You are on page 1of 22
C. WRIGHT MILLS LA IMAGINACION SOCIOLOGICA Prologo de Gino Germant Epilogo de Topo Grruw Be FONDO DE CULTURA ECONOMICA MExIco I. LA PROMESA Hoy Ex pia los hombres advicrten con frecuencia que sus vidas privadas son una serie de alagazas. Se dan cuenta de que en sus ‘mundos cotidianos no pueden vencer sus dificultades, y en eso mu- chas veces tienen toda la razén: To que los hombres corrientes saben’ directamente y lo que tratan de hacer est limitado por las érbitas privadas en que viven; sus visiones y sus facultades se Himitan al ha- Gidietsccuase del taba de b Gana de veeindad oh otros medios, se mueven por sustitucién y son espectadores. Y cuanto mas cuenta se dan, aunque sea vagamente, de las ambiciones y de Tesamenazas que Hascienden de su ambiente inmediato, mis atra- padas-panccea sentisse Bac dehaa de-cst-seusacion de-estay atuanados se-encuentran cambios aparentemente impersonales de Ja estructura misma dc so- ciedades de dimensiones continentales. Los hechos de la historia contempordnea son también hechos relativos al triunfo y al fracaso ales. Cuando una sociedad se indus- trializa, el campesino se convierte en un trabajador, y el sefior feu Cisando has clases suben o bajan, un hombre tiene trabajo o no To ticne; indo 1a proporcién de las inversiones aumenta 0 disminuye, wn hombre toma nuevos alientos o se arruina. Cuando sobreviencn Se ‘esun oficinista en un experto en radar, las muicres viven salas y os nifios coca sin_padre. Nila vida de un individuo mi la his- toria de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas. Pero los hombres, habitualmente, no definen las inquietudes ‘que sufren en relacidn con los cambios histéricos y las. contradic- ciones institucionales, Por lo comtin, no imputan el bienestar de que gozan a los grandes vaivenes de Ia sociedad en que viven. Rara vvez conscientes de la intrincada conexién entre cl tipo de sus pro- pis vidas y el cso de a sori del mundo, los hombres comien- tes suelen ignorar lo que esa conexién significa para de Hashes 1 unos yas omepbtbanie pyar Iosloee de ponte hhistérica en que pueden tener parte. No poseen la cualidad men- tal esencial pe e y 1a sociedad, de, i No pueden jemas personales en formas que es perm Se ee SaaS ae ae las transformaciones estnicturales_que suclor estar dettis de ells. 2B Fy LA PROMESA Jucgo. {En qué época se han visto tantos hombres expuestos a paso tan ripido a las sacudidas de tan- tos cambios? " dia ci . bins tan catastiSficos como los hombres v las mujcres de otras ‘ahora se vai_convir- ee ie ee a La historia que ahora afecta a todos | jo. En este escenario y cen esta época, en ef curso de una sola generacién, la sexta parte cr ser modema, i colonias politicas se han liberado, y han surgido nuevas y menos visibles formas de tmperialismo. Tay te- Saloclones-y Tos Hombres senten Tz oprenr intema de nuevos tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son reducidas a pedazos. .. 0 triunfan fabulosamente. Después de dos siglos 4 4 dios de, convertic Ia socicdad en un aparato industrial, Dé ds Sone come does ee ‘esperanza, aun Ta democracia formal esta limitada a una Bote amuy poqueia de ta humanidad. Por todas pares] nan day Por todas partes, en el mundo superdesarollado, los medios de ejerce Is ct eos en su forma. Yace ahora ante nosotos la humanidad misma, mientras las supérnaciones que constituyen sus polos concentran suena mundial La plasmacin misma de Ia historia rebasa actualmente la ha- bi pails 2 ah valores? Aun cnando no se sientan constemnados, Toho alter: one csvencla ue a dees made ga tas ante los cuales se encuentran nder cl scntido de i Ms de exteaiar que estén poseldos por la sensaci6n de haber sido atrapados? No es sdlo informacién lo que ellos necesitan. Iin esta Edad del Dato la informacién domina con frecuencia su atencidn y re- basa su capicidad para asimilarls. No son s6lo destrezas intelec- LA PROMESA 25 tuales lo que necesitan, aunque muchas veces Ja lucha para conse- ‘suitlas agota su limitads cnergia moral. ualidad mental er Tes aul 2 usar la informacion ya desarrol ar cen cl mundo y de lo que quiaas esta ocurriendo dentro dle ellos. Y Jo que yo me dispongo a sostcner es que lo que los periodistas y los sabios, K ica, Jos cientificos y los editores csperan de lo que puede Sa ote imaginacion soctologiea, es precisamente, cacualidad. 1 a.imavinaciin sociolégica peumite a su poscedor comprender el scunatio_hustirico mis amplio en cuanto a_su_sigmificado pam or y para la trayectoria exterior de diversidad de indi- a ecimetrialinorer ‘permite fener en cuenta cémo Tos individuos, en el sonscientes de sus posiciones sociales, En aque! tumulto se busca SESS SecInT GRE} dent de ext team se formu: oologias de un: s. Por {ales niedios, cl malestar personal de Tos individuos se enfoca sobre ‘nguiktudes txplicitas v i indifvrencia de los piblicas se convierte eninterss por las cucstiones pilblicas. . a a ciencia social que la encarna— cs la idea de que el individuo sélo ‘Pucde compcuder su propa eupensuoa yevaliar su wiopio des: talons cma eae ‘de que puede conocer los incl, uhincgucseallan exsus-cusunstancns, Es, en muchos aspecos, una leccidu terrible, y en ottos muchos una leccién magnitica. No sna para cl csfucrzo supioua 0 para a devradaciGn voluntari, para la angustia 0 para 1a alegca, para Ta-brutalidad placentera 0 para la dulzura de la razén._ Pero cn nuestto tiempo hemos llegado a saber que los limi- texdela “naturaleza humana” son cspautosamente dilatados. He- aos Tegido a saber que todo Tndividio vive, de una generacién a ‘otra, en nna sociedad, que vive una biogiafia, y que la vive dentro éeaina sucesidn histérica. Por cl hecho de vivir contribuye, aun- ‘que sea en peauenisima medida, a dar forma a esa sociedad y sl curso de su historia, aun cuando 41 esté formado por Ta sociedad , por sa impulso historign ‘Laimaginacién socidlosica wos pemmite captas la historia y la 6 LA PROMESA dl. esa es smth you pramess Reconocer esa tarea y est promesa es la sefial del analista social clisico, Es la caracteristica de Merbert Spencer, ampuloso, verboso, comprensivo; de A. E., Ross, gracioso, revelador, probo; de Auguste Comte y Emile Durkheim; del in- trincado y sutil Karl Mannheim. Es la cualidad de todo lo que es intelectualmente excelente en Carlos Mars; es Ja clave de la bri: aw etraciin de ‘Thorstein Veblen, de las poliface ticas Inferpretaciones de la realidad de Joseph Schumpeter; es la base del alcance psicologico de W. E. H. Lecky no menos que de la profundidad y la claridad de Max Weber, Yooslascdalse vedo Lo msior de Nos ctiios Contempo abuse hare Sil ‘Ningiin estudio social que no vuelva a los problemas de la bin- hha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera que sean los problemas del analista social clisico, por limitados 0 por amplios ue ew a ‘ Paes o lado siempre ties tipos de preguntas: Ee ee a Cul es Ta estructura de esta sociedad particular en su con- jantor"sCulles son ser Componentes seacales y soemo op lain. nan enite si? qué se difcencia de-otas waredades de axe do fen gatctill ea on oad sae Deets 2) Qué lugat asupa ta sone aa histori buna? {Cuil fiepamdi?_Cémo afecta todo rasgo particular que estamos ex. Ky jstmossaftads joecass GCodles son sus mods carae- ey ud eta de hohe +e uices agar shorn en esta sociedad y en este periodo? JY qué variedades estén empe- Eade PETER De que mane te eeeesgor y FORTIS, iberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? ,Oné clases de ‘naturaleza humana” se revelan en la conducta y ef cardcter que observamos en esta sociedad yen sen peeea a cual es el sig ficado para la “naturalea humana” de todos y cada uno de los _tsgos de Ia sociedad que examinamnos? Y; into de interés fo. gun talento It ion 0 LA PROMESA ” ‘un ctedo, 605 son los tipos de preguntas que han formulado Tos* incjorcs analistas sociales. Flag constituven los pivotes intcler- (hale decal sis aioe tamale ator Po TT imaginaciOn sociolégica. Porque esa imaginacion es la capacidad fe pasar de-una_perspectiva a otra: de la politica a la psicologi cae a i a los presupuestos nacionales del mundo, de la escuela tealogica al establecimiento militar, del estudio de la industria del petrdleo al de la poesia contemporinea. Ti ida ie de Tas t u mis impersonales y romotas a las caracteristicas ms intimas del yo humano, y de vet las relaciones entre ambas cosas. Detrés de su nso io, f En suma, a esto se debe que los hombres esperen ahora captar, : 0 ‘mundo y comprender isos ‘amo puntos diminutos de Tas intersecch fa yde iets En gran parte, la conciencia que~ de si mismo tiene el hombre contemporsneo como de un extraiio por Io menos, si no como de un extranjero permanente, descansa sobre la comprensién absorta de la relatividad social y del poder transformador de la historia, La imaginaciGn socioldgica es la for ‘ma mas fértil-de esa conciencia de si mismo, Por su uso, hombres cauyas mentalidades s6lo han retortido una serie de érbitas limita- ‘aiscon esac esa usta sensaiin de despre wa i tar familiarizados, Correc- f ee Megan a ee ‘qne ahora pueden proporcionarse a si mismos recapitulaciones adecuadas, cetimacioncs cohcrentes, oricntaciones ampligs. Antiguas decisio- que en otto tiempo parecian s6lidas, les parecen_ahora_pr Je inentalidades inesplicablemente oscuras. Vuelve' a adquitbagideza sw capacdad dedsumbary. Adquieren un modo rmevo de pensas, experimentan tn trastrueque de valores; en una palabra, por su reflexién y su sensibilidad comprenden el sentido 2 28 LA PROMESA enfidad biogrtica d irectamente abieto a su exposencia petsonal yucn cierto grado, a Una inguietud es un guna poe en a éste que estin amenazadas, “tor atom et Tamas se lacionan con materias que trascienden del ambicnte local del individuo y del ambito de sn vida interior. Tie Segoe vor eats gigtntarn de mocinsaribvtes dentro de las instituciones de una sociedad historica en su conjunto, eon las zna- nneras en que diferentes medios se imbrican ¢ interpenctsan_ para four la cstuichua iis amplia dela vida social ¢ hustinica. Un robles cs up asunto pibblico: se advierte que est4 amenazada Ehvaloc-amada-por b-gente, ite della toveéacan Brevctcls de enfoque, porque est# en la natucalera misma de un, problem, a diferencia de To que ocurre cou Ta inguictudl aun mis genera zada, el bien e tes. Tin realidad, tun problema implica muchas veees una crisis en los dispositivos iggtitucionales, v con frecuencia implica también Jo que los mar. sus Tanga “oreadiocones” 9 “anlaponianoy” ewes Cuando en una ciudad de 100 000 habitantes sdlo carece de trabajo un hombre, eso cons- ituue ou inguictud personal y para aliviadls atondomas propia mente al cacicter de aquel hombr a opor- ‘ionida s. Pero cuando en wna nacién de 50 millones dg trabajadores 15 millones carecen de trabajo, eso_constituye un problema +-no podemos eaprar encontare uct dentro del i individuo. ‘Se ha veni- do abajo la estructura misma de oportunidades. Tanto el enun- ciado corrceto del problema como el margen de soluciones posibles ‘nos obliga 2 considerar las instituciones econdm: iticas de ales dc indixidaas sueltos. ‘Veewsmoelanguassa. Fl problema personal de la guerra, cando sepicscnta, puede estar en cémo sobrevivir o cémo moric con ho- LA PROMESA 2» ‘nor, cémo enriquecerse con ella, eSmo trepar a lo més alto del aparato militar de seguridad, 0 cémo contnibnir a ponerle térmi- no. En_suma, encontrar, de acuerdo con Jos valores que uno ‘Tosonocgaunacoriedownbientes dents doce sobeiica ta Pero los pro- ‘guoumo hacer significativa la muerte de uno en ella. Boe soul de ora sclissa ans cue ae Hos Npaltica sobte afoul vas stucones cksious a ee aug eteanizia dpi muunda. de Estadcs-pacians, En el matrimonio el hombre y la mu- jer pueden experimentar inquietudes personales, pero cuando Ja oi ‘ fedmawio ese 250 por cada LOO) esto es pmucha do-un problema mf del matrimonio Sea Spe ae aa ae Sana la familia y con otras relacionadas con ellas. Oveamas las metnipalis: el horrible, hermoso, repugnante y i Para muchas per- sonas.ce Tas clases altas, la solucisa personal del “problema do la ciudad” es fener un departamento con garage privado en el cora- da PabHenn Lill con un iaidin disefiade por Garrett Eckbo, en un rono de cuarenta hectireas de propiedad personal Fn esos dos aq os con a a en cada extremo y una comunicacién por helicéptero entre ellos— la mayor parte de las personas resolveria muchos de los problemas ‘ambiente personal causados Ror lor hashes dete cud Pero todo eso, aunque espléndido, no resuelve los problemas piblicos que el hecho estructural de 1a ciudad plantea. Qué habria que hacer con ese maravilloso monstruo? ¢Fragmentarlo en unidades diseminadas que teuniesen Ia residencia y el lugar de trabajo? @Dejarla como es, con algunos retoques? 20 evacuarla y volarla on dinamita, y construir ciudades ncvas de acuerdo con planos y lngares nuevos? gCémo serian esos planos?. ¥ quién va a deci- dir y a realizar lo que se clija? Esos son problemas estructurales hhacirles frente y resolverlos nos obliga a examinar los problemas politicos y econémicos que afectan a innumerables micdios. Micntras una economia esté organizada de manera que haya «isis, el problema del desempleo no admitc una-solucion personal. ‘Migntras Ja gucra sca inhercate al sistema de Estadasnaciones y a Ja designal_industrializacién_del_ mundo, el i jte SS a te o sin clla— para cesoluce Las inquictudes que este sistema o falta de sistema le impone. Mientias que la familia como institucién 30 LA PROMESA convierta a las mujeres en esclavas queridas y a los hombres en sus jefes_piovecdoies y wis dependicntes adn ao destetados, el pro. ona de in ml imonig stistactono no puede tener una solucion Diamente puvada, Meus any q iil auperdesuolado sean rasgos constiutivos de ly so cigdad superdesarroliada, Tos problemas de Ta vida urbana no po- cae rcoberoe at ct ingens pesonat ar Higher prada / Lo que expetimentamos en medios diversos y especificos es, como hemos observado, efecto de cambios estracturales. En con- sccuencia, para comprender los cambios de muchos medios perso- nales, nos vemos obligados a mitar mis alld de ellos. ¥ el mimero y xatiedad de tales cambios cstructuzales aumentan a medida que TySinshiuciones dentro de Tas cuales uiumos sp exicudon vse ‘laciouan mis inteincadamente cnice ‘Darse cuenta de la idea jc estructura social y usarla con sensatez es ser capaz de descu- bricesos vinculos entre una eran diversidad de modios: y ser eapaz ¢.cs0 6 poseer imaginaciOn sociologica. 3 2Cuiles son en nuestro tiempo los mayores problemas para los piiblicos y las inquictudes clave de los individuos patticularcs? Para formolar problemas ¢ inquictudes, debemos. preguntarnos ‘qué valores son. preferidos, pero amenazados, y cudles preferidas ¥_apoyados por las tendencias caracteristicas de nuestro tiempo, ‘Tanto en el caso de amenaza como en cl de apoyo, debemos pre- guntamos qué contradicciones notorias de la. estructura. pueden estar iniplicadas, ‘Cuando la gente estima una tabla de valores y no advicrte ninguna amenaza contra llos, expetimenta bienestar. Cuando estima unos valores y advierte que estin amenazados, experiment ‘una crisis, ya como inquiictud personal, ya como problema piiblico. Y si cllo afecta a todos sus valores, experimenta Ia amenaza total del pinico. Pero supongamas que la gente na sienta estimacién por ningiin ‘valor ni peiciba ninguna amenaza. Esta es la experiencia de la indiferencia, la cual, si-parece afectar a todos los valores, se con- vicrte en apatia. Supongamos, en fin, que no sienta estimacién por ningiin valor, pero que, no obstante, perciba agudamente tna amenaza. Esta es la experiencia del malestor, de ta ansiedad, 1a cual, si es suficientemente total, se convierte en una indisposicién ‘mortal no especifica LA PROMESA 3 El nuestro es un tiempo de malestar e indiferencia, pero ain no formulados de manera que permitan el trabajo de la'razén y el juego de la sensibilidad, Em lugar de inquietudes —definidas en”? relucién con valores y amenazas—, hay con frecuencia la calami- dad de un malestar vago; en vex de problemas explicitos, muchas veces hay s6lo cl desalentado sentimiento de que nada marcha bien. No se ha dicho cules son los valores amenazados ni qué 5 lo que los amenaza; en suma, no han sido levados a punto de decisién. Mucho menos han sido formulados como proble- ‘mas de la ciencia social, En los aitos treinta apenas se dudaba —salvo en ciertos efrcu- Jos de negocios alucinados— que habia un problema econdmico que era también un haz de inquietudes personales. En los argu- rmentos acerca de “Ia crisis del capitalismo”, las formulaciones de Marx y las numerosas re-formulaciones de su obra probablemente asientan Ios principales términos del problema, y algunos indivi- duos Hlegan a comprender sus inquictudes personales en relacién ‘con tales términos. Los valores amenazados eran faciles de ver y estimados por todos; las contradicciones estructurales que los amenazaban también parecian fiiciles. Ambas cosas eran amplia ¥ profundamente experimentadas. Fue uma edad politica. Pero los valores amenazados en la era posterior a ta segunda Gnerra Mundial, muchas veces no son ni ampliamente reconocidos ‘como valores ni se advierte de un modo general que estén amena- zad0s. Muchas inguietudes privadas no son formuladas; mucho malestar pitblico y muchas decisiones de enorme importancia s- tructural no Hegan munea a scr problemas piiblicos. Para quienes aceptan valores hereditarios, como la razon y Ta libertad, es el malestar mismo lo que constituye la inguictnd, cs la indiferencia misma lo que constituye cl problema. esta situacién de malestar ¢ indiferencia es lo que constituye el'signo distintivo de nuestro tiempo. ‘Todo esto es tan sorprendente, que muchas veces es interpre- tado por los observadores como un cambio en la clase misina de Jos problemas que ahora reclaman ser formulados. Se nos dice ‘eon frecuencia que los problemas de nuestra década, o aun las crisis de nuestro tiempo, han salido del campo extemo de la eco- nomia y se relacionan ahora con In calidad de la vida individual, realidad con el problema de si tardaré mucho en dejar de haber algo que pueda llamarse propiamente vida individual. No el tra- bajo cc Ios nitios, sino Tos libros de historietas, no la pobreza, sino cl ocio cn masa, som los centros de interés. Muchos grandes problemas piblices, lo mismo que muchas inquictudes privadas, 32 LA PROMESA se defincr’ como cuestiones “psiquidtricas”, con frecuencia, segin pparece, en un intento patético de evitar los grandes problemas de Ja sociedad moderna. A veces esta afirmacion parece descansar sobre un angosto interés provinciano que s6lo tiene en cuenta Tas sociedades occidentales, © quizis s6lo a los Estados Unidos, ignorando, de esa suerte, las dos terceras partes de Ia humanidad; muchas veces, también, divorcia arbitrariamente la vida individual de las grandes instituciones dentro de las cuales se desenvuelve sa vida y que con frecuencia pesan sobre ella més penosamente que Jos ambientes fntimos de la infancia, Los problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formu- Jase sin tener en cuenta Jos problemas del trabajo. Las inquictu- des de la familia relativas a los libros de historietas no pueden formplarse como problemas sin tener en cuenta la situacién de la familia contemporinea en sus nuevas relaciones con las institucio- nes més recientes de la estructura social. Ni el ocio ni sus usos enervantes pueden entenderse como problemas sin teconocer la medida en que el malestar y la indiferencia forman actualmente 1 clima social y personal de la sociedad norteamericana contem- En exe ¢lima no pueden plantearse ni resolverse proble- vida privada” sin tener en cuenta la crisis de ambicién ‘que forma parte de la carrera misma de muchos hombres que trabajan en una economia de grandes companias o empresas Es verdad, como constantemente seitalan los psicoanalistas, que con frecuencia Tas gentes tienen “la sensacién creciente de sor movidas por fuerzas oscuras que actian dentro de ellas mismas y ‘gue son incapaces de definir”. Pero no es verdad, como dijo Emnest Jones, que “el principal enemigo y el principal peligro det hombre es su misma indécil naturaleza y las fucrzas ocultas repri- midas dentro de él”, Por el contrario: “el principal peligro” para €l hombre reside hoy en las fuerzas ingobernables de la sociedad contemporinea misma, con sus métodos impersonales de produc- cin, sus téenicas envolventes de dominacién politica, su anarquia, internacional, en una palabra, con stis penetrantes transformacio- nes de Ja “naturalea” misma del hombre y las condiciones y finalidades de su vida. La primera tarea politica e intelectual —porque aqui coinciden amibas cosas— del cientfico social consiste hoy en poner en claro Jos clementos del malestar y la indifereneia contemporsneos. sta es Ia demanda central qne Te hacen os otros trabajadores de Ta cultura; los cientificos del mundo fisico y los artistas, y en gene ral toda Ja comunidad intelectual. Es a causa de esta tarea y de LA PROMESA 3 sas demandas por lo que, cteo yo, las ciencias sociales se estén convirtiendo en el comin denominador de nuestro periodo cultu- ral, y la imaginacién sociolégica en la cualidad mental més nece- sara. ‘ 4 En todas las épocas intelectusles tiende a convertirse en comin denominador de la vida cultural determinado estilo de pensamien- to. Es cierto que hoy en dia muchas modas intelectuales se difun- den ampliamente para scr abandonadas por otras nuevas en el curso de uno 0 dos afios. Esos entusiasmos quiz sazonan el juego cultural, pero dejan poca huella intelectual, si es que dejan alguna, No puede decirse Io mismo de modos de pensar como la “Asi newtoniana” o la “biologia darwiniana”. Cada uno de estos uni- vers0s intelectuales se convirtié en una influencia que Ileg6 mucho sis lejos que cualquier esfera especial de ideas y de fantasias, En relacién con ellos, 0 en relacién con cosas derivadas de ellos, sabios desconocidos y comentaristas de moda re-enfocan sus obser- vaciones y te-formulan sus problemas. En la época moderna, las ciencias fisicas y biolégicas han sido principal comtin denominador del pensamiento serio y de la ‘metafisica popular en las sociedades de Occidente, “La técnica de laboratorio” ba sido el modo consagrado de proceder y la fuente de Ia seguridad intelectual. Ese es uno de los significados de la idea de un conén denominador intelectual: los hombres pueden formular sus convieciones mas poderosas segiin sus términos. Otros téminos y otros estilos de pensamiento parecen meros vehiculos de escape y oscuridad, El que prevalezca tun comin denominador no significa, natural- mente, que no existan otros estilos de pensamiento y otros tipos de sensibilidad. Lo que quicre decir es que los intereses intelec- tuales mas gencrales tienden a entrar en su Ambit, para ser formu- Iados en él més rigurosamente y pensar, una ver. formulados asi, que sino han tenido solucién, por lo menos han sido Mevados adelante de un modo provechoso. ‘Creo yo que la imaginacién sociolégica se esta convirtiendo en el principal coméin denominador de nuestra vida cultural y en su tasgo distintivo, Esta cualidad mental se encuentra en las cien- cias sociales y psicolégicas, pero va mucho més allé de esas disci pliras tal como ahora las conocemos, Su adquisici6n por los indi: viduos y por la comunidad cultural en general es lenta y en ‘ocasiones torpe; muchos cient{ficos sociales mismos la desconocen 4 LA PROMESA por completo, Parecen ignorar que el uso de esta imaginacién es Central para mejorar el trabajo que pueden hacer, que por no desarrollarla y emplearla dejan de responder a las esperanzas cul- turales que se tienen en ellos y que las tradiciones elisicas de sus diversas disciplinas ponen a disposicién de ellos. Pero las cualidades de esta imaginacién son regularmente ext sgidas en materias de hecho y de moral, en el trabajo literario y en cl anilisis politico. Se han convertido en rasgos fundamentales de esfuerzo intelectual y de sensibilidad cultural en una gran diversidad de expresiones. Los buenos criticos son ejemplos de esas cualidades, 1o mismo que los periodistas serios, y en realidad se juzga segiin ellas Ia obra de unos y otros. Las eategorias popa- lazes de la critica —muy intelectual, medianamente intelectual 0 sin pretensiones intelectuales, por ejemplo— ahora son. tan socio- igicas por lo menos como estéticas. Los novelistas “cuya obra setia encama las definiciones més difundidas de ta realidad hn. mana poseen con frecumcla eta imaginacén y se exfuetan en satistacer la demanda de ella. Por medio de ella, se busca orientar el presente como historia, A medida que las imégenes de Ia “naturaleza humana” se hacen més problemiticas, se siente cada vex mas la necesidad de prestar atencién més estrécha, pero mis imaginativa, a las pricticas y a las catéstrofes sociales que revelan (y que moldean) la naturaleza del hombre en este tiempo de inquietud civil y de conflicto ideolégico, Aunque algunas veces se manifiesta Ia moda de intentar usarla, la imaginacién socio: égica no ¢s una mera moda. Es una cualidad mental que parece prometer de la manera mis dramatica la comprensién de nuestras, ropias realidades fntimas en relacién con las ms amplias reali- ddades sociales. No es meramente una cualidad mental ms entre el margen contemporineo de sensibiidades cutturales: es Ja cu. lidad cuyo uso mas amplio y més habil ofrece la promesa de que todas esas sensibilidades —y de hecho la tazén humana misma— Iegarén a representar un papel més importante en los asuntos humanos, El significado cultural de la ciencia fisica —el mayor y més antiguo comiin denominador— se esté haciendo dudoso. Como estilo intelectual, Ia ciencia fisiea empieza a ser considerada por muchos como algo insuficiente, La suficiencia de los estilos cien- tificos de pensamiento y sentimiento, de imaginacién y sensibili dad, ha estado, naturalmente, desde sus origenes sometida a la dada religiosa y a la controversia teolégica, pero nuestros padres yy abuclos cientificos han reducido esas dudas religiosas. Las dudas LA PROMESA 35 hhoy cortientes son profanas, humanistas, y con frecuencia abso- lutamente confusas. Los progresos recientes de las ciencias fisicas —con su climax tecnolégico en la bomba Hy Jos medios para transportarla— no han sido sentidos como solucién a ninguno de Jos problemas ampliamente conocidos y profundamente. ponde- rados por comunidades intelectuales y piblicos culturales muy dilatados. Esos progresos han sido considerados, correctamente, como resultado de una investigacion altamente especializada, i correctamente como misterios maravillosos. Han suscitado mis problemas —tanto intelectuales como morales— que los que han resuelto, y los problemas que han planteado radican casi com= pletamente en Ja esfera de los asuntos sociales, y no fisicos. La conguista manifiesta de la naturaleza, la superacién de la escasez, Jas sienten los hombres de las sociedades superdesarrolladas como cosa virtualmente acabada. Y ahora, en esas sociedades se cree que la ciencia principal instrumento de esa conquista— vaga a Su antojo, sin objetivo, y que necesita ser revalorada, la estimacin moviema por 1a cencia en gran parte ha sido meramente supnesta, pero ahora cl ethos tecnolégico y una espe- cie de imaginacién ingenieril asociados con la ciencia probable- mente parecen més temibles y ambiguos que esperanzadores preston, Nalowalnente, odes eo, ty 13 us: ay: co ik iencia”, pero se teme que egue a serlo, La necesidad sentida de revalotar la ciencia fisica refleja la necesidad de un nuevo deno- minador comin. Es el sentido humano y el papel social de la ciencia, sus consecuencias militares y comerciales, su significacién politics, Yo que est expesimentando ana revaoracin confusa progresos cientificos de las armas quizds leven a la “necesi- da” de reajustes politicos del mundo; pero esa “necesidad” no se ‘ree que pueda satisfacerla la ciencia fisica por si misma, ‘Mucho que ha pasado por “ciencia” se tiene ahora por filoso- fia dudosa; mucho que se considera como “verdadera ciencia” se ree con frecuencia que sélo proporciona fragmentos confusos de las realidades entre Tas cuales viven los hombres. Esté muy difundido el sentimiento de que los hombres de ciencia ya no tratan de representar la realidad como un todo o de trazar un es- bozo real del destino humano. Ademis, la “ciencia” les parece 12 muchos no tanto un ethos creador y una orientacién, como un juego de méquinas cientificas manejadas por técnicos y controla- as por hombres economistas y militares que ni encernan ni com- prenden la ciencia como ethos y orientacién. Entretanto, los fildsofos que hablan en nombre de la ciencia con frecuencia la convierten en “cienticismo", sosteniendo que su experiencia es 36 LA PROMESA idéntica a la experiencia humana y que tnicamente con sus méto- dos pueden tesolverse Ios problemas humanos. Con todo «0, muchos trabajadores culturales han legado a pensar que la “‘cien- cia” es un Mesias falso y pretencioso, 0 pot lo menos tn elemento mareadamente ambiguo de la civilizacién modema, Pero, segiin la frase de C. P. Snow, hay “dos culturas”: Ta Gientifica_y la_humanista. Ya como historia 0 como drama, ya como biografia, poesia o novela, la esencia de la cultura hu ‘manista ha sido la literatura. Pero ahora se insinsia con frecuencia que la literatura seria se ha convertido en un atte secundario. Si es asi, no es solamente por el crecimiento de los piblicos de ‘masas y de los medios de commnicacién para las masas, y por todo Jo que eso significa para Ia produccién literaria seria. Se debe también a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempo y a los tipos de necesidades que los hombres sensibles advierten que reclaman aquella cualidad. Qué novela, qué periodismo, qué esfuerzo artistico puede compétir con la realidad histérica y los hechos politicos de nuestzo tiempo? jOvé visién dramatica del infierno puede competir con los acontecimientos de la guerra en el siglo xx? ;Oué acusaciones ‘morales pueden afectar a la insensibilidad de hombres en la ago- nia de la acumulacién primatia? Es la realidad social e histérica Jo que los hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuen- tran en la literatura contemporinea un medio adecuado para conocerla, Quieren hechos, buscan su significado, desean un “gran panorama” en el cual puedan creer y dentro del cual puedan llegar a comprenderse a si mismos. Quicren también valores orienta- dores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emocién y voca- bularios de motivacién. Y no encuentran eso ficilmente en la literatura de hoy. No importa que esas cualidades deban encon- trarse alli; Jo que importa es que con frecuencia no las encuentran alli los hombres. En el pasado, literatos en funcién de criticos y de historiadores scribieron notas sobre Inglaterra y sobre viajes a los Estados Unidos. Se esforzaron por caracterizar sociedades en su conjunto y de discerir su sentido moral. Si Tocqueville o Taine vivieran hoy, gto serian socidlogos? Formukindose esta pregunta acerca de Taine, un resetiador de The Times (Londres) dice: sd aan ase pean oe att LA PROMESA ” cuslidad. .. particularmente valiosa para percibie sclaciones entre los fendmenos sociales: la cualidad de la firmeza. Estaba demasiado in- teresado en cl presente para ser un buen historiador, era demasiado tedtico para ser novelista, y veia demasiado la literatura como docu ‘mento de Ja cultura de una €poca o de un pais para ser un critico de primera fila... Su obra sobre la literatura inglesa es menos un estudio ela literatura inglesa que nn comentario sobre la moral de la sociedad inglesa y un vehicula de sw positivismo, Es un te6rico social, antes que nada.? ‘Que haya sido un “literato” mas bien que un “cientifico social”, atestigua quizis el dominio sobre gran parte de la ciencia social del siglo x1x ejercido por la biisqueda celosa de “eyes” supuesta- ‘mente comparables a las que nos imaginamos que encuentran los cientificos de Ta naturaleza. A falta de wna ciencia social ade- cuada, los criticos. y los novelistas, los dramaturgos y los poetas han sido los. principales, si no los tinicos, formuladores de inquie- tudes individuales y hasta de problemas piblicos. Bl arte expresa «305 sentimientos y a veces se concentra en ellos en los mejores momentos con dramstica agudeza—, pero no ain con la claridad intelectual necesaria para su. comprensin y alivio en la actua- lidad. El arte no formnla ni puede formular esos sentimientos como problemas que contienen las inquictudes y las dudas a las que Tos hombres tienen que hacer frente ahora si han de vencer su malestar e indiferencia y las insufribles angustias a que con- ducen, En realidad, cl artista muchas veces no intenta hacerlo, Ademis, el artista serio experimenta él mismo gran inquietud, y Je ria bien con alguna ayuda intelectual y cultural de wna ciencia social animada por la imaginacién sociologica. 5 Mi propésito en este libro es definir el significado de las ciencias sociales para las tareas culturules de nuestro tiempo. Deseo espe- cificar las clases de esfuerzo que estin detrds del desarrollo de la cién sociolégica, indicar lo que ella implica para la vida politica y para la vida cultural, quizé sefialar algo de lo que se necesita para poscerla, Deseo, de esa manera, aclarar la natura- Jeza y los sos de las ciencias sociales cn la actualidad, y dar un limitado informe de su situacién contemporinea en los Estados Unidos? 2 Times Literary Supplement, 15 de noviembre de 1957 2 Siento la nectsdad! de decir que prefiewo con mucho la expresén “os estodios sciles"'a lade “as cients socials", no’ porque mo me agraden 38 LA PROMESA En cualquier momento dado, naturalinente, Ta “ciencia social” consiste en lo que estin haciendo los cientifices sociales debida- mente reconocidos; pero no todos ellos estin, de ningiin modo, hhaciendo lo mismo; en realidad ni siquiera hacen cosas del misimo género. La ciencia social es también Jo que han hecho los cient ficos sociales del pasado; pero cada estudioso de estas materias lige una determinada tradicién de su disciplina. Cuando hablo de “la promesa de la ciencia social”, espero que esté claro que me refiero a esa promesa tal como yo Ta veo. Precisamente ahora hay entre los cultivadores de las ciencias ve ng ys sf rte ve eae mt). Een ea aes a pe mae a eee ee oe ee ee a ence es ae ae et er ede eon ee re ee Sistas aces ee re eceorert fs mente coe wee Fee ad opel OE ae pete cog ed Fic nea tn pte ne lp 2 ates aera a ores ee ’ eng ct is mea meesagn Korea eagle see te alien Se oe Oe ee ere ieee ess, ere rae ee Bh teergeirics Wadia evans dieue'g Sree eee oan Deer eee oa Serer ee peas a dara ares les sere ae bo aay rebeee ea noel y sobre todo de Ja Witenes, ad array e mctingelip tad ler tne) Me permet Speers thea ele seat oo Sr rs ees Sa oes een ee an Oe Soon See Se Ne See age tan ste eae eee pega ees Se eee are oe dere eee es ty eee nears Cee oe ee eas phage tog ese ed apie eed pin pooped ake eee rence byork ged age Teese ee LA PROMESA 2 sociales un malestar muy generalizade, tanto intelectual como ‘moral, por la diteccién que parece ir tomando Ta disciplina de su dleccién, Ese malestar, asi como las infortunadas tendencias que contribuyen a producirlo, forman parte, segin supongo, de un malestar general de la vida intelectual contemporinea. Pero quizds el malestar es més agudo entre los cultivadores de les Ciencias sociales, aunque no sea més que por el dilatado alcance ae la promesa que guid gran parte del trabajo anterior realizado fen su campo, por Ta naturaleza de los asuntos que trata y por la imgente necesidad que hoy se siente de trabajo significativo y de importancia, No todos sienten ese malestar, pero el hecho de que muchos no lo sientan es en si mistno causa de nuevo malestar entre Tos que no olvidan la promesa y son bastante honrados para no admi- tic la pretenciosa mediocridad de mucho de lo que se hace. Dicho con toda franqueza, espero avmentar ese malestat, definir algiinas de sus foentes, contribuir a transformarlo en un apremio espe- cifico para comprender la promesa de la ciencia social y limpiar elterreno para empezar de nuevo: en suma, indicar algunas de las tareas que hay que hacer y los medios disponibles ‘para hacer 1 trabajo que hay que hacer hoy. El concepto de Ja ciencia social que yo sustento no ha predo- ‘minado siltimamente. Mi concepto se opone a Ia ciencia sociat ‘como conjunto de técnicas buroctaticas qiie impiden la investiga cién social con sus pretensiones metodolégicas, que congestionan €l trabajo con conceptos oscurantistas o que Io trivializan intere- sindose en pequefios problemas sin relacién con los. problemas piblicamente importantes. Esos impedimentos, oscuridades y frivialidades han producido actualmente una crisis en los estu- dios sociales, sin que sefialen en absoluto un camino para salit de ella, nos cultivadores de las ciencias sociales insisten en la nece- sidad de “equipos téenicos de investigacién”, otros en la primacia del investigador individual. Unos gastan mucha energia en el refinamiento de los métodos y las técnicas de investigacidn; otros piensan que han sido abandonados los tipos doctos del artesano intelectual y que deben ser rehabilitados ahora. Unos desarrollan su trabajo de acuerdo con un tigido conjunto de procedimientos mecénicos; otros tratan de desarrollar, incitar y emplear la imagi- racién sociolégiea. Algonos —adeptos del alto formulismo de ta “teoria”—asocian y disocian conceptos de manera que a otros les ppatece extrafia; y estos otros apremian para la elaboracién de pala- 0 LA PROMESA bras sélo cuando ¢s manifiesto que ello amplia el alcance de la sensibilidad y aumenta el Ambito del razonamiento. Unos esti dian estrictamente sélo ambientes en pequieiia escala, con la es peranza de “armar” después con esas piezas concepciones de estruc- ‘turas mayores; otros examinan las estructuras sociales en que tratam de “situar” muchos medios pequefios. Unos, olvidando por com- pleto los estudios comparatives, estudian sélo una pequena comu- nnidad en una sociedad y en un tiempo; otros trabajan directamente y de un modo plenamente comparativo las estructuras sociales de las naciones del mundo. Unos limitan sus rigurosas investigar cones a sccuencias muy reducidas de asuntos humanos; otsos se interesan en problemas que solo se advierten en una Targa perspce- tiva histérica. Unos especializan su trabajo de acuerdo con cou partimientos. académicos; otros, saltindose todos los comparti- mientos, se especializan por astintos 0 problemas, sin tener cn ‘cuenta dénde estin situadas académicamente. Unos atienden a Ja diversidad de la historia, de la biogeafia, de la sociedad; otros no, Esos contrastes, y muchos mas de tipo parecide, no son nece sariamente verdaderas alternativas, aunque en el calor de la con- troversia 0 en la indolente seguridad de la espccializacién se les tome por tales. En este punto, yo meramente los enuncio de un ‘modo inicial, para volver a cllos al final de cste libro. ‘Tengo la esperanza, desde luego, de que se dejarin ver todas mis tenden- cias 0 prejuicios personales, porque los juicios que formule serin explicitos. Pero también intento, independientemente de mis pro- pos juicios, enunciar los significados culturales y politicos de ta Giencia social. Mis prejuicios no son, naturalmente, ni mis ni ‘menos prejuicios que los que voy a examinar. ;Que quienes no se ‘cuiden de los mios usen su oposicién a ellos para hacer los suyos tan explicitos y tan reconocidos como tales, como yo trataré de hhacer los miosl_Entonces se reconocerin los problemas morales del estudio social —el problema de la ciencia social como pro- Vlema pablico—, y se hard posible la discusién. Entonces cada ‘uno se conocerd ‘mejor a sf mismo, lo que es, desde luego, condi- cid previa para la objetividad en la empresa de la ciencia social en su conjunto. Creo, en resumen, que lo que puede lamarse anilisis social lisico es una serie de tradiciones definibles y usables; que su caracteristica exencial es el interés por las estructuras sociales hi t6ricas; y que sus problemas tienen una relacién directa con los scgents problemas pdbicsy las nsistentes inquietudes humanas feo también que hay actualmente grandes obstaculos en el ca- mino de lz continuidad de esa tradicién —tanto dentro de las LA PROMESA, a ciencias sociales como en sus ambientes académico y politico— pero que, no obstante, las cualidades mentales que la constituyen, se estin eonvietiendo en un denominador comin de nuestra vida cultural general y que, aunque vagamente y bajo una confusa variedad de disfraces, estin empezando a dejarse sentir como una necesidad. “Muchos profesionales de la ciencia social, especialmente en los Estados Unidos, me parecen curiosamente renuentes a aceptar el reto que ahora se les lanza. De hecho, muchos abdican las tarcas intelectuales y politicas del andlisis social; otros, indudablemente, no estin a Ia altura del papel que, sin embargo, se han asignado. cocasiones casi parecen haber acogido deliberadamente’viejas astucias y producido nuevas timideces. Mas, a pesar de esa resis tencia, Ja atencién intelectual y la atencién pilica cstin ahora tan manifiestamente fijas sobre los mundos sociales que se supone «que ellos estudian, que hay que reconocer que se encuentran por {inica vez ante una oportunidad, En esa oportunidad se revclan Ja promesa intelectual de las ciencias sociales, Ios usos culturales de la imaginacién sociologica y el sentido politico de los estudios sobre el hombre y la sociedad. 6 De un modo bastante embarazoso para quien se conticsa sociélogo, todas las infortunadas tendencias (salvo quizis nna) que estndiaré ‘en Tos capitulos siguientes caen dentro de lo que generalmente se considera “cl campo de la sociologia”, aunque la abdicacién cul- tural y politica que implican indudablemente caracteriza a gran parte del trabajo diario de otras ciencias sociales. Haya lo que haya de verdad en disciplinas tales como las ciencias politica y Ja economia, en la historia y la antropologia, es evidente que hoy cen los Estados Unidos lo que se conoce con el nombre de socio- Jogia se ha convertido en el centro de reflexin acerca de la cien- cia social. Se ha convertido en cl centro de interés en cuanto a Jos métodos; y también encontramos en ella nn interés extremado por la “teoria general”. Una diversidad de trabajo intelectual vyerdadleramente notable fa entrado a tomar parte en el desarrollo de la tradiciém sociolégica. Interpretar esa variedad como una tradicién es audaz por si mismo. Pero quizé se admita general- mente que lo que ahora se reputa trabajo sociolgico ha tendido a moverse en una o mds de tres direcciones generales, cada una de las cuales esti expuesta a ciertas deformaciones: 2 LA PROMESA ‘Tendencia I: Hacia una teoria de la historia. Por ejemplo, en manos de Comte, como en las de Marx, Spencer y Weber, la sociologia es una empresa enciclopédica, telativa a la totalidad de la vida sccial del hombre. Es al mismo tiempo historica y sistematica: hist6rica porque trata de materiales del pasado y los ‘emplea; sistemitica porque lo hace con objeto de distinguir “las etapas” del curso de la historia y las regularidades de la vida social. La teoria de la historia del hombre puede ser deformada muy facilmente y convertirse en tin estrecho molde transhistérico en 1 cual se meten a la fuerza los materiales de la historia humana y del cual salen visiones proféticas (por lo general sombrias) det futuro. Las obras de Amold Toynbee y de Oswald Spengler son ejemplos bien conocidos. Tendencia HT: Hacia una teoria sistemitica de “la naturaleza del hombre y de la sociedad”. Por ejemplo, en las obras de los formalistas, principalmente Simmel y Von Wiese, la sociologia trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas Tas rela- ciones sociales y penetrar sus caracteristicas supuestamente inva- riables. En suma, se interesa en una visién mis bien estitica y abstracta de los componentes de Ia estructura social en un nivel muy elevado de genetalidad. ‘Quizd por reaccién contra la deformacién de la Tendencia 1, Ja historia puede ser totalmente abandonada: la teorla sistemie tica de la naturaleza del hombre y de la sociedad se convierte con facilidad excesiva en un formalismo complicado y drido en el descomposicién de conceptos y sus interminables tecom- iciones se convierte en la tarea central. Entre que llamaré Grandes Teérices, las concepciones se han conver- tido verdadcramente en conceptos. El ejemplo contempordneo més importante en la sociologia norteamericana es la obra de Talcott Parsons. Tendencia IIT: Hacia el estudio empitico de los hechos y los problemas sociales contemporineos. Aunque Comte y Spencer fueron los soportes de la ciencia social norteamericana hasta 1914 aproximadamente, y la influencia te6rica alemana fue grande, 1a actitud empirica fue fundamental en los Estados Unidos desde tiempos tempranos. En parte se debié esto a haber sido anterior Ja consagracién académica de la economia y de la ciencia pol tica, Dado esto, en la medida en que es definida como el estudio de algiin sector especial de la sociedad, la sociologia se convierte LA PROMESA 8 ficitmente en una especie de trabaiador suclto entie las ciencias sociales ocupado en estudios miseetincos de sobrantes académicos. Hay estudios de ciudades y de familias, de relaciones raciales y @tnicas, y, desde luego, de “pequeiios grupos”. Como veremos, Ja ‘miscelénea resnitante se convirtié en un estilo de pensamiento que esaminaré bajo cl dictado de “practicidad liberal”. El estudio de los hechos contemparincos fécilmente puede conyertirse en una serie de datos de ambiente sin relacién entre si'y con frecuencia insignificantes. Muchos curses docentes de Sociologia norteamericana pueden servir de ejemplo; pero quizas Jo revelen mejor los libros de texto relativos a la desorganizacién social. Por otra parte, los sociélogos han tendido a hacerse espe- cialis en la téenica de la investigacién de casi todo, Entre ellos, los métodos se han convertido en metodologia. Gran parte de la obra —y mis avin del ethos— de George Lundberg, Samuel Stouf- fer, Stuart Dodd y Paul F. Lazarsfeld son ejemplos actuales. Estas tendencias —de dispersar Ta atencién y cultivar el método por el anétodo— son dignas compaferas entre si, aunque no se den mece- sariamente juntas. Las peculiaridades de Ta sociologia pueden entenderse como deformaciones de una o mas de sus tendencias tradicionales. Pero también sus promesas pueden entenderse en relacién con esas ten- dencias. En los Estados Unidos se ha producido actualmente una especie de amalgama helenistica que incorpora diversos elementos y finalidades de las sociologias de las diferentes sociedades occi- entales. El peligro estd en que, en medio de tanta abundancia sociol6gica, otros cientificos sociales se impacienten tanto, y que Jos socidlogos sientan tanta urgencia de “investigar”, que pierdan al dominio sobre un legado verdaderamente valioso, Pero hay también una oportunidad en nuestra situacién: la tradicién socio- ica contiene las mejores formulaciones de la plena promesa de las ciencias sociales en conjunto, asi como algunas rcalizaciones parciales de ellas, El matiz y la sugerencia que Tos estudiosos de la sociologia pueden encontrar en sus tradiciones no pueden rest mitse en breves términos, pero el investigador social que las tome en sus manos quedari ricamente tecompensado, Su dominio sobre ellas puede convertirse ripidamente en nuevas orientaciones para su propio trabajo en la ciencia social. ‘Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los ‘capitulos vir a x, después de haber examinado algunas de sus deformaciones més habituales (capitulos ua v1).

You might also like