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TERCERA JORNADA, Literatura y lectura PRACTICAS DE LA ORALIDAD ¥ CULTURA GRAFICA ocex CHantinks Para empezar esta jornada, podriamos re cordar el proyecto intelectual que nos reane aqui: el deseo de Construir una historia capaz de enlazar, en una ssisma pers- pectiva, ls historia de una técnica, la historia de Ta imprenta } ade sus productos: el libro y demas objetos impresos, yf Jlmente también la historia de los textos. Se presentan aqui todos los problemas que pueden plantearse junto con la fica textual yliteraria ys por otto lado, lo producido en la cir- tulacidn de los textos por una sociedad determinad, lo que plica la lectura como apropiacién de textos, si bien a tra- - és de las materialidades que le son propias. Como podemos ampliar a interrogante? Me parece que dde-dos maneras, Una es pensar que hay muchos textos ¥ mu- hos géneros en la sociedad del Antiguo Regimen ~desde los Scrmones hasta el teatro, desde la novela hasta el discurso po- Ttico- que suponen tna forma de comunicacién garantizada por el texto escrito y el objeto impreso, pero que supone ade- va la presencia, laeficacia y la fuerza de una vou que lo hard rv vozalta, o que reitara o declamard o actuaré sobre un es- “nario, Es un gran desafio para Jos historiadores, porque emo podremos reconstruir siquiera una parte de las reglas J coacciones propias a esta oralizacion de los textos? En el aso del libro, tenemos abjetos enya descripcién més rigurosa posible esti dada en el orden de lo que puede hacerse. La bi- us bliografia anglosajona ha demostrado cémo criterios deta sino para articular tanto las representaciones de las précticas dos de desctipcin podrian ala vez permitir a catalogacion como las pricticas de las representaciones, lo que requiere Ia clasificacion de ls libros; y,ademis,reconstruir el ps reconstruir a totaldad del proceso que hace que un texto se dela produccgin del libro en el caso de las formas de oral convierta en un libro, que es el soporte para una lectura, © de oralizacién de los textos, que son oralidades muda p ualguiera que ésta sea. ¥ eon este pequeno problema de la el historiados, Deben inventarse ala vex fuentes y métodos. jpuntuacién, que no es pequetto para los estudiosos de la fi Fin de entender las representaciones antiguas de las formas Jologiao de la lengua, vemos inmediatamente el proceso en- ‘oralidad tal como se muestran en los tesosliterariosw oto {ero, pues tenemos la puntuacidn del autor que piensa en el identiticandlo lo que Paul Zumthor llamaba “indicios de o dlstinatario dle su texto, la puntuaciGn que se remite a kas lida!) El texto se dirige aun lector que leeréen vor alta ant costumbres particulares ee uno u otro cajistay las Teglas dle un pibico de oyentes:y tambien, asi sea un poco mis dif Ppuntuacién que quieren imponer los correctores ~estos le- Interpretara la puntuacién de los textos tal como aparece: Irados que trabajan en los talleres tipogrificos. Esta es una ediciones de los sighos XV}, X¥tty Xvii,en un momento en « linea de investigacién que me parece promisoria, como una <ésta se clesplaza desde una puntuacion apta para la oralida manera de volver a considerar todo el proceso del paso del Ja retorica ylalectura en vor alta, hasta una sintactica y g texto al libro y del libro a la Tectura ‘matical. Es un tema dificil que podemos retomar despt ‘Otra dimensiéin es la tradicién italiana de la paleografia, la porque cl problema es saber a quignes debemos las form de la historia de la escrtura, pues resulta claro que no puede _shificas, ortograficas y de puntuacién tal como las vemos e hablarse de una cultura de lo impreso, de la lectura de los li- los libros impresos. ;A los cajistas que han compuesto bos impresos, sin antes ubicar esta prctica 0 estos objetos en texto? 3A fos correctores que han preparado ef manuscrito lun marco mas ampli, que es lo que define en tna sociedad la corregido las galerast ;O, finalmente, a una intencién dh cultura de lo escrito. Y la cultura de lo escrito va desde el libro construir un destinatario que apoyars sus lecturas a partied el periddico impresos hasta la mas ordinaria, la mas coti- la puntuacion oralizada, tal como la da el texto? diana de la produccién escrta, las notas hechas en un cua ‘Me parece un primer campo sumamente interesante pues ddermo, las cartas que son enviadas, lo escrito para uno mismo, nos conduce a la idea de las formas de los textos o dle su mae etc. Me parece queen la cultura de lo eserito hay um continues terialidad. Esta materialidad no pertenece s6lo al mundo desde la prictica de la escritura ordinaria hasta Ia prctica de los objetos escritos 0 impresos, sino también a la voz en la eseritura literaria. Finalmente, debemos considerar la cul= cuanto soporte o vehiculo. Por otro lado, la materialidad nos {ura deo escrito en su totalidad y analizar problemas como el lleva ala d:mensién de una lectura histérica de los textos li control sobre la escrtura, la diferencia entre los dos aprendi- teraris, no para reducirlos a una condicion documentah Zajc los valores involuctados en cada unade las formas deco- a ‘municacién, etc. Hay aqui toda una serie de problemas vineu- are PSs te s&s etka ladles ala articulacion oa la diferencia entre escribir y leer Por itera 1947 ie ‘otro lado, observamos que el mundo de lo escrito es una tota- hua us lidad y que los modelos impresos pueden guiar w ordenar ppricticas manuscritas yy al revés, que los textos manuscritos luna parte de ellos tienen como porvenir su transformaciin ‘objetos impress, o que la lectura puede conducir inmediat ‘mente a la escritura, ya sea en el libro mismo (el problema las marginalias y de To que la gente escribia en las paginas Jos libros, fuente esencial para una historia de a lectura c recepcién intelectual de los textos), 0 ala escritura que, at vés de la préctica de la ectura, estaba dirigida al autor de te tos publicados como libros Robert Darnton ha mostrado esto ultimo en el caso Rousseau, que fue el autor a quien mas se dirigian epistola _mente sus lectores, i bien no es el primero ni el tinico.? Ne fue el primero pues el fendmeno se establecié con Sam Richardson, y el éxito de sus novelas Pamiela o la virtud re ‘compensada y Clarisa o la historia de una senorita lo llevé ierta manera a integrar en las reediciones de sus novelas. cartas de sus lectores. Fue el mismo caso de Johann W. Gi the y de Bernardin de Saint-Pierre, este stim recibié mu cchas cartas al igual que Rouséeau, La transformacién de uni Jectura en escritura es otro tema apasionante, que tal vez n vincula al tema de la “revolucién de la leetura” en el sigh ‘vm; porque quiz una de las formas de esta revolucién, si «existe, seria que alrededor de un género nuevo, come la n0- vela, se definieron un nuevo estatuto de autor ~cuya existens cia, sinceridad y personalidad son la prueba misma de la aus tenticidad de su texto— y una nueva prictica de lectura que ‘condujo a la practica de la escritura ~pues la novela llevd a los lectores a escribirle al autor y; también, a hacerlo mas ha- 2 Rab Dain ee Hegde Res: TeFbsaton Rt Se ‘iia ose. 2436 al aca apr eater eee nen erie etn con cs Mean, 7, is. bitualmente, Los colegs taianos han estudiado,abarcando desde la Edad Media hasta el siglo xv, temas como el poder sobre la esritura o el poder de la escritura,v otros vineula- dos ala busqueda de falsificaciones, como el problema de l delegacion de la eseritura: squién escribe por y para quienes no saben escribir o escriben mal? Hay agui un tema de his toria social, pues en certs situaciones quienes escriben para los otros pertenecen al mismo medio social, si suponemos ‘que hay algunos en este medio que han adguirido la capaci= shad de escrituta Bs el caso, en el siglo x, de los progresos ‘de la alfabetizacion, o del Renacimiemto, como ha mostraco Petrucei.*Y existen tambien situaciones en la que la delega- jon de la escriturasupone una distancia sociales el notario, cl clérigo o una persona que pertenecea un estamento social superior quien escribe para los mis humildes, los mis po- bres. Hay una tercera situacién que puede observarse, y pienso en Guadalajara 0 en México, ciudades con esritorios Ppublcos, ue significan una profesionaizacion de la delega- cin de la escritura, una realidad fundamental en las socie- clades del Antiguo Régimen. El problema de la delegacin de Jn esertura es un tema fundamental pues revola las dstancias socioculturales dentro de-una sociedad y esta prictica puede conelucimos al problema de la delegacién de la leet, cuando en las ciudades alguien lee, para otros, los cartles, Jos bandos los avisos comerciales, et. La letura en voz alta permite el ingreso de los mal alfabetizados ode los analfabe- tosal mundo dela cultura de lo escrito. Fstos dos procesos, la delegacion de la Tectura la delegacin de la esceitura, me parecen temas que deben serinvestigados ene futuro, aint Gotoin: También se trata de ta delegacion de la apropiacion através de ta escritue ota letura "Ad Pe See er HM, Site Cn 199, pA a7 libro viene del mundo mecinico, el taller, de un mund ‘uy distant de la corte, y a escrtura impresa tiene la di ‘mensién de una préctica mecénica, del trabajo de los ‘niques Por el contrario, desde a Edad Media To que da au ridad al rey esa palabra viva, qu tiene la forma adminis tiva de edictos, lees, ete, proclamados por una w otra vo Hay algo muy fuerte en la relacin entre el poder y la vo aunque el poder se haya expresado a través de una acurnl cidn de palabras esritas. El rey Felipe II de Espana es qui el primero de todos ls reyes burocraticos y, a pesar de est se mantenia algo que vinculaba el poder a la vor, como si expresin fundamental del poder tuviera lugar através de aque es proclamado Sunontte De hecho, ecto viene de un edicere, que se vin con “ita” Charen: Exact. Dasa Gown: Habicuatmente uno cree que leer son actos que realiza la misma persone y que uno otro cicios ham tenido siempre ef mismo vaion. Por ejemplo, parte del iteratra latina est dicta, i bien nosotros la ncemos en forma de bees. ‘Cuanrisn: Lo que para nosotros son nociones, comy mientos o practias inmediatas, y que en consecuencia amos como compartdas ¢invariables, no lo som tanto, problema de la “escritura de la literatura” es fundame pues en el mundo antiguo hay muchas razones por las les se ditaron los textos, entre otras, una razon técnica y terial era imposible escribir leyendo porque el rollo ob ambas manos asostenerloy, de esta manera, si una p «sti componiendo un texto « partir de ot texto le "Ya nanos. tno y pond Capt de or ca dl \ePpe Mosh ‘ tnica posibilidad es dicta 0 sino, debe cerarse dl roll, t- snarl en una sola mano y esribir. Es una primera rain. La segunda es que el poder o la autoridad delegan la funcion mecinica de escribiren una persona de condicin inferior esciba. Yuna trcora mise que toda literatura latina y a srcga pueden ser entenddas ens relacion con la vor, hasta ¢] punto de que en la Antgiedad tarda exist I prosa me rica, que no son versos pero qu en la pros restituye las du raciones dels sabas y organiza el texto de acuerdo com una rtmica que va implica, si bien supone wna composicin ‘nal yuna lectara oral. De esta manera, dictar es introducir sao deestartmica en el proceso mismo de I composicsn. fstas son las tres razones principales para exphcar a itera: tra dictada, previa a una iteraturaescrita que, sn embargo, sua mantener un vineulo com la orazacin. El caso de Faw Sereno es nico: el hablaba sus textos, gritaba sus textos, uta ver sicorrespondian ana rtmica, una dinimica tex {Wal que slo podiaaprecarse através del oral Avravés dena leturasilencioss de la obra escrta, IL STORIADOR Y LA LITERATURA, pont: Me interesaria que sted se exteniiera une poco mis re la lectura historica de los restos literarios, esa letra que ca la reconstruecin de conjunto dwn proceso. Dice Ernst mnvich en el libro Artand Mlusion: "Sin la parte del espec- lr las pinturas no serfs muds que dreas planas cubiertas de mento" Sin la parte del espectudor, en cambio, yo ereo que libros mo han tendo uma suerte tan pobre; de hecho ta his- i ue hoy toma en consideracién la parte del especiador for tiene enfrente el abstéculo de las respuestas verasimiles than dado las pregustas intligentes de historiadores de la a cultura que no vieron mas gue el binoynio autorfobra, dsp zando, obviando a parte del especador. Es decir, esta lect histérica de los textos litearios enfrenta hoy el verosimil ‘muy buenos criticos que han formado traci en la eitea en la‘imaginacign cultural occidental pere que no han sal del binomio autor/obra. ‘Chtaarten: Si. La cita de Gombrich me hace recordar apunte casi idéntico de Paul Ricoeur que dice que un t sin lector es un no texto, es decir slo huellas negras en hoja en blanco, Ricoeur utiliza los conceptos hermenéut de actualizacion 0 apropiacién en un sentido particular designar el encuentro que da existencia al texto através tuna ectura, Hay'algo muy paralelo en las dos citas, Despt hay otra cosa: salir de la relacén autorfobra es lo que het discutido antes, pues ln obra significa todo un proceso resulta en un texto difundid, diseminado, accesible, li De esta manera, estamos frente al rechazo de la abstract del texto, también, de la abstraccidn de la pintura. Ser ‘misma cosa en fa medida en que en la pintura hay dis vos materiales que no son el cuadeo mismo, que son el ms del cuadeo, las condiciones de su presentacién, lugar, Esto me recuerda una reflexin de Louis Marin.* El decti «en toda representacidn, ya sea lterasia © pictoriea, hay dimensiones: por un lado la representacién representa «la dimension que él llamaba transitiva y que gobie ‘menos la teoria cisica dela representacion, donde hay’ representado a través de una representaciém: y por otro: ‘sila dimensi6n reflexiva, que hace que la representaci «dé representando algo de manera que no se confundan presentacidn con el objeto, 6 la escena, 0 la persona. insite lar arsine fa ‘entados. Esta dimensiin enfoca todo lo que en un cuadko fon sus condiciones mismas de representacién: el lugar donde es exhibida, to que enmarca a la propia pintura yas «las iglesias, por ejemplo, los dispositivos arquitecténicos sirven de marco para el cuadro. En ewanto al bro, se trata de todas las formas materiales sue e son propias: su formato, su tipografia, la presencia de imagenes, su encuadernacién, todos esos elementos que dan fealidad a esta dimensién reflexiva de l representacon, De Inlsuerte que podemos romper con el concepto abstracto de ‘obra y, de la misma manera, con un concepto de autor abs- Aracto, invariable o universal, porque los lugares sociales las Insttuciones en que los autores producen obras son muy va Hiables (el mecenazgo, la corte, a universidad, las academia, ‘mercado, los medios de comunicacién, ete) y porque, no lo subrayaba Foucault en st ensayo "Que es un Hor, los textos, segin su naturaleza 0 su periodo tempo. n9 suponen de manera universal yestable al autor Por jemplo, en ta literatura griega, tenemos una inveneian de ores primordiales en los géneros que circulaban andni- mente, yase trate dela epopeya o dela oda, en la Edad la la forma de circulacién de la obras lterarias mis ge~ talizada respondid a tales condiciones. De ninguna ma- hay atribucién del texto @ un autor ya menudo os at de la literatura medieval son invenciones de ls ildlo- Lin caso célebre es el de Marie de France, ue no es una ona cuya exstencia pueda ser resitil, sino ana impo- ion de Tos filélogos decimondnicos de lo que era en st po el estilo normal de asignacién de textos literati, sin oan, un ue en Da Dey unc a di, fr 15-190 cot heir de agus ange Foe tase pina okapua"iQucesunntr en tween 1a ‘cuando hay un autor al cual identificar y que garantiza 0 au- tentifica la obra.” De esta manera, se ve que el conce ‘mismo de autor, si hay alguien que ha escrito los textos, significa siempre un autor con las propiedades especif que definen la relaci6n entre un texto y un nombre propik Foucault, quiza de manera discutible, pensaba que desde Edad Media a la época moderna los textos de conocimient teoligico o cientifico suponian nevesariamente un. aut ‘mientras que las obras literarias estaban avaladas por lac icin del anonimato. Mas tarde, lo que implica una im sin de las cosas, los textos cientificos toman fuerza a part de su adecuacién a enunciados ya propuestos ¥, cuando

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