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Francisco Javier Pefias Te ccapiruto vi LA TESIS DE LA PAZ DEMOCRATICA La guerra ha sido y es el problema central de las relaciones internacionales. De hecho, el inicio de su constitueién como disciplina aut6noma esta intimamente imbricada en la crisis espiritual que se abatié sobre Europa tras el fin de la Primera Guerra Mundial!’ Claro que la reflexién sobre la guerra tenia ya en Europa una gran tradicién. Podemos afirmar, sin violentar excesivamente la historia, que con la Tlustracién se empiezan a formular las preguntas sobre la guerra que todavia hoy son el ejetiltimo de la reflexion de los interna Las dos preguntas claves en esta reflexion son todavia hoy: jes la guerra inevitable?, y jes la guerra deseable? La primera pregunta nos remite al mundo de los hechos y la segunda al mundo de los valores’. De la primera se deduce otra interrogacién: sea o no sea la guerra inevitable ,cudles son sus causas?, 0 segin una formulacién ya clasica en nuestra disciplina, ,dénde podemos situar las causas de la guerra?®, cabe por supuesto extender la segunda pregunta ¢ interrogarnos sobre si, siendo la guerra deseable 0, por el contrario indeseable, | gpodemos acaso atribuirle algén valor moral? Como ya hemos resefiado en el primer eapftulo de este trabajo, Kenneth Waltz sostiene que toda la reflexién occidental sobre las causas de la guerra y su inevitabi genes: en el onalis ‘dad se pueden situar en una de las siguientes tres im 27 comportamiento humano (imagen 1); en la estructura interna de los estados (imagen ID); 0, por tiltimo, en la estructura andrquica y competitiva del sistema internacional n ismo (imagen III). Como ya hemos mencionado, aquellos que podemos situar en la imagen II, como los pensadores de la Ilustracién o del liberalismo de entreguerras, consideran la guerra evitable si se eliminan sus caus ellas el carécter autocritico y agresivo de algunos regimenes politicos; en la image lidad histérica de desaparicién del conflicto internacional mientras en este medio esté dominado por la anarquia, por la ausencia de un gobierno, al que consideran imposible e indeseable, superior a los propios estados Las respuestas a nuestra segunda pregunta inicial ~Zes la guerra deseable? gpodemos atribuirle algin valor moral? serian mas undnimes. Desde el siglo XVIII, y con el paréntesis de los afios que precedieron a la Primera Guerra y entre ILI se situarian aquellos pensadores que no ven posibi- Mundial cuando el darwinismo social era una ideologia en boga en Europa la idea de que la guerra no es deseable sino que es una plaga de la humnanidad ha ido consolidandose en la cultura occidental y mundial. Para aquellos que con. sideran la guerra evitable si ciertos inter’ cturas dejaran de determi nar la politica exterior de los estados, la guerra carece en absoluto de valor ‘moral alguno. Para los que consideran la guerra inevitable, el estatuto moral de la guerra se sittia en el terreno de mal necesario para la defensa de bienes supe- riores como son la seguridad y el bienestar de la propia comunidad, del propio estado. Frente a las transformaciones que exigirian los primeros, los segundos abogarian por la prudencia y la restricci6n con la esperanza, no de eliminar la guerra de la historia, sino de evitarla mientras se pueda. De las distintas apreciaciones de los hechos y de los distintos valore: puestos, corolarios se derivan diferentes concepciones de las relaciones internaciona les. Los dos relatos principales de los que hablaremos en éste y el siguiente capitulo el realismo y, sobre todo, la tesis de la paz. democratica~ se sitan res pectivamente en el terceray en la segunda imagen. yestri pro- es decir, de las distintas respuestas a nuestras dos preguntas y sus LA FORMULACION DE LA TESIS M. Doyle, principal exponente de la tesis de la paz democrética, relaciona las tres grandes corrientes del liberalismo —liberalismo de los derechos humanos representado por Locke y Bentham: liberalismo comercial donde sitaa a 248 na de los estados vetitiva del sistema nado, aquellos que a llustracién o del si se eliminan sus ilgunos regimenes que no ven posibi- | mientras en este n gobierno, al que stados 1 guerra deseable?, nes, Desde el siglo la Primera Guerra oga en Europa’, la la humanidad ha aquellos que con- -jaran de determi- absoluto de valor |estatuto moral de sad unidad, del propio eros, los segundos no de elimi bienes supe: intos valores pro- preguntas y sus nes internaciona éste y el siguiente ica~se sitiian res, tica, relaciona las lerechos humanos al donde sittia a eranosVENEMGOS. IBERALISHO YELACIONESINTERNACONALES Cobben y Schumpeter; y, finalmente, liberalismo internacionalista cuya figura sesiera ceria Inmanuel Kant~ con las tres imagenes de K. Waltz:: "A Locke lo podemos identificar como un liberal situado en la imagen I que contribuy6 ala elaboracién de los derechos humanos y sus subsiguientes deberes internacio numpeter y los otros comercial pacifists ‘an en la imagen II, pues ctos de las variaciones de las sociedades particulares, en la nales; Se secentran en economia y en la estructura del estado. Kant, un liberal que se sittia en la ima- gen Ill, nos habla de las interacciones de los estados... y de la genesis de la Union Pacifica de los estados liberales. La tesis que describiremos a continua- cién y que se debe en gran medida ala obra de Doyle parte de ese liberalismo internacionalista de Inmanuel Kant®. A favor de tal posicién podemos citar la idea Kantiana del estado de naturaleza, Ia guerra y el comereio como grandes homogeneizadores, la insociable sociabilidad que levaré a los hombres y a los estados a la btisqueda de ese imperio de la ley, de esa unién pacifica De forma extremadamente resumide la tesis de la paz democrética podria e en tres puntos: inte, las democracias liberales nunca o casi nunca se han, expres t6rican hecho lag 2. La democracias liberales no son mas propensas estados no demoeraticos, pero tampoco lo son menos. 3. Aunque las democracias liberales han tenido conflictos armados con los estados no i guerra que los 0 se hacen la guerra entre ellas, sf iberales. Convendrfa situar esta tesis ante las preguntas con las que se iniciaba este tra bajo: zes la guerra inevitable y donde se sitiian sus causas?, ,¢8 la guerra deseable? Como veremos con detalle mis abajo, la tesis de la pax democratica mantiene rotundamente que la guerra es evitable siempre, claro esta, que del mundo des parezean su causas. De tal manera que si podemos afirmar que I, Kant se mueve entre los que Waltz denominé imagen II e imagen III -el sistema internacional como fuerza motor de la biisqueda de la paz perpetua y el cardcter no republicano de los estados como fuente de belicosidad’-, debemos constatar que, a pesar de su raigambre kantiana, la formulacién de la tesis de la paz democratica se sitéa clara- ‘mente en la segunda imagen: las causas de la guerra deben buscarse en la organi- zacién interna de los estados. En este caso, y aqui los énfasis de proponentes varian, en la medida en que se ha demostrado que los estados libera~ Jes democriticos no se hacen la guerra entre ellos, un mundo donde ésta sea la forma universal de organizar la comunidad seré un mundo pacifico. Cabria argitir 1s diferentes 49 que la tesis, en sus proposiciones més sofisticadas, no sostiene que las democra clas liberales sean mas pacifieas que los estad 0 liberales, sino simplemente que no se hacen la guerra entre ellas y, por tanto, que el autoritarismo, la autocra cia, ete., no son las causas del guerra estrictamente hablando, Esta dificultad, a la que diversos autores dan diversas repuestas, desaparece cuando se considera que ‘ay acuerdo en que la democracia liberal es un valor moral de igual rango que la paz. No en vano estamos hablando de liberalismo La respuesta a la segunda pregunta —ges la guerra deseable?~ ha recibido distintas respuestas. No es desde luego deseable, por si misma: no es aceptable el ethos guerrero de las monarquias y las noblezas del antiguo régimen. Pero puede ser inevitable frente a los regimenes no democraticos y sobre todo, como M, Doyle detecta con acierto, ha sido una constante en la relaciones de los esta dos occidentales con los no occidentales. Cabria interrogarse, como intenta Ja tesis de la pax. democratica salvar esa adiccién que detectabamos en el discurso liberal entre los valores que naba para el Ambito interno y los que se veia obligado a esgrimir en las, relaciones entre estados, La tesis de la paz democratica no pasa por alto esa ten sién y sostiene que ésta permanecera hasta que desaparezcan los estados no liberales y que las relaciones internacionales no se pueden abordar con el espi itu de compromiso y arreglo con el que se dirimen los conflictos internos en Jos estados liberales. Solo cuando los regimenes no liberales hayan dado paso a la democracia, el estado liberal podra exhibir en cuestiones internacionales un perfil tan bajo como el que supuestamente exhibe en la politica interna’. Varias razones avalan la importancia de esta tesis en la reflexién actual sobre relaciones internacionales. Una futil pero indicativa es que, como ten ocasion de ver mas abajo, se le dedican mucha paginas en revistas y libros especializados. Parafraseando y vulgarizando la concepcién sociolégica de paradigma que exponia Kubn, una tesis es dominante cuando la mayoria de Ja comunidad cientifica lo reconoce como tal. No es todavia el caso de la tesis de la paz. democrtiea, pero si podemos afirmar que la atencin que se le prest ereciente®, En segundo lugar, m ra tesis toca todos los registros. Tiene una base, o por lo menos un cierto pedigr’ filos6fico: en su formulacién original por Doyle en "Kant’s Liberal Legac and Foreign Affairs”, lo que este puede antes regularidades en Ja pone es mostrar eémo el ensayo kantiano La Paz Perpe er interpre- tado como una explicacién coherente de dos imp. politica mundial: Ia tendencia de los estados liberales a ser pacfficos en sus relaciones mutuas y belicosos en sus relaciones con los estados no liberales?. que las democra~ ino simplemente rismo, la autocra~ sta dificultad, a la se considera que igual rango que la )le?— ha recibido 1: no es aceptable 10 régimen, Pero sobre todo, como jones de los esta- crética salvar esa : los valores que a esgrimir en las por alto esa ten- n los estados no yrdar con el espi- ictos internos en, ayan dado paso a ternacionales un a interna’, reflexién actual ; que, como ten- nas en revistas y scién sociolégica do lama I caso de la tesis, mue se le presta es stros, Tiene una cién original por je autor se pro e ser interpre pularidades en la pacificos en sus os no liberales?, ria de eRMANoS ENEMIES, LIBERALISMO YRELACIONES INTERNACIONALES M. W. Doyle cita explicitamente la idea kantiana de que el proceso mecénico de la naturaleza exhibe visiblemente el plan de lograr la concordia entre los hom. bres, incluso en contra de su voluntad y gracias precisamente a sus discordias"”. Segiin Doyle, la liberalizacién que sugiere Kant se producirfa por dos vias. La pri- ‘mera podria denominarse la fa transnacional comercial o de otro tipo. Estas fuer as, de forma individual, movilizan y pluralizan las fuentes del poder en la sociedad que a su vez presionan a las institueiones autoritarias para lograr la participacion politica y el establecimiento de instituciones liberales. La segunda via es la de la guerra: "La presion de la guerra y de la movilizaci6n militar crean incentivos para que !os gobernantes autoritarids consientan en la participacién popular como forma de lograr la contribucién de los ciudadanos a los recursos del estado, de tal manera que los estados, para conseguir aumentar los impuestos para la guerra, se ven obligados a conceder instituciones republicanas”!!. La herencia de Kant, de su concepcién del individuo, de la historia y del tipo de régimen que permite al individuo llevar una vida racional y moral, impregna la tesis que estamos examinando. Este pedigri filoséfico, este tras- fondo kantiano, tiene la indudable ventaja de conectar la teoria con la discusion normativa, que habitualmente se desarrolla en paralelo a la discusién en el Ambito propio de la disciplina de las relaciones internacionales. Pero es tam- bién una tesis que se basa en una evidencia hist6rica cuantitativa que, aunque dudosa, no es habitual en tratados de relaciones internacionales o de teoria politica. Pretende alcanzar, en su desarrollo, el estatuto de teoria, es decir, establecer una relacién causal entre una variable independiente (estructuras politicas democraticas en el nivel de las unidades) y una variable dependiente (la comprobada ausencia de guerra entre los estados democraticos) y explicar esa relacién!?. Por tltimo, tiene una importante relevancia histérica y politica: histérica porque en la actual coyuntura mundial la mayoria de los estados ricos y poderosos son democracias liberales, y aquellos que no lo son —caso de Rusia ‘0 China no formulan un horizonte alternativo al propuesto por el discurso liberal. La relevancia politica de esta tesis puede explicarse en muy pocas pala- bras: la extensién de la democracia y el libre mercado era, y en gran medida sigue siendo, la politica oficial de los Estados Unidos y de los paises occidenta- les y esta politica, o por lo menos su retérica, vincula explicitamente la paz ‘mundial a la democracia en los estados y, en algunas ocasiones, los portavoces oficiales hacen mencién explicita de la tesis. Y como sostiene P. Chatterjee, no debemos despreciar la retérica puesto que establece los marcos de referencia dentro de los cuales Jos problemas!’ nt § onsideran y enjui 25 Francisco sven Peas No nos detendremos excesivamente en la evidencia empirica, ni examina- remos el opiisculo kantiano, sino que nos centraremos en las proposiciones te6. ricas y politicas y recogeremos algunas de las eriticas que esta tesis ha recibido LA EVIDENCIA HISTORICA M. W, Doyle sorprendis a la disciplina de las relaciones internacionales con un extenso articulo ~"Kant's Liberal Legacies and Foreign Affairs” publicado en dos partes en un revista normalmente dedicada a la discusién de filosofia y teoria political’, En este articulo, que examinaremos més tarde, Doyle utiliza como evi dencia histérica los andlisis de M. Smally J. D. Singer!®, Dela obra de estos auto- res extrae un lista de guerras internacionales acontecidas en el periodo que va desde 1817 (Fecha de una de las guerras de Gran Bretafia en la India) hasta la gue- rma irano-iraqui que comenz6 en 1980. De la lista original de Small y Singer, Doyle excluye las llamadas “operaciones encubiertas”, como la desestabilizacion estadounidense del gobierno de Salvador Allende y todos aquellos conflictos que no pueden ser considerados internacionales sino solamente guerras civiles Previamente, a partir de diversas fuentes, Doyle habia elaborado una lista de aquellos estados y los periodos durante los cuales podian considerarse liberales. De hecho, como veremos mis adelante, algunas de las criticas a la tesis de la paz democratica atacardn esta evidencia empfrica discutiendo el concepto de guerra y el concepto de estado liberal que utilizan sus proponentes. No creo que lo més relevante en este trabajo sea entrar en esta discusién, sino subrayar que, para estos autores, la evidencia ¢s suficiente como para afirmar, como ya hemos hecho hablando de J. Rawls, que “esta ausencia de guerra entre los estados demoeraticos es, de todo cuanto tenemos, lo que mis se acerca a una ley empirica en el campo de las relaciones internacionales” en palabras de]. 8. Levy'* oenlas de B. Russett "es una de las pocas generalizaciones no trivial légicas de las que podemos. hacer sobre las relaciones internacionales” Uno de los grandes problemas de esta evidencia histérica es que, sin entrar en elestudio detallado de cada uno de los conflictos y del caracter del régimen politi- code los contendientes, el periodo histérico que va desde la Revolucién Americana y la Revolucién Francesa hasta el fin de la Guerra Fria, a principios de los aftos rnoventa del siglo XX. no es un perfodo tan dilatado de tiempo si tenemos en cuen- ta que incluso después de las revoluciones de 1848, en Europa, el niimero de ¢ do liberales ~republicanos en sentido kantiano era escasisimo, sobre todo si y no tauto- 252 _ pirica, ni examina- jones ted proposi tesis ha recibido. nacionales con un irs" publicado en de filosofia y teoria /le utiliza como evi- ‘obra de estos auto n el periodo que va India) hasta la gue- de Small y Singer la desestabilizacion ellos conflictos que ite guerras civiles. yorado una lista de siderarse liberales sala tesis de la paz oncepto de guerray esta discusion, sino como para afirm 1 de guerra entre los se acerca a una ley abras de J.S. Levy"® triviales y no tauto- ionales -s que, sin entrar en del régimen politi- rolucién Americana ncipios de los aos i tenemos en cuen- elmimero de esta- mo, sobre todo si utilizamos el criterio, no exc amente restrictivo, por el cual Gran Bretafta s6lo arse liberal tras la reforma electoral de 1832, la no consolidacion de las fronteras europeas, es decir un perfodo donde lo que Ruggie Hama guerras puede conside Es éste ademas un periodo caract constitutivas no habia acabado!®, Era un momento en el que la base econémi- ca del mundo estaba en profunda transformacién, con la revolucién industrial ade lo: cuencias para ala concentracién de capital y el renacimiento del mereantilis- 10 XIX hasta 1914, florecen en Europa el imperialismo formal? y el darwinismo social que desembocan en la Gran a toda marcha y con la grave crisis econémi aflos setenta y sus conse- mo, Desde los aftos setenta del si Guerra. El periodo de 1919 a 1939 fue ealificado por B. H. Carr como la crisis de aiios”” y por otros autores como el periodo de la “guerra civil euro pea”!, Por iltimo desde 1945 2.1990, el enfrentamiento de bl exclusivamente como un enfrentamiento entre libe~ los veinte ques militares, que no podia entenders rales y no liberales, como ver relaciones internac’ vamente prudente considerar que, en tan com) 10s mas abajo, domin6 de forma asfixiante las nales. Tomando lo anterior en cuenta, no resulta excesi- ado periodo de tiempo, extremadamente dificil aislar y relacionar una variable independiente (las estructuras liberal democraticas de los estados) con una variable dependiente a ausencia de guerra entre los es Nos detendremos ahora brevemente en lo que la mayoria de los analistas consideran casos dudosos 0 excepcionales. 98 entre Fr democraticos) Sronoldgicamente el primero que ncia y Estados Unidos. En este se cita es la Namada casi-guerra de afio estos dos paises, las dos repiblicas revolucionarias, sostuvieron algunas batallas navales en el Caribe, después de que los franceses apresaran algunos esalia por el Tratado de Jay, por el que Estados con Francia”, La de 1812, declarada por barcos norteamericanos en repi Unidos se comprometia egunda es la guerra entre bri Gran Bretaia a no comerci anicos y estadounide: estos tiltimos como represalia por la captura de sus cargueros por parte de los britnicos®, La tercera casi-excepcién abundantemente citada es lo que se conoce por el affaire del Trent, cuando los norteamericanos, en plena Guerra de Secesién, apresaron en aguas neutrales el harco britanico Trent en donde v jaban hacia Inglaterra los representantes de la Confederaci6n. Un cuarto caso se refiere otra vera las relaciones anglo-americanas, en este caso a propésito de la disputa fronteriza entre Venezuela y la Guayana Briténica en 1895-96 y las pre- tensiones estadounidenses de arhitrar en el conflicto. Otros dos casos se sittan en el aio 1898. El primero se refiere a la guerra hispano-norteamericana 253 FRANCsco AMER PERAS. Curiosamente no he encontrado en la literatura ningiin ¢ cardcter liberal de los contendientes, aunqi tudio a fondo del . para los esténdares de la época, parece que éste no ofrece dudas. Es ésta una excepcién a la que se ha dedicado poca atencién, quiz por el cardcter colonial de los territorios en disputa, E] segundo de estos incidentes es la crisis de Fasoda, cuando Francia y Gran Bretafia estuvieron al borde la guerra por el control de las fuentes del Nilo. Esta crisis fue el momento en el que los dos grandes estados liberales curopeos estu- vieron mas cerca del enfrentamiento bélico. Una de las discusiones més interesantes se refiere a la Gran Guerra y gira en torno al carécter liberal o autocrético de la Alemania guillermina de 1914, Los que argumentan su caracter autoritario, lo hacen sobre todo sefialando que la politica exterior y militar estaba bajo el control del Kaiser y su Consejo y no sometida al parlamento, Los que argumentan en contra sostienen que, si éste fuera el criterio, dificilmente la Gran Bretafa o la Francia de principios de siglo podrian ser consideradas estados liberales ya que la politica exterior y militar en los estados europeos fue siempre el reducto exclusivo de élites, en muchos casos aristocriticas, que burlaban el control parlamentario. En esta linea otros sostienen que por més que lo anterior sea cierto, no lo es menos que el Reichstag, incluido el bloque socialdemécrata, voté los créditos de guerra Por iltimo, se discute la crisis franco-alemana del Ruhr de 1923. La ocupa: cién francesa del Ruhr como represalia al impago de las reparaciones de guerra ¥ con el trasfondo del intento alemén de revisar las condiciones del Tratado de Versalles de 1918, supone un conflicto entre dos estados liberales. No caben dudas sobre el caréeter liberal de la repiblica de Weimar, y el contencioso no acabé en guerra porque Francia logré imponer su diktat. Claro que también cabe argumentar que la crisis del Ruhr no es més que la continuacién de la Gran Guerra. En todo caso sirva este repaso de los casos y excepeiones mas estudia- dos, para apoyar el argumento de que la evidencia histérica es, cuando menos, dificil de manejar. Volveremos sobre ello de la mano de algunos de los criticos de la tesis de la paz demooratica. LATEOR{A DE LA PAZ DEMOCRATICA; DOYLE Y RUSSETT Aunque algunos autores citan algtin antecedente anterior, fue, sin duda, el articulo de M. W. Doyle "Kant’s Liberal Legacies and Foreign Affairs” publicado en 1983 en Philosophy and Public Affairs una revista no considerada del gremio 254 I, ee studio a fondo del por los especialistas en relaciones internacionales-, el que primero formulé dares de la época, esta versién contempordnea de lo que aqui estamos denominando la tesis de la que se ha dedicado paz. democrat rios en disputa. El En su articulo Doyle considera al liberalismo como una ideologia diferen: 1o Francia y Gran ciada y un conglomerado de instituciones que dan forma a las capacidades y a -ntes del Nilo. Esta las percepciones en politica exterior de todas aquellas sociedades, desde las les europeos estu- socialdemécratas a las liberales”. Las politicas exteriores de estas sociedades no 7 pueden ser explicadas adecuadamente exclusivamente en términos de equili- Gran Guerra y gira brio de poder, mecanismo por el que el liberalismo siente una cierta descon- ilermina de 1914 fianza, El liberalismo no es de por si pacifico ni el comedimiento es uno de sus ‘o sefialando que sgos caracteristicos en politica exterior. Sin embargo, las intenciones pacifi y su Consejo y no cas y la moderacin que el liberalismo exhibe en algunos aspectos de su politi- ienen que, si éste ca exterior abre la posibilidad y la perspectiva de un mundo pacifico gracias ala principios de siglo expansién de una paz separada entre las sociedades liberales. Doyle se propone exterior y militar en su articulo demostrar las diferencias entre la préctica liberal frente a otras élites, en muchos sociedades liberales y la muy diferente prdctica de las sociedades liberales En esta linea otros frente a las no liberales*®. es menos que el Para Doyle el liheralismo debe identificarse, en primer lugar, con la 'os de guerra. importancia dada a la libertad individual, al derecho del individuo a ser tratado le1923. La ocupa yal deber de tratar a los demas como sujetos éticos, no como objetos 0 como aciones de guerra medios. Este prineipio, segin Doyle, da lugar a tres grupos de derechos y a cua- 1es del Tratado de tro instituciones esenciales. Estos tres grupos de derechos son lo que se po- erales. No caben drian agrupar bajo las rabricas de libertad negativa —libertad de prensa, de -l contencioso no palabra, de conciencia y de propiedad, de libertad positiva —derechos econé laro que también micos y sociales, igualdad de oportunidades, ete.~ y, por tiltimo, los derechos a uaciOn dela Gran la participacién y a la representaci6n politica como garantia de los otros dos nes més estudia- Aunque el liberalismo liberal (0 conservador) y el liberalismo socialdemséera s, cuando menos, 122 resuelven las contradicciones y paradojas que surgen entre estos grupos de 108 de los eriticos derechos de formas diferentes, todo el espectro del liberalismo esti comprometi- do con cuatro instituciones que Doyle considera esenciales: 1) los ciudadanos son iguales ante la ley y poseen otras libertades fundamentales, 2) los magistrados que cjercen la soberania del estado derivan su autoridad del consentiiento del elec torado y la ejercen sin otras cortapisas que el respeto la ley; 3) la economia des- cansa sobre el reconocimiento de la propiedad privada, incluso sobre los medios fue, sin duda, el de produccién; y 4) las decisiones econémicas, tanto internas como ffairs” publicado internacionales, estan determinadas principalmente por la oferta y la demanda erada del g y deben ser libres de un control restrictivo por parte de las burocracias. De estas cuatro instituciones liberales meneionadas por Doyle, merece la pena extraer uno de sus corolarios, pues ser4 pertinente para lo que sigue: este estado liberal no esta sujeto a la autoridad de otros estados, ni ala autoridad o a prerrogativas espec de la monarquia o de una casta militar sobre la politica exterior”. En el campo de la politica exterior, el liberalismo, aunque atravesado por debilidades y contradicciones, ha conseguido éxitos espectaculares. Tanto sus éxitos como sus debilidades tienen su fuente en las implicaciones internacio nales de los principios e instituciones liberales. Dos son de especial importan. cia. La primera es que los estados tienen el derecho a la no intervencién extrajera en sus asuntos internos. En la medida en que los ciudadanos moral- ‘mente auténomos tienen derecho ala libertad, los estados que los representan tienen derecho a la independencia. Una vez que los estados se respetan mutua- mente este derecho, los individuos, libres ¢ jerencia del estado, pue den establecer vinculos internacionales ~comerciales 0 académicos, menciona Doyle~y crear asi redes de respeto mutuo. Estas entre las democracias liberales han sido muy efectivas, de tal manera que aun- que “los estados liberales se han visto implicados en numerosas guerras con estados no liberales, los estados liberales constitucionales establecidos, no se han visto envuelios todavia en ninguna guerra entre ellos” Doyle establece dos largas listas. En la primera se enumeraran todos los estados liberales desde finales del XVIII, entendiendo por liberales aquellos donde se pueden encontrar las cuatro instituciones esenciales antes reseita: 291 la inte ciones de mutuo respeto das”. La segunda es una lista cronol6gica de todas las guerras internacionales, como ya hemos sefialado mas arriba. De ambas extrae otra conclusién que con. sidera muy significativa politicamente: cuando los estados se ven forzados a decidir en qué lado de una contienda que se vislumbra se situarén, los estados liberales siempre se agrupan en un mismo bando, a pesar de los miiltiples y complejos factores que influyen en la eleccién de un curso de accién en politi~ ca internacional. No entraremos aqui en las paginas que nuestro autor dedica da a rebatir las posibles explicaciones realistas a este fenémeno, segin él estadisticamente probado. Baste decir que Doyle concluye que si el realismo es incapaz de ha aportado guias muy atiles. Los argumentos liberales mas comunes -la resis- licar esta paz entre los estado liberales, tampoco la teoria liberal tencia de los ciudadanos a pagar las consecuencias de la guerras, o el espiritu benéfico del comercio— se demuestran débiles cuando se constata que los reg menes liberales "son tan agresivos y propensos a la guerra con los estados no como cualquier otro gobierno o cualquier otra sociedad”®” la pena extraer uno stado liberal no esta rogativas especiales pt que atravesado por aculares. Tanto sus ciones internacio- especial importan- a no intervencién ciudadanos moral jue los representan se respetan mutua- del estado, pue- Jémicos, menciona s de mutuo respeto ‘a que aun- guerras con estados Ns, no se han visto meraran todos los liberales aquellos ales antes resefia- as internacionales, mnchusién que con- se ven forzados a tuardn, los estados de los miiltiples y le accién en politi- estro autor dedica- némeno, segin él alismo es sco la teoria libes omunes —la r erras, o el espiritu ta que los regi con los estados no edad”, Para M. Doyle, Kant, en su opisculo de 1795, La paz perpetua®!, “da cuenta al mismo tiempo, de por qué los estados liberales permanecen en paz entre ellos y de cémo la unién pacifica se expandiré [...] mediante una evolucién que hard surgir la armonfa de la misma desarmonia de los hombres”. Siguiendo a Kant, Doyle nos remite al primer “articulo definitivo”, que reza que la consti- tucién del estado debe ser republicana. Por republicano Kant entiende una sociedad polftica que ha logrado resolver el problema de combinar al autono mia moral, el individualismo y el orden social. La propiedad privada y la econo- mia del mercado son los pilares de la esfera privada. La esfera piblica estar organizada en torno a la libertad e igualdad juridica d gobierno representativo y a la separacién de poderes. El segundo articulo defi nitivo describe cémo las repiblicas liberales establecen la paz entre ellas y cémo esa paz se va expandiendo al unirse a ella mas y més repablicas. El tercer articulo definitivo nos habla de la ley cosmopolita, la hospitalidad universal Para Doyle, Kant demuestra que "que las repuiblicas que sean justas en su onganizacién interna, que se basen en el consentimiento, presuponen que las otras repiiblicas también se basan en el mismo principio de consentimiento, son justas y por tanto merecen la busqueda de acuerdos”®*, La experiencia de la cooperacién se retroalimenta y engendra asi una cooperacién atin més estrecha. Por su parte, el 8 ciudadanos, al derecho cosmopolita permite el desarrollo del espiritu del comercio que, para la teoria liberal, es todo menos un juego de suma cero. El mutuo beneficio y la exclu- sobre la produccién y la distribucién de la esfera de accion del estado elimina ademés potenciales conflictos. Aunque ninguna de estas tres caracteris en su conjunto pueden conectar, con un alto grado plausibilidad, los rasgos de los regimenes libs rales con la existencia de la paz democritica. Hist6ricamente los vinculos propor cionados porlos derechos e intereses liberales han demostrado ser un fundamento muy firme de una politica mutua de no agresién. Asf{ resume nuestro autor la herencia liberal, "El liberalismo, si seguimos aKanty Hume, soporta tres herencias: la paz entre los liberales, la vehemencia hacia los no liberales y la complacencia hacia el futuro. La primera parece un rasgo especial asociado al liberalismo y puede ser demostrado estadis te. Las otras dos no estan intrinsecamente asociadas al liberalismo, aunque sus efectos pueden ser ilustrados histéricamente en la politica exterior liberal” Doyle dedica la segunda parte de su extenso articulo a analizar la otra cara ados liberales con los no libera sion de las decisione: as parece ser suficiente para mantener la paz, tomadas de la paz democritica: la belicosidad de los e les, Como veremos, los matices que Doyle aporta a su andlisis desaparecerdn en otros proponentes de la misma tesis de la paz democritica, Las relaciones de los | paises democréticos con los no democréticos han estado caracterizadas segin Doyle por tres rasgos: la vehemencia imprudente que, siguiendo a Hume, es la carencia de espiritu de negociacién®s; la desidia y supina complacencia, tam- bién siguiendo a Hume, que da lugar al aislacionismo o falta de vigilancia; y, por iiltimo, alaincertidumbre inducida porla "ambigiedad moral de los principios liberales que gobiernan la distribucién internacional de la propiedad"**, Me detendré en el primero de los rasgos mencionados. Por imprudencia vehemente entiende Doyle la ineapacidad para llevar una politica ajustada a la realidad de los intereses en conflicto y moderada en su ostiene que la politica liberal hacia los estados no libera- intereses en conflicto en | adicciones en el pretensiones, Doy les poderosos se ha caracterizado por convertir | cruzadas entre el Bien y el Mal; por no saber explotar la con eno de las alianzas no liberales y porlaincapacidad demostrada de negociar un acomodo de intereses mutuamente ventajosos. En lo que se refiere alos esta- | dos no liberales débiles, la politica liberal se ha caracterizado por un “imperia- lismo espasmédico”, la confusién, y los vaivenes. La politica liberal ha sucumbido al intervencionismo, dirigido a crear sociedades liberales ~promo~ viendo el desarrollo y la estabilidad politica mas allé de sus fronteras-, pero que en la mayoria de los casos no ha logrado su objetivos. Nuestro autor identifica dos fuentes de tales errores. En primer lugar, los estados liberales fuera de la “unién pacifica” estan atrapados en el estado de guerra internacional, En segundo lugar, "el mismo efecto pacificador que las | ‘idos y el res | entre | restricciones constitucionales, los intereses comerciales compa peto internacional por los derechos individuales ejercen en las relaciones los estados liberales pueden, en las relacion dos no liberales, exa- cerbar los conflictos"®”. La sospecha de que los estados no liberales estin en guerra contra su propio pueblo y la posibilidad que la divisién de poderes y la eleccién democratica abren para influir en la politica exterior, pueden ser causa de que los estados liberales protagonicen una politica contraria a los prineipios del pradencia diplomatica En un articulo posterior, Doyle refina sus argumentos y nos sefiala una doble herencia liberal: la pacifista y la imperialista. Con respecto a la primera, yuelve otra vex a Kanty a los principios definitivos de la union pacifica, con una referencia previa a Schumpeter y a su teoria sobre el caracter pacifico del capi- talismo y sobre el imperialismo como fruto de las élites del antiguo régimen incrustadas en la formacién social capitalista®’. La herencia imperialista nos con los est: —_— as relaciones de los sracterizadas segiin endo a Hume, es la omplacencia, tam- de vigilancia:y, por ral de los principios 1 propiedad™’*, Me jdad para llevar una )y moderada en su s estados no libera: ses en conflicto en ntradicciones en el rada de negociar un ¢ refiere a los esta lo por un “imperia- politica liberal ha liberales ~promo- ronteras-, pero que in primer lugar, los dos en el estado de pacificador que las mpartidos y el r las relacion 98 no liberal » liberal ion de poderes y la pueden ser causa aria a los principios entre exa- estén en os y nos sefala una specto a la primera, | én pacifica, con una +r pacifico del capi- el antiguo régimen a imperialista nos remite a Maquiavelo y a su idea medio de la expansién: en la medida en que las repiblicas liberales desconfian de aquellos estados cuya accién no esta limitada por su cardcter representativo, los estados liberales estén dispuestos a imponer, por la fuerza si fuera neces tanto mas cuanto que esos estados que no respetan lo anterior carecen de legitimidad interna y, por tanto, de legitimidad internacional. Dos rasgos distinguen las propuestas de B. Russet*® de las de M. Doyle. En primer lugar, lo que en Doyle es un recurso a Kant para explicar una cierta evi- dencia empirica ~utilizar el optisculo kantiano para explicar los hallazgos de, por ejemplo, Singer y Small~, en Russet es un intento de construif una teoria enel sentido més fuerte del término, es decir, de vincular y explicar la relaci6n entre una variable independiente, el cardcter democratico de un régimen ¢ tal, con una variable independiente, la ausencia de guerra entre las democra~ cias, y explicar la relaciones causales entre estas dos variables. En segundo Iugar, mientras Doyle dedica la segunda parte de su largo articulo "Kant's Liberal Legacies...” a desentrafiar las causas y rasgos de la belicosidad de los regimenes democraticos con los no democraticos y recurre a clasicos del pen- como Maquiavelo, para explicar aquellos impulsos de la cultura po! tica liberal —valga decir en este caso de la corriente principal dela modernidad occidental que la dotan de su particular proclividad a la expansién, de ethos imperialista"!, este andlisis esta ausente de la obra de Russet. Para B. Russett, la tesis ~"proposicién”— de la paz democrética es compleja. Es una afirmacién empirica —la democracias casi nunca se hacen la guerra cuyas razones son una afirmacién prudencial™ —tienen otros medios de resolver los conflictos entre elas y una proposicién normativa ~creen que las democracias no deben luchar entre ellas~. Segtin este razonamiento la consecucién de la paz internacional est indisolublemente ligada al caracter de los regimenes politicos: cuantas mas democracias haya, més amplia serd la zona de paz y menos enemigos tendran las democracias*’, Esta proposici6n es ya una tradicin ena cultura occ’ dental que, partiendo de Kant, pasa por Wilson, y esta ya en boca de dirigentes estadounidenses, como G. Bush padre, B. Clinton, o entre los miembros menos aislacionistas de la administracién de G. Bush hijo. La formulacién de la tesis de la paz d puntos: 1) los sistemas politicos democraticos of n cortapisas que les hacen mas pacificos en sus relaciones con otras democracias, lo que no implica que sean necesariamente més pacificos en sus relaciones con sistemas Joria ya la consecucién de la seguridad por rio, la democracia, la propiedad privada y los derechos individuale samie mocratica en Russett tiene tres 259 no democraticos: 2) en el moderno sistema mundial, las democracias son menos propensas a utilizar la violencia contra otras democracias que contra no democracias y también menos propensas que las no democraci ciones entre ellas, es més, no hay ninguna caso en el sistema internacional moderno “en el que una democracia soberana y estable haya hecho la guerra a otra democracia”™4, y 3) las relaciones pacificas entre las democracias derivan de algunos de los rasgos propios de estos sistemas politicos, y no exclusiva- mente de causas econdmicas 0 geopoliticas. Nuestro autor se preocupa por definir los términos de la proposicién. En primer lugar, se considera un guerra siempre que s¢ hayan producido mis de mil bajas en el campo de batalla, que hayan sido levadas a cabo por, al menos, dos actores reconocidos como estados —conflictos interestatales y no guerras civiles o guerras de liberacion— y que hayan sido conflictos explicitamente reconocidos como tales donde los participantes han implicado a sus tropas de combate, lo que excluiria acciones encubiertas, apoyos a contendientes en gue: rras civiles, ete. Esta matizaci6n es muy pertinente si se tiene en cuenta la poli- tica exterior estadounidense. También aborda Russett, la definicién de lo que entiende por democracia. Recoge la definicién de poliarquia de R. Dahl*®. un colegio electoral que comprenda a una parte sustancial de la poblacién, un gobierno que acceda al poder en unas elecciones libres y un ejecutivo elegido por votacién popular o responsable ante un legislativo elegido, en un sistema «que garantice las libertades civiles, como el derecho ala libre expresi6n. Para su anélisis Russett propone tres cualificaciones a esta definicién. La primera es no considerar como democracias a aquellos sistemas en donde magistraturas no elegidas —monarquias, por ejemplo- detenten extensas prerrogativas sobre la politica exteriory de defensa; en su andlisis no cree necesario que para ser con- siderada como democracia sea necesario el ejercicio efectivo de las libertades civiles o de las libertades econémicas, léase mercado libre; y si considera que sélo contarén como democracias aquellas con una minima estabilidad o longe- vidad, es decir, que el gobierno democréticamente elegido haya ejercido por lo menos durante tres afios antes del inicio del conflicto™® El problema para la teoria no es sefialar el hecho empirico sino encontrar una explicacién. Tras desechar las explicaciones alternativas tradicionales ~realistas, institucionalistas, ete.—, Russett sitiia en el émbito de la paz demo- crética dos grandes explicaciones: una que pone el énfasis en las normas y otra ién fundamentalmente en las instituciones politicas en sus rela democraticas™”. 260 democracias son cias que contra no cacias en sus rela ema internacional hecho la guerra a mocracias derivan 2 y no exclusiva~ a proposicion. En producido mas de abo por, al menos, tales y no guerras os explicitamente do a sus tropas de endientes en gue~ en cuenta la polt finicién de lo que ia de R. Dahl®: e la poblacién, un 1 ejecutivo elegido do, en un sistema expresi6n. Para su on. La primera es e magistraturas no rrogativas sobre la ) que para ser con- o de las libertades y si considera que tabilidad o longe aya ejercido por lo ico sino encontrar ivas tradicionales (0 de la par. demo- las normas y otra al tuciones politicas En el primer caso s¢ trata de la extensién de un principio basico de la cul tura democratica a las relaciones con otros estados. La norma basica de la teo. ‘ica es que los conflictos debi mediante un proceso politico democratico que dé lugar a una mayoria ya una ria demoer colverse sin el recurso a la fuel minoria. Segtin esta hip6tesis, la cultura politica, las percepciones y las practi- cas que dan lugar al compromiso y a la resoluci6n pacifica de conflictos sin la se extenderan mas alla de las fronteras: si el pueblo en una democracia se considera auténomo y bajo el autogobierno, respetaré el \gobierno de los otros, siempre que los consideren como sobe- rr arrastrados a politicas exteriores vio amenaza de la fue derecho al aut ranosy porlo tanto no susceptibles de lentas por las decisiones de una élite que se sirve a si misma. Por el contrario. los estados autocraticos q e no pueden considerarse representativos estaran dominados por élites de las que, al no respetar los derechos de sus pueblos, no puede esperarse que sean respetuosos con los derechos de otros. Los liberales se beneficiarén de la presuncién de amistad por parte de otros liberales; los no liberales arrastrarn la presuncién de enemistad®® iene que, en las democracias, los mecanis- mos de la divisién y el equilibrio de los poderes del estado y la necesidad del debate publico para conseguir el apoyo a determinadas decisiones, frenaran 0 retrasardn el uso de la violencia a gran escala en caso de conflicto internacional: mites a la accién de los gobernantes serén pereibidos como tales por otros gobernantes democraticos, por lo que no existira la amenaza de ataque por sorpresay se confiard en mecanismos de resolucién pacifica de los contlic. Laexplicacién institucional estos tos. Estos limites a la acciGn de los gobernantes estaran ausentes en los estados autocréticos répida es mAs alta. En tales c den considerar la posibilidad de una guerra preven autocréticos, pueden considerar dichos limites a la accién de los lideres demo: craticos como una debilidad a explotar y exigir concesiones en situaciones de conflicto, y, por su parte, los gobernantes demoeréticos estarfan dispuestos a mniciar una guerra a gran escala antes que ceder a tales presiones*? En realidad ambas explicaciones son complementarias. No s6lo porque egiin sostienen los proponentes de la tesis, sea un haz de causas sencadenar una guerra de forma por tanto, la posibilidad de .08 los lideres de los sistemas democrdticos pue- va; ademas los lideres posiblement nocratica, sino porque la cultura y las ins. nla otra entrales de la tesis dela paz ciones y en las posiciones yno una sola lo que explique la paz de tituciones democraticas raramente existen la un: Para acabar con esta exposicién de las propuestas c democritica y antes de entrar a analizar algunas ma 261 de sus criticos, nos detendremos en dos importantes desarrollos de esta tesis Ja primera es la aportada por W. J. Dixon®®, que se centra en la consideracién flicto no como un momento de decisién sino como un proceso en cuyas s etapas influye el cardcter del régimen interno de los contendientes; la segunda es la de D. A. Lake® cuya aportacién versa sobre la mayor capacidad de Jas democracias de salir victoriosas de los conflictos. Parte W. J. Dixon de lo que considera evidencias, que en su formulacién rezan asi: 1) la democracia como sistema politico interno no tiene un efecto pacifieador sobre la politica exterior: y 2) pero los regimenes democriticos raramente se hacen la guerra entre ellos. Engloba bajo el rétulo de normas, las reglas, percepeiones, prieticas ¢ instituciones que son los elementos centrales de las anteriormentt mencionadas explicaciones de la paz. democritica. Pero Dixon reprocha a estas explicaciones el ser excesivamente vagas y se pregunta cudles de estas normas son compartidas por todas las democracias y son asi- mismo relevantes para el comportamiento en caso de conflicto internacional. Considera que, de todas estas reglas, practicas e instituciones, el énfasis debe ponerse en lo que podria traducirse como competencia demarcada 0 compe tencia delimitadaS*, En las democracias la compet litica es constante, pero igualmente constante es la presencia de reglas, procedimientos y directri- ces que establecen los limites 0 "fronteras” de esa competicion. Una regla bési- ca de esta competencia demarcada, compartida por todas las democracias, es que todos los actores politicos aceptan que el uso de la violencia para mejorar su posicién en cualquier contencioso esta proscrito. Las democracias fomentan la interiorizaci6n esta proseripcién. Pero esta norma de la competencia delimita: da no s6lo proseribe el uso de la violencia, sino que promueve el uso de proce dimientos institucionalizados para regular Ja competencia y resolver los conflictos. Ademés la competencia de intereses y valores en el terreno interna- cional no es totalmente diferente a la competencia que se desarrolla en el pro- ceso democritieo. Y esto por dos razones: los individuos que toman las decisiones de politica exterior tienen interiorizadas las normas de la compe tencia limitada; y los conflictos a los que se enfrentan surgen de las mismas razones —intereses materiales o valores bésicos~ qu¢ los conflictos en los pro- cesos domésticos. Enun segundo paso, el razonamiento de Dixon llamala aten cién sobre el conflicto como un proceso dinémico que se desarrolla en diferentes estadios y que sélo ocasionalmente alcanza el estadio del enfrenta miento bélico. Combinando ambas puntualizaciones —la idea de competencia delimitada ¢ interiorizada y el conflicto como proceso~ cabe apuntar que las aba 8 de a tesis, consideracién en cuyas ntendientes; la vacidad de su formulacion iene un efecto ; democraticos de normas, las entos centrales nocratica, Pero sy se pregunta cias y son asi- internacional el énfasis debe cada o compe~ aes constante ntos y directri~ Una regla basi- emocracias, €s yara mejorar su as fomentan la meia delimita | uso de proce- y resolver los reno interna- rolla en el pro- que toman las s de la compe. de las mismas tos en los n llama la aten- desarrolla en o del enfrenta- le competencia puntar que las HERMANOS YENEMIO0S, LIBCRALISMO YRELADONES INTERNACIONALES se consideran vineula- das por esta idea de competencia delimitada, que proscribe la guerra y estable- ce instituciones y reglas de resolucién y que, por tanto, estas normas 053 partes en un conflicto internacional entre democrac democréticas compartidas aumentan las posibilidades de un arreglo pacitic Goneluye Dixon con la propuesta de una tercera "evidencia” a afiadir a las dos con las que comenzabamos la exposicion de su traba cas compartidas directamente amplfan las posibilidades de egar a un arreglo pacifico en algunos de los estadios del conflicto™, Por su o: las normas democrati- rte, D. A. Lake insiste en la idea de la paz democrética estructu- rando su anélisis a partir de la "teorfa microeconémica del estado”. No nos interesa aqui volver otra vez sobre la misma tesis, pero si ofrecer su segunda y mas novedosa conclusion: los estados democréticos dedicarian mas recursos a su politica de defensa, tendrian més apoyo social para su politica exterior y ten- derian a formar coaliciones para oponerse a las autocracias expansionistas, de Jo que se deduciria que las democracias tendrian més posibilidades de salir vie- toriosas de los conflictos. Ni que decir tiene que tanto Dixon como D. Lake sus- tentan sus tesis en estudios empiricos formalizados que he ahorrado al lector, pues no es mi intencién, como he mencionado més arriba, discutir pormeno rizadamente esta evidencia, sino exponer, a grandes rasgos, cules son las ideas centrales de la tesis de la paz democratica, Pasaré ahora a recoger algunas mati- raciones a esta tesis. CONSTRUCTIVISMO: IDENTIDADES, INTERESES Y VALORES LIBERALES 4 sea la aplicacién a la tesis de la paz. democratica de lo que, en teoria de internacionales, se ha llamado constructivismo la aportacién que puede ser més fru Ja conjuncién dela ten- dencia metodolégica mas atractiva y sugerente, con la tesis que est llamada a ocupar un papel central en la disciplina de la politica mundial. Pero antes de reseiiar las aportaciones a la tesis de la paz. democrética desde una metodolog constructivista, seria conveniente dar unos pasos previos. En primer lugar, convendria no olvidarse que las percepciones y las ideas tienen un papel muy importante en la misma formulacién primitiva de Doyle. Este autor dest €l proceso: los lideres y los pablicos de las repablicas democréticas justas, que se basan en el consentimiento, presumen que las repiiblicas extranjeras también se basan en el consentimiento y, por tanto, se fera. En cualquier caso, supon merecen intentar llegar a acuerdos. La experiencia de la cooperacién ayuda aun comportamiento aun mis cooperativo cuando las consecuencias aunque no sean claras son potencialmente beneficiosas para las partes. Al mismo tiemp. Jos estados liberales asumen que los estados no liberales, que no se basan en el consentimiento libre, no son justos. En la medida en que los estados liberales pereiben que los no liberales tienen un comportamiento agresivo contra su propios pueblos. sospechan de su politica exterior. La Alemania guillermina Gran Bretatta, Francia y los Estados Unidos asumian que cualesquiera fueran las fuerzas detris de la politica exterior de Alemania, el c ‘a ponerles coto, Los estados liberales se benefician puede que no fuera agres 0, en cualquier ¢ Arse Pe ter no democratico y no constitucional del gobierno aleman impe de la presuncién de amistad y los no liberales sufren la presuncién de enemis tad5%, Nos encontramos en el mundo de las percepciones y de las ideas, en el mundo donde la experiencia refueraa a éstas y a aquéllas en uno u otro sentido W, J. Dixon de consi- derar el conflicto internacional como un proceso que se desarrolla en diversos En segundo lugar, resulta muy itil la idea formulada estadios y no como una situac 18 puntual —una foto fija~ donde inicio y resolucién son un sélo y tinico momento. Aceptar la idea fundacional del realismo de que las relaciones internacionales, en un modelo andrquico, son conflictuales —diversos actores en busca de bienes escasos, como la seguridad misma— significa aceptar que la posibilidad de conflicto siempre existe, no que estemos siempre ante un mismo conflicto, ni mucho menos que ese conflicto se resuelva siempre de la misma manera, Frente a una idea mecénica y sincrénica de las interacciones mun: diales, cabria enfatizar una idea no determinista e historizada. Hay posibilidad de conllictos en la politica internacional, pero cémo sean sentidos estos conflictos por los estados, las aptitudes con que se aborden, las respuestas que se propongan y los desarrollos concretos de esos conflictos no estan determinados de antemano, sino que pueden cambiar en el curso del proceso dando lugar a diversos y distintos desarrollos. Como veremos mas abajo, una cosa es una ¢: muy distinta que esa estructura determine las actitud tes. Ademiis, no taarmada—de hecho las guerras son escasas— nila estructura determina € los estadios del cont En tereer lugar, ni ructura conflictual y otra s de los estados participan- \6n automatica e inmediata entre conflicto y repues~ yy una ro curso de It, que ya remitimos aqui a las propuestas de S. M ando capitulo: la amenaza no tiene que del estado més poderoso segiin esos parimetros, sino del estado mas os en nuestro sey nir necesa- amenazador, es decir, de aquel que combine suficiente poder, en términos de 264 udaaun sracién ay encias aunque no Al mismo tiempo, -no se basan en el s estados liberales sresivo contra sus, nania guillermina Bretafta, Franciay erzas detras de la no constitucional ales se benefician ncién de enemis de las ideas, en el ino u otro sentido. J. Dixon de consi arrolla en diversos inicio y resolucién realismo de que las lictuales ~diversos significa acep 3's siempre ante un elva siempre de la nteracciones mun- Hay posibilidad de los estos contflictos s que se propongan sados de antemano, diversos y distintos ra conflictual y otra estados participan conflicto y repu terminal curso de S.M. Walt, que ya que venir necesa- ino del estado mas er, en términos de RNAINDS YENEQUGOS. UBERALISA YRELACIONES INTERNACONALES poblacién, capacidad econdmica, tecnolégica, ete., suficiente proximidad suficiente capacidad ofensiva y, lo que es actitudes, intereses y valores sean percibidos actualmente en términos relativ clave para nuestro tema, et como amenazante En cuarto lugar, nos remitimos a la breve introduccién a las ideas constructi- vistas que realizamos también en muestro segundo capitulo: las identidades y los intereses no son exdgenos a la accién, sino que con ella, en la interaccién de los agentes, cambian y se transforman. Con estos tres elementos los conflictos como procesos, la idea del equilibrio de amenazas y el constructivismo-, T. Risse-Kappen intenta construir una inter- pretacién socio-constructivista del argumento liberal. Sostiene que en la teoria liberal de la relaciones internacionales hay acuerdo en cuatro puntos: 1) los agen tes fundamentales no son los estados sino los individuos actuando en un contexto social, ya sea un gobierno o las instituciones internacionales; 2) los interesesy pre- ferencias de los gobiernos nacionales tienen que ser analizados como resultado de las estructuras domésticas y responden a demandas sociales intensas y a factores externos como la estructura del sistema internacional; 3) las ideas ~valores, nor= mas y conocimientos~ dehen ser consideradas como causas en las relaciones internacionales: y 4) las instituciones internacionales forman la estruetura social de la politica internacional y ofrecen limites y posibilidad Para nuestro autor las tres proposiciones esenciales del constructivismo social pudieran enumerarse asi: 1) las relaciones internacionales forman parte de la construccién social de la realidad, incluyendo la anarquia y el llamado dilema de la seguridad: 2) los intereses de los actores se originan y la interaccién social, y 3) las ideas y Las no: vante en nuestros andlisis que el que las teori Para T. Risse-Kappen la pregunta clave la paz democritica es por qué el dilema de seguridad es menos significativo mbian en el curso de er una papel mas rele- 50 tradicionales les conceden’ ara un acercamiento a la tesis de cuando las democracias se relacionan entre si, ala vez que sigue gobernando las relaciones entre éstas y los estados autoritarios, El dilema de seguridad ofrece un buen punto de partida, pues plantea el problema del conflicto, no en el ambito de la supuesta agresividad 0 no agresividad de los estados, sino en el contexto Ja anarquia internacional. El dilema de seguridad no es tanto un problema de intenciones, sino de falta de informacién ¢ incertidumbre sobre los moti vos ¢ intenciones de aquellos estados a los que se percibe como enemigos potenciales. La respuesta liberal a las criticas realistas, cuya Iinea de argu mentacién fundamental es, para. Risse-Kappen, el pacifismo inherente dela 265 Ranta samen PERAS es insuficiente: a la vista de la incertidumbre derivada democracias liberale dela anarquia in fieas que quieran, pero no podran evitar contemplar la posibilidad del conflic toy se veran obligadas a tomar las medidas defensivas pertinentes. La repuesta liberal, la tesis de la paz democratica, deberd explicar por qué los regimenes libe- rales saben que otros regimenes afines tienen intenciones pacificas sin verse atrapados en el dilema de seguridad®’. Latesis que, Risse-Kappen va a desarrollar en su trabajo podria resu: 2) las democracias en gran mediada crean sus amigos y sus enemigos —sus nosotros y sus ellos— infiriendo intenciones agresivas o defensivas de las estructuras internas de los otros estados; 2) como resultado de lo anterior, en su comportamiento hacia otras demoeracias, ext orientadas al compromiso y la resolucién no violenta de los conflictos, lo que dara lugar a uniones pacificas o comunidades de seguridad; y 3), por el contra~ rio, la presunci6n de enemistad, crea un mundo realista de anarquia cuando las democracias interaccionan con los regimenes autoritarios". También Ja presencia e: relaciones de éstas con regimenes autoritarios son creados socialmente ernacional, las democracias liberales pueden ser todo lo paci nnalizan su cultura sus reglas ausencia del dilema de seguridad entre las demoeracias las mediante procesos de percepeién y de interaceién®? De las diversas explicaciones de la tesis de la paz de: talmente la que la explica por las constricciones constitucionales y la que la critica —~fundamen- explica por la externalizacién de las normas democratica mas se acerca al establecimiento de n causal entre demoeracia y ausencia de conflicto armado. Las normas interiorizadas por lo actores, hasta él , guian las interacciones es la segunda la que punto de ser constitutivas de su identidad colectiv tanto en lo interno como en la arena internacional. En este sentido, las demo- siones al campo de la cracias externalizan sus normas y reglas de toma de de politica exte Lo que es la idea de que los intereses materiales no existen en el vacio sino en un mundo de identidades®. Las percepciones son claves en las actitudes de los estados. La amistad 0 enemistad en la politica mundial no se derivan ni de la distribucién del poder en el sistema internacional, como sostendrian los rea~ listas, ni de las estructuras internas de los e nentarian los ndizaje adquirido en la interaccién: los estados infieren actitudes pacificas 0 belicosas or aporta el argumento constructivista a la tesis de la paz democratica los, como a: liberales, sino que son construidas socialmente y se derivan del aj del grado de violencia en la que se sustenta la estructura interna de los otros 266 EE Ee estados. En este sentido, son las percepciones intersubjetivas las que determi- - nan la amistad y enemistad en el sistema internacional. lumbre derivad: ser todo lo pa idad del conflic Las normas democréticas interiorizadas funcionan como mecanismos de ntes. La repuesta comunicacién por los cuales los lideres de los estados liberales tienden a esta- .regimenes libe- blecer relaciones pacificas con otras democracias, y también explican, como sin verse sostiene W. |. Dixon, por qué, a pesar de que se produzcan conilictos militari zados entre las democracias, éstos nunca se resuelven mediante la guerra, En cificas podria resumir- este sentido, el factor tiempo es crucial, la paz demoeritica es fruto de un pro- /y sus enemigos ceso de interaccién y aprendizaje que tiene que desarrollarse. lefensivas de las Dos factores podrian explicar por qué los Iideres de los estados democré- ¢ lo anterior, en ticos aprenden a percibir a las otras democracias como pacificas y, por el con- Ituray sus reglas trario, a pereibir a los estados autoritarios como age En primer luga onflictos, lo que publicidad y la transparencia en el proceso de toma de decisiones: en la medi- ), por el contra da en que las decisiones de politica exterior estan sujetas al debate piblico y la rqquia cuando las agresividad en las relaciones internacionales provoca manifestaciones y pro- °. También la nunciamientos en contra, los otros regimenes aprenden a percibir a las demo- 8 cracias como pacificas. En segundo lugar pr a separacién entre estado y sociedad, neia en jos socialmente que permite que se generen relaciones transnacionales entre las distintas sociedades que establecen canales de comunicacién por donde circulan las res ica —fundamen pectivas intenciones no belicosas®* nales y la que la Para nuestro autor, la tesis de la paz democratica es una profecia autocumpli a segunda la que da; "Los actores que confian los unos en los otros empiezan a actuar segiin ¢ re democracia y confianza. Crean asi, mediante sus procesos de interaccién, un orden pacifico y actores, hasta el cooperative que refuerza las percepciones de las intenciones paeificas de los as interacciones otros. En otras palabras, la presuncién de que el otro esta predispuesto a mante~ ntido, las demo- ner relaciones pacificas, lleva a una profecfa autocumplida si ambas partes parten -s al campo de la de esas percepciones. La paz democritica est construida socialmente”®*, Aunque las democracias, habitualmente, comparten también economias az democrética capitalistas de mercado, no es este un factor fundamental de amistad. Son las nor- P: 'P racio sino en un mas y valor feridas al sistema de gobierno las que dan forma a las identidades en el terreno de lo politico, sea en la politica interna, sea en la internacional’ actitudes de derivan ni de la La misma regla—Ia formacién de la identidad en relaciones internaciona- endrian los rea- les sobre la base de la forma de gobierno interno— lleva a las democracias a una gumentarian los predisposicién de negativa hacia los estados autoritarios. Si las democracias del aprendizaje infieren agresividad potencial de las estructuras politicas internas de los esta- fieas 0 belicosas dos opresivos, se sentiriin amenazadas y actuaran en consecuencia, formando na de los otros alianzas, entrando en una carrera de armamentos ¢ incluso llevado una politica 267 stos estados. De agresiva haci ta manera, la falta de informacién y la incer- tidumbre con respecto a las intenciones de los otros es interpretada de forma diferente en funcién de la identidad atribuida a los otros actores: la enemistad también esta construida socialmente. El mundo liberal es una construccién social cosmopolita en gestacién desde hace dos siglos TT. Risse-Kappen resume asi su argumentaci6n: "Las democracias rara- mente pelean entre si y se perciben mutuamente como pacificas. Esta percep- cién deriva de las normas democriticas que rigen el proceso interno de toma de decisiones. Por la misma razén, forman comunidades pluralistas de seguridad que surgen de valores compartidos. Porque se ven las unas a las otras como pacificas y expresan un sentimiento de comunidad, probablemente superaran los obstaculos a la cooperacién internacional y a formar instituciones interna- cionales como alianzas. Las normas que regir4n las interacciones en dichas ins- tituciones reflejardn los valores democraticos compartidos y se parecerdn a las normas internas de decisién”™, LA RELEVANCIA POLITICA DE LA TESIS DE LA PAZ DEMOCRATICA Guerra Fri [ find .éticamente la familia de naciones J tiene el potencial de ampliard ymprometidas con la busqueda de instiruciones democrati- ‘cas, la expansién de los mercados libres, el arreglo pacifico de los conflictos y la widad colectiva, Porel promocién dela seg ien de susinteresesy de sus ideales, los Estados Unidos tienen una over estos sponsabilidad especial de alimentar; valores fundamentales, Como dejé claro el Presidente en sus discurso sobre et Estado de la Unidn, gran par stracion Clinton ela politica exterior de a adi estd dedicada aeste esfuerzo, Anthony Lake 68 Sostiene H. Kissinger en su obra Diplomacy® que se han dado en la histo- ria de Estados Unidos dos esquemas de pensamiento en materia de politica exterior, que denomina como la “politica exterior como estrategia” y la” oliti- caexterior como cruzada”. Ambas tendencias, ambos esquema: ien to, se han entrelazado en la politica exterior estadounidense, predominado ahora uno, ahora otro. Sefiala nuestro autor que ¢l esquema de "politica exte- rior como cruzada”, es decir como intento de que el mundo acepte, comparta y ¢ lo justo, lo razonable y lo de pensai se organice segiin la concepeién norteamericana 268,

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