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350 EL FIN DE LA CULTURA DE LA VICTORIA tes dircetamente de sus hermanos mayores), sino también entre los pa- dres. El problema era qué iba a ser Joe. Al principio, Hasbro s6lo habia pensado en lanzar al mercado «un regimienso de buenos chicos>s pero, segiin Hl Kirk Bozigian, vicepresidente del juguete para chicos de Has- bro, «el negocio del juguete preguntaba a gritos: pero contra quién lu- char?», Un estudio de Hasbro entre nifios confirm6 que ésts era la cues in primordial. En efecto, lanzar un equipo de figuras de accion a un mundo en el que, como dijo Borigian, ~ y erearon COBRA, una organizacion de tipos supermalos que no vivian en Mosed, sino en Springfield, Estados (los investigadores de Hasbro habjan descubierto que habia ua Spring- field en cada Estado, salvo en Rhode Island, donde tenfa la empresa su sede central)" Pero no dastaba con bandos buenos y malos. Los alfios necesitaban contexto. Habia que escribir una «historia» para estas figuras preplanifi- cadas, eso que la industria del juguete daria en Hamar unos , as imagenes deshumanizadas relativa- sent tas bosepos eel ely ez oie segiin todos los baremos histéricas. Asimis poco palabras a 10 bichos, alimanas, hordas no distinguibles, 0 términos como «gook» deo ii ated oe dranallaciie earache i la poblacion iraqui era la que reflejaba el deseo americano, repe- vane meals (ee seeiaenenl Goll Pert, en cuanto sittacién sustitutiva del Vietnam, nada en la guerra de Iraq era comparable a la del Vietnam. Estados Unidos iba a vengarse del Vietnam combatiendo en un terreno despejado en vez de en ados exhausto por la guerra y no de revolu- . acdos; on ua pais sin aligdos imporantes, sin remor por tanto a verse envuclto en un conlicto con China y la Union Sovietica; y, finalmente, en un pais sin lugar donde refugiarse cuando antes no habia consogvido entrar auncs en los «santuarios» enemigos. a Suess a traves de este nuevo encuentro de la tercera fase (0, me- jor, del Tercer Mundo), esa vii spesaill>i aa resultar invertide punto jor punto, En esta guerrs no habria i tes de la muerte serian las «cifras de armas» (cudntos mi reducir 1AS POSTRIMERIAS (1975-1994) 355 ques o-caftoneras habjan entrado en accién); las tinicas destrucciones serian tic cosas inanimadas (de ahi lis constantes imagenes filmadas de pueates p fulficies volados): ni tampoco habria «bolsas de caeliverese, ptuc no iba fabs eadivercs, En vez de las =flles de ls cinco de la tarde de Suigon, babria conferencias do prensa planctarias preplanificadas, en ver del signe de ls pez sna cinta amarilla: en ver de percurbaciones postraummiticis bor estrés, consejos pretraum: en ver. de «escupir» alos ve desfiles mastodénticos para «darles lz bienvenidan; en ver de una ca helicsptero desde el tejado de [a embajada de Saigon, un helicdptero liberador que se posarta sobre el tejado de lr embas jada kuwait y puntuzndo todo esto, unos vislumbres familiares del anda Je del control, uncs recordatorios constantes de quién era el que tenis realmente las riendas del podec.? Esea fue de nuevo una guerra televsiva, programada para emociones fuertes como una peliculs de Indiana Jones o un pasto por un parque te frico. Pero para devolver al televidente a los triunfales dias de suleana sfancia el gobictno tenia que invert recursos otra reservedon a a pues tra en la creacién gestionada de un relato bélico. 9. La INEA: TERIA ENGOLEADA Desde el principio, la adi Golfo Pérsico como si fueran pu tuacién se descri istracin Bush traté a sus toldados del tenciales desaparecides en combate. Su si- mente reservado aa toma de el presidente) en espera de ser rescatados y un suspirado cegreso répido al americuno solar, Esto ag Ppatridtico de la guecra: la cinta amari © de los ais ochenta habia sido el simbolo de los eautivos americanos en el Libano y otros lugares del Oriente Medio, Aplicada 4 le crisis del Golfo, la cinta amarilla subrayaba la dos Unidos como victimas* Entretento, conforme iba transcurtiendo la empezaron 2 experimentar en casa unos 5 cribieron los medios, tensan bastante pare im» que sus padres esta ion de las tropas de Esta- guerra, los niios pequefios mientos que, segtin los des- je con el «sindrome del Viet- in supuestamente tratando de superar. En el es- cial informativo para nios del sibado por lu mafana, el presentador de 1s ABC Peter Jennings dio la alarma («Todos los nifios de América cata esta mafiana preocupados por la guerras); los periGdicos } revietas Seron articulos llenns de zozobra («1a imaginacién se desata sobre ln gne= fr ); y en la radio, la escuela, los museos infantile ¥ las guarde- tias la preacupacién por la zozobra y los temores de los nifios se convirtie- ron en un tema bélico de primera importancia® Esta avalancha de solicitud para con unos nifios que no se encontraban en el teatro de la guerra fue algo que no tenia precedentes. En efecto, los americanos no habian imaginado nunca antes a sus hijos como posibles sbajas» -e como rchenes de alguna manera~ causadas por el enemigo. Ahora, repentinamente, se imaginabs a los nifios, que durante aiios habizn empuriado espadas liser v agitado brazaletes sonoras que reersaban bido de misiles en trance de ser lanzados o de granadas impactando con la tierra, como unos seres necesitados de rescate psiquico, siendo r0, que la peor amenaza que casi todos ellos experimentaron en aquel peviodo de guerra fue el que sus padres dispusieran del mando a distancia Gel televisor cuando ellos podrian haber estado viendo @ las tortugas ninja enirentindose al malvado Shredder. En los dias que siguieron a los bombardeos de Iraq se movilizo toda jar a los padres y cuidadores, cn un mo adulto, y ofrecer ayuda casi al uaisono, Un buen ejemplo de esto fue «Cémo hablar con wu hijo acerca de la guerras, de /Familia), grupe empress- con sede en Boston que se dedicaba a organizar la atencion al nino. cin o para conver ta en atencién infantil, marcé Ja pasta in~ Con su mimero de teléfono gratuite «para mas inf sar con un reputado expec imaban como rehenes, hako confusién sabre ‘aptarados por los iragufes durante | la celevision iraqut con ty tal aspect), Eran heroes andes por decir unis evanta pulabras? En cuslgu "= prsioneras de guerra results bastanee pantcipiron ea anor cuantordesfilsp fueron sl 3 se hizo ninguna miniserie con ellos, File como si, + vucka a ~dessparscidos en combate: cnau propia, ‘ering Children’ Questions, transcripeion, 26 Id About Wars, Times Herald on Have Big Worries, Newrwech, 26 de :lda Dluesioae Sharapan, «Helping Par ‘Children's Concerns About Wars, Family Com Tigg, The War Bega pa AB 723. ABC News, Was de enero de 1991, pig. 2 Inga Siffre, Record, 25 de enero de (991; «When L 70 de 1991, pig, 40; Fred Roge Teachers, ane Care ‘arvo de ria, Nuevs Yo LAS POSTRIMER(AS (1975-1994) 357 mediacamente: «Este folleto se propone ayudar a los adultos pars entendle c6mo pueden ver la guerra los nifos. También ofrece unas utiles recomen, daciones para aliviar el estrés y los temores que tu hijo, o el nifio que ext tw cuidedo, pueda experimentar a causa de la guerra», aba por supueste que habia que hacer algo y que habia que alentar el activismo adulto den. tuo del hogar o el colegio. Para el nfio «excesivamente prescupada» por l guerra, podia inclaso ser necesaria «la ayuda de un profesional » L0$ nifios carecen de a eapacidad para comprender la guerra que tie- nen los adultos. Suelen ver la guerra a traves de su propio mando, lo que les hace a veces tener miedo de cosas que, en realidad, pueden no ocurrie nunca.» Los nifios pequeiios no pueden captar la «complejidad de la gue. rar porque atin no han desarrollado plenamente su capacidad razonadora, «Sus imdgenes pueden ser estereotipos supersimplificados, como “los bu. nos siempre ganan”.> En tales descripciones se utilizaba la naturalers no desarrollada del nifio para que se entendiera mejor la movilizacion de ayuda por parte de los adultos; en realidad, de esos mismos ad apoltronados delante del televisor, habian visto una predueci6! habia tomado mis que lo que parecia de la cultura infant Los nifios eran incapaces de comprender por que estaba cl esvenario de la guerra... Hasta los de noveno curso tienen miedo a que pueda cacrles una bombs en el patio trasero», En sus mentes, estaban tan «dentro» del Golfo como los soldados, y asi se convirticron e tun segando reemplazo de potenciales desaparecidos en combate drama bélico americano reconstituido. Naturalmente, la tarea primordial de los padres era rescatar al nino y Hlevarlo «a casa», cestableciendo la rut naria «vida familiar». Durante el siempo que durara la guerra, ese hogar iba a ser un centro de cuidsdos especiales, atendido por sensilles padres pediairas que observaban posibles sintomas de perturbacién. («Sus senti mientos pueden manifestarse de otras maneras, como, por ejemplo, con comportamientos excéntricos o teniendo pesadillas, 0 pueden expresarse surilmente... en sus juegos.») El padre terapeuta tenia que estar atento para deseubrir perturbaciones originadas pos la guerra incluso en nifios que pa- recian «no mostrar ningtin interés por Is guerra. Por doquier se instaba « los adultos a «ayudar» a los nifios a que ace- Ieraran el final de la guerra con un «papel activo». «Aunque los nifios de- ben saber que no les compete 2 ellos concluir la guerra, pueden sentirse mejor sabiendo que al menos pueden desempefiar un papel activo en el es- fuerzo belico.» Podian expresar sus sentimientos en cartas dirigidas al pre~ sidente y a sus representantes en el Congreso, o «si tu familia conoce a al- guien que esté en el Golfo o quieza “adopter” a un soldado, tu enyiarle dibujos, relatos, fotos 0 casetes>. En otro curioso folleto, del Ple ase Touch Muscum (Museo Por Favor Tocar) de Filade'fia, titulado a ina clase escolar tras represar de la guerra), los dos grupos de «cha- vales> americanos quedaron unidos como reciprocas victimas de guerra." Sin embargo, si se sustituia al padre (amiericano) y al nfo (american en tales documentos por el padre (iraqut) y el nile (iraqus), saltaba a ls vista su naturaleza extrana y narcisisca, pues, detrs de este derroche de preocupacién por ~y consejos pars cuidar al nifio americano, amenazado por la guerra, se esconclis a ohsesion por el Vietnam, el afan por horrar de Ja memoria una epoca en que las imagenes de nifios viewnamitas desolados 4 causa de actos americanos parecieron atormentar Ia conciencia amert ana, Ahora, al modo exagerado de la épaca, en cada pantalla, en cada me- dio, ls imfgenes eran pattimonio de nuestros nifios, de nuevo bajo nues- wo cuidado, Al igual que en Le guerra de lus galaxias, también en el mando real nosotros volviamos.a desempenar todos los papeles. Los pape- les de heroes, de victimas y hasta de activistas quedaban copados por —no contra- Estados Unidos, y el escenario bisico del nifo en peligro volvis a ‘manos americans. 10, PRODUCIENDO LA GUERRA 4 versidn de la caltura de Ia victoria, los militares pasaron tiempo planificando al control de !a pantalle como en el campo de batalla, y la neutralizacién de unos medios potencialmente adversos se ‘convirtia en tarea Si echamnos una ojeada a las conferencias de rensa ¥ partes tel constatamos cma los portavoces mi civiles se dir rhe Second World ress, 1993, LAS POSTRIMERIAS (1975-1994) 359) escuido a los reporters, que s¢ empujaban de manera poco ceremonioss para hacer preguntas. Estos eventos televisados tornaron explicita y visual Ia postergacién del reporrero en sti labor de llevar las noticias de la guerra hasta el publico, Segan un reportero del Washingcon Post los periodistas, 2 diferencia de sus informadores militares, parecfan «tontos, amantes de aditas y egélatras... una panda de clase media-alta quejica y farisaica que se peleaban por cualquier migaja de fama que pudiers cacr entre sus ma. nas», Las ruedas de prensa, comenté el portavox teniente general Thomas Kelly, cran «el momento mds importante de toda la operacién porque, por primera ver,..,el pueblo americano recibia informacion del gobierno, y ne dela prensa». La valoracién de le guerra del Golfo por los militares como un aconte- cimiento mediitico quedé perfectamente resumida en la siguiente frase de Barry Zorthian, portavoz en jefe de asuntos puiblicos del Pentagono de Ia era del Vietnam: «Ha perdido la prensa», segain dijo ante el National Press Club (Club Nacional de la Prensa) cuando Ia guerra estaba terminando. Valoracin compartida por la mayor parte de los periodistas, redactores jefe y ejecutivos de los medios, asi como por los eriticas de la guerta y los istintos medios de comunicacion. La planificacién del gobierno para con- trolar los medios, que llevaba muchos aios en gestacic: militar entre el periodista y 1a «accion bélica», asi como periodista y e! periddieo o ol noticiario. Como dijo el reporcero del New York Times Malcolm W. Browne, el sistema de gabinete de prensa creado por los militares convertia bisicameate al periodista en «un empleado no pagado del deparamento de Defensa, en cuyo nombre él o ella preparaba las noticias de lz guerra para el mundo exterior». Los reporterds en su conjunto achscaron la dervota pe censura y se pusieron a sofar con javentos tecn cosas en el futuro. Las organizaciones de not non, del New York Times, estin planeindo mubrepticismente una teenologis que higa po: de costs. Nos lian dicho que en los prdvimos dos anos podeems dis dono via satélice que cabra en un maletin peg mo campo de bat samente... Creo que tendzemos una guerra me= primers Under Fire pegs 15: lies Magazine, sde matzo de 27. Carolyn Wakeman, comp. 360, EL FIN DE LA CULTURA DE LA VICTORIA embargo, quienes pretendieron que los medios habian perdido la guerra del Golfo que la consura, las gabinetes de prensa y el sinfin de ge- rentes militares habian representado un triunfo épico del gobierno sobre la lependencia informativs—demostcaron adolever de cierta miopia medié- tica, Si los militares estaban empefiados en restaurar un relato bélico na- cional, en parte relegando a un segundo plano a los medios, habia también otra fuerza poderosa que actuzba otro tipo de relato ix mente, y Gata no era tra que los propios medins. Lo que vieron los americanos con motivo del bombardeo televisado de Bagdad el 19 de enero de 1991 fue el naci- mienco de un nuevo proceso de coproduccién que se habria podido llamar «la television total». La guerra del Golfo fue la protoproduccion del nuevo merado medidtico, para el que la guerra habia resultado prome:e dors precisamente porque las fronteras entre la accién militar y el aconte- cimiento medistico se habyan resquebrajado de tal manera que la planifica- ia militar podia considerarse una realidad medistics. Latelevisién tozal no tenia antecedentes ni en el tradicional reportaje b 2 mitologia de la guerra nacio: guerra del Vietnam, ls cual, dada su incapacided para seguir una progeama- sida precisa o para lograr los deseados cierres de emision, dificilmente po- dia haber sido la primera guecra televisada de América. La television total ié, maz bien, en ciertos momentos mesméricos en los que toda la na- cioa parecia estar movilizada en el sofi para ver las mismas imagenes en todas las cadenas. Tales momentos, que habian empezado con la crisis de los rehenes de rin en 1979, tenian generalmente el tema de Amériea o de americanos mantenidos rehenes: la manera més humillante habfa tenido lugar en Iran; la mis trigica en Varios secuestros aéccos y asesiastos por te- sroristas; a més patética en el desastre del transhordader espacial Challen- ger dela NASA. en el que la vida de una maestra habia sido rehén del fea- caso de la tecnologia estadounidense; la més absurda en el drama de una nina rehen de los elementos tras caerse en un pozo de Texas, y la mas triunfal en las imagenes de estudiantes americanos besando el suelo ameri- cana teas ser erescatados» de la isla de Granada. Desde el punto de vista de los medios de comunicacién, la mayor parte de estos acontecimientos fucroa, por fortuna, bastante limitados: un avién. secuestrado en la pista de aterrizaje de un seropuerto, una embajada ro- deada de una muchedumbre, las imagenes filmadas de una explosicn pasa- das cientos de veces -todas rodeadas de las eabezas de los presentadores- 0 ultra pequefia en tn lugar remoto con escaso material filmado sumi- isuado por el gobierno. La creaciGn de escenarios mas extensos habria resultado ruinosa econémicamente hablando sin ayuda externa. Hasta a Cable News Network (Red de Noticias por Cable) de Ted ‘Turner, mon- tada pera acontecimientos medisticos de 24 horas al dia, se habria sentido rncieramente asfixiada de haber contada solamente con sus propios me- dios, No bastaba con movilizar a una audieneia; se necesitaban nuevas for- mas de patraciaio. LAS POSTRIMERIAS (1975-1994) 361 En este punto conviene recordar el contexto empresarial que rodes all television total al estilo de la guerra del Golfo, Durante los ochenta, givan. tes mediiéticos como la ‘Time-Warner y la New Corporation de Ruper Murdoch vivieron un proceso de fusiéa, y bajo sus paraguas se unieror distintas formas medidticas, que formaron sendas corporaciones de televi tico. Sin embargo, para po- «todas estas entidades habia que incurrir en deudas de miles de millones de dolares, El peso de esta deuda -y el mercado publicitatio en quicbra de finales de década~ dicron origen 4 fuertes presiones para redu- cir el tamafo de estos holdings mastodénticos. Se necesitaban método: como reduccién de plantilla y abaratamiento de la produccion para hacer- las financieramente digeribles a log ansiosos propietarias (0 a los compradores potenciales). General Electric, Capital Cities y la operacién dela Tisch Family, que habfan acabado controlando la NBC, la ABG y I CBS respectivamente, también tuvieron que enfrentarse a un asalto de su piiblica y sus empresas anunciadoras por parte de la relevisicn por cable y a nueva cadena Fox, de Murdoch, A su vez, la répida er de las cadenas nacionales a finales de los ochenta condujo a los gestores de dinero a arrumbar agencias de novices presigioas pero a menudo po lucrativas. Si la guerra del Golfo Pérsico revelé 1a capacidad de los medios par: ‘montar operaciones técnicas 2 una escala sin pzr, tambien puso de ma fiesto la necesidad de estos gigantes mediticos eon dificuleades financi (y de sus competidores advenedizas) de buscarse un patrocinio 3 veles inimaginables hasta la fecha. Esto fue lo que pareci6 ofrecer la admi nistracién Bush: una empresa de produccién forinea capaz de organiza tun acontecimiento bien producido y subvencionado que pudiera llegar 2 vedo ol pblico americaro (95 cada vex ms al de todo el planeta) a un coste de reb: i programa de preproduce de unos cuantos fiascos), la produccidn, Iz guerra del Golfo, exig intensa colaboracién meditica militar a escala planetaria, Durante todo el porados: las numerosas variaciones sobre el «conflicto del G cosquilleaban al espectador con un posible estreno en enero las pants Ilas de «multiplejos» domésticos de todo el pais. Tenia sus rutilantes grifi- 0s estilo La guerra de las galaxias, su banda sonors, sus logotipos ¥ sus momentos especialmente sensacionalistas (Fuegos arvficiales a lo Disney sobre Bagdad). Como especticulo, estaba programada para emaciones sustos y relajamientos controlados desde su espectzcular inicio «luz v so- nidos con guia de léser hasta su triunfante final coa helicéptero posin- dose sobre Ia embajada de Estados Unidos en Kuwait Pero para que tuviera éxito come coproduccién, el Pentgpno & ‘que ofrecer 3 las eadenas de televisién cinco cosas. La primera era 0 362 IN DE LA CULTURA DE LA VICTORIA rivamente limitada 1 equipo financiero nanciacién basada en una contribucién financiera por parte de las propias cadenas. Esto lo coasigui del departamento de Estado y del Pentagono, que encont6 inversion ex- 1a como podria haberlo hecho un equipo de produceién de Holly woneses, alemanes, saudies, etcétera, 50,000 millones de delires por «derechos extranjeros», dinero que asegur6 un punto de in- diferencia de la empresa por el lado del gobierno easi antes de que fuer activado el primer misil. Las segunda era ls capacidad para organizar siste~ mas deapoy lo large y ancho de un vasto tea ? a tercera, un preeditado corpus de imagenes filmadas disponible en todos los canales; cuarta, el control del acceso al puesto de produ indo asila eventual ‘entre los cansles y, con- siguientemente, los castes de los imas cosas suelen ratio y cierze de emisién, debido en parte al deseo post-Vietnam de erear tercermundista en el que un maximo de armas yun , 0 mejors, toda una nueva serie de armas «intel sgentese (y nc tan inteligentes pero sumamente destruetivas) para compl ante arsenal de la época de la guerra del Vietnam. Como resultado do ello, la super je Estados Unidos en 10 posibl ima eseala y con un oj Br Asi poet lo que cl presidente Bush promead ala naconcy 914 empresa mediatica~ fve una guerra que se pudiera programar, promesa que fue in- corporada no s6lo ala iacdores dela guera,€ ders Casa Blanca, Bush, Quayle, Scowcroft y Sununu se reunian ea el pequedo estudio privado anejo al Despacho Oval pars ver la televisis bombardeos come musica de fondo Feporteros que todavie peraban en sus hoteles de Bagdad, Bush, vi Ee eee ea aye sanders Ifo fue tz gran presién para su mada en esta forma logotipada: -La guerra Golfo, ¢ suve7 producto de la crisis de los rehenes de Iran). Ofre- cida 24 horas al dia, podfa parecer en un periquete que una «guerra» que de vids tenia semanae o meses conforme los especta- dores iban abandonando sus tareas cotidianas (y la programacion dizria de la television) para consumir vastas dosis de un programa exclusive. Como la produccin del ia posibilidad (muy te- n su dia) de recrear un «Vietna EAS FOSTRIMERIAS (1975-1994) 363 cha en este 10 por su final, o por la falea del mismo, lo que prest® a dicha produceién gran parte de su tensidn y de su poder de atraccién, En todos los implicados ~directivos de la telev doras, programadores, miembros del gobiern pectadores~ se notd un gran deseo de obtener garantias de una rapids suelta a la notmalidad, Ie cual habia parecida inminente desde los p: ros momentos de la guerra. Un rasgo curiosa de la guerra fue ba frecuencia, son la que sc decia a los televidentes que ésta se estaba desarrollando «se- gsin los plazos previstos». En casi todas las ruedas de prensa militares tcle- visadas se repetia la misma cantinela, y los plazos previstos a los que se re forian eran, por supuesto, los de la televis En el pasado, los gobiernos habian conseguido a menudo controlar ¢ seguimiento informative de la guerra, mientras que los generales se dedica- ban a pulir su imagen ante la prensa o-como Omar Bradley » Douglas MacArthur~ delegaban este cometido a su equipo de relaciones publicas Pero nunca antes habian comparecido ante el puiblice los generales y los planificadores de le guerra como si fueran aciores, apoyados por todos los medios de que podia disponer un «estudio» y decididos a crear una «pro gramacién» que pudiera llenar las veinticuatro horas del dia mientras durara la guerra, Detras de las miltiples ruedas de prensa diarias o d distintos actores ~cada cual con stis cotrespondientes trajes de camulflaje, manejando las argucias de la telenovela y frases despectivas, dando Ii im- de ua general victorioso 0 un portavoz del ejgrcito que controlaba Ia situacidn— se escondis rod una red planetaria de g espec tas en maquillaj, asesores de moda, disenadores graficos, jefes de praduic- cidn, editores de metraje (saz tase), y hasta una version ny empresas anuncia- eporteros, soldados y es aceptabilidad de la emi- si6n, Los gestores militares tomaban decisiones ~como negarse a dar el visto bueno para la pul del hecho de que pilozos de ran peliculas pomogréficas antes de partir en mision~ que re pricticas de censura previa en tclevisic No tiene nada de sorprendente que aproximadamente mil seiscientos reporteros, en su mayor parie acampados en halls de hoteles bigh-tech y centros de prensa improvisados en Dhahran y Riad, Arabia Saudf, que se~ guian la guerra por television igual que los telespectadores de Unidos, vieran atisbos de censura en el papel medistico de los militar Pero sdlo Ia preedicin por parte de los militares de prict agencrales y publiistas de la Sezarla Ge Nueva Yorke Oxford University Press, 198, pigs. 160 Casualiy, Nueva York: Harcourt bruce Jovanovich 1975, pas cic militares, véase «Spin Control Through Censorship: The Pentagon Ma- LA, 29S. msapende 1091, pag 15 Sod EL HIN DE LA CULTURA DE LA VICTORIA Jos aspectos de Ia guerra hizo de la televisidn total un éxivo de audicncia wisivo durante seis semanas. De ahi que, pese 2 la desaz6n de algunas periodistas in site, las cadenas de television no pusieran légicamente ni agin reparo importante a los mecanismos de censura y control de la admi nistracién Bush, que actuaban en ultima instancia también para su interés. Asi, ninguna empresa mediatica famosa se unié a publicaciones como Na- tion o Village Voice, de Nueva York, ni 2 algunos periadistas aislados, como Sydney Schanberg, de Newsday, que deaunciaran ante los tribunales la politica censora del Peniégono.’ La produccidn del Golfo lanz6 una forma nueva, ¢ importante, de pu- blicidad, que duraba lo que dura un programa, parecida a la de las empre- sas jugueteras de Ia décade anterior, que habian convertido los programas de dibujos animados en catélogos animados de juguetes. Fue como si toda Ja era post-Vietnam se hubicra construido pensando en este anuncio de cuarenta y tres dias de duracién, decidida a vender a los mercados internos y-externos el tema de la renovacion de las cualidades americanas asi como 1 de los sistemas de armas especificos que estaban renoyando dichas cuali- dades. En este sentido, la guerra del Golfo fue la respuesta a los desafios economicos japoneses y europeos en cuanto que hizo especial hincapié en los aspectos punteros de las dos exportaciones mis importantes del pai armamento y el entrete Pero lo que tornaba tinico este anuncio que duraba lo que dura un pro- gtama era su longitud y el hecho de que su novedad y estilo distintivo cuestionara inesperadamente la naturaleza de la publicidad normal tele siva. Si ésre era el Anuncio, equé eran entonces los demés? Aunque la CNN, concebida para la televisisn total, experiments un incremento en los ingresos por publicidad durante la guerrs, no ocurrié lo mismo, ni miu- cho menos, con las demés cadenas. Las empresas anunciadoras no CNN. ro estaban nada seguras de emo iban a coexistir sus anuncios con la . Desde los «gerentes» de categorias inieriores hasta los propios generales, a muchos les movia un poderoso deseo de «derzotar» a los medios de una vez por todas. ¥ 2 los medios, retrasaron de ma~ sera importante la produccion de > como espectéculo visual, aun cuando habia pocas pruebas de que tales reporteros, liberados de las impe- siciones militares, hubicran producido algo que no fueran imagenes y noti- levisisn, ign.” ‘Ademis, Ia incapacidad para controlar a todos les participantes en la guerra result ser un obsticulo para finalizar con éxito le misma, cosa que los planificadores habian dado por descontada. Asi, por ejemplo, la cam- pala terrestre {ue caidadosamente programada en «cien horas». Esta cifra venia justificada, en términos de la guerra del Vietnam, por el deseo de no Censorship and Propped in the Gulf War, American Generals Reflect om Vienara, e@. seayuds y alent alos ra fue mis afasiva y len, yen od 366 EL FIN DE LA CULTURA DE LA VICTORIA ‘verse «pillados> en un eventual «atolladeros iraqui, Este punto de -bo- sarzkopf, fue esco- ron y cuenta nueva», como ha escrito el general S gido por los jerareas de la administracion, que «sal abordar un acontecimiento historico». Sin embargo, el final ofi guerra como produccién medi de Saddam Hus- sein ni de los rebeldes shiz del los rebeldes kurdos del de refugiados kurdos sundaron los medios, obligando a la administracién « medio ccinaugurat la guerra* ‘De manera parecida, desde el lado iraqui, inesperadas imagenes filma- das de heridos, muerios y civiles desoladoe en el relugio publica 25 de Bagdad, donde un misil de Estados Unidos carboniz6 a mas de trescientas personas, lograron colarse en una produccion que estaba planifivada para tuna vision de muertes en serie, no de derramamiento de sangre humana. En reaccién a estas imagenes y a los reportajes enviados desde 1a capital iraqui por Peter Amert, de empo el panico provocado en los militares por esta: das. Sin embargo, el intento por ahogar cualquier des capacidad de contencién de Ia produccién del Golie como narrativa El equipo de produccién del ejercito habia asui ¥y mostrar el aleance de los disparos que iban a constiwir la realidad tele sada de lz guerra, pero lo que suministré, a veces a regafadientes, fue en su mayor parte unos videos borrosos de misiles y bornbas que destruian ab- jetivos ino humanos), secuencias alegres de guerrcros high-tech haciendo fotos de aviones despegando y aterrizando o de magnificas mi- cas lanzando proyectiles sobre magnificos cielos desérticos, y acceso a espectaculares fuegos artficiales de Patriots-saludando-a-los ‘yos-Seuds. Aunque no habia ni punto de comparacion con los bloqueos informativos de Granada y Panamé, esto seguia siendo un material visual- mente magro, No habia manera de relacionar estas secuencias aisladas con ‘una narrativa, aunque fuere sOlo fugaz, dela guerra Estas imagenes a cuentagotas obligaron a las disti ira repeticiones de lo mismo oa primeros planos de los presentadores. ‘Sin duda, expertos militares como Anthony Cordesman, de la ABC. 0 Mi- chael Dugan, general de Ia fuerza aérea en retiro forzoso, de la CBS, esta ban destinados a ser los comentadores de color de «La G unes por la Noche», pero, en su caso, parecfan atrapados en un eterno interlu- dio sin ningtin juego al que jugar. Aunque el programa de cada dia aparecia acompanado de material de logotipo y miisica temitica cada vez mis des- lumbrantes, y se invitaba alos espectadores « hacer una brecha en las ver~ siones recreadas por ordenador del (en gran parte imaginario) «Muro de Saddame, al final a'no se vefs ninguna guerra, A excepcion de las repeti- al igual que en la Casa Blanca, el Pentagono y los hogares. Por ejemplo, las cdmaras que captaban imfgenes nocturnas de los helieépteros de ataque Apache AH.-64, oftecieron mate- impotentes en trance de ser or atacantes no visibles. «Los soldados iraqules pare- cian corderos fantasmales sacados de un redil: aturdidos y aterrorizados, como despertados bruscamente, abandonaban sus biinkers bajo un fuego infernal>, escribié John Balzar, de Los Augeles Times, que vio la pelicula ales del 18° cuerpo aéren en wna tienda de seguimiento de la guerra ene frontera saudi. «Hasta los mis endurecidos de los soldados estadouni- dences contenian la respiracisn mientras los soldados iraquies, fortackones como jugadores de rugby en la pantalla de televisidn, corrian sin saber donde esconderse. Estos no son puentes ni hangares. Son personas.» Pero los militares nunca dieron a conocer ptlicamente estos trozos de cinta de- sechados, més propios de un relato de terror que de un relato i Esta guerra para restablecer Ia guerra al estilo americano se ¥ como acontecimiento triunfante antes incluso de que las jaran de ondear, Aunque la intervenci6n en el extranjero siguié siendo una opcida siempre ala mano, el proceso iniviado en 1945 habia tocade ahora a su fin. El enemigo, ese constructo que tenia trescientos afios de vida, se ha- bia evaporado. Una curiosa fotogratia del final de la guerra en Netwsélay,ti- tulada den: sren Wakeman, Mrdia.end the Gul, pig 74 36, +Heroes at Worker, Newsday, sees sobre un desfle especial, 10 de pig. 12. det TAS POSTRIMERIAS (1975-1994) 369 1 afloré a los labios del presidente. Teas exclamar jubilosamente en marzo «Gracias a Dios que hemos desterrado el sindrome del Vietnam de tuna vez por todas» poco después de decretarse el alto el fuego, en mayo Ge- orge Bush se sarprendié hablando con sus consejeros sobre un posible «ato- ladero» en el norte de Iraq, +La semana pasada, varios politicos importantes empezaron a aplicar la que llamaron “la palabra que empieza por AY. al problema que estaba presentandose en la zona que discurre a lo largo de la frontera de Iraq con Turqufa.» Pero ni las palabras truncedas ni una de futuras entidades mediaticas, atin més interna- jar ensayo pblicado hats I fecha so shuld Rejects U.N. Police Force to Pro 370 BL FIN DE VA CULTURA DE TA VICTORIA cionales, y nadie puede adivinar en la actualidad qué forma ieén a adoptar tales especticulos: si el centro de la pantalla lo ccuparé la masacre o algun deporte mis ameno,* 1, La ENESIMA VENDA DEL SOLDADO Joe El mundo de los negocios ha dejado bien claro que puede seguir ade- lante y prosperar sin una narrativa de éxito nacional. Tiene otros cuentas jue contar. Al igual que las industrias del cine y de la musica, la indusuia Ui reece eda eu Cetde cescuape cues canti ceed mis alli de todas las fronteras. Es probable que ios cuentos de batallas samerivanas» del futuro, al igual que las empresas med nase que los pramueve turas en un ave cho de que, ys en los ochenta, empezaran a pedir prestados al Japon tomas, disefios grificos y estilos de animacion Por supuest, es poco probable que la culture comercial rechuce eu i ea la gente pars ver y compras, ya sea nacio: © no, Sin embargo, parece zanjada la cuestidn desi un resucitado relat lico podrfa reanclar la cultura dela victoria en la concicncia americans (y, cosa mis diffeil ain, vender productos importantes), no porque sus ele- mentos, que echan sus rafces en nuestra historia, hayan dejado de existir, sino porque se ha revelado imposible hacer olvidar el cuarto de que se ha producido esa disolucion del relato, Su «inocencia» delimitada y triunfante no se puede y al «Gran Oso», dos miembros de la «Guardia Sovietica de Octubre», y habia pasado por una fase de sguerrero cvologistar e impedido sel ateque hasta la fecha mas sinicstro de COBRA: Ia destruccién del frigil sistema ecoldgico de la Tierra». Boai- sian se estaba preparando ahora para enviar un nuevo destacamento a la televisién, a los comics y a las tiendas de juguctes contra ua enésimo ene migo. Su Unidad Antidroga estaba incluso proyectando una breve alianza con el mismfsimo mal ~COBRA~ con el fin de que ambos pudieran tear sus expertes conocimientos en la droga mortal, lord Headman (Caci- que) y sus Headhunters (Cazadores de cabezas), en una batalla sin cuartel para hacerse con «la calle principal de Estados Unidos». Bozigian me estzba describiendo los nuevas «rasgos juguetisticos» de Joe, miniefectos especiales, mientras detris de nosotros un pres con atuendo Ninja completamente negro, rematado con unos cuchillos y espadas de plistico mostraba tno de estos ingenios a unos vendedares de juguetes de traje negro: «una especial y destellante arma de combate que produce una explosisn de luz cuando se arrojz». En una rotonda proxima, un presentador disfrazado de Joe anunciaba a voces wn campo de tiro pars «el terrible cuartel general del soldado Joe», con sus «l: va dos con zesorte posicionables»... ;Posee un reflector que funcional Cinco sonidos de batalla y toda una serie de explosiones activadas cuando se de- tba laroieer Altec una exploi6n pita ), primorosamente expuestos en estas galas, llamé mi atencion la «Fuerza Ninja», seis «maestros del combate mano a mano», tres buenos y tres malos, cada cual con sus «componentes de artes marcia. les activables con resorte». Sin embargo, sus nombres, colores fluorescen- tes, armamento y diser fan al lego en Ia materia nin- guna clave para distinguir a los Joes de los COBRA, « los buenos del enemigo, a «nosotros» del otro inhumano. Joc, superviviente a estas alturas de su pro ie a asada as efectos especiales consiguieron durante un tiempo disfrazar la perdida de una cultura vencedora, Sigue siendo ian «verdadero héroe americano™ para una generacidn de nifos para quienes el enemigo, horrible pera mal deti- ido, ronda por nuestro entorno, ammenazando nosotros, En un mundo sin ~y mas alli del- relato bélico sigue habiendo indudablemente mas reinos secretos escalofriantes, desesperanzados pero apasionaates, terrorificos pero magnéticos en los que perderse, pucs todos nosotros vivimos en las postrimerias, y ni Joe ni nosotros conacemos Ia senda que nos pueda sacar de estas ruins. fallecimiento, ha sido ala Indice analitico y de nombres ABC, 188, 190,240,241, 356, 361,365,307 ‘Acvordos do Pio de Pars, 214,321,322, 331 Cectral de Itelizencia (CIA) Véate CTA Anew, Spiro, 263 Air Power (Fuerza Acree) (documenta tele- ‘Aluman, Robert 300,328 “Amanecer rojo peicla ‘American Bandind (Quiosco Tsigustrics American). Ameren Pyeheputbgea Asositn (Aso ‘dacisn Ps nstcan Seer Company enya 2 238,

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