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EL. PORTUNOL EN LA POESIA Las veces que tengo que discursar en portugués suelo comenzar disculpandome por el hecho de proce- der a una destruccién simulténea de dos lenguas. Ese destruccién a que procede el portufiol nos es familiar por lo temida, ya que constituye el horror de los prof sores de espafiol como una interferencia o ruido. Ese cardcter de error, atribuido por principio al porturol desde el pulido y fijo esplandor de las lenguas consti- tuidas, le es constitutivo a la jerga, condenada a una difusin marginal. Marginalidad en cuanto a su status académico (no he podido encontrar trabajos especifi- cos sobre el porturiol, aunque sé de dos tesis de maes- trado en curso en el area de linglistica) y tam cuanto a sus usuarios: el portufol, arriesgo sugerir, no parece proceder s6lo del flujo migratorio espafiol que se vierte sobre el Brasil (en el curso del amplio movi- miento de desterritorializacion de las masas euro- peas}, sino resultar también de un incesante flujo de poblaciones entre el Brasil y los paises de lenaua cas- tellana circundantes. Una parte de esta poblacién es- 14 formada por un ejército ndmade, una masa de lim- penes que se desplazan de un lado a otro de la fronte- ra, Si pensamos en la presencia de palabras comunes tanto en el lunfardo rioplatense como en la giria brasi- lea (mina, bacans cana y muchas otras), pode- ‘mos relacionar ese uso compartido de un lengueje ori- ginariamente rio con los viajes de los limpe- nes. El personaje del «argentino» suele frecuentar la l- ieratura delincuencial, como en el caso de Boca de Li- x0, de Hirohito Moraes Joanides. No creo dificil en- Ccontrar ejemplos del lado transplatino. El reciente exilio masivo de uruguayos, argentinos y chilenos en el Brasil, consecuencia de las brutalida- des dictatoriales, ha contribuido para reactualizar al Waite Malrghec portufiol, tornéndolo también una suerte de lengua franca universitaria o intelectual. La invasién afecta también a los hablentes porte- flos, que ya se saludan entre si con un «todo bien», «curten y «transann. También la palabra careta de la gira local se ha transferido al slang de los muchachos del «circo» (los «malucose). Ella nos es itil para pen- ser el propio portufiol: travesura del idioma frente a la careticie de las lenguas oficiales. Infelizmente no es- toy en condiciones de levantar una arqueologia y una historia del portufiol {trabajo que queda por hacer). Mi reflexién sobre el portufial no partiré de una posicion ientfica 0 profesoral, sino de una posicién de usuario de la jerga. Mi experiencia con ese uso abarce una préctica muy especial, que es la escritura poética. Une reflexion sobre esa lengua desde ella misma podré ser ‘en dltima instancia poética. En esa instancia poétice el portufial no valdré apenas como error o interferenci sino que su uso comportaré un sentido pleno, positive. Ye que si podemos acusar de error al hablante, no se- rétan desacreditador acusar de errar al poeta El lugar desde donde habla el poeta se muestra ex- cesivamente movedizo ¢ inestable (casi tanto como el ‘ocupado por el portufiol en el habla, que es una dimen- sin del idiolecto particularmente imprevisible, emole- cular: los «errores» que cada hablante puede come- ter al pasar del espafil al portugués o viceversa son casi innumerables|. Para atenuar esa sensacién de precariedad, de improvisacién, los poetas llaman en su auxilio 8 otros poetas (de la misma manera que los usuarios de portufiol solemos hablarlo entre nosotros sin miedo @ que se nos escape... En este caso, pretenderé dar cuenta de ciertos usos poéticos del portufiol en tres textos escogidos i £ 2 antes por familiaridad que como fruto de une pesquisa sistematica. Son ello Serafin Ponte Grande, de Os- xxias, de Haroldo de Campos y Capitulo Decapitado, de Hector Olea. Después, mos- ‘raré un ejemplo de mi propio uso poético del portufol, 1. Oswald de Andrade Serafin Ponte Grande consiente ser considerada como una novela poética. Me valdré de esa licencia poética para referirme a un parrafo, situado al final del libro, en la seccién «Os antropofagos», donde Oswald de Andrade «reproduce» el habla de un «encanecido secretario» argentino: —Uma vez puso dos ingleses nocaute en le calhel Pasavam e mi daban encontrones toda- vial Yo me fui arrabiando e exclamé: —Anima- les! Hijos de puétal Se volvieron luego diez ou dce! Mas antes de fechar el tiempo, dé al pri- meiro uno swing en ta nariz, al segundo un chochet en la padaria. Fuemos todos parar en el pau. Se rei de mi muque el jefe de polzia! Eme invité para instrutor de box de su famijal (p. 262) De este texto en el mas puro portufiol, destaquemos un insulto: eHijos de puétaln, Suena a «hijos de putan, pero también puede querer decir whijos de poeta». Hay una utilizacién especifica del portufiol para otorgarle una doble significacién, una tensién ambigua a un enunciado que de otro modo no lo tendria También es curioso pensar la expresién «fechar el tiempo», donde también se introduce, gracias al portu- fiol, una ambigdedad constitutiva: puede ser tanto «ce- rrar» como «datar» el tiempo conforme se lea desde tuna u otra lengua. 2. Haroldo de Campos El segundo caso es el de los textos reunidos en Ga- Jaxias de Haroldo de Campos, que se presenta explici- tamente como poético. En las estaciones de sus gal xias —enmarafiados parrafos sin signos de puntue- cién que abarcan toda una pagina— Haroldo de Cam- pos practica la intertextualidad (legado de Sousandra- de comin a las vanguardias cosmopolitas estudiadas por Jorge Schwartz) uinterfiriendo» (o infiltrando) al portugues con jirones de otras lenguas: sobre todo ita- liano (como en «Amorinin, un poema sexual) y espanol, pero también francés, inglés y alemén. Mostraré dos ejemplos de uso poético del portufol (hay otros): 8. El texto fechado el 19/11/63 y situado borrosamente en Granada, comienza en espafil: reze calla y trabaja em um muro de granada y calla y re calla y trabaja y reza en granada um muro da casa del chapiz ringin helgazén ganaré el cielo olhando para baixo um muro interno la educacién es obre de todos ave maria en granada mirad en su granada e aquel del chapiz deserta nenhum arabista para os a ‘uma mulher cuidando de uma crianga por trés de uma porta baixa y reza yitvabaija y calla néo sabia de nada y trabaja nfo podia informar sobre nada y reza e depois a plazuela san nicolds branco do bbranco do bbranco y calla no branco no branco no branco @ cal um enxame de branco Oo tranco um enxame de cal pedras redondas do ccalgamento e o arco branco ontendo 0 branco a cal calla e 0 branco trabalha um muro de alvura al cortica de papel que envolve o coragao carnado de granada onde um vulcao sentados sobre explode e por isso calla y por eso trabeja y or eso Haroldo de Campos procede engarzando palabras © restos de frases en espafiol y portugués en un flujo casi indiferenciado. Consigue que esas palabras ha- gan parejas fénicas entre si: «a cal calla ¢ o branco trabalha». b, Otro texto—fechadio el 24/7/64—, donde se mezclan Malaga, Cérdoba y Granada, también comienza en es- pafiol: mire usted que buena suerte le plantaron la mesquite delante de la bodega calamares Y pasa al portugués: @ um vinho mélaga lingua liquefeita em topazio Mas adelante: 5 @ se voc’ tivesse ‘apanhado laranjas no patio de los naranjos entrando pela puerta del perdén Nétese cémo las transiciones de una lengua @ la otra son sibitas e indiscernibles: se habla simulténea- mente en portugués y espafal En el mismo texto se retoma el tema del arabista del primer fragmento: usted yo soy el Gnico arabista de cérdoba y por cincuenta pesetas num café na plaza de josé antonio mas para que arabistas se s80 linguas de ouro para o luxo do olho... Retengamos de paso esa imagen que condensa la poética de Haroldo de Campos: «linguas de ouro para luxc do olho». 3. Héctor Olea Pero, incluso en esos ejemplos, el espafil y el por- tugués contindan distinguiéndose. Un uso especifico del portufol como «doble sentido» —es decir, apela do a palabras que tienen significaciones diversas o re- sonancias cercanas en ambas lenguas— lo encontra~ mos en algunos trechos de Capitulo Decapitado, libro experimental» de Héctor Olea. El poema se llama «Un ‘coup didéesn y versa sobre un wjogo de bizios»: Adel tinha langado os bazios para mim. Y me tiré los caracoles en una ceremor creta, a oscuras, con Lenore, en su cuarto. Olza define la ceremonia como «una versién vudt- afro-cubana-brasilefia de un ritual drfico», y se pre- gunte: Qué dicen los caracoles, vigio y noble Baré? —pregunté la blanca inguietud de todo lo que lo vestia. E os bizios dizem mais... BUZO ‘ que trabaja sumergido en el agu A diferencia de Haroldo de Campos, que escribe adesde» el portugués, Héctor Olea es mexicano y es- cribe «desde» el espafiol. Lo que me interesa retener del poema es la tensién «biizios/BUZO», donde se de- vela una suerte de pensamiento poético en portufiol, ye que una palabra en una lengua se asocia inmedia- tamente a otra palabra de la otra lengua. El hallazgo de Olea puede develar cierto «pensa- miento bilingle», en que ambas lenguas se nos mez~ clan a pesar de los esfuerzos que hagamos para evi- i pe tarlo. Algunos postas han preferido desistir de ese control y explicitar esa duplicidad lingiistica, 4. Acreditando en Tancredo Para dar un ejemplo de cémo trabajo yo con el por- tufiol, me tomaré la licencia poética de leer un poema, titulado: «Acreditando en Tancredo», que empieza siendo gauchesco y luego se barroquiza, pasando por Conatos roménticos y terminando en una suerte de es- critura de graffitti. A esta mezcle la tornan pertinente razones extratextuales, ya que sabemos que Tancredo reine todos los estos. Obviamente, «acreditando» es- ‘4 usado en Ia acepcion portuguesa (creer) y también en le castellana (acreditar en la cuenta). Los sentidos de «tan-credo» se veran mejor a través de la lectura ‘ACREDITANDO EN TANCREDO Elque en le cuenta acredita del candidato amigable descubre, cuando ya es tarde, que se le ha ido la guita Y que lo que le debian ya no lo puede cobrar, ni siquiera protestar Porque todo lo he pasado Acreditando en Tancredo. Ya no hay guerra: todo es paz El matrero y el falaz se juntan con el sotret para arrancarle al atleta de la inclinada nacién el sacriticio la teta —mas después del papelén si se jodié no fue al pedo 2orque todo le ha pasado Acreditando en Tancredo. ‘Ala gran conciliacién aman las huestes torcidas; no todo es lucro en la vid se regocija el patrén al hacer Ia usurpacion fe rebanarie una oreja él obrero que se deja coger, con satisfaccion ‘Sn emitir una queja pueden cogerio sin miedo ‘que él mismo se io ha buscado Acreditando en Tancredo. Hay que ser muy respetuoso 8 ena calle te patean, es mejor hacerse el oso yno entrar en la pelea, ues puede aquél que te ataca estar cumpliendo un anhelo yno es por tomarte el pelo Fipor romperte la caja, pero ése que te la encaja ‘esté currando una alianza ue le reliena la penza Yi ajusta justo el! dado lajoya que has empefiado Acreditando en Tancredo. {Vos misma lo quisistel Te lo die. Acitaban las borias el rudo carme: Y como a vos se te rajaba un dje lomejor que podias hacer era darle pronto el si Los obreros de la molinera se arremolinan en el ruedo dela molienda que les orea el pelo entrecasto de canes, * Por mas que chongos los afanes, son irremisiblemente viejas Yvan arqueéndose en los toboganes aque su decadencia las condens: han preferido dejar de pensar Y entregérselo todo al que se muestra rondo el labio, irregular la testa ‘aunque excepcional en la molienda de los trastos aunados en el camari Iujo de rajes o de robes, hurtas de la cachila transpapelar el regodeo de un chorreante o huera, que te pincha en el punto del ojo donde veias pasar a los billetes uncidos 2 las pistolas y @ los dies. spine, Ti misma lo dijiste, estaba escrito ‘que hurtaria nuestros alambres con la habilc abanico, portugués, inflado acaso de un aire de escorial, mad Votan votan los muertos ynadie les pisa el ruedo ‘pues los han resucitado Acreditando en Tancredo. 1d de un Fantasmas, paraisos escolares, muermas sillas de paja fn ol batracio de una idea, turbo camandular, fils de laja, ‘empufias el alabastro rafdo de un indeciso cetro, ‘te meneas como sila tuvieras entre las piermas pera la tienes en la cabeza, fija, como una calesita de ula Unién», Union Bar, entre tangos marrones de dulce de leche dcido ‘como el esperma de un guerrero, remoto y falaz, de une carrofia de barquilos donde el barquero se extravia y nunca emerge atravesado en sus anzuelos carcomidos de lose, ue le pesa, en la cabeza del conciliador, en el temblor de sus infantiles manecillas, bizco el cued invoca al cuco de la boisa, al ger fen el esqueleto de batén, La pitia, si era nevada, tentonces se la achacaban al meloso atardecer, ala farofa cristalina {que se pasaba en cuencas, estanques de verdura donde toda la fuerza se perdia apenas servia aparecer airosa en el borde del mangle, pues la cara se le refucilaba de caireles disimulando las heridas perlas, en el fulgor del sufrimiento, ficto, ‘y no nos hemos perdido en el enredo porque ya lo empezamos complicado Acreditando en Tancredo. Como una calesita, como un furcio que al guifo de sus liendres espejes, en a delicadeza de su verga hasta hacersefinila como un hilo ‘que nos drapee, una telarafia e pagades: La Deuda Es Infnital Yel pecado corréenos con la devocién de una Y aunque nos maquilemos las pest ‘no podemos evitar que el ojo se fije en lo que vo, {ue prometid pero violo fugaz fugarla pera del arc yo podia omitise esa verdad: ta fuge en una calesita de morrongos, maullescos que descartaban el auido, discerniendo la preparacion de une armadila que recoja al trotoiry lo haga Hil, mortaja ita tras el otoio amar Pero te tiene que importar un bledo porque el sald del sueldo se he invertido ‘Acrecitando en Tancredo. Lucro feroz del labo relegado, el relampagueo de las lenguas de los hambrientos fervorosos ase la pira del miserable en ta hela {ria, del minero. LaPlata ‘Se La Han Llevado Enteral Sélo nos queda en la heladera el sonido de un dulce de late, smpagueo imaginario que tengloba nuestra gula, grumo grupal: eltrote de las calesas dilapidando el chorrido de las cascadas ue estaben al (...)y al enano sofocando las estaciones bajo una manta de azulejos, 8 por eso que estén tan quedo, es el estado que has logrado Acreditando en Tancredo, Baja los ojos la mujer celoss, elcal para que se habituase a lo que viene, ni le podia rebanar el per ‘ues 6! mismo se lo habia vendido 2 un soldado por unas latas, era un verdugo castro, casto, aro: cuando se infiaba el bélano de pla pero or a cubria el estofad: lo habian amputado ‘no podia lucrlo ahora como una faja, més que una estopa, mera caja de coscorrones ilegales, que habian acabado or gustarnos, 8 por contar lo q ganamos Acreditando en Tancredo. S. Paulo, 6/11/84 5. Final Sélo una cosa para terminar: ernpecé esta charla desde el lugar del poeta, resbaladizo y sospechoso por antonomasia. Ese lugar.suele ser confundido con el de {a jaculatoria (no la eyaculacién), la retorica huera o el delirio que sirve de festén para un orden que no pasa Por lo poético. De ahi que el escritor argentino Osval- do Lamborghini lamara, en una entrevista, a «sacar al Poeta del lugar del boludo». Que lo consigamos o no, No desmiente las posibilidades poéticas del portufiol Al final —podriamos decir, parafraseando a Nacha Guevara: sla lengua no tiene nada que ver Cuando uno es boludo, es boludow S. Paulo diciembre de 1984 —NESTOR PERLONGHER Eibliografia - Oswald de Andrade: Serafim Ponto Grande, in Obras Completes - 2 Civ. Brasilia, Ru, 1975. Haroldo de Campos, Galaxias, Ex Libris, SP 1984, Hictor Oleg, Capitulo Decapitado, Ed del Autor, SP. 1981. {Texto presentado en el Encuentro de Protesres de Espafol del Estado de Séo Paul, USP, 6/12/84) re

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