subyacenten, 0 ha extendido « clertas corrientes peicolégicam: 10s “afntonas paicol6- ‘dicos" son considarados como resultantes de “deebrdenes paicolégicos”. Bn aston casoa, el supueato agente causal subyacente @ Las confuctan *anorma leet 0 desviadas es un conjunto da atributos de 1a personalidad “enterme” (moss 1966). ate extrapolacién del modelo médica, que utilize el modelo Pero po su conteniGo, ae ha calificado de modelo intrapatquico @ modelo cus sinédico (Bandura, 1969). Hate modelo tiene lajance antecedentes. Ya Soranus, an el siglo If de fuestra era, recomendaba 14 discusién con los filSsofee para Gisipar tamo- res y aflicciones (Millon y Killen, 1974), a finsles del siglo xvIIT y au- ante €1 siglo XIX ee enperé a pensar an wns soluci&e que coubinare el tra- ‘talento moral con 1a inatituctonalizacién 46 los culdados que ve preataban on ambientes hospitalarios. nis tarde, las aportaciones de Memer y los tra- Bajos Ge Charcot sobre Las posibilidedes de tratar 1a histeria « través de 1a hipnosis (Bernheim Lland a le wo un trastorno exclusivanente psicolégice), influyeron decisivanente on la peiconeurosis por considerarla co- concepeién frewtiana de que cada enfermedad mental estaba Ligeds @ procesos palcolbgicos eapectficos. 1 modelo cuasinédico de La conducts anfasla, desarrolledo de forma sistenstica entre 1a 1" y 12 2" Guerra mundial we bass on Le personalidad ¥ an procesos intrapefquicos « Lncluye supuestos qua han sido Gtiles on le medicina orgénica: 4) Se supone que hay “sintosas” {conductas anémalas) que resultan de AlgGin proceso de “enfermedad* aubyacenta. D) Pare llegar a la ralz del problema, el tratamiento debe centrarce (en 1 estado pafquico subyacente, ya que estas fuerzas peicoléaicas 39 Evolucién de 10s eelelos de conducta anormal necesidades, impulsos, sotivos, casgos de per- subyacentes (tendencia sonaiidad, etc. segin las distintas teorfes) son les que inpulsan 1a conducts. ta teoria paicoanalitica ax un modelo paradignitico y el ale influyen- te (aunque no 41 Gnico), dal modelo intrapsfquico. Respecto # los conflic- tos peicolégicos, Freud acepté la estructura del propic modelo aédico, pero no su contenido: los deaSrdenes paicolézicos son como los desbrdenes f{si- cos) los fallos de 1a personalidad para funclonar adecuadanente son anklogos a las enfermedades sistémicas, en tanto que los traumas psicolégicos de la primera infancia (1a excena prinigenia, por ejeaple) corresponden a las en- formedades trauniticas. Toda conducta puede referiree @ algin probleaa psi- col6gleo subyacente, relactonado con procesos inconscientes que ocurren den- tro del individve. La conduta anémala se debe a un conflicto inconaciente interno que resulta de 1a interrupcién dal desarrollo normal y de la expre~ 16a de tendencies y nocesidades y su satisfaccién. Las tendencias psicols- gicas pueden fracasar en el logro de una axpresién mediante caminos social~ ante adecuados: las tendancias y conflictos no reaueltos pueden hallar ex- presiéa slabSlica en conductas aberrantes, que se consideran sfntonas del problema real subyaceate. HL modelo Antrapaiquico y sobre todo «1 anfoque paicosnalitico, ba pro- @ucido un enorme ingacto an la psicologia clinica, y an realidad ha domina- do el campo de la salud mantal, como ae pone de relieve en el Lenguaje re- Lactonado con Le conducta desviada: términos tales como “etiologia*, “tra “hospital mental”, "paciente*, “psicopatolog{a” y “enfermedad Feflejan todos ellos 1a traspoticiéa del modelo médico. La adopeitn del modelo intrapafquico airve no ablo para conceptuslizar 14 personalidad, sino también para el diagnéatico y el tratamiento de los problemas psicoi6gicos. 1a avaluactfa s4 canta an lox procesos subyacentes que explican 1a conducts y, por tanto, 1a conducta externa (observable) de un sujeto, no obrece un interés directo, Las pruabas proyectivas son ejemplo Evolucién de los modelos de conducta anormal de los instrumentos diagnéaticos de 1a personalidad en el modelo intrapsl- quico: estas pruetas intentan evaluar Indirectanente 1a personalidad a tra- vés de las saciones @ manchas de tinta, historias creadas en respuesta timulox anbigios, asociaciones Libres u otras tareas no estructuradas. Se han planteado serias er{ticas a la flabilidad y valider de extas interpret ciones en cuanto @ 1a prediccién de 1a conducta (ischel, 1971) y. de hecho, 0 debe dudar razonablenente de 1a utilidad de las pruebas proyectiv: (ree nandez ballesteros y Carrobles, 1961). Desde un punto de viste eplatenolégico y metodol6gico el modelo paico- analitico resulta muy endeble, como se pone de relieve en el anflisis de la obra de Freud (Davison, 1980): 4) En todos tos estudios de casos de las obras de Freud se pueden des: cubcie muchas de tus dificultades setodoléa: La doctrina se bass nice mente en el estudio de casos particulares hecho, adams, que cuando un terapeuta presta una atencién selective a: -ertas afirmaciones verbal enuncladas por sus pacientes, haciendo caso omiso de otras, incrementa por ello La frecuencia de dichas afirmaciones: los pactenté de Freud han podt- do ser condicionados para hablar acerca de los sucesos de su infancia o de au vide sexual, a los que aquél prestaba la mayor atenoién. b) La valider cientffica de a teorfa es de dufoso valor al formular- ‘se en términos vagos @ inverificables. Las conclusiones obtenidas por Freud y €1 psicoandlisis son diffelles de aceptar, » no wer que uno haya aceptado de antenano sus puntos de vista: 1a distinci6n entre observacién © interpre~ tacién no clara. La doctrina de Freud no puede considerarse clentifica debido 2 que no we puede refutar. Pricticanente ninguno de sus conceptos pucde medi en forma satisfactoria y pocas de sus afirmaciones son muy ex plicitas. Adenis, sus teorfas tienen poco valor predictive. c) A pesar de que Freud haya insigtide en el hecho de que concaptos como el “ELLo” el “Yo", el “Superyo" 0 el “Inconsciente” son metiforas pare descrinir Cunciones psfquicas, Gstes parecen estar reificados: es decir, con- a Evolucién de los mxlelos de conducts anormal determinantes de le conduct. / cuyas ac vertidos en agentes independient ctones propias todavia quedan por explicarse. 4) tos descubrinientos de Froud no pueden gencralizarse, debido a que su muestra de pacientes era my selactiva y raducida (casi todos sus pacten- tes pertenecian a 1a clase media-alta de 1a Viena de principios del aigio XO). Freud parecié estar muy dispuesto a aplicar sus descubrimientos a toda 1a hunanidad: por efenpto, al cabo de algunas observaciones Limitadas, Freud sostuvo que la base de todos los desSrdenes paranoicos era una inclinactén homosexual repriaida, sin someter a prucbs esta hipétesis. EL resto de los modelos intrapaiquicos - fenomenolégicos, existenci. Listas o hunanistas ~ ce ajusta en parte al modelo paicoanalitico, ya que atribuyen el origen de los trastornos pricolégicus mis a factores pslquicos que 4 factores orghnicos, pero se diferencian en 1a importancia que conce> den & los procesos consclentes # inconscientes. Todos ¢llos consideran que 14 conducta externa es una nueva manifestacién superficial de procesos ine temos subyacentes. La terapia consecuente # estos postulados no se dirige + 1a conducts observable, en lo que coincide con 61 modelo psicoanalftico, sino a la reestructuraci6n de los procesos subyacentes « partir de los pro- cason conscientes. tas erfetes son semejantes a len que ha producido el modelo psicoana- Atico, Sus postulados y técnlcas aon inconcretos @ imprecisos y 1a verifi- cabilidad de sus nipéteats y predicctones es pricticanente nula. Dada 1a na. turaleza de la teorfa y la terapla, Gata Puede aplicar a sujetos y en si- tuaciones préxinas # 1a normalidad, pero es impracticable en casos graves © 4 aujetos incapaces de un serio anilisis introspective. A pesar de sus diferencias evidenter, ¢1 modelo médico y cl modelo in= Erapsiquico comparten el supuesto hisico de que existe una enfermedad men- fal (cone realidad puesta a 1a nomalidad mental). En anbos casos, el diag: nSstico intenta deseribir el problema que se presenta, aislar las condicio- Res asociadas con su aparicién, proposer un plan teraputico y predevir el a Evolucién de los mnlelos de conducta anormal resultado del tratamiento. Pero asi cuno estos ubjetivos se han cunplide con muchos trastornos ffeicos, en medicina, este enfoque por diagnéstico psi- quistrico © Inteapsfguico da los problems de conducta no ha 1egado dena- siado Lejos, ya que este tlpo de diagnSatico ofrece poca Informactén sobre 1a conducta de mfs allf de lo que ve conocis ya cuando s¢ hizo el dlagnbsti~ c2 en concreto de poca informactén sobre 1a eticlogia, tratamiento « edegir Y pronbatico (Kanter y Saslow, 1969). Tampoco en el inbito terapfutico los tratanlentoa patcolSgicos basados ‘en el nodelo intrapefquico han avantado tanto cono los tratanientos mfdicos para los desSrdenes fLeicos, probablemante por 41 error de bare del que par- ten, Del modelo médico « intrapsfquico de 1a conducta anémala surge, en Gl- tina instancia, une visidn pesimista (Stuart, 1970), ya que los problenas da conducta atribuyen a defectos de 1a personalidad o del desarrollo, Profundamente arraigados y que hacen del tratamiento un esfuerzo extrenad: mente Laborioso. EL modelo conductual Este modelo se desarrolia durante les afos cincuenta y principios de los sesenta de nuestro sigle en relactén con 1 Investigaciones de 1a psico- logia det aprendizaje. Este enfoque surge ante las insuficlencias de los mo- delos sédicos e intrapsiquicos y adopta unos rasgos metodolégicos propios: Aa importancia dada a Ia evaluacién de 1a conducta observable, 1a objetivs elm de los conceptos utilizados, 1a evaluactén de Lag, intervencioses de tratamiento y 1a minimacién de las variables interidas (Craighead y cols., 1901). Las caracterfsticas fundanentales de este modelo an La evalunctén de tas conductas anémalas son Jas siguientes (Llavona, 1983}: a) ta evaluactén de conduct: y/o de las caus 3 subyacentes a esas conductas (como pudieran ser deterninados conflictos o rasgos), es una de u earacterfsticas fundanentales. Se consideran conductas 2 las reapuestas observables, ya sea directanente, como puede ocurrir en Las conductas moté- tlcas, 0 través de aparatos, cono on el caso de Las conductas pricofisio 43 Evolucsén de los sodelos de conducta anormal Légicas, Dentro de este marco #610 se aceptan como conductas las respuestas externas. Mo obstante, a rair del interés despertado en la década de los se- Lenta por 1a tnvestigacién y 1a intervencién sobre respuestas consideradas cognitivas, como “pensamieatos” , “verbalizaciones intern: 1973; Bandura, 1977; Mahoney, 1974; Me{chenbaum, 1977), se incluyen tanbién Las “conductas internas". b) La {dentificacién de las vartables controladoras actuales de las con- ductas anéaslae es una tarea espectalmente importante, ya que una cosa es el origen de un problema y otra el manteniniento del mismo, sujetos en mu- hos casos a leyes distintas. aunque desde un punto de vista del paciente concrete es necesario un estudio diacrSnico de sus tr eornoe # efectos de investigacién, et andlisis retrospective no nos ex my interesante por 14 ‘siguientes razones: : ~ th La nedida on que sen hechos pasadon, no ton observables y, por tanto, son inverificables, sujetos, adensis & posibles distorsiones cog- nieivas. = la génesis de un determinado cusdro patolégico no tiene por qué has berse regido por las mines causas que en 1a actualidad mantienen el cuadeo. = Nada puede hacerse aobre los deterinantes pasados de una conducta: s6lo podenos actuar sobre los determinantes presentes y actuantes en #1 monento presence. ©) BL éofasts an 1a observacién y cuantificacién es una exigencia deri- vada de te tons ono unidad de aniliate de las conductas y no de los cons- tmuctos Internos. Observar y cuantificar 1as conductas a través de nedidas le frecuencia, intensidad o duracién peraite stablecer comparaciones cuan- Eltativas respecto a otcas conductas y datectar cualquier variaciéa provuci- 4a en 1a propia conducta que exté stendo analizade, 4) ta evaluactén individcaltzada - y no sujeta a diagndsticos estindar - es una caracter{stica inherente a la necesidad de conocer las variables que Evolucién de los modelos de conducta anormal controlan en la actualidad una conducta dada. FL enfoque conductual se diferencia de los modelos m&dicos @ intrapal- quicos en los siguientes aspectos: 4) Bl marco referencial tedrico. El modelo conductual deriva de los paradiguas de la paicologfa del a- Prendizaje: no hay “rasgos", “factores", “dimensiones”, sino que la conduc- ta ee funcién del organiseo en interacctén con 1a aituacién. Rete enfoque fe centra directamente en las conductas que deben ser alteradas ais que an 1a personalidad subyacente. Aunque un problena pueda sar descrito en térai- nos vagos (por ejemplo, la hiperactividad), el terapeuta conductual evalGa Jos sucesos que promueven ese diagnéstico, 18 frecuencia de las conductas- Problema y los acontecimientos antecedentes y consecuentes vinculados ellas. b) El enfoque metodolBgico, Asf como en el diagnSatico mBdico @ intrapsfquico se trata de evaluar variables subyacentes al organiseo a través de las cusles pueda describirs explicarss y predecirse el conporteniento (para lo cual se han creado sofis- Eicados instrumentos priconétricos y proyectivos), en 1a evaluactén conduc tual se intentan establecer las relaciones functonales existentes entre los estimuloe y las reapuestas o entre estas entre sf: para eso ac avalGan Las respuestas motoras, cognitivas y psicofisiolégicas, asf como las variables situacionales que provocan tales respuesta. Asi pues, mientras que deade 1s perspective médica « intrapafquica se pretende evaluar lo que el sujeto “es” 0 “tiene” ("esextravertido, “tiene tuna neurosis obsesiva.. desde 1a perspective conductual lo importante es conocer 1o que “hace” el sujato (Mischel, 1968). €) Los objetivos prfcticos da cada perspectiva. En el diagnstico médico e intrapsfquico se trate de clasificar al su- Jeto en un momento concreto (normalmente antes del cowienzo del tratamiento) ¥ Je relacién con el tratamiento ex indirecta, ya que el rol del evaluador 45 Evolucién de los modelus de conducta anormal ys @n au caso, del terapeuta estin claramente difecenciados. La evaluacién conductual, en canblo, s efectGa en constante relacién con #! tratantento (antes-durante-y-después del tratamiento), de modo que no hay diferencias entre e1 rol del evaluador y el del terapeuta. © través de la evaluactéa conductual s@ pretenden identiticar las variables dependientes ¢ indepen- tentes inplicadas en 1a condufa-problens. Una de las criticas que ve han formulado al modelo conductual (white, 1964) es que 1a intervencién directa para tratar con los s{ntomas puede pa- Liar sus efectos, pero es probable que xeaparezcan de forma nis perniciosa, Producténdose una sustituciéa de eintomas, Esta nocién, apoyada en el supues- to de que una conducta problaastica es un reflejo de supuestos inpulsos psi Los efectos beneficiozos dei quicos que buscan expresién, tlene poca ba tratamiento de una conducta pueden, de hecho, generalizarse a otras condvc- tas: at we hace que un tartamido hable mis fluidanente, puede esperarse que 4a ello resulten canbice potitivos edicionales, por ejenplo en la estera de 4a sociabiiided. Incluso varios eatudion con diversas técnicas conductuales confirman Ln ganeralizaciéa de efectos beneficiosos para 1a conducta que no ‘tetaben incluidos originariamente en el tratamtento (Kazdin, 1973) Hahoney ycols., 1974). ‘Todo elle no incompatible con el hecho de que una persona, después de al- cundarios. El tratamiento terkrsele una conducta, pueda tener problenas 40 un problema no garantize contra el desarrollo de problemas ulteriores 8 posible, por ejewpto, que une vex reducida una conducta anémala, 1a per ona no tenga en au repertorio una respuesta aproplada para reemplazerla (Canoon, 1966). E1 déficie puede manifestarse en conductas socialnente {nae Propiades, déficit que puede corregirse mediante un prograna de trataniento ‘que Geserrolle condutas aptopiadan y elimine las inadecuadas. EL enfoque conductual trata de evitar los estados internos inobserva- Dies o inveriticables y acentGs el valor de los sucesos externos del entor~ RO que pueden utilizarse para modificar 1a conducta, pero esto no quiere de- clr que 1os sucesos internos del sujeto no influyan en Ia conducta, A ralz 46 Evolucién de los modelos de conducts anormal del interés despertado en la década de los setenta por La Investigacién de las conductas cognitivas (pensamiento, sentinientos, atribuctones...), el modelo conductual acepta 1a existencia de variables infertd: © mediadoras para explicar algunas conductas observables. £1 Smbito de Las conductas cog- nitivas incluyes las conductas varbales externas (el contenido de lo que se dice) © internas (atribuciones, creencias, autoinstrucciones, estrategia da pensaniento, expectati .) y le representacién de iaSigenes que, aunque son susceptibles de describirse o de inducirse pediante conductas verbals son de hecho conductas aiatinti que uno se sirva de palabras pare tranaai- tir infgenes no implica que las infgenes an af sean palabras. Las conductas cognitivas, en la medida en que no son directamente ob- servabl son inferencias, aunque se diferenciasn del tipo de inferencias utilizade por 10s modelos psicodinkmicos (Mahoney, 1974): A) Poseen unea referencias ais directas y cercanas a las conductas ob- servables qua los conceptos paicodiniaicos tradicionales: los teéricos psi- codinimicos hacen conclusiones sobre stadox subyacentes que representan complejas abstracciones muy alejadas de 14 conducta. En el caso, an cambio, del enfoque conduetual ge trata de relacionar estrechanente Las conductas cognitivas con los fenémenos observables: normalmente se trata de una ind rencia de un sblo paso entre el nediador supuesto y 1a accién observable (por ejemplo, del informe verbal « la respuesta encublertal. rambién se ha visto 1a posibilidad de usar 1a observacién del pactente para hacer de los sucesos privados un rea susceptible de indagacién clanti- fica (Homme, 1965). 'b} En el modelo psicoanalfeico el sujeto a menudo no es consciente de Jon mediadores propuestos (catexias Libidinales « inpulsce reprimidos, por cjempio). ta mayorfa de los nedisdores inferidos en la investigactén conduc- tual son observables al menos por un pGblico de “uno” (e1 sujeto) 1) Fa el modelo conductual no se trata de una reificactén “explicativi Je 1s conducta, sino de 1a consideracién de los procesos cognitivos como a1 twoluciéa de los modelos ¢¢ conducts anormal pautas conportanentales complejat que, aunque de modo indirecto, pueden ser evalvadas: de hecho, se hacen predicclones sobre 1a relaci6n entre sucesos ‘ecultos y conductas manifiestas. Por ejeaplo, algunos terapeutas conductua~ les creen que lo que las personas ae dicen a sf aienas en privado ("Mo pue- do hacer esto" 0 “Soy incompetente", por eJenplo) condicionan su conducta: la influencia de las autoverbalizaciones puede exaninarse enpiricamente al- terando lo que las personas dicen a sf misnas y viendo i esto afecta a 1a conducta manifiesta (eichenbaum, 1977). 4} EL wodale conductual preat atencién a las conductas cognitivas en sf misnan as que # las supuestas fuentes de esas conductas. Tor ejemplo, una concepcién peicodinimica de Jos pensamluntos obsesivos sostiene que és~ tos reflejan procesos dindmicos subyacentes, de modo que los pensamientos se consideran dignos de algo mb Se ha discutido recientenente (Yates, 1376) subre los principios bi: cos y los Limiter del enfoque conductual. Aunque histéricamente ha estado vinculedo al desarrollo de las teorfas del aprendizaje, hoy no se puede ya reducir s610 4 ellas, ya que ha incorporado aportaciones de otras Srea. ve la psicologfa experimental, social y cognitiva, Preclsamente lo definitoric el enfoque conductual es un objeto definide (las conductas) y una metodolo- gla definida (1a observacién, el control de las vari perlencias controladas) y su dmbito de actuacién es extensible hasta los If- mites a los que se pomle Ilevar 1a observacién controlada. rs, por tanto. 1a metodologta el eriterio definitorte del enfoque conductual, y no aigin tipo de reducclontano tenitico. BIBLIOGRAFIA Bandura, A. Principles of behavior wodi Winston, 1969. Bromberg, W.: The mind of man: The history of psychotherapy and psych Sis, Filadelfia, Lippincott, 1954. + Bsychopatology. New York. Wiley, 1966. 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