You are on page 1of 23
ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS ic. 7.2. Localzacin de atvidades econdmicas a eiferetes scales 259 ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 297 1) Tins destin engin Paget ta, 1977) usin ereuce stn gor conic ia Tl. Tp de poet farsa de fn Tal como se ha planteado en numerosas ocasiones, el dinamismo y ca- racteristicas de las diferentes actividades, la influencia ejercida por cada uno de los factores de localizacion, asf como Ia intensidad relativa que aleanzan los procesos de concentracién 0 difusién, se han modificado en el tiempo, a ‘medida que cambiaban las condiciones técnicas, productivas, sociolaborales y politico-institucionales. Por esa razén, no puede finalizarse el capitulo sin una referencia, forzosamente breve, a las tendencias que manifiestan hoy las principales ramas de actividad, simple presentacién de los estudios sectoria- Jes que desarrollan en la actualidad diseiplinas como la geografia agraria, la geogralia industrial, o la geografia de los servicios, 4. Tendencias actuales de localizacién de las actividades productivas 4.1, LA REORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD AGRARIA. Pese al constante retroceso en su participacién dentro del PIB y Ia po: blacién activa de los paises desarrollados, el sector agrario se mantiene como 298 ‘GEOGRAFIA ECONOMICA la principal fuente de ocupacién en el mundo, con cerca del 45 % de Ia po- blacién activa segtin estimaciones de la FAO (Organizacién de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacién). Pero su importancia no pue- de meditse, tan solo, por esos parametros, sino que, al menos, deben incluir~ se otras dos dimensiones complementarias. En primer lugar, la superficie ‘ocupada por usos agrarios en el mundo alcanza los 14,5 millones de kiléme~ tos cuadrados, equivalentes al 11 % de la superficie de los continentes, a la que deben sumarse otros 336 millones de pastos permanentes (25,7 %), y ‘esos valores tienden a crecer de forma lenta pero constante, a razén de un 2% de promedio en la titima década (véase cuadro 7.3). Ademas, el sector agrario constituye la base para la producci6n de alimentos, problema esen- cial en la historia de la humanidad y que, lejos de resolverse, continta sien- do uno de sus retos actuales, pese a un crecimiento de la produceién agroa- limentaria mundial que entre 1979-1981 y 1990-1992 aleanz6 el 26 %, lle ‘gando al 48 % en Asia (Instituto de Recursos Mundiales, 1996). El cardcter secular de una actividad muy relacionada con las condicio- nes ecoligicas y sociodemogrificas de cada territorio justifica una enorme variedad de sistemas agrarios, imposible de abarcar en unas pocas paginas. Cuneo 73. Caractersticas y evolucién reciente del setoragraro en el mundo Superiie ————valcn Pesos Bron Asa ‘er Tiros) permunemer “IIE ee ‘ea he) = ‘hs iy mc) Kitca 350 ‘ons 409 85 ‘sia HB 7398 95 sa ‘America del None “03 3621 $10 6 ‘América de Sur +127 428 Ma 3a Earops “8 Sh 33 469 Bx URSS S10 3209 417 24 Oceanis wo ata oa 569 Meso sus 33573 24 368 Inter de proeetin ‘tras ‘epohtacon Tracer ‘nar derepatio — Feriiiat "eva chara ean (1973198 100) Sobel ahs) earn al Attica 8 6 20 68 20 Asia rn 3 1 60 Bs ‘América del None ALL 0 a7 n 219 ‘America dl Sur 1 * 4 2B 42 Europa 107 2 192 9 369 Ex URSS 108 9 98 8 110 (Oteania 13 4 xu 16 15 Mexoo ns 0 % eo 100 ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 299 Pueden, no obstante, apuntarse algunos rasgos fundamentales, con especial atencion hacia las transformaciones y tendencias recientes. En primer lugar, cabe afirmar que las grandes regiones agrarias del mundo mantienen una distribucién que, en sus trazos esenciales, contintia asociada a las condiciones ecoldgicas (Andreae, B., 1981). Las caracteristicas del clima, los suelos o el relieve atin establecen, en buena medida, las fron- teras exteriores del espacio utilizable en condiciones de rentabilidad sufi- ciente, ademas de favorecer una cierta distribucién regional de cultivos y usos del suelo que, no obstante, ve complicados y alterados sus perfiles en funcién de otros muchos factores, tanto socioeconémicos como culturales 0 técnicos. Desde esa perspectiva, y aunque existan otros muchos criterios posibles de clasificacién, los cambios principales en la distribucién espacial de las ac- tividades pueden vincularse con la evolucién desde una agricultura de sub- sistencia, que atin pervive en algunas regiones con bajos niveles de desarro- Io, aunque mas o menos transformada, hacia una agricultura de mercado ampliamente dominante, que también evoluciona en la actualidad hacia una reciente mundializacién de sus mercados y teenilicacién de sus procesos, que la aproximan al sector industrial La agricultura de subsistencia se identifica con aquella que orienta lo esencial de su produccién a satisfacer las necesidades bésicas de la propia fa- milia campesina, al margen de los mecanismos y la l6gica del mercado. Fun- damento durante siglos de la actividad econdmica en un mundo rural donde espacio de la produccin y espacio de vida aparecian estrechamente asocia- dos, atin mantiene una importante presencia en buena parte del mundo, con una setie de rasgos caracteristicos y comunes que se sobreimponen a la enor- me diversidad de situaciones regionales (Molinero, F., 1990): — Asociada a unos recursos técnicos incipientes y una capitalizacion eseasa, presenta una fuerte dependencia de las condiciones ecoldgicas y la fuerza de trabajo, lo que, unido a lo anterior, explica una intensidad de cul- tivo muy variable segtin densidades de poblacién, desde la agricultura itine- rante 0 de rozas en areas tropicales con suelos de muy débil capacidad agro- nomica, que obligan a desplazar periédicamente las dreas cultivadas para posibilitar largos perfodos de barbecho © descanso de la tierra, hasta los arrozales irrigados del sur y sureste de Asia, donde tradicionalmente se ob- tuvieron dos y tres cosechas anuales (Lebeau, R., 1986). — Esta dominada por un policultivo mas © menos acusado segiin re- giones, que responde a la exigencia de obtener productos que atiendan ne- cesidades diversas (alimentos para la poblacidn y el ganado, fibras textiles, combustible...), escalonen las labores y las cosechas a lo largo del aio, al tiempo que una cierta rotacion esquilma menos el suelo y disminuye los ries- 08 en caso de condiciones particularmente desfavorables para alguno de los cultivos en un afto determinado. — Como consecuencia de lo anterior, la productividad por persona cs bastante baja (aunque por hectérea puede ser elevada en algunos casos ante la gran aportacién de trabajo), lo que genera excedentes limitados que se 300 GEOGRAFIA ECONOMICA distribuyen, ante todo, en funcién de la estructura que presente la propiedad de la tierra — En las sociedades campesinas, la economia doméstica engloba las ta: reas de producciGn y reproduccién social, con una divisiGn entre géneros menos acusada que en aquellas otras dominadas por la légica del mercado, al tiempo que la escala local es la caracteristica para las relaciones y los in- tercambios. En la actualidad, estos sistemas agrarios tradicionales retroceden de for- ‘ma general ante la irrupcidn de las relaciones monetarias y la ampliacion de Jos contactos con el exterior, canalizados a través de los nuevos medios de transporte y comunicacién. Entre otros muchos cambios sociales, econdmi cos y culturales, esto incrementa la proporcién del tiempo de trabajo y los productos que se destinan a la venta, en paralelo a una desarticulacion de las, relaciones sociales y la organizacién espacial asociados a esas sociedades campesinas que se disgregan. En otros casos, el crecimiento de la poblacién, que en un primer momento fuerza una intensificacién en el uso del suelo que puede conducit a su agotamiento y degradacién, ha actuado como agen- te de la crisis, forzando una emigracién masiva que también cuestiona la via- bilidad de tos sistemas tradicionales. Se consolida asf el predominio cada vez mds acusado de Ia agricultura de mercado, que si bien puede rastrearse en periodos muy lejanos de la his- toria, nunca aleanz6 una posicién tan dominante como la actual. Entre sus, principales caracteristicas técnico-productivas y de organizaciGn espacial se encuentran las siguientes: — Un aumento del nivel de capitalizacién de las explotaciones (meca- nizacién, abonado quimico, productos fitosanitarios, seleccién de semillas y razas ganaderas...), que, al elevar la productividad del trabajo, permite comi- petir en el mercado, al tiempo que abre una brecha cada vex mayor entre quienes pueden invertir y quienes no tienen capacidad para hacerlo. Eso conlleva una menor dependencia de las condiciones naturales, superadas mediante diversas mejoras téenicas que permitieron una fuerte extension de las dreas de regadio, del cultivo bajo plastic, etc.. siempre que su rentabili- dad final lo justifique, aspecto que alcanza su mejor expresién en las granjas ganaderas intensivas (vacunas, porcinas, avicolas), localizadas principalmen- te en funcién de criterios de mercado. — Una creciente especializacién territorial de los cultivos, que busca rentabilizar al maximo las caracteristicas de cada érea, no sdlo en el plano agrobioldgico, sino también de proximidad a los mercados de consumo, cos- tes laborales, etc. si bien a costa de aumentar los riesgos econémicos y eco l6gicos. Si la agricultura de plantacién en ciertas areas tropicales, o los mo- nocultivos imperantes en los extensos cinturones agricolas de paises como Estados Unidos, Canadé, Australia, Rusia o Argentina fueron los ejemplos mis destacados de Jo que algunos califican como agricultura especulativa, el fenémeno resulta también observable en otras muchas regiones. y el mapa de la figura 7.2a asf lo ponia de manifiesto para el caso de la produccién hor- ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 301 tofruticola en Europa occidental. El cambio en la demanda de productos ali mentarios en las areas desarrolladas también ha supuesto un constante au- mento de la importancia alcanzada por la ganaderia, las plantas forrajeras 0 los cultivos horticolas, en detrimento de otros (leguminosas, tubérculos, ce- reales) dentro de ta producci6n agraria final — Un aumento en el tamafio medio de las explotaciones agrarias, ya sea con tierras propias o arrendadas, faclitado por el éxodo de una parte de la poblacidn rural que resulta excedentaria tras la incorporacién de mejoras técnicas, Io que permite obtener economias de escala y rentabilizar al méxi- ‘mo el uso de la maquinaria, El desarrollo de las cooperativas y otras formas, de asociacionismo agrario, o la aparicién de importantes sociedades capita- listas con explotaciones de gran tamano frente al predominio de la explota- cidn familiar son otras tantas respuestas a esa necesidad. — Una vinculacién cada vez mayor entre este sector y la industria agro- alimentaria, que lleva a cabo la transformacién y envasado de sus productos, generando con ello un importante aumento de valor aftadido y un proceso de integracion que permite hablar de la formacién de un verdadero sistema agroalimentario. — Una creciente intervencién piblica para regular el sector agrario, ya sea para establecer precios protegidos o de referencia, apoyar Ia tecnifica cién y mecanizacién de las explotaciones mediante subvenciones, créditos y formacién/orientacién, 0, en menor medida, llevar a cabo reformas agrarias ‘que modifiquen las relaciones de propiedad de la tierra con vistas a lograr ‘mayor eficiencia en su uso y mayor equidad en su reparto. El caso de la Po- litica Agraria Comin (PAC), que atin representa mas del 50 % del presu- puesto total de la Unién Europea, es un exponente destacado, pero no tini- co, de esa presencia institucional. — Un fuerte impacto ambiental y social ejercido sobre las freas rura- Jes en forma de contaminacién del suelo y las aguas por el uso de productos quimicos destinados a elevar los rendimientos, la erosion y degradacién de los suelos que se asocian a ciertos monocultivos, la redueci6n en la variedad de plantas cultivadas y paisajes agrarios al desaparecer todos aquellos poco adaptados al principio de maxima rentabilidad y abandonarse las tierras no mecanizables, la menor calidad de muchos productos alimentarios, Iai fluencia social decreciente de muchos agricultores y su dependencia cada vez mas acusada de decisiones que les son ajenas, etc. (Ilbery, B. W., 1985). Sobre esta situacién, plenamente consolidada en numerosas regiones del mundo, en las tiltimas décadas se asiste a lo que Troughton (1986) denominé la tercera revolucién agraria, que acenttia algunos de esos rasgos al tiempo que transforma otros, con especial incidencia en las 4reas mas desarrollad: — Se acentia la desagrarizaci6n desde la perspectiva de las personas ‘ocupadas a tiempo completo y del mimero de explotaciones, en contraste con un aumento generalizado de la agricultura a tiempo parcial (comple- ‘mentada con otras actividades) y, sobre todo, de los rendimientos por trabi jador y por hectérea, que permite inerementar la producci6n final. 302 GEOGRAFIA ECONOMICA — La orientacién hacia el mercado incluye una proporcién creciente destinada a la exportaci6n, con Estados Unidos y Francia como principales vendedores de productos agrarios en 1996. La empresa agraria, movida por criterios semejantes a los que imperan en cualquier otro sector, elimina a la agricultura campesina, lo que supone sustituir la imagen de la tierra como patrimonio por la de la tierra como capital productivo explotable y que debe rentabilizarse. — Dentro del sistema agroalimentario, muchas de estas actividades de- penden cada ver, mas de las grandes empresas industriales y de distribucion, que, mediante el control de los precios y los canales de venta, dirigen la evo- ucién de las explotaciones y pueden asf influir de modo directo sobre la al- teracién del paisaje agrario. Segiin Malassis (1994, 36), «la agricultura aun desempefia una funcion insustituible, pero sobre esa base se construye una superestructura industrial y comercial cuya participacion en el gasto alimes tario de los consumidores acaba siendo bastante més importante que la co- rrespondiente a la agricultura. Se acentia atin mis la especializacién regional de la produccion agraria en funcién de las ventajas comparativas de cada territorio, junto a tuna cierta concentracién espacial de esa produccién en areas determinadas en contraste con el abandono de otras, dentro de un proceso de seleccién guiado por el mercado y las politicas agrarias. Seguin Hervieu (1995, 30), «no es exagerado decir que, hacia el afio 2010, un 70-80 % de la producciGn agra- ria europea en volumen podria estar concentrada en el litoral del canal de la Mancha, de Rudn a Rotterdam, prolongandose hacia Bretafa al oeste y Di- namarca el este... y en Estados Unidos se estima que bastarfa con un 4% del territorio para garantizar la cobertura alimentaria del pais». En Espafia, los datos del cuadro 7.4 muestran la progresiva concentracién de la produc- cién agraria en las provincias litorales de clima mediterraneo (de Girona a Huelva) y en los regadios del Ebro y Guadalquivir, frente al retroceso de las regiones interiores. — Como contrapartida, las orientaciones dominantes en los uhtimos afios también abogan por un abandono de la agricultura productivista en otras muchas dreas rurales poco competitivas en los grandes mercados ac- tuales, fomentando en ellas otro tipo de actividades destinadas a la protec: cién del medio ambiente, los valores patrimoniales y culturales del paisaje Cuanro 7.4. Evolucién espacial de ta produccién agraria (VAB) en Expaia, 1960-1991 (pesetas corrientes) {ab Minho) SI Nv TE ne ERE EE Oe oe 175, 9) Mites Matos Mines egiones ‘pert — Yo total pesca Yototal— pases tal, Litoral mediterraneo 07306 ~«S9OTA 2839509336 Valles Ebro/Guadalquivir 12.721 88 (103363205 555573 222 Litoralatlintico 19213133. 6714013328558 118 Regiones interiores fill 473193766 «6D Espana, 144121 1000 5083431000 2.500.654 1000 TBRONA either pirate hi Peele SULT cans ees fet eet ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 308 rural tradicional, Ia agricultura biolégica, o las actividades de ociofturismo, desde una perspectiva integrada de la ordenacién territorial en estas areas, lo que exige un cierto grado de apoyo piiblico (Troitifio, M. A., 1995). El mundo rural y la actividad agraria se disocian de forma ereciente, dando con ello origen a nuevas expectativas de desarrollo, pero también @ nuevas contradicciones, que pueden quedar resumidas en la panordmica bos- quejada por Herview (1996, 189): «EI mundo agrario solo afrontaré las difi- cultades que lo amenazan aprovechando las nuevas perspectivas que se le ofrecen; es decir, negdndose a atrincherarse en la nica misién de producir ‘materias primas alimentarias, En el horizonte se perfila otra forma de ejer- cer el oficio de agricultor. Para superar el modelo técnico-contable del agri: cultor actual no se exige a la nueva generacién que reinvente al campesino de ayer, sino que invente un oficio de sintesis, un oficio con metas a corto y 1 largo plazo, un oficio de mercado y de tertitorio.» 42. “TRANSFORMACIONES RECIENTES EN LA. DISTRIGUCTON ESPACIAL, DE LA INDUSTRIA La industria, definida como aquella actividad que lleva a cabo la trans- formaci6n de unas materias primas, tanto naturales como semielaboradas, en productos de naturaleza diferente, con un incremento de valor a lo largo del proceso, es sin duda un factor clave en la organizacién territorial de las so- ciedades contempordneas. Durante mas de un siglo, los procesos de industrializacién establecieron la divisoria esencial entre los paises desarrollados, aquellos donde el sector industrial se convirtié en motor del crecimiento econémico y cambio social, y los subdesarrollados, donde su importancia dentro del sistema productivo resultaba marginal ante la hegemonia de las actividades agrario-extractivas. En el interior de las fronteras estatales, la tendencia aparentemente impara- ble hacia una concentracién cada vez mayor de la industria —y, sobre todo, de la gran fabrica— en ciertas areas (grandes ciudades, ejes de comunica- cin, areas portuarias, yacimientos minerales...) result6 la causa principal de los crecientes desequilibrios regionales y urbano-rurales ya comentados en el capitulo 3, al impulsar intensos desplazamientos migratorios y procesos de urbanizacién acelerados, que también alteraron de forma sustancial la es- tructura interna y el medio ambiente de las ciudades. Industria y desarrollo se convirtieron asf en sindnimos, justificando su especial protagonismo den- tro de las polticas orientadas a fomentar el desarrollo de regiones agrarias atrasadas mediante la creacién de polos industriales donde se fomentaba la implantacién de empresas mediante ta concesi6n de diversos tipos de ayudas iiblicas y la promocién de suelo barato en poligonos y parques industriales. Esa actividad industrial se encuentra sometida en la actualidad a una vyerdadera mutacién, No se trata tan solo de una ruptura en el ritmo de cre- cimiento sostenido que. al menos en el mundo desarrollado, caracteriz6 los decenios precedentes, sustituida ahora por importantes oscilaciones intera 304 GEOGRAFIA ECONOMICA nuales en los indicadores de produccién, empleo o inversiGn, seguin fases de unos ciclos econémicos que parecen acortar su duracién, incrementando la inestabilidad de los sistemas industriales. Por el contrario, y superponiéndo- se tanto a las fases recesivas como expansivas que se han sucedido desde hace ya mas de dos décadas, la industria experimenta una transformaci6n ra- dical, que afecta tanto la I6gica de funcionamiento interno y las estrategias compétitivas de las empresas, como sus redes de relaciones externas, su de- manda de insumos (mano de obra, suelo e inmuebles, capital, tecnologia, materias primas y energfa) y, por consiguiente, su organizacion espacial, lo que incluye de manera destacada sus pautas de localizacién. Esto ha favore- cido una profunda renovacién de la geografia industrial, tanto en sus conte- nidos como en la argumentacién teérica que los sustenta, en la linea de con- ceder una atencién prioritaria a los procesos de cambio estructural y a sus implicaciones espaciales (Watts, H. D., 1987; Scott, A. J., 1988; Benko, G. y Dunford, M., eds., 1991; Fischer, A., 1994; Méndez, R. y Caravaca, I., 1996). En términos generales, las actuales transformaciones se asocian con la crisis del fordismo, o sistema de produccién en serie, caracterizado por el predominio creciente de la gran empresa y la gran fabrica totalmente meca- nizada como modelos dptimos, junto a una fuerte polarizacién espacial ten- dente a concentrar los efectivos fabriles en unos pocos puntos del espacio para asf obtener las economfas externas derivadas de la aglomeracién. Como han sefialado Piore y Sabel, para la produccisn en serie el objetivo «era des- componer todas las tareas manuales en sencillos pasos, cada uno de los cua- les pudiera realizarse con mayor rapidez y precisién mediante una maquina dedicada a ese fin que por la mano del hombre. Cuanto mas especializada fuera la maquina —cuanto més deprisa funcionara y menos especializado tu- viera que ser el operario—, mayor su aportacién a la reduecién de los costes de produccién». Asi, «cuando en 1913 salid el modelo T de Ford en la fabri- ca de Highland Park (Michigan) fue la culminacién de cien afios de experi- mentos con la produccién en serie» (Piore, M. J. y Sabel. C. F., 1990, 32). El impulso combinado del rapido e intenso proceso de innovacién rad cal que se asocia al desarrollo de las nuevas tecnologias de informacién, el pa- ralelo movimiento de apertura econémica y mundializacion de los mercados, tanto de factores como de productos, con un creciente niimero de empresas que aplican estrategias globales y organizan una nueva divisién internacio- nal del trabajo, o la progresiva segmentacién de los procesos productivos, con numerosas firmas que descentralizan tareas y producciones entre esta- blecimientos propios o ajenos, localizados en lugares diversos pero interco- nectados en red, son la clave del nuevo modelo organizativo al que puede identificarse con el neofordismo, por combinar elementos del pasado con otros nuevos. Ese contexto técnico-productivo en la organizacién empresa- rial converge con la revisién del anterior intervencionismo keynesiano sobre la industria, sustituido en bastantes casos por posiciones neoliberales de di- versa intensidad, que abogan por una menor presencia del Estado traducida en la privatizacién de empresas publicas (en sectores industriales basicos y actividades minero-energéticas prineipalmente), la menor regulacion de los ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 305 mercados, y el abandono de ciertas politicas de promocién industrial basa- das en el recurso a la subvencién como principal mecanismo de actuacién. Esa nueva l6gica industrial, relacionada de forma directa con los proce- sos abordados en capitulos precedentes, se ve matizada en cada sistema pro- ductivo nacional y regional tanto por las estructuras heredadas (tipos de em- presas y sectores dominantes, caracteristicas de los mercados de trabajo, marco institucional, organizacién espacial de la industria...), como por el tipo de relaciones mantenido con el exterior y la capacidad de los agentes econdmicos y sociales para generar nuevas iniciativas y responder de forma activa a los retos del presente, por lo que los modelos generales se verin siempre matizados por especificidades locales a veces importantes, Pero el aspecto que interesa destacar ahora es el relativo a las pautas ac- tuales de localizaci6n industrial y la identificacion de las areas mas dinémi- cas, tanto por su capacidad para generar iniciativas de cardcter endégeno, como para atraer inversiones procedentes del exterior. La amplia bibliogra- fia publicada en los tiltimos afios permite deducir la existencia de una di soria entre lo que puede calificarse como regiones ganadoras y regiones per- dedoras. Entre las primeras se sitdan las grandes éreas urbanas y metropoli- tanas, os ejes de desarrollo industrial que tienen su origen en elias, asi como los sistemas productivos locales de pequefia empresa. Entre las segundas de- ben mencionarse las regiones de antigua tradicién industrial hoy en declive y numerosas dreas rurales donde pervive una industria tradicional de cardc- ter difuso también sometida, como la anterior, a importantes procesos de re- conversiGn. Puede intentarse una breve caracterizacién de cada uno de estos tipos de dreas industriales, 4.2.1. Renovacién de la industria urbana/metropolitana y desarrollo de ejes industriales Las grandes ciudades y sus entornos contintian siendo los espacios que concentran una proporcién mayoritaria de los establecimientos y empleos, asi como de la produccién y la inversién industrial, en buena parte de los paises, cualquiera que sea la antigtedad e importancia del sector dentro de su sis- tema productivo, No obstante, desde el inicio de los aftos ochenta comenzaron a aparecer numerosos datos estadisticos © investigaciones que cuestionaban su capaci- dad para seguir atrayendo empresas y capitales, ante la evidencia de unos procesos desindustrializadores reflejados en la disminucién del volumen de empleo y de su peso relativo dentro de las economias urbanas, frente a la ‘constante expansiGn de los servicios. En palabras de Lopez Groh, «la apari- cién y persistencia de la crisis ha venido a quebrar en gran medida el cre- ciente proceso de concentracién de recursos y crecimiento industrial de las reas metropolitanas que habia caracterizado la fase anterior, en Ia que se produjo la acumulacién. En las grandes aglomeraciones urbano-industriales se han producido importantes reestructuraciones de su sistema productivo, descensos de su nivel de ocupacién industrial y el desmantelamiento de nu- ‘merosas instalaciones... El andlisis de la evolucién de los tejidos industriales 306 GEOGRAHIA ECONOMICA se revela como un factor primordial para entender Ia crisis de las areas me- tropolitanas, por cuanto ésta se manifiesta fundamentalmente como una eri- sis industrial» (Lopez Groh, F,, dir., 1987, 111). En la justificacién de tales procesos desconcentradores, las diversas teorias elaboradas destacaron el au- mento de las deseconomias externas en la gran ciudad frente a los costes in- feriores existentes en espacios menos densos y cada vez mas accesibles, que suelen contar, ademés, con una menor organizacién de su fuerza de trabajo. No obstante, estudios posteriores han permitido constatar que el proce- so de transformacién que experimenta la industria urbana es mas complejo, al menos desde una triple perspectiva. Por una parte, la frecuente detencién, del crecimiento industrial medido en efectivos laborales no es contradictoria con un fuerte aumento de la productividad y una creciente especializacion en aquellos sectores que realizan un mayor esfuerzo de innovaci6n y re tran un notable incremento de su. demanda global, a los que la Comision Europea calificé como de industrias de demanda fuerte (quimica, material cléctrico y electr6nica, informatica, telecomunicaciones, aerondutica, instru- mentos de precisidn). También se inerementa la presencia de sedes sociales, funciones avanzadas y trabajadores mas cualificados pertenecientes a buena parte de las empresas mas importantes que operan en los respectivos siste- mas productivos nacionales, pues atin retinen las mayores ventajas competi- tivas y el capital intangible necesarios para atraer este tipo de inversiGn: eco- nomias externas de aglomeracién, oferta de servicios a las empresas, centros de [+D y formacién superior, amplios mereados de consumo y trabajo, bue- ha comunicacion a redes internacionales, etc. (Castells, M., 1989: Méndez, R. y Caravaca, I., 1993). En segundo lugar, se refuerza la competencia interur~ bana, razén por la que la evoluciGn industrial de ciudades con dimensién si- milar se hace atin mas desigual que en el pasado, ante su distinta capacidad para valorizar los recursos locales ¢ insertarse en el nuevo marco del capita- lismo global. Finalmente, la difusién de los establecimientos a lo largo de las principales vias de comunicacién que interconectan las ciudades favorece tuna importancia creciente de los ejes industriales, sobre todo en las regione, ‘con mayor densidad y tradicién industrial, donde se implantan, especial- mente, aquellas empresas que operan en mercados amplios y necesitan grandes superficies, por lo que la buena accesibilidad y un suelo relativa- ‘mente barato se suman como principales factores de atraccién. En consecuencia, dentro de las reas urbanas y metropolitanas coexisten tendencias contrastadas y espacios que hoy registran trayectorias opuestas: al ‘abandono industrial de las reas centrales 0 ciertos espacios fabriles degrada- dos (ferroviarios, portuarios...) se contrapone su crecimiento en las periferias urbanas, particularmente en ciertos sectores donde la promocién de parques industriales, tecnoldgicos, etc., da origen a nuevos paisajes industriales de fiso- noma bastante distinta a la tradicional; al retroceso del empleo en tareas ma- nuales de fabricacién, generador de un importante contingente de desemple- ados con dificil recolocacién, se opone el aumento de los ocupados en tareas previas y posteriores, exponente de la ya aludida terciarizacién industrial Desde la perspectiva de la ordenacién territorial, las nuevas propuestas urbanisticas en materia industrial (véase cuadro 7.5) insisten en la necesidad ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 307 CuaDKo 7.5. Propuestas actuales del urbanismo industrial Planificacion de los nuevos + Mejora general dela calidad (morfol6gica, dotacional, ath- ‘espacios productivos, biental). 1 Blevacién de esténdares urbanisticos: — espacis libres y aparcamientos; = calidad de los accesos viarios; — control medioambientaly paisajsmo; — Vigilancia y seguridad interna. Tipos de productos inmobi- _* Reducci6n del tamafio de las promociones. liarios oferados + Diversificacion interna de parques industrales: —tamatio de las parcelas, — oferta de naves y edificios industrales en altura; — centros de empresas (incubadoras); * Diversficacion en formas de acceso: — venta en propiedad; = alquiler y easing. Funcionalidad y disribucion + Superaci6n de Ia dicotomfa industria-servicios: interna de usos — aumento del % destinado a oficinas en inmuebles in- dustrial; — aumento del % suelo destinado a servicios complemen- tarios en parques industriales. ‘+ Promocién de parques mixtos de actividad (oficinas, éreas ‘comerciales... PromociOn y gestion de par-_# Mayor flexibiidad para adaptaciGn répida a los cambios en ‘ques/poligonos industria. ‘a demanda empresarial: tes = calificacién del suelo y normativa de usos; < parcelaro y caractersticas de la edificaciéa. ‘+ Necesidad de limites a liberalizacién excesiva: riesgo de pérdida del eardcter como expacios productivos. ‘Mantenimiento y recupera- + Programas de rehablitacién de espacios industrales obso- cidn de espacios indus. letos: rales — mejora de calidad en poligonos y éreas industriles; — recuperacion de antiguos edificios industrials (arqueo- logis industrial); — mejora integral del medio ambiente, de espacios productivos més integrados, donde se haga posible esa interde- pendencia industria-servicios, junto a la defensa de una mayor calidad in- fraestructural, urbanistica y ambiental, una diversificacién de la oferta adap- tada a los diversos segmentos de la demanda empresarial, y una mayor fle- xibilidad para adaptarse a las miiltiples situaciones que registran este tipo de espacios, desde la rehabilitacin de éreas y poligonos degradados en las reas urbanas interiores, a la promocién de nuevos espacios en su periferia © junto a los ejes viarios. 43 Sistemas productivos locales de pequehia empresa La evidencia de procesos desconcentradores en la distribuci6n espacial 308. GEOGRAFIA ECONOMICA, de la actividad manufacturera, asociados a la reestructuracién general de fos sedans productivos, puso de actualidad durante los afios ochenta la refe- sotcia a fendmenos de deslocalizacion industrial, visbles a diferentes esta- They asociados a la bisqueda de menores costes, sobre todo en aquelias in- lieatsias de demanda débil que utilizan una tecnologfa convencional, em: plean gran cantidad de mano de obra y cuentan con un gran Aimer de com- petidores (lextil, confeccién, calzado y piel, madera y mueble, sideromet: Rirgia y productos metélicos, construcciOn naval... El surgimiento de mie tos pases industriales, sobre todo en Asia y ciertas regiones de América La TRePel crecimiento fabril de regiones atrasadas en éreas desarrolladas (Sun tot'de Estados Unidos, isla de Kyushu en Japén, eje mediterréneo 0 arco la, bel de Europa oceidental..), o na cierta revitalizacién de la industria rural fearon sus manifestaciones principales (Vézquez, A., 1988). E! mapa de la f- gura 28 ponta de manifiesto ese desarrollo de modelos de industrializacion Sifusa en repiones como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, An- dalucia, etc. No obstante, un mejor conocimiento de la realidad ha permitido cons- tatar que, en el marco de estos procesos de periferizacién industria}, cor cae jlusciones muy diversas, que oscilan entre el simple trasvase de activie ‘dades intensivas en trabajo barato o altamente contaminantes, que en poco Contribuyen al desarrollo de esas éreas periféricas, hasta procesos altamente Shnamices y con capacidad innovadora, protagonizados por pequefias em. presas expecializadas en cierto tipo de actividades, que aprovechan de forma Pretable los recursos locales del érea en que surgen. Este tipo de espacios, cuya caracterizaci6n inicial fue realizada por Alfred Marshall @ comienzos de siglo en su referencia a Ia existencia de distritos industrales cn contrapt qion a las grandes Areas industriales, suele englobarse hoy bajo la denon), siccidn genérica de sistemas productivos locales (Pyke, F; Becattini, G. y Sengenberger, W., eds, 1990; Benko, G. y Lipietz, A., eds. 1992). So trata, pues de Areas donde se registra una destacada presencia de PYMEs, surgidas ante todo a partir de iniciativas locales, especializadas cn nigin tipo de actividad o producto que otorga personalidad at rea (el ju- gute ef calzado, la microelectronica, la moda, el mucble...). Fl rasuo més aracieristico es la fragmentacién del proceso productivo entre esas emPre- Sas, que realizan tareas especializadas y mantienen estrechas re\aciones £0 ee ya sea a través del mercado (operaciones de compraventa), o median- 1 T'etablecimiento de redes de cooperacién para obtener beneficios con- juntos y poder competir con las grandes empresas (acceso a redes 4° infor- seneiSn & contratar servicios técnicos, a mercados exteriores, etc.). Esa coo” peraciéa, junto al saber hacer en una determinada rama de actividad exis- Porte on el area, puede permitir que se alcance una elevada capacidad, tan~ to para generar como para incorporar innovaciones a sus Procesos y $US Pro” duetos, lo que explicarfa su dinamismo actual. fin ta justifcacién de las condiciones territoriales que hacen posible ‘a aparicion y desarrollo de estos sistemas productivos locales patessh combi soar tnctores sociocconémicos objetivables con otros de cardcter subjetivo. wate onstencia de un cierto nivel de capitalizaci6n previo, que hace posible ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 309 la inversi6n y el surgimiento de iniciativas empresariales (excedentes agra- rios, comerciales, etc.), de una tradiciGn de trabajo manufacturero que justi fica ciertas habilidades técnicas, de excedentes laborales que pueden ser uti- lizados de forma flexible, o de una red de pequefias ciudades que provee de los servicios empresariales y las infraestructuras necesarias, se aftade la exis- tencia de una cultura local permeable al cambio y que favorece la realizacién de proyectos colectivos. En expresién de Becattini (1990, 41), se trata de «un, sistema de valores y de pensamiento relativamente homogéneos, expresién de una cierta ética del trabajo y de la actividad, de la familia, de la recipro- cidad, del intercambio, que condicionan de alguna manera los principales as- pectos de la vida». De ahi la dificultad para trasladar este modelo a otros es- pacios, pese a lo cual los estudios realizados en esta linea han permitido reorientar las politicas de promocién industrial de los tltimos afios, otorgando un creciente protagonismo al apoyo a las PYMEs, el fomento de las redes de cooperacién, sobre todo en materia de innovacién, y la inversién en el en- tomo territorial como base necesaria para que surjan iniciativas de carécter local, més seguras y estables que la dependencia excesiva de inversiones de grandes compafifas procedentes del exterior, que pueden servir como factor complementario de impulso. 423, Areas industrializadas en declive Como contrapunto a lo anterior, otras éreas de antigua tradici6n indus- trial registran desde hace algtin tiempo un retroceso de esta actividad, refle- jado en la reduccién del nimero de empresas y empleos, el abandono de edi- ficios y solares, 0 la reduccién de actividad en una parte de los estableci- mientos que se mantienen operativos. Dos tipos de razones convergen para justificar esa situacién: por una parte, padecen una evidente obsolescencia productiva, resultado de su excesiva especializacién en sectores tradicionales hoy en retroceso ante la reduccién de su demanda o la competencia de em- presas situadas en nuevos paises industriales con menores costes (siderurgia, textil-confeccidn...), a lo que suele unirse el tradicional predominio de gran- des fabricas que hoy reducen sus plantillas como resultado de una creciente automatizacidn y la escasa presencia de iniciativas locales capaces de com- pensar, al menos parcialmente, tales pérdidas; por otra, se produce una pa- talela obsolescencia ambiental, al tratarse de espacios degradados por una industria poco respetuosa con'el medio ambiente (proximidad a viviendas, polucién atmosférica, vertidos, contaminacién de suelos...), a lo que se suma hoy su imagen de abandono para repeler la instalacién de nuevas empresas procedentes del exterior. Regiones como las del arco atléintico europeo, los Apalaches y los Grandes Lagos en Estados Unidos, etc., suelen incluirse en- tre las més caracteristicas, a las que se suman un elevado mimero de ciuda- des monoespecializadas y dispersas en multiples lugares del mundo. En tales condiciones, las propuestas para intentar la recuperacién se han orientado en una doble direccién, que puede resultar complementaria: en lunos casos, se aboga por una mayor diversificacién econémica, dando prio- ridad a unas actividades de servicios tradicionalmente escasas y que pueden 310 GEOGRAFIA ECONOMICA servir como paliativo de la crisis industrial, ademas de generar un entorno més competitive para las propias empresas manufactureras; al tiempo, se trata de rehabilitar los inmuebles y las reas industriales para mejorar sus equipamientos y adaptarlos a una demanda por empresas de menor dimen- sién, a las que puede incentivarse con medidas complementarias de apoyo fi- nanciero. Pese a todo, en bastantes casos su recuperacién como espacio in- dustrial dinémico parece dificil, poniendo asi de manifiesto la renovacién de los mapas econémicos inherente a toda fase de cambio estructural como la ivida en los tltimos afios. 5. Crecimiento y contrastes en la localizacién de los servicios Seguin quedé planteado en el capitulo anterior, la répida expansi6n re- gistrada por las actividades de servicios en las tiltimas décadas constituye una de las transformaciones econdmicas y sociolaborales de mayor calado en un nlimero cada vez mayor de paises y regiones del mundo. Su reflejo més inmediato es, sin duda, su hegemonfa actual dentro de la estructura secto- rial de muchos sistemas productivos, en particular del mundo desarrollado (véanse cuadros 2.2 y 6.5), pero también debe destacarse la creciente im- portancia de los flujos de servicios en el comercio internacional y de los flu- jos de inversi6n generados por estas empresas (25 % del stock total de in- version exterior directa en 1970, por un 50% en 1990), o la formacién de grandes grupos empresariales de ambito transnacional, que operan de modo similar a los industriales. Asi, por ejemplo, mientras en 1972 s6lo 148 de las mil mayores empresas que operaban en Espafia pertenecian al sector de ser- vicios, veinte afios después eran ya 453, con destacada presencia de las dedi- cadas al comercio mayorista (140 empresas) y minorista (66), las entidades financieras y de seguros (94), 0 los servicios a las empresas (42) entre las principales (Sanchez, J. E., 1994). Resultado de factores miltiples, que se asocian tanto a la reestructura- cin del propio sistema productivo y tecnol6gico, como a la mejora del nivel de renta y bienestar en algunas sociedades, o la creacién de empleo barato —privado o ptiblico— para combatir el paro en otras, este proceso de ter- ciarizacién econémica genera importantes efectos espaciales, que resultan bastante complejos y contradictorios, como corresponde a la gran variedad de actividades que se acogen a la denominacion genérica de servicios. Pese a ello, su estudio por los gedgrafos resulté bastante escaso hasta época re- ciente, como resultado de una conjuncién de causas que pueden relacionar- se con su crecimiento posterior al de las actividades agrarias ¢ industriales, la existencia de un gran mimero de pequefias empresas poco visibles (escasa inversi6n, pocos o ningin empleo asalariado, ocupaci6n de inmuebles de vi- viendas...), su consideracién como actividades banales, o la creencia de que su localizacién era un simple reflejo de la seguida por la poblacién. Por el contrario, desde hace algo més de una década se ha producido una fuerte expansién de la bibliografia geogréfica sobre el sector de servi- cios, que destaca la diversidad de comportamientos espaciales y su creciente ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS ait influencia sobre el desarrollo regional y local, 0 los procesos de innovacién Bailly, A. S. y Maillat, D., 1988; Price, D. G. y Blair, A. M., 1989; Morena, A. y Escolano, S., 19924; Bonamy, J. y May, N., dirs, 1994; Illeris, S,, 1996; Mérenne-Schoumaker, B., 1996). Se desarrollan, ain en mayor medida, los estudios dedicados a actividades especificas, entre las que aqui se limitaré el comentario a dos de las que mayor interés han despertado: los servicios a las empresas y las nuevas formas comerciales asociadas al cambio en las pautas de consumo. S.A. SERVI 10S A LAS EMPRESAS Y CRECIMIENTO REGIONAL Un primer grupo de actividades en répida expansi6n, sobre todo en giones que cuentan con una base industrial previa, son las de servicios a las empresas 0 servicios a la produccién. Encargadas de llevar a cabo toda una serie de tareas complementarias a la produccién de bienes, por lo que sus clientes principales 0 exclusivos son otras empresas, suelen identificarse con tres caracteristicas especificas de particular interés geogréfico que las identi- fican dentro del sector terciario: una localizacién concentrada, que favorece un reforzamiento de la polarizacién espacial; un creciente proceso de inter- nacionalizacién y una elevada capacidad para inducir la innovacién empre- sarial, lo que las hace objeto de creciente atencidn para las politicas de de- sarrollo (Daniels, P. W., 1985 y 1993; Daniels, P. W. y Moulaert, F,, 1991; Ferrio, J., 1992; Moreno, A. y Escolano, S., 19925). hasta una época relativamente reciente su presencia en la mayorfa de sistemas productivos nacionales y regionales era bastante escasa, su creci- miento actual puede relacionarse con dos tipos de procesos interrelacio- nados: — La ampliacién de unos procesos productivos cada vez més comple- jos, donde las exigencias que imponen los avances técnicos y la necesidad de afiadir valor a los productos, hacer més eficientes los procesos, o llegar de manera més directa al cliente, exigen la presencia de actividades especializa- das que incorporan conocimiento, ya sea en la gestién, el disefio, la fabrica- cin, la distribuci6n o el servicio posventa. Una creciente externalizaci6n de estos servicios por parte de las em- presas industriales, que prefieren contratar firmas especializadas en funcién de sus necesidades concretas, en vez de incorporar este personal en sus plan- tillas laborales, con el consiguiente aumento de costes internos. ‘Aumenta asf la proporcién de servicios internos a Ias empresas indus- triales, con el consiguiente aumento del empleo indirecto, sobre todo en las grandes ciudades, donde crece el nimero de dreas ocupadas por oficinas in- dustriales pertenecientes a empresas manufactureras, donde se llevan a cabo este tipo de tareas complementarias a la fabricaci6n. Pero aumentan, sobre todo, los servicios externos, realizados por empresas independientes que sit ven de apoyo a la industria, por lo que se origina un continuo entre ambos ti- 312 GEOGRAFIA ECONOMICA pos de actividades donde toda divisoria resulta cada vez més arbitraria. Los parques empresariales y las éreas de oficinas, también concentrados en las principales areas urbanas, acogen a muchas de estas empresas, que pueden clasificarse desde una perspectiva funcional tal como se hace en el cuadro 7.6. Se trata, pues, de actividades que, en términos generales, manifiestan tuna evidente tendencia a la concentracién espacial, relacionada con la exis- ‘CUADRO 7.6. Tipologta funcional de servicios a las empresas (adaptado de B. Mérenne-Schoumaker, 1996) ‘A. Funcién administraiva: — Consultorfa financiera y econémica, = Contabilidad. = Asesorfa juridica y fiscal, = ‘Auditorfa externa, — Formacién y gestin de personal — Reclutamieinto y seleccién de personal ‘— Tramitacion/gestion de pagos. = servicios complementarios de ofiina (reprografia, mensajerfa, traduccin..) — Seguros y servicios financieros. B. Gestion de la produccion: — Ingenieria industrial de sistemas y procesos. = Diseto. — Investigacion y desarrollo tecnol6gico. — Mantenimiemto/reparacién de maquinaria y equipos. = Certiicacién y control de calidad. = Recuperacién y recilaje = Asesoramiento técnico. ©. Comercializacion y ventas: — Marketing, publicidad y estudios de mercado. ‘= Sociedades de exportacién e importacién. — Servicios posventa. — Patentes y marcas. D. Logtstica, comunicacién y transporte: — Planiicacin y organizacion — Servicios de telecomunicacién, = ‘Asesoramiento y tratamiento informético. = Transporte y mereancias. = Almacenamiento. = ‘Agencias de vies = ‘Agencias inmobilisrias. — Alquiler de maquinaria y equipos. — Sociedades de leasing. = Estudios de arquitectara. E._ Servicios generates: — Limpieza y mantenimiento de edificios. — Seguridad. = Restauracién y hosteleria de empresas. ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS, 313 tencia previa de otras empresas en el area, que actéan como clientes poten- ciales 0 efectivos, ademds de con un mercado laboral cualificado y un acce- so facil a las redes de comunicacién e informacién. Eso alimenta una mayor presencia en regiones desarrolladas con tradici6n industrial y en aglomera- ‘ciones metropolitanas, que a estos efectos también actan como lugares cen- trales para un érea de influencia generalmente extensa. Su resistencia al tras- ado hacia espacios periféricos con menor demanda empresarial favorece un. reforzamiento de los contrastes territoriales en términos de productividad. La distribucién provincial en Espaiia segin el Censo de Locales de 1990 (véase fig. 7.12) refleja esa polarizacién en favor de Madrid y Barcelona, asf como unos niveles de especializacién —medios por los respectivos cocientes de localizacin— también elevados en todo el litoral mediterréneo y las principales éreas metropolitanas del pafs (Bilbao, Sevilla, Zaragoza, Vigo, etcétera). A escala intraurbana, la presencia de oficinas dedicadas a estas ta- Teas resulta mas densa en los centros de negocios y sus proximidades, asf como en las principales vias de acceso, pues factores como la proximidad Ro. 7.12, Localizacén provincial de los servicios las empresas, 1990 (Gegin Censo de Locales) 314 GEOGRAFIA ECONOMICA mutua y la imagen parecen resultar de especial importancia en la justifica- cién de sus decisiones de implantacién. No obstante, estas pautas generales encubren una notable diversidad de comportamientos en funcién del rango 0 categoria de los servicios, su vincu- lacién a un mercado local o més extenso, la rentabilidad que obtienen del suelo que ocupan, la frecuencia de uso por parte de las empresas clientes y la necesidad o no de contacto directo: — Existe una alta correlacién positiva entre el rango del servicio pres- tado y su concentracién en las mayores ciudades del sistema, razén por la que actividades como la consultorfa financiera y de gestién, la ingenierfa in- dustrial, los centros de investigacién y desarollo tecnol6gico, 0 las grandes agencias de publicidad aparecen en unos pocos micleos, mientras empresas como las dedicadas a Ia limpieza, mantenimiento y transporte, las gestorias y asesorfas laborales/fiscales, o las agencias inmobiliarias son més numerosas y de localizacién més dispersa. — Algo similar ocurre con las oficinas centrales (sedes sociales) de las grandes empresas del sector, que operan con creciente frecuencia en diver- sos paises, agrupadas en dreas centrales de prestigio de las principales me- tr6polis o en las proximidades de aeropuertos internacionales donde con: guen elevar su accesibilidad externa. — Aquellos servicios que exigen un contacto directo con los clientes (front offices) son los més proclives a ubicarse en los centros urbanos, pese alos altos precios del suelo y de los inmuebles que deben soportar, mientras las operaciones relacionadas con el tratamiento de informacién que no exi- gen esa presencia, sustituida cada vez en mayor medida por el uso de redes telematicas (back offices), tienden a trasladarse hacia espacios suburbanos y periurbanos bien comunicados, donde dan origen al surgimiento de nuevas reas de centralidad. ‘Una localizacin més compleja presenta la banca, que en su doble condicién de servicio a las empresas y a la poblaci6n tiende a concentrar en las areas centrales sus sedes sociales, asf como los depdsitos y créditos con- cedidos, mientras dispersa cada vez més sus agencias y empleos a la biisque- da de nuevos clientes, por lo que la proximidad resulta aqui un factor clave en Ia captacién del ahorro (Gamir, A., 1988; Oliveras, J., 1991; Rome- ro, C., 1997). Un tiltimo aspecto a considerar es la relacién que hoy suele establecer- se entre servicios a las empresas y desarrollo regional. Segiin Ferrio (1992, 47), «no parece exagerado defender que los servicios y la calidad son para las sociedades actuales lo que la industria y la productividad fueron para las sociedades més desarrolladas de la posguerra», por lo que «la existencia de disparidades regionales presupone, de forma cada vez mas evidente, desi- gualdades de acceso a la utilizacion de los diferentes tipos de servicios». Su importancia como intermediarios en los procesos de innovacién, que posibilitan el desarrollo de empresas més eficientes, productos de mis cali- dad, mejor conocimiento de las demandas existentes, etc. jus ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 315 ciente incorporacién en las politicas de desarrollo regional y local, que tra- dicionalmente las ignoraron en beneficio de la industria. Esa atencién pue- de traducirse en dos tipos de medidas complementari — Creacién de centros de servicios en ciertas éreas, para facilitar su ac- cceso por parte de las PYMEs, junto al establecimiento de ayudas a la inst lacién de este tipo de empresas en regiones atrasadas 0 en declive, con el fin de elevar la oferta existente en el territorio. — Apoyo complementario al surgimiento de una demanda suficien- te por parte de las PYMEs locales que anime la instalacion de empresas de servicios: informacién a empresarios sobre sus beneficios potenciales, sub- vencién parcial a la adquisicién/contratacién de servicios, impulso a la for- ‘maci6n de redes de cooperacién para acceder de forma conjyinta a los més avanzados, etc. 5.2. NUEVAS FORMAS COMERCIALES Y PAUTAS DE CONSUMO El comercio es, sin duda, una de las actividades con mayor tradicién, que tiene como finalidad la venta de los bienes y servicios producidos. Su de- sarrollo ha sido paralelo al de la propia economia de mercado, ejerciendo una indiscutible influencia sobre la vida de la poblacién, al tiempo que se ve impregnado por los rasgos econémicos y culturales propios de cada socie- dad, que le otorgan ciertos atributos especificos. Dentro de la multitud de empresas que llevan a cabo esas funciones de distribucién resulta habitual la distincién entre el comercio mayorista, que pone en relacién a los producto- es con un comercio minorista en contacto directo con los consumidores, lo que da lugar a un proceso de intermediacién en el que se genera un incre- ‘mento de valor. En torno a ellos se disponen unas actividades logisticas de transporte y almacenamiento, que aumentan su importancia estratégica a medida que se amplian y densifican los circuitos comerciales, ampliando la distancia entre los lugares de origen y destino de los productos. All ser, pues, un tipo de actividad directamente relacionada con el con- sumidor final, suele ser también una de las mas dispersas, localizandose en funcién de la poblacién, tal como le ocurre a un buen nimero de servicios (hosteleria y restauracién, educacién y cultura, sanidad, etc.). No obstante, ya desde los estudios christallerianos sobre lugares centrales se evidenciaron ciertas regularidades y contrastes en esa distribucién, relativos a la jerarqui- zaci6n de los establecimientos segtin rango de los centros urbanos, con dreas de mercado de distinto alcance que se superponen, 0 a las disimetrias deri- vadas de la competencia entre centros, que favorecen un subequipamiento comercial en dreas rurales y ciudades satélites proximas a grandes metr6po- lis. Esos estudios también constataron una similar jerarquia de comercios, desde los de frecuentacién diaria, muy numerosos y cercanos a sus clientes, hasta los que ofrecen bienes suntuarios de uso ocasional y alto precio, que son escasos y abastecen mercados extensos; la jerarquizacién se traslada al propio espacio urbano, estableciendo un gradiente de densidad comercial 316 GEOGRAFIA ECONOMICA que en las ciudades de tipo europeo decrece del centro a la periferia, acen- tuandose en direcci6n a los barrios con residentes de menor renta. Por su parte, en los paises subdesarrollados esa situacién se ve alterada por una menor densidad de establecimientos, ligada a la persistencia de un Autoconsumo atin importante en dreas rurales y a la existencia de una am- plia proporci6n de poblacién urbana con escasa capacidad de compra, aun- Que, por contra, existen grupos sociales minoritarios con elevado nivel de Consumo, traducido en una fuerte demanda de productos locales o importa dos A esa diferencia se afiade la coexistencia de los dos circuitos comercia- les sefialados ya por Milton Santos en 1975, reflejo del dualismo social y eco némico existente. Uno constituido por un comercio minifundista —fijo o ambulante— integrado muchas veces en la economia informal y asociado a festrategias de supervivencia, que abastece a la poblacién rural o urbana de pocos recursos en bienes bésicos a bajo precio. Otro dirigido por empresas Eapitalistas (desde mayoristas dedicados a importacin/exportacion, a tien- ddas especializadas, cadenas comerciales a veces internacionales, etc.), locali- zadas en Areas turisticas y, sobre todo, en las grandes ciudades, donde ocu- pan Ambitos espectficos (barrios residenciales, entorno de puertos y acro- puertos...), sirviendo de conexién a los circuitos mercantiles de la economia Inundiai y vehiculo propagador de los modelos de consumo del mundo de- sarrollado (Findlay, A. M.; Paddison, R. y Dawson, J. A., eds., 1990). Pero el aspecto que més interesa destacar ahora es el dinamismo re- ciente de unas actividades de distribucién que evolucionan en sintonfa con os cambios que, de forma periddica, ha experimentado el sistema producti vo en su conjunto, incluida su organizaci6n espacial. Aqui se incluyen as- pectos como los relativos a las nuevas técnicas de produccién y almacena- Iiento, que facilitan el envasado y la normalizacién de los productos, la i formatizaci6n del inventario, el control de caja mediante el uso de cédigos de barras, el pago mediante tarjeta de crédito, etc. Junto con ellos, las mejo~ fas en el transporte y la comunicacién de informaciones, que facilitan los desplazamientos a mayor distancia sin apenas aumento de costes, 0 los nue- ‘os hdbitos de compra asociados al uso cada vez més generalizado del auto- movil privado y la creciente incorporaci6n de la mujer al mercado de traba- jo son también factores que ayudan a explicar las nuevas formas comercia- {es hoy en expansi6n, tanto desde la perspectiva de la oferta como de la de- manda. Como afirma Barata Salgueiro (1996, XI), «en los ltimos treinta afios el comercio sufrié una profunda transformaci6n. Puede hablarse inclu- 50 de revolucién en los puntos de venta, las estructuras empresariales y los habitos de consumo, Surgen nuevas técnicas de venta y exposicién de los ar- ticulos, otros tipos de establecimientos con patrones de localizacin diferen- tes al tradicional, acompafiando la reestructuracién funcional de las éreas ur- banas en metrOpolis policéntricas. Se desarrollan procesos de concentraci6n e integracién, que operan con frecuencia a escala internacional. Aparecen grupos empresariales que controlan grandes superficies de venta, dominan Guotas importantes del mercado, e integran en su seno tareas antes indivi- ualizadas entre los minoristas, los mayoristas y otros agentes del circuito de distribucién». ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 317 El primero de estos rasgos que interesa destacar es el proceso de con- centracién financiera, similar a la ocurrida antes en la industria o la banca. ‘Aumenta asf el mimero de empresas que integran tanto actividades mayo- ristas como minoristas, actuando como grandes cadenas de distribucién que se sitdan en el centro de los circuitos que vinculan a productores y consumi- ‘dores, ejerciendo un creciente poder de influencia sobre ambos. Pero, més importante atin, en el transcurso del dltimo siglo se ha pro- ucido una expansi6n y, sobre todo, una diversificaci6n de las empresas y los espacios comerciales en funcién de criterios como su dimensién, el tipo de productos, la forma de venta, etc. Junto al comercio minorista de proximi- dad, especializado en una determinada gama de articulos (librerfas, zapate- rias, perfumerfas, tiendas de alimentaciGn, de electrodomésticos, etc.), han adquirido creciente importancia otras formas comerciales de mayor escala, que abarcan: 2) Autoservicio: Establecimientos surgidos en Estados Unidos a par- tir de 1945, donde el cliente tiene acceso directo a los productos expuestos. Si superan los 120 metros cuadrados de superficie se califican como super- servicios y como supermercados si son mayores de 400, lo que suele acom- pafiarse por una mayor variedad de productos, que ya no se limitan a los de alimentaci6n. Relacionados con un érea de mercado proxima y desplaza- mientos frecuentes, en su mayorfa a pie, se localizan en funcién de esa clien- tela, por lo que su niimero y calidad aumentan con el volumen de poblacién y el nivel de renta, si bien dentro de una relativa dispersi6n espacial. 4) Gran almacém: Establecimientos minoristas de gran superficie (més de 3.000 metros cuadrados), de cardcter no especializado y divididos en secciones, que suclen ocupar grandes edificios en las areas centrales de las ciudades con objeto de facilitar el acceso de una amplia clientela, que pue- de desplazarse tanto a pie como en transporte piiblico 0 privado, y que se siente atrafda, ademés, por la proximidad a otros comercios y servicios. Sur- tgidos a mediados del pasado siglo en Francia, parecen haber alcanzado su fase de madurez, estabilizando su importancia relativa en los intercambios ‘comerciales y su organizacién interna. En caso de limitar su oferta a pro- ductos de consumo habitual (alimentacién, confeccién, hogar, limpieza), con menor variedad en su gama y calidad, se habla de almacén popular. ©) Hipermercado: Establecimientos en régimen de autoservicio, sur- gidos en Francia desde los afios sesenta e integrados mayoritariamente en grandes grupos de cardcter transnacional, que cuentan con una gran super~ ficie y una amplia diversidad de articulos, dispuestos interiormente en linea para facilitar el acceso, aunque al menos un tercio del espacio total se desti- na a productos de alimentaci6n. Situados mayoritariamente en las periferias urbanas, primero de las grandes ciudades y, més tarde, de ciudades medias, suelen exigir el acceso en automévil, por lo que su localizacién se asocia a espacios bien comunicados, contando con amplias superficies de aparca- miento. En ocasiones pueden agruparse varios, algunos de ellos especializa- dos (mobiliario, material deportivo, bricolaje, accesorios de automévil...), ORGANIZACION ESPACIAL DE LAS ACTIVIDADES ECONOMICAS 319 mo que no guardan una dependencia exclusiva del nivel de renta. Asf, los re- sidentes en las mayores ciudades y areas metropolitanas que, ademés, dispo- nen de vehiculo particular, cuentan con una gama creciente de posibilidades Para acceder a diversos tipos de comercios y beneficiarse asf de una mayor oferta y mejores precios, en detrimento de los residentes en ciudades pe- quefas y Areas rurales, o con limitaciones en cuanto a medios de transporte. Por el lado de los comerciantes, las tendencias a la concentracién ponen en riesgo la pervivencia de numerosas empresas familiares situadas en areas proximas a las grandes superficies comerciales, que se enfrentan a graves di- ficultades para competir de no conseguir una diferenciacién en los produc- tos o en el servicio que exige innovaciones y cierta capitalizacién, consegui- das en ocasiones a través del asociacionismo. Un vez més, a los contrastes heredados se suman otros nuevos, que es- tablecen divisorias no siempre bien identificadas entre empresas, actividades, grupos sociales y territorios, lo que obliga a finalizar este texto con una re~ ferencia explicita a las relaciones entre crecimiento econémico y desigualda- des territoriales. Bibliografia bésica Bailly, A. S. y Maillat, D. (1988): Le secteur tertiaire en question, Economica, Paris. Barata Salguciro, T. (1996): Do comércio a distribuigdo. Roteiro de uma mudanca, Celta, Ociras. Benko, G. y Lipietz, A. (eds.) (1992): Les régions qui gagnent. Districts et réseaux: les nouveaux paradigmes de la géographie économique, Presses Universitaires de France (traduccién espaftola: Las regiones que ganan, Distritos y redes. Los nue- vos paradigmas de la geografia econémica, Institucié Alfons el Magnanim, Va. lencia, 1994) Castells, M. (1989): The informational city. Information technology, economic res- structuring and the urban-regional process, Balckwell, Oxford (traduccion espa. flola: La ciudad informacional, Alianza, Madrid, 1995) Daniels, P. W. (1993): Services industries in the world economy, Blackwell, Oxford. Fischer, A. (1994): Industrie et espace géographique, Masson, Paris, Mery, B. W. (1985): Agricultural geography. A social and economic analysis, Oxford University Press, Oxford. Metis, S. (1996): The service economy. A geographical approach, John Wiley and Sons, Nueva York. Lloyd, P. E. y Dicken, P. (1990): Location in space. Theoretical perspectives in eco- ‘nomic geography, Harper and Row, Londres, 3. ed. Méndez, R. y Caravaca, 1. (1996): Organizacidn industrial y territorio, Sfntesis, Madrid Mérenne-Schoumaker, B. (1991): La localisation des industries, Nathan, Paris, — (1996): La localisation des services, Nathan, Paris. Moreno, A. y Escolano, S. (19924): Los servicios y el territorio, Sintesis, Madrid. — (19926): El comercio y los servicios @ la produccién y el consumo, Sintesis, Madrid. Precedo, A. y Villarino, M. (1992): La localizaciOn industrial, Sintesis, Madrid.

You might also like