You are on page 1of 20
CAPITULO III Ek as ew jGRAN COMPETENCIA DE SUPERHEROES! SOLOMAN salié disparado como un rayo. Apenas habia acabado de hablar el presidente, cuando ya se habia lan- zado al pasillo para llamar el ascensor. Todos los superhéroes soltaron risi- tas de compasi6n. —jPobre muchacho, tiene que usar el ascensor como cualquier humano! — comentaban entre si, disponiéndose unos a salir por las ventanas, mientras los otros trepaban a la azotea del edificio para marchar a través de los tejados de la ciudad. 33 gQué piensas hacer? — pregunt6 Spiderman a Flash-Gordon, deslizan- dose ambos por la cornisa de un dé- cimo piso. —jNo hay prisa, amigo mio, no hay prisa! Mientras el pobre novato se mata para llevar la amapola a la chica, utilizando autobuses, taxis y quién sabe si el mismisimo «metro», noso- tros, con nuestros poderes super- magicos, resolveremos la cuesti6n en un abrir y cerrar de ojos, gno te parece? — jPor supuesto! Y, por cierto, gtd conoces alguna tienda de flores por aqui cerca? —Hay una en la plaza Amarilla. Po- demos acercarnos y comprar de paso nuestra amapola. jTodavia no acabo de creerlo! ;Tu te ves con una amapola en la mano, amigo Spiderman? jJa, ja, ja,..! Los dos super héroes rieron con ga- nas y, por arte de birlibirloque, se pre- sentaron en la puerta de la floristeria 34 en menos de lo que se tarda en decir amén. En ese mismo instante Ilegaba Su- perman, aterrizando triunfalmente en la acera con los pufios estirados y la capa flameando al viento. Los tres en- traron en la tienda. — Qué desean los... sefiores? —les pregunt6 una joven dependienta, sin poder disimular su asombro ante per- sonajes tan extrafos. —Queremos tres amapolas, sefiorita. —Tres qué? —A-ma-polas. La dependienta comenzé a reirse con una risita nerviosa al principio, y a grandes carcajadas después. —jPero qué graciosos son los se- fiores, ja, ja, ja, qué graciosos y qué bromistas, ja, ja, ja, mira que venir a pedir amapolas, ja, ja, ja, amapolas aqui, qué graciosos, ja, ja, ja...! —{Pero no es ésta una tienda de flores, sefiorita? —jClaro que si, pero la amapola es 36 una flor silvestre, sefiores, una flor del campo, y no una flor de jardin 0 de invernadero! Los tres superhéroes se miraron desconcertados y salieron precipitada- mente de la floristeria. ;Qué bochorno, qué bochorno! jY qué ignorancia la suya! Ninguno se atrevia a confesarlo, pero los tres estaban pensando lo mismo: que conseguir una amapola no era una empresa tan sencilla como habian creido en un principio. —Tendremos que ir, pues, al campo —comenté Spiderman, después de un largo silencio. —éY a qué clase de campo? —pre- gunt6 Flash-Gordon—. Porque yo, al menos, no sé donde crecen las amapo- las, si en los bosques, en los huertos, junto a los rios o en las anchas pra- deras.' —Tendremos que enterarnos —re- plico Spiderman. —Si nos damos prisa —propuso Su- perman—, Ilegaremos a la Biblioteca 37 Municipal antes de que la cierren. Alli podemos consultar una enciclopedia. Se apresuraron cuanto sus poderes magicos les permitian, pero aun asi llegaron tarde. La biblioteca estaba ce- rrada al publico. —No podemos esperar hasta mafiana — comenté Flash-Gordon—. Seria demasiado tiempo perdido. — Entonces qué haremos? —pre- gunt6 Spiderman. —Tenemos que pensar en algo —in- tervino Superman—. Debemos intentar colarnos por alguna ventana. Recorrieron una por una las del pri- mer piso, del segundo, del tercero, del cuarto, pero todas estaban cerradas a cal y canto. Los tres superhéroes se miraron desconcertados. —Hay que subir al tejado del edificio — propuso Superman. Treparon en un abrir y cerrar de ojos, y alli la suerte les fue mas favorable. 38 Una claraboya de _ ventilacion se encontraba abierta. Echaron a suertes y le toc6é deslizarse primero a Spiderman. —Procura no hacer ruido —le acon- sejaron sus des compafieros, mientras le ayudaban a descolgarse en el interior de la biblioteca. El consejo fue indtil, pues de pronto son6é un estruendo tan descomunal que held la sangre a los dos superhéroes del tejado. —¢{Qué ocurre? —pregunto Flash- Gordon, introduciendo la cabeza por el tragaluz. —jAy, ay de mi...) —soné una voz lastimera en el interior—. Bajad de prisa, por favor, como aqui no se ve ni gota, me ha caido una _ estanteria encima y casi me aplasta... Acudieron prestos los otros dos su- perhéroes en ayuda de Spiderman, y después de librarlo de un montén de librotes que casi lo tenian enterrado, 39 40 se dispusieron los tres a buscar una enciclopedia que les explicase dénde nacian las amapolas. —EI caso es que si encendemos la luz, nos podrian descubrir —argu- mento Flash-Gordon. -—jPodriamos haber traido una lin- terna! —se lament6 Spiderman. —jNo hacen falta ni luz ni linternas! —-exclamé, arrogante; Superman—. ~Acaso habéis olvidado los rayos X de mis ojos? Si puedo atravesar con la mirada muros y planchas de acero, mucho mas las hojas de un libro, ;no? jTranquilos que en un momento re- suelvo yo el problema! Fij6 los ojos en los anaqueles de libros, y fue recorriéndolos despacito, palmo a palmo, con aire de verdadero misterio. —jYa lo tengo! —exclam6 de pron- to—. Es una enciclopedia que trata precisamente sobre flores y plantas. Dejadme que me concentre con mas intensidad para atravesar las paginas 41 con mis poderosos ojos y buscar la palabra «amapola». Pasaron unos segundos. —jYa esta! Escuchad con atencion: «Amapola/ flor silvestre de color rojo que se cria en las lindes de los caminos y en medio de los trigales». —O sea que tendremos que buscar un trigal —dijo Flash-Gordon, con gesto pensativo. —Justo —repuso Superman. —Pero ya cay6o la noche, y a oscuras resultara dificil distinguir un campo de trigo de otra plantacién cualquiera — argumenté Spiderman. —Podemos hacer una cosa —inter- vino Superman—: aprovechemos la noche para atravesar la Gran Ciudad, y cuando empiece a amanecer nos en- contraremos ya en pleno campo. De ese modo habremos ganado tiempo. Se acepté la idea, y los tres super- héroes abandonaron la biblioteca pt- blica por la misma claraboya por la que habian entrado. 42 Vekos. “BA's: ‘eam ahae Uiokeess 6 43 Y cuando apenas habian dejado a su espalda los ultimos barrios de la Gran Ciudad, ya comenzaban a insinuarse en el horizonte las primeras luces del dia. El campo, fresco y oloroso en esta hora temprana del amanecer, se extendia sin fin ante los ojos aténitos de los tres superhéroes. —Si os he de ser sincero —confesé Spiderman—, hacia afios que no pisaba el campo. Realmente es hermoso, sin duda.., —Muy hermoso, claro que si —rati- ficé, extasiado, Superman—. Pero yo he de confesaros que a mi me... gc6mo os lo diria?, me asusta un poco... Me siento mas a gusto en la Gran Ciudad, entre rascacielos de cien pisos y ruido de coches, tranvias y sirenas. —Bueno, bueno, dejaos de reflexio- nes y vamos a lo nuestro —atajé con impaciencia Flash-Gordon—. Lo pri- mero que tenemos que hacer es buscar un campo de trigo, ;no es eso? jPues en marcha! 44 Durante varias horas recorrieron los tres personajes toda la zona, y ya an- daba el sol encaramado en lo alto del cielo, cuando Spiderman divisé un tri- gal a lo lejos. —jAlli, alli hay uno! —jY esta todo manchado de rojo! — exclam6 Flash-Gordon. —jClaro —repuso Superman—, son precisamente las amapolas! — Pero tantas hay? —exclamo Spi- derman, —Tenemos suerte —senalo Super- man—, podemos recoger cuantas que- ramos. —Ya sabes que a Angela, la mucha- cha del hospital, le basta con una sola —replic6é Flash-Gordon. —jQuietos, quietos todos! —grité de pronto Spiderman, deteniendo a sus dos compafieros con ambos brazos—. jMirad alli! —jCierto! —exclamo Flash-Gordon, observando el trigal—- ;Quién puede ser toda esa gente? 45 46 —No lo sé —contest6 Superman—, pero me temo que sean guardianes del campo de trigo. —j Por todos los diablos! —exclamo Spiderman—, resulta que eso de con- seguir una simple amapola va a ser, en efecto, mas complicado de lo que creiamos. —Bueno —dijo Superman-—, tam- poco es para desesperarse. Acabo de contarlos y sélo son diez, repartidos por todo el campo. —éY qué vamos a hacer? — pregunto Flash-Gordon. —jLuchar! —Luchar? ;Y si buscdsemos otro trigal que estuviese menos protegido? Quiza el resto de nuestros compafieros ha tenido mas suerte y ha encontrado las amapolas sin tantos problemas. —jNo nos importa la suerte que hayan corrido los otros superhéroes, amigos! —exclam6 Superman con tono orgulloso—. jEl destino nos ha de- 47 parado este trigal, y aqui nos queda- remos! Buscar otro campo seria tanto como desertar, y desertar es propio de cobardes. Y ademas, jqué significan diez pobres humanos_ para _ tres superhéroes como nosotros? jDerro- témoslos, y todas las amapolas seran nuestras! Y diciendo esto, el gran Superman partié como un rayo hacia el trigal, dispuesto a la pelea. Sus dos com- panieros lo siguieron lanzando gritos de combate. El choque de ambos bandos fue des- comunal. Los tres superhéroes co- menzaron a repartir golpes a diestra y siniestra, deshaciendo a sus contrin- cantes en mil pedazos. ;Por el aire sal- taban brazos, piernas, cabezas...! jAquello era horrible! De pronto, alguien comenz6 a dar gritos desde lejos. —jEh, eh!, gpero ustedes qué estan haciendo? Quietos, por favor, jdetén- ganse! 48 Superman, con el cuerpo inerte de uno de sus enemigos levantado en el aire, escuché las voces y se detuvo un instante. —jPero si es SOLOMAN! —exclamo leno de asombro. Los otros dos superhéroes a! oirlo, detuvieron igualmente la pelea. En el camino que bordeaba el trigal SOLOMAN acababa de aparcar, en efecto, una motocicleta, y se encami- naba corriendo hacia el lugar del com- bate. Llegé jadeando y cubierto de su- dor. —jPero si son ustedes! —exclam6, con verdadera sorpresa, al ver a sus tres companeros. — Viene usted también por la ama- pola, no es eso? —pregunt6é con sorna Flash-Gordon—. Pues ha tenido suerte, amigo, acabamos de dejarle el campo libre. Si llega a venir antes que nosotros, diez guardianes que acaba- mos de destrozar es posible que lo hubiesen hecho afiicos a usted. 49 — ,Guardianes dice, sefior Gordon? —exclamo SOLOMAN, abriendo unos ojos como platos—. ;Pero si son es- pantapdjaros, mufiecos de trapo que los labradores ponen para que las aves no se coman el trigo! 51 52

You might also like