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ARSE 32-33 / 1998-1999 / 65-82 SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS. DE LA PENINSULA IBERICA! Xaverio Ballester II] Catedra de Filologia Latina Universidad de Valencia Indocuropeos en la Hispania prerromana Si bien nuestra documentacién actual de las lenguas indoeu- ropeas prerromanas de la Peninsula Ibérica presenta numerosos as- pectos obscures, también presenta numerosos datos claros y suficien- tes para considerar como sélidamente establecida una serie de he- chos. Para comenzar, esta el hecho mismo de la existencia prerro- mana de un conjunto lingiiistico indoeuropeo en Ia Peninsula Tbéri- ca, En el momento en que comienza la romanizacién, ese conjunto indoeuropeo ocupa aproximadamente un poco més de la mitad de la zona occidental de la Peninsula, podria decirse casi toda la zona no mediterranea. Dada su eficacia y simplicidad demostrativa, tradicio- nalmente se utiliza cl conjunto de topdnimos en -briga, para ilustrar tal afirmacién, la cual, por otra parte, podria confirmarse con otra » El texto recoge parcialmente el contenido de Ia conferencia “La filologia chisica prerromana en Espafa: pasado, presente, futuro” pronunciada el 23 de marzo de 1999 durante las XIV Jornadas de la Sociedad Espanola de Estudios Clasicos (Valencia, 22-97 III 1999) Buena recopilacin en M.L, Atsertos Firat, “Los topénimos en ~briga en, Hispania”, Veleia 7 (1990) 131 ARSE / 65 XAVERIO BALLESTER serie de datos lingiiisticos, tanto antroponimicos como de adicionales topdnimos. La formacién en -briga es tipicamente céltica. El celtibérico En efecto poseemos textos, tanto en la escritura epicérica como en la latina, de una lengua indudablemente céltica, el celtibérico, y con rasgos caracteristicos de las lenguas célticas como la desaparicién de /p/ en posiciones inicial o intervocalica, rasgo fonol6gico enormemente singular y que, al limite, s6lo ten- dria un remoto paralelo dentro del ambito indoeuropeo en el paso de /p/ inicial a /h/ 0 aun su desaparicién en la lengua armenia, pero en circunstancias que evidencian que se trata en uno y otro grupo lingitistico de hechos independientes. Ademas, lo que hoy conocemos del celtibérico hace a esta una lengua espe- cialmente arcaica®. En los términos mas estrictos, la lengua celtibérica ocuparia la cuenca media y superior del rfo Ebro asi como sus territorios limitrofes, pero recientemente textos que, aunque breves, son perfectamente asimilables a la lengua celtibérica hasta ahora conocida, han sido encontrados en zonas mas meridionales, en Extremadura y Andalucia. El lusitano La lengua lusitana, documentada fundamentalmente por tres inscripciones, es, en toda apariencia, también una lengua indoeu- ropea. La documentaci6n del lusitano es, en general, posterior a la celtibérica, indudablemente no se trata de la misma lengua que la celtibérica, pero datos lingiiisticos, como antropénimos y sobre todo topénimos, manifiestan claras similitudes con las lenguas célti- ‘as y frecuentemente con el celtibérico*. No obstante, el lusitano, asi 5 Vide J. Gorrocuatecur, “El celtibérico, dialecto arcaico celta”, Emerita 62 (1994) 297-324, +” Recopilacién de datos en J. UNTERMAsn, “Lusitanisch, Keltiberisch, Keltisch”, Veleia 2/3 (1985/6) 67-9. 66 / ARSE - SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERKOMANAS DE LA PENINSULA IBERICA como una zona mayor que se extenderia en direcci6n septentrional y también hacia oriente’, presenta /p/ en las mismas condiciones en las que el céltibérico y todas las otras lenguas célticas reconoc das la pierden. Nos encontramos asi con el problema de que prac- ticamente todas las evidencias invitan a considerar el lusitano y los otros testimonios lingiiisticos occidentales como célticos, pero que para ello se hace necesario explicar la presencia, el arcaismo de /p/, nica 0, por lo menos, principalisima® evidencia que para la Lingiiistica Indoeuropea tradicional serfa un obstaculo real para su clasificacion como lengua céltica’. Asi, en rigor la Lingiifstica Indoeuropea tradicional sélo puede ofrecer una solucién al pro- blema: el lusitano no es una lengua céltica® * Vide F. Vitsak, “Los antropénimos en Pent, Pint y las lenguas indocuropeas prerromanas de la Peninsula Ibérica”, Indogermanica et Caucasica. Festschrift fr KH. Schmidt z1um 65, Geburtstag, Berlin-N. York 194, 234-64. © Desde A. Tovar (“L’inscription du Cabeco das Fraguas et la langue des Lusitaniens” EC 11 (1966/7) 237: “la présence du p étymologique est apparue ‘comme un critére suffisamment solide pour opposer cette langue [...] au celtique historique”), pero ya J. UnterMany ("La varieta linguistica nell'Tberia preromana”, AION (1981) 25) reaccioné postulando que “Forse ¢ legittimo pensare a un dialetto celtico in cui la p sia mantenuta © El problema en realidad a presencia lingiifsticamente incorrecta de /p/, sino, diriase, la posicién geogréficamente incorrecia del lusitano. Si esa misma docu. mentacién que poscemos para el lusitano, hubiese aparecido, por ejemplo, en algu- na zona cercana a los Alpes, previsiblemente la Lingtifstica Indoeuropea tradicional consideraria tal documentaci6n un testimonio de la pr rama separada del arbol céltico, de esa fase atin con /p/ que, por ser lenguas indoeuropeas, reconstruimos para las célticas. Ya UNTeRMANN (Veleia (1985/6) 69): “Witrde eine solche Serie von Vergleichen anderswo in der Alten Welt anfgestellt, kime man aweifellos ut dem Ergebnis, daB cine Sprache mit den Eigenschaften, die hier das Lusitanische hat, zur keltischen Sprachfamilie u rechnen sei. Die indogermanistische Hispanistik hat die sen Schlu nicht gezogen: fiir sie ist das Lusitanische eine indogermanische Sprache auPerhalb der keltischen Sprachfamilie, und sie kommt zu diesem Schlup, weil sic ein lautgeschichtliches Argument —die Erhaltung des p vor und zwischen Vokalen— hdher bewertet als alle morphologische und lexikalische Eviden?’ "Vide K.H. Semwmr, A Contribution to the Identification of Lusitanian”, J. de Hox ed., Actas det IIT Coloquio sobre Lenguas y Culturas paleohispanicas, Salamanca 1985, 319-41; J. Gorrockarectit, “En torno a la clasificacién del lusitano”, Veleia 2/3 (1985/ 6) 7791. ARSE / 67 XAVERIO BALLESTER Sudlusitano (0 tarlésico) La documentacién escrita mas antigua de una lengua peninsu- lar en términos absolutos pertenece a lo que cada vez mas comiin- mente es denominado Jarlésico, ya que corresponde con bastante precisién a la cultura tartésica de esas mismas fechas —entre los si- glos VIT y V—y, segiin la mayoria de los estudiosos, casi en esos mis- mos lugares, de modo que utilizar el aséptico término de sudlusitano puede resultar incluso excesivamente prudente. Lo que hoy pode- mos entender de las inscripciones sudlusitanas sugiere que estemos ante una lengua indoeuropea con secuencias (o desinencias) tan caracteristicas de esta familia como probablemente [ios] o [enti]. El estuclio de la antroponimia y especialmente la toponimia de la zona reforzaria esa impresi6n, evidenciando incluso elementos comunes a celtiberos y al resto del territorio indoeuropeo peninsular, espe- cialmente con la zona lusitana y vetona’. Si a ello sumamos el mate- rial lingiiistico indudablemente tartésico, la convergencia es aun mas clara, ejemplo ilustrativo seria el nombre del célebre rey Arganionio (A’pyavtdvtos), con una raiz argant- documentada en céltico mejor que en ninguna otra lengua y con todos los elementos perfectamente compatibles aun con el celtibérico". Incluso el mis- mo nombre de Tartesos podria ser de origen indoeuropeo". Por lo demas, la presencia de Cellici y de elementos célticos en el sur de la Peninsula est bien documentada para época romana", Parece que, * MLL. Atsexros Firmar, “Onomastique personnelle indigéne de la Péninsule Ibérique sous la domination romaine”, ANRWII 29.2, 872-4; AJ. Loxrio, Los Celtiberos, Alicante 1997, 366 n12 y 368 n15. Asi, con ARCaNTa, Arganto (*-onis), Argantiog(um) y otros, pero sobre todo con un Argantonius Mirobrigensis en Caceres (MLL. Atsertos Firwat, “La Onoméstica de la Celtiberia”, A. TovarM. FaustP. Fischer-M. Koch edd., Actas del II Colomruio sobre Lenguas y Culturas Prerromanas de la Peninsula Ibérica, Salamanca 1979, 138; ANRW IL 29.2 873-4; ide item J. UNTERMANN-D. Woptko coll., Monumenta Linguarum Hispanicarum. Band IV. Die tartessischen, keltiberischen und lusitanischen Inschriften, Wiesbaden 1997, 589). Citese ademas el galo-latino ARGANTOCOMATERECYS del bilingtie de Vercelli. ©" Asi F. Vittar, “Los nombres de Tartesos”, Habis 26 (1995) 243-70. © A. Caratvo (Celtiberia, Un Estudio de Fuentes Literarias Antiguas, Zaragoza 1996, 107-23) ubica incluso la histérica Geltiberia ulterior en la provincia de Malaga y zonas 68 / ARSE SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUIAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS DE LA PENINSULA IBERICA aun con la mayor de las prudencias, provisionalmente Ia tinica con- clusién que puede extraerse es esta: el sudlusitano podria ser una lengua indoeuropea y bastante afin a las célticas El paleoeuropeo No obstante, la presencia indoeuropea en la Peninsula debe ser bastante anterior a la época de Argantonio, ya que también en ese orio tenemos documentado el denominado antigua europeo 0 paleoeuropeo, es decir, un registro lingitistico documentado sobre todo por una hidronimia que se da de modo abundante para practi- camente la totalidad de Europa, siendo en la mayoria de estos terri- torios la tinica hidronimia antigua que ha podido encontrarse, y que hay que definir indudablemente como indoeuropea. Ese paleocuropeo exhibe diversos elementos que colisionan con la len- gua tradicionalmente reconstruida, como, por citar un ejemplo cla- ro, la ubicua presencia de la vocal /a/, tal como atin podemos reco- nocer en rios nuestros como Arganza, Ara o Palancia (Pallantia), este iiltimo ilustraria ademas, junto a —nota bene— la presencia de /p/, otro fenémeno de interés: el hecho de que el testimonio de ese anti- guo indoeuropeo ocuparia una zona bastante mas extensa que la zona indoeuropea en época inmediatamente prerromana, de hecho ocu- paria pricticamente toda la Peninsula, con la excepcién de la zona mis meridional'’, penetrando en zonas (como Valencia o Catalufia) terri imitrofes, Vide item L. BeRkocat-RANctt, Los Pueblos Cétticos det Suroeste de la Peninsula Torica, Madrid 1992. » Vide especialmente J.A. Correa, “Posibles antrop6nimos en las inscripciones en escritura del $.0, (o Tartesia)", Veleia 6 (1989) 243-52; J. Unrermany, “Zum Stand der Deutung der “tartessischen’ Insehriften”, J.F, Eska-R.G, Gruffydd-B. Jacobs edd., Hispano-Gallo-Brittonica, Essays in Honour of Prof. D. Elis Evans on the Occasion of his Sixty-fifth Birthday, Cardiff 1995, 24459. 4” Guyo reconocimiento es mérito principalisimo de H. Kranie (Die Struktur der alteuropaischen Hydronymir, Wiesbaden 1962; Unsere dltesten Flufinamen, Wiesbaden 1964, etc,). “BL estudio basico es el de J. pe Hoz, “Hidronimia antigua europea en Ia Penin- sula Ibérica”, Emerita 31 (1963) 927-49, quien senala la convergencia de ciertos datos teonimicos (241-2) ARSE / 69 XAVERIO BALLESTER que posteriormente, al menos en época inmediatamente prerromana, aparecen ocupadas por hablantes no indoeuropeos'®. El modelo tradicional Para la Lingiiistica Indocuropea tradicional el indoeuropeo era una lengua hablada en una reducida zona de Europa oriental hacia el III milenio (maximo IV) antes de Cristo. La versién mas populari- zada de esta hipétesis adscribe la primitiva lengua-madre indoeuropea a la denominada cultura de los curganes, en la Ucrania oriental. Asi, los celtas no serfan, en definitiva, mas que unos inyasores en la Europa occidental de la Edad del Hierro 0 poco antes, fundamentalmente caballeros que habrian atravesado toda Europa para bifurcarse, en algiin lugar cercano a los Alpes, en dos direcciones: hacia el norte, hasta las Islas Britdnicas, y hacia el sur, hasta la Peninsula Ibérica. En ese impreciso lugar alpino el con- junto de los celtas habria perdido —por razones, por cierto, nunca dilucidadas— una consonante tan cardinal como /p/. En época casi inmediatamente posterior, los celtas se dirigen desde el Occi- dente curopeo hacia el Oriente, pero esto ya no es hipdtesis, sino hechos constatados. De modo que, en la perspectiva tradicional, los ™ Corolario de ello, aunque ajeno a nuestra argumentaci6n, es la posibilidad de que cl ibérico sea en la Peninsula una lengua advenida con posterioridad al adveni- miento de las indocuropeas (justamente lo contrario de la doctrina tradicional). ‘Aunque ahora ha quedado claro que no hay vinculacién entre campos de urnas y celtas en la Peninsula Ibérica, sino, en todo caso, entre campos de urnas € iberos, nadic sc ha apresurado a postular la invasin, desde el norte, de los iberos (justamen- te lo contrario de la doctrina tradicional), sin embargo en rigor el argumento ¢s el mismo y “los Campos de Umas del Noroeste dan paso sin sohicién de continuidad a la Cultura Ibérica” (Lornio, Los Celtieros...1, item 371-5). Un ejemplo mas de Ta fae miliaridad aqui de nuestros prejuicios, tanto mas cuanto una buena cantidad de da- tos lingtiisticos (que alibi exponemos) manifestaria que, cn todo caso, es indoeuro- peo cl substrato lingiiistico que puede reconocerse para el ambito ibérico peninsular (de Io que precisamente Pallantia 0 Saguntum podrian ser buenos ¢jemplos), mien tras que no parece posible la situacion inversa, esto €s, detectar substrato ibérico en el ambito indocuropco peninsular. Hoy por hoy y objetivamente considerados los datos, ha de reconocerse que para la Peninsula Ibérica en general lo antiguo es lo indoeuropeo. 70/ ARSE — ——— i — SOHRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS i DOEUROPEAS PRERROMANAS DE LA PENINSULA IBERICA, celtas, tras llegar a los diversos Finisterres atl4nticos, como en una especie de efecto de rebote —un proceder bastante extrafio—, ha- brian tendido a regresar a su cuna ancestral (0 Urheimal), volviendo sobre sus pasos para dirigirse oua vez a Oriente, al norte de Italia y atin al centro de Asia Menor. No es necesario aqué realizar una critica de una hipétesis cuyas motivaciones pueden ser lingiifsticas, pero cuyas consecuencias son casi estrictamente arqueoldgicas, por lo que corresponde a esta disciplina la verificacion de tal hipotesis. Pues bien, ya hace muchos anos los arqueélogos han demostrado lo ficticio de tal teoria, ni existen tales invasiones, ni en esa época existe cultura alguna que pueda explicar invasiones simultineas (0 casi) tan importantes y en tantas y tan variadas direcciones. Arqueologta: ginvasiones? no, gracias Hace unos arios la cuestién del dénde y cuando se hablo la lengua-madre indoeuropea fue abordada en todas sus implicaciones por un arquedlogo contemporaneo, y uno de los mas prestigiosos, Cottn Renrrew. En esencia, la respuesta de RENFREW es esta: la lengua-madre se hablo en el centro de Anatolia hacia el 7.000 a.C. y la expansién de las lenguas indoeuropeas se explica como un fenémeno asociado a la expansion de la agricultura, diriase, a la neolitizacién. Por fin, pues, obtuvimos un intento de explicaci6n real y realista del enigma de tan asombrosa expansidn, algo mucho mas creible y refutable que belicosos —pero invisibles— invasores con carros y cuadrigas. De modo casi undnime, sin embargo, la teoria arqueolégica del arquedlogo Renrrew ha sido rechazada por los lingiiistas, quienes, entre otras cosas, han negado la posibilidad de fechas tan tempranas para la didspora. Curiosamente la fecha de caducidad, por decirlo asi, del método histérico-comparativo, hasta el 3,000 0 3.500 a.C. coincide sorprendentemente con la fecha en la que, segiin la mayorfa de los practicantes de ese (y s6lo ese) mismo método, se hablaba la lengua-madre. Mas alla —advierten— de esas columnas de Hércules no se puede navegar: non plus ultra. También a nosotros nos parece insatisfactoria la teoria de RENFREW 0, mas ARSE / 71 XAVERIO BALLESTER exactamente, insuficiente, ya que, de modo general, ahora sucederia el fendémeno inverso, si la tcorfa aceptada por los linguistas indoeuropeos tradicionales no es congruente con los datos arqueol6gicos, la teorfa arqueoldgica de Renrrew no es congruente con los datos lingiiisticos (y, a veces, ni antropolégicos). Pongamos el ejemplo de la indoeuropeizacion (+ neolitizacién) de la Peninsula Thérica. Los agricultores celtas se habrian bifurcado esta vez en el sur de Francia (donde esta mas antiguamente documentada la agricultura para cl occidente europeo), de ahi un grupo, el menos numeroso (pero, sin duda, mas perspicaz), habria escogido el camino del calido y fértil sur, mientras que, de modo apenas explicable, la mayoria de estos agricultores (peor aleccionados) se habrian dirigido hacia las frias y mucho menos productivas tierras del norte, una eleccién bastante sorprendente. Ya en la Peninsula, sorprende otra vez la decision de los indocuropeos = celtas = agricultores de cultura, demografia y medios muy superiores a los cazadores, pues que, tras atravesar los Pirineos sin dejar rastro arqueolégico, en vez de dirigirse ala fértil zona mediterranea, se dirigen al interior, a la Espaiia mas abrupta y menos apta para la agricultura’”. En todos los casos es como si estos indoeuropeos agricultores lo que quisieran no hacer fuera precisamente eso: agricultura. Con todo, un mérito claro de RENFREW es haber afrontado honestamente una evidencia arqueolégica: en las fechas previstas no hay indicios de un poblamiento tan importante, sino, como en general para cl Neolitico (y para toda Europa), continuidad de poblacién', Renrrew es consciente de las dificultades y para el caso 1” Es obvio que en la escenografia que se nos propone, en términos histéricos (y lingiiisticos, creemos nosotros) el papel de agricultores cuadraria mucho mejor a los iberos (jprecisamente no indocuropeos!). 'S Tlustrativo ejemplo es el del denominado “Hombre de Cheddar”, esqueleto nos 9.000 aios procedente de una localidad asf llamada del snroeste britinico —zona, pues, céltica, por cierto— y a quien se le extrajeron 300 fragmentos de ADN, 299 de los cuales vinieron a coincidir con los de un asombrado vecino actual de esa zona. Por otra parte, algunos arquedlogos han hecho notar que la agricultura fue desarrollada por poblaciones indigenas, no por inmigrantes. 72/ ARSE ee ne — SOBRE FL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS DE LA PENINSULA IBE céltico, en concreto, habla de cellicidad acumulativa y reciproca’®, expresién de la que se puede directamente deducir las dificultades de explicar uno de los més grandiosos problemas de los estudios indoeuropeos, la cuestién céltic: Paradojas y aportas En la escenografia propuesta por la Lingiifstica tradicional son varios los problemas 0, por lo menos, paradojas que se presentan, por ejemplo, la clasificacién del lusitano" o Ia del paleoeuropeo. En efecto, pese a las evidencias, en el marco tradicional dificil mente puede defenderse que el lusitano sea una lengua céltica, ya que ello supondria o bien que la desaparicién de /p/ fue una coincidencia extraordinaria para todas las demas lenguas célticas una vez separadas y a veces a miles de kilémetros de distancia, o bien que, después de haber perdido la /p/ junto con los demas dialectos célticos en ese lugar (tradicionalmente centroeuropeo) donde se produjo la separacion, el lusitano habria espontineamente Naturalmente, si quedara fehacientemente demostrado que en Europa Ia expansién de la agricultura se debiera basicamente a una difusién cultural y no a un movimiento démico, la teorfa de Rexreew perderfa su fundamentacion. Por otra parte, es curioso que la poligénesis de Ia agricultura se produce cuando todo el planeta habitable ha quedado ya ocupado por nuestra especie. En cierto sentido, pues, y pace Renee, la agricultura no sdlo es causa de aumento demografico, sino también su consecuencia. © Para ReNrREW (Arqueologia y Lenguaje. La cuestion de los origenes indoewropeos, trad, MJ. Aubet, Barcelona 1990, 193-201) ese proceso de celticidad “supone una poblacion de habla indocuropea en Francia, en Gran Bretana y en Irlanda, y probablemente en gran parte de Iberia también, anterior al 4000 a.C." (198). ® “if we are honest, we have to admit that, for all theorising, we do not know where the earliest homeland of the Gelts was situated or where and how the Celtic languages had their origin”, asi D.E. Evans ("The identification of continental Celtic with special reference to Hispano-Celtic”, J. Untermann-F, Villar edd., Lengua y cultura en le: Hispania prerromana. Actas del V Colonia sobre lenguas y culiuras preromanas de la Peninsula Ibérica, Salamanca 1993, 567) ® Evans (en Untermann-Villar, Lengua 9 cultura...595) define como intractable problem la exidencia Tusitana. ARSE / 73 XAVERIO BALLESTER recuperado la /p/ y, en una coincidencia casi milagrosa, exactamente alli donde estuviera antes. En cuanto al paleoeuropeo, este contintia siendo una especie de fantasma incémodo” para la Lingiiistica Indoeuropea tradicio- nal, uno mas de esos casos donde aparece justamente lo contrario de lo previsto, en vez de sonoras aspiradas, labiovelares o laringales sin cesar, simplemente una doble serie oclusiva y /a/. En rigor la interpretacién deberia ser bien simple: si el paleoeuropeo es indo- europeo, no debe representar otra cosa que un estadio arcaico del mismo y, por supuesto, con /p/ y /a/ (pero sin /o/*). En el caso de la Peninsula Ibérica el problema es aun més pa- tente. Expongamoslo asi: la teoria tradicional predice que la Penin- sula deberia ser el lugar con menos y mas recientes indoeuropeos y, cada vez poseemos mas datos que apuntan a una mayor y mas anti- gua indoeuropeizacién. En suma, la impresién que obtenemos para Ja indoeuropeizacién de la Peninsula Ibérica desde la perspectiva tradicional es la de que todo esta al revés de lo esperado. Donde se esperaria una capa reciente, aparece antigua; donde se esperarfa un elemento innovador, aparece arcaico; donde se esperarian menos testimonios, aparecen mas. ipologia (y Genética): la afinidad céltica-afroasidtica Por otra parte, las lenguas célticas —la tinica familia indoeuropea reconocida undnimemente para la Peninsula Ibérica— presentan “que pide una explicacién sin que hasta la fecha ninguma de las propuestas sea plenamente satisfactoria’, asi J. nt Hoz, “Testimonios lingtisticos relatives al pro- blema céltico en la Peninsula Ibérica”, en M. Almagro-Gorbea dir., Los Gellas: Hispania y Europa, Madrid 1993, 389. © En Ja propuesta de F. Vitaar, “Indo-European /a/ and /o/ revisited”, Comparative Historical Linguistics. Indo-European and Finno-Ugric. Papers in Honor of 0. Scemerényi IIL, Amsterdam (Phil.) 1993, 139-60; Los Indoeuropeos y los Origenes de Europa. Lenguaje ¢ Historia, Madrid 1991, 164-9. Aunque el dato no es trascendente para la cuestidn, creemos previo al sistema de cuatro fonemas vocalicos propuesto por Vinias un sistema con /aiu/ (/>aiue»aiueo/) 74 / ARSE — SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS DE L LA IBERICA ademas una caracteristica bien especial: la afinidad tipolégica que guardan y con las lenguas afroasiaticas (especialmente las camiticas y semiticas, las mds proximas geogrdficamente), y con otras lenguas —indocuropeas 0 no— del occidente (antiguo y moderno) euro- peo, ya que una serie de rasgos diversos relacionaria, en un vasto pero hist6rica y geogrificamente mas bien contiguo territorio, al menos tres familias lingitisticas diversas, la céltica indoeuropea, la aquiténica y la suprafamilia afroasiatica. Las caracteristicas comunes a las familias céltica y semitica ya han sido bien expuestas por J.C. Moxeno Cabrera”, segiin este serfan, en esencia, el uso de cambios fonéticos como indices morfolégicos y sintacticos, la pluralificacién multiforme e irregular del substantivo, la existencia de nombres verbales, de preposiciones con flexién personal, el orden sintag- matico basico de verbo - sujeto - objeto, la laxitud en la concor- dancia entre sujeto y verbo, la existencia de una conjugacién y modelo oracional impersonales, y el uso de oraciones nominales con preposiciones de flexién personal en vez del verbo “tener™. * Introduccién a la Linglistica. Enfogue tipoldgico y untversalista, Madrid 1997, 7.97, ® La pluralidad de plurales se manifiesta bien en lenguas como el arabe, bere- ber 0 bretn. En bereber los dos modelos basicos de formacién de plural —y no excluyentes— son el llamado “plural fracto”, con alternancia vocilica, y la sulijacion. Por otra parte, aunque el proceso diacrénico hace, como en las lenguas germiinicas, atin transparente su origen fonético en la metafonia vocilica (muy probable también a el bereber) la mutacién vocalica —plural fracto, pues— sincrénicamente se da también en céltico (breton maen “piedra” plur. mein, itlandés bad “barca” plur. bai) y, Igicamente, en las lenguas germanicas, donde es frecuente el fenémeno de la metafon‘a 2 Pueden afadirse otras afinidades como la sintaxis relacionada con los nume- rales, asi el modelo bretén de, por ejemplo, ei2h viaae ha daou ugent “48 anos”, literal- mente “ocho afo y dos veinte”, con insercién del substantivo entre las unidades y decenas, se da también cn el tamacheque o tuareg bereber (MALMeRne, Les Langages de Urumanité. Une encyclopédie des 3000 langues parlées dans le mode, Parfs 1983, 70). bretén cl numeral va acompaiiado por un nombre en singular, asi deg vloaz “diez aitos” (lit, “diez aio”), tal como en vacuence, asi bast seme “cinco hijos” (lit. “einco hijo"), 0 en somalio con un masculino en singular. En mayor 0 menor medida, resul- ta visible un modelo vigesimal para el francés, breton, galés, y vascuence. La tenden- cia a distinguir género gramatical en los ordinales esta en bereber y céltico (asi en gales der / diy "2", tri /tair“3”, pedwar / pedair 4"), También cabria seiialar una espe- Cie de tendencia a la atomizacién verbal, con gran cantidad de auxiliares y particulas, ARSE / 75 XAVERIO BALLESTER En la actualidad no estamos en condiciones de verificar ninguna de estas caracteristicas para el céltico peninsular, entre otras cosas, por- que nuestra documentacion es insuficiente, pero ha de reconocerse que, por cuanto hoy sabemos, el celtibérico (la mejor documentada de las lenguas indoeuropeas prerromanas de la Peninsula) no pare- ce poseer algunas de estas caracteristicas, como, en concreto, el or- den sintagmatico de verbo - sujeto - objeto. En cuanto a la explicaci6n de tales afinidades, estas pueden de- berse a dos causas principales, Moreno” excluye contactos geografi- cos 0 genéticos y concluye que ¢s la preferencia a presentar procesos (antes que estados 0 acciones) y su manifestacién mas conspicua, cl orden verbo - sujeto - objeto, el factor que, como en cascada, implica la presencia de los owos. Hay que objetar que se ve mal cémo alguno de los rasgos, verbigracia, el de pluralidad de plurales, puede estar condicionado por el orden sintagmatico™. Asimismo tampoco resulta evidente la dependencia del orden sintagmitico en otros rasgos que podriamos agregar, como la secuencia nombre - articulo - nombre para el grupo nominal determinado - determinante”. En cualquier clara en vascuence y céltico. En el capitulo fénico, citese al menos la tendencia a cierta indistincion de /m/ y /b/. El ibérico, en general, no parece distinguir tales fonemas tendiendo a tratar [(V)mV] como [(V)bV]. En aquitano [m] aparece como variante de [b], como en vascuence patrimonial, o bien es fonema de baja frecuencia (J Goxrociiarecut, “La onomstica aquitana y su relacién con la ibérica”, en Untermann- Villar, Lengue 9 cultura...616). Las diversas lenguas ¢éhicas suelen manifestar tratamien- tos en los que /m/ y /b/ se equiparan, asi en galés /£/ es resultado comin de la lenicién de /b/ y /m/. En la mayoria de los dialectos romances de la Peninsula Ibérica hay intercambios populares de /m >< b/, como en sudaribigo 0 amarico. Por supues- isg0s, Como se ha venido indicando, son compartidos por otras to, algunos de estos familias lingatsticas, pero lo significativo es ¢l gran ntimero de convergencias que se dan entre el grupo alroasiatico y las lenguas del territorio atkintico europe. 2 Introntuccin...76 y 92-7, Y quiza tampoco haya que ver tanta singularidad en el empleo de cambios fo- néticos (no desinenciales) como indices mortosinticticos (cuyo condicionamiento por parte del orden simtagmatico tampoco resulta evidente), fenémeno que vemos en otras lenguas y cuyo origen puede quedar suficientemente bien explicado desde Ia propia fonética, ® Céltico y semitico comparten, en efecto, el modelo de complemento por art a de la montana”, literalmente “cabeza culo, asi el gales pen y thir “la 76 / ARSE - = SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS FRERROMANAS DE LA PENINSULA IBERICA caso y en la circunstancia de menor numero de afinidades, habria que explicar —si fuere pertinente— la coincidencia en el orden sintagmatico para ambos grupos de lenguas. Asi las cosas, objetiva- mente hay que considerar, pace Moreno, al menos todavia abierta Ia posibilidad de explicar tales afinidades por contacto. Queda ademas como dato objetivo el de la singularidad tipolégica del céltico mejor conocido, singularidad tal en relacién a las otras lenguas indoeuropeas que propicié que en sus inicios las lenguas célticas no fueran clasificadas como pertenecientes a esta familia. Por otra parte, la cuestin de la afinidad entre las lenguas célticas y afroasidticas se ha revitalizado mas recientemente en razon de los resultados de los estudios genéticos, los cuales han relevado, por una parte, cierta homogeneidad del occidente atlantico euro- peo y, por otra, conexiones con las poblaciones norteafricanas, es- pecialmente las de la Peninsula ibérica™®. La cuestién indoeuropea... y altatca, y urélica, y amerindia... En relacién al origen de las lenguas indoeuropeas, mérito de ReNFREW es haber asociado expansién tan extraordinaria a un se corresponde cabalmente con, por ejemplo, hebreo got ha ‘ohim “la vor de Dios” (it. *voz el Dios”). Este modelo esta bien documentado en Ia toponimia galesa y bretona (F. Fauc HUN, Les noms de liewx celtiques, Ginebra-Paris 1982,, 161-3). Bereber y céltico convergerian en el sistema de pronomibres in/sufijados como objetos de ver bos (H. Wax, “Common Problems Concerning the Early Languages of the British Isles and the Iberian Peninsula”, F. JordéJ. de Hoz-L. Michelena edd., Actas del I Colo- quio sobre Lenguas y Culturas prerromanas de la Penénsula Ibévica, Salamanca 1976, 397). Vascuence y céltico presentarfan también paralelismos en la formacién de meses y es- taciones, como para “otofio” vase. megw-aitzin (lit. “preinvierno") ¢ irl. fo-gamar (lit. “subinvierno”, cf. WacnER, en Jordéde HozMichelena, Actas del I Cologuia..407) % Para la afinidad euroccidental basta mencionar la alta frecuencia de rh negati- vo en toda esa zona. El norte de Africa quedaria conectado por un haplotipo comtin aquella zona (y a los austriacos). Notese que la aqui postulada discontinuidad lin- sglistica de los lusitanos coincide con cierta singularidad genética de los portugueses (cf. A. Aknavz er at., “Relatedness among Basques, Portuguese, Spaniards, and ied by HL allelic frequencies and haplotypes", Inmunogenetics 47 (1997) a — —— ARSE/77 XAVERIO BALLESTER fenémeno tan extraordinario como el de la invencién de la agri- cultura, un hecho que sucedié de modo independiente en varios lugares del planeta y en términos macrocronolégicos casi simulta- neamente, ademas en una época recentisima, hace menos de 10.000 anos, pero el problema no es tan sélo que en el caso indo- europeo no haya congruencia con los datos lingiiisticos y no lingiiisticos, sino que, al limite, explicaria la expansidp de dos o tres conjuntos lingiiisticos mas, pero no de muchos otros, de casi todos. En efecto, hoy sabemos que el conjunto indoeuropeo no ocupa una extensién excepcionalmente grande, la extensién de las lenguas altaicas, urdlicas, afroasiaticas, o amerindias es perfecta- mente comparable a la indocuropea (a veces incluso mayor) € igualmente sorprendente. Asi parece en principio bien fundamen- tada la sospecha de que la explicacién de tales expansiones pueda ser una y la misma para todos (o la mayoria de) los casos. Es ade- més evidente que no puede postularse una especial vinculaci6n de, por ejemplo, uralicos o altaicos a la agricultura (jni a la equita- cién!), ese fenémeno que tan recientemente revolucion6 la vida de la mayoria de los habitantes del planeta. Acaso necesitemos una explicaci6n auténticamente planetaria. En realidad, de los, segiin los tiltimes estudios, como minimo 100.000 afios en los que gente como nosotros habita este planeta, solo en los dltimos diez mil aiios —y todavia no para todos los habi- tantes del globo— nos hemos convertido en ganaderos y agriculto- res, el resto del tiempo el hombre ha pertenecido a un tipo de socie- dad mis viajera, pero menos cambiante, estabilisima culturalmente —con probabilidad también lingiiisticamente—, pero movilisima fi- sicamente. El Neolitico —esa, como maximo, final y décima parte de nuestra vida— puede resultar un espacio demasiado breve para buscar alli la explicacién de las divisiones lingiiisticas. (Paleo)geologia: glaciacién y deglaciacion El Paleolitico concluye en todo el planeta con el acontecimiento climatico mas importante en la vida del hombre anatémicamente moderno, un acontecimiento también recentisimo, que —y esto 78 / ARSE SORE FL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS DE LA PENINSULA IBERICA no es una metéfora—, cambia totalmente la faz de la tierra: el fin de la tiltima glaciacion. Esta comenzé hace unos 70.000 aiios, en- tré en Ia fase mas fria hacia el 25.000 a.C. y alcanz6 su momento Algido hacia el 18.000 a.C., cuando las temperaturas fueron una media de 15 grados mas bajas que las actuales. A la sazén la caza era abundantisima y variada, y ademas escasa la competencia en una Europa meridional, la unica habitable para unas probable- mente pocas decenas de miles de europeos como nosotros, pues para entonces el sapiens sapiens era el tinico hominido supérstite sobre el planeta. Hace unos 10.000 aiios comenz6 el tiltimo perio- do interglacial, en el cual actualmente nos encontramos. Entre las mas importantes consecuencias de las glaciaciones es- tin la disminucién de las Iluvias y sobre todo el descenso del nivel del mar, ya que los casquetes de hielo polar absorben y retienen el agua. Cuando la glaciacién concluye (deglaciacién), los casquetes, al derretirse, liberan el agua, inundando valles y tierras. De modo ge- neral puede estimarse en 100 metros la diferencia del nivel del mar en perfodo glacial o interglacial. La deglaciacién significa un cam- bio practicamente total del clima, ecosistema y geografia terrestres, a veces pasar de la selva tropical al desierto, 0 a la tandra. Europa no fue una excepcién. En la fase mas gélida, la mayor parte de las Islas Briténicas estaba cubierta de hielo y la parte restante estaba conecta- da con el continente. El Adriatico apenas existia. Muchas islas en el Mediterraneo estaban o separadas por pequefios brazos de mar o conectadas directamente entre si o con el continente. El Mar Negro era un lago de agua dulce casi la mitad de grande que en la actuali- dad, pues Europa y Asia estaban ampliamente unidas, dejando el Mar de Marmara reducido a un lago interior o a un canal. Pare- cidamente Africa y Europa estaban mucho mas cerca, no sélo por Gibraltar, sino también por Tiinez y Sicilia. Al cambiar el ecosistema algunos animales (mamutes, rinocerontes lanudos...) desaparecic- ron, mientras otros (ciervos, bisontes 0 jabalies...), siguieron la ex- pansién de los bosques caducifolios que desde la entonces templada Europa mediterranea se iban extendiendo hacia el norte. Una buc- na parte de Europa, como Escocia o el conjunto de Escandinavia, fue poblada entonces por primera vez en términos absolutes, y una — Se ——— ARSE/79 XAVERIO BALLESTER gran parte de Europa lo fue por primera vez por miembros de nuestra especie. Es asi perfectamente légico suponer que fueron estos quienes pusieron nombres a los rios, elemento de la natura- leza basico para ellos, y para su subsistencia y para sus desplaza- mientos. A la pregunta de qué lengua hablaban estos cazadores- recolectrices que viajaban hacia el norte y que apenas podian de- jar otros testimonios lingiiisticos (fidedignos) que hidrénimos u otros nombres de la naturaleza (ya que, naturalmente, no dispo- nian de ciudades, siendo campamentos estacionales sus residen- cias mas estables), hay que responder que, puesto que la hidro- nimia que encontramos es paleoeuropea, ergo... Hacia el 13.000 a.C. lo peor de la glaciaci6n habia pasado. Con el aumento de las temperaturas los glaciares comenzaron a derre- tirse, las Iuvias se hicieron mas abundantes y el nivel del agua en los océanos comenz6 a subir. Extensos vados quedaron inundados, como el Mar del Norte (e istmo de Bering, golfo de Siam, platafor- ma de Sahul...). Por accién de la Iluvia los desiertos decrecieron, como en el caso del Sdjara, creandose incluso condiciones htime- das, aunque por un periodo relativamente breve. Hacia el 8.000 a.C. las temperaturas eran como las de hoy en dia y la geografia como la actual, pero para entonces en la Peninsula ibé Indoeuropeos en la Peninsula Ibérica Pequefios grupos de cazadores y recolectrices (y recuérdese que el grupo incluye especialmente a pescadores y marisqueros) y hablantes de lo que después serian lenguas célticas debieron pe- netrar en la Peninsula Ibérica en el Paleolitico Superior, y antes, pues, del 8.000 a.C. Probablemente arribaron desde Africa e in- dudablemente cruzando el mar, ya que la Peninsula nunca estu- vo unida al continente africano, aunque en época glacial la dis- tancia era mucho menor y, €n concreto, por su tramo mas corto, el Estrecho de Gibraltar, pudieron emerger uno o dos islotes. Si fue asi, los recién Negados, siguiendo sus objetos de alimenta- cién, avanzarian por las costas o por el interior, sirviéndose aqui preferentemente de las cuencas fluviales, para ir extendiéndose progresivamente hacia el Norte poniendo nombre a rios y otros 80 / ARSE SOBRE EL ORIGEN DE LAS LENGUAS INDOEUROPEAS PRERROMANAS DE LA PENINSULA IBERICA lugares. La hidronimia paleoeuropea seria hoy nuestra primera do- cumentacién de su presencia. A la espera de un mayor conocimien- to del sudlusitano, la hip6tesis mas simple hace compatibles los da- tos con una tinica entrada de indoeuropeos, los cuales, al menos en la zona occidental no encontraron otros pueblos. Como el resto de los indoeuropeos primeramente no distinguian /a/ de /o/ y man- tenian la consonante cardinal /p/, esa fase seria la documentada por el testimonio paleoeuropeo, de lo que podemos deducir que ocuparian también al menos las regiones valenciana y catalana. Pos- teriormente, la lengua de los indocuropeos peninsulares habria fonematizado las alofonas [o] y [9]*" para distinguir /a/ de /o/, esa fase estaria documentada por el testimonio lusitano. E] elemento /p/ fue perdido en la Peninsula Ibérica, el fend- meno, por tanto, es espacial, ya que ni el antiguo aquitano™ ni el ibérico disponen de /p/ en absoluto", y en la mayoria de los pocos casos donde aparece documentada para esas lenguas, esa /p/ se deja explicar bien como alofénica (de /b/) 0 como xenofénica. Por fin, aqui sf (y no junto a los Alpes) encontramos causas objetivas para tan singular tratamiento. Hoy por hoy, no podemos delimitar cual —si es que sdlo uno— fue el motivo primario del cambio, si el propio céltico o bien el aquitano™ o bien el ibérico, pero las opcio- nes exdgenas parecen objetivamente superiores por razones obvias. "Como para la mayor parte de las lenguas europeas procediendo probable- mente en muchos casos [9] de /4/ y /ua/ o de /11/ ante consonantes continuas, ¥ [o] sobre todo de /au/. J, Gorrocuarecur, Estudio sobre la Onoméstica Indigena de Aquitania, Bilbao 1984, 374; en Untermann-Villar, Lengua y cultura...616. ® A titulo de inventario nétese que en arabe, como en general en semitico meri- dional, la */p/ protosemitica pasé a /£/, por lo que ¢l arabe chisico, como en gene- ral las lenguas bereberes, no dispone de /p/, sino de /#/ “ ‘TeGricamente esta parece Ia opci6n mejor. El aquitano ocupa un territorio que ofrece mayores posibilidades de contacto a grupos quc se dirigicran hacia cl norte, geograficamente aparece, pues, més obiter, més en el camino. Asimismo la general coin- cidencia espacial entre el territorio aquitinico (PirineosGarona) y el de la pintura n- pestre de época glacial (Pirineos/Cantabrico-Garona) y la continuidad cultural de la regidn favorecen la idea de una mayor antighedad aquiténica en la zona, mientras que, como se mencioné, algunos indicios sugicren que la presencia ibérica pueda no ser tan —— ARSE /81 XAVERIO BALLESTER Ademis, ello es congruente con el hecho de que el lusitano, sin con tacto con las dichas lenguas, mantuviera la /p/. Las dems lenguas célticas procederfan de aquel estadio de lengua, de aquella aduana peninsular, pirenaica o cispirenaica, aquitana y/o ibérica sin /p/ y atravesada en una fecha antigua que hoy desde la Lingiiistica no po- demos precisar. El contacto con lenguas anindocuropeas —ya del grupo afroasiatico 6 de otro— pudo producirse bien en la misma Pe- ninsula (o Europa), bien anteriormente en Africa. Actualmente no es posible dar una respuesta concreta a esta cuestion, ya que ni el testi- monio indoeuropeo, por una parte, ni, mucho menos, el testimonio anindoeuropeo prerromano de la Peninsula Ibérica permiten por el momento precisar sus caracteristicas. Ha de notarse, no obstante, que hactenus el material indoeuropeo reconocible y, en concreto, celtibérico no presenta las caracteristicas « lo afroasidtice® de las len- guas célticas extrapeninsulares. En ese contexto la hipétesis mas sim- ple presentarfa al menos la zona aquiténica-ibérica, la misma también sin /p/, como el lugar del posible contacto lingiiistico afroasidtice® o, por lo menos, anindoeuropeo"”. Nétese también que en la hipstesis de un contacto en suelo africano, en lo que respecta a las lenguas cél- ticas extrapeninsulares la conclusién serfa la misma: esas lenguas pro- cederian de la KeAtukh, es decir, de la Peninsula Ibérica. Cada vez, pues, parece més fundamentado el femor expresado en su dia por UnTERMANN con estas palabras: “Ich fiirchte, eines Tages werden die Keltisten lermen miissen, mit dem zu leben”. antigua en la Peninsula Thérica, donde histéricamente son una cultura atin en expan- sién cuando desembarcan los romanos. © Seilicel caracteristicas que vemos también en el conjunto afoasistico, sin que, logicamente, por cllo tengan que ser exchusivas de dicho conjumto. “Bn esa linea pero en concreto para el vascuence incidié el ultimo A. Tovar (Estudios de Tipologia Lingitéstica, Madrid 1997, 47-144, esp. 62 y 113). Marginalmente notese que no hay indicios para el aquitano de procedencia meridional en la Penin- sula Ibérica, sino evidencias de su procedencia septentrional »7 En efecto, puesto que los tipos lingitisticos cambian —y hasta substancial- mente— con el paso del tiempo, Ia afinidad con el afroasiatico 6 con cualquier otro conjunto lingiistico, puede ser estrictamente tipolégica, lo trascendente, en efecto, es la deteccién de un elemento exdgeno, anindoeuropeo, y la existencia de un fend- meno de contacto. * Veleia (1985/6) 74. 82 / ARSE —

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