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[Ning pri de ests putea, Inch c dseo de la cuter, pd ser SAUL SCHKOLNIK ssp scons 0 wat ca mane lg nin eo 9 ‘crs, ica meednca, dpc, de grancino de faccop, in perma oil Am elo moron nein epi pr progr “Solan ‘scl ero pbs por Cope ANTAI LAS HISTORIAS DEL PRINCIPE DE LOS LICANANTAL ILUSTRACIONES DE "EDUARDO OSORIO MENCIGN HONROSA. EN LOS JUEGOS LITERARIOS CGABRIELA MISTRAL, DE LA MUNICIPALIDAD DE SANTIAGO, 82 ‘Av. Rican Lyon 946, Santiago de Chile. Impesres: Cops. 1998 _ EDITORIAL ANDRES BELLO. INDICE Sat Schade ole sis fon cs gab eae La tierra y los licanantai. PAK PRIMERA PARTE LAINFANCIA DE ANTAL EOdlor tec waa Is ~ Historia de tos simapauna cota koiba (Los hombrecitos de las cuevas) 16 = Leyenda delsoly dela uviagrande |... | 25 — La‘limpia” deacequiss.... 30 — Lainvitacion . es ay Sela = Unaaventura en el Quimal . Siem = Lahistoria delrey Antinao . . . rete — Leyenda de la ciudad perdida del Quimal, . . . 45 — Blvigie. ee ene SEGUNDA PARTE: LAS TIERRAS DE LOS LICANANTAL — La caravana — Historia de los amantes de Chiu Chi - = Leyenda de la laguna de Chiu Chiu. El techamiento, Lavvelada Leyenda del Alicanto Historia de una mina Cuento de a nina con ta estrella de oro. Leyenda del Clarunco 0 " 1 al 84 91 SAUL SCHKOLNIK Sadl Schkolnik nace en 1929. Es arquitecto y licenciado en filosofia. Dentro de este tltimo campo se ha especia- lizado en la filosoffa de ls ciencias. En 1965, casi por casualidad, publica Cuentos de por qué. No tiene intenciones de’dedicarse a escribir, pero at libro et favorablemente acogido por los prof: Sores de literatura infantil Desde esa fecha hasta 1978 escribe sblo algunos eventos que envia al Primer Concurso Latinoamericano 4e Literatura Infantil de la UNESCO, que se realiza en Colombia. Entre mas de 2,300 autores, Sail Schkolnik obtiene ei primer lugar con El cazador de cuentos, Esto Jo impulsa’a participar en el Segundo concurso de la UNESCO, en el que obtiene el cuarto lugar. Entonces decide continuar’ escribiendo en forma. sistemtica Hasta ahora, ademas de los premios mencionado: ha obtenido el segundo lugar en el Concurso Convenio Andrés Bello para television; una mencién honrosa en Jos. Juegos Literarios Gabriela Mistral, de la Municipal dad de Santiago; y el quinto lugar en el concurso Laz ‘illo, que se Fealiza en Espana y que es la mas importante competencia de literatura infantil del mundo de habla hispana. ‘Actualmente dedica gran esfuerzo a la tarea de im- pulsar talleres literarios infantiles. Interesido en fomen- {ar la expresién literaria, asistio, en septiembre de 1985, as Jornadas,Latinoamericanas por el Arte, que se fectuaron en Montevideo, Uruguay. Ali present dos ponencias: Taller exploratorio de arte infantil y Trabajo Conjunto de cuatro talleres de arte del Colegio San Juan Evangelista, ‘entre ellos en Un raton de biblioteca y Yo pienso y apren do, ambos publicados por Ealitorial Andrés Bello. Entre aus obras e pueden menconar: Cuentor de por qué ), El cazador de cuentos (publicado en Colombia, 1979), Erase una vez un hermoso planeta (1980), Cuentos para adolescentes:rominticos (1980), Cazandio fantasias (poesia, 1981), Colorin colorado ovu: lito fecundado (1982), Habia una vez... (1982), La bai- larina (1982), José hombre (1982), Historias del tio Juan (1983), La éspina de algarrobo (1984), Breve noticia de mi infancia (1984), Cuentos para los més pequefios (1985), Yan en la misteriosa Isla de Pascua (1985), 2. XL Y (1985), Un taller para softar (editado por UNI- CER, 1985). Uno de los derechos fundamentales de cada nino es co- inocer las raices de su propia nacionalidad ‘Slo asi podré llegar a identificarse con ella, 3 hombre hizo erecer sus raices ‘sobre la cordillera andina, DOMINGO GOMEZ PARRA La leyenda es la narracién ireal, pero ‘con huellas de la verdad. PAULO DE-CARVALHO-ETO Estos cuentos no pretenden ser un estudio de la ctnia atacamena, mn apenas una mirada —a vuelo de péjaro~ de una dde_las ‘culturas més importantes forjadas en nuestra tierra. Porque ese pueblo es parte de nosotros, esa tierra licanantai, como al parecer se llamaban a sf snismos, es ‘nuestra propia tierra Hoy, nosotros habitamos los pequefios poblados en ‘que ellos vivieron. Recorremos los gares que ellos recorrieron. Contemplamos 10s paisajes que ellos contemplaron. Soflamos y amamos... asf como ellos. soharon LATIERRA Y LOS LICANANTAL Alli, en. cualquier meseta, podemos encontrar sorpresi- as quebradas iundidas por la erosion, en euyas profun- didades corren las suaves aguas de escasos riachuelos desde donde emergen el aroma y el frescor de la ampaya, Ja chacomao de las chileas. Riachuelos que combaten el hambre de pueblos y caserios milenarios, donde la Paatcha ~ta venerada tie- ‘ra es la fuente y el origen de la vida y de la muerte, dela tradicion y del progreso. El paisaje seco, pedregoso y arido, casi metilico en su core) oles color, cob en ss entra oglias riquezas que esperan, Tierra donde todo instaal esfuerzo val trabajo. Pueblos con casas de pledras levantadas en estéri- les suelos, cerca de los andenes que se descuelgan a las quebradas en medio de la vasta planicie batada por el fol, Durante 11.000 aftos una sucesion de pueblos eaza- ores, recolectores, pastores y campesinos ‘conformaron compieja soctedades Por fin se asentaron en pequefias aldeas donde con- solidaron insospechados avances culturales. * batdo on exo de Dominge Ges Para, a LATIERRA Los LICANANTAL ‘Surgié una etnia, un pueblo proplamente atacame- con sus propios valores religiosos, culturales, poli- fieasy ingittees que vid en un clima de pa ¥armo- En cunza, su propia lengua, se lamaron a si mismos dos licanantal. PRIMERA PARTE LA INFANCIA DE ANTAL quiToR .0 hace mis de quinientos anos, en el Pukara de ‘Quitor nacio Antai, hijo mayor de Hlacsa, senior de los Licanantai, A Ios pies del Licancabur, en un océano arido de are~ nna, donde las distancias recorridas solo por un viento callado se dilatan interminables, pequenos oasis verdes manchan las quebradas que se deslizan hacia el sala, Alli en la que baja desde el norte, en medio del silencio, estd el Pukara de Quitor recostado sobre la falda den monte, Desde su cima pueden dominarse las tieras de cul. tivo, el rio que corre para morir en la arena salada, el infinito desierto, y el Pukara mismo. Sus casas de piedra roja y junquillo estén construi- s sobre terrazas las cuales se llega por estrechas Cae cjuelas y empinadas escaleras que irepan serpenteando de el pie de la colina hasta la Gran Casa de Hltcsa, iden la cumbre, EI Pukara es una fortaleza infranqueable cuya dna. rada esté defendida por una alta y gruest muralla | mn troneras. Los otros lados del monte estan cortadk iplamente, 'Y como un imponente telon de fondo, el bur, solitario Como un dios, vela sx¥Lsennounix HISTORIA DE LOS SIMAPAUNA. ‘COTCHAYA KOIBA Los hombrecitos de las cuevas Hacta ya varias primaveras que su padre le habia dicho: “Antai, ya puedes cuidarte Solo, saldrés con tus amigos a pasiorear nuestro reba. YY “Antai habla. partido hacia los altos pastizales, ‘que hasta entonees s6lo habfa visto desde el techo de su asa, la Gran Casa en la curbre del Pukara de Quitor. Porque alli se trepaba el pequerio Antai a contem- plar el mundo: los techos de junquillo de bajaban como enormes escalones di ray de cultivo, el rio que corria alli en el fondo de la quebrada, y el desierto.. ‘el desierto que éi, el Gran Principe Antai, recorre- ra reailzando las mis fantésticas hazanas... cuando fuera srande! 'Y sucedié una vez que, habiendo salido Antai con ‘otros dos ninos a cuidar los febatlos, se alejaron y se ale- Jaron de Quitor. ‘Cuando intentaron hacer regresar a los animales, extrafiamente, ést0s no les obedecieron, y los nifios s¢ ‘ieron obligados a seguirlos. “Oye —Ie dijo uno de ellos a Antai~, nunca habia- ‘mos estado tan lejos dela aldea “Si dijo el otfo-, mira esos monticulos...;son raros, verdad? “Z.Es que no sabes lo que son? ~pregunt6 el prime- ro-, json animales enormes! Los anclanos cuentan que vivieron hace ya muchas, muchas primaveras. “Nunea habia venido hasta acd ~confesd el nino, un poco asustado. “Mi padre dice que son los guardianes del Valle de Ja Luna ~explied Antal en voz bala Ohhh! —exclamé atemorizado uno de sus ami- gos, jtapsak mat uspas! z =Yo también me voy 4 mi casa —dijo el otro~, esté prohibido entrar ahi = ;Bah! dijo “Antai, hacigndose el_valiente~, no pasa nada... no estamos adentro, no es asi? = {Claro que not —Entonces, jde qué se asustan? —pregunt6, cami- nando como al deseuldo en sentido contrario al valle prohibido. Los otros dos prefitieron no contestar y siguieron a Antai que se alejaba. Pero las vicunas y las llamas, a pesar de los intentos que hicieron para acarrearla lejos de ali, rho quisieron moverse; asi, pues, los nifios, cansados, $= tendieron a la sombra de un chaftar solitario y se entre- ‘uvieron masticando sus dulces frutos. ‘Al ponerse el sol colocaron sus chuspas como almo: hnadas, se encasquetaron los gorros de piely, arropandose en sus mantas de lana, se dispusieron a dormir. ‘Sin embargo, Antai no logr6 hacerlo; algo que vio hacia el lado del Valle de la Luna le llam6 la atencion, Gy si fuera un huemul? pens6-, me gustaria cazatio ara demostrarles a mis amigos lo buen eazador que soy. bevantdndose sin hacer ruio se diigo hac el an Pero, ;y si fuera un guanaco?, en ese caso mejor ‘me vuelvo.. mi padre dice que no hay que acercarse a un suanaco saivaje, porque puede, ‘AL avanzar, ya no le parécio un huemul, sino algo ‘mucho mas pequeno, quizas una vizcacha... pens6, bueno, {cazaréuna vizcachal es mas chica, pero es un buen {rofeo, y continud persiguiéndots El animalito se detuvo. Antai también. i Ahora ya no eta una vizcacha, més bien parecia un hombrecito muy pequetio y gordo. ‘Antai dio un paso: el hombrecito gordo, adivinan- ddo su intencion, trato de meterse de cabeza en un hoyo} pero, 0 el hoyo era muy chico, 0 él era muy ine tase! quedd con ta cabera hundida pataleando en el aire. — ;Que bien! —pens6 Anta escapalsy cori hacia € ~jPumm-pummpumm! —retumbaron sus pasos, como a abajo e piso cstuvira hee, Sonaba extra, se Jetuvo, {Ohhh Habla penetrado” en el Valle de fa Luna! Mir el fulo: ea iso, brilnte y cristalino como clagua “ Pommnomm-pomn! nav oto poe, = iBueno, ya estoy aqui! pens. y viendo que el hhombreeitosegulaembutido.y patalcando, sat para Soto towses i ~Craaaaaaaaash! —erujié todo el piso quebrindo- se-. Et nino yet hombreeto cayeron al fondo de una Antal se desm Alvolverenst 0y6 unas voces © Donde encontraste a este Heanantai? Estaba bajo el canary me vio. ~i¥ que hactas taht? ~[Ut! Esa vizcacha que nos tre chafares no me dja venir Me insist en que yo le econdaba as ma Pero, como leg él hasta vale? —Yo me asuste tanto que me vine correndo por auribay € me pesigui, sepuraments tambien fe ecusr6o Oh, no! ~exclam6 Antai-, jmi mami noes gor- ean co “Y'entoncss, :por qué me pereguias? —pregunté el hombrecillo. f aoe ee “La verdad es que pensé que eras una vizcacha ~confesd Anta, todos se Reron. Sus ojos ya se habian acostumbrado a I oscuridad de, ave pudo vera os hombres. Fn tan Ppequetios como’el que habia perseguido. jApenas st Ie ‘Hegaban hasta la rodilla! Peery oa “MOuienes son ustedes? pregunto. Somos los simapauna cotchaya koiba —respondid uno de ellos “ {Los hombrectos de las cuevas? se extrand Anta pues Se parecen mucho aun. -dudé Un momen- ton. Claro, se parecen al ekeko que tiene mi abuela! Pero, observindolos mejor, pens6 que eran como est smuneca, fa diosa de la Tecundidad que habla en su casa Mirando a st alrededor vio que no estaba en_una caverna como habla crefdo, estaba en una Plaza, con a Sole extranos ¥ otros que conocta, pero todos muy eaenos : {Sos frutos pareefan muy apetitosos! ;¥ tambien habia'plantaciones de maiz! Oh. as mazoreas eran del tamano de su dedo menique!. {Como si fueran de juguete! "Antal no pudoreprimirsu asombro: "ve lindo sn excl ‘Alyer a carn del iio una mujercta se acere6 aun Arbol y tomando algunas fata ls di. No ‘eran mas grandes que el fruto de chaPary pa- recian pequetas calabaras, de esas gordas por abajo ¥ Tlacas por aria, como la sflora que se las habia dado. “Prugtata “te dijo &ta~esuna pera [Antal ela comio'de un bocado, STHumt.. a rica! exclamd, y antes que ala tara ecto a sera ie habia ido una docena * Me alegio que te pusten —Ie dijo~, yo soy laen- \da de les ports “¥imir6 a tolon como diiendo ean lle gustan mis peas! Mientras se las coma, Antai not que tas diminu- s casas estaban hechas do erly eran Wansparentes roel suelo del Valle de a Lana que ahora estaba ala ib, sobre su cabeza ; : ero algo amo su atencion:. juna fuent!, una la na con unsurtior de agua en su centro. AML munca bia visto corre tanta ag LT OuE lindo! ~exclamd de nuevo Otro hombre pequettito, y que parecia una espina 4e cacto, se leacerco muy orgulloso: Yo soy el encargado de los surtidores —Ie dijo, sme llaman Tipan, por fo delgado que soy. “Muy bonito —o felicit6 Antai--, sentor Tipan' si, ¥ es muy ficil ~explied éste-, por debajo de nosotros ‘corren ios caudalosos; yo me entierro de eabeza, hago un hoyito y {pif slta el agua. ¢pill? -exclamé enojado otro-. Como los que hiciste ali, verdad? ;puf Es que se me paso la mano... un poquite —se Aiscuip et hacedor de chorros. Se me paso a mano! —Io remedé el enojén~, To que pasa es que eres un irresponsable, un indtil.Inun daste lt cludad y tuvimos que abandonara, {INO me diga, sefior? ~interving Antai-, gy ebmo. pudo pasar eso tan terrible? ‘Nosotros viviamos en la ciudad de Tatio ~comen- 26 a relatar el hombrecillo enojado~, alli en la cordille- ‘2 adentro, Siempre bajo tierra, claro”. hasta que a éste fe le ocurrid que una fuente en la ciudad era muy poco, asf que... jvamos haciendo fuentes! Y cada una, desde ego, con su surtidor “Lo que sticedid —1o interrumpi6 Tipan, tratando de justficarse—es que hice tna perforacion y no salio agua, lo que era muy extraflo, pues por allf pasaba también un rfo subterréneo. Entonces hice otra perfora cin, ¥ otra y otra... jpero nada! En vista de eso me fui a dormir, Cuando al dia siguiente... ;poooofff!, de repente todos los surtidores, como si se. hubieran’ puesto. de acuerdo, comenzaron a lanzar chorros de agua. (Claro ue s6lo por un ratito corto! —agrego, intentando aun disculparse por el desastre que habia causado, Por’ un ratito! —volvié a remedatlo el enojén, ‘cada vex mas enojado-, jpor qué no le cuentas lo que paso despues? Con un gesto de resignacion, Tipan continué: 1y usted los hace, 2 sat senxountx

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