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Cito ssn eas ce _ nore tare a a nube ro} OR SNES CConsulte nucsea pégina web: worwsintesis.com Enclla encontears el eatilogo complete ycomentado = Nesting att ie da ae EEA a wane Ht orm par dP A ‘Senge de Caoperston Sn Eee se oes Ean nro CIA LORCA, programa de “Tuo onginal Le Nuage rouge, Da, cular unre astearign de ubieta Le nube rj (etal Indice La Nuwe Roya cartruto 1 rc wanni Bellini artruto 2 Elsheimer y los suyos carrruto 3 Enel horizonte de Morandi carro 4 Algunos apuntes sobre Mondrian Un enemigo de las imégenes cantruto 6 Dos recuerdos de Georges Duthuit Pincura, poesia: vertigo, paz carmnos Segunda tierra 25 3s “a3 33 | a7 105 pero también haber frecuentado a ls grandes observadores del olor de las Formas, desde ese punta de it, no ex ene pasa So dela forograla,imitado como era en aquella epoca, donde ‘uel joven de los anos trina pudo Bosear aus modelos, an sh Smo afta, fo una foro de Munkars re nifonnepros gan ‘doen les olan ln que deopers st vocacin, o a reconmos eo Ker sera principal Mente poctca” Sin dda ra mas sencllo obser varia pintura en sus momentos de captacion pront,sintea, “Tervioea, que pueden ser assess y la uminacion del spi tu,y més particularmente,ceviviresa gran teadcion del dibujo imperiosoy generoro en el qu, desde hace ya algunos siglo, Gcridente converge con Oriente lay que aficmalo, asia sat de él cuando Cartier Beeson se reftre al dibujo 0 desde hace Slgunos ator, lo practi com siduidad y nobles logron no et para separate o alejare dela binqueda del ftdgrao, Deca qué tl rszo del ip le nae ascribe le ayude a deshaerse deb inste de presupucttos insti, de formulaciones dermaiado Cractascon fin de gue el objeto era vida etd ah ante Gh como presencia, Se tata de proseguir por otros eaminos, los ide icrabrieron Degas © Giacomet In misma tarca que emiprendis ets inion prictiemene en soled fe Sin dude existen laqueras, inconsecvencias, ditracciSgl esta mirada demasiado slictads, mal aconseada por el pen Samiento, que taicionaaguellapromess que, ens incios, io 2 fan pero también exten incluso en este siglo de imeengy aque pasan tan deprisa, ese “dibujo” que, en pintura en FotoReR {is,en poesia, consignc horadar la apariencia y desplgar na ‘tad que abre yeansfiguea todas la cosa, como la creda ga Sn ro en el que se rel el ciclo. Cuando contemplo una oad de Hone Carter Bresson, me sorprende que cera sitio fan llenas de sentido, tan intensas, hayan podido ocurrie en igaryen una hora preckasY me parce, emonces, que exe AE thcho ngs de lo quel reaidad como autle dese, se ving Concedernos ero tabi que exas epianas no flgiran pas cote poets sino sobre un horizonte que todos compartimes: Yam Sento por ell alentado,yguiado, lo cual ex sin dada la mee frends que podemos ecibir de wna obra de art 23 EL DESEO DE GIACOMETTI “Tenia I impresin de que no sabia lo que deseaba ver.” Giacometti formula exes observacién cuando.evaca uno de sus primeros afios en Paris, el afo en el que tuvo que comprobar fen el tale de Bourdelle, sa maestro en la Grande Chauimigre, ‘que su deseo de copiar lo que veia, literalmente, simplemen fe, levantaba ante 1 “dificuleades” tan abramadoras como. cenigmacicas. Mientras que en sus trabajos de adoleseeneis 6, Jncluso, en su infancia le habia sido muy fil ransmitin gra ciaz al dibujo, el objero que habia llamado su atencién, com prendiéndolo, sintiendo incluso la satisfacciéa de dominar todas estas cosas, de estar en “intimidad con el todo, con el universo” ("Me admiraba”, le decia a Pierce Schneider, “tenia la impresidn de poder conseguirlo rodo gracias a ese medio formidable, ef dibujo"), ahora solo tiene ante los ojos una rea lidad incomprensible, extrana, algo asi como un abismo que se abre. “La forma se deshace”, le dice a otro interlocutor, "9 ho hay sina geanulos que se apitan sobre un vacto negro y pro- fundo, Ia distaneia entre una ventana dela nariz ¥ su com- piers es ean grande como el Sahara, no hay limite, nada que 5 pueda fijan todo se me disperea.” ‘eDesesperanza de un instance, una de esas crisis como las «que los jovenes atraviesan antes de encontrar su catnino? Pero Giacomert solo sigue percibiendo estaslescomposicion, tan bien cexpresida, en su lectora del mundo, cuando, teeinia aos mis tarde, en la calle Hipgolyte Muindzon, en la cumbee ya de su ‘apacidad creadora, clama ante uno de sts modelor, nino 2ade durante largas horas en una sillaincomods sumido en Ia ‘penubra, que todo cuanto comtene ea cars, dips, qe wo permanece bajo los ojos una especie de beutna, de nnbe, como algo, dstinto de los aspectos direcsamente pereepribes,subie ran devde su interior, emborrondndelos. ¥, sin etmbarfo, este Gibujante apastonade se imagina que solo busca lo literal, slo pretend =lo que no deja de sorprender,y el nos lo dice~ cone Sequit una “pequefa Cabera anodina”, vids ceveana del busta oloreado de un arte naif algo ast como una efigie del “marige fil Foch”, que de ese granles retrator de la teadicion occidental ‘gue, sin embargo, le gustan, le fascinan, En el pretivo insteqee fel que miulripica escultueas y eusdeos que poderos conhy {erur como representatvos de una singularidad extraotcinarig mucho més Auclaces que todo evant el ate moderna ha, ucido, su proyecto sigue stendo, al menos eso piensa én ple copia de lo que ve, ¥ su problema nace de Ia dificuley Incluso, dele imposiilidad de conseguiclo al que se aadeg fF ese desconcierto tan antiguo ya como la imposible bi sla: confesarse a s{ntsmo que, tal vez, lo que le ccurte.t ho sabe de veedad “lo que desea ver ° “No sabia”, no sé. Toda la vida de Giacometi, todo ‘uno, etuvieron dominados por este pensamiento, expr menudo con una inquietud emergent, incluso con ang ‘0 pademos ni sospechae que haya habido en esta actin Sguiera momentineament un gesto de provocacion, o:por la pazadoja. No, todos cuantos se han acercado- than essuchado, quetido. saben hasta qué Punto est sa gente y licido en grado sumo, que celexionaba pec ‘ence sobre los problemas dela ereacion artstca, esta suadido de que no dominaba nada, e! nu poder desvel objeto de ss evtudio, sin ctbargo conatante, lo que mis emipeno fenis en conaer ~y en exe proyecto “copiar” lo que era, al 6, yal cabo. la monivacign verdadera, a Sin embargo, esta morivacién, aparece con bastante cari dad en su obey catmbién en sus reflentones, por muy dubia vas que fueran -y debetiamos por ello extranarnos de que no {aera conscieute de nn Aparace en lo que Giacomets ha est fo, ya sea en fUs vextob muy pesados, Ayer, arenas movedisas y El swans, La esfinge y la muerte de T.,0 en sus aumerosas tnrcevistas, Entanios ante dos acontecimienios mayores de su ‘ida en log que, solo #4 yustaporicion, que le ha sido familia, Yel sentido qu ha capeado en ellos deberiai habesle peri do dexeubrie “mejor seta decir, formullar~ al menos una parte de rode custo acontecia on st mente, o ens corazén, El mas antigua de estos dos aconteeimieazos lo constituye la conmocion sufrida en la relacion que mantlene consigo mis- ‘mo, mais Gurimente y mis profundamente gue muchos, duran res infancia, Cuando era abn pequetio se sentia, conse ents, faita gusto en el seno de la realidad del “universo", del todo", om aus propias palabras, como en medio de a famiha avalores morales, pero tambien presencia de sttes~ De esta jincimidad” con lo qe existe nacta 40 agria de vii que eta grande, pero también su cuntiansa en sa proyecto artistico, of [ido a 30 consideracién ya en los albures de su conciencia por fos hermosos cusdros de su padre. "Dominaba ini vision, esta~ fo ene! Paraiso" le decia a Plesre Schneklen por ejemplo una ease que pone de releve de manera sobrecogedors que su expe riencia de envoncee, ou verdad, consiia en no distinguir entre elscr ye! parecer~” Al mismo tiempo, Ia realidad se le offecia Jcoio una figura compleja pero suscepesble de ser snalirada, dominada”;y esta cealidad daba In mpresién, en lo protan= do, de que tenia exietencia de sen suatanein de sev ~de cal modo ae el mito padia haberla considerado como la evidencia mis 2, cbs asumie su lucdes, su eritica su libertad, como causas de su des rnuder; pero aecediendo asi, a mado de compensacin ~y ésta sla primera idea que debemos guardar en muestra mente a ‘una experiencia directa, en summa, de ese acontecimiento del ser ‘que, de manera habitual, pasa desapereibido bajo las diversas formas con las que vivimos nuestra exstencia Tras lo cual esta predisposickin a asumir una conciencia 0, incluso, una sensibiidad propiamente ontoldgicas, re acrecen” 16 0, por decrlo mas exactamente, se agav6 con un aconteci miento que, en esta ocasién, dependié del azar al menos en una sgran medida, Giacometti tenia mis 0 menos veinteafios cuando un viejo ccon el que habia coincidido en Italia, en un tren, unos meses ‘nis tarde, se puso a buscar, y lo enconr6, por un azar en ver~ dad exteaordinario, le propaso hacer un visi, Por razones que ain permanecen misterosas, ¥ muro ante él el segundo dia de, Viaje, en una habitacin de horel en un pueblecita de montana, lejos de todos. Esta muerte totalmente imprevista, esta muerte Aue, sin embargo, habia acaecido tan cerea de eh, sdlo de ely ‘como para él, impresioné al adlolescente de manera espantosay fo estaba en absoluto preparado. ¥ de aqui surge el segundo punto en el que debemos fjarnos: [a causa de este espanto no fue tanto el Recho de la muerte, sino el de la soledad de quien asi moria, olvidsdo por todo y por todos, salvo de ese testigo ebido al sar que, al estar solo con ef mucrto durance sus Glti- ‘mos instantes, ruvo que asumir todo el problema, toda la res- Ponsabilidad de Ia solidaridad humana ante Ia muerte desc briendolaslastradae por Iasusiones, cuando nolo estaban por Ia mentira. Pues lo que se vela obligado a comproban lo ue ppudo comprender de una manera mucho mas profunds, dado {gue las circunstancias presentes habian, en este eas0, apartado Sel escenario a quienes, a pesar de todo, hubieran podido echar de menos al dfunto durante algunos afos desu propia vida, es Que el ser que se muere se convierte, de golpe, para los demas, ch tan sélo unos eestos que alguien barse, como una aaa aplas” tada;y que no a6lo es el cuerpo, sino el ser mismo de la perso 1a, el yo, lo que se convierte en ausencia en medio de la pre | sencia “nada, forma vana de la materia. En definitiva,en el preciso momenta en el que ain sentis dolorosamente, en sa propia densidad, que seguia siendo una presencia en el mondo, aunque privada de sus bienes, debide a Su ruptura con los valores calecivos, en ese preciso momento Tenia que comprender que no existia nada, salve esta misterio- Sn voluntad de ser que, de manera desesperada, se agarra con enuedo a se propio despoja, de pipe, mortal: imeriordad, vida ‘los ojos que burcan puntos de apoyo fuera ¥ que s6lo encven- {van lo lsorio o lo enigenitico, Y nos es fell prever su reaccién fence al sucese que fue causa de este descubrimiento: su pro: yecto de cara a su existenca que aun esté por lega, lo que te phe que intentan aunque no lo consign plenamente, comprender Ge verdad. Todo esto pudo permanecer escondido atin durante Sletin tiempo. Y,de hecho, Alberto huyes se va a Venecia, tan ereana, “para beber cafe y igar”,rechazando incluso la post bilidad de a contemplar Ios evadros de Tintoretto que un ano antes habian despertado su entusinsmo: se dita que quiere renur Gra su primera vocaciOn, senda con tanta intensidad antaiio pero temida ahora, pues nos exige, de manera inexorable, que Feflexionemos acerca de tantas ytantas contradicciones. m Pero Giacometsi na ha olvidado a Van M.—el viejo Holan- \és-al que en 1947, rocrea imaginariamente Cabeza sobre tall, {gue no essing una cara exangie que se desploma sobre la muet- te Y posemos pensar ahora que las “dificultades” con las que tl joven esculear se habia encontrado en el taller de Bourdelle, tno eran sina la consecuencia de exe mismo recuerdo obsesivo Notémoslo: las dificultades han surgide en wn momento en ¢ ‘que Giacomett se proponia repreducir con el dibujo To que él deci, sue la cara exe bul que llamaha una “cabera”, falza delante del observador como un alto relieve en el aire, Expresanda no s6lo un rostro, completamente personalizado, sino la vida y la valunead~ que se mantiene inbiesta en el espa~ tio comin de existencia, Fs Ia cabeza con la Giacomett suc Cando mira con avides, como le ocurria freeuencemente et aquellos dias~ a algin pasajero desconocido del metro, ¥ siesta cabeza se disgrega, si se convierteen abiemo por la punta de sa liz cuando tata de jae sus easgos, no debemos dud de que ello se debe al hecho mismo de que percibie a exe otto en sus ‘asgos propios ~que nos desvelan lo que iene de snico, de abso luo, lo que podelamos llamar su set- supone, al misino tiem: poy de inmediato, zevivi a través del cocuerd de Van HL, gue ese otro no era nada, que no fae sino la nada, lo cual propicia sr eaida, en el dibujo mismo, hasta el fondo del abismo: pues tl dibuance ya no petcibe en la vida sine la materi, que n0 te ne dimension ni espacio propios -Ia narir tan grande vome el Sahara, eecordemos-, [a materia, en la que todo sigio, toda sis nifcacion queda reabsocbida, ‘Al diuar ai, ya no se tata de representa lo visible, es pre cis situarse en ef plano de la idea del ser y persibie su cardcter ‘lusorio. Toda la obra de Giacometti, {a de los dias lejanos y la Mie los ultimos dias, eseé ahi para desvelarnoa en sue bisquedss, muy diversas sin embargo, Ia realidad permanente de esa expe Fencia fundamental. Tra Ia experiencia con Rourdelle, vino, or ejemplo, esa Langa convivencia directa ~"durante un invier no completo” con un eraneo, que no consiguid pintar final mente, ¥ luego la emergencia de una mirada, en Cabeca que ‘mira; pero ahora ya han desaparceido de la imagen todos los Signos caractersticos de wna persona y solo nos queda la idea dle una mirada y no la presencia, ante nosotros, de alguien. Y twas e508 afos, durante lor que convive con la vanguaetlia poy ccubista y surrealisra ~durante los cuales esta idea persiste, cr Punta con oj0 0 Cabeza cubista- vemos 4 Giacometti volver desde 1935, de manera mis intensa y mis exclusiva su int cin primiviva y, 2 decir verdad, de siempre, con el fin de apron marse mis sntimamente a su paradoja¥, en esta aproximacidn, hondaria atin mas. Durante la guerea le bastan todavia esas Dequetas, esas pequetisimas figuras, cle unos evantos ceninte feos de altura si contamor Ia base, que, al epresentar a la per sona tal como la vemos desde muy lejos, pueden presetvar stn Ia impzesion de que existen Ia impresion, incluso, de que exis- ten de mancra misterios, divina: "porte de dioses”, dice qu tan ficilmente nos ofrece los ares percibidos a distancia, Para conseguitlo le ha sido preciso, com el fin de decienos que esti Shi, racrfiear lo que es propio de un sex algo que es concrario fu propesito, Pero die alos més tarde, esta vez, y ance Annet- fey su mojer,0 Diegoy su hermano, va 3 formularse el firme pro- piso, con voluntad de no dar marcha ateas, de aferrarse alo Que son, a lo que ama: dejando que el reeato, imposible ante ‘Shea decision, muera bajo la carga de presencia ~y de invisible~ que ahora tiene que sobrellevar.“Dslicultades™, siempre ~con Tmprecaciones y exclamaciones de desaire més intensas cada Yor, pero las ue ahora se enfrenta, lo que explica en su tra bajo esos rabotazos de la mimesis que le confieren su original Gad sin igual y su grandeza: en los bustos, ess estrechamien tos de Is eaea sobre un perfil de cuchilla, cuando no de felampago, porque el esculgor quiere expulsar a la materia, que Gs la muerte, del interior de las cabesas; en sus pinturas, esas Tamas de oto mundo que vagabundean en torno a los eraneos, rrgidos del no ser para volver a él, Desbordamientos de la per Cepelon optica que convierten a esta Annette o a este Diego que ‘Gincomett solo ha deseado mantener vivas en su obra ~anodi- zea pequcha cabera, puesto que s6lo se tata de la realidad, tal Como es, maravilloss pero comdn- Iss imagenes mas autéati Camentefantistieas que ha inventad el arte moderno, ‘Queda pues perlectamente claro lo que est4 en juego en el ‘abajo de Ciacometi, como también queda elara la raz6n por In cual nunca puede llegar a culminar algo que pueda sacisfa cerle Lo que quiere epresentaro, hablanddo eon mas preisin, fe-presentar, dotar en su obra de un absoluto de presencia qug Te falta en el mundo de lo vivido, son, en primer lugar, los ra fb0s del modelo, ya que es en estos raugos, ¥en ninguna otra parte, donde la persona se oftece als mirada de los demas y, en Soe gosto se instaura, se ariespa y se representa, en funcin de tina parte de si mismo que es deciivas pero para llegar hasta sta presencia, es esencial capear la manera mediante la cual la persona observada unifica, en una peofundidad ain mayor, 508 Especios de si mimo en su acto de ser, la manera mediante lt Cual es: y todo esto pertenece al dominio de lo invisible, ev ‘encemente, y es inaprensible para el artista que lo persigue, Sobre todo si esta obsesionado por ia des de Ia nada hacia cual ese invisible, derruido, se encamina. Giacometti quiere cs tituie no la apariencia sino la presencia, y del mismo modo que 1 planeta Tierea ao consiente que se le eduzea a plano de modo preciso sobre un mapamundi, Ia presencia se niega sla repre Sentacién, puesto que lees trascendente, wv Ahora bien -aspecto Gte que puede alumbrar la extafieza de Giacomett ante su propia bisquod—la presencia, en cua to que categoria de pensamiento, ahora se rehiea tambien a vocabularioapto para a represetacion as palabras de esta tradicionestétcs suc le ha concedido sa mines el io fa damental en el tabajo de etn por consigucnt, se ha con: vervtdo en algo ext al pnsartente ya palabre, moder not loe que Han nacido dea mimesis due, por comiguleme no saben sino acerca della; Nolo eudemos sla lengua que ze lrensefié Glacomets ubira sido “medieval” aun, dete Gon de una presencia divinay el recuerdo de una epfanias aun ‘de penetradas dels naciones que sstntan el eretorlomo SU plarontsmo hast el final del Renacimenco, ete Buscador de Sbroluto uberaencontado un aca des expec em a ene Fencin de oto, hubirs comprendido su eugene. Pero dev dee siglo vn el pensamiemto conceptual se ha impuesty un eaamiento que aprehende al otro y cl mundo gracias lot Sspectos que le permitn fener acsexo a este mundo, to que cone {ita un simple uma de aspector, es devin de objetos. All toismo donde a prebian las cosas antaio en an horizon de tcntenciary ce elaciones maruan chora eerableen eyes ave Dermiten claifiaras, olvidarlas en lor caalogos de una Fal dad eosifieada, lo que provoca la expulsion del campo dela fefleion de un vocabulao que le hubiera permitdo 2 Giace mer decir con una simple plabes eve sogondo nivel el db jo que se ha empenado'enaleanear Nucttas lenguss de hoy “aisamoslo de paso, pues es un sopecte que ha provocado [a | inflexion det curso mismo de In eeflewién acerca de Ins obeas de ante, pero tambitn l desu invenion-catecen de palabras ce ian por comple, capaces de ditingir entre el hecho dese" tegida por el miedo dela nada que nace con In dea del see, invade tambien inctadaincoao, baci el imagiario, que no ‘Sisino el empleo de los aspectos que ~suplantando al unidad, ts autoridad de ser presente pueden poncre al servicio dl Solel que incase el yo pretend ser represenractn, en vex Ee presencia, La mimesis ha engendeado la ieet6n, que satista ce dceaco y permite elvidar la muerte; todo un are ha nacido este maravile, desde que lala decarotorpera "la manera tricga’sytentras este arte hs durado, los mas grandes ats Sis han seguigo siviendo el mundo como presencia, pero fue acura este trasfondo censured _ "Ynumque ses verdad que la creacin ha eenunciado a la animes duran el siglo XX esta creaion no ha sabido rcen- Conran sin cbargovel Comino perdi, per el cubism Y Soneagelpes silo han dead de lado el anaisis de los aspects, ScImundo por pasion por los signos que Tos producen, pero eral mimo tcmpe, les exceden y pueden, por consiguieme, rode lament eneq actuatin sono ie: Ep eo ctcla chr que muncos la gram elvidada , rx bien y sobre todo lo que hay sue censurares el enemign secreo que Pica sScombate sn darle rea, Picasso, que feel obseevador fas Sino turbado, profundamenteimguito, dela aporeaiones de Giacomen El sete dela epoca que le tov6 vivir no le ays dita mucho a poder comprenber to que, en potencia, le ope Masyrcoma por otto lado, Giovanni su padre, Cuno Amt ii pedrina, solo hablaben emir ellos de representa aunque Saduan alge cerente en pariey de aprender a través dl dibw fola "verdad de jer, nos parece cas! go que Glacomet weupodis encontrar con facia las palabras que le hubieran tlominado toque sempre "dese6ver™ : v Sin embargo ests earencia dela palabra moderna no es, en ‘mi opinin, la sinica razdn por Ia cual Giacometti no ha pedi do reconocer la fuerza que orientaba su trabajo. Y para percs- tarnos mejor de su inquietad y darle su justa medida, es nece- sario volver a Ia leana muerte de Van M., que, egin decia el artista, cambié toda sa vids {Lo que aconteci6 en ese momento fue la revelacién de la nada, en ese mismo expacto en el que hasta entonces el joven ne hhabia pereibido a su alrededor sino scres y cosas de nsturalera tan estable y tan evidente que ta realidad, cambign, y su asen tamiento en el ser le parecian absolutos, Pero, cqué puede si nificar descubrie de este modo que Ia persons que uno ama o ‘ue, simplemente uno ests iano tan solo es un piegue vano ue dura un instante, de una materia desprovista de sentido? Ga puede, incluso, exigimnos? Ver de este modo, pereibic a ‘fro al mismo tiempo come un absolute el de u diferencia que jamas veremos- y come la nada, significa haber transgredide las eepresentaciones que generalizan, los conceptos que reficar, Is Fantasias que entregan el desco a la exterioridad significa gue uno se ha reencontrado, al menos durante un instante, com $g0 miamo en el plano de una posibilidad que aun no hemos vivido, pero que es esencial, que tne se ha sentido, como hubie ra dicho Pascal, embarcado con el otro, con vistas a un viaje, tina travesi, en ol que s6lo ied el otro y une mismo: pero, 2n0 ces ero, ya, un compromiso con esta persona, tan absoluto, tan fl margen de los intereses del momento que lo precede que es preciso llamarlo amor, en el sentido en que esta palabra teas: fiende toda morivacion erética? ¥en Ia cabecera del moribundo Van M. de lo que se trata paca Giacometti er de aman, y no simplemente de tomar eon: Hublera bastedo con que Alleria, frente al moribundo, en ver de ler, tan solo, un “libro de Maw passant sobre Flaubert”, como nos dice que hizo, o, incluso, en Wer de dibuiaro “de perfil” se hubiera imelinado sobre el, mids dole los ojos, contestando con su compasin, en este min datas o de cara al facurer uc se quicraya exe see que desfallce, 9 esa “energia Fora dette ea como cliicara mis tarde Giacomets toda vide~, hbiera bestado para que lasledad del otro, que se le apare {36 fy nos lo dice) como la nada misma, hubiera sido nevada, eneida,y Van M. baby sido, solo durante un instante, pero tin stant infinto pero Alberto, su lado, haba enconra {Eo uncompanero, ambien eh sunqee pore tao ms abeop tou dejando dese duane un ineante elven eid. Qe tren oportunidad paral artista, en exe momento en sl que la fecenda mi cega pacecia srrasario todo! Pero ln ha dejade pase’ se he contentado con let el ibro dle Maupussan cere deena exceton ambien, ba dibwjado el pecs forma dela nara tan prominente de pronto en ve de Bscar su mirada ¥ mas tarde, cuando intent Ban eh un rea toy ln mirada, justo Lr mia, al saber (yal desis) que la mia: die sla vida mate, gacazo noha oido de pronto en facto ftremo ura vor que i devia que un dete di pero ta bien hoy: no habia bec, no estaba haciendo, lo que en verdad chia hacer’ Pus el acto verdadero conse ca tata de repro dct tt como hace, al mismo tempo lo exsgos ela ean ae deopicgan la realidad Ge un sen pero en a expaciaidad em la materia’ clacto medhantee cual como sorerradamente stot Teapots a anid la poses deem persona Pero pats ope Tolono mismo'enel que la sist scontece, que el plano en {Ge la fit se maniisse~ ya que nce puede set nna hoja de papel nina pelle de dorea"? En es Roja, en ese Bator tralemente purde convocar lo invisible en lo viible. La cole Nerdederael unico acto verdadero que pers dae expen Seve connate en djl lpi fo ces arc ego “atmo nnat, para clevrse Baca dior sabe que geo are fda, en lava tna. Tavor edie a Giacomer que e arte, come tal xe obs- ticula que impr la manfeacion de agua que speraeneor- {raven tus erlauran de aguelio que ex preciso que lve 3 ab then, com el fin de soe fils Ia innaiion el primer Ee dice que la imagens por muy conmovedora que se ela pérdida dela pretncia Ueda x entender que fo que cy Abe £0, desea dar reatimonio del acto de presencia yencontea en fst ato a su modeo~ tal exo lo dese el todo, puesto au, fm ete preciso momento, et dibwiand yesulpiendo es dee, fd ocupandose de una obra, ent fabricando solo wna Obes eeane {2Y no encera esta comprobacin una razén mis ~y may fuerte para no confessrse mismo lo que un desea? Con. Sesrslo implica que uno comprende sue amibéney, tl vee sobre tose denn ot soe, uno al er dar peo u [No auto conch de ene modo; sn embargo, no dé que GGiacomett,privado desde tur aos motos dal pods, que ton {0% ottos tienen de sola momenton de presencia pars sf misma 3 Se prec anc el undo scone dee vie at de hecho, no dre que solo ha qocrido creer ue, en sa Ioan lisgaria hasta el ser del oro, mediante supucstonencuenttos directos, salvaguardando sn enbarg el propio desconocimieno ‘que nos permite Ia obra y acccemtandlo erty de exponcton ch Exposiidn, a menudo retrowpectiva, como oi deseaa,tmbign ¥ sobre todo, aprovecharse de enc ser sin embargo fticlo de {sta presencia ilusoria en el porvenit~ que ese trabajo den Stata coando la memoria loacope No, nolo dir; observaés mas bien, que este acto de par- spin a presencia el oi se ncnason el qe Ge comet huird, pues en el efugio del arte tanio como pre tende acercarse él en este mismo refugiony este acto en de Stalguer modo, imposiie. Por my grande que sea la ap Sud de una companion, ta sigue lend un note del ser uc habia imitado por sus mismas palabras a una idea tan solo, de lo que cl otro es, aslo una fepresemtacin, pero tambien de st mismo. Aunque ere prstonero del lnguajese consage + dos leprosos durante toda mu vida, sept steno un Jo due Se aprehende como tal, con dsranciamantos que bolo captacd retazos del préjimo y que sdle le podra prestan debid a sus propias palabras, iresuctibles, una atencidn indirecta. Antes Ge que naciera el arte, el signa ha destruido la presencia, con ‘irtcndola pata nosovros en tan sélo un pensamiento, ymo en tuna experiencia plena El signo es lo que nos clausura, La culpa de que Giacometti no hubiera micado a los ojos a Van M., aguel dia Iejano, no la tiene el hecho de que estaviera leyendo un libro, sino el hecho {de que el bro, el acontecimiento del libro, la existencia de la Clausura de los signos, preexistis ~y en todos los niveles de li vidas. Y puesto que as x, una nucva interpretacion de Ia obra del destino de Giacomett ke nox aparece Paes, supongamos ahora que Este no ha ignorado que no hacia In “cota verdadera”, supongamos que ha consentido en Saber que, al hacer la obra, permaneciendo en wn plano en el {Gue acumulaba un bien que seria sayo, ha fallado la ocasién dde salir de si mismo, del yo, de Ia representacion ~de la nada {que antafo le habla sido propuesta, pues bien, es preciso que tdmitarnos que, en ese caso y al falesr ana fe, al falta la cre {Encia en un dios salvador, cambicn él tenia que haberse perea- tado de que esta taicién es, somo scabo de decieo, inevitable, inherente al ser parlante, y tendria que haberse resignado a ello, legando incluso a perdonarse. Mientras que, no autorizarse a saber exiles la apuesta verdadera de la busqueda, conservando- Se de eate modo apto para el arte, pero con el fervor de extrane 2a que uno siente y la inquietud que lo inaccesible suscita, implica preservar, reciprocamente, una expecie de misteriosa tsperanza que nos permite no resignamons ¥ de este modo Segui nos pensando que mafana, tal vez 0, por qué no, dentro de {nos instantes, cuando asestemos el proximo burilazo contea tl yeso o la prdxima pincelada por el lienzo, se nos va 3 abrie ‘ona fala frente a lo imposible: y, en consecuencia, seguimos muy cerea, a pesar de todo, de ese deseo de wn plus para nues tia vista ~algea le que la mimesis se niega-- Al no saber “lo que desea ver", al na nambrar con tus palabras la presen Sha que se 7afa en la obea, Giacomers permanece misezrea del fran objeto que si lo hubiera circunscrito con el intelecto, nom brindoloy y en exe mismo espacio en el que la vision absoluca no puede surgis de un retrato, Giacomett elabora el resorte de toda la cadena de sus bustosy de sus pintuas, gracias al ee fia que cl asombro, la impaciencia ¥ In deseoperaclon le com Treen: forma en hueco, en ta figura asente pata siempre: de ta paricipactén imposible Este es el sentido, en definitiva, de toda la vida de Giaco mets un aplaramien Gl saber paca mis tarde sin embar fo, una hides, um arte yun deagasre del yo dos contatios ‘vidos en un mismo gestoquey al ser de cee modo szombro, Sngustiayesperanea desespeada, permanecen aun uy cerca da intanc primero, agul en clue we now ofecs 9 tevls como imposible a experiencia de una precrcia. El trabajo de Giaco- met no ha desechado la represcnnacion ee cestionamienro dea afueras del ser institute por el lenguaes per sil nan dena manera ten constants tan proton, que ningun nee ion explcitae incluso sineta, puede ser mayor mas efca hay algo mi ll del are que vale mas ued, aunque luca testimonio no sabe lo qu el eabe cio lean pincores dela Edad Media que tambign intentaban ehicontat dos ojos abertos de paren pas aguantando su mirada a eaves dela red de signos por culpa de los cuales todo ser que habla $e veemparedaco et medio de ss mit, Peto we pueepensat nel que un signo ae ha converido en presencia mediante la do a conciensia de fo Imposbl, que el mulageo puede revocas me persuado, al final de mis abservactonen de que los verde Aeros familiares del nutor de oe bustow de Elie Lote, sus bras kimas, en um mornento mas antiguo de este mismo Occider trstnteracioaalidad gregny latina, bastante sei dl Fac como para vvi aiden de la Gracia milagrosa sa come ‘Scindalo pata el ntelecto, lo que le lvaba a un pensar ‘lor quel que poctia tener simple act dee: Cred qua PE r a impossible est, creo porque es imposible, porque es verdade ramence absurdo cree, afitma Tertaliane. No ha dicho “aun ‘que”, apartando asi, con desdén, una necesidad que slo habsia sido para el una apariencia y, de este modo, da testimonio de las leyes: pero siente y nos dice, simple yllanamente, que éstas son demasiado pesadas para ser aceprables, de esta inacepra bilidad nace Is necesidad de ana fe que ninguna revelacin ha sido eapaz de inculear por si sola, en defintivaty este acerca tricnto brutal de dor modos de pensar entra tina ebelion que, unque privada en nuestros dias de cualquier capacidad part Soflar usta liberacion 0, incluso, debido a eso mismo, conserva feracias a su frenesi una cualidad muy peculiar iQuién puede Fesignarse, en efecto, disponiendo de las palabras pars mirar ‘nds ald de las costs, 2 no poner encima de Ia balanza ene set {ue cs capaz de ver en aquellos que lo rodean para eonteapesat toda la masa de la materiat ¢Quign, aunque admita que e impor sible, no conserva en su corazén la necesidad de este absoluto Como si fuera Ia herida cuya desaparicin ~y estamos seguros Se ello~causarfa que nuestra diferencia volviers a abismatse en Ia noche? (Ceeo porque es imposible crer, ha decidido el redloge del Siglo Il Quiero, nos da entender un artista de nuestro tiem o, zepresentar la presencia, darle una figura al insane, aunar fn un gran acto de vida la imagen y el Sen esos dos terminos Incompatible, porque desear esto, descar ver esto, instituye el absurdo gracias al cual, desde el comienzo, somos la human dad, gracias al cual podemos seguir siéndola. Es una gracia que testa palabra insensata,en efecto, haya sido, sino pronunciads, si menos, vivida en un momento, aun de nuestro siglo. Le que no puede fundar sobre cualquier cosa es, en verdad, la unica Piedra sobre Ia que es posible funda, 24 GIACOMETTI: EL PROBLEMA DE LAS DOS EPOCAS UNO DE LOS PROBLEMAS mis desconcertuntes que plantea la ‘obra de Alberto Giacomett es, ciertamente, la extrema dispa ‘dad que se da entre sus dos grandes Epocas. Qué relacion pu de haber entre Bola colgada, de 1930 y lov tettatos exculpidos ‘© pintados de Diego 0 de Annene de los atios cineuenta o sesen ta? Se podria pensar que Giacometti desmiente esa idea tan ‘comin y casi instintiva de que tode gran artista es no, por ene! ma de la diversidad de sus trabajos; y eveo que se hace por ello necesario plantear de forma diceera esta peegunea Sin duda es necesario. ¥, sin embargo, hasta ahora, no se tna dado el caso, sino en muy rara acasiin: Io cual es explica bie, de hecho, por cuanto los crtisam los hissoriadores de una Epoca determinada dela creaciGn artistica, habituados a sus Propios métodos y fieles a sus valores, aceptarian con dificul fad que una de sus manifestaciones mis especificas y sorpren dentes ~concretamente el Giacometti de 1926 a 1934~ fuese ‘objeto de una explicacién que, aunque vida también para el ‘otro pesiodo, bien podeia elativizar el sentido dela primera epoca. Tanto mis cuanto que, en eleaso que nos ocupa, esa pri ‘mera época es Ia que no pone tn cuestiGm al menos en apa riencia, las propuestas y las certezas de la modeenidad més al liso. Antes bien, se reprochara a Giacomettt haber reinterpee tado indebidamente, on sus ercritos y declaraciones de la pos toerea, un momento de sa vida que ya no queria o sabia coo render ‘Buen ejemplo de esa resistencia a la revisin de valores, e incl so de semejante reproche, es el estado de Rosalind Krauss “Gia omer”, publicade en el eatalogo de la ampia exposicion “Fr ‘icivism®, que tavo lugar en Nueva York en 1984, en el que la futons se feliere a "esa reescritura de sus iniciosinaugurada por fl propio artista en el transcurso de los afios cuarenta”. No por esta razén dejan de figurar estas paginas entee las mis notables “las mejor informadas- de cuantas se han escrito sobre Giaco met oes consiguen establocer con pertinencia un excjuema de referencia y de reflexion evidentemente esencial, motivo por el ‘cual no puedo sino detererme en ella en el momento isto en ‘due me dispongo a rebatr algunas de sus conclusiones El prinipal interés del estudio de Rosalind Krause reside en cl hecho de que sustenta su andlisis de Is obras contempora hneas a Bola colgada sobre el pensamiento de Geornes Bataille, ‘uien indudablemente estuvo durante tn Iago tempo en el cen tro.de las preocupaciones de Giacometti, & pesar de que se le haya citado poco en los trabajos sobre este sleimo, tal vez por aque cl escultor nunca lo legé-@ mencionan si bien se referia 2 ‘menudo, por aquellos mismos afios,a Breton yal grupo surrea- lista, Rosalind Krauss confiere, y con ra20n, la mis ale impor rancia a la ateaccion que Bataille ejereid sobre Giacometti y repasa las ideas que este escritor exponia, desde finales de los tos viene, en algunos articulos de sv revisin Doctoments par” Ticularmente en aquél dedicada al arte primicivo- y que babela de desarrollar y precisa, despucs de Is guerra, hacia 1955, en Lascaus 0 ef nacimiento del arte Bataille habia observado Ia oposicién cierramente sor prendente que se da en Lascau, ene la repreventacin de lot Animales, que abunda en la observacidn de sus aspectos -¥ a Ia que no duda en calificar de “navuralista”~y In de los seres hhumanos, esquemstica, pobre. La interpretacién que Baealle propone de esta diferencia, principalmente en el libro, se apo: ya en Ia idea de que el pincor de aguells sociedad que accede 8 Is conciencta de si misma -y que es, en definitiva, l peimer despues del largo perfodo del home faber, simple pro- ‘ctor de inatrumentos~ habia intuido que al introducis en el Pinto ‘mundo la accion razonada, es dein el trabajo, el hombre des ‘uye el orden nacural; de donde se deduce que latarea del arte hhabri de consistir en ayudar a esa humanidad, ya en contlic fo, cecuperar su lugar en lo impersonal lo divino de la natu raleza. Esto es lo que significa 6 prefiguca ya la imagen. Los pincores de Lascaux no harian sino indicar por medio del tra- tamiento rudimentario, se podeia easi decir carieatureseo, sat cistico, de la figura humana, la necesidad de liberarse de la aparente carga de realidad de exa neva cultura del ealeulo, Gel trabajo, lo ual s6lo podré realiearse por medio de un acto de auto-mutilacion. De la alteracién, de le rwina de uno ti mmo, de ese momento de sufrimiento, de horror, renace dialée- ticament, Seguin indica Bataille, el entimiento de lo sagrado. En el éxtasis acrficial el ser hablante puede participae de nue vo de la uridad, de la “soberania” que represensan a su alte dedor los animales que caza, Seré asi hama lidene —de un juego trigico~ antes que homo sapiens, como no obseante se Adecidi llamarle [a pintura ~a juicio de Bataille habria nacido sla vee rechazo del hombre haeia su propia representacion y de un acto de auco-mutilacion, "La representacion representa la altera ida”. Tales Is idea que enuncia =proclama~a partir de 1930, Si bien lo esencial de u pensamiento se centr, a parts de enton” es, en una reflexion sobre la sociedad contempocsnea, Batai lle coneibe todo aquello que ha conformado a la humanidad través de los siglos, y particularmente su historia en Occiden te, como una “ingestion” que la habria privado de ser, y expe za de los mis fuertes de nuestea época, de los hévoes post rletszcheanos, un proceso de “descomposicion y de destruction por medio del cual ess adquisicin ilusoria se veris deshecha, quebradas su volunead de orden y su logics, y teintegrade lo ceadtico en el eorszdn dela conciencia, para uita experiencia de horror, pero tambien de gore en estado puro. De ali que con sidere con simpatia a algunas eivilizaciones del pasado que s¢ fundan, a su parecer, sabre el sacifcia extéico, como la Azte ca, o algunos artistas de nuestra modernidad, por ejemplo Van Gogh, aue se habrian mutilada o que habrian dislocado su arte con el fin de alcanzar un éxtasie semejante, como asi ‘mismo podsia ser el caso de algunos recientes adepros a ana “pincura de la descomposicion”, ¥ tambien, en cierta medida, del propio Picasso. Peto s¢ puede aficmar esto mismo de Giacomerti aun si algunas de sie obras fuecon elegidas por Baealle y Michel Let fis para ilustrar uno de los cuadernos de Documents? Asi lo entiende Rosalind Krauss: segtin la cual las obras de aquella pri mera época eesponden, de diferentes maneras, a Ia poctica ela borada por Bataille, Por un lado, en Bola colgada In conjun sion sugerids, aunque cludida, entre una esfera perforada y un {everno en el interior de una expecie de jaula, remite, 2 Su pare ter, aun juego de metaforas en el que —retomande una ferme In de Roland Barthes- “cada uno de los trminos es siempre el significante de otro termino [.] sin que en ningiin momento se pueda interrampir la cadena lo que uende a deshacer la idea de clasificacion, a desechar la I6gica, a arcuinar el orden pre~ Suntamente natural de las cosas para dar paso al sentimiento

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