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None A) Honaiés swreruon Alfonso Reyes // Tentativas y oriestaciones // México: Faia. TH Noowe Mado /7 95h. B94 pan nde. 1) Tdkeacionesbibligriices y otras, e8 nots al fin dow reps » Toe emayeno dares A\foase Beyer. Ulbima Tole, Textihvay “yerentseren er, Me bray ta) loger Mérivo: FOE, 1960 CLelos Memcenas. | } Ole Conpletss de Alfonse Reyes XI). | I. DISCURSO POR VIRGILIO * Tu duce, t signore, ta maestro 1 fs pnovio de Tas ideas fecundas crecer solas, ir més allé de Ie intencién del que las concibe, y aleanzar a veces desarro- llos inesperados. La verdadera ereacién consiste en esto: la crjatura se arranca de su creador y empioza a vivir por fuenta propia. Los poetas lo saben Bien, ellos que trabsjan 4 poema como quien va eortando las emarras de un bareo, hasta que Ia obra, suficiente ya, se desprende, y desde la orilla Ja vemos alejarso y correr las sirtes a su modo, Refle xionendo, pues, sobre el Acuerdo que encarga eelehrar en ‘México solemnemente el segundo milenario de Virgilio, no temo, por mi cuenta y riesgo, afiadir propésitos al propdsito del Presidente: no temo, al traer mi testimonio personal, sa- tar un poco de cauce la euestién o toreerla tun poco segin nmi manera de ver. Todos fuimos Tamados a construir esta tocze del homenaje, y Ia torre habré de ir subiendo con las Piedras que cada uno acarree, A menos que, sin peteatarme, ro haga yo més que recorrer descriptivamente el terreno de anlemano acolado, pues en verdad encuentzo diffeil sharcar mis de-lo que abarcan estas simples proposiciones: “En el corriente afio se conmemora el segundo milenario del poeta Virgilio, gloria de la latinidad, y México, mantenedor cone tante del espirita Iatino, no debe permanccer indiferente.” No quede, pues, lugar # duda. Se trata de un acto de lati- nidad. Se trata de una afirmacién consciente, precisa y autorizada, cobre el sentido que debe regir nuestra alta por 1 sobre nuestra adhesién decisiva a determinadas for ‘mas de civilizaciéa, a determinada jerarquia de los valores Mowers, Congo Lterrio do A. Ress, Rio de Jeni 1,198, LES UG de Wa contain como pence oe Bale endo senting de Le Sh * 187 ‘morales, a determinada manera de interpreta Ia vida y Ia muerte 2 Curioso que Ja oportuna excitacién eaiga en un mundo uni. versitario que comenzaba ya a “perder sus Iatines”. El Po. sitivismo reinante en nuestras escuelas fue, a sabiendas 0 no, descastando en ellas toda planta de Humanidades, Y, Jos estudiantes de mi tiempo no sprendimos latin. Habis que eonformarze con los latinajos del Seminario, y esto pera los contadisimos hombres a la vista que pasaron por Semin: ios, como lamamos en México a los colegios regentados por sacerdotes. Los que teguimos el eamino real del liberalisimo ‘mexicano —y somos inmensa mayoria entre la gente univer. sitaria— pasibamos de una en otra escuela laica sin tropesar nnunea con el latin, que ciertamente nos parecia antigualla de iglesia. Y aun daba pena, en la Escuela de Ahogados, en- contrar, a guisa de limosna, une miseria de Derecho Romano que, ya en mi tiempo, el emérito maestro Exuia Lit ensefiaba como quiera 2 los pecos que voluntariamente coneurrian al curso, sin fe, sin latin y easi sin Derecho Romano. —gDe dénde exes, pelén? —De Puebla, maestro, —Par-esbika: son seis Tetras. A ver: abre el libro en la éigina seis y Iéeme lo primero que encuentres. 'Y el muchacho, como podta, lefa dos o tres frases latinas que para él estaban en copto. En cambio, los viejos, los de antes... He aqut un frag- mento de cieria carta del filGlogo espaliel América Castro (Madrid, enero de 1980): “Pasé noches en casa de Garcia Pimentel, rodeado de incunables. Los contertulios sabfan to dos latin. Discutimos sentidos en la poesia virgiliane. Para ciertas dudas, comparecfa Luis Vives en sus comentarios. Aquello parects el ambiente del ensayo de Montaigne: Sur ddes vers de Virgile. Las erratas latinas de mi obra sobre Car- ‘antes, me fueron amablemente sefaladas en México, en caya Universidad nadie se ocupa del latin.” 158 3 Pero zquién ha dicho que el espirita de Ia gran poesia queda limitado a los contornos de una sola lengua? gQuién ha di cho, sobre todo, que una gran civilizcién no puede volearse ‘como el agua mista en vasijas diferentes? No sélo nosotros setae la tna It trv de pai eienia je nadie nicga. Sino que los mismos pensadores britinicos ‘Mdlos que ven el paisaje desde la otra erilla de lenguas 7 de razas— no dudan a veoes en reconeeer que, en los cimien- tos de su formacién nacional, las piedras fundamentales han enido de Roma. El concepto de la civilizacién latina es socio esc, No slo sala barra de sliin, puesto ie tan latinas son las ruinas del Faro pagano como la oft pula catlicn de San Pedro. Porquc toda civiizacion adelan ta modifiedndose, y las aguas que entran al mar no son ya las mismas que habian bajado con los deshiclos de les cxm- bres, {Y todas son el mismo rio! Acrecido al paso con afluen- tes, batido con otres sales del suelo, alterado con otros regi- rene de elimas y Iuvias, pero siempre —en el saldo de su Corriente y las erosiones que traza por Ia tierra— el mis- 4 Gran tazea para el edueador de mafians que, abendonando Fesueltamente influencias exéticas y que nunca se aclimats- ron muy bien en México; desoyendo toda esa pedagogia ba- ala que hace cirujanos por correspondencia; salvando todo cl caudal de eiencia que la gran reforma de Gabino Barreda trajo para siempre a nuestra cultura, reseate también los olvi dados tesores de una tradicién eon ia que se andan perdien- do algunas de las mas preciosas especies del slma mexicana! Volver a lo propio, a lo castizo. {Hacer nuestro y derramar 4 todos ese secroto de humanidades que de tiempo atris se iene vefugiando entre Ins clases derrotadas de Ia polit 2Cuénios son los universitarios de México que conocen la historia de los esfuerzos cientificos mexicanos, puesto que decir “a eiencia mexicana” seria una paradoja? 2Cudntos Jos que estin al tanto del gran desarrollo de los estudios Ia- tines en México, que Ia expulsin de los jesuitas en Tos dias 159 dle Carlos TIL, vino eortar? :Dénde se estudia, en Méxio, Ja historia dz la cultura mexicana?” ZQué médico —alvo por aficién personal de sutodidacto— conoce los tants y ffanes de la medicina mexicana, © ha ingurido en etrso es pecial les secrets de la farmacopea indigens, que 1 veces hos vienen a ensefiar los extrafon, como acoitece para el peyote? Qué nos dicen, por ejemplo, ox nombres de Cris tobal de Ojeda, Cristobal Ménden, Pedro Lape méios de Ja Nuove Fspaia a fines del siglo xvt, 0 el de Fray Lucas de Almodovar, que tenfa don de curar'y « cuya muerte dice Mendieta que'se vieron scales?” Qué ingeniero de mines ss eo nen con tert eclar conrad es tecedentes de nuestra mineria y nuestra quimica? 2Qué abu. gado nuestro se ha visto en la necesidad de saber quién fue Mariano Otero y de dénde sacé Ia idea del juiio de amparo? No digo que todo esto se ignore: afirmo que no se cultive como abligacién general, como parte del saber univesiato. Sélo’ los manidtios de erudicion conocen los eapftulos de Teazhaleeta sobre los oxfgenes de nuestras cienciase indus. trias. Andamos ya bien, en principio al menon, de escuelas rurale, rudimentales, populares y de oficos primosy pero {alta fortaleoer el nicleo, cl corazon mismo de la ensehanza, que es el que he de lavzar su sangre a los extremos del cuerpo. Y decir que todo esto no importa al pucblo es tan puesil como querer otra vez que la ciencia sea privilegio de una asta sacerdotal; como esperar que el pueblo aprenda sin te her macstos que lo enschen; como pretender que el pico abandone las urgencias vitales para iaventar por su cuenta Ja cultura; como sofar que las grandes orientaciones nao rales hayan de caer solas sobre la muchedumbre, desde las lturas de no 96 qué fabuloo Sina sin Ia obra de investiga: dores que consagren a buscarlas ya interrogarlas sus est. dios, ss vgilias, am vida toda, 5 Quiero ol latin para las izquicrdas, porque no veo la ven- taja de dejar caer conquistas ya alcanzadas. Y quiero las 160 Humanidades como el vebfulo natural para todo To autéeto to. Lo autéetono de que también nos alejaba, y también Sin darso cuenta, la escuela de mi tiempo— puede entenderse tn dos sets A veces aguello fuerza inatintva, tn eve Genie que defenderla con sofismas es perjudicarla, y querer Spoyaria en planes premeditados es privarla de su mejor vit {tds Ia espontaneidad. El que dice’ “voy a ser instintvo” fo puede serlo ya. Ei que dice: “voy a hacer arte subeons” tiente™,estd perdido y no sabe lo que esté hablanda. A tal punto cs espoulinea y hasta inevitable eta originalidad de Ib autéctono, que muchas veces opera en contra de los pro- pisos consclentes del artista. Los Moderistas america {> abrieron a las influeneias del Simbolismo francés, y sin ebargo, ¥, muchas veoes sin quererlo ellos mismos, prod: jeron una obra original y peculiarisima, enovando —-a vuel- tas de algunos inovitables erzores— las riguezas de nuestra sensibilidad y de nuestro lenguaje potico. Lo autéctono, en otto sentido més cancreto y més cons: cicntemente aprehensible es en nuestra América, un enorine Sacimiento de materia prima, de objtes, formas, colores y Zonides, ue necesitan ser incorporados y disueltos en el lui do de wna culture, a la que corauniquen su condimsento de sbigarrada y gustosaespecieria. Y hasta hoy las Gnieas aguas aque nos han baad son —derivadas y matizadas de eepafol hasta donde quiera la historia— las aguas latinas, No ten ‘mos una representacién moral del mundo precortesiano, sino ‘élo una vision fragmentora, sin més valor que el que ins piren Ia curosidad, a arqueclogfe: un pasado sbsoluto. Ne die se encuentra ya dispuesto a sacrfiear corazones humean tes en el ara de divinidades feroces, unténdose los cahellos de sangre y danzando al son de leios huecos. Y mientras es las prdcticas no nos sean aceplas —ni la iaterpretacién de Ja vida que ellas suponen— no debemos engafienos ms ni perturbar ala gente can charlatanerias perniiosas: el esti lu mexicano esté en el color que el agua latina, tal como ella ead ya hasta nosotros, adguisi6 aqut, en muestra ease, al corer durante tres siglos lamiendo les avillas rojas de mies tro suelo. En cuanto a decir, eon algunos, que el preocupatse del 161 Jatin es poner a declinar durante afios & los chicos del eampo quienes por ahora sélo nevesitan arado, alfabeto y jabon— seria una hueda caricatura, un desconocimiento completo de In jesarquizacién de estudios que exige toda educacién nacio- nal, y de la flexibilidad que necesita todo sistema aplicable « tun puoblo heterogéneo; una cabal ignorancia de las transfor- faciones que el tiempo opera sabre los niveles eultarales en un pais sometido a un régimen acertado. Tal actited con ducisia, en euma, decretar Ia abolicién total del saber hu. ‘mano, por mal entendida piedad para los analfabetor que fantes y aliora han abundado en la tierra. Funesta confust leria ridicula todo ello. Consiste nuestro ideal pol. tio en igualar hacia arziha, no hacia abajo. 6 Estamos en una Iejna ila del Pacifico, oilla donde ean de acriba los nfwfragos de Ta vida europes, los taficntes tventurero, los desesperados de la civiliacion,cambidndose sus malades ¥contagiindose enfermedades y vcios. El ca. Jor sube «tal extrem, que cuando hay wn leve cescenso los hombres trtan en temperatiras que resultanedlfdas pare Ta vida europea, y la natoraless misma se equivoca haciendo ‘qe le bebidas entuchie en Tas hotell. Junto al mar hay {in vagabundo que ha vuelto lee expeldes a at nombre, vo {tando de fracaso en fraeso, Tiene en las manos en peta ‘clamen, y parsce lee sn hacer easo del desamparo gus por todas paves lo vodea. El vagabundo lee Virgilio ‘Mis de una vex, el Virgilio, que no era posible trocer por tana comida, lo habia consolado del Rembee. Lo repaseha tendo a To largo y_con al cinturén bien epretado, eno Sudo de ln antigns jrision que le hacia de refugioy buccando ‘nel libro pansjen predilectos o deseubriando pueves encantos {rue silo le poreson menor bellos porque ler faiaba fo consa- actin del recuerdo. 0 ae detenia en sus vagabndeos ingen. bles por el campo, oe cesta junto a wna senda mirendoy al stro Tato dst mar, las montalus de. Bimeo, y Toego abr I Enea al azar, fnseando soertex Y si el oraoulo, como ex cestunbre de lee oriulos, expondia com palabras nf muy pre- ‘lane may lentadoras, el menos sugerfan un trope de 7 162 lanes do Inglaterra en Ja mente del desterrado: le balliciosa {nls del colegio y el porenne rumor de Londres, Ia chimenes Fimiliae, la eabeza blanca de su padre. Que ee el sino do esos trindes,sobrios autores clésicos con los que entablamos for indo y a veces penoso conocimiento en las ulas,diuie en tea sangre y ponetrar en la sustaela misma de le memo 'Y asf acomtéce que une fraso de Virgilio no nos hable ‘de Augusto como de eincones de Te tera de a propia jurentad ys irevocablemente Louls Stevenson, La reieca.) {anto de Man 7 De propésito escogt este amable clésico del Episodio, esco és por afiadidura y no latino de origen, para que mis mas sean mas legales. Es toda la imagen de un Robinson moral que reconstruye su edificio de emociones partiendo del verso virgiliano, Otra ver los sentimientos que zozabraban, vvan entrando a su eirculo. La armonia se recompone, y el ‘orbe latino devuelve al hombre su lugar en medio del. ya apaciguado concierto de la naturaleza y, en el corazin so. Dreagitado del hombre, devuelve a la voluntad racional st antiguo tron0. Pero tal parece que el milagro fuers imputable al solo ‘ealor de las asociaciones juveniles, y que igual prodigio pue- den obrar otros versos u otros libros euyo trato ande, en la memoria, trabado con Ios recuerdos del hogar y Ia infencia. ‘Yes claro que asf tiene que ser. Y, sin embsrgo, nunca po-

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