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INTRODUCCION Ena filosofia del lenguaje contemporanea hay (al menos) dos enfoques rivales de lo que podemos denominar «el problema del significado». Algu- nos articulos de Donald Davidson, recogidos bajo el encabezamiento «Sig- nificado y verdad» (particularmente «Verdad y significado» e «Interpreta- cién radical»), representan uno de ellos. El otro tiene su paradigma en lo que ha dado en Ilamarse «teoria causal del significado», desarrollado en la obra de H. P. Grice. Pero, mientras que la estrategia de Davidson consiste en investigar la forma correcta de una teoria del significado (lo que le lleva, en ultima instancia, a una explicacién del significado en términos de la empre- sa epistemoldgica incluida en la doctrina de la interpretacién radical), y su interés se centra en la interpretacién por parte del oyente de una oracién, el interés de Grice se dirige, primariamente, hacia la investigaci6n del signi- ficado ocasional del hablante, como opuesto al significado de una emisién y como concepto clave con primacia ldgica o conceptual. Un consecuencia muy importante —y novedosa— del enfoque de Grice es que el andlisis del significado no requiere, en principio, hacer referencia a convenciones li giiisticas a la vez que permite, en un estadio posterior, explicar el signifi- cado convencional. ‘Ahora bien, ,cémo se sustancia esa investigacién del significado oca- sional del hablante? Grice diseiié su teoria del significado en los términos recogidos en «Significado», el primero de los articulos recogidos en esta seccién. Al proferir una emision un hablante intenta comunicar algo y, a la ‘vez, intenta que su intencién comunicativa sea reconocida por su oyente: inten- ta, por ejemplo, inducir en él una creencia o lograr que lleve a cabo deter- minada accién mediante el reconocimiento de que su intencién (del ha- blante) es precisamente ésa. Pero este reconocimiento no se produce por ensalmo: el hablante intenta que se logre via ciertos rasgos o propiedades de su emision (y esto, naturalmente, establece restricciones sobre las pro- ferencias comunicativas que un hablante hace: supuesto que la conducta de éste sea racional, simplemente no puede querer decir cualquier cosa median- te cualquier cosa ¢ intentar, adems, que se reconozca su intencién comu- nicativa). Una de las premisas basicas del enfoque de Grice es, entonces, su énfasis en el caracter eminentemente racional que preside la conducta ver- bal humana. (479) 480 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO En «Las intenciones y el significado del hablante» —que puede consi- derarse quizés como la versién mas depurada del programa griceano— Grice reformula en términos més exactos la nocién de significado ocasional del emisor y modifica ligeramente la primitiva nocién de significado para inten- tarhacer frente a los contraejemplos —verdadera plaga de su andlisis—, espe- cialmente a los aducidos por Strawson, Schiffer y Searle. La racionalidad de la conducta verbal como premisa general de la expli- cacién del significado esta presente también en «Légica y conversacién>. Esuna nocién comin que en numerosas ocasiones los hablantes dicen mucho mas (0 algo distinto) de lo que literalmente significan sus emisiones. Par- tiendo de un conjunto de m4ximas que guiarian idealmente una conversa- cién y supuesta la racionalidad del intercambio lingiifstico, Grice bosque- ja en este articulo, en términos lo que él denomina «implicaturas conversacionales», cémo es posible que tanto la observancia de las maxi- mas como sus violaciones patentes produzcan beneficios comunicativos. SIGNIFICADO*' H. Paut GRICE Consideremos las siguientes oraciones: «Esas manchas significan (significaban) sarampién.» «Esas manchas no significaban nada para mi, pero para el doctor sig- nificaban saranpién.» «El iltimo presupuesto significa que tendremos un aiio dificil.» (1) No puedo decir «Esas manchas significaban sarampién pero él no tenia sarampién» y no puedo decir «El iltimo presupuesto significa que ten- dremos un afio dificil, pero no lo tendremos». Es decir, en casos como los anteriores, x significaba que p y x significa que p implican p. (2) Nopuedo pasar de «Esas manchas significan (significaban) saram- pidn» a alguna conclusién sobre «lo que significan (significaban) esas man- chas»; por ejemplo, no tengo derecho a decir «Lo que significaban esas man- chas ¢ra que él tenia sarampién». De igual manera no puedo sacar, de la afirmacién acerca del ultimo presupuesto la conclusiéa, «Lo que significd el ultimo presupuesto es que tendremos un afio dificil». (3) Nopuedo pasar de «Esas manchas significaban sarampiém» a nin- guna conclusién en el sentido de que alguien haya querido decir tal o cual cosa por esas manchas. Mutatis mutandis, lo mismo es verdad sobre la ora- cién acerca del iltimo presupuesto. (4) Para ninguno de los ejemplos anteriores podzmos encontrar una reformulacién en la cual después del verbo «significa» tengamos una ora- cién o una frase entrecomillada. Asi, «Esas manchas significaban saram- pién» no se puede reformular de la siguiente manera: «Esas manchas sig- nificaban “sarampién"> o bien «Esas manchas significaban “él tiene sarampién”». * La traduccién castellara es de Aline Menassé. "En muchos casos he traducido «mean», «meant» por «quererdecin» en lugar de «sig- nifica», «significaba» para mantener una expresiOn correcta en espaiiol. (N. de la T) (48) 482 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO (5) Porotro lado, para todos estos ejemplos puede encontrarse una refor- mulacién aproximada que comience con la frase «EI hecho de que...»; por ejemplo, «El hechode que él tuviera manchas significaba que tenia saram- pién» y «El hecho de que el iltimo presupuesto fuera como fue significa que tendremos un aio dificil. Ahora contrastemos las oraciones anteriores con las siguientes: «Esas tres Ilamadas del timbre (del autobiis) significan que el auto- iis estd leno.» «Ese comentario “Smith no podia seguir sin sus quejas ni sus pro- blemas” significaba que Smith encontraba indispensable a su esposa.» (1) Puedo utilizar la primera oracién y decir «Pero de hecho no est leno —el conductor ha cometido un error— y puedo utilizar la segunda y decir «Pero de hecho Smith la abandoné hace siete afios». Es decir, aqui x significa que p y x significaba que p no implican p. (2) Puedo pasar de la primera oracién a alguaa afirmacién acerca de «do que significan Gignificaban)» las llamadas del timbre y de la segunda alguna afirmaciér acerca de «lo que significa (significaba)» el comenta- rio citado. (3) Puedo pasar de la primera oracién a la conclusién de que alguien (a saber, el conductor) quiso decir o, en cualquier caso, debié haber queri do decir con las llamadas que el autobus estaba Ileno, y puedo argilir and- logamente con respzcto a la segunda oracién. (4) La primera oracién puede reformularsede manera que al verbo «significa» le sigauna frase entrecomillada, esto es, «Esas tres lama- das del timbre significan “el autobiis est Ileno”».Asi también la segunda oracién. (5) Una oracién como «El hecho de que el timbre se haya tocado tres veces significa queel autobis esta leno» no es um reformulacién del sig- nificado de la primera oracién. Ambas pueden ser verdaderas, pero no tie- nen, ni siquiera aproximadamente, el mismo signi‘icado. Cuando las expresiones «significa», «significa algo», «significa que» se usan de la maneraen que se usaron en el primer grupo de oraciones, habla- ré del sentido o sentidos en los cuales se usan, como el sentido o sentidos natural(-es) de las expresiones en cuestién. Cuando las expresiones se usen. de la manera en que se usaron en el segundo grupo de oraciones, hablaré del sentido o sentidas en los cuales se usan, comoel sentido o sentidos no natural(-es) de las expresiones en cuestién. Usaré la abreviacién «signifi- cayy» para distinguir el sentido o sentidos no naturales. Por conveniencia me propongo también incluir bajo el encabezado de sentido natural de «significa» los sentidos de «significa» que pueden ejem- SIGNIFICADO 483 plificarse en oracionesdel siguiente patron: «4 pretende (pretendia) hacer tal o cual (mediante x)»* en donde 4 es un agente humano. Como los ejem- plos previos muestran, por contraste, incluyo bajo el encabezado de senti- dos no naturales de «significa» cualesquiera sentidos de «significa» que se encuentren en oraciones del patron «4 significa (signiticaba) algo median- tex» 0 «A significa (significaba) mediante x que...». (Esto es demasiado rigi- do, pero servira a modo de gui: ‘No quiero mantene: que todos nuestros usos de «significa» caen facil, obvia y nitidamente dertro de uno de los dos grupos que he distinguido, pero pienso que en la mayoria de los casos deberiamos al menos estar fuertemente inclinados a asimilar ua uso de «significa» a un grupo mas que al otro. La pregunta que ahora surge es la siguiente: «gqué mas sepuede decir sobre la distincién entre los casos donde deberiamos decir que la palabra se aplica en un sentido natural y los casos donde deberiamos decir que la palabra se aplica en un sentido nc natural?». Por supuesto que preguntar esto no nos impide continuar buscando una explicacién de «significadoy,» en térmi- nos de uno u otro sentido natural de «significa». Creo que esta cuestion acerca de la distincién ente significados natu- ral y no natural es la que pretenden alcanzar quienes muestran un interés por la distincién entre signos «naturales» y «convencionales». Pero pienso que mi formulacién esmejor. Pues algunas cosas que pueden significaryy algo no son signos (por ejemplo, las palabras no lo son) y algunas no son convencionales en ningun sentido ordinario (por ejemplo, ciertos gestos); mientras que algunas cosas que significan naturalmente, no son signos de lo que significan (véase el ejemplo del ultimo presupuesto). Primero quiero considerar brevemente, y rechazar, lo que podria llamar un tipo causal de respuesta a la pregunta «Qué es significadoy?». Podria- mos, por ejemplo, tratar de decir, mas o menos como lo hace C. L. Steven- son?, que, para que x signifiqueyy algo, x tiene que tene: (aproximadamente) una tendencia a producir alguna actitud (cognoscitiva o de otro tipo) en una audiencia y, en el caso de un hablante, una tendencia a ser producida median- te esa actitud, donde estas tendencias dependen de «un elaborado proceso de condicionamiento considerando el uso del signo er la comunicacién»’. Esto claramente no funciona. (1) Consideremos un caso en el cual una expresién, si es que puede acaso considerarse como significandoyyy algo, sea de tipo descriptivo o infor- mativo y, por lo tanto, la actitud adecuada sera cognoscitiva; por ejemplo, una creencia. (Uso «expresién» como una palabra neutral para aplicarse a * En inglés, «means (meant)». (N. de la) » Ethies and Language, New Haven, 1944, capitulo II > Ibid, p. 57. 484 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO cualquier candidato de significadoyy; tiene una ambigiiedad acto-objeto con- veniente.) Sucede que mucha gente tiende a ponerse un frac cuando piensa que va a ir aun baile y sucede también, sin duda, que muchas personas al ver a alguien ponerse un frac, concluirian que la persona en cuestion esta punto de ira un baile. :Nos convence el que el ponernos un frac significayy que iremos a un baile (o que, en realidad, significayy, algo)? Obviamente, no. Para nada sirve referirnos a la frase calificativa «que dependen de un elaborado praceso de condicionamiento...». Pues, si lo que esto significa es que la respuestaal ver que alguien se pone un frac esde alguna manera apren- dida o adquirida, noexcluiré el caso actual como uno de significadoyy. Pero, si hemos de tomar seriamente la segunda parte de la frase calificativa («con- siderando el uso del signo en la comunicacién»), entonces la explicacién del significadoyy es obviamente circular. Igualmeate podriamos decir: «X tiene significadoy si se usa en la comunicacién», lo cual, a pesar de ser ver- dad, no nos sirve. (2) _Siesto no basta, hay una dificultad —realmente pienso que es la misma dificultad— que Stevenson reconoce: ,cémo podemos evitar decir, por ejemplo, que «ones es alto» es parte de lo que se quiere decir con «Jones es atletan, puesto que decirle a alguien que Jones es un atleta lo haria ten- der a creer que Jones es alto? Aqui Stevenson apela a reglas lingilisticas, a saber, una regla permisiva del lenguaje: que «los atletas pueden no ser altos». Esto es tanto como decir que no hay regla que nos prohiba hablar de «atle- tas no altos». Pero spor qué no lo tenemos prohibico? No porque no sea un error gramatical o porque no sea de mala educacién, etc., sino posiblemen- te porque no carecede significado (o, si esto es muy fuerte, porque de nin- gin modo viola las :eglas de significado para las expresiones en cuestidn). Pero esto parece que nos lleva a otro circulo. Por otra parte, uno se pregun- taria por qué, si es aqui legitimo apelar a reglas que distingan lo que se quie- re decir de lo que se sugiere, esta apelacién no se hizo anteriormente, por ejemplo, para tratarel caso de los gemidos, que fue el caso por el cual Ste- venson introdujo originalmente la frase calificativa acerca de la dependen- cia del condicionamiento. Otra deficiencia en una teoria causal del tipo ahora expuesto parece ser que, aun si la aceptamos tal como aparece, sSlo se nos proporciona un andlisis de afirmaciones acerca del significado esténdar, o del signi- ficado en general ce un «sign». No se dice nada acerca de cémo tratar afirmaciones acerca de lo que quiere decir un habiante particular de pala- bra o por escrito con un signo en una situacién particular (lo cual bien puede diverger del significado estandar del signo); ni tampoco es obvio cémo podria adaptarse la teoria para decirnos algo acerca de esto. Pode- mos profundizar lacritica ain mas y mantener que la teoria causal igno- ral hecho de que ¢l significado (en general) de un signo necesita expli- carse en términos e lo que quienes lo utilizan quieren decir (o deberian SIGNIFICADO 485 querer decir) con él en ocasiones particulares, y asi esta ultima nocién, que no explica la teoria causal es, de hecho, la fundamental. Yo simpati- zo con esta critica mas radical, aunque me doy cuenta de que éste es un punto controvertido. No me propongo considerar otras teorias del tipo de «tendencia causal». Sospecho que ninguna teoria asi podria evitar dificultades andlogas a las que he sefialado sin perder por completo su pretension de que fuera contada como una teoria de este tipo. Consideraré ahora una idea diferente y, espero, mas prometedora. Si pode- ‘mos elucidar el significado de: ««r significabayyy algo (en una ocasién particular)» y «cx significabayyy que tal y cual (en una ocasién particular)» yde A quiso decirjyy algo mediante x (en una ocasién particular)» y A quiso decityyy mediante x que tal y cual (en una ocasién particu- lar)», podriamos esperar razonablemente que esto nos ayudara con «ec significayy (intemporal) algo (que tal y cual)», «A quiere deciryy (intemporal) algo mediante x (que tal y cual)», y con la explicacién de «significa lo mismo que», «comprende», «impli- ca», etc. Hagdmonos la cuenta, por el momento, de que tenemos que tratar s6lo con expresiones que podrian ser informativas 0 descriptivas. Una primera tentativa seria sugerir que «cx significabayy algo» seria ver- dadero si quien expres6 x, intentaba inducir una creencia en alguna «audien- cia» y que decir cual fue la creencia seria decir qué es lo que significabayyt. Esto no nos sirve. Podria dejar el pafiuelo de B cerca de la escena de un cri- men para hacerle creer al detective que B es el asesino; pero no querriamos decir que el pafiuelo (0 el que yo lo dejara alli) significabayy algo 0 que yo, al dejarlo, queria deciryy que B cra el asesino. Claramente debemos agre- gar al menos que para que x haya significadoyy algo, no s6lo debc haber sido «emitido» con la intencidn de producir cierta creencia, sino también el hablante debe haber intentado que una «audiencia» reconozca la intencién tras la expresién. Esto, aunque quizé mejor, no es atin muy bueno. Consideremos los siguien- tes casos: (1) Herodes le da aSalomé la cabeza de San Juan Bautista en una ban- deja. 486 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO (2) Alsentir que se desmaya, un nifio le deja ver a su madre lo pilido que est (esperando que saque sus propias conclusiones y lo ayude). (3) Dejo tirada la vajilla que mi hija rompié para que mi esposa la vea. Aqui parece que tenemos casos que, por lo pronto, satisfacen las con- diciones de significadony. Por ejemplo, Herodes queria hacer creer a Salo- mé que San Juan Bautista estaba muerto y sin dudatambién queria que Salo- mé reconociera que él intentaba que ella creyera que San Juan Bautista estaba muerto. Algo similar vale para los otros casos. Sin embargo, no pienso que quisiéramos decir que aqui tenemos casos de sigrificadony. Lo que queremos encontrar es la diferencia entre, por ejemplo, «deli- berada y abiertamente hacer que alguien sepa» y«decirlo» y entre «hacer que alguien piense que» y «decirlo». La salida es posiblemente la siguiente. Compzremos los siguientes dos casos: (1) Le ensefio al Sr. X una fotografia del Sr. Y mostrindose excesiva- mente afectuoso con la Sra. X. (2) Hagoun dibujo del Sr. Ycomportindose de esta manera y se lo mues- tro al Sr. Encuentro que quiero negar que en (1) la fotografia (0 el que yo se la ense- fie al Sr. X) significayy algo; mientras que quiero afirmar que en (2) el dibu- jo (0 el que yo lo pinte y se lo ensefie) significatayy algo (que el Sr. Y se porté con un exceso de afecto) o al menos que yo quise deciryy con él que el Sr. Y se habia portado de manera indebidamerte afectuosa. ,Cual es la diferencia entre losdos casos? De seguro que en el caso (1) el reconocimiento, por parte del Sr. X,de mi intencién de hacerle creer que hay algo entre el Sr. Yy la Sra. Xes (mis 0 menos) irrelevante para que la fotografia produzca este efecto, La fotografia haria al menos que el S:. X sospechara de la Sra. X aun si en lugar de ensefidrsela, la dejara yo en su cuarto por accidente; y yo (quien muestra la fotografia) me daria cuenta de esto. Pero habria una diferencia con respecto al efecto de mi dibujo sobre el Sr. X’si él piensa que quiero informarle (hacerle creer algo) acerca de la Sra. X, y no solo que estoy jugando o tratando de producir una obra de arte. ero parece que ahora nos encontramos con uma nueva dificultad si acep- tamos esta explicacién. Consideremos ahora, por gemplo, el fruncir el cefio. Si frunzo el cefio espontaneamente, en una situacién cotidiana, alguien que me esté viendo puede considerar el fruncimiento como un signo natural de disgusto. Pero si lc frunzo deliberadamente (paracomunicar mi disgusto), auin podria esperarse que un espectador concluya que estoy enojado, con tal que reconozca mi intencién. Puesto que no se esperaria que hubiera una dife- rencia en la reaccién del espectador, sea que él considere mi fruncimiento SIGNIFICADO 487 como espontaneo o intencional, zno deberiamos entonces decir que mi frun- cimiento (deliberado) no significayy nada? Creo que podemos resolver esta dificultad, pues, aunque en general un fruncimiento deliberado puede tener el mismo efecto (por lo que toca a producir una creencia acerca de mi dis- gusto) que un fruncimiento espontaneo, puede esperarse que tenga el mismo efecto solamente con /a condicién de que la audiencia lo tome como intentando comunicar disgusto. Esto es, si quitamos el reconocimiento de la intenci6n, y dejamos las otras circunstancias (incluyendo el reconocimiento de que el fruncir es deliberado), la tendencia del fruncimiento a producir una creencia debe verse como deteriorada o destruida. Posiblemente podemos resumir lo que es necesario para que A quiera decir algo mediante x de la siguiente manera: A debe desear producir una creencia en una audiencia mediante x y debe desear también que su emision sea reconocida como algo que conlleva esa intencién. Pero estas intencio- neg no son independientes. A desea que el reconocimiento cumpla con su papel de producir la creencia, y sino lo hace, algo debe haber resultado mal por lo que respecta a la satisfaccién de los deseos de A. Pienso ademas que el que A desee que el reconocimiento desempefie este papel, implica que asume que hay una posibilidad de que de hecho desempefie este papel, que no considera como una conclusién dada que la creencia se produciré en la audiencia sea que se reconozca o no la intencién que hay tras la emisién. En breve quizas podremos luego decir que «A queria decityy algo median- tex» es aproximadamente equivalente a «4 emitié z con la intencion de pro- ducir una creencia mediante el reconocimiento de esta intencién». (Parece que esto implica una paradoja reflexiva, pero en realided no es asi.) Quizas ahora es tiempo de abandonar la pretensién de que tenemos que tratar \inicamente con estos casos «informativos». Empecemos con algunos ejemplos de imperativos o cuasiimperativos. Un hombre muy avaro esta en mi cuarto y quiero que se vaya, por lo que tiro un billete por la ventana. ;Hay aqui alguna expresin con un significadoyy? No, porque al actuar como lo hice, no intenté que el reconocer mi propésito fuera un medio efectivo para que se fuera. Esto es paralelo al caso de la fotografia. Si, por otro lado, le hubiera sefialado la puerta o le hubiera dado un pequefio empujén, enton- ces bien podria mantenerse que mi comportamiento constituye una emisi6n. significativayy tan s6lo porque intentaria que el reconocimiento de mi inten- cién fuera efectivo para acelerar su partida. Otro par de casos serian (1) un policia detiene a un coche poniéndose en su camino y (2) un policia detie- ne a un coche haciendo una sefial con la mano. ‘O, para volver brevemente a otro tipo de casos, si como examinador sus- pendo a un individuo, bien puedo causarle afliccién o indignacién o humi- Hlacién; y si soy vengativo, puedo intentar lograr este efecto y aun intentar que reconozca mi intencién. Pero no me inclinaria a decir que el que yo lo haya suspendido significabay,y algo. Por otro lado, si doy un corte a alguien en la calle, me siento inclinado a asimilar esto a los casos de significadoyn, 488 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO y me parece que esta inclinacién depende del hecho de que no podria razo- nablemente esperar que esta persona estuviera afligida (indignada o humi- ada) a menos que reconociera mi intencién (de afectarla de esta manera). (Comparese con esto: si me quitaran todo mi salario en la universidad donde trabajo, los acusaria de arruinarme; si me quitaran veinte chelines segura- mente los acusaria de insulto; con algunas cantidades intermedias no sabria realmente qué decir.) Posiblemente ahora podremos hacer las siguientes generalizaciones. (1) «A quiso deciryy algo mediante x» es (aproximadamente) equiva- lente a «A tuvo la intencién de que la emisién de x produjese algun efecto en una audiencia mediante el reconocimiento de su inten- cién»; y podemos agregar que preguntar qué queria decir A es pedir una especificacién del efecto deseado (aunque, por supuesto, puede no ser siempre posible obtener una respuesta directa con una cléusula «que», por ejemplo, «una creencia de que...»). (2) «xsignificaba algo» es (aproximadamente) equivalente a «Alguien quiso deciryy algo mediante »o». Aqu{ otra vez habré casos en los que estono funcione del todo. Me siento inclinado a decir que (con relacién alos seméforos) el cambio a rojo quiso deciryy que el tré- fico tenia que parar; pero seria muy poco natural decir «Alguien (a saber el Municipio) quiso deciryny con el cambio de luz roja que eltrfico tenfa que parary. De cualquier forma, parece que hay algtin tipo de referencia a las intenciones de alguien. (3) «ex significayyy (intemporal) que tal y cual» podria a primera vista igualarse con alguna afirmacién o disyuncién de afirmaciones acer- ca de lo que «la gente» (vagamente) intenta (con puntualizaciones acerca del «reconocimiento») llevar a cabo con x. Diré algo acer- ca de esto. ¢Funcionaria cualquier tipo de efecto deseado 0 podria haber casos en donde un efecto es deseado (con las puntualizaciones requeridas) y aun asi no querriamos hablar de significadoy? Supongamos que descubri a una per- sona constituida de tal manera que, tras decirle que siempre que yo grufiera de una manera especial, deseaba que se ruborizase o que pescase una enfer- medad, cuando quiera que reconocia el gruftido (y con esto mi intencién) se ruborizaba o pescaba la enfermedad. ;Querriamos entonces decir que el gru- ido significabayy algo? No lo creo. Esto apunta al hecho de que para que x tenga un significadoyy, el efecto deseado debe ser algo que en algtin senti- do esté dentro del control de la audiencia, o que en zlgiin sentido de «razon, el reconocimiento de la intencién que hay tras x es para la audiencia una razén yno tnicamente una causa. Pareceria que hay un tipo de equivoco aqui («una raz6n para creer y una raz6n para hacer) pero no creo que esto sea un pro- blema. Pues aun cuando sin duda, desde un punto de vista, las preguntas acer- SIGNIFICADO, 489 ca de las razones para creer son preguntas acerca de la evidencia y asi muy distintas de las preguntas acerca de las razones para hacer, no obstante, reco- nocer la intencién de un emisor al expresar x (una emisién descriptiva), tener una raz6n para creer que tal y cual, es por lo menos muy similar a «tener un motivo para» aceptar tal y cual. Las decisiones «que» parecen contener deci- siones «para» (y es por esto por lo que podemos «rehusar creer» y también estar «obligados a creer»). (El caso de la «obstruccién» necesita un tratamiento un poco diferente, pues uno no puede, en un sentido claro, udecidim» ofen- derse, pero uno puede rehusar ofenderse.) Parece entonces como si el efec- to deseado debiera ser algo que se encuentra bajo el control de la audiencia, oal menos el tipo de cosa que esté bajo su control. Diré algo més antes de considerar algunas objeciones. Pienso que de lo que he dicho acerca de la conexién entre significadoyy y reconocimiento de la intencién se sigue (sdlo en tanto esté en lo correcto) que sdlo aquello que podria Ilamar la intencién primaria de un emisor es pertinente para el significadoyy de una emisién. Pues si emito x, intentando (con la ayuda del reconocimiento de esta intencién) producir un efecto Ey deseo que este efec- to E lleve a un nuevo efecto F entonces en tanto se piense que la ocurren- cia de F depende solamente de E, de ninguna manera puedo considerar a F como dependiente del reconocimiento de mi intencién de producir E. Esto es, si (por ejemplo) deseo que un hombre haga algo dindole cierta infor- macién, no puede verse como pertinente para el significadoyy; de mi emi- sién describir lo que intento que haga. Puede plantearse ahora una pregunta acerca de mi uso bastante libre de palabras como «intenciém» y «reconocimiento». Niego tener la intencién de poblar toda nuestra vida verbal con ejércitos de complicados sucesos psi- col6gicos. No pretendo resolver ningin enigma filos6fico sobre las inten- ciones, pero quiero argiiir brevemente que no surge ninguna dificultad espe- cial a partir de mi uso de la palabra «intencién» en relacién con el significado. Primero, habra casos en los cuales una emisién esté acompa- fiada o precedida de un «plan» consciente o de una formulacién explicita de intencién (por ejemplo, declaro cémo voy a usar x, 0 me pregunto como «comunicar algo»). La presencia de un «plan» asi de explicito obviamente pesa mucho en favor de que la intencién (significado) del emisor sea como «se planed»; aunque pienso que esto no es conclusivo; por ejemplo, un hablan- te que ha declarado la intencién de usar una expresién familiar de una mane- ra no familiar puede caer en el uso familiar. Algo similar sucede en casos : si preguntamos por la intencién de un agente, una expre- sién previa pesa mucho; sin embargo, un hombre podria planear tirar una cartaa la basura y aun asi Ilevarla al correo; al levantar su mano podria «vol- ver en si» y decir 0 bien «No deseaba hacer esto» o «supongo que tenia que estar intentando poner: Las intenciones lingiiisticas (0 cuasilingiiisticas) explicitamente formuladas son sin duda raras. En su ausencia pareceria que nos apoyamos en tipos de 490 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO criterios bastante similares a como lo hacemos en el caso de intenciones no lingiifsticas en donde hay un uso general. A un emisor se le toma como inten- tando comunicar lo que normalmente se comunica (0 lo que se intenta nor- malmente comunicar) y necesitamos una buena razén (por ejemplo, nunca aprendié el uso general o se olvidé de él), para aceptar que un uso particu- lar diverge del uso general. Algo similar sucede en casos no lingiiisticos: se supone que deseamos las consecuencias normales de nuestras acciones. Asimismo, en los casos en los que hay duda, por ejemplo, de cual de dos ‘© ms cosas intenta comunicar un emisor, tendemos a referirnos al contex- to (lingiiistico o de otro tipo) de la expresién y preguntar cual de las alter- nativas seria relevante para otras cosas que éi esti diciendo o haciendo; o en una situacién particular, qué intencién se adecuaria con algiin propésito que él obviamente tiene (por ejemplo, un hombre que pide una «bomba» en un incendio no querria una bomba de bicicleta). Los paralelos no lingiifsti- cos son obvios: el contexto es un criterio para resolver la cuestién de por qué un hombre que acaba de poner un cigarrillo en su boca, pone su mano en el bolsillo; la relevancia respecto de una finalidad obvia es un criterio para precisar por qué un hombre huye de un toro. En ciertos casos lingiiisticos le preguntamos posteriormente al emisor acerca de su intencién, y en algunos de estos casos (los mas dificiles, como cuando a un filésofo se le pide que explique el significado de un pasaje poco claro en alguno de sus trabajos), la respuesta no se basa en lo que recuerda, sino que mas bien es como una decisién acerca de cémo debe tomarse lo que dijo. No puedo encontrar un paralelo no lingiiistico aqui; pero el caso es tan especial que parece no aportar una diferencia vital. Todo esto es muy obvio; pero seguramente mostrar que los criterios para juzgar intenciones lingiifsticas son muy similares a los criterios para juzgar intenciones no lingiiisticas es mostrar que las intenciones lingiiisticas son muy similares a intenciones no lingiiisticas.

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