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Técnicas e instrumentos de evaluacion psicopedagdgica Ramon Coma, Lluis Alvarez EAP B-28 Vall de Tenes Introduccion Detras de cualquier evaluacién, siempre hay una valoracidn técnica y conforme a un criterio, mediatizada por un enfoque conceptual, unas téenicas y unos instrumen- tos no neutrales, que son una medida interpretativa mas de la realidad. La evaluacion psicopedagdgica requiere un proceso previo de obtencidn de datos e informacién sobre lo que pretendemos conocer y mejorar. Se trata de un proceso amplio, que tendria que ser compartido y que, bajo nuestro punto de vista, deberfa incluir diferentes aporta~ ciones profesionales, porque no tiene Gnicamente una dimensién individual o del grupo que queremos valorar, sino también una vertiente multiprofesional ¢ institucional. Asi, la manera de entender y atender la diversidad desde una perspectiva global de centro determina el éxito o el fracaso escolar, como también lo determina un enfoque psi- copedagogico centrado, Unicamente, en ¢l «probleman individual de unt alumni. La evaluacién psicopedagdgica supone contar con el eriterio téenico de un pro- fesional, del psicopedagogo o de la psicopedagoga, sin caer por ello en la pretensién de considerarlo unico y determinante, Los procesos de ensefianza-aprendizaje mucs- tran como cada persona y grupo de aprendizaje son unicos y pueden desarrollarse con diferencias significativas, no slo por la diversidad de habilidades fisicas y cog- nitivas, sino también por las emocionales, manifestadas en las aptitudes y actitudes relacionales, solidarias y de convivencia, en cuyo desarrollo, inhibicion o represién pueden infiuir los contextos. Entendemos, por fo tanto, que la evaluacién psicopedagogica es un proceso di- namico, continuado y preventivo; y en la escuela, especialmente compartido por dife- rentes profesionales. Este proceso tiene la finalidad de favorecer la toma de decisiones consensuadas, a partir de un seguimiento continuo de las interacciones entre los di- 4s| versos elementos que inciden tanto en la ensefianza como en el aprendizaje. Estas de~ siones tienen que traducirse en medidas factibles, que los profesionales puedan im- plementar para que el proceso de ensefianza-aprendizaje consiga el progreso de los alumnos como grupo ¢ individualmente. Por consiguiente, la evaluacin psicopedags- gica parte del reconocimiento que, en cualquier proceso de ensefanza-aprendizaje, existen elementos asimétricamente incidentes: el alumnado, el profesorado y el curri~ culo, Estos elementos configuran un clima relacional y no solamente de aprendizaje, que también viene determinado por los contextos escolares, profesionales, familiares y las concepciones que generan estos entornos respecto a la acogida, la ensefanza, el aprendizaje y, en general, al desarrollo integral de cualquier nifio, nina 0 adolescente. El psicopedagogo y la evaluacién EI psicopedagogo evalua y aporta las valoraciones de un determinado alumno © grupo clase al equipo de profesores en el que interviene, en un marco de colabo- racién. Se trata de una informacién valiosa, que es preciso tener en cuenta, para des~ pués complementarla, con la evaluacién pedagégica inicial y continuada que realiza el profesorado con el fin de tomar decisiones coordinadas. A través de la intervencidn y de! seguimiento psicopedagagico, se establece una evaluacién continua, no solamente del proceso dindmico de ensefanza-aprendizaje, sino de todos los elementos endogenos y exégenos que lo afectan. La evaluacién psi- copedagagica resulta practica y util cuando aporta conclusiones y sirve de base para edificar nuevas propuestas dirigidas a cada uno de los ambitos de anilisi: | alum= ‘no y el grupo en sus contextos familiar, escolar y social, que a su vez se hallan en in- teraccién. Por lo tanto, no la podemos entender nunca como un proceso al margen, sino que forma parte y surge de un trabajo profesional, que necesariamente debe ser compartido, lo que implica tomar decisiones y adoptar medidas conjuntas en las que cada profesional hace la aportacidn que le corresponde. Las técnicas y los instrumentos psicopedagégicas tienen que ayudarnos a llegar a una reflexién organizada sobre lo que pasa y, al mismo tiempo, sobre lo que hay que hacer, entendiéndolo como aquello que es posible en un contexto determinado. No olvidemos una diferencia importante: de los profesionales de! contexto escolar, cabe esperar la aceptacién del cambio, la capacidad técnica de generar propuestas e implementar alternativas a los problemas psicopedagdgicos que se identifican, mien tras que, de las personas o los sujetos no profesionales, no debemos esperar cambios radicales ni mucho menos exigirios, lo que seguramente nos conduciria al fracaso. Sélo una intervencién capaz de proponer alternativas asumibles, en el espacio y en el tiempo, por la familia u otros miembros del contexto puede conducirnos a cam- bios positivos, Por lo tanto, como profesionales, deberemos ser capaces de ser flexi- bles, no Gnicamente en las técnicas y los instrumentos aplicados, sino también en las estrategias y los planteamientos operativos, para hacer frente a los nuevos pro~ cesos que una respuesta educativa coherente puede generar. La evaluacion psicopedaggica resultante puede partir de enfoques diversos, que a su vez se relacionaran con diferentes técnicas y procedimientos aplicativos, pero | 46 esta basada en criterios cientificos y socialmente reconocidos. Las técnicas profe- sionales han ido evolucionando, afortunadamente y, como fruto de la experien- ia, también lo han hecho los criterios que nos permiten conocer cada una de sus posibilidades y limitaciones, asi como sus pracedimientos ¢ instrumentos de evaluacién. No obstante, podemos decir que, entre las técnicas, la observacién directa, or- genizada y sistematiea del proceso de ensefianza-aprendizaje nos ha permitido avan- Zar mucho en el conocimiento de la realidad del alumno y del grupo clase. A menudo sesulta a base mas operativa de una evaluacion psicopedagégica que rehuya las eti~ quetas y quiera profundizar en los procesos de interaccién que favorecen un avance positivo del alumno o de los grupos de alumnos. El psicopedagogo experto ha de saber introducir todos los matices necesarios que ceracterizan una evaluacion cuidadosa para no marginar al alumnado que proviene de Stuaciones sociales y culturales desfavorecidas 0 culturalmente minoritarias, por el hecho de que, de entrada, no encaje en los parémetros generales basados, principal mente, en la estadistica comparativa, Es aqui donde los limites claros de los enfoques pparciales, de muchos tests y pruebas se pueden superar ampliamente con las téeni- es de la observacidn directa que inciden en el analisis de las procesos educativos, La profesionalidad del psicopedagogo resulta clave, pues, para ponderar los be~ seeficios y las limitaciones de los instrumentos de evaluacién que utilicenos. Asl, el trabajo no s6lo consiste en saber ver diferencias significativas, lo que el alumno sabe y no sabe hacer, sino en definir previsibles necesidades educativas y proponer ayu- das, estrategias y ajustes cn la intervencién educativa. Consiste en saber escoger en cada circunstancia cudles son las herramientas que pueden ser mas utiles para pro- piciar cambios positivos, para trabajar en una linea tendente a la prevencién y no tinicamente a la correccién de problemas. A veces hay intervenciones, no |o alvide- mos, que no requieren ningdin instrumento conereto, sino mas bien un conocimien- to téenico de la complejidad de las relaciones humanas y las interacciones emocionales. Con frecuencia es mas necesario saber escuchar, recoger y orientar las inquictudes inherentes a los pracesos de enseftanza-aprendizaje dificultosos, vividos de maneras diferentes por los profesionales, las familias y los mismos alumnos, pero con el comin denominador del malestar emocional, La demanda como condicionante de la evaluacién No toda demanda implica iniciar un proceso de evaluacién psicopedagdgica. Sobre este aspecto nos remitimos al segundo capitulo, que despliega el andlisis de la demanda, Por lo tanto, aqui partiremos del acuerdo formal entre profesionales, sobre la necesidad de disponer de criterios orientadores que nos permitan establecer pau- tas y acciones de respuesta profesional colectiva a diferentes necesidades educativa Del mismo modo, la tipologia de demanda condiciona no solamente la decisién de efectuar una evaluacién psicopedagdgica, sino también la cleccién de los posibles instrumentos de los que podremos servirnos y el modelo formal de retorno que el profesional decidira utilizar. Este retorno puede ser oral, a través de entrevistas y reu- a niones, o complementado, si procede, con un resumen escrito o informe. Ambas po- sibilidades presentan ventajas ¢ inconvenientes, que expondremos més adelante. En la intervencidn psicopedagégica, pademos hallarnos a menudo con que, aun siendo partidarios de emplear una técnics determinada, nos veamos obligados a modificar €| instrumento. A veces las técnicas mas individuales, como la aplicacién de un test, pueden llevarnos a plantear la necesidad de una mayor observacién no ya en el alumno, sino en la situacin de ensefianza-aprendizaje. Insistimos, pues, en que la demanda es determinante y cada psicopedagogo tendré que saber establecer cual es la mejor estrategia de intervencién respecto a una demanda concreta, escogiendo los instrumentos y las técnicas que mejor se puedan ajustar a cada momento para conseguir que sea operativa y acertada. Modelo de intervencion y evaluacién psicopedagdgica Hay suficiente experiencia como para superar los enfoques parciales 0 descon- textualizados. Estos enfoques tienen su valor, pero padecen las limitaciones propias de un anilisis no global. Actualmente, disponemos de una base suficiente para defi- nir qué tiene que ser un enfoque precisamente psicopedagdgico, que implique el analisis de los problemas de actitud, adaptacion y aprendizaje alla donde se producen, que tenga en cuenta la vision y la situacién tanto de quien los padece directamente como de quienes lo rodean, profesionales y familiares, antes, durante y después del proceso de ensefianza-aprendizaje. Por lo tanto, estamos en condiciones de precisar un enfoque basado mas en el analisis de los procesos y Jas interacciones en sistemas de relaciones humanas, que en los productos finales de la accién del alumno ante un reto que se le plantea. Si bien no rechazamos el uso de tests psicolagicos, instrumentos variados de evaluacién pedagégica y niveles de competencias, escalas observacionales, cuestio- narios y otras intervenciones, entendemos que es Fundamental, en la gran mayoria de las intervenciones psicopedagégicas en escuelas € institutos, la observacién direc ta 0 indirecta de los pracesos de aprendizaje en el aula, de los estilos cognitivos, de los sistemas relacionales, derivados tanto de las estructuras formales como de las in- formales, ast como las entrevistas con tutores, equipos dacentes, alumnado y familia, para perfilar sus diferentes expectativas. La conducta del alumno y de los diversos grupos de alumnos, asi como sus re= sultados académicos, son fruto del sistema de interacciones en que estan inmersos. Debemos considerar siempre los diferentes elementos que interactuan: + Elalumno: su potencial cognitive y motor, su situacién emocional, su autoes- tima y autoconcepto general, que estan presentes en cl aprendizaje escolar. + El grupo clase: las relaciones que se establecen, los valores que imperan y los roles del alumnado y profesorado, + El equipo de profesores y las materias: las expectativas hacia el alumno 0 el grupo, los resultados que observen en su materia, la generalizacién o li- [48 mitacion de los conflictos que aparecen -conductuales, relacionales y de aprendizaje-, los modelos didacticos y los criterios evaluadores, la flexibil dad para adaptar el curriculo y los procesos de enseftanza-aprendizaje. = La familia: su visién del alumno, de su situacion y de sus resultados. El equilibrio entre las expectativas, las ayudas que pueden facilitar y el mo- delo relacional con el centro escolar que pueden propiciar (constructivo, colaborador, de enfrentamiento, de inhibicion).. = Elentorno sociocultural: |as interacciones entre todos los elementos ante- riores y el nivel de adaptacién, integracién o aislamiento del contexto en que el alumno y su familia viven. Sin una vision transversal, siempre mas compleja, es dificil generar cambios en cl contexto de ensefianza-aprendizaje de! alumnado. Son tantas las limitaciones de una observacién basada en aplicar un instrumento estandarizado que sus infe- rencias practicamente no lograrén cambiar nada. El modelo psicopedagdgico busca una visidn mas global, ecolégica y sistémica del alumno y de los grupos de alumnos. Retine, a su vez, los aspectos biologicos, psi- colégicos, pedagdgicos y sociales que intervienen en los procesos individuales y co- lectivos para afrontar la ensefianza y el aprendizaje. Esto no obvia la necesidad de restringir lo que observemas a lo que es posible, comenzando por la propia inter- vencién educativa y asesora, con objetivos adecuados segtin la colaboracién de los diferentes profesionales implicados. A nuestro entender, el modelo de evaluacién es una construccién que incorpo- ra los avances que se han ido logrando a raiz de la intervencidn de los ultimos trein- ta afios, de la propia aplicacién € investigacién de los modelos clasicos. E| modelo psicopedagdgico recoge los diversos agentes del marco de intervencién que es la en- sefianza infantil, primaria y secundaria, sin deseartar ninguna, en principio. No se deja a un lado la posibilidad de aplicar un test psicoldgico, de estudiar el pracesa- miento de la informacién que un alumno lleva a cabo, de observar las relaciones que predominan en un grupo clase y su influencia en el aprendizaje; ni tampoco la posi- bilidad de considerar las evaluaciones iniciales de las diferentes materias, que son técnicas de base diferente, siempre que la informacién obtenida sea interpretada desde un punto de vista global, que ayude a realizar propuestas globales, Asi es como una intervencién psicopedagagica tiene sentido. EI proceso de evaluacion psicopedagégica En este apartado no pretendemos confeccionar una relacin exhaustiva de los instrumentos mas habituales de la evaluacidn psicapedagégica. En consecuencia, no repetiremos las técnicas mas conocidas (entrevista, aplicacion de determinadas prue- bas, etc.) algunas de las cuales se describen en varios capitulos de esta misma publi- cacidn. Asi pues, solo citaremos las principales y pondremos el énfasis en las practicas mas complejas de abservacién indirecta, individual o de grupo. Evidentemente, siem- pre partimos del acuerdo previo con la familia y los profesionales y contando con la 49) autorizacion necesaria sélo para un uso profesional, basado en las normas del cédi~ go deontoldgico. Debemos tener en cuenta que es totalmente imprescindible, en el campo del asesoramiento, contar con un criterio deontolégico basico. Los profesionales que tra- bajamos en este Ambito sabemos que, en cada actuacidn psicopedagdgica, se da un trasvase de informacién que implica una transferencia de su custodia, tanto si esta informacién la hemos obtenido mediante pruebas como si proviene de una entrevis- ta con cualquier servicio, y que resulta prioritario mantener esta privacidad, Del mismo modo, si elaboramos informes o mantenemos reuniones utilizando esta infor- ‘macién, nosotros somos responsables del uso que se pueda hacer de ella. De aqui re- sulta que sea tan importante informar como garantizar un correcto trasvase de la custodia de la informacién, ya que siempre tenemos una cierta responsabilidad sobre cémo la utilicemos con posterioridad, El proceso de evaluacién psicopedagégica incluye numerosas actividades entre- lazadas ¢ interdependientes entre si. En las lineas que siguen, vamos a enumerar las actuaciones que pueden formar parte del proceso, enmarcandolas de un modo prag- matico en: inicio, desarrollo y aportacién al equipo profesional. Dicha enumeracién no presupone, ni mucho menos, el desarrollo de todas y cada una de las actividades cn los diversos momentos evaluadores. Muestran tan sélo un inventario de activida~ des que se pueden llevar a cabo. Inicio + Recepcién de la demanda, clarificacién y acuerdos con los profesionales participantes, tanto por parte de quien formula la demanda como por parte de quien, de alguna manera, colaborard en el proceso de evaluacién, + Recogida de informacién inicial: historia escolar, informes existentes sobre niveles de competencias y atras cuestiones. Comprensidn inicial del proceso evolutivo del alumno a nivel personal, escolar, familiar y social, Desarrollo + Observacién individual: = Observacién contextual del alumno en la situacién de ensefianza y apren- dizaje y otras: en el aula con diferentes materias, en el reereo y en el juego, en el comedor escolar, ete. Observacién de las relaciones que es- tablece o de los rales sociales que desarralla, ~ Entrevistas con el alumno, el tutor, otros profesores, los padres, profesio- nales especificos (educador social, monitores, etc). = Grabaciones audiovisuales de! proceso de ensefanza-aprendizaje en el aula, de los esquemas de relaciones en los grupos y del juego. ~ Grabaciones sonoras del habla y de la conversacién. = Analisis de trabajos escolares, que debe orientarnos no solamente sobre los déficit comprensivos, expresivos y de procedimientos del alumno, sino también sobre el déficit de ayudas compensatorias. ~ Evaluacién de los niveles de lectura y escritura, Administracion de prue- bas pedagégicas basadas en el curriculo escolar. | 50 posibles y realistas, acuerdos y acciones que se puedan ejecutar. En este sentido, te- nemos que plantearnos que la evaluacién psicopedagdgica resulte una aportacion profesional tan cuidadosa en las conclusiones como motivadora para las perso- nas, los profesionales, el alumnado y las familias que han de afrontar con un hori~ zonte positivo la situacién evaluada. En el aspecto formal, la devolucién oral a partir de la participacion en reuniones profesionales puede ser suficiente dada la confidencialidad de algunos datos. Los in- formes escritos tienen sentido cuando es necesario dejar constancia de algunos acuer- dos 0 propuestas. Somos partidarios de hacerlos concisos y sin inferencias. Debe quedar claro a quién van dirigidos y e! motivo, asi como la privacidad de los datos y su exclusivo uso profesional, La ventaja del informe escrito es que obliga a un esfuer- 20 de sintesis. A su vez, esto sucle llevar a cierto reduccionismo. En cambio, el trabajo constante con el equipo de profesores permite una adecuacién permanente de los datos a la evolucién de la realidad del alumno. Creemos, en definitiva, que debe ser e! propio profesional quien decida, en funcién de lo que pretenda y de cada interven- cién psicopedagdgica, la devolucidn oral o escrita 0 ambas a la vez. La observaci6n contextualizada, individual y grupal: un instrumento eficaz La observacién individual no puede desvincularse de la de! grupo, dado que la primera no tiene sentido desligada de! contexto de interaccién del alumno. La ob- servacion siempre implica considerar los elementos propios de la dindmica grupal y debe tener en cuenta el contexto, si queremos disponer de informacion potente que nos permita plantear alternativas de cambio en los Ambitos donde se producen los conflictos y en que se mediatizan los aprendizajes del alumno. Dada, pues, la importancia que tiene para nosotros la observacién en el aula, exponemos algunos de los criterios que utilizamos a la hora de Hlevarla a cabo. La observacion individual La aplicacién de este instrumento tiene como objetivo ver las interacciones que se producen dentro del grupo, entre el propio alumnado y entre éste y el profesora- do, asi como en relacidn con los contenidos de aprendizaje. En este marco, debemos considerar: + Predisposicién al aprendizaje por parte del alumnado. « _ Limitaciones funcionales: motrices, sensoriales, de atencién, materiales. + Maneras de actuar frente al aprendizaje: el alumno se ve capaz o incapaz, renuncia, se esfuerza, tiene claro lo que debe hacer, cuindo puede pedir ayuda y cudndo no; solicita ayuda a los demds, copia, ghace por hacer?, se evade sin hacerse notar oa partir del movimiento, agrediendo verbalmente a los demas, molestandolos; procura pasar desapercibido, sufre, empieza a llamar la atencién a partir de objetos materiales, ete. (Véase el apéndice 1: Hoja para la observacién del estilo de aprendizaje.) 82 « (Cémo actian los demas hacia él; existe e! habito en la clase de integrar alumnos con NEE, los ayudan, los protegen, les hacen las cosas, se rien de él, est mas bien aislado, tiene un compamero que lo ayuda y lo tutela, le re- cuerdan las cosas, se quejan al profesor, ete. . Cémo acta el profesorado: puede el alumno hacer lo que se le pide en cuanto a nivel personal de competencia; se presentan mancras diferentes de hacer las cosas; todos hacen |o mismo o se pueden hacer actividades y seguir ritmos diferentes; siempre se trabaja individualmente; se organizan grupos de aprendizaje en cooperacién; se refuerza emocionalmente al alumno y al grupo; se valora y refuerza la cooperacian y el respeto a la di- ferencia; se buscan maneras alternativas para relajar la tension y la presion sobre el grupo por parte de un alumno especialmente conflictivo; la distri- bucién y los recursos de la clase permiten maneras diferentes de trabajar; los materiales curriculares son flexibles y adaptables a la diversidad, ete. = Cémo se organiza la atencidn a la diversidad: hay flexibilidad en el ciclo; el alumnado de un mismo ciclo pero de clases diferentes esta habituado a tra- bajar junto en determinados momentos; se organizan pequefios grupos flexibles; se cuenta con un maestro de EE 0 apoyo a determinadas areas 0 momentos particularmente necesarios; todos los maestros estén suficientemen- te convencidos de la necesidad de integracin de! alumno, etc. También tenemos que valorar la incidencia de determinadas necesidades edu- cativas individuales en el funcionamiento conjunto del grupo clase, porque la voluntad general de integracidn de los alumnos tampoco puede obviar el desgaste que produ- ce en las personas un enfrentamiento permanente a situaciones excesivamente con flictivas. Es importante que se observen varias sesiones durante una jornada y, si es posible, durante més de un dia, También conviene asegurarnos de observar materias diferentes, no inicamente las instrumentales. Asi tendremos en cuenta la incidencia del cansancio fisico y mental entre la primera sesi6n de la mafana y la dltima, los cambios metodoldgicos que pueden suponer materias diferentes, la variacion de las actitudes de los alumnos en funcién de los roles, ete. En definitiva, tenemos la opor- tunidad de ponernos en la perspectiva no solamente del profesorado, sino tambien en la del alumnado, Para un madelo de observacién en el aula, véase el apéndice 2. La observacién grupal. Un recurso que hay que implementar La valoracién psicopedagagica basada en la abservacién contextual hace po- sible reunir informacion multifactorial y analizar los sistemas de interacciones hu- manas, lo que configura siempre una base mas sélida para la reconduccién de los problemas psicopedagdgicos. Por esta razin, una de las actividades propias de los ase- sores psicopedagdgicos consiste en la observacién directa del alumnado, aunque a menudo las demandas insisten preferentemente en el andlisis de situaciones educa tivas respecto a un solo alumno, En este sentido, la observacién de todo un grupo clase y de su dindmica puede aportar informacién relevante, y nos permite entender algunos de los interragantes que se plantean en ¢! proceso de relacianes y de apren- 53 dizaje, tanto individual como grupal, En estas observaciones, es imposible observar al alumno de forma aislada. Normalmente esta en grupo, con uno 0 mas profesores, y trabajando sobre unos materiales curriculares. Tenemos que tener en cuenta que, cuando no existe la tradicion de observar grupos, hay que veneer primero los miedos comunes. Los de! propio psicopedagogo abservador, falto quizas de instrumentos que le permitan saber qué observar, a lo que esta poco acostumbrado, 0 cl miedo de algunos profesores no habituados o también inseguros ante la observacién, Ademds; aunque sin generalizar, en muchos casos a tradicién en secundaria es muy de «catedra», en la que cada uno organizaba su pro- pia diddctica a partir de la materia, un método respetable y seguramente eficiente pero a menudo poco compartido respecto a los contenidos transversales con el resto del profesorado, situacion que hoy dia la educacidn obligatoria, por su complejidad y cambios sociales, pide superar. Siempre se da un nivel de inseguridad con el que el profesorado debe convivir, porque es propio de! binomio ensefianza-aprendizaje. Nunca hay dos alumnos igua~ les, ni dos grupos parecidos, ni las mismas estrategias resultan siempre igual de tiles. La integracién, con afan de mejora, de esta inseguridad propia del oficio nos pro- porciona ventajas para hacer frente a los retos que conlleva la tarea educadora, grupo tras grupo. Por lo tanto, fa observacién grupal no tiene nada que ver con nin- Qiin tipo de fiscalizacién psicopedagdgica, sino que es un instrumento que nos ofrece mas informacién de lo que pasa durante el proceso de ensehanza-aprendizaje y nos ayuda a enriquecer y mejorar la intervencién educativa a partir de la colaboracion de los psicopedagogos con el equipo docente. La observacidn psicopedagagica de un grupo es un recurso que puede contribuir de manera funcional al necesario debate profesional y a la adopcién de estrategias, compartidas en el marco de las reuniones de los equipos docentes. 2Qué observaremos? El grupo y las interacciones Cabe percibir si algunos alumnos requieren adaptaciones, si predomina esta ne- cesidad 0 solo afecta a unos pocos casos individuales, si hay algdn alumno con im= portantes dificultades cognitivas, de aprendizaje, de lectura y escritura; si existen alumnos potencialmente disruptivos en funcidn del contexto, y en caso de observar incidencias conductuales relevantes, en qué situaciones se desencadenan con mayor frecuencia. Como se actla en estos casos y de qué modo responden estos alumnos, es decir, cuando aceptan las normas, si entienden las instrucciones, si pueden de- sempefiar algunas de las actividades propuestas con éxito. Es necesario delimitar la red de relaciones que predomina y los roles de deter~ minados alumnos con necesidades educativas especificas (véase el apéndice 3: Pro- tocolo de abservacién de los roles de los alumnos). Puede resultar util confeccionarse un esquema sencillo de la distribucién de los sitios de los alumnos, establecer las di- recciones, los feedbacks y los liderazgos predominantes. Hay que considerar tambien las formas de trabajar en equipo que utilizan los grupos. | 54 Debemos ver el clima social de la clase, los cambios que se observen en funcién del tipo de actividad que se realiza y la gestién por parte del profeso- rado. Conviene considerar también la incidencia del espacio y su distribucién, asi como otros elementos exdgenos (ruidos, temperatura, luminosidad, tamafio adecuado de las mesas, etc.). Los habitos Se trata de observar si el grupo tiene adquiridas habilidades basicas de funcio- namiento y organizacién grupal. Puntualidad, silencio, atencidn y escucha, preparar el material, sentarse bien, respetar el turno de palabras, traer los deberes y los mate- riales, respetar el material. Hay que ver si las pautas que fomenta el profesorado son progresivas y univocas, es decir, si se recalean todas por igual, si algunas predominan sobre otras, si algu~ nas slo se exigen en determinadas clases o si los alumnos las utilizan selectivamente, Las estrategias del profesorado Uno de los aspectos primordiales de la observacion es la reflexién en torno a las necesidades educativas que el grupo muestra, considerando las estrategias que pue- den ser mas efectivas segtin el criterio del equipo docente. Los profesores hacen uso, cansciente o no, de estrategias muy potentes. Es im- portante que las observaciones, orientaciones y propuestas se compartan, para que de esta manera pongan de relieve este hecho enriquecedor para cl conjunto del equipo. A partir de nuestra experiencia, queremos destacar algunas de las estrategias que resultan, en general, positivas para la gestion de la clase; hemos seleccionado 35 de las mismas. No pretende ser una lista exhaustiva o ideal, pero puede servir de base para otras observaciones y para el andlisis de psicopedagogos y equipos docentes de secundaria. Cuando hacemos el retorno al equipo docente, las presentamos con un indi- ce no exhaustivo de frecuencia, entendiendo que cuando es alta (A) la usan ma~ yoritariamente los profesores, cuando es media (M), sélo algunos profesores y cuando es baja (B) solo es usada por algun profesor. La variedad en el uso y la fre- cuencia es ldgica, en funcidn de la diversidad profesional, pero insistimos en que jo que da muy buenos resultados es la reflexion que nos conduzca a acuerdos del equipo docente en funcién de las caracteristicas y la dindmica de cada grupo fvéase el cuadro 1). Las estrategias de los alumnos Las estrategias de! profesorado condicionan las del alumnado dado que, a me- mudo, sobre todo en secundaria, suelen ser los alumnos los que adaptan sus estra- tesizs 2 los modelos didacticos del profesorado. Aquéllos suelen emplear algunas estrategias especificas que nos interesa poder observar para evaluar su incidencia en @ 2prendizaje y en los resultados académicos y que obtendremos a partir de la ob- servacion y de entrevistas. Algunas de las mas importantes son las que se explican a exrnruze Cuadro 1 MMe Ws eer + Aula organizada en el aspecto grupal, reglasclaras de organizacion, + Aula organizada en el aspecto grupal, reglas claras de organizacién, parecida a todas las clases (materias) observadas. «+ Equilibrio entre actividad del profesorado y del alumnado, + Conexién y revisién con aprendizajes y actividades anteriores. + Recordar fo trabajado anteriormente con participacién. + Se conecta el tema con la realidad actual, con temas anteriores, con hechos vividos o eonocidos por el alumnado, con la vida cotidiana, ete. + Recoger las apartaciones del alumnado y reconducir el tema + Pocos contenidos, bien trabajados, simplificacién, se les da seguridad, + Se explica que se hard «+ Se explice emo se hard, se dan instruceiones claras, se hacen com- probaciones de comprensién. + Se espera a que haya silencio para hablar. + Se distribuyen tareas grupales y/o individuales. + Se requlan los cambios de actividad (escucha, trabajo personal, traba- jo grupal, debate, cuando acaba y empieza la case, et). + Se controla con orden temporal la realizaciin de tarcas pendientes 0 por realizar durante la sesién, + Se recuerdan habitos y procedimientos generales (levantar la mano, no levantarse, ete). «= Tono suave en general de la voz para forzar el silencio y ta escucha, + Subidas esporédicas en e! tono de la voz para reclamar atencién. + Silencio y reanudacién (adecia que. + Anticipacién @ conductas disruptivas o de desatencién (eX, cnecesitas algo?s), 56 Moverse por toda la clase para dar sensacién de control, ayudas indi- Vidueales, ete. Refuerzo emocional individual a algin alumno que lo necesita perid- dicamente. Se recuerda la necesaria gestién del tiempo durante la clase por parte del alumnado, organizacién del tiempo disponible, tiempo restante seguin actividades del alumnado y el profesorado, Subdivision det trabajo en partes que se aleancen progresivamente. Ayuda individualizada, Pocos deberes, se asegura que los tengan claros. ‘Se da un orden preferente de habitos para alcanzarlos progresiva~ mente (por ejemplo, exigir el turno de palabra, tolerar mas como se sientan, etc) ZConsensuados en el equipo docente? Lectura en voz alta intercalada (diferentes alumnos) y breve para que las enmiendas no se concentren en una persona, Tolerar autocorrecciones o enmendar errores cuando se den cuenta de que no han hecho bien algo, aunque no sea el momento preciso 0 acordado en las normas, haciendo adrede como si no lo viese, ante ‘alumnos con baja autoestima. ‘Asegurar la comprensién lectora. Frecuencia de comentarios grupales positivos Frecuencia de comentarios individuales positivos. Frecuencia de comentarios grupales negatives. Frecuencia de comentarios individuales negativos. Combinacién de recursos didacticos: explicaciones orales, leeturas, es- ‘quemas, materiales audiovisuales, proyectores, etc. Prevencién de elementos distorsionadores: por ejemplo, reducit cl ruido retirando las sillas que sobran, prevenir un exceso de excitacién y-alboroto en los cinco minutos entre clases con presencia y control indirecto de un profesor, preparar y comprobar previamente el fun- ssionamiento de aparatos audiovisuales, etc. SS 571 [58 las estrategias relacionales + Enmoscoror:\lamar la atencién hacia otros aspectos, pars ocultar Ja angus tia por el hecho de afrontar el aprendizaje, Puede tratarse de una conducta conflictiva de enfrentamiento, hasta una manera de vestir, hablar o expli- car constantemente historias inéditas o fantasiosas muy personales, exage- radas o {lamativas. También fo pueden ser conductas de riesgo que, sobre todo en adolescentes, amen ta atencidn incluso la admiracién de los demas. + Somatizar: hay alumnos que somatizan la angustia y ésta se traduce en pe- quefias crisis, mareos, malestar, que en casos extremos puede dar lugar a una patofagia, + Pasar desapercibida: o se trata de alumnos muy metddicos y capaces de Compensar déficit de aprendizaje a partir de una voluntad importante de su- Peraciin, gue el profesorado sucle valarar positivamente, o de alumnas con Poca capacidad de organizacion y comprensién que se pereatan de que no ponen en evidencia el conflicto ante el resto del grupo, y asi aptan por no hacerse notar, al menos en fa conducta. A menudo son estudiantes que, a Pesar de sus dificultades de aprendizaje, pasan desapercibidos por esta compensacion. Es muy importante que el profesorado ponga especial aten- cidn en ellos y sepa detectarlos y ayudarlos. + Mostrarse siempre colaborador: algunos alumnos saben que les da buenos resultados la participacion y la cooperacion y que esté valorada. Con fre- cuencia sus recursos sort suficientes para mantener buenas relaciones per sonales con Jos demas. + Saber detenerse: ciertas alumnos mueven los hilos para hacer actuar a otros compaheros y provocar pequefias conflictos, pero saben detenerse en el mo- mento oportuna, De esta forma no suelen ser detectados por los profesores y.acostumbran a suftir fas consecuencias quienes son manipulados por effos. + Ser oportuno 0 to contrario: existen alumnos que saben participar en el mo- mento oportuno y poco a poco se van ganando Ja consideracién de Jos profesores, mientras que otros no la consiguen nunca, + Saber prevenir conflictos y separarse de los mismos: algunos alummos saben detectar el inicio de un conflicto y mantenerse observadores, pero al margen. + Saludar habitualmente y despedirse. + Dar explicaciones realistas. Las estrategias académicas y de procedimientos + Saber escuchar: es una estrategia fundamental, que viene definida no s6fo por los habitas conductuales aprendidos y estimuladas en ta familia, sina también por Ja capacidad de atencidn y concentracidn definida a partir del autocontrol de la conducta y el movimiento, y par el equilibrio y bienestar emocional. + Saber expresarse oralmente y por escrito: se trata de la estrategia clave que valora et profesorado, aunque hay que enseriarla por encima de todo, « Saber resumir: como la anterior, esta muy valorada, pero hay que ensefarla + Dominar un buen vocabulario: esta muy determinada por el contexto del alumno, pero la escuela puede incidir en la misma espectacularmente, si se lo propone, + Realizar una buena presentacién formal de los trabajos y ejercicios: como la anterior, es necesario ensenarla desde los primeros cursos y no se puede dejar en manos de la intuicién personal, porque sélo la pueden poseer pocos alumnos de forma natural + Saber organizar bien los trabajos y las libretas para encontrar rdpidamente la informacién y dominar lo que uno ha escrito. + Escribir con buena letra: hoy dia se compensa con el ordenador, pero atin es una estrategia muy valorada, que bien puede motivar la buena predisposi- cién del profesorado en el momento de la lectura o correccién, bien la puede frustrar. = Tener los materiales en orden y ordenarlos diariamente. + Disponer de recursos materiales complementarios, como el ordenador. + Tener una buena estructura del tiempo y poder organizarse para presentar habitualmente los deberes. = Disponer de tiempo suficiente y no tener un exceso de actividades extraes- colares. + Efectuar los trabajos durante un horario habitual + Desempefiar los trabajos con companeros y compajieras en lugares que po- sibiliten e| asesoramiento: la biblioteca, La evaluacion psicopedagdgica como orientadora del debate y de las propuestas de los equipos docentes A partir de la observacion psicopedagogica del grupo clase, podremos esta~ blecer una reflexién profesional que nos ayude a considerar qué estrategias di- dacticas nos pueden resultar mas efectivas en cada situacion y qué estrategias deficitarias en los alumnos hay que trabajar para implementarlas. Esta reflexidn se puede organizar durante una reunién de trabajo que incluya la puesta en comin de lo que se ha podido observar en un periodo suficiente, con la participacién de todo el equipo de profesores, del psicopedagogo, del tutor y del coordinador de nivel © de ciclo. La presencia de este ultimo es importante, porque habré que hacer un seguimiento de los acuerdos a los cuales se llegue y una valoracién posterior de su implementacion. A veces fa observacin se puede concretar en un informe, pero no siempre es necesario. Su redaccin dependerd de las circunstancias, dado que lo importante es tras- ladar al equipo docente todo lo que se ha podido observar para que lo tome en con- sideracion y aprenda tanto a valorar lo que ya funciona como a identificar lo que se 59 | puede mejorar. Por lo tanto, la reunién del equipo docente puede incluir a titulo ge- nérico tres puntos basicos: 1. Descripeidn de lo que se ha podido observar en el grupo en general (entra- das y salidas, inicios, desarrollos y finales de las clases, comportamiento ge- neral, subgrupos y liderazgos, estrategias de! alumnado, etc.) y en algunos alumnos, asi como su incidencia positiva, negativa o neutra. Descripcion de pautas y consignas y su funcionamiento, asi como de las estrategias de los profesores que han resultado mas funcionales, 2. La consideracién de las acciones que nos interesa mantener y las que pue- den mejorar a dinamica del grupo, el proceso de aprendizaje y los resulta dos del grupo clase en cuestidn. 3. Los acuerdos que se establezean, con la temporiza valoracién posteriores. in del seguimiento y la El debate en el equipo docente sucle ser muy positivo: ayuda a compartir lo que nos preocupa, a consolidar lo que vernos efectivo y a aprender los unos de los otros, Este Unico hecho, por Ia confianza que aporta, ya es valioso, pero lo mas importante €s que [a observacién grupal contribuye a consolidar un trabajo en equipo. La observacién individual y grupal es un instrumento clave para una valoracién psicopedagogica, que desee aportar informacién funcional a los equips docentes sobre [a dindmica, las interacciones y el proceso de aprendizaje de los alumnos y que complemente [a observacién personal de cada docente. De este modo, da coherencia a [a intervencién tutorial y del conjunto de profesores que intervienen en el grupo clase, Tanto la observacién individual como la grupal deben estructurarse metodolé- gicamente y organizarse con criterios tecnicos que definan claramente su intencio- nalidad. Cuando la valoracién psicopedagagica propicia el intercambio enriquecedor en las reuniones de los equipos docentes nos hemos dado cuenta de que, como profe- sionales, definimos con mas consenso las necesidades educativas de los grupos clase y podemos establecer una linea coherente de estrategias educativas més comparti~ das y a la vez efectivas en cuanto a resultados. Conclusiones Contemplamos la evaluacién psicopedagégica como un proceso desarrallado por los psicopedagogos para definir las necesidades y las posibles estrategias edu- cativas que puede requerir un determinado alumno o un grupo clase para alcanzar €l éxito escolar, entendiéndalo como pragreso personal satisfactorio de equilibrio personal y bienestar emocional, ademas de alcance de otros abjetivos curriculares especificos, Este proceso ha de ser contextualizado, es decir, debe partir de la realidad in~ mediata, escolar y familiar, donde se producen las interacciones que conducen al éxito 0 al fracaso escolar. Restringir la evaluacién psicopedagégica al ambito del de- 60 ssrrollo personal dnicamente presupone la aceptacién de unas limitaciones claras que pueden alejarnos de respuestas educativas con expectativas reales de cambio en les procesos interactivos que conducen al fracaso escolar. De! mismo modo, en el marco escolar, la evaluacién psicopedegdgica y todo el tabajo de los psicopedagogos no pueden desarrollarse al margen del trabajo en equi- po junto con los demas profesionales con responsabilidades, especialmente los pro- fesores tutores, especialistas, de educacién especial y logopedas, entre otros. Por lo tanto, consideramos Ia evaluacién como una de las aportaciones més significativas ei psicopedagogo al trabajo en equipo junto a otros profesionales. Bibliografia BASSEDAS, E. y otros (1989): Intervencio educativa i diagnostic psicopedagogic. Bar- celona. Laia. BONALS, J. (2000): £/ trabajo en equipo del profesorado. Barcelona. Gra6. COLOMER, T. y otros (2001): «Lavaluacié psicopedagagica: concepte, finalitat i marc on es situa», AMBITS de Psicopedagogia, 2, pp. 15-18. ESTEVE, J.M. (2002): «El professorat davant el canvi social. Nous objectius per a una nova ctapa de l'educaciéx, Educacié i nous reptes socials. Barcelona. Generali~ tat de Catalunya. 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